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Índice:

1. Introducción.......................................................................................................................1

2. Los jueces...........................................................................................................................1

3. Los abogados......................................................................................................................3

4. La policía............................................................................................................................5

5. Conclusión..........................................................................................................................7

 Bibliografía........................................................................................................................8

2
3
1. Introducción.
Las profesiones jurídicas que trataré en esta actividad están íntimamente relacionadas en
su función de la perpetuación de la eficacia del derecho, es decir, el cumplimiento de lo
acordado en los ordenamientos normativos.
Diversos debates entre la doctrina concluyen que, por una parte, las condiciones internas
de los propios ordenamientos logran la eficacia, y, por otro lado, hay una gran influencia de
las condiciones de la sociedad en la que este se elabora. Esto, nos lleva analizar desde el
ámbito de la sociología jurídica cómo los juristas y las fuerzas del Estado logran la
efectividad de lo dispuesto en los diferentes ordenamientos.

2. Los jueces.
Esta profesión forma parte de uno de los tres poderes del Estado: el judicial. Es por ello
por lo que los jueces tienen la autoridad para sentenciar y resolver cualquier conflicto,
mediante la aplicación de la normativa existente o acudiendo a la jurisprudencia. Asimismo,
tienen la capacidad de interpretación de las normas para solucionar un caso concreto, ya que
estas pueden ser ambiguas o imprecisas, o remiten al criterio judicial.
Cabe destacar que el poder judicial es un órgano de última instancia, es decir, tanto el
propio sistema como otras empresas privadas proponen métodos de mediación, adjudicación
o arbitraje para resolver las disputas.
Por otra parte, el sociólogo José Juan Toharia afirma que, en España, la afluencia de
judicatura femenina ha sido súbita y repentina, aunque los datos resultantes de su estudio
muestran que en 1989 solo un 13% eran mujeres. Sin embargo, las elecciones del Consejo
General del Poder Judicial de 2018 desencadenaron una investigación por parte del periodista
Raúl Sánchez, quien afirma que, de los 13 miembros de la Sala de Gobierno del Tribunal
Supremo, no hay una sola fémina. En cambio, en el Tribunal Constitucional podemos ver una
mayor representación, alcanzando un 17% (por cada cinco varones, una hembra). Sin
embargo, en órganos inferiores, llega a alcanzar en su mayoría cifras superiores al 35%
(exceptuando la presidencia del Tribunal Superior de Justicia, que ronda un 6%). Una de las
explicaciones propuestas es la tardía incorporación de las mujeres a este órgano, lo que
conlleva una falta de méritos y experiencia. Aunque, esto queda desmentido tras ver los datos
proporcionados por el Consejo General del Poder Judicial, dado que, en 2018, atendiendo al
rango de entre 51 y 60 años, había 875 mujeres frente 972 hombres, reduciendo el techo de

1
cristal en el acceso a los tribunales de justicia. Asimismo, se ha rejuvenecido la edad media
de los magistrados tras la ampliación de la oferta de plazas a la judicatura.
Atendiendo a la problemática social de la judicatura, podemos destacar la crisis de la
legitimidad, basada en la desconfianza o rechazo de la sociedad hacia los procedimientos
judiciales debido, por ejemplo, a la influencia política sobre los magistrados y sus decisiones.
En otras palabras, dependiendo del sistema político en el que nos encontremos, sobre todo en
el caso de los sistemas autoritarios, se favorecerán los fines del régimen político y de los
pertenecientes a su misma clase social. Del mismo modo, hay una marcada influencia de la
ideología política de estos, pudiéndolo ejemplificar en el marco español con el cambio de la
jurisprudencia sobre el pago de los impuestos de las hipotecas en 2018 y los posteriores
ataques de Pedro Sánchez (presidente del PSOE, por ende, de izquierdas) hacia el poder
judicial: Creo que el Tribunal Supremo tiene que hacer una reflexión sobre el debate que se
ha suscitado sobre su credibilidad, lo que llevó a una posterior modificación de la sentencia 1.
Además, anteriormente se han realizado estudios en otros países sobre este tema, como es el
de Philippe Robert y Claude Faugeron en la Francia de 1980, donde establecen la falta de
consenso como causa de las crisis de la justicia.
Otro tema de interés para la sociología son los factores psicosociales que afectan a la
eficacia de las normas. En los países donde se sigue la corriente del realismo jurídico, como
es Estados Unidos, preocupa la aleatoriedad de los togados al solventar las lagunas jurídicas
con su interpretación de normas que regulan otros casos similares, o jurisprudencia. Es por
ello por lo que en este mismo país, se han realizado investigaciones estadísticas sobre las
decisiones judiciales semejantes.
Por otra parte, el problema del funcionamiento de las instituciones judiciales, que según
las investigaciones de Renato Treves entre 1962 y 1972, esto se debe a la mala
administración de las normas de reclutamiento y organización de los medios personales y
materiales2, además del lento y costoso proceso que hay que seguir para resolver cualquier
conflicto. Esto también se puede considerar una causa de la crisis de la justicia, dado que
muchas personas desconocen
su derecho a la justicia gratuita y a un abogado de oficio (atendiendo al artículo 119 de la
Constitución Española, y a la ley de asistencia jurídica gratuita 3). Y aunque conozcan sus
1
El otoño negro de la justicia española. (2018, 12 diciembre). El País. https://elpais.com/especiales/2018/crisis-
de-la-justicia-en-espana/
2
Soriano, R. (1997). Sociología del Derecho (1ª ed., p. 423). Ariel.
3
Ley 1/1996, de 10 de enero, de asistencia jurídica gratuita (BOE-A-1996-750).
https://www.boe.es/eli/es/l/1996/01/10/1/con

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derechos, para muchos habitantes de áreas rurales les es imposible acceder a los núcleos
urbanos donde se desarrollan estas actividades, por tanto, pasan a resolver sus conflictos por
otras vías convencionales y no jurídicas. Sin embargo, esto sucede en el ámbito sociocultural
español (u occidental), debido a que en Japón está mal visto litigar, por lo que es lógico el
rechazo social a la figura de cualquier órgano jurídico.
En definitiva, la relación de los jueces con la sociedad es prácticamente nula, debido a
su aislamiento (en el caso del juez tradicional, ya que las generaciones más jóvenes suelen ser
miembros activos de la sociedad) y a la práctica del derecho, que se desenvuelve en un
formalismo procesal de difícil comprensión para el ciudadano medio.

3. Los abogados.
La abogacía es la profesión más cercana a la problemática del derecho, ya que su ejercicio
se desenvuelve con sujetos activos de la sociedad, ejerciendo una función de mediador o
árbitro con el objetivo de resolver cualquier conflicto planteado y lograr la eficacia de las
normas. Al igual que los jueces, los abogados suelen pertenecer a una clase media-alta por los
amplios estudios que se requieren (licenciatura, formación especializada y estar colegiados).
Asimismo, deberán realizar una pasantía, algo que ha suscitado una gran polémica en los
últimos años por la precariedad laboral y los intereses inconfesados de carácter corporativista
que chocan con el objetivo de aprendizaje y adquisición de experiencia de los jóvenes
juristas. En el pasado año la presidenta de la Agrupación de Abogados Jóvenes del Colegio
de Abogados de Oviedo denunció esta situación, argumentando: 40 horas semanales nunca
son, y te pagan 600 euros. La cuestión está en que de cinco a los que lo ofrecen, te lo cogen
cuatro (…). Esto no es exclusivo de la abogacía, pero lo paradójico es que los que nos
dedicamos a defender los derechos laborales del resto de personas estemos en esta situación.
Del mismo modo, Francisco Javier Martínez Noreña (abogado del CSIF) denuncia esta
situación de precariedad y que, aunque se haya denunciado ante tribunales y el fallo haya sido
a su favor, aún se ofertan prácticas que no cumplen los estándares legales mínimos4.
Entre sus funciones, encontramos la representación de sus clientes en los procesos
judiciales y su asesoramiento. Por tanto, el deber (para el letrado) y derecho (del cliente) del
secreto profesional es de vital importancia en esta profesión, regulándose por el artículo 1.3
del Estatuto de la Abogacía: Son principios rectores y valores superiores del ejercicio de la

4
Liedo, C. (2020, 12 octubre). La explotación de los jóvenes abogados: sueldos de 600 euros, curro de sol a
sol. La Voz de Asturias. https://www.lavozdeasturias.es/noticia/asturias/2020/10/09/explotacion-jovenes-
abogados-sueldos-600-euroscurro-sol-sol/00031602265668745401828.htm

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Abogacía los de independencia, libertad, dignidad e integridad, así como el respeto del
secreto profesional5.
Dicho lo anterior, podemos apreciar una doble perspectiva, es decir, encontramos letrados
que están al servicio público, y otros pertenecientes a despachos privados, lo que favorece a
la mercantilización de la profesión y a la creación de una conexión entre la abogacía y la
economía del mercado. Según Hubert Rottleuthner, esta influencia deriva en la
especialización, la segmentación de la clientela, la estratificación y la falta de solidaridad
entre abogados6.
En lo que respecta a la estratificación, podemos distinguir tres tipos de abogados: los que
realizan cualquier actividad jurídica con el objetivo de subsistir, el abogado que ejerce de
forma tradicional con una clientela consolidada, y el abogado perteneciente a firmas de éxito.
Estos últimos pertenecen a clases sociales altas ya que han costeado una educación
especializada en prestigiosas facultades. Es por ello, que se dirigen a una clientela pudiente, y
en la mayoría de los casos para pleitos financieros y administrativos. En cambio, los otros dos
tipos pertenecen a clases medias y han estudiado en escuelas desconocidas; por ende, están
orientados a los problemas menos complejos de la clase obrera, como pueden ser
morosidades o casos criminales. En síntesis, esta polarización de la profesión no plasma una
idea de justicia imparcial.
De la misma forma, es llamativo que la presentación personal sea el aspecto más valorado
por la sociedad, es decir, el traje y elegancia que comúnmente caracteriza a esta profesión.
Este uniforme jurídico afianza aún más la jerarquización y estratificación de la sociedad.
Por otra parte, la ética social se mueve entre los intereses del cliente y los de la ley. Dicho
de otra manera, el ethos social depende del tipo de abogado, sus tareas y a los sujetos que
asesoran. Los abogados más humildes e independientes se ven tentados a infringir las normas
éticas. En consecuencia, los códigos deontológicos cobran una amplia importancia por su
carácter auxiliar y supletorio.
Entre los cambios cualitativos que se han desarrollado, destaco: la necesidad de
especialización (por ejemplo, abogados matrimoniales o fiscales), la apropiación de sus
cometidos por otras carreras profesionales (en relación con los trabajadores sociales), la
pérdida de independencia del sistema y la incorporación de mujeres a la profesión (en
occidente).

5
Real Decreto 135/2021, de 2 de marzo, por el que se aprueba el Estatuto General de la Abogacía Española.
(BOE-A-2021-4568) https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2021-4568&p=20210324&tn=1#a1
6
Soriano, R. (1997). Sociología del Derecho (1ª ed., p. 426). Ariel.

4
Todas estas observaciones se relacionan con la visión de esta profesión desde los
ciudadanos, ya que, a diferencia de los togados, los abogados y juristas han llevado a cabo
diversas revoluciones liberales (por ejemplo, la comunista de 1917 o la revolución china de
Mao). Sin embargo, no desaparece el punto de vista clasista que ejercen al destinar sus
servicios a un sector económico determinado de la población.

4. La policía.
La policía es considerada la guardiana de la ley y el orden, siendo la colaboradora de los
órganos gubernamentales en caso de conflictos y disturbios. Así pues, de manera tradicional
la sociedad le ha atribuido el factor represor a través del uso legitimo de la fuerza para
coaccionar a los ciudadanos. Sin ir más lejos, la actuación policial del pasado uno de
diciembre en la localidad de Bogotá (Colombia) ha sido justificada como uso legitimo de la
fuerza, aunque las pruebas filmográficas muestren una represión similar a la sufrida por
George Floyd. Del mismo modo, expone una versión racista y xenófoba del cuerpo en los
momentos de crisis donde estos colectivos suelen estar más fuera de la ley, ejemplificándose
perfectamente en el cuerpo policial estadounidense. Y en un contexto nacional, la latente
reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana por su carácter represivo ha convocado numerosas
manifestaciones por parte de los sindicatos policiales. Cabe señalar que esta modificación
simplemente limitará ese carácter y no cambiará el código penal. No obstante, estos
sindicatos alegan que los delincuentes optan a una mayor credibilidad que los propios
cuerpos de seguridad, además de que a través de esta ponen en jaque su profesionalidad. Por
el contrario, la sociedad alega que esta fuerza policial sirve tanto para protegernos como para
usarla contra nosotros mismos, lo que empeora la imagen pública de esta profesión. Y todo
ello, atendiendo a la impunidad de la que han gozado los agentes ante los tribunales, siendo
excepcional la necesidad de abrir un expediente contra ellos. Por esta razón, hay países en los
que se han implantado comités de policías y ciudadanos (similares a los juzgados de primera
instancia), liberando esa carga de los jueces y fiscales.
Por otro lado, encontramos una visión de servicio de información, seguridad y ayuda a la
ciudadanía, que cada día es más amplia entre la población. Al mismo tiempo que realiza
operaciones de auxilio y prestaciones sociales que dependen de las necesidades de una
sociedad que está en continuo avance. Por consiguiente, los agentes han adquirido la tarea de
servidores públicos y de prevención del delito, en contraste a la idea tradicional de coacción.
Esto lo podemos ver ejemplificado en lo que respecta a la incorporación del grado de

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criminología en los centros universitarios de nuestro país, que consolida un análisis empírico
de la criminalidad complementando la labor policial. Aún así, la sociedad tiende a crear una
imagen desdibujada de la policía dado que las cifras de criminalidad superan los recursos
policiales.
Al igual que en las profesiones mencionadas anteriormente, la policía ha sufrido un
proceso de feminización, mas de manera lenta y complicada debido a la mentalidad
conservadora y paternalista de muchos agentes.
Dicho lo anterior, debemos incidir en que la policía es el reflejo de cada país. Si una
sociedad se muestra desigual y estratificada, la policía mantendrá ese régimen, al igual que si
fuese igualitaria. Como ejemplo, encontramos la policía finlandesa, localizada en un estado
de derecho e igualdades sociales; por otra parte, estaría la policía de los países orientales
como India o Pakistán, que hacen uso de la fuerza como herramienta de represión.
En el caso de la policía occidental, podemos destacar la discrecionalidad de esta a la hora
de valorar la gravedad de un delito y si es necesario acudir a otras instancias judiciales.
Ciertas investigaciones demuestran que los delitos de personas suelen estar más castigados
que los de empresa o de cuello blanco, y que depende de donde nos localicemos dentro de esa
sociedad, es decir, en un entorno urbano o rural. Según J. M. Rico, esta actitud está
condicionada por la gravedad del hecho, la reacción de la comunidad, la calidad del control
social, el deseo de enunciar a la víctima, las condenas anteriores, la reacción presumible de
los tribunales, la actitud y apariencia del presunto infractor, la probabilidad de reincidencia
y su rebeldía7. Debido a la complicidad del asunto y a que se trata de un poder público,
muchos juristas tienden a declarar que las funciones de la policía estén formuladas por la
voluntad popular.
Es cierto que la policía ha pretendido establecerse como un sistema autónomo del resto de
los órganos estatales, pero por su propia naturaleza pública esto es inviable. Ante esta
situación, solemos encontrar dos actitudes: de carácter orgánico (ignora a las autoridades
judiciales) o estratégica (opta por lograr la eficacia de su trabajo y las metas marcadas, pero
con autonomía operativa atendiendo a las necesidades del público). En relación con esta
última actitud, en los países anglosajones se ha desarrollado una sociedad policial, donde la
población colabora con las tareas policiales, desencadenando una reducción de la
criminalidad.
Este grupo profesional, por la desconfianza externa, ha desarrollado su propia subcultura
ya que su labor está en continua tensión entre el resto de los poderes públicos y la sociedad,
7
Soriano, R. (1997). Sociología del Derecho (1ª ed., p. 433). Ariel.

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forzándoles a crear una actitud de autoprotección entre compañeros. Esta tensión, según
Jennifer M. Brown y E. Campbell irá aumentando con el paso del tiempo.
En conclusión, esta problemática referente a las diferencias sectoriales policiales se
pretende resolver creando vínculos entre todas las instancias territoriales (desde la policía
local hasta la internacional). Al mismo tiempo que se critica el uso de rangos para el
desempeño de las diferentes tareas, ya que estos no están conectados a la propia organización,
optando por la creación de tres niveles funcionales: diagnosis, planificación y dirección, todo
ello atendiendo a la formación de los policías, y siguiendo los principios de funcionalidad
diversificada, preparación específica del personal, interconexión de los niveles y
agrupaciones, compartición de decisiones y autocontrol8.

5. Conclusión.
Las profesiones jurídicas han sufrido un lento proceso de adaptación a las nuevas
sociedades, al igual que las normas que rigen y organizan esta misma. Estas se han
posicionado como instrumentos de control: del orden moral como expuso Durkheim, el
propio mantenimiento de su identidad social (Spenser y Parsons) y la defensa de los intereses
de las clases dominantes (Marx y la Escuela de Frankfurt).
En síntesis, para lograr la eficacia de las normas, estas profesiones han creado su propia
imagen social que promulga la necesidad de confianza para lograr los fines sociales
establecidos.

8
Soriano, R. (1997). Sociología del Derecho (1ª ed., p. 437). Ariel.

7
 Bibliografía.

“Se hizo un uso legítimo de la fuerza”, Policía en respuesta a denuncia de tortura en

Kennedy. (2021, 1 diciembre). Semana. https://www.semana.com/bogota/articulo/se-

hizo-un-uso-legitimo-de-la-fuerza-policia-en-respuesta-a-denuncia-de-tortura-en-

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8
Van-Halen, J. (2018, 9 octubre). La influencia política de los jueces estrella. ABC.

https://www.abc.es/opinion/abci-jueces-y-politica-201810090904_noticia.html

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