Está en la página 1de 34

Ricardo Maliandi

conceptos y problemas

Biblioteca UCP

1 111 111 11 111I I I III I I III IIII


*23480*

174 MAL

LNVEHTARIO
stG- TOPOGlU.FlCA

Editorial Biblos
Maliandi, Ricardo
Ética: conceptos y problemas ÍNDICE
4ª ed. - Buenos Aires: Biblos, 2009
207 pp.; 23 x 16 cm (Filosofia)

ISBN 978-950-786-421-6
/
l. Ética - I. Título

CDD 170
Menos que un prólogo ........................................� ........................... 11
Breves aclaraciones para la segunda edición ................................. 13
Preludio escueto a una edición muy aumentada ............................ 15

l. Ética y ethos. La ética como tematización del ethos ..................... 17


L Consideraciones preliminares .................................................. 17
Primera edición: diciembre de 1990 2. El concepto de ethos ................................................................. 19
Primera reimpresión: abril de 1994 3. Sentido de la'"tematización" .................................................... 24
Tercera reimpresión corregida y aumentada: abril de 2004 4. La reconstrucción normativa ................................................... 28

II. Dicotomías del ethos ................................................................. 33


l. La complejidad del hecho moral ............................................... 33
Diseño de tapa: Luciano Tirabassi U. 2. La dicotomía deontoaxiológica ................................................. 35
Armado: Taller Ur 3. La dicotomía axiológica ............................................................ 38
4. La dicotomía ontodeóntica ....................................................... 42

III. Niveles de reflexión ética ......................................................... 45


© Ricardo Maliandi, 1990, 1994, 2004, 2009
l. Concepto de "reflexión" y sentido de sus "niveles" ......._. ............ 45 .
© Editorial Biblos, 1990, 1994, 2004, 2009 2. Ethos prerreflexivo y ethos reflexivo ......................................... 47 /
Pasaje José M. Giuffra 318, C1064ADD Buenos Aires 3. Visión panorámica de los cuatro niveles de reflexión ética ........ 49
info@editorialbiblos.com / www.editorialbiblos.com 4. La reflexión moral ................................................................... 52
Hecho el depósito que dispone la Ley 11.723 5. La ética normativa .................................................................. 54
Impreso en la Argentina 6. La metaética ............................................................................ 57
7. La ética descriptiva ................................................................. 59
No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la 8. Sentido de la "ética aplicada" ................................................... 63
transmisión o la transformación de este libro, en cualquier forma o por cualquier
9. "Ética" y "moral" ...................................................................... 74
medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros
métodos, sin el permiso previo y escrito del editor. Su infracción está penada por las
leyes 11.723 y 25.446. IV. Métodos de la ética .......................................... . ........................ 79
l. Sobre la metodología filosófica en general ................................ 79
Se terminó de imprimir en Primera Clase, 2. El método fenomenológico ........................................................ 81
California 1231, Buenos Aires, 3. El método analítico .................................................................. 83
República Argentina, 4. El método dialéctico ................................................................. 86
en marzo de 2009.
5. El método hermenéutico .......................................................... 89
6. El método trascendental .......................................................... 92
16 Ética: conceptos y problemas

esa misma complejidad, que determina su condición inevitablemente l. Ética y ethos. La ética como
conflictiva, hace necesario que se lo examine atentamente. Más aún: tematización del ethos
convierte a ese examen en una de sus partes. La ética está incorpora­
da al ethos.
La presente obra mantiene su carácter introductorio y, en tal
sentido, apenas proporciona rudimentos de ese examen. Pero esta ter­
cera edición, que ve la luz diez años después de la segtinda, presenta,
aparte de numerosas correcciones y actualizaciones, extensos agrega­
dos que permiten profundizar algunos temas. Particularmente el ca­
I. l. Consideraciones preliminares
pítulo VI, en el que desarrollo con mayores detalles el decisivo proble­
ma de la fundamentación, me permite, además, exponer mi propia
propuesta de una "ética convergente". Ese capítulo resume el viejo El modo m{ls genérico d�, definir la ética consiste en decir que ella es
proye'Cto que estuvo. anunciado en las ediciones anteriores del presen­ la "tematización del ethos". El vocablo "ética", separado de todo con­
te libro y que, aunque no fue abandonado, ha seguido cursos distintos texto-res fra
u ambÍguo-�-y� que puede ser el sustantivo que designa
del plan originario, y fue cristalizando durante la pasada década en una disciplina, peJ:o.puedQ ier tambi.án-la.fo;r_lI)._ªJ��-���na �el adjeti�o
numerosos artículos y varios libros: Volver a la razón (Buenos Aires, "ético". Este último, a su vez, puede aludir tanto a la cuahdad propia
Biblos, 1997), La ética cuestionada (Buenos Aires, Almagesto, 1998) y � elementos del ethos como a la de los de la ética (en tanto disci­
dos inéditos: uno aún sin título definitivo, y otro, más reciente, escrito plina). Queda claro, entonces, que lo que por de pronto tratamos de
en colaboración con Osear Thüer, titulado Teoría y praxis de lQs prin­ definir es el sentido de "ética" como un sustantivo con el que se nom­
cipios bioéticos. Como trasfondo de estos trabajos continúo elaboran­ bra una particular disciplina.\La tematización en que consiste ésta
do, sin prisa pero también sin pausa, una extensa Ética convergente, tiene como se verá, carácter reflexivo. La ética es, en efecto, una de
que no desespero de concluir algún día. las f;rmas en que el hombre se autoobserva, una operaci�n con�iste�­
Agradezco aquí las valiosas sugerencias que, para esta tercera te en dirigir la atención hacia operaciones propias: una intentw obli­
edición, me hicieron llegar diversos alumnos y colegas. De modo muy qua} Así ocurre también, por ejemplo, con la gnoseología, la antropolo­
especial soy deudor de las que me brindaron Graciela Fernández y gía, la psicología, etc. U>ero en el caso de la ética, �es�lta que la refle­
Luis Varela, quienes me proporcionaron asimismo insustituibles in­ xión en que ella se ejerce es también parte �onstitutiv3: de� ethos,_ es
_
formaciones en temas específicos. Y expreso reconocimiento y gratitud decir, del objeto de tal reflexión) (�l ethos mismo no es mc;hferent� a
a mi editor, Javier Riera, porque su confianza en la obra resultó un que se lo observe o no, sino que consiste él mismo, al menos parcial­
estímulo decisivo en esta nueva presentación aumentada. Biblos se ha mente en su observación, su tematización, su reflexión,Aunque hay,
convertido en símbolo de la difusión filosófica en la Argentina y Lati­ sin ddda áreas del ethos extrarreflexivas o prerreflexivas, éstas no
noamérica, y como autor me siento honrado con esta nueva oportuni­ cubren t�do el fenómeno sui generis que se acostumbra designar con
dad de participar en ella. Creo que el libro ha ganado no sólo en am­ ese nombre.!{El ethos (o fenómeno de la moralidad) comprende �am­
plitud, sino también en detalles temáticos aunque, a la vez, he procu­ bién todo esfuerzo por· esclarecerlo, lo cual da lugar a la paradoJa de
rado mantener un tono que lo haga accesible a estudiantes y a lecto­ que la ética, en cua�to tematización ��l et�os, �esul�� ser, a �a ;ez, te-
res no especializados. Me sentiría más que satisfecho si a través de _ , _ )
matización de sí misma. No es que ebca y ethos sean smommos}
estas páginas lograra que algunos de ellos compartieran las inquietu­ Por el contrario es necesario distinguirlos, y así lo iremos haciendo.
des que me llevaron a redactarlas. (Lo que ocurre e; que la ética se integra en el ethos, se adhiere a él, en-
riqueciéndolo y h�ciéndolo más c·omplejoi
Ricardo Maliandi En el lenguaje corriente �uele emplearse el· termmo . ,, como
, . ",etica
Mar del Plata, abril de 2004 .
equivalente al término "moral} En medios intelectuales, Y Farticular­
mente en los filosóficos y -sobre todo desde hace algunos anos- en los
[ 17]
18 Ética: conceptos y problemas Ética y ethos. La ética como tematización del ethos 19

políticos, se procura distinguir entre ambas expresiones, aunque sin Albert Camus. "He visto a personas obrar mal con mucha moral y
duda es frecuente que esto no pase de ser un propósito. Digamos, por compruebo todos los días que la honradez no necesita reglas."3 Hay
ahora, que, si se atiende a la etimología, podrían considerarse en efec­ quienes por el contrario piensan que sí se puede disertar sobre moral,
to como equivalentes: fética" deriva del vocablo griego "T) 0oc;", y "mo­ pero admiten, como B. Williams, que ello es "arriesgado", porque es
ral" del vocablo Jatino "mos"� que es la traducción de áquél. Pero, por un campo donde el disertante se expone, más que en otras disciplinas,
u�a co�venció� bast�nte �xtendida, se tiende a ver ep la "ética" la a dejar al descubierto sus propias limitaciones, y porque existe el peli­
. . gro de que el disertante sea tomado en serio por los demás, quienes
d1sc1phna (la tematizac10n") y e:q, la "moral", lo "tematizada'' (por
ejemplo, las costumbres, los códigos de normas, etc.). Sin embargo, en pueden así extraviarse en cuestiones realmente importantes. 4
razón de lo que se ha considerado antes, es decir, de la inevitable inte­ Todas estas referencias, más o menos precisas, al "compromiso"
gración de la "ética" en el ethos, nuevamente se acercanambas signi­ de quien diserta sobre cuestiones éticas, o al influjo que con ello pue­
ficaciones, y se advierte que la distinción no puede ser tan sencilla. de ejercer sobre otros agentes morales, conducen a la consideración
Esta circunstancia explica por qué l_a ética es peculiarmente difí­ del problema del carácter "práctico" o "normativo" de la ética. ¿Es ésta
cil:no porque su objeto de estudio sea extraño o insólito, sino más bien una teoría de lo práctico, o es realmente práctica ella misma? La ex­
por lo contrario: porque no se puede salir de él) porque es demasiado presión "filosofía práctica" suele usarse con la significación genérica
cercano. El apócrifo maestro de Antonio Machado, Juan de Mairena, que abarca la ética, la filosofía política y la filosofía del derecho; a ve­
confesaba que, para él, esa dificultad se explicaba "por no haber sali­ ces también la filosofía de la economía o, más recientemente, la teoría
do nunca, ni aun en sueños, de ese laberinto de lo bueno y lo malo, de de la acción, etc. Incluso la antropología filosófica ha sido vista, en los
lo que está bien y de lo que está mal, de lo que estando bien pudiera últimos tiempos, como una rama de la "filosofía práctica", o al menos
estar mejor, de lo que estando mal pudiera empeorarse. Porque toda como una disciplina con resonancias prácticas. Pero ¿qué es la "filoso­
visión requiere distancia, y no hay manera de ver las cosas sin salirse fía práctica"? ¿Mera observación de la praxis o también parte inte­
de ellas".i(La reflexión ética, al menos en algunos de su� niveles -co­ grante de la praxis? Esto puede formularse asimismo como pregunta
mo veremos-, puede hacerse, sin embargo, sin "toma de distanciJ. por la "normatividad" de la ética. La ética trata sobre lo normativo;
Es en tal caso algo más que una reflexión, ya que involucra un com­ pero ¿es ella misma normativa?5 Es un problema que requiere ser
promiso, una actitud práctica, normativa. Pero también esto puede analizado sobre la base de una discriminación de ''niveles de refle­
entenderse en diversos sentidos. No es lo mismo un "moralista", o pre­ xión". A su vez, una discriminación semejante presupone algunas
dicador de normas, que un investigador de tales normas, esforzado en aclaraciones previas sobre el sentido general de "ética" y "ethos".
fundamentarlas. Como decía Arthur Schopenhauer, en una frase que
ya se ha convertido en tópico, "predicar moral es fácil; fundamentarla
es difícil".2 1.2. El concepto de ethos
Así aparece otro aspecto de la dificultad: hay grados, y hay va­
riantes cualitativas del compromiso entrañado en la reflexión ética; y, La palabra "ethos" es un término técnico. Se debe ahora explici­
además, una cosa es el compromiso como tal, y otra, su cumplimiento tar, al menos someramente, el contenido del correspondiente concep­
efectivo. Como de hecho la reflexión puede y suele ir acompañada de to. Si se recurre para ello a la etimología del vocablo,6 surge ya una
incumplimiento y, viceversa, el cumplimiento puede y suele llevarse a
cabo al margen de la reflexión, los cuestionamientos, más o menos es­ 3. A. Camus, El mito de Sísifo, Buenos Aires, Losada, 2a ed. 1957, p. 58.
cépticos, de la ética como tal se elaboran muy a menudo como denun­ 4. Cf. B. Williams, Introducción a la ética, Madrid, Cátedra, 1982, p. 11.
cias de tal incongruencia. "No se puede disertar sobre la moral", decía 5. Nicolai Hartmann trata este problema al comienzo de su extensa Ética (cf. N. Hart­
mann, Ethik, Berlín, _W. de Gruyter, 4a ed. 1962, pp. 18-35), y llega a la conclusión de
l. A Machado, Juan de Mairena, Buenos Aires, Losada, 3a ed. 1957, t. I, p. 130. que se trata de una "normatividad indirecta", es decir: la ética no establece los princi­
pios éticos, sino que ayuda a descubrirlos. Volveremos sobre este aspecto, de particular
2: La frase se encuentra originariamente en A Schopenhauer, La voluntad en la natu­
importancia, en el punto III.8.
raleza, pero sirve asimismo de epígraf-e y "lema" de la obra del mismo autor, Los dos
problemas fundamentales de la ética, II: El funda.mento de la moral, Buenos Aires Agui­ 6. Un buen estudio etimológico en tal sentido es el que brinda José Luis L. Aranguren
(cf. J.L.L. Arl'lni:rnrPn RHl'n M,:irlrirl Rou,c,t<:1 ria n,.,.,,.:i,, .... t,, Qa ,.,,.¡ 10t::I':
TT � 10
nn \
lar, donde reaparece en más de un lugar (por ejemplo. en PP. 19 v 95).
nn�
20 Ética: conceptos y problemas Ética y ethos. La ética como tematización del ethos 21

dificultad, puesto que en griego existen dos palabras, 110O� y E0oc;, cu­ termina su destino. Esta frase que en griego tiene sólo tres palabras
yos sentidos, aunque mutuamente vinculados, no son equivalentes. ha suscitado, sin embargo, controversias de interpretación, de impor­
Ambas podrían traducirse, en un sentido muy lato, como "costumbre"; tancia para la ética, porque a veces se ha visto ahí una manifestación
pero en 1100� es mayor la connotación moral y se lo suele entender co­ prístina de esa disciplina. Quienes niegan la importancia de la ética,
mo "carácter". Se alude así a aquello que es lo más propio de una per­ por el contrario, tienden a ver las cosas de otra manera.
sona, de su modo de actuar. El otro vocablo, e0oc;, tiene en cambio el Martin Heidegger, en su Carta sobre el humanismo, acude a la
sentido de "costumbre" o ''hábito" (semejante a héxis, d� cual, sin em­ acepción antigua de 118O� para proponer una interpretación singular
bargo, tampoco es sinónimo). En su grafía moderna, ethos suele consi­ del fragmento y apoyar ahí su idea de que la ética, en definitiva, no es
derarse como derivado de 1100�; pero con frecuencia se tiene en cuenta más que ontología. B Según Heidegger, Heráclito habría querido preci­
su relación con eeo�, relación que, por cierto, había sido ya claramente samente contraponer éthos y dáimon y, a la vez, mostrar que, sin em­
advertida por los filósofos clásicos. 7 En tal sentido, se sugiere, por bargo, esos conceptos coinciden en el hombre. La "morada" del hom­
ejemplo, que el "carácter" se forma a través del "hábito", de modo que, bre, su esencia, aquello a lo cual pertenece, aquello que le es más pro­
por así decir, el marco etimológico encuadra una determinada concep­ pio, contiene, sin embargo, al dios, es decir, a aquello que aparente­
ción ético-psicológica. mente lo trasciende. El fragmento de Heráclito diría entonces, según
/En el lenguaje filosófico general, se usa hoy "ethos" para aludir al la interpretación de Heidegger: Der Mensch wohnt, insofern er Mensch
conjunto de actitudes, convicciones, creencias morales y formas de ist, in der Niihe des Gottes9 ("El hombre, en la medida en que es hom­
conducta, sea de una persona individual o de un grupo social, o étnico, bre, habita en la vecindad del dios"). En defensa de su propuesta, re­
etc. En este último sentido, el término es usado también por la antro­ curre Heidegger a un texto de Aristóteles (Sobre las partes de los ani­
pología cultural y la sociología. El ethos es un fenómeno cultural (el fe­ males, A-5, 645 a, 17), donde éste cuenta que unos forasteros que ha­
nómeno de la moralidad), que suele presentarse con aspectos muy di­ bían llegado a Éfeso para conocer a Heráclito, lo encontraron calen­
versos, pero que no puede estar ausente de ninguna cultura. Es, como tándose junto al horno de c·ocer el pan y se quedaron muy sorprendi­
se verá luego, la facticidad normativa que acompaña ineludiblemente dos mientras Heráclito los invitaba a acercarse diciéndoles: "También
a la vida humana/ Cuando se quiere destacar el carácter concreto de aq�í están presentes los dioses". Comenta Heidegger que los foraste­
esa facticidad, en oposición a la "moralidad" (enternjida entonces como ros, que habían ido a Éfeso quizá con una idea casi mitológica del
abstracta o subjetiva), se suele hablar, siguiendo en esto a Hegel, de gran sabio, se desilusionaron al hallarlo en una actitud tan vulgar co­
"eticidad" (Sittlichkeit). Lo consideraremos más detalladamente en III.9. mo la de cobijarse del frío al calor de un horno, en un lugar público,
Es interesante señalar el hecho de que 1100� tenía en el griego mezclado con los demás hombres, y no en soledad, sumido en medita­
clásico una acepción más antigua, equivalente a "viyienda", "mor�g.a", ción. ''Y acaso piensan ya en volverse, sin siquiera conversar con él.
"sede", "lugar donde se habita". Así era entendido el término, por En ese momento Heráclito lee en sus rostros la decepcionada curiosi­
ejemplo, en las epopeyas homéricas.&Esta significación no es total­ dad y les da ánimo a que pasen, con las palabras éinai gar kai en­
mente extraña a la otra: ambas tienen en común la alusión a lo pro­ taútha theoús, «también aquí están presentes los dioses»."10 Esa frase,
pio, lo íntimo, lo endógeno: aquello de donde se sale y adonde se vuel­ según Heidegger, nos muestra el 1100� como esa morada o vivienda,
ve, o bien aquello de donde salen los propios actos, la fuente de tales como estancia habitual, es decir, lo ordinario, lo corriente, o bien -y
actos.) aquí vemos la cercanía a la traducción de Diels- lo más cercano y
El fragmento 119 de Heráclito dice textualmente: éthos anthró­ más propio. Y el dáimon sería precisamente todo lo contrario: lo ex­
poi daímon, que Diels traduce: Seine Eigenart ist dem Menschen sein traordinario, insólito, el dios (o los dioses), o -para el propio Heideg­
Diimon (d. h. sein Geschick). Esa traducción podría vertirse al español ger- el ser. En esta interpretación, Heráclito muestra que la oposición
aproximadamente así: "Su carácter propio es para el hombre su dai­ entre aquellos términos es sólo aparente, y que justamente en lo más
mon (es decir, su destino)". En otros términos: aquello que es en el
hombre lo más característico, su peculiaridad, es también lo que de- 8. Cf. M. Heidegger, Briefüber den Humanismus, Francfort, Klostermann, s./f.
9. Ídem, p. 39.
7. Cf. Platón, Leyes, 722 e; Aristóteles, ÉticaNicomaquea, 1103 a, 17-18. 10. Ídem, p. 40.
22 Ética: conceptos y problemas Ética y ethos. La ética como tematización del ethos 23

propio, en la propia morada, se presenta también lo extraordinario, lo yor -es su experiencia en el tiempo y en el espacio, es decir, cuanto
insólito. En la jerga heideggeriana, significa que el ser se manifiesta mayor es su radio de observación espontánea. El viajero percibe esa
en la "morada del hombre". �l fragmento 119 no es para Heidegger pluralidad mejor que quien no se mueve de su aldea natal (aunque
una proposición ética sino ontológica. La verdadera ética es "ontolo­ puedan mencionarse al respecto honrosas excepciones), y los viejos la
gía", o sea, un pensar que afirma la morada del hombre en el ser, o perciben mejor que los jóvenes. (Éste tipo de experiencia puede, como
que sostiene que la verdad del ser es en el hombre lo primero y más dije, conducir al relativismo; pero es también el detonante de la refle­
originario. 11 1 xión ética racional, de la aplicación de la razón a la consideración de los
Con todo lo sugestiva que resulta la propuesta de Heidegger, hay problemas normativos, d� la "tematización del ethos��'. Cuando se ad-.
que apuntar, respecto de la ética, dos cosas. En primer lugar, la inter­ vierte que no todos opinan unánimemente sobre lo que "se debe hacer",
pretación del fragmento es discutible12 y ha sido de hecho discutida surge la duda, la pregunta básica acerca de qué se debe hacer, y -en
por filólogos clásicos y por historiadores de la filosofía ( discusiones en caso de que se obtenga para ello alguna respuesta- la de por qué se lo
las que no corresponde entrar aquí); y, en segundo lugar, aun supo­ debe hacer. Con ese tipo de preguntas se inicia entonces la ética filo­
niendo que la interpretación fuera correcta (es decir, que ella reflejara sófica, que representa la continuación sistemática de la tematización
la intención del propio Heráclito), sólo indicaría, a lo sumo, que el espontánea: en ella se procura explicitar ("reconstruir") los principios
pensamiento ético en sentido estricto no se remonta a Heráclito, sino que rigen la vida moral,, -es decir, se intenta fundamentar las normas.
que es más tardío. En efecto, muchos piensan que comienza eón Só-:­ Ahora bien, como la reflexión filosófica se efectúa, a su vez, se­
crates, pensador poco grato a impugnadores de la ética, como Nietzs­ gún diversos criterios, también allí se mantiene la pluralidad, y es así
che o Heidegger. Pero la prioridad cronológica de la ontología respecto como a determinados tipos de ethos les corresponden determinados ti­
de la ética no prueba que ésta tenga que reducirse a aquélla. pos de ética. Aristóteles, el primer filósofo que estableció la ética como
El ethos, en todo caso, en su carácter de facticidad normativa, re­ disciplina filosófica autónoma, intenta con ella la fundamentación del
mite siempre a determinados códigos de normas o a (también deter­ ethos de la "eudaimonía";I3 San Agustín, en cambio, verá lo esencial
minados) sistemas de valores, o a ciertos tipos de concepciones sobre en el amor cristiano. Los filósofos modernos -Bacon, Hobbes, Descar­
lo que es moral y lo que no lo es. Que hay una pluralidad de tales có­ tes. y otros- tematizan el ethos de la "emancipación", en el que se
digos, o sistemas o concepciones, es un hecho de experiencia, que pue­ procura articular el orden cósmico con el orden político o civil. Kant
de ser siempre corroborado. De ese hecho suele arrancar el relativis­ inaugurará la tematización del ethos de la "autonomía";-Hegel, la del
mo ético, en el que, como veremos, se produce una confusión entre lá ethos de la "eticidad concreta". Hay una historia de la ética, paralela a
"vigencia" y la "validez" de las normas o de los principios. la historia del ethos y en estrecha conexió!l -aunque no identificable­
Por ahora simplemente tenemos que tomar nota de esalplurali­ con ella.
dad. Ella es percibida no sólo por medio de la observación metodológi­ La ética filosófica o "filosofía_ moral,, se desarrolla como un per­
ca, desde la ética entendida como disciplina particular, sino también manente esfuerzo por poner claridad en un fenómeno sumamente
por casi todos los hombres, aunque con tanta mayor claridad cuanto ma- complejo, cuya complejidad precisamente ella ha descubierto. La cla­
ridad se logra, por lo pronto, indagando la estructura general del ethos,
n. Cf. ídem, p. 41. aquello que es común a las diversas formas y a los diversos tipos de
12. Hay, por ejemplo, interpretaciones anteriores a la de Heidegger, como la de Usener ethos. En esa estructura sobresalen, por ejemplo, ciertas dicotomías que..
(formulada en 1895), que atribuyen al sentido antiguo de 11eoi; un "carácter divino", de examinaremos después. Antes de entrar en -ellas convendrá que nos
modo tal que la frase de Heráclito indicaría la identificación del 1180<;, en su condición detengamos un poco más en el sentido de la ética como "tematización
de "dios" presente en cada hombre, con el dáimon entendido como dios impersonal (cf.
H. Usener, Gotternamen. Versuch einer Lehre von der religiosen Begriffsbildung, 2ª ed.
del ethos".
1929, p. 190 ss.). En cuanto a la anécdota narrada por Aristóteles, la exhortación de
Heráclito a los forasteros, para que éstos se acerquen al horno, con la frase "también
aquí están presentes los dioses", se suele interpretar como una alusión irónica a la con­
vicción heraclítea de que el fuego es la "morada de los dioses" (cf. F. Demaría, "Intro­ 13. En Aristóteles la signific�ción de 1100; es claramente "carácter", incluso cuando usa
ducción" a la ed. de los Fragmentos de Heráclito, Rosario, Instituto de Lenguas Clási­ la expresión fuera de las obras éticas, para referirse, por ejemplo, al "carácter del ora­
cas de la Universidad Nacional del Litoral, 1957, p. 6). dor" (cf. Aristóteles, Retórica, 1-356 a).
24 Ética: conceptos y problemas Ética y ethos. La ética como tematización del ethos Z5

1.3. Sentido de la "tematización" a fundamentar las normas (o a cuestionar presuntas fundamen­


taciones), y
Se pueden dar, y se han dado de hecho, muy diversas definicio­ a aclarar lo mejor posible el sentido y el uso de los términos pro­
nes de"�', de las cuales pueden tomarse, al azar, los ejemplos que pios del lenguaje moral.
uno quiera.14 Se verá, entonces, cómo, en líneas generales, esas defini­
ciones convergen en un concepto: el de la ya mencionada reflexividad de Ganamos así un grado más de determinación en lo que significa
la ética{ Ella es un modo de reflexión que apunta principalmente a dos la hematización del ethos". Es una tematización reflexiva, con un do­
cosas) ble ��pecto, que --:-C�mo luego �e verá- correspond� � do� niveles de re­
flexion (el de la"etica normativa" y el de la"metaetica")J
Sin embargo, para entender qué es y cómo se desarrolla una te­
14. He aquí algunos pocos ejemplos, recogidos al azar: "Ética no es lo mismo que morali­ matización, no basta con indicar que ella abarca ,. en el caso g�_Ja _éti­
dad, sino reflexión sobre la moralidad, reflexión que busca normas, las cuales están ya ca, dos niveles reflexivos:15 se necesita t�_mbién, yaant�s del análisis
siempre vividas antes de que se reflexione sobre ellas. Ética es una teoría de la praxis" de tales niveles y de fas diferencias y relaciones entre ellos, �isérimi­
nar las connotaciones propias del neologismo"tematización" .1 Conver­
(H.E. Hengstenberg, Grundlegung der Ethik, Stuttgart, Kohlhammer, 1969, p. 17, no­
ta). "Toda filosofia auténtica debe deducir de sus conocimientos teoréticos los principios
de la conducta vital del individuo y de la orientación de la sociedad. La ciencia en que tir algo en"tema", es decir, en el "asunto" sobre el que ha de versar la
ello ocurre es denominada por nosotros «ética filosófica»" (W. Dilthey, Sistema de la éti­ ética, puede hacerse mediante�)
ca, Buenos Aires, Nova, 1973, p. 9). "La filosofia moral es una investigación filosófica
acerca de normas o valores, acerca de ideas de justo e injusto, de bien y de mal, de lo
1) Explicitaciones: otro neologismo útil, que alude a los procedimien­
que se debe hacer y lo que no se debe hacer" (D.D. Raphael, Filosofía moral, México,
Fondo de Cultura Económica, 1986, p. 25).th_a ética es una rama de la filosofia; es la fi­ tos por medio de los cuales se procura dar expresión a lo que está im­
losofia moral o la manera filosófica de pensar en materia de moralidad, de los proble­ plícito o tácito. En ética, la explicitación es la tarea de hacer hablar al
mas morales y de los juicios morales" (W.R. Frankena, Ética, México, UTEHA, 1965, p. ethos, y su forma específica más importante -a la que nos referiremos
5). "Por «ética» se entiende hoy, por lo general en todas partes, la ciencia de la morali­ después-- es la"reconstrucción normativa".
dad" (H. Reiner, Die philosophische Ethik, Heidelberg, Quelle & Meyer, 1964, p. 15). "Si
el ethos se encuentra del lado de la observancia de valores e ideales vigentes, con lo cual
permanece necesariamente siempre dentro de ia dimensión histórica de lo individual­ 2) Problematizaciones: no sólo planteamientos de problemas, sino tam­
concreto, la ética tiene en cambio que alegar, mediante reflexión fundamentadora, la bién descubrimientos de ellos. Las problematizaciones son lo propio de
prueba de la validez objetiva, suprahistórica, de esos valores y normas"; (H. Kron, Et­ la actitud crítica en el examen de un tema. Nicolai Hartmann hablaba
hos und Ethik, Francfort-Bonn, Athenaum, 1960, p. 11). "Definiremos «teoría ética»
de la "aporética" como momen.to metodológico, consistente en descu­
aproximadamente como un conjunto de reflexiones contestando, o intentado contestar,
ciertas cuestiones acerca de enunciados éticos" (R.B. Brandt, Teoría ética, Madrid, brir los problemas (las "aporías"). En la ética equivale a asumir las
Alianza, 1982, p. 17.) Por "enunciado ético" entiende Brandt un enunciado que contiene dificultades de· comprensión de los elementos del ethos y de las rela­
frases como "es deseable que", "es moralmente obligatorio", "es el deber moral de .uno", ciones entre ellos. Los problemas descubiertos exigen a la razón el es­
"es moralmente admirable", etc., o bien "si implica, entraña o contradice" enunciados fuerzo de las investigaciones y las teorizaciones.
como los anteriores: cf. ídem, pp. 17-18). "Es la teoría (Lehre) filosófica normativa de la
acción humana, en tanto ésta se halla bajo la diferencia de bien y mal" (W. Kluxen, Et­
hik des Ethos, Friburgo-Munich, K. Alber, 1974, p. 8)."La teoría que en la historia de la 3} Investigaciones: esfuerzos por hallar soluciones posibles a los pro­
conciencia práctica y de la filosofia moral se presentara como «ética» se adjudica a sí blemas. La palabra"investigación" tiene, etimológicamente, el sentido
misma, ante todo, la tarea de caracterizar los patrones de medida o «principios» que ri­ de "ponerse en la huella (vestigium)", o sea, "rastrear" algo. Sólo se
gen la acción y de acuerdo con los cuales son juzgados y evaluadas las acciones, perso­
nas, etc." (F. Kaulbach, Ethik und Metaethik, Darmstadt, Wissenschaftliche Buchge­ puede investigar en la medida en que uno se pone a "seguir" el paso
sellschaft, 1974, p. 10). (La ética, o filosofia moral, aspira a explicar la naturaleza del de otros, aunque el sentido de esto sea llegar aun más lejos. En filoso­
bien y del mal. Es importante porque, nos guste o no, el mundo humano está dominado fía la "huella" es el pensamiento ya pensado. Mientras el medio de
por ideas acerca de lo correcto y lo incorrecto y de lo bueno y lo malo::}(J. 'Thichman, Éti­ transmisión de ese pensamiento sea la escritura,"investigar" equival-
ca social, Madrid, Cátedra, 1998, p. 15). "La ética es la disciplina filosófica que estudia
la dimensión moral de la existencia humana, es decir, todo cuanto en nuestra vida está
relacionado con el bien y con el mal" (L. Rodríguez Duplá, Ética, Madrid, Biblioteca de 15. Ya se verá que los "niveles de reflexión" son, en realidad, cuatro, y no dos; pero sólo
Autores Cristianos, 2001, p. 5). dos de ellos corresponden a la ética filosófica.
26 Ética: conceptos y problemas Ética y ethos. La ética como tematización del ethos 27

drá sobre todo a leer. Pero es necesario seleccionar lo que ha de leerse, le, "meditar" a partir de los resultados de una investigación. Incluso
discriminando lo esencial de lo insignificante; se requiere entrena­ se requiere una meditación qua mediación entre tales resultados y la
miento adecuado, aprendizaje de técnicas, manejo de una terminolo­ teorización. Pero en ocasiones es posible comenzar a meditar en un te­
gía específica, obtención de información bibliográfica actualizada, etc. rreno sin "huellas", y entonces "se hace camino al andar". Sin embar­
La investigación filosófica es una manera de entrar ·en diálogo con los go, hay que tener en cuenta las relaciones de la meditación con la lec­
demás pensadores, que a su vez elaboran su pensamiento a través de tura (los medievales ya habían visto la meditatio como una amplia­
investigaciones. La investigación se traduce en acopio4e información; ción de la lectio). Lo que ocurre es que en la meditación genuina se
pero su finalidad esencial no está en ese acopio, sino en las teorizacio­ produce el hallazgo de nuevas ideas, o sea, hay en ella un peculiar
nes que esa información posibilita. apartamiento de lo leído, un intento de aislar el pensar propiamente
dicho de otros trabajos que suelen ir adosados al pensar, trabajos co­
4) Teorizaciones: elaboraciones de respuestas teóricas _(apoyadas en la mo los de la lectura, el estudio, la investigación. Decía José Gaos que
investigación) a los problemas descubiertos o afrontados. Raramente "es muchísimo menos trabajoso leer durante todo un día que pensar
se llega a una "solución" (por eso los problemas son "aporías": calle­ durante sólo media hora: leer es puro darse a un gusto y darse gusto;
jones sin salida); pero lo regular es que se apunte a ella, a menos que pensar, darse a un trabajo y darse un trabajo, que no va acompañado
el problema sea visto como ilusorio, aparente, es decir, como "seudo­ de gusto, dígase lo que se diga de los placeres de la creación, que son
problema", en cuyo caso la "solución" es reemplazada por la "disolu­ placeres de la concepción y del dar a luz la obra gestada, pero no pla­
ción". En su sentido originario, la "teoría" (theoría) es un esfuerzo por ceres de la gestación".16 Creo que la acotación de Gaos es correcta; pe­
ver mejor, un modo de observación sistemática y detenida, una ins­ ro creo asimismo que no habría que pasar por alto el hecho de que la
pección ordenada y consecuente que, aun cuando no llegue a la solu­ lectura también puede ir asociada a la actividad del pensar (y por tan­
ción apetecida, ha de proporcionar al menos una mitigación de la difi­ to a las "meditaciones"), sea como detonante de alguna meditación, co­
cultad propia del problema. Y, como lo ha visto Karl Popper, precisa­ mo exigencia de esfuerzo intelectual para su comprensión e interpre­
mente cuando una teoría se revela como "falsa" o "errónea", ello equi­ tación o, en fin, como medio para la autocrítica, necesaria para evitar
vale a un progreso en el conocimiento. Siempre, por tanto, las "teori­ el modo dogmático al que tienden las reflexiones monológicas. No está
zaciones" expresan una exigencia básica de la razón. nada mal, metodológicamente, interrumpir a veces una meditación
con una lectura oportuna: la ulterior "vuelta" a la meditación hallará
5) Ordenaciones (sistematizaciones): no .en el sentido de construcción a ésta enriquecida en posibilidades. Esto se debe, como se verá ense­
de "sistemas", sino en el de operar ordenada, sistemáticamente, en ca­ guida, a que el pensamiento racional es esencialmente dialógico. In­
da uno de los pasos de la tematización. Ésta no puede quedar librada cluso la meditación solitaria, si se hace con sentido crítico, consiste en
al azar, ni al arbitrio subjetivo del tematizador. El material disponible una discUsión del pensador consigo mismo, y "gesta" ideas que exigen
tiene que ser clasificado, por ejemplo, para que sirva de apoyo a una esencialmente ser discutidas con otros.
teoría, o para que permita aclarar los términos de un problema, etc.
El orden en los procedimientos es también una exigencia racional; las 7) Discusiones (disputaciones): ya Sócrates había advertido que para
sistematizaciones constituyen momentos instrumentales, que encie­ que el pensamiento "dé a luz" ideas, es necesaria una especie de arte
rran en sí mismos problemas muy específicos, ante todo lógicos o me­ de obstetricia (mayéutica), consistente en una secuencia de preguntas
todológicos. La ética, como las demás disciplinas, tiene que poner y respuestas que ponen en funcionamiento los mecanismos del pen­
atención a esos problemas, aunque no al punto de olvidar, por ellos, sar. Las preguntas van exigiendo definiciones de conceptos, las cuales,
los problemas éticos en sentido estricto. Hay· que encontrar en cada ante nuevas preguntas, se revelan como insuficiente·s y obligan al in­
caso un razonable "término medio" entre el desentenderse de los deta­ terlocutor a intentar nuevas definiciones más precisas. Las preguntas
lles metodológicos y el dedicarse exclusivamente a ellos. -que hoy calificaríamos como preguntas "críticas"- están formuladas

6) Meditaciones: toda auténtica reflexión filosófica es a la vez una 16. J. Gaos, Confesiones profesionales, México, Fondo de Cultura Económica, 1958, p.
"meditación", o por lo menos está ligada a alguna. Se puede, y se sue- 122.
28 Ética: conceptos y problemas Ética y ethos. La ética como tematización del ethos 29

de tal modo que le revelan al interlocutor interrogado su propia igno­ ral con el que trabaja toda tematización del ethos es el de que, en
rancia acerca de un determinado tema. El diálogo, la discusión me­ principio, todo ser humano puede ajustar su obrar a determinadas
diante argumentos (lo que hoy se llama "discurso"), en otros términos, normas y puede asimismo juzgar los actos humanos (propios o ajenos)
hace descubrir problemas, posibilita la "problematización" y obliga a de acuerdo con la adecuación de tales actos a aquellas normas y a los
la "teorización". Es sabido que Platón interpretó fa mayéutica como valores aceptados. Esto significa que existe un saber moral (al que a
"anámnesis" ("reminiscencia"), que equivale a un proceso de evocación su vez corresponde, como se verá luego, una reflexión moral) de carác­
de un saber poseído por cada alma ya antes del nacimiJmto (cuando se ter prefilosófico, o sea, independiente de la tematización como tal. En
hallaba en contacto con las "ideas" o formas eternas). Pero la teoría gno­ otros términos, la tematización del ethos sólo es posible a partir del
seológica de la anámnesis tiene, como señala Nicolai Hartmann, muy reconocimiento de que el ethos no depende de esa tematización.
poco o nada que ver con esa imagen mítica, y representa más bien "el En los procedimientos reconstructivos, en general, se opera casi
concepto platónico de lo apriori en el conocimiento".17 Si la ética filosó­ de una manera análoga a lo qué ocurre en una noyela policial: ésta en
fica puede ser entendida como "mayéutica de la conciencia moral" 1s realidad no narra una historia, sino que va reconstruyendo un he�
entonces es claro que la "tematización del ethos" alcanza sus form�s cho,20o sea, en tal caso, el crimen cuyo autor se trata de descubrir. La
culminantes en el diálogo, o sea, en las discusiones o "disputaciones". ética filosófica constituye el esfuerzo sistemático por explicitar un
La "dialéctica" platónica deriva de la mayéutica socrática, conservan­ saber que ya posee todo ser racional dotado de voluntad, un saber que
do lo esencial de ésta: la concepción metodológica según la cual el co­ resulta, sin embargo, imposible de expresar sin el recurso a la
nocimiento progresa mediante la contraposición de una afirmación y terminología y la metodología filosóficas. Como ese saber es parte del
la crítica de la misma, que obliga a una nueva afirmación etc. La ethos mismo, la ética, con su tematización, reconstruye el ethos. Ella
aplicación ética contemporánea de aquel descubrimiento tie�e lugar es la reconstrucción normativa crítica de un saber intuitivo, preteóri­
en la "ética del discurso" de pensadores como Jürgen Habermas y co. La problematización pone al descubierto la dificultad, hace ver el
Karl-Otto Apel. hecho de que aún ese saber no es explícito. Pero, justamente, lo hace
ver. La problematización es ya un primer paso reconstructivo. Enton­
ces tiene que comenzar la investigación: tanto el ético como el detecti­
1.4. La reconstrucción normativa ve "investigan", buscan, indagan, comparan, recogen información. Y
esa tarea les permite, al cabo, presentar su teoría, su hipótesis, que
La ética contemporánea ha descubierto el carácter "reconstructi­ someterán, por su parte, a las discusiones pertinentes.
vo" de la tematización del ethos. Esto significa que, cuando alguien se También la lógica, y algunos aspectos de la lingüística, constitu­
ocupa de ética, re-construye elementos propios del ethos. La "recons­ yen formas de reconstrucción normativa. Hay "ciencias reconstructi­
trucción" constituye, como lo aclara Habermas, la elaboración siste­ vas", que tratan de explicitar aquellas normas que, en cada caso, go­
mática de un saber pre-teórico. 19 Es obvio que para obrar moralmente zan de un reconocimiento universal. Para Habermas, esas ciencias
no se necesitan conocimientos de ética filosófica. El fondo del ethos la son las herederas de lo que antes fue la "filosofía trascendental". Así,
moral en su propio y espontáneo funcionamiento, no es algo reserv�do es también reconstructivo, según él, el método de su "pragmática uni­
a los especialistas que hacen su tematización, sino un patrimonio co­ versal": ahí se trata de convertir la conciencia implícita de reglas (un
mún de todos los seres humanos. Precisamente el supuesto más gene- "know how") en una explícita {un "know that"). A diferencia de Haber­
mas, Apel aborda la reconstrucción normativa conservando el trascen­
dentalismo, en una "pragmática trascendental".
17. N. Hartmann, ob. cit., p. 28. "La filosofia platónica", agrega un poco más adelante
"es el descubrimiento histórico del elemento a priori en el conocimiento humano en ge� Digamos, por ahora, que toda reconstrucción normativa es una
neral" (ídem, p. 29). especie de "saber acerca de un saber". Es un saber sapiente, en tanto
18. Ídem, p. 28. Traduzco "sittliches Bewusstsein" como "conciencia de lo moral" (en lu­ que el saber sabido (objeto de la reconstrucción) no es realmente cons­
gar de "conciencia moral") para distinguir esa expresión de "Gewissen", que sólo puede
_
ciente mientras no está reconstruido, y cuando lo está, es decir, cuan­
traducirse, en español, como "conciencia moral". do se hace consciente, se confunde con el saber sapiente, el saber de la
19. Cf. J. Habermas, "Was heisst Universalpragmatik", en K.-0. Apel (Ed.) Sprach­
pragmatik und Philosophíe, Francfort, Suhrkamp, 1976, p. 183. 20. Cf. R. Callois, Sociología de la novela, Buenos Aires, Sur, 1942, p. 62.
28 Ética: conceptos y problemas Ética y ethos. La ética como tematización del ethos 29

de tal modo que le revelan al interlocutor interrogado su propia igno­ ral con el que trabaja toda tematización del ethos es el de que, en
rancia acerca de un determinado tema. El diálogo, la discusión me­ principio, todo ser humano puede ajustar su obrar a determinadas
diante argumentos (lo que hoy se llama "discurso"), en otros términos, normas y puede asimismo juzgar los actos humanos (propios o ajenos)
hace descubrir problemas, posibilita la "problematización'' y obliga a de acuerdo con la adecuación d-e tales actos a aquellas normas y a los
la "teorización". Es sabido que Platón interpretó la mayéutica como valores aceptados. Esto significa que existe un saber moral (al que a
"anámnesis" ("reminiscencia"), que equivale a un proceso de evocación su vez corresponde, como se verá luego, una refiexión moral) de carác­
de un saber poseído por cada alma ya antes del nacimi�nto (cuando se ter prefilosófico, o sea, independiente de la tematización como tal. En
hallaba en contacto con las "ideas" o formas eternas). Pero la teoría gno­ otros términos,· la tematización del ethos sólo es posible a partir del
seológica de la anámnesis tiene, como señala Nicolai Hartmann, muy reconocimiento de que el ethos no depende de esa tematización.
poco o nada que ver con esa imagen mítica, y representa más bien "el En los procedimientos reconstructivos, en general, se opera casi
concepto platónico de lo apriori en el conocimiento" .11 Si la ética filosó­ de una manera análoga a lo qué ocurre en una noyela policial: ésta en
fica puede ser entendida como "mayéutica de la conciencia moral",1s realidad no narra una historia, sino que va reconstruyendo un he­
eritonces es claro que la ''tematización del ethos" alcanza sus formas cho,20 o sea, en tal caso, el crimen cuyo autor se trata de descubrir. La
culminantes en el diálogo, o sea, en las discusiones o "disputaciones". ética filosófica constituye el esfuerzo sistemático por explicitar un
La "dialéctica" platónica deriva de la mayéutica socrática, conservan­ saber que ya posee todo ser racional dotado de voluntad, un saber que
do lo esencial de ésta: la concepción metodológica según la cual el co­ resulta, sin embargo, imposible de expresar sin el recurso a la
nocimiento progresa mediante la contraposición de una afirmación y terminología y la metodología filosóficas. Como ese saber es parte del
la crítica de la misma, que obliga a una nueva afirmación, etc. La ethos mismo, la ética, con su tematización, reconstruye el ethos. Ella
aplicación ética contemporánea de aquel descubrimiento tiene lugar es la reconstrucción normativa crítica de un saber intuitivo, preteóri­
en la "ética del discurso" de pensadores como Jürgen Habermas y co. La problematización pone al descubierto la dificultad, hace ver el
Karl-Otto Apel. hecho de que aún ese saber no es explícito. Pero, justamente, lo hace
ver. La problematización es ya un primer paso reconstructivo. Enton­
ces tiene que comenzar la investigación: tanto el ético como el detecti­
1.4. La reconstrucción normativa ve "investigan", buscan, indagan, comparan, recogen información. Y
esa tarea les permite, al cabo, presentar su teoría, su hipótesis, que
La ética contemporánea ha descubierto el carácter "reconstructi­ someterán, por su parte, a las discusiones pertinentes.
vo" de la tematización del ethos. Esto significa que, cuando alguien se También la lógica, y algunos aspectos de la lingüística, constitu­
ocupa de ética, re-construye elementos propios del ethos. La "recons­ yen formas de reconstrucción normativa. Hay "ciencias reconstructi­
trucción" constituye, como lo aclara Habermas, la elaboración siste­ vas", que tratan de explicitar aquellas normas que, en cada caso, go­
mática de un saber pre-teórico.19 Es obvio que para obrar moralmente zan de un reconocimiento universal. Para· Habermas, esas ciencias
no se necesitan conocimientos de ética filosófica. El fondo del ethos, la son las herederas de lo que antes fue la "filosofía trascendental". Así,
moral en su propio y espontáneo funcionamiento, no es algo reservado es también reconstructivo, según él, el método de su "pragmática uni­
versal": ahí se trata de convertir la conciencia implícita de reglas (un
a los especialistas que hacen su tematización, sino un patrimonio co­
"know how"} en una explícita {un "know that"). A diferencia de Haber­
mún de todos los seres humanos. Precisamente el supuesto más gene-
mas, Apel aborda la reconstrucción normativa conservando el trascen­
dentalismo, eh una "pragmática trascendental".
17. N. Hartmann, ob. cit., p. 28. "La filosofia platónica", agrega un poco más adelante, Digamos, por ahora, que toda reconstrucción normativa es una
"es el descubrimiento histórico del elemento a priori en el conocimiento humano en ge­
neral" (ídem, p. 29). especie d-e "saber acerca de un saber". Es un saber sapiente� en tanto
18. Ídem, p. 28. Traduzco "sittliches Bewusstsein" como "conciencia de lo moral" (en lu­ que el saber sabido (objeto de la reconstrucción) no es realmente cons­
gar de "con-ciencia moral") para distinguir esa expresión de "Gewissen", que sólo puede ciente mientras no está reconstruido, y cuando lo está, es decir, cuan­
traducirse, en español, como "conciencia moral". do se hace consciente, se confunde con el saber sapiente, el saber de la
19. Cf. J. Habermas, "Was heisst Universalpragmatik", en K.-0. Apel (Ed.) Sprach­
pragmatik und Philosophíe, Francfort, Suhrkamp, 1976, p. 183. 20. Cf. R. Callois, Sociología de la novela, Buenos Aires, Sur, 1942, p. 62.
Ética y ethos. La ética como tematización del ethos 31
30 É tica: conceptos y problemaf

mativa", entonces, la ética filosófica tematiza el ethos, no meramente


ética normativa reconstructiva. Es algo semejante a lo que pasa con el
contemplándolo o analizándolo como objeto de estudio, sino configu­
conocimiento de las reglas gramaticales. Este conocimiento (que, en
mayor o nienor grado, poseen todos los que han aprendido a hablar su rándose ella misma, en cuanto forma peculiar de saber, a partir del
saber ínsito en ese objeto de estudio. Con el sentido teórico de la ética
propia lengua materna) no es consciente en sentido estricto mientras
no se apela a la -gramática, entendida pr�cisamente como la'disciplina se entrelaza indisolublemente un sentido social: cada agente moral
tendría que poder reencontrar en ella lo que ya sabía de modo vago,
que ha "reconstruido" tales reglas.
La reconstrucción normativa es tarea ardua' ya desde su inicio ' sin poder expresar adecuadamente. Por eso Kant desarrolla su ética
"
porque se conoce" y, a 1a vez, no se conoce lo que se trata de recons- como doctrina de un principio de la moralidad que está presente en
truir: se está cierto de su existencia, de su efectividad, de lo que -co­ todo ser racional bajo la forma de un "factum" de la razón.
mo se verá después- cabe llamar "facticidad normativa"; pero no hay
una aprehensión clara, aparecen confundidos los niveles de reflexión'
y ni siquiera se han "problematizado" los aspectos en sí mismos más
problemáticos. Además, conforme comienza el proceso de reconstruc­
ción, comienzan también las dificultades exegéticas o hermenéuticas.
Cualquier criterio interpretativo que pretenda aplicarse requiere una
confrontación con manifestaciones concretas del saber pre-teórico que
se trata de explicitar. Pero, a su vez, esas manifestaciones sólo pue­
den ser consideradas como tales si se recurre a la pre-comprensión, al
"saber pre-teórico", o sea, precisamente a lo que tiene que ser exami­
nado. Es el "círculo hermenéutico", que volveremos a mencionar a
propósito de los métodos de la ética. Por ahora interesa destacar el
hecho de que la reconstrucción normativa progresa a través de sucesi­
vas superaciones de las dificultades inev.itables, y en la medida en
que las correcciones "circulares" van reduciendo el campo de lo implí­
cito y aumentando correspondientemente el radio de explicitación.
El esfuerzo representado por la reconstrucción normativa, es de­
cir, por la ética, no es ocioso sino algo que "vale la pena", como lo ha­
bía ya advertido Kant cuando sostuvo que, aunque hay un "conoci­
miento moral racional común", presente en todo hombre, resulta no
obstante necesaria la transición a un conocimiento moral filosófico '
para evitar la seducción de la que el saber ingenuo del deber puede
ser víctima por parte de las naturales inclinaciones. La "razón huma­
na" ("gemeine Menschenvernunft'') es empujada -dice Kant- "no por
necesidad alguna de especulación ... sino por motivos prácticos, a salir
de su círculo y dar un paso en el campo de la filoso/fo práctica".21
El sentido de la ética depende, en última instancia, de que en el
fenómeno del ethos esté incluido ese saber pre-teórico, y de que se tra­
te de algo que efectivamente es puesto en juego en las decisiones prác­
ticas de los agentes morales. En su carácter de "reconstrucción nor-

21. l. Kant, Grundlegung zur Metaphysik der Sitten, Akad. Ausf, IV, p. 405. (En ed.
castellana, Fundamentación de la metafísica de las costumbres, trad. M. García Moren­
te, Madrid, Espasa-Calpe, 3a ed. 1967, p. 46.)
44 Ética: conceptos y problemas

problemas capitales de la ética . Sólo que, por así decir, en ellos no nos III. Niveles de reflexión ética
dedicamos a inspeccionar el interior del edificio del ethos, sino que nos
asomamos por sus ventanas y balcones, y echamos miradas al ex te­
rior del edificio; tratamos de ver asimismo cuán grande es y dónde es­
tán los límites con los edificios vecinos .
Las tres dicot omías señaladas son muy importantes, pero de nin­
gún modo puede considerárselas las únicas. Junto a ellas están, por
tido de sus "niveles"
ej emplo, las dicotomías cor respon dientes a las estructuras confiicti­ III.1. Concepto de "reflexión" y sen
va s del ethos . El sentido de la vida moral se halla indisolublemente
obliqua, un acto p�r el que
vinculado a conflict os, que se manifiestan siempre de maneras con cre­ La reflexión, como vimos, �§ una intentio como en un espeJO, se re­
tas, pero que la ética puede contrib uir a aclarar -e indirec tamente a el suj eto ;econvierte en objeto de sí mismo:
el término). �§ .!!�11 auto? �
b erva-
resolver o evitar- mediante la tematización de dicotomías representa­ fleja (y tal es el sentido etimológico d e autoc ono cim iento.
da s, por ejemplo, por la contraposición entre lo universal y lo particu­ c10n
• _, -1_ - - surgir alguna forma d
u.e la que tiene . que i ncia· hu-
operación quela conc · e
la r, o entre la permanencia y el cambio. Podemos ll amar "sincrónica" Puede entenderse entonces_ como una t con
.
i en­
io ca.rácter _ de "a1:1 �
mana llev a a cabo en el marco de su prop
c
a la primera de estas di cotomías y "diac rónica" a la segunda . Se trata, con r es­
. como se verá en el capítulo VI, de dos estructuras conflictivas básicas, cia" 0 "_ape:rcepción". La
posibilidad de esa "toma de distancia
un problem a . �guno� p ns a do­
pecto a lo propio constituye de por sí
e
comprensibles desde una teoría de la bidimensionalidad de la razón.
sd l a antropologrn filosofica. He�­
Hay asimismo en el ethos una tensión constante entre las incum ben­ res han tratado de explicarla de e
ula con o que llama _la "pos_i­
cias de lo racional y lo emocional, es decir, una cabal dicotomía entre muth Plessner, particularmente, la vinc 1 Sosti�ene que, a dife rencia
bre.
logos y pathos que, análogamente, da lugar a múltiples conflictos con­ cionalidad excéntrica" propia del hoin en
ntal" respecto de la esfe�a
del animal (que tiene una posición "fro
ndante": Umwe�t,_ ! s � co1:stit�y�
cretos. Todo ello contrib uye a la característica e ins oslayable compleji­
dad de los fenómenos morales. que vive, es decir, de su "mundo circu ent 1ca
*** en "centro"), el hombre
se h alla siempre en una pos1c10n exc :
mas, el
con relación a su esfera,
que es la del "mundo" (Welt). Pero, ade
e de
e constituye, o sea , carec
He mos pasado revis ta, escuetamente, a algunas de las dicotomías ca­ animal no tiene "vivencia" del centro qu splaza,
el hombre el �e_ntro s� d�
racterísticas del ethos . Con ello hemos ya entrado al edificio; hemos vivencia de sí mismo, mientras que en a on su�J�hv�: por
a una especie de duplic ��
com en z ado, de algún modo, por ahora muy prec ario, la "tematiza­ toma distancia y provoc
ro m b1en q�e tiene cu�r­
ción". No hemos aún "teorizado"; pero la mostración de dicotomías, la ej emplo, el hombre siente
que "es" cuerpo, p e ta
.
o r í, cont mpl rs e a �1 �us mo, escm­
explicitación de ellas , ha sido un paso de "problematización". Estamos po. De ese modo pu ed e sa b er s b e s e a
.
mplado. Tal escision_ repr�senta
tratando el ethos en sus aspec tos más generales . Sin embargo, ya so­ diéndose en el contemplador y lo conte vencias, en
entre el yo y sus vi
mos tam bién conscie ntes de que el ethos sie mpre se especifica y se in­ a 1a v ez Una "ruptura", una hendidura s un m1
.
mo t'iempo,
n dos lado �
virtud de la cual el hombre queda e
a
dividualiza . La "facticidad normativa" es siempre una concreción, que d l esp 1 . Al encon­
l tiempo y �
pero también en ningún lado, fuera de
e ac
puede ser identificada, distinguida de otras conc reciones posi bles o í mis mo" , como
dos" y "frent
trarse simultáneamente en sus "esta st
e a s
reales. Pero justamente esa identificación requiere que se la "ubique" so l hom bre
stante�ente
obj eto, su acción vuelv e tambié1:1- �o�
e
dentro del ethos en ge neral. Como hay una pluralidad de ethos y tam­
b � e
su id , y qu , de
e que vivir conduciendo
a e
bién pluralid ad de crite rios para clasificarlos, siempre se puede agre­ se hace a sí mismo. Tien
� a

uentra con es _ v d .
modo permanente e ineludible, se enc
a 1 a
gar a "ethos" un adjetivo p articular (el ethos "griego", el ethos "cristia­ ta -
dud , sin emb argo, que s iempre, absolu
no", el ethos "form alista", etc.). Pero tendremos acceso a ellos en la Se puede poner en a

medida en que los reconozcamos com� casos o ejemplos de algo gene­ , W.


nischen und der Mensch, Berlín-Nueva York
ral. Y como la tematización es refiexiva, se hace imprescindible tomar l. Cf. H. Plessner, Die Stufen des Orga
conciencia de los distintos niveles en que puede tener lugar esa re­ de Gruyter, 3a ed. I_,975, pp. 288 ss.
flexión. r A t:; l
46
Ética: conceptos y problem
as 47
men te siempre ( o, al
Niveles de reflexión ética

menos' en todos sus e


bre esté en act1·tud
"reflexi. va" . O �uiz · , stados conscientes) el hom- zar" la intentio, o sea, deja de ser, precisamente, una reflexión. Vea­
, a haya qu e d1stm
. . .
aqm un sentido estric gmr también mos cómo funciona esto en el caso del ethos.
to Y un sentido la
perm anente "encontr to. E s 'lti' mo abarcaría ese
arse" del h o
.
concienci. a de condu mbre con su propi. a v1'd ,
te u

.
cir esa da. p/dn,a a, as1 como la
tido lato, no ob nt nd erse "reflexión",
en sen-
. stante, comoVItoda i o ,
e e

J eto de una medit a rma de "med'Itac1. 0n " ( aunq ue el o b-


111.2. Ethos prerreflexivo y ethos reflexivo
cón determm
medi.tante). En sentid . ada no fuera alg o de1
.
.
prop10 s uj eto Las diferencias de nivel de reflexión no deben interpretarse como
o estr. cto en
"refl exión" p ara los c c l m b10, reservaríamos la palabr
as os diferencias axiológicas: no se trata de que unos niveles sean ."mejores"
a
enl ,
que es "c ara Y dIs . tm . .
e l p ensamient . ta" la actitud en
a

· ' m d ' nte un giro de q que otros.Las diferencias aluden a las maneras de operación reflexi­
deci r, se vuelve sobre ciento ochenta gi·ados,
o e i a ue

, sí mism o • Una c osa p or así va, a lo que se busca con ellas y, particularmente ahora en el caso de
xrnn es m�st:ªr com ,
· (en sentido estricto) es o la refl e- lo ético , al grado de normatividad presente en la reflexión.
"p os1'ble ,, . 0tra, m uy
ella es "in evi
table " . C reo
d1stmta, sostener q ue
qu e h ay q ue a. dm1· ti· r . Recordemos que el ethos es un conglomerado de creencias, actitu­
de estados prerrefiexi ta mb1é n l a existencia
. , vos de la concie . ncia humana� estado des, costumbres, códigos de normas, etc. Quizá en un sentido lato todo
atenc1on está s en que la
totalmen te vo .
lcada hacia "afi_ u� ra" h · ello pueda concebirse como "reflexivo", pero en s entido estricto es pre­
. en q ue sin q u e s ' aci a lo otro de
sí, y
e h ay a erd id o la "_P_� . ferible distinguir lo "reflexivo" como una sección especial del ethos.
adop ta ,una -al men o . s1c10 nahd a d excén tric a ",
se
s prov�isoria - p os1c10n "frontal" · Hablaremos, entonces, de ethos "prerreflexivo" y de ethos "reflexivo".
pe� o 1 O qu e posibilita En el primero nos encontramos con la normatividad pura, no cuestio­
, l reflexión no es s olo , ..
excen trica". . la "pos1c 10nalidad
Esto constit uye sm
a
· d uda un facto nada aún, la conducta ajustada a determinadas normas, simplemen­
no, pero no suficiente r fiun dam ental y nece
.No bas ta comprender sa- te, y las maneras de juzgar tal conducta, espec ialment e cuando ésta
del m undo' sino una que un o no es el "cen
"p erspecti. va" sobre . tro " se aparta de aquellas normas. Incluso pueden incluirse aquí ciert os
bles p erspec tivas. Par '1 ' J u�to a otras mnu
a qu e la reflex , mera- aspectos de la prédica moral. Sin embargo, todo esto, en tal estado de
e

do, la reflexión delib i n n sei_itid o estricto Y, so


era da ' se h ag .
a p os1 : _le, tie
br e to- . "pureza" (en el sentido de ausencia de t oda reflexión), sólo puede
o

cido la contraposición ne_ que haberse produ­


con otras perspectiv corresp onder a un sector diminuto en el complejo conglomerado del
cativo con ellas. Es as, el interca
. dec·ir, ti· ene que hab mbio com uni- ethos, porque en todos es os elementos s iempre pueden surgir dudas o
tien e que ha er d.za 'logo, y especialmen te
ber diálog o argum ent . la necesidad de reforzar los propios juicios m orales. Particularmente
La cuestión que n os
at1v · o, tiene que haber
interesa ah ora es la " discurso". la prédica no puede permanecer siempre sin reflexión. Ocurre así que,
., de 1os "mv . ,,
x10n. De nue vo n os v . e1es de refle-
ale mo s de un
a ima gen m e ta . casi insensiblemente, se pasa de ese nivel "prerreflexivo" a un primer
p ensar entonces lo "p fi'
onc a, y p od em
rerreflexi. vo" como u os nivel de reflexión. Se trata aquí de una reflexión elemental, espontá­
por "enci. ma" del c ual se establ . .
n p lano ' o estrato, o niv .
ecen distmto el, nea, que surge a consecuencia de discrepancias morales. Es el tipo de
les "reflexivos". El s planos, estratos o
, prim ero de e, stos corr ,
nive- reflexión que va adosado a la toma de conciencia de que el otro no juz­
tanea, natural ' cotidia esp onde a 1 a
na · De ese mv . reflex10 . n espon- ga exactamente como yo.En el ethos hay certezas, pero también hay
el resulta f:' ·
propio de la reflexión . ac11 dis · tmg· uir el nivel
voluntan. a e m te 1ectualmen
dudas. La actitud de "pedir consejo", por ejemplo porque, aunque se
mática, ordenada' aten te deliberada
, siste-
ta i·n cluso a pau
tas metodol' . conocen las normas, no se sabe cómo aplicarlas a tal situación concre­
ya en la razón reflexiv ogicas. Ahí e
s tamos
a o' s·I se prefiiere' en ta -o porque no se sabe cuál norma habría que aplicar ahí-, y, sobre
En ambos niveles est . la reflex1. 0n , .
rac10c1. na
. am os, sin em
bargo' volviendo 1a . nte. todo, la actitud de brindar ese consejo solicitado son actitudes que van
nosotros mis .,
atenc10n sobr e
mos' sobre algo que . . . acompañadas necesariamente de un tip o de reflexión que podemos
co�o especie. . nos es . pro , pIO, · sea com o m
y eso lo expresamos . . d1VIduos o llamar "reflexión moral". Un segundo nivel está constituido por las re­
flexión posibl, e, enton lin gu� �ticamente. O tro niv
ces ' es el de 1a ate el de re- flexiones que es necesario desarrollar cuando no nos conformamos ya
esa expres10n . . nc10n vuelta preci·sam
lmgüística y q�e tie ente hacia con saber, o con decir, qué se debe hacer, sino que nos planteamos la
guaje". y aun podem · ne q ue expresarse
en un "metale
., os i�aginar u
n c uarto nivel' en e1 n- pregunta "por qué", y tratamos de responderla.Ahí se toma concien­
x10n, paradójicamen te . qu l r fl e-
' tom a ya tanta di s cia de que la reflexión no sólo es ineludible, sino también de que hay
tancia q ue p a
e a e
rece "endere- que desarrollarla racional y sistemáticamente. Ese desarro llo equiva-
49
Niveles de reflexión ética
48 Ética: conceptos y problemas

le ya a una "tematización". O sea, entramos ya en la "ética". La bús­


queda de fundamentos de las normas y la crítica de aquellas normas
que no nos parecen suficientemente fundamentadas, o de propuestas
de fundamentación que nos parecen deficientes o incorrectas, son las
tareas más características de este segundo nivel que constituye la
"ética normativa". Todo está aquí, aún, impregnado de normatividad
(en sentido lato: normas y valores). Se sigue utilizando un lenguaje
expresamente valorativo. Pero se apela a la razón, a los argumentos
en favor o en contra de determinadas normas. Consciente o incons­
cientemente, en este nivel de reflexión se hace filosofía práctica, ética. Funda­ Semiosis
Hay, entonces, normatividad pero, a diferencia de lo que ocurría en lo mentos
prerreflexivo o en la "reflexión moral", lo normativo es cuestionado; no
,·, hay ng�s ni valoraciones "sacrosantas". Un tercer nivel es el de la
Ethos Facticidad
}--"ñietaética,?, O--sea, -u.n:::tÍpQ"' de reflexión que analiza el significado y el rreftexivo
{)!�Tos.J�r_minoB mora.��ª metaética constituye un "��!ale�_ -
_
t guaje" con respecto al lenguaje normativo. En principio, pues, preten­
cle-ser ya una reflexión no normativa sino "neutral". Ya vimos que esa
pretensión quizá no puede justificarse, pero al menos es una preten­
º'2 -�
(J

sión real, y es obvio, en todo caso, que no puede haber ahí. el mismo
grado de normatividad que se da en los niveles anteriores. Finalmen­
te, existe un cuarto nivel de reflexión ética, consistente en observar el
fenómeno moral desde una posició_1Llo_:rq:is apartada de_ �l que sea
posible. Se intenta, simplemente, �sc_ribji�íá-:__�fa&tÍGíd�ti:va"; '
No se toma posición respecto de si algo está "bien" o "mal", ni si "se
debe" o "no se debe" hacer. Sólo se dice cómo es; se investiga qué se
cree que se debe hacer, se comprueba cómo�portan los seres hu­ . · le 8 de reflexión étic a
manos. No es una labor filosófica, sino "&.e:ñtífic�": es parte de la labor
nwe
111.3. Visión panorámica de los cuatro
de la antropología, o de la psicología, o deTá sociología, etc. A este ni­ , trica
een · s s eñala en el
vel de reflexión (que, desde luego, también reclama para sí la neutra­ El esquema de las circunferencias can .
s del ethos:
constitu tivo
lidad valorativa) lo llamamos "ética descriptiva". Aquí no sólo ha dis­ círculo central, cuatro aspectos genera.les
minuido el grado de normatividad sino que, por la distancia que se .
1) El ethos prerreflexivo, o s _ea, el conJun
· t°, no . _ tem . atizado ; ni cues""
abre entre el observador y lo observado, también parece desvanecerse, mora : :1 s códi gos de nor­
desdibujarse el carácter "reflexivo". tionado, de creencias morales, acti· tudes co, del que par-
basi
Vamos a ver con más detalles estos cuatro niveles, que quedarán -mas - tumbres , etc · Es el fenómeno moral
----· cos l es, e · "
l "piso
s racio��
representados, por lo pronto, en el siguiente esquema: tici�amos necesariamente todos los ser� reflexio n sobre cues-
lqmer
desde el que en todo caso se inicia cua

ºr
tiones morales.
ica de normas, �rea��re
2) Las tareas de fundamentación y de crít as
meno del et
también forman parte del complejo fenó que a mer a
sistemática
requieren ya una reflexión más fina y
"reflexión moral". . ,
La "semiosis" del ethos, es decir, el lenguaJe especifico en e1 que
3)
50 Ética: conceptos y problemas Niveles de reflexión ética 51

se expresa lo normativo y lo valorativo. La reflexión sobre la se­ mente, aunque no les diera esos nombres, los niveles que hoy llama­
miosis no puede ser ya expresada en el mismo lenguaje, sino que ríamos "moral", "ético-normativo" y "metaético". Vale la pena reprodu­
tiene que serlo desde un "metalenguaje". cir el fragmento de su Enquiridión donde registra esa distinción:
4) La "facticidad" normativa como tal, es decir, la realidad empírica
de las creencias, las actitudes, las costumbres, los códigos, etc.; ' El primero y más necesario lugar de la filosofía es el de la prác­
los aspectos objetivos de ese fenómeno, incluyendo los actos de tica de los principios, como el "no mentir". El segundo, el de las de­
mostraciones, como por qué no hay que mentir. El tercero, el de
reflexión sobre el mismo. La "reflexión" sobre este aspecto no tie­
confirmar estas mismas cosas y declararlas con precisión, como
ne carácter filosófico, sino científico (como en la investigación
¿por qué es esto una demostración? ¿Qué es, en efecto, demostra­
que puede hacer un antropólogo acerca de las costumbres de una ción?, ¿qué consecuencia?, ¿qué contradicción?, ¿qué lo verdadero?,
determinada etnia). ¿qué una falsedad?
Por lo tanto, el tercer lugar es necesario para el segundo, Y el
En la primera corona que sigue al círculo central están ubicados segundo para el primero; pero el necesarísimo y en el que hay que
los cuatros niveles de reflexión respectivos. En cada uno de ellos el descansarse es el primero. 2
principal objeto de reflexión es el indicado en el sector adyacente del
círculo central. Desde luego, esto no es exactamente lo mismo que se distingue
La segunda corona permite separar las dos formas de reflexión en el pensamiento contemporáneo. Habría que señalar, por e�emplo,
"normativa" de las dos formas "neutrales". Habría qu€ aclarar, en el que Epicteto (fiel así a la tradición helenístico-romana) consideraba
primer caso, expresamente normativa, y, en el segundo, pretendida­ "filosófica" la que vengo llamando "reflexión moral" (la "práctica de los
mente neutral. La última y más amplia corona, finalmente, permite principios"). En lugar de "metaética", por otro lado, veía el te;cer n�vel
distinguir las dos formas de reflexión filosófica (ética normativa y me­ como una especie de lógica general; y, finalmente, no advertia el mvel
taética) de las dos no filosóficas (la reflexión moral, que es prefilosófi­ de la "ética descriptiva". Pero es sumamente notable el hecho de que
ca, y la ética descriptiva, que es, más que reflexión, una modalidad de haya deslindado esos tres niveles que sin duda se aproximan mucho
observación científica). al sentido de los tres primeros del esquema aquí presentado.
Es necesario aclarar, de todos modos, que el gráfico sólo propor­ Los analíticos contemporáneos suelen hablar también de tres ni­
-ciona una primera aproximación, una visión panorámica de los nive­ veles, pero incluyendo entre ellos al de la ética descriptiva Y excluyen­
les de reflexión. No hay que pensar esas divisiones como los "compar­ do, en cambio, el de la mera reflexión moral. Lo grave de esto es que
timientos estancos" de los buques, que no se conectan entre sí (para entonces le adjudican a la metaética la función fundamentadora de
que el buque siga flotando aunque alguno de ellos se haya anegado). normas y, en correspondencia con ello, le sustraen a la ética normati­
En el esquema, por el contrario, las secciones están intercomunica­ va todo carácter filosófico. La confusión procede del hecho de que la
das: los niveles con frecuencia se entremezclan, y sus límites son más metaética es la instancia desde la cual puede fundamentarse la ética
bien difusos. No es imposible, por ejemplo, que una reflexión de ética normativa, es decir que la metaética tiene que decidir sobre la validez
normativa se refiera a aspectos semióticos, o que una de metaética de los criterios de fundamentación de normas.
aluda a algo fáctico_, o que una de ética descriptiva haga "excursiones" Los cuatro niveles pueden, en general, distinguirse muy fácil­
por el campo de la fundamentación, etc. El gráfico registra, por así de­ mente por el tipo de pregunta que cada uno trata de responder:
cir, lo que constituye las incumbencias prima facie de cada nivel de
reflexión. l. (Reflexión moral): preguntas del tipo: "¿Debo hacer x?".
La distinción de niveles ha sido destacada, en el siglo XX, parti­ 2. (Ética normativa): preguntas del tipo: "¿Por qué debo hacer x?".
cularmente por la ética analítica anglosajona, aunque hay que seña­ 3. (Metaética): preguntas del tipo: "¿Está bien planteada la pregun­
lar también que, en la gran mayoría de los casos, ésta ha carecido de ta anterior?" (y "¿Por qué sí o por qué no?"), o bien: "¿Qué carác-
visión clara para la diferencia entre la mera "reflexión moral" y la
"ética normativa". Curiosamente, esa diferencia había sido descubier­ 2. Epicteto, Enquiridión, edición bilingüe, introd., trad. y notas de José Manuel García
ta ya en la Antigüedad. Epicteto, por ejemplo, distinguía explícita- de la Mora, Barcelona, Anthropos, 1991, cap. LII, pp. 113-114.
52
Ética: conceptos y problema�
Niveles de reflexión ética 53

ter tien e un a expresión lingü


ística como «debo hacer X»?" "· Es
c?�osci·t·iva_ o �o cognoscitiva?", "¿Qué fu ' <., influencia. Dice J. Hospers que "se puede conseguir que la gente actúe
nción cumple", etcétera.
4. (Etica descriptiva): preguntas del tipo: "¿Cr de cierta manera a través de consejos morales, exhortaciones, persua­
ee A que debe hacer sión, sermones, propaganda, hipnosis o psicoterapia". 3 Y aclara a con­
• (donde "A" puede ser un agente in
x?"
dividual, un pueblo una tinuación que nada de eso concierne a la ética: ésta tiene, según Hos­
cultura, un grupo religioso, una época,
etcétera). pers, la función de hallar la verdad acerca de esas cuestiones, y no la
Podríam?s dec�r, siempre en sentido muy de impulsar la ejecución de determinadas acciones. Esto parecería un
general, que las pre­ esbozo de distinción entre la reflexión moral y la reflexión propia de la
�nt �� del primer tipo solicitan un consejo; las del tipo 2 piden justi­ "ética normativa", pero en realidad no lo es. La reflexión moral influ­
ficacwn_, o sea, fun damentos norma
tivos; las del tipo 3 dema n da
aclaraci nes sobre significados y usos n ye sobre la acción y justamente por eso concierne a la ética; y ésta, por
? de los términos normativos, y su parte, como veremos después, ejerce una peculiar influencia indi­
las del tipo 4 reclaman concretas informac
iones descriptivas. recta sobre la acción.
Otra distinción que podemos hacer es la que
resulta de comparar La reflexión moral es practicada especialmente por el predicador
los cuatro niveles con lo que ocurre respec
to de una obra de teatro 0 de moral, el "moralista". Aunque la prédica, como tal, no sea esencial­
de cine:
mente refiexiva, el moralista necesita de la reflexión para reforzar su
Nivel 1 (Reflexión moral): (comparable a) poder persuasivo. No te nemos que pensar necesariamente al moralis­
las indicaciones que da el ta como un predicador profesio nal, o como alguien dedicado perma­
director a los actores.
nentemente a "moralizar". Todo ser hum ano puede ser moralista, al
Nivel 2 (�tica ormativa): (comparable a)
1_1 la fundamentación y/o las menos por momentos, cada vez que dice a otros lo que deben o lo que
c?nsiderac10n es críticas de tales indicacio
nes; incluso las discu­ no deben hacer. Para ello suele ser imprescindible algún grado de re­
s10nes qu� !os actores pueden tener con el
. director en tal respecto. flexión.
Nivel 3 (Metaetica): (comparable a) el anál
isis técnico de las expresio­ Es obvio que, en nuestro tiempo, la imagen del "moralista" está
nes teatrales (o cinematográ
ficas). desacreditada, pues suele vinculársela o bien a la ingenuidad o bien a
Nivel 4 (�tica de c iptiva): (comparable a)
� � lo que ve el espectador y la hipocresía. El "moralismo", la "moralina", etc., son efectivamente
describe el critico de teatro (o de cine).
deformaciones del ethos que evocan cierto rigor moral artificial, pro­
pio, por ejemplo, de la época victoriana, y referido particularmente a
Como creo que la discriminación clara de la regulación de las relaciones sexuales. Pero no toda "reflexión mo­
. estos cuatro niveles se
ha �onverbdo en una conditio sine qua non
para la adecuada "temati­ ral" se desenvuelve en el marco de la "moralina". La reflexión norma­
zación " del et�os, insistiré aún un poco más
en el asunto, mediante al­ tiva (en sentido lato, es decir, tant o normativa como valorativa) es
gunas acotac10nes sobre cada uno de ellos parte constitutiva del ethos, y representa a menudo el punto de arran­
y confrontaciones de cada
uno con los demás. que de las reflexiones de ética normativa, en virtud de que, como ya se
vio, esas partes no son "compartimientos estancos". También el recha­
zo de la "moralina", el rechazo de la hipocresía, requieren reflexión
111.4. La reflexión moral moral. Hay un "arte de vivir", que se alimenta de reflexiones morales
y que no es desfiguración del ethos. En otras épocas, como se vio en el
Ya in diqué cómo desde el "ethos prerreflexivo" ejemplo de Epicteto, o como ocurre más tarde en "moralistas" al modo
. se pasa casi insen-
sible�ente a este primer nivel de reflexió de Charran, La Bruyere, La Rochefoucauld y tantos otros, había al­
n. El pasaje puede hacerse
de divers�s m�eras: en la prédica, en la canzado incluso categoría de pensar filosófico. En nuestro tiempo, la
_ exhortación, en el consejo,
en el e�Jmci. amiento de una acción, en el esfu reflexión moral, adecuadamente "ilustrada" por la ética normativa y
_ erzo por alcanzar la for­
� ulac 10� prec isa de _ un a n orma situaci on al, etc. Aun que no toda por la información científica sobre determinadas estructuras situacio­
mfluencia del len a.J (hablado o escrito) nales, forma parte de la llamada "ética aplicada", a la que nos referi­
� � sobre la acción puede ser
en cuadr��a en el ambito del ethos o fenóme remos después.
no moral, lo cierto es que
la reflex10n moral se traduce siempre e
n algú n tipo de seme jant e
3. J. Hospers, La conducta humana, Madrid, Tecnos, 1964, p. 22.
Ética: conceptos y problemas
Niveles de reflexión ética
55
111.5. La ética normativa
léctica natural", por la cual se tiende a cuestionar el carácter riguroso
�n este nivel de reflexión la atención del deb er y a acom oda rlo a nuestros deseos o intereses. En otros tér­
está dirigida, deliberada
on s_cien�ement e, a la cues
tión de la validez de los principios mor minos : la ética normativa (filosófica) se hace necesaria porque el hom­
¡ ale:
qm esta p�esenta la razón, Y es ella la bre, junto a su saber moral, tiene también la tendencia a engañarse a
que tematiza el e thos en to�
��s los senti�os que hemos atribuido sí mismo . La reflexión ético-normativa, sistemática, operando con ar­
a la palabra "tematización" La
etica normati:a es la bú gumentos racionales, impide, o al menos dificulta, ob staculiza ese en­
squeda de los fundament
os de la s norm�s y
de_ l�s val orac_rnnes. Esta búsqueda va gaño . Además, como ya vimos, la ética es precisamente un esfuerzo
asociada indisolublemente a la
c tica, es decir, al � er
�� manente cuestionamiento de cada fund "reconstructivo" de ese saber. Es el procedimiento que permite hacerlo
cwn. Fundamentación y crítica ament explícito, claro, libre de ambigüedades que pueden desfigurarlo.
son tarea s opuestas (ya
nta a sostene r, consolida r, y ésta, por qu e aquél�
El pensamiento positivista, en sus diversas variantes, ha cues­
��;_ el cont rari o, a conmover,
, oler) p�ro, a la vez, complementar a tionado siempre el derecho de la ética normativa a erigirse en saber
ias (porque la consolidación- se­
ra tanto mas firme cuanto más embate riguroso. El gran prejuicio positivista consiste en suponer. que sólo las
s pueda resistir ).
Tanto la fundam entación como la crítica "ciencias positivas" revisten ese carácter, y que todo lo "normativo"
son tareas filosóficas El
d
, e �rr lo de tales tareas, Y del corres es una cuestión .subjetiva, algo así como una "cuestión de gustos" (y
l � pondiente nivel de reflexión· es
m ice _e que �a refle xión moral, la mer de gus tibus non est disputandum). Ahí, en ese prejuicio, re side la
a refl exión moral, por sí s�la
resulta m sufic1ente . Esto razón de por qué la filosofía analítica -que mantiene siempre algún
· es lo qu e Kant ha vi sto muy
t.1moma en e1 s1gm . b"1en, y que tes-'
• ente fragmento : lastre de positivismo- suele ignorar la diferencia entre la mera "r efle­
xión moral" y la "ética normativa". Pese a la conciencia que la filosofía
jQué magnífica es la inocencia!
Pero jqué desgracia que no se analítica tiene de la importancia de distinguir los niveles refle xivos,
.
pue?a c nservar bien
� Y se deje fácilmente seducir! Por
eso la sabi­
incurre con frecuencia en la misma falacia. Pero la ética normativa no
duna IDISma -que con iste más
� en el hacer y el omitir que en el es cuestión de gu stos. Ella es tamb ién "ciencia", en el sentido amplio
_ _
saber- necesita de la ciencia, no
para aprender de ella, sino para de ese vocablo ; es decir, ella puede conducir, si opera sistemáticamen­
procurar a su precepto acceso y
duración. 4 te y con metodología adecuada, a conocimiento auténtico.
Lo que el positivismo niega es la "posibilidad" de la ética norma­
. Esa "cien_cia" que menciona Kant es,
precisam ente, la ética nor­ tiva o , más e xactamente, su "legitimidad". Para tal negación suele
mativa.1:ay sm duda_ u� "saber" m oral
prefilosófico ; ese saber se vin­ apoyarse (y en esto el positivismo viene a coincidir con el relativismo)
cul_a a la facultad practica de juzgar",
y permite deci r qué es bueno y en el hecho de que existe una gran variedad de códigos normativos.
que es mal o, y qué se debe hacer y qué
no se debe hacer. Es un saber De esa variedad se infiere, precipitadamente, que las normas no son
natura! del hombre, un saber espontán
eo , qu e está ya en el e thos fundamenta bles y, por lo tanto, que es "imposible" una disciplina ocu­
rre� e xivo Y que se compl pre­
em enta, en todo caso , con pada precisamente en fundamentar las normas. S e piensa entonces
al · Es, pues, u� �-aber qu_e no _necesita la " refl exión mo­
; de la filosofía, ni de todo el es- que tod o intento de hallar semejantes fundamentos es arbitrario. En
1:1-erzo Y la erudic10n que esta implica.
Es decir, no necesitaría de ella la historia d e la filosofia se han dado, en efecto, teorías arb itrarias,
�1 n o �u era por su "d ebilid
ad"; si no fuera porque resulta fácilm absolutistas; pero tamb ién es arbitario meter todo, sin la menor dis­
�ª-
� edu�! ble" por "inclinación", como dic
e Kant (o por las " racionali
ente
za­ criminación crítica, en una misma bolsa. La ética normativa genuina,
c10nes , com o dina hoy un psicoanalis
ta). Aquel saber "natural", "es­ sin em bargo, no ela bora teorías dogmática s o absoluti stas, sino que
pontáneo" ' "pr�-stm · o" ' o como se lo quiera llama
r, presente en todos los opera con criterios críticos. Dispone, desde luego, de respuestas racio­
hom br�s, es siempre lo básico, es a bso
lutamente necesario pero re­ nales para explicar el hecho de la pluralidad de _ códigos normativos
sulta difuso, y sucumbe con
frecuencia a lo que Kant llama �na "dia {por ejemplo, la distinción entre normas "básicas" y normas "deriva­
-
4. I. K� 1lt, Grundleg��g zur Met
das", o argumentos con los que puede demostrar que la "tolerancia" no
aphysik der Sitten, p. 405
;
menta cwn (trad. castellana· Fu da es la actitud coherente con el relativism o sino, precisamente , un crite­
de � a metafisica de las costumbre
s, p. 45. Véase también trad de J• Mard.
B arcelona, Ariel, 1996, pp. 139_140_)_ �
ommgo, rio normativo objetivo y, por ende, fundamentable, etc.). Pero no pode­
mos entrar ahora en eso. El mayor prejuicio positivista, además, no
57
56 Ética: conceptos y problemas Niveles de reflexión ética

Es espontánea, asistemática. Es reflexión sistemática.


reside en la fundamentación, sino en la recalcitrante identificación de
lo "objetivo" con lo "descriptivo", y la consecuente remisión de lo "nor­ Tiene que ser crítica:
mativo" a "cuestión de gustos". Lo que ahí no se advierte -y que ha si­ Es acrítica.
do puesto de relieve a fines del siglo XX por la ética del discurso- es Es un saber prístino, apoyado Es "reconstructiva".
que lo "descriptivo" tiene que ser en cada caso demostrado por medio en el "prerreflexivo".
de argumentos, y los actos de argumentación ya suponen necesaria­
mente, como condición de posibilidad, afirmaciones normativas, afir­ COINCIDENCIAS
maciones que tienen que ver con ese "saber" originario que es consti­
tutivo del ethos y que la ética normativa se ocupa en "reconstruir". No Son reflexiones normativas.
sé si tendrá, en definitiva, algún asidero el viejo tópico de que de gus­ Se expresan en lenguaje normativo.
tibus non est dispuntadum; pero puedo afirmar que de moribus est dis­
puntadum, Y esto quiere decir, precisamente, que la ética normativa Son endógenas con respecto al ethos.
es "posible".
Más adelante veremos ·cuáles son los problemas básicos, y clási­
cos, de la ética normativa, y cuáles son los tipos de soluciones que se 111.6. La metaética
han· propuesto para ellos. Por ahora nos detendremos un instante en
la confrontación del nivel de reflexión ético-normativa con el de la re­ Podemos ilustrar el sentido de la metaética con un ejemplo muy
flexión moral. Esta confrontación puede hacerse, sin ulteriores expli­ concreto y muy próximo: casi todo lo que hemos venido haciendo has­
caciones, mediante el esquema de la página 49. ta ahora en estas páginas, y particularmente estas referencias a los
niveles de reflexión, y las comparaciones entre ellos, se inscribe en el
nivel reflexivo de la metaética. No hay que confundir la metaética con
CONFRONTACIÓNDE REFLEXIÓN MORAL la ética analítica, aun cuando la ética analítica haya restringido sus
Y ÉTICA NORMATIVA reflexiones casi exclusivamente al nivel metaético. Lo que califica a la
ética "analítica" como tal es su metodología (y su orientación consis­
REFLEXIÓN MORAL ÉTICA NORMATIVA tente quizá en exagerar esa metodología y en atenerse sólo a ella),
mientras que el término "metaética" -acuñado, es cierto, en el seno
Presupone principios A partir de las situaciones, de la filosofía analítica- designa un nivel de reflexión en el que pue­
y procura aplicarlos busca los principios. den utilizarse también métodos no analíticos y en el cual trabajó de
a las situaciones. hecho la filosofía práctica (además de hacerlo en el nivel normativo)
desde la Antigüedad, aunque no fuera consciente de ello y aunque no
Pregunta qué se debe hacer. Pregunta por qué se debe hacer lo
existiera esa designación.
que recomienda la norma o la
Incluso hablar como lo estamos haciendo ahora, acerca de la me­
reflexión moral.
taética, es también'una forma de hacer metaética. Ésta se expresa en
Juzga sobre el carácter (o valor) Indaga el fundamento de los todo "metalenguaje" cuyo referente es algún aspecto lingüístico del
moral de actos particulares. juicios morales. ethos y uno se mantiene asimismo en el nivel metaético cuando seña­
la qu� el ethos comprende, junto a su dimensión fáctica (la "facticidad
Es un "saber" prefilosófico. Es un "saber" filosófico. normativa"), una dimensión semiótica o lingüística. Podemos decir
que hay en el ethos, o sea, en el fenómeno moral, siempre un fact�m Y
Reclama respuestas situacionales. Reclama respuestas (universalmente) un dictum, o, como lo expresa Abraham Edel, hay una moralidad
válidas. "operante" y una moralidad "verbal". 5
Es un "saber" imprescindible No es imprescindible para
para el recto obrar. el recto obrar. 5. Cf. A. Edel, El método en la teoría ética, Madrid, Tecnos, 1968, pp. 208-209.
59
Niveles de reflexión ética
58 Ética: conceptos y problemas
a la metaética es examinar la va­
mas morales. Lo que sí corresponde
La meta�tica i�p!ica, por parte de quien la practica, un peculiar se utilizan para aquella fundamentación
lidez de los argumentos que
esfuerzo de distancwción con respecto a la facticidad normativa en la ativa . Las tareas propias de la metaéti-
que lleva a cabo la ética norm
que necesa_riamente está inmerso. Esto significa un cambio importan­ dt:
_ ca, en definitiva, serían, para Bran
t� en relac10n con los otros niveles de reflexión que hemos venido con­
s �derando. Quizá sea imposible despojarse totalmente de la normati­ amentar los enunciados
1. Establecer el método correcto para fund
v1dad
_ (y seguramente es imposible despojarse de los supuestos norma­ tamb ién establecer el méto­
éticos normativos (yo agregaría que
t�vos), pero, en la misma medida en que la tematización toma distan­ prob lema concreto que ella
do correcto para sí misma, según el
cia de lo tematizada, está presente en ella la pretensión de neutrali­
plantee).
dad (normativa y valorativa). El pensar metaético, según Frankena, inos y enunciados éticos
2. Esta blece r el significado de los térm
s son descripciones de al­
... no consiste en investigaciones y teorías empíricas o históricas (decidir, por ejemplo, si tales enunciado
datos, o recomendacio­
ni implica el establecer o defender cualesquier juicios normativos � go, o predicciones, o explicaciones, o man
o, como sostiene Nowell­
de valor. No trata de responder a preguntas particulares o genera­ nes, o meras exclamaciones, o si acas
les acerca de qué sea justo, bueno u obligatorio. Sino que trata de Smith, son "multifuncionales", etcétera).
co�testar a pr�g�ntas lógicas, epistemológicas o semánticas por el
esbl? de l!s s1gmentes: ¿Cuál es el sentido o el empleo de las ex­ Con esas dos tareas está estrechamente relacionada la cuestión
pres10nes (moralmente) justo", o ''bueno"? ¿Cómo pueden estable­ de la validez de las proposiciones normativas, y es ésta la razón de
cerse o justificarse juicios éticos y de valor? ¿Son éstos siquiera que la reflexión ético-normativa y la reflexión metaética a menudo se
susceptibles de justificación? ¿Cuál es la naturaleza de la morali­ encuentren entre sí. Tales "encuentros" o confluencias, sin embargo,
dad, la distinción entre lo moral y lo amoral y el significado de "li­ posibilitados -de nuevo- porque no se trata de "compartimientos es­
bre" o "responsable"?6 tancos", no deben hacer olvidar que constituyen dos niveles distintos
de reflexión. La metaética, en síntesis, es el esfuerzo racional por
�rankena es un pensador analítico y, como tal, cuando distingue aclarar todo lo que "dice" la reflexión moral y todo lo que "dice" la re­
los mv�les, los reduce a tres (no separa la reflexión moral de la ética
flexión ético-normativa. Por eso convendrá, ahora, confrontarla esque­
normati':a). Pero, a ?�ferencia de otros analíticos, no comparte la idea
máticamente con esos otros dos niveles (véanse cuadros de p. 77).
de que solo la metaetica merezca la calificación de "filosófica". Sostie­
ne, por el contrario, que la "ética" o "filosofía moral" abarca tanto la
metaética como la ética normativa, si bien esta última sólo cuando "se
refieraª cuestiones generales acerca de lo que es bueno O justo, y no, 111. 7. La ética descriptiva
.
en camb10, cuando trata de resolver problemas particulares".7 Fran­
La "ética descriptiva" (a la que se puede llamar también "meta­
�ena está, pues, muy cerca del reconocimiento de que la ética norma­ moral") es el nivel de reflexión "exógena" por excelencia. Esto quiere
tiva Y la reflexión moral son dos niveles distintos: él llama "ética nor­
decir que la intentio reflexiva proviene de afuera del ethos, a diferen­
mativa" a ambos, per� distingu�endo ahí la referencia a cuestiones ge­
cia de lo que ocurre en la reflexión moral y la ético-normativa, donde
nerales de la referencia a cuest10nes particulares.
la intentio proviene del ethos mismo. En la ética descriptiva, dijimos,
Richar� Brandt �d�it� que la ética normativa no sólo se propone
_ _ _ la reflexividad, en sentido estricto, se desvanece. Sólo se mantiene en
la formulac10n de prmc1p10s eticos válidos (sean abstractos O con­
el sentido de que el observador es un ser humano y, por tanto, está
c�etos), "sino también una defensa o justificación de la aceptación de
imbuido de ethos; pero ese acto de observación no es un acto "ético", no
d�chos prin�ip�os".8 No comete, pues, ese otro error frecuente que con­
es un elemento de ethos como tal; el ethos es objeto, pero no sujeto de
siste en ad3ud1car a la metaética la función de fundamentar las nor-
la observación; su función es pasiva, no activa.
En la reflexión moral y en la ético-normativa nos comportamos
6. W. K. Frankena, ob. cit., pp. 6-7. como pertenecientes al ethos. Nuestro reflexionar es allí, por así decir,
7. Ídem, p. 7. parte del acontecer del ethos. Ocurre algo semejante a lo que hacemos
8. R. Brandt, Teoría ética, Madrid, Alianza, 1982, p. 23.
61
60 Ética: conceptos y problemas Niveles de reflexión ética

puede ser el del obse�va­


al mirarnos en un espejo: la imagen reflejada es la imagen del que es­ desde un determinado punto de vista. Éste
especi almen te e? el caso de las �ien­
tá mirando la imagen. En la ética descriptiva, en cambio, no nos ve­ dor; pero puede ser asimismo (y
antro pologi a cultural, por eJe�-
mos mirar. Aunque eso que vemos sea algo de lo cual, de alguna ma­ cias sociales) el de lo observado. En la _
la condu cta de los parbci­
nera, participamos, no participamos en ello mediante ese acto de ob­ lo se pueden estudiar los pensamientos y
ectiva de tales par­
servación. Es más bien como si contempláramos una fotografía o vié­ �a�tes en una cultura determinada desde la persp
ramos una película de cine. En este nivel nos colocamos fuera del edi­ ticipantes O desde la de los observadore s. Para la primera de estas_ �,s-
. "emic · "; par · 1 segunda, "etic 9
ficio del ethos, aun cuando efectuemos un sondeo de su interior. Sim­ trategias se utiliza el término técmco � �- . ·
plemente observamos, y describimos lo que vemos. A esto podemos tipo "emic " se adecu an a la vis10n del m��d? �m­
Las descripciones de _ ,
en las de �i�o etic se
llamarlo, respectivamente "ethoscopía" y "ethografía". Es una tarea perante en la cultura estudiada, mientras. que
_ an�ropologica.
científica, no filosófica. Requiere metodologías e instrumental científi­ emplean las categorías del len_guaje de _ la �iencia

:°:
cos, al menos si ha de hacerse sistemáticamente. De manera asiste­ La reflexión del nivel éhco-descn ptivo es habitual dentro de la
mática podemos movernos en este nivel, por ejemplo, cuando trata­ pero ocasiones se ha pre­
antropología, la sociología y la psicología�
cienci _ a de las ?ostum­
mos simplemente de averiguar cómo opina alguien acerca de algún tendido convertirla en una ciencia especial, la
n os del s�glo �,
asunto moral, pero sin plantearnos la cuestión de si compartimos o no bres". Lucien Lévy-Bruhl incluso . intentó, a comie � _
tipo de eti�a. 1 A
esa opinión, Estando el ethos compuesto (entre otras cosas) de creen­ reemplazar con una cienci_ a semeJant� � todo otro
cias, la ética descriptiva verifica cuáles y cómo son tales creencias, pe­ la m�;al ente�did � co:
partir de una ciencia puramente �escn�,t�v� de
ro no las enjuicia, ni expone creencias del observador. -, quena �evy
mo fenómeno social -una especie de fisica moral
Las observaciones de la ética descriptiva intentan extraer infor­ n o a la pr�xis _so­
Bruhl, paradójicamente, mejorar la soc�e�ad, aplica � _
mación de la facticidad normativa. En realidad, éste no es el único adqm ndos. Enten dia tal aphcac10n
cial los conocimientos científicos
"nivel" desde el que se estudia específicamente esa facticidad en cuan­ s, ahor�, co� un
como un "arte social racional". Aquí nos encontramo
to tal. La "óptica" de observación puede ser psicológica, sociológica o mos señala do. Aqm s� :ncu­
caso paradigmático contrario al que había
antropológica; pero la facticidad es la misma: es precisamente el fenó­ y en una onfu�10n de
rre precisamente en una confusión de niveles ,� _ _
meno del ethos, en toda su complejidad. Los datos recogidos en cada alidad . No sólo se pasa por alto la mden :abih­
causalidad con racion
caso por medio de procedimientos ethoscópicos particulares son ela­ la p�rspecti�a de
dad" de que había hablado Hume, sino que se pierde
borados luego por cada ciencia según sus propósitos, pero de hecho la vahdez. �s mte­
la reflexión endógena. Se confunde la vigencia con -
pueden también servir a la ética normativa. Lo importante es que se . a co�vers10n de la
resante como ejemplo de lo que es necesario evitar �
tenga clara conciencia de en qué nivel se está. Con este recaudo, la arbi��an? co�o el de
ética filosófica en científica es un extremo tan
ética normativa puede utilizar provechosamente la información de la éti­ ente de la inform ac10n cientifica, por
la ética filosófica apartada totalm
ca descriptiva. Estamos, entonces, ante algo más que estudios (com­ a contam inarla o degradarla.
el prejuicio de que esa información pudier
parativos o no comparativos) sobre costumbres, códigos normativos,
creencias, etc., sino también ante la descripción (ethografía) de la
"facticidad normativa", de su estructura, de su funcionamiento, de sus
Ma?rid, Alianza, 6ª ed. 1986,
causas (u "orígenes") en cuanto fenómeno general, y también de las 9. Cf. M. Harris, Introducción a la antropología gener�l,_
os ong1�a name_nte en el c�mpo de la
causas de su individuación o desmembramiento en diversidad de códi­ p. 129. Los términos "etic" y "emic" fueron acuñad
Kennet h L. Pike (cf. K.L. Pike, Langua ge in Relatio n to a Unified Theo­
lingüística por
gos morales. La metodología ethoscópica y ethográfica, lo repito, es 2ª _ e d. 196!). Fueron muy
ry of the Structure of Human Behavior, Mouton , The Hague,
científica y no filosófica; pero estamos ante un caso paradigmático del la antrop ología, especia lmente por Marvm Ha�ris, Y luego �a a
pronto adoptados para �
"Etic", desde luego, no denv� de �00<; m �
aporte que la ciencia puede hacer a la reflexión filosófica. El cuidado la sociología, la psicología, la historia, etc.
e usada en des�nencia_s de ad
de ésta -insisto- consiste en no confundir los niveles y, fundamen­ e0o� sino de -Ecrt�, -E'ttKO�, una raíz griega frecuentement
ca", "estétic a", etc. La d1feren�ia entre
talmente, como ya lo vio Kant, no confundir la causalidad con la racio­ ·eti;os en lenguas modernas, como en "fonéti
· y pragma derivad os "prácti co" y "pragm ático") se vincula con lo mismo.
Jpraxis (y sus
nalidad. , París, Alean, 3a ed 19 37
10. Cf. L. Lévy-Bruhl, La morale et la science des moeurs
En todo caso, conviene tener siempre en cuenta que toda obser­ problem as fundam entales del hombre,
Véase también R. Frondizi, Introducción a los
vación -y, por tanto, también la ethoscopía- se hace forzosamente México, Fondo de Cultura Económ ica, 1977, pp. 111 ss.
62
Ética: conceptos y problemas Niveles de reflexión ética 63
También el nivel de reflexión de la
"ética descriptiva" puede ser Se expresa en "proposiciones Se expresa en "proposiciones
confrontado con los otros:
morales internas".11 morales externas"_ 11

COINCIDENCIAS
CONFRONT�CIÓN DE REFLEXIÓN MORAL
Y ETICA DESCRIPTIVA Tematizan la "facticidad normativa".
REFLEXIÓN MORAL
ÉTICA DESCRIPTIVA
Es netamente endógena
Es netamente exógena (examina la CONFRONTACIÓN DE METAÉTICA
(se hace desde la facticidad
facticidad normativa descle afuera). Y ÉTICA DESCRIPTIVA
normativa).
METAÉTICA ÉTICA DESCRIPTIVA
Se basa en la creencia moral.
Describe la creencia moral sin
participar en ella. Se interesa por la semiosis del Se interesa por la facticidad
Trata de dirigir la acción. ethos (el dictum normativo). normativa.
O bserva cómo se dirige la acción.
Pregunta qué se debe hacer. Es filosófica. Es científica.
Pregunta qué se cree que se debe hace
r.
La practica toda persona. Se expresa en un "metalenguaje". Se expresa en un "lenguaje-objeto".
La practica el investigador en
ciencias sociales. COINCIDENCIAS
Máxima normatividad.
Máxima neutralidad. Tienen pretensión de "neutralidad".
COINCIDENCIAS
Son exógenas.
No son filosóficas; pero pueden
servir a la ética filosófica.
111.8. Sentido de la "ética aplicada"

En toda esta exposición y confrontación de niveles reflexivos del


CONFRONT�CIÓN DE ÉTICA NORMATIVA ethos no nos hemos referido todavía a un concepto de tanta importan­
Y ETICA DESCRIPTIVA cia en nuestro tiempo como lo es el de "ética aplicada". Conviene,
pues, que ahora nos detengamos al menos un instante en él.
ÉTICA NORMATIVA
ÉTICA DESCRIPTIVA El problema de la "aplicación" y de la "aplicabilidad" de las nor­
Se interesa por la validez de
mas a las situaciones concretas es un viejo problema de la ética nor­
Se interesa por la vigencia de mativa, y volveremos a mencionarlo en el capítulo V, cuando hagamos
normas Y valoraciones.
normas Y valoraciones. un rápido recuento de los principales problemas éticos. Pero desde
Critica la moral positiva. ahora debemos tener en cuenta que la aplicación, como tal, es algo
Analiza la moral positiva como que sucede de hecho continuamente en el ethos, independientemente
objeto de estudio.
de su tematización expresa. La aplicación es parte esencial de la facti-
Es filosófica. Es científica.
11. Cf. l. Hedenius, "On Relativism in Ethics", en Theoria, vol. XLVII, 1981, Parte 3 (cit.
por E. Garzón Valdés, "Acerca de la tesis de la separación entre ética y política", en Es­
critos de Filosofía, Nº 17-18, Buenos Aires, 1986, p. 41).
64 Niveles de reflexión ética 65
Ética: conceptos y problemas

cidad normativa (sin aplicación, no habría tal facticidad). La "refle­ cuál norma hay que aplicar en tal situación. Ahora podemos dar una
xión moral" es ya una reflexión "aplicadora" de normas. El "problema" respuesta a una pregunta que habíamos planteado al comienzo: ¿es la
de la "ética aplicada", en realidad, sólo se le plantea a la ética norma­ ética mera filosofía de (o sobre) la praxis, o es "práctica" ella misma?
tiva. Cuando hablamos de "ética aplicada", en sentido amplio y gene­ O también: ¿cuál es el grado de normatividad de la "ética normativa"?
ral, no nos referimos a la aplicación de hecho, sino a la legitimación de Parece claro, en principio (habría que discutir ciertos aspect�s), q�� l�
la aplicación. La ética normativa no se ocupa de aplicar las normas, "ética descriptiva" no es normativa; pero ¿es realmente norm�tiva la et�­
.
sino de determinar cómo y cuándo esa aplicación es "válida". Recorde­ ca normativa"? La respuesta correcta es: la ética normativa es indi:
mo� que la ética normativa no nos dice "qué" debemos hacer sino "por rectamente normativa. Sólo la moral lo es directamente. � ética es
qué" debemos hacerlo. "práctica" no porque ind1que lo que hay que hacer hic et nun�, sino
¿Qué quiere decir, entonces, "ética aplicada"? Creo que no puede porque hace "madurar" la capacidad práctica del hombre, ayudandolo
entenderse de otro modo que como la tarea que realiza la reflexión a cobrar conciencia de su responsabilidad]
moral cuando ha sido adecuadamente ilustrada por laética normati­
Su meta no es la tutela ni la fijación del hombre en un esquema,
va. En la "ética aplicada" nos encontramos con la coiifluenci� de am­ sino la elevación del hombre a la condición de un ser emancipado
bos niveles de reflexión: por ser "ética", participa de la ética normati­ de toda tutela y plenamente responsable. El hombre se vuelve ver­
va; por ser "aplicada", participa de la reflexión moral. daderamente hombre cuando alcanza esta emancipación; pero úni­
También podemos pensar que la aplicación tiene aquí dos pasos. camente la reflexión ética puede emanciparlo. 14
"Aplicar", del latín applico (arrimar una cosa a otra, apoyar algo en
algún lugar: por ejempló, apoyar una escalera en una muralla), es un Hoy podemos expresar esto mismo de una manera más sobria re­
verbo que alude a un contacto. En este caso, quizá, es lícito interpre­ cordando el ya mencionado carácter "reconstructivo" de la ética: ella
tar que se refiere, en primer lugar, al contacto (posibilitado, una vez es "práctica" porque (y en la .medida en �ue) "recon�truye:' el saber
más, porque no se trata de "compartimientos estancos") entre el nivel práctico originario, lo explicita, lo hace mas claro y evita as1 que se lo
ético-normativo y el nivel moral. Ése sería el primer paso de la "apli­ confunda o desfigure.
cación": la sugerencia que la ética normativa puede hacer a la refle­ Hartmann se apoya, para elucidar su propia teoría de la "norma­
xión moral. Allí hay un "apoyo"; pero es un apoyo que aquélla ofrece a tividad indirecta" en el concepto socrático de "mayéutica", tal como
ésta: es la reflexión moral la que se apoya en la ética. El segundo paso éste aparece en ei "interrogatorio del esclavo" expuesto por Platón en
tiene que darlo la reflexión moral: es la aplicación de la norma a la si­ el Menón: lo "enseñable" y lo que es "innato en la naturaleza humana"
tuación concreta. La ética sólo opera, por así decir indirectamente a no se excluyen entre sí: aprender una ley matemática equivale a vol­
través de la reflexión moral./ La "ética aplicada" podrá entenderse �n­ ver consciente un saber que se poseía sin advertirlo. La "anámnes�s"
tonce� como una forma de mediación entre la razón y la acci� (lo platónica es, según Hartmann, el primer atisbo filosófico de lo a prio­
cual tiene que ver, a su vez, con la antigua cuestión de la phronesis, ri que, en lo que atañe a la ética, indica que la �'vi�tud" �� enseñable
en la que no vamos a entrar aquí). en el mismo sentido que la geometría. El conocimiento etico es tam­
Es muy importante entender esta relación necesariamente indi­ bién a priori: no crea ni inventa un deber-ser sino que conduce a la
recta o mediata que tiene la ética normativa con las situaciones con- conciencia moral a los principios que ésta ya posee, aunque de mane­
cretas, Y no pensar que en la llamada "ética aplicada" se rompe esa ra difusa. Ayuda a que esa conciencia "dé a luz" �u propio sab�r m?­
mediatez. La ética se aplica a la moral, y ésta se aplica a la situación. ral. En tal sentido, la ética resulta una "mayéutica de la conciencia
Por ser filosófic�, la ética, como dice Nicolai Hartmann, "no enseña moral".15
juicios hechos, sino que enseña a juzgar".12 También Hospers reconoce que "las proposiciones éticas _s?n
Por eso hablaba el mismo Hartmann de una "normatividad indi­ prácticas de un modo indirecto, precisamente porque son propos1c1�­
,
recta" de la ética.13 La ética no elabora códigos de normas, ni indica nes sobre la actuación práctica".16 Y D.D. Raphael, otro filosofo anah-
14. Ídem, p. 4.
12. N. Hartmann, oh. cit., p. 3. 15. Ídem, p. 29.
13. Ídem, pp. 29 ss. 16. J. Hospers, oh. cit., p. 23.
66
Ética: conceptos y problemas Niveles de reflexión ética 67

tico, corrobora que "indirectamente la filosofía moral sí tiene un efecto


plicado repetidas veces que las normas concretas, referidas a situacio­
práctico",17 si bien advierte que con esto no hay que alentar la falsa nes, no se infieren directamente de la norma básica, ni se fundamen­
esperan�� de que la ética muestre qué se debe creer o qué se debe ha­ tan directamente en ésta, sino que sólo lo hacen a través de la "media­
cer. �a etica no nos puede dar una decisión si nos encontramos ante ción" (Vermittlung) que proporcionan los "discursos prácticos". La éti­
un dilema sobre cuál es la acción más justa en tre varias posibles:
ca dis-cursiva de Apel es expresamen te una "ética de dos niveles" .21
Lo que puede hacer es suprimir algunas confusiones, disipar
Ella, en su carácter de ética normativa, proporciona un a fundamenta­
. _
c1er�as oscuridades, de modo que las opciones surjan con mayor ción , consistente en la explicitación de la "norma básica", o "metanor­
claridad. Pero, entonces, la elección verdadera entre ellas será algo ma", la cual exige -nada más y nada menos- que los con flictos y las
que debamos hacer por nosotros mismos.18 diferencias de opiniones, en asuntos prácticos, se resuelvan por medio
de "argumentos", es decir, "discursivamente". Lo exigido es, en otros
El caráct �r normativo "in directo" de la ética, pues, se advierte términos, la búsqueda de formación de "consenso" ( no sólo del -consen­
desde perspectivas muy distintas, y por ello mismo resulta tanto más so de los "participantes" en el discurso, sino de todos los afectados por
significativo. Si volvemos ahora a la cuestión de la "ética aplicada", la cuestión discutida). Esa exigencia está necesariamente presupues­
podemos entender, entonces, que sería erróneo interpretar a ésta co­ ta �'ya siempre" en todo acto de argumentació n, cualquiera sea el
mo una é:ica q�e se sale de sus límites y pretende algo así como una tema sobre el cual se argumenta. Esa "norma básica" no prescribe
_
normativ1dad directa. Hay que pensar, por el contrario, que también ningun a acción determinada: sólo indica cómo se legitiman las nor­
�n este_ caso sólo cumple una fu nción esclarecedora, sin erigirse en mas situacionales (que sí prescriben acciones). Es decir, en los "dis­
mstancia de toma de decisión. cursos prácticos" se considera si una norma determinada, concreta,
Esa normatividad indirecta de la ética normativa es incluso un situacion al, es capaz de alcanzar el consenso de todos los afectados
car�ct �r distintivo del nivel de reflexión que ella representa: es lo que por la acción que ella prescribe. La ética de Apel es de "dos niveles"
la di�tmgue, por un lado, de la reflexión moral, que es directamente nor­ porque comprende, por un lado, el "nivel" de las condiciones normati­
ma ti va, Y, por otro, �� la met aética y la ét ica descriptiva que, al vas de la fundamentación de normas y, por otro, el "nivel" de las nor­
menos en su pretens10n , n o son n ormativas ( ni directa ni indirec­ mas mismas, a las que se trata de fundamentar.
t amen te). No hay que confundir, sin embargo, la n ormat ividad indi­ Este rodeo nos permite ahora acercarnos a lo que constituye el
re�ta de l� ética normativa con el carácter de "prescriptividad indirec­ problema de la actualmente llamada "ética aplicada". El viejo y tradi­
ta que asigna Habermas a la ética discursiva.19 Habermas se refiere cional problema de la "aplicabilidad" de las normas o de los principios
a que esa ética puede orientar la conducta "sólo por el camino in direc­ morales aludía a la dificultad de adaptar normas de contenido general
to de una teoría crítica de la sociedad". Adela Cortina comenta al res­ a situaciones particulares, siempre únicas e irrepetibles. Tal proble­
pecto, que "cualquier fundamentación filosófica de lo moral termin a ma, como veremos, subsiste y también debe ser considerado. Pero la
prescribiendo me_diatament� la acción",20 pero no en el sentido de que problemática de la "aplicación" es más amplia: abarca también la
lo haga por medw de otro tipo de teoría, sino porque la ética n ormati­ cuestión de cómo aplicar una ética convenientemente "fundamentada"
va n o elabora normas materiales: se limita a indicar condiciones para (como la de Apel) a la concreta realidad histórica actual, es decir, a un
la legitimación de tales normas. contexto en el que no se puede contar con que los demás respeten la
Más claramente que en Habermas, la normatividad in directa de "norma básica". No es posible algo así como un "nuevo comienzo mo­
_
la ética se ve en la versión apeliana de la ética discursiva:. Apel ha ex- ralmente racional" en el sentido de que en adelante todos los conflic­
tos de inte;eses se regulen efectivamente por medio de "discursos
17. D.D. Raphael, oh. cit., p. 29.
18. Ídem, p. 30.
21. Cf., por ejemplo, K.-0. Apel, "Ist die philosophische Letztbegründung moralicher
19. Cf. J. Habermas, Moralbewusstsein und komm Normen auf die reale Praxis anwendbar?", en K.-0. Apel, D. Bohler y G. Kadelbach
unikatives Handeln, Francfort' Suhr-
kamp, 1983, p. 124, nota 79. (eds.), Funkkolleg Praktische Philosophie / Ethik, Dialoge, Francfort, Fischer, 1984, t.
20. A Cortina, Razón comunicativa y responsabi 11, pp. 123 ss. También K.-0. Apel et al. (eds.) Funkkolleg Praktische Philosophie I Et­
lidad solidaria Salamanca Sígueme hik, Studientexte, t. II, Weinheim-Basilea, Beltz, 1984, pp. 206 ss., y K.-0. Apel, Estu­
1985, p. 146. ' ' '
dios éticos, Barcelona, Alfa, 1986, pp. 89-90.
68 69
Ética: conceptos y problemas Niveles de reflexión ética

prácticos". La "norma básica", por sí sola, resulta -como ocurría con situación actual del mundo, caracterizada, por un lado, por una crisis
el imperativo categórico de Kant- insuficiente frente a la realidad his­ generalizada y sin precedentes, y que afecta en particular a lo soc�al,
_
t?rica. Las condiciones de aplicación ("indirecta") no están dadas, por lo económico y lo político, y, por otro lado, por los extraordmar10s
eJemplo, en los acuerdos entre "sistemas de autoafirmación" como los avances tecnológicos alcanzados, en la medida en que éstos compro­
Estados políticos. Apel ve muy bien este problema, y por eso le dedica meten decisivamente el futuro de la humanidad. Las posibilidades
lo que llama "parte B" de la ética. Procura ahí adaptar la lógica del abiertas especialmente por la informática y la ingeniería genética son
desarrollo ontogenético de la conciencia moral (fundada por Jean Pia­ en buena parte incalculables; pero ya el área de lo "calculable" tiene
get Y Kohlberg) a la "cuasifilogenética dimensión de la evolución cul­ demasiada incidencia sobre la totalidad del género humano para que
tural hum ana": se plantea la exigencia de una transición de la "moral quede librada al criterio de los expertos o a intereses económicos.
convencional" (en la que bastaba la "prudencia") a la "posconvencio­ Aquí se plantea la interrelación entre los modos "aléticos" y los modos
nal". En esta última -que tiene ya su paradigma en el principio k an­ "deónticos": ¿Hasta qué punto lo "posible" es "permisible"? La acción
tiano de universalizabilidad- hay que combinar la legitimación de las humana vinculada con la tecnología tiene así una reson ancia cada vez
normas (sobre la base de un patrón abstracto, como la "norma bási­ mayor en el seno del ethos. Lo insólito o inéd1to de la situación hace
ca") con un examen crítico de las condiciones sociales de aplicación. que no sólo no existan normas "consuetudinarias", sino tampoco para­
Las normas situacionales pueden ser eventualmente cambiadas, sin digmas normativos en los cuales orientarse. La "ética aplicada" tiene
que esto invalide el respectivo principio de legitimación. La ética dis­ en todo esto una inmensa y ardua tarea por delante. No puede traba­
cursiva tiene que devenir entonces una macroética universalista de la jar ahora meramente con los recursos de la reflexión ético-normat�va;
responsabilidad. pero tampoco puede hacerlo, claro está, meramente con los de la cien­
En otros términos, la "aplicación" presupone "fundamentación". cia. Los problemas de "bioética", por ejemplo, y particularmente aque­
Pero ésta, a su vez, comprende por lo menos dos aspectos: llos problemas de bioética vinculados a los desarrollos de la tecnología
proveniente de la bioquímica, requieren inevitablemente el diálogo in­
l. Establecimiento de un principio formal procedi­ terdisciplinario. El carácter dialógico de la razón reclama una peren­
Parte A
mental para la legitimación (con validez universal) de toria toma de conciencia. Esto se hace evidente sobre todo en los pun­
de la ética
cualquier norma. tos de intersección de la tecnología con la crisis generalizada: por
ejemplo, en los problemas ecológicos y en las campañas y controver­
2. Fundamentación de: sias que ellos suscitan. La ética normativa tiene sin duda algo que de­
- las condiciones normativas de la coexistencia entre cir en todo eso, a condición, por cierto, de que no pretenda sobrepasar
personas individuales y entre grupos socioculturales, Parte B sus propios límites y de que tenga presente el carácter indirecto de su
- las normas de las actividades colectivas vinculadas de la ética normatividad. Podría decirse que precisamente la conciencia de ese
a la política, la ciencia y la técnica. carácter indirecto constituye una condición para el cumplimiento de
la normatividad directa en la "ética aplicada".
En la parte A, según Apel, se opera por medio de "reflexión prag­ La relación de la ética aplicáda con la normatividad puede repre­
mático-trascendental", reconstruyendo los presupuestos normativos sentarse, a mi juicio, en el esquema siguiente, en el que la reflexión
de toda argumentación. En la parte B se da por supuesta aquella re­ propia de la ética normativa y los aportes provenientes de la informa­
construcción; pero, además, es necesario producir las condiciones so­ ción científica (por lo general, de disciplinas diversas) convergen en la
ciales de los "discursos prácticos", o sea, colaborar responsablemente configuración de un tipo específico de "reflexión moral". Esa con­
en la realización, "a largo plazo", de una "comunidad ideal de comuni­ vergencia representa un primer paso -necesario pero insuficiente- de
cación". la "ética aplicada". La relación directa con la praxis se hace, en un
El planteamiento apeliano no es, desde luego, el único posible; segundo paso, desde la "reflexión moral" convenientemente ilustra­
pero ofrece al menos un criterio para la consideración del difícil y ur­ da por la ética normativa y la ciencia. Actualmente no hay un cº ? s:n­
, ,
gente tema de la "ética aplicada". Al margen de ese planteamiento es­ so claro acerca de lo que, en definitiva, hay que entender por etica
pecífico, lo cierto es que la urgencia del tema se deriva ante todo de la aplicada". Pero, si se acepta el esquema que propongo, podrá decirse
70
Ética: conceptos y problemas Niveles de reflexión ética 71
q el�, es "in�irectamente" n
ormativa su primer paso y "directa-
m ente ªnormativa en el segu do.
ue
en
dójico ue q precisamente la ética aplicada vinier a a reforzar esa pre­
n
tensión de neutralidad. El hecho de ue q la ciencia coadyuve, mediante
su información, en el "primer paso" del procedimiento de aplicación,
Nivel de no significa que no pueda ser precisamente ella misma también objeto
reflexión
Información de la reflexión moral. Todo saber ci entífico está lig ado a compromisos
sociales y tiene repercusiones prácticas que lo insertan entre los ele­
ético-normativa
científica
mentos del ethos. El científico, qua ci entífico, asume -lo quiera o no­
(eventualmente
metaética)
una enorme responsabilidad, y la mayoría de sus actos re quei ren una
l º paso -........... previa refl exión mor al. La ética aplicada, en tal sentido, puede contri­
de aplicación buir a que tal refl exión disponga de mayor número de recursos y se
efectúe con mayor sist ematicidad y pr ecisión . Las relaciones entre la
Nivel de ética y la ciencia constituyen uno de los principales problemas de la éti­
ca aplicada . Ahí la ciencia aparece, podrí a decirse, por lo menos en
ÉTICA reflexión moral
APLICADA
tres roles diversos: 1) como proporcionad.or a de información para la
reflexión moral (primer paso de aplicación); 2) como campo en el u qe
2º paso hay ue q tomar decisiones de significación moral (segundo paso de apli­
,, cación ), y 3) como objeto del enj uiciami ento mor al, en el caso d e con­
->············
de aplicación
ductas científicas moralmente "aprobables" o "impugnables".
Situación La ética aplicada resulta, entonces, un testimonio de la normati­
práctica vidad de la "ética normativa". Aun cuando indirecta, esa normativi­
dad significa ue q l a ética no s e reduce a una reflexión teórica, sino
uq e su sentido r eside en sus proyecciones prácticas, y en la ori enta­
Para aclararlo � ejor: s upongamos
u
q e en la situación S. al ien ción ue q ella puede brindar a la praxis. Decía Risieri Frondizi:
u �a �nte la alt�rnativa de acciones pos
:e . ibles A y A 1. Para la to!:: de
c1s10_n se re mq ere refl exión moral. Pero esta
vez deJ arse librada a l mero "se refl exión ue�e a s u La ética no tiene tan sólo un interés académico, sino que preten­
ntido común" o a la "p ¡
las int uiciones:? los �rej uicio
.ª de guiar la vida humana por la senda que corresponde y, si en un
,,
s del agente, � bien pue�: �:�::;
el m a rco de la ebca e ºe;
momento crucial no es capaz de indicarnos cuál es el camino co­
aplicada". En est e últi
rodeo por el nivel de la e, ti. ca norm . mo �aso, s era, necesano .
un
rrecto, pierde su significación básica.22
., ativa, es d ecir, por un
xio� q p u�de aclarar quéprincipios e tipo de refle-
ue
stán en jue o en A lo Así se marca lo uq e podría denominarse la relación entre la ética
:: ;/; :t:��=s��smo recab_ar los_ datos más pre�isos po:Íb!:� :�:_
r c
pura y la ética aplicada. La primera -que abarcaría tanto la ética nor­
. r e ico-normativo tiene ue mativa como l a metaética- sería el conj unto de reflexiones filosóficas
, q confl uir con el s aber cie
tifico, pero_ tal confluencia no de
termina directamente la opción sobre los múltiples problemas del ethos. La segunda se organizaría,
o por �1, �i!-10 q�e �roporciona elem or �
entos a l a refl exión mor p en sentido estricto, más bi en como ética aplicante, ya que consistiría,
fl uencia etico-cientifica se "apli al. La con-
.
ca" a la refl exw, n mor , en definitiva, en un sistema de indicaciones acerca de cómo aplicar a
vez se " 1· "· aI , Y esta a s u
s . � eflexión mora� �umple así,
en la ética ;plica- situaciones concretas los principios (y normas en general) que se fun­
d a,' una iu��:nª me}ia �ora entr .,
e la e tic a norma tiva damentan en la ética norm ativa y cuya semiosis se estudia en la- me­
concre ta. y la s1·tuac10
taética. El re querimiento entre la ética ura y la aplicada es mutuo:
n
La fun ·' · gn d .
· ci• encia, sin embargo
la p
al m alent en�¡� �: uq
, no debería llevar la primera necesita de la segunda para cumplir con lo u q e Frondizi
: eª1ta, en cuanto tal, ue q da libre de connot c. llama su "significación básica"; pero la segunda necesita de la primera
:�:�: !:Si !l;:;�bd::�-�e fa �eutralidad �alorativa de la cienci: :�
ª
o a i os a o 1a rgo d el sigl
o XX, y res ultaría para-
22. R. Frondizi, Introducción a los problemas ... , p. 108.
73
72 Ética: conceptos y problemas Niveles de reflexión ética

para operar de modo no arbitrario: sin respuestas a los problemas teó­ la acción, la ética es esencialmente un saber para actuar de un
ricos de la fundamentación y la aplicabilidad, sus eventuales aciertos modo racional. 23 1
serían realmente azarosos. Es cierto que la base teórica no es garan­
tía suficiente; pero ella ofrece siempre, al menos, un marco de razo­ Más adelante agrega la autora, refiriéndose expresamente a la
nabilidad. En terminología kantiana, podría decirse que la fundamen­ ética aplicada, que ésta tiene por objeto, en principio, como su nombre
tación sin aplicación es vacía; pero la aplicación sin fundamentación indica,
es ciega.
...aplicar los resultados obtenidos en la parte �� fundamentac�ón a
El hecho de que la aplicación tenga que recurrir a la fundamen­ _
los distintos ámbitos de la vida social: a la pohtica, la econom1a, la
tación no implica que se necesite conocimientos de ética filosófica empresa, la medicina, la ecología, etc. Porque si �l f� ndamentar
para obrar con corrección moral. Justamente en ese aspecto 1� ética _
hemos descubierto unos principios ét�cos, la tare� s�g� iente c�ns1s­
aplicada se distingue de la moral prerreflexiva, e incluso de la mera tirá en averiguar cómo pueden orientar esos prmc1p10s los d1stm­ _
reflexión moral que hemos descripto como el primer nivel de reflexión tos tipos de actividad.24
sobre el ethos. La ética aplicada debe ser vista como una actividad in­
terdisciplinaria en la que se procura resolver racionalmente proble­ Esperanza Guisán, por su parte, ve también la ética, en gene�a!,
mas morales en el campo profesional, que se plantean sobre todo en como "parte de la realidad social existente", y so�tiene que, tras la et�­
conexión con las nuevas tecnologías o con los nuevos descubrimientos ca normativa y la metaética, viene el planteamiento de normas apli­
científicos, o con ciertas formas inéditas de_ interrelación social, pro­ _
cables a la vida cotidiana, al conjunto de las �uale� considera �orno lo
blemas difíciles, arduos, imposibles de resolver de modo espontáneo o propio de la ética aplicada o ética práctica. Esta mcluye, s�gun ella,
basándose sólo en normas tradicionales. "Ética aplicada" es denomi­ temas como la bioética, los derechos de los animales, el pacifismo, la
nación común para interdisciplinas diversas, como la bioética, la ética ética del medio ambiente, la ética de los negocios, la ética de los asun­
empresarial, la ética del medio ambiente, la ética jurídica, la ética po­ tos públicos, las relaciones entre pa�ses ri� os y países pobres, el p�t�r­
lítica, etc. Asimismo, si bien la moralidad espontánea y cotidiana pue­ nalismo, la desobediencia civil, la v10lencia, etc. De modo que la ebca
de subsistir, al menos dentro de determinados límites, sin ética filosó­ aplicada
fica, lo cierto es que muy probablemente obtendrá de ésta una mayor
orientación. El pensamiento clásico ha considerado que la ética filosó­ ... no constituye un apartado estanco al margen de las de�ás di­
_
fica debería prestar también ese servicio. Aristóteles sostuvo expresa­ versificaciones del quehacer ético, sino que es un eslabon ma� �ue
_
mente que el propósito de la ética no es "saber qué es el bien", sino une la vida cotidiana con las preocupaciones de una razon practica
''hacernos buenos", y Kant afirmó que el "saber moral racional común", que, por su propia definición, trata de unir la vida a�tiva de la p�r­
_
ticipación cívica y ciudadana, así como la vida del ocio y el negocio,
que comparten todos los seres racionales, necesita de la "ciencia" (es
con la vida propia de la especulación filosófica, para hacer ambos
decir, en este caso, del saber filosófico) para fortalecer su propio prin­
momentos vitales más ricos y más hondamente satisfactorios.25
cipio y evitar así la "seducción" que sobre él ejercen las inclinaciones,
las cuales, para justificarse, pueden dar apariencia racional a lo que
Aunque subsisten grandes discrepancias acerca de �� que d�be
no lo es.
entenderse por "ética aplicada" -por ejempl�, e?-!ª cuesbon de �i la
Adela Cortina apunta que, si bien no conviene -en razón de las
"aplicación" se refiere a las normas, a los prmcip10s o a las teo:1-as­
variaciones de connotación que padecen los términos importantes­
parece existir, entre los eticistas, un consenso bastant� �enerah�ado
esbozar definiciones que fijen significados, también es necesario acla­
en el sentido de que hay relaciones estrechas entre la etica filosofic�
rar en qué sentido usamos esos términos, como condición para enten­
(o, si se prefiere, "pura") y la aplicada, admitiéndose que, com� _vem­
dernos. Con esa reserva, sostiene que
mos señalando, ambas se requieren mutuamente. Pero tambien se
1 ...la ética es un tipo de saber de los que pretenden orientar la ac­ ed. 2000, p. 17.
ción humana en un sentido racional; es decir, pretende que obre­ 23. A. Cortina et al., Ética de la empresa, Madrid, Trotta, 5a
mos racionalmente. A diferencia de los saberes preferentemente 24. Ídem, p. 32.
p. 47.
teóricos, contemplativos, a los que no importa en principio orientar 25. E. Guisán, Introducción a la ética, Madrid, Cátedra, 1995,
74 Ética: conceptos y problemas Niveles de reflexión ética 75

puede verificar sobrado acuerdo en que la ética aplicada necesita, blos y que es la convención más frecuentemente adoptada. Enfatizo el
además, el concurso de la información científica, es decir, que ostenta "casi'\ sin embargo, porque no se trata de una inversión lisa y llana,
un paradigmático carácter interdisciplinario. Volveremos sobre este sino que en este uso se vincula "moral" especialmente con los deberes
importante tema en V.4. -lo deontológico- y "ética", en cambio, con los "valores" -lo axioló­
gico- perseguidos como ideales de vida en una comunidad concreta,
histórica.
111.9. "Ética" y "moral" La dicotomía deontoaxiológica determina, como se vio, tipos dis.:
tintos de teorías éticas. Éstas varían según otorguen prioridad a uno
En la base de todo estudio de la ética se requiere, para evitar o al otro aspecto. Son dos maneras de concebir, en general, los fenó­
confusiones y malentendidos, una clara distinción entre los significa­ menos morales. Con la mencionada terminología de raíz hegeliana se
dos de los términos "ética" y "moral". Por eso hemos dedicado este ex­ entiende entonces que en ocasiones se hable de un conflicto entre "éti­
tenso capítulo a los "niveles de reflexión", procurando exponer los cri­ ca" y "moral", lo cual, cuando se opera con la terminología habitual,
terios convencionales que cuentan con mayor acuerdo entre los eticis­ resultaría paradójico o daría lugar a malentendidos. Con razón dice
tas actuales. Aun así, resulta insuficiente, porque siguen siendo tam­ Julio De Zan:
bién muchos los eticistas que emplean esos vocablos, con frecuencia,
en un sentido distinto. No se trata meramente de ciertas acepciones La disputa de la ética y la moral es un problema central y cons­
que suele conferirles el habla cotidiana, como también, en ocasiones, tante en la filosofía práctica, con el que tiene que enfrentarse todo
la jerga periodística, política, ete. (por ejemplo, cuando se asigna ca­ programa de renovación de la ética oomo disciplina filosófica.27
rácter privado a la "moral" y carácter público a la "ética"), sino de otro
criterio, proveniente de la distinción hegeliana entre ":moralidad" Pero justamente en esa frase se usa el término "ética" la primera
(Moralitiit) y "eticidad" (Sittlichkeit) y que se vincula, como lo adelan­ vez en el .sentido hegeliano, y la segunda, en el habitual. Para evitar
tamos al final de II.2, a la dicotomía deontoaxiológica. confusiones originadas en la ambigüedad del término, convendría to­
Kant había distinguido entre "moralidad" y "legalidad", enten-. mar recaudos aclaratorios. De todos modos, lo que De Zan acertada­
diendo la primera de estas expresiones como lo que caracteriza a las. mente señala es la importancia que en la actualidad reviste la con­
acciones realizadas "por deber" (es decir, "por respeto a la ley''), mien­ frontación, y, a la vez, la posibilidad de una recuperación de la "mora-
tras que la segunda aludía a la mera "conformidad con la ley", propia lidad" kantiana y de la "eticidad" hegeliana.28
de acciones neutras desde el punto de vista moral. Hegel centraba ahí También Paul Ricreur recurre explícitamente a la distinción en-
su principal crítica a la ética kantiana, ya que consideraba la "morali­ tre lo valioso y lo normativo (es decir, lo que aquí hemos venido deno­
dad" kantiana abstracta y desvinculada de los factores históricos, e minando "dicotomía deontoaxiológica") para diferenciar la ética -refi­
introducía, en cambio, la mencionada distinción entre· "moralidad" y riéndola a lo "bueno"- de la moral -entendida en relación con lo "obli­
"eticidad", aludiendo con esta última a las formas concretas de ethos, gatorio"- y para defender la "primacía" de aquélla sobre ésta, aunque
en las que también están ya integradas la legalidad y la moralidad.26, reconociendo la necesidad de que la "aspiración ética" pase por el "ta­
Pero pronto, más que en Hegel mismo, en pensadores poshegelianos, miz de la norma". Con este criterio, sin embargo, no alude tanto a la
comenzó a usarse "moral" como sinónimo de "moralidad" (o, al menos,­
confrontacíón del punto de vista hegeliano con el kantiano, sino más
como reflexión sobre ésta), y "ética" como sinónimo de "eticidad" (o, al
bien a la de este último con el aristotélico:
menos, como reflexión sobre ésta).
En ese nuevo uso terminológico, "moral" remite entonces a los De modo convencional, reservaré el término de ética para la as­
fundamentos universales en el sentido kantiano, mientras que "ética" piración de una vida cumplida bajo el signo de las acciones estima­
alude al ethos concreto, es decir, a la facticidad de las costumbres de das buenas, y el de moral para el campo de lo obligatorio, marcado
una comunidad determinada. Lo cual representa, casi, una inversión
de las significaciones con que venimos distinguiendo aquí ambos voca- 27. J. De Zan, Panorama de la ética continental contemporánea, Madrid, Akal, 2002,
p. 20.
26. Cf. G.F.W. Hegel, Filosofía del derecho, Introducción, § 33. 28. Cf. ídem, pp. 20-28.
77
76 Ética: conceptos y problemas Niveles de reflexión ética
t
por las normas, las obligaciones, las prohibiciones, caracterizadas
a la vez por una exigencia de universalidad y por un efecto de coer­
ca" y el análisis de la misma. Com
miento de teorías éticas -�ue enfat
o _se puede ver :n 2

l
1zan �no u �· !' J!t::�:: :�
ci

prob ema d: ;: ;undamentación ,


ede estudiar en con ex10 n c on e
ción. En la distinción entre aspiración a la vida buena y.obediencia
s se encu a�ran dentr: :e�:;�ue::
a las normas se reconocerá fácilmente la oposición de dos heren­ ��ra el que las propuestas positiva P
cias, la aristotélica, en la que la ética se caracteriza por su pers­ deontolob�cnsmo-consecuen• cial ismo, y las negativas (que i g · .
• de� en formas de esce p t 1c1s mo o
bilidad de fundamentac1on) se escm
,
pectiva teleológica [... ] , y la kantiana, donde la mÓral se define por . . ,s
mclmmos un tratamie�to ma
el carácter de obligación de la norma, esto es, por un punto de vis­ tivismo Para la presente edición
fundamentación en el capitulo VI.
ta deontológico.29 ���Hado d�l central problema de la
En síntesis, podría decirse que este uso técnico de los vocablos
MORAL
"ética" y "moral" constituye un criterio terminológico paralelo al ha­ CONFRONTACIÓN DE �EFLEXIÓN
bitual (que es también el que hemos adoptado en la presente obra). YMETAETICA
Reviste, en todo caso, una especial importancia, no sólo por el mencio­ METAÉTICA
nado hech o de su vinculación a la dicotomía deo ntoaxiológica, sino REFLEXIÓN MORAL
también porque refleja una serie de confrontaciones de teorías éticas .
Es netamente normativa. Tiene pretensión de neutralidad
actuales, como ocurre por ejemplo con actitudes derivadas de la dis­
tinción weberiana entre "ética de la convicción" y "ética de la respon­ Es prefilosófica. Es filosófica.
sabilidad", o con el extenso debate entre "comunitaristas" y "libera­
les", o con los enfrentamientos de la "ética del discurso" con el "neoa­ Es endógena (desde el ethos). Es exógena (desde lo extraético).
ristotelismo", el "neopragmatismo" y el "posmodernismo", o con las
distintas maneras de concebir una posible "ética global" (Jonas, Küng, Examina las propias creencias Examina la semiosis del
morales. lenguaje moral.
Apel, Bock y otros), etc. El inconveniente principal, acaso, reside en
que los mismos autores que se valen de esas acepciones para "ética" y
"moral" no pueden prescindir, al menos en ocasiones, del uso de "éti­
ca" en el sentido de la disciplina que estudia lo moral, y entonces sur­ RMATIVA
CONFRONTACIÓN DE }tTICA NO
gen ambigüedades. Si "ética" se entiende exclusivamente como el la:do YM ETAETI CA
axiológico del ethos, no se puede luego emplear (a menos que se intro­
duzcan aclaraciones precisas en cada ocasión) expresiones como "ética ÉTICA NORMATIVA METAÉTICA
normativa", ni cabe hacer la distinción entre ésta y la "metaética". Si
"moral" se refiere exclusivamente al lado deontológico, a su vez, pier­ Es endógena y normativa. Es exógena y "neutral".
de sentido la denominación de "j uicios morales" para juicios del tipo Analiza los criterios de fundamentación
"X es bueno". Todo esto representa un problema ético (entendiendo Intenta fundamentar normas
de normas y/o valoraciones.
y/o valoraciones.
ahora "ético" como referido a la disciplina filosófica que tematiza el
ethos) que pu ede, sin embargo, subsanarse en la medida en que se lo Menciona los términos éticos
usa los términos éticos
tenga expresamente en cuenta y en que se aclare el sentido en que se · (es lenguaje-objeto).
(es metalenguaje).
usan esos términos clave. En la presente obra hemos preferido ate­
nernos a las acepciones ya analizadas desde el comienzo, por conside­ • Establece criterios para juzgar
Establece criterios para juzgar
la validez de enunciados morales
rar que ellas despejan las p osibilidades de equívocos propias del otro la moralidad de los actos.
y ético-normativos.
criterio, y porque las razones de este último quedan, en lo esencial,
cubiertas con el recurso terminológico a la "dicotomía deontoaxiológi-
COINCIDENCIAS
29. Paul Ricreur, "Ética y moral", en Carlos Gómez (ed.), Doce textos fundamentales de Son filosóficas
la ética del siglo XX, Madrid, Alianza, 2002, pp. 241-255, la cita en pp. 241-242.
94 Ética: conceptos y problemas

do trascendental y el método lingüístico-analítico: se mantiene la exi­ V. Problemas éticos principales


gencia de una búsqueda de las "condiciones de posibilidad", pero éstas
y modelos de soluciones
no son examinadas ya en elementos concienciales, como ocurría en
Kant, sino en elementos lingüísticos, y particularmente en la dimen­
sión pragmática del lenguaje. El método consiste en preguntar por las
"condiciones de posibilidad" de la argumentación, y conduce, como vi­
mos, a la reconstrucción de la "norma básica" que exige procurar la
solución de todo conflicto por medio del "discurso", o sea, del inter­
cambio de argumentos. Para saber si se ha llegado efectivamente a
V.1. Consideraciones generales
una "fundamentación última", esta variante del método trascendental
explicita los dos criterios siguientes:
La complejidad propia del ethos, a la que hemos venido refiriéndonos
desde el comienzo, determina un gran número de problemas. Buena
l. que lo fundamentado no pueda ser negado (ni cuestionado) sin
parte de la "reflexión ética" (o sea, de la "tematización del ethos�') con­
que precisamente en esa negación (o en ese cuestiona.miento) se
siste, como se vio, en la "problematización": hay que descubrirlos Y
cometa una "autocontradicción pragmática" o "performativa" (es
hay que hallarles, por lo pronto, planteamientos claros y correctos,
decir, una contradicción entre el contenido de lo que se dice y lo
indispensables para orientar las investigaciones. Y ante todo, desde
que se hace -performance- en el acto de decirlo, y
luego, hay que distinguir las preguntas éticas de las preguntas de
2. que lo fundamentado no pueda ser fundamentado a su vez (en el
otro tipo. .. .
sentido de una fundamentación deductiva) sin que en ese intento
Esas preguntas, y los problemas que ellas implican, constituyen
se cometa un "círculo lógico".
los "temas" con que se ocupa la ética como disciplina filosófica. �l
Si se cumplen esos dos requisitos, según Apel, es porque se está planteamiento crítico de los problemas exige que éstos no se ��term�­
ante la explicitación (obtenida por "reflexión pragmático-trascenden­ nen a través de soluciones previas o prefiguradas. Antes de mvesti­
tal") de algo "ya siempre" presupuesto en el acto de argumentar. Este gar", y sobre todo antes de "teorizar", es necesario ha?er compr�ndido
método no excluye el empleo simultáneo de aspectos específicos de los en qué consiste cada problema. El probl�ma es lo pn�ero; los mten­
,
demás métodos mencionados, incluso del método hermenéutico. tos de solución, las propuestas teóricas, tienen que vemr despues. Es­
to es un recaudo metodológico general, al margen de cuáles sean los
métodos específicos que vayan a emplearse.
, .
Con respecto a la clasificación de los diversos problemas eticos
ocurre algo similar a lo que ya se había señalado sobre los métodos:
_
hay muchos y distintos criterios para tal clasificación. �n lo que s1�e
vamos a presentar, de modo muy esquemático y tentativo, una clasifi­
cación basada en diversos criterios. De nuevo, sin pretensión de ex­
haustividad. Nos limitaremos, además, a la ética filosófica, es decir, a
la ética normativa y a la metaética, con especial atención del primero
de esos niveles. Hay que insistir, sin embargo, en que esos niveles no
dentale Tréiumereien, Hamburgo, Hoffman & Campe, 1975; K.-O. Apel, "El problema de
siempre son netamente separables y que, por tanto, existen proble-
la fundamentación última filosófica a la luz de una pragmática trascendental del len­
guaje", en Dianoia, vol. XXII, Nº 23, México, 1975, pp. 140 ss.), o con otros representan­ mas que atañen a ambos.
. , .
tes de la filosofía trascendental, -como Hermann Krings (cf. H.M. Baumgarten, ed., La clasificación que haremos no pretende tampoco ser s1stemati­
Prinzip Freiheit, Friburgo-Munich, K. Albert, 1979, passim), o con representantes de la ca. Se trata, simplemente, de ofrecer un atisbo acerca de cómo se es­
hermenéutica y del "neoaristotelismo" (cf. W. Oelmüller, ed., Transzendentalphiloso­ tructura lo que podría denominarse la "aporética" del ethos. �erá una
phische Normenbe-gründungen, Paderbon, F. Schoningh, 1978) o con los posmodernos y
los neopragmatistas (cf. K.-O. Apel, Diskurs und Verantwortung, Francfort, Suhrkamp, mirada "a vuelo de pájaro", con la intención de poner de mamfiesto la
1988), etcétera. [95]
Ética: conceptos y p�oblemas Problemas éticos principales y modelos de soluciones 97
96

multiplicidad de problemas existentes> y no los rasgos característicos ... qué son pensamiento práctico y actuar por una razón; qué es
consistencia en la acción y consistencia en el pensamiento moral y,
esenciales de cada problema. Esto último, dicho sea de paso, no puede
en relación con ello, por qué el conflicto moral es un hecho básico
percibirse a través de una mera clasificación, por más sistemática que de la moralidad; por qué la noción de regla es importante para al­
ésta fuere. Sólo se lo gana con la dedicación intensiva, metodológica y guna de las partes de la moralidad, no para todas ... ; lo inconstante
continuada, a los problemas, cuando el problema ha sido realmente y problemática que es la distinción entre "moral" y "no moral", so­
sentido como tal y se ha vivido la paradójica situación de necesitar re­ bre todo en su uso más importante: cuando se trata de distinguir
solverlo y no saber cómo. Un problema -y especialmente un problema entre distintas clases de excelencia humana.2
ético- es comprendido cabalmente sólo cuando se ha percibido, en to­
da su intensidad, la exigencia racional de hallarle alguna solución sa­ Son, efectivamente, problemas importantes, y por eso convendría
tisfactoria y, a la vez, la dificultad intrínseca del problema como tal, la -aunque es imposible considerarlos aquí en detalle- enumerarlos y
"resistencia" del mismo a ser resuelto, la falta de adecuación a los acercamos a ellos un poco más.
moldes racionales que uno trata de imponerle.
A menudo se intenta buscar las vinculaciones que, sin duda, 1) Problema de la naturaleza del pensamiento práctico: el "conoci­
existen entre todos los problemas éticos y llegar así, incluso, a formu­ miento moral" y la argumentación práctica han interesado desde
lar alguno que los abarque o, al menos, los represente a todos. Tam­ la Antigüedad y ese interés puede advertirse ya en Platón, Aris­
bién en éste se puede operar con distintos criterios, por lo menos, para tóteles, los estoicos, etc. Hay cuestiones particulares, como las de
elegir la manera de formularlo. El ya citado personaje de Machado, la phrónesis, el "silogismo práctico", la "razón práctica", etc., que
Juan de Mairena, por ejemplo, lo planteaba así: acompañan la historia de la ética y se siguen discutiendo en la
actualidad. ¿Hay realmente un "conocimiento práctico"? y, en tal
¿Se vive de hecho o de derecho? He aquí nuestra cuestión. Com­
caso, ¿cómo se lo distingue del conocimiento teórico? Son pregun­
prenderéis que éste es el problema ético por excelencia, viejo como
el mundo, pero que nosotros hemos de plantear agudamente.1 tas que pueden plantearse con intenciones epistemológicas o con
intenciones éticas y, cuando se trata de esto último, puede desen­
Ése es, desde luego, un problema ético central, que abarca o "re­ volverse en el nivel ético-normativo y/o en el metaético.
presenta" a muchos otros. Pero, precisamente, por su extrema genera­ 2) Problema del obrar racional: cuestión vinculada a la anterior
lidad, resulta ambiguo y, de todos modos, ese "planteamiento agudo" pero que puede discriminarse de ella. Lo que aquí se indaga es
que se proponía Mairena no sería posible sin aplicarle el método ana­ cuándo y cómo la razón determina formas de acción moral, e in­
lítico, es decir, sin dividirlo o descomponerlo en muchos problemas di­ cluso si sólo la razón puede dar lugar a una acción semejante.
versos. Entre éstos se encontraría, y no en último lugar, el de la dico­ 3) Problema de la consistencia en la acción y en el pensamiento mo­
tomía ontodeóntica, porque no sólo se trata de saber en qué medida se ral: también se relaciona con los problemas anteriores, y en
"cumple" lo normativo (lo "de derecho") sino también, por ejemplo, có­ nuestro tiempo ha conducido incluso al desarrollo de una lógica de
mo ha de distinguírselo de lo descriptivo ("de hecho"), y ahí se pasa ya las proposiciones normativas, es decir, de una "lógica deóntica".
al nivel metafísico, etc. A propósito de esto, conviene tener en cuenta, 4) Problema del conflicto moral: Williams da por supuesto que tal
para cualquier clasificación de problemas éticos, las dicotomías pro­ conflicto es un "�echo básico de la moralidad", y sólo se pregunta
pias del ethos. Aunque tampoco agotan ellas toda la problemática la­ "por qué" lo es. Esta constituye, sin duda, una auténtica pregun­
tente, es seguro que necesariamente determinan problemas básicos. ta ética, pasible de formulaciones diversas según se la pl antee en
Bernard Williams indica -en una obra breve que, como la pre­ el nivel ético-normativo, en el metaético o, incluso, en el ético­
sente, sólo pretende ofrecer una introducción general a la ética- va­ descriptivo. A mi juicio, la cuestión del conflicto moral (que no se
rios temas que considera centrales para un planteamiento más am­ reduce a la de su "porqué") representa efectivamente una especie
plio de la filosofía moral: de núcleo del que derivan, en definitiva, todas las cuestiones éti­
cas. Creo que el problema que preocupaba a Mairena, acerca de

2. B. Williams, Introducción a la ética, Madrid, Cátedra, 1982, p. 15.


l. A. Machado, Juan de Mairena, t. I, p. 187.
98 Ética: conceptos y problemas Problemas éticos principales y modelos de soluciones 99

si "se vive de hecho o de derecho", se relaciona indisolublemente Se hace necesario, entonces, señalar dos cosas: la primera es que,
con la conflictividad de los fenómenos morales. Sobre este tema cualquiera sea el problema ético específico que se esté tratando, se
volveremos luego, en VI.3. debe tener presente que, si se lo toma realmente en serio, él forma
5) Problema de la noción de "regla": también aquí Williams se res­ parte de aquel problema amplio y básico con respecto al cual ningún
tringe al del "porqué" de la importancia de esa noción en ciertas esfuerzo aclaratorio puede ser superfluo. La segunda es que, si el tra­
"partes" de la moralidad. Me parece que de nuevo hay, al respec­ tamiento se queda expresamente en ese problema general y no se dis­
to, un amplio repertorio de cuestiones, entre las que se encuen­ criminan ni se plantean los problemas específicos, si no se trabaja en
tran las que derivan de la dicotomía deontoaxiológica. estos últimos, por más esfuerzo que ellos demanden, entonces no
6) Problema de la distinción entre "moral" y "no moral": como es fá­ habrá de lograrse aclaración alguna y, desde luego, tampoco para el
cil comprender, esto puede aludir a dos cuestiones distintas, problema amplio que los abarca a todos.
según se interprete "no moral" como "amoral" (o "extramoral") o La complejidad del ethos hace que la ética sea particularmente
eomo "inmoral". En el primer caso estará referido a la dicotomía difícil, y esa dificultad comienza ya cuando se trata de distinguir sus
ontodeóntica; en el segundo, a la dicotomía axiológica, que es la problemas específicos. El carácter meramente introductorio de la pre­
que parece tener presente Williams. Pero él se pregunta específi­ sente obra, así como la escasa extensión disponible para la misma,
camente por las variantes en las maneras de entender esa distin­ son factores que impiden aquí, en tal sentido, una clasificación preci­
ción, con lo que el problema planteado equivale al de la así lla­ sa. Lo que sigue es sólo una clasificación panorámica y provisional, en
mada "revolución del ethos", que se mencionó aquí en II.l. Las la que se intenta, a la vez, mencionar también los principales modelos
variaciones sincrónicas y diacrónicas del ethos son un hecho in­ clásicos de respuestas ofrecidas por el pensamiento ético.
dudable. Pero no es indudable que ellas obliguen a adoptar un
relativismo ético. El problema reside, justamente, en que· ellas
admiten también otros tipos de explicaciones. V.2. Problemas de la ética normativa

Es de por sí un problema, y nada insignificante, el de los criterios V.2.1. Decir que el problema fundamental de la ética normativa es el
según los cuales pueden clasificarse los problemas éticos y determi­ problema de la fundamentación de normas, puede parecer un ocioso
narse el grado de importancia de cada uno de ellos. Los diversos pro­ retruécano. Sin embargo, es una manera adecuada de aludir a lo que
blemas se vinculan siempre entre sí, no sólo porque sus plantea­ determina y dirige la reflexión propia de ese nivel. Ya vimos cómo esa
mientos presentan conceptos comunes sino también porque, a menu­ reflexión se origina en la pregunta "¿por qué?", referida a lo deóntico.
do, unos quedan subsumidos en otros. Se comprende, entonces, que se Es seguramente a ese problema, en definitiva, al que alude el citado
distinguen por su importancia, pero asimismo por su mayor o menor planteamiento de Juan de Mairena. También se suele hablar de ''jus­
generalidad. La pregunta que se hacía Mairena, y a la que considera­ tificación", de "legitimación", etc., y ya la distinción entre las signifi­
ba, según se vio, "el problema ético por excelencia", ostenta acaso un caciones de esos términos plantea problemas específicos. Cuestiones
carácter general máximo: se trata, en definitiva, de la pregunta por el semánticas y cuestiones metafísicas se entrecruzan además en el sen­
"sentido de la vida", y así lo comprende Aranguren cuando escribe: tido de "fundamentar" (y de "fundamento"). De cómo se interpretan
esos conceptos dependerá, en buena parte, el tipo de solución que pue­
El sentido de la vida y lo que, a través de la existencia hemos da proponerse. Pero esto no debe inducir al error consistente en con­
hecho y estamos haciendo de nosotros mismos, y no sólo cada uno fundir el problema más propio de la ética normativa con uno de me­
en sí, sino también de los otros, porque somos corresponsables del taética ni con uno de metafísica. Lo que la ética normativa hace, como
ser moral y el destino de los demás: he aquí el tema verdadero,
ya se vio, es aplicar la razón, de una manera reflexiva, endógena, al
unitario y total de la ética.3
fenómeno moral. Y la razón exige, ante todo, saber "por qué". Frente a
esa pregunta, la primera opción se da en el nivel metaético: la afirma­
ción de que hay alguna respuesta posible, o la de que no la hay. Sólo
3. J.L. Aranguren, ob. cit., p. 414. en el primer caso, en realidad, la reflexión ético-normativa puede te-
98 Problemas éticos principales y modelos de soluciones 99
Ética: conceptos y problemas

si "se vive de hecho o de derecho", se relaciona indisolublemente Se hace necesario, entonces, señalar dos cosas: la primera es que,
con la conflictividad de los fenómenos morales. Sobre este tema cualquiera sea el problema ético específico que se esté tratando, se
volveremos luego, en VI.3. debe tener presente que, si se lo toma realmente en serio, él forma
5) Problema de la noción de "regla": también aquí Williams se res­ parte de aquel problema amplio y básico con respecto al cual ningún
tringe al del "porqué" de la importancia de esa noción en ciertas esfuerzo aclaratorio puede ser superfluo. La segunda es que, si el tra­
"partes" de la moralidad. Me parece que de nuevo hay, al respec­ tamiento se queda expresamente en ese problema general y no se dis­
to, un amplio repertorio de cuestiones, entre las que se encuen­ criminan ni se plantean los problemas específicos, si no se trabaja en
tran las que derivan de la dicotomía deontoaxiológica. estos últimos, por más esfuerzo que ellos demanden, entonces no
6) Problema de la distinción entre "moral" y "no moral": como es fá­ habrá de lograrse aclaración alguna y, desde luego, tampoco para el
cil comprender, esto puede aludir a dos cuestiones distintas problema amplio que los abarca a todos.
según se interprete "no moral" como "amoral" (o "extramoral") � La complejidad del ethos hace que la ética sea particularmente
eomo "inmoral". En el primer caso estará referido a la dicotomía difícil, y esa dificultad comienza ya cuando se trata de distinguir sus
ontodeóntica; en el segundo, a la dicotomía axiológica, que es la problemas específicos. El carácter meramente introductorio de la pre­
que parece tener presente Williams. Pero él se pregunta específi­ sente obra, así como la escasa extensión disponible para la misma,
camente por las variantes en las maneras de entender esa distin­ son factores que impiden aquí, en tal sentido, una clasificación preci­
ción, con lo que el problema planteado equivale al de la así lla­ sa. Lo que sigue es sólo una clasificación panorámica y provisional, en
mada "revolución del ethos", que se mencionó aquí en II.1. Las la que se intenta, a la vez, mencionar también los principales modelos
variaciones sincrónicas y diacrónicas del ethos son un hecho in­ clásicos de respuestas ofrecidas por el pensamiento ético.
dudable. Pero no es indudable que ellas obliguen a adoptar un
relativismo ético. El problema reside, justamente, en que· ellas
admiten también otros tipos de explicaciones. V.2. Problemas de la ética normativa
Es de por sí un problema, y nada insignificante, el de los criterios V.2.1. Decir que el problema fundamental de la ética normativa es el
según los cuales pueden clasificarse los problemas éticos y determi­ problema de la fundamentación de normas, puede parecer un ocioso
narse el grado de importancia de cada uno de ellos. Los diversos pro­ retruécano. Sin embargo, es una manera adecuada de aludir a lo que
bl�mas se vinculan siempre entre sí, no sólo porque sus plantea­ determina y dirige la reflexión propia de ese nivel. Ya vimos cómo esa
mientos presentan conceptos comunes sino también porque, a menu­ reflexión se origina en la pregunta "¿por qué?", referida a lo deóntico.
d?, �nos quedan subsumidos en otros. Se comprende, entonces, que se Es seguramente a ese problema, en definitiva, al que alude el citado
d1stmguen por su importancia, pero asimismo por su mayor o menor planteamiento de Juan de Mairena. También se suele hablar de ''jus­
generalidad. La pregunta que se hacía Mairena, y a la que considera­ tificación", de "legitimación", etc., y ya la distinción entre las signifi­
ba, según se vio, "el problema ético por excelencia", ostenta acaso un caciones de esos términos plantea problemas específicos. Cuestiones
carácter general máximo: se trata, en definitiva, de la pregunta por el semánticas y cuestiones metafísicas se entrecruzan además en el sen­
"sentido de la vida", y así lo comprende Aranguren cuando escribe: tido de "fundamentar" (y de "fundamento"). De cómo se interpretan
esos conceptos dependerá, en buena parte, el tipo de solución que pue­
El sentido de la vida y lo que, a través de la existencia hemos
da proponerse. Pero esto no debe inducir al error consistente en con­
hecho y estamos haciendo de nosotros mismos, y no sólo cada uno
en sí, sino también de los otros, porque somos corresponsables del fundir el problema más propio de la ética normativa con uno de me­
ser moral y el destino de los demás: he aquí el tema verdadero taética ni con uno de metafísica. Lo que la ética normativa hace, como
unitario y total de la ética.3 ya se vio, es aplicar la razón, de una manera reflexiva, endógena, al
fenómeno moral. Y la razón exige, ante todo, saber "por qué". Frente a
esa pregunta, la primera opción se da en el nivel metaético: la afirma­
ción de que hay alguna respuesta posible, o la de que no la hay. Sólo
3. J.L. Aranguren, ob. cit., p. 414. en el primer caso, en realidad, la reflexión ético-normativa puede te-
Problemas éticos principales y modelos de soluciones 101
100 Ética: conceptos y problemas

esa acción �espon­


ner lugar. En el segundo, se reducirá a la proyección de lo acotado en es decir, por la posibilidad de que la norma a la_que
deriva una larga lmea de
el otro nivel. de se convierta en ley universal. De Kant
sí, pero que comparten la
Si se parte de la afirmación de que la fundamentación es posible, teorías éticas deontológicas, distintas entre
son "justa s", con .in�e­
entonces la reflexión ético-normativa tiene que desarrollar una funda­ idea de que las normas morales son válidas si
ar su observ ancia.
mentación, que seguramente será de alguno de estos dos tipos: pendencia de las consecuencias que pueda acarre
de la fórmu la de la
En nuestro tiempo John Rawls, por ejemplo, defien
El porqué está en un principio moral básico. a forma �e
l. Fundamentación
én ?u

1 También se plantea como "ética de la convicción"


justicia como "equidad", lo cual representa tambi

deontológica (o de la "intención": Gesinnungsethik).
tivo-d eontol
deontologismo. Sostiene la prioridad del aspecto norma

Ejemplos: la ética de Kant, la ética cristiana.


es entendid� en el
gico (right) sobre el axiológico (good), prioridad que
a es conceb ida co­
marco de un "constructivismo kantiano". La justici
El porqué depende de las consecuencias.
de las institu ciones sociale s, y su importancia,
mo la "primera virtud"

{
También se plantea como "ética de la responsabi­
sistemas de pensa�
como equivalente a la que tiene la verdad en los
2. Fundamentación lidad" (Verantwortungsethik).
,
ad como la verda d es a las teorias). N1
miento (la justicia es a la socied
teleológica El ejemplo clásico es la ética del utilitarismo
cciones, cálculos o
la verdad ni la justicia pueden depender de transa
(o consecuencialista) (en sus dos formas: utilitarismo del acto y utilita­ ida por Apel se funda�enta,
ri¡;;mo de la regla).
"regateos". La "ética del discurso" defend
de lo que hemos denommado
a su vez ' haciendo explícita (por medio , .
" que ya esta necesaria-
"reconstrucción normativa") la "norma básica
xige q':1e to­
Lo anterior puede aclararse como sigue: la fundamentación mente presupuesta en toda argumentación.· Esta norma �
por med10 de v10len­
"deontológica" es el desarrollo sistemático de una actitud que, a gran­ do conflicto de intereses se procure resolver, no
que así puede alc�n­
des rasgos, suele darse también en el nivel de la "reflexión moral" a cia, sino por medio de argumentos y del consenso
entos se denom ma
' zarse. El diálogo en que se emplean tales argum
a no sólo los intere ­
saber, la actitud de quien dice o piensa o siente que tal o cual línea de "discurso práctico", y en él han de tenerse en cuent
los posibl es afecta ­
acción ha de seguirse "por cuestión de principios". Al margen de que ses de los participantes sino también los de todos
no son
se indique o no cuáles son esos principios, ello puede -y suele- soste­ dos por las consecuencias de las acciones consensuadas. Pero
er moral de un acto,
nerse sin pretensiones estrictamente filosóficas. Es una actitud moral estas consecuencias las que determinan el caráct
de normas legitima­
basada en la convicción de que el único criterio válido para el obrar sino que tal carácter depende de la observancia
moral se encuentra en la dignidad humana y en la justicia. Ser "in­ das discursivamente. La norma básica es el principio
procedimental que
ionale s concre tas. Mient ras la "norma
moral" resulta casi equivalente a ser "injusto". Importa, pues, saber permite legitimar normas situac _
valide z unive rsal, las "normas s1-
que se ha obrado con justicia y, en todo caso, "con buena intención", al básica" es a priori y tiene por tanto
a una situación
margen de las consecuencias efectivas que se deriven de ese obrar. La tuacionales" son contingentes, con validez restringida

do I: "Fiat justitia et pereat mundus". Cuando la ética filosófica asume


exageración de esto aparece en el famoso lema del emperador Fernan­ determinada.
" represen-
La fundamentación "teleológica"5 o "consecuencialista
esa actitud, tiene que proporcionar argumentos que justifiquen la pre­
5. Una cuestión particularmente discutida es la del presunto "teleologismo" de la ética
valencia de las intenciones por encima de los efectos; tiene que mos­ _
aristotélica. Hay consagrados comentaristas, como W.D. Ross -defensor, sm emba:g_o
trar esos "principios" y demostrar que son válidos. La asunción del de una propia teoría deontologista- que sostienen enfáticamente el carácter "teleolog1-
criterio "deontológico" tiñe prácticamente todos los detalles de una co" de la ética de Aristóteles (cf. W.D. Ross, Aristotle, Londres, Methuen, 5a ed. 1953, p.
teoría ética, como ocurre en el paradigmático caso de la· ética del "im­ 188). Investigaciones ulteriores, sin embargo, muestran, al menos, que el esquem� _ de
perativo categórico" de Kant. Ahí el carácter "moral" de una acción es­ la distinción teleologismo-deontologismo resulta insuficiente para comprender esa etica
en su peculiar complejidad. Así, John Cooper cree que ella está m�s cerc� del deo�tolo­
tá determinado por la uniuersalizabilidad4 de la máxima respectiva, _
gismo (cf. J. Cooper, Reason and Human Good in Aristotle, Indianapohs-Cambndge,
4. El vocablo "universalizabilidad" es un neologismo adoptado actualmente como térmi­ Hackett Publishing Co., 1986), y Engberg-Pedersen acota que, en todo caso, es un teleo­
no técnico en muchos textos de ética. No fue usado por Kant, pero se adecua a la idea logismo muy particular, inmune a la crítica deontologista (cf. T. Engberg-P�dersen,
kantiana de la cualidad propia de aquellas "máximas" que pueden considerarse mora­ Aristotle's Theory of Moral Insight, Oxford, Clarendon Press, 1983). Alfonso Gomez Lo-
les. Fue introducido en la ética contemporánea por Richard Hare, en cuya propia teoría
ética desempeña asimismo un papel muy importante.

También podría gustarte