Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
DERECHO, INNOVACIÓN
Y TECNOLOGÍA
Año 2020
DERECHO, INNOVACIÓN
Y TECNOLOGÍA
SUPLEMENTO ESPECIAL
CARLOS E. CAMPS
Director de Temas de Derecho Procesal
- Erreius
➤➤ SANTIAGO J. MORA
Contratos inteligentes. Sus desafíos para los abogados……………………………… || 7
➤➤ GASTÓN E. BIELLI
Utilización de WayBack Machine como tercero de confianza en la materia de prueba
electrónica………………………………………………………………………………… || 33
➤➤ CARLOS J. ORDÓÑEZ
Chatbots en la Administración Pública. Derivaciones legales de la implementación
y uso de esta simpática y floreciente modalidad ……………………………………… || 45
➤➤ GASTÓN A. NAVARRO
Proceso vs. tecnología: los persistentes dilemas en torno al libro de asistencia
y sus implicancias en el ejercicio de la defensa………………………………………… || 57
➤➤ GABRIEL H. QUADRI
Expediente digital en el anteproyecto de reforma al Código Procesal Civil y Comercial
de la Nación………………………………………………………………………………… || 83
➤➤ TATIANA G. DORE
Legal design thinking. Un nuevo enfoque para el proceso de familia……………… || 111
➤➤ FELICITAS ESCOBAR
La potencial influencia de la inteligencia artificial en materia probatoria: beneficios
y desafíos…………………………………………………………………………………… || 121
➤➤ MARIANO FERRERO
Regulación legal de las monedas virtuales en Argentina……………………………… || 169
Santiago J. Mora(*)
I - INTRODUCCIÓN. OBJETO
no solo tendría que modificar dicho bloque sino también todos los que se fueron
generando con posterioridad.
d) Cada bloque que se incorpora a la cadena es agregado por uno de los “nodos” a
los que hacíamos referencia precedentemente, que en cada caso es especialmente
seleccionado por el sistema. Se dice que el sistema Bitcoin implementó el equivalente
a una “lotería competitiva”, ya que hace muy difícil que un mismo nodo pueda agregar
nuevos bloques consecutivos. Ello protege la neutralidad de la red al prevenir que
cualquier individuo obtenga el poder de afectar el funcionamiento del sistema. En
concreto, el sistema les exige a todos los nodos que encuentren una cifra especial
vinculada a cada bloque, denominada “nonce”, y el que lo logra es quien incorpora el
próximo bloque a la cadena(6). Este proceso se denomina “prueba de trabajo” (proof of
work, en inglés).
e) Cada vez que un nodo logra agregar un bloque a la cadena, a modo de recompensa,
recibe por parte del sistema una cierta cantidad de bitcoins nuevos, así como una
determinada comisión que pueden pagar los titulares de bitcoins al ordenar sus
transferencias (y permiten que las operaciones en cuestión se procesen más rápido).
Por eso a estos nodos se los llama también “mineros”: se quiere hacer referencia
a que el trabajo que hacen es equivalente a la búsqueda de oro, que cada tanto
encuentran.(7)
f) Luego de que un nodo minero consigue hallar el nonce que le permite cerrar un
bloque, dicho bloque se transmite por toda la red(8). El resto de los nodos incorporan
ese bloque a su copia de la blockchain, validando antes que las operaciones allí
incluidas estén bien procesadas (verificando fundamentalmente la disponibilidad de
los saldos de los transmitentes de bitcoin) y que efectivamente se haya encontrado el
nonce.(9)
g) Se imponen los consensos. Para el caso en que se hubieran generado dos bloques
casi en simultáneo y exista un debate entre cuál bloque agregar a la cadena, ello se
resuelve por mayoría.(10)
h) Una vez que se incorporó definitivamente un registro a la blockchain, este no puede
quitarse.(11)
4. Hemos dicho que la blockchain del sistema Bitcoin fue la primera pero no es la
única. Esto es así, porque luego del sistema Bitcoin han surgido otras blockchains que
sirven como plataforma para el funcionamiento de otras criptomonedas (a las cuales se
las suele llamar “altcoins”), con distintas características unas de las otras(12). Además,
en 2015, a partir de la blockchain de Ethereum, surgió una segunda fase del fenómeno
blockchain (que se suele llamar “blockchain 2.0”), mediante la cual se implementan los
llamados “contratos inteligentes”, entre otras cuestiones.(13)
Sin perjuicio de que existen distintos tipos de clasificaciones, decimos en
primer lugar que hay dos clases principales de blockchains: las “no permisionadas”
(permissionless, en inglés) y las “permisionadas” (permissioned). En las blockchains
no permisionadas cualquier persona puede descargar el software y ejecutarlo en un
ordenador conectado a internet, creando así un nuevo nodo en la red. En las blockchains
permisionadas, es necesario obtener un permiso de uno o varios sujeto/s determinado/s
para adherirse a la red y ejecutar un nodo de ella. Entre las primeras, las más conocidas
son las blockchains de bitcoin y de Ethereum (también están las blockchains de Monero(14),
de Dash(15), de Litecoin(16) , de Dogecoin(17), etc.). Entre las segundas, se puede mencionar
la blockchain de Hiperledger (auspiciada por la Fundación Linux y un consorcio de
grandes empresas entre las que se encuentran IBM, Intel, J. P. Morgan y American
Express)(18), y, más en nuestras latitudes, la blockchain federal argentina(19). A las
blockchains permisionadas se las puede distinguir además en “permisionadas públicas”
y “permisionadas privadas”, dependiendo de si cualquier persona puede acceder a la
información allí registrada y utilizarla para transaccionar (permisionadas públicas) o si
eso no es posible (permisionadas privadas).(20)
Por otro lado, no todas las blockchains adoptan la misma manera que tiene el
sistema Bitcoin en seleccionar al minero que va a agregar el próximo bloque. En este
sentido, y entre otras variantes: a) puede utilizarse lo que se llama “prueba de trabajo
útil” (proof-of-useful-work, en inglés), la cual plantea que ya que se necesita una prueba
de trabajo conviene aprovecharla y usarla para resolver problemas reales(21); b) puede
utilizarse lo que se llama “prueba de participación” (proof-of-stake, en inglés) en donde
la red selecciona los nodos en función de su participación proporcional en la red; c)
puede utilizarse lo que se llama “prueba de participación delegada” (delegated proof-of-
stake o DPoS, en inglés) que es una variante de la prueba de participación, en la cual los
participantes en la red pueden delegar su cuota de participación en un representante(22);
y d) puede utilizarse lo que se llama “prueba de autoridad” (proof-of-authority, en inglés)
en donde la red selecciona distintos nodos en función de la confianza que generan en la
comunidad, procediendo dichos nodos básicamente a turnarse entre sí.
5. Hemos dicho que la blockchain es -en definitiva- una base de datos, pero -por
todo lo reseñado precedentemente- el lector habrá observado que no se trata de una base
de datos cualquiera sino que es una muy valiosa por tener una serie de características
muy importantes. En primer lugar, es muy valiosa por no poderse eliminar los registros
que se incluyen en ella. En segundo lugar, es muy valiosa porque los registros que
se le incluyen se incluyen por consenso. En tercer lugar, es muy valiosa porque es
auditable. Y en cuarto lugar, es muy valiosa porque deja constancia del día y la hora
en que se incluyó cada registro(23). Todo esto le otorga a la blockchain una confiabilidad
y una utilidad que excede a las criptomonedas y puede utilizarse para muchos otros
fines y negocios. Entre dichos fines se encuentra el de ser plataforma para los llamados
“contratos inteligentes” que analizaremos en el presente punto.
6. Existen muchas definiciones de “contratos inteligentes”(24). En este contexto,
y dado el espacio limitado del que disponemos, nos remitiremos directamente a la
definición propuesta por el criptógrafo húngaro Nick Szabo, quien en la década del
noventa desarrolló dicho concepto al sostener que se trata de “un protocolo de transacción
computarizado que ejecuta los términos de un contrato”(25). En definitiva, la denominación
“contrato inteligente” se refiere al uso de código informático (software, o un programa
informático) para articular, verificar y -lo que es especialmente relevante- ejecutar un
acuerdo entre las partes.(26)
De la lectura de la definición referida surge que el contrato inteligente es un
contrato electrónico con la característica distintiva de que hace cumplir sus propios
términos. Eso significa que un contrato inteligente estará habitualmente lleno de
instrucciones y condiciones propias del código informático que siguen el patrón típico
de “si esto ocurre, haz eso; pero si no ocurre, haz esto otro”. Como la otra cara de la
misma moneda, una vez iniciada la ejecución de un contrato inteligente cargado en
10
una blockchain, las partes dejan de tener control sobre su cumplimiento, pudiendo el
contrato inteligente llegar a tener algo así como “vida propia”, lo cual genera una serie
de desafíos jurídicos novedosos, tal como se verá en el punto siguiente.(27)
7. Parecen novedosos pero no lo serían tanto. La máquina expendedora de
refrescos podría considerarse un contrato inteligente, por cumplir con los elementos de
la definición, en tanto es un dispositivo diseñado para transmitir la propiedad de un bien
(la gaseosa) a cambio del input adecuado (las monedas o billetes). También configuraría
un supuesto de contrato inteligente (o un antecesor) el llamado “intercambio electrónico
de datos” (Electronic Data Interchange o EDI, en inglés).
En este punto, el lector podría perfectamente preguntarse: si los contratos
inteligentes existen y vienen siendo pensados desde hace tanto tiempo, ¿cómo es
que recién ahora están llamando tanto la atención? Al respecto, debe decirse que los
contratos inteligentes han tenido dos importantes limitaciones desde su concepción. En
primer lugar, resultaba difícil encontrar un ordenador que obtuviese el voto de confianza
suficiente de todas las partes involucradas como para ejecutar los términos del acuerdo.
En segundo lugar, resultaba difícil encontrar la forma en que el contrato inteligente
pudiese controlar los activos reales a efectos de hacer cumplir el acuerdo.(28)
Por ello es que su repentina atención se relaciona con la tecnología blockchain y
las criptomonedas. Con ellas, en primer lugar, se obtuvo una forma de hacer correr un
software y confiar en los miles de ordenadores que almacenan la blockchain. Con ellas,
además, se obtuvo un importante activo equivalente al dinero que podía manejarse de
manera enteramente digital. La proyección actual es muy grande, teniendo en cuenta
la irrupción de la llamada “internet de las cosas”, que permite la utilización de estos
instrumentos incluso con relación a los objetos físicos.(29)
8. Con los contratos inteligentes, se ha dicho que -por ejemplo- se puede articular,
verificar y pagar una apuesta deportiva una vez que se comprueba automáticamente el
resultado en internet; se puede poner en marcha una opción de compra de acciones a un
precio fijo durante el período de tiempo concreto, con el simple envío de un mensaje; se
podría comprobar el inicio y finalización de un período de desistimiento en una compra
online a partir del tracking del pedido, disparar notificaciones cada vez que se modifican
los términos y condiciones de un sitio web determinado, etc(30). Se ha dicho que entre
los casos de uso posibles están los vinculados a la identidad digital, a los contratos de
seguro, a los ensayos clínicos y a las investigaciones médicas(31). Se entiende que pueden
servir para desintermediar prácticamente cualquier actividad, reemplazando incluso a
los administradores de sistemas relativamente novedosos como Airbnb,(32) e incluso se
plantea que permitirán el desarrollo de negocios novedosos que hoy directamente no
existen.
En este contexto, se habla de las “aplicaciones descentralizadas” (Decentralized
Applications o DAPPS, en inglés), las cuales suponen que la funcionalidad central de la
aplicación (lo que se conoce como el backend) está codificada en contratos inteligentes
sobre la blockchain, y que la capa de interacción con el usuario (o frontend) suele ser una
aplicación web o móvil, aunque puede ser también una aplicación de escritorio.
En este marco encontramos también el fenómeno denominado “tokenización”,
el cual supone tomar uno o varios activos y registrar documentos digitales o “tokens”
en una blockchain para representarlo/s, facilitando su negociación, el disfrute de los
derechos de ese activo y su gobierno(33). Se ha dicho que ellos permiten implementar
mecanismos que democratizan el acceso a toda clase de activos a toda clase de
11
12
11. Al respecto, y en primer lugar, debe decirse que -si bien esto ha sido motivo de
discusión- se ha observado que los contratos inteligentes deberían regularse -de base-
como cualquier otro contrato electrónico, por las normas existentes en la jurisdicción
que sea aplicable, aunque deban realizárseles ajustes específicos derivados de sus
especiales particularidades.(40)
De todas formas, debemos reconocer que en muchos casos los contratos inteligentes
podrán ser colgados en una blockchain de manera anónima, para que distintas personas
también de manera anónima puedan realizar cualquier tipo de actividad, por fuera de
las disposiciones de las distintas jurisdicciones, y sin acatamiento de ley alguna. En
este sentido, piénsese por ejemplo en un contrato inteligente programado para hacer
intermediación habitual entre la oferta y la demanda de recursos financieros, tal como
lo hace un banco. En ese contexto, conforme lo imaginará el lector, se abre un campo
muy grande de conflicto así como importantes posibilidades de elusión a la normativa
de los distintos Estados.(41)
12. La validez de los contratos electrónicos se admite hace años ya, con base
en las equivalencias entre documentos materiales y digitales, la validez de las firmas
electrónicas y las equivalencias entre firmas ológrafas y digitales, dispuestas en nuestro
país primero a partir de la ley 25506 de firma digital (LFD), fundamentalmente a partir
de sus primeros nueve artículos, y luego ratificadas por el Código Civil y Comercial de
la Nación (CCyCo).(42)
Por otro lado, el análisis de la imputabilidad de una declaración de voluntad
emitida automáticamente por medio de computadoras tampoco es algo nuevo, pudiendo
aplicarse aquí el análisis que se hizo hace tiempo con relación a las EDI. Al respecto,
cabe mencionar que la ley modelo de comercio electrónico de la UNCITRAL dispuso en su
artículo 13, inciso 2), punto b), que “[e]n las relaciones entre el iniciador y el destinatario,
se entenderá que un mensaje de datos proviene del iniciador si ha sido enviado: ... por
un sistema de información programado por el iniciador o en su nombre para que opere
automáticamente”. Asimismo, el artículo 10, LFD (redacción según L. 27446), dispone
que “[c]uando un documento electrónico sea firmado por un certificado de aplicación, se
presumirá, salvo prueba en contrario, que el documento firmado proviene de la persona
titular del certificado”.
13. Con relación a las especiales particularidades de los contratos inteligentes,
debe decirse que con ellos surgen contingencias novedosas que constituyen especiales
desafíos que los abogados debemos enfrentar. En este sentido, por ejemplo, dado que
las transacciones son irreversibles, un error o un contrato inteligente mal programado
puede pasar a bloquear eternamente los fondos recibidos. Además, existen limitaciones
de redacción, habiéndose observado que el determinismo del código no puede capturar
el dinamismo del mundo real(43). Estas limitaciones seguramente irán disminuyendo con
el desarrollo de la técnica en general, y con la inteligencia artificial en particular, pero
desde ya obligarán a los abogados y a los funcionarios públicos a realizar esfuerzos que
antes no eran necesarios.
Por otro lado, se ha dicho que a los contratos inteligentes no les importa si su
ejecución puede resultar injusta, ni tampoco les importan los comportamientos sociales
efectivos en torno a ellos. En el mismo sentido, dado que una vez que se activan los
contratos inteligentes en una blockchain las partes pierden control sobre su ejecución
y no se pueden dejar de cumplir, deberá analizarse cómo se conjuga ello con el régimen
de vicisitudes de los contratos, entre otras cuestiones(44). Asimismo, en estos casos, se
pueden generar problemas en materia de privacidad y confidencialidad de la información
13
14
dispuesto por el Capítulo 6, Título V, del Libro tercero del Código Civil y Comercial de la
Nación [régimen de títulos valores] y el artículo 2 de la ley 26831 de mercado de capitales,
dependiendo de las particularidades de cada caso y de cómo cada ICO es estructurado,
podríamos encontrarnos ante valores negociables cuya emisión por oferta pública en la
República Argentina debe ser materia de autorización por parte de esta Comisión; lo que
implica el deber de cumplimiento de estrictos requisitos”. Asimismo, la CNV manifestó
que, ante solicitudes en particular, podría evaluar la pertinencia de un otorgamiento de
autorización de oferta pública.
Al respecto, solo agregamos que en la actualidad muchos autores plantean la
conveniencia de que los distintos países regulen las ICO, pero que dicha regulación
-sostienen- debería ser menor a la de una IPO, porque eso podría estrangular la actividad
(ya que es difícilmente asumible por empresas de reciente creación, y dejaría afuera a los
pequeños inversores), debiéndose pensar mejor en una regulación mínima que suponga
la viabilidad de esa clase de operaciones para los promotores del proyecto, y también
garantice una protección de los inversores en esa clase de activos. En definitiva, se
promueve realizar algo similar a lo que se hizo en muchos países con el crowdfunding
(incluyendo en la Argentina, con la L. 27349).(52)
V - REFLEXIONES FINALES
15. Por último, para cerrar el presente artículo, hacemos una breve referencia a
las perspectivas relativas a la regulación de estos nuevos fenómenos.
Por un lado, se observa que en muchos países se ha consolidado la idea de que
desarrollar el potencial de esta tecnología es política de Estado. Esto sucede en líneas
generales en Europa, donde, por ejemplo, el 1/2/2018, la Comisión Europea lanzó el
Observatorio y Foro Blockchain de la UE, que tiene como objetivos mapear iniciativas
clave, monitorear desarrollos e inspirar acciones comunes, entre otros. Asimismo, y en el
mismo ámbito, el 10/4/2018 se firmó una declaración para crear la Asociación Europea
de Blockchain (European Blockchain Partnership o EBP, en inglés) y cooperar en el
establecimiento de una “infraestructura de servicios europea de Blockchain” (European
Blockchain Service Infrastructure o EBSI, en inglés) que apoyará la prestación de
servicios públicos digitales transfronterizos, con los más altos estándares de seguridad
y privacidad.(53)
Por el otro lado, se menciona que en octubre/2018 el plenario de la Finantial
Action Task Force (FATF) discutió y adoptó una serie de medidas para responder al uso
creciente de activos virtuales para lavado de dinero y financiamiento del terrorismo,
incluyendo una enmienda a las “recomendaciones” y al “glosario”. En este contexto,
se agregaron nuevas definiciones de “activos virtuales” y “proveedores de servicios de
activos virtuales”, como los exchanges, ciertos tipos de proveedores de billeteras, y
proveedores de servicios financieros para las ICO, apuntando a que todos estos sujetos
sean tratados como sujetos obligados e incluso deban ser autorizados o registrados
para funcionar(54). Dicha posición se reforzó en junio/2019, momento en el cual la FATF
adoptó y emitió una nota interpretativa a las disposiciones anteriores, así como una guía
para encarar todo ello.(55)
En la Argentina no se han tomado aún medidas determinantes que impacten
en este tipo de negocios, ni para bien ni para mal, pero las primeras regulaciones y
menciones que la normativa ha hecho al respecto no han sido en absoluto auspiciosas.
15
En este sentido, en primer lugar, mediante la ley 27430 se buscó gravar las rentas
financieras, y se incluyó entre estas las ganancias derivadas de las que denominó
(por primera vez y sin definir) “monedas digitales”, incorporando un tratamiento
que ha sido muy criticado desde un primer momento(56). Otra referencia al tema se
puede encontrar en el decreto 182/2019 que actualizó la reglamentación de la LFD,
e incorporó la figura de “prestadores de servicios de confianza”, estableciendo entre
las actividades que ellos brindan el servicio de “operación de cadenas de bloques para
la conservación de documentos electrónicos, gestión de contratos inteligentes y otros
servicios digitales”. La forma en que se redactó dicho servicio no resulta para nada clara,
y tampoco resulta clara la lectura integral del decreto, pudiéndose llegar a interpretar
que para llevar adelante las actividades referidas deben requerirse licencias y seguirse
los procedimientos, estándares y condiciones que determine el Estado. Al momento de
analizar el tema(57), nosotros concluimos que dicha interpretación no era razonable y
debería imponerse otra distinta, pero sostuvimos también que hacía falta una reforma o
una mejor reglamentación para aclarar la situación.
Ya hemos dicho reiteradas veces que Argentina se encuentra en un destacado
lugar en el ecosistema criptomundial, teniendo en cuenta a los emprendedores y los
proyectos que se están desarrollando. Hemos dicho también que Argentina necesita
especialmente de los beneficios que esta tecnología traería consigo. Se presenta así
una importante oportunidad y el enorme desafío de potenciar y aprovechar esto de la
mejor manera. Sean cuales sean los pasos a seguir, estamos convencidos de que deben
ser intensamente debatidos con representantes de la comunidad local, para un mejor
entendimiento y tratamiento de la cuestión.
NOTAS
(*) Abogado y magíster en Derecho y Economía. Socio de GPG Advisory Partners. Docente de la materia Bancos
Digitales y Fintech en la Universidad de Buenos Aires y de la materia Fintech en la Universidad de San Andrés y en
la Universidad Torcuato Di Tella. Investigador en el Centro de Estudios de Tecnología y Sociedad de la Universidad
de San Andrés. Integrante de la Mesa de Innovación Financiera del Banco Central de la República Argentina.
Miembro de la ONG Bitcoin Argentina. Autor de varios trabajos de investigación sobre la materia y participante en
charlas y conferencias en distintos centros de investigación
(1) El presente artículo tiene como antecedentes, entre otros, los siguientes: Mora, Santiago J.: “Monedas virtuales.
Una primera aproximación al bitcoin” - LL - Bs.As. - 31/12/2015 - 1 y Mora, Santiago J.: “La tecnología blockchain.
Contratos inteligentes, ofertas iniciales de monedas y demás casos de uso” - LL - 1/4/2019 - 1. Aplican al presente
las citas allí indicadas
(2) El sistema Bitcoin fue implementado por una persona identificada (o grupo de personas identificadas) con el
seudónimo de Satoshi Nakamoto, mediante la publicación de sus reglas de funcionamiento en un white paper
intitulado “Bitcoin: A Peer-to-Peer Electronic Cash System” (publicación disponible en www.bitcoin.org/es/bitcoin-
documento) a fines de 2008, y con la emisión del software correspondiente, a modo “código abierto”, a comienzos
de 2009
(3) No obstante lo anterior, en la práctica actual el titular de un bitcoin encontrará muchas personas que le ofrecerán
cambiárselo por bienes y servicios, o por monedas de curso legal, a un valor que varía constantemente según las
reglas de la oferta y la demanda. En este contexto, lo primero que el lector se preguntará es: ¿por qué hay gente que
está dispuesta a aceptar bitcoins como un medio de pago? La respuesta sería que esa gente considera (o apuesta) que
podrá utilizar dichos bitcoins el día de mañana para canjearlos por un bien o servicio de similar valor, o por una
similar cantidad de monedas de curso legal
(4) La clave pública funciona como una especie de nombre de usuario o de dirección en el sistema, y no necesariamente
está relacionada con los datos personales de su titular, razón por la cual se suele decir que el sistema Bitcoin permite
en buena medida la realización de pagos anónimos. De todas formas, se aclara que dicho anonimato es relativo,
16
ya que los usuarios bien pueden identificarse en el ámbito de algún otro sistema o requerimiento. Además, debe
decirse también que en el sistema Bitcoin se pueden traquear todas las operaciones que se han sucedido desde el
comienzo de los tiempos
(5) Hash es una palabra inglesa que significa algo así como “picadillo”. La función hash es un algoritmo matemático
que, aplicado sobre un documento digital cualquiera, da como resultado una determinada secuencia de
aproximadamente unos treinta caracteres alfanuméricos (letras y números). Este algoritmo tiene la propiedad de
que siempre que se aplica sobre el mismo archivo genera el mismo resultado, y basta con la alteración de un solo bit
del archivo original para que el hash resultante sea completamente diferente. Una segunda propiedad del algoritmo
es su carácter unidireccional, es decir que partiendo del hash no es posible reconstruir el archivo original. Se conocen
y utilizan varios algoritmos de hashing diferentes, todos los cuales generan resultados distintos: los algoritmos más
conocidos y utilizados hasta la fecha son el SHA-1 y el MD5, y el sistema Bitcoin utiliza un algoritmo conocido como
SHA-256
(6) Para ser más descriptivos, en primer lugar, decimos que los nodos recogen las nuevas transferencias de bitcoins
que se ordenan en cualquier lugar del mundo y verifican la autenticidad de las claves con las cuales se firman
dichas órdenes, así como la disponibilidad por el firmante de los saldos de bitcoins que está transfiriendo. Con
dichas transacciones, los nodos forman un paquete o “bloque” para su incorporación a la blockchain. Luego, el
sistema complica artificialmente la tarea de cierre de los bloques, como forma de seleccionar al único nodo que
en cada turno conseguirá incorporar su bloque. Esta complicación consiste en la necesidad de resolver un peculiar
problema matemático relacionado con el hash del bloque: solo se podrá incorporar a la blockchain un bloque cuyo
hash comience con un determinado número de ceros, por ejemplo, cuatro ceros o seis ceros (o, dicho de otra forma,
que ese número hash sea inferior a un determinado número). Para lograr ese hash, los nodos tienen que añadir
al encabezamiento del bloque una cifra, que modifica su hash preexistente para conseguir que el hash del bloque
cumpla con las condiciones requeridas. Este número se conoce como nonce, palabra que es una combinación de
las palabras number y once, es decir, una abreviatura de number used once. Dicha cifra se halla de una sola manera:
mediante la “fuerza bruta” (prueba y error). Adicionalmente, se menciona que, por definición, cada nodo está
intentando cerrar un bloque distinto al de los demás (porque cada bloque que se quiere insertar a la cadena incluye
una recompensa hacia el propio nodo, con su propia dirección de bitcoin, conforme se verá más adelante), lo cual
deriva en que el nonce que se está buscando sea distinto para cada nodo. Por último, se aclara que para que los
bloques se sigan generando en un plazo promedio de diez minutos, y se mantenga el interés en minar (y en procesar
las operaciones de la red), el sistema ajusta la complejidad del problema, incrementándola o reduciéndola, según la
potencia de computación dedicada a esta tarea en la red
(7) Se aclara que en rigor no todos los nodos actúan como “mineros”: hay nodos que solo registran los bloques
creados por otros nodos y los retransmiten por la red, previa su validación, pero sin intentar agregar sus propios
bloques a la cadena. Además, se aclara que la cantidad de bitcoins que se generan cada 10 minutos va disminuyendo
a la mitad cada 4 años aproximadamente. En un comienzo se entregaban 50 bitcoins, luego 25 y actualmente 12,5.
Se estima que dicha cantidad llegará a cero en el año 2140. En ese momento, la recompensa de los mineros por
agregar un bloque a la cadena se compondrá solamente de comisiones. Por eso es que la cantidad de bitcoins a emitir
no podrá superar nunca los 21.000.000
(8) En realidad, el nuevo bloque no se agrega por todos los nodos al mismo tiempo, ya que los nodos no están
conectados directamente con todos los demás nodos de la red. Los nodos utilizan un protocolo de descubrimiento
de pares en la red cada vez que se conectan a ella, por lo que cada nodo establece su propio conjunto de pares,
que no suele pasar de unas decenas, aunque eso depende de la política de cada blockchain. El nodo que inserta el
nuevo bloque se lo comunica a los nodos con los que está conectado, ellos luego se lo comunican a los que están
conectados con ellos, y así
(9) Efectuada esta comprobación, los demás mineros dejan de intentar cerrar un bloque con las transacciones que
ya han sido incorporadas a ese bloque cerrado con éxito, y comienzan a intentar generar un nuevo bloque con las
nuevas transacciones que se hayan difundido por la red y tomando como primera entrada precisamente el hash de
ese nuevo último bloque que se ha incorporado a la cadena
(10) Pueden producirse distintas anomalías en el proceso de incorporación de nuevos bloques a la cadena. En
primer lugar, puede suceder que dos o más mineros honestos lleguen a cerrar un bloque de forma prácticamente
simultánea. Según el orden temporal en que les llegan estos dos bloques, una parte de los nodos de la red puede
aceptar el bloque de un minero y otros el bloque del otro minero. En ese caso, cada grupo de mineros comenzará a
minar tomando como punto de partida un bloque diferente. Se produce entonces lo que se llama un “fork”, y a partir
de un determinado bloque surgen dos líneas de bloques diferentes. Para resolver esta cuestión, lo que hacen los
17
nodos honestos es desentenderse de aquella línea que sea más corta (la línea que tenga menos bloques añadidos) y
adherirse a la línea más larga, que es en definitiva la cadena de bloques que se apoya en un consenso más amplio. Así,
al poco tiempo, la línea más corta queda abandonada. Por esta razón, el destinatario de una transacción de bitcoins
necesita que transcurra un determinado lapso de tiempo (que se estima en una hora, el tiempo equivalente a seis
bloques nuevos) para estar seguro de que esa transacción es firme, que ha sido validada por el sistema de una forma
ya irreversible. Otra anomalía que puede presentarse es un ataque de uno o varios nodos deshonestos, supuesto en
el cual quien ha gastado un bitcoin puede intentar reconstruir la historia para volver a disponer del saldo. Para ello, lo
que tiene que hacer es conseguir generar una nueva línea de bloques que arranque justo del bloque anterior a aquel
que contiene la transacción que pretende dejar sin efecto, y que termine prevaleciendo sobre la línea que contiene la
transacción en cuestión. Conseguir esto es realmente complicado: los participantes deshonestos deben ser capaces
de encontrar el nonce que les permita cerrar un bloque, así como el nonce del siguiente bloque, y así sucesivamente
hasta conseguir generar una nueva línea de bloques que llegue a ser más larga que la otra línea, a la cual a partir
de un determinado momento pasarían a adherirse también los nodos honestos. De esta manera, para controlar la
red y la formación de la cadena habría que controlar más de la mitad del poder de cálculo de todos los equipos que
participan, lo que en términos prácticos es muy difícil, incluso siendo posible, sería antieconómico, ya que un fraude
de tal envergadura sería muy costoso y destruiría el propio valor de la divisa con la que uno se quiere enriquecer
(11) Transcurrido un tiempo prudencial que se estima en una hora, cfr. supra, nota 10
(12) Algunas altcoins utilizan el código de fuente del sistema Bitcoin como base para su funcionamiento, mientras
que otras han desarrollado el suyo propio. En cualquier caso, cada criptomoneda posee su blockchain independiente
(13) El sistema Ethereum fue ideado y puesto en marcha entre 2013 y 2015 por Vitalik Buterin. Es la primera
plataforma de desarrollo de aplicaciones descentralizadas basadas en una cadena de bloques pública y contratos
inteligentes. Utiliza el protocolo de “prueba de trabajo”, se crea un nuevo bloque cada quince segundos, y el nodo
minero que consigue agregar un bloque recibe una recompensa de tres ethers (la criptomoneda del sistema, que sirve
principalmente para pagar por la ejecución de los contratos inteligentes). A diferencia de lo que sucede con el sistema
Bitcoin, la cantidad de ethers que se generan con cada bloque no disminuye a través del tiempo. En la blockchain del
sistema Ethereum existen dos tipos de direcciones: a) las direcciones de usuario, al estilo del sistema Bitcoin y b)
los “contratos”. Para poder almacenar estos últimos, se emite una transacción especial de creación de un contrato
inteligente. Un contrato inteligente mantiene un balance de ethers, puede utilizar recursos de almacenamiento
persistente en la red, puede recibir y enviar ethers, y llamar a otros contratos. Estos contratos inteligentes se escriben
generalmente en un lenguaje de programación llamado “solidity” (aunque no es el único). La ejecución del código
de un contrato tiene lugar en la llamada “máquina virtual de Ethereum” (Ethereum Virtual Machine o EVM, en
inglés). Cada nodo completo de la red ejecuta la EVM como parte del proceso de verificación de bloques. Esto
significa que el código de un contrato es ejecutado de forma masiva y paralela por toda la red
(14) Ver www.getmonero.org
(15) Ver www.dash.org
(16) Ver www.litecoin.org
(17) Ver www.dogecoin.com
(18) Ver www.hyperledger.org
(19) Ver www.bfa.ar
(20) Ver, por ej., https://www.hyperledger.org/blog/2018/08/23/questions-from-decentralized-identity-webinar
(21) Por ejemplo, el sistema Primecoin utiliza la prueba de trabajo para encontrar secuencias de números primos con
ciertas características. Ver www.primecoin.io
(22) Se considera en términos generales un sistema de consenso superior a la prueba de participación ya que el
sistema de delegación permite que la red pueda controlar quiénes son sus representantes y así evitar una excesiva
centralización debida a la acumulación de riqueza
(23) Igualmente, se ha aclarado que si bien la técnica criptográfica es algo impresionante, esta no es absolutamente
incuestionable. De hecho, una preocupación creciente en relación con la seguridad que proporcionan los algoritmos
ya referidos es su vulnerabilidad a la computación cuántica, la cual se caracteriza por un incremento exponencial de
la potencia de cálculo respecto de la informática tradicional; ver González-Meneses, Manuel: “Entender Blockchain.
Una introducción a la tecnología de registro distribuido” - Ed. Aranzadi - Navarra - 2017 - pág. 107. Igualmente, los
actores involucrados vienen analizando desde hace tiempo las formas de reforzar la seguridad del sistema ante dicha
situación; ver, por ej., Buterin, Vitalik: “Bitcoin Is Not Quantum-Safe, And How We Can Fix It When Needed” -
30/6/2013 (ver https://bitcoinmagazine.com/articles/bitcoin-is-not-quantum-safe-and-how-we-can-fix-1375242150)
18
(24) Al respecto, ver Tur Faúndez, Carlos: “Smarts contracts. Análisis jurídico” - Ed. Reus - Madrid - 2018 - págs.
51/62. Dicho autor, además de reseñar varias definiciones, observa que, desde su comienzo, los creadores de
Ethereum y solidity decidieron que cualquier programa desarrollado en solidity debe denominarse “contract”, aun
cuando nada tenga que ver con un contrato. Distingue entonces entre “smart contracts jurídicamente irrelevantes” y
“smart contracts jurídicamente relevantes”. Igualmente, sostiene que, de un modo u otro, ninguno de estos programas
pueden ser contratos, pues no están escritos para ser comprendidos por un ser humano sino por un ordenador.
El autor citado utiliza la denominación “contratos legales inteligentes” (citando a Josh Stark), y los define como
“aquellos contratos celebrados a través de una página web accesible para las partes cuya forma está constituida por la interfaz
de usuario de la aplicación externa y uno o varios programas autoejecutables (smart contracts) residentes en la cadena de
bloques con capacidad para interactuar recíprocamente y con dicha interfaz”. En un contrato legal inteligente el smart
contract subyacente es la herramienta informática que determina cómo, cuándo y en qué forma se llevará a efecto
la ejecución de las contraprestaciones pactadas. Al respecto, ver también Ibáñez Jiménez, Javier W.: “Derecho de
Blockchain y de la tecnología de registros distribuidos” - Ed. Aranzadi - Pamplona - 2018 - pág. 59/63
(25) Ver, por ej., Szabo, Nick: “Smart contracts” - 1994 (http://www.fon.hum.uva.nl/rob/Courses/Information
InSpeech/CDROM/Literature/LOTwinterschool2006/szabo.best.vwh.net/smart.contracts.html); “The idea of
smart contracts” - 1997 (https://nakamotoinstitute.org/the-idea-of-smart-contracts/) y “Formalizing and securing
relationships on public networks” - 1997 (https://nakamotoinstitute.org/formalizing-securing-relationships/)
(26) Morell Ramos, Jorge: “Smart contracts: teoría, práctica y cuestiones legales” - 21/9/2016 (https://terminosy
condiciones.es/2016/09/21/como-crear-smart-contract-mediante-terminos-condiciones/)
(27) Existe un amplio espectro de posibilidades para los contratos inteligentes. Las posibilidades van desde contratos
que simplemente automatizan la implementación o ejecución de contratos de lenguaje natural (por ej., la liberación
de pagos bajo un contrato de lenguaje natural) a contratos enteramente escritos en código. Ver Chamber of Digital
Commerce: “Smart Contracts: 12 Use Cases for Business & Beyond” (http://digitalchamber.org/wp-content/
uploads/2018/02/Smart-Contracts-12-Use-Cases-for-Business-and-Beyond_Chamber-of-Digital-Commerce.
pdf). Se los llama contratos inteligentes porque pueden hacer más que un contrato tradicional, aunque no debe
entenderse el sentido de inteligente como “inteligencia artificial” (podrían combinarse las tecnologías, aunque no
necesariamente), ya que en realidad hacen lo que se les programó para que hagan. Raskin, Max: “The Law and
Legality of Smart Contracts” - 1 - Georgetown Law Technology Review 304 - 2017 - (https://papers.ssrn.com/sol3/
papers.cfm?abstract_id=2959166)
(28) Morell Ramos, Jorge: “Smart contracts: teoría, práctica y cuestiones legales” - 21/9/2016 (https://terminosy
condiciones.es/2016/09/21/como-crear-smart-contract-mediante-terminos-condiciones/)
(29) Morell Ramos, Jorge: “Smart contracts: teoría, práctica y cuestiones legales” - 21/9/2016 (https://terminosy
condiciones.es/2016/09/21/como-crear-smart-contract-mediante-terminos-condiciones/). Para el cumplimiento de
los contratos inteligentes hace falta muchas veces también una fuente externa de información, para corroborar
si algo relevante ha ocurrido o no, y activar así la función “si ocurre esto, haz eso”. A tal efecto, han surgido los
llamados “oráculos”, que son empresas externas respecto a la cadena de bloques que pueden facilitar al programa
cualquier tipo de información. Ellos presentan el inconveniente de que pueden ser manipulados y precisamente
por ello debe acentuarse la necesidad de que sean entes imparciales y de reconocido prestigio los que realicen dicha
labor. Tur Faúndez, Carlos: “Smarts contracts. Análisis jurídico” - Ed. Reus - Madrid - 2018 - pág. 113
(30) Morell Ramos, Jorge: “Smart contracts: teoría, práctica y cuestiones legales” - 21/9/2016 (https://
terminosycondiciones.es/2016/09/21/como-crear-smart-contract-mediante-terminos-condiciones/)
(31) Chamber of Digital Commerce: “Smart Contracts: 12 Use Cases for Business & Beyond” (http://digitalchamber.
org/wp-content/uploads/2018/02/Smart-Contracts-12-Use-Cases-for-Business-and-Beyond_Chamber-of-Digital-
Commerce.pdf)
(32) Ver, Pastor Sempere, María del Carmen: “Criptomonedas y otras clases de tokens: aspectos mercantiles”,
en Villarroig Moya, Ramón y Pastor Sempere, María del Carmen (dirs.): “Blockchain: aspectos tecnológicos,
empresariales y legales” - Ed. Aranzadi - Navarra - 2018 - pág. 151/3. La autora citada ha dicho que la blockchain
puede significar la muerte de la economía colaborativa tal como la conocemos y el nacimiento de la economía
colaborativa real, siendo que, por ejemplo, firmas adversarias a las más modernas agencias de viaje “podrán contactar
directamente; simplemente se tiene que crear el software y publicarlo en una página web para que todo el mundo pueda darse de
alta y conectarse a través de esa red, de manera que no sería necesario un Airbnb porque habría un repositorio de oferta que cada
uno se encargaría de actualizar”
19
(33) “Tokens” es una palabra anglosajona polisémica que puede ser traducida como “ficha”, “muestra”, “señal”,
“representación”, “bono”, “testigo”, etc. Tur Faúndez, Carlos: “Smarts contracts. Análisis jurídico” - Ed. Reus -
Madrid - 2018 - pág. 130
(34) Se sostiene que con la tokenización se tiene la posibilidad de añadir o incorporar más información sobre el
activo (como transacciones anteriores, sucesos y caracteres propios vinculados con el propio activo, etc.), y que ello
junto con la rapidez y economicidad de la operación al reducirse los costes de transacción puede derivar en que el
valor de mercado del activo pueda incrementarse. De todas formas, se aclara que estos desarrollos se encuentran
todavía en una fase un tanto teórica y habrá que estar atentos a los mecanismos de implementación, lo cual resulta
especialmente complejo teniendo en cuenta la variedad de activos que pueden estar involucrados. Del Castillo
Ionov, Rafael: “Las initial coin offerings (ICOS) y la tokenización de la economía” - Ed. Thomson Reuters - Aranzadi
- Navarra - 2018 - pág. 105/9
(35) El nombre adoptado evoca la expresión Initial Public Offering (IPO), utilizada con relación a los procesos de
salida a bolsa, por cuanto se ha querido posicionar a las ICO como fuentes alternativas de financiamiento frente a
la deuda bancaria y el mercado de valores. No obstante ello, se ha dicho que dicha terminología y asimilación no
sería del todo apropiada, en primer lugar porque no se emiten necesariamente criptomonedas (coins), sino tokens.
Además, la asimilación a las IPO también puede inducir a error haciéndole creer al inversor que el ICO se trata de
un proceso sometido a supervisión del regulador, cuestión que en la mayoría de los casos no ha sucedido. Desde
el punto de vista técnico, se postuló que, en rigor, deberíamos hablar de “eventos de generación de tokens” (token
generation events, en inglés). Del Castillo Ionov, Rafael: “Las initial coin offerings (ICOS) y la tokenización de la
economía” - Ed. Thomson Reuters - Aranzadi - Navarra - 2018 - págs. 42 y 132
(36) Del Castillo Ionov, Rafael: “Las initial coin offerings (ICOS) y la tokenización de la economía” - Ed. Thomson
Reuters - Aranzadi - Navarra - 2018 - págs. 33/7
(37) Del Castillo Ionov, Rafael: “Las initial coin offerings (ICOS) y la tokenización de la economía” - Ed. Thomson
Reuters - Aranzadi - Navarra - 2018 - pág. 113; García Tortosa, Francisco: “Una tecnología para facilitar los procesos
de participación, cooperación y transparencia en el sector público” en Villarroig Moya, Ramón y Pastor Sempere,
María del Carmen (dirs.): “Blockchain: aspectos tecnológicos, empresariales y legales” - Ed. Aranzadi - Navarra - 2018
- pág. 354; Madera, Antonio: “The DAO, the hack, the soft fork, and the hard fork” - 26/7/2016 (https://www.
cryptocompare.com/coins/guides/the-dao-the-hack-the-soft-fork-and-the-hard-fork)
(38) Szabo, Nick: “Smart contracts” - 1994 (http://www.fon.hum.uva.nl/rob/Courses/InformationInSpeech/
CDROM/Literature/LOTwinterschool2006/szabo.best.vwh.net/smart.contracts.html); “The idea of smart
contracts” - 1997 (https://nakamotoinstitute.org/the-idea-of-smart-contracts/) y “Formalizing and securing
relationships on public networks” - 1997 (https://nakamotoinstitute.org/formalizing-securing-relationships/). Ver,
también, Pastor Sempere, María del Carmen: “Internet del valor”, en Villarroig Moya, Ramón y Pastor Sempere,
María del Carmen (dirs.): “Blockchain: aspectos tecnológicos, empresariales y legales” - Ed. Aranzadi - Navarra - 2018
- pág. 92
(39) Pastor Sempere, María del Carmen: “Internet del valor”, en Villarroig Moya, Ramón y Pastor Sempere, María del
Carmen (dirs.): “Blockchain: aspectos tecnológicos, empresariales y legales” - Ed. Aranzadi - Navarra - 2018 - pág. 92
(40) Ver, por ej., Ibáñez Jiménez, Javier W.: “Derecho de Blockchain y de la tecnología de registros distribuidos” -
Ed. Aranzadi - Pamplona - 2018 - pág. 103/5; Tur Faúndez, Carlos: “Smarts contracts. Análisis jurídico” - Ed. Reus
- Madrid - 2018 - págs. 68 y 141. Igualmente, debe decirse que hay autores que relativizan el presente postulado,
planteando que con las tecnologías de descentralización las agencias gubernamentales podrían perder la habilidad
de regular y controlar las actividades de las personas, por lo que surgiría espacio para la expansión de un nuevo tipo
de reglas identificadas con el término “Lex Cryptographia”, que serían administradas por contratos inteligentes y
organizaciones autónomas. Wright, Aaron y De Filippi, Primavera: “Decentralized Blockchain Technology and the
Rise of Lex Cryptographia” (https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=2580664)
(41) Ver, por ej., Morell Ramos, Jorge: “Smart contracts: teoría, práctica y cuestiones legales” - 21/9/2016 (https://
terminosycondiciones.es/2016/09/21/como-crear-smart-contract-mediante-terminos-condiciones/). Sobre el
particular, se menciona que, en estos casos y bajo ciertas circunstancias, hay autores que plantean asignar algún
tipo de responsabilidad a los nodos que puedan identificarse; Ibáñez Jiménez, Javier W.: “Derecho de Blockchain
y de la tecnología de registros distribuidos” - Ed. Aranzadi - Pamplona - 2018 - págs. 284 y 384; Zetzsche, Dirk A.;
Buckley, Ross P. y Arner, Douglas W.: “The Distributed Liability of Distributed Ledgers: Legal Risks of Blockchain”
- publicado en 2017 UNSWLRS 52 (http://www5.austlii.edu.au/au/journals/UNSWLRS/2017/52.pdf). Por otro
lado, se observa también que existen casos en los que se ha sancionado a la persona identificada como generadora
20
del contrato inteligente por más que a partir de cierto momento ya no tuviera injerencia sobre este. Al respecto,
se menciona como ejemplo que en noviembre/2018 la SEC anunció cargos contra Zachary Coburn, fundador de
EtherDelta, un exchange que funcionaba a través de un contrato inteligente instalado en la blockchain de Ethereum
para la negociación en el mercado secundario de tokens ERC20 (un tipo de token comúnmente emitido en las ICO).
Ello en línea con la posición fijada en su informe de 2017 sobre The DAO, en donde la SEC entendió que los
exchanges de tokenized securities debían registrarse o requerir una exención (cosas que EtherDelta no hizo), conforme
se verá en la nota siguiente. A Coburn se le reprochó que fundó EtherDelta, que escribió y registró el contrato
inteligente en la blockchain, y que recibió fees de la plataforma por un tiempo antes de ceder dicho derecho. Sin
admitir ni negar los hallazgos, Coburn acordó con la SEC pagarle una suma determinada. Ver https://www.sec.
gov/news/press-release/2018-258
(42) En el marco del CCyCo., podemos mencionar como relevantes, entre otros, los arts. 286, 287, 288, 319, 1106,
1107, 1109, 1110 y 1020
(43) Del Castillo Ionov, Rafael: “Las initial coin offerings (ICOS) y la tokenización de la economía” - Ed. Thomson
Reuters - Aranzadi - Navarra - 2018 - págs. 84 y 93. El autor citado menciona que Hart explica que los contratos
son siempre incompletos y que no hay forma de poder reflejar cualesquiera eventualidades que pudieran acontecer
(44) Morell Ramos, Jorge: “Smart contracts: teoría, práctica y cuestiones legales” - 21/9/2016 (https://
terminosycondiciones.es/2016/09/21/como-crear-smart-contract-mediante-terminos-condiciones/). Ver, también,
Granero, Horacio R., “Los contratos inteligentes y la tecnología ‘blockchain’ (su encuadre en el Código Civil y
Comercial de la Nación)” - El Dial - 7/3/2018
(45) Se ha dicho por ejemplo que la GDPR y los principios clásicos de protección de datos fueron diseñados en
un mundo en el cual la administración de información estaba centralizada dentro de entidades específicas, por
lo que el uso de la tecnología blockchain y la intervención descentralizada de muchos actores obligan una más
compleja definición de los roles. En este contexto, por ej., se ha observado que los participantes que tienen el
derecho de escribir en la blockchain de manera profesional y comercial podrían ser considerados como controladores
de información. Ver https://www.cnil.fr/en/blockchain-and-gdpr-solutions-responsible-use-blockchain-context-
personal-data
(46) Szabo, Nick: “Smart contracts” - 1994 (http://www.fon.hum.uva.nl/rob/Courses/InformationInSpeech/
CDROM/Literature/LOTwinterschool2006/szabo.best.vwh.net/smart.contracts.html); “The idea of smart
contracts” - 1997 (https://nakamotoinstitute.org/the-idea-of-smart-contracts/) y “Formalizing and securing
relationships on public networks” - 1997 (https://nakamotoinstitute.org/formalizing-securing-relationships/)
(47) Tur Faúndez, Carlos: “Smarts contracts. Análisis jurídico” - Ed. Reus - Madrid - 2018 - págs. 72/84. Al respecto,
se ha dicho que en estos casos debe proporcionarse información clara, precisa, exhaustiva y comprensible sobre
los procedimientos mediante los que se va a desarrollar la ejecución automática de las prestaciones y su alcance
patrimonial, y que además se requiere la concurrencia de un doble consentimiento simultáneo: el habitual
consentimiento que determina la perfección del contrato y el consentimiento preconstituido sobre la consumación
automática
(48) Tur Faúndez, Carlos: “Smarts contracts. Análisis jurídico” - Ed. Reus - Madrid - 2018 - pág. 110. Incluso se
sostiene que si un oráculo falla, nada impediría que el perjudicado ejercitara acciones contra él ante los tribunales
(49) Raskin, Max: “The Law and Legality of Smart Contracts” - 1 Georgetown Law Technology Review 304 - 2017
- (https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=2959166). Un método que propone el autor es que exista
un sistema en el cual la jurisdicción relevante cree una base de datos pública y APIS (Aplication Programming
Interface) de provisiones legales relevantes. El contrato inteligente podría incorporar estos términos y mantenerlos
actualizados. Otro método podría ser mediante control ex post de las partes, lo cual pone la carga en las partes para
mantener actualizado el código
(50) Un hito importante en este sentido lo dio la SEC en julio/2017 al pronunciarse sobre la naturaleza jurídica de
los tokens emitidos por el proyecto “The DAO”. La SEC, entre otras cuestiones, aplicó el llamado “test de Howey” [por
el caso de la Corte Suprema de los Estados Unidos “SEC v. W. J. Howey Co.”, 328 U.S. 293, 301 (1946)], entendió
que en el caso se encontraban presentes los elementos de los “investment contracts” (una inversión, en una empresa
común, con una expectativa de ganancias, derivadas del esfuerzo de gestión predominantemente de otras personas),
y concluyó que los tokens del proyecto constituían valores negociables y que su emisión vulneró la legislación federal
estadounidense sobre la materia. Allí también aclaró que cualquier entidad o persona que desarrolle las actividades
de un exchange de dicho tipo de tokens debe registrarse como national securities exchange u operar en el marco de una
excepción a dicho régimen. Ver https://www.sec.gov/litigation/investreport/34-81207.pdf
21
(51) Ver, por ej., Pastor Sempere, María del Carmen: “Criptomonedas y otras clases de tokens: aspectos mercantiles”
en Villarroig Moya, Ramón y Pastor Sempere, María del Carmen (dirs.): “Blockchain: aspectos tecnológicos,
empresariales y legales” - Ed. Aranzadi - Navarra - 2018 - pág. 164; Del Castillo Ionov, Rafael: “Las initial coin
offerings (ICOS) y la tokenización de la economía” - Ed. Thomson Reuters - Aranzadi - Navarra - 2018 - págs. 48/9
(52) Del Castillo Ionov, Rafael: “Las initial coin offerings (ICOS) y la tokenización de la economía” - Ed. Thomson
Reuters - Aranzadi - Navarra - 2018 - págs. 88/9, 95 y 118. El autor citado entiende que es necesario establecer un
sistema de gobierno corporativo que permita incorporar estructuras y procesos que supervisen el desarrollo del
proyecto, los derechos de los inversores, que procuren una mitigación de los riesgos y un comportamiento ético.
Asimismo, sostiene que se ha ido tomando conciencia también de que esta operatoria plantea nuevas posibilidades
a las redes de blanqueo de capitales, por lo que la tendencia en las ICO desde la segunda mitad del año 2017 ha
sido que la mayoría de ellas comience a incorporar procedimientos de cumplimiento normativo para identificar a
los inversores y el origen de sus fondos
(53) Ver https://ec.europa.eu/digital-single-market/en/blockchain-technologies
(54) Ver http://www.fatf-gafi.org/publications/fatfrecommendations/documents/regulation-virtual-assets.html
(55) Ver http://www.fatf-gafi.org/publications/fatfrecommendations/documents/public-statement-virtual-assets.
html
(56) Ver, por ej., Rybnik, Daniel: “Últimos reductos de la teoría de la fuente” - LL - Práctica Profesional - Nº 26 -
abril/2018 - págs. 44/9; Mihura Estrada, Ricardo: “Las ‘monedas digitales’ y el bitcoin en el nuevo impuesto a las
rentas financieras” - ERREPAR - DTE - Nº 456 - pág. 233 - marzo/2018 - Cita digital EOLDC097358A
(57) Mora, Santiago J.: “La reglamentación de la ley de firma digital. Una especial referencia a los prestadores de
servicios de confianza” - LL - 23/5/2019 - 1
22
Durante el año 2019 y lo que va del 2020 distintos organismos han emitido normas
administrativas que, junto a otras, comienzan a conformar una incipiente regulación
específica para las empresas fintech. El objetivo de esta nota consiste en ofrecer al
lector no especialista una breve guía de esas normas, absteniéndome todo lo posible de
valoraciones críticas.(1)
Advierto también al lector que he dejado de lado las normas administrativas
que permiten operar a las billeteras virtuales como medios de pago de sueldos(2) y
prestaciones de la seguridad social(3) como así la normativa relativa a crowdfunding y
crowdlending(4). Para una explicación exhaustiva de estos dos últimos verticales fintech y
su actual regulación, remito a los excelentes artículos de Marcos Cane, Julieta Heffes y
Sol Sánchez, “Las fintech y la oferta de créditos online: una aproximación a sus aspectos
jurídicos” y de Mercedes Ales Uría, “Crowdfunding en Argentina: antecedentes y estado
actual de la cuestión”.(5)(6)
Como se sabe -y conforme el art. 20, inc. 9), L. 25246- las empresas emisoras de
cheques de viajero y las operadoras de tarjetas de crédito y compra son sujetos obligados
a informar ciertas operaciones a la UIF, que inicialmente reguló sus deberes al respecto
mediante la resolución 2/2012.
El 29/7/2019 se publicó en el Boletín Oficial de la República Argentina la
resolución (UIF) 76/2019, derogatoria de la resolución 2/2012.
23
La resolución citada [art. 2, incs. b) y c)] define del modo siguiente a estos nuevos
sujetos obligados a informar:
El lector deducirá sin esfuerzo que la normativa alcanza plataformas fintech que
ofrecen a comerciantes y consumidores finales mecanismos que permiten realizar pagos
y recibir cobros con las tarjetas de mayor aceptación en el mercado a partir de una
24
Según el artículo 1, los sujetos alcanzados por esta carga son los administradores
de servicios electrónicos de pagos y/o cobranzas por cuenta y orden de terceros,
incluso a través del uso de dispositivos móviles y/o cualquier otro soporte electrónico,
comprendidos los virtuales, aplicable a las liquidaciones que se efectúen a los comer-
ciantes, locadores o prestadores de servicios por la utilización de dichos sistemas de
pago, sin que corresponda aplicar la retención “cuando las liquidaciones se efectúen a
sujetos que administren los mencionados servicios electrónicos de pago y/o cobranzas o
a entidades administradoras de sistemas de pago con tarjetas de crédito, de compra y/o
de pago”.
La diferencia se explica, en el primer caso, porque los operadores que liquidan a
administradores de servicios de pago y/o cobranzas en realidad operan como agentes de
estos últimos, quienes realizarán la retención pertinente cuando liquiden lo recaudado
a la empresa destinataria y, en el segundo, porque las administradoras de pago con
tarjetas de crédito y otras tienen un régimen particular y retienen conforme ese régimen.
De no hacerse estas distinciones, se produciría la duplicación de retenciones por
un mismo concepto.
25
26
27
IV - PARA FINALIZAR
28
Lo primero es una herramienta válida de la filosofía del derecho, cuyo uso permite
a las líneas fundamentales de un cierto ordenamiento jurídico seguir vivas y responder
a las circunstancias de las épocas. Lo segundo, un defecto del idioma normativo que
habilita a sustraer las decisiones sobre los derechos y las obligaciones de la ciudadanía
del ámbito republicano donde aquellos deben públicamente discutirse. Quizá se esté
aproximando el momento de peticionar a nuestras autoridades constituidas que adopten
el camino más respetuoso de la democracia representativa, devolviendo el debate a su
ámbito propio.
NOTAS
(*) Abogado. Procurador (UBA). Autor de diversos artículos sobre derecho procesal civil y comercial publicados en
revistas especializadas
(1) Para una visión crítica sobre el camino que parece comenzar a recorrer la Argentina en la regulación de las fintech,
el lector puede dirigirse a mi artículo: “Fintech - Entre vaguedades, conceptos, concepciones, definiciones persuasivas
y marcos regulatorios”, en Mora, Santiago y Palazzi, Pablo (comps.): “Fintech: aspectos legales” - CDYT - 2019 - T.
I - pág. 32 y ss. He de reiterar aquí, sin embargo, algo de lo que allí dije: no hay por qué negar -y nadie niega- que
ciertos verticales fintech (ciertas concepciones fintech) actuales o futuros puedan requerir autoridades de aplicación
y regulaciones específicas apropiadas al vertical de que se trate y a los riesgos que eventualmente pueda generar,
pero prestando atención a quienes, vistiendo el traje de la defensa del interés del público, alientan regulaciones
tendientes a bloquear la competencia y apropiarse del desarrollo y la innovación tecnológicos
(2) R. (MTESS) 168/2018
(3) R. (ANSES) 131/2018
(4) L. 27349 de apoyo al capital emprendedor, RG (CNV) 717/2017 y concs.
(5) Ambos en Mora, Santiago y Palazzi, Pablo (comps.): “Fintech: aspectos legales” - CDYT - 2019 - T. I - pág. 337 y ss.
el primero de ellos y pág. 355 y ss., el segundo
(6) Tampoco he de referirme a la R. 30/2020 del Ministerio de Desarrollo Productivo, que ha puesto en público
entredicho el futuro de la L. 27506 de economía del conocimiento
(7) R. 76/2019, consids.
(8) Recuerde el lector que el art. 10, L. 27253, establece: “Los contribuyentes que realicen venta de cosas muebles en
forma habitual, presten servicios, realicen obras o efectúen locaciones de cosas muebles, en todos los casos a sujetos que -respecto
de esas operaciones- revisten el carácter de consumidores finales, deberán aceptar como medio de pago transferencias bancarias
instrumentadas mediante tarjetas de débito, tarjetas prepagas no bancarias u otros medios que el Poder Ejecutivo Nacional
considere equivalentes y podrán computar como crédito fiscal del impuesto al valor agregado el costo que les insuma adoptar el
sistema de que se trate, por el monto que a tal efecto autorice la autoridad de aplicación. El Poder Ejecutivo Nacional realizará las
acciones necesarias a fin de facilitar el acceso a las tecnologías que se requieran para cumplir con esta obligación y a la capacitación
para su uso, pudiendo establecer incentivos y tomar medidas tendientes a morigerar los costos en los que se incurra a tal efecto. El
Poder Ejecutivo Nacional realizará las acciones necesarias para eliminar la incidencia del costo que les insuma adoptar el sistema
de que se trate a aquellos contribuyentes inscriptos en el Régimen Simplificado para Pequeños Contribuyentes. Queda prohibida
la aplicación de comisiones transaccionales sobre las operaciones comprendidas en lo estipulado en la presente ley realizadas
con tarjeta de débito. Facúltese a la autoridad de aplicación a reglamentar lo establecido en el presente artículo”. Según
creo, parte del éxito de los agregadores de pago se explica porque han logrado combinar en un solo producto -de
rápida obtención y sencilla implementación- medios de pago que antes requerían de distintas vinculaciones jurídicas
con diferentes operatorias, plazos de pago etc.; distintos software y hardware y distintos grados de capacitación para
operarlos correctamente y, al mismo tiempo, incorporar medios de pago no tradicionales (vgr., billeteras viruales)
destinados a personas que, por el motivo que sea, no acceden a servicios financieros bancarios, todo dentro de
un mismo ecosistema. En una palabra, los agregadores de pago aportan tanto a la usabilidad como a la inclusión
financiera, ofreciendo alternativas extrabancarias y universalizando dispositivos y aplicaciones. En el mismo sentido
corre, según entiendo, la normativa del BCRA relativa a la Clave Virtual Uniforme e interoperabilidad de códigos
QR utilizados para la realización de pagos (comunicaciones A 6510/18, A 6697/19, A 6425, A 6668/19 y concs.)
29
(9) En qué medida los objetivos de lograr mayor inclusión financiera y dotar de transparencia a los pagos merced al
empleo de medios electrónicos que permitan prevenir, mitigar y, eventualmente, investigar y reprimir el lavado de
dinero y la financiación del terrorismo son compatibles con regímenes de retención de tributos como este, es algo
que está por verse pero, en principio, la dirección tomada por el Banco Central y la UIF -cualquiera fuese la opinión
que se tenga sobre si incurren o no en excesos reglamentarios- parece contradictoria teniendo en cuenta la realidad
argentina. Queda también por discutir seriamente si la añeja facultad de la AFIP (y de otros órganos de recaudación
provinciales y municipales) de imponer a terceros tareas recaudatorias a título gratuito, en especial cuando otros
terceros cobran de esta por los servicios de recaudación que le brindan, supera un test de constitucionalidad
imparcialmente resuelto
(10) Ante la indeterminación inicial del concepto de habitualidad y conforme las inquietudes planteadas por la
Cámara Argentina de Fintech, la AFIP dictó la RG 4636, que, modificando el art. 2 de la R. 4622, establece
parámetros para establecerla, sea cual sea el juicio que se haga sobre su acierto o error en la elección de dichos
parámetros
(11) La L. 27541 de “Solidaridad Social y Reactivación Productiva en el marco de la Emergencia Pública” crea el
denominado “Impuesto PAIS”. Su art. 37, en lo pertinente, dice: “El pago del impuesto estará a cargo del adquirente,
locatario o prestatario pero deberán actuar en carácter de agentes de percepción y liquidación del mismo, los sujetos que para cada
tipo de operaciones se indican a continuación … b) Operaciones comprendidas en los incisos b) y c) del artículo 35: Las entidades
que efectúen los cobros de las liquidaciones a los usuarios de sistemas de tarjetas de crédito, débito y/o compra respecto de las
operaciones alcanzadas por el presente régimen. En caso de que intervengan agrupadores o agregadores de pago, la reglamentación
establecerá el obligado en carácter de agente de percepción…”. La Resolución General 4659/2020 - AFIP menciona
genéricamente a los sujetos obligados, sin realizar las precisiones que efectúa el art. 1 de la RG 4622/2019.
(12) La norma va más allá de lo que anuncia el Banco Central en su boletín de prensa, pues también retoca el t.o.
de Servicios Complementarios de la Actividad Financiera. Esta es la norma de carácter general dictada por el
BCRA que, en el marco de los arts. 20 y 28 de la L. 21526, permite a las entidades financieras realizar operaciones
comerciales que, de otro modo, tendrían prohibidas y, en lo pertinente, dice:
“1.1. Prohibición. Las entidades financieras no se encuentran facultadas a efectuar -cualquiera sea su modalidad- operaciones
ajenas a la intermediación financiera, conforme a las previsiones contenidas en el Título II de la ley de entidades financieras.
Consecuentemente, se encuentra prohibida la explotación por cuenta propia de todas las actividades industriales, agropecuarias,
comerciales y de cualquier otra índole no financiera salvo las específicamente admitidas por el BCRA … 2.1. Alcance. Los bancos
comerciales y las compañías financieras podrán mantener participaciones en el capital de empresas del país o del exterior que tengan
por objeto exclusivo alguna(s) de la(s) actividades que se mencionan en el punto 2.2…” y brinda una extensa lista de actividades.
La Com. A-6885 dispone “incorporar como punto 2.2.24. de las normas sobre Servicios complementarios de la actividad
financiera lo siguiente: 2.2.24. Proveedores de servicios de pago que ofrecen cuentas de pago … Sustituir el punto 2.2.22. de las
normas sobre Servicios Complementarios de la Actividad financiera por lo siguiente:
2.2.22. Empresas de desarrollo y provisión
de servicios para la actividad financiera basado en tecnología”. Es decir que el BCRA acaba de autorizar explícitamente a
los bancos a explotar por sí billeteras virtuales no bancarias
(13) Por otro lado, el art. 28, inc. a), de la ley 21526 dice: “Las comprendidas en esta ley no podrán: a) explotar por cuenta
propia empresas comerciales, industriales, agropecuarias, o de otra clase, salvo con expresa autorización del Banco Central, quien
la deberá otorgar con carácter general y estableciendo en la misma límites y condiciones que garanticen la no afectación de la
solvencia y patrimonio de la entidad. Cuando ello ocurriere, la superintendencia deberá adoptar los recaudos necesarios para
un particular control de estas actividades”. Sin embargo ello no implica que cuando el BCRA autoriza a una entidad
financiera a realizar actividades comerciales, ello le permita regular a empresas no dedicadas a la actividad financiera
que ejercen esa misma actividad. En otras palabras, su control sobre actividades ajenas a la intermediación financiera
queda limitado por un ámbito personal: que las empresas sean entidades financieras. Admitir lo contrario sería
admitir que los poderes de control del BCRA son infinitos, bastándole con autorizar a las entidades financieras
a realizar cualquier tipo de operación comercial para adquirir potestades regulatorias sobre cualquier sector de la
actividad económica. Dicho esto, cabe preguntarse si la vigilancia y las obligaciones de compliance impuestas a los PSP
pueden alcanzar a todos ellos o solo pueden hacerlo en tanto y cuanto pertenezcan a entidades financieras. En todo
caso, es de notar que el BCRA acostumbra a no incluir los considerandos en las normas que dicta, de modo que
quienes las analizan se ven en serias dificultades para ponderar las razones jurídicas y fácticas del regulador y evaluar
su acierto o error, legalidad o ilegalidad. Se trata, a mi juicio, de una práctica de dudosa constitucionalidad que
afecta la publicidad de los actos de gobierno, rectamente interpretada. Esto también es así en las comunicaciones
comentadas: ni de ellas, ni de los boletines de prensa emitidos se desprende la justificación legal sobre la base de la
30
cual el BCRA se ha considerado autorizado a emitirlas. Tampoco las razones fácticas esgrimidas en tales boletines
son las que, con rigor de vocabulario, establece el art. 3 de la LEF. Por último, invocando el BCRA la protección
de usuarios en un vertical de negocios que no es la intermediación financiera, cabría poner en tela de juicio una
actuación que avanza sobre las facultades de otros órganos estatales que tienen esa función
(14) Publicado en Mora, Santiago y Palazzi, Pablo (comps.): “Fintech: aspectos legales” - CDYT - 2019 - T. I - pág. 257
y subsiguientes
(15) “Fintech - Entre vaguedades, conceptos, concepciones, definiciones persuasivas y marcos regulatorios”, en
Mora, Santiago y Palazzi, Pablo (comps.): “Fintech: aspectos legales” - CDYT - 2019 - T. I - pág. 32 y ss.
31
Gastón E. Bielli(*)
(*) Abogado (UNLZ). Maestrando en Derecho Procesal (UNR). Presidente del Instituto Argentino
de Derecho Procesal Informático. Miembro del Foro de Derecho Procesal Electrónico. Secretario
de la Comisión de Informática del Colegio de Abogados de la Prov. de Bs. As. Presidente de
la Comisión de Derecho Informático del Colegio de Abogados de Lomas de Zamora. Docente
universitario (UNLZ)
(1) Quadri, Gabriel H.: “Prueba electrónica: medios en particular”, en Camps, Carlos E.: “Tratado
de derecho procesal electrónico” - Ed. Abeledo Perrot - Bs. As. - 2015 - págs. 577/741
(2) A fin de profundizar sobre el campo específico de la prueba electrónica, su incorporación al
proceso, la correspondiente acreditación y valoración, recomendamos la obra Bielli, Gastón E. y
Ordoñez, Carlos J.: “La prueba electrónica. Teoría y práctica” - Ed. Thomson Reuters-LL - Bs. As.
- 2019
33
(3) Bielli, Gastón E. y Ordóñez, Carlos J.: “La prueba electrónica. Teoría y práctica” - Ed. Thomson
Reuters-LL - Bs. As. - 2019 - pág. 6
(4) Abel Lluch, Xavier: “Derecho probatorio” - Ed. Bosch - Barcelona - España - 2012 - pág. 1109
(5) Bielli, Gastón E.: “Terceros de confianza y certificación de prueba electrónica. Una nueva
frontera en materia de probática”. Publicado en el Diario LL - 6/6/2019. Cita online AR/
DOC/1629/2019
34
utilidad de estos portales, que hacen las veces de terceros ajenos a las partes, como es
el caso de la plataforma WayBack Machine.
(6) Se ingresa a través del sitio web http://www.archive.org/web/web.php, permite acceder a las
distintas versiones publicadas a lo largo del tiempo de la mayor parte de los sitios de internet desde
el año 1996
(7) Sampath K. y Prithviraj, K. R.: “Bringing life to dead: Role of Wayback Machine in retrieving
vanished URLs” Publicado en el Journal of Information Science - 21/10/2014 - ISSN 0165-5515
(8) Bielli, Gastón. E. y Ordoñez, Carlos J.: “La prueba electrónica. Teoría y práctica” - Ed. Thomson
Reuters-LL - Bs. As. - 2019 - pág. 424
(9) Bender, Agustín: “La validez en juicio de la prueba producida utilizando la máquina del tiempo
de internet”. Cita: publicado digitalmente en edición de fecha 3/2/2010, artículo bajo protocolo
a00274164723 de utsupra.com ius II
35
IV - NORMATIVA LOCAL
(10) Es así que, en todo el mundo, los periodistas suelen acudir a la plataforma en tratamiento con
el objeto de visualizar y corroborar información suprimida o modificada contenida en los sitios web
almacenados en sus registros
(11) Bender, Agustín: “La validez en juicio de la prueba producida utilizando la máquina del tiempo
de internet”. Cita: publicado digitalmente en edición de fecha 3/2/2010, artículo bajo protocolo
a00274164723 de utsupra.com ius II
36
(12) Mora, Santiago J.: “Documento digital, firma electrónica y digital” - LL - 31/12/2013, 1 -
LL2014-A, 502 - Enfoques 2014 (febrero) - 1/2/2014 - 95 - Cita digital AR/DOC/3995/2013
(13) Luz Clara, Bibiana: “Ley de firma digital” - 1ª ed. - Nova Tesis Editorial Jurídica - Rosario - Prov.
de Santa Fe - pág. 47
(14) Y nosotros ya hemos desarrollado que la firma electrónica es -a prima facie- una metodología
de identificación. Para profundizar más, ver Bielli, Gastón E.: “Una nueva mirada acerca del valor
probatorio del correo electrónico en procesos de índole contractual. La cuestión de la firma” -
ERREIUS - Publicado Suplemento Especial. Derecho Procesal Electrónico - diciembre/2018 - Cita
digital IUSDC286275A
37
De forma subsiguiente, el artículo 288 menciona que “la firma prueba la autoría
de la declaración de voluntad expresada en el texto al cual corresponde. Debe consistir
en el nombre del firmante o en un signo. En los instrumentos generados por medios
electrónicos, el requisito de la firma de una persona queda satisfecho si se utiliza una
firma digital, que asegure indubitablemente la autoría e integridad del instrumento”.
Dejando de lado la discusión doctrinaria existente a la fecha(15), y ya en materia
exclusiva de la probática, el artículo 319 nos dice que “el valor probatorio de los
instrumentos particulares debe ser apreciado por el juez ponderando, entre otras pautas,
la congruencia entre lo sucedido y narrado, la precisión y claridad técnica del texto, los
usos y prácticas del tráfico, las relaciones precedentes y la confiabilidad de los soportes
utilizados y de los procedimientos técnicos que se apliquen”.
Como sostiene Ordóñez, con agudeza, la citada disposición es una clara muestra
del reconocimiento de efectos jurídicos a la firma electrónica, pues, en caso de ser negada,
a mayor confiabilidad de los soportes utilizados y de los procedimientos técnicos que se
apliquen a su creación, mayor será su fuerza probatoria en juicio, e inversamente, a
menor confiabilidad, menor fuerza probatoria en pleito, en cuyo caso, necesitará una
mayor complementación con otros elementos probatorios (vgr., la congruencia entre lo
sucedido y narrado, la precisión y claridad técnica del texto, los usos y prácticas del
tráfico, las relaciones precedentes, entre otros).(16)
En resumidas cuentas, la plataforma WayBack Machine se encuentra revestida
de soportes sumamente sólidos en lo vinculado a la verificación de integridad de la
información originada por el medio, siendo que la prueba electrónica aportable por este
tercero acreditará la fecha y existencia del registro invocado, en un lapso de tiempo
determinado.
Así las cosas, reiteramos que corresponderá, en todo caso, al experto informático
precisar la robustez y dinamismo del elemento probatorio por medio del cual tiene su
fundamento el documento electrónico depositado en este tercero.
Resumiendo lo expuesto, diremos que un documento telemático con firma
electrónica ingresará al proceso con el carácter de principio de prueba instrumental
y se convertirá en un elemento probatorio de carácter indiciario y complejo, dado
que requiere de una producción conexa y acumulativa de pruebas para verificar su
veracidad, integridad, autenticidad y contenido, con el objeto de que pueda procurar
formar convicción en el juez.
(15) Batista, haciendo un concreto análisis, sostiene que la tesis restrictiva fundamenta su postura
al establecer que solamente la firma digital se equipara a la ológrafa, y por tanto de acuerdo con
el mosaico normativo vigente todo documento digital con firma electrónica debe ser considerado
como un instrumento particular no firmado. En cambio, la tesis amplia establece que el Código se
complementa con la L. 25506 de firma digital que legisla ambos tipos de firma, y por ende debe
entenderse que tales documentos están efectivamente firmados, quedando luego en el análisis
particular del caso concreto la mayor o menor fuerza probatoria de los subtipos de firma electrónica
según la infraestructura tecnológica que tengan detrás. Batista, A.: “¿Están legalmente ‘firmadas’
las presentaciones electrónicas efectuadas en el Sistema de Notificaciones y Presentaciones
Electrónicas de la Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires?” - El Dial - 6/7/2017
(16) Ordóñez, Carlos J.: “Problemas interpretativos derivados del uso de firma electrónica en el
poder judicial. ¿validez o ineficacia de los actos procesales signados en consecuencia?” - ERREIUS -
Publicado en Temas de Derecho Procesal - octubre/2018 - Cita digital IUSDC286160A
38
(17) Aunque aclaramos que el documento electrónico deberá siempre ser admitido por el juzgador
en el marco del proceso judicial para su correspondiente valoración (sin importar si se encuentra
suscripto con una firma digital o una firma electrónica), conforme corresponderá, en primer
lugar, ponderarse la concatenación de hechos plasmados e insertos en estos. Para ampliar estas
ideas, ver Bielli, Gastón E. y Ordoñez, Carlos J.: “Valoración probatoria de documentos suscriptos
mediante la tecnología de firma electrónica” - ERREIUS - Publicado en Temas de Derecho Procesal
- setiembre/2019 - Cita digital IUSDC286828A
(18) Art. 378, CPCC: “La prueba deberá producirse por los medios previstos expresamente por la ley y por
los que el juez disponga, a pedido de parte o de oficio, siempre que no afecten la moral, la libertad personal de
los litigantes o de terceros, o no estén expresamente prohibidos para el caso. Los medios de prueba no previstos
se diligenciarán aplicando por analogía las disposiciones de los que sean semejantes o, en su defecto, en la
forma que establezca el juez”
(19) http://www.american-justice.org/upload/page/123/69/docket-187-order-on-IA-motion.pdf
(20) Gelman, Lauren: “Internet Archives Web Page Snapshots Held Admissible as Evidence”, publicado
el 17/11/2004, http://cyberlaw.stanford.edu/packets002728.shtml; Howell, Beryl A.: “Proving Web
History: How to use the Internet Archive” - febrero/2006. Recuperado de http://www.strozllc.com/
files/Publication/fee98a34-d739-478b-a7db-6af37b757714/Presentation/PublicationAttachment/
aae88469-9835-4fe4-ae5f-38637924314f/BAHPROVINGWEBHISTORY.pdf
(21) Recuperado de http://www.internautas.org/html/4048.html
(22) Roj: SAP Z 1107/2019 - ECLI: ES:APZ:2019:1107. Id Cendoj: 50297370052019100449.
Órgano: Audiencia Provincial. Sede: Zaragoza - Sección 5 - 31/5/2019. Nº de Recurso: 763/2018.
39
Según surge del texto del resolutorio, los magistrados estimaron que, en atención
a lo establecido por el artículo 299.2 de la ley de enjuiciamiento civil española, “la
aportación al juicio de páginas web de Internet puede ser aceptada como prueba válida
en juicio...” y que... “conforme establece el apartado 3, esta prueba se valorará según las
reglas de la sana crítica, y para ello se deberán tener en cuenta las especiales dificultades
que presenta esta prueba debido a la volatilidad de la misma, que hace muy difícil saber
lo que una determinada página publicaba en una concreta fecha”.(23)
Los jueces prosiguieron detallando que un medio para acreditar la existencia
de contenidos en internet es acudir a terceros fiables que copian contenidos de otros
sitios web, como por ejemplo Google, Yahoo y otros buscadores que guardan cachés
de los sitios que indexan y que permiten acceder a los contenidos de páginas que han
cambiado o que ya no se encuentran en el sitio original. Pero el problema rigente es que
estos cachés tienen un tiempo de resguardo muy limitado, revistiendo una solución
mejor efectuar una consulta por medio de la WayBack Machine (máquina del tiempo).
Llegado el momento de la valoración de la fuente probatoria, señalaron que, en el
marco del pleito en tratamiento, fue introducida una declaración testimonial perteneciente
a D. Daniel, el administrador de The Internet Archive, donde se procuró certeza sobre la
autenticidad de las páginas web que fueran invocadas en las actuaciones. Y a su vez se
incorporó, como prueba instrumental, un acta notarial convalidando lo alegado por la
parte a través de una consulta realizada por el mismo notario en la plataforma WayBack
Machine.
Por las razones establecidas, la Sala señaló que los registros existentes en
WayBack Machine guardaban cabal relación con las publicaciones originales que se
encontraban en internet durante las fechas señaladas.
Agregaron, asimismo, que no es suficiente que el demandado meramente alegue
falta de convicción sobre el documento electrónico con el objeto de establecer duda
acerca de la fecha en la que se produjo la consulta y se tuvo acceso -por medio de
archive.org-, sino que es necesario fundamentar, en debida forma, la falta de integridad
de dicha prueba electrónica, bajo los preceptos técnicos y jurídicos aptos para procurar
la necesaria certeza en el juzgador.
40
41
(25) Agregamos que dicho actuar es sumamente relevante al efecto de establecer una cadena de
custodia íntegra, de principio a final
(26) A efectos de cumplimentar eficazmente con la tarea de la captura audiovisual, será necesario
contar con los elementos técnicos aptos para dichos fines. Las cámaras empleadas deberán poseer
una alta resolución de grabado (mínimo, 12 megapíxeles). A su vez, se deberá utilizar trípodes con
el objeto de procurar grabaciones estáticas, micrófonos de calidad, entre otros elementos
(27) Para profundizar sobre esta cuestión, ver: Bielli, Gastón E. y Ordoñez, Carlos J.: “La prueba
electrónica. Teoría y práctica” - Ed. Thomson Reuters-LL - Bs. As. - 2019 - Cap. II: Nociones técnicas
preliminares
(28) Ya hemos definido al hash como una cadena alfanumérica hexadecimal generada a partir de la
aplicación de un algoritmo que debe identificar de manera inequívoca un determinado documento
electrónico, de tal manera que el menor cambio realizado sobre este -aunque sea en un bit- sea
rápidamente detectado y visualizado. Hoy por hoy, los más utilizados son los algoritmos SHA 256
Y SHA 512. Puede verificarse en forma online a través de diferentes sitios web de acceso público
como https://md5file.com/calculator, o en forma local descargando una aplicación como bien
puede ser MD5 & SHA Checksum Utility, mediante el sitio http://descargar.cnet.com/MD5-SHA-
Checksum-Utility/3000-2092_4-10911445.html). Bielli, Gastón E.: “Los mensajes de WhatsApp y
su acreditación en el proceso civil” - LL - 29/10/2018 - Cita digital LL AR/DOC/1962/2018
42
c) Reconocimiento judicial
Ya hemos establecido que el reconocimiento judicial es el examen que constituye
la percepción sensorial efectuada por el organismo jurisdiccional sobre determinados
lugares o personas, con el fin de procurar una valoración directa sobre estos.(29)
Es así que, para el caso de contenido inserto WayBack Machine, la constatación
se hará en el organismo, esencialmente accediendo a la plataforma y luego al documento
histórico donde se encuentra la publicación invocada por el alegante.
Y por medio de la herramienta, se corroborará esencialmente la existencia del sitio
web a un tiempo determinado, la existencia de la publicación y el contenido alegado, la
existencia del dominio, la identificación del supuesto generador y sus datos de contacto
-si así están manifestados-, entre otras cuestiones. Incluso podría documentar lo actuado
de algún medio más ilustrativo que la mera confección del acta (quizás completar el acta
con impresiones o capturas de pantalla).
Recordamos que dicho reconocimiento siempre deberá efectuarse con plena
intervención de las partes, para que puedan ejercer el contralor sobre dicha prueba.
Aconsejamos también que, de ser posible, se efectúe en presencia de un especialista
técnico sobre la materia.
(29) Bielli, Gastón E. y Ordóñez, Carlos J.: “La prueba electrónica. Teoría y práctica” - Ed. Thomson
Reuters-LL - Bs. As. - 2019 - pág. 221
(30) Bender, Agustín: “La validez en juicio de la prueba producida utilizando la máquina del
tiempo de internet”. Cita: publicado digitalmente en edición de fecha 3/2/2010, artículo bajo
protocolo a00274164723 de utsupra.com ius II
43
VIII - CONCLUSIONES
44
Carlos J. Ordóñez(*)
(*) Abogado (UNMDP). Mediador. Doctorando en derecho. Secretario del Tribunal del Trabajo N°
4 de Mar del Plata. Vicepresidente del Instituto Argentino de Derecho Procesal Informático. Autor
de diversas publicaciones sobre derecho constitucional y derecho procesal informático
(1) Ordóñez, Carlos J.: “Actos procesales electrónicos”, en Camps, Carlos E. (dir.): “Tratado de
derecho procesal electrónico” - 2ª ed. - Ed. AbeledoPerrot - Bs. As. - julio/2019 - T. 2 - pág. 120
45
Gracias a ello, actualmente contamos con una enorme cantidad de datos que
están en condiciones de ser informáticamente procesados, y en cuyo auxilio vienen el
big data y la inteligencia artificial (IA).
En ese entendimiento se busca llegar a un “gobierno inteligente”, caracterizado
por tomar decisiones basadas en la información para mejorar los procesos; interoperar
documentos y datos a través de todo el Estado; programar decisiones; retroalimentar los
procesos como una forma de aprendizaje; estructurar la información no estructurada,
aplicando IA, y admitir nuevas tecnologías, como blockchain, que ayuden a aplicar
soluciones cada vez más inteligentes.(2)
En ese afán y con el objetivo de mejorar la calidad de atención de los ciudadanos,
ampliando los canales oficiales existentes y los servicios brindados, aparecieron en
escena los famosos chatbots, implementados en distintos ecosistemas digitales en donde
la administración pública se encuentra presente, tales como sitios web, redes sociales,
aplicaciones de mensajería instantánea, etc.
La introducción de estos “bots inteligentes” destinados a responder las consultas
de los administrados produce un quiebre sin precedentes en la materia y en el orden
jurídico en general, deparando inéditos desafíos jurídicos que en estas líneas trataremos
de ilustrar.
II - BOT Y CHATBOT
(2) Martelli, Eduardo N.; Clusellas, Pablo y Martelo, María J.: “Un gobierno inteligente: el cambio
de la Administración Pública de la Nación Argentina 2016-2019” - Bs. As. cdad. - enero/2019,
https://www.boletinoficial.gob.ar/pdfs/gobierno_inteligente.pdf
(3) La inteligencia artificial no es una aptitud característica de todos los bots, los cuales pueden
poseerla o no
46
47
(4) Vallefín, Carlos A. y López, José I.: “Anotaciones a la ley 27275 de acceso a la información
pública: sinopsis y comparación con el régimen anterior” - SJA 31/1/2018, 156, JA 2018-I, 1112 -
cita digital AR/DOC/4376/2017
(5) Travieso, Juan A. y Ruiz Martínez, Esteban: “Protección de datos personales y acceso a la
información pública en tensión: conflictos y armonías” - LL - 27/7/2015 - 1, LL 2015-D, 755 - cita
digital AR/DOC/2302/2015
(6) D. 434/2016
(7) Corvalán, Juan G.: “Hacia una óptima administración digital e inteligente” - LL - 19/10/2017,
5 - cita digital AR/DOC/2784/2017
48
(8) Ordoñez, Carlos J.: “Actos procesales electrónicos”, en Camps, Carlos E. (dir.): “Tratado de
derecho procesal electrónico” - 2ª ed. - Ed. AbeledoPerrot - Bs. As. - julio/2019 - T. 2 - pág. 120
49
a) ChatCrecer
La Jefatura de Gabinete de Ministros Subsecretaría de Gobierno Digital, mediante
disposición 8/2019, puso en marcha un servicio de chatbot en la red social Facebook(9)
y en un sitio oficial creado al efecto(10), con el objetivo de interactuar con las mujeres
embarazadas, personas interesadas en información sobre el embarazo y madres y/o
padres de niños menores de 1 año.
A grandes rasgos, los usuarios pueden utilizar el servicio con diversos propósitos,
entre otros:
- acceder a información sobre embarazo, parto y puerperio de manera personalizada
y oportuna cuando el usuario la requiera y según la semana de gestación. Además,
brinda acompañamiento durante el primer año de vida del bebé con contenidos sobre
crianza y estimula la adherencia a la lactancia materna y la vacunación;
- información sobre obtención de turnos para los controles prenatales, brindando
datos de contacto de los establecimientos de salud: dirección, teléfono, página web o
redes sociales en el caso que aplique;
- recordatorio de los turnos para los controles médicos e informa a los usuarios acerca
de cuáles son las prestaciones que cada control debiera asegurar, explicando los
procedimientos de manera simple y cercana;
- información sobre derechos sexuales y reproductivos, facilitando el acceso a los
beneficios sociales del Estado argentino.
Para poder atender los distintos requerimientos, está expresamente previsto que
el asistente virtual pueda solicitar información sobre fecha de última menstruación,
semana de gestación, fecha del próximo control médico, asistencia al control médico,
fecha de nacimiento del bebé, información sobre lactancia, información sobre vacunación
de la madre y/o el bebé y zona geográfica del usuario.
(9) https://m.me/chatcrecer
(10) https://www.argentina.gob.ar/salud/crecerconsalud
(11) https://www.buenosaires.gob.ar
50
(12) https://www.mpba.gov.ar
51
social, etc.) utilizar los servicios de un bot conversacional, por ejemplo, para contestar
un mail, un mensaje de WhatsApp, entre otros.
Va de suyo: ¿le son atribuible a su persona las respuestas que vaya efectuando
libremente -según su programación- el software?
Debemos partir de la base de que cuando una persona efectúa un reclamo o una
consulta de esta naturaleza, en muchos de los casos ni siquiera sabrá sí está chateando
con una persona física (del otro lado de la pantalla) o con un bot, salvo que la plataforma
digital involucrada aclare expresamente esta cuestión, lo que no siempre será moneda
corriente.
Y aun en este último caso, quizás los usuarios de la plataforma desconozcan el
verdadero significado de un bot e interactuaran en línea en el falso entendimiento de que
están hablando con otra persona humana.
Amén de ello, es clave detenerse en la importancia de la información que este bot
proporcione, pues no debemos olvidar que mediante este se está sustituyendo la clásica
relación empleado/cliente o agente/administrado que tradicionalmente marcó este tipo
de consultas.
Cuando un empleado de un establecimiento privado o público, en el ejercicio
de sus funciones, asesoraba a un cliente o al administrado actuaba en cumplimiento
de una delegación funcional efectuada por su empleador, quien a su vez previamente
asumía la debida capacitación del dependiente, en el ejercicio del poder de dirección que
detenta.
Las respuestas brindadas por estos claramente eran atribuibles al responsable
del ente, siempre y cuando el agente actuare -en principio- dentro de los límites de sus
funciones.
Llevando estos ejemplos al ámbito de acción de los chatbots, queda en evidencia la
inexistencia de este nexo de subordinación, entre lo que hace y dice el empleado físico,
conforme órdenes que le fueron impartidas. A decir verdad, estos bots conversacionales
van a hacer y decir lo que le hayan escrito los programadores que los crearon y/o
entrenaron, desapareciendo así este vínculo piramidal.
Entonces, cuando un chatbot brinda una respuesta o un asesoramiento en línea,
¿a quién debemos atribuirle tales manifestaciones, al bot, al ente, al programador o a
todos?
Queda claro que los bots no son sujetos de derecho en nuestro orden jurídico y
al tratarse de un programa informático quedan comprendidos dentro de la categoría de
bienes inmateriales o intangibles.
Más precisamente son softwares de aplicación, los cuales en términos generales
han sido definidos por prestigiosa doctrina como aquellos que permiten a los usuarios
llevar a cabo una o varias tareas específicas, en cualquier campo de actividad susceptible
de ser automatizado o asistido.(13)
Estos polifuncionales programas, en la generalidad de los casos, estarán
desarrollados o programados en relación con las necesidades particulares que demande
el servicio de chatbot que se quiere proporcionar. Existen ofertas para todos los gustos
(13) Molina Quiroga, Eduardo M. y Almark, Daniel R.: “Tratado de derecho informático” - LL - Bs.
As. - 2012 - T. I - pág. 167
52
en el mercado, según el interés del cliente, pudiéndose acceder a este tipo de tecnología
incluso de forma gratuita.(14)
Ello resulta un dato significante, pues la configuración de los bots va estar sujeta a
los menesteres de la persona o del ente que se valen de sus servicios. La personalización
de tareas es una de las características distintivas de este tipo de tecnología y que la
convierte en una herramienta tan preciada para desempeñarse en cuestiones atinentes
a la atención al público.
De esa manera, el funcionamiento y la labor del chatbot girará en torno a la voluntad
de los responsables de su implementación, ya que estos programas informáticos están
pensados para sustituirlos, vale decir, para actuar en nombre y por cuenta de aquellos.
Entonces, cuando una aplicación de chatbot responde un mensaje, lo que hace
es representar la voluntad de la persona o del ente que solicitó la configuración y
utilización de este tipo de software, cuya materialización en un entorno virtual fue dele-
gada a un bot mediante directivas expresamente preestablecidas, produciéndose de
tal forma una asociación de actos prácticamente inescindible, sin perjuicio de las
eventuales responsabilidades del programador del software que pudieren existir en caso
de desperfectos, las cuales exceden la temática del presente.
Una equivalencia de esta naturaleza la encontramos en el artículo 10 de la ley
25506 de firma digital, en tanto dispone que cuando un documento electrónico sea
firmado por un certificado de aplicación se presumirá, salvo prueba en contrario, que el
documento firmado proviene de la persona titular del certificado.
Yendo al ámbito específico de la administración pública, la programación de
los chatbots responderá sin dudas a las particularidades de la dependencia donde
estos se inserten y que serán puestas de relieve a los informáticos por las autoridades
competentes del órgano, quienes serán los responsables de llevar adelante este tipo de
proyectos y de garantizar su plena eficacia, evitando perjuicios o demoras innecesarias
en el ejercicio de los derechos de los administrados.
53
No debemos perder de vista que una de las primordiales finalidades del uso de
chatbots en el Estado es brindar nuevos canales de atención al ciudadano, para el pleno
goce y ejercicio de sus derechos vinculados al acceso a la información de carácter público,
relevando al ciudadano de la tediosa y burocrática aventura de tener que concurrir a
una dependencia oficial en busca de asesoramiento o para conseguir información de su
interés.
De nada servirían estas poderosas vías si los servicios de chatbot proporcionados
no logran colmar las expectativas funcionales para las cuales fueron creados y, peor
aún, si en los hechos únicamente terminan desnaturalizando el ejercicio de los derechos
cuya tutela se pretende con estos avances tecnológicos.
La actividad administrativa del Estado, incluso la que se lleva adelante en
ecosistemas digitales, debe ser respetuosa del orden jurídico en su conjunto (Constitución
Nacional, tratados internacionales de igual jerarquía, leyes, decretos, resoluciones, etc.),
no existe lugar para un obrar irregular o irrazonable, más aún cuando se encuentran en
juego derechos fundamentales.
La implementación de novedosos carriles de gestión de consultas no puede ser
sustraída de este marco de legalidad que precede a la función pública, lo que conlleva
enaltecer que los servicios de bots conversacionales de los entes estatales no pueden
ser inoperantes, aunque existan otras vías disponibles, pues una cosa no quita la otra
y todas las modalidades ofrecidas por la Administración deben gozar del mismo grado
de eficacia.
54
55
56
Gastón A. Navarro(*)
Desde hace varios años venimos presenciando una fuerte tendencia en la búsqueda
de la simplificación de los trámites procesales en aras de motorizar la agilización de
los servicios judiciales. Dicha tendencia lleva implícita una reforma sustancial en los
mecanismos habituales de cómo sustanciar los pleitos, mediante la implementación de
tecnologías variadas, que, en definitiva, conllevan quebrantar el esquema tradicional de
uso de soportes documentales en papel.
Este fenómeno que describo se ha denominado de varias formas como “despape-
lización del proceso”, “desformalización del proceso”, entre muchas otras, pero lo que
mejor identifica las nuevas metodologías -por su generalizada aceptación y uso al englobar
la idea práctica que subyace- es la sigla de TIC, que viene a significar tecnologías de la
información y comunicación.
Como acertadamente se sostiene, hablar de las TIC necesariamente implica
referirse a la idea de “gobierno electrónico”, el cual puede conceptuárselo como: “...el
uso de las tecnologías de información y comunicación, TIC, por parte de las instituciones
de gobierno, para mejorar cualitativamente los servicios e información que se ofrecen
a los ciudadanos; aumentar la eficiencia y eficacia de la gestión pública e incrementar
sustantivamente la transparencia del sector público y la participación ciudadana. Es
así que los cambios políticos, sociales y económicos que ha vivido nuestro país esbozan
la obligación de transformar la manera mediante la cual el Estado se armoniza con la
tecnología y, en específico, con las tecnologías de la información y comunicación (TIC)
para lograr un mayor vínculo con el ciudadano en materia de gestión administrativa
57
58
59
60
Resulta indudable que la incorporación de las TIC a las formas de procesar los
pleitos dentro de nuestro sistema judicial implican no solo una realidad palpable sino
también el norte al cual se apunta desarrollar con mayor profundidad en un futuro
muy cercano. Esto nos lleva a concluir que tarde o temprano todas las jurisdicciones
provinciales del territorio nacional procederán a realizar las adecuaciones necesarias
para no quedar aisladas y por ende ajenas a un fenómeno que no pregunta qué o cómo,
sino cuándo llegará a imponerse... ya sea por moda o necesidad es tan solo cuestión de
tiempo.
Ahora bien, también debemos ser críticos y reflexivos al reconocer que las TIC no
son la panacea que vendrán a resolver todos y cada uno de los males o déficits que posee
el sistema judicial; por más defensor que pueda ser uno del progresista derecho procesal
electrónico, no se puede ser necio y renegar de ciertas precariedades o dudas que este
tipo de variables aún generan en los operadores jurídicos, como así también se deben
poder aceptar los inconvenientes que los contextos sociales, geográficos y económicos
nos presentan para su óptima implementación.
Algunas de las cuestiones afirmadas pueden verse reflejadas en el siguiente
análisis: “Este desembarco de lo digital en los tribunales ha generado toda una nueva
gama de problemáticas específicas de las que se ocupa el derecho procesal electrónico ...
Se trata de un fenomenal salto cualitativo. Es indudable que el reemplazo es ventajoso.
61
62
Luis, La Pampa)(24) y ampliándose la brecha hacia el resto de las provincias. A ello hay
que sumarle que dentro de cada provincia la penetración digital tiende a concentrarse
en las principales ciudades, quedando sus periferias (o el interior mayoritario de las
localidades como extensión de cada provincia) totalmente aisladas(25) y que, para colmo
de males, tanto la fluidez como velocidad de internet ronda aproximadamente los 6MB
-bastante pobre- en el 40% de los hogares.(26)
Quizás para algún desprevenido esta realidad que acabo de describir en el párrafo
anterior puede resultar una mera circunstancia o desconexión con la problemática aquí
tratada, cuando en realidad lo que se quiere plasmar es que “no se puede anteponer
el carro a los caballos”, o en otras palabras decir que el progreso e implementación
de lo digital en los procesos judiciales debe ser congruente con la realidad de cada
población, puesto que de otro modo se dista mucho de llevar soluciones cuando no
existe el contexto adecuado. De poco y nada sirve desarrollar la mejor plataforma digital
si el nivel de accesibilidad a esta es precario y rústico. La misma prudencia debe tener
la legislación procesal que las adopte.
Estas ponderaciones volcadas al eje central del trabajo conllevan la necesidad
de repensar -por lo menos provisoriamente- algunas pautas de acción que se
adoptaron en torno al uso del Libro de asistencia por vía digital, y más aún -como
vimos precedentemente- en las provincias en donde el nivel de conectividad y fluidez de
internet es menos que mediocre.
Creo haber demostrado en el capítulo anterior la significación que tiene el Libro
de asistencia para el abogado y cómo el uso de esta herramienta incide en el curso de la
litis, al tal punto que la sensatez de su uso impacta en cuestiones tales como cómputos
de plazos para contestar vistas o traslados, para interponer recursos, para controlar
la caducidad de instancia, plantear nulidades, etc. Todo ello atado precisamente a las
cuestiones de notificación que impone el código ritual y los avatares de cada pleito.
La utilización del Libro de asistencia es el mejor resguardo que posee el letrado en
su ejercicio profesional para no verse sorprendido intempestivamente con resoluciones
judiciales u otro tipo de actuaciones que no estén debidamente incorporadas en el
expediente de un modo prolijo, progresivo, actual y consecuencial; en definitiva es una
herramienta de control sobre el flujo del despacho judicial que hace al monitoreo de su
funcionamiento y en consecuencia esencialmente al derecho de defensa.
Ahora bien, quisiera desarrollar algunos interrogantes para reflexionar: ¿qué
pasa cuando se adoptan decisiones que conllevan la limitación o mutación en el uso
de una herramienta jurídica como la abordada, al centralizar y tornar exclusiva su
manipulación a la versión electrónica con las limitaciones digitales ya apuntadas?
¿Qué sucede mientras no exista la plena digitalización de los expedientes frente a
la coexistencia de un doble sistema que conllevará asimismo la adopción de dobles
recaudos de parte del litigante? ¿Qué respuestas brinda el ordenamiento legal ante la
imposibilidad del letrado de acceder al sistema virtual por razones ajenas a él (como
puede ser el deficitario servicio de internet que tenga contratado o peor aún con el que
se pueda contar en la localidad donde viva y/o trabaje, la caída general del sistema
informático propio del Poder Judicial, etc....) y asimismo no contar con la posibilidad
física de contar con el antiguo formato del Libro de asistencia? ¿Qué temperamento
adopta la ley ritual o su reglamentaria -D. o Ac.- ante la problemática en torno a la
divergencia -o hasta la omisión- de los datos cargados de manera actualizada y correcta
sobre los movimientos de la causa respecto de lo obrante entre el sistema informático
en correlación de lo asentado en el tradicional soporte papel del expediente? ¿Por qué
63
64
65
NOTAS
(*) Abogado litigante (UNC). Diplomado en Magistratura y Análisis del Caso Judicial (Escuela de Capacitación
Judicial de Catamarca y Fundación para el Desarrollo de las Ciencias Jurídicas). Magíster en Derecho Procesal
(UNR). Aspirante a doctor en Derecho y Ciencias Sociales (UNR). Director del Instituto de Investigación y
Formación Jurídica del Colegio de Abogados de Catamarca. Disertante y autor de múltiples publicaciones científicas
relacionadas con el derecho procesal
(1) Bielli, Gastón E. y Pittier, Lautaro E.: “El gobierno electrónico. Nuevas fronteras del derecho para una
administración eficaz” - Ed. Albrematica - eldial.com
(2) Camps, Carlos E.: “El proceso electrónico y el derecho procesal electrónico” - http://e-procesal.com/el-proceso-
electronico-y-el-derecho-procesal-electronico-1764
(3) Vulgarmente también conocido en el foro como “Libro de notas”
(4) Sin pretender ahondar en el tema atento a las divergentes opiniones, rescato la visión que sostiene que asume
“...tal virtualidad todo instrumento que documenta una situación dotada de significación jurídica actual con aptitud para
producir efectos jurídicos -sea por constituir la prueba de un acto ocurrido y por medio del cual se hayan extinguido obligaciones,
facultades, etc.; o la expresión de la voluntad del sujeto otorgante de obligarse en el futuro; o crear derechos u otorgar facultades a
otro sujeto-, siendo indispensable para su caracterización la función probatoria que representan, en cuya formación interviene el
Estado por intermedio de uno de sus órganos competentes” (cfr. Creus, Carlos: “Falsificación de documentos en general”
- Ed. Astrea - Bs. As. - 1993 - págs. 23/24 y 38)
(5) Art. 133, CPCC - “Salvo los casos en que procede la notificación por cédula y sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo
siguiente, las resoluciones judiciales quedarán notificadas en todas las instancias los días martes y viernes. Si uno de ellos fuere
feriado, la notificación tendrá lugar el siguiente día de nota. No se considerará cumplida tal notificación: 1) Si el expediente no
se encontrare en el tribunal. 2) Si hallándose en él, no se exhibiere a quien lo solicita y se hiciera constar tal circunstancia en el
libro de asistencia por las personas indicadas en el artículo siguiente, que deberá llevarse a ese efecto. Incurrirá en falta grave el
prosecretario administrativo que no mantenga a disposición de los litigantes o profesionales el libro mencionado”
(6) “Del Río, Mario Héctor s/recurso de casación” - CFed. Casación Penal - Sala II - 7/11/2003 - Causa 4698 Reg.
6126 - Citar: elDial.com - AA1DC0
(7) En autos “Recurso de hecho - “Musso, Jorge Eduardo y otros c/Ibarra, Alejandro y otros” - CSJN - M. 297.
XXXVIII- 3/4/2003, del dict. del procurador general
(8) “Sarsale, Beatriz c/Consultorios Privados Integrales SA s/homologación de acuerdo” - CNCiv. - Sala F - número
de recurso: F288196 - 17/4/2000 - cita digital IUSJU024352A
(9) “General Paz SCA c/Oniszczuk, Carlos Alberto y otros s/daños y perjuicios” - CNCiv. - Sala I - 29/8/1996 -
número de recurso: I091070 - citar: elDial.com - AE717
(10) “Grosso, Juan Bautista c/ Serafini Y CIA SA s/ejecución hipotecaria” - CNCiv. - Sala J - 27/6/1997 - número
de recurso: J107836 - citar: elDial.com - AE31A
(11) “Pollola, Fernando M. c/Immuno SA y otros s/daños y perjuicios” - CNCiv. - Sala H - 29/8/1998 - número de
recurso: H237720
(12) Dentro de sus considerandos se dijo “que dentro del proceso de cambio y modernización en la prestación del servicio de
justicia que se viene desarrollando en el marco del Programa de Fortalecimiento Institucional del Poder Judicial de la Nación,
esta Corte Suprema de Justicia de la Nación ha iniciado un proceso de optimización de recursos en la administración de los
expedientes judiciales. Que en este contexto, y teniendo en cuenta la sanción de la ley 26685 y la Acordada 26/11, se considera
conveniente y factible la aplicación del Libro de asistencia de letrados (Libro de notas) por medio de una nueva funcionalidad en
el programa electrónico de seguimiento de causas. Este procedimiento aportará mayor celeridad en la actividad administrativa y
judicial que en ella se cumple”
(13) En particular el art. 11: “A partir del primer día hábil del mes de mayo de 2015, en todas las Cámaras, Tribunales y
Juzgados del Poder Judicial de la Nación, el Libro de asistencia en papel se remplazará por un registro digital dentro del Sistema
de Gestión Judicial y la oficina judicial deberá asentarlo en el expediente en soporte papel conforme lo dispuesto en el Anexo II”
(14) Cfr., en autos “C., G.B. c/República Argentina - Estado Nacional - PJN s/daños y perjuicios” - CSJN -
20/11/2012 - C. 36. XLVIII - cita digital IUSJU204400D - “La escueta y dogmática alegación de inconstitucionalidad
de la acordada 8/2012, desprovista de sustento fáctico y jurídico consistente, no basta para que la Corte Suprema ejerza la
atribución que reiteradamente ha calificado como la más delicada de las funciones que pueden encomendarse a un tribunal
de justicia, y acto de suma gravedad que debe considerarse como última ratio del orden jurídico” (Fallos: 312:72; 322:842;
66
328:1416; causa D.578.XLIII. RHE “Defensoría Pública de Menores N° 4 c/Molinari, Pedro Carlos”, sent. del
1/4/2008). También, CSJN, en autos C. 36. XLVIII. RHE, “Caimi, Gabriela Beatríz c/República Argentina - Estado
Nacional - PJN s/daños y perjuicios” - fallo del 20/11/2012 - cita digital IUSJU003839E - “Cabe desestimar el planteo
de inconstitucionalidad deducido respecto a la acordada 8/2012 de la Corte Suprema de Justicia de la Nación -que incluye
en el programa informático de seguimiento de causas, al Libro de asistencia de letrados-, pues busca impugnar atribuciones, al
desconocer la norma de naturaleza legislativa que autoriza al Tribunal para disponer la utilización de documentos electrónicos
-ley 26685, vigente desde julio de 2011- y que expresamente autoriza la utilización de expedientes electrónicos, documentos
electrónicos, firmas electrónicas, firmas digitales, comunicaciones electrónicas y domicilios electrónicos constituidos, en todos los
procesos judiciales y administrativos que se tramitan ante el Poder Judicial de la Nación, con idéntica eficacia jurídica y valor
probatorio que sus equivalentes convencionales”
(15) “Una ley que genérica e indeterminadamente dispone autorizar ‘la utilización de expedientes electrónicos, documentos
electrónicos, firmas electrónicas, firmas digitales, comunicaciones electrónicas y domicilios electrónicos constituidos, en todos los
procesos judiciales y administrativos que se tramitan ante el Poder Judicial de la Nación, con idénticas eficacia jurídica y valor
probatorio que sus equivalentes convencionales’ (art. 1, L. 26685), delegando su reglamentación a la Corte Suprema de Justicia
de la Nación y al Consejo de la Magistratura de la Nación, de manera conjunta (art. 2), va contra toda expectativa de una
legislación razonable, integral y garantista de la materia procesal. Así ha sido destacado por varios autores, afirmándose que
‘...tenemos un Código Procesal que regula (como debe ser) la cuestión de las notificaciones procesales e, independientemente, una
ley que otorga a la Corte Suprema y al Consejo de la Magistratura la ‘autorización’ para poner en funcionamiento un sistema
de notificaciones por medios electrónicos que, a no dudarlo, trastocará la regulación que en tal sentido contiene la ley’. 3.3.
Coincidimos en que, respecto de la adoptada, una mejor solución para las notificaciones electrónicas hubiera sido la asimilación
de las modalidades de notificación por cédula y por nota a esta última ... 3.6. Finalmente, las voces de protesta no solo se oyen
desde los pasillos y ámbitos profesionales sino que también las hay en las propias estructuras de los órganos jurisdiccionales, que
acusan el impacto del cambio. Es evidente que este necesario período de adaptación les impone una considerable sobrecarga de
trabajo. En muchos supuestos, no cabe subestimar la duplicación de tiempos y esfuerzos que supone el ‘doble soporte’ (papel
y digital). 4. Conclusiones. Una vez más, consideramos que la incorporación de las nuevas tecnologías de la información y
de la comunicación (NTIC) al ámbito del servicio de justicia, en general, y al proceso, en particular, es un hecho altamente
auspicioso e inevitable. Aunque seamos críticos de las formas escogidas (reglamentación completa y libre por la Corte Suprema de
Justicia versus reforma de la legislación procesal) y de varias de las opciones implementadas, el camino que insinúa la acordada
3/2015 va en la dirección correcta: despacho informatizado, presentaciones digitales, comunicación electrónica interna y externa
(notificaciones electrónicas), videoconferencias, registración digital de audiencias, archivo digital de causas y resoluciones, más
muchos otros aspectos que seguramente se nos escapan, todos ellos interrelacionados armónicamente en un sistema de gestión
judicial, apuntan a la meta del proceso digital. Si fuere bajo firma digital, tanto mejor” (cfr.: Meroi, Andrea A.: “Acordada
CSJN 3/2015: hacia el proceso digital”, publicado en DJ 29/4/2015, 81 - cita digital AR/DOC/1108/2015)
(16) “...el desacierto consiste en no haber acoplado la notificación electrónica del destinatario a la notificación ministerio legis, como
en cambio así se ha dispuesto afortunadamente en la Provincia de Buenos Aires ... aunque más no sea para evitar un innecesario
cambio revolucionario de la cultura de litigar actual, que pudiera ser contraproducente y alentar posturas reaccionarias, o cuanto
menos causar justificado malestar. ¿Para qué infartar a un lego pidiéndole prestada a la tecnología una indicación ‘mágicamente’
precisa, con hora, minutos y segundos, del momento en que ha quedado notificado sin tan siquiera encender su computadora,
porque el ‘sistema’ registra ‘infaliblemente’ el momento en que la notificación electrónica ha quedado a su disposición? Cuánto
más sofisticado tecnológicamente, más misterioso para el lego, menos confianza depositará en un ‘sistema’ cuyo funcionamiento
intrínseco ignora pero que lo rige implacablemente, y menos todavía si esa tajante precisión tecnológica se usa para ‘arrebatarle’ el
vital oxígeno del tiempo con que antes contaba especulando con la confección/recepción de la cédula mientras o en tanto ya tenía
conocimiento real de la resolución judicial aunque sin notificación formal. La utilización de tecnologías demasiado por encima
del nivel cultural de los operadores jurídicos conducirá o al subuso de las mismas o podría llevar a la resistencia obstaculizando,
retardando o cuando no malogrando (‘quemando’) su asimilación. De cara a los cambios el exceso de entusiasmo puede ser más
nocivo que su falta” (cfr. Sosa, Toribio E.: “Sistema de notificación electrónica. Acordada 31/2011 CSJN” - LL 2012-A,
936 - cita digital AR/DOC/635/2012)
(17) “Los presentes cambios electrónicos no vulneran de manera directa la Carta Magna, sin embargo, en caso que estos por
presentar fallas provoquen la ignorancia de las partes intervinientes respecto de los actos procesales que estén aconteciendo en
el proceso causaría la lesión del derecho de defensa en juicio con lesión al artículo 18 de la Constitución Nacional. Debemos
tener presente que el concepto de debido proceso ha quedado un tanto desdibujado y ha sido sustituido por el de Tutela judicial
efectiva. El artículo 18, CN, solo puede ser cumplido al garantizar el acceso a la justicia, el conocimiento de los actos procesales,
tutelando el derecho de defensa y por último, con la posibilidad de ejecutar la sentencia judicial para tornarla efectiva. Todos
los cambios nombrados en este artículo, no podrán ser considerados avances si los mismos son los causantes de injusticias. XIV.
67
Conclusiones: es un gran avance que la justicia se adapte a las nuevas tecnologías, pero se busca dar pasos agigantados sin tener
presente la realidad de nuestros tribunales. Si queremos realmente facilitar el acceso de la justicia al mundo informático, debemos
pensar en la necesidad de contar con tecnología que responda a las exigencias de los distintos fueros. No es aceptable la carencia
de infraestructura edilicia, como así tampoco un indebido suministro de energía eléctrica, tampoco lo es un sistema operativo
que se torna inviable ante la enorme cantidad de expedientes que a diario circulan por las distintas dependencias del Poder
Judicial. Es un importante primer paso, pero entendemos que debe estar acompañado de medidas efectivas para lograr un real
cambio en la administración de justicia a partir de herramientas de última generación que permitan obtener respuesta inmediata
a los problemas jurídicos de la sociedad” (cfr: Pose, Lucía V.: “Implicancias del nuevo sistema de gestión judicial y las
nuevas tendencias informáticas para el Poder Judicial de la Nación” - DT - febrero/2018 - pág. 310 - cita digital AR/
DOC/417/2017)
(18) “No sería justo someter a una rigurosa crítica a un sistema informático que está en los albores de su implementación. Es
cuestión de esperar el paso del tiempo y analizar cómo opera el sistema -y cómo los usuarios interactúan con él- una vez puesto
en funcionamiento en la totalidad de los órganos del Poder Judicial de Nación. En particular, creemos que la intensidad de
trabajo diario de los juzgados de primera instancia será la que mejor permitirá apreciar las virtudes del sistema y evidenciar con
facilidad aquellos aspectos que deben ser corregidos (algo que solo podremos corroborar en las causas iniciadas a partir del próximo
1/4/2014, de conformidad con lo dispuesto por el art. 7 de la Ac. 38/13). De todas formas nos animamos a realizar algunas
pequeñas observaciones. i. En primer lugar, parece necesario regular con algo más de precisión los aspectos vinculados a las
notificaciones electrónicas confeccionadas y remitidas por las partes. Máxime que en este procedimiento no existe una actividad
de control o confronte por parte del órgano judicial (art. 2 de la Ac. 38/13) ... ii. Otro tanto ocurre con la interacción del SNE
y su compatibilidad con el artículo 120 y 121 del CPCC en materia de copias de traslado (de escritos y de documental) ... iii.
Finalmente, no deja de llamar la atención el criterio de notificación elegido por la Corte en la acordada 31/11 ... El tiempo, la
práctica y la buena predisposición de los operadores ayudará a despejar la mayor cantidad de dudas y las imperfecciones que el
sistema pueda tener podrán ser solucionadas con regulaciones complementarias (y que a la luz del art. 2 de la L. 26685 debieran
ser dictadas en forma conjunta con el Consejo de la Magistratura, y no solo por la CSJN). Con ello queremos decir que ninguna de
estas previsibles -y fácilmente sorteables- dificultades propias de la implementación de un sistema informático debe hacernos perder
de vista que el Sistema de Notificaciones por Medios Electrónicos es una herramienta muy importante que agilizará los tiempos
procesales, disminuirá el uso de papel y nos acercará un poco más al anhelado expediente digital. Por nuestra parte, creemos que la
implementación definitiva del sistema contribuirá a la prestación de un más eficiente, moderno y rápido servicio de justicia, lo que
nos lleva a concluir que el balance -aun en este estadio preliminar- es sumamente positivo”. (Marino, Tomás: “El Sistema de
Notificaciones por Medios Electrónicos en el Poder Judicial de la Nación. La acordada 31/2011 de la Corte Suprema
y sus complementarias” - SJA 2014/3/26-3 - Ed. AbeledoPerrot - Nº: AP/DOC/416/2014)
(19) “Los juristas del derecho podrán no coincidir con relación al concepto de ‘lo justo’, mas podría aventurarse que -todos
ellos- coincidirían en afirmar que una administración de justicia racional y eficaz, debería estar dotada de normas y prácticas
que configuren procesos previsibles. Es sabido que en el especial ámbito de la justicia del trabajo, el tiempo del proceso es un
factor esencial. Puede presumirse que, tras la superación de los problemas y conflictos que se presentarán al momento de su
implementación, el sistema de notificación electrónica producirá una verdadera revolución en los procesos judiciales. Con el
tiempo, nos parecerá increíble que durante más de 100 años, el sistema judicial transportó las cédulas hasta la puerta de los
domicilios fijados por los abogados, con las copias de las presentaciones y que, para ello, utilizó cientos de resmas de papel y de
cartuchos de tinta. Es frecuente (y doloroso) ver a los litigantes y letrados formar largas filas para acceder a los ascensores de
los edificios en los que se asientan los juzgados laborales de esta ciudad. Ahora bien, un adecuado sistema de gestión debería
tender a que los litigantes no tengan necesidad de apersonarse en la sede de los juzgados para compulsar un expediente. Con
un adecuado manejo de las herramientas informáticas, en especial, la notificación electrónica, la aspiración de implementar un
expediente digital está más cerca de concretarse. Para lograr que el abogado no concurra al juzgado en forma personal, hay que
‘convencerlo’ de que la información que el juzgado le brinda a través de las notificaciones electrónicas, es veraz y representa en
un 100% lo actuado en el proceso. El abogado debe tener confianza en los administradores de la justicia. En este marco y con
el fin de acentuar esa confianza, mi propuesta es eliminar las notificaciones por ‘nota’ que prevé la segunda parte del artículo
48 de la ley 18345 y disponer que todas las resoluciones del juzgado sean notificadas en forma electrónica. Esta propuesta,
que deriva en la eliminación de los ‘días de nota’ y del ‘libro de asistencia’, producirá una notoria reducción de la concurrencia
de público a las mesas de entradas, reducirá los tiempos procesales e incrementará la garantía de defensa en juicio de los
litigantes ... En rigor, la propuesta está orientada a la implementación de un proceso ‘a distancia’, ágil y sin tiempos muertos,
dotado de reglas claras y previsibles para los litigantes, que fortalezcan aún más el derecho a un debido proceso” (cfr., Candal,
Mariano: “La notificación electrónica en la justicia nacional del trabajo. Hacia un proceso judicial ‘a distancia’” - DT
- noviembre/2014 - pág. 2997 - cita digital: AR/DOC/3801/2014)
68
(20) “La Corte Suprema de Justicia de la Nación, a fin de aportar mayor celeridad en la actividad administrativa y judicial,
mediante la acordada CSJN 8/2012 incorporó el Libro de asistencia de letrados (Libro de nota) dentro del programa informático
de seguimiento de causas de la Corte Suprema, que hasta ese momento se realizaba en soporte papel. Posteriormente, a través
de la acordada CSJN 3/2015, el Máximo Tribunal de la Nación dispuso extender el régimen de la acordada 8/12 a todos
los procesos judiciales en trámite, estableciendo asimismo que una vez efectuada la constancia en la línea de actuaciones del
programa electrónico de gestión de causas, se debe dejar una anotación en el expediente papel. Sobre la base de las mencionadas
acordadas, en el ámbito del Poder Judicial de la Nación el profesional puede consultar el estado de un expediente de manera
online y, en caso de verificar que el mismo no se encuentre ‘en letra’, mediante un procedimiento sencillo -que consta de un simple
clic- podrá dejar nota electrónica, evitando de esta manera concurrir personalmente al organismo en donde tramite la causa con la
pérdida de tiempo valioso que este acto implica y procurando seguridad jurídica, conforme lo mencionado en el apartado anterior
... Se observa entonces que se trata de un simple método informático, que dota de la seguridad jurídica necesaria al proceso
judicial electrónico” (cfr. Bielli, Gastón E. y Nizzo, Andrés L.: “El Libro de nota electrónico - Sobre su necesidad y
posibilidades de aplicación en el proceso judicial bonaerense” - elDial DC2335 - publicado el 31/5/2017)
(21) Camps, Carlos E.: “Tecnología, gestión judicial y proceso civil” - Sup. Esp. LegalTech - noviembre/2018 -
5/11/2018 - pág. 31 - cita digital AR/DOC/2373/2018
(22) Cfr. https://www.infobae.com/america/tecno/2018/02/18/cuales-son-los-paises-de-america-latina-con-mejor-y-
peor-conexion-a-internet/. La nota destaca que la Argentina estaba en el Puesto 3 de los peores países
(23) Cfr. https://www.infobae.com/america/tecno/2019/05/17/como-esta-el-acceso-y-la-calidad-de-internet-en-la-
argentina/. La nota informa del mejoramiento en el servicio tomando como parámetros poblaciones conectadas,
cubiertas pero no conectadas y no conectadas, siendo que Argentina logra posicionarse al nivel de países como
Puerto Rico, Uruguay y Chile, que poseen un nivel del 60% aprox. de conectividad
(24) Véase https://datosabiertos.enacom.gob.ar/visualizations/32226/penetracion-de-internet-fijo-accesos-por-cada-
100-hogares/
(25) Interesante e ilustrativa resulta al respecto la publicación de la Cámara Argentina de Internet (CABASE)
https://www.cabase.org.ar/wp-content/uploads/2017/09/CABASE-Internet-Index-II-Semestre-2017.pdf; como así
también se puede constatar lo afirmado en el mapa interactivo que ofrece el Ente Nacional de Comunicaciones
(ENACOM) en https://datosabiertos.enacom.gob.ar/visualizations/29951/conectividad-al-servicio-de-internet/
(26) Véase https://www.cabase.org.ar/cabase-internet-index-el-40-de-las-conexiones-de-internet-de-argentina-no-superan-
los-6-mb/
(27) Cabe aclarar que en el caso de la nota presencial el tribunal además deberá dejar la debida anotación en el
expediente papel, asentando fecha, hora, la parte que dejó nota en el sistema y la firma del funcionario
(28) Cfr. Bielli, Gastón E. y Nizzo, Andrés L.: “El Libro de nota electrónico - Sobre su necesidad y posibilidades de
aplicación en el proceso judicial bonaerense” - Citar: elDial DC2335 - publicado el 31/5/2017)
69
Cecilia C. Danesi(*)
Noelia Mitelli(**)
I - INTRODUCCIÓN
71
II - HACIA UN CONCEPTO DE IA
(1) Para ampliar este tema, ver Danesi, Cecilia C.: “Inteligencia artificial y responsabilidad civil:
un enfoque en materia de vehículos autónomos” - Suplemento LegalTech - LL-Thomson Reuters
- noviembre/2018, y “¿Quién responde por los daños ocasionados por los robots?” - LL-Thomson
Reuters - Rev. de Responsabilidad Civil y Seguros - diciembre/2018
(2) Diccionario de la RAE, disponible al 13/11/2019 en https://dle.rae.es/inteligencia
(3) Harari, Yuval N.: “Homo Deus. Breve historia del mañana” - Ed. Debate - Bs. As. - 2015 -
pág. 100
72
Los abogados no están exentos del avance de la IA. En este campo, cada vez
con mayor frecuencia se crean aplicaciones que intentan asistir tanto a la judicatura
como al letrado litigante. Sin embargo, es una de las ramas menos desarrolladas. A
continuación, efectuaremos un repaso por los diversos sistemas de IA en el derecho
para, finalmente, detener el estudio en uno de los más controvertidos en la actualidad:
Compas.
Un ejemplo interesante del uso de la IA para colaborar con las tareas del abogado
es el software Ross, que permite realizar búsquedas de una manera sumamente sencilla
y responde las consultas como si fuera el propio profesional. Tiene una copiosa base
de datos que incluye doctrina, jurisprudencia y leyes y, además, se actualiza en forma
permanente.(4)
Otro caso interesante es el software MarginMatrix, el cual puede analizar las
normas de distintas jurisdicciones y, con ello, redactar documentos personalizados.
Entre sus funciones se encuentra la de asesorar a entidades bancarias sobre cómo
adaptarse a los cambios regulatorios que puedan existir en materia contractual. Y por
supuesto, garantiza la máxima rapidez y efectividad para realizar dichas tareas.(5)
El software Premonition se usa en los Estados Unidos para predecir la orientación
que van a tener las sentencias de los jueces. Se trata de un sistema donde se cargan
diversas variables de datos relativas a criterios judiciales que poseen diversas salas,
juzgados o cámaras y, mediante estos datos, el sistema genera una potencial sentencia
para orientar cómo es que podría fallar ese tribunal. Al tener en cuenta los fallos de los
juzgados, dependiendo de cómo resulte el sorteo, el abogado sabe que tiene más chances
de ganar un litigio con tal o cual argumento. Con base en ello, los estudios de abogados
trazan su estrategia.(6)
Al respecto, Ariel Alberto Neuman, abogado, politólogo y experto en comunicación,
señala que “en algunos países en los que la práctica jurídica está más digitalizada que en
Argentina, la inteligencia artificial se utiliza para, por ejemplo, saber cuál es la orientación
de tal o cual juzgado en un tema en particular, en función de estadísticas sobre sus
sentencias, y así anticipar qué argumento es más propenso a ganar una disputa ... El
software Premonition se usa en los Estados Unidos para predecir la orientación que
van a tener las sentencias de los jueces”, al tener en cuenta los fallos de los juzgados,
“dependiendo de cómo caiga el sorteo, sabés que tenés más chances de ganar un litigio
con tal o cual argumento. Así, especulan sobre qué día presentar la demanda y saber en
qué juzgado cae el sorteo”.(7)
73
Otra funcionalidad del sistema es averiguar qué abogados ganan sus juicios, ante
qué jueces y sobre qué asuntos. Se basa en evidencia empírica y en datos objetivos
extraídos del historial de los tribunales de justicia.(8)
De esta manera, según expertos en la materia, en un futuro la elección del abogado
para interponer una demanda o la defensa en un pleito no se basará en su reputación,
sino en sus propias estadísticas, que serán analizadas mediante el uso de IA: éxitos,
tiempos medios, honorarios y perfil agresivo/moderado.(9)
Aunque en Estados Unidos el uso de Premonition es cada vez mayor, en Francia
la utilización de IA para predecir sentencias judiciales está prohibida. Al respecto, Juan
Corvalán plantea: “No se prohíbe el uso de inteligencia artificial en general, se criminaliza
la posibilidad de analizar, comparar o hacer predicciones sobre la práctica actual o futura
de los jueces ... La prohibición y criminalización está ligada al hecho de que esas técnicas
son utilizadas para evaluar, analizar, comparar o predecir las prácticas de determinado
juez, tomando como punto de comparación la identidad del juez y de que tribunal forma
parte”.(10)
Finalmente, mencionamos el caso argentino. La editorial El Dial fue la primera
del país en colocar la IA al servicio de sus clientes. Creó un buscador cognitivo llamado
Sherlock Legal, el cual permite introducir términos en lenguaje natural y arroja
resultados correctos en cuestión de segundos(11). Esto permite no solo facilitar la tarea al
abogado, sino también ayuda a superar una de las principales críticas que se le realizan
a la profesión jurídica, esto es, su lejanía con los justiciables debido al lenguaje técnico
utilizado (el cual incluye hasta palabras en latín).
Esta somera lista nos hace caer en la realidad: la IA se está convirtiendo en un
verdadero asistente del letrado, pero ¿pasará lo mismo con los magistrados?
74
(13) Escobar, Felicitas: “La inteligencia artificial como camino hacia un estándar de prueba
objetivo” - Ponencia ganadora del primer puesto en el Concurso de Semilleros del XL Congreso
Colombiano de Derecho Procesal, realizado en la ciudad de Medellín los días 4, 5 y 6/9/2019
(14) Corti, disponible al 20/11/2019 en https://corti.ai/ y “La inteligencia artificial para salvar
vidas con una llamada” - Nobbot, disponible al 20/11/2019 en https://www.nobbot.com/
personas/inteligencia-artificial-para-salvar-vidas-con-una-llamada/
75
debida motivación. Por el otro, las partes y sus consultores técnicos tendrán argumentos
más sólidos para impugnar los informes periciales y las declaraciones testimoniales,
pedir explicaciones a los auxiliares de la justicia, o bien fundar sus apelaciones.
76
V - EL SISTEMA COMPAS
77
Justamente este es uno de los problemas del sistema en su relación con el derecho:
el algoritmo de donde el sistema obtiene el puntaje es guardado en secreto. Debido a esto,
no se sabe cómo es que Compas establece el puntaje. Si el imputado quisiera apelar su
puntaje, no podría hacerlo pues no sabría cómo.
El sistema utiliza los datos que obtiene de un formulario que se les da a las
personas cuando son arrestadas e incluye tópicos como historia criminal, si algún
miembro de la familia del imputado cometió algún crimen, si fue arrestado, si vive en un
barrio peligroso, si tiene amigos que pertenecen a una banda o pandilla, historial laboral
e historial académico. Mediante esto determina si en el futuro la persona podría cometer
un nuevo crimen. A esos tópicos se le suman preguntas de pensamiento criminal como por
ejemplo si el imputado está de acuerdo con que una persona robe si está hambrienta.(19)
Cada una de las respuestas recibe un puntaje que varía de 1 a 10. El sistema
luego genera un “promedio de riesgo” mediante el cual se determina si el imputado
puede salir en libertad, debe ir a la cárcel o puede recibir otro tipo de tratamiento.
Señala Juan Corvalán que hay datos que se recaban del pasado “que influyen más
que otros. El scoring obtenido representa el riesgo en una escala de 1 (riesgo bajo) a 10
(riesgo alto). Se trata de una comparación de cuán riesgoso se ve el individuo en relación
con una población segmentada. Bajo esta lógica, si se obtiene un score de 4, el 60% de la
población se ve como más riesgosa que el sujeto analizado, mientras que un 30% parece
menos riesgoso. Entonces, un hombre de 25 años que cometió su primer delito a los 16 y
solicita la libertad condicional obtendrá un score de alto riesgo situado en la escala en un
puntaje mayor o igual a 8 puntos. Por el contrario, a mayor edad del delincuente, es menor
el score, incluso si cometió un delito grave”.(20)
(19) “¿Cómo en Estados Unidos las matemáticas te pueden meter en prisión?”, disponible al
21/11/2019 en https://www.bbc.com/mundo/noticias-37679463
(20) Corvalán, Juan: “El peligro de la inteligencia artificial como oráculo del sistema penal”,
disponible al 21/11/2019 en https://www.infobae.com/opinion/2017/08/30/el-peligro-de-la-
inteligencia-artificial-como-oraculo-del-sistema-penal/
78
en Florida y sus registros de arresto para los dos años siguientes. Para su investigación,
seleccionó al azar mil de esos diez mil y reclutó a cuatrocientas personas a través Amazon
Mechanical Turk, un servicio de crowdsourcing en línea para encontrar voluntarios de
investigación.
A cada voluntario se le dieron cincuenta perfiles de acusados y debían pronosticar
si volverían a cometer un delito en los próximos dos años (mismo funcionamiento
que Compas). Los participantes acertaron casi tanto como el sistema de IA. Tanto los
humanos como la máquina supusieron que las personas negras cometerían mayor
cantidad de delitos en los próximos dos años que las blancas.
Los datos aportados por ProPublica revelaron que el algoritmo identificaba con
mayor grado de peligrosidad a personas negras mientras que cataloga mayoritariamente
de menor peligrosidad a personas blancas.(21)
La conclusión extraída de la investigación determinó, según palabras de la
directora de ProPublica, que “si comparás a una persona negra y una blanca que tienen
el mismo historial, la misma edad, el mismo género, el mismo pasado judicial y el mismo
‘futuro criminal’ (las posibilidades de cometer un crimen, dos crímenes o ninguno), el
acusado negro tiene un 45% más de posibilidades de obtener un puntaje de riesgo que un
acusado blanco”.(22)
Se dice que esta parcialidad se debe a que el sistema aprende según los datos que
se le brindan, dado que dentro de la población negra se han cometido mayor cantidad
de delitos que dentro de la población blanca, lo que se refleja en las preguntas relativas
al pasado familiar del imputado a nivel criminal. Así, el sistema discrimina que las
personas de raza negra poseen mayor probabilidad de cometer delitos que las blancas,
un grave sesgo que genera serios problemas.
Conforme lo analizado hasta este punto se puede inferir que Compas brinda
información mediante la utilización de datos que provienen de la faz externa del sujeto.
Es decir, su sistema de predicción criminal está basado en datos contextuales, históricos,
biográficos y subjetivos que la persona brinda mediante un formulario en el momento en
que es arrestado. Y, mediante estos datos, realiza su cálculo de potencialidad de riesgo,
solamente tomando en cuenta la faz externa del sujeto, es decir, lo que este aporta en
el formulario.
En suma, el porcentaje que arroje el sistema marcará el curso de la posterior
sentencia del juez, definirá el criterio judicial a aplicar y la condena del imputado. Frente
a esto, teniendo en cuenta el secreto que pesa sobre el algoritmo y el hecho de que no
se sabe de qué manera el sistema obtiene el scoring, se reduce de manera considerable
el derecho de defensa del imputado. Veamos a continuación este sistema desde la visión
del sistema jurídico argentino.
79
80
hubiese realmente existido en la mente del juez- cuanto a la falta de justificación racional
de la motivación que ha sido efectivamente explicitada”(23). En cambio, la imparcialidad
judicial refiere a la objetividad y neutralidad que debe poseer un juez a la hora de dictar
sentencia.
La potencial mecanicidad de la sentencia que propone el sistema Compas
conduce a que esta no se encuentre motivada. Así, se presentan como modelos de tipo
“maquínico” que carecen de la profundidad de fundamentación y argumentación que
deberían poseer los jueces.
Por otra parte, la imparcialidad se ve afectada, ya que previo a toda condena el
juez ve comprometida su capacidad de juzgamiento neutral mediante un sistema de IA
que con precisión algorítmica le dice que el sujeto con seguridad reincidirá. Difícil será
apartarse de esta estimación.
Cabe aclarar aquí que los sistemas de IA no son estáticos, aprenden, y, de esta
manera, podrían generar criterios judiciales propios, lo cual abre a la polémica de hasta
qué punto la máquina avanzará al nivel de ser autónoma y generar criterios propios.
Por último, respecto al derecho a no autoincriminarse o a no declarar en contra de
sí mismo, estos sistemas también resultan violatorios de esta garantía. Ello por cuanto
el imputado no puede negarse a declarar, la perfilación de Compas no es optativa y,
además, los datos allí volcados lo incriminan en forma directa.
En suma, se advierte con claridad que Compas no es viable en el sistema penal
argentino. Esto no significa vedar el uso de la IA en el proceso, sino crear sistemas
conforme las garantías procesales y los derechos humanos.
A lo largo de este trabajo quedó evidenciado que la IA es cosa del presente. Día a día
va ocupando un rol más preponderante en el quehacer cotidiano de diversas profesiones,
entre ellas, la jurídica. Creemos que esta incorporación es muy valiosa y brinda soluciones
a aspectos que recibían fuertes críticas de nuestra labor como abogados: la lentitud de la
justicia, la lejanía con los justiciables, la valoración de la prueba, la motivación de una
sentencia, etc.
Somos conscientes de que muchas de las propuestas formuladas en este trabajo
merecen un análisis más profundo; este es un esbozo preliminar que pretende presentar
el abanico de opciones de esta nueva interrelación entre la IA y la labor del abogado, ya
sea desde un estudio jurídico o en un despacho judicial.
Y en esta nueva relación, el sistema Compas es el que se encuentra con mayor
desarrollo y que, tal como lo señalamos, presenta mayores críticas bajo nuestro
ordenamiento jurídico. Esto no implica desechar la posibilidad de utilizar el sistema de
IA, sino de reformularlo conforme nuestro derecho y con especial énfasis en el respeto
de los derechos humanos.
(23) “Defensa en juicio, debido proceso y juicio por jurados”, disponible al 21/11/2019 en http://
www.pensamientopenal.com.ar/system/files/2016/02/doctrina42882.pdf
81
82
Gabriel H. Quadri(*)
Como el título de este aporte lo indica, aquí vamos a hablar de expediente digital.
Pero no de expediente digital en general, sino de la forma en que la cuestión se
encara en el “anteproyecto de reforma al Código Procesal Civil y Comercial de la Nación”
(en adelante, el anteproyecto), que ingresó al Senado de la Nación con fecha 23/9/2019.(1)
No dejamos de advertir el momento en el que estamos llevando a cabo las
presentes reflexiones (en el curso de febrero/2020, luego de un cambio de signo político
de las autoridades gubernamentales asumidas recientemente), como así también
tenemos presente que el futuro de dicha iniciativa es, ahora, incierto: el anteproyecto
tanto puede prosperar como no hacerlo; podrá quedar en vía muerta (como varias veces
ha sucedido con iniciativas reformistas), ser reemplazado por otro, ser modificado (en
mayor o menor medida) o incluso podría mantenerse la preceptiva hoy vigente, tanto de
manera deliberada (lo que consideramos improbable porque es casi unánime la opinión
(*) Abogado (UM). Doctor en ciencias jurídicas y sociales. Secretario de la Cámara de Apelación
Civil y Comercial de Morón. Director del Instituto de Derecho Procesal del Colegio de Abogados
de Morón. Autor de varios libros, capítulos en obras colectivas y múltiples publicaciones en revistas
especializadas. Ganador del premio “Accésit” de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias
Sociales de Buenos Aires por la obra “La prueba en el proceso civil y comercial” - Ed. AbeledoPerrot
- Bs. As. - 2011. Integrante del Foro de Derecho Procesal Electrónico (E-procesal)
(1) https://www.justicia2020.gob.ar/wp-content/uploads/2018/01/Proyecto-CPCCN-Senado.pdf,
con la particularidad -y vale la pena destacarlo en este contexto- de que el mensaje al Congreso
llegó firmado, desde el Poder Ejecutivo, digitalmente
83
(2) Reiteramos aquí las consideraciones que, hace un año atrás, efectuáramos en “Sistematicidad y
proceso electrónico (algunas soluciones mendocinas)” - ERREIUS - Suplemento Especial. Derecho
Procesal Electrónico - diciembre/2018 - pág. 117 - Cita digital IUSDC286272A
(3) Quadri, Gabriel H.: “Cavilaciones acerca de la notificación por medios electrónicos” - SJA
1/10/2014, 25 - JA 2014-IV
(4) Bidart Campos, Germán J.: “Manual de la Constitución reformada” - Ed. Ediar - Bs. As. - 1998
- T. II - pág. 291
(5) Podetti, Ramiro J.: “Tratado de la competencia” - 2ª ed. actual. - Ed. Ediar - Bs. As. - 1973 - págs.
28 y ss. 85 y ss.
84
Según Couture, el régimen del proceso solo puede ser instruido por la ley, la
que concederá o negará poderes y facultades dentro de las bases establecidas en la
Constitución, trasladándose el espíritu de esta a aquella, que debe inspirarse en las
valoraciones establecidas por el constituyente.(6)
Mediante la estructuración legal del proceso, el justiciable obtiene certeza respecto
de las normas que regirán el debate. El proceso se torna, así, previsible para las partes.
En palabras de Carnelutti: “La ventaja de la regulación formal de los actos consiste
en hacer saber por anticipado a los ciudadanos lo que tienen o lo que no tienen que hacer”.(7)
Es decir que el justiciable que ocurre por ante el órgano judicial en defensa de su
derecho sabe de antemano cuáles serán las reglas de juego a las que deberá adecuar su
accionar en el decurso del procedimiento para la defensa de su derecho.
Se disminuyen así, en grado sumo, las posibilidades de que el justiciable quede
sometido a la arbitrariedad del órgano jurisdiccional en la conducción del proceso: la ley
establece expresamente las reglas del debate y de ellas no puede -en principio- apartarse
el órgano judicial.(8)
De tal modo, el legislador infraconstitucional reglamenta el derecho de defensa
en juicio consagrado por el artículo 18 de la Constitución Nacional, estableciendo con
precisión la forma de ejercerlo.
Y es claro que mal podrá hablarse de inviolabilidad de la defensa en juicio si el
justiciable no tiene certeza -previsibilidad- acerca del modo en que deberá ejercer tal
derecho.
Bien explicó Calamandrei que no existirá certeza sino cuando sea cierto que, en
caso de inobservancia del derecho, será puesta en práctica la garantía jurisdiccional
para hacerlo observar, y que -a su vez- esta certeza no existirá si el individuo que pide
justicia no supiera exactamente cuáles son los actos que debe realizar para obtenerla,
cuáles son las vías que debe recorrer para llegar al juez, para hacerse escuchar por él
y para obtener en concreto aquella garantía jurisdiccional que la norma en abstracto
promete.
De ello deduce el autor que las reglas del procedimiento son una especie de
metodología fijada por la ley para servir de guía a quien quiera pedir justicia, el manual
del litigante que le enseña cómo se debe comportar con el juez para ser escuchado
por este, concluyendo entonces que las formas procesales aseguran el respeto al
contradictorio y la igualdad de las partes, siendo una preciosa garantía de los derechos
y las libertades individuales.(9)
Hay más: no solo hace al resguardo de la defensa en juicio que el justiciable tenga
certeza de qué pautas regirán su accionar en el proceso, sino que también debe tener
conocimiento de qué normas regirán el accionar de su eventual contendiente.
(6) Couture, Eduardo J.: “Estudios de derecho procesal civil” - 2ª ed. - Ed. Depalma - Bs. As. - 1978
- T. I - pág. 21
(7) Carnelutti, Francesco: “Sistema de derecho procesal civil”, trad. por Niceto Alcalá Zamora y
Castillo y Santiago Sentís Melendo - Uteha - Bs. As. - 1944 - T. III - Actos del proceso - pág. 193
(8) Díaz, Clemente A.: “Instituciones de derecho procesal” - Ed. AbeledoPerrot - Bs. As. - 1972 -
T. I - pág. 224
(9) Calamandrei, Piero: “Instituciones de derecho procesal civil”, trad. de la 2ª ed. italiana por
Santiago Sentís Melendo - Ed. Ejea - Bs. As. - 1973 - vol. I - pág. 323
85
(10) Alsina, Hugo: “Tratado teórico-práctico de derecho procesal civil y comercial” - 2ª ed. - Ed.
Ediar - Bs. As. - T. I - pág. 617; Maurino, Alberto L.: “Nulidades procesales” - 2ª ed. - Ed. Astrea - Bs.
As. - 1999 - pág. 4
(11) Bender, Agustín: “El nuevo Código de Procedimiento Electrónico. Problemas de
constitucionalidad, transparencia y dispersión normativa en la transición al expediente digital” - El
Dial DC208F
86
óptimo de última generación), sino de los demás operadores jurídicos (concretamente los
abogados), y, finalmente, de cómo se regule su implementación.(12)
En suma, desde nuestra perspectiva el proceder de regular aspectos procesales
mediante resoluciones y acordadas, mientras que los Códigos Procesales siguen intactos,
es una situación susceptible de generar profundos problemas sistémicos.
Amén de lo cual, y vale también destacarlo, muchas veces incluso las normas
legales que implementan cambios en el proceso también resultan asistemáticas (por
caso, algunos aspectos de la L. 14142 en la Prov. de Bs. As.) pues no funcionan en
armonía con el resto del ordenamiento.
Todos estos problemas sistémicos, en definitiva, terminan impactando en el
quehacer cotidiano, porque muchas situaciones quedan en una situación de intersección,
poco definida y atrapadas en un contexto normativo superpuesto, opaco y con escasa
claridad.
Lo que, a la postre, incide -por un lado- en el ejercicio de la defensa en juicio de
las partes y en el derecho a trabajar -en condiciones razonables- de los abogados.
Por ello, nos parece muy adecuado que el anteproyecto analizado haya procurado
ocuparse, globalmente, de la cuestión del expediente digital.
Ahora, y dicho esto, es necesario empezar a desmenuzar un poco la regulación
propuesta. Lo que haremos a través de los puntos que siguen.
(12) Leguisamón, Héctor E.: “Notas sobre el domicilio y la notificación electrónicos en el ámbito
nacional” - El Dial - 25/8/2014 - DC1D51
(13) Marino, Tomás: “Comentario al art. 127 del CPCCBA” en AA.VV., “Código Procesal Civil y
Comercial de la Provincia de Buenos Aires” - López Mesa, Marcelo (dir.); Rosales Cuello, Ramiro
(coord.) - LL - Bs. As. - 2014 - T. II - pág. 150
87
88
(14) Quadri, Gabriel H.: “Escritos de mero trámite presentados por vía electrónica, ¿actos impulsorios?”
- ERREIUS - Temas de Derecho Procesal - junio/2018 - pág. 547 - cita digital IUSDC285883A
89
(15) “Valtellina Sud América SA s/infracción art. 2.2.14” - CSJN - 28/5/2019 - Cita digital
IUSJU039577E; puede verse el análisis que de este fallo hace Marianela Calabrese Gilardo en “El
exceso ritual manifiesto” - ERREIUS - Temas de Derecho Procesal - octubre/2019 - pág. 915 - cita
digital IUSDC286892, y también el que hacen Gastón E. Bielli y Andrés L. Nizzo en “Un golpe al
expediente electrónico en el Poder Judicial de la Nación” - El Dial DC27D2
90
del derecho sustancial o del proceso; e) cobrar, percibir y dar recibos. La posibilidad de
realizar los actos antes enunciados deberá autorizarse expresamente”.
O sea, en esos casos en que el artículo 23 autoriza que intervenga solo el
patrocinante, no hará falta la firma del patrocinado.
Sería el caso de las presentaciones de mero trámite, a las que antes hiciéramos
alusión [este instituto ya existe, en el ámbito de la Prov. de Bs. As., donde las
presentaciones de mero trámite las efectúa el patrocinante y con su sola firma, tal como
lo ha determinado el Acuerdo 3886 de la Suprema Corte de Justicia local, mediante el
art. 3, inc. 3), de su Anexo].
Mientras tanto, en los supuestos enumerados por los incisos del artículo 23 (y
en la medida en que no existiera una autorización expresa) deberían efectuarse las
presentaciones (que no se considerarían ya de mero trámite) por los interesados, y con
el patrocinio letrado.
Ahora, lo que el anteproyecto no resuelve es cómo proceder, para efectuar
presentaciones en formato electrónico, en aquellos casos en que sean las partes (o
terceros) quienes deban suscribir los escritos junto con los letrados.
¿Deberá efectuárselas también en formato electrónico o en soporte papel?
Y, en el primer caso, ¿cómo las firmaría el patrocinado?
Amén de lo cual no existen, o al menos no hemos podido encontrar, normas de
excepción que permitan, en algún caso, la realización de presentaciones en soporte
papel.
Por lo demás, y para cerrar este punto, el anteproyecto no dice absolutamente
nada en cuanto a qué tipo de firma habrán de portar los escritos en formato electrónico
(si electrónica o digital).
Desde nuestro punto de vista, y en el ámbito de lo normado por el artículo 288 del
CCyCo, debería -necesariamente- ser firma digital.
Pero el anteproyecto no se ocupa del asunto, lo que genera dudas, las que se
intensifican a poco que se analice el tema de la firma exigida para las resoluciones
judiciales, lo que más adelante analizaremos.
De este modo, la normativa proyectada -en lo que hace a las presentaciones
judiciales- no es para nada clara y deja bastantes temas sin definir.
91
(16) Kielmanovich, Jorge L.: “Teoría de la prueba y medios probatorios” - 2ª ed. actual. - Ed.
Rubinzal Culzoni Editores - Bs. As. - 2001 - pág. 83
92
(17) “Tripailaf, Oscar A. c/Gómez, Nora s/medianería” - JCiv. y Com. N° 8 Bahía Blanca - 4/7/2018
- cita digital IUSJU037637E
93
(18) Quadri, Gabriel H.: “Sistematicidad y proceso electrónico (algunas soluciones mendocinas)” -
ERREIUS - Suplemento Especial. Derecho Procesal Electrónico - diciembre/2018 - pág. 117 - Cita
digital IUSDC286272A
(19) Palacio, Lino E.: “Derecho procesal civil” - 4ª ed. - Ed. AbeledoPerrot - 2017 - T. II - N° 418
(20) Morello, Augusto M.; Sosa, Gualberto L. y Berizonce, Roberto O.: “Códigos Procesales en lo
Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires y de la Nación comentados y anotados” - 3ª ed.
- LEP - Ed. AbeledoPerrot - Bs. As. - 2015 - T. 3 - párr. 305
(21) Nuestro comentario al art. 124 del CPCC en AA.VV. Código Procesal Civil y Comercial
de la Nación, comentado, concordado con los Códigos Procesales de las provincias argentinas y
anotado con jurisprudencia de todo el país, López Mesa, Marcelo J. (Dir.) - Rosales Cuello, Ramiro
(Coord.) - LL - 2012
94
(22) Quadri, Gabriel H.: “Los escritos electrónicos en la Provincia de Buenos Aires (insistiendo en
la cuestión de su firma)” - elDial.com - Suplemento Especial Expediente electrónico
(23) Sobre el cargo electrónico, y con alguna diversidad de matices respecto de lo que aquí hemos
expuesto, puede verse Bielli, Gastón E. y Nizzo, Andrés: “Análisis de la presentación electrónica y
su relación con el cargo electrónico en el Poder Judicial de la Provincia de buenos Aires” - elDial.
com - 20/4/2017 - cita digital DC22E6
(24) “Banco Río de la Plata c. González, Hugo A.” - CNApel. Civ. - Sala H - 9/9/1997 - LL 1998-B,
689 - DJ 1998-2, 194, entre muchos otros en el mismo sentido
95
(25) Bielli, Gastón E. y Nizzo, Andrés L.: “Derecho procesal informático” - LL - Bs. As. - 2017 - Cap.
XV - pto. 15.1 y ss.
96
y se hiciera constar tal circunstancia en el libro de asistencia por las personas indicadas
en el artículo siguiente, que deberá llevarse a ese efecto.
Luego apareció la llamada nota electrónica [Ac. (CSJN) 8/2012 y 3/2015].
Bielli y Nizzo nos explican su funcionamiento.(26)
Aquí el profesional debe entrar todos los martes y viernes (días de notas) al
aplicativo “Sistema de consultas web” del sistema de gestión judicial. Una vez dentro de
este procederá a realizar la búsqueda de la causa a seleccionar con el objeto de verificar
si aquella se encuentra en letra o no. De no estar en letra, visualizará como habilitado
el botón “dejar nota”. Se procede a hacer clic en él y surgirá una ventana preguntando
si confirma la acción. Se hace clic en “aceptar” y automáticamente el sistema deja
asentada una constancia donde se establece que se ha dejado nota electrónica en esas
actuaciones.
Vamos al anteproyecto.
En verdad, la redacción de las Bases podía vaticinar que esta forma de notificación
sería suprimida; se decía en las Bases que “a partir del sistema de notificaciones
electrónicas pierde sentido -salvo casos excepcionales- la notificación ministerio legis;
todas las notificaciones pueden realizarse por cédula electrónica. Ello resulta más rápido
que la notificación por ministerio de la ley y más certero”.No obstante ello, la notificación
ministerio legis se conservó.
El artículo proyectado mantiene la primera parte de la norma que contiene el
artículo 133 del CPCC, pero ahora, para enervar la notificación, debe darse otro supuesto:
que “el expediente electrónico no estuviere disponible para la consulta en línea”.
La solución es lógica pues, si se despapeliza, ya no importa la disponibilidad para
la consulta en secretaría, sino lo que interesa es la posibilidad de acceso vía electrónica.
Pero el anteproyecto no dice nada en cuanto a la forma de acreditar la indispo-
nibilidad, ni tampoco en relación con cuál debería ser la extensión de dicha indisponibilidad
para enervar la notificación automática pues puede suceder, perfectamente, que el
expediente no esté disponible para su consulta en línea solo una parte del día en que se
produce el anoticiamiento.
El problema es que la regulación propuesta es ontológicamente distinta de la
existente ahora, porque en el CPCC se requiere una actitud específica del sujeto que
desea enervar la notificación (el dejar la constancia), mientras que en el anteproyecto
basta la mera indisponibilidad.
De lo otro que debemos ocuparnos es de la notificación por cédula.
El artículo 94 se refiere a las notificaciones al domicilio electrónico, indicando que
deben notificarse de oficio a dicho domicilio solo las siguientes resoluciones:
(26) Bielli, Gastón E. y Nizzo, Andrés L.: “Derecho procesal informático” - LL - Bs. As. - 2017 - pto.
14.7.3
97
98
Este último indica que “las notificaciones serán confeccionadas con apoyo
del sistema informático y firmadas por funcionario judicial o, excepcionalmente, por el
abogado de la parte que tenga interés en ella, por el síndico, tutor, curador, notario, perito
o martillero. El juez podrá ordenar que el funcionario del juzgado suscriba los instrumentos
de notificación por razones de urgencia o por el objeto de la providencia”.
Más allá de nuestra total discrepancia relativa a la intervención humana en los
actos de comunicación (tema que ya abordaremos más adelante) hay algo para hacer
notar.
No queda claro cómo juega la norma en el contexto de los artículos 94 y 95, porque
el artículo coloca su suscripción en cabeza del funcionario judicial y, excepcionalmente,
dice que podría hacerlo el abogado.
Dicha dualidad carece, al menos en la forma en que está redactado el artículo, de
un propósito claro.
Por lo demás, no entendemos tampoco a qué viene la cuestión de la orden del juez
en que sea el funcionario del juzgado el que suscriba la notificación cuando, salvo los
casos del artículo 95, esto es la regla (notificación de oficio).
Con lo cual, en este aspecto, tampoco la regulación es demasiado específica.
Y todavía queda algo más por analizar: la desaparición de la notificación personal.
Veamos cómo está regulada la cuestión en el CPCC.
El artículo 142 indica que “la notificación personal se practicará firmando el
interesado en el expediente, al pie de la diligencia extendida por el prosecretario admi-
nistrativo o jefe de despacho”.
Este se complementa con el artículo 143: “En oportunidad de examinar el
expediente, el litigante que actuare sin representación o el profesional que interviniera
en el proceso como apoderado, estarán obligados a notificarse expresamente de las
resoluciones mencionadas en el artículo 135. Si no lo hicieran, previo requerimiento que les
formulará el prosecretario administrativo o jefe de despacho, o si el interesado no supiere
o no pudiere firmar, valdrá como notificación la atestación acerca de tales circunstancias
y la firma de dicho empleado y la del secretario”.
Esta modalidad, como lo decíamos, desaparece en el anteproyecto (aunque en
varios de sus artículos se la sigue mencionando).
No creemos que sea una buena opción.
Es que si el expediente (ahora electrónico) fuera examinado por las partes o sus
letrados, cosa que el sistema puede detectar de manera harto sencilla, parece razonable
que se los tenga por notificados de los actos procesales pertinentes.
Incluso, es muy simple saber si determinado usuario visualizó, o no, un trámite
puntual y generar el pertinente reporte.
Entonces, si se cumplió la finalidad del anoticiamiento (porque la parte o su
letrado ingresaron al expediente), no se justifica que, aun así, tenga que enviársele
una notificación electrónica, y mucho menos que se difiera el momento de toma de
conocimiento para un momento ulterior.
Además, elementales razones de buena fe y lealtad procesal refuerzan la solución
que venimos mencionando.
99
Por ello, pensamos que es una equivocación el pretender eliminar las reglas
vinculadas con la notificación personal y que lo correcto hubiera sido adaptarlas al
nuevo contexto digitalizado.
3.8. Oficios
El artículo 91 dice que “toda comunicación dirigida a jueces o entidades públicas o
privadas se hará mediante oficio electrónico, en la medida que sea posible”.
La mayor problemática en el punto no es tanto la emisión, sino la forma de envío
y recepción de los oficios emitidos en formato electrónico.
Con lo cual, es probable que la última parte de la norma (“en la medida que sea
posible”) termine relativizando o hasta suplantando la regla.
Ahora, la pregunta es: ¿qué hacer cuando se trabaje con comunicaciones emitidas
y respondidas en formato papel?
Porque si el expediente es electrónico, obviamente no se las podrá glosar: no
habrá a donde agregarlas. Habrá que digitalizarlas. Pero el anteproyecto no indica qué
hacer ni cómo proceder ante estas situaciones.
Otra omisión que, salvo que estemos interpretando mal, contiene la nueva
regulación.
(27) Sobre el tema puede verse Vaninetti, Hugo A.: “La videograbación de las audiencias de vista
de causa. Su importancia. La inmediación atenuada y limitada” - DT abril/2019, 845 - LLBA
mayo/2019, 5 - LL - cita digital AR/DOC/716/2019
100
(28) El punto lo analizamos en Quadri, Gabriel H.: “Expediente digital en la Provincia de Buenos
Aires. El problema de las resoluciones judiciales” - LLBA - agosto/2018 - LL AR/DOC/1498/2018;
con una óptica diversa, Ordóñez, Carlos J.: “Problemas interpretativos derivados del uso de
firma electrónica en el poder judicial. ¿Validez o ineficacia de los actos procesales signados en
consecuencia?” - ERREIUS - Temas de Derecho Procesal - octubre/2018 - pág. 971- cita digital
IUSDC286160A
101
(29) El tema ya ha sido detectado por doctrina y jurisprudencia. Al respecto puede verse Carrasco,
Yamila: “Queja por recurso denegado en el Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de
Buenos Aires, concordado con el Código Procesal Civil y Comercial de la Nación” - ERREIUS
- Temas de Derecho Procesal - octubre/2017 - pág. 187 - cita digital IUSDC285460A; en el foro
judicial: “Tesón, Julio Daniel c/Municipalidad de Necochea s/legajo de apelación” - CApel. Cont.
Adm. Mar del Plata - 24/9/2018
102
103
IV - …Y LA AUTOMATIZACIÓN OLVIDADA
(30) Granero, Horacio R., en Camps, Carlos E. (dir.): “Tratado de derecho procesal electrónico” -
Ed. AbeledoPerrot - Bs. As. - 2016 - T. II - pág. 5
(31) Corvalán, Juan G.: “Hacia una administración pública 4.0: digital y basada en inteligencia
artificial. Decreto de `tramitación digital completa´” - LL 2018-D, 917
(32) Benyekhlef, Karim y Duaso Calés, Rosario: “Innovación tecnológica, derechos y ciberjusticia”,
en AA.VV., Legaltech. La transformación digital de la abogacía, Moisés Barrio, Andrés (dir.) -
Wolters Kluwer - Madrid - 2019 - E-book - cap. 25
104
4.2. Automatización
Al tema nos hemos referido ya en otro lugar.(34)
Decíamos entonces que cuando pensamos en la automatización de los actos
procesales nos estamos refiriendo a actos producidos sin necesidad de la intervención
directa humana; es decir, a partir de sistemas que pueden funcionar (en todo o en parte)
por sí solos para el desarrollo de determinadas tareas.
Ciertamente, estos sistemas desarrollan las tareas aludidas cumpliendo deter-
minadas instrucciones que al efecto se les imparten.
Para ir afinando la exposición, podemos empezar señalando que, como lo indica
Corvalán, se llama automatización a los sistemas de inteligencia artificial menos
sofisticados o menos complejos, desde el punto de vista de la programación (por ejemplo,
cuando entrenamos un sistema para que cuente plazos procesales). Otros sistemas
más complejos utilizan aprendizaje automático para detectar patrones relevantes y,
sobre esa base, tomar una decisión o elaborar una predicción. Y, por último, están los
sistemas de inteligencia artificial más sofisticados que usan redes neuronales y pueden
autoaprender, incluso, sin supervisión humana.(35)
(33) Farías, Raúl A.: “Documentos digitales. Hacia el expediente inteligente” - Sup. Esp. Legal Tech
II - noviembre/2019 - pág. 31 - cita digital AR/DOC/3572/2019
(34) Quadri, Gabriel H.: “Automatización en el proceso judicial: un punto de partida” en AA.VV,
Oralidad civil efectiva en Argentina, Héctor Mario Chayer y Juan Pablo Marcet (Dirs.) - Ediciones
SAIJ - 2019 - pág. 165, disponible en http://www.bibliotecadigital.gob.ar/items/show/2587
(35) Corvalán, Juan G.: “Hacia una administración pública 4.0: digital y basada en inteligencia
artificial. Decreto de `tramitación digital completa´” - LL 2018-D - pág. 917
105
Este distingo, llevado a los actos procesales, también es plausible, porque nos
ayuda a pensar en distintos niveles de automatización, de acuerdo con la mayor -o
menor- complejidad del acto del que se trate.
De lo que aquí vamos a hablar es del primero de los aspectos aludidos.
106
Podrá indicársenos que -en toda esta faena- los seres humanos se ven auxiliados
por los sistemas informáticos, y quien lo haga, tendrá toda la razón. También tendrá
razón en remarcarnos que, tal vez, este auxilio haya favorecido, en algo, a la tramitación
más célere.
Pero, aun así, la incorporación de las nuevas tecnologías, como se viene dando,
no parece estar mejorando mucho las cosas: el colapso sigue, las demoras continúan,
las omnipresentes quejas siempre están allí; las estructuras y grillas de personal judicial
nunca parecen ser suficientes; los órganos que se crean enseguida se congestionan y el
problema, en definitiva, sigue allí.
Así, se reflexiona que, en una justicia moderna, los sistemas de gestión constituyen
un punto de partida estratégico, para comenzar a agregar valor asociado.(36)
La doctrina ibérica nos llama la atención acerca de que una gran parte de la labor
de los juzgados es mecánica.
Indicando que, aunque en ello tiene una gran responsabilidad la absurda buro-
cracia judicial, refleja usos del pasado, lo cierto es que buena parte de los funcionarios
judiciales invierten su tiempo utilizando modelos de los cuales simplemente modifican
datos.(37)
Con esto queremos significar que -hoy en día- se emplean recursos humanos
para llevar a cabo labores judiciales que, sin mayor esfuerzo, podrían ser realizados por
los sistemas informáticos de manera automática; además, el mantenimiento de esta
burocracia (en lugar de utilizar sistemas de inteligencia artificial) redunda en un costo
mucho mayor, como lo ha explicado Corvalán.(38)
Así, el autor remarca que una de las paradojas de las organizaciones en general
y de las públicas en particular viene dada porque los recursos humanos destinan su
jornada laboral a la realización de tareas mecánicas y rutinarias.
Incluso, indica, frecuentemente no hay tiempo para poner el máximo de los
recursos disponibles para los problemas más complejos que no pueden ser resueltos -al
menos por ahora- por sistemas de inteligencia artificial.(39)
En igual lineamiento, la doctrina extranjera ha puntualizado que el futuro de la
administración de justicia necesariamente involucrará un alto nivel de participación de
algoritmos automáticos, en cada paso del proceso, señalando incluso su potencialidad
para operar en el ámbito del colapso de la administración de justicia (parecería, entonces,
que el problema no es exclusivamente local) y considerándose esencial dejar de ver las
computadoras como máquinas de escribir, o calculadoras avanzadas, para empezar a
verlas como algo que puede aprender de los datos y llevar a cabo tareas más complejas.(40)
(36) Cosentino, Guillermo R.: “Tecnologías al servicio del sistema de administración de justicia”,
en AA.VV: “Tratado de derecho judicial”, Gattinoni De Mujía, María y Vugo, Rodolfo L. (dirs.)
- Ed. Abeledo Perrot - Bs. As. - 2013 - T. 1 - cap. IX - pto. III.1 - E-book disponible en Thomson
Reuters Proview
(37) Nieva Fenoll, Jordi: “Inteligencia artificial y proceso judicial” - Ed. Marcial Pons - Madrid -
2018 - pág. 24
(38) Corvalán, Juan G.: “Hacia una administración pública 4.0: digital y basada en inteligencia
artificial. Decreto de `tramitación digital completa´” - LL 2018-D - pág. 917
(39) Corvalán, Juan G.: “Hacia una administración pública 4.0: digital y basada en inteligencia
artificial. Decreto de `tramitación digital completa´” - LL 2018-D - pág. 917
(40) Dans, Enrique: “Algorithmic Justice, Education, and the Lawyer of the Future”, que puede
consultarse en https://lawahead.ie.edu/algorithmic-justice-education-and-the-lawyer-of-the-future/
107
(41) Nieva Fenoll, Jordi: “Inteligencia artificial y proceso judicial” - Ed. Marcial Pons - Madrid -
2018 - pág. 25
(42) Gil, Gabriela F.: “La inteligencia predictiva como herramienta de eficacia en la gestión
judicial” - JA 2018-IV, 35
(43) Gil, Gabriela F. y Quadri, Gabriel H.: “Réquiem para las cédulas. Automatización de las
notificaciones procesales” - Sup. Esp. LegalTech II - noviembre/2019 - pág. 5 - cita digital AR/
DOC/3570/2019
108
(44) Ver nota presentada por su presidente, Dr. Mateo Laborde, a la Suprema Corte de Justicia
provincial (puede consultarse en https://colproba.org.ar/j/2019/10/28/propuestas-para-mejorar-
el-sistema-presentaciones-y-notificaciones-electronicas/)
(45) Corvalán, Juan G.: “Inteligencia artificial y proceso judicial. Desafíos concretos de aplicación”
- Diario DPI Novedades - 9/9/2019, disponible en https://dpicuantico.com/sitio/wp-content/
uploads/2019/09/IA-y-Proceso-Judicial.pdf; lectura por de más recomendable, dada la riqueza de
sus reflexiones
(46) Sobre el tema puede verse Cabrera, Romina F.: “E-justicia, una oportunidad para la inteligencia
artificial y protección de datos” - Microjuris doctrina - MJ-DOC-15071-AR
109
V - A MODO DE BALANCE
110
Tatiana G. Dore(*)
I - INTRODUCCIÓN
Podríamos afirmar que el legal design thinking es una disciplina que propone
enfocar el derecho con la perspectiva de un diseñador. Su traducción más literal podría
ser “pensamiento de diseño legal”. El legal design es un nuevo acercamiento al sistema
de innovación en la justicia, que permite comprender las experiencias de las personas en
el ámbito jurídico y a partir de ello generar nuevos productos, servicios y políticas(1). Nos
propone que hagamos uso de la perspectiva de un diseñador para innovar en cuestiones
de índole jurídica.
El concepto del design thinking ha sido transportado al ámbito del derecho en la
Universidad de Stanford. Dentro de dicha casa de estudios se creó el Legal Design Lab,
un programa que se dedica con exclusividad a la investigación y desarrollo de proyectos
en esta materia. Allí, se proponen idear intervenciones con tres focos: aumentar la
participación de las personas en el sistema legal, sus capacidades legales para navegarlo
y mejorar la calidad de la justicia para los casos que van a las distintas cortes.(2)
(*) Abogada (UCA). Integrante del Poder Judicial de la Prov. de Bs. As. en la presidencia de la
Cámara de Apelación Civil y Comercial de Morón. Asistente a diversos cursos, jornadas y
conferencias
(1) “Legal design is a new approach to justice system innovation. It offers a powerful way to understand the
human experience of courts, legal aid, and solving life crises, and then to use this understanding to generate
and vet promising new products, services, and policies”. Hagan, Margaret: “Justice Innovation with Law
School Design Labs” - 15/6/2018 - www.americanbar.org
(2) justiceinnovation.law.stanford.edu
111
Margaret Hagan, directora del Legal Design Lab, en su libro “Law by Design” afirma
que es la aplicación del diseño centrado en los humanos al mundo del derecho, para hacer
sistemas legales y servicios más centrados en las personas, utilizables y satisfactorios(3).
Por su parte, María Jesús González-Espejo, jurista española especializada en legaltech,
ha expresado que “el legal design thinking es una disciplina que se encuadraría en la
heurística y que tiene como objetivo principal, la búsqueda de soluciones a problemas a
través de la creatividad poniendo siempre en el centro de la actividad a las personas”.(4)
El design thinking toma como premisa el partir de la aplicación de la mirada de
un diseñador a otros espacios. Un ejemplo práctico de cómo piensan los diseñadores
puede observarse en el diseño del mapa de los subterráneos de Londres. Allí, el diseño
ha sido creado teniendo en cuenta las necesidades del usuario, en oposición a un mapa
que represente fielmente el recorrido de las vías. Es decir, el enfoque está puesto en las
personas, en el usuario del objeto diseñado. El motivo es simple: el usuario no necesita
conocer el recorrido real de las vías para llegar a su destino, simplemente debe saber qué
línea de subterráneos lo llevará de un punto A a un punto B.(5)
Las señales de tránsito también nos muestran el ojo de una mirada de diseño. En
general, poseen líneas simples, colores contrastantes, mensajes claros, etc. Esto tiene
su razón de ser en que el conductor solo puede observarlas por un tiempo muy escaso,
a veces a gran velocidad y hasta con distintas condiciones climáticas que dificultan la
visibilidad.
Es interesante observar lo que señala Tim Brown: muchas personas fuera del
ámbito del diseño tienen una aptitud natural para el design thinking, que surge a partir
de ciertas experiencias y de cierto desarrollo(6). Todos podemos aplicarlo, siempre que
estemos dispuestos a desconectarnos un poco de nuestra manera de ver como abogados.
Existe una idea errónea por la que solemos imaginar que el diseño está relacionado
únicamente con las apariencias superficiales, con lo bello y lo estético(7), pero va más allá
y busca, entre otras cosas, la innovación y la solución de problemas.
El proceso de design thinking parte de las necesidades de las personas y se basa
en tres conceptos básicos: empatía, colaboración y experimentación. La empatía es
uno de los principios fundamentales de esta disciplina, ya que implica un grado de
identificación con otra persona(8). Es aquello que nos permite ponernos en el lugar del
otro y, así, no solo comprender su problemática, sino encontrar las soluciones más
aptas, porque nos permite posicionarnos desde su perspectiva.
(3) “Legal design is the application of human-centered design to the world of law, to make legal systems and
services more human-centered, usable, and satisfying”. Hagan, Margaret: “Law By Design”
(4) González-Espejo, María J.: “¿Qué es eso del Legal Design Thinking?”. Actualizado el 7/5/2018
https://www.lawandtrends.com/noticias/despachos/que-es-eso-del-legal-design-thinking-1.html
(5) Tomamos este ejemplo de una conferencia de Rodrigo Isasi, que se encuentra disponible en el
canal de YouTube de la Universidad Continental de Perú - www.youtube.com
(6) Brown, Tim: “Design Thinking”. Harvard Business Review - junio/2008 - pág. 3 - https://
fusesocial.ca/wp-content/uploads/sites/2/2018/06/Design-Thinking.pdf
(7) Hagan, Margaret: “Law by Design” - www.lawbydesign.co
(8) 1. f. Sentimiento de identificación con algo o alguien. 2. f. Capacidad de identificarse con
alguien y compartir sus sentimientos - Diccionario de la lengua española de la RAE - dle.rae.es
112
Ya no caben dudas de que todos los operadores del ámbito del derecho deben
utilizar un lenguaje claro. Ahora bien, este es aquel que es apto para que el interlocutor
pueda comprenderlo. Entonces cabe preguntarnos si debemos reducir el lenguaje a la
esfera de la escritura.
113
Dentro del legal design thinking podemos identificar la rama del legal communi-
cation design. Según lo describe el Legal Design Lab, se trata del uso de color, texto,
composición y otros elementos para hacer que un mensaje llegue a un usuario(15).
(10) Ha dicho el presidente de la Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA) que “los usuarios
de los emojis piensan que uno de sus principales valores es el de ser universales y también ayudar a
superar barreras idiomáticas” - Blog de la Fundéu. “Tascón: ‘Los emojis son lo más cercano a una
lengua universal jamás creado’” - 5/11/2019 - www.fundeu.es
(11) Arancibia, Fernanda y Keten, Natalia: “La importancia del lenguaje jurídico simple para
afianzar la justicia” - RC D 1407/2018 - www.rubinzalonline.com.ar
(12) Báez, Marcelo: “Los escritos judiciales en los tiempos de nuevas formas de lectura” - 8/8/2019
- Id SAIJ: DACF190128 - www.saij.gob.ar
(13) “Tascón: ‘Los emojis son lo más cercano a una lengua universal jamás creado’” - 5/11/2019 -
Blog de la Fundéu
(14) Continúa la introducción al informe: “Las diversas encuestas sobre el estado de la justicia que, desde
el inicio de la democracia, se han realizado en España ponen de manifiesto que la ciudadanía confía en el
rigor y calidad de los profesionales del derecho pero que, al mismo tiempo, no les comprende o, en el mejor de
los casos, les comprende con dificultad” - www.upv.es
(15) www.legaltechdesign.com
114
El legal design es una herramienta valiosa desde que permite que la actividad
jurisdiccional sea más eficiente. Por un lado, desde que coopera para que exista un
mejor y más efectivo acceso a la justicia por parte de los ciudadanos. Por el otro, porque
(16) www.legaltechdesign.com
(17) Hagan, Margaret: “Law By Design” - www.lawbydesign.co
(18) Costa, Joan: “Especificidad de la imaginería didáctica. Un universo desconocido de la
comunicación” - www.joancostainstitute.com
(19) “The reason is simple - while not all contracts will be improved with visualisation or comic strips, some
will. There are too many micro-transactions where people do not read their agreements, too many alienating and
not always needed terms in everyday contracts, and too much obfuscation of agreements with legal jargon. This
made vulnerable groups unable to engage with standard contracts” - https://www.comicbookcontracts.com
(20) Báez, Marcelo: “Los escritos judiciales en los tiempos de nuevas formas de lectura” - 8/8/2019
- Id SAIJ: DACF190128 - www.saij.gob.ar
115
permite que se haga un mejor uso de los recursos que están al alcance. En suma, su
correcta aplicación alivianaría la tarea de los operadores de justicia, de los letrados y de
toda parte interviniente en los procesos.
A su vez, posee la ventaja de tratarse de un enfoque que permite que los miembros
del Poder Judicial adapten los procedimientos y estructuras a las necesidades de grupos
de personas en particular o de localidades determinadas.
Por ejemplo, en pueblos donde las dependencias judiciales se encuentran muy
alejadas del domicilio de las partes. Si una persona domiciliada en una gran ciudad
se ve perjudicada por el tiempo perdido al realizar las diligencias en torno a una causa
judicial, más aún aquella persona que vive a largas distancias de las dependencias
que debe visitar. Incluso implicará una mayor pérdida de dinero, en tanto tendrá que
movilizarse a distancias mayores. Asimismo, permite tener en cuenta variables como
las condiciones de vulnerabilidad de la población, si gran parte de los ciudadanos se
encuentra bajo la línea de pobreza, si hay muchos niños, niñas y adolescentes y su
grado de escolarización, entre muchos otros factores.
Incluso sería una herramienta de suma utilidad para corporizar, en forma eficiente
y tangible, muchas directrices de las 100 Reglas de Brasilia sobre acceso a la justicia de
las personas en condición de vulnerabilidad (a las que adhirió nuestra Corte Suprema
mediante la A. 5/2009).
Recordemos que la regla 26 indica que “se promoverán actuaciones destinadas
a proporcionar información básica sobre sus derechos, así como los procedimientos y
requisitos para garantizar un efectivo acceso a la justicia de las personas en condición de
vulnerabilidad” y que la regla 27 señala que se incentivará la participación de funcionarios
y operadores del sistema de justicia en la labor de diseño, divulgación y capacitación
de una cultura cívica jurídica, en especial de aquellas personas que colaboran con la
administración de justicia en zonas rurales y en áreas desfavorecidas de las grandes
ciudades. Nótese que lo primero que se menciona es el diseño.
Por lo demás, la regla 36 nos habla de la utilización de formularios y pone énfasis
en su “fácil manejo” y de la facilitación del acceso.
Asimismo, y en sintonía con lo que venimos diciendo, “se destaca la importancia de
la actuación de equipos multidisciplinarios, conformados por profesionales de las distintas
áreas, para mejorar la respuesta del sistema judicial ante la demanda de justicia de una
persona en condición de vulnerabilidad” (regla 41).
En la regla 51 se apunta a promover “las condiciones destinadas a garantizar que
la persona en condición de vulnerabilidad sea debidamente informada sobre los aspectos
relevantes de su intervención en el proceso judicial, en forma adaptada a las circunstancias
determinantes de su vulnerabilidad” y, esto es capital, la regla 55 señala que “la
información se prestará de acuerdo a las circunstancias determinantes de la condición de
vulnerabilidad, y de manera tal que se garantice que llegue a conocimiento de la persona
destinataria. Se resalta la utilidad de crear o desarrollar oficinas de información u otras
entidades creadas al efecto. Asimismo resultan destacables las ventajas derivadas de la
utilización de las nuevas tecnologías para posibilitar la adaptación a la concreta situación
de vulnerabilidad”.
Amén de ello, la regla 58 enfatiza la importancia de “reducir las dificultades
de comunicación que afecten a la comprensión del acto judicial en el que participe una
persona en condición de vulnerabilidad, garantizando que esta pueda comprender su
alcance y significado”.
116
Estas son solo algunas de las reglas que se perfilan relevantes en el contexto en
el que venimos argumentando.
En otro cuadrante, la regla 95 indica que “se procurará el aprovechamiento de las
posibilidades que ofrezca el progreso técnico para mejorar las condiciones de acceso a la
justicia de las personas en condición de vulnerabilidad”.
Como está a la vista, parecería que el legal design thinking hubiera estado
pensado, casi específicamente, para desplegar todo su potencial en situaciones como
las descriptas por las reglas enunciadas.
Utilizar el legal design thinking abre una infinidad de alternativas que antes
no parecían posibles. La premisa de ponerse en el lugar del otro nos permite pensar
soluciones nuevas e innovadoras. Podemos mencionar, por ejemplo, la iniciativa de
Graciela L. Lisceiko, magistrada de la Provincia de Corrientes, que tomó la atinada
decisión de tomar una audiencia por medio de la aplicación WhatsApp en el marco de
un proceso de restricción de la capacidad en la que el justiciable posee un leve retraso
madurativo y es sordo, aunque sabe leer y escribir(21). De este modo, posicionándose en
el lugar del otro, logró facilitarle el acceso a la justicia y una mayor inmediatez en el
marco del proceso.
Lo cierto es que los tribunales han empleado soluciones con un enfoque de legal
design thinking sin saberlo. Muchos juzgados de familia han creado, por ejemplo, sectores
de espera para los niños, niñas y adolescentes e incluso salas de audiencias adaptadas
a ellos. Desde ya que iniciativas como estas son de gran valor a la hora de mejorar
la experiencia de las personas involucradas. Las posibilidades son inimaginables, y
dependerán de las características particulares de cada provincia, departamento judicial
y hasta incluso de una localidad determinada.
A modo ejemplificativo, mencionamos algunas ideas generales que podrían
aplicarse en el ámbito del derecho de familia:
- Es de suma relevancia que el justiciable pueda visualizar fácilmente cómo es el
proceso que tendrá lugar, los pasos, y a qué organismos tiene que dirigirse y en qué
orden. Por ello, debe lograrse que la persona comprenda rápida y eficazmente cómo
llegar a aquel organismo al que debe dirigirse: desde cómo acceder por medio del
transporte público, hasta qué escalera tiene que utilizar o qué ascensor tiene que
tomar. En síntesis, hacia dónde debe dirigirse y cómo debe hacer para llegar a ese
lugar.
Toda esta información puede ubicarse fácilmente en las páginas web de los
respectivos tribunales superiores, redes sociales de estos, si existiesen y, desde ya,
en las entradas de cada edificio del Poder Judicial, entre otros espacios como los
colegios de abogados. Más aún, hasta podría evaluarse la posibilidad de remitir las
notificaciones junto con esquemas con indicaciones. Suele suceder que las personas
se acercan a organismos equivocados con tan solo una notificación o alguna copia
suelta en mano y se lo entregan a quien atiende la mesa de entradas para solicitarle
ayuda. Muchas veces, la persona ha deambulado largo tiempo por los pasillos sin
siquiera saber exactamente cuál es el lugar que está tratando de localizar.
117
Con respecto a la ubicación de los distintos organismos, es común ver que, ante la
imprevisión sobre estas cuestiones, las modificaciones espaciales son señaladas con
papeles A4 impresos en la misma dependencia, en el mejor de los casos, o incluso
escritos a mano, lo que genera desorden visual y no es sencillo para el usuario del
servicio de justicia.
Una solución posible en lo que respecta a la ubicación de los organismos es utilizar
señalización-flechas, líneas en los pisos de los pasillos a modo de guía, con sus
respectivas referencias y un color y/o forma determinada. Podrían diseñarse con
material autoadhesivo que permita retirarlas con facilidad en caso de cambio de la
disposición de las dependencias dentro del edificio.
- Asimismo, es deseable que la información, especialmente sobre ciertos procesos
que revisten determinada urgencia, importancia o gravedad -tales como las
determinaciones de la capacidad, los abrigos y el amplio espectro de las violencias-,
se despliegue en espacios a los que la ciudadanía asiste asiduamente. Entre ellos,
podemos mencionar escuelas y universidades, hospitales y otros centros de salud,
lugares de atención al público como las oficinas de ANSeS, obras sociales, comercios,
bancos, etc. Este punto es de relevancia en tanto que no es extraño que una persona
se encuentre con necesidad de acudir al servicio de justicia, sin embargo, no tiene
conocimiento de que tiene la posibilidad de hacerlo. Muchas otras veces, la persona
no se acerca porque no conoce si existen costos económicos o si necesita acompañar
documentación que no posee, entre tantas otras causales.
Definitivamente, la información que se provea debe exponerse con un diseño
atractivo, que permita su comprensión clara. Preferentemente, deberían utilizarse
distintos colores y símbolos o imágenes. Esto es, si el trámite es gratuito, el símbolo
“$” tachado; si es requerido documento que acredite identidad, el dibujo de un DNI,
entre otros. No descartamos la posibilidad de crear tiras de cómics o historias, más
aún si la información está destinada a niños, niñas y adolescentes. El fin es siempre
que la comunicación sea simple y efectiva.
- Deben crearse diferentes medios de acceder a la información relevante y toda persona
debe poder conocer sus derechos. Para ello, sería fundamental realizar, en primer
lugar, convenios con los espacios que mencionamos en el punto anterior. En segundo,
considerar distintos modos de comunicación como guías por medio de videos en sitios
web, redes sociales y hasta por mail o mensajes de texto a la comunidad.
- Otra propuesta de sencilla implementación es crear un sistema que permita identificar
cada organismo con un color distintivo, o elegir un color determinado para todos los
organismos de un mismo fuero o que trabajan en el ámbito de un mismo fuero.
Esto facilitaría, por ejemplo, que quien se acerca a los tribunales por un proceso de
alimentos no se encuentre repentinamente en la entrada de un Juzgado de Garantías
del Joven, o que quien tenga que dirigirse a la Asesoría de Incapaces no se encuentre
confundido y llegue a la Asesoría Pericial.
Quizás sea una obviedad mencionarlo, pero es muy común en los edificios de mayor
tamaño que albergan distintas dependencias que las personas deambulen perdidas
por los pasillos, pidan la ayuda de algún empleado que se cruzan y le consulten
por “el Juzgado de Familia”, “el Juzgado familiar” o “el Juzgado de menores”, pero
no recuerden el número. Algunas veces tienen en la mano un escrito o una cédula
que permiten que la consulta pueda ser evacuada, pero muchas otras veces solo les
queda la opción de acercarse al organismo encargado del sorteo de los expedientes,
118
V - CONCLUSIÓN
A modo de cierre, resaltamos que el legal design como disciplina nos permite
atravesar un umbral hacia infinitos modos de mejorar la realidad jurídica. El desafío
de los profesionales del derecho se encuentra en aprender a adaptarse a soluciones
pensadas desde una mirada de aquel que es ajeno al mundo jurídico. Nos queda la
labor de innovar en todos los espacios que estén a nuestra disponibilidad, sin dejar de
recordar que no toda innovación es necesariamente informática o alejada de nuestra
realidad: basta con ponerse en el lugar de otro.
(22) justiceinnovation.law.stanford.edu
119
I - INTRODUCCIÓN
(*) Abogada graduada con diploma de honor (UBA). Máster en Derecho Continental realizado
en la Université Paris 2-Pantheón Assas, París, Francia. Ganadora del primer premio en el XX
Concurso Internacional de Semilleros del XL Concurso Colombiano de Derecho Procesal con la
ponencia “La inteligencia artificial como camino hacia un estándar de prueba objetivo”. Ayudante
de cátedra en la materia Elementos de Derecho Civil (parte general), Facultad de Derecho (UBA)
(1) Maglio, Ignacio y Wierzba, Sandra M.: “Medicina legal, inteligencia artificial y nuevos confines
de la responsabilidad civil” - Sup. Esp. LegalTech 2018 (noviembre) - 5/11/2018 - 213 - 2018 - Cita
digital AR/DOC/2387/2018 - pág. 1
(2) Corvalán, Juan G.: “La inteligencia artificial predictiva al servicio de la justicia: Prometea” - LL
- 29/9/2017 - LL 2017-E - 1008 - Cita digital AR/DOC/2520/2017
121
(3) Corvalán, Juan G.: “Hacia una óptima administración digital e inteligente” - LL 19/10/2017 - 5
- 2017 - Cita digital AR/DOC/2784/2017
(4) “Mit Technology Review” - www.technologyreview.es - consultado el 5/11/2019
(5) Danesi, Cecilia C.: “¿Quién responde por los daños ocasionados por los robots?” - LL - 2018 -
RCyS2018-XI - 24 - Cita digital AR/DOC/2143/2018
(6) Legis: “Café con expertos 2, Derecho e inteligencia artificial (l)” - 30/8/2019 - www.youtube.
com - consultado el 2/11/2019
(7) Real Academia Española - dle.rae.es - consultado el 1/11/2019
(8) Vázquez Brust, Antonio: “Ciencia de datos para gente sociable, una introducción a la
exploración, análisis y visualización de datos” - 2018 - inédito - 2018-4-9 - pág. 9
(9) Vázquez Brust, Antonio: “Ciencia de datos para gente sociable, una introducción a la
exploración, análisis y visualización de datos” - 2018 - inédito - 2018-4-9 - pág. 9
(10) Danesi, Cecilia C.: “Inteligencia artificial y responsabilidad civil: un enfoque en materia de
vehículos autónomos” - Sup. Esp. LegalTech 2018 (noviembre) - 5/11/2018 - 39 - LL - 2018 - Cita
digital AR/DOC/2374/2018
122
(11) Corvalán, Juan G.: “La inteligencia artificial predictiva al servicio de la justicia: Prometea” - LL
- 29/9/2017 - LL 2017-E - 1008 - Cita digital: AR/DOC/2520/201
(12) Limón, Jaime: “Inteligencia artificial en procesos judiciales” - Diario El Economista - Ciudad
de México, México - 21/2/2019 - www.eleconomista.com.mx - Consultado el 2/11/2019
(13) Fernández, Diego: “El impacto de la inteligencia artificial en el derecho” - LL - 19/10/2017 - 6
- 2017 - pág. 2 - Cita digital AR/DOC/2785/2017
123
Por su parte, la firma Allen & Overy (con el apoyo de la consultora Deloitte) se
encuentra incursionando en el uso del software MarginMatrix. Dicho sistema tiene la
capacidad de estudiar las leyes correspondientes a diversas jurisdicciones. A partir de
allí, redacta documentos personalizados basados en el análisis legal realizado. Este
programa sirve, por ejemplo, para asesorar a las grandes entidades bancarias sobre
cómo adaptarse a los cambios regulatorios que puedan existir en materia de contratos.
Desde su sitio web aseguran que mientras que a un abogado le llevaría 3 horas completar
determinado documento a MarginMatrix le tomaría solo 3 minutos.(14)
Otra de las innovaciones más interesantes de inteligencia artificial en el ámbito
jurídico es Premonition, definida por su sitio web como “la base de datos de litigios
más grande del mundo” (The World’s Largest Litigation Database). Aquella se encarga
de ofrecerles a los distintos clientes la información necesaria para elegir al abogado
más idóneo para su coyuntura en particular. Ello lo realiza a partir de un estudio
pormenorizado acerca de características personales, porcentaje de victorias y pérdidas,
detalles de casos, de tribunales y de jueces. Tal como el propio sistema lo anticipa, no
buscan que sus conclusiones sean 100% acertadas, sino que su objetivo es descubrir
tendencias y patrones.(15) Siguiendo esta misma línea, otra de las páginas que elabora
un ranking comparativo de abogados para elegir según especialidad, experiencia, costos,
tiempo y eficiencia es LexMachina.com. Este servicio no solo permite a los clientes
informarse adecuadamente acerca de cuál abogado preferir y qué probabilidades tiene
su pretensión de prosperar, sino que también da pie para que los profesionales puedan
valorar los servicios que prestan y mejorar su posición en el mercado.(16)
El periodista y escritor Andrés Oppenheimer, en su libro “¡Sálvese quien pueda!
El futuro del trabajo en la era de la automatización”, nos explica otros dos ejemplos
atrayentes. El primero es el caso de Donotpay.com, un sitio web gratuito elaborado por
un joven inglés (Joshua Browder), para ayudar a las personas a pelear multas producto
de infracciones de tránsito. Aquel, molesto por la cantidad de dinero que debía gastar
la gente para acceder al asesoramiento legal en temas tan simples, ideó un programa
capaz de redactar los documentos necesarios para apelar las contravenciones ante los
tribunales. Ellos eran elaborados según las particularidades de cada caso, a partir de las
respuestas a preguntas estandarizadas que los multados debían contestar (por ejemplo,
¿había señal de tránsito en el lugar?). El éxito del sistema fue rotundo, por lo que su
creador expandió su ámbito de aplicación a otro tipo de pleitos sencillos.(17)
En segundo lugar, Oppenheimer menciona a Modria.com, creado en 2011 por
Colin Rule (exdirector de resolución de disputas en eBay y Paypal), para solucionar
conflictos entre las partes de una compraventa por internet. Este algoritmo trabaja,
mediante una búsqueda automatizada, analizando el historial de comportamientos de
los involucrados (si el vendedor ya recibió quejas en el pasado, si el pedido llegó a tiempo,
(14) Allen & Overy News: “Allen & Overy and Deloitte tackle OTC derivatives market challenge”
- www.allenovery.com - consultado el 5/11/2019
(15) “Premonition, The World’s Largest Litigation” - premonition.ai - consultado el 1/11/2019
(16) Oppenheimer, Andrés: “¡Sálvese quien pueda! El futuro del trabajo en la era de la
automatización” - Ed. Debate - Bs. As. - 2019 - pág. 175. Para más información, visitar su sitio web
https://lexmachina.com/
(17) Oppenheimer, Andrés: “¡Sálvese quien pueda! El futuro del trabajo en la era de la
automatización” - Ed. Debate - Bs. As. - 2019 - pág. 165. Para más información, visitar su sitio web
https://www.donotpay.com/parking/
124
entre otros). Así, elabora una conclusión y plantea una solución. Incluso, si el cliente no
está satisfecho con el veredicto, tiene la posibilidad de apelarlo. Esta segunda instancia
también es automática y funciona sin que intervenga ningún ser humano. El porcentaje
de casos que se solucionan en estas dos etapas es realmente muy elevado. De todas
formas, si la disputa aún no puede ser resuelta, finalmente interviene un moderador
humano. Al respecto, Oppenheimer opina que los clientes insatisfechos prefieren reportar
su problema de esta forma a gastar su tiempo con un empleado de atención al cliente
que atiende desde otro rincón del mundo. Así pues, revela que el creador de Moria.com,
Scott Carr, se muestra muy optimista respecto de la capacidad de la plataforma para
resolver en masa pequeñas disputas del comercio en línea. Para finalizar el tema, cita a
Carr cuando pronostica que “...con los avances de la inteligencia artificial, en cinco o diez
años el algoritmo probablemente podrá manejar todas las instancias de cualquier disputa
sin ningún árbitro humano de última instancia...”.(18)
En cuanto al proyecto del gobierno de Estonia, es de los más ambiciosos y
llamativos. En dicho país se encuentran experimentando una prueba piloto de “jueces
robot”, con funcionamiento a base de inteligencia artificial y machine learning. Su
objetivo es acelerar las grandes cantidades de casos atrasados y brindar asistencia a
los juzgados.(19)
Por otra parte, en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina, en el ámbito del Ministerio
Público Fiscal de la Ciudad, junto con la Facultad de Derecho de la Universidad de
Buenos Aires, han desarrollado el primer sistema de inteligencia artificial predictivo,
Prometea. Impulsado en el año 2017 por los doctores Juan G. Corvalán (fiscal general
adjunto en lo Contencioso Administrativo y Tributario del Ministerio Público Fiscal) y
Luis Cevasco (fiscal general adjunto a cargo de la Fiscalía General), este modelo, que
funciona incluso con un asistente de voz, es capaz de realizar un dictamen jurídico de
manera íntegra. Busca y lee sentencias, analiza dictámenes (todo ello a gran escala) y
ofrece modelos para resolver el expediente bajo análisis. También advierte cuándo un
esquema es o no aplicable, según si falta un requisito o los plazos se encuentran vencidos.
Al respecto, Corvalán afirma: “...esta innovación que se da en el ámbito público implica un
salto cualitativo en la relación con la velocidad y la precisión en nuestra labor cotidiana
para prestar un mejor servicio de justicia”.(20) El objetivo es sistematizar y automatizar
la resolución de casos simples, permitiendo así que el equipo de trabajo destine mayor
cantidad de tiempo y recursos a resolver cuestiones más complejas. Además, los modelos
propuestos por Prometea siempre son revisados por algún integrante de la dependencia.(21)
Este inédito sistema es también utilizado por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos(22) y por la Corte Constitucional de Colombia(23). Asimismo, fue presentado en
(18) Oppenheimer, Andrés: “¡Sálvese quien pueda! El futuro del trabajo en la era de la
automatización” - Ed. Debate - Bs. As. - 2019 - págs. 167/8. Para más información, visitar su sitio
web: www.tylertech.com
(19) “The Technolawgist” - www.thetechnolawgist.com - consultado el 5/11/2019
(20) Corvalán, Juan G.: “La inteligencia artificial predictiva al servicio de la justicia: Prometea” - LL
- 29/9/2017 - 1 - 2017 - Cita digital AR/DOC/2520/2017 - págs. 7 y 8
(21) Para más información, visitar https://ialab.com.ar/prometea/
(22) Luna, Nadia: “Prometea: una inteligencia artificial para ayudar a la justicia porteña” - Diario
La Nación - Bs. As. - 24/11/2017 - www.lanacion.com.ar - consultado el 2/11/2019
(23) Ialab: “¿Analizar 2016 sentencias en 2 minutos? Prometea en la Corte Constitucional de
Colombia” - https://ialab.com.ar/prometeacolombia/ - consultado el 12/11/2019
125
Claro está que el desarrollo de esta llamativa tecnología trae aparejado un cambio
rotundo de paradigma. Las facilidades que ofrece permitirían una reestructuración del
sistema judicial que conocemos, reduciendo fundamentalmente costos y tiempo. En
efecto, la inteligencia artificial no solo lograría automatizar trabajo altamente repetitivo,
sino que reduciría el margen de error y aumentaría la productividad.
Tal como sabemos, el ejercicio de la función judicial está vinculado con los procesos
de razonamiento que realizan los impartidores de justicia para resolver los conflictos
sometidos a su consideración, en los que se evalúan hechos, pruebas, conductas proce-
sales, doctrina, precedentes, entre otros.(26)
No obstante, cabe recordar que el trabajo judicial es, en cierta medida, mecánico.
Los equipos de trabajo categorizan cada caso que se les presenta, le asignan un proceso,
lo analizan, lo comparan con modelos de razonamiento utilizados precedentemente y
eligen cuál es la fórmula de resolución que se adapta mejor. Partiendo de esta base,
resulta adecuado pensar que un sistema basado en algoritmos podría ser de gran ayuda
para optimizar dichas tareas.
Continuando con esta línea de pensamiento, autores como Gil opinan que los
códigos de procedimiento son, en su mayoría, un manual de instrucciones. Ellos son los
que contienen las normas y directivas sobre qué hacer en cada situación del procedimiento
y sobre cómo deberá ir tramitando la controversia. Afirma que entonces “...es posible
pensar al Código Procesal como un algoritmo...”(27). De esta forma, es factible especular
con una futura automatización de ciertas tareas que hoy son realizadas manualmente
por los empleados. Frente a estas bases, se podrían categorizar trámites según su
frecuencia en el proceso, los de mayor demanda, por su trascendencia procesal, por su
necesidad de bilateralización, entre otras. Así, podríamos estandarizar y automatizar
determinadas funciones, resolviendo de forma expeditiva planteos que antes requerían
múltiples procedimientos y fases. El sistema, adecuadamente instruido, identificando
las presentaciones y siguiendo los parámetros que se le indiquen, podría confeccionar la
respectiva resolución. Se podría entonces evaluar si liquidaciones fueron correctamente
(24) OAS Videos - Events - 22/8/2018 - “Regular Meeting of the Permanent Council. August 22nd,
2018” (archivo de video) - www.youtube.com - consultado el 2/11/2019
(25) “The Technolawgist” - www.thetechnolawgist.com - consultado el 7/11/2019
(26) Martínez Bahena, Goretty C. - Alegatos - N° 82 - 2012 - www.corteidh.or.cr - 1/11/2019
(27) Gil, Gabriela F.: “La inteligencia artificial predictiva como herramienta de eficacia en la
gestión judicial” - SJA -21/11/2018 - 35 - JA 2018 - IV - 2018 - Cita digital AR/DOC/3637/2018
126
(28) Gil, Gabriela F.: “La inteligencia artificial predictiva como herramienta de eficacia en la
gestión judicial” - SJA - 21/11/2018 - 35 - JA 2018 - IV - 2018 - Cita digital AR/DOC/3637/2018
(29) Devis Echandía, Hernando: “Teoría general de la prueba judicial” - 1970 - T. 1 - pág. 15 - cit.
por Arazi, Roland: “Derecho procesal civil y comercial” - Ed. Rubinzal-Culzoni Editores - 2012 -
T. 1 - pág. 355
(30) Nieva Fenoll, Jordi: “Inteligencia artificial y proceso judicial” - Marcial Pons - Madrid - 2018
- págs. 91/2
(31) Nieva Fenoll, Jordi: “Inteligencia artificial y proceso judicial” - Marcial Pons - Madrid - 2018 -
págs. 82/3
(32) En Dinamarca, el sistema basado en inteligencia artificial Corti optimiza el funcionamiento
del servicio de llamadas de emergencia (112). Dicha herramienta tiene la capacidad de comprender
una conversación, interpretar las señales necesarias y proponer una solución rápida y efectiva.
Así, ha tenido resultados muy satisfactorios a la hora de detectar si la persona del otro lado del
teléfono está cerca de sufrir una crisis cardíaca, pudiendo a partir de ello proveer la asistencia
necesaria en tiempo récord (“Portaltic. Europa Press” - https://www.europapress.es/portaltic/
sector/noticia-dinamarca-prueba-inteligencia-artificial-diagnostica-paros-cardiacos-llamadas-
emergencias-20180115110110.html - consultado el 6/11/2019)
127
una ampliación. Además, asistirían a los jueces a la hora de valorar el rigor científico
de las conclusiones de los expertos (cálculos erróneos, mediciones desproporcionadas,
etc.), las que versan sobre conocimientos específicos, a los que los abogados somos
ajenos.(33)
En definitiva, poder llevar un control tan exacto de toda la producción de la
prueba ayudaría mucho al momento de su valoración. De esta manera, el juez tendría
a su alcance toda la información que necesita para tomar una decisión lo más completa
posible, para defenderla y argumentarla, evitando así solicitar medidas de prueba
complementarias que terminarían alargando el proceso.
Así pues, en otras oportunidades hemos definido la valoración de la prueba como
la percepción del juez sobre los resultados de la actividad probatoria. A partir de esta,
los magistrados formulan sus propias teorías del caso.(34)
Al respecto, Nieva Fenoll argumenta que es posible “...crear una herramienta de
inteligencia artificial que pueda decirle al juez si una hipótesis incluye todos los datos
probatorios de un proceso y si es posible formular nuevas hipótesis sobre los mismos,
o bien que los datos existentes son variados y cuantiosos”. De esta forma, la mentada
herramienta formularía sus conclusiones y plantearía posibles escenarios. Todo ello
sobre la base del análisis de los datos almacenados sobre legislación, estadísticas de
investigaciones anteriores y de la recopilación de la información del caso en particular(35).
Así, colaboraría con los magistrados al momento de escoger la versión de los hechos que
resulte más convincente y la más probable de haber ocurrido en la realidad.
Y, como ya se analizó en la etapa introductoria de este artículo, la capacidad
de la inteligencia artificial para el almacenamiento de datos y su posterior análisis es
realmente superior a la de las personas. No hay dudas de que los resultados serían
ampliamente satisfactorios.
V - LÍMITES Y DESAFÍOS
(33) Nieva Fenoll, Jordi: “Inteligencia artificial y proceso judicial” - Marcial Pons - Madrid - 2018
- pág. 96/7
(34) Escobar, Felicitas: “La inteligencia artificial como camino hacia un estándar de prueba
objetivo” - Ponencia ganadora del XX Concurso Internacional de Semilleros realizado en el marco
del XL Congreso Colombiano de Derecho Procesal - 2019 - Medellín, Colombia
(35) Nieva Fenoll, Jordi: “Inteligencia artificial y proceso judicial” – Ed. Marcial Pons - Madrid -
2018 - pág. 100/1
128
VI - REFLEXIONES FINALES
(36) Muñoz Vita, Ana: “La opacidad es el principal desafío ético de la inteligencia artificial” - Cinco
días - El País Economía - 2019 - cincodias.elpais.com
(37) Corvalán, Juan G.: “The French Ban: the use of Artificial Intelligence to trace patterns of
judicial behavior” - Novedad Diario DPI - 2019 - dpicuantico.com - consultado el 7/11/2019
(38) Danesi, Cecilia C.: “¿Quién responde por los daños ocasionados por los robots?” - LL - 2018 -
RCyS2018-XI - 24 - Cita digital AR/DOC/2143/2018
129
Para eso, resultará necesario diseñar marcos regulatorios específicos para cada tipo de
sistema inteligente. Ello, por cuanto la mayoría de las soluciones jurídicas tradicionales
quedarán cada vez más desactualizadas y no podrán dar respuesta a las exigencias de
una sociedad en transformación.
130
Manuel A. Freire(*)
Resumen
En este artículo se analiza el impacto que generaron internet y las redes sociales en
la garantía de imparcialidad, tanto para jueces profesionales como legos, tomando como
marco de referencia el Código Procesal Penal de la Provincia de Buenos Aires, confrontándolo
con los cánones de ética internacionales que regulan la actividad jurisdiccional y con
algunos ejemplos del derecho comparado.
Abstract
This article analyzes the impact on impartiality generated by the internet and social
networks, both for professional and lay judges, taking as a frame of reference the Criminal
Procedural Code of the Province of Buenos Aires confronting it with the international canons
of ethics that regulate the jurisdictional activity and with some examples of comparative
law.
I - INTRODUCCIÓN
131
132
133
Este no fue un caso aislado sino que, por el contrario, es una muestra más de lo
que está actualmente ocurriendo. Los medios -en distintos lugares del mundo- reflejan
el debate(7) y es el propio TEDH(8) el que se apresta a definir en forma inminente si “la
amistad en Facebook” entre un juez y una de las partes es compatible con la garantía de
un juez imparcial que asegura el citado artículo 6.1 del Convenio Europeo de Derechos
Humanos.
Es que la tecnología amplió la capacidad de producción y circulación de la
información y al mismo tiempo permitió el acceso y su uso de un modo que indudablemente
impacta en nuestras costumbres y actividades.
La temática se vincula con la vida “virtual” que la sociedad en general vive: a la
vida “real” debe sumarse una vida “virtual” en la que hoy se desenvuelven aun quienes
no son “nativos digitales”, pues buena parte de nuestra interacción social se produce
a través de internet o las redes sociales. Allí intervenimos, dialogamos, debatimos,
discutimos, criticamos, reflexionamos sobre los más diversos temas, en muchos casos,
en forma cotidiana. Compartimos información con conocidos, extraños, familiares o
amigos: opiniones, fotos, noticias, música, etc.. En definitiva exponemos o -mejor dicho-
“nos” exponemos a diario porque también a diario vivimos en esa dimensión “virtual”
que repercute en los ámbitos más variados de la vida en sociedad. Paradójicamente, la
vida virtual es más social que la física.(9)
Hoy resulta natural “googlear” un restaurante antes de ir a cenar, interiorizarnos
sobre los antecedentes profesionales del médico que nos atiende o, antes de emprender
un viaje, recorrer online el itinerario planificado.
Los procesos judiciales no escapan a esta lógica. De la misma manera que
indagamos sobre las críticas y opiniones de quienes se alojaron en un hotel antes de
decidir reservarlo, el análisis del perfil “virtual” que posee o exhibe quien tocó en suerte
como juez en el expediente se ha convertido hoy en día en un paso natural para los
litigantes. También la búsqueda de información que arrojen internet o las redes sociales
sobre los protagonistas del proceso, tales como fiscales(10), víctimas, la contraparte,
testigos o peritos(11), puede llegar a ser de suma utilidad según los intereses que se
manejen en el caso.
Las situaciones que pueden ser imaginadas son cuantiosas y no se restringen
solo a internet y las redes sociales. Un gran número de jueces e integrantes de oficinas
judiciales emplean “grupos” de Whatsapp como medios de comunicación internos, para
organizar y planificar las tareas diarias de su organismo, o por pertenecer a un sector
académico-docente o porque se nuclean por pertenencia local (grupos de jueces de un
mismo departamento judicial o que comparten misma competencia o simplemente la
colegiatura). Muchas veces bajo la falsa idea de privacidad, los magistrados vuelcan allí
comentarios o frases que pueden dejar traslucir criterios preconcebidos o el adelanto de
posición de los casos en juzgamiento(12). Si esta información llegara a manos de la defensa,
el panorama podría complicarse para ese juez. Filtraciones o capturas de pantalla son
suficientes como evidencia digital para sustentar un planteo de imparcialidad subjetiva.(13)
En definitiva, internet, las redes sociales y las comunicaciones vía dispositivos en
general invitan a un uso estratégico de cara a la litigación.
No obstante ello, los códigos procesales penales -en su mayoría- siguen sosteniendo
un sistema arcaico de causales de recusación/excusación taxativo y cerrado, sin atender
siquiera a los supuestos de excusación por razones graves de “decoro o delicadeza” a los
que aluden los procedimientos civiles.(14)
134
3.3. Los jueces profesionales ¿cómo deben usar las redes sociales?
Dejando de lado la letra del procedimiento bonaerense y volviendo a la interacción
de los jueces en las redes sociales, podemos afirmar que sin duda estos tienen derecho
a relacionarse a través de aquellas, no obstante lo cual, pesan algunas restricciones que
los obligan a manejarse con suma cautela.
135
136
137
En definitiva, si bien todos los comités de ética de Estados Unidos han opinado
que los jueces pueden generalmente usar las redes sociales, advierten que no pueden
tener las mismas libertades que los legos y deben obedecer requisitos estrictos para que
su uso cumpla con el Código de Conducta judicial.(28)
Está claro que los jueces gozan de los mismos derechos y garantías constitucionales
que el resto de los ciudadanos, pero la función que ejercen impone ciertas restricciones
en su vida social. Sin embargo, esa conducta más severa no implica un retiro o
aislamiento total de la vida pública, pues “el aislamiento completo de un juez respecto de
la comunidad en la que vive no es posible ni beneficioso”.(29)
Esto también invita a pensar que no sería descabellado imaginar un supuesto
inverso: que el propio juez se sienta afectado por las presiones o acoso hacia su persona
o su familia generados a través de las redes sociales u otros medios tecnológicos y de
comunicación, o incluso considerarse víctima de lo que se conoce como “fake news”(30) o
noticias falsas.(31)
Es decir, todo juez sabe que su actuación conlleva adhesiones y detracciones
y, por ende, la aceptación de todo tipo de críticas a su labor a través de las redes, por
más encarnizadas que puedan parecer, está consustanciada con el sistema democrático
y la libertad de expresión que debe regir en un Estado de derecho(32). También las
presiones mediáticas forman parte de las circunstancias que rodean los casos de mucha
repercusión pública, o incluso comentarios mal intencionados de las propias partes
deben también ser aceptados por un juez profesional(33). Esto último es de toda lógica,
ya que de lo contrario se generaría además la posibilidad de que los litigantes lograran
el apartamiento del magistrado que no les satisface con el fácil recurso de hablar mal o
agraviarlo.
Pero pensemos en casos extremos, de información falsa divulgada por internet
o redes sociales sobre aspectos íntimos del juez o su familia(34), ¿hasta dónde puede o
debe un juez considerarse capaz de soportar y sobrellevar tales circunstancias como
meros “gajes” del oficio y hasta dónde no debe reconocerse que ello puede afectarlo a
nivel personal impidiendo su correcto desempeño profesional en el caso? ¿Puede un juez
resolver aislado del ambiente?
Los llamados “linchamientos” mediáticos(35), que en no pocas ocasiones han
tenido como objeto a magistrados que, por ejemplo, tomaron la decisión de liberar
a un imputado o condenado que luego reiteró su conducta delictiva. A remolque de
las redes sociales se amplificaron exponencialmente en cortísimo tiempo denostando
la integridad, la preparación técnica y hasta en ocasiones propiciaron el inicio de
procedimientos disciplinarios o de directa remoción del cargo. ¿Alguien podría afirmar
que ello no afectará de ningún modo la siguiente decisión que deba tomar ese juez en el
caso? ¿Debe continuar al frente de ese litigio solo porque la ley no estipula un motivo de
excusación al respecto?(36)
Sería ingenuo olvidar que los jueces cuando juzgan no lo hacen “de una manera
monádica, aislados, solitarios y caprichosos, sino como seres sociales, portadores de
una cultura técnica, pero irreductiblemente permeables al conjunto de representaciones,
estados de conciencia y visiones del mundo que comparten con sus congéneres...”.(37)
En conclusión y para cerrar este punto, podemos decir que, aun cuando la
normativa procesal no esté actualizada, las normas éticas y los dictámenes de los
colegios que rigen los cánones en que debe desenvolverse la magistratura profesional
sirven de guía en la materia.
138
Con base en ello, por un lado debe exigirse prudencia a los jueces a la hora de
participar en las redes sociales, ya que no pueden ni deben desconocer que estas son
vidrieras de su comportamiento que podrán infundir sospechas no solo en las partes,
sino en el público en general.
Por otro lado, no debemos olvidar que los jueces no pueden -ni deben- vivir aislados
de su comunidad, pero que a raíz de internet se ha generado un flujo en el sistema
de comunicaciones provocando el escenario actual, de un mundo constantemente
interconectado, lo que necesariamente exige una reinterpretación de las relaciones
jurídicas y sociales.
139
4.2. El uso de internet y las redes sociales como herramientas para seleccionar jurados
A contrario de lo que sucede en el ámbito bonaerense, en Estados Unidos, en el año
2010, la Corte Suprema del Estado de Missouri en el caso “Johnson v. McCullough”(41)
sostuvo que los litigantes deben poder realizar una búsqueda en las bases de datos
durante el voir dire, en lugar de tener que esperar para ello hasta el veredicto.
Es interesante traer este caso por su similitud con el descripto en el punto
anterior, acontecido en el departamento judicial de Azul, donde la defensa no había
podido chequear las respuestas de los jurados (en ese caso por cuestiones logísticas
hasta finalizado el juicio) en la base de datos oficial.(42)
En el precedente norteamericano -se trataba de una demanda por mala práxis
médica- durante el voir dire, el abogado de la parte demandante había preguntado a
los candidatos a jurado si alguna vez habían formulado una demanda o habían sido
judicialmente demandados, a lo que varios contestaron afirmativamente, mientras
que uno -que luego fue seleccionado- no respondió. Después de que el jurado dictara
veredicto en favor del demandado, la demandante investigó el historial en la base de
datos oficial de aquel miembro del jurado que no había contestado y descubrió que
había sido objeto de demandas en múltiples casos de cobro de deudas y en un caso de
lesiones.
Al llegar a la Corte, esta sostuvo que “a la luz de que los avances en la tecnología
que posibilitan un mayor acceso a la información ... no se debe permitir que los litigantes
esperen hasta que se haya emitido un veredicto para realizar una búsqueda en ‘Case.
140
net’ [la base de datos oficial] del historial de litigios...”, agregando que “para facilitar
esta búsqueda, los tribunales de primera instancia deben asegurarse de que las partes
tengan la oportunidad de realizar una búsqueda oportuna antes de que el jurado se reúna
y deberá proporcionar los medios para hacerlo, si el abogado indica que tales medios no
están razonablemente disponibles de otra manera”.
Otro precedente que profundizó esa línea es “Carino v. Muenzen”(43). Este caso
tuvo lugar en Nueva Jersey también en el 2010, donde aproximadamente un año antes
de que comenzara el juicio el Poder judicial local había anunciado que comenzaría a
prestar el servicio de wi fi en el edificio de tribunales para maximizar el trabajo de los
abogados. El abogado de la parte demandante usó entonces su laptop para investigar
a los jurados durante la audiencia de selección, mientras que la contraparte -que no
tenía una computadora portátil-objetó la actividad de su colega. El juez hizo lugar a la
objeción al entender que la demandante había omitido previamente anunciar al tribunal
y a su contraparte que haría tal uso de la tecnología. El caso terminó siendo decidido por
la Corte de Apelaciones de Nueva Jersey, que sostuvo que el juez de primera instancia
no había sido razonable con el abogado al prohibirle el uso de su computadora para
investigar a los jurados. Explicó que si el acceso a internet estaba abierto para ambas
partes, y solo una había tenido la previsión de llevar su computadora portátil al tribunal,
no había razón para intervenir, puesto que, en definitiva, no había norma alguna que
impidiera investigar a los candidatos online durante la audiencia de selección.
Como se ve, en Estados Unidos la investigación en internet (internet research) está
éticamente aceptada y es permitida como una herramienta legal. Es que históricamente
la búsqueda de información sobre los jurados por fuera del voir dire ha sido una práctica
aceptada que en aquel país ha tenido un extenso desarrollo.
Thaddeus Hoffmeister cuenta que si bien William Blackstone en sus comentarios
a la ley británica ya mencionaba la práctica de proporcionar información del jurado a
ciertos acusados, los norteamericanos ubican en las Actas Públicas del Primer Congreso
(1790) las primeras disposiciones que hicieron alusión a que los acusados por delitos
a pena capital o alta traición debían tener el derecho de acceder e investigar la lista de
jurados hasta al menos tres días antes del juicio.(44)
Durante el siglo veinte, ya en el conocido caso contra Harry Thaw (del año
1907) tanto la fiscalía como la defensa contrataron detectives para realizar extensas
investigaciones sobre los antecedentes de los posibles miembros del jurado. Estos
detectives examinaron la vida, los hábitos, la reputación y la posición en la comunidad
de cada miembro del jurado.
Estas prácticas se fueron generalizando y pasó a ser común que ambas partes
en casos trascendentes enviaran un pequeño ejército de exploradores a investigar,
haciéndose pasar por vendedores de enciclopedias, promotores de seguros o cualquier
otra cosa. Dado que tanto el procedimiento legal como las normas éticas impiden el
contacto directo con los jurados antes y durante el juicio, los investigadores realizaban
todo tipo de tareas en archivos públicos, periódicos locales, bibliotecas, consultando a
otros abogados, manejando hasta las casas de los jurados, entrevistándose con vecinos
y siguiendo a los jurados durante el día. A estas tres últimas actividades se las llama
“investigación de campo”.
Por supuesto que la realización de estas prácticas conlleva un riesgo para la
parte que las demanda, básicamente que ello sea descubierto durante el juicio. La Corte
Suprema norteamericana se expidió una única vez sobre el tema de las investigaciones
del jurado, en el caso “Sinclair v. United States”, y allí condenó fuertemente la práctica
141
de seguimiento o rastreo de los jurados. Sin embargo, los abogados continuaron con
su uso porque los tribunales inferiores se encargaron de matizar aquel precedente,
distinguiéndolo sobre la base de las particulares circunstancias de aquel, como por
ejemplo el momento en el cual el seguimiento o la investigación del jurado es realizado.(45)
Rachel Hartje señala que a partir del caso conocido como los “siete de Harrisburg”
la práctica cambió para ser llevada a un nivel de sofisticación y profesionalización
mucho mayor, dando nacimiento a lo que se conoció luego como la industria del “jury
consulting”. En aquel caso se acusaba a un grupo de manifestantes contrarios a la guerra
de Vietnam de haber cometido varios actos de desobediencia civil, incluido el cargo
de conspirar para destruir registros y secuestrar a Henry Kissinger. Para combatir los
recursos inagotables del gobierno, la defensa contrató un grupo de trabajadores de las
ciencias sociales, integrado en su mayoría por estudiantes universitarios simpatizantes
de la causa antibélica, quienes realizaron una serie de encuestas telefónicas y reunieron
información sobre la clase de personas que compartían las creencias antibélicas. Una
vez que toda la información fue compilada, habían creado un perfil demográfico de la
clase de individuos que fueran más probablemente simpatizantes de la defensa. Aun
cuando el gobierno desembolsó unos 2 millones de dólares no logró la condena de los
acusados ya que el juicio terminó en un jurado estancado, resultado que en gran parte
se atribuyó a la labor efectuada por los trabajadores de las ciencias sociales.(46)
Aunque paradójicamente esta industria nació merced a un caso en el que los
acusados eran personas sin recursos económicos y básicamente perseguidos por sus
creencias políticas, las corporaciones más opulentas fueron las que comenzaron a
contratar los servicios de consultoría para afrontar los reclamos judiciales, por lo que
prontamente se transformó en un rentable negocio que produce más de 400 millones
de dólares al año con más de 700 profesionales y 400 empresas dedicadas al rubro.(47)
En lo que aquí nos interesa, también en los casos criminales de alto perfil
mediático se suelen contratar servicios de consultoría, aportando tanto profesionales
de la abogacía como psicólogos, sociólogos, estrategas políticos y hasta especialistas en
marketing, que ofrecen una gama de herramientas que va desde las encuestas telefónicas
y los sistemas de estadísticas hasta simulacros de juicios por jurado.
La consultoría excede lo que es la propia selección del jurado, incluyendo
preparación de testigos, presentación de herramientas visuales, observación en la sala
de audiencia, entrevistas posteriores al jurado, etc.(48)
Frente a la selectividad que conlleva naturalmente el poseer los medios
económicos y financieros suficientes para acceder a los recursos que ofrece la industria
de consultoría(49), el uso de internet y las redes sociales como herramienta de información
para delinear perfiles de candidatos a jurado ha venido, en alguna medida -tal como
sosteniene Hoffmeister(50)-, a equilibrar las posibilidades de las partes dentro del sistema
de justicia.
A su vez, la extensión y difusión de estas prácticas genera que los propios
postulantes al jurado se exhiban más cautelosos a la hora de responder las preguntas
de las partes durante el voir dire, a sabiendas de que muchos de los datos que brindan
son verificables a través de lo que surge online.
De hecho, la concreta vigilancia que las partes ejercen durante el juicio sobre
la actividad que los jurados exhiben en las redes sociales ha provocado apartamientos
o, incluso, la directa anulación de juicios en casos de descubrimiento de utilización
incorrecta de aquellas. Más adelante veremos cómo diferentes sistemas procesales
142
incorporaron herramientas legales para disminuir el uso de las redes sociales o internet
por parte de los jurados durante el juicio.
En conclusión, tal como lo adelantáramos al iniciar este tópico, en Estados
Unidos las búsquedas e investigaciones sobre los jurados a través de internet están
actualmente aceptadas con el único límite de que no se intente mantener contacto de
ningún modo con los potenciales jurados.
143
A través del uso de nuevas tecnologías se podría contactar por mail, por redes sociales,
por mensajes de texto e incluso se podrían usar anuncios por internet para recordar a
los jurados sobre su próximo servicio.
De esta manera -para Ferguson- a través del uso del Big Data la Administración
de Justicia podría “democratizar” el acceso a la información permitiendo aumentar así
la diversidad en los jurados, disminuir las prácticas selectivas discriminatorias que se
ejercen a través de mecanismos como las recusaciones sin causa y abaratar los costos
actuales del sistema.
Sin embargo el Big Data dista de ser la panacea y el propio autor reconoce que
esta propuesta también conlleva riesgos. Ferguson elabora así una serie de “dilemas”
que entiende que podrían plantearse, como por ejemplo si un jurado perfectamente
representativo podría de alguna manera cambiar el rol o el papel que este actualmente
tiene en la sociedad(55), o si la idea del acceso a los datos personales de los potenciales
jurados podría socavar la cooperación de estos con el sistema de justicia, entre otros.
A pesar de lo lejano que esto puede parecer para la Provincia de Buenos Aires,
cuyo procedimiento de selección de jurados -como ya mencionáramos- impide conocer
siquiera el nombre de los potenciales candidatos a integrarlo, lo cierto es que en nuestro
país ya existen sistemas de inteligencia artificial aplicados a la gestión judicial(56), por lo
que, aun cuando el tema suene más propio de un relato de ciencia ficción, la realidad
indica que el futuro ya llegó.
Esto nos invita a pensar cómo la existencia de sistemas de inteligencia artificial
que a través de los datos masivos recogidos de internet permiten la creación de perfiles,
patrones de hábitos, costumbres, etc., de las personas influirán en la selección del
jurado y, por ende, indirectamente podrían moldear el concepto de imparcialidad tal
cual lo conocemos actualmente.
144
En primer lugar se advierte una admonición que debe formular el juez a los jurados
una vez que estos fueron designados: “Desde ese momento no podrán emitir criterios
sobre la causa o tomar contacto con las partes...” [art. 338 quater, inc. 5), CPPBA]. Debe
entenderse que tanto la expresión de criterios como la comunicación con las partes
que los jurados deben evitar incluyen al plano virtual, a través de internet y las redes
sociales. De cualquier manera no sería abundante su incorporación específica en la
manda legal o, en su caso, que los jueces internalicen estas prácticas para formular
la advertencia de evitar la comunicación por redes como las expresiones en foros de
internet.
Asimismo, el artículo 371 quater, inciso 4) establece que los jurados tienen “la
obligación de denunciar” cualquier tipo de presión, influencia o inducción que hubieren
recibido para emitir su voto en un sentido determinado. A pesar de que tampoco aquí se
dice expresamente, estas presiones o influencias podrían generarse a través de medios
tecnológicos, caso en el que deberían también los jurados así denunciarlo.
Sin embargo, se advierte que no se ha previsto ninguna consecuencia legal
particular para aquel que, habiendo sufrido presiones -o conociendo que un colega fue
objeto de estas-, no denuncia tal situación, por lo que dicha obligación deviene en cierta
medida abstracta.
Por otro lado, el Código también instaura -para casos catalogados como “excep-
cionales”- el aislamiento de los jurados mediante un alojamiento en “lugares adecuados”
a cargo del Estado. A su vez establece que “si las circunstancias del caso lo requieren” el
juez puede disponer que los miembros del jurado “no mantengan contacto con terceros
ni con medios de comunicación masivos durante todo el desarrollo del juicio” (art. citado).
Tampoco aquí el legislador propone algún tipo de parámetro o indicio sobre cómo regular
o llevar a cabo esa vigilancia sobre los jurados para hacer efectiva la falta de contacto
contaminante, sobre todo teniendo en cuenta la facilidad para la comunicación que
otorga cualquier dispositivo móvil con acceso a internet.
Finalmente, la ley dispone que deberán mantener “en absoluta reserva su opinión
y la forma en que han votado” [art. 371 quater, inc. 5), CPP], con lo cual, cualquier
filtración sobre posturas asumidas en la deliberación a través de redes sociales podrá
hacer incurrir en falta a ese miembro del jurado.
Ahora bien, ¿podrán estas mandas legales hacer efectiva la necesidad de despejar
el riesgo de “contaminación” de los jurados a través de redes sociales o internet? ¿Son
suficientes?
Países como Australia, Gran Bretaña, Nueva Zelanda o Estados Unidos han
realizado esfuerzos tendientes a reducir el uso inapropiado de la tecnología por parte de
los jueces legos, adoptando diversas herramientas legales.
Hoffmeister(57) examinó tres diferentes áreas sobre las que dichos países trabajaron
la temática: castigos, vigilancia y educación. En lo que sigue haré sucintamente pie en
su trabajo.
En materia de castigos, algunos países tipificaron figuras que prohíben a los
jurados -bajo amenaza penal-indagar en internet sobre el caso que les toca juzgar.
Australia legisló en la materia prohibiendo -entre otras conductas- que los jurados
hagan preguntas a cualquier persona sobre el caso para el cual fueron designados,
como así también que realicen todo tipo de investigaciones -por ejemplo- a través de una
base de datos (como puede ser internet) o examinen o inspeccionen cualquier lugar u
objeto, o hagan consultas -incluso- a través de otra persona.
145
En Estados Unidos, California fue uno de los primeros Estados en legislar sobre
“mala conducta” del jurado referida a internet. Hace unos siete años, fortaleció sus
sanciones -civiles y penales- para abordar específicamente este comportamiento del
jurado. De este modo la nueva ley permite castigar jurados que hayan discutido en
forma virtual procedimientos legales confidenciales.
De cualquier manera la eficacia real de estas medidas no ha podido ser comprobada.
Desde su sanción, muy pocas condenas se han registrado en California. El hecho de estar
obligados a denunciar genera temor en los jurados y quizás estos elijan permanecer en
silencio en lugar de cooperar con la investigación judicial y eventualmente incriminar
a un colega. Esto generó que el Consejo Judicial de California pidiera una revisión
de la ley, pues concluyó que una mejor forma de abordar el tema de los jurados que
electrónicamente discuten temas confidenciales del proceso sea mediante el desacato
(“civil contempt”).
El desacato, por su parte, ha sido desde siempre el método más utilizado en aquel
país del norte para castigar a los jurados que no observan las normas del tribunal.
Asimismo, en otros países se han declarado en desacato a jurados que incurrieron en
diferentes transgresiones relacionadas con internet: desde hacerse “amigo” en Facebook
del acusado(58) hasta averiguar términos legales en la red(59). Sin embargo, las reglas que
lo rigen no son claras ni consistentes(60) y pueden variar ostensiblemente de jurisdicción
en jurisdicción.
En lo que hace al área de vigilancia, una herramienta utilizada es la de directamente
privar a los jurados de medios tecnológicos como dispositivos móviles o impedir el acceso
a internet dentro de los tribunales. En algunos estados de Estados Unidos no se permite
el uso de celulares durante la deliberación o, incluso, el acceso a la sala de juicio con
dispositivos móviles. En Australia (en el Estado de Nueva Gales del Sur), los oficiales del
tribunal están autorizados a “confiscar” los celulares del jurado.
Está claro que durante la deliberación -momento trascendental si los hay para la
toma de la decisión final- resulta de vital importancia que el juez minimice las filtraciones
o contaminación que puede naturalmente darse a través de la búsqueda de información
en internet o las consultas por teléfono celular. De allí que resulte conveniente dotar de
potestades a los magistrados para impedir que los jurados ingresen a deliberar con sus
teléfonos celulares.
Algunos Estados de Australia y Estados Unidos prevén la posibilidad de “aislar” al
jurado. Nuestro Código bonaerense, según lo vimos, también lo prevé (hasta la confección
de este artículo, no se ha registrado el uso de este mecanismo). A través de esta medida
se asegura el cumplimiento de las reglas del juez. Sin embargo resulta poco práctico y
rara vez se lo utiliza, reservándose para casos excepcionales que pudieron haber tenido
la atención de los medios de comunicación.
Una alternativa a esto último es el “aislamiento virtual”, donde los jurados, si bien
vuelven a sus hogares, consienten el bloqueo o el monitoreo del acceso a internet o a los
dispositivos electrónicos de comunicación. Aunque probablemente sea menos gravoso y
oneroso que la medida de aislamiento tradicional, el aislamiento virtual puede ser visto
como una medida intrusiva.
También, de alguna manera, la vigilancia que los propios protagonistas procesales
(el juez y las partes) realizan de los jurados, como así también estos entre ellos, es una
variable a considerar.
146
147
Ninguno de estos aspectos fue abordado por nuestra legislación y sería interesante
comenzar a discutirlos, no solo para que los jueces técnicos estén alerta, sino para que
todos los protagonistas adviertan la necesidad de limitar y controlar el uso de estas
herramientas una vez convocados al procedimiento judicial de debatir y decidir un caso
criminal.
V - CONCLUSIONES
Como quedara puesto de manifiesto a través de los anteriores puntos, las nuevas
tecnologías han impactado en los procedimientos judiciales desde diversas aristas,
siendo hoy en día consustancial para las partes y abogados acudir a internet y a las
redes sociales como forma de recabar información útil de cara a la estrategia de litigación
que diagramen.
En punto al resguardo de la imparcialidad, los jueces deben tomar conciencia de
los efectos que la participación en foros de internet y la comunicación en red pueden
traer, debiendo propiciarse la capacitación de los magistrados para que realicen un uso
responsable de las redes sociales, tomando en consideración los dictámenes éticos más
recientes que a nivel internacional se han dictado en la materia.
A su vez quedó en evidencia que los jueces “no pueden librarse de sus propios sesgos
emocionales y no pueden evitar que las personas con las que interactúan, el ambiente en
el que deciden o el tema que deben resolver, impacten en su emocionalidad”(64), lo que debe
necesariamente llevarnos a contemplar modificaciones legales en materia de regulación
de excusaciones y apartamientos, al menos, en lo que hace al procedimiento penal de
la Provincia de Buenos Aires sobre el que hemos trabajado en el presente comentario.
De la misma manera hemos visto que los datos masivos que circulan por internet
mediatizados por sistemas de inteligencia artificial podrían llegar a calar en la admi-
nistración de justicia modificando los esquemas de selección de jurados tal como los
conocemos.
Finalmente, el contacto a través de las redes sociales o la búsqueda de información
por internet puede enturbiar el proceso de deliberación y toma de decisión de los jurados
legos. Frente a los ejemplos de derecho comparado que fueron recabados y a algunos
conflictos que -si bien tenues- ya comenzaron a avizorarse en el ámbito local, parece
haber quedado expuesto que el legislador bonaerense, a la hora de sancionar la ley de
juicio por jurados, no contempló esta temática a cabalidad.
Este artículo aspira a servir de puntapié inicial para generar la discusión sobre
las reformas o correcciones que demanda el sistema de jurados bonaerense sobre el
punto -si es que se coincide en que demanda alguna-. Si se conviene en esto último,
debería indagarse si corresponde avanzar en modificaciones sustanciales (tales como
eliminar el sistema de selección de jurado “a ciegas”; erradicar la prohibición al jurado
de formular preguntas; o incorporar sanciones procesales para la inobservancia de
instrucciones sobre el uso de internet o redes) o si mediante mecanismos indirectos como
la educación de los ciudadanos, la capacitación de los jueces técnicos y la instrucción
a los jurados, podrían neutralizarse los riesgos de sesgos por uso inapropiado de las
nuevas tecnologías.
Esto será materia de debate para una próxima oportunidad.
148
NOTAS
(*)Abogado (UBA). Relator letrado de la Suprema Corte de Justicia de la Prov. de Bs. As. Docente de grado en
la materia Derecho Procesal y Práctica Penal de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica de La Plata.
Miembro de la Asociación Argentina de Profesores de Derecho Procesal Penal
(1) Maier, Julio B. J.: “Derecho procesal penal I. Fundamentos” - 2ª reimp. - Ed. Del Puerto - Bs. As. - 2004 - pág. 739
(2) “Llerena, Horacio Luis s/abuso de armas y lesiones” - arts. 104 y 89, CP - causa N° 3221 - L. 486. XXXVI -
17/5/2005 - Cita digital Erreius IUSJU255425B
(3) Para su análisis remitimos, en particular, a Maier, Julio B. J.: “Derecho procesal penal I. Fundamentos” - 2ª reimp.
- Ed. Del Puerto - Bs. As. - 2004 - pág. 737/74
(4) La herramienta más importante es el mecanismo de recusación. En ese sentido la Corte IDH estableció que “...
la recusación es un instrumento procesal destinado a proteger el derecho a ser juzgado por un órgano imparcial y no un elemento
constitutivo o definitorio de dicho derecho. En otras palabras, un juez que no pueda ser recusado no necesariamente es -o actuará
de forma- parcial, del mismo modo que un juez que puede ser recusado no necesariamente es -o actuará de forma- imparcial”. Cfr.
caso “Apitz Barbera y otros (‘Corte Primera de lo Contencioso Administrativo’) vs. Venezuela” - párr. 64
(5) Nuestra Corte Nacional también tomó esta distinción sobre la imparcialidad en el ya citado “Llerena”, donde
expresamente sostuvo que “...puede verse la imparcialidad desde dos puntos distintos, uno objetivo y uno subjetivo: el primer
enfoque ampara al justiciable cuando este pueda temer la parcialidad del juez por hechos objetivos del procedimiento, sin
cuestionar la personalidad, la honorabilidad, ni la labor particular del magistrado que se trate; mientras que el segundo involucra
directamente actitudes o intereses particulares del juzgador con el resultado del pleito”
(6) El caso al que hago alusión tramitó en la Prov. de Bs. As., causa 156 del Trib. Oral Crim. 2 de La Matanza, cuyo
veredicto, por afectación de la imparcialidad, resultó anulado por la Sala segunda del Tribunal de Casación Penal
(causa 57.211 - reg. 1175 - sent. del 12/11/2013). Allí los particulares damnificados recurrieron señalando que uno
de los jueces del tribunal tenía amistad con el abogado del imputado que había resultado absuelto, acompañando
como evidencia las fotografías obtenidas de la red social Facebook, resolviendo Casación que “por fuera de toda
consideración relativa al tiempo de conocimiento o amistad que se describen ... lo cierto es que ... a partir de lo expuesto por
el recurrente particular con complemento de lo que expusiera en audiencia más el añadido de evidencias fotográficas, hacen
necesaria la aplicación de los arts. 47, inc. 13...”
(7) “¿Puede un juez ser ‘amigo en Facebook’ de una de las partes en un juicio? El tribunal de derechos humanos se
pronunciará” - https://www.eldiario.es/politica/Puede-sociales-tribunal-derechos-decidira_0_944206225.html
(8) “Cristina Rosaria Chaves Fernandes Figueiredo contra Suiza” - ingresado el 23/11/2018. Ver resumen (en
francés) en https://hudoc.echr.coe.int/fre#{%22itemid%22:[%22001-196112%22]}
(9) Conf. Castells, Manuel: “El impacto de internet en la sociedad: una perspectiva global”, en “C@mbio. 19 ensayos
fundamentales sobre cómo internet está cambiando nuestras vidas” - OpenMind - BBVA - pág. 127, disponible
en https://www.bbvaopenmind.com/wp-content/uploads/2014/01/BBVA-OpenMind-libro-Cambio-19-ensayos-
fundamentales-sobre-c%C3%B3mo-internet-est%C3%A1-cambiando-nuestras-vidas-Tecnolog%C3%ADa-Interent-
Innovaci%C3%B3n.pdf
(10) https://www.cij.gov.ar/nota-12243-Rechazaron-planteos-del-suspendido-juez-Pedro-Hooft-en-una-causa-por-cr-
menes-de-lesa-humanidad.html
(11) En casos resonantes los medios de comunicación suelen consultar la opinión de expertos, que en ciertas
ocasiones se manifiestan aún sin tener mínimas referencias precisas (desconociendo el expediente o los exámenes
realizados), es decir, con poco rigor y prudencia. Todo es rastreable en internet y estas opiniones inapropiadas
vertidas fuera del ámbito judicial pueden resultar útiles a la estrategia de alguna de las partes
(12) La CSJN en un precedente de hace más de treinta años sostuvo que “la difusión del sentido en que se orientarían los
votos de los jueces, importa un lamentable abuso por parte de quienes procedan de tal suerte, pero no significa prejuzgamiento; de
otra manera las maniobras dolosas consistentes en la apropiación de los borradores de votos en circulación, se verían premiadas
con la inhibición del juez cuya opinión ya emitida se hiciera pública”. Sin embargo, distinguió las filtraciones de opiniones
cuando sean en el marco de las deliberaciones, en cuyo caso “forman parte del acto de juzgar” de aquellas opiniones
“emitidas en etapas anteriores al dictado de la sentencia” (Fallos: 310:2066) donde allí sí claramente traslucirían
prejuzgamiento
149
(13) Fue muy conocido el caso de un juez federal que intercambió por Whatsapp opiniones sobre un proceso en
ciernes, que fueron luego utilizadas para pedir su apartamiento - https://www.cij.gov.ar/nota-9023-Caso-Ciccone--
la-C-mara-Federal-hizo-lugar-a-la-recusaci-n-del-juez-Rafecas.html
(14) El CPCC prevé en su art. 30 que además de las causales de excusación taxativas el juez “podrá hacerlo cuando
existan otras causas que le impongan abstenerse de conocer en el juicio, fundadas en motivos graves de decoro o delicadeza”. Igual
redacción posee el digesto bonaerense
(15) A diferencia del caso de los jueces técnicos, en el caso de los jurados sí se implementó la posibilidad de motivo
de recusación frente a “sentimientos de afecto u odio” hacia los letrados de las partes también [conf. art. 338 quater, inc.
3), segundo párr., inc. por L. 14543)
(16) Ya en el dictamen de la Procuración General de la Nación en “Zenzerovich” se bregaba por un sistema abierto.
También Maier (Maier, Julio B. J.: “Derecho procesal penal. II. Sujetos procesales” - Ed. del Puerto - Bs. As. - 2004
- pág. 559)
(17) Art. 58, conf. L. 27272 y sus mod.
(18) “López Lone y otros contra Honduras” - sent. 5/10/2015. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/
articulos/seriec_302_esp.pdf
(19) http://www.oas.org/juridico/PDFs/mesicic5_mex_ane_57.pdf
(20) https://www.unodc.org/documents/corruption/Publications/2012/V1380121-SPAN_eBook.pdf
(21) http://www.poderjudicial.es/cgpj/es/CIEJ/Dictamenes/
(22) Esto surge del interesante artículo de Bunge Campos, Luis M.: “Jueces y redes sociales. Perspectivas desde la
ética judicial” - LL - 22/5/2015 - 1 - LL - 2015-C, 872
(23) Bunge Campos, Luis M.: “Jueces y redes sociales. Perspectivas desde la ética judicial” - LL - 22/05/2015,
22/5/2015, 1 - LL - 2015-C, 872
(24) El resumen de los hechos y la reprimenda pública realizada por la Comisión de Estándares judiciales de Carolina
del Norte puede leerse (en inglés) en https://www.nccourts.gov/assets/inline-files/Public-Reprimand-08-234-Terry.
pdf?oRRumeb2d.LtDBNITPCVpDgKmDYYlFcC
(25) http://www.abajournal.com/news/article/facebooking_judge_catches_lawyers_in_lies_crossing_ethical_
lines_abachicago
(26) Bunge Campos, Luis M.: “Jueces y redes sociales. Perspectivas desde la ética judicial” - LL - 22/05/2015,
22/5/2015, 1 - LL - 2015-C, 872
(27) Se puede leer (en inglés) -particularmente crítico de la postura asumida en California- el artículo de Brian
Hull, “Why Can’t We Be ‘Friends’? A Call for a Less Stringent Policy for Judges Using Online social Networking”
- 63 Hastings Law Journal - 595 - 2012, el enlace abierto está en https://repository.uchastings.edu/hastings_law_
journal/vol63/iss2/7
(28) Wilson, Aurora J.: “Let´s be cautious friends: the ethical implications of social networking for members of the
judiciary” - 7 - Wash. J. L. Tech. & Arts - 225 - 2012. Puede leerse (en inglés) en https://digitalcommons.law.uw.edu/
wjlta/vol7/iss3/3/
(29) Conf. comentario relativo a los Principios de Bangalore sobre conducta judicial - pág. 38
(30) La información falsa se extiende hasta seis veces más rápido que la verdad. De hecho, una noticia falsa tiene
un 70% más de probabilidades de ser retuiteada que una historia real, y este fenómeno se produce sobre la base de
dos mecanismos convergentes: el efecto cascada y la polarización de grupos (Alonso González, Marián: “Fake news:
desinformación en la era de la información” - Ámbitos Rev. Internacional de Comunicación - N° 45 - Universidad
de Sevilla). Puede leerse en http://institucional.us.es/revistas/Ambitos/45/Mon/Fake_News-_desinformacion_
en_la_era_de_la_sociedad_de_la_informacion__.pdf
(31) Fue conocido el caso de una noticia que a la postre se determinó falsa, pero oportunamente fue difundida
ampliamente y que señalaba que un juez federal se había reunido con el primer mandatario del país con fines
ilícitos. http://www.telam.com.ar/notas/201605/149552-caso-lazaro-baez-casanello-niegar-reunion-ex-presidenta-
cristina-fernandez-kirchner.php
(32) De todos modos no hay que desatender el rol que ejerce quien formula la crítica. Ello no es menor porque el
poder que detente el emisor podría implicar una afrenta a la independencia. Ver por caso el comunicado del Colegio
de Magistrados de la Nación: http://www.amfjn.org.ar/2018/02/19/preocupacion-por-las-expresiones-criticas-del-
senor-presidente-de-la-nacion-comunicado-nro-10-2018/
150
(33) Históricamente la CSJN ha realizado (y realiza) la siguiente admonición a los jueces profesionales: “La integridad
de espíritu, la elevada conciencia de su misión y el sentido de la responsabilidad que es dable exigirles, pueden colocarlos por
encima de las insinuaciones y, en defensa de su propio decoro y estimación y el deber de cumplir con la función encomendada,
conducirlos a no aceptar las sospechas de alegada, no probada y desestimada parcialidad” Fallos: 330:251 - 27/2/2007
(34) Internet es un sistema tecnológico abierto y de construcción social, que como toda forma abierta de organización
social acoge lo mejor y lo peor del género humano. Conf. Castells, Manuel: “El impacto de internet en la sociedad:
una perspectiva global”, en “C@mbio. 19 ensayos fundamentales sobre cómo internet está cambiando nuestras vidas”
- OpenMind - BBVA - pág. 127, disponible en https://www.bbvaopenmind.com/wp-content/uploads/2014/01/
BBVA-OpenMind-libro-Cambio-19-ensayos-fundamentales-sobre-c%C3%B3mo-internet-est%C3%A1-cambiando-
nuestras-vidas-Tecnolog%C3%ADa-Interent-Innovaci%C3%B3n.pdf
(35) En Ecuador se legisló a través de la ley orgánica de comunicación la figura de “linchamiento mediático”, que en
su art. 26 establece: “Queda prohibida la difusión de información que, de manera directa o a través de terceros, sea producida
de forma concertada y publicada reiterativamente a través de uno o más medios de comunicación con el propósito de desprestigiar
a una persona natural o jurídica o reducir su credibilidad pública”
(36) El CPPBA solo prevé como causal cuando el jury se hubiere promovido antes del comienzo del proceso y la
acusación fuere admitida [art. 47, inc. 9)]
(37) Cárcova, Carlos M.: “¿Qué hacen los jueces cuando juzgan? (Enfoques plurales sobre la interpretación del
derecho y la hermenéutica judicial)”, en AA. VV.: “Estudios de filosofía del derecho y filosofía social” - Libro
homenaje a José M. Delgado Ocando - Tribunal Supremo de Justicia - Caracas - 2001
(38) La base de su argumentación hacía pie en que durante el proceso de selección ambos jurados no habían sido
sinceros respecto de anteriores experiencias con el sistema judicial. Nada habían referido sobre la existencia de
causas penales que los había tenido involucrados de algún modo (como víctimas/testigos), circunstancias que el
abogado defensor solo pudo conocer luego de agotada la audiencia de selección y las jornadas probatorias del juicio
(T. Casación Penal Bs. As., Sala I, causa 75.937, sent. del 22/12/2016; el juicio tuvo lugar en Azul el 1/12/2015 y
estuvo a cargo del T. Oral Crim. 1)
(39) Se puede ver la mención que hace sobre ello Silvana Corvalán en su artículo “Audiencia de voir dire y el
jurado anónimo en la Provincia de Buenos Aires” - LLBA2016 (marzo), 126 - DJ24/08/2016, 6; cita digital AR/
DOC/391/2016
(40) Corvalán, Silvana: “Audiencia de voir dire y el jurado anónimo en la Provincia de Buenos Aires” - LLBA2016
(marzo), 126 - DJ24/8/2016, 6; cita digital AR/DOC/391/2016
(41) El caso es muy conocido y es citado en muchos artículos que tratan el tema. La traducción es propia. El original
(en inglés) puede leerse en el siguiente enlace: http://www.legalethicsinmotion.com/wp-content/uploads/2012/09/
Johnson-v.-McCullough.pdf
(42) De hecho, una vez finalizado el juicio y en la sede de la defensoría, el defensor oficial accedió al Sistema
informático del Ministerio Público e inmediatamente pudo corroborar la omisión en las respuestas de los jurados al
aparecer vinculados a dos procesos judiciales
(43) El caso es analizado por Duncan Stark en Juror investigation: “Is in-courtroom internet research going too
far?” - 7 - Wash J.L. Tech. & Arts 93 - 2011, disponible (en inglés) en http://digital.law.washington.edu/dspace-
law/handle/1773.1/1067. También lo hace el artículo de Lundberg, J. C.: “Googling Jurors to conduct voir dire”
- 8 - Wash, J.L. Tech & Arts 123 - 2012. El paper está disponible (en inglés) en http://digital.law.washington.edu/
dspace-law/handle/1773.1/1171
(44) Hoffmeister, Thaddeus: “Investigating Jurors in the Digital Age: one click at a time” - Kansas Law Review -
vol. 60 - 2012 - págs. 616/20. Está disponible (en inglés) en http://law.ku.edu/sites/law.drupal.ku.edu/files/docs/
law_review/v60/03_Hoffmeister_Final.pdf
(45) Los tribunales han distinguido las investigaciones a los jurados previas al juicio de aquella vigilancia constante
incluso durante el juicio, tal como ocurriera en el citado “Sinclair”. Hoffmeister, Thaddeus: “Investigating Jurors in
the Digital Age: one click at a time” - Kansas Law Review - vol. 60 - 2012 - págs. 620/1. Está disponible (en inglés) en
http://law.ku.edu/sites/law.drupal.ku.edu/files/docs/law_review/v60/03_Hoffmeister_Final.pdf
(46) Hartje, Rachel: “A Jury of Your Peers?: How Jury Consulting May Actually Help Trial Lawyers Resolve
Constitutional Limitations Imposed on the Selection of Juries” - California Western Law Review - vol. 41 - N° 2 -
artículo 6 - 2005. Está disponible (en inglés) en https://scholarlycommons.law.cwsl.edu/cwlr/vol41/iss2/6/
151
(47) Strier, Franklin y Shetowsky, Donna: “Profiling the profilers: a study of the trial consulting profession, its impact
on trial justice and what, if anything, to about it” - Winconsin Law Review - 1999:441 - 1999 - págs. 444/5 (en inglés)
(48) Hartje, Rachel: “A Jury of Your Peers?: How Jury Consulting May Actually Help Trial Lawyers Resolve
Constitutional Limitations Imposed on the Selection of Juries” - California Western Law Review - vol. 41 - N° 2 -
artículo 6 - 2005 - pág. 495
(49) Ver Stevenson, Dru: “Jury selection and the Coase Theorem” - Iowa Law Review - vol. 97 - 2012 -en inglés-,
donde se indica que el precio por un jurado simulado para examinar cuestiones o argumentos puede variar entre
dos mil y veinte mil dólares, mientras que un servicio completo, que sirva para la selección del jurado mediante las
recusaciones sin causa, más el entrenamiento en técnicas de persuasión durante todo el juicio puede ser de cientos
de miles a millones de dólares
(50) Hoffmeister, Thaddeus: “Investigating Jurors in the Digital Age: one click at a time” - Kansas Law Review
- vol. 60 - 2012 - pág. 631. Está disponible (en inglés) en http://law.ku.edu/sites/law.drupal.ku.edu/files/docs/
law_review/v60/03_Hoffmeister_Final.pdf
(51) Para un desarrollo de los conceptos básicos, recomendamos el artículo de Estrella Puñido Cañabate: “Big data:
¿solución o problema?”, disponible en https://repositorio.uam.es/handle/10486/677785
(52) Ver Maestro Cano, Ignacio C.: “Reflexiones epistemológicas sobre Big Data” - Eikasia - Rev. de Filosofía - N°
71 - julio/2016 - págs. 449/74
(53) Ferguson, Andrew G.: “The Big Data Jury” - Notre Dame Law Review - vol. 91 - págs. 935-1006. Este innovador
artículo se puede leer (en inglés) en http://ndlawreview.org/publications/archives/volume-91/volume-91-issue-3/
(54) Desde el precedente de “Taylor v. Louisiana”, el fair-cross-section integra el significado de jurado imparcial al que
alude la Sexta Enmienda de la Constitución estadounidense
(55) Ferguson profundiza en cada uno de estos “dilemas”, señalando en este punto que un jurado elegido por
algoritmos vendría a representar algo más que su pertenencia a la comunidad, también un atributo o afinidad que
sea necesario incluir para lograr la representación de la diversidad. Por ejemplo, si la Administración comenzara a
mirar quiénes deben estar incluidos, debería estimar por grupos etarios (jubilados, jóvenes), ocupaciones (amas de
casa, profesionales), etnias o religiones, etc.
(56) Se puede ver como ejemplo el caso de Prometea, sistema de inteligencia artificial predictivo instalado en la
órbita del Ministerio Público Fiscal de la Ciudad de Bs. As. que permite realizar un dictamen jurídico de manera
íntegra. Conf. Corvalán, Juan G.: “La primera inteligencia artificial predictiva al servicio de la justicia: Prometea” -
LL - 29/9/2017, 1- LL 2017-E, 1008 - cita digital AR/DOC/2520/2017
(57) Thaddeus Hoffmeister: “Preventing Juror Misconduct in a Digital World” - Chicago-Kent Law Review” - vol. 90 -
issue 3 - 2015 - pág. 981. Acceso abierto (en inglés) en https://scholarship.kentlaw.iit.edu/cklawreview/vol90/iss3/9
(58) Thaddeus Hoffmeister cita un conocido caso de Inglaterra (“AG. vs. Fraill”, del año 2011), donde un tribunal
declaró en desacato a una jurado (Joanne Fraill) que, pese a las advertencias expresas del juez de no usar internet,
se contactó por Facebook con uno de los acusados. También sostuvo que lo había hecho el acusado (Jamie Sewart)
cuando, a través de ese contacto virtual, investigó sobre las deliberaciones del jurado. En definitiva, Fraill fue
condenada a ocho meses de prisión por comunicarse vía Facebook con un coimputado, así como también por usar
internet para investigar a otro de los acusados a pesar de las instrucciones dadas por la Corte de que no debían hacer
eso. Las acciones de Fraill fueron descubiertas porque el propio Sewart informó el contacto con Fraill a su abogado
y este informó luego al juez técnico
(59) En el caso “Fiscal general contra Dallas”, un tribunal inglés sentenció a un jurado a seis meses de prisión por
usar internet para averiguar la definición de un término que el juez técnico había usado (grievous: “grave”) y para
personalmente investigar al acusado. El jurado condujo esa investigación a pesar de las repetidas advertencias de
que no podía hacerlo
(60) Otro caso que cita Hoffmeister se dio en Estados Unidos cuando un miembro del jurado usó internet para
descubrir que el acusado -imputado por abuso sexual- tenía una condena previa por abuso de menores. Este jurado
le reveló esta información a sus colegas, lo que determinó que el juicio fuera declarado nulo. El juez técnico declaró
al jurado en desacato y le impuso una multa de mil doscientos dólares. Esa suma representaba el monto que la Corte
les había pagado a los jurados por los dos días que les había llevado la deliberación del juicio luego anulado. En otros
casos de mala conducta también en Estados Unidos, jurados han sido expuestos públicamente y obligados a escribir
ensayos sobre “la importancia del deber de juzgar”. (Hoffmeister, Thaddeus: “Investigating Jurors in the Digital Age:
one click at a time” - Kansas Law Review - vol. 60 - 2012 - pág. 986. Está disponible (en inglés) en http://law.ku.edu/
sites/law.drupal.ku.edu/files/docs/law_review/v60/03_Hoffmeister_Final.pdf
152
(61) Law Commission N° 340. Contempt of Court: juror misconduct and internet publications. Esta comisión
presentó un proyecto de reforma en diciembre/2013 que luego se tradujo en el año 2015 en la modificación de
la Criminal Justice and Courts Act, que incorporó la figura penal (“offence: research by jurors”) a través de la cual se
sanciona con hasta dos años de prisión o multa (o ambas) al jurado que durante el juicio investigue sobre el caso de
diversas formas, incluyendo, expresamente, la búsqueda de información por internet (“The ways in which a person may
seek information include (a) ... (b) searching an electronic database, including by means of the internet...”)
(62) En defensa de la postura que alienta la posibilidad de que los jurados formulen preguntas a los testigos, puede
leerse el artículo (en inglés) de Sweat, Kristen L.: “Juror questioning of witnesses in criminal trials: the ‘jury´s
still out’ in Illinois” - Illinois Law Review - vol. 2014 - N° 1 - págs. 271/309. Disponible en este enlace: https://
illinoislawreview.org/print/volume-2014-issue-1/juror-questioning-of-witnesses-in-criminal-trials/
(63) Son los Estados de Texas, Nebraska, Mississippi y Minnesota. Por el contrario, Estados como Hawaii, Idaho,
Arizona, Colorado o Utah avalan la práctica de que los jurados pregunten a los testigos en todo tipo de juicios
(civiles o penales). Conf. artículo de Sweat, Kristen L.: “Juror questioning of witnesses in criminal trials: the ‘jury´s
still out’ in Illinois” - Illinois Law Review - vol. 2014 - N° 1 - págs. 271/309. Disponible en este enlace: https://
illinoislawreview.org/print/volume-2014-issue-1/juror-questioning-of-witnesses-in-criminal-trials/
(64) Conf. Villanueva Raspall, Paula N.: “¿’Neuro’ derecho? Hacia un diálogo entre el derecho y las neurociencias”
- LL - 13/12/2019, 1 - cita digital AR/DOC/3829/2019
153
I - INTRODUCCIÓN
(*) Abogado. Mediador. Docente universitario de grado en Derecho de Familia Práctica Procesal.
Docente de posgrado en derecho procesal en las carreras de especialidad en derecho procesal
y especialidad en magistratura judicial que dirige en varias provincias. Posgraduado en las
especialidades en Educación Superior por la Universidad Católica de Cuyo y Derecho de Daños
por la UCSE. Magíster en derecho procesal por la Universidad Nacional de Rosario. Magíster en
derecho y magistratura judicial por la Universidad Austral de Buenos Aires. Desde hace 9 años,
vocal de Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de la Prov. de Santiago del Estero, tras
haberse desempeñado como juez en lo Civil y Comercial de Primera Instancia por más de once años
de su carrera judicial. Ambos cargos obtenidos por concurso público de antecedentes, oposición
oral y escrita por ante el CMSE. Exvicepresidente de la Asociación de Magistrados y Funcionarios
de la Prov. de Santiago del Estero. Dicta cursos, conferencias y talleres sobre la materia procesal y
familia. Es autor de numerosos trabajos, publicaciones y libros en las referidas materias
155
Ello así, y siguiendo los lineamentos del programa “Justicia 2020” emanados del
Ministerio de Justicia de la Nación, varias circunscripciones provinciales implementaron
por Acuerdo de sus tribunales superiores planes piloto de oralidad civil con gestión oral
de la prueba, y, tras ello, un sistema de colegios de jueces.
Dichas reformas asientan su funcionamiento en modernas incorporaciones
tecnológicas (video grabación de audiencias, mesa única de entradas con sorteo elec-
trónico de causas, firma digital, notificaciones electrónicas, etc.).
A su vez, tales procesos, en líneas generales, están sentados sobre tres etapas: a)
audiencia preliminar, b) preparatoria de audiencia de vista de causa y c) audiencia de
vista de la causa.
La audiencia preliminar se convoca dentro de un plazo breve de trabada que fuera
la litis (por lo general, 20 días). Se destaca en esta etapa (al igual que con las siguientes)
la actividad oficiosa del juzgador para intentar conciliar las partes y, en caso negativo,
fijar un plan de trabajo con los contendientes que procure la producción de la prueba
que fuera necesaria y pertinente para la resolución del conflicto.
En la etapa preparatoria de la audiencia de vista de la causa, se definen las
cuestiones atinentes a la distribución de la carga probatoria, se fijan los puntos de
pericia para la prueba pericial y se invita a las partes a proponer un perito único, bajo
apercibimiento de designar uno con el sistema único de designación de peritos. El
objetivo de esta etapa es llegar a la etapa de audiencia de vista de la causa con la prueba
informativa y pericial producida, de modo que quedarían para la última solo la recepción
de testimonios y explicaciones a los peritos. En esta última etapa, nuevamente se intenta
conciliar las partes, y los letrados pueden alegar oralmente por un lapso no mayor a 20
minutos.
Sin perjuicio de algunas disquisiciones, este es, a “vuelo de pájaros”, el nuevo
sistema procesal “tecnológico oral”.
El sistema importa un cambio copernicano no solo en el método de expresión del
lenguaje o diálogo procesal (escrito por oral), sino una drástica mutación en el esquema
de enjuiciamiento, que deja de ser acusatorio o dispositivista para asentarse en un método
oficioso o inquisitivista.
Tal cuestión es la que suscita nuestra atención personal.
Bien se conoce que los artículos 16, 17, 18, 19 y concordantes de la Constitución
Nacional (CN) a la par de diversos instrumentos internacionales contenidos en el
artículo 75, inciso 22), de la CN repercuten decididamente en la nutricia y elaborada
construcción elaborada en torno a la idea de debido proceso, entendido este como un
derecho humano básico.
Dicha construcción, vale la pena recordarlo, implicó años de lucha y sacrificios por
parte de quienes debieron soportar hasta con su propia vida y patrimonio paradigmas
autoritarios de derecho.
156
(1) Véase al respecto, Alvarado Velloso, Adolfo: “La imparcialidad judicial y el sistema inquisitivo”,
en Montero Aroca, Juan: “Proceso civil e ideología. Un prefacio, una sentencia, dos cartas y quince
ensayos” - Ed. Tirant lo Blanch - 2006 - pág. 239
(2) Alvarado Velloso, Adolfo: “La imparcialidad judicial y el sistema inquisitivo”, en Montero
Aroca, Juan: “Proceso civil e ideología. Un prefacio, una sentencia, dos cartas y quince ensayos” -
Ed. Tirant lo Blanch - 2006 - pág. 217 y ss.
(3) Alvarado Velloso, Adolfo: “La imparcialidad judicial y el sistema inquisitivo”, en Montero
Aroca, Juan: “Proceso civil e ideología. Un prefacio, una sentencia, dos cartas y quince ensayos” -
Ed. Tirant lo Blanch - 2006 - pág. 225
(4) Benabentos, Omar: “Teoría general unitaria del derecho procesal” - Juris - Rosario - 2001 - pág.
215. En el mismo sentido, Alvarado Velloso, Adolfo: “Teoría general del proceso” - Academia
Virtual Iberoamericana de Derecho y Altos Estudios Judiciales - lección 12
157
desiguales(5), que actúan como antagonistas en pie de perfecta igualdad ante una
autoridad que es un tercero en la relación litigiosa (y como tal, impartial, imparcial e
independiente, ya se dijo).(6)
Tanto es la importancia de tal noción que si algo de lo dicho falta, no hay proceso.
Hay fuerza, arbitrariedad o cualquier otra cosa, pero no hay proceso tal como está
previsto en la Constitución.
El diseño triangular del proceso antes descripto que constituyó el gran aporte del
derecho procesal y constitucional a la civilidad, con un juez que aseguraba la igualdad
de los parciales con su propia imparcialidad, cambió por contingentes razones no del
todo superadas hasta el día de hoy.
En ese orden, sabido es que a raíz de lo actuado por el Concilio de Letrán (1215)
se inauguró una organización que se dedicó a la búsqueda de pecadores (la llamada
inquisición episcopal) y que luego se impuso la meta de descubrir delitos eclesiales (la
llamada Inquisición papal o Inquisición medieval) para terminar investigando delitos
seglares (mediante la inquisición española).(7)
También se sabe que con ello se generó un nuevo método de enjuiciamiento muy
alejado en su estructura de aquel que la pacificación de los pueblos supo conquistar.
Como ese método era practicado por la Inquisición, cobró el nombre histórico de
inquisitorio (opuesto a acusatorio) o inquisitivo (opuesto a dispositivo).
Ese método, como hoy ya nadie lo discute, generó la idea perversa consistente en
que el pretendiente (juez) convertido en acusador de alguien le imputaba al resistente la
comisión de un delito que luego este juzgaba.
El pretendiente (juez) afirmaba, probaba y juzgaba.
Además, y por obvias razones, este método de enjuiciamiento no podía hacerse en
público, de allí que las características propias del método eran:
- Juicio escrito y secreto.
- El juez era la misma persona que el acusador y, por tanto, el que iniciaba los
procedimientos, bien porque a él mismo se le ocurría (actividad oficiosa) o porque
admitía una denuncia nominada o anónima (ello quedó escondido en la idea del
accionar oficioso).
- El propio acusador (juez, se dijo) probaba sus propias afirmaciones, empeñado en
descubrir la verdad real.
- Dichas afirmaciones eran, a su vez, correlato de sus “pre-juicios”, propios o infundidos
por otro mediante una denuncia, sobre la “culpabilidad” del “señalado, demandado o
denunciado”.
158
(8) Alvarado Velloso, Adolfo: “La imparcialidad judicial y el sistema inquisitivo”, en Montero
Aroca, Juan: “Proceso civil e ideología. Un prefacio, una sentencia, dos cartas y quince ensayos” -
Ed. Tirant lo Blanch - 2006 - pág. 235
(9) Alvarado Velloso, Adolfo: “La imparcialidad judicial y el sistema inquisitivo”, en Montero
Aroca, Juan: “Proceso civil e ideología. Un prefacio, una sentencia, dos cartas y quince ensayos” -
Ed. Tirant lo Blanch - 2006 - pág. 236
159
material necesario para confirmar las afirmaciones, las que pueden ponerle fin al pleito
en la oportunidad y por los medios que deseen.
Nótese que en este esquema constitucional prima una filosofía que tiene al propio
particular como centro y destinatario del sistema.
Lógico es que en ese esquema el juez no pueda asumir la conducta y actividad
procesal propia de las partes, con lo que carece de poder impulsorio, debe admitir
como ciertos los hechos admitidos por las partes, así como conformarse con los medios
probatorios que ellas aportan y resolver ajustándose estrictamente a lo que es materia
de controversia en función de lo que fue afirmado y negado en las etapas respectivas.
Ya se sabe también que este esquema no solo se aplicó (y debe aplicarse al proceso
civil), sino también al proceso penal que se iniciaba por un acusador, quien actuaba
contra el reo ante la persona que oficiaba como juzgador. De allí que la denominación
de acusatorio del proceso penal venga desde antes del siglo XII en numerosos países de
Europa.
Este sistema, nomenclado como dispositivo en lo civil, o acusatorio en lo penal, se
presenta con los siguientes rasgos comunes:(10)
- Solo puede ser iniciado por el particular interesado, nunca el juez.
- El impulso procesal solo es dado por las partes. Nunca por el juez.
- Existe paridad absoluta de derechos e igualdad de instancias entre actor (o acusador)
y demandado (o reo).
- El juez es un tercero que, como tal, es impartial (no parte), imparcial (no interesado
personalmente en el resultado del litigio) e independiente (no recibe órdenes) de cada
uno de los contradictores y de otros poderes.
- No preocupa la búsqueda denodada de la verdad real, sino que más realísticamente
procura lograr el mantenimiento de la paz social.
- Nadie intenta lograr la confesión del demandado o imputado, pues su declaración es
un medio de defensa y no de prueba, por lo que se prohíbe su provocación.
- De allí que cuando alguien desea declarar espontáneamente, lo haga sin mentir. Por
tanto, castiga la falacia.
- Se prohíbe la tortura.
- El imputado sabe siempre de qué se lo acusa.
- Y quién lo acusa.
- Y quiénes son los testigos de cargo.
- Etcétera.
Coincidimos con Alvarado Velloso que esto muestra en su máximo grado la garantía
de la plena libertad civil para el demandado (o reo), y ello -se verá- es coincidente con la
filosofía y lineamentos que marcan las aludidas normas constitucionales y, en especial,
con el artículo 8 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos para todo aquel
que es sometido a juzgamiento.
(10) Como lo anticipamos, seguimos aquí al Dr. Alvarado Velloso, Adolfo: “La imparcialidad
judicial y el sistema inquisitivo”, en Montero Aroca, Juan: “Proceso civil e ideología. Un prefacio,
una sentencia, dos cartas y quince ensayos” - Ed. Tirant lo Blanch - 2006 - pág. 237 y ss.
160
De entre todos los principios que componen la noción del proceso que “nos es
debido” por la Constitución y la convencionalidad hoy reinante(11) (igualdad, moralidad,
transitoriedad de la serie procesal, comunicación adecuada de la acusación o demanda,
tiempo y medios adecuados para preparar la defensa... etc.), nos interesa detenernos en
la noción de imparcialidad.
Repasemos entonces: ¿qué significa imparcialidad?, muy simple: que los jueces no
realizan actividad que deben realizar las “partes” del proceso, que carecen de “prejuicios”
e interés sobre el resultado del proceso (vgr., “tal es la víctima y tal el victimario”, “aquel
es culpable de antemano”, etc...).
Como bien dijo la Corte Interamericana de Derechos Humanos: “Implica que los
juzgadores no inicien el proceso con una idea preconcebida de que el acusado ha cometido
el delito que se le imputa”(12). Lo que es lo mismo decir: iniciar un proceso con la idea de
que tal o cual tiene razón.
¿Y quiénes son las partes?: el órgano acusador - demandante y el acusado - deman-
dado. Esta es, según Alvarado Velloso(13), la filosofía que inspira todo el sistema procesal
establecido en la CN. Y tal filosofía, según el mismo autor, es la que debe respetarse en
todo proceso, no obstante la materia de que se trate (civil, penal, administrativo, etc....).(14)
En ese orden, bien señala Rodolfo Vigo, no obstante la libertad que en cuanto a
la cuestión de fondo le compete, la imparcialidad le impide al magistrado -de cualquier
materia que fuera- sustentar su fallo en el emotivismo, el irracionalismo, las intuiciones,
prejuicios o las propias ideologías de sus miembros, tal cual lo postula la escuela
“irracionalista o arracionalista” del derecho(15). Tampoco en la presión mediática ni de
ninguna otra índole.
La Corte Interamericana, en reiterados parágrafos del conocido caso “Aguirre
Roca”, se ha referido a la imparcialidad, entre otros tantos fallos.(16)
Ya hemos dicho que hablar de imparcialidad es referirse a la condición de tercero
desinteresado del juzgador, es decir, no ser parte (ni realizar lo que las partes deben
hacer, como dice Alvarado Velloso) ni tener prejuicios a favor o en contra de las partes,
lo que implica neutralidad respecto a la hipótesis acusatoria/pretendida y defensiva/
resistida hasta el momento de la sentencia.
(11) Un desarrollo más detallado sobre tales principios puede consultarse en Argibay Berdaguer,
Federico: “Convención Americana de Derechos Humanos y debido proceso” - Nuevas Propuestas
de la UCSE - Nº 33 - págs. 33/79
(12) Caso “Barberá Messague and Jabardo vs. Spain”, cit. en “Convención Americana de Derechos
Humanos, comentario”, Cristian Steiner y Patricia Uribe (Editores) - Konrad Adenauer Stiftung -
EUDEBA - pág. 234
(13) Alvarado Velloso, Adolfo: “Teoría general del proceso” - Academia Virtual Iberoamericana de
Derecho y Altos Estudios Judiciales, passim
(14) Benabentos, Omar: “Teoría general unitaria del derecho procesal” - Juris - Rosario - 2001 - pág. 215
(15) Sobre el particular, puede consultarse Vigo, Rodolfo: “Interpretación constitucional” - Ed.
AbeledoPerrot - Bs. As. - pág. 207 en adelante
(16) “Aguirre Roca y otros c. Perú” - Corte IDH - 31/1/2001 - LL t.2001 - C - págs. 878/904. Ver,
en especial, consid. 79
161
(17) Cafferata Nores: “Proceso penal y derechos humanos” - Editores del Puerto - 2007 - págs. 31/2
(18) Tan extremosa ha sido la mentada oficiosidad en dicho cuerpo normativo, que no dudamos
en sostener que en algunos casos culminará siendo de cumplimiento imposible no solo por las
cuestiones constituciones aquí involucradas, sino por consabida congestión y cúmulo de tareas que
ostentan los tribunales a lo largo y ancho de nuestro país. Como aserto de tal afirmación, hemos
extractado algunas normas en las que se ha consagrado el aludido principio de oficiosidad como
un deber (no una facultad) del juez: Art. 10 - Ordenar medidas para evitar el abuso del derecho;
Art. 794 - Reducción de la cláusula penal; Art. 989 - Integración del contrato con cláusulas
abusivas; Art. 1112 - Control judicial de las cláusulas abusivas; Art. 1735 - Distribución de la carga
de la prueba; Art. 1742 - Atenuación de la indemnización por equidad; Art. 1747 - Atenuación
acumulación daño moratorio y cláusula penal; Art. 706 - Actuación oficiosa en materia de familia
(excepto cuestiones patrimoniales), etc.
(19) Seminara, Letizia: “La teoría de las apariencias y la independencia de la magistratura en
la jurisprudencia de la Corte europea de derechos humanos. A propósito del caso Pabla Ky c.
Finlandia” en Rev. Ius contentiosus publicum
(20) Sobre este tema, Wachsmann, Patrick: “La préeminence du droit dans la jurisprudence de la
Cour européenne des droits de l’homme”, in Mélanges Schwob, Bruxelles: Bruylant - 1997 - pág.
241 ss.; cit en Seminara, Letizia: “La teoría de las apariencias y la independencia de la magistratura
en la jurisprudencia de la Corte europea de derechos humanos. A propósito del caso Pabla Ky c.
Finlandia” en Rev. Ius contentiosus publicum
162
Desde ese quicio la misma Corte ha puesto en evidencia en el célebre caso “Golder”
que la preeminencia del derecho no puede ser concebida sin la posibilidad de acceder
a una justicia independiente e imparcial(21). Y sin justicia independiente el derecho no
puede prevalecer.
(21) “Golder c. Reino Unido” – sent. de 21/2/1975 - Serie A - N° 18, 34 y ss; cit. En Seminara,
Letizia: “La teoría de las apariencias y la independencia de la magistratura en la jurisprudencia de
la Corte europea de derechos humanos. A propósito del caso Pabla Ky c. Finlandia” en Rev. Ius
contentiosus publicum
163
(22) Caso de la “Panel Blanca (Paniagua Morales y otros) vs. Guatemala” - Corte IDH. Fondo
Sentencia de marzo/1998 - Serie C - N° 37 - párr. 149; caso del “Tribunal Constitucional vs.
Perú”, párr. 69/71, y caso “Nodege Dorzema y otro vs. República Dominicana” - párr. 157, cit. en
“Convención Americana de Derechos Humanos, comentario”, Cristian Steiner y Patricia Uribe
(Editores) - Konrad Adenauer Stiftung - EUDEBA - pág. 232
(23) Alvarado Velloso, Adolfo: “Teoría general del proceso” - Academia Virtual Iberoamericana de
Derecho y Altos Estudios Judiciales - lección 5 - pág. 11
(24) Metáfora que utilizamos para poner en evidencia la idea de un juez todopoderoso, a quien se
ha colocado en un plano de superioridad sobre las partes en los proyectos en danza
164
(25) Camps, Carlos E., publicado en Sup. Esp. Legal Tech - noviembre/2018 – 31 - Cita digital AR/
DOC/2373/2018
(26) En tal sentido bien se conoce que la industria del software requiere permanentemente de
equipos con mayor capacidad para emplear los mismos programas y sistemas, cuya actualización y
generación de “parches informáticos” es constante
(27) Sobre ello puede verse en nuestro trabajo “Las TIC y el derecho fondal y procesal de familia” -
ERREIUS - Suplemento Especial - diciembre/2018 - pág. 7 - Cita digital IUSDC286270A
165
(28) En tal sentido, rescatamos las palabras de Quadri, Gabriel: “Es que, en lugar de modificarse
el Código Procesal -como se lo ha hecho en varias provincias-, el legislador ha acordado una ambigua
‘autorización’. Con esto queremos significar que, si era intención del legislador nacional que se implementaran
determinados avances en materia procedimental, debió haber modificado los Códigos respectivos, sentando
-aunque más no fuera- las bases al respecto y dejando, si se quería, los aspectos menores y operativos supeditados
a la (más maleable) reglamentación que al efecto se estableciera” (Quadri, Gabriel H.: “De nuevo sobre
las copias digitales” - 14-dic-2016 - Cita: MJ-DOC-10580-AR). Al respecto, y estando en camino
dicha recodificación procesal, anhelamos la inclusión de los aspectos viscerales de lo aquí analizado
de modo de dotar de mayor seguridad, precisión y claridad al sistema
(29) A título de muestra, puede consultarse: “El activismo procesal tecnológico y el debido proceso
legal. Una historia de Black Mirror judicial”, de Fornetti, Omar y Gatica, Gonzalo J., publicado en
El dial DC28CE; también: “Fuerte polémica jurídica por el rechazo del Colegio de Abogados al
uso del sistema oral” www.economics.com.ar - 18/10/2019
(30) Confr. video conferencia de Rojas, Jorge: Escuela de capacitación del Poder Judicial de
Santiago del Estero
166
(31) Mora Mora, Luis P.: “La independencia del juez, como derecho humano”, en Liber Amicorum
Héctor Fix Zamudio por Corte IDH - San José de Costa Rica - 1998
(32) “Convención Americana de Derechos Humanos, comentario”, Cristian Steiner y Patricia
Uribe (Editores) - Konrad Adenauer Stiftung - EUDEBA - pág. 232
(33) Morello, Augusto M.: “Constitución y proceso: la nueva edad de las garantías jurisdiccionales
1998” – Ed. AbeledoPerrot - pág. 186
167
Mariano Ferrero(*)
I - INTRODUCCIÓN
Las monedas virtuales han irrumpido con fuerza en nuestra vida cotidiana.
Si bien la moneda reina, el bitcoin, lleva con nosotros algunos años, recién en 2017
se ha popularizado entre todos nosotros, principalmente por su vertiginosa suba de
valor (y posterior fuerte caída). Ello ha llevado a los medios de comunicación a hablar
continuamente del bitcoin (y a veces de otras monedas virtuales), sus riesgos y sus
grandes ganadores que hicieron millones (de moneda tradicional o fiduciaria). Todos
nos hemos preguntado si no será la moneda del futuro y, por ende, si comprar alguna
de estas monedas virtuales.
Por otro lado, si hablamos de popularidad mundial, la realidad es que, a fines de
2017, se estimaba que existían casi 3 millones de usuarios de bitcoin (la moneda más
popular(1)). Si comparamos este número con la población mundial y el uso de efectivo o
pagos a través de tarjetas de crédito, podemos decir que el bitcoin no es ni popular ni
masivo, sino que recién está dando sus primeros pasos.
(*) Abogado (UCA). Especialista en Derecho Informático (UBA). Profesor del seminario
“Responsabilidad Social de las organizaciones”. Maestría en Ingeniería en Calidad (Universidad
Tecnológica Nacional). Socio del Estudio Jurídico Falchi & Ferrero
(1) Esparragoza, Luis: “Cerca de 2.9 millones de usuarios de criptomonedas en el mundo estima
estudio de la Universidad de Cambridge” - 11/4/2017 - www.criptonoticias.com - Consultado el
4/1/2019
169
Con todo este interés y revuelo, los gobiernos ya no pueden mantenerse al margen.
Si bien las más conocidas monedas virtuales se han creado justamente para, entre otras
cosas, evadir las regulaciones y el control del Estado, los gobiernos no se han cruzado
de brazos y empiezan a meter sus narices en el asunto. Está en el germen de todas estas
monedas virtuales el no estar controladas por un banco central, como lo es la moneda
fiduciaria(2). Como toda nueva tecnología, la regulación está corriendo detrás, pero al
menos ya está en carrera.
Lo que más ha preocupado a los gobiernos, al menos en sus manifestaciones
públicas, es que las monedas virtuales, por su anonimato intrínseco, no sean utilizadas
como modo de mover dinero fuera del sistema formal por parte de las organizaciones
criminales. Tampoco creemos que a los gobiernos les agrade mucho la idea de que exista
un medio de cambio universal que no puedan controlar, pero esa es otra discusión. El
movimiento relacionado con las organizaciones criminales también se vio relacionado
con la Deep Web, esto es, el contenido de internet que no está indexado por los
buscadores tradicionales y, por ende, se mantiene relativamente oculto a los ojos del
gran público. Asimismo, en la Deep Web se mantiene el anonimato, y se ha utilizado
para la compraventa de bienes prohibidos, como por ejemplo drogas o armas. También
ha tenido usos nobles, como las comunicaciones privadas de periodistas que trabajaban
de incógnito en zonas de guerra.
Analizaremos en primer lugar, y brevemente, la naturaleza jurídica de las
monedas virtuales, para luego adentrarnos en el principal objetivo de este trabajo, que
es describir brevemente la regulación de las monedas virtuales por parte de varios países
del mundo y, en particular, de Argentina. Haremos un comentario aparte respecto de la
minería de las criptomonedas y su impacto ambiental, que si bien no parece nuclear a
los fines de este trabajo, es una cuestión que no puede ser dejada de lado. Finalmente,
propondremos una regulación mínima, sobre todo respecto de las personas que hagan
de la compraventa de monedas virtuales su negocio habitual.
Como abogados, cuando se nos presenta una nueva realidad, tenemos la tentación
inmediata de descifrar su naturaleza jurídica, para encuadrar el objeto de estudio dentro
de los casilleros que nos brinda nuestro ordenamiento normativo, más específicamente
el Código Civil y Comercial de la Nación. Nos rendiremos a la tentación, sin profundizar
en exceso.
II - 1. ¿Es moneda?
En primer lugar, cuando hablamos de una moneda virtual nos preguntamos si es
una moneda.
Dentro del marco normativo argentino, la autoridad que emite moneda es el
Banco Central de la República Argentina (BCRA).
(2) Se llama moneda fiduciaria a la moneda tradicional (pesos argentinos, dólares estadounidenses
y muchas otras), ya que circulan por la confianza o soporte que tienen detrás de parte de los Estados
emisores de cada moneda
170
(3) Art. 30 - “El banco es el encargado exclusivo de la emisión de billetes y monedas de la Nación Argentina
y ningún otro órgano del gobierno nacional, ni los gobiernos provinciales, ni las municipalidades, bancos u
otras autoridades cualesquiera podrán emitir billetes ni monedas metálicas ni otros instrumentos que fuesen
susceptibles de circular como moneda. Se entenderá que son susceptibles de circular como moneda cualesquiera
fueran las condiciones y características de los instrumentos cuando: i) el emisor imponga o induzca en forma
directa o indirecta, su aceptación forzosa para la cancelación de cualquier tipo de obligación o ii) se emitan por
valores nominales inferiores o iguales a 10 veces el valor del billete de moneda nacional de máxima nominación
que se encuentre en circulación”
(4) Art. 2 - “Definiciones. En esta ley y sus disposiciones reglamentarias, se entenderá por valores negociables:
Títulos valores emitidos tanto en forma cartular así como a todos aquellos valores incorporados a un registro de
anotaciones en cuenta incluyendo, en particular, los valores de crédito o representativos de derechos creditorios,
las acciones, las cuotapartes de fondos comunes de inversión, los títulos de deuda o certificados de participación
de fideicomisos financieros o de otros vehículos de inversión colectiva y, en general, cualquier valor o contrato
de inversión o derechos de crédito homogéneos y fungibles, emitidos o agrupados en serie y negociables en igual
forma y con efectos similares a los títulos valores, que por su configuración y régimen de transmisión sean
susceptibles de tráfico generalizado e impersonal en los mercados financieros. Asimismo, quedan comprendidos
dentro de este concepto los contratos de futuros, los contratos de opciones y los contratos de derivados en
general que se registren conforme la reglamentación de la Comisión Nacional de Valores, y los cheques de
pago diferido, certificados de depósitos de plazo fijo admisibles, facturas de crédito, certificados de depósito
y warrants, pagarés, letras de cambio, letras hipotecarias y todos aquellos títulos susceptibles de negociación
secundaria en mercados”
171
II - 3. Bien
Descartada entonces su naturaleza jurídica como moneda y puesta en suspenso
como valor negociable, resta entonces caracterizarla como bien del modo más
conservador. Y para ello podemos citar en armonía los artículos 15 y 16 del Código Civil
y Comercial, que dicen:
(5) Chomczyc, Andrés: “Estatus legal de los bitcoins en Argentina (primera parte)” - 9/11/2005 -
www.abogados-inhouse.com
(6) Chomczyc, Andrés: “Estatus legal de los bitcoins en Argentina (primera parte)” - 9/11/2005 -
www.abogados-inhouse.com
172
Las monedas virtuales han sido creadas justamente para que no se pueda regular
sobre ellas. No hay una entidad central que las emita ni las respalde. No creemos que
haya sido la intención de los creadores del bitcoin (o creador si es el enigmático Satoshi)
crear un medio de cambio anónimo para lavar dinero o ayudar a las organizaciones
criminales, sino más bien para no depender de los bancos centrales (más sobre el tema
en el white paper original de bitcoin(7)). Sin embargo, el efecto es similar, no se puede
regular el corazón mismo de la moneda, sino que se puede regular a sus actores.
Por ello, cuando hablamos de regular la moneda virtual, estamos refiriéndonos a
crear determinadas reglas para todos los actores que posean monedas virtuales, y más
vehementemente a los que comercian con las mismas o hacen de su compraventa su
negocio habitual.
Si en Argentina una persona quiere comprar y vender dólares u otra moneda
extranjera, debe registrarse ante el Banco Central de la República Argentina. Esto,
hablando de una normativa reciente que abrió el juego, ya que antes solo podían hacerlo
las entidades financieras o las casas o agencias de cambio debidamente autorizadas por
el Banco Central(8). Sin embargo, a partir de enero de 2018, cualquier persona puede
hacerlo, pero debe registrarse.
Entonces, regular sobre la moneda virtual es ponerles algunos requisitos a sus
actores, todos los intermediarios y hasta propietarios finales de las monedas. Una
preocupación mayor que ha picado en punta es la fiscal, ya que impuestos como bienes
personales, IVA o ganancias quedaban afuera de esta novedad tecnológica, pero ya no más.
Hemos visto cómo el año 2017 ha traído una suba de valor meteórica del bitcoin
y de otros cientos de monedas virtuales y con ello el apuro de los gobiernos en regularla
(sobre todo con impuestos). En 2018, ha bajado más del 80% su valor, pero sigue siendo
una realidad incontestable.
(7) Nakamoto, Satoshi: “Bitcoin: un sistema de dinero en efectivo electrónico peer-to-peer” - bitcoin.org
(8) Banco Central de la Nación Argentina: “El BCRA habilita a comercios e individuos para operar
en cambios” - 25/1/2018 - www.bcra.gov.ar
173
IV - 2. Japón
El 1/4/2017 una modificación a la ley monetaria entró en vigor en Japón. Para
los fines de este trabajo, destacamos que la ley reconoce a las monedas virtuales como
un método legal de pago.(10)
Japón entonces es el primer país que reconoce a las monedas digitales como
medio de pago. Ello no significa que sea una moneda de curso legal.
Asimismo, en Japón fijaron reglas claras para las personas que deseen dedicarse
a la compra y venta de monedas virtuales, a través de una licencia, protegiendo también
de este modo a los consumidores.
Finalmente, en julio de 2017, el gobierno de Japón hizo las aclaraciones necesarias
respecto de las monedas virtuales desde el punto de vista impositivo.
IV - 3. China
El caso de China es especial. En un principio, atacó fuertemente el uso del bitcoin
y de las ofertas iniciales de monedas virtuales. El Banco Central de China consideraba
que un mercado de moneda no regulado era una amenaza para su economía.(11)
(9) New York State: “BitLicense Regulatory Framework. Final Rules” - www.dfs.ny.gov
(10) Artículo 2-5 of Japans’s Payment Services Act (PSA) - 25/5/2016
(11) The Law Library Of Congress: “Regulation of Cryptocurrency Around the World” - Global
Legal Research Center - www.loc.gov
174
IV - 4. India
En febrero de 2018 el Ministro de Finanzas de la India atacó fuertemente el uso de
criptomonedas por su utilización en actividades criminales. Asimismo, aclaró que no es
moneda de curso legal. Finalmente, el Banco de India anunció la prohibición de comprar
y vender criptomonedas.(13)
IV - 6. Alemania
El uso de monedas virtuales en Alemania está permitido. Más allá, en febrero de
2018, el Ministerio de Finanzas sostuvo en un comunicado que el uso del bitcoin debe
ser equiparado a los medios convencionales de pago, ya que su uso tiene como único
propósito el de medio de pago.(15)
IV - 7. Federación Rusa
Si bien las monedas virtuales no son ilegales, el Banco Central de Rusia ha sido
categórico en cuanto a que no es moneda(16). Sin embargo, los sitios de intercambio de
bitcoins están bloqueados.
(12) Jia, Cheng; Xiaojin, Ren: “PBOC gets tougher on bitcoin” - Chinadaily - 5/1/2018 - global.
chinadaily.com.cn
(13) BBC News: “India bans crypto-currency trades” - 6/4/2018 - www.bbc.com
(14) The Law Library Of Congress (2014): “Regulation of bitcoins in selected jurisdictions” - Global
Legal Research Center - www.loc.gov
(15) Dillet, Romain: “Germany Recognizes Bitcoin As ‘Private Money’, Sales Tax Coming Soon” -
TechCrunch - 19/8/2013 - techcrunch.com
(16) Suberg, William: “Russia Central Bank Categorically Against Regulating Crypto as Money” -
Cointelegraph - 14/9/2017 - cointelegraph.com
175
(17) Banco Central de Bolivia (2014): Resolución de Directorio N° 044/2014. Asunto: Gerencia de
entidades financieras - Prohibición del uso de monedas y denominaciones monetarias no reguladas
en el ámbito del sistema de pagos nacional - 6/5/2014 - www.bcb. gob.bo
(18) Banco Central de Brasil (2017): Comunidado N° 31.379. Alerta sobre os riscos decorrentes de
operaçôes de guarda e negociaçào das denominadas moedas virtuais - 16/11/2017 - www.bcb.gov.br
(19) El Comercio: “El bitcoin no es autorizado en el Ecuador, según el Banco Central” - 12/12/2017
- www.elcomercio.com
176
VI - ETF
177
Clarifica en cuanto a que las monedas virtuales no son emitidas por el BCRA ni
por otras autoridades monetarias internacionales, por lo que carecen de curso legal y
respaldo alguno. Asimismo, expresa que no hay consenso sobre tu naturaleza.
Finaliza advirtiendo al público que los riesgos por su utilización son soportados
exclusivamente por sus usuarios.
La breve conclusión que podemos tomar de este comunicado es que las monedas
virtuales no son moneda, al menos en nuestro país.
Hemos entrevistado brevemente al doctor Horacio Liendo (n.), actual director del
BCRA, respecto de la actualidad de la regulación de las monedas virtuales y esto nos
contestó: “La última comunicación oficial respecto de las monedas virtuales es la de 2014.
Continuamente el Banco Central se encuentra monitoreando las últimas novedades en
cuanto a las monedas virtuales, en coordinación con los diferentes actores involucrados.
Asimismo, como última novedad, el Grupo de Acción Financiera Internacional sobre
Blanqueo de Capitales (por sus siglas, GAFI) emitió una nueva recomendación en octubre
de 2018 pidiendo especial atención sobre la compraventa de criptoactivos. En esa línea,
la UIF, la CNV y el BCRA estamos analizando cómo reforzar los controles de prevención de
lavado de dinero y financiamiento al terrorismo con el objetivo de darle más trazabilidad
a esas transacciones”.
178
VII - 4. AFIP
La ley 27430 de modificación a la ley de impuesto a las ganancias ha incluido a
las monedas digitales.
179
(21) Art. 2 - “A los efectos de esta ley son ganancias, sin perjuicio de lo dispuesto especialmente en cada
categoría y aun cuando no se indiquen en ellas:
1. Los rendimientos, rentas o enriquecimientos susceptibles de una periodicidad que implique la permanencia
de la fuente que los produce y su habilitación.
2. Los rendimientos, rentas, beneficios o enriquecimientos que cumplan o no las condiciones del apartado
anterior, obtenidos por los responsables incluidos en el artículo 69 y todos los que deriven de las demás
sociedades o de empresas o explotaciones unipersonales, excepto que, no tratándose de los contribuyentes
comprendidos en el artículo 69, se desarrollaran actividades indicadas en los incs. f) y g) del art. 79 y estas no
se complementaran con una explotación comercial, en cuyo caso será de aplicación lo dispuesto en el apartado
anterior.
3. Los resultados provenientes de la enajenación de bienes muebles amortizables, cualquiera sea el sujeto que
los obtenga.
4. Los resultados derivados de la enajenación de acciones, valores representativos y certificados de depósito
de acciones y demás valores, cuotas y participaciones sociales -incluidas cuotapartes de fondos comunes de
inversión y certificados de participación de fideicomisos financieros y cualquier otro derecho sobre fideicomisos y
contratos similares-, monedas digitales, títulos, bonos y demás valores, cualquiera sea el sujeto que las obtenga.
5. Los resultados derivados de la enajenación de inmuebles y de la transferencia de derechos sobre inmuebles,
cualquiera sea el sujeto que las obtenga”.
(Art. sustituido por art. 2 de la L. 27430 - BO: 29/12/2017. Vigencia: el día siguiente al de su
publicación en el BO y surtirán efecto de conformidad con lo previsto en cada uno de los Títulos
que la componen. Ver art. 86 de la ley de referencia)
(22) D. 279/2018
180
las operaciones de la comunidad. Todas las transacciones poseen una firma digital
correspondiente al usuario que realiza el envío. Además, cada bitcoin está registrado,
lo que permite saber en cuántas transacciones ha participado y dónde se encuentra en
cada momento.
Existe un grupo de usuarios que se encarga de verificar dichas transacciones,
registrarlas en el libro de cuentas y asegurar el funcionamiento de la red. Son los conocidos
como mineros. El sistema de minería de la red permite todas estas acciones a través
de un programa de software y hardware especializado. Como recompensa a estos mineros
encargados de ejecutar los códigos que permitan la seguridad del blockchain, reciben bitcoins.
Esta fue la primera forma que tenían los usuarios de obtener dicha moneda virtual.(23)
Por lo tanto, el proceso de minería es esencial en el ecosistema de criptomonedas.
Necesitamos del poder de procesamiento de las computadoras abocadas al proceso
para resolver las complejas operaciones matemáticas de los bloques de la blockchain.
Dichas funciones hacen que se puedan procesar las operaciones de transferencia de
criptomonedas entre una billetera y otra en el menor tiempo posible.
Para que las computadoras funcionen y realicen sus operaciones matemáticas,
necesitan energía. Cuántas más operaciones resuelvan, más energía necesitarán.
Aquí la cuestión principal: las monedas virtuales no se obtienen gratuitamente. Como
el oro o la plata, que para obtenerlos hay que invertir mucho dinero, para obtener
monedas virtuales y que las mismas fluyan entre sus usuarios, se necesitan energía
eléctrica y asimismo computadoras que hagan el trabajo. Podemos sumar a la cuestión
medioambiental además el calor que generan dichas computadoras trabajando.
Es por eso que las “granjas de minería”, como se llama a los grandes centros de
operación donde miles de computadoras o placas de video funcionan generando monedas
virtuales y, por ende, permitiendo las transferencias, suelen instalarse en países donde
la energía eléctrica es barata o en lugares fríos para ahorrar en refrigeración. Ya hay
granjas de minería que generan su propia energía a través de métodos renovables, como
el viento en países fríos.
Uno puede pensar que el consumo de energía eléctrica es muy menor a la cuestión
y no debería ser un punto. Ello es falso. Solo contando el bitcoin, la moneda de mayor
utilización y más importante, el uso de energía eléctrica para mantener todo el sistema
en funcionamiento es tal que supera a varios países enteros.
Por ejemplo, en 2017, el consumo total de la red bitcoin superó al consumo de
países enteros como Chile o Austria, justo por debajo de Filipinas y Venezuela.(24)
Otra comparación que puede servir es medir el consumo eléctrico que conlleva
una transacción de bitcoin con una transacción de la red de pagos de la empresa
internacional VISA. Tomando en cuenta lo que informó la propia empresa VISA, una
transacción de bitcoin consume la misma energía eléctrica que cien mil transacciones
de la red VISA.
Según un estudio realizado por la Universidad de Hawaii en 2018, si la utilización
del bitcoin se extendiese como otras tecnologías, su minado conllevaría un calentamiento
global de dos grados Celsius en 15 años.(25)
(23) Jiménez Alonso, Cristina (2017): “Bitcoin: ¿qué es y cómo funciona la moneda virtual” - Forbes
- 21/9/2017 - forbes.es
(24) Digiconomist (s/f): “Bitcoin Energy Consumption” - digiconomist.net
(25) Clarín: “Bitcoin: el ‘minado’ podría elevar en dos grados la temperatura global” - 29/10/2018
- www.clarin.com
181
IX - CONCLUSIONES
182
piso de monto, todas las operaciones con monedas virtuales. De llevarse un registro de
los intermediarios habituales, es lógico concluir que todas las operaciones que efectúen
deberán ser informadas a la UIF. Tendríamos así una entidad que sabría absolutamente
todas las operaciones de compraventa de criptomonedas que se efectúen a través de los
operadores registrados. Como con todas las monedas, las personas que operen con los
entes registrados tendrán mayor seguridad respecto de las operaciones que realicen,
como así también que los órganos de recaudación fiscal sabrán en detalle cuánto
compraron y cuánto vendieron. Asimismo, si esos intermediarios brindan el servicio
de billetera virtual, podrían ser intimadas, con la legislación actual, a informar cuánto
tiene cada usuario.
Todo esto, y por la arquitectura de las monedas virtuales, le otorga a las personas
mayores opciones. Pueden operar con entidades registradas y tener mayor seguridad en
sus operaciones y también estar monitoreados por las autoridades, o pueden mantenerse
fuera del sistema e intercambiar únicamente con otros usuarios particulares.
Finalmente, desde aquí militamos por una regulación global de las monedas
virtuales en cuanto al enorme gasto energético que conlleva. La temática del cambio
climático es global y las monedas virtuales a partir de su minado computacional
contribuyen al calentamiento planetario, por lo que la solución país por país sería pobre
e ineficaz.
183