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Congregando a millones de fieles y concentrando una amplia gama de países y estados bajo
los dogmas del Corán, el islam es una de las principales religiones monoteístas presentes en el
mundo con un total aproximado de 1.900 millones de creyentes. Con una cifra tan elevada de
adeptos y con más de 13 siglos de existencia, podría suponerse que la posición geopolítica de la
comunidad islámica goza de una gran estabilidad; más aún si se tiene en cuenta la gran diversidad
de etnias de los musulmanes apostados por todo el globo. Sin embargo, diversos conflictos a lo
largo de la historia nos muestran que aquella unidad no es más que un imaginario profundamente
fragmentado por diferencias inconciliables, las que nacen de la multiplicidad de interpretaciones de
los fundamentos islámicos y sus figuras más importantes, incluido su libro sagrado, el Corán.
El presente ensayo busca indagar en los orígenes del islam y sus diversas ramas para
encontrar el motivo basal de los conflictos que desde el siglo VII hasta hoy han librado los unos
contra otros. Además, profundiza en los fundamentos claves y pilares esenciales de la religión para
comprender cómo sus diversas interpretaciones marcan diferencias irreparables que imposibilitan el
acuerdo y el entendimiento mutuo, para luego abocarnos en las tensiones territoriales y amplios
conflictos que marcan no sólo la historia, sino que la ideología y la propia vida de los musulmanes,
razones por las que una unificación islámica se vuelve cada vez más lejana.
El islam y su predicación inician en 611 d.C con el profeta Mahoma, a partir de las
revelaciones de Alá que permitieron articular un sistema de creencias escritas en el Corán y los
Hadits. Esta ley revelada directamente por Alá comprende una serie de reglas (fundamentalismo)
que norman la vida personal cotidiana, conocidas como los cinco pilares que sustentan el
islamismo. Tras el rechazo de la prédica de las enseñanzas de Mahoma en 622 d.C, la hégira o
huida de La Meca a Medina marca el inicio del calendario musulmán y se considera el inicio de esta
religión. Será la muerte de Mahoma (632 d.C) y la ausencia de un heredero hombre que le sucediera
el acontecimiento angular que marcará las disputas entre sus adeptos por la sucesión del califato y la
división interna, separándose en las principales corrientes de la actualidad: los suníes y los chiíes.
Tras la muerte de Mahoma el profeta no tuvo hijos varones que sucedieran el liderato, y con
la controversia del número de hijas legítimas reconocidas por sus seguidores, donde algunos
aceptaban a cuatro y otros sólo a Fatimah como única hija, Ali Ibn Abi Talib, primo y yerno de
Mahoma por ser esposo de su hija Fatimah, asomaba como el sucesor natural reconocido para una
Catalina Uriarte Castro
de las facciones. En cambio, otros preferían que la sucesión se resolviera a través de las leyes de la
“Sunna”. Ali ibn Abi Talib fue el califa que asumió directamente el cargo y dirección de la
comunidad, en una etapa extremadamente importante para el Estado Islámico intentó poner en
práctica su concepción de gobierno, de sociedad civil, de los lazos que unían a sus miembros, así
como de su concepción de la vida doctrinaria, intelectual y espiritual de la comunidad instituida en
el Corán.
Desde entonces el cisma divide al islam en dos ramas: la chiita o chiíes, que literalmente es
Shiat Ali” o el “partido de Ali”, quienes reclaman el derecho de los descendientes de Mahoma a ser
los líderes, y la rama sunita o suníes, rama que proviene de la expresión “Ahl al-Sunna”, es decir, la
gente de la tradición y que reclama el derecho de la mayoría a elegir a sus líderes religiosos
(Álvarez, 2016). Desde un punto de vista político, el Corán otorgó al mundo árabe de cohesión
interna y fe para conquistar el mundo para la gloria de Alá. Tras la muerte de Alí (661 d.C.) el
mundo islámico se dividió en sunníes, que significa “la vía ortodoxa”, y en chiíes, que significa en
árabe “secta”. Los primeros obedecen al Corán y a la sunna o manera de comportarse del profeta
quien será el Mesías en el juicio final, mientras que los chiíes rechazan la sunna y esperan la llegada
de un nuevo guía o imán.
Por un lado, entenderemos de manera sintética por suniés o sunitas al grupo musulmán
mayoritario de la Comunidad Islámica que conforman al menos el 87-90% de todos los musulmanes
del mundo. Su nombre proviene de Sunna que es una colección de enseñanzas, dichos y
aprobaciones (o desaprobaciones) silenciosas del profeta Mahoma. Entre los sunitas podemos
encontrar creencias comunes como la aceptación de los primeros cuatro sucesores del profeta
Mahoma (Abu Bakr, Úmar ibn al-Jattab, Uthmán ibn Affán y Ali ibn Abi Tálib), y la creencia de
que otras sectas islámicas han introducido innovaciones religiosas no fundadas (bidah). En la
actualidad podemos encontrar a la mayoría de los sunitas en estados como Arabia Saudita,
Catalina Uriarte Castro
Afganistán, Pakistán, Jordania, Kuwait, Yemen, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Túnez, Catar,
Libia, Turquía y Siria. Mientras que, por otro lado, entenderemos por chiíes o chiitas al grupo
musulmán representados por el 10-13% de los 1900 millones de musulmanes existentes en el
mundo. Etimológicamente, chía deriva del árabe shi‘a, que significa facción, partido, o seguidor, y
se refiere históricamente a los seguidores de Ali o al linaje de Mahoma, reconociendo en ellos la
sucesión del poder. En los estados como Irán, Azerbaiyán, Bahréin, Irak y Líbano son mayormente
chiitas.
Los pilares del islam, fundamentos e interpretaciones del Corán en el cisma musulmán
El cisma entre sunitas y chiitas se refleja también en las interpretaciones de los preceptos
fundamentales de la religión, nos referimos a las diferencias que surgen entre ambas ramas
islámicas en cuanto a la interpretación de las leyes religiosas y políticas. Al ser una religión tan
fehaciente en las creencias de lo religioso y lo político dictado para la sociedad y el ser humano, las
diferencias que suscitan entre unos y otros toman un carácter delicado. Podemos encontrar
diferencias irreconciliables entre sunitas y chiitas como que para los chiitas el imán (profetas
sucesores) es intermediario entre Alá y la comunidad, y para los sunitas el imán sólo dirige la
oración y vela por la comunidad. O como el reconocimiento y validación de los imanes que para los
chiitas son once y para los sunitas solo cuatro, pero en lo medular ambas ramas concuerdan y se
rigen por los Pilares del Islam.
Llamaremos Pilares del Islam a los cinco preceptos obligatorios fundamentales para todo
musulmán que sustentan la religión del islam: profesión de fe, oración, azaque, ayuno y
peregrinación a La Meca. Estos preceptos son aceptados por casi todas las ramas del mundo
islámico y básicamente rigen el buen vivir de los fieles y que describiremos a continuación
4.- El cuarto pila: el ayuno o sawm del mes de Ramadán es la abstención de comer, beber,
fumar y de tener relaciones sexuales desde el alba hasta la puesta del sol. En este mes
comenzó la revelación del Sagrado Corán, en una noche llamada “Laitatul Qadr” (la noche
del decreto). Dice El Altísimo: “El mes de Ramadán, en que fue revelado el Corán, guía
para la humanidad (…) Quien ayune en el mes de Ramadán con fe y esperanza en la
recompensa de Dios, le serán perdonados sus pecados” (Corán, 2,185). Están exentos de
ayudar los enfermos, viajeros, ancianos y mujeres en período menstrual, posparto,
embarazada o amamantando un hijo.
5.- El quinto pila: el peregrinaje a La Meca o haji consiste en la exigencia, por lo menos una
vez en la vida, de peregrinar a la gran mezquita de La Meca “para todos los sanos de cuerpo
y de espíritu que puedan conseguir un sistema de hacerlo” (Corán 3,97).
Son estos cinco preceptos respetados por sunitas y chiitas los que fundan los principios básicos para
el mundo musulmán. A pesar de las diferencias y divisiones históricas que presentan ambas ramas y
más allá de los antagonismos religiosos, podemos afirmar que en la actualidad los conflictos
suscitados en Medio Oriente se alimentan no solo de discordancias religiosas, como muchas veces
occidente intenta explicar banalmente. Sino que las espirales de violencia y los conflictos del
Estado Islámico responden también a luchas tribales, de clanes y de linajes por el poder y por los
dominios de los territorios con millonarias reservas de petróleo y otras riquezas. Estos intereses
Catalina Uriarte Castro
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