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Supl. DIYT ultima tapa.pdf 1 11/2/20 4:01 p.m.

Cód. interno: J036001


ISBN 978-987-793-108-2

DERECHO, INNOVACIÓN Y TECNOLOGÍA


SUPLEMENTO ESPECIAL

DERECHO, INNOVACIÓN
Y TECNOLOGÍA

Coordinación: Carlos E. Camps | Gabriel H. Quadri

Contratos inteligentes y blockchain | Terceros de confianza para la prueba


electrónica | Chatbots en la Administración Pública | Libro de asistencia ante el
empleo de la tecnología | Inteligencia artificial aplicada al proceso | Expediente
Paraná 725, CABA (1017), Buenos Aires | Argentina
(011) 4370-2018 digital en el anteproyecto de reforma al CPCC | Legal design thinking | Uso de
contactenos@erreius.com las redes sociales y las nuevas tecnologías en el proceso penal | Hacia la regulación
de las Fintech | Aportes constitucionales al nuevo proceso tecnológico oral | Monedas
erreius.com virtuales en Argentina

Año 2020
DERECHO, INNOVACIÓN
Y TECNOLOGÍA

SUPLEMENTO ESPECIAL

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PRESENTACIÓN
Resulta sorprendente ver cómo durante el año que pasó, la tecnología
ha producido cambios muy significativos en las relaciones jurídicas y, en
particular, en las procesales.
Si bien no se trata de un fenómeno nuevo, el año 2019 habrá de ser recordado
como aquel en el que temas como el relativo a la economía de plataformas, las
fintech, la inteligencia artificial aplicada a la toma de decisiones, el derecho
procesal electrónico en su conjunto, el blockchain y todas sus derivaciones y
utilidades, los smart contracts -entre otros- “explotaron” y generaron debates
que aún no concluyen.
Más importante aún: estos temas que cobraron especial notoriedad en el
año que cerró marcan la agenda de lo que viene.
Se trata de los fenómenos a los que tendremos que prestar particular
atención ya que allí se ubicará el hardcore de la discusión jurídica en los
tiempos actuales y futuros.
Para ello, desde Erreius y como parte de la publicación Temas de Derecho
Procesal, presentamos este Suplemento Especial de Derecho, Innovación y
Tecnología.
En él se vuelcan cuestiones imprescindibles, abordadas por especialistas
de renombre en cada área temática.
Así, Santiago J. Mora nos habla sobre el nuevo horizonte que se vislumbra
para la tarea de los letrados a partir de la irrupción de los denominados
contratos inteligentes.
Gastón E. Bielli retoma sus investigaciones sobre terceros de confianza
para el campo de la prueba electrónica, ahora analizando la utilidad de
WayBack Machine.
Carlos J. Ordóñez aborda un tema novedoso y curioso, como es el del
empleo de chatbots en la Administración Pública.
Gastón A. Navarro se ocupa de un tópico de vital importancia en el ejercicio
diario de la profesión y para el debido resguardo del derecho de defensa: el
libro de asistencia y el modo en que hoy se ve redimensionado ante el empleo
de la tecnología.
Cecilia C. Danesi y Noelia Mitelli indagan en las figuras de los asistentes
jurídicos digitales, manifestación del fenómeno de la inteligencia artificial
aplicado al proceso.

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Gabriel H. Quadri hace foco en el expediente digital y el modo en que es
diseñado en el anteproyecto de reforma al Código Procesal Civil y Comercial
Nacional.
Tatiana G. Dore inserta el debate tecnológico en el derecho procesal de
familia: en ese contexto desarrolla los perfiles del legal design thinking.
Felicitas Escobar vincula dos cuestiones de alta trascendencia para el
ejercicio de la profesión jurídica: la inteligencia artificial y la prueba.
Manuel A. Freire, por su lado, nos explica desde el derecho procesal penal
las cuestiones que se generan en torno a la imparcialidad tanto del juez como
de los jurados frente al empleo de redes sociales y nuevas tecnologías.
Federico J. Argibay Berdaguer realiza un aporte constitucional al nuevo
proceso tecnológico oral, sistema que trae importantes cambios tanto en el método
de expresión del lenguaje procesal como en el esquema de enjuiciamiento.
Mariano Ferrero analiza la regulación de monedas virtuales en nuestro
ámbito y, finalmente, Ariel E. Provenzani Casares hace lo propio con relación
a las fintech.
Creemos que esta serie de aportes habrá de ser de mucha utilidad para el
profesional actualizado, atento a problemáticas como las referidas.
Se trata de cuestiones que dejaron de constituir temas del futuro para
instalarse como concretos elementos a tener en cuenta en el ejercicio de la
abogacía de hoy.

CARLOS E. CAMPS
Director de Temas de Derecho Procesal
- Erreius

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SUMARIO

➤➤ SANTIAGO J. MORA
Contratos inteligentes. Sus desafíos para los abogados……………………………… || 7

➤➤ ARIEL E. PROVENZANI CASARES


Hacia la regulación de las fintech. Breve guía de las normas recientemente emitidas
por la UIF, la AFIP y el BCRA……………………………………………………………… || 23

➤➤ GASTÓN E. BIELLI
Utilización de WayBack Machine como tercero de confianza en la materia de prueba
electrónica………………………………………………………………………………… || 33

➤➤ CARLOS J. ORDÓÑEZ
Chatbots en la Administración Pública. Derivaciones legales de la implementación
y uso de esta simpática y floreciente modalidad ……………………………………… || 45

➤➤ GASTÓN A. NAVARRO
Proceso vs. tecnología: los persistentes dilemas en torno al libro de asistencia
y sus implicancias en el ejercicio de la defensa………………………………………… || 57

➤➤ CECILIA C. DANESI - NOELIA MITELLI


Asistentes jurídicos digitales: el impacto de la inteligencia artificial en el proceso…… || 71

➤➤ GABRIEL H. QUADRI
Expediente digital en el anteproyecto de reforma al Código Procesal Civil y Comercial
de la Nación………………………………………………………………………………… || 83

➤➤ TATIANA G. DORE
Legal design thinking. Un nuevo enfoque para el proceso de familia……………… || 111

➤➤ FELICITAS ESCOBAR
La potencial influencia de la inteligencia artificial en materia probatoria: beneficios
y desafíos…………………………………………………………………………………… || 121

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➤➤ MANUEL A. FREIRE
La imparcialidad del juez y del jurado: el uso de las redes sociales
y las nuevas tecnologías…………………………………………………………………… || 131

➤➤ FEDERICO J. ARGIBAY BERDAGUER


Aportes constitucionales al nuevo proceso tecnológico oral………………………… || 155

➤➤ MARIANO FERRERO
Regulación legal de las monedas virtuales en Argentina……………………………… || 169

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CONTRATOS INTELIGENTES.
SUS DESAFÍOS PARA LOS ABOGADOS

Santiago J. Mora(*)

I - INTRODUCCIÓN. OBJETO

1. Nuestro objetivo en el presente artículo es enfocarnos en el análisis jurídico de


los llamados “contratos inteligentes” (smart contracts, en inglés). De todas formas, para
llegar a eso, debemos primero hacer algunas referencias introductorias a ciertos conceptos
preliminares, entre los cuales están el del sistema Bitcoin, el de las criptomonedas y el
de “cadena de bloques” (blockchain, en inglés).(1)

II - ALGUNOS CONCEPTOS PRELIMINARES: EL SISTEMA BITCOIN, LAS CRIPTOMONEDAS


Y LA TECNOLOGÍA BLOCKCHAIN

2. El sistema Bitcoin es un fenómeno relativamente reciente. Fue implementado


entre fines de 2008 y comienzos de 2009(2). Es el caso más importante del género llamado
“monedas virtuales”, las cuales han sido definidas como una representación digital de
valor que puede ser intercambiada digitalmente, y que funcionan como un medio de
cambio y/o una unidad de cuenta y/o almacenamiento de valor, pero que no tienen
curso legal en ninguna jurisdicción, sino que cumplen con las funciones mencionadas
solo por acuerdo entre las partes. Además, el sistema Bitcoin es el primer caso de las
llamadas “criptomonedas”, que es una especie dentro del género “monedas virtuales”
que incluye los sistemas descentralizados que utilizan criptografía asimétrica de clave
pública para su funcionamiento.

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SANTIAGO J. MORA

Al expedirnos anteriormente sobre el sistema Bitcoin, sostuvimos que constituía


un sistema electrónico que tiene por objeto permitir a sus usuarios realizar pagos a
través de internet. Dicha circunstancia lo asimilaba en buena medida a los sistemas
de tarjeta de crédito, a los sistemas de tarjeta de débito y a los sistemas de dinero
electrónico, razón por la cual decidimos explicarlo a partir de las características que lo
distinguían -al menos en la coyuntura- del resto de los sistemas mencionados.
En este contexto, las características distintivas que desde un primer momento
identificamos son las siguientes: a) el sistema Bitcoin utiliza unidades de valor,
llamadas “bitcoins”, que no están expresadas en una moneda fiduciaria convencional,
ni representan bienes o acciones que alguien deba entregar o cumplir. Técnicamente,
la única aptitud (o derecho) que tiene el titular de un bitcoin es la posibilidad de
transferirlo(3); b) en el sistema Bitcoin, para obtener y transferir la titularidad de los
bitcoins, se utiliza el mecanismo llamado “criptografía asimétrica de clave pública”. En
este esquema, cada persona que quiere constituirse como titular de bitcoins debe generar
dos claves distintas pero matemáticamente vinculadas entre sí, una de las cuales se
hace pública y otra se mantiene en privado. En este contexto, simplificando un poco la
cuestión, decimos que si una persona (digamos, “A”) quiere transferir la titularidad de
un bitcoin a otra persona (digamos, “B”), “A” debe utilizar su clave privada para ordenar
la transferencia y consignar la clave pública de “B” para identificar a su destinatario.
En este contexto, una vez finalizada la operación, se dice que “B” pasa a ser el nuevo
titular del bitcoin referido, dado que el sistema solo permitirá una nueva transferencia
de este si ella es ordenada mediante la utilización de la clave privada de este último(4); c)
el sistema Bitcoin no tiene una administración o autoridad central, ya que los bitcoins y
sus transferencias se registran en una base de datos de carácter pública y distribuida
llamada blockchain.
3. Desarrollaremos a continuación las características de esta base de datos
llamada blockchain que utiliza el sistema Bitcoin, la cual -valga mencionar- fue la
primera blockchain en existir (aunque no es la única que existe en la actualidad).
a) Decimos que esta blockchain es una base de datos pública, por cuanto todas las
personas que lo deseen pueden revisar su software y verificar el momento en que
determinado activo se ha registrado, quién fue su primer titular y todos los ulteriores
cambios de titularidad producidos hasta el presente.
b) Decimos que esta blockchain es una base de datos distribuida, por cuanto ella
se almacena en una red diseminada de puntos o “nodos”, cada uno de los cuales
está compuesto de hardware y software aportados por distintas personas que
voluntariamente (pero a cambio de una contraprestación, conforme veremos
a continuación) participan en el sistema. Esto quiere decir que cada uno de los
nodos almacena una réplica de la totalidad de la blockchain, y que todos ellos la van
actualizando en paralelo.
c) La base de datos en cuestión se llama blockchain (en español, “cadena de bloques”)
porque se va formando, justamente, con diversos bloques o paquetes de datos, los
cuales se generan cada diez minutos aproximadamente e incluyen en principio las
operaciones que se sucedieron durante ese lapso de tiempo junto con una marca de
tiempo que indica el instante en que el bloque fue creado. Se dice que los bloques
en cuestión se encadenan entre sí, en tanto cada bloque incluye el hash del bloque
anterior(5), lo cual otorga una gran seguridad al sistema, ya que si alguien quisiera
modificar una operación que está almacenada en un bloque generado el día de ayer,

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CONTRATOS INTELIGENTES. SUS DESAFÍOS PARA LOS ABOGADOS

no solo tendría que modificar dicho bloque sino también todos los que se fueron
generando con posterioridad.
d) Cada bloque que se incorpora a la cadena es agregado por uno de los “nodos” a
los que hacíamos referencia precedentemente, que en cada caso es especialmente
seleccionado por el sistema. Se dice que el sistema Bitcoin implementó el equivalente
a una “lotería competitiva”, ya que hace muy difícil que un mismo nodo pueda agregar
nuevos bloques consecutivos. Ello protege la neutralidad de la red al prevenir que
cualquier individuo obtenga el poder de afectar el funcionamiento del sistema. En
concreto, el sistema les exige a todos los nodos que encuentren una cifra especial
vinculada a cada bloque, denominada “nonce”, y el que lo logra es quien incorpora el
próximo bloque a la cadena(6). Este proceso se denomina “prueba de trabajo” (proof of
work, en inglés).
e) Cada vez que un nodo logra agregar un bloque a la cadena, a modo de recompensa,
recibe por parte del sistema una cierta cantidad de bitcoins nuevos, así como una
determinada comisión que pueden pagar los titulares de bitcoins al ordenar sus
transferencias (y permiten que las operaciones en cuestión se procesen más rápido).
Por eso a estos nodos se los llama también “mineros”: se quiere hacer referencia
a que el trabajo que hacen es equivalente a la búsqueda de oro, que cada tanto
encuentran.(7)
f) Luego de que un nodo minero consigue hallar el nonce que le permite cerrar un
bloque, dicho bloque se transmite por toda la red(8). El resto de los nodos incorporan
ese bloque a su copia de la blockchain, validando antes que las operaciones allí
incluidas estén bien procesadas (verificando fundamentalmente la disponibilidad de
los saldos de los transmitentes de bitcoin) y que efectivamente se haya encontrado el
nonce.(9)
g) Se imponen los consensos. Para el caso en que se hubieran generado dos bloques
casi en simultáneo y exista un debate entre cuál bloque agregar a la cadena, ello se
resuelve por mayoría.(10)
h) Una vez que se incorporó definitivamente un registro a la blockchain, este no puede
quitarse.(11)
4. Hemos dicho que la blockchain del sistema Bitcoin fue la primera pero no es la
única. Esto es así, porque luego del sistema Bitcoin han surgido otras blockchains que
sirven como plataforma para el funcionamiento de otras criptomonedas (a las cuales se
las suele llamar “altcoins”), con distintas características unas de las otras(12). Además,
en 2015, a partir de la blockchain de Ethereum, surgió una segunda fase del fenómeno
blockchain (que se suele llamar “blockchain 2.0”), mediante la cual se implementan los
llamados “contratos inteligentes”, entre otras cuestiones.(13)
Sin perjuicio de que existen distintos tipos de clasificaciones, decimos en
primer lugar que hay dos clases principales de blockchains: las “no permisionadas”
(permissionless, en inglés) y las “permisionadas” (permissioned). En las blockchains
no permisionadas cualquier persona puede descargar el software y ejecutarlo en un
ordenador conectado a internet, creando así un nuevo nodo en la red. En las blockchains
permisionadas, es necesario obtener un permiso de uno o varios sujeto/s determinado/s
para adherirse a la red y ejecutar un nodo de ella. Entre las primeras, las más conocidas
son las blockchains de bitcoin y de Ethereum (también están las blockchains de Monero(14),
de Dash(15), de Litecoin(16) , de Dogecoin(17), etc.). Entre las segundas, se puede mencionar
la blockchain de Hiperledger (auspiciada por la Fundación Linux y un consorcio de

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SANTIAGO J. MORA

grandes empresas entre las que se encuentran IBM, Intel, J. P. Morgan y American
Express)(18), y, más en nuestras latitudes, la blockchain federal argentina(19). A las
blockchains permisionadas se las puede distinguir además en “permisionadas públicas”
y “permisionadas privadas”, dependiendo de si cualquier persona puede acceder a la
información allí registrada y utilizarla para transaccionar (permisionadas públicas) o si
eso no es posible (permisionadas privadas).(20)
Por otro lado, no todas las blockchains adoptan la misma manera que tiene el
sistema Bitcoin en seleccionar al minero que va a agregar el próximo bloque. En este
sentido, y entre otras variantes: a) puede utilizarse lo que se llama “prueba de trabajo
útil” (proof-of-useful-work, en inglés), la cual plantea que ya que se necesita una prueba
de trabajo conviene aprovecharla y usarla para resolver problemas reales(21); b) puede
utilizarse lo que se llama “prueba de participación” (proof-of-stake, en inglés) en donde
la red selecciona los nodos en función de su participación proporcional en la red; c)
puede utilizarse lo que se llama “prueba de participación delegada” (delegated proof-of-
stake o DPoS, en inglés) que es una variante de la prueba de participación, en la cual los
participantes en la red pueden delegar su cuota de participación en un representante(22);
y d) puede utilizarse lo que se llama “prueba de autoridad” (proof-of-authority, en inglés)
en donde la red selecciona distintos nodos en función de la confianza que generan en la
comunidad, procediendo dichos nodos básicamente a turnarse entre sí.

III - LOS CONTRATOS INTELIGENTES

5. Hemos dicho que la blockchain es -en definitiva- una base de datos, pero -por
todo lo reseñado precedentemente- el lector habrá observado que no se trata de una base
de datos cualquiera sino que es una muy valiosa por tener una serie de características
muy importantes. En primer lugar, es muy valiosa por no poderse eliminar los registros
que se incluyen en ella. En segundo lugar, es muy valiosa porque los registros que
se le incluyen se incluyen por consenso. En tercer lugar, es muy valiosa porque es
auditable. Y en cuarto lugar, es muy valiosa porque deja constancia del día y la hora
en que se incluyó cada registro(23). Todo esto le otorga a la blockchain una confiabilidad
y una utilidad que excede a las criptomonedas y puede utilizarse para muchos otros
fines y negocios. Entre dichos fines se encuentra el de ser plataforma para los llamados
“contratos inteligentes” que analizaremos en el presente punto.
6. Existen muchas definiciones de “contratos inteligentes”(24). En este contexto,
y dado el espacio limitado del que disponemos, nos remitiremos directamente a la
definición propuesta por el criptógrafo húngaro Nick Szabo, quien en la década del
noventa desarrolló dicho concepto al sostener que se trata de “un protocolo de transacción
computarizado que ejecuta los términos de un contrato”(25). En definitiva, la denominación
“contrato inteligente” se refiere al uso de código informático (software, o un programa
informático) para articular, verificar y -lo que es especialmente relevante- ejecutar un
acuerdo entre las partes.(26)
De la lectura de la definición referida surge que el contrato inteligente es un
contrato electrónico con la característica distintiva de que hace cumplir sus propios
términos. Eso significa que un contrato inteligente estará habitualmente lleno de
instrucciones y condiciones propias del código informático que siguen el patrón típico
de “si esto ocurre, haz eso; pero si no ocurre, haz esto otro”. Como la otra cara de la
misma moneda, una vez iniciada la ejecución de un contrato inteligente cargado en

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una blockchain, las partes dejan de tener control sobre su cumplimiento, pudiendo el
contrato inteligente llegar a tener algo así como “vida propia”, lo cual genera una serie
de desafíos jurídicos novedosos, tal como se verá en el punto siguiente.(27)
7. Parecen novedosos pero no lo serían tanto. La máquina expendedora de
refrescos podría considerarse un contrato inteligente, por cumplir con los elementos de
la definición, en tanto es un dispositivo diseñado para transmitir la propiedad de un bien
(la gaseosa) a cambio del input adecuado (las monedas o billetes). También configuraría
un supuesto de contrato inteligente (o un antecesor) el llamado “intercambio electrónico
de datos” (Electronic Data Interchange o EDI, en inglés).
En este punto, el lector podría perfectamente preguntarse: si los contratos
inteligentes existen y vienen siendo pensados desde hace tanto tiempo, ¿cómo es
que recién ahora están llamando tanto la atención? Al respecto, debe decirse que los
contratos inteligentes han tenido dos importantes limitaciones desde su concepción. En
primer lugar, resultaba difícil encontrar un ordenador que obtuviese el voto de confianza
suficiente de todas las partes involucradas como para ejecutar los términos del acuerdo.
En segundo lugar, resultaba difícil encontrar la forma en que el contrato inteligente
pudiese controlar los activos reales a efectos de hacer cumplir el acuerdo.(28)
Por ello es que su repentina atención se relaciona con la tecnología blockchain y
las criptomonedas. Con ellas, en primer lugar, se obtuvo una forma de hacer correr un
software y confiar en los miles de ordenadores que almacenan la blockchain. Con ellas,
además, se obtuvo un importante activo equivalente al dinero que podía manejarse de
manera enteramente digital. La proyección actual es muy grande, teniendo en cuenta
la irrupción de la llamada “internet de las cosas”, que permite la utilización de estos
instrumentos incluso con relación a los objetos físicos.(29)
8. Con los contratos inteligentes, se ha dicho que -por ejemplo- se puede articular,
verificar y pagar una apuesta deportiva una vez que se comprueba automáticamente el
resultado en internet; se puede poner en marcha una opción de compra de acciones a un
precio fijo durante el período de tiempo concreto, con el simple envío de un mensaje; se
podría comprobar el inicio y finalización de un período de desistimiento en una compra
online a partir del tracking del pedido, disparar notificaciones cada vez que se modifican
los términos y condiciones de un sitio web determinado, etc(30). Se ha dicho que entre
los casos de uso posibles están los vinculados a la identidad digital, a los contratos de
seguro, a los ensayos clínicos y a las investigaciones médicas(31). Se entiende que pueden
servir para desintermediar prácticamente cualquier actividad, reemplazando incluso a
los administradores de sistemas relativamente novedosos como Airbnb,(32) e incluso se
plantea que permitirán el desarrollo de negocios novedosos que hoy directamente no
existen.
En este contexto, se habla de las “aplicaciones descentralizadas” (Decentralized
Applications o DAPPS, en inglés), las cuales suponen que la funcionalidad central de la
aplicación (lo que se conoce como el backend) está codificada en contratos inteligentes
sobre la blockchain, y que la capa de interacción con el usuario (o frontend) suele ser una
aplicación web o móvil, aunque puede ser también una aplicación de escritorio.
En este marco encontramos también el fenómeno denominado “tokenización”,
el cual supone tomar uno o varios activos y registrar documentos digitales o “tokens”
en una blockchain para representarlo/s, facilitando su negociación, el disfrute de los
derechos de ese activo y su gobierno(33). Se ha dicho que ellos permiten implementar
mecanismos que democratizan el acceso a toda clase de activos a toda clase de

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SANTIAGO J. MORA

inversores, y posibilitan modelos de copropiedad fraccionada(34). Existen distintos tipos


de tokens y si bien no hay una única y consolidada clasificación sobre ellos, podemos en
principio separarlos de la siguiente manera: a) el token como divisa o moneda (payment
tokens o cryptocurrencies), que se usa como medio de pago entre los participantes de
una plataforma o sistema; b) el token como cupón digital, que da derecho a acceder a
servicios o funcionalidades (utility tokens, user tokens o app coins); c) el token como un
valor negociable (tokenized securities, o asset tokens), que representa un activo, una
deuda o una participación en los futuros ingresos o en el aumento del valor de la entidad
emisora o de un negocio. También podemos hablar de tokens híbridos, que son aquellos
en los que concurren varias funcionalidades.
Lo anterior se vincula con las llamadas “ofertas iniciales de monedas” (Initial
Coin Offerings o ICO en inglés)(35). Ellas son una opción de financiamiento mediante la
cual el promotor de un proyecto emite unos tokens sobre una plataforma blockchain
preexistente y los ofrece al mercado a cambio de criptodivisas o moneda fiduciaria.
Dicha captación se hace de forma desintermediada, directamente entre el promotor y el
inversor, y se ejecuta de manera electrónica. Se trata de una oferta general al público,
normalmente a escala internacional.(36)
Con relación a este tema, se menciona igualmente las llamadas “organizaciones
autónomas descentralizadas” (Decentralized Autonomous Organizations o DAO, en
inglés), que constituirían organizaciones gestionadas a través de contratos inteligentes
sobre tecnología blockchain, donde los estatutos de la organización descentralizada están
integrados en el código del contrato inteligente, utilizando reglas complejas de gobierno
simbólico. La toma de decisiones en una DAO se basa en propuestas que son votadas
por todos los miembros de la organización. El ejemplo más famoso fue el proyecto “The
DAO”, que en esencia proponía una captación de fondos para crear una especie de
fondo de inversión en el que los participantes pudieran decidir los proyectos en los que
se procedería a invertir. El sistema fue hackeado debido a un problema de seguridad,
pero a pesar de sus problemas como concepto experimental supuso una importantísima
novedad y demostró la viabilidad técnica de esta clase de organizaciones.(37)
9. Para cerrar este punto, se ha dicho que los objetivos generales del diseño
de contratos inteligentes son satisfacer condiciones contractuales comunes (como
condiciones de pago, derechos de retención, confidencialidad e incluso cumplimiento),
minimizar las excepciones maliciosas y accidentales y minimizar la necesidad de
intermediarios de confianza. Los objetivos económicos relacionados incluyen reducir la
pérdida por fraude, los costos de arbitraje y cumplimiento y los costos de transacción
en general.(38)
Además, se ha dicho que los contratos inteligentes pueden ofrecer nuevas
soluciones parciales para el clásico problema de agencia(39). En este contexto, nos parece
también que ellos podrían ser de mucha utilidad en el marco del problema de juegos
repetidos un número definido de veces en el marco de la teoría de juegos.

IV - SUS DESAFÍOS PARA LOS ABOGADOS

10. En el presente punto complementaremos lo dicho en el punto anterior,


reseñando los desafíos y las reflexiones jurídicas preliminares que los contratos
inteligentes nos generan a los abogados.

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CONTRATOS INTELIGENTES. SUS DESAFÍOS PARA LOS ABOGADOS

11. Al respecto, y en primer lugar, debe decirse que -si bien esto ha sido motivo de
discusión- se ha observado que los contratos inteligentes deberían regularse -de base-
como cualquier otro contrato electrónico, por las normas existentes en la jurisdicción
que sea aplicable, aunque deban realizárseles ajustes específicos derivados de sus
especiales particularidades.(40)
De todas formas, debemos reconocer que en muchos casos los contratos inteligentes
podrán ser colgados en una blockchain de manera anónima, para que distintas personas
también de manera anónima puedan realizar cualquier tipo de actividad, por fuera de
las disposiciones de las distintas jurisdicciones, y sin acatamiento de ley alguna. En
este sentido, piénsese por ejemplo en un contrato inteligente programado para hacer
intermediación habitual entre la oferta y la demanda de recursos financieros, tal como
lo hace un banco. En ese contexto, conforme lo imaginará el lector, se abre un campo
muy grande de conflicto así como importantes posibilidades de elusión a la normativa
de los distintos Estados.(41)
12. La validez de los contratos electrónicos se admite hace años ya, con base
en las equivalencias entre documentos materiales y digitales, la validez de las firmas
electrónicas y las equivalencias entre firmas ológrafas y digitales, dispuestas en nuestro
país primero a partir de la ley 25506 de firma digital (LFD), fundamentalmente a partir
de sus primeros nueve artículos, y luego ratificadas por el Código Civil y Comercial de
la Nación (CCyCo).(42)
Por otro lado, el análisis de la imputabilidad de una declaración de voluntad
emitida automáticamente por medio de computadoras tampoco es algo nuevo, pudiendo
aplicarse aquí el análisis que se hizo hace tiempo con relación a las EDI. Al respecto,
cabe mencionar que la ley modelo de comercio electrónico de la UNCITRAL dispuso en su
artículo 13, inciso 2), punto b), que “[e]n las relaciones entre el iniciador y el destinatario,
se entenderá que un mensaje de datos proviene del iniciador si ha sido enviado: ... por
un sistema de información programado por el iniciador o en su nombre para que opere
automáticamente”. Asimismo, el artículo 10, LFD (redacción según L. 27446), dispone
que “[c]uando un documento electrónico sea firmado por un certificado de aplicación, se
presumirá, salvo prueba en contrario, que el documento firmado proviene de la persona
titular del certificado”.
13. Con relación a las especiales particularidades de los contratos inteligentes,
debe decirse que con ellos surgen contingencias novedosas que constituyen especiales
desafíos que los abogados debemos enfrentar. En este sentido, por ejemplo, dado que
las transacciones son irreversibles, un error o un contrato inteligente mal programado
puede pasar a bloquear eternamente los fondos recibidos. Además, existen limitaciones
de redacción, habiéndose observado que el determinismo del código no puede capturar
el dinamismo del mundo real(43). Estas limitaciones seguramente irán disminuyendo con
el desarrollo de la técnica en general, y con la inteligencia artificial en particular, pero
desde ya obligarán a los abogados y a los funcionarios públicos a realizar esfuerzos que
antes no eran necesarios.
Por otro lado, se ha dicho que a los contratos inteligentes no les importa si su
ejecución puede resultar injusta, ni tampoco les importan los comportamientos sociales
efectivos en torno a ellos. En el mismo sentido, dado que una vez que se activan los
contratos inteligentes en una blockchain las partes pierden control sobre su ejecución
y no se pueden dejar de cumplir, deberá analizarse cómo se conjuga ello con el régimen
de vicisitudes de los contratos, entre otras cuestiones(44). Asimismo, en estos casos, se
pueden generar problemas en materia de privacidad y confidencialidad de la información

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SANTIAGO J. MORA

en general, y en particular con relación a la configuración del derecho al olvido y a la


configuración de los derechos de acceso, supresión, actualización, modificación.(45)
Igualmente, entre las cuestiones cuyo análisis deberá ajustarse en estos casos
encontramos lo relativo a la información. En este sentido, el mismo Szabo planteó desde
un comienzo que una importante tarea con los contratos inteligentes sería comunicar
la semántica de la transacción a las partes involucradas, necesitándose una buena
metáfora visual para plasmar los elementos del acuerdo(46). Además, en muchos contratos
inteligentes una de las partes será predisponente, siendo múltiples las ocasiones en
las que la otra parte ostentará, además, la condición de consumidor y usuario. En
estos casos, a la habitual posición de desventaja que se hace patente en los contratos
de adhesión o de consumo tradicionales se suma el usual desconocimiento de las
tecnologías sobre las que se construye y las particularidades de la ejecución automática.
De esta manera, existirá en el caso un especial deber de información.(47)
Por otro lado, con relación a las responsabilidades, en este ámbito se ha planteado
que una falla informática no debería liberar al deudor, que ha de seguir comprometido
con el cumplimiento de la obligación que le es exigible (ahora ya dependiente de la
exclusiva voluntad de las partes). Lo mismo debería aplicar para los casos en que los
contratos inteligentes ejecuten prestaciones que pudieran reputarse de nulas o anulables.
Por tal motivo, se ha dicho que se deberán prever canales alternativos para la efectiva
realización de las prestaciones pactadas o para la adecuación de ellas a los requisitos
objetivos exigidos por la ley(48). Todo esto pareciera tener que reclamarse judicialmente,
antes, en paralelo o con posterioridad, dependiendo la conveniencia en cada caso. La
doctrina, la jurisprudencia y la legislación deberán ir proponiendo e implementando las
medidas prácticas necesarias para ello.(49)
14. Con relación específicamente a los ICO, debe decirse que la práctica ha
demostrado que de las tres clases de tokens reseñadas en el punto III precedente, la
mayor problemática jurídica emerge con las tokenized securites, en el momento en
que el token que se emite puede llegar a tener la consideración de valor negociable,
ya que en numerosas jurisdicciones la emisión de valores negociables está sometida
a regulación(50). Por esta razón, a la hora de planificar una ICO se debe estudiar la
naturaleza jurídica del token que se quiere emitir. Para determinar si el token es un valor
negociable, habremos de estar en primer lugar a lo que determine la legislación de la
jurisdicción del lugar donde se ha creado el vehículo, en donde se realizará la ICO, y en
los lugares en los que la ICO pretende captar fondos (recordar que estas herramientas
son esencialmente internacionales).(51)
Sobre el particular, en Argentina, en diciembre/2017, la Comisión Nacional de
Valores (CNV) publicó en su página web un comunicado alertando al público inversor
sobre las operaciones de ICO e identificando los siguientes como algunos de los
riesgos que enfrentan todos aquellos que en nuestro país optan por invertir en dichos
instrumentos: a) falta de regulación específica, b) volatilidad de precios y falta de
liquidez, c) potencial fraude, d) inadecuado acceso a información relevante, e) proyectos
en etapa inicial, f) fallas tecnológicas y de infraestructura y g) carácter trasnacional de
las negociaciones. A partir de lo anterior, la CNV concluyó que las ICO son inversiones
especulativas de alto riesgo y que solo debería invertir en ellas un inversor experto, que
esté capacitado para analizar el proyecto que se quiere financiar y que esté preparado
para perder, eventualmente, toda su inversión. Detallando un poco más el tema de la
falta de regulación, la CNV aclaró que “[l]as ICO, a la fecha, no son objeto de regulación
específica por parte de esta CNV. No obstante ello, cabe señalar que bajo el marco de lo

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dispuesto por el Capítulo 6, Título V, del Libro tercero del Código Civil y Comercial de la
Nación [régimen de títulos valores] y el artículo 2 de la ley 26831 de mercado de capitales,
dependiendo de las particularidades de cada caso y de cómo cada ICO es estructurado,
podríamos encontrarnos ante valores negociables cuya emisión por oferta pública en la
República Argentina debe ser materia de autorización por parte de esta Comisión; lo que
implica el deber de cumplimiento de estrictos requisitos”. Asimismo, la CNV manifestó
que, ante solicitudes en particular, podría evaluar la pertinencia de un otorgamiento de
autorización de oferta pública.
Al respecto, solo agregamos que en la actualidad muchos autores plantean la
conveniencia de que los distintos países regulen las ICO, pero que dicha regulación
-sostienen- debería ser menor a la de una IPO, porque eso podría estrangular la actividad
(ya que es difícilmente asumible por empresas de reciente creación, y dejaría afuera a los
pequeños inversores), debiéndose pensar mejor en una regulación mínima que suponga
la viabilidad de esa clase de operaciones para los promotores del proyecto, y también
garantice una protección de los inversores en esa clase de activos. En definitiva, se
promueve realizar algo similar a lo que se hizo en muchos países con el crowdfunding
(incluyendo en la Argentina, con la L. 27349).(52)

V - REFLEXIONES FINALES

15. Por último, para cerrar el presente artículo, hacemos una breve referencia a
las perspectivas relativas a la regulación de estos nuevos fenómenos.
Por un lado, se observa que en muchos países se ha consolidado la idea de que
desarrollar el potencial de esta tecnología es política de Estado. Esto sucede en líneas
generales en Europa, donde, por ejemplo, el 1/2/2018, la Comisión Europea lanzó el
Observatorio y Foro Blockchain de la UE, que tiene como objetivos mapear iniciativas
clave, monitorear desarrollos e inspirar acciones comunes, entre otros. Asimismo, y en el
mismo ámbito, el 10/4/2018 se firmó una declaración para crear la Asociación Europea
de Blockchain (European Blockchain Partnership o EBP, en inglés) y cooperar en el
establecimiento de una “infraestructura de servicios europea de Blockchain” (European
Blockchain Service Infrastructure o EBSI, en inglés) que apoyará la prestación de
servicios públicos digitales transfronterizos, con los más altos estándares de seguridad
y privacidad.(53)
Por el otro lado, se menciona que en octubre/2018 el plenario de la Finantial
Action Task Force (FATF) discutió y adoptó una serie de medidas para responder al uso
creciente de activos virtuales para lavado de dinero y financiamiento del terrorismo,
incluyendo una enmienda a las “recomendaciones” y al “glosario”. En este contexto,
se agregaron nuevas definiciones de “activos virtuales” y “proveedores de servicios de
activos virtuales”, como los exchanges, ciertos tipos de proveedores de billeteras, y
proveedores de servicios financieros para las ICO, apuntando a que todos estos sujetos
sean tratados como sujetos obligados e incluso deban ser autorizados o registrados
para funcionar(54). Dicha posición se reforzó en junio/2019, momento en el cual la FATF
adoptó y emitió una nota interpretativa a las disposiciones anteriores, así como una guía
para encarar todo ello.(55)
En la Argentina no se han tomado aún medidas determinantes que impacten
en este tipo de negocios, ni para bien ni para mal, pero las primeras regulaciones y
menciones que la normativa ha hecho al respecto no han sido en absoluto auspiciosas.

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En este sentido, en primer lugar, mediante la ley 27430 se buscó gravar las rentas
financieras, y se incluyó entre estas las ganancias derivadas de las que denominó
(por primera vez y sin definir) “monedas digitales”, incorporando un tratamiento
que ha sido muy criticado desde un primer momento(56). Otra referencia al tema se
puede encontrar en el decreto 182/2019 que actualizó la reglamentación de la LFD,
e incorporó la figura de “prestadores de servicios de confianza”, estableciendo entre
las actividades que ellos brindan el servicio de “operación de cadenas de bloques para
la conservación de documentos electrónicos, gestión de contratos inteligentes y otros
servicios digitales”. La forma en que se redactó dicho servicio no resulta para nada clara,
y tampoco resulta clara la lectura integral del decreto, pudiéndose llegar a interpretar
que para llevar adelante las actividades referidas deben requerirse licencias y seguirse
los procedimientos, estándares y condiciones que determine el Estado. Al momento de
analizar el tema(57), nosotros concluimos que dicha interpretación no era razonable y
debería imponerse otra distinta, pero sostuvimos también que hacía falta una reforma o
una mejor reglamentación para aclarar la situación.
Ya hemos dicho reiteradas veces que Argentina se encuentra en un destacado
lugar en el ecosistema criptomundial, teniendo en cuenta a los emprendedores y los
proyectos que se están desarrollando. Hemos dicho también que Argentina necesita
especialmente de los beneficios que esta tecnología traería consigo. Se presenta así
una importante oportunidad y el enorme desafío de potenciar y aprovechar esto de la
mejor manera. Sean cuales sean los pasos a seguir, estamos convencidos de que deben
ser intensamente debatidos con representantes de la comunidad local, para un mejor
entendimiento y tratamiento de la cuestión.

NOTAS
(*) Abogado y magíster en Derecho y Economía. Socio de GPG Advisory Partners. Docente de la materia Bancos
Digitales y Fintech en la Universidad de Buenos Aires y de la materia Fintech en la Universidad de San Andrés y en
la Universidad Torcuato Di Tella. Investigador en el Centro de Estudios de Tecnología y Sociedad de la Universidad
de San Andrés. Integrante de la Mesa de Innovación Financiera del Banco Central de la República Argentina.
Miembro de la ONG Bitcoin Argentina. Autor de varios trabajos de investigación sobre la materia y participante en
charlas y conferencias en distintos centros de investigación
(1) El presente artículo tiene como antecedentes, entre otros, los siguientes: Mora, Santiago J.: “Monedas virtuales.
Una primera aproximación al bitcoin” - LL - Bs.As. - 31/12/2015 - 1 y Mora, Santiago J.: “La tecnología blockchain.
Contratos inteligentes, ofertas iniciales de monedas y demás casos de uso” - LL - 1/4/2019 - 1. Aplican al presente
las citas allí indicadas
(2) El sistema Bitcoin fue implementado por una persona identificada (o grupo de personas identificadas) con el
seudónimo de Satoshi Nakamoto, mediante la publicación de sus reglas de funcionamiento en un white paper
intitulado “Bitcoin: A Peer-to-Peer Electronic Cash System” (publicación disponible en www.bitcoin.org/es/bitcoin-
documento) a fines de 2008, y con la emisión del software correspondiente, a modo “código abierto”, a comienzos
de 2009
(3) No obstante lo anterior, en la práctica actual el titular de un bitcoin encontrará muchas personas que le ofrecerán
cambiárselo por bienes y servicios, o por monedas de curso legal, a un valor que varía constantemente según las
reglas de la oferta y la demanda. En este contexto, lo primero que el lector se preguntará es: ¿por qué hay gente que
está dispuesta a aceptar bitcoins como un medio de pago? La respuesta sería que esa gente considera (o apuesta) que
podrá utilizar dichos bitcoins el día de mañana para canjearlos por un bien o servicio de similar valor, o por una
similar cantidad de monedas de curso legal
(4) La clave pública funciona como una especie de nombre de usuario o de dirección en el sistema, y no necesariamente
está relacionada con los datos personales de su titular, razón por la cual se suele decir que el sistema Bitcoin permite
en buena medida la realización de pagos anónimos. De todas formas, se aclara que dicho anonimato es relativo,

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CONTRATOS INTELIGENTES. SUS DESAFÍOS PARA LOS ABOGADOS

ya que los usuarios bien pueden identificarse en el ámbito de algún otro sistema o requerimiento. Además, debe
decirse también que en el sistema Bitcoin se pueden traquear todas las operaciones que se han sucedido desde el
comienzo de los tiempos
(5) Hash es una palabra inglesa que significa algo así como “picadillo”. La función hash es un algoritmo matemático
que, aplicado sobre un documento digital cualquiera, da como resultado una determinada secuencia de
aproximadamente unos treinta caracteres alfanuméricos (letras y números). Este algoritmo tiene la propiedad de
que siempre que se aplica sobre el mismo archivo genera el mismo resultado, y basta con la alteración de un solo bit
del archivo original para que el hash resultante sea completamente diferente. Una segunda propiedad del algoritmo
es su carácter unidireccional, es decir que partiendo del hash no es posible reconstruir el archivo original. Se conocen
y utilizan varios algoritmos de hashing diferentes, todos los cuales generan resultados distintos: los algoritmos más
conocidos y utilizados hasta la fecha son el SHA-1 y el MD5, y el sistema Bitcoin utiliza un algoritmo conocido como
SHA-256
(6) Para ser más descriptivos, en primer lugar, decimos que los nodos recogen las nuevas transferencias de bitcoins
que se ordenan en cualquier lugar del mundo y verifican la autenticidad de las claves con las cuales se firman
dichas órdenes, así como la disponibilidad por el firmante de los saldos de bitcoins que está transfiriendo. Con
dichas transacciones, los nodos forman un paquete o “bloque” para su incorporación a la blockchain. Luego, el
sistema complica artificialmente la tarea de cierre de los bloques, como forma de seleccionar al único nodo que
en cada turno conseguirá incorporar su bloque. Esta complicación consiste en la necesidad de resolver un peculiar
problema matemático relacionado con el hash del bloque: solo se podrá incorporar a la blockchain un bloque cuyo
hash comience con un determinado número de ceros, por ejemplo, cuatro ceros o seis ceros (o, dicho de otra forma,
que ese número hash sea inferior a un determinado número). Para lograr ese hash, los nodos tienen que añadir
al encabezamiento del bloque una cifra, que modifica su hash preexistente para conseguir que el hash del bloque
cumpla con las condiciones requeridas. Este número se conoce como nonce, palabra que es una combinación de
las palabras number y once, es decir, una abreviatura de number used once. Dicha cifra se halla de una sola manera:
mediante la “fuerza bruta” (prueba y error). Adicionalmente, se menciona que, por definición, cada nodo está
intentando cerrar un bloque distinto al de los demás (porque cada bloque que se quiere insertar a la cadena incluye
una recompensa hacia el propio nodo, con su propia dirección de bitcoin, conforme se verá más adelante), lo cual
deriva en que el nonce que se está buscando sea distinto para cada nodo. Por último, se aclara que para que los
bloques se sigan generando en un plazo promedio de diez minutos, y se mantenga el interés en minar (y en procesar
las operaciones de la red), el sistema ajusta la complejidad del problema, incrementándola o reduciéndola, según la
potencia de computación dedicada a esta tarea en la red
(7) Se aclara que en rigor no todos los nodos actúan como “mineros”: hay nodos que solo registran los bloques
creados por otros nodos y los retransmiten por la red, previa su validación, pero sin intentar agregar sus propios
bloques a la cadena. Además, se aclara que la cantidad de bitcoins que se generan cada 10 minutos va disminuyendo
a la mitad cada 4 años aproximadamente. En un comienzo se entregaban 50 bitcoins, luego 25 y actualmente 12,5.
Se estima que dicha cantidad llegará a cero en el año 2140. En ese momento, la recompensa de los mineros por
agregar un bloque a la cadena se compondrá solamente de comisiones. Por eso es que la cantidad de bitcoins a emitir
no podrá superar nunca los 21.000.000
(8) En realidad, el nuevo bloque no se agrega por todos los nodos al mismo tiempo, ya que los nodos no están
conectados directamente con todos los demás nodos de la red. Los nodos utilizan un protocolo de descubrimiento
de pares en la red cada vez que se conectan a ella, por lo que cada nodo establece su propio conjunto de pares,
que no suele pasar de unas decenas, aunque eso depende de la política de cada blockchain. El nodo que inserta el
nuevo bloque se lo comunica a los nodos con los que está conectado, ellos luego se lo comunican a los que están
conectados con ellos, y así
(9) Efectuada esta comprobación, los demás mineros dejan de intentar cerrar un bloque con las transacciones que
ya han sido incorporadas a ese bloque cerrado con éxito, y comienzan a intentar generar un nuevo bloque con las
nuevas transacciones que se hayan difundido por la red y tomando como primera entrada precisamente el hash de
ese nuevo último bloque que se ha incorporado a la cadena
(10) Pueden producirse distintas anomalías en el proceso de incorporación de nuevos bloques a la cadena. En
primer lugar, puede suceder que dos o más mineros honestos lleguen a cerrar un bloque de forma prácticamente
simultánea. Según el orden temporal en que les llegan estos dos bloques, una parte de los nodos de la red puede
aceptar el bloque de un minero y otros el bloque del otro minero. En ese caso, cada grupo de mineros comenzará a
minar tomando como punto de partida un bloque diferente. Se produce entonces lo que se llama un “fork”, y a partir
de un determinado bloque surgen dos líneas de bloques diferentes. Para resolver esta cuestión, lo que hacen los

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nodos honestos es desentenderse de aquella línea que sea más corta (la línea que tenga menos bloques añadidos) y
adherirse a la línea más larga, que es en definitiva la cadena de bloques que se apoya en un consenso más amplio. Así,
al poco tiempo, la línea más corta queda abandonada. Por esta razón, el destinatario de una transacción de bitcoins
necesita que transcurra un determinado lapso de tiempo (que se estima en una hora, el tiempo equivalente a seis
bloques nuevos) para estar seguro de que esa transacción es firme, que ha sido validada por el sistema de una forma
ya irreversible. Otra anomalía que puede presentarse es un ataque de uno o varios nodos deshonestos, supuesto en
el cual quien ha gastado un bitcoin puede intentar reconstruir la historia para volver a disponer del saldo. Para ello, lo
que tiene que hacer es conseguir generar una nueva línea de bloques que arranque justo del bloque anterior a aquel
que contiene la transacción que pretende dejar sin efecto, y que termine prevaleciendo sobre la línea que contiene la
transacción en cuestión. Conseguir esto es realmente complicado: los participantes deshonestos deben ser capaces
de encontrar el nonce que les permita cerrar un bloque, así como el nonce del siguiente bloque, y así sucesivamente
hasta conseguir generar una nueva línea de bloques que llegue a ser más larga que la otra línea, a la cual a partir
de un determinado momento pasarían a adherirse también los nodos honestos. De esta manera, para controlar la
red y la formación de la cadena habría que controlar más de la mitad del poder de cálculo de todos los equipos que
participan, lo que en términos prácticos es muy difícil, incluso siendo posible, sería antieconómico, ya que un fraude
de tal envergadura sería muy costoso y destruiría el propio valor de la divisa con la que uno se quiere enriquecer
(11) Transcurrido un tiempo prudencial que se estima en una hora, cfr. supra, nota 10
(12) Algunas altcoins utilizan el código de fuente del sistema Bitcoin como base para su funcionamiento, mientras
que otras han desarrollado el suyo propio. En cualquier caso, cada criptomoneda posee su blockchain independiente
(13) El sistema Ethereum fue ideado y puesto en marcha entre 2013 y 2015 por Vitalik Buterin. Es la primera
plataforma de desarrollo de aplicaciones descentralizadas basadas en una cadena de bloques pública y contratos
inteligentes. Utiliza el protocolo de “prueba de trabajo”, se crea un nuevo bloque cada quince segundos, y el nodo
minero que consigue agregar un bloque recibe una recompensa de tres ethers (la criptomoneda del sistema, que sirve
principalmente para pagar por la ejecución de los contratos inteligentes). A diferencia de lo que sucede con el sistema
Bitcoin, la cantidad de ethers que se generan con cada bloque no disminuye a través del tiempo. En la blockchain del
sistema Ethereum existen dos tipos de direcciones: a) las direcciones de usuario, al estilo del sistema Bitcoin y b)
los “contratos”. Para poder almacenar estos últimos, se emite una transacción especial de creación de un contrato
inteligente. Un contrato inteligente mantiene un balance de ethers, puede utilizar recursos de almacenamiento
persistente en la red, puede recibir y enviar ethers, y llamar a otros contratos. Estos contratos inteligentes se escriben
generalmente en un lenguaje de programación llamado “solidity” (aunque no es el único). La ejecución del código
de un contrato tiene lugar en la llamada “máquina virtual de Ethereum” (Ethereum Virtual Machine o EVM, en
inglés). Cada nodo completo de la red ejecuta la EVM como parte del proceso de verificación de bloques. Esto
significa que el código de un contrato es ejecutado de forma masiva y paralela por toda la red
(14) Ver www.getmonero.org
(15) Ver www.dash.org
(16) Ver www.litecoin.org
(17) Ver www.dogecoin.com
(18) Ver www.hyperledger.org
(19) Ver www.bfa.ar
(20) Ver, por ej., https://www.hyperledger.org/blog/2018/08/23/questions-from-decentralized-identity-webinar
(21) Por ejemplo, el sistema Primecoin utiliza la prueba de trabajo para encontrar secuencias de números primos con
ciertas características. Ver www.primecoin.io
(22) Se considera en términos generales un sistema de consenso superior a la prueba de participación ya que el
sistema de delegación permite que la red pueda controlar quiénes son sus representantes y así evitar una excesiva
centralización debida a la acumulación de riqueza
(23) Igualmente, se ha aclarado que si bien la técnica criptográfica es algo impresionante, esta no es absolutamente
incuestionable. De hecho, una preocupación creciente en relación con la seguridad que proporcionan los algoritmos
ya referidos es su vulnerabilidad a la computación cuántica, la cual se caracteriza por un incremento exponencial de
la potencia de cálculo respecto de la informática tradicional; ver González-Meneses, Manuel: “Entender Blockchain.
Una introducción a la tecnología de registro distribuido” - Ed. Aranzadi - Navarra - 2017 - pág. 107. Igualmente, los
actores involucrados vienen analizando desde hace tiempo las formas de reforzar la seguridad del sistema ante dicha
situación; ver, por ej., Buterin, Vitalik: “Bitcoin Is Not Quantum-Safe, And How We Can Fix It When Needed” -
30/6/2013 (ver https://bitcoinmagazine.com/articles/bitcoin-is-not-quantum-safe-and-how-we-can-fix-1375242150)

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CONTRATOS INTELIGENTES. SUS DESAFÍOS PARA LOS ABOGADOS

(24) Al respecto, ver Tur Faúndez, Carlos: “Smarts contracts. Análisis jurídico” - Ed. Reus - Madrid - 2018 - págs.
51/62. Dicho autor, además de reseñar varias definiciones, observa que, desde su comienzo, los creadores de
Ethereum y solidity decidieron que cualquier programa desarrollado en solidity debe denominarse “contract”, aun
cuando nada tenga que ver con un contrato. Distingue entonces entre “smart contracts jurídicamente irrelevantes” y
“smart contracts jurídicamente relevantes”. Igualmente, sostiene que, de un modo u otro, ninguno de estos programas
pueden ser contratos, pues no están escritos para ser comprendidos por un ser humano sino por un ordenador.
El autor citado utiliza la denominación “contratos legales inteligentes” (citando a Josh Stark), y los define como
“aquellos contratos celebrados a través de una página web accesible para las partes cuya forma está constituida por la interfaz
de usuario de la aplicación externa y uno o varios programas autoejecutables (smart contracts) residentes en la cadena de
bloques con capacidad para interactuar recíprocamente y con dicha interfaz”. En un contrato legal inteligente el smart
contract subyacente es la herramienta informática que determina cómo, cuándo y en qué forma se llevará a efecto
la ejecución de las contraprestaciones pactadas. Al respecto, ver también Ibáñez Jiménez, Javier W.: “Derecho de
Blockchain y de la tecnología de registros distribuidos” - Ed. Aranzadi - Pamplona - 2018 - pág. 59/63
(25) Ver, por ej., Szabo, Nick: “Smart contracts” - 1994 (http://www.fon.hum.uva.nl/rob/Courses/Information
InSpeech/CDROM/Literature/LOTwinterschool2006/szabo.best.vwh.net/smart.contracts.html); “The idea of
smart contracts” - 1997 (https://nakamotoinstitute.org/the-idea-of-smart-contracts/) y “Formalizing and securing
relationships on public networks” - 1997 (https://nakamotoinstitute.org/formalizing-securing-relationships/)
(26) Morell Ramos, Jorge: “Smart contracts: teoría, práctica y cuestiones legales” - 21/9/2016 (https://terminosy
condiciones.es/2016/09/21/como-crear-smart-contract-mediante-terminos-condiciones/)
(27) Existe un amplio espectro de posibilidades para los contratos inteligentes. Las posibilidades van desde contratos
que simplemente automatizan la implementación o ejecución de contratos de lenguaje natural (por ej., la liberación
de pagos bajo un contrato de lenguaje natural) a contratos enteramente escritos en código. Ver Chamber of Digital
Commerce: “Smart Contracts: 12 Use Cases for Business & Beyond” (http://digitalchamber.org/wp-content/
uploads/2018/02/Smart-Contracts-12-Use-Cases-for-Business-and-Beyond_Chamber-of-Digital-Commerce.
pdf). Se los llama contratos inteligentes porque pueden hacer más que un contrato tradicional, aunque no debe
entenderse el sentido de inteligente como “inteligencia artificial” (podrían combinarse las tecnologías, aunque no
necesariamente), ya que en realidad hacen lo que se les programó para que hagan. Raskin, Max: “The Law and
Legality of Smart Contracts” - 1 - Georgetown Law Technology Review 304 - 2017 - (https://papers.ssrn.com/sol3/
papers.cfm?abstract_id=2959166)
(28) Morell Ramos, Jorge: “Smart contracts: teoría, práctica y cuestiones legales” - 21/9/2016 (https://terminosy
condiciones.es/2016/09/21/como-crear-smart-contract-mediante-terminos-condiciones/)
(29) Morell Ramos, Jorge: “Smart contracts: teoría, práctica y cuestiones legales” - 21/9/2016 (https://terminosy
condiciones.es/2016/09/21/como-crear-smart-contract-mediante-terminos-condiciones/). Para el cumplimiento de
los contratos inteligentes hace falta muchas veces también una fuente externa de información, para corroborar
si algo relevante ha ocurrido o no, y activar así la función “si ocurre esto, haz eso”. A tal efecto, han surgido los
llamados “oráculos”, que son empresas externas respecto a la cadena de bloques que pueden facilitar al programa
cualquier tipo de información. Ellos presentan el inconveniente de que pueden ser manipulados y precisamente
por ello debe acentuarse la necesidad de que sean entes imparciales y de reconocido prestigio los que realicen dicha
labor. Tur Faúndez, Carlos: “Smarts contracts. Análisis jurídico” - Ed. Reus - Madrid - 2018 - pág. 113
(30) Morell Ramos, Jorge: “Smart contracts: teoría, práctica y cuestiones legales” - 21/9/2016 (https://
terminosycondiciones.es/2016/09/21/como-crear-smart-contract-mediante-terminos-condiciones/)
(31) Chamber of Digital Commerce: “Smart Contracts: 12 Use Cases for Business & Beyond” (http://digitalchamber.
org/wp-content/uploads/2018/02/Smart-Contracts-12-Use-Cases-for-Business-and-Beyond_Chamber-of-Digital-
Commerce.pdf)
(32) Ver, Pastor Sempere, María del Carmen: “Criptomonedas y otras clases de tokens: aspectos mercantiles”,
en Villarroig Moya, Ramón y Pastor Sempere, María del Carmen (dirs.): “Blockchain: aspectos tecnológicos,
empresariales y legales” - Ed. Aranzadi - Navarra - 2018 - pág. 151/3. La autora citada ha dicho que la blockchain
puede significar la muerte de la economía colaborativa tal como la conocemos y el nacimiento de la economía
colaborativa real, siendo que, por ejemplo, firmas adversarias a las más modernas agencias de viaje “podrán contactar
directamente; simplemente se tiene que crear el software y publicarlo en una página web para que todo el mundo pueda darse de
alta y conectarse a través de esa red, de manera que no sería necesario un Airbnb porque habría un repositorio de oferta que cada
uno se encargaría de actualizar”

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(33) “Tokens” es una palabra anglosajona polisémica que puede ser traducida como “ficha”, “muestra”, “señal”,
“representación”, “bono”, “testigo”, etc. Tur Faúndez, Carlos: “Smarts contracts. Análisis jurídico” - Ed. Reus -
Madrid - 2018 - pág. 130
(34) Se sostiene que con la tokenización se tiene la posibilidad de añadir o incorporar más información sobre el
activo (como transacciones anteriores, sucesos y caracteres propios vinculados con el propio activo, etc.), y que ello
junto con la rapidez y economicidad de la operación al reducirse los costes de transacción puede derivar en que el
valor de mercado del activo pueda incrementarse. De todas formas, se aclara que estos desarrollos se encuentran
todavía en una fase un tanto teórica y habrá que estar atentos a los mecanismos de implementación, lo cual resulta
especialmente complejo teniendo en cuenta la variedad de activos que pueden estar involucrados. Del Castillo
Ionov, Rafael: “Las initial coin offerings (ICOS) y la tokenización de la economía” - Ed. Thomson Reuters - Aranzadi
- Navarra - 2018 - pág. 105/9
(35) El nombre adoptado evoca la expresión Initial Public Offering (IPO), utilizada con relación a los procesos de
salida a bolsa, por cuanto se ha querido posicionar a las ICO como fuentes alternativas de financiamiento frente a
la deuda bancaria y el mercado de valores. No obstante ello, se ha dicho que dicha terminología y asimilación no
sería del todo apropiada, en primer lugar porque no se emiten necesariamente criptomonedas (coins), sino tokens.
Además, la asimilación a las IPO también puede inducir a error haciéndole creer al inversor que el ICO se trata de
un proceso sometido a supervisión del regulador, cuestión que en la mayoría de los casos no ha sucedido. Desde
el punto de vista técnico, se postuló que, en rigor, deberíamos hablar de “eventos de generación de tokens” (token
generation events, en inglés). Del Castillo Ionov, Rafael: “Las initial coin offerings (ICOS) y la tokenización de la
economía” - Ed. Thomson Reuters - Aranzadi - Navarra - 2018 - págs. 42 y 132
(36) Del Castillo Ionov, Rafael: “Las initial coin offerings (ICOS) y la tokenización de la economía” - Ed. Thomson
Reuters - Aranzadi - Navarra - 2018 - págs. 33/7
(37) Del Castillo Ionov, Rafael: “Las initial coin offerings (ICOS) y la tokenización de la economía” - Ed. Thomson
Reuters - Aranzadi - Navarra - 2018 - pág. 113; García Tortosa, Francisco: “Una tecnología para facilitar los procesos
de participación, cooperación y transparencia en el sector público” en Villarroig Moya, Ramón y Pastor Sempere,
María del Carmen (dirs.): “Blockchain: aspectos tecnológicos, empresariales y legales” - Ed. Aranzadi - Navarra - 2018
- pág. 354; Madera, Antonio: “The DAO, the hack, the soft fork, and the hard fork” - 26/7/2016 (https://www.
cryptocompare.com/coins/guides/the-dao-the-hack-the-soft-fork-and-the-hard-fork)
(38) Szabo, Nick: “Smart contracts” - 1994 (http://www.fon.hum.uva.nl/rob/Courses/InformationInSpeech/
CDROM/Literature/LOTwinterschool2006/szabo.best.vwh.net/smart.contracts.html); “The idea of smart
contracts” - 1997 (https://nakamotoinstitute.org/the-idea-of-smart-contracts/) y “Formalizing and securing
relationships on public networks” - 1997 (https://nakamotoinstitute.org/formalizing-securing-relationships/). Ver,
también, Pastor Sempere, María del Carmen: “Internet del valor”, en Villarroig Moya, Ramón y Pastor Sempere,
María del Carmen (dirs.): “Blockchain: aspectos tecnológicos, empresariales y legales” - Ed. Aranzadi - Navarra - 2018
- pág. 92
(39) Pastor Sempere, María del Carmen: “Internet del valor”, en Villarroig Moya, Ramón y Pastor Sempere, María del
Carmen (dirs.): “Blockchain: aspectos tecnológicos, empresariales y legales” - Ed. Aranzadi - Navarra - 2018 - pág. 92
(40) Ver, por ej., Ibáñez Jiménez, Javier W.: “Derecho de Blockchain y de la tecnología de registros distribuidos” -
Ed. Aranzadi - Pamplona - 2018 - pág. 103/5; Tur Faúndez, Carlos: “Smarts contracts. Análisis jurídico” - Ed. Reus
- Madrid - 2018 - págs. 68 y 141. Igualmente, debe decirse que hay autores que relativizan el presente postulado,
planteando que con las tecnologías de descentralización las agencias gubernamentales podrían perder la habilidad
de regular y controlar las actividades de las personas, por lo que surgiría espacio para la expansión de un nuevo tipo
de reglas identificadas con el término “Lex Cryptographia”, que serían administradas por contratos inteligentes y
organizaciones autónomas. Wright, Aaron y De Filippi, Primavera: “Decentralized Blockchain Technology and the
Rise of Lex Cryptographia” (https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=2580664)
(41) Ver, por ej., Morell Ramos, Jorge: “Smart contracts: teoría, práctica y cuestiones legales” - 21/9/2016 (https://
terminosycondiciones.es/2016/09/21/como-crear-smart-contract-mediante-terminos-condiciones/). Sobre el
particular, se menciona que, en estos casos y bajo ciertas circunstancias, hay autores que plantean asignar algún
tipo de responsabilidad a los nodos que puedan identificarse; Ibáñez Jiménez, Javier W.: “Derecho de Blockchain
y de la tecnología de registros distribuidos” - Ed. Aranzadi - Pamplona - 2018 - págs. 284 y 384; Zetzsche, Dirk A.;
Buckley, Ross P. y Arner, Douglas W.: “The Distributed Liability of Distributed Ledgers: Legal Risks of Blockchain”
- publicado en 2017 UNSWLRS 52 (http://www5.austlii.edu.au/au/journals/UNSWLRS/2017/52.pdf). Por otro
lado, se observa también que existen casos en los que se ha sancionado a la persona identificada como generadora

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CONTRATOS INTELIGENTES. SUS DESAFÍOS PARA LOS ABOGADOS

del contrato inteligente por más que a partir de cierto momento ya no tuviera injerencia sobre este. Al respecto,
se menciona como ejemplo que en noviembre/2018 la SEC anunció cargos contra Zachary Coburn, fundador de
EtherDelta, un exchange que funcionaba a través de un contrato inteligente instalado en la blockchain de Ethereum
para la negociación en el mercado secundario de tokens ERC20 (un tipo de token comúnmente emitido en las ICO).
Ello en línea con la posición fijada en su informe de 2017 sobre The DAO, en donde la SEC entendió que los
exchanges de tokenized securities debían registrarse o requerir una exención (cosas que EtherDelta no hizo), conforme
se verá en la nota siguiente. A Coburn se le reprochó que fundó EtherDelta, que escribió y registró el contrato
inteligente en la blockchain, y que recibió fees de la plataforma por un tiempo antes de ceder dicho derecho. Sin
admitir ni negar los hallazgos, Coburn acordó con la SEC pagarle una suma determinada. Ver https://www.sec.
gov/news/press-release/2018-258
(42) En el marco del CCyCo., podemos mencionar como relevantes, entre otros, los arts. 286, 287, 288, 319, 1106,
1107, 1109, 1110 y 1020
(43) Del Castillo Ionov, Rafael: “Las initial coin offerings (ICOS) y la tokenización de la economía” - Ed. Thomson
Reuters - Aranzadi - Navarra - 2018 - págs. 84 y 93. El autor citado menciona que Hart explica que los contratos
son siempre incompletos y que no hay forma de poder reflejar cualesquiera eventualidades que pudieran acontecer
(44) Morell Ramos, Jorge: “Smart contracts: teoría, práctica y cuestiones legales” - 21/9/2016 (https://
terminosycondiciones.es/2016/09/21/como-crear-smart-contract-mediante-terminos-condiciones/). Ver, también,
Granero, Horacio R., “Los contratos inteligentes y la tecnología ‘blockchain’ (su encuadre en el Código Civil y
Comercial de la Nación)” - El Dial - 7/3/2018
(45) Se ha dicho por ejemplo que la GDPR y los principios clásicos de protección de datos fueron diseñados en
un mundo en el cual la administración de información estaba centralizada dentro de entidades específicas, por
lo que el uso de la tecnología blockchain y la intervención descentralizada de muchos actores obligan una más
compleja definición de los roles. En este contexto, por ej., se ha observado que los participantes que tienen el
derecho de escribir en la blockchain de manera profesional y comercial podrían ser considerados como controladores
de información. Ver https://www.cnil.fr/en/blockchain-and-gdpr-solutions-responsible-use-blockchain-context-
personal-data
(46) Szabo, Nick: “Smart contracts” - 1994 (http://www.fon.hum.uva.nl/rob/Courses/InformationInSpeech/
CDROM/Literature/LOTwinterschool2006/szabo.best.vwh.net/smart.contracts.html); “The idea of smart
contracts” - 1997 (https://nakamotoinstitute.org/the-idea-of-smart-contracts/) y “Formalizing and securing
relationships on public networks” - 1997 (https://nakamotoinstitute.org/formalizing-securing-relationships/)
(47) Tur Faúndez, Carlos: “Smarts contracts. Análisis jurídico” - Ed. Reus - Madrid - 2018 - págs. 72/84. Al respecto,
se ha dicho que en estos casos debe proporcionarse información clara, precisa, exhaustiva y comprensible sobre
los procedimientos mediante los que se va a desarrollar la ejecución automática de las prestaciones y su alcance
patrimonial, y que además se requiere la concurrencia de un doble consentimiento simultáneo: el habitual
consentimiento que determina la perfección del contrato y el consentimiento preconstituido sobre la consumación
automática
(48) Tur Faúndez, Carlos: “Smarts contracts. Análisis jurídico” - Ed. Reus - Madrid - 2018 - pág. 110. Incluso se
sostiene que si un oráculo falla, nada impediría que el perjudicado ejercitara acciones contra él ante los tribunales
(49) Raskin, Max: “The Law and Legality of Smart Contracts” - 1 Georgetown Law Technology Review 304 - 2017
- (https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=2959166). Un método que propone el autor es que exista
un sistema en el cual la jurisdicción relevante cree una base de datos pública y APIS (Aplication Programming
Interface) de provisiones legales relevantes. El contrato inteligente podría incorporar estos términos y mantenerlos
actualizados. Otro método podría ser mediante control ex post de las partes, lo cual pone la carga en las partes para
mantener actualizado el código
(50) Un hito importante en este sentido lo dio la SEC en julio/2017 al pronunciarse sobre la naturaleza jurídica de
los tokens emitidos por el proyecto “The DAO”. La SEC, entre otras cuestiones, aplicó el llamado “test de Howey” [por
el caso de la Corte Suprema de los Estados Unidos “SEC v. W. J. Howey Co.”, 328 U.S. 293, 301 (1946)], entendió
que en el caso se encontraban presentes los elementos de los “investment contracts” (una inversión, en una empresa
común, con una expectativa de ganancias, derivadas del esfuerzo de gestión predominantemente de otras personas),
y concluyó que los tokens del proyecto constituían valores negociables y que su emisión vulneró la legislación federal
estadounidense sobre la materia. Allí también aclaró que cualquier entidad o persona que desarrolle las actividades
de un exchange de dicho tipo de tokens debe registrarse como national securities exchange u operar en el marco de una
excepción a dicho régimen. Ver https://www.sec.gov/litigation/investreport/34-81207.pdf

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DER, INN TEC.indb 21 11/2/20 18:12


SANTIAGO J. MORA

(51) Ver, por ej., Pastor Sempere, María del Carmen: “Criptomonedas y otras clases de tokens: aspectos mercantiles”
en Villarroig Moya, Ramón y Pastor Sempere, María del Carmen (dirs.): “Blockchain: aspectos tecnológicos,
empresariales y legales” - Ed. Aranzadi - Navarra - 2018 - pág. 164; Del Castillo Ionov, Rafael: “Las initial coin
offerings (ICOS) y la tokenización de la economía” - Ed. Thomson Reuters - Aranzadi - Navarra - 2018 - págs. 48/9
(52) Del Castillo Ionov, Rafael: “Las initial coin offerings (ICOS) y la tokenización de la economía” - Ed. Thomson
Reuters - Aranzadi - Navarra - 2018 - págs. 88/9, 95 y 118. El autor citado entiende que es necesario establecer un
sistema de gobierno corporativo que permita incorporar estructuras y procesos que supervisen el desarrollo del
proyecto, los derechos de los inversores, que procuren una mitigación de los riesgos y un comportamiento ético.
Asimismo, sostiene que se ha ido tomando conciencia también de que esta operatoria plantea nuevas posibilidades
a las redes de blanqueo de capitales, por lo que la tendencia en las ICO desde la segunda mitad del año 2017 ha
sido que la mayoría de ellas comience a incorporar procedimientos de cumplimiento normativo para identificar a
los inversores y el origen de sus fondos
(53) Ver https://ec.europa.eu/digital-single-market/en/blockchain-technologies
(54) Ver http://www.fatf-gafi.org/publications/fatfrecommendations/documents/regulation-virtual-assets.html
(55) Ver http://www.fatf-gafi.org/publications/fatfrecommendations/documents/public-statement-virtual-assets.
html
(56) Ver, por ej., Rybnik, Daniel: “Últimos reductos de la teoría de la fuente” - LL - Práctica Profesional - Nº 26 -
abril/2018 - págs. 44/9; Mihura Estrada, Ricardo: “Las ‘monedas digitales’ y el bitcoin en el nuevo impuesto a las
rentas financieras” - ERREPAR - DTE - Nº 456 - pág. 233 - marzo/2018 - Cita digital EOLDC097358A
(57) Mora, Santiago J.: “La reglamentación de la ley de firma digital. Una especial referencia a los prestadores de
servicios de confianza” - LL - 23/5/2019 - 1

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DER, INN TEC.indb 22 11/2/20 18:12


HACIA LA REGULACIÓN DE LAS “FINTECH”
BREVE GUÍA DE LAS NORMAS RECIENTEMENTE
EMITIDAS POR LA UNIDAD DE INFORMACIÓN
FINANCIERA (UIF), LA AFIP Y EL BANCO CENTRAL
DE LA REPÚBLICA ARGENTINA (BCRA)

Ariel E. Provenzani Casares(*)

Durante el año 2019 y lo que va del 2020 distintos organismos han emitido normas
administrativas que, junto a otras, comienzan a conformar una incipiente regulación
específica para las empresas fintech. El objetivo de esta nota consiste en ofrecer al
lector no especialista una breve guía de esas normas, absteniéndome todo lo posible de
valoraciones críticas.(1)
Advierto también al lector que he dejado de lado las normas administrativas
que permiten operar a las billeteras virtuales como medios de pago de sueldos(2) y
prestaciones de la seguridad social(3) como así la normativa relativa a crowdfunding y
crowdlending(4). Para una explicación exhaustiva de estos dos últimos verticales fintech y
su actual regulación, remito a los excelentes artículos de Marcos Cane, Julieta Heffes y
Sol Sánchez, “Las fintech y la oferta de créditos online: una aproximación a sus aspectos
jurídicos” y de Mercedes Ales Uría, “Crowdfunding en Argentina: antecedentes y estado
actual de la cuestión”.(5)(6)

I - LA RESOLUCIÓN (UIF) 76/2019

Como se sabe -y conforme el art. 20, inc. 9), L. 25246- las empresas emisoras de
cheques de viajero y las operadoras de tarjetas de crédito y compra son sujetos obligados
a informar ciertas operaciones a la UIF, que inicialmente reguló sus deberes al respecto
mediante la resolución 2/2012.
El 29/7/2019 se publicó en el Boletín Oficial de la República Argentina la
resolución (UIF) 76/2019, derogatoria de la resolución 2/2012.

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ARIEL E. PROVENZANI CASARES

La nueva resolución incluye innovaciones de peso en línea con la resolución 30-


E/2017 aplicable a las entidades financieras y cambiarias, especialmente en lo que hace
al enfoque basado en riesgos que las empresas deben implementar y a la posibilidad
de aceptación e identificación de clientes a distancia “mediante el empleo de medios
electrónicos sustitutivos de la presencia física” (art. 26) que la resolución 2/2012 no
contemplaba y que permite a las empresas fintech seguir operando del modo inherente
a su naturaleza.
Sin embargo, a los efectos de esta nota, lo que interesa destacar es que -aun
cuando la L. 25246 no las menciona- la UIF incluyó nuevas categorías de sujetos
obligados a informar, argumentando:

“Que debido a un cambio en la composición del sector de tarjetas de crédito y


compra, corresponde precisar el alcance del concepto de operador de tarjeta
de crédito y compra adecuándolos a la realidad imperante en el mercado, y
los roles que cumplen los sujetos obligados en cada caso.
Que de tal modo se da cumplimiento con uno de los principios rectores de
la función reglamentaria consistente en interpretar las leyes conforme las
nuevas necesidades y condiciones existentes en cada momento en que ellas
son aplicadas, cuidando de no alterar los fines que se tuvieron presentes al
momento de su sanción.
Que por ello, se incorporan los conceptos de adquirente, agregadores,
agrupadores y facilitadores de pagos, por su carácter de operadores de
tarjeta de crédito y compra”.(7)

La resolución citada [art. 2, incs. b) y c)] define del modo siguiente a estos nuevos
sujetos obligados a informar:

“Adquirente: es aquella persona humana, jurídica o estructura legal sin


personería jurídica que realiza algunas de las siguientes tareas vinculadas
a la operación de tarjetas reguladas por la presente norma, consistente en:
1. Adherir a comercios al sistema de tarjetas de crédito.
2. Liquidar al receptor de pagos el importe de los pagos con tarjetas que
cuenten con la autorización de pago otorgada por el correspondiente emisor.
c) Agregador, agrupador o facilitador de pagos: es aquella persona humana,
jurídica o estructura legal sin personería jurídica, que mediante un contrato
con el adquirente, proporciona a sus clientes, a través de una plataforma
o sistema, el servicio de procesamiento y/o liquidación de pagos de las
tarjetas reguladas por la presente norma a través de diversos medios, ya
sea en contexto de medios de pago presencial como no presencial”.

El lector deducirá sin esfuerzo que la normativa alcanza plataformas fintech que
ofrecen a comerciantes y consumidores finales mecanismos que permiten realizar pagos
y recibir cobros con las tarjetas de mayor aceptación en el mercado a partir de una

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DER, INN TEC.indb 24 11/2/20 18:12


HACIA LA REGULACIÓN DE LAS FINTECH

única vinculación jurídica y utilizando recursos informáticos únicos, mediante el enlace


y articulación de procesos antes independientes, que al encontrarse aislados unos de
otros requerían a los comercios mayor capacitación y mayores recursos de hardware y
software.(8)

II - LA RESOLUCIÓN GENERAL (AFIP) 4622

Mediante esta resolución -publicada en el BO: 30/10/2019 y modif. por la RG


4636, publicada, a su vez, el 25/11/2019- la AFIP impuso a las empresas fintech que
operan en el vertical de pagos y cobros por cuenta y orden de terceros la carga de operar
como agentes de retención de los impuestos al valor agregado (IVA) y a las ganancias.
Sus considerandos, en lo pertinente, dicen:

“Que en los últimos años el Banco Central de la República Argentina ha


impulsado el desarrollo de nuevos medios de pago electrónicos con el objetivo
de fomentar la inclusión financiera, reducir los costos intrínsecos del sistema
de pagos y formalizar la economía.
Que la utilización de las nuevas plataformas tecnológicas de transferencia de
fondos tornan necesario establecer un régimen de retención que contemple las
citadas formas de pago, el que permitirá un mayor control de las operaciones
realizadas, así como reducir las posibilidades de evasión.
Que la presente se dicta en ejercicio de las facultades conferidas por el
artículo 22 de la ley 11683, texto ordenado en 1998 y sus modificaciones,
por el artículo 27 de la ley del impuesto al valor agregado, texto ordenado
en 1997 y sus modificaciones, por el artículo 39 de la ley de impuesto a las
ganancias, texto ordenado en 1997 y sus modificaciones, y por el artículo 7
del decreto 618 del 10/7/1997, sus modificatorios y sus complementarios”.(9)

Según el artículo 1, los sujetos alcanzados por esta carga son los administradores
de servicios electrónicos de pagos y/o cobranzas por cuenta y orden de terceros,
incluso a través del uso de dispositivos móviles y/o cualquier otro soporte electrónico,
comprendidos los virtuales, aplicable a las liquidaciones que se efectúen a los comer-
ciantes, locadores o prestadores de servicios por la utilización de dichos sistemas de
pago, sin que corresponda aplicar la retención “cuando las liquidaciones se efectúen a
sujetos que administren los mencionados servicios electrónicos de pago y/o cobranzas o
a entidades administradoras de sistemas de pago con tarjetas de crédito, de compra y/o
de pago”.
La diferencia se explica, en el primer caso, porque los operadores que liquidan a
administradores de servicios de pago y/o cobranzas en realidad operan como agentes de
estos últimos, quienes realizarán la retención pertinente cuando liquiden lo recaudado
a la empresa destinataria y, en el segundo, porque las administradoras de pago con
tarjetas de crédito y otras tienen un régimen particular y retienen conforme ese régimen.
De no hacerse estas distinciones, se produciría la duplicación de retenciones por
un mismo concepto.

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DER, INN TEC.indb 25 11/2/20 18:12


ARIEL E. PROVENZANI CASARES

En cuanto a los sujetos pasibles de retención, el artículo 2 de la resolución


indica que serán los comerciantes, locadores o prestadores de servicios, siempre que: a)
revistan el carácter de responsables inscriptos en el IVA, o b) no acrediten su calidad de
responsables inscriptos, de exentos o no alcanzados, en el IVA o, en su caso, de adheridos
al Régimen Simplificado para Pequeños Contribuyentes, y realicen operaciones en forma
habitual.(10)
Respecto de los sujetos exceptuados, el artículo 3 establece que no serán pasibles
de las retenciones establecidas en la presente resolución los sujetos categorizados
como “microempresas” en los términos de la resolución 220/2019 de la Secretaría de
Emprendedores y de la Pequeña y Mediana Empresa, o como “potenciales microempresas”
en los términos de la resolución general 4568 y su modificatoria.(11)

III - LAS COMUNICACIONES A (BCRA) 6859 Y 6885

Poniendo fin a las especulaciones de la prensa y de la industria fintech sobre el


alcance de la regulación que se venía preparando, el 9/1/2020, el BCRA publicó en su
página web el siguiente boletín:

“Jueves 9/1/2020. El Directorio del Banco Central estableció, a través de la


Comunicación A 6859, normas que ordenan el funcionamiento de las cuentas
de pago ofrecidas por los proveedores de servicios de pago (PSP), le otorgan
mayor transparencia al sistema e incrementan la protección a los usuarios
financieros. Así la Argentina da un paso inicial valioso para la regulación
de los PSP para alinearse con otros países de la región y de Europa que ya
cuentan con un marco normativo para los prestadores de servicio de pago
(PSP)”.

La comunicación fue publicada en el Boletín Oficial de la República Argentina el


14/1/2020 y, en apretada síntesis, establece que:
Los fondos de los clientes acreditados en cuentas de pago ofrecidas por los PSP
deberán encontrarse, en todo momento, disponibles -con carácter inmediato ante su
requerimiento por parte del cliente- por un monto al menos equivalente al que fue
acreditado en la cuenta de pago, de modo que el 100% de los fondos de los clientes
deberá encontrarse depositado -en todo momento- en cuentas a la vista en pesos en
entidades financieras del país.
Ante solicitud expresa del cliente, los saldos acreditados en cuentas de pago
podrán ser transferidos para su aplicación a la realización de operaciones con “fondos
comunes de dinero” en el país, debiéndose debitar la cuenta de pago.
Para la realización de transacciones por cuenta propia (pago de proveedores, pago
de sueldos, etc.), los PSP deberán utilizar una cuenta a la vista “operativa” (de libre
disponibilidad) distinta a la cuenta donde se encuentren depositados los fondos de los
clientes.
Se consideran PSP a las personas jurídicas que, sin ser entidades financieras,
cumplan al menos una función dentro de un esquema de pago minorista, en el
marco global del sistema de pagos, tal como ofrecer cuentas de pago -cuentas de libre
disponibilidad ofrecidas por un PSP a sus clientes para ordenar y/o recibir pagos-.

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HACIA LA REGULACIÓN DE LAS FINTECH

Los PSP y los miembros de sus órganos de gobierno, administración y fiscalización,


por los incumplimientos que se constaten respecto de las disposiciones previstas en esta
comunicación, serán pasibles de la aplicación de las sanciones conforme a lo previsto
en los artículos 41 y 42 de la ley de entidades financieras y disposiciones concordantes.
Asimismo, y al borde de que el presente artículo ingresara en prensa, en el mismo
sitio, el Banco Central publicó este nuevo boletín:

“El Banco Central complementó el marco general para los proveedores de


servicios de pago(12).
Jueves 30/1/2020. El Directorio del BBCRA dispuso, mediante la
comunicación A6885, complementar el marco normativo general para
los proveedores de servicios de pago (PSP) que ofrecen cuentas de pago.
Las nuevas disposiciones tienen como fin brindar mayor transparencia al
sistema y fortalecer la protección a los usuarios, en un contexto de una
mayor inclusión financiera.
La comunicación A6885 busca conocer con mayor precisión la actividad
operativa y comercial de los PSP que ofrecen cuentas de pago, y responde
a las necesidades de supervisión de la normativa emitida el 9 de enero
pasado, a través de la comunicación A6859. Sumado a ello y para identificar
adecuadamente los roles, la nueva norma del Banco Central precisa aspectos
vinculados a la definición de PSP y su separación de las figuras reguladas
por la Comisión Nacional de Valores.
Los PSP deberán solicitar la inscripción, antes del 1 de abril, en el “Registro
de proveedores de servicios de pago que ofrecen cuentas de pago” y
encuadrarse en un régimen informativo y de vigilancia para monitorear su
evolución.
Además, en su publicidad, los PSP deberán incluir una leyenda que deje
claro que se limitan a ofrecer servicios de pago y que los fondos no cuentan
con garantía de los depósitos que tienen las entidades financieras.
Anteriormente, la comunicación A6859 estableció la normativa que ordena
el funcionamiento de los proveedores de servicios de pago y el resguardo de
los fondos allí acreditados”.

La comunicación establece severos deberes de compliance a las empresas fintech


proveedoras de servicios de pago que ofrezcan a sus usuarios cuentas virtuales,
sometiéndolas a un régimen informativo aún no establecido y al control y vigilancia de
la Superintendencia de Entidades Financieras y de la Subgerencia General de Medios de
Pago, cuyo análisis detallado excede los límites de esta breve noticia.
Es claro que ambas normas afectan a las empresas proveedoras de billeteras
virtuales que basan su operatoria en el ingreso de dinero de sus clientes (denominado
cash in) en una cuenta bancaria mayorista de titularidad de la propia proveedora y
su disposición por dichos clientes mediante software y redes de prestadores que les
permiten efectuar las transacciones electrónicas habilitadas y/o la extracción de dinero
efectivo (denominado cash out), llevando la contabilidad de créditos y débitos.
También lo es que tienden a proteger al usuario de estos servicios, a lograr la
disponibilidad permanente de su dinero, la conformidad del usuario para el empleo

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ARIEL E. PROVENZANI CASARES

de su dinero en inversiones de riesgo y la claridad de los asientos contables que el


proveedor debe ofrecerle, evitando -al mismo tiempo- la posible promiscuidad entre
fondos de titularidad de los usuarios y fondos de titularidad del proveedor.
No obstante ello, queda en pie la cuestión referida a si el BCRA tiene facultades
para imponer estas normas a entidades que no caen directamente bajo su órbita.
Es poco lo que diré al respecto: si bien el artículo 1 de la ley 21526 de entidades
financieras dice que “quedan comprendidas en esta ley y en sus normas reglamentarias las
personas o entidades privadas o públicas oficiales o mixtas- de la Nación, de las provincias
o municipalidades que realicen intermediación habitual entre la oferta y la demanda de
recursos financieros”, su artículo 3 indica: “Las disposiciones de la presente ley podrán
aplicarse a personas y entidades públicas y privadas no comprendidas expresamente en
ella, cuando a juicio del BCRA lo aconsejen el volumen de sus operaciones y razones de
política monetaria y crediticia”.(13)
De modo tal, podría, en principio, sostenerse la validez de la comunicación
comentada en tanto respondiera a las razones de oportunidad, mérito o conveniencia
que habilitan al Banco Central a regular la actividad de entidades y personas “no
comprendidas expresamente en la LEF” (volumen de operaciones y razones de política
monetaria y crediticia). Para un análisis profundo del tópico, remito al lector a “Sistemas
electrónicos de pago en general y sistemas de dinero electrónico en particular”, por
Santiago Mora.(14)

IV - PARA FINALIZAR

Hace no mucho, en un artículo que escribí respondiendo a la amable invitación


de Santiago Mora, señalé que la denominación fintech envuelve distintas prácticas para
la administración del dinero y que, tratándose de dinero, existen personas o entidades
interesados en utilizar servicios fintech, otras interesadas en brindarlos, otras que
vean a las anteriores como un alarmante desafío a su posición en el mercado, otras
preocupadas por identificar y prevenir potenciales amenazas públicas y, finalmente,
otras interesadas en acceder al flujo de información que su actividad genera.(15)
Todo parece indicar que Argentina avanza a paso firme hacia la regulación de
la industria fintech o, cuando menos, de algunos de sus verticales. Sin embargo, los
avances hechos hasta el momento se asientan en la interpretación -más o menos
controvertible- realizada por distintas agencias gubernamentales respecto del alcance
de ciertos conceptos y de sus propias facultades reglamentarias, contenidos los
primeros y otorgadas las segundas en y por leyes de cierta antigüedad que no tuvieron
en cuenta -ni podían hacerlo- la actividad fintech, sus características, sus riesgos y sus
protagonistas. Con base en dichas leyes, tales agencias gubernamentales vienen creando
un gravoso complejo de cargas, derechos, obligaciones, infracciones y sanciones que
afectan a proveedores de estos servicios.
No he de ser yo, ciertamente, quien reniegue del empleo de conceptos interpretativos
en la legislación. Sin embargo, creo que debemos distinguir cuidadosamente entre el uso
de conceptos interpretativos para redactar las normas vértice de la pirámide jurídica y
la proliferación de reglamentos administrativos amparada en la vaguedad del idioma
normativo.

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HACIA LA REGULACIÓN DE LAS FINTECH

Lo primero es una herramienta válida de la filosofía del derecho, cuyo uso permite
a las líneas fundamentales de un cierto ordenamiento jurídico seguir vivas y responder
a las circunstancias de las épocas. Lo segundo, un defecto del idioma normativo que
habilita a sustraer las decisiones sobre los derechos y las obligaciones de la ciudadanía
del ámbito republicano donde aquellos deben públicamente discutirse. Quizá se esté
aproximando el momento de peticionar a nuestras autoridades constituidas que adopten
el camino más respetuoso de la democracia representativa, devolviendo el debate a su
ámbito propio.

NOTAS
(*) Abogado. Procurador (UBA). Autor de diversos artículos sobre derecho procesal civil y comercial publicados en
revistas especializadas
(1) Para una visión crítica sobre el camino que parece comenzar a recorrer la Argentina en la regulación de las fintech,
el lector puede dirigirse a mi artículo: “Fintech - Entre vaguedades, conceptos, concepciones, definiciones persuasivas
y marcos regulatorios”, en Mora, Santiago y Palazzi, Pablo (comps.): “Fintech: aspectos legales” - CDYT - 2019 - T.
I - pág. 32 y ss. He de reiterar aquí, sin embargo, algo de lo que allí dije: no hay por qué negar -y nadie niega- que
ciertos verticales fintech (ciertas concepciones fintech) actuales o futuros puedan requerir autoridades de aplicación
y regulaciones específicas apropiadas al vertical de que se trate y a los riesgos que eventualmente pueda generar,
pero prestando atención a quienes, vistiendo el traje de la defensa del interés del público, alientan regulaciones
tendientes a bloquear la competencia y apropiarse del desarrollo y la innovación tecnológicos
(2) R. (MTESS) 168/2018
(3) R. (ANSES) 131/2018
(4) L. 27349 de apoyo al capital emprendedor, RG (CNV) 717/2017 y concs.
(5) Ambos en Mora, Santiago y Palazzi, Pablo (comps.): “Fintech: aspectos legales” - CDYT - 2019 - T. I - pág. 337 y ss.
el primero de ellos y pág. 355 y ss., el segundo
(6) Tampoco he de referirme a la R. 30/2020 del Ministerio de Desarrollo Productivo, que ha puesto en público
entredicho el futuro de la L. 27506 de economía del conocimiento
(7) R. 76/2019, consids.
(8) Recuerde el lector que el art. 10, L. 27253, establece: “Los contribuyentes que realicen venta de cosas muebles en
forma habitual, presten servicios, realicen obras o efectúen locaciones de cosas muebles, en todos los casos a sujetos que -respecto
de esas operaciones- revisten el carácter de consumidores finales, deberán aceptar como medio de pago transferencias bancarias
instrumentadas mediante tarjetas de débito, tarjetas prepagas no bancarias u otros medios que el Poder Ejecutivo Nacional
considere equivalentes y podrán computar como crédito fiscal del impuesto al valor agregado el costo que les insuma adoptar el
sistema de que se trate, por el monto que a tal efecto autorice la autoridad de aplicación. El Poder Ejecutivo Nacional realizará las
acciones necesarias a fin de facilitar el acceso a las tecnologías que se requieran para cumplir con esta obligación y a la capacitación
para su uso, pudiendo establecer incentivos y tomar medidas tendientes a morigerar los costos en los que se incurra a tal efecto. El
Poder Ejecutivo Nacional realizará las acciones necesarias para eliminar la incidencia del costo que les insuma adoptar el sistema
de que se trate a aquellos contribuyentes inscriptos en el Régimen Simplificado para Pequeños Contribuyentes. Queda prohibida
la aplicación de comisiones transaccionales sobre las operaciones comprendidas en lo estipulado en la presente ley realizadas
con tarjeta de débito. Facúltese a la autoridad de aplicación a reglamentar lo establecido en el presente artículo”. Según
creo, parte del éxito de los agregadores de pago se explica porque han logrado combinar en un solo producto -de
rápida obtención y sencilla implementación- medios de pago que antes requerían de distintas vinculaciones jurídicas
con diferentes operatorias, plazos de pago etc.; distintos software y hardware y distintos grados de capacitación para
operarlos correctamente y, al mismo tiempo, incorporar medios de pago no tradicionales (vgr., billeteras viruales)
destinados a personas que, por el motivo que sea, no acceden a servicios financieros bancarios, todo dentro de
un mismo ecosistema. En una palabra, los agregadores de pago aportan tanto a la usabilidad como a la inclusión
financiera, ofreciendo alternativas extrabancarias y universalizando dispositivos y aplicaciones. En el mismo sentido
corre, según entiendo, la normativa del BCRA relativa a la Clave Virtual Uniforme e interoperabilidad de códigos
QR utilizados para la realización de pagos (comunicaciones A 6510/18, A 6697/19, A 6425, A 6668/19 y concs.)

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DER, INN TEC.indb 29 11/2/20 18:12


ARIEL E. PROVENZANI CASARES

(9) En qué medida los objetivos de lograr mayor inclusión financiera y dotar de transparencia a los pagos merced al
empleo de medios electrónicos que permitan prevenir, mitigar y, eventualmente, investigar y reprimir el lavado de
dinero y la financiación del terrorismo son compatibles con regímenes de retención de tributos como este, es algo
que está por verse pero, en principio, la dirección tomada por el Banco Central y la UIF -cualquiera fuese la opinión
que se tenga sobre si incurren o no en excesos reglamentarios- parece contradictoria teniendo en cuenta la realidad
argentina. Queda también por discutir seriamente si la añeja facultad de la AFIP (y de otros órganos de recaudación
provinciales y municipales) de imponer a terceros tareas recaudatorias a título gratuito, en especial cuando otros
terceros cobran de esta por los servicios de recaudación que le brindan, supera un test de constitucionalidad
imparcialmente resuelto
(10) Ante la indeterminación inicial del concepto de habitualidad y conforme las inquietudes planteadas por la
Cámara Argentina de Fintech, la AFIP dictó la RG 4636, que, modificando el art. 2 de la R. 4622, establece
parámetros para establecerla, sea cual sea el juicio que se haga sobre su acierto o error en la elección de dichos
parámetros
(11) La L. 27541 de “Solidaridad Social y Reactivación Productiva en el marco de la Emergencia Pública” crea el
denominado “Impuesto PAIS”. Su art. 37, en lo pertinente, dice: “El pago del impuesto estará a cargo del adquirente,
locatario o prestatario pero deberán actuar en carácter de agentes de percepción y liquidación del mismo, los sujetos que para cada
tipo de operaciones se indican a continuación … b) Operaciones comprendidas en los incisos b) y c) del artículo 35: Las entidades
que efectúen los cobros de las liquidaciones a los usuarios de sistemas de tarjetas de crédito, débito y/o compra respecto de las
operaciones alcanzadas por el presente régimen. En caso de que intervengan agrupadores o agregadores de pago, la reglamentación
establecerá el obligado en carácter de agente de percepción…”. La Resolución General 4659/2020 - AFIP menciona
genéricamente a los sujetos obligados, sin realizar las precisiones que efectúa el art. 1 de la RG 4622/2019.
(12) La norma va más allá de lo que anuncia el Banco Central en su boletín de prensa, pues también retoca el t.o.
de Servicios Complementarios de la Actividad Financiera. Esta es la norma de carácter general dictada por el
BCRA que, en el marco de los arts. 20 y 28 de la L. 21526, permite a las entidades financieras realizar operaciones
comerciales que, de otro modo, tendrían prohibidas y, en lo pertinente, dice:
“1.1. Prohibición. Las entidades financieras no se encuentran facultadas a efectuar -cualquiera sea su modalidad- operaciones
ajenas a la intermediación financiera, conforme a las previsiones contenidas en el Título II de la ley de entidades financieras.
Consecuentemente, se encuentra prohibida la explotación por cuenta propia de todas las actividades industriales, agropecuarias,
comerciales y de cualquier otra índole no financiera salvo las específicamente admitidas por el BCRA … 2.1. Alcance. Los bancos
comerciales y las compañías financieras podrán mantener participaciones en el capital de empresas del país o del exterior que tengan
por objeto exclusivo alguna(s) de la(s) actividades que se mencionan en el punto 2.2…” y brinda una extensa lista de actividades.
La Com. A-6885 dispone “incorporar como punto 2.2.24. de las normas sobre Servicios complementarios de la actividad
financiera lo siguiente: 2.2.24. Proveedores de servicios de pago que ofrecen cuentas de pago … Sustituir el punto 2.2.22. de las
normas sobre Servicios Complementarios de la Actividad financiera por lo siguiente: 
2.2.22. Empresas de desarrollo y provisión
de servicios para la actividad financiera basado en tecnología”. Es decir que el BCRA acaba de autorizar explícitamente a
los bancos a explotar por sí billeteras virtuales no bancarias
(13) Por otro lado, el art. 28, inc. a), de la ley 21526 dice: “Las comprendidas en esta ley no podrán: a) explotar por cuenta
propia empresas comerciales, industriales, agropecuarias, o de otra clase, salvo con expresa autorización del Banco Central, quien
la deberá otorgar con carácter general y estableciendo en la misma límites y condiciones que garanticen la no afectación de la
solvencia y patrimonio de la entidad. Cuando ello ocurriere, la superintendencia deberá adoptar los recaudos necesarios para
un particular control de estas actividades”. Sin embargo ello no implica que cuando el BCRA autoriza a una entidad
financiera a realizar actividades comerciales, ello le permita regular a empresas no dedicadas a la actividad financiera
que ejercen esa misma actividad. En otras palabras, su control sobre actividades ajenas a la intermediación financiera
queda limitado por un ámbito personal: que las empresas sean entidades financieras. Admitir lo contrario sería
admitir que los poderes de control del BCRA son infinitos, bastándole con autorizar a las entidades financieras
a realizar cualquier tipo de operación comercial para adquirir potestades regulatorias sobre cualquier sector de la
actividad económica. Dicho esto, cabe preguntarse si la vigilancia y las obligaciones de compliance impuestas a los PSP
pueden alcanzar a todos ellos o solo pueden hacerlo en tanto y cuanto pertenezcan a entidades financieras. En todo
caso, es de notar que el BCRA acostumbra a no incluir los considerandos en las normas que dicta, de modo que
quienes las analizan se ven en serias dificultades para ponderar las razones jurídicas y fácticas del regulador y evaluar
su acierto o error, legalidad o ilegalidad. Se trata, a mi juicio, de una práctica de dudosa constitucionalidad que
afecta la publicidad de los actos de gobierno, rectamente interpretada. Esto también es así en las comunicaciones
comentadas: ni de ellas, ni de los boletines de prensa emitidos se desprende la justificación legal sobre la base de la

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HACIA LA REGULACIÓN DE LAS FINTECH

cual el BCRA se ha considerado autorizado a emitirlas. Tampoco las razones fácticas esgrimidas en tales boletines
son las que, con rigor de vocabulario, establece el art. 3 de la LEF. Por último, invocando el BCRA la protección
de usuarios en un vertical de negocios que no es la intermediación financiera, cabría poner en tela de juicio una
actuación que avanza sobre las facultades de otros órganos estatales que tienen esa función
(14) Publicado en Mora, Santiago y Palazzi, Pablo (comps.): “Fintech: aspectos legales” - CDYT - 2019 - T. I - pág. 257
y subsiguientes
(15) “Fintech - Entre vaguedades, conceptos, concepciones, definiciones persuasivas y marcos regulatorios”, en
Mora, Santiago y Palazzi, Pablo (comps.): “Fintech: aspectos legales” - CDYT - 2019 - T. I - pág. 32 y ss.

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UTILIZACIÓN DE “WAYBACK MACHINE”
COMO TERCERO DE CONFIANZA EN LA
MATERIA DE PRUEBA ELECTRÓNICA

Gastón E. Bielli(*)

I - INTROITO. LA PRUEBA ELECTRÓNICA

La doctrina especializada ha sostenido oportunamente que, a diario, asistimos a


la incorporación de la comunicación electrónica a nuestras vidas, en virtud de lo cual
se originan nuevas formas de expresión del consentimiento, mediante la digitalización
de la voluntad de los sujetos intervinientes -el correlato de la manifestación ha sido
transformado en bits-, a lo que se suma la maravillosa versatilidad del documento
electrónico para representar prácticamente todo lo representable (imagen, sonido,
movimiento).(1)
De modo que nos encontramos ante un gran número de documentos electrónicos
donde quedan plasmados hechos y actos utilizables como material probatorio en el
ámbito judicial, siendo dicha cuestión de suma utilidad para las partes en el proceso.(2)

(*) Abogado (UNLZ). Maestrando en Derecho Procesal (UNR). Presidente del Instituto Argentino
de Derecho Procesal Informático. Miembro del Foro de Derecho Procesal Electrónico. Secretario
de la Comisión de Informática del Colegio de Abogados de la Prov. de Bs. As. Presidente de
la Comisión de Derecho Informático del Colegio de Abogados de Lomas de Zamora. Docente
universitario (UNLZ)
(1) Quadri, Gabriel H.: “Prueba electrónica: medios en particular”, en Camps, Carlos E.: “Tratado
de derecho procesal electrónico” - Ed. Abeledo Perrot - Bs. As. - 2015 - págs. 577/741
(2) A fin de profundizar sobre el campo específico de la prueba electrónica, su incorporación al
proceso, la correspondiente acreditación y valoración, recomendamos la obra Bielli, Gastón E. y
Ordoñez, Carlos J.: “La prueba electrónica. Teoría y práctica” - Ed. Thomson Reuters-LL - Bs. As.
- 2019

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GASTÓN E. BIELLI

En esa senda, nosotros ya hemos definido la prueba electrónica como aquella


prueba cimentada en la información o datos, con valor probatorio, que se encuentran
insertos dentro de un dispositivo electrónico o que hubiera sido transmitida por un medio
afín, a través de la cual se adquiere el conocimiento sobre la ocurrencia o no de hechos
que las partes hayan afirmado como fundamento de sus derechos, o cuestionados, y que
puedan ser invocados dentro de un proceso judicial.(3)
Entonces, una imagen, un video, una página web, un correo electrónico, una base
de datos, una contabilidad en un programa de cálculo Excel -por citar algunos ejemplos-
constituyen efectivamente una “prueba electrónica” o “documento electrónico”, aun
cuando su reproducción e impugnación puedan ser a través de metodologías procesales
diferentes.(4)
Ahora bien, dada la fugacidad intrínseca que impregna la prueba electrónica
(conforme, en muchos casos, puede ser suprimida sin dejar rastros en cuestión de
segundos, mediante unos pocos clics) y en razón de la imposibilidad temporal de recurrir,
a veces, a la diligencia de un notario público de forma urgente con el objeto de procurar
una constatación (en ciertos lapsos de tiempo, como puede ser un fin de semana),
en otras latitudes han surgido nuevos actores que han tomado gran transcendencia
cuando se requiere probar la ocurrencia, o no, de estos sucesos o actos que puedan ser
eventualmente controvertidos. Nos referimos a los denominados “terceros de confianza”.

II - DEFINICIÓN Y CAMPO DE ACCIÓN DE LOS TERCEROS DE CONFIANZA

Ya en un trabajo anterior hemos efectuado un análisis introductorio acerca de


los documentos electrónicos emanados por estos portales terceros de confianza, siendo
que los hemos definido como aquellos sistemas informáticos accesibles vía web, ya
sean públicos o privados, que mediante la implementación de tecnologías tales como la
firma electrónica, el sellado de tiempo (timestamp), conexiones seguras y mecanismos
de depósito electrónico -en forma conexa y en atención a determinados estándares de
seguridad- hacen las veces de certificadores y depositarios de documentos electrónicos
pasibles de atestiguar la ocurrencia de hechos o actos jurídicamente relevantes suscitados
en el mundo virtual y, consecuentemente, revestirlos del necesario valor probatorio a fin
de eventualmente procurar ser introducidos, como prueba instrumental, a un proceso
judicial.(5)
Y en ese preliminar esbozo hemos establecido, a su vez, que surgen como una
solución necesaria a la problemática de la fugacidad en materia de prueba electrónica,
como ya hemos comentado en el acápite anterior.
A modo de ejemplo, una publicación difamatoria en una página web o el uso
indebido de una marca comercial por un determinado portal, pueden acarrear
consecuencias jurídicas, siendo necesaria la correspondiente comprobación probatoria
con el objeto de fundamentar un eventual reclamo. Aquí es donde se visualiza la gran

(3) Bielli, Gastón E. y Ordóñez, Carlos J.: “La prueba electrónica. Teoría y práctica” - Ed. Thomson
Reuters-LL - Bs. As. - 2019 - pág. 6
(4) Abel Lluch, Xavier: “Derecho probatorio” - Ed. Bosch - Barcelona - España - 2012 - pág. 1109
(5) Bielli, Gastón E.: “Terceros de confianza y certificación de prueba electrónica. Una nueva
frontera en materia de probática”. Publicado en el Diario LL - 6/6/2019. Cita online AR/
DOC/1629/2019

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UTILIZACIÓN DE WAYBACK MACHINE COMO TERCERO DE CONFIANZA EN LA MATERIA…

utilidad de estos portales, que hacen las veces de terceros ajenos a las partes, como es
el caso de la plataforma WayBack Machine.

III - LA PLATAFORMA WAYBACK MACHINE (ARCHIVE.ORG)

“The WayBack Machine” es un software que se instituye como un archivo/


biblioteca digital de la web. Fue lanzado en 2001 por Internet Archive, y se compone
como una organización sin fines de lucro accesible mediante el sitio www.archive.org.
Posee su sede en San Francisco, California, Estados Unidos.(6)
Los fundadores de Internet Archive, Brewster Kahle y Bruce Gilliat, lanzaron la
plataforma con el objeto de abordar el problema de la consunción de los contenidos
existentes en sitios web -mayormente de acceso público-, toda vez que las bases de
datos, de dichos sitios, son modificadas o las páginas, insertas en estos, dadas de baja.
De acuerdo a la información disponible en su website, a la fecha, los registros
de WayBack Machine han procesado y recopilado aproximadamente más de 330 mil
millones de páginas web, 20 millones de libros y textos, 4,5 millones de videos, 3 millones
de imágenes y 200.000 programas de software.
Con la puesta en marcha de la plataforma, no son pocos los estudiosos que
han profundizado en su funcionamiento con el objeto de evaluar la información que
se colecta y resguarda sobre el contenido de los distintos sitios web a los que se tiene
acceso de manera pública.(7)
Es que, como función principal, el portal realiza rastreos y procede a descargar
una gran mayoría de páginas de acceso público, todo conforme, en la generalidad de los
casos, cuando una página es archivada por la plataforma, esta incluye sus hipervínculos
manteniendo esos enlaces activos, lo cual permite recolectar y conservar de manera
voluntaria las publicaciones y archivos digitales insertos.(8)
Y conforme sostiene Bender, con agudeza, la existencia de terceros que copian
datos de otros sitios se debe a la ubicuidad de los contenidos digitales, que permite su
sencilla reproducción. Un ejemplo de estas copias son los cachés, copias de una página
guardadas en el mismo u otro sitio para facilitar un acceso más rápido. Es así que
Google, Yahoo! y otros buscadores guardan (por unos pocos días) los cachés de los sitios
que indexan y que permiten en muchos casos acceder a los contenidos aun cuando no
estén temporalmente disponibles en el sitio original o hubieran sido modificados.(9)
Pero, en todo caso, la metodología de rastreo y depósito utilizada por WayBack
Machine difiere con el funcionamiento del caché existente en aquellos buscadores
tradicionales y de uso masivo (tales como Google, Yahoo, Bing, entre otros), ya que su

(6) Se ingresa a través del sitio web http://www.archive.org/web/web.php, permite acceder a las
distintas versiones publicadas a lo largo del tiempo de la mayor parte de los sitios de internet desde
el año 1996
(7) Sampath K. y Prithviraj, K. R.: “Bringing life to dead: Role of Wayback Machine in retrieving
vanished URLs” Publicado en el Journal of Information Science - 21/10/2014 - ISSN 0165-5515
(8) Bielli, Gastón. E. y Ordoñez, Carlos J.: “La prueba electrónica. Teoría y práctica” - Ed. Thomson
Reuters-LL - Bs. As. - 2019 - pág. 424
(9) Bender, Agustín: “La validez en juicio de la prueba producida utilizando la máquina del tiempo
de internet”. Cita: publicado digitalmente en edición de fecha 3/2/2010, artículo bajo protocolo
a00274164723 de utsupra.com ius II

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GASTÓN E. BIELLI

objetivo no radica en proporcionarnos información actual de un sitio web caído, sino


el contenido que haya sido eliminado o alterado perceptible a través de su historial de
actividad.(10)
Agregamos que su utilización es totalmente gratuita y ajena a manipulaciones
que pudieran surgir como consecuencia de algún interés propio de alguna de las partes,
toda vez que la plataforma funciona de manera automática. Entonces, podemos valorar,
primariamente, a WayBack Machine como un tercero ajeno a las partes en el marco del
pleito siendo que no posee ninguna vinculación con los sujetos que intervienen en este.
Y adelantamos que los documentos electrónicos depositados en el sitio revisten pleno
carácter probatorio.
Enfocándonos en la práctica profesional, señalamos que esta herramienta es
de suma importancia si se quiere demostrar la existencia de contenidos vertidos en
internet, puesto que puede darse el caso donde se pretenda probar que un sitio web
efectivamente publicó un determinado material, pero, con posterioridad, fue eliminado
por su autor. Es en este supuesto que WayBack Machine podría traer a la disputa
una copia de ese contenido completo, para que la parte solicitante logre acreditar la
ocurrencia de la publicación que fue suprimida o modificada.
Es decir, este tercero estaría manifestando, esencialmente, que en determinado
momento (conforme se indicara la fecha y hora en que la copia fue obtenida) el sitio que
interesa publicó el contenido que alguna de las partes alega como existente, haciendo
las veces de un testigo privilegiado, imparcial, permanente y automático.(11)
A modo de colofón sobre este acápite es importante señalar que, dada la poca
información que existe en el ámbito jurídico acerca del funcionamiento de WayBack
Machine, el juez no siempre tendrá los conocimientos técnicos necesarios para valorar
los documentos electrónicos depositados en la plataforma a fin de determinar si los
contenidos alegados han sido efectivamente removidos o modificados por su autor.
De allí que sea necesario, a través de un peritaje informático, obtener un dictamen
que permita constatar la existencia de dicha información, pero también, conforme el
estado actual de las cosas, consideramos importante que el experto establezca cómo
es el funcionamiento técnico-operativo de WayBack Machine, así como su reputación y
trayectoria histórica como tercero.

IV - NORMATIVA LOCAL

a) Ley 25506 de firma digital


Localmente, y sobre el primer término, nuestra ley 25506 de firma digital define,
en su artículo 5, la firma electrónica como aquel conjunto de datos electrónicos utilizado

(10) Es así que, en todo el mundo, los periodistas suelen acudir a la plataforma en tratamiento con
el objeto de visualizar y corroborar información suprimida o modificada contenida en los sitios web
almacenados en sus registros
(11) Bender, Agustín: “La validez en juicio de la prueba producida utilizando la máquina del tiempo
de internet”. Cita: publicado digitalmente en edición de fecha 3/2/2010, artículo bajo protocolo
a00274164723 de utsupra.com ius II

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UTILIZACIÓN DE WAYBACK MACHINE COMO TERCERO DE CONFIANZA EN LA MATERIA…

por el signatario del documento como su medio de identificación, y que efectivamente


carezca de alguno de los requisitos legales para ser considerada firma digital.
Al respecto, Mora ha señalado que es firma electrónica básicamente todo lo que no
es firma digital. Resulta que esta metodología de suscripción mantiene, en la actualidad,
un contorno extremadamente amplio, reuniendo una variada gama de supuestos
técnicos, y siendo también muy amplio su espectro de supuestos de seguridad y de
resultados contra el rechazo de autoría y rechazo de la integridad.(12)
Y en dicha senda, Luz Clara explica que es un concepto amplio, que da margen
para incluir como tal desde técnicas muy simples hasta muy avanzadas.(13)
Conforme las razones esbozadas, en los casos en que el generador del contenido
haya asociado algún dato generar la cuenta que esté destinada inequívocamente a
identificarlo puede ser considerado firma electrónica, en los términos mencionados.(14)
Ahora bien, en los documentos electrónicos depositados en WayBack Machine,
visualizaremos dos firmas electrónicas.
Por un lado, la firma electrónica propia del portal tercero interviniente.
Por el otro, visualizaremos la representación de la firma electrónica del titular
del contenido plasmado (ejemplo, el nombre del creador de la publicación vertida en
determinado sitio web).

b) El Código Civil y Comercial de la Nación (CCyCo.)


Retomando el plano jurídico, el artículo 286 del CCyCo. nos dice que la expresión
escrita puede tener lugar por instrumentos públicos, o por instrumentos particulares
firmados o no firmados, excepto en los casos en que determinada instrumentación sea
impuesta.
Luego, el artículo 287 del CCyCo. establece: “Los instrumentos particulares pueden
estar firmados o no. Si lo están, se llaman instrumentos privados. Si no lo están, se los
denomina instrumentos particulares no firmados; esta categoría comprende todo escrito
no firmado, entre otros, los impresos, los registros visuales o auditivos de cosas o hechos
y, cualquiera que sea el medio empleado, los registros de la palabra y de información”.
Como puede observarse, nuestro ordenamiento jurídico diferencia los instrumentos
privados conforme a dicha clasificación enunciada, es decir, dependiendo de si estos se
encuentran firmados o no. En ese sentido, prevé como instrumentos privados los que
se encuentran debidamente suscritos y como instrumentos particulares no firmados,
aquellos que carecen de dicho elemento.

(12) Mora, Santiago J.: “Documento digital, firma electrónica y digital” - LL - 31/12/2013, 1 -
LL2014-A, 502 - Enfoques 2014 (febrero) - 1/2/2014 - 95 - Cita digital AR/DOC/3995/2013
(13) Luz Clara, Bibiana: “Ley de firma digital” - 1ª ed. - Nova Tesis Editorial Jurídica - Rosario - Prov.
de Santa Fe - pág. 47
(14) Y nosotros ya hemos desarrollado que la firma electrónica es -a prima facie- una metodología
de identificación. Para profundizar más, ver Bielli, Gastón E.: “Una nueva mirada acerca del valor
probatorio del correo electrónico en procesos de índole contractual. La cuestión de la firma” -
ERREIUS - Publicado Suplemento Especial. Derecho Procesal Electrónico - diciembre/2018 - Cita
digital IUSDC286275A

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GASTÓN E. BIELLI

De forma subsiguiente, el artículo 288 menciona que “la firma prueba la autoría
de la declaración de voluntad expresada en el texto al cual corresponde. Debe consistir
en el nombre del firmante o en un signo. En los instrumentos generados por medios
electrónicos, el requisito de la firma de una persona queda satisfecho si se utiliza una
firma digital, que asegure indubitablemente la autoría e integridad del instrumento”.
Dejando de lado la discusión doctrinaria existente a la fecha(15), y ya en materia
exclusiva de la probática, el artículo 319 nos dice que “el valor probatorio de los
instrumentos particulares debe ser apreciado por el juez ponderando, entre otras pautas,
la congruencia entre lo sucedido y narrado, la precisión y claridad técnica del texto, los
usos y prácticas del tráfico, las relaciones precedentes y la confiabilidad de los soportes
utilizados y de los procedimientos técnicos que se apliquen”.
Como sostiene Ordóñez, con agudeza, la citada disposición es una clara muestra
del reconocimiento de efectos jurídicos a la firma electrónica, pues, en caso de ser negada,
a mayor confiabilidad de los soportes utilizados y de los procedimientos técnicos que se
apliquen a su creación, mayor será su fuerza probatoria en juicio, e inversamente, a
menor confiabilidad, menor fuerza probatoria en pleito, en cuyo caso, necesitará una
mayor complementación con otros elementos probatorios (vgr., la congruencia entre lo
sucedido y narrado, la precisión y claridad técnica del texto, los usos y prácticas del
tráfico, las relaciones precedentes, entre otros).(16)
En resumidas cuentas, la plataforma WayBack Machine se encuentra revestida
de soportes sumamente sólidos en lo vinculado a la verificación de integridad de la
información originada por el medio, siendo que la prueba electrónica aportable por este
tercero acreditará la fecha y existencia del registro invocado, en un lapso de tiempo
determinado.
Así las cosas, reiteramos que corresponderá, en todo caso, al experto informático
precisar la robustez y dinamismo del elemento probatorio por medio del cual tiene su
fundamento el documento electrónico depositado en este tercero.
Resumiendo lo expuesto, diremos que un documento telemático con firma
electrónica ingresará al proceso con el carácter de principio de prueba instrumental
y se convertirá en un elemento probatorio de carácter indiciario y complejo, dado
que requiere de una producción conexa y acumulativa de pruebas para verificar su
veracidad, integridad, autenticidad y contenido, con el objeto de que pueda procurar
formar convicción en el juez.

(15) Batista, haciendo un concreto análisis, sostiene que la tesis restrictiva fundamenta su postura
al establecer que solamente la firma digital se equipara a la ológrafa, y por tanto de acuerdo con
el mosaico normativo vigente todo documento digital con firma electrónica debe ser considerado
como un instrumento particular no firmado. En cambio, la tesis amplia establece que el Código se
complementa con la L. 25506 de firma digital que legisla ambos tipos de firma, y por ende debe
entenderse que tales documentos están efectivamente firmados, quedando luego en el análisis
particular del caso concreto la mayor o menor fuerza probatoria de los subtipos de firma electrónica
según la infraestructura tecnológica que tengan detrás. Batista, A.: “¿Están legalmente ‘firmadas’
las presentaciones electrónicas efectuadas en el Sistema de Notificaciones y Presentaciones
Electrónicas de la Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires?” - El Dial - 6/7/2017
(16) Ordóñez, Carlos J.: “Problemas interpretativos derivados del uso de firma electrónica en el
poder judicial. ¿validez o ineficacia de los actos procesales signados en consecuencia?” - ERREIUS -
Publicado en Temas de Derecho Procesal - octubre/2018 - Cita digital IUSDC286160A

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UTILIZACIÓN DE WAYBACK MACHINE COMO TERCERO DE CONFIANZA EN LA MATERIA…

Empero, una vez reconocida o probada la autoría del instrumento, opera un


perfeccionamiento de la previsión legal, desplazando al documento incompleto y dando
lugar a un instrumento privado constituyendo prueba plenamente válida en los términos
de los artículos 287 y 314 del CCyCo. (17)
Entonces, el documento electrónico proporcionado por WayBack Machine creará
una evidencia electrónica que reviste capacidad probatoria a fin de ser introducida en
el marco de un litigio judicial, debiéndose, en el caso, ingresar esta fuente probatoria al
proceso bajo los principios esbozados en el ordenamiento procesal mediante el artículo
378 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, específicamente cuando se refiere
a que los medios de prueba no previstos se diligenciarán aplicando por analogía las
disposiciones de los que sean semejantes o, en su defecto, en la forma que establezca el
juez, aplicándose, para el caso, los principios rigentes en materia de prueba instrumental
(arts. 387 y ss., CPCC)(18). Y resulta claro aquí la consolidación del principio de libertad
probatoria, al permitir el ordenamiento jurídico la incorporación al proceso de cualquier
fuente de prueba aunque no se encuentre expresamente inmiscuida en alguno de los
medios tradicionales existentes en la normativa ritual.

V - WAYBACK MACHINE Y EL DERECHO COMPARADO

Destacamos que en la jurisprudencia comparada se ha utilizado la herramienta


WayBack Machine en diversos fallos, entre los que podemos mencionar “Netbula LLC
v. Chordiant Software Inc.”(19), “Telewizja Polska SA v. Echostar Satellite”(20) y “Sgae v.
Asociación de Internautas”.(21)
Y recientemente, en España, la Audiencia Provincial de Zaragoza emitió un
pronunciamiento con fecha 31/5/2019, en el marco de un conflicto de patentes, a través
del cual se valoraron las constataciones efectuadas por WayBack Machine que fueran
introducidas al pleito por una de las partes.(22)

(17) Aunque aclaramos que el documento electrónico deberá siempre ser admitido por el juzgador
en el marco del proceso judicial para su correspondiente valoración (sin importar si se encuentra
suscripto con una firma digital o una firma electrónica), conforme corresponderá, en primer
lugar, ponderarse la concatenación de hechos plasmados e insertos en estos. Para ampliar estas
ideas, ver Bielli, Gastón E. y Ordoñez, Carlos J.: “Valoración probatoria de documentos suscriptos
mediante la tecnología de firma electrónica” - ERREIUS - Publicado en Temas de Derecho Procesal
- setiembre/2019 - Cita digital IUSDC286828A
(18) Art. 378, CPCC: “La prueba deberá producirse por los medios previstos expresamente por la ley y por
los que el juez disponga, a pedido de parte o de oficio, siempre que no afecten la moral, la libertad personal de
los litigantes o de terceros, o no estén expresamente prohibidos para el caso. Los medios de prueba no previstos
se diligenciarán aplicando por analogía las disposiciones de los que sean semejantes o, en su defecto, en la
forma que establezca el juez”
(19) http://www.american-justice.org/upload/page/123/69/docket-187-order-on-IA-motion.pdf
(20) Gelman, Lauren: “Internet Archives Web Page Snapshots Held Admissible as Evidence”, publicado
el 17/11/2004, http://cyberlaw.stanford.edu/packets002728.shtml; Howell, Beryl A.: “Proving Web
History: How to use the Internet Archive” - febrero/2006. Recuperado de http://www.strozllc.com/
files/Publication/fee98a34-d739-478b-a7db-6af37b757714/Presentation/PublicationAttachment/
aae88469-9835-4fe4-ae5f-38637924314f/BAHPROVINGWEBHISTORY.pdf
(21) Recuperado de http://www.internautas.org/html/4048.html
(22) Roj: SAP Z 1107/2019 - ECLI: ES:APZ:2019:1107. Id Cendoj: 50297370052019100449.
Órgano: Audiencia Provincial. Sede: Zaragoza - Sección 5 - 31/5/2019. Nº de Recurso: 763/2018.

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GASTÓN E. BIELLI

Según surge del texto del resolutorio, los magistrados estimaron que, en atención
a lo establecido por el artículo 299.2 de la ley de enjuiciamiento civil española, “la
aportación al juicio de páginas web de Internet puede ser aceptada como prueba válida
en juicio...” y que... “conforme establece el apartado 3, esta prueba se valorará según las
reglas de la sana crítica, y para ello se deberán tener en cuenta las especiales dificultades
que presenta esta prueba debido a la volatilidad de la misma, que hace muy difícil saber
lo que una determinada página publicaba en una concreta fecha”.(23)
Los jueces prosiguieron detallando que un medio para acreditar la existencia
de contenidos en internet es acudir a terceros fiables que copian contenidos de otros
sitios web, como por ejemplo Google, Yahoo y otros buscadores que guardan cachés
de los sitios que indexan y que permiten acceder a los contenidos de páginas que han
cambiado o que ya no se encuentran en el sitio original. Pero el problema rigente es que
estos cachés tienen un tiempo de resguardo muy limitado, revistiendo una solución
mejor efectuar una consulta por medio de la WayBack Machine (máquina del tiempo).
Llegado el momento de la valoración de la fuente probatoria, señalaron que, en el
marco del pleito en tratamiento, fue introducida una declaración testimonial perteneciente
a D. Daniel, el administrador de The Internet Archive, donde se procuró certeza sobre la
autenticidad de las páginas web que fueran invocadas en las actuaciones. Y a su vez se
incorporó, como prueba instrumental, un acta notarial convalidando lo alegado por la
parte a través de una consulta realizada por el mismo notario en la plataforma WayBack
Machine.
Por las razones establecidas, la Sala señaló que los registros existentes en
WayBack Machine guardaban cabal relación con las publicaciones originales que se
encontraban en internet durante las fechas señaladas.
Agregaron, asimismo, que no es suficiente que el demandado meramente alegue
falta de convicción sobre el documento electrónico con el objeto de establecer duda
acerca de la fecha en la que se produjo la consulta y se tuvo acceso -por medio de
archive.org-, sino que es necesario fundamentar, en debida forma, la falta de integridad
de dicha prueba electrónica, bajo los preceptos técnicos y jurídicos aptos para procurar
la necesaria certeza en el juzgador.

VI - SU APLICACIÓN EN EL DERECHO LOCAL

En la jurisprudencia argentina, actualmente, existen múltiples casos en los


cuales se ha hecho uso de esta herramienta, todo ello a fin de constatar la ocurrencia de
hechos en el ámbito digital, a pesar de que el contenido haya sido modificado o borrado,
culposa o dolosamente, por el autor generador.
Solo por citar uno, ver: Juzgado Civil y Comercial N° 1 del Departamento
Judicial de Morón. Autos: “Florit Valeria Paula c/Barbero Nidia Estela s/escrituración”.

Nº de R.: 450/2019. Procedimiento: Recurso de apelación. Ponente: Juan Carlos Fernández


Llorente. Tipo de R.: Sent.
(23) Art. 299.2, L. de enjuiciamiento civil española: “También se admitirán, conforme a lo dispuesto
en esta ley, los medios de reproducción de la palabra, el sonido y la imagen, así como los instrumentos que
permiten archivar y conocer o reproducir palabras, datos, cifras y operaciones matemáticas llevadas a cabo con
fines contables o de otra clase, relevantes para el proceso”

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UTILIZACIÓN DE WAYBACK MACHINE COMO TERCERO DE CONFIANZA EN LA MATERIA…

Expediente MO - 28985 - 2010, sentencia del 27/4/2018. En un juicio de escrituración


se hizo lugar a la demanda en primera instancia, fundamentándose el resolutorio en
la pericia informática, donde se utilizó Wayback Machine como fuente para acreditar
contenidos suprimidos en una determinada página web.

VII - MATERIALIZACIÓN PROBATORIA EN EL PROCESO JUDICIAL

Reiteramos entonces que, al utilizar la nombrada herramienta, se contará con


un registro esencial y certero acerca de que una publicación existió en un tiempo
determinado -debiéndose efectuar la correspondiente comprobación en el caso de ser
desconocida o impugnada esta prueba, como ya dijimos, por un perito informático-.
En vistas a lo mencionado, vemos necesario proceder de la siguiente manera con
el objeto de lograr la integridad del documento electrónico.

a) Datos a consignar en la demanda


Es así que, en la demanda, los litigantes deberán establecer -por lo menos- la
siguiente información:(24)
- Todos los datos disponibles del presunto autor de la publicación vertida en el sitio web.
- La transcripción del contenido controvertido, por el cual se quiera demostrar su
ocurrencia o no en juicio (ej.: publicaciones, uso indebido de marcas o logos, entre
muchos otros casos posibles).
- La URL propia y específica del sitio web donde hubiera sido suprimida o modificada
la publicación cuestionada (ej.: https://www.iadpi.com.ar).
- La URL específica de consulta de la copia resguardada en WayBack Machine (ej.:
https://web.archive.org/web/20190126080932/https://www.iadpi.com.ar/).
- Fecha y hora de la captura generada por WayBack Machine.
- Fecha y hora real en que se está practicando la consulta.
- Navegador y la versión del navegador empleada para efectuar la consulta (ej.: Google
Chrome, versión 9.09).
- Cualquier otro dato vinculante que el lector encuentre necesario consignar.

b) Incorporación del documento electrónico


Atento a que WayBack Machine no emite documentos en pdf (como sí lo hacen
otros portales terceros de confianza) con fines de agregado al proceso judicial, esbozamos
como buena alternativa proceder a la videograbación de la sesión de navegación mediante
la cual se consulta la plataforma.

(24) Dicha información se obtiene del sitio archive.org

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GASTÓN E. BIELLI

Por medio de dicha metodología podremos consagrar un registro fílmico que


establecerá cómo y cuándo se recolectó la información, para luego proceder a su
acompañamiento al pleito bajo el soporte de un documento electrónico.(25)
En vistas a cumplir con este objetivo, bien se podría utilizar una videocámara o
dispositivos como smartphones o tablets que posean medios aptos para producir una
grabación sumamente nítida y clara de los actos que se están realizando(26). Destacamos
que la captura audiovisual deberá efectuarse en una sola toma, sin edición alguna.
Al comienzo de la grabación incumbirá manifestar la fecha y hora en que se está
produciendo la tarea. Lo mismo al finalizar la sesión de grabado. A su vez, se deberá
identificar la persona que está generando la grabación, como así también todo otro
individuo que intervenga a lo largo de esta.(27)
Es necesario recordar que debemos obtener la huella hash del archivo generado,
a fin de establecer la integridad del contenido inserto al proceso.(28)
Consideramos viable incorporar el documento electrónico, mediante un CD o DVD
(no regrabable a fin de que quede determinada la integridad del documento y cerrando
la correspondiente sesión de grabado), que luego deberá ser peritado en el momento
procesal oportuno.
Y en el texto de la demanda, a su vez, se deberá consignar:
a) Marca del dispositivo mediante el cual fue obtenida la captura audiovisual del
procedimiento de cadena de custodia (videocámara, smartphone, micrófonos, etc.).
b) Modelo.
c) Número de serie.
d) IMEI (si fuera un smartphone).
e) Nombre de la app o programa mediante el cual se obtuvo la videograbación (si lo
hubiere).
f) Versión de la app.
g) Una breve descripción de lo visualizado y quiénes son las personas que participan.

(25) Agregamos que dicho actuar es sumamente relevante al efecto de establecer una cadena de
custodia íntegra, de principio a final
(26) A efectos de cumplimentar eficazmente con la tarea de la captura audiovisual, será necesario
contar con los elementos técnicos aptos para dichos fines. Las cámaras empleadas deberán poseer
una alta resolución de grabado (mínimo, 12 megapíxeles). A su vez, se deberá utilizar trípodes con
el objeto de procurar grabaciones estáticas, micrófonos de calidad, entre otros elementos
(27) Para profundizar sobre esta cuestión, ver: Bielli, Gastón E. y Ordoñez, Carlos J.: “La prueba
electrónica. Teoría y práctica” - Ed. Thomson Reuters-LL - Bs. As. - 2019 - Cap. II: Nociones técnicas
preliminares
(28) Ya hemos definido al hash como una cadena alfanumérica hexadecimal generada a partir de la
aplicación de un algoritmo que debe identificar de manera inequívoca un determinado documento
electrónico, de tal manera que el menor cambio realizado sobre este -aunque sea en un bit- sea
rápidamente detectado y visualizado. Hoy por hoy, los más utilizados son los algoritmos SHA 256
Y SHA 512. Puede verificarse en forma online a través de diferentes sitios web de acceso público
como https://md5file.com/calculator, o en forma local descargando una aplicación como bien
puede ser MD5 & SHA Checksum Utility, mediante el sitio http://descargar.cnet.com/MD5-SHA-
Checksum-Utility/3000-2092_4-10911445.html). Bielli, Gastón E.: “Los mensajes de WhatsApp y
su acreditación en el proceso civil” - LL - 29/10/2018 - Cita digital LL AR/DOC/1962/2018

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UTILIZACIÓN DE WAYBACK MACHINE COMO TERCERO DE CONFIANZA EN LA MATERIA…

h) Fecha y hora exacta en que se adquirió la grabación.


i) Hora de inicio y terminación.
j) Lugar preciso donde se obtuvo la grabación.
k) Duración de la grabación.
l) Tamaño del archivo.
m) Nombre del archivo.
n) La huella hash del archivo.
o) Cualquier otro dato relevante que el letrado valore necesario incorporar.

c) Reconocimiento judicial
Ya hemos establecido que el reconocimiento judicial es el examen que constituye
la percepción sensorial efectuada por el organismo jurisdiccional sobre determinados
lugares o personas, con el fin de procurar una valoración directa sobre estos.(29)
Es así que, para el caso de contenido inserto WayBack Machine, la constatación
se hará en el organismo, esencialmente accediendo a la plataforma y luego al documento
histórico donde se encuentra la publicación invocada por el alegante.
Y por medio de la herramienta, se corroborará esencialmente la existencia del sitio
web a un tiempo determinado, la existencia de la publicación y el contenido alegado, la
existencia del dominio, la identificación del supuesto generador y sus datos de contacto
-si así están manifestados-, entre otras cuestiones. Incluso podría documentar lo actuado
de algún medio más ilustrativo que la mera confección del acta (quizás completar el acta
con impresiones o capturas de pantalla).
Recordamos que dicho reconocimiento siempre deberá efectuarse con plena
intervención de las partes, para que puedan ejercer el contralor sobre dicha prueba.
Aconsejamos también que, de ser posible, se efectúe en presencia de un especialista
técnico sobre la materia.

d) Prueba pericial informática. Puntos de pericia


La finalidad de la aportación de pruebas electrónicas mediante informe pericial
informático es garantizar en el proceso judicial la originalidad, autenticidad e integridad
de la información digital que se presente como prueba digital.
Y en esa senda, Bender sugiere destacar los siguientes puntos de pericia, con el
objeto de que el especialista informático emita dictamen sobre documentos existentes
en WayBack Machíne.(30)
- Informe el funcionamiento del software WayBack Machine alojado en el sitio
www.archive.org, su historia, reputación y trayectoria histórica como así también
establezca el carácter de autenticidad sobre los datos que aporta.

(29) Bielli, Gastón E. y Ordóñez, Carlos J.: “La prueba electrónica. Teoría y práctica” - Ed. Thomson
Reuters-LL - Bs. As. - 2019 - pág. 221
(30) Bender, Agustín: “La validez en juicio de la prueba producida utilizando la máquina del
tiempo de internet”. Cita: publicado digitalmente en edición de fecha 3/2/2010, artículo bajo
protocolo a00274164723 de utsupra.com ius II

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GASTÓN E. BIELLI

- A través de la copia guardada en el sitio WayBack Machine, informe el contenido del


sitio x (el que a nosotros nos interesa) en la fecha x (la que a nosotros nos interesa).
- A través de la copia guardada en el sitio WayBack Machine, indique si las publica-
ciones han sido editadas, modificadas y/o alteradas desde las fechas en que fueron
obtenidas a la actualidad, como así también su contenido. En caso positivo, que
establezca cuáles fueron las modificaciones producidas y la fecha y hora en que se
introdujeron dichos cambios.

VIII - CONCLUSIONES

a) Diariamente nos encontramos ante un gran número de documentos electrónicos


donde quedan plasmados los hechos y acciones empleables en el ámbito judicial,
siendo de utilidad para las partes en el proceso, y que permiten la resolución de
cualquier controversia planteada en la que se ventilen actos acaecidos en el mundo
virtual.
b) Dada la fugacidad intrínseca que impregna la prueba electrónica y en razón de la
imposibilidad temporal de recurrir, a veces, a la diligencia de un notario público de
forma urgente con el objeto de procurar una constatación en ciertos lapsos de tiempo,
en otras latitudes han surgido nuevos actores que han tomado gran transcendencia
cuando se requiere probar la ocurrencia, o no, de estos sucesos o actos y que puedan
ser eventualmente controvertidos en el marco de un proceso judicial.
c) Los terceros de confianza, justamente, surgen como una solución a la problemática
de la fugacidad de la prueba electrónica.
d) WayBack Machine efectúa rastreos y procede a descargar una gran mayoría de
páginas de acceso público, siendo que, en la generalidad de los casos, cuando una
página es archivada por la plataforma, esta incluye sus hipervínculos, manteniendo
esos enlaces activos, lo cual permite recolectar y conservar de manera voluntaria sus
publicaciones y archivos digitales.
e) Se constituye como un tercero ajeno a las partes en el marco del pleito. Es decir, no
posee ninguna vinculación con los sujetos que intervienen en este.
f) Por último, aseveramos que los documentos electrónicos depositados en la plataforma
revisten de pleno carácter probatorio.

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“C HATBOTS” EN LA ADMINISTRACIÓN
PÚBLICA. DERIVACIONES LEGALES DE
LA IMPLEMENTACIÓN Y USO DE ESTA
SIMPÁTICA Y FLORECIENTE MODALIDAD

Carlos J. Ordóñez(*)

I - UNA APROXIMACIÓN AL TEMA

El incesante avance tecnológico operado en esta última década y los nuevos


hábitos virtuales de la población en general llevaron a romper las barreras físicas de las
oficinas de los entes públicos (administración pública nacional, provincial y municipal),
extendiendo sus fronteras a un espacio virtual de uso exclusivo (los sitios web oficiales),
donde diariamente, con rasgos de asiduidad y permanencia, desarrollan y publicitan
aspectos cotidianos de su actividad diaria.
Conceptos tales como gobierno electrónico y gobierno abierto forman parte de la
estructura de estos organismos, los que valiéndose de las tecnologías de la información
y la comunicación (TIC) revolucionaron la manera de interactuar con el administrado.(1)
Esta eclosión dio nacimiento a un nuevo paradigma en la función administrativa,
en aras de modernizar todos sus estamentos, despapelizar, desburocratizar, publicitar,
simplificar y agilizar las tareas tradicionales de los entes estatales y, asimismo,
transformar sus vínculos con la sociedad, encontrando en el ciberespacio un punto de
conexión fundante.

(*) Abogado (UNMDP). Mediador. Doctorando en derecho. Secretario del Tribunal del Trabajo N°
4 de Mar del Plata. Vicepresidente del Instituto Argentino de Derecho Procesal Informático. Autor
de diversas publicaciones sobre derecho constitucional y derecho procesal informático
(1) Ordóñez, Carlos J.: “Actos procesales electrónicos”, en Camps, Carlos E. (dir.): “Tratado de
derecho procesal electrónico” - 2ª ed. - Ed. AbeledoPerrot - Bs. As. - julio/2019 - T. 2 - pág. 120

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CARLOS J. ORDÓÑEZ

Gracias a ello, actualmente contamos con una enorme cantidad de datos que
están en condiciones de ser informáticamente procesados, y en cuyo auxilio vienen el
big data y la inteligencia artificial (IA).
En ese entendimiento se busca llegar a un “gobierno inteligente”, caracterizado
por tomar decisiones basadas en la información para mejorar los procesos; interoperar
documentos y datos a través de todo el Estado; programar decisiones; retroalimentar los
procesos como una forma de aprendizaje; estructurar la información no estructurada,
aplicando IA, y admitir nuevas tecnologías, como blockchain, que ayuden a aplicar
soluciones cada vez más inteligentes.(2)
En ese afán y con el objetivo de mejorar la calidad de atención de los ciudadanos,
ampliando los canales oficiales existentes y los servicios brindados, aparecieron en
escena los famosos chatbots, implementados en distintos ecosistemas digitales en donde
la administración pública se encuentra presente, tales como sitios web, redes sociales,
aplicaciones de mensajería instantánea, etc.
La introducción de estos “bots inteligentes” destinados a responder las consultas
de los administrados produce un quiebre sin precedentes en la materia y en el orden
jurídico en general, deparando inéditos desafíos jurídicos que en estas líneas trataremos
de ilustrar.

II - BOT Y CHATBOT

Un bot es un tipo específico de programa informático (software) que efectúa tareas


de forma automática en un entorno digital, similares a las que podría desarrollar cualquier
ser humano, con base en una configuración previa establecida al efecto, valiéndose -o
no- de tecnología de IA.(3)
A diferencia de los robots, que están hechos a semejanza del mundo físico que
nos rodea, los bots únicamente se materializan y se desenvuelven en un entorno virtual,
existiendo consenso en que se tratan de dos términos totalmente distintos, con matices
y características propias.
Obviamente, al igual que cualquier programa informático, los bots necesitan del
hardware para existir, empero, el punto radica en que estos utilizan estos componentes
tangibles como un medio y no como un fin en sí mismo.
Las tareas que pueden realizar los bots son de las más diversas y alternan según
las preferencias y necesidades para las cuales fueron diseñados por sus programadores,
siendo usados con asiduidad en videojuegos, envío de spam, ataques maliciosos,
servicios en plataformas web, gestionar o recolectar información, interactuar con otros
programas o usuarios, entre muchísimos otros.
Los primeros pasos en la materia se dieron en el campo de la comunicación, hace
unas cuantas décadas atrás, buscándose lograr una interacción automatizada entre

(2) Martelli, Eduardo N.; Clusellas, Pablo y Martelo, María J.: “Un gobierno inteligente: el cambio
de la Administración Pública de la Nación Argentina 2016-2019” - Bs. As. cdad. - enero/2019,
https://www.boletinoficial.gob.ar/pdfs/gobierno_inteligente.pdf
(3) La inteligencia artificial no es una aptitud característica de todos los bots, los cuales pueden
poseerla o no

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CHATBOTS EN LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA. DERIVACIONES LEGALES…

la computadora y sus usuarios, sobre la base del reconocimiento de palabras y frases


claves en la conversación.
La evolución y el desarrollo de este tipo de tecnología dieron nacimiento a los
famosos chatbots, que básicamente son programas que permiten que cualquier usuario
pueda tener una conversación (similar a la humana) con uno o más bots.
Entonces, un chatbot posibilita que un usuario, valiéndose de un entorno
virtual preconfigurado, pueda realizar cualquier tipo de consulta (dentro del marco de
competencias o especificaciones del bot) y que estas sean respondidas por la aplicación
en tiempo real.
Asimismo, cabe reparar que los bots conversacionales no solo ayudan a brindarles
una experiencia única y personalizada a los usuarios, sino que también les facilitan
enormemente el acceso a la información que ellos brindan, rompiendo barreras edilicias,
geográficas, temporales y personales.
Al igual que los bots convencionales, no necesariamente un chatbot debe estar
dotado de IA, sino que también puede estar basado en reglas y procesos automatizados.
Obviamente que aquellos que posean algoritmos inteligentes capaces de procesar,
comprender y generar lenguaje natural, y se encuentren debidamente entrenados en
un ambiente controlado, serán mucho más avanzados y eficientes para mantener una
charla espontánea, convincente, didáctica y comprensible.

III - LOS CHATBOTS Y EL ACCESO A LA INFORMACIÓN EN LA ADMINISTRACIÓN


PÚBLICA

Los chatbots fueron ganando terreno en materia de atención al público gracias a


los excelentes frutos que cosecharon en distintas experiencias privadas, muchas de ellas
en el ámbito del consumo, logrando reducir enormemente los tiempos que insumen las
consultas de los clientes y los recursos humanos y económicos abocados a tales fines,
aumentando así la eficacia de este tipo de gestiones remotas que se pueden realizar
desde cualquier lugar del mundo, sin necesidad de tener que desplazarse al ámbito
geográfico donde se halle emplazado el establecimiento.
Desde otra perspectiva, también permiten identificar cuáles son las problemáticas
más comunes que se observan por parte de los usuarios y efectuar un mapa de estos,
con el objetivo de estandarizar su abordaje y, en su caso, comenzar a diseñar nuevas
políticas para satisfacerlos, arrojando como resultado clientes más felices y una tasa de
reclamos muchísimo menor.
Todas estas innumerables ventajas de los bots conversacionales, llevadas al
ámbito de la administración pública, pueden ser extremadamente provechosas para
garantizar, por una vía moderna y contemporánea, el acceso a la información de todos
los ciudadanos, las 24 horas y los 365 días del año.
Este fenómeno ha llevado a ver con muy buenos ojos su utilización en el Estado
(Nacional, provincial y municipal), produciendo un quiebre sin precedentes en los
sujetos canalizadores de la información pública y ampliando exponencialmente los
canales tradicionales a disposición de los administrados.

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CARLOS J. ORDÓÑEZ

La doctrina se ha encargado de precisar que el derecho a acceder a la información


de carácter “público” en poder del Estado cuenta con bases constitucionales (arts. 1, 41,
42 y 43, CN) y convencionales (art. 13, Convención Americana sobre Derechos Humanos
y art. IV, Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre)(4). Señalando
además que comprende dos categorías bien diferenciadas, el derecho a la información
del ciudadano y el deber de publicidad de la gestión pública por parte del Estado.(5)
La ley 27275 aporta una valiosa definición sobre el tema, enfatizando que el derecho
de acceso a la información pública comprende la posibilidad de buscar, acceder, solicitar,
recibir, copiar, analizar, reprocesar, reutilizar y redistribuir libremente la información
bajo custodia de los entes públicos (centralizados y descentralizados) o privados con
participación estatal, con las únicas limitaciones y excepciones establecidas por ley.
Asimismo, realza los principios de digitalización y de apertura, por cuanto la
información pública debe ser accesible a través de páginas web oficiales y en formatos
electrónicos abiertos, que faciliten su procesamiento por medios automáticos que permitan
su reutilización o su redistribución por parte de terceros.
En ese mismo sentido, el Plan de Modernización del Estado Nacional(6) había
puesto sobre el tapete la necesidad de aumentar la calidad de los servicios provistos por
el Estado incorporando TIC, simplificando procedimientos, propiciando reingenierías
de procesos y ofreciendo al ciudadano la posibilidad de mejorar el acceso por medios
electrónicos a información personalizada, coherente e integral.
A tal fin, se propuso fortalecer e incorporar infraestructura tecnológica y redes
con el objetivo de facilitar la interacción entre el ciudadano y los diferentes organismos
públicos, hasta avanzar hacia una administración sin papeles, donde los sistemas de
diferentes organismos interactúen autónomamente.
Queda claro así que el uso de la tecnología y de la automatización para elevar la
calidad y la disponibilidad de acceso a la información pública constituye una política de
gobierno, siendo unos de sus objetivos primordiales elevar la eficacia de este derecho,
ofreciendo vías alternativas y personalizadas de atención al administrado.
A modo de ejemplo, los considerandos de la resolución (SGM) 139/2018 explican
que la mejora de la calidad de atención del Estado a los ciudadanos supone simplificar
procesos internos, capacitar a quienes brindan este servicio y ampliar las modalidades
de atención, incorporando procesos que permitan brindar servicios públicos de calidad,
accesibles e inclusivos para todos.
Todos estos avances normativos demuestran que en forma creciente se va
consolidando un paradigma que no necesariamente involucra una oficina o una mesa de
entradas que debe abrirse, sino que la relación ciudadanos-administración se entrelaza
a la luz del concepto de portal único digital o por la denominada “ventanilla única
digital”.(7)

(4) Vallefín, Carlos A. y López, José I.: “Anotaciones a la ley 27275 de acceso a la información
pública: sinopsis y comparación con el régimen anterior” - SJA 31/1/2018, 156, JA 2018-I, 1112 -
cita digital AR/DOC/4376/2017
(5) Travieso, Juan A. y Ruiz Martínez, Esteban: “Protección de datos personales y acceso a la
información pública en tensión: conflictos y armonías” - LL - 27/7/2015 - 1, LL 2015-D, 755 - cita
digital AR/DOC/2302/2015
(6) D. 434/2016
(7) Corvalán, Juan G.: “Hacia una óptima administración digital e inteligente” - LL - 19/10/2017,
5 - cita digital AR/DOC/2784/2017

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CHATBOTS EN LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA. DERIVACIONES LEGALES…

La tendencia es que las limitaciones edilicias, geográficas y de recursos humanos


de las oficinas públicas, junto con los trámites burocráticos que históricamente las
acompañaron, dejen de ser un escollo para el pleno goce y disfrute de los derechos de los
administrados. La disponibilidad full time de la información en la red y su accesibilidad,
en todo momento, son las claves de la administración pública moderna, y una derivación
razonable de las garantías legales, constitucionales y convencionales vigentes.
Gracias a ello, hoy en día es común que los ciudadanos puedan cursar sus
reclamos o consultas a través de una página de internet, correo electrónico o simplemente
mediante un comentario en una red social. Existe una gestión orientada en ese sentido
y acompañada de un entorno web seguro, oficial, público y notorio.(8)
La nota saliente de estos ecosistemas digitales públicos son sus múltiples funciona-
lidades, a las cuales actualmente puede sumarse el uso de bots conversacionales, para
brindar servicios instantáneos y personalizados de atención al ciudadano, sin importar
el horario o el día de la consulta, relevando a las personas de la tediosa y burocrática
aventura de tener que concurrir a una dependencia oficial, dentro de su horario de
funcionamiento.
Mediante la implementación de estos poderosos y amigables softwares se busca
elevar a su máxima expresión una faz de este derecho de acceso a la información de
carácter público, arrojando como resultado una modalidad muchísimo más ágil, expedita
e intuitiva, y que en muchos de los casos permitirá prescindir de concurrir a la sede
física del ente estatal, economizando los tiempos de todos los involucrados, permitiendo
que el Estado llegue a cualquier hogar del país, y bajando ostensiblemente los tiempos,
los costos y la calidad de la gestión de este tipo de contenidos imprescindibles en la
sociedad democrática actual.
Obviamente que, tratándose de una tecnología que se encuentra en pleno
desarrollo, habrá que extremar los recaudos en su implementación, para no convertir al
acceso de la información pública a través de chatbots en una simple expresión de deseo
vacía de todo valor operativo o, dicho en otras palabras, en una herramienta bonita o
marketinera incapaz de satisfacer eficazmente los derechos de los administrados, en
claro detrimento o violación de los estándares superiores enunciados, cuya satisfacción
-por mandato constitucional- debe ser celosa por parte de la administración pública en
cualquiera de las vías operacionales que utilice al efecto.
Con esto queremos significar que propiciamos el uso de chatbots en la función
pública, pero no a cualquier precio, hay que ser muy cuidadosos y diligentes en su
instrumentación. Los programas que se empleen en esa empresa deben estar revestidos
de las suficientes características técnicas para permitir la plena realización de los
derechos de los ciudadanos, de modo tal que no existan diferencias entre consultarle a
un empleado público o a un programa informático.
Para el éxito de esta política de gestión de bots resultará determinante escoger
sabiamente su ámbito de actuación, evitando su utilización en esferas que excedan las
habilidades propias de su programación.

(8) Ordoñez, Carlos J.: “Actos procesales electrónicos”, en Camps, Carlos E. (dir.): “Tratado de
derecho procesal electrónico” - 2ª ed. - Ed. AbeledoPerrot - Bs. As. - julio/2019 - T. 2 - pág. 120

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CARLOS J. ORDÓÑEZ

IV - ALGUNAS EXPERIENCIAS EN CURSO

a) ChatCrecer
La Jefatura de Gabinete de Ministros Subsecretaría de Gobierno Digital, mediante
disposición 8/2019, puso en marcha un servicio de chatbot en la red social Facebook(9)
y en un sitio oficial creado al efecto(10), con el objetivo de interactuar con las mujeres
embarazadas, personas interesadas en información sobre el embarazo y madres y/o
padres de niños menores de 1 año.
A grandes rasgos, los usuarios pueden utilizar el servicio con diversos propósitos,
entre otros:
- acceder a información sobre embarazo, parto y puerperio de manera personalizada
y oportuna cuando el usuario la requiera y según la semana de gestación. Además,
brinda acompañamiento durante el primer año de vida del bebé con contenidos sobre
crianza y estimula la adherencia a la lactancia materna y la vacunación;
- información sobre obtención de turnos para los controles prenatales, brindando
datos de contacto de los establecimientos de salud: dirección, teléfono, página web o
redes sociales en el caso que aplique;
- recordatorio de los turnos para los controles médicos e informa a los usuarios acerca
de cuáles son las prestaciones que cada control debiera asegurar, explicando los
procedimientos de manera simple y cercana;
- información sobre derechos sexuales y reproductivos, facilitando el acceso a los
beneficios sociales del Estado argentino.
Para poder atender los distintos requerimientos, está expresamente previsto que
el asistente virtual pueda solicitar información sobre fecha de última menstruación,
semana de gestación, fecha del próximo control médico, asistencia al control médico,
fecha de nacimiento del bebé, información sobre lactancia, información sobre vacunación
de la madre y/o el bebé y zona geográfica del usuario.

b) Boti, la inteligencia artificial del Gobierno de Buenos Aires


Boti es un bot desarrollado por el Gobierno de Buenos Aires, con la finalidad de
proporcionar un canal de atención a los ciudadanos, disponible los 365 días del año y
durante las 24 horas.
Al ingresar al sitio oficial de la capital de país(11), divisaremos en el margen inferior
derecho un ícono con una fisonomía semejante a una conversación de chat, que contiene
la leyenda “BA”; al hacer clic en esta, se desplegará una ventana de diálogo que nos
recibirá con el siguiente texto: “Hola, soy Boti, el robot de la Ciudad. Te puedo ayudar
con muchos temas...”.

(9) https://m.me/chatcrecer
(10) https://www.argentina.gob.ar/salud/crecerconsalud
(11) https://www.buenosaires.gob.ar

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CHATBOTS EN LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA. DERIVACIONES LEGALES…

Dentro de sus competencias, encontraremos aspectos vinculados a inscripción


escolar, obras en la ciudad, violencia de género, infracciones, vamos los vecinos,
disfrutemos BA, entre otros.
La plataforma inteligente también se haya disponible en la aplicación de mensajería
instantánea WhatsApp, debiendo agendarse el número de contacto creado al efecto.

c) Asistente virtual del Ministerio Público de la Provincia de Buenos Aires


El Ministerio Público bonaerense, en una propuesta sin precedentes en el orden
nacional, en septiembre/2019, implementó y puso a disposición de los ciudadanos un
asistente virtual o chatbot destinado a responder sus consultas en forma automática,
empleando un lenguaje sencillo, que simula una conversación, mediante la utilización
de técnicas de IA.
Según informa el sitio oficial, podrán consultarse -por ese medio- en cualquier
momento del día los siguientes aspectos: en qué oficina formular una denuncia penal,
presentar una denuncia online -a través de la App Seguridad Provincia desarrollada
por el Ministerio de Seguridad provincial-, averiguar qué documentación se necesita
para iniciar un proceso de determinación, requerir asesoramiento jurídico gratuito por
violencia familiar, preguntar cuál es el significado de un término jurídico y conocer
cuáles son sus derechos y garantías, entre otros servicios.
Para acceder al asistente virtual desarrollado por la Subsecretaría de Informática
de la Procuración General deberá ingresarse al portal del Ministerio Público(12), donde
observaremos en el margen inferior derecho un ícono con una fisonomía semejante a una
conversación de chat, que contiene la leyenda: “En qué te puedo ayudar”; al hacer clic en
esta, se desplegará una ventana de diálogo que nos recibirá con el siguiente texto: “Hola,
soy el asistente virtual del Ministerio Público de la Provincia de Buenos Aires. No puedo
reemplazar las entrevistas o consultas personales con agentes del Ministerio Público o
abogados particulares, según el caso, pero espero poder ayudarte con información!”.

V - ATRIBUCIÓN Y AUTORÍA DE LOS CHATS ENVIADOS POR UN BOT

Explicado y admitido que los chatbots están preparados (o al menos deberían)


para responder las distintas preguntas a las que son sometidos por los usuarios de la
aplicación, y que su inserción en un ámbito determinado, público o privado, responde
a la intención y decisión de que la faz de atención al administrado o del cliente de esa
dependencia o establecimiento sea desempeñada total o parcialmente por un software
experto e inteligente, surge una imperiosa necesidad legal de clarificar la autoría y la
atribución del asesoramiento que brinde el bot.
En otras palabras, nos preguntamos: cuando un bot responde una consulta de
un cliente o un administrado, ¿puede decirse válidamente que está contestando el ente
privado o público en cuestión?
Tal pregunta también resulta extensible a aquellas personas humanas que
deliberadamente decidan en algún aspecto de su vida diaria (comercial, profesional,

(12) https://www.mpba.gov.ar

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CARLOS J. ORDÓÑEZ

social, etc.) utilizar los servicios de un bot conversacional, por ejemplo, para contestar
un mail, un mensaje de WhatsApp, entre otros.
Va de suyo: ¿le son atribuible a su persona las respuestas que vaya efectuando
libremente -según su programación- el software?
Debemos partir de la base de que cuando una persona efectúa un reclamo o una
consulta de esta naturaleza, en muchos de los casos ni siquiera sabrá sí está chateando
con una persona física (del otro lado de la pantalla) o con un bot, salvo que la plataforma
digital involucrada aclare expresamente esta cuestión, lo que no siempre será moneda
corriente.
Y aun en este último caso, quizás los usuarios de la plataforma desconozcan el
verdadero significado de un bot e interactuaran en línea en el falso entendimiento de que
están hablando con otra persona humana.
Amén de ello, es clave detenerse en la importancia de la información que este bot
proporcione, pues no debemos olvidar que mediante este se está sustituyendo la clásica
relación empleado/cliente o agente/administrado que tradicionalmente marcó este tipo
de consultas.
Cuando un empleado de un establecimiento privado o público, en el ejercicio
de sus funciones, asesoraba a un cliente o al administrado actuaba en cumplimiento
de una delegación funcional efectuada por su empleador, quien a su vez previamente
asumía la debida capacitación del dependiente, en el ejercicio del poder de dirección que
detenta.
Las respuestas brindadas por estos claramente eran atribuibles al responsable
del ente, siempre y cuando el agente actuare -en principio- dentro de los límites de sus
funciones.
Llevando estos ejemplos al ámbito de acción de los chatbots, queda en evidencia la
inexistencia de este nexo de subordinación, entre lo que hace y dice el empleado físico,
conforme órdenes que le fueron impartidas. A decir verdad, estos bots conversacionales
van a hacer y decir lo que le hayan escrito los programadores que los crearon y/o
entrenaron, desapareciendo así este vínculo piramidal.
Entonces, cuando un chatbot brinda una respuesta o un asesoramiento en línea,
¿a quién debemos atribuirle tales manifestaciones, al bot, al ente, al programador o a
todos?
Queda claro que los bots no son sujetos de derecho en nuestro orden jurídico y
al tratarse de un programa informático quedan comprendidos dentro de la categoría de
bienes inmateriales o intangibles.
Más precisamente son softwares de aplicación, los cuales en términos generales
han sido definidos por prestigiosa doctrina como aquellos que permiten a los usuarios
llevar a cabo una o varias tareas específicas, en cualquier campo de actividad susceptible
de ser automatizado o asistido.(13)
Estos polifuncionales programas, en la generalidad de los casos, estarán
desarrollados o programados en relación con las necesidades particulares que demande
el servicio de chatbot que se quiere proporcionar. Existen ofertas para todos los gustos

(13) Molina Quiroga, Eduardo M. y Almark, Daniel R.: “Tratado de derecho informático” - LL - Bs.
As. - 2012 - T. I - pág. 167

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CHATBOTS EN LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA. DERIVACIONES LEGALES…

en el mercado, según el interés del cliente, pudiéndose acceder a este tipo de tecnología
incluso de forma gratuita.(14)
Ello resulta un dato significante, pues la configuración de los bots va estar sujeta a
los menesteres de la persona o del ente que se valen de sus servicios. La personalización
de tareas es una de las características distintivas de este tipo de tecnología y que la
convierte en una herramienta tan preciada para desempeñarse en cuestiones atinentes
a la atención al público.
De esa manera, el funcionamiento y la labor del chatbot girará en torno a la voluntad
de los responsables de su implementación, ya que estos programas informáticos están
pensados para sustituirlos, vale decir, para actuar en nombre y por cuenta de aquellos.
Entonces, cuando una aplicación de chatbot responde un mensaje, lo que hace
es representar la voluntad de la persona o del ente que solicitó la configuración y
utilización de este tipo de software, cuya materialización en un entorno virtual fue dele-
gada a un bot mediante directivas expresamente preestablecidas, produciéndose de
tal forma una asociación de actos prácticamente inescindible, sin perjuicio de las
eventuales responsabilidades del programador del software que pudieren existir en caso
de desperfectos, las cuales exceden la temática del presente.
Una equivalencia de esta naturaleza la encontramos en el artículo 10 de la ley
25506 de firma digital, en tanto dispone que cuando un documento electrónico sea
firmado por un certificado de aplicación se presumirá, salvo prueba en contrario, que el
documento firmado proviene de la persona titular del certificado.
Yendo al ámbito específico de la administración pública, la programación de
los chatbots responderá sin dudas a las particularidades de la dependencia donde
estos se inserten y que serán puestas de relieve a los informáticos por las autoridades
competentes del órgano, quienes serán los responsables de llevar adelante este tipo de
proyectos y de garantizar su plena eficacia, evitando perjuicios o demoras innecesarias
en el ejercicio de los derechos de los administrados.

VI - MARCO DE LEGALIDAD FUNCIONAL DE LOS CHATBOTS EN LA ADMINISTRACIÓN


PÚBLICA

Siendo el uso de bots conversacionales en la administración pública una modalidad


totalmente revolucionaria y provechosa para garantizar el acceso a la información
de todos los ciudadanos, y con plena aptitud para exteriorizar la voluntad de ciertas
oficinas estatales, debemos extremar los recaudos a la hora de implementar este tipo de
tecnología.
Estos programas inteligentes deben pasar por un riguroso test de aptitud y
eficiencia antes de poder ser utilizados por los entes estatales, y bajo ninguna circuns-
tancia los administrados pueden ser utilizados como una suerte de conejillos de Indias
para poco a poco ir corroborando los defectos del software e ir corrigiéndolos sobre la
marcha.

(14) A modo de ejemplo, el sitio especializado https://botkit.ai ofrece gratuitamente una


herramienta de desarrollador de código abierto para crear bots de chat, aplicaciones e integraciones
personalizadas para las principales plataformas de mensajería

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CARLOS J. ORDÓÑEZ

No debemos perder de vista que una de las primordiales finalidades del uso de
chatbots en el Estado es brindar nuevos canales de atención al ciudadano, para el pleno
goce y ejercicio de sus derechos vinculados al acceso a la información de carácter público,
relevando al ciudadano de la tediosa y burocrática aventura de tener que concurrir a
una dependencia oficial en busca de asesoramiento o para conseguir información de su
interés.
De nada servirían estas poderosas vías si los servicios de chatbot proporcionados
no logran colmar las expectativas funcionales para las cuales fueron creados y, peor
aún, si en los hechos únicamente terminan desnaturalizando el ejercicio de los derechos
cuya tutela se pretende con estos avances tecnológicos.
La actividad administrativa del Estado, incluso la que se lleva adelante en
ecosistemas digitales, debe ser respetuosa del orden jurídico en su conjunto (Constitución
Nacional, tratados internacionales de igual jerarquía, leyes, decretos, resoluciones, etc.),
no existe lugar para un obrar irregular o irrazonable, más aún cuando se encuentran en
juego derechos fundamentales.
La implementación de novedosos carriles de gestión de consultas no puede ser
sustraída de este marco de legalidad que precede a la función pública, lo que conlleva
enaltecer que los servicios de bots conversacionales de los entes estatales no pueden
ser inoperantes, aunque existan otras vías disponibles, pues una cosa no quita la otra
y todas las modalidades ofrecidas por la Administración deben gozar del mismo grado
de eficacia.

VII - LOS TÉRMINOS Y CONDICIONES DE USO DE LOS CHATBOTS EN LA


ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

En los ecosistemas digitales actuales asiduamente nos vemos obligados a


proporcionar información de índole personal y/o conceder acceso a nuestros artefactos
electrónicos (smartphone, notebook, tablet, etc.), para poder usar los servicios allí
proporcionados, y algunas veces bajo la promesa o pretexto de recibir una experiencia
más personalizada.
De igual manera, es habitual encontrar una sección dedicada a las políticas
de uso y de privacidad del titular del dominio o de la aplicación involucrada, en
donde se especifica cuáles son las condiciones de utilización del entorno, el tipo de
recolección y tratamiento de datos personales de los usuarios, aspectos contractuales y
extracontractuales, y otras cuestiones vinculadas.
Algo similar puede ocurrir con el uso de chatbots en la Administración Pública y,
de hecho, la disposición 8/2019 de la Jefatura de Gabinete de Ministros Subsecretaría
de Gobierno Digital contiene un apartado específico dedicado a la aprobación de los
términos y condiciones del asistente virtual ChatCrecer, que figuran en el Anexo I de
dicho cuerpo normativo.
Del análisis de estas podemos destacar los siguientes ítems:
- Responsabilidad: incluye cláusulas eximentes de responsabilidad por los daños y
perjuicios que puedan surgir, incluyendo, sin límite, daños, pérdidas o gastos directos,
indirectos, que surjan en relación con el uso de ChatCrecer o la imposibilidad de
uso, en relación con cualquier falla en el vencimiento, error, omisión, interrupción,
defecto, demora en la operación o transmisión, virus de computadora o falla del

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CHATBOTS EN LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA. DERIVACIONES LEGALES…

sistema de línea, aun en el caso de que el administrador o sus representantes fueran


informados sobre la posibilidad de dichos daños, pérdidas o gastos.
- Virus: no se controla ni garantiza la ausencia de virus ni de otros elementos en los
contenidos que puedan producir alteraciones en el sistema informático (software y
hardware) o en los documentos electrónicos y ficheros allí almacenados.
- Información: el ChatCrecer utiliza información provista directamente por los usuarios,
información suministrada por terceros e información cedida al administrador por
otros organismos en los términos de lo dispuesto por la ley 25326 de protección
de datos personales. En este último caso, el sitio no es responsable por daños y/o
perjuicios que pudieran generarse por errores en la información cedida por dichos
organismos.
- Privacidad: la información del usuario no está vinculada a este de ninguna manera
identificable, es disociada y anónima dentro de la plataforma. Al suministrarla, el
usuario asiste al administrador en el constante proceso de mejora de los servicios
disponibles y en el desarrollo de nuevos productos.
- Datos personales: proporcionar datos personales supone la aceptación sin reservas
de las condiciones allí establecidas. El usuario es invitado a proporcionarlos a
efectos de mantenerse en contacto y recibir información respecto de servicios que se
pongan a disposición del ciudadano en relación con los servicios utilizados, pudiendo
retractarse de recibir información en cualquier momento. La Subsecretaría de
Gobierno Digital puede ceder los datos personales recolectados a otras dependencias
y organismos sin consentimiento previo del titular de estos, siempre que tal cesión se
corresponda con las competencias de la dependencia u organismo cesionario en los
términos del artículo 11.3, inciso c), de la ley 25326.
- Alojamiento de datos: toda la información que nos proporciona el usuario se almacena
en un servidor de nube seguro de terceros con una disponibilidad de servicio de
99,89%. La información recabada se encuentra disociada y cifrada, por lo que en
momento alguno podrá identificarse al usuario.
Observarán que muchas de las cláusulas enunciadas reglan aspectos cruciales
del servicio que se ofrece, como si se tratase de una contratación convencional entre
sujetos de derecho privado, quienes en el ejercicio libre de sus derechos eligen cómo
diagramar sus obligaciones. Nada más alejado de la realidad.
Sin adentrarnos en el examen del contenido de estas y su correlato con el orden
jurídico, que exceden al presente, no podemos dejar de remarcar que la administración
no puede escudarse en aspectos contractuales para omitir el cumplimiento de funciones
y obligaciones que le son propias, y cuya razón de ser encuentra sustento en el texto
constitucional y en mandatos legales y reglamentarios.
El acceso a la información pública por parte de los administrados no puede ser
condicionado y cercenado según el antojo del ente estatal que brinde un servicio de
chatbot, ni mucho menos la calidad de la información que se proporciona por esta
novedosa vía.
Iguales conclusiones amerita la seguridad informática de las personas que deciden
valerse de una modalidad de atención al público proporcionada por el propio Estado,
que debe velar no solo por la integridad de los datos allí existentes, sino también por
la confiabilidad de los carriles virtuales oficiales que ofrece a los ciudadanos, evitando
cualquier tipo de perjuicio a estos.

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CARLOS J. ORDÓÑEZ

VIII - PALABRAS FINALES

La modernización, transformación y capitalización de los avances tecnológicos en


el sector público asume actualmente un rol preponderante para garantizar la máxima
eficacia y el pleno goce de los derechos de los administrados, convirtiéndose asimismo
en un medio necesario para brindar una política estadual más accesible para todos los
ciudadanos.
La presencia del Estado en la red y la posibilidad de que las dependencias
públicas puedan prestar servicios de variada índole en el ciberespacio abre un universo
de opciones sumamente beneficiosas y a su vez imprescindibles para la comunidad en
general.
Que las personas puedan acceder a la información pública en todo momento y
desde cualquier lugar, a través de internet, se ha convertido en un nuevo paradigma
de la función administrativa y un objetivo primordial en las sociedades democráticas,
dando nacimiento a inéditas modalidades de interacción con los ciudadanos.
Dentro de ellas, los chatbots asoman como uno de los avances más rutilantes
de la década, perfilándose como la solución a muchos de los problemas que aquejan al
servicio de atención al público que brindan los entes oficiales.
Sin embargo, debemos extremar los recaudos en los primeros pasos de esta
tecnología en la labor pública, so pena de producir un grave menoscabo a los derechos
y garantías de los administrados, situación inconcebible frente a los preceptos de la
Carta Magna, tratados internacionales de igual jerarquía, leyes, decretos y demás
resoluciones que delimitan la función del Estado.

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PROCESO VS. TECNOLOGÍA.
LOS PERSISTENTES DILEMAS EN TORNO AL
LIBRO DE ASISTENCIA Y SUS IMPLICANCIAS
EN EL EJERCICIO DE LA DEFENSA

Gastón A. Navarro(*)

I - ACERCA DEL PROCESO DE INFORMATIZACIÓN EN LOS ÁMBITOS JUDICIALES


Y SU IMPACTO EN EL DERECHO PROCESAL

Desde hace varios años venimos presenciando una fuerte tendencia en la búsqueda
de la simplificación de los trámites procesales en aras de motorizar la agilización de
los servicios judiciales. Dicha tendencia lleva implícita una reforma sustancial en los
mecanismos habituales de cómo sustanciar los pleitos, mediante la implementación de
tecnologías variadas, que, en definitiva, conllevan quebrantar el esquema tradicional de
uso de soportes documentales en papel.
Este fenómeno que describo se ha denominado de varias formas como “despape-
lización del proceso”, “desformalización del proceso”, entre muchas otras, pero lo que
mejor identifica las nuevas metodologías -por su generalizada aceptación y uso al englobar
la idea práctica que subyace- es la sigla de TIC, que viene a significar tecnologías de la
información y comunicación.
Como acertadamente se sostiene, hablar de las TIC necesariamente implica
referirse a la idea de “gobierno electrónico”, el cual puede conceptuárselo como: “...el
uso de las tecnologías de información y comunicación, TIC, por parte de las instituciones
de gobierno, para mejorar cualitativamente los servicios e información que se ofrecen
a los ciudadanos; aumentar la eficiencia y eficacia de la gestión pública e incrementar
sustantivamente la transparencia del sector público y la participación ciudadana. Es
así que los cambios políticos, sociales y económicos que ha vivido nuestro país esbozan
la obligación de transformar la manera mediante la cual el Estado se armoniza con la
tecnología y, en específico, con las tecnologías de la información y comunicación (TIC)
para lograr un mayor vínculo con el ciudadano en materia de gestión administrativa

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GASTÓN A. NAVARRO

conforme facilitan el desarrollo, provisión y procesamiento de la información; al tiempo


que avalan su expedita y segura transmisión. El gobierno electrónico y el fenómeno de
la despapelización de las Administraciones gubernamentales ha venido para quedarse y
para modernizar las estructuras gubernamentales”.(1)
El fenómeno del gobierno electrónico dentro de los ámbitos judiciales dio puntapié
inicial a una revolución en la forma de concebir, entender y zanjar la multiplicidad
de nuevas variables que se harían presente en el modo de litigar -escabulléndose del
histórico arquetipo pensado en los códigos rituales- y en consecuencia exige nuevas
respuestas a un incesante cúmulo de interrogantes que deben comprenderse, asumirse
y resolverse; con esto me refiero al nacimiento del denominado “derecho procesal
electrónico”.
Para comprender pormenorizadamente qué refiero con derecho procesal elec-
trónico, resulta útil la siguiente explicación sobre este nuevo paradigma jurídico: “El
proceso electrónico es el conjunto de actividades que ocurre tanto en los tribunales como
fuera de tal ámbito físico -los trámites y procedimientos de muy diversa fisonomía que llevan
adelante abogados, empleados, funcionarios y magistrados judiciales- ahora, desplegados
con intervención de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y a través de
las cuales se busca la eficaz resolución de los conflictos. El derecho procesal electrónico
se ocupa, entre otras cosas, del estudio y sistematización de la normatividad específica
que se genera a partir de la utilización de tales tecnologías aplicadas al trámite judicial,
sea de fuentes formales como de fuentes informales. El derecho procesal electrónico, por
ende, tiene como objeto de estudio al proceso electrónico. De allí que se encuentre en pleno
desarrollo. El desarrollo del derecho procesal electrónico -en este aspecto- sigue, en una
gran medida, el desenvolvimiento en la realidad de los institutos del proceso digital. Y
estos van apareciendo y entrando en funcionamiento en las diferentes jurisdicciones de
manera paulatina”.(2)

II - LAS TIC Y SU IMPACTO EN LA FORMA DE UTILIZAR EL LIBRO DE ASISTENCIA

En el capítulo anterior he presentado forzosa y someramente el actual contexto


que se nos presenta desafiante en el mundo jurídico a través de las TIC y su correlativo
impacto en el derecho procesal. Con el objeto de centralizar las ideas del presente
trabajo corresponde ahora abordar la cuestión señalada y su incidencia práctica en una
herramienta fundamental para el ejercicio de la abogacía: el Libro de asistencia.
El Libro de asistencia(3) es aquel medio documental con el cual el juzgado o tribunal
actuante -a través de la secretaría a cargo- pone a disposición de los abogados (en las
fechas consignadas por la ley ritual como de notificación ministerio legis), para que estos
puedan dejar constancia de su concurrencia a los respectivos estrados y evidenciar su
imposibilidad de acceder a conocer el estado del expediente donde actúan. Al tratarse
de un documento que resulta administrado e intervenido por el juzgado, este adquiere
carácter de documento público.(4)
El Libro de asistencia encuentra su previsión legal (como en muchos otros
ordenamientos procesales) dentro del régimen de las notificaciones. Particularmente en
referencia al Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, ello ocurre en el Capítulo VI
del Título III del Libro I, donde se regula todo lo atinente a las circunstancias de tiempo
y modo en que se llevarán a cabo las notificaciones, surge especialmente atendible su
artículo 133(5) cuando establece que las secretarías de los juzgados deberán tener a

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PROCESO VS. TECNOLOGÍA. LOS PERSISTENTES DILEMAS EN TORNO AL LIBRO…

disposición de los litigantes o profesionales un Libro de asistencia en el que se deberá


dejar constancia cuando deban ser notificados de alguna resolución judicial de que el
expediente no se encontraba en secretaría. Esta normativa procesal se complementa
con las previsiones contenidas en el Reglamento para la Justicia Nacional en lo Civil en
cuanto a las formalidades que deben contener estos instrumentos prescribiendo que
deben precisar las fechas y las carátulas de los expedientes respectivos y las firmas
aclaradas de las personas que los requieren y de los prosecretarios administrativos que
son quienes tendrán a su cargo el contralor de estos libros -arts. 26 y 261-.
Pese a la capital importancia del Libro de asistencia para el ejercicio de la
abogacía, su abordaje como temática de estudio desde una óptica doctrinal ha quedado
injustamente relegada. Ahora bien, para ilustrar tan solo un poco cómo opera y trasciende
esta herramienta valen los siguientes pasajes jurisprudenciales que transcribo:
1. “El Libro de asistencia creado por un órgano jurisdiccional que ha regulado todos
sus aspectos formales en cuanto a las fechas de sus asientos, la especificación
del expediente al cual se refieren, las firmas de quien realiza la anotación y la del
funcionario público que da fe; tiene el carácter de instrumento público en los términos
del inciso 2) del artículo 979 del Código Civil habida cuenta la trascendencia jurídica
que reviste en el proceso civil a los efectos del cómputo de los plazos procesales y la
entidad que posee como elemento probatorio y en consecuencia queda comprendido en
las previsiones del artículo 292 del Código Penal”.(6)
2. “Tanto el criterio restrictivo de interpretación del artículo 133, segundo párrafo, del
Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, como el que le concede mayor amplitud
-en el sentido de que el asiento del art. 133, segundo párrafo, beneficia o no a todas
las partes, al margen de quien lo efectuó- han sido acogidos en la jurisprudencia de la
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, según sus distintas salas. Debatiéndose
en el sub examine respecto a la interpretación de una norma de carácter procesal (tal
el art. 133 mencionado), ajena, como tal a la instancia extraordinaria del artículo 14
de la ley 48, cabe estudiar si existe en el pronunciamiento de la Cámara el invocado
exceso de rigor formal que podría originar su arbitrariedad ... Al expresar la Alzada
que la quejosa no puede beneficiarse con la nota dejada por la contraria, está haciendo
una interpretación posible de la norma del artículo 133, segundo párrafo, del CPCC,
ya que la conjunción ‘y’ que contiene la citada disposición, puede razonablemente
entenderse como carga para todos los litigantes ... El decisorio impugnado, por último,
y al margen del acierto o error que puedan endilgarle los litigantes, tiene los suficientes
fundamentos en preceptos de derecho común y procesal, y en cuestiones de hecho y
prueba, que resultan aptos para la solución integral del caso, y le acuerdan el necesario
sustento e impiden su descalificación como acto judicial (Fallos: 311:2753; 308:1478;
305:783; 303:295; 300:711, entre otros)”.(7)
3. “Carece de validez la nota puesta en el Libro de asistencia, si se refiere a un expediente
distinto del que corresponde, que además no tiene radicación en el juzgado en el cual
se dejó la constancia; la cual constituye el único medio hábil para demostrar que los
autos no están a disposición del interesado (conf. art. 133, CProc.)”.(8)
4. “Las constancias de comparecencia al tribunal en los términos y a los fines del artículo
133 del CPCC, no son actos hábiles para impulsar el proceso. El efecto suspensivo
que, eventualmente, ellas tendrían, solo alcanzaría al día en que se dejó la nota
-como demostrativa de la imposibilidad de peticionar en tal circunstancia-, pero nunca
podrían abarcar los subsiguientes días”.(9)

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GASTÓN A. NAVARRO

5. “La constancia en el Libro de asistencia tiene operancia para enervar la notificación


ficta, pero no para suspender el plazo que comenzó a correr (art. 156, CProc.), máxime
si no se alega circunstancia alguna susceptible de encuadrarse en el supuesto del
artículo 157, segundo apartado, del Código Procesal”.(10)
6. “Para que la notificación automática que contempla la norma del artículo 133 del Código
Procesal no se tenga por operada, se requiere, además de la ausencia del expediente de
la Secretaría, que esa circunstancia sea consignada en el Libro de asistencia por quien
alega a su favor la falta de notificación ... La constancia en el Libro de asistencia no
constituye solo un medio de prueba para acreditar que el expediente no está disponible,
sino la única hábil para comprobar la concurrencia del interesado”.(11)
Ahora bien, retomando la faz informática de este trabajo, es importante destacar
que en los ámbitos nacionales se dictó la acordada 8/2012(12) de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación (CSJN) que vino a: “1. Establecer, a partir del 1/6/2012, el Libro
de asistencia de Letrados (Libro de notas) dentro del programa informático de seguimiento
de causas de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que actualmente se realiza
en soporte papel”. Esta acordada, a su vez, fue modificada y complementada por las
acordadas 3/2015(13), 13/2015 y 26/2015.
La implementación de la acordada 8/2012 no estuvo exenta de críticas, a tal
punto que se llegó a plantear la tacha de su inconstitucionalidad llegando su conflic-
tividad hasta la puerta misma de la CSJN. A modo gráfico de lo dicho, por cuanto,
como dije, existen varios precedentes análogos(14), traeré a colación la causa “Caimi,
Gabriela Beatriz c/República Argentina - Estado Nacional - PJN s/ daños y perjuicios”
(C. 36. XLVIII). En dicha causa la impugnante sostuvo su planteo de inconstitucional
al afirmar que el tribunal se atribuyó facultades reglamentarias legislativas de las
que carece, apartándose de su potestad para administrar justicia; a su vez expresó
que por ser las acordadas normas administrativas internas del Poder Judicial son
inoponibles a los abogados de la matrícula, que se rigen por la ley de la colegiatura
23187. Asimismo, afirmó que lo obrado en autos resulta de ilegalidad manifiesta por
incumplir con lo dispuesto por el artículo 133 del ordenamiento ritual que, como ley de
la Nación, prevalece sobre las acordadas de la Corte Suprema. Por último, enunció que
“por más que el PEN no haya vetado la acordada, la haya publicado en el Boletín Oficial,
la ilegalidad de la acordada persiste por oponerse lo determinado por el artículo 133, ley
nacional emanada por el Congreso, único cuerpo republicano con competencia legislativa
según la CNA” (sic). Casi de Perogrullo resulta decir que la CSJN procedió -quizás con
innecesaria dureza- al rechazo del planteo marcando la escueta y dogmática forma de
impugnar de la recurrente, lo cual tornaba desprovista de sustento fáctico y jurídico
consistente al reproche. No obstante ello, párrafos aparte la CSJN procedió a justificar
sus facultades y atribuciones en torno a la materia discutida arguyendo “...que desde
la constitución de este Tribunal en 1863, durante todo su ulterior funcionamiento hasta la
más reciente legislación sancionada por el Congreso de la Nación, le han sido reconocidas
a esta Corte las atribuciones necesarias para dictar disposiciones reglamentarias como la
impugnada (ley 48, art. 18; ley 4055, art. 10; ley 25488, art. 4°, 2°, párrafo; conf. acordada
4/2007). Por el otro, y sobremanera, que no ha sido la titular de este Poder Judicial sino
el Congreso de la Nación la autoridad que -mediante la sanción de la ley 26685, vigente
desde junio de 2011- expresamente autoriza la utilización de expedientes electrónicos,
documentos electrónicos, firmas electrónicas, firmas digitales, comunicaciones electrónicas
y domicilios electrónicos constituidos, en todos los procesos judiciales y administrativos
que se tramitan ante el Poder Judicial de la Nación, con idéntica eficacia jurídica y valor

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PROCESO VS. TECNOLOGÍA. LOS PERSISTENTES DILEMAS EN TORNO AL LIBRO…

probatorio que sus equivalentes convencionales; poniendo únicamente en manos de este


Tribunal -y del Consejo de la Magistratura- las facultades para reglamentar la utilización
de las nuevas herramientas y disponer su gradual implementación. Atribuciones estas
que, precisamente, han sido puestas en ejercicio mediante la acordada que la peticionaria
intenta vanamente impugnar, al desconocer la norma de naturaleza legislativa que
autoriza a esta Corte para disponer la utilización de documentos electrónicos, como es
el Libro de asistencia de Letrados dentro del programa informático de seguimientos de
causas (Fallos: 330:2900, sus citas; 333:1251)”.
Ante la implementación de estos modernos formatos, el pensamiento de la
doctrina no resultó indiferente a tal mutación y sus implicancias; buena prueba de
ello -y por solo citar algunos- son las opiniones de Meroi(15), Sosa(16), Pose(17), Marino(18),
Candal(19) y la dupla Bielli - Nizzo.(20)
De la regulación efectuada por la CSJN que rige hasta la fecha, vemos que será
deber del tribunal cargar los movimientos de los expedientes, o sea, marcar si estos
se encuentran “en letra” o “en despacho”. En caso de encontrarse “en despacho” los
días de nota el sistema habilitará a dejar nota electrónica en el horario de 7:30 a 13:30
horas, denominándosela como “nota vía remota”. Dicha nota podrá ser dejada por los
profesionales intervinientes que se encuentren vinculados electrónicamente a la causa,
pero también es posible que lo realicen “usuarios autorizados”, siempre que el profesional
de la causa lo autorizara electrónicamente y que dicha persona se encuentre denunciada
como autorizado en el expediente conforme el artículo 134 del Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación (CPCC).
Ahora bien, ¿qué sucede cuando el profesional no puede tener acceso al sistema o
lo que obra cargado en el sistema no posee correlación con lo asentado en el expediente
físico? Este y otros interrogantes serán materia de abordaje en el capítulo siguiente.

III - PROBLEMÁTICAS DEL ACTUAL SISTEMA - CONCLUSIONES

Resulta indudable que la incorporación de las TIC a las formas de procesar los
pleitos dentro de nuestro sistema judicial implican no solo una realidad palpable sino
también el norte al cual se apunta desarrollar con mayor profundidad en un futuro
muy cercano. Esto nos lleva a concluir que tarde o temprano todas las jurisdicciones
provinciales del territorio nacional procederán a realizar las adecuaciones necesarias
para no quedar aisladas y por ende ajenas a un fenómeno que no pregunta qué o cómo,
sino cuándo llegará a imponerse... ya sea por moda o necesidad es tan solo cuestión de
tiempo.
Ahora bien, también debemos ser críticos y reflexivos al reconocer que las TIC no
son la panacea que vendrán a resolver todos y cada uno de los males o déficits que posee
el sistema judicial; por más defensor que pueda ser uno del progresista derecho procesal
electrónico, no se puede ser necio y renegar de ciertas precariedades o dudas que este
tipo de variables aún generan en los operadores jurídicos, como así también se deben
poder aceptar los inconvenientes que los contextos sociales, geográficos y económicos
nos presentan para su óptima implementación.
Algunas de las cuestiones afirmadas pueden verse reflejadas en el siguiente
análisis: “Este desembarco de lo digital en los tribunales ha generado toda una nueva
gama de problemáticas específicas de las que se ocupa el derecho procesal electrónico ...
Se trata de un fenomenal salto cualitativo. Es indudable que el reemplazo es ventajoso.

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GASTÓN A. NAVARRO

Y, en lo que hace a la relación tecnología-proceso judicial, la época en que este cambio


se produce no puede ser más propicia. Hoy se reclama del proceso judicial, además de
las genéricas garantías tradicionales -igualdad, defensa en juicio y debido proceso- algo
más: la eficacia procesal. Y el derecho procesal electrónico puede aportar eficacia al
proceso. Y mucha. Solo que, para ello y como todo instrumento, debe ser bien utilizado.
En el caso de herramientas procesales -como, en este caso, las herramientas procesales
electrónicas- deben ser bien diseñadas por quienes emiten normas, bien implementadas
por los encargados de la instrumentación concreta, bien interpretadas por los jueces en
los casos de conflictos concretos y, en suma, bien aplicadas por los operadores todos. De
lo contrario, algo que de por sí evidencia claras ventajas puede llegar a verse desvirtuado,
fruto de su inadecuado traslado al concreto campo de la litigación judicial ... En todo este
cambio es primordial contar con los recursos tecnológicos adecuados. Y no solamente
en lo que hace a lo estrictamente informático, como son servidores adecuados, con altos
estándares de seguridad y confiabilidad atento a la importancia de la información que
almacenan así como una planta de ordenadores acordes a estas nuevas exigencias, sino
también en lo atinente a elementos imprescindibles para una mejor experiencia en el uso
del nuevo sistema, como podría ser monitores amplios que permitan la visualización a
pantalla dividida (de un lado, el texto de la presentación a despachar, y de otro, el texto
de la pieza judicial a producir) o bien unidades de reserva de energía que resuelvan la
cuestión del súbito corte de suministro eléctrico y la eventual pérdida de datos. Una de las
ventajas que primero se evidenciaron de esta nueva forma de trabajar fue la posibilidad
de la consulta remota del estado del trámite. Las mesas de entradas virtuales cambiaron
profundamente la forma del trabajo cotidiano del abogado. Ya no es necesario acudir a
los edificios de los tribunales para conocer el estado procesal de las causas en las que
se interviene. Esto es importantísimo, especialmente para los departamentos judiciales
grandes, con mucha distancia hasta la sede de los tribunales. Todos estos cambios
derivados del impacto de la tecnología en la gestión judicial, como vimos, necesariamente
hacen que el trámite procesal deba adaptarse. Ante esta realidad, el concepto que tenemos
de lo que implica que a una parte se la tenga por constituido su domicilio en los estrados
del juzgado -y la consiguiente notificación ficta- no es el mismo de antaño. Si existe la
posibilidad de que vía web el letrado consulte desde su estudio aquello que ocurre en los
estrados del juzgado, aquel sentido sancionador que tenía la consecuencia de no cumplir
con la carga de constituir domicilio procesal se desvanece”.(21)
El desarrollo como perfeccionamiento de las TIC en los procesos judiciales va muy
atado de la mano del acceso que los ciudadanos -operadores jurídicos o no- tengan a
estas, más aún cuando -desde la óptica legal- se busca agilizar y descongestionar los
abarrotados pasillos tribunalicios, mediante la implementación de prácticas procesales
de control o gestión remoto de las causas; lo que nos lleva a reflexionar y aceptar para
ello que estamos muy supeditados a los niveles de calidad de internet que se tengan al
alcance. Esta cuestión es de suma importancia por cuanto implica reconocer hasta dónde
se pueden empujar los límites respecto de los avances tecnológicos que se pretendan
implementar. Sobre este tema puntual se debe empezar por advertir que nuestro país
tiene pésimos servicios y cobertura de internet, siendo que hace poco -a nivel regional-
se encontraba en los primeros puestos de un nefasto escalafón(22), aunque nobleza obliga
decir que recientemente se logró un significativo repunte positivo(23). No obstante esta
tendencia a la mejora, nuestro país demuestra poseer actualmente un gran umbral de
sombra digital puesto que en concreto apenas poco más de la mitad del territorio posee
conectividad digital, concentrándose el grueso de penetración de internet -salvo el caso
de T. del Fuego- en el centro del país (Bs. As. cdad., Bs As, Córdoba, Santa Fe, San

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PROCESO VS. TECNOLOGÍA. LOS PERSISTENTES DILEMAS EN TORNO AL LIBRO…

Luis, La Pampa)(24) y ampliándose la brecha hacia el resto de las provincias. A ello hay
que sumarle que dentro de cada provincia la penetración digital tiende a concentrarse
en las principales ciudades, quedando sus periferias (o el interior mayoritario de las
localidades como extensión de cada provincia) totalmente aisladas(25) y que, para colmo
de males, tanto la fluidez como velocidad de internet ronda aproximadamente los 6MB
-bastante pobre- en el 40% de los hogares.(26)
Quizás para algún desprevenido esta realidad que acabo de describir en el párrafo
anterior puede resultar una mera circunstancia o desconexión con la problemática aquí
tratada, cuando en realidad lo que se quiere plasmar es que “no se puede anteponer
el carro a los caballos”, o en otras palabras decir que el progreso e implementación
de lo digital en los procesos judiciales debe ser congruente con la realidad de cada
población, puesto que de otro modo se dista mucho de llevar soluciones cuando no
existe el contexto adecuado. De poco y nada sirve desarrollar la mejor plataforma digital
si el nivel de accesibilidad a esta es precario y rústico. La misma prudencia debe tener
la legislación procesal que las adopte.
Estas ponderaciones volcadas al eje central del trabajo conllevan la necesidad
de repensar -por lo menos provisoriamente- algunas pautas de acción que se
adoptaron en torno al uso del Libro de asistencia por vía digital, y más aún -como
vimos precedentemente- en las provincias en donde el nivel de conectividad y fluidez de
internet es menos que mediocre.
Creo haber demostrado en el capítulo anterior la significación que tiene el Libro
de asistencia para el abogado y cómo el uso de esta herramienta incide en el curso de la
litis, al tal punto que la sensatez de su uso impacta en cuestiones tales como cómputos
de plazos para contestar vistas o traslados, para interponer recursos, para controlar
la caducidad de instancia, plantear nulidades, etc. Todo ello atado precisamente a las
cuestiones de notificación que impone el código ritual y los avatares de cada pleito.
La utilización del Libro de asistencia es el mejor resguardo que posee el letrado en
su ejercicio profesional para no verse sorprendido intempestivamente con resoluciones
judiciales u otro tipo de actuaciones que no estén debidamente incorporadas en el
expediente de un modo prolijo, progresivo, actual y consecuencial; en definitiva es una
herramienta de control sobre el flujo del despacho judicial que hace al monitoreo de su
funcionamiento y en consecuencia esencialmente al derecho de defensa.
Ahora bien, quisiera desarrollar algunos interrogantes para reflexionar: ¿qué
pasa cuando se adoptan decisiones que conllevan la limitación o mutación en el uso
de una herramienta jurídica como la abordada, al centralizar y tornar exclusiva su
manipulación a la versión electrónica con las limitaciones digitales ya apuntadas?
¿Qué sucede mientras no exista la plena digitalización de los expedientes frente a
la coexistencia de un doble sistema que conllevará asimismo la adopción de dobles
recaudos de parte del litigante? ¿Qué respuestas brinda el ordenamiento legal ante la
imposibilidad del letrado de acceder al sistema virtual por razones ajenas a él (como
puede ser el deficitario servicio de internet que tenga contratado o peor aún con el que
se pueda contar en la localidad donde viva y/o trabaje, la caída general del sistema
informático propio del Poder Judicial, etc....) y asimismo no contar con la posibilidad
física de contar con el antiguo formato del Libro de asistencia? ¿Qué temperamento
adopta la ley ritual o su reglamentaria -D. o Ac.- ante la problemática en torno a la
divergencia -o hasta la omisión- de los datos cargados de manera actualizada y correcta
sobre los movimientos de la causa respecto de lo obrante entre el sistema informático
en correlación de lo asentado en el tradicional soporte papel del expediente? ¿Por qué

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GASTÓN A. NAVARRO

insistir en mantener una metodología irrazonable de forzar al profesional a tener que


dirigirse a buscar raudamente una computadora para quedar a resguardo -asentando
su versión en el Libro de asistencia virtual-, cuando aquel concurrió personalmente a
los estrados judiciales en los respectivos “días de nota” y no pudo dejar asentado en
esa misma oportunidad -por la inexistencia/indisponibilidad del Libro de asistencia
físico- que solicitó el expediente al cual no logró acceder? ¿Cuál es el nivel de fiabilidad
-en cuanto a su actualidad, tempestividad como integridad- de los datos cargados en
el sistema por los empleados judiciales, para que el letrado pueda estar tranquilo del
monitoreo digital que hace de la causa?
Estas y muchas otras preguntas pueden hacerse en torno a la implementación
y actual puesta en práctica del Libro de asistencia digital a nivel federal como de las
provincias que hayan adoptado igual pauta. Para desmenuzar un poco esta problemática,
abordaré algunos simples supuestos a continuación.
Bien sabemos de la falibilidad humana y poca culpa puede enrostrársele en ese
sentido al sistema digital por más avanzado que este sea, con lo cual siempre se estará
potencialmente a expensas de la posibilidad de que miembros del tribunal incurran en
un error al consignar que el expediente se encuentra “en letra” aunque físicamente no
esté a disposición del profesional; o viceversa, cuando en el sistema se consigne que el
expediente “está a despacho” (habilitándose en consecuencia la opción del “botón de
dejar nota”) cuando en realidad el expediente físico está “en letra” para su consulta;
o hasta una variable intermedia, en la que efectivamente ambos expedientes físico y
digital denuncian que “están a despacho” pero no se habilita en el sistema la opción de
“dejar nota”. Ante cualquiera de estas variables y de manera poco precisa ni eficiente,
la acordada 3/2015 no brinda demasiada respuesta y solo daría a entender que en
el primer caso se deberá solicitar al empleado del juzgado que deje constancia en el
sistema (esto último es denominado nota vía presencial)(27), o sea, retomaría la mecánica
del viejo sistema del Libro de asistencia en papel marcando a la postre, para este caso
puntual, la falta de eficacia de la versión digital y la confiabilidad sigue radicando en la
posibilidad y conveniencia de tener acceso a un medio físico.
Ilustrativa es la siguiente postura en el caso “GCBA s/queja por apelación denegada”,
expediente A1326-2014/1, del 5/11/2015, donde la Sala III de la Cámara CAyT entendió
que la notificación por ministerio de la ley no se puede tener por configurada cuando el
expediente no se hubiera encontrado en la secretaría del tribunal, con independencia
de que se hubiera dejado, o no, constancia en el  Libro  de  asistencia. En este último
supuesto, la conclusión se fundamenta en el principio de la instrumentalidad de las
formas y siempre que por un medio serio y objetivo se pueda comprobar que el expediente
no pudo ser compulsado el día de nota correspondiente (conf. art. 117, segundo párr.,
Cód. CAyT).
En torno a todo lo desarrollado ut supra es que entiendo sustancial esta reflexión:
“En efecto, no podemos dejar de advertir que el Libro de nota está inseparablemente
vinculado a una tecnología específica, particularmente el soporte papel, puesto que tal
previsión supone la existencia de un expediente físico que no se encuentra permanentemente
disponible por los movimientos propios que genera su trámite procesal (vistas, ingreso a
confronte, a despacho, a estudio, etc.). En esa inteligencia, es que se prevé el procedimiento
en caso de que el expediente no se exhiba, a través de la nota o la constancia que se deja
en el Libro de asistencia para evitar una notificación por ministerio de la ley (art. 133 del
CPCCBA). Así, la necesidad de que exista el Libro de nota, no es más que un resabio del
expediente instrumentado en soporte papel, y aquí se irá tornando estéril en la medida que

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PROCESO VS. TECNOLOGÍA. LOS PERSISTENTES DILEMAS EN TORNO AL LIBRO…

se represente íntegramente el expediente en soporte digital, admitiéndose así su consulta


en forma permanente a través de los medios electrónicos que se utilicen. En ese contexto
-aún pendiente, vale aclararlo-, en donde todos los escritos y las resoluciones judiciales
estén constantemente a disposición y efectivamente actualizados en el portal web soporte
del Sistema de Presentaciones y Notificaciones Electrónicas y/o en las Mesas de Entradas
Virtuales, deberemos preguntarnos sobre la conveniencia o la utilidad de continuar
disponiendo de un Libro de asistencia ... Sin embargo, la respuesta que se impone al
interrogante planteado, es que aun cuando se arribe a la plena digitalización del expediente
judicial, siempre existirá un universo residual de constancias que permanecerán fuera
del registro informático, quedando solo instrumentadas en el expediente en papel. Solo a
modo de ejemplo, piénsese por caso la respuesta de informes expedidos por reparticiones
públicas o privadas: su contenido quedará, por regla, reservado al soporte papel. En
estos últimos supuestos, a fin de tomar conocimiento de lo informado y eventualmente
cuestionarlo en forma oportuna (cfr. arts. 133, 150, 401 y cctes. del CPCCBA), el interesado
necesariamente deberá acudir personalmente al órgano judicial a fin de cotejarlo. Y si el
expediente no estuviera ‘en letra’, solo evitará anoticiarse de su contenido los días de
nota, dejando la respectiva constancia en el Libro de asistencia”.(28)
En el pasaje transcripto en donde los autores criteriosamente advierten las desave-
nencias -desde lo que sucede en la Prov. de Bs. As. pero extensible al resto del país- que
causa la falta de una plena digitalización y que, aun logrado ello, la aceptación de que
siempre quedará dando vueltas un remanente de actuaciones en soporte papel, siempre
será necesario en procura de un mejor ejercicio profesional que el abogado concurra al
juzgado a controlar la marcha de la causa y si sobre esta situación encima se lo priva
en los mismos ámbitos tribunalicios de contar con una herramienta que le permita
dejar constancia de la eventual falta de acceso al expediente, nos encontraremos frente
a un dilema importante que dificulta su tarea y, peor aún, atenta contra el derecho de
defensa y (porque no) de la garantía del debido proceso. Solo me permito disentir con
los distinguidos autores precitados (más allá de que bregan justamente con gran anhelo
por la adecuada informatización del sistema judicial) cuando ponen un manto de dudas
sobre la conveniencia o la utilidad de continuar disponiendo de un Libro de asistencia,
situación de la cual reniego, y me opongo a su eliminación, como ya se infiere de mi
postura en este trabajo al remarcar la trascendencia que este posee para el litigante.
Para culminar, solo quiero dejar como mensaje de este trabajo la imperiosa
cautela que debe regir el esquema de decisiones en torno a política judicial y el proceso
de informatización de los pleitos, puesto que si bien soy un gran defensor del derecho
procesal electrónico, también entiendo que la implementación digital debe serlo dentro
de un marco normativo adecuado, razonable y previsor de los riesgos potenciales que ello
incluye, como así también de las diversas coyunturas -humanas, jurídicas, económicas,
sociales, gremiales y hasta geográficas- por las cuales debe atravesar su desarrollo,
buscando siempre que su efectivización no termine por cercenar o restringir aquellas
vías o instrumentos -por mas arcaicas que puedan parecer- que precisamente están
establecidas como garantías de control de los abogados respecto del funcionamiento
jurisdiccional, razón por la cual -por todo lo expresado- me pronuncio -hasta tanto se
ideen nuevos y mejores dispositivos que los actuales- a favor de la mantención del Libro
de asistencia en soporte papel en coexistencia de su “nueva” versión digital.

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GASTÓN A. NAVARRO

NOTAS
(*) Abogado litigante (UNC). Diplomado en Magistratura y Análisis del Caso Judicial (Escuela de Capacitación
Judicial de Catamarca y Fundación para el Desarrollo de las Ciencias Jurídicas). Magíster en Derecho Procesal
(UNR). Aspirante a doctor en Derecho y Ciencias Sociales (UNR). Director del Instituto de Investigación y
Formación Jurídica del Colegio de Abogados de Catamarca. Disertante y autor de múltiples publicaciones científicas
relacionadas con el derecho procesal
(1) Bielli, Gastón E. y Pittier, Lautaro E.: “El gobierno electrónico. Nuevas fronteras del derecho para una
administración eficaz” - Ed. Albrematica - eldial.com
(2) Camps, Carlos E.: “El proceso electrónico y el derecho procesal electrónico” - http://e-procesal.com/el-proceso-
electronico-y-el-derecho-procesal-electronico-1764
(3) Vulgarmente también conocido en el foro como “Libro de notas”
(4) Sin pretender ahondar en el tema atento a las divergentes opiniones, rescato la visión que sostiene que asume
“...tal virtualidad todo instrumento que documenta una situación dotada de significación jurídica actual con aptitud para
producir efectos jurídicos -sea por constituir la prueba de un acto ocurrido y por medio del cual se hayan extinguido obligaciones,
facultades, etc.; o la expresión de la voluntad del sujeto otorgante de obligarse en el futuro; o crear derechos u otorgar facultades a
otro sujeto-, siendo indispensable para su caracterización la función probatoria que representan, en cuya formación interviene el
Estado por intermedio de uno de sus órganos competentes” (cfr. Creus, Carlos: “Falsificación de documentos en general”
- Ed. Astrea - Bs. As. - 1993 - págs. 23/24 y 38)
(5) Art. 133, CPCC - “Salvo los casos en que procede la notificación por cédula y sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo
siguiente, las resoluciones judiciales quedarán notificadas en todas las instancias los días martes y viernes. Si uno de ellos fuere
feriado, la notificación tendrá lugar el siguiente día de nota. No se considerará cumplida tal notificación: 1) Si el expediente no
se encontrare en el tribunal. 2) Si hallándose en él, no se exhibiere a quien lo solicita y se hiciera constar tal circunstancia en el
libro de asistencia por las personas indicadas en el artículo siguiente, que deberá llevarse a ese efecto. Incurrirá en falta grave el
prosecretario administrativo que no mantenga a disposición de los litigantes o profesionales el libro mencionado”
(6) “Del Río, Mario Héctor s/recurso de casación” - CFed. Casación Penal - Sala II - 7/11/2003 - Causa 4698 Reg.
6126 - Citar: elDial.com - AA1DC0
(7) En autos “Recurso de hecho - “Musso, Jorge Eduardo y otros c/Ibarra, Alejandro y otros” - CSJN - M. 297.
XXXVIII- 3/4/2003, del dict. del procurador general
(8) “Sarsale, Beatriz c/Consultorios Privados Integrales SA s/homologación de acuerdo” - CNCiv. - Sala F - número
de recurso: F288196 - 17/4/2000 - cita digital IUSJU024352A
(9) “General Paz SCA c/Oniszczuk, Carlos Alberto y otros s/daños y perjuicios” - CNCiv. - Sala I - 29/8/1996 -
número de recurso: I091070 - citar: elDial.com - AE717
(10) “Grosso, Juan Bautista c/ Serafini Y CIA SA s/ejecución hipotecaria” - CNCiv. - Sala J - 27/6/1997 - número
de recurso: J107836 - citar: elDial.com - AE31A
(11) “Pollola, Fernando M. c/Immuno SA y otros s/daños y perjuicios” - CNCiv. - Sala H - 29/8/1998 - número de
recurso: H237720
(12) Dentro de sus considerandos se dijo “que dentro del proceso de cambio y modernización en la prestación del servicio de
justicia que se viene desarrollando en el marco del Programa de Fortalecimiento Institucional del Poder Judicial de la Nación,
esta Corte Suprema de Justicia de la Nación ha iniciado un proceso de optimización de recursos en la administración de los
expedientes judiciales. Que en este contexto, y teniendo en cuenta la sanción de la ley 26685 y la Acordada 26/11, se considera
conveniente y factible la aplicación del Libro de asistencia de letrados (Libro de notas) por medio de una nueva funcionalidad en
el programa electrónico de seguimiento de causas. Este procedimiento aportará mayor celeridad en la actividad administrativa y
judicial que en ella se cumple”
(13) En particular el art. 11: “A partir del primer día hábil del mes de mayo de 2015, en todas las Cámaras, Tribunales y
Juzgados del Poder Judicial de la Nación, el Libro de asistencia en papel se remplazará por un registro digital dentro del Sistema
de Gestión Judicial y la oficina judicial deberá asentarlo en el expediente en soporte papel conforme lo dispuesto en el Anexo II”
(14) Cfr., en autos “C., G.B. c/República Argentina - Estado Nacional - PJN s/daños y perjuicios” - CSJN -
20/11/2012 - C. 36. XLVIII - cita digital IUSJU204400D - “La escueta y dogmática alegación de inconstitucionalidad
de la acordada 8/2012, desprovista de sustento fáctico y jurídico consistente, no basta para que la Corte Suprema ejerza la
atribución que reiteradamente ha calificado como la más delicada de las funciones que pueden encomendarse a un tribunal
de justicia, y acto de suma gravedad que debe considerarse como última ratio del orden jurídico” (Fallos: 312:72; 322:842;

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328:1416; causa D.578.XLIII. RHE “Defensoría Pública de Menores N° 4 c/Molinari, Pedro Carlos”, sent. del
1/4/2008). También, CSJN, en autos C. 36. XLVIII. RHE, “Caimi, Gabriela Beatríz c/República Argentina - Estado
Nacional - PJN s/daños y perjuicios” - fallo del 20/11/2012 - cita digital IUSJU003839E - “Cabe desestimar el planteo
de inconstitucionalidad deducido respecto a la acordada 8/2012 de la Corte Suprema de Justicia de la Nación -que incluye
en el programa informático de seguimiento de causas, al Libro de asistencia de letrados-, pues busca impugnar atribuciones, al
desconocer la norma de naturaleza legislativa que autoriza al Tribunal para disponer la utilización de documentos electrónicos
-ley 26685, vigente desde julio de 2011- y que expresamente autoriza la utilización de expedientes electrónicos, documentos
electrónicos, firmas electrónicas, firmas digitales, comunicaciones electrónicas y domicilios electrónicos constituidos, en todos los
procesos judiciales y administrativos que se tramitan ante el Poder Judicial de la Nación, con idéntica eficacia jurídica y valor
probatorio que sus equivalentes convencionales”
(15) “Una ley que genérica e indeterminadamente dispone autorizar ‘la utilización de expedientes electrónicos, documentos
electrónicos, firmas electrónicas, firmas digitales, comunicaciones electrónicas y domicilios electrónicos constituidos, en todos los
procesos judiciales y administrativos que se tramitan ante el Poder Judicial de la Nación, con idénticas eficacia jurídica y valor
probatorio que sus equivalentes convencionales’ (art. 1, L. 26685), delegando su reglamentación a la Corte Suprema de Justicia
de la Nación y al Consejo de la Magistratura de la Nación, de manera conjunta (art. 2), va contra toda expectativa de una
legislación razonable, integral y garantista de la materia procesal. Así ha sido destacado por varios autores, afirmándose que
‘...tenemos un Código Procesal que regula (como debe ser) la cuestión de las notificaciones procesales e, independientemente, una
ley que otorga a la Corte Suprema y al Consejo de la Magistratura la ‘autorización’ para poner en funcionamiento un sistema
de notificaciones por medios electrónicos que, a no dudarlo, trastocará la regulación que en tal sentido contiene la ley’. 3.3.
Coincidimos en que, respecto de la adoptada, una mejor solución para las notificaciones electrónicas hubiera sido la asimilación
de las modalidades de notificación por cédula y por nota a esta última ... 3.6. Finalmente, las voces de protesta no solo se oyen
desde los pasillos y ámbitos profesionales sino que también las hay en las propias estructuras de los órganos jurisdiccionales, que
acusan el impacto del cambio. Es evidente que este necesario período de adaptación les impone una considerable sobrecarga de
trabajo. En muchos supuestos, no cabe subestimar la duplicación de tiempos y esfuerzos que supone el ‘doble soporte’ (papel
y digital). 4. Conclusiones. Una vez más, consideramos que la incorporación de las nuevas tecnologías de la información y
de la comunicación (NTIC) al ámbito del servicio de justicia, en general, y al proceso, en particular, es un hecho altamente
auspicioso e inevitable. Aunque seamos críticos de las formas escogidas (reglamentación completa y libre por la Corte Suprema de
Justicia versus reforma de la legislación procesal) y de varias de las opciones implementadas, el camino que insinúa la acordada
3/2015 va en la dirección correcta: despacho informatizado, presentaciones digitales, comunicación electrónica interna y externa
(notificaciones electrónicas), videoconferencias, registración digital de audiencias, archivo digital de causas y resoluciones, más
muchos otros aspectos que seguramente se nos escapan, todos ellos interrelacionados armónicamente en un sistema de gestión
judicial, apuntan a la meta del proceso digital. Si fuere bajo firma digital, tanto mejor” (cfr.: Meroi, Andrea A.: “Acordada
CSJN 3/2015: hacia el proceso digital”, publicado en DJ 29/4/2015, 81 - cita digital AR/DOC/1108/2015)
(16) “...el desacierto consiste en no haber acoplado la notificación electrónica del destinatario a la notificación ministerio legis, como
en cambio así se ha dispuesto afortunadamente en la Provincia de Buenos Aires ... aunque más no sea para evitar un innecesario
cambio revolucionario de la cultura de litigar actual, que pudiera ser contraproducente y alentar posturas reaccionarias, o cuanto
menos causar justificado malestar. ¿Para qué infartar a un lego pidiéndole prestada a la tecnología una indicación ‘mágicamente’
precisa, con hora, minutos y segundos, del momento en que ha quedado notificado sin tan siquiera encender su computadora,
porque el ‘sistema’ registra ‘infaliblemente’ el momento en que la notificación electrónica ha quedado a su disposición? Cuánto
más sofisticado tecnológicamente, más misterioso para el lego, menos confianza depositará en un ‘sistema’ cuyo funcionamiento
intrínseco ignora pero que lo rige implacablemente, y menos todavía si esa tajante precisión tecnológica se usa para ‘arrebatarle’ el
vital oxígeno del tiempo con que antes contaba especulando con la confección/recepción de la cédula mientras o en tanto ya tenía
conocimiento real de la resolución judicial aunque sin notificación formal. La utilización de tecnologías demasiado por encima
del nivel cultural de los operadores jurídicos conducirá o al subuso de las mismas o podría llevar a la resistencia obstaculizando,
retardando o cuando no malogrando (‘quemando’) su asimilación. De cara a los cambios el exceso de entusiasmo puede ser más
nocivo que su falta” (cfr. Sosa, Toribio E.: “Sistema de notificación electrónica. Acordada 31/2011 CSJN” - LL 2012-A,
936 - cita digital AR/DOC/635/2012)
(17) “Los presentes cambios electrónicos no vulneran de manera directa la Carta Magna, sin embargo, en caso que estos por
presentar fallas provoquen la ignorancia de las partes intervinientes respecto de los actos procesales que estén aconteciendo en
el proceso causaría la lesión del derecho de defensa en juicio con lesión al artículo 18 de la Constitución Nacional. Debemos
tener presente que el concepto de debido proceso ha quedado un tanto desdibujado y ha sido sustituido por el de Tutela judicial
efectiva. El artículo 18, CN, solo puede ser cumplido al garantizar el acceso a la justicia, el conocimiento de los actos procesales,
tutelando el derecho de defensa y por último, con la posibilidad de ejecutar la sentencia judicial para tornarla efectiva. Todos
los cambios nombrados en este artículo, no podrán ser considerados avances si los mismos son los causantes de injusticias. XIV.

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GASTÓN A. NAVARRO

Conclusiones: es un gran avance que la justicia se adapte a las nuevas tecnologías, pero se busca dar pasos agigantados sin tener
presente la realidad de nuestros tribunales. Si queremos realmente facilitar el acceso de la justicia al mundo informático, debemos
pensar en la necesidad de contar con tecnología que responda a las exigencias de los distintos fueros. No es aceptable la carencia
de infraestructura edilicia, como así tampoco un indebido suministro de energía eléctrica, tampoco lo es un sistema operativo
que se torna inviable ante la enorme cantidad de expedientes que a diario circulan por las distintas dependencias del Poder
Judicial. Es un importante primer paso, pero entendemos que debe estar acompañado de medidas efectivas para lograr un real
cambio en la administración de justicia a partir de herramientas de última generación que permitan obtener respuesta inmediata
a los problemas jurídicos de la sociedad” (cfr: Pose, Lucía V.: “Implicancias del nuevo sistema de gestión judicial y las
nuevas tendencias informáticas para el Poder Judicial de la Nación” - DT - febrero/2018 - pág. 310 - cita digital AR/
DOC/417/2017)
(18) “No sería justo someter a una rigurosa crítica a un sistema informático que está en los albores de su implementación. Es
cuestión de esperar el paso del tiempo y analizar cómo opera el sistema -y cómo los usuarios interactúan con él- una vez puesto
en funcionamiento en la totalidad de los órganos del Poder Judicial de Nación. En particular, creemos que la intensidad de
trabajo diario de los juzgados de primera instancia será la que mejor permitirá apreciar las virtudes del sistema y evidenciar con
facilidad aquellos aspectos que deben ser corregidos (algo que solo podremos corroborar en las causas iniciadas a partir del próximo
1/4/2014, de conformidad con lo dispuesto por el art. 7 de la Ac. 38/13). De todas formas nos animamos a realizar algunas
pequeñas observaciones. i. En primer lugar, parece necesario regular con algo más de precisión los aspectos vinculados a las
notificaciones electrónicas confeccionadas y remitidas por las partes. Máxime que en este procedimiento no existe una actividad
de control o confronte por parte del órgano judicial (art. 2 de la Ac. 38/13) ... ii. Otro tanto ocurre con la interacción del SNE
y su compatibilidad con el artículo 120 y 121 del CPCC en materia de copias de traslado (de escritos y de documental) ... iii.
Finalmente, no deja de llamar la atención el criterio de notificación elegido por la Corte en la acordada 31/11 ... El tiempo, la
práctica y la buena predisposición de los operadores ayudará a despejar la mayor cantidad de dudas y las imperfecciones que el
sistema pueda tener podrán ser solucionadas con regulaciones complementarias (y que a la luz del art. 2 de la L. 26685 debieran
ser dictadas en forma conjunta con el Consejo de la Magistratura, y no solo por la CSJN). Con ello queremos decir que ninguna de
estas previsibles -y fácilmente sorteables- dificultades propias de la implementación de un sistema informático debe hacernos perder
de vista que el Sistema de Notificaciones por Medios Electrónicos es una herramienta muy importante que agilizará los tiempos
procesales, disminuirá el uso de papel y nos acercará un poco más al anhelado expediente digital. Por nuestra parte, creemos que la
implementación definitiva del sistema contribuirá a la prestación de un más eficiente, moderno y rápido servicio de justicia, lo que
nos lleva a concluir que el balance -aun en este estadio preliminar- es sumamente positivo”. (Marino, Tomás: “El Sistema de
Notificaciones por Medios Electrónicos en el Poder Judicial de la Nación. La acordada 31/2011 de la Corte Suprema
y sus complementarias” - SJA 2014/3/26-3 - Ed. AbeledoPerrot - Nº: AP/DOC/416/2014)
(19) “Los juristas del derecho podrán no coincidir con relación al concepto de ‘lo justo’, mas podría aventurarse que -todos
ellos- coincidirían en afirmar que una administración de justicia racional y eficaz, debería estar dotada de normas y prácticas
que configuren procesos previsibles. Es sabido que en el especial ámbito de la justicia del trabajo, el tiempo del proceso es un
factor esencial. Puede presumirse que, tras la superación de los problemas y conflictos que se presentarán al momento de su
implementación, el sistema de notificación electrónica producirá una verdadera revolución en los procesos judiciales. Con el
tiempo, nos parecerá increíble que durante más de 100 años, el sistema judicial transportó las cédulas hasta la puerta de los
domicilios fijados por los abogados, con las copias de las presentaciones y que, para ello, utilizó cientos de resmas de papel y de
cartuchos de tinta. Es frecuente (y doloroso) ver a los litigantes y letrados formar largas filas para acceder a los ascensores de
los edificios en los que se asientan los juzgados laborales de esta ciudad. Ahora bien, un adecuado sistema de gestión debería
tender a que los litigantes no tengan necesidad de apersonarse en la sede de los juzgados para compulsar un expediente. Con
un adecuado manejo de las herramientas informáticas, en especial, la notificación electrónica, la aspiración de implementar un
expediente digital está más cerca de concretarse. Para lograr que el abogado no concurra al juzgado en forma personal, hay que
‘convencerlo’ de que la información que el juzgado le brinda a través de las notificaciones electrónicas, es veraz y representa en
un 100% lo actuado en el proceso. El abogado debe tener confianza en los administradores de la justicia. En este marco y con
el fin de acentuar esa confianza, mi propuesta es eliminar las notificaciones por ‘nota’ que prevé la segunda parte del artículo
48 de la ley 18345 y disponer que todas las resoluciones del juzgado sean notificadas en forma electrónica. Esta propuesta,
que deriva en la eliminación de los ‘días de nota’ y del ‘libro de asistencia’, producirá una notoria reducción de la concurrencia
de público a las mesas de entradas, reducirá los tiempos procesales e incrementará la garantía de defensa en juicio de los
litigantes ... En rigor, la propuesta está orientada a la implementación de un proceso ‘a distancia’, ágil y sin tiempos muertos,
dotado de reglas claras y previsibles para los litigantes, que fortalezcan aún más el derecho a un debido proceso” (cfr., Candal,
Mariano: “La notificación electrónica en la justicia nacional del trabajo. Hacia un proceso judicial ‘a distancia’” - DT
- noviembre/2014 - pág. 2997 - cita digital: AR/DOC/3801/2014)

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PROCESO VS. TECNOLOGÍA. LOS PERSISTENTES DILEMAS EN TORNO AL LIBRO…

(20) “La Corte Suprema de Justicia de la Nación, a fin de aportar mayor celeridad en la actividad administrativa y judicial,
mediante la acordada CSJN 8/2012 incorporó el Libro de asistencia de letrados (Libro de nota) dentro del programa informático
de seguimiento de causas de la Corte Suprema, que hasta ese momento se realizaba en soporte papel. Posteriormente, a través
de la acordada CSJN 3/2015, el Máximo Tribunal de la Nación dispuso extender el régimen de la acordada 8/12 a todos
los procesos judiciales en trámite, estableciendo asimismo que una vez efectuada la constancia en la línea de actuaciones del
programa electrónico de gestión de causas, se debe dejar una anotación en el expediente papel. Sobre la base de las mencionadas
acordadas, en el ámbito del Poder Judicial de la Nación el profesional puede consultar el estado de un expediente de manera
online y, en caso de verificar que el mismo no se encuentre ‘en letra’, mediante un procedimiento sencillo -que consta de un simple
clic- podrá dejar nota electrónica, evitando de esta manera concurrir personalmente al organismo en donde tramite la causa con la
pérdida de tiempo valioso que este acto implica y procurando seguridad jurídica, conforme lo mencionado en el apartado anterior
... Se observa entonces que se trata de un simple método informático, que dota de la seguridad jurídica necesaria al proceso
judicial electrónico” (cfr. Bielli, Gastón E. y Nizzo, Andrés L.: “El Libro de nota electrónico - Sobre su necesidad y
posibilidades de aplicación en el proceso judicial bonaerense” - elDial DC2335 - publicado el 31/5/2017)
(21) Camps, Carlos E.: “Tecnología, gestión judicial y proceso civil” - Sup. Esp. LegalTech - noviembre/2018 -
5/11/2018 - pág. 31 - cita digital AR/DOC/2373/2018
(22) Cfr. https://www.infobae.com/america/tecno/2018/02/18/cuales-son-los-paises-de-america-latina-con-mejor-y-
peor-conexion-a-internet/. La nota destaca que la Argentina estaba en el Puesto 3 de los peores países
(23) Cfr. https://www.infobae.com/america/tecno/2019/05/17/como-esta-el-acceso-y-la-calidad-de-internet-en-la-
argentina/. La nota informa del mejoramiento en el servicio tomando como parámetros poblaciones conectadas,
cubiertas pero no conectadas y no conectadas, siendo que Argentina logra posicionarse al nivel de países como
Puerto Rico, Uruguay y Chile, que poseen un nivel del 60% aprox. de conectividad
(24) Véase https://datosabiertos.enacom.gob.ar/visualizations/32226/penetracion-de-internet-fijo-accesos-por-cada-
100-hogares/
(25) Interesante e ilustrativa resulta al respecto la publicación de la Cámara Argentina de Internet (CABASE)
https://www.cabase.org.ar/wp-content/uploads/2017/09/CABASE-Internet-Index-II-Semestre-2017.pdf; como así
también se puede constatar lo afirmado en el mapa interactivo que ofrece el Ente Nacional de Comunicaciones
(ENACOM) en https://datosabiertos.enacom.gob.ar/visualizations/29951/conectividad-al-servicio-de-internet/
(26) Véase https://www.cabase.org.ar/cabase-internet-index-el-40-de-las-conexiones-de-internet-de-argentina-no-superan-
los-6-mb/
(27) Cabe aclarar que en el caso de la nota presencial el tribunal además deberá dejar la debida anotación en el
expediente papel, asentando fecha, hora, la parte que dejó nota en el sistema y la firma del funcionario
(28) Cfr. Bielli, Gastón E. y Nizzo, Andrés L.: “El Libro de nota electrónico - Sobre su necesidad y posibilidades de
aplicación en el proceso judicial bonaerense” - Citar: elDial DC2335 - publicado el 31/5/2017)

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ASISTENTES JURÍDICOS DIGITALES:
EL IMPACTO DE LA INTELIGENCIA
ARTIFICIAL EN EL PROCESO

Cecilia C. Danesi(*)
Noelia Mitelli(**)

I - INTRODUCCIÓN

El desarrollo de la tecnología ha avanzado de manera exponencial en los últimos


años trayendo consigo importantes cambios que afectan a la sociedad en general y que
atraviesan todas sus estructuras.
Resulta imperioso repensar nuevos enfoques y procedimientos para visualizar las
posibles consecuencias que traerá este nuevo paradigma tecnológico con la incorporación
de estas herramientas en las sociedades modernas.
Una de las estrellas de estos tiempos es -sin dudas- la inteligencia artificial
(IA), denominada por muchos como la cuarta revolución industrial. Esta tecnología
es utilizada en diversas áreas: medicina, transporte, educación, milicias, economía,
asistencia de personas mayores, etc. Y precisamente, la profesión jurídica no escapa de
ese ámbito de aplicación.
Día a día las noticias evidencian que la IA empieza a ocupar un rol cada vez
más preponderante en la vida de los abogados. Por ello, y porque creemos que para
muchos esto genera una gran preocupación, nos proponemos analizar el impacto de la

(*) Abogada (UBA). Profesora de la Facultad de Derecho, (UBA), en la asignatura IA y Derecho.


Doctoranda de la Universidad de Perugia (Italia)
(**) Auxiliar en el Juzgado de Primera Instancia en lo Penal, Contravencional y de Faltas N° 13

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CECILIA C. DANESI - NOELIA MITELLI

IA en el área jurídica(1), con especial énfasis en el proceso civil y penal y su interesante


vinculación con las neurociencias.

II - HACIA UN CONCEPTO DE IA

Definir la IA resulta bastante complejo puesto que no existe consenso en torno a


ello. Esto, creemos, se debe a dos factores. Por un lado, es una tecnología en constante
avance, por ello, deviene difícil encontrar un concepto que englobe un fenómeno en
pleno crecimiento. Por el otro, la IA tiene la particularidad de ser interdisciplinaria. Tal
como lo señalamos en la introducción, abarca y realiza miles de funciones en diversos
ámbitos, con lo cual, no es tarea fácil encontrar una definición que conforme a todos
ellos. Por este motivo, brindaremos los lineamientos centrales de la IA para intentar
comprender su funcionamiento.
El Diccionario de la Real Academia Española la conceptualiza como la “disciplina
científica que se ocupa de crear programas informáticos que ejecutan operaciones
comparables a las que realiza la mente humana, como el aprendizaje y el razonamiento
lógico”(2). Esas operaciones las realiza gracias a los algoritmos que constituyen una
secuencia de pasos lógicos, como si fuera una receta de cocina.
Entender qué es un algoritmo es de vital importancia. Señala Harari que el siglo
XXI estará dominado por aquellos; si queremos comprender nuestra vida y nuestro
futuro debemos hacer todos los esfuerzos posibles por entender qué son y cómo están
conectados con las emociones. Así, los define como un conjunto metódico de pasos
que pueden emplearse para hacer cálculos, resolver problemas y alcanzar decisiones.
Un algoritmo no es un cálculo concreto, sino el método que se sigue cuando se hace el
cálculo.(3)
Las características principales de la IA y que más nos hacen reflexionar son su
autonomía y autoaprendizaje. Esto significa que la IA tomará decisiones sin ninguna
intervención o control externo y, además, aprenderá de esas interacciones para modificar
sus predicciones a futuro.
Así las cosas, a la IA se la entrena con una base de datos, el algoritmo aprende
de esos datos y efectúa una predicción, la cual puede ser corregida a lo largo del
entrenamiento (“train” y “test”). En el área bajo estudio, la predicción podría consistir en
un dictamen judicial, la probabilidad de que un imputado reincida, la veracidad de un
testigo, etc.

(1) Para ampliar este tema, ver Danesi, Cecilia C.: “Inteligencia artificial y responsabilidad civil:
un enfoque en materia de vehículos autónomos” - Suplemento LegalTech - LL-Thomson Reuters
- noviembre/2018, y “¿Quién responde por los daños ocasionados por los robots?” - LL-Thomson
Reuters - Rev. de Responsabilidad Civil y Seguros - diciembre/2018
(2) Diccionario de la RAE, disponible al 13/11/2019 en https://dle.rae.es/inteligencia
(3) Harari, Yuval N.: “Homo Deus. Breve historia del mañana” - Ed. Debate - Bs. As. - 2015 -
pág. 100

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ASISTENTES JURÍDICOS DIGITALES: EL IMPACTO DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL…

III - LA IA COMO ASISTENTE DEL ABOGADO

Los abogados no están exentos del avance de la IA. En este campo, cada vez
con mayor frecuencia se crean aplicaciones que intentan asistir tanto a la judicatura
como al letrado litigante. Sin embargo, es una de las ramas menos desarrolladas. A
continuación, efectuaremos un repaso por los diversos sistemas de IA en el derecho
para, finalmente, detener el estudio en uno de los más controvertidos en la actualidad:
Compas.
Un ejemplo interesante del uso de la IA para colaborar con las tareas del abogado
es el software Ross, que permite realizar búsquedas de una manera sumamente sencilla
y responde las consultas como si fuera el propio profesional. Tiene una copiosa base
de datos que incluye doctrina, jurisprudencia y leyes y, además, se actualiza en forma
permanente.(4)
Otro caso interesante es el software MarginMatrix, el cual puede analizar las
normas de distintas jurisdicciones y, con ello, redactar documentos personalizados.
Entre sus funciones se encuentra la de asesorar a entidades bancarias sobre cómo
adaptarse a los cambios regulatorios que puedan existir en materia contractual. Y por
supuesto, garantiza la máxima rapidez y efectividad para realizar dichas tareas.(5)
El software Premonition se usa en los Estados Unidos para predecir la orientación
que van a tener las sentencias de los jueces. Se trata de un sistema donde se cargan
diversas variables de datos relativas a criterios judiciales que poseen diversas salas,
juzgados o cámaras y, mediante estos datos, el sistema genera una potencial sentencia
para orientar cómo es que podría fallar ese tribunal. Al tener en cuenta los fallos de los
juzgados, dependiendo de cómo resulte el sorteo, el abogado sabe que tiene más chances
de ganar un litigio con tal o cual argumento. Con base en ello, los estudios de abogados
trazan su estrategia.(6)
Al respecto, Ariel Alberto Neuman, abogado, politólogo y experto en comunicación,
señala que “en algunos países en los que la práctica jurídica está más digitalizada que en
Argentina, la inteligencia artificial se utiliza para, por ejemplo, saber cuál es la orientación
de tal o cual juzgado en un tema en particular, en función de estadísticas sobre sus
sentencias, y así anticipar qué argumento es más propenso a ganar una disputa ... El
software Premonition se usa en los Estados Unidos para predecir la orientación que
van a tener las sentencias de los jueces”, al tener en cuenta los fallos de los juzgados,
“dependiendo de cómo caiga el sorteo, sabés que tenés más chances de ganar un litigio
con tal o cual argumento. Así, especulan sobre qué día presentar la demanda y saber en
qué juzgado cae el sorteo”.(7)

(4) Ross Inteligence, disponible al 14/11/19 en https://rossintelligence.com/features.html


(5) Allen & Overy News: “Allen & Overy and Deloitte tackle OTC derivatives market challenge”,
disponible en http://www.allenovery.com/news/en-gb/articles/Pages/AllenOvery-and-Deloitte-
tackle-OTC-derivatives-market-challenge.aspx cit. por Escobar, Felicitas: “La inteligencia artificial
como camino hacia un estándar de prueba objetivo” - Ponencia ganadora del primer puesto en el
concurso de ponencias del XL Congreso Colombiano de Derecho Procesal, realizado en la ciudad
de Medellín los días 4, 5 y 6/9/2019
(6) “Los contratos inteligentes ponen en jaque al mundo judicial”, disponible al 21/11/2019 en
http://www.telam.com.ar/notas/201610/167456-contratos-inteligente-mundo-judicial.html
(7) “Los contratos inteligentes ponen en jaque al mundo judicial”, disponible al 21/11/2019 en
http://www.telam.com.ar/notas/201610/167456-contratos-inteligente-mundo-judicial.html

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CECILIA C. DANESI - NOELIA MITELLI

Otra funcionalidad del sistema es averiguar qué abogados ganan sus juicios, ante
qué jueces y sobre qué asuntos. Se basa en evidencia empírica y en datos objetivos
extraídos del historial de los tribunales de justicia.(8)
De esta manera, según expertos en la materia, en un futuro la elección del abogado
para interponer una demanda o la defensa en un pleito no se basará en su reputación,
sino en sus propias estadísticas, que serán analizadas mediante el uso de IA: éxitos,
tiempos medios, honorarios y perfil agresivo/moderado.(9)
Aunque en Estados Unidos el uso de Premonition es cada vez mayor, en Francia
la utilización de IA para predecir sentencias judiciales está prohibida. Al respecto, Juan
Corvalán plantea: “No se prohíbe el uso de inteligencia artificial en general, se criminaliza
la posibilidad de analizar, comparar o hacer predicciones sobre la práctica actual o futura
de los jueces ... La prohibición y criminalización está ligada al hecho de que esas técnicas
son utilizadas para evaluar, analizar, comparar o predecir las prácticas de determinado
juez, tomando como punto de comparación la identidad del juez y de que tribunal forma
parte”.(10)
Finalmente, mencionamos el caso argentino. La editorial El Dial fue la primera
del país en colocar la IA al servicio de sus clientes. Creó un buscador cognitivo llamado
Sherlock Legal, el cual permite introducir términos en lenguaje natural y arroja
resultados correctos en cuestión de segundos(11). Esto permite no solo facilitar la tarea al
abogado, sino también ayuda a superar una de las principales críticas que se le realizan
a la profesión jurídica, esto es, su lejanía con los justiciables debido al lenguaje técnico
utilizado (el cual incluye hasta palabras en latín).
Esta somera lista nos hace caer en la realidad: la IA se está convirtiendo en un
verdadero asistente del letrado, pero ¿pasará lo mismo con los magistrados?

IV - LA IA EN LOS ÓRGANOS JURISDICCIONALES

4.1. Algunas reflexiones y propuestas


Tiempo atrás seguramente resultaba impensado que la IA pueda utilizarse como
una herramienta de trabajo en los estrados judiciales. Actualmente, es una idea que se
afianza con ahínco gracias a trabajos de destacados profesionales en la materia.
Nieva Fenoll sugiere crear un sistema de IA que ayude al juez en el difícil proceso
de la valoración de la prueba. Así, señala que con base en el acervo probatorio recolectado
en un determinado proceso, el sistema realice una predicción en torno a si la hipótesis
del magistrado concuerda con aquel, o bien indique una nueva.(12)

(8) “La inteligencia artificial en el sector legal”, disponible al 21/11/2019 en https://www.


algoritmolegal.com/tecnologias-disruptivas/la-inteligencia-artificial-en-el-sector-legal/
(9) “Abogacía, innovación y el futuro de la profesión”, disponible al 21/11/2019 en https://
morethanlaw.es/blog/abogacia-innovacion-y-el-futuro-de-la-profesion
(10) Corvalán, Juan: “The french ban: the use of Artificial Intelligence to trace patterns of judicial
behavior” - Diario DPI - 14/6/2019
(11) Sherlock Legal, disponible al 14/11/2019 en ElDial.com
(12) Nieva Fenoll, Jordi: “Inteligencia artificial y proceso judicial” - Ed. Marcial Pons - Madrid -
2018 - págs. 100/1

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ASISTENTES JURÍDICOS DIGITALES: EL IMPACTO DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL…

Con base en ello, Felicitas Escobar, en su ponencia que obtuvo el primer


puesto en el Concurso de Semilleros del Congreso Colombiano de Derecho Procesal,
precisa que llevar un control tan exacto de toda la producción de la prueba ayudaría
mucho al momento de la valoración. De esta manera, “el juez tendría a su alcance
toda la información que necesita para tomar una decisión lo más completa posible, para
defenderla y argumentarla, evitando así solicitar medidas de prueba complementarias
que terminarían alargando el proceso”. Concluye que la aplicación de la IA ayudaría
a conformar ese umbral de certeza objetivo (que tanto se exige a la hora de valorar la
prueba), basado en los datos empíricos recopilados a lo largo del proceso y sirviendo de
herramienta para el juez a la hora de hacer suya o no una hipótesis.(13)
Estas interesantes propuestas merecen un abordaje particular conforme los
distintos medios de prueba, por ejemplo, la prueba testimonial que tanto “da que hablar”
respecto de su valoración. Un uso verdaderamente útil de los sistemas de IA sería
realizar un análisis de las declaraciones de los testigos entre sí y las posturas asumidas
por las partes en los escritos constitutivos. Con ello, podría advertir al juez acerca de
declaraciones contradictorias y proponer la realización de un careo.
Una función aún más atractiva en este ámbito, y tal vez más pretenciosa, es el
análisis de los patrones de voz y el lenguaje utilizado por los testigos y, con ello, que el
sistema prediga un índice de “credibilidad” de la declaración. Muchas veces escuchamos
declaraciones en las que los deponentes utilizan un vocabulario sumamente técnico
(propio de un letrado) o con determinadas actitudes que llaman la atención de los
magistrados a la hora de hacer sus sentencias.
Formular esas propuestas no es hacer futurología. Corti es el sistema de asistencia
médica de Dinamarca que predice ataques de corazón a través de los tonos de voz,
los patrones de respiración y el lenguaje utilizado(14). Esto demuestra que ya existen
sistemas de IA que pueden analizar el lenguaje verbal y no verbal de las personas y con
ello hacer predicciones.
Párrafo aparte merece la prueba pericial. En este caso, la utilización de la IA
podría ir de la mano de una verificación del rigor científico y técnico que se le exige a los
dictámenes. Tal como es sabido, el artículo 477 del Código Procesal Civil y Comercial de
la Nación regula que la fuerza probatoria de aquel será estimada por el juez teniendo en
cuenta la competencia del perito, los principios científicos o técnicos en que se funda,
la concordancia de su aplicación con las reglas de la sana crítica, las observaciones
formuladas por los consultores técnicos o los letrados (conforme a los arts. 473 y 474 y
los demás elementos de convicción que la causa ofrezca).
En resumen, podemos afirmar que la utilización de la IA para asistir al juez en
la apreciación de la prueba constituye una valiosa herramienta para todos los sujetos
que intervienen en el proceso, ya que aporta parámetros que encarnan cierto grado de
“objetividad”. Por un lado, el juez podrá efectuar una valoración del acervo probatorio
con mayor sustento y, por consiguiente, contribuirá al dictado de una sentencia con la

(13) Escobar, Felicitas: “La inteligencia artificial como camino hacia un estándar de prueba
objetivo” - Ponencia ganadora del primer puesto en el Concurso de Semilleros del XL Congreso
Colombiano de Derecho Procesal, realizado en la ciudad de Medellín los días 4, 5 y 6/9/2019
(14) Corti, disponible al 20/11/2019 en https://corti.ai/ y “La inteligencia artificial para salvar
vidas con una llamada” - Nobbot, disponible al 20/11/2019 en https://www.nobbot.com/
personas/inteligencia-artificial-para-salvar-vidas-con-una-llamada/

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CECILIA C. DANESI - NOELIA MITELLI

debida motivación. Por el otro, las partes y sus consultores técnicos tendrán argumentos
más sólidos para impugnar los informes periciales y las declaraciones testimoniales,
pedir explicaciones a los auxiliares de la justicia, o bien fundar sus apelaciones.

4.2. El caso “Prometea”


Nuestro país es pionero en incorporar un sistema dotado de IA al servicio de
la justicia. El Ministerio Público Fiscal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el
Laboratorio de Innovación e IA de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos
Aires desarrollaron Prometea, que combina detección y asistencia inteligente y predicción
y automatización. Funciona gracias a técnicas de aprendizaje automático (machine
learning) supervisado y de clustering, a partir del etiquetado manual y de máquina.(15)
En sus comienzos, Prometea se utilizó en el ámbito del Ministerio Público Fiscal
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y, a través de un chat (por voz y escrito),
interactuaba con el operador jurídico y, luego de la lectura de miles de casos, predecía
un dictamen para el caso concreto.
Con el paso del tiempo fue ampliando sus fronteras. En la Corte Interamericana
de Derechos Humanos genera más de 100 notificaciones en menos de 2 minutos, las
cuales están dirigidas a embajadores y funcionarios y redactadas en los cuatro idiomas
oficiales. También automatiza el proceso de creación de resoluciones reduciendo
considerablemente el tiempo de ejecución a 4 minutos. Asimismo, posee una herramienta
de búsqueda avanzada que permite realizar una investigación completa en menos de
2 minutos.
Otro ámbito de desarrollo es la Corte Constitucional de Colombia, la cual presenta
una situación crítica, ya que recibe 2700 acciones de tutela por día. Dentro de ellas,
1400 corresponden a temas vinculados con el derecho a la salud. En este contexto,
Prometea es capaz -en solo dos minutos- de leer, analizar, detectar y sugerir 32 casos
prioritarios entre 2016 sentencias escaneadas, lo que en forma manual hubiera llevado
96 días hábiles de trabajo.
Tal como se puede apreciar a simple vista, Prometea presenta indudables
beneficios. Primero y principal, reduce considerablemente los tiempos de la justicia,
lo cual no es cosa menor frente a una realidad que evidencia un servicio de justicia
extremadamente lento que -en la mayoría de los casos- llega tarde. Por otro lado, mejora
las condiciones laborales de todos los operadores de los órganos jurisdiccionales, quienes
abandonan en gran medida las aburridas tareas rutinarias para abocarse de lleno a
los casos delicados y complejos que requieren absoluta atención. Y ello, lógicamente,
se traduce en un servicio de justicia más eficiente y de mayor calidad, lo que viene
reclamando la sociedad hace décadas.(16)

(15) Prometea, disponible al 21/11/2019 en https://ialab.com.ar/prometea/


(16) Corvalán, Juan: “La primera inteligencia artificial predictiva: Prometea”, disponible al
21/11/2019 en http://thomsonreuterslatam.com/2017/10/la-primera-inteligencia-artificial-
predictiva-al-servicio-de-la-justicia-prometea/, y Dupuy, Daniela; Kiefer, Mariana: “Inteligencia
artificial al servicio de la justicia penal, contravencional y de faltas. Prometea, en el ámbito de la
Ciudad de Buenos Aires” - Cibercrimen II - Ed. B de F - 2018

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V - EL SISTEMA COMPAS

5.1. ¿Cómo funciona?


Compas es un sistema de IA utilizado por la justicia de Estados Unidos como un
elemento para determinar si una persona debe ser condenada a prisión, otorgársele la
libertad condicional, el tiempo de condena e incluso la excarcelación sobre la base de su
puntuación de riesgo de reincidencia. El sistema traza una perfilación de potencialidad
criminal conforme ciertos datos que le son aportados.
Un caso paradigmático del uso de IA en el marco de un proceso penal se dio
en el año 2017 cuando Eric Loomis fue condenado a prisión debido a que no pasó la
evaluación de Compas.(17)
En febrero de 2013 fue capturado bajo sospecha de estar involucrado en un
tiroteo. Aceptó que colaboró en la huida de quienes estuvieron involucrados en el
tiroteo (él condujo el vehículo para escapar), pero no que había sido uno de los sujetos
involucrados en él directamente. Sin embargo, en la Corte fue sentenciado a seis años de
prisión. Cuando se estaba tomando la decisión de condenar a prisión a Loomis, la Corte
notó que había sido identificado como “un individuo de alto riesgo para la comunidad”
por Compas.
Loomis decidió cuestionar el puntaje que le otorgó el sistema basando su
argumento en que no se puede conocer la lógica de cómo es que este puntaje es atribuido
debido al secreto que mantiene la empresa creadora sobre el algoritmo.
La Corte Suprema de Wisconsin determinó que utilizado de forma adecuada el
sistema no viola los derechos de los acusados. Sin embargo, resolvió que “en el futuro en
el análisis de riesgo que realiza el sistema deberán aclararse diversas cuestiones respecto
de sus limitaciones: detallar que el algoritmo será mantenido en secreto y que el puntaje
de riesgo está basado en cómo las personas en ciertos ambientes tienden a comportarse
en general y no en una persona en particular”.(18)
En este punto del análisis es necesario definir de qué hablamos cuando nos
referimos al sistema Compas.
Compas es un acrónimo que puede traducirse como Administración de Perfiles
de Criminales para Sanciones Alternativas del Sistema de Prisiones de Estados Unidos
(Correctional Offender Management Profiling for Alternative Sanctions). Este sistema
(mediante un software creado por la empresa Northpointe Inc.) calcula la probabilidad
de que una persona cometa un nuevo delito. Sugiere, además, qué tipo de supervisión
debe recibir el condenado en prisión.
Lo particular de Compas es que sus creadores se niegan a revelar la naturaleza
y composición de sus algoritmos con el argumento de que es un proyecto privado y que
estos están protegidos por el derecho de autor.

(17) “State v. Loomis” - 881 N.W. 2d 747.753 - 2016


(18) “¿Cómo en Estados Unidos las matemáticas te pueden meter en prisión?”, disponible al
21/11/2019 en https://www.bbc.com/mundo/noticias-37679463

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CECILIA C. DANESI - NOELIA MITELLI

Justamente este es uno de los problemas del sistema en su relación con el derecho:
el algoritmo de donde el sistema obtiene el puntaje es guardado en secreto. Debido a esto,
no se sabe cómo es que Compas establece el puntaje. Si el imputado quisiera apelar su
puntaje, no podría hacerlo pues no sabría cómo.
El sistema utiliza los datos que obtiene de un formulario que se les da a las
personas cuando son arrestadas e incluye tópicos como historia criminal, si algún
miembro de la familia del imputado cometió algún crimen, si fue arrestado, si vive en un
barrio peligroso, si tiene amigos que pertenecen a una banda o pandilla, historial laboral
e historial académico. Mediante esto determina si en el futuro la persona podría cometer
un nuevo crimen. A esos tópicos se le suman preguntas de pensamiento criminal como por
ejemplo si el imputado está de acuerdo con que una persona robe si está hambrienta.(19)
Cada una de las respuestas recibe un puntaje que varía de 1 a 10. El sistema
luego genera un “promedio de riesgo” mediante el cual se determina si el imputado
puede salir en libertad, debe ir a la cárcel o puede recibir otro tipo de tratamiento.
Señala Juan Corvalán que hay datos que se recaban del pasado “que influyen más
que otros. El scoring obtenido representa el riesgo en una escala de 1 (riesgo bajo) a 10
(riesgo alto). Se trata de una comparación de cuán riesgoso se ve el individuo en relación
con una población segmentada. Bajo esta lógica, si se obtiene un score de 4, el 60% de la
población se ve como más riesgosa que el sujeto analizado, mientras que un 30% parece
menos riesgoso. Entonces, un hombre de 25 años que cometió su primer delito a los 16 y
solicita la libertad condicional obtendrá un score de alto riesgo situado en la escala en un
puntaje mayor o igual a 8 puntos. Por el contrario, a mayor edad del delincuente, es menor
el score, incluso si cometió un delito grave”.(20)

5.2. Defensores y detractores del sistema Compas


Quienes están a favor de Compas sostienen que mediante su aplicación se tiene
en consideración toda la información del imputado y contribuye a que las decisiones de
los jueces sean menos subjetivas mediante la utilización de un algoritmo que permita
cruzar la información. Como ejemplo de ello, establecen que el sistema no pregunta sobre
la raza del imputado, lo cual elimina la posibilidad de que la sentencia esté marcada por
el racismo.
Lo cierto es que la aplicación de este sistema ha generado una gran polémica debido
a que diversas investigaciones han mostrado que es poco objetivo y parcial y, además,
que favorecería a las personas blancas y daría un peor trato a las personas negras.
Hablamos de un sesgo en el sistema que genera que se produzca esta discriminación
agravando la condena para personas negras; falla que aún no ha sido corregida.
Investigaciones llevadas adelante por Julia Dressel (Dartmouth College) demos-
traron que los algoritmos de Compas no son mucho más fiables que la predicción que
puede realizar una persona con poca preparación. Dressel utilizó la base de datos
ProPublica que posee puntuaciones de Compas a diez mil acusados en espera de juicio

(19) “¿Cómo en Estados Unidos las matemáticas te pueden meter en prisión?”, disponible al
21/11/2019 en https://www.bbc.com/mundo/noticias-37679463
(20) Corvalán, Juan: “El peligro de la inteligencia artificial como oráculo del sistema penal”,
disponible al 21/11/2019 en https://www.infobae.com/opinion/2017/08/30/el-peligro-de-la-
inteligencia-artificial-como-oraculo-del-sistema-penal/

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ASISTENTES JURÍDICOS DIGITALES: EL IMPACTO DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL…

en Florida y sus registros de arresto para los dos años siguientes. Para su investigación,
seleccionó al azar mil de esos diez mil y reclutó a cuatrocientas personas a través Amazon
Mechanical Turk, un servicio de crowdsourcing en línea para encontrar voluntarios de
investigación.
A cada voluntario se le dieron cincuenta perfiles de acusados y debían pronosticar
si volverían a cometer un delito en los próximos dos años (mismo funcionamiento
que Compas). Los participantes acertaron casi tanto como el sistema de IA. Tanto los
humanos como la máquina supusieron que las personas negras cometerían mayor
cantidad de delitos en los próximos dos años que las blancas.
Los datos aportados por ProPublica revelaron que el algoritmo identificaba con
mayor grado de peligrosidad a personas negras mientras que cataloga mayoritariamente
de menor peligrosidad a personas blancas.(21)
La conclusión extraída de la investigación determinó, según palabras de la
directora de ProPublica, que “si comparás a una persona negra y una blanca que tienen
el mismo historial, la misma edad, el mismo género, el mismo pasado judicial y el mismo
‘futuro criminal’ (las posibilidades de cometer un crimen, dos crímenes o ninguno), el
acusado negro tiene un 45% más de posibilidades de obtener un puntaje de riesgo que un
acusado blanco”.(22)
Se dice que esta parcialidad se debe a que el sistema aprende según los datos que
se le brindan, dado que dentro de la población negra se han cometido mayor cantidad
de delitos que dentro de la población blanca, lo que se refleja en las preguntas relativas
al pasado familiar del imputado a nivel criminal. Así, el sistema discrimina que las
personas de raza negra poseen mayor probabilidad de cometer delitos que las blancas,
un grave sesgo que genera serios problemas.
Conforme lo analizado hasta este punto se puede inferir que Compas brinda
información mediante la utilización de datos que provienen de la faz externa del sujeto.
Es decir, su sistema de predicción criminal está basado en datos contextuales, históricos,
biográficos y subjetivos que la persona brinda mediante un formulario en el momento en
que es arrestado. Y, mediante estos datos, realiza su cálculo de potencialidad de riesgo,
solamente tomando en cuenta la faz externa del sujeto, es decir, lo que este aporta en
el formulario.
En suma, el porcentaje que arroje el sistema marcará el curso de la posterior
sentencia del juez, definirá el criterio judicial a aplicar y la condena del imputado. Frente
a esto, teniendo en cuenta el secreto que pesa sobre el algoritmo y el hecho de que no
se sabe de qué manera el sistema obtiene el scoring, se reduce de manera considerable
el derecho de defensa del imputado. Veamos a continuación este sistema desde la visión
del sistema jurídico argentino.

(21) “Machine Bias”, disponible al 21/11/2019 en https://www.propublica.org/article/machine-


bias-risk-assessments-in-criminal-sentencing
(22) “El algoritmo que adivina los delitos futuros falla tanto como un humano”, disponible al
21/11/2019 en https://elpais.com/elpais/2018/01/17/ciencia/1516194073_122982.html

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CECILIA C. DANESI - NOELIA MITELLI

VI - ANÁLISIS DEL SISTEMA COMPAS DESDE LA ÓPTICA DEL DERECHO ARGENTINO:


LAS GARANTÍAS CONSTITUCIONALES DEL DERECHO PENAL

Si se planteara la aplicación de este sistema de IA a nuestro actual sistema


penal argentino, con especial énfasis al respeto por los principios constitucionales, los
problemas son amplios.
El debido proceso es un conjunto de garantías procesales surgidas del artículo
18 de la Constitución Nacional que establece que “ningún habitante de la Nación puede
ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso, ni juzgado por
comisiones especiales, o sacado de los jueces designados por la ley antes del hecho de la
causa. Nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo; ni arrestado sino en virtud
de orden escrita de autoridad competente. Es inviolable la defensa en juicio de la persona
y de los derechos”.
De esto surge que entre las garantías procesales que la Constitución consagra
encontramos: el juicio previo, la intervención del juez natural, la ley anterior, la
inviolabilidad de la defensa en juicio y la no autoincriminación forzada (el derecho a no
declarar contra sí mismo).
En primer lugar, el sistema bajo estudio resulta violatorio de la garantía de juicio
previo que establece que nadie puede ser castigado sin haber sido previamente juzgado
y sentenciado mediante debido proceso fundado en ley anterior al hecho que se imputa.
Ello, por cuanto la calificación de Compas es casi vinculante para los jueces.
También afecta el derecho de defensa en juicio, la cual asegura al individuo que
durante el proceso podrá hacer lo necesario para defender su persona, demostrar su
inocencia y la legitimidad de los derechos que lo asisten, pues difícilmente pueda rebatir
el scoring otorgado sin tener acceso a su funcionamiento.
Se ve comprometido también el principio de inocencia que establece que toda
persona sometida a proceso es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Claramente
estos sistemas establecen la potencial criminalidad del imputado tanto actual como
futura, con lo cual el individuo ingresa al proceso judicial ya calificado como culpable a
nivel potencial. No se presume su inocencia, se lo presume culpable.
Con respecto al in dubio pro reo (que se define como aquella garantía procesal que
plantea que ante la duda la interpretación de una norma debe realizarse en favor de la
persona sometida a proceso), parecería ser que en estos sistemas la duda no tiene lugar.
La precisión que aportan los algoritmos determina que un sujeto es peligroso sin mayor
hesitación.
Por otra parte, se configura el derecho penal de autor porque al imputado no se
lo juzga por lo que hizo sino por lo que es, a nivel neurológico, a nivel social, familiar,
biológico, etc. Hablamos de que el análisis recae sobre la persona y no sobre su accionar.
Otros aspectos importantes a destacar son la deficiente motivación de la sentencia
y el principio de imparcialidad judicial. La primera es definida como “la exteriorización
por parte del juez o tribunal de la justificación racional de determinada conclusión
jurídica. Se la identifica, pues, con la exposición del razonamiento. No existiría motivación
si no ha sido expresado en la sentencia el porqué de determinado temperamento judicial,
aunque el razonamiento no exteriorizado del juzgador -suponiendo que hubiera forma
de exteriorizado- hubiera sido impecable. Por ello que en nuestro derecho positivo ‘falta
de motivación’ se refiere tanto a la ausencia de expresión de la motivación -aunque esta

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ASISTENTES JURÍDICOS DIGITALES: EL IMPACTO DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL…

hubiese realmente existido en la mente del juez- cuanto a la falta de justificación racional
de la motivación que ha sido efectivamente explicitada”(23). En cambio, la imparcialidad
judicial refiere a la objetividad y neutralidad que debe poseer un juez a la hora de dictar
sentencia.
La potencial mecanicidad de la sentencia que propone el sistema Compas
conduce a que esta no se encuentre motivada. Así, se presentan como modelos de tipo
“maquínico” que carecen de la profundidad de fundamentación y argumentación que
deberían poseer los jueces.
Por otra parte, la imparcialidad se ve afectada, ya que previo a toda condena el
juez ve comprometida su capacidad de juzgamiento neutral mediante un sistema de IA
que con precisión algorítmica le dice que el sujeto con seguridad reincidirá. Difícil será
apartarse de esta estimación.
Cabe aclarar aquí que los sistemas de IA no son estáticos, aprenden, y, de esta
manera, podrían generar criterios judiciales propios, lo cual abre a la polémica de hasta
qué punto la máquina avanzará al nivel de ser autónoma y generar criterios propios.
Por último, respecto al derecho a no autoincriminarse o a no declarar en contra de
sí mismo, estos sistemas también resultan violatorios de esta garantía. Ello por cuanto
el imputado no puede negarse a declarar, la perfilación de Compas no es optativa y,
además, los datos allí volcados lo incriminan en forma directa.
En suma, se advierte con claridad que Compas no es viable en el sistema penal
argentino. Esto no significa vedar el uso de la IA en el proceso, sino crear sistemas
conforme las garantías procesales y los derechos humanos.

VII - REFLEXIONES FINALES

A lo largo de este trabajo quedó evidenciado que la IA es cosa del presente. Día a día
va ocupando un rol más preponderante en el quehacer cotidiano de diversas profesiones,
entre ellas, la jurídica. Creemos que esta incorporación es muy valiosa y brinda soluciones
a aspectos que recibían fuertes críticas de nuestra labor como abogados: la lentitud de la
justicia, la lejanía con los justiciables, la valoración de la prueba, la motivación de una
sentencia, etc.
Somos conscientes de que muchas de las propuestas formuladas en este trabajo
merecen un análisis más profundo; este es un esbozo preliminar que pretende presentar
el abanico de opciones de esta nueva interrelación entre la IA y la labor del abogado, ya
sea desde un estudio jurídico o en un despacho judicial.
Y en esta nueva relación, el sistema Compas es el que se encuentra con mayor
desarrollo y que, tal como lo señalamos, presenta mayores críticas bajo nuestro
ordenamiento jurídico. Esto no implica desechar la posibilidad de utilizar el sistema de
IA, sino de reformularlo conforme nuestro derecho y con especial énfasis en el respeto
de los derechos humanos.

(23) “Defensa en juicio, debido proceso y juicio por jurados”, disponible al 21/11/2019 en http://
www.pensamientopenal.com.ar/system/files/2016/02/doctrina42882.pdf

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CECILIA C. DANESI - NOELIA MITELLI

En la introducción se planteó que se abordaría la utilización de la neurociencia


en relación con lo analizado. Es en este punto donde cabe hacer mención a dicha
disciplina ya que, luego de lo expuesto, visualizamos que Compas brinda una perfilación
desde datos externos al sujeto logrando configurar su scoring únicamente mediante
información brindada por el imputado al momento de su detención.
¿Qué ocurre entonces con la faz interna del sujeto? ¿Cómo predecir con seguridad
que una persona reincidirá únicamente basándonos en datos que provienen de su
exterior? ¿Por qué no adicionar al uso de la tecnología al servicio del derecho los avances
en materia de neurociencia mediante técnicas de neuroimagen que permitirían dar un
diagnóstico mucho más certero de la potencialidad criminal?
Lo planteado es materia para un futuro análisis, pero visualizamos que posible-
mente la neurociencia pueda aportar luz en aquellos aspectos que Compas no alcanza a
abordar, como, por ejemplo, agregando la faz interna del sujeto al análisis.
La tecnología aplicada al derecho ha venido para quedarse, por lo que debemos
reflexionar en torno a su correcta y eficiente aplicación.

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EXPEDIENTE DIGITAL EN EL
ANTEPROYECTO DE REFORMA AL CÓDIGO
PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL
DE LA NACIÓN

Gabriel H. Quadri(*)

I - HABLAR SOBRE UN PROYECTO DE REFORMA

Como el título de este aporte lo indica, aquí vamos a hablar de expediente digital.
Pero no de expediente digital en general, sino de la forma en que la cuestión se
encara en el “anteproyecto de reforma al Código Procesal Civil y Comercial de la Nación”
(en adelante, el anteproyecto), que ingresó al Senado de la Nación con fecha 23/9/2019.(1)
No dejamos de advertir el momento en el que estamos llevando a cabo las
presentes reflexiones (en el curso de febrero/2020, luego de un cambio de signo político
de las autoridades gubernamentales asumidas recientemente), como así también
tenemos presente que el futuro de dicha iniciativa es, ahora, incierto: el anteproyecto
tanto puede prosperar como no hacerlo; podrá quedar en vía muerta (como varias veces
ha sucedido con iniciativas reformistas), ser reemplazado por otro, ser modificado (en
mayor o menor medida) o incluso podría mantenerse la preceptiva hoy vigente, tanto de
manera deliberada (lo que consideramos improbable porque es casi unánime la opinión

(*) Abogado (UM). Doctor en ciencias jurídicas y sociales. Secretario de la Cámara de Apelación
Civil y Comercial de Morón. Director del Instituto de Derecho Procesal del Colegio de Abogados
de Morón. Autor de varios libros, capítulos en obras colectivas y múltiples publicaciones en revistas
especializadas. Ganador del premio “Accésit” de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias
Sociales de Buenos Aires por la obra “La prueba en el proceso civil y comercial” - Ed. AbeledoPerrot
- Bs. As. - 2011. Integrante del Foro de Derecho Procesal Electrónico (E-procesal)
(1) https://www.justicia2020.gob.ar/wp-content/uploads/2018/01/Proyecto-CPCCN-Senado.pdf,
con la particularidad -y vale la pena destacarlo en este contexto- de que el mensaje al Congreso
llegó firmado, desde el Poder Ejecutivo, digitalmente

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GABRIEL H. QUADRI

en el ámbito académico, en el tribunalicio como en la corporación abogadil, e incluso en


nuestra sociedad, en el sentido de la necesidad de una reforma de nuestro ordenamiento
procesal) o no (tal vez ante la necesidad de enfocarse en problemas más apremiantes).
Pero creemos que nada de esto le quita sentido a este análisis.
Es que si la iniciativa legislativa prospera y sigue adelante (modificada o no), el
trabajo puede llegar a servir como primera aproximación al tema.
Por otro lado, si se frustra y se reemplaza por otra, quizás resulte útil para sumar
un punto de vista más a la discusión y análisis del tema, con un aporte que solo apunta
a marcar las cuestiones relevantes, los puntos que consideramos correctos (o no tanto)
y los problemas que podemos vaticinar frente a la regulación propuesta.
Con tales premisas, y advirtiendo que se trata de un estudio exegético (solo
apoyado en la literalidad de las normas del anteproyecto), es que hemos emprendido
estas reflexiones.

II - LA NECESIDAD DE REGULAR LA CUESTIÓN (Y DE MANERA SISTEMÁTICA)(2)

Cuando publicamos el primer trabajo en el cual estudiamos este tema(3) ya


expusimos nuestra discrepancia acerca de ciertas formas de implementación de las
nuevas tecnologías en el proceso judicial; reiteraremos, aquí, varios conceptos expuestos
en aquel momento (y repetidos cada vez que pudimos) pues creemos que son un buen
cimiento para las reflexiones que haremos en el punto siguiente.
Recordábamos allí las enseñanzas de Bidart Campos en cuanto a que siendo el
derecho a la jurisdicción correlativo de la obligación que tiene el Estado de prestar su
función de administrar justicia, para que aquel derecho y esta función se satisfagan, el
Estado debe -entre otras cosas- dictar las normas de procedimiento.(4)
Anotaba Podetti, al respecto, que el principio de formalismo tiene raíz constitucional
pues tiende a garantizar la defensa en juicio de las personas y de los derechos.
Apuntando que, en un régimen de legalidad como el nuestro, la función juris-
diccional del Estado y el ejercicio de las facultades que integran la acción requieren un
molde preestablecido, que se ajuste a la garantía constitucional, molde que constituye
un prius de aquellas actividades en sentido concreto y específico; este molde está dado
por las leyes procesales que estatuyen determinadas formas, que no pueden ser omitidas
en cuanto resguardan la garantía de la defensa en juicio de la persona y de los derechos,
y que pueden ser consideradas como el antemural de la arbitrariedad del individuo o del
Estado y como un elemento básico de la libertad civil, procurando la seguridad jurídica.(5)

(2) Reiteramos aquí las consideraciones que, hace un año atrás, efectuáramos en “Sistematicidad y
proceso electrónico (algunas soluciones mendocinas)” - ERREIUS - Suplemento Especial. Derecho
Procesal Electrónico - diciembre/2018 - pág. 117 - Cita digital IUSDC286272A
(3) Quadri, Gabriel H.: “Cavilaciones acerca de la notificación por medios electrónicos” - SJA
1/10/2014, 25 - JA 2014-IV
(4) Bidart Campos, Germán J.: “Manual de la Constitución reformada” - Ed. Ediar - Bs. As. - 1998
- T. II - pág. 291
(5) Podetti, Ramiro J.: “Tratado de la competencia” - 2ª ed. actual. - Ed. Ediar - Bs. As. - 1973 - págs.
28 y ss. 85 y ss.

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EXPEDIENTE DIGITAL EN EL ANTEPROYECTO DE REFORMA AL CÓDIGO PROCESAL…

Según Couture, el régimen del proceso solo puede ser instruido por la ley, la
que concederá o negará poderes y facultades dentro de las bases establecidas en la
Constitución, trasladándose el espíritu de esta a aquella, que debe inspirarse en las
valoraciones establecidas por el constituyente.(6)
Mediante la estructuración legal del proceso, el justiciable obtiene certeza respecto
de las normas que regirán el debate. El proceso se torna, así, previsible para las partes.
En palabras de Carnelutti: “La ventaja de la regulación formal de los actos consiste
en hacer saber por anticipado a los ciudadanos lo que tienen o lo que no tienen que hacer”.(7)
Es decir que el justiciable que ocurre por ante el órgano judicial en defensa de su
derecho sabe de antemano cuáles serán las reglas de juego a las que deberá adecuar su
accionar en el decurso del procedimiento para la defensa de su derecho.
Se disminuyen así, en grado sumo, las posibilidades de que el justiciable quede
sometido a la arbitrariedad del órgano jurisdiccional en la conducción del proceso: la ley
establece expresamente las reglas del debate y de ellas no puede -en principio- apartarse
el órgano judicial.(8)
De tal modo, el legislador infraconstitucional reglamenta el derecho de defensa
en juicio consagrado por el artículo 18 de la Constitución Nacional, estableciendo con
precisión la forma de ejercerlo.
Y es claro que mal podrá hablarse de inviolabilidad de la defensa en juicio si el
justiciable no tiene certeza -previsibilidad- acerca del modo en que deberá ejercer tal
derecho.
Bien explicó Calamandrei que no existirá certeza sino cuando sea cierto que, en
caso de inobservancia del derecho, será puesta en práctica la garantía jurisdiccional
para hacerlo observar, y que -a su vez- esta certeza no existirá si el individuo que pide
justicia no supiera exactamente cuáles son los actos que debe realizar para obtenerla,
cuáles son las vías que debe recorrer para llegar al juez, para hacerse escuchar por él
y para obtener en concreto aquella garantía jurisdiccional que la norma en abstracto
promete.
De ello deduce el autor que las reglas del procedimiento son una especie de
metodología fijada por la ley para servir de guía a quien quiera pedir justicia, el manual
del litigante que le enseña cómo se debe comportar con el juez para ser escuchado
por este, concluyendo entonces que las formas procesales aseguran el respeto al
contradictorio y la igualdad de las partes, siendo una preciosa garantía de los derechos
y las libertades individuales.(9)
Hay más: no solo hace al resguardo de la defensa en juicio que el justiciable tenga
certeza de qué pautas regirán su accionar en el proceso, sino que también debe tener
conocimiento de qué normas regirán el accionar de su eventual contendiente.

(6) Couture, Eduardo J.: “Estudios de derecho procesal civil” - 2ª ed. - Ed. Depalma - Bs. As. - 1978
- T. I - pág. 21
(7) Carnelutti, Francesco: “Sistema de derecho procesal civil”, trad. por Niceto Alcalá Zamora y
Castillo y Santiago Sentís Melendo - Uteha - Bs. As. - 1944 - T. III - Actos del proceso - pág. 193
(8) Díaz, Clemente A.: “Instituciones de derecho procesal” - Ed. AbeledoPerrot - Bs. As. - 1972 -
T. I - pág. 224
(9) Calamandrei, Piero: “Instituciones de derecho procesal civil”, trad. de la 2ª ed. italiana por
Santiago Sentís Melendo - Ed. Ejea - Bs. As. - 1973 - vol. I - pág. 323

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GABRIEL H. QUADRI

Solo así podrá el justiciable comprobar si el órgano jurisdiccional se conduce en


forma imparcial e impartial.
En sentido conexo afirma la doctrina que la presencia de formas en el proceso es
garantía de justicia y de igualdad en la defensa.(10)
Así, se habla en el ámbito del proceso civil del principio de legalidad de las formas.
Dicho todo esto, cuestionábamos -en aquel trabajo- el temperamento de introducir
reformas procedimentales mediante acordadas y resoluciones, dejando los Códigos
Procesales sin modificar.
Señalábamos, entonces, que un Código es -o debería ser- un sistema, donde todos
sus elementos aparecen armónicamente interrelacionados, previendo y haciéndose
cargo de las diversas variantes y situaciones que pueden presentarse a lo largo de la
vida de un proceso.
Agregando que, por ello, cualquier incorporación -para asegurar su correcta
operatividad- debería efectuarse siempre con una visión global.
O, dicho de otro modo, sopesar cómo opera el cambio dentro de todo el sistema;
analizar, ponderar, corregir, retocar e incluso eliminar cuanto resulte menester.
Porque se trata, en definitiva, de la regulación de procedimientos estatales, aspecto
en el cual debería exigirse la mayor claridad y prolijidad, evitándose paralelamente la
improvisación y el apresuramiento.
E, incluso, con claridad, permitiéndole al operador jurídico y también al ciudadano
(consumidor del servicio de justicia) conocer cuál es la ley que rige determinada cuestión.
Remarcábamos, entonces, la existencia de determinadas normas en los Códigos
Procesales regulando un instituto y, en paralelo, otras normas reglamentarias, no
emanadas de la legislatura, rigiendo el mismo fenómeno, explicitando -de este modo-
nuestras críticas sobre el particular.
Como bien lo ha señalado Bender: este tipo de normas reglamentarias ha implicado,
en los hechos, una modificación a los Códigos Procesales, indicando el autor que -a nivel
nacional- se lo había hecho con diferentes y poco claros plazos de implementación, sin
existir un texto ordenado que resuma los cambios realizados al sistema procesal ni
tampoco un cronograma de vigencia, señalando asimismo que la dispersión normativa
agudiza la resistencia y la confusión de los usuarios del sistema, sugiriendo asimismo
su unificación bajo un mismo cuerpo.(11)
Coincidimos en que modernizar el procedimiento es imprescindible; empero con
lo que no estamos de acuerdo es con la forma en que, a veces, se lo hace.
Como lo ha expuesto Leguisamón: si un avance tecnológico permite la deseable
celeridad y economía procesal, bienvenido sea, pero todo depende, en primer lugar, de
la seguridad que brinden tales adelantos, luego de las disponibilidades técnicas no solo
del Poder Judicial (incluidas las cuestiones presupuestarias para contar con un sistema

(10) Alsina, Hugo: “Tratado teórico-práctico de derecho procesal civil y comercial” - 2ª ed. - Ed.
Ediar - Bs. As. - T. I - pág. 617; Maurino, Alberto L.: “Nulidades procesales” - 2ª ed. - Ed. Astrea - Bs.
As. - 1999 - pág. 4
(11) Bender, Agustín: “El nuevo Código de Procedimiento Electrónico. Problemas de
constitucionalidad, transparencia y dispersión normativa en la transición al expediente digital” - El
Dial DC208F

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EXPEDIENTE DIGITAL EN EL ANTEPROYECTO DE REFORMA AL CÓDIGO PROCESAL…

óptimo de última generación), sino de los demás operadores jurídicos (concretamente los
abogados), y, finalmente, de cómo se regule su implementación.(12)
En suma, desde nuestra perspectiva el proceder de regular aspectos procesales
mediante resoluciones y acordadas, mientras que los Códigos Procesales siguen intactos,
es una situación susceptible de generar profundos problemas sistémicos.
Amén de lo cual, y vale también destacarlo, muchas veces incluso las normas
legales que implementan cambios en el proceso también resultan asistemáticas (por
caso, algunos aspectos de la L. 14142 en la Prov. de Bs. As.) pues no funcionan en
armonía con el resto del ordenamiento.
Todos estos problemas sistémicos, en definitiva, terminan impactando en el
quehacer cotidiano, porque muchas situaciones quedan en una situación de intersección,
poco definida y atrapadas en un contexto normativo superpuesto, opaco y con escasa
claridad.
Lo que, a la postre, incide -por un lado- en el ejercicio de la defensa en juicio de
las partes y en el derecho a trabajar -en condiciones razonables- de los abogados.
Por ello, nos parece muy adecuado que el anteproyecto analizado haya procurado
ocuparse, globalmente, de la cuestión del expediente digital.
Ahora, y dicho esto, es necesario empezar a desmenuzar un poco la regulación
propuesta. Lo que haremos a través de los puntos que siguen.

III - LAS NORMAS PROYECTADAS

3.1. Sobre el expediente digital


Según la doctrina, se llama expediente al conjunto de carpetas o legajos en los
cuales se compila, compagina y organiza sucesiva y cronológicamente la totalidad de las
piezas escritas o gráficas en las cuales los actos procesales son reflejados, junto con los
documentos y demás instrumentos vinculados a la causa.(13)
De hecho, la Real Academia Española define al expediente como “conjunto de
todos los papeles correspondientes a un asunto o negocio”.
Como se ve, la idea de expediente ha caminado mucho tiempo de la mano con la
figura del papel.
Pero sabemos también que, en los últimos tiempos, el reinado del soporte papel
ha caído en el ocaso y todo se direcciona, ahora, hacia lo digital.
Sería ocioso argumentar demasiado al respecto pues es una cuestión evidente.
Emerge, entonces, la necesidad de digitalizar el expediente judicial no tanto en
el sentido de crear una copia digital del papel, sino en el de reemplazar el soporte papel
para obtener el mayor provecho posible de las nuevas tecnologías, en sintonía con los

(12) Leguisamón, Héctor E.: “Notas sobre el domicilio y la notificación electrónicos en el ámbito
nacional” - El Dial - 25/8/2014 - DC1D51
(13) Marino, Tomás: “Comentario al art. 127 del CPCCBA” en AA.VV., “Código Procesal Civil y
Comercial de la Provincia de Buenos Aires” - López Mesa, Marcelo (dir.); Rosales Cuello, Ramiro
(coord.) - LL - Bs. As. - 2014 - T. II - pág. 150

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GABRIEL H. QUADRI

sistemas y principios procesales ya conocidos, y cuyos aires se renuevan frente a las


exigencias de estos tiempos (oralidad, celeridad, economía, publicidad).
Así, en las “Bases para la reforma procesal civil y comercial” uno de los objetivos
planteados fue la incorporación de nuevas tecnologías; allí se indicó que “respecto del
soporte de los actos escritos, es fundamental tender hacia formatos electrónicos”.
Frente a ello, tenemos que dentro del Título que se encarga de los “Actos
procesales”, el Capítulo 2 se refiere a los “Escritos”.
Allí el anteproyecto habla, al titular el artículo 83, de expediente electrónico y dice
que “todas las presentaciones que realicen las partes, sus abogados y las actuaciones
judiciales en un proceso serán electrónicas”.
Lo primero que notamos es un problema metodológico: se intenta regular lo
tocante al expediente electrónico dentro del Capítulo referido a los escritos judiciales
cuando, como es evidente, los escritos no son sino una parte de la universalidad que
compone al expediente, concebido como soporte aglutinador de los actos procesales.
Al margen de la inadecuada ubicación, queda clara la intención del legislador
de que la universalidad (léase “todas”) de las actuaciones se lleve a cabo en forma
despapelizada.
Ahora, si la idea es llegar a un expediente electrónico completo, la norma se queda
a mitad de camino.
Por lo que llegamos a interpretar, aquí están faltando las menciones a las
presentaciones que efectúen los auxiliares de la justicia (lo atinente a la pericia se zanja,
porque el art. 287 habla de su presentación electrónica), como así también a aquello que
presenten o aporten quienes no son parte en el proceso (así, por ejemplo y entre otras
posibilidades, la respuesta a los oficios judiciales).
Cerrando este punto, vemos que la norma en comentario (que debería ser basal
para el procedimiento electrónico) preanuncia lo que luego contendrá la regulación: una
tendencia hacia la modificación de soportes y formatos (del papel a lo electrónico, del
acta a la videograbación) pero no mucho más.
Luego volveremos sobre el punto.

3.2. Lo electrónico y el tiempo procesal


Acertadamente el anteproyecto se ocupa de regular, diferenciadamente, la cuestión
del tiempo en el desarrollo de los actos procesales, cuando está en juego lo electrónico.
Porque, como lo sabemos, los juzgados (clásicamente atendidos por humanos)
cierran (ante la necesidad de limitar, en mayor o menor medida, la jornada de trabajo),
pero los sistemas informáticos pueden seguir encendidos, pues no demandan descanso
ni paradas (más allá de las necesarias para el soporte técnico).
Este distingo en la regulación procesal.
Así, el artículo 108 dice que “las actuaciones y diligencias judiciales se practicarán
en días y horas hábiles, bajo pena de nulidad relativa, excepto las que se realicen
electrónicamente, que podrán realizarse en cualquier día y horario”.
La norma sienta, de este modo, una pauta rectora: cualquier día y hora es hábil
para realizar una actuación o diligencia judicial cuando “se realice electrónicamente”.
En verdad, cabe aquí una precisión terminológica pues sería menester diferenciar
la realización de un acto de su documentación.

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EXPEDIENTE DIGITAL EN EL ANTEPROYECTO DE REFORMA AL CÓDIGO PROCESAL…

Así, por ejemplo, el envío y recepción de una presentación electrónica se realiza


-efectivamente- de tal manera; mientras que, en el otro sector, una audiencia no se
realiza electrónicamente, sino que se la documenta de ese modo.
Luego, creemos que solo en el primero de esos casos se podría operar en cualquier
día y horario.
Ahora, y volviendo al artículo, con una norma de tanta amplitud sería perfectamente
posible el dictado de resoluciones judiciales en días y horas inhábiles; ya nada impedirá
que una providencia se dicte en horario nocturno o que una sentencia se emita durante
un fin de semana. Lo mismo, sería posible que una notificación se lleve a cabo en las
últimas horas del día o en las primeras de la madrugada.

3.3. Los escritos


Es bueno, antes que nada, detenernos para ver el estado de cosas a nivel nacional
en relación con este tema, de acuerdo con la preceptiva hoy vigente.
Sabemos que, en el ámbito nacional, no ha avanzado demasiado el sistema que
posibilite la realización de presentaciones electrónicas (a diferencia de lo que sucede, por
ejemplo, en el ámbito de la Prov. de Bs. As. o, incipientemente, en la justicia citadina).
Las presentaciones ante la justicia nacional se realizan, hoy, en soporte papel, y
luego se ha de enviar su réplica electrónica.
Con todo, hay algo por analizar: la situación de las presentaciones de mero trámite.
Comenzamos por recordar que el artículo 118 del Código Procesal Civil y Comercial
de la Nación (CPCC) indica que “para la redacción y presentación de los escritos regirán
las normas del Reglamento para la Justicia Nacional”.
Luego, y tal como lo adelantábamos, no podemos hablar de un sistema de
presentaciones electrónicas propiamente dicho a nivel nacional.
Aunque, el contexto de la acordada 3/2015 de la Corte Suprema contiene alguna
situación digna de análisis.
En tal sentido, su artículo 6 dice textualmente que “a partir del primer día hábil
del mes de mayo de 2015, en el caso de las presentaciones de mero trámite, su ingreso
web eximirá de presentar el original en papel. La oficina judicial deberá dejar constancia
en el expediente”.
O sea, las únicas presentaciones que podrían efectuarse exclusivamente vía
electrónica en el ámbito nacional serían estas (las de mero trámite).
Respecto de este artículo, memorando la letra del artículo 288 del CCyCo. (que
exige la presencia de firma digital para que los instrumentos generados por medios
informáticos puedan considerarse firmados), y por más que pueda sonar paradójico,
parecería que las presentaciones mencionadas por el artículo 6 de la acordada quedarían,
en la economía del CCyCo., dentro del concepto de instrumento particular no firmado
(lo mismo sería aun si consideráramos que estos documentos tienen firma electrónica,
porque el citado art. 288 reclama firma digital).
Puede sonar extraño pero, desde nuestro punto de vista, es la única interpretación
que cabe y así lo hemos resaltado en trabajos anteriores.(14)

(14) Quadri, Gabriel H.: “Escritos de mero trámite presentados por vía electrónica, ¿actos impulsorios?”
- ERREIUS - Temas de Derecho Procesal - junio/2018 - pág. 547 - cita digital IUSDC285883A

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GABRIEL H. QUADRI

O sea, y más claramente, en el ámbito nacional se está permitiendo el impulso


procesal de los procesos judiciales ¡mediante presentaciones que no están firmadas!
Incluso el tema de este tipo de presentaciones ha generado bastante discusión,
luego de un controvertido precedente de la Corte Suprema de Justicia.(15)
Sobre este piso de marcha, vamos al anteproyecto.
El artículo 84 dice que para la redacción y presentación de los escritos regirán
las normas del Reglamento para la Justicia Nacional, agregando -y aquí lo relevante a
los fines de este análisis- que “las presentaciones deberán realizarse electrónicamente,
firmadas por el solicitante o apoderado”.
A fin de analizar el artículo es bueno recordar que, en los procesos, existen dos
formas clásicas de actuación: se interviene por derecho propio (y con patrocinio letrado)
o se interviene mediante un representante (legal o convencional).
En este sentido, dice el artículo 28 del anteproyecto que “toda persona que
intervenga como parte o tercero deberá hacerlo con la asistencia de un abogado apoderado
o patrocinante”.
Cuando se actúa mediante un representante convencional estamos ante el
supuesto del apoderado.
Aquí, según indica el artículo 84, la presentación debería suscribirla el apoderado.
Ahora, ¿qué sucede cuando se actúa con patrocinio letrado?
Pues bien, según parece desprenderse del artículo 84 la presentación solo debería
firmarla el “solicitante” (entendemos por tal al presentante).
Pero ¿y su letrado patrocinante?
La lógica indica que debería ser signada por ambos, a la luz de lo establecido por
el aludido artículo 28, pero en verdad el artículo 84 no lo dice.
Llegado este punto, podríamos decir que, en el caso del apoderado y según la
regla del ya mencionado artículo 84, en sintonía con la del artículo anterior, todas las
presentaciones deberían ser electrónicas y suscriptas por él.
Nos preguntamos si esto comprende también al escrito de promoción de la
demanda.
Según una lectura exegética y literal de la norma, debería ser así; tendríamos,
entonces, la posibilidad de iniciar procesos sin ninguna presencia física, ante las oficinas
tribunalicias, de quien lo instaure.
Ahora tenemos que ver qué sucede si no se actúa mediante un representante
convencional.
En este caso, se proyecta una norma novedosa en el artículo 23.
Este indica que “la designación expresa de un abogado para patrocinar a una
parte o un tercero implica conferirle las facultades para realizar todos los actos del proceso
con excepción de: a) promover y contestar la demanda; b) allanarse a pretensiones
que constituyan objeto de demanda o reconvención; c) transigir o conciliar; d) desistir

(15) “Valtellina Sud América SA s/infracción art. 2.2.14” - CSJN - 28/5/2019 - Cita digital
IUSJU039577E; puede verse el análisis que de este fallo hace Marianela Calabrese Gilardo en “El
exceso ritual manifiesto” - ERREIUS - Temas de Derecho Procesal - octubre/2019 - pág. 915 - cita
digital IUSDC286892, y también el que hacen Gastón E. Bielli y Andrés L. Nizzo en “Un golpe al
expediente electrónico en el Poder Judicial de la Nación” - El Dial DC27D2

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EXPEDIENTE DIGITAL EN EL ANTEPROYECTO DE REFORMA AL CÓDIGO PROCESAL…

del derecho sustancial o del proceso; e) cobrar, percibir y dar recibos. La posibilidad de
realizar los actos antes enunciados deberá autorizarse expresamente”.
O sea, en esos casos en que el artículo 23 autoriza que intervenga solo el
patrocinante, no hará falta la firma del patrocinado.
Sería el caso de las presentaciones de mero trámite, a las que antes hiciéramos
alusión [este instituto ya existe, en el ámbito de la Prov. de Bs. As., donde las
presentaciones de mero trámite las efectúa el patrocinante y con su sola firma, tal como
lo ha determinado el Acuerdo 3886 de la Suprema Corte de Justicia local, mediante el
art. 3, inc. 3), de su Anexo].
Mientras tanto, en los supuestos enumerados por los incisos del artículo 23 (y
en la medida en que no existiera una autorización expresa) deberían efectuarse las
presentaciones (que no se considerarían ya de mero trámite) por los interesados, y con
el patrocinio letrado.
Ahora, lo que el anteproyecto no resuelve es cómo proceder, para efectuar
presentaciones en formato electrónico, en aquellos casos en que sean las partes (o
terceros) quienes deban suscribir los escritos junto con los letrados.
¿Deberá efectuárselas también en formato electrónico o en soporte papel?
Y, en el primer caso, ¿cómo las firmaría el patrocinado?
Amén de lo cual no existen, o al menos no hemos podido encontrar, normas de
excepción que permitan, en algún caso, la realización de presentaciones en soporte
papel.
Por lo demás, y para cerrar este punto, el anteproyecto no dice absolutamente
nada en cuanto a qué tipo de firma habrán de portar los escritos en formato electrónico
(si electrónica o digital).
Desde nuestro punto de vista, y en el ámbito de lo normado por el artículo 288 del
CCyCo, debería -necesariamente- ser firma digital.
Pero el anteproyecto no se ocupa del asunto, lo que genera dudas, las que se
intensifican a poco que se analice el tema de la firma exigida para las resoluciones
judiciales, lo que más adelante analizaremos.
De este modo, la normativa proyectada -en lo que hace a las presentaciones
judiciales- no es para nada clara y deja bastantes temas sin definir.

3.4. Documentos y copias


La cuestión de qué hacer con la documentación, cuando hablamos de expedientes
digitales, es todo un problema.
Porque si el documento está en soporte papel y el expediente no, hay que definir
algún temperamento en tal sentido.
En tal sentido, el artículo 86 del anteproyecto dice que “la documentación se
presentará electrónicamente. Al efecto, los documentos en soporte papel deberán ser
digitalizados por los requirentes. La documentación original que conste en papel se
presentará en caso de ser requerida”.
En realidad -y como se ve- no hay presentación de la documentación sino de una
reproducción digital, digitalización que queda a cargo de sus presentantes.
Ahora, ¿qué sucede con los originales?

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GABRIEL H. QUADRI

Aquí no se ha receptado la figura del letrado depositario (porque no dice quién ha


de conservarla) ni tampoco se establece el temperamento a adoptar para el caso de que
no se la aporte al ser requerida.
Con todo, existe una previsión específica para la prueba documental.
El artículo 220 dice que “las partes acompañarán electrónicamente los documentos
de que intenten valerse en oportunidad de interponer la demanda, su contestación, las
excepciones o la contestación a estas. Si no los tuvieran a su disposición, los individualizarán
indicando su contenido, el lugar, archivo, oficina pública y persona en cuyo poder se
encuentren. Podrán requerir directamente a entidades privadas su remisión, sin necesidad
de previa petición judicial y mediante oficio en el que se transcribirá este artículo, la
respuesta deberá ser remitida directamente al juzgado, con copia del requerimiento.
Quedarán los originales en la sede del juzgado hasta la oportunidad de la audiencia
preliminar, en la cual se dispondrá su devolución en cuanto no hubiere controversia sobre
los mismos o no se requiriere mantener el original en opinión del juez”.
La primera parte de la norma se acomoda a las previsiones de los artículos 83,
84 y 86, estableciendo el formato electrónico para el aporte de la prueba documental.
No podemos sino ser críticos de este temperamento, en tanto violenta un principio
probatorio elemental: el de originalidad de la prueba.
Dicho principio determina que el medio de prueba ofrecido deberá referirse, en lo
posible, a la fuente original e inmediata de la cual se pretende o debe más bien extraer
la representación de los hechos, sea ello por su propia naturaleza o por disposición de
la ley.(16)
Por lo demás, hay algo obvio: si fueran documentos en soporte papel, y mediara
desconocimiento de la firma por parte de la contraria, haría falta proceder al cotejo, y
para ello -por regla- serán necesarios los originales.
Lo mismo si hubiera que analizar el estado material de los documentos en los
términos del artículo 316 del CCyCo.
Ahora, nos encontramos con la última parte de la norma proyectada.
Esta habla de la permanencia de los originales en la sede del juzgado, hasta la
oportunidad allí indicada.
Esta última parte puede interpretarse de dos maneras: a) como una regla general,
que involucra a toda la prueba documental o b) como conectada con la oración anterior
(documental que no estuviera en poder de la parte).
La primera hermenéutica sería una regla saludable: presentados los documentos
en papel (y respetado el principio de originalidad), estos se conservan hasta la audiencia
preliminar, donde se define qué temperamento adoptar a su respecto, dependiendo
-claro está- de la actitud que las partes hubieran asumido a su respecto.
Pero esa interpretación se da de bruces con la primera parte de la norma, porque
en ningún momento se dijo que los documentos debieran ser aportados en original, sino
todo lo contrario.
Con lo cual, la exégesis adecuada parecería ser la segunda.

(16) Kielmanovich, Jorge L.: “Teoría de la prueba y medios probatorios” - 2ª ed. actual. - Ed.
Rubinzal Culzoni Editores - Bs. As. - 2001 - pág. 83

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EXPEDIENTE DIGITAL EN EL ANTEPROYECTO DE REFORMA AL CÓDIGO PROCESAL…

Dejando de lado los procesos de conocimiento, nos preguntamos si en el caso de los


de ejecución o monitorios la regla también sería el aporte de la documental digitalizada.
El artículo 446 habla de la presentación de formularios para la iniciación del
proceso monitorio y del aporte de la documentación; en cuanto a la demanda ejecutiva
no hay normas específicas.
Ante ello nos preguntamos: ¿en estos casos correspondería el aporte solo
electrónico del título?
Creemos que no, porque esta situación violentaría reglas basales, por ejemplo, en
materia de títulos valores.
Con todo ello dicho, y cerrando el punto, consideramos que aquí tampoco la
regulación del anteproyecto ha sido clara.
Desde nuestro punto de vista, la regla en materia de prueba documental debería
ser el aporte en original, con su posterior devolución en el momento en que se considere
que ya no es de estricta necesidad la conservación de los originales en el juzgado
(conservando una copia digital, a sus efectos).
Ello, por supuesto, sin perjuicio de que -para toda otra constancia, distinta de la
prueba documental- sea suficiente la presentación de una copia digitalizada.

3.5. Recepción de las presentaciones


El artículo 89 se refiere al tema, y nos genera bastante perplejidad. Se titula
“Cargo y plazo de gracia” y dice que “al pie de las presentaciones en soporte papel se
dejará constancia de la fecha y hora de su entrega. Las presentaciones electrónicas
podrán ser ingresadas en cualquier día y horario, se tendrán por efectuadas en la fecha
y hora que registre su ingreso al sistema informático; de realizarse en tiempo inhábil, se
computarán presentadas el día y hora hábil siguiente. Se considerarán presentadas en
plazo las presentaciones realizadas el día siguiente hábil al del vencimiento, dentro de
las dos (2) primeras horas del horario establecido por la Corte Suprema de Justicia de la
Nación para el funcionamiento de los tribunales”.
Comenzando con su análisis, no entendemos a qué viene regular el punto
vinculado a las presentaciones en soporte papel, si el artículo 83 ya había sentado la
regla de que todas debían ser electrónicas y, como ya lo dijimos, no hay una norma de
excepción que nos hable de en qué casos se podrían realizar presentaciones en soporte
papel.
Ahora, otro aspecto que genera perplejidad es el mantenimiento del plazo de
gracia.
El tema, en su momento, fue bastante discutido en el ámbito bonaerense, a raíz
de algunas resoluciones dictadas por jueces de primera instancia(17), que le habían
retaceado virtualidad al plazo de gracia.
Pero, allí, las objeciones eran justificadas porque el desconocimiento del plazo de
gracia implicaba ir en contra de la legislación vigente.

(17) “Tripailaf, Oscar A. c/Gómez, Nora s/medianería” - JCiv. y Com. N° 8 Bahía Blanca - 4/7/2018
- cita digital IUSJU037637E

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GABRIEL H. QUADRI

A la cuestión nos hemos referido en otro lugar.(18)


Ahora, sucede que cuando se trata de presentaciones electrónicas, si estas
pueden efectuarse en cualquier día y horario, no tiene ningún sentido mantener el plazo
de gracia, porque las razones mismas que -en su momento- llevaron a consagrarlo (es
decir, la imposibilidad de aprovechar todo el día en que vencía el plazo respectivo) han
desaparecido.
En tal sentido, y para historiar la cuestión del plazo de gracia, Palacio nos
recordaba el artículo 45, del Reglamento para la Justicia Nacional, que autorizaba a
los secretarios judiciales y, en su defecto, a los escribanos públicos de registro para
suscribir los correspondientes a “los escritos presentados fuera de hora”, es decir, al
margen del horario establecido para el funcionamiento de los tribunales; sin embargo,
dice el autor, aquella disposición reglamentaria debería considerarse derogada, en el
ámbito procesal civil y comercial, por el artículo 124, CPCC.(19)
Mientras tanto, en la Provincia de Buenos Aires existía una institución similar:
el llamado “cargo de urgencia”, luego reemplazado por el artículo 124 del CPCCBA.(20)
Es bueno recordar, ahora, el artículo 6 del CCyCo.: “Día es el intervalo que corre
de medianoche a medianoche. En los plazos fijados en días, a contar de uno determinado,
queda este excluido del cómputo, el cual debe empezar al siguiente. Los plazos de meses
o años se computan de fecha a fecha. Cuando en el mes del vencimiento no hubiera día
equivalente al inicial del cómputo, se entiende que el plazo expira el último día de ese mes.
Los plazos vencen a la hora veinticuatro del día del vencimiento respectivo. El cómputo
civil de los plazos es de días completos y continuos, y no se excluyen los días inhábiles
o no laborables. En los plazos fijados en horas, a contar desde una hora determinada,
queda esta excluida del cómputo, el cual debe empezar desde la hora siguiente. Las leyes
o las partes pueden disponer que el cómputo se efectúe de otro modo”.
Entonces, los plazos vencen a la hora veinticuatro del día del vencimiento, pero
ocurre que -a esa hora- los tribunales suelen no funcionar.
Entonces, el plazo de gracia es una institución que apunta a suplir los inconve-
nientes que se les podrían presentar a las partes como consecuencia del hecho de que
los órganos jurisdiccionales no se encuentran permanentemente en funcionamiento.(21)
Ahora, ¿qué sentido tiene el mantenimiento de este “plazo de gracia” si ya no se
diera el supuesto que lo justifica?
No olvidemos que los plazos son perentorios; entonces, si venció y no había ningún
obstáculo para la presentación del escrito (porque el sistema permanece funcionando
las veinticuatro horas), ¿a qué viene la pervivencia del plazo de gracia?

(18) Quadri, Gabriel H.: “Sistematicidad y proceso electrónico (algunas soluciones mendocinas)” -
ERREIUS - Suplemento Especial. Derecho Procesal Electrónico - diciembre/2018 - pág. 117 - Cita
digital IUSDC286272A
(19) Palacio, Lino E.: “Derecho procesal civil” - 4ª ed. - Ed. AbeledoPerrot - 2017 - T. II - N° 418
(20) Morello, Augusto M.; Sosa, Gualberto L. y Berizonce, Roberto O.: “Códigos Procesales en lo
Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires y de la Nación comentados y anotados” - 3ª ed.
- LEP - Ed. AbeledoPerrot - Bs. As. - 2015 - T. 3 - párr. 305
(21) Nuestro comentario al art. 124 del CPCC en AA.VV. Código Procesal Civil y Comercial
de la Nación, comentado, concordado con los Códigos Procesales de las provincias argentinas y
anotado con jurisprudencia de todo el país, López Mesa, Marcelo J. (Dir.) - Rosales Cuello, Ramiro
(Coord.) - LL - 2012

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EXPEDIENTE DIGITAL EN EL ANTEPROYECTO DE REFORMA AL CÓDIGO PROCESAL…

Parecería, entonces, una injustificada -e indebida- forma de ampliación de los


plazos.
Ya en otros trabajos adelantábamos que nos parecía innecesario mantenerlo.(22)
Cerramos advirtiendo una última cosa: cuando se trata de presentaciones
electrónicas, y a diferencia de lo que acontecía en el cargo de los escritos papelizados, la
constancia que deja el sistema en cuanto al ingreso deja ya de ingresar en la categoría
de instrumento público por el hecho de no contar con la firma del oficial público que lo
autoriza no dándose entonces los requisitos del artículo 290 del CCyCo. y diluyéndose
la eficacia probatoria de la que dota a estos instrumentos el artículo 296 del CCyCo.(23)
Se tratará, desde ahora, de un instrumento particular sin firma, una constancia
del sistema que, en ciertos casos, podría intentar cuestionarse, y sin acudir a la
redargución de falsedad, como se exigía anteriormente.(24)

3.6. Consulta de expedientes


Del tema se ocupa el artículo 82, indicando que “las actuaciones judiciales podrán
ser consultadas excepto que sean de carácter reservado, en cuyo caso solo podrán serlo
por las partes, sus abogados y los expresamente autorizados, lo cual será resuelto en
forma fundada por el juez”.
El tema del acceso a la información judicial es ciertamente complejo, y creemos
que su estudio profundizado trasciende los límites de este trabajo.
Es que, aun cuando no se trate de expedientes reservados, muchas actuaciones
judiciales pueden contener información sensible, en los términos del artículo 2 de la
ley 25326, y que, con semejante amplitud, podría ser fácilmente recolectada (art. 7, ley
citada).
Sería interesante abundar en el asunto, pero -insistimos- este trabajo se limita al
análisis exegético del anteproyecto.
Solo diremos, para tener algún parámetro de confronte, que en las Reglas de Heredia
(recomendaciones aprobadas durante el Seminario Internet y Sistema Judicial realizado
en la ciudad de Heredia -Costa Rica-, los días 8 y 9/7/2003, con la participación de
poderes judiciales, organizaciones de la sociedad civil y académicos de Argentina, Brasil,
Canadá, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, México, República Dominicana y
Uruguay) se dejó señalado que “la finalidad de la difusión en internet de la información
procesal será garantizar el inmediato acceso de las partes o quienes tengan un interés
legítimo en la causa, a sus movimientos, citaciones o notificaciones”.
En verdad, y a fuerza de ser sinceros, el acceso a los expedientes nunca fue
público.

(22) Quadri, Gabriel H.: “Los escritos electrónicos en la Provincia de Buenos Aires (insistiendo en
la cuestión de su firma)” - elDial.com - Suplemento Especial Expediente electrónico
(23) Sobre el cargo electrónico, y con alguna diversidad de matices respecto de lo que aquí hemos
expuesto, puede verse Bielli, Gastón E. y Nizzo, Andrés: “Análisis de la presentación electrónica y
su relación con el cargo electrónico en el Poder Judicial de la Provincia de buenos Aires” - elDial.
com - 20/4/2017 - cita digital DC22E6
(24) “Banco Río de la Plata c. González, Hugo A.” - CNApel. Civ. - Sala H - 9/9/1997 - LL 1998-B,
689 - DJ 1998-2, 194, entre muchos otros en el mismo sentido

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Así, por ejemplo, el Reglamento para la Justicia Nacional estableció, en su artículo


63, que podrían revisar los expedientes: “a) Las partes, sus abogados, apoderados,
representantes legales, y los peritos designados en el juicio. Los representantes de la
Nación, las provincias, las municipalidades y reparticiones autárquicas podrán autorizar
a un empleado suyo para que revise los expedientes en que aquellas sean parte; b)
cualquier abogado, escribano o procurador, aunque no intervenga en el juicio, siempre que
justifique su calidad de tal cuando no fuese conocida; c) los periodistas, con motivo del
fallo definitivo de la causa”.
Normas análogas encontramos en muchos lugares.
Pero, ahora, a la información puede accederse (mediante los servicios de mesas
virtuales o análogos) de manera casi irrestricta y, hasta en algunos casos, sin siquiera
cerciorarse de que sea un humano (y no un bot) quien lo esté haciendo.
De este modo, quizás sea bueno repensar la cuestión del acceso irrestricto a la
información obrante en expedientes judiciales, más aún cuando -ahora- toda ella va a
quedar digitalizada y fácilmente disponible.

3.7. Domicilios y notificaciones electrónicas


Sabemos que la cuestión de las notificaciones electrónicas fue la que más difusión
tuvo a nivel justicia nacional.
Básicamente, el tema estuvo regulado mediante diversas acordadas de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación.(25)
Pasando a la norma proyectada, aquí hay algunas cuestiones a tener en cuenta.
El artículo 30 del anteproyecto determina que “las partes deberán denunciar su
domicilio real y el electrónico del abogado que las asista o represente. Ambos requisitos
se cumplirán en la primera actividad procesal, ya sea presentación escrita o en audiencia.
Ante la falta de denuncia de domicilio electrónico, las sucesivas resoluciones se tendrán
por notificadas en forma automática”.
O sea, desaparece -ahora formalmente- el domicilio constituido físico.
Solo quedan el real y el electrónico.
A su vez, el artículo 31 sienta el principio de subsistencia de los domicilios
mientras no se constituyan o denuncien otros.
Vamos, ahora, a las formas de notificación.
Nos interesa, por el momento, referirnos a dos: a) la notificación automática (es
decir, aquella que se produce en determinados días, salvo que se cumplan los recaudos
que la ley establece para enervarla), y b) la notificación por cédula.
En el primer caso, como sabemos, la regla (art. 133, CPCC) indicaba que salvo
los casos en que procede la notificación por cédula y sin perjuicio de lo dispuesto en el
artículo 134, las resoluciones judiciales quedarán notificadas en todas las instancias
los días martes y viernes. Si uno de ellos fuere feriado, la notificación tendrá lugar el
siguiente día de nota. Y no se consideraría cumplida tal notificación: 1. si el expediente
no se encontrare en el tribunal; 2. si hallándose en él, no se exhibiere a quien lo solicita

(25) Bielli, Gastón E. y Nizzo, Andrés L.: “Derecho procesal informático” - LL - Bs. As. - 2017 - Cap.
XV - pto. 15.1 y ss.

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EXPEDIENTE DIGITAL EN EL ANTEPROYECTO DE REFORMA AL CÓDIGO PROCESAL…

y se hiciera constar tal circunstancia en el libro de asistencia por las personas indicadas
en el artículo siguiente, que deberá llevarse a ese efecto.
Luego apareció la llamada nota electrónica [Ac. (CSJN) 8/2012 y 3/2015].
Bielli y Nizzo nos explican su funcionamiento.(26)
Aquí el profesional debe entrar todos los martes y viernes (días de notas) al
aplicativo “Sistema de consultas web” del sistema de gestión judicial. Una vez dentro de
este procederá a realizar la búsqueda de la causa a seleccionar con el objeto de verificar
si aquella se encuentra en letra o no. De no estar en letra, visualizará como habilitado
el botón “dejar nota”. Se procede a hacer clic en él y surgirá una ventana preguntando
si confirma la acción. Se hace clic en “aceptar” y automáticamente el sistema deja
asentada una constancia donde se establece que se ha dejado nota electrónica en esas
actuaciones.
Vamos al anteproyecto.
En verdad, la redacción de las Bases podía vaticinar que esta forma de notificación
sería suprimida; se decía en las Bases que “a partir del sistema de notificaciones
electrónicas pierde sentido -salvo casos excepcionales- la notificación ministerio legis;
todas las notificaciones pueden realizarse por cédula electrónica. Ello resulta más rápido
que la notificación por ministerio de la ley y más certero”.No obstante ello, la notificación
ministerio legis se conservó.
El artículo proyectado mantiene la primera parte de la norma que contiene el
artículo 133 del CPCC, pero ahora, para enervar la notificación, debe darse otro supuesto:
que “el expediente electrónico no estuviere disponible para la consulta en línea”.
La solución es lógica pues, si se despapeliza, ya no importa la disponibilidad para
la consulta en secretaría, sino lo que interesa es la posibilidad de acceso vía electrónica.
Pero el anteproyecto no dice nada en cuanto a la forma de acreditar la indispo-
nibilidad, ni tampoco en relación con cuál debería ser la extensión de dicha indisponibilidad
para enervar la notificación automática pues puede suceder, perfectamente, que el
expediente no esté disponible para su consulta en línea solo una parte del día en que se
produce el anoticiamiento.
El problema es que la regulación propuesta es ontológicamente distinta de la
existente ahora, porque en el CPCC se requiere una actitud específica del sujeto que
desea enervar la notificación (el dejar la constancia), mientras que en el anteproyecto
basta la mera indisponibilidad.
De lo otro que debemos ocuparnos es de la notificación por cédula.
El artículo 94 se refiere a las notificaciones al domicilio electrónico, indicando que
deben notificarse de oficio a dicho domicilio solo las siguientes resoluciones:

“a) el traslado de la demanda cuando se hubiere constituido domicilio electrónico;


b) el traslado de la reconvención y de la contestación de la demanda;
c) la que dispone correr traslado de las excepciones;
d) la que fije la celebración de una audiencia;

(26) Bielli, Gastón E. y Nizzo, Andrés L.: “Derecho procesal informático” - LL - Bs. As. - 2017 - pto.
14.7.3

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GABRIEL H. QUADRI

e) las que se dicten con posterioridad a la finalización de la audiencia de


vista de causa;
f) las que ordenan intimaciones o apercibimientos, hacen saber medidas
cautelares, su modificación o levantamiento, dispongan la reanudación
de plazos suspendidos por tiempo indeterminado o apliquen sanciones
disciplinarias;
g) la primera resolución que se dicte luego de haberse hallado inactivo el
proceso por más de seis (6) meses;
h) cuando se reanuden plazos suspendidos por tiempo indeterminado;
i) la que dispone el traslado de una liquidación o de su impugnación;
j) la que ordena el traslado del pedido de levantamiento de embargo sin
tercería;
k) las que se dicten como consecuencia de un acto procesal realizado antes
de la oportunidad que la ley señala para su cumplimiento;
l) las sentencias definitivas, las interlocutorias y sus aclaratorias excepto las
que se dicten en audiencia;
m) la que deniega el recurso extraordinario;
n) la providencia que hace saber el juez o tribunal que va a conocer en caso
de recusación, excusación o admisión de la excepción de incompetencia;
ñ) la que dispone el traslado del pedido de caducidad de la instancia;
o) las dirigidas a los Ministerios Públicos de todas las instancias y a los
representantes del Fisco;
p) las demás resoluciones mencionadas en la ley o las que determine el juez
por resolución fundada.
Quedan exceptuadas de esta notificación las decisiones dictadas en
audiencia para quienes estuvieron presentes o debieron estarlo, que se
consideran notificadas en ese acto”.

Completando el panorama, el artículo 95 nos habla de las notificaciones papelizadas


y estas solo se llevarán a cabo en los siguientes casos: “a) la primera notificación con
respecto al sujeto a notificar; b) la citación de terceros y de aquellas personas que no han
sido tenidas como partes”.
Nos parece razonable que se limite, de esta manera, la notificación en soporte
papel únicamente al acto que convoca al sujeto a intervenir en el proceso.
Cabe también destacar una cosa: en el caso del artículo 95 no se establece que
dichas notificaciones deban ser llevadas a cabo en forma oficiosa, como sí sucede con
el artículo 94.
Luego de ello (es decir del llamado al proceso), cobra virtualidad el imperativo del
artículo 30, y entonces todo anoticiamiento se ha de direccionar al domicilio electrónico,
salvo que no se lo hubiera constituido, con lo cual se cae -ineludiblemente- en el ámbito
de las notificaciones automáticas.
Cabe también señalar que el artículo 98 se refiere a los requisitos de los
instrumentos notificadores, mientras que el artículo 99 se ocupa de su elaboración.

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EXPEDIENTE DIGITAL EN EL ANTEPROYECTO DE REFORMA AL CÓDIGO PROCESAL…

Este último indica que “las notificaciones serán confeccionadas con apoyo
del sistema informático y firmadas por funcionario judicial o, excepcionalmente, por el
abogado de la parte que tenga interés en ella, por el síndico, tutor, curador, notario, perito
o martillero. El juez podrá ordenar que el funcionario del juzgado suscriba los instrumentos
de notificación por razones de urgencia o por el objeto de la providencia”.
Más allá de nuestra total discrepancia relativa a la intervención humana en los
actos de comunicación (tema que ya abordaremos más adelante) hay algo para hacer
notar.
No queda claro cómo juega la norma en el contexto de los artículos 94 y 95, porque
el artículo coloca su suscripción en cabeza del funcionario judicial y, excepcionalmente,
dice que podría hacerlo el abogado.
Dicha dualidad carece, al menos en la forma en que está redactado el artículo, de
un propósito claro.
Por lo demás, no entendemos tampoco a qué viene la cuestión de la orden del juez
en que sea el funcionario del juzgado el que suscriba la notificación cuando, salvo los
casos del artículo 95, esto es la regla (notificación de oficio).
Con lo cual, en este aspecto, tampoco la regulación es demasiado específica.
Y todavía queda algo más por analizar: la desaparición de la notificación personal.
Veamos cómo está regulada la cuestión en el CPCC.
El artículo 142 indica que “la notificación personal se practicará firmando el
interesado en el expediente, al pie de la diligencia extendida por el prosecretario admi-
nistrativo o jefe de despacho”.
Este se complementa con el artículo 143: “En oportunidad de examinar el
expediente, el litigante que actuare sin representación o el profesional que interviniera
en el proceso como apoderado, estarán obligados a notificarse expresamente de las
resoluciones mencionadas en el artículo 135. Si no lo hicieran, previo requerimiento que les
formulará el prosecretario administrativo o jefe de despacho, o si el interesado no supiere
o no pudiere firmar, valdrá como notificación la atestación acerca de tales circunstancias
y la firma de dicho empleado y la del secretario”.
Esta modalidad, como lo decíamos, desaparece en el anteproyecto (aunque en
varios de sus artículos se la sigue mencionando).
No creemos que sea una buena opción.
Es que si el expediente (ahora electrónico) fuera examinado por las partes o sus
letrados, cosa que el sistema puede detectar de manera harto sencilla, parece razonable
que se los tenga por notificados de los actos procesales pertinentes.
Incluso, es muy simple saber si determinado usuario visualizó, o no, un trámite
puntual y generar el pertinente reporte.
Entonces, si se cumplió la finalidad del anoticiamiento (porque la parte o su
letrado ingresaron al expediente), no se justifica que, aun así, tenga que enviársele
una notificación electrónica, y mucho menos que se difiera el momento de toma de
conocimiento para un momento ulterior.
Además, elementales razones de buena fe y lealtad procesal refuerzan la solución
que venimos mencionando.

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GABRIEL H. QUADRI

Por ello, pensamos que es una equivocación el pretender eliminar las reglas
vinculadas con la notificación personal y que lo correcto hubiera sido adaptarlas al
nuevo contexto digitalizado.

3.8. Oficios
El artículo 91 dice que “toda comunicación dirigida a jueces o entidades públicas o
privadas se hará mediante oficio electrónico, en la medida que sea posible”.
La mayor problemática en el punto no es tanto la emisión, sino la forma de envío
y recepción de los oficios emitidos en formato electrónico.
Con lo cual, es probable que la última parte de la norma (“en la medida que sea
posible”) termine relativizando o hasta suplantando la regla.
Ahora, la pregunta es: ¿qué hacer cuando se trabaje con comunicaciones emitidas
y respondidas en formato papel?
Porque si el expediente es electrónico, obviamente no se las podrá glosar: no
habrá a donde agregarlas. Habrá que digitalizarlas. Pero el anteproyecto no indica qué
hacer ni cómo proceder ante estas situaciones.
Otra omisión que, salvo que estemos interpretando mal, contiene la nueva
regulación.

3.9. Audiencias y cuestiones probatorias


Mencionaremos, primero, qué es lo que el anteproyecto contempla, para luego
enfocarnos en sus omisiones.
En cuanto a las audiencias, estas serán videograbadas y no podrán transcribirse
[art. 90, inc. a)]; la videograbación se incorporará al expediente electrónico y quedará a
disposición de las partes [art. 90, inc. b)].
La videograbación rige también para las audiencias preliminar (art. 426) y de
vista de causa (art. 428) salvo lo relativo a las actuaciones tendientes a la conciliación o
las que el juez estime que no deben registrarse.
En materia de prueba testimonial, para el caso de que el deponente se domiciliara
fuera de la jurisdicción, se contempla la declaración, el día de la vista de causa, por
medio de videoconferencia (art. 270).
Por lo demás, y en cuanto al reconocimiento judicial, se prevé la videograbación
del acto (art. 295).
Todo lo dicho nos parece sumamente provechoso, pues implica una clara
modernización de la forma de documentación de ciertos actos del proceso.(27)
Ahora, si esto es lo que tiene el anteproyecto, no podemos dejar de resaltar las
que, a nuestro modo de ver, configuran omisiones.
No hay ninguna previsión específica relativa al ofrecimiento de documentos
electrónicos y cómo trabajar con estos.
Absolutamente nada.

(27) Sobre el tema puede verse Vaninetti, Hugo A.: “La videograbación de las audiencias de vista
de causa. Su importancia. La inmediación atenuada y limitada” - DT abril/2019, 845 - LLBA
mayo/2019, 5 - LL - cita digital AR/DOC/716/2019

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EXPEDIENTE DIGITAL EN EL ANTEPROYECTO DE REFORMA AL CÓDIGO PROCESAL…

Ciertamente podrá replicársenos que ello resultaría innecesario y que podrían


aplicarse las normas generales.
Pero, desde nuestro punto de vista, la singularidad de estos tipos documentales
necesita de una regulación específica, que permita contar con pautas claras -y
específicas- acerca de cómo proceder en cuanto a la conservación, preservación en el
juzgado, adveración e impugnación.
El anteproyecto guarda silencio: las normas sobre “prueba documental” (arts.
220 a 228) reproducen, casi literalmente, las del ordenamiento que viene a sustituir
(CPCC), solo incorporando una mención al aporte “electrónico” de la documental,
cuando en verdad son muchísimas las cuestiones que se han de definir y sería deseable
que la ley procesal lo hiciera, para posibilitar el litigio en condiciones de orden, certeza
y previsibilidad.
Incluso creemos que, con tal omisión, se desatendió lo propuesto en las Bases
para la reforma, donde se había prometido que “el anteproyecto regulará las condiciones
que determinen el valor probatorio del documento electrónico y de la prueba documental
resultante de las nuevas tecnologías (TIC), así como los requisitos que aseguren su
fidelidad e inalterabilidad”.

3.10. Resoluciones judiciales


Aquí podemos destacar lo que, desde nuestro punto de vista, configura una
imprecisión importante en el anteproyecto, quizás la más llamativa.
Es que, siguiendo la pauta del artículo 83, se establece el formato electrónico para
las resoluciones judiciales, pero a la hora de referirse a la firma de quien las emite, los
artículos 296, 297 y 299 nos hablan de “firma electrónica o digital” como si fueran lo
mismo.
Bien sabemos que no lo es.
E igualmente sabemos que la firma electrónica no goza del mismo nivel que la firma
digital, en cuanto a seguridad y, fundamentalmente, en lo que hace a las presunciones
que de ella emanan.
Por lo demás, el artículo 288 del CCyCo. solo posibilitaría la firma digital, lo que
ya ha generado más de una controversia interpretativa.(28)
Frente a todo ello, nos cuesta comprender por qué el anteproyecto, en una cuestión
tan trascendente y sensible, ha avanzado en este sentido, posibilitando que documentos
de la importancia de una sentencia judicial sean suscriptos mediante firma electrónica.
Insistimos: el anteproyecto es asistémico y contraviene la pauta del artículo 288
del CCyCo., que ya no menciona la posibilidad de firmar electrónicamente un documento.
Y esto cobra más importancia cuando ese documento es ni más ni menos que una
sentencia judicial.

(28) El punto lo analizamos en Quadri, Gabriel H.: “Expediente digital en la Provincia de Buenos
Aires. El problema de las resoluciones judiciales” - LLBA - agosto/2018 - LL AR/DOC/1498/2018;
con una óptica diversa, Ordóñez, Carlos J.: “Problemas interpretativos derivados del uso de
firma electrónica en el poder judicial. ¿Validez o ineficacia de los actos procesales signados en
consecuencia?” - ERREIUS - Temas de Derecho Procesal - octubre/2018 - pág. 971- cita digital
IUSDC286160A

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GABRIEL H. QUADRI

Por lo demás, entendemos que aquí también el anteproyecto se aparta de las


Bases, que hablaban de “firma digital” de las sentencias.

3.11. Algunas cuestiones recursivas


Sabemos que hoy en día, cuando se trata de temas recursivos, el expediente suele
desplazarse físicamente por tribunales de las diversas instancias, e incluso dentro de los
mismos tribunales, cuando se trata de colegiados.
Pero como el expediente electrónico carece de materialidad, hay que prever las
nuevas formas de trabajo.(29)
Es así como, en materia de apelación, el concepto actual de elevación se trastoca
y ahora nos hallamos con la radicación electrónica de las actuaciones (art. 333,
anteproyecto).
El sorteo del orden de estudio y votación pasa a ser electrónico (art. 338). Aunque
ya no existe una norma como la actualmente vigente (art. 270, CPCC) relativa al estudio
individual del expediente, se mantiene la idea de orden de estudio, cuando debería ser
solo de votación, pues el estudio del expediente digital puede ser simultáneo. Esto incluso
podría impactar en la fijación de los plazos decisorios para los tribunales colegiados.
Para la interposición de la queja (art. 341, anteproyecto, para el recurso ordinario,
y art. 366 en el ámbito del recurso federal) se sigue hablando de la necesidad de adjuntar
copias, no quedando en claro cuál es su sentido, en el contexto de un expediente
digitalizado. Con todo, lo atinente al recurso federal (art. 366) puede ser razonable
porque puede ocurrir que este se haya interpuesto respecto de sentencias dictadas por
órganos jurisdiccionales locales, donde las actuaciones no tramiten en forma digital.

3.12. Subasta electrónica


Con el anteproyecto, llegaría la subasta electrónica al ámbito nacional, que
anteriormente no estaba contemplada.
Las Bases para la reforma habían indicado que “han sido señaladas las ventajas
que presenta la subasta electrónica respecto de la subasta tradicional, sustancialmente
referidas a una mayor transparencia y seguridad, evitando interferencias externas antes
y durante el remate. Se considera conveniente que la subasta electrónica sea establecida
por la ley procesal, y que la misma integre el título del proceso ejecutivo, al que remitirá el
proceso de ejecución de sentencia”.
Vamos a la normativa proyectada.
Su artículo 548 indica que “cualquiera sea la naturaleza de los bienes a liquidar,
la subasta será electrónica, salvo que el juez disponga lo contrario en forma fundada
tratándose de bienes muebles. La subasta electrónica es un proceso interactivo de
búsqueda de precio, mediante la puja simultánea entre distintos postores, realizada a

(29) El tema ya ha sido detectado por doctrina y jurisprudencia. Al respecto puede verse Carrasco,
Yamila: “Queja por recurso denegado en el Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de
Buenos Aires, concordado con el Código Procesal Civil y Comercial de la Nación” - ERREIUS
- Temas de Derecho Procesal - octubre/2017 - pág. 187 - cita digital IUSDC285460A; en el foro
judicial: “Tesón, Julio Daniel c/Municipalidad de Necochea s/legajo de apelación” - CApel. Cont.
Adm. Mar del Plata - 24/9/2018

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EXPEDIENTE DIGITAL EN EL ANTEPROYECTO DE REFORMA AL CÓDIGO PROCESAL…

través de internet, mediante un programa automatizado con condiciones de seguridad,


con transmisión y procesamiento de información por medios electrónicos de comunicación,
en las condiciones que fije la Corte Suprema de Justicia De La Nación. Deberá indicarse
en los edictos y, en su caso, en la propaganda. La Corte Suprema de Justicia De La
Nación reglamentará la subasta prevista en este artículo. Establecerá los criterios
y procedimientos para la inscripción del público en un registro de postores que estará
abierto de forma permanente. Garantizará la seriedad y eficacia de la subasta, así como
la sencillez y economía de recursos. Se podrá exigir el empleo de firma electrónica o digital
para validar las ofertas realizadas y/o para la suscripción del boleto de compraventa.
Cuando la naturaleza o significación económica del bien a subastar lo ameriten, por
resolución fundada, se podrá disponer como condición para ofertar que el postor deposite
previamente en garantía hasta el cinco por ciento (5%) del valor de la base o una suma
razonable, fijada por el juez, cuando no hubiere base. Cuando la subasta fuere de bienes
registrables, el depósito previo en garantía tendrá carácter obligatorio. Los depósitos de
quienes no resultaren ganadores se reintegrarán de manera inmediata. Dichos fondos no
podrán ser gravados por impuesto o tasa alguna”.
A su vez, el artículo 549 determina que “la subasta electrónica permitirá realizar
las ofertas por un plazo de diez (10) días. Se publicitará el día y hora de finalización de ese
plazo. Durante ese período, se recibirán las ofertas, las que serán públicas para permitir
la puja permanente, adjudicándose el bien al postor que hubiera efectuado la oferta
más alta. Serán públicas la totalidad de las ofertas realizadas durante el período de la
subasta, indicando monto, día y hora de su efectivización. Los bienes, tanto muebles como
inmuebles, serán adjudicados al mejor postor que supere la base fijada judicialmente. En
caso de no haberse fijado base y cuando la importancia del bien lo amerite, el juez podrá
fijar un precio de reserva por debajo del cual no se adjudicará el bien. Se permitirá el
empleo de medios de pago electrónicos o la transferencia electrónica de fondos, tanto para
integrar la garantía referida en este artículo como para abonar la postura que resultare
ganadora de la subasta”.
O sea, la regla pasa a ser la subasta electrónica, lo cual nos parece correcto.
Y se deja la estructuración del sistema en manos de la Corte Suprema, lo cual
también consideramos adecuado, en la medida en que el Código Procesal siente las
directrices más relevantes.
Desde ya, nos parece inadecuada la referencia el empleo de firma electrónica o
digital para llevar a cabo actos tales como la suscripción del boleto de compraventa.

3.13. Normas transitorias


Aparecen contenidas entre los artículos 662 y 666.
El primero de ellos dice que “las normas procesales referidas en este Código son de
aplicación para el expediente electrónico, previendo las disposiciones que a continuación
se indican para el supuesto de aplicación para el expediente en soporte papel en lo que no
fuere exclusivamente electrónico, en el período de transición”.
Esto es de toda lógica pues, al entrar en vigencia el nuevo ordenamiento, habría
que definir qué hacer con los expedientes anteriores, que quedan papelizados.
Ahora la regulación que sigue se perfila insuficiente para cumplir ese cometido,
pues solo hay normas de transición relativas a la comunicación con otros organismos
(663), los recursos (664 y 665) y el diligenciamiento de cédulas papel (666).

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GABRIEL H. QUADRI

IV - …Y LA AUTOMATIZACIÓN OLVIDADA

4.1. La verdadera disrupción


Según ha remarcado Granero, implementar un expediente digital no consiste
-meramente- en digitalizar expedientes; el desafío es cambiar la mentalidad, es
comprender la importancia de “ser digital”, pensar en digital y las cosas que ello facilita
y no “pensar analógico”, que es volcar a binario lo que hoy está en papel.
Agregando en ese sentido que importar mecánicamente los principios clásicos del
proceso de papel para el proceso electrónico, parece absolutamente inadecuado y lleva
a desperdiciar una oportunidad única de mejorar el servicio de justicia, posibilidad que
nos brindan las nuevas tecnologías.(30)
Corvalán señala algo similar, en el ámbito de la administración pública pero
en conceptos que aplican totalmente al proceso judicial, al decir que ya no alcanza
solamente con “aplicar” las nuevas tecnologías a los problemas existentes o de mejorar
sistemas informáticos para “hacer lo mismo” pero con más tecnología. Por el contrario,
se trata de repensar o redefinir nuevas estrategias y formas de entender la relación entre
la sociedad y la tecnología; nuevos tipos de especialización en el ámbito social que se
asocien a actividades de ciencia e innovación.(31)
Como se ha dicho, a la idea que se avanza en este sentido es que la transformación
de la justicia tradicional, gracias al uso de la tecnología y de internet, permitiría
“repensar” el propio proceso judicial, evitando “replicar” al ámbito de lo digital, sin antes
evaluar si sería posible prescindir en un futuro de ciertos elementos que pueden resultar
superfluos y que, sin embargo, pueden incidir en la lentitud de la justicia. A simple
vista, en un ámbito esencialmente formalista como es el judicial, el nuevo escenario
propiciado por la ciberjusticia sería el óptimo para que la innovación tecnológica se vea
acompañada de una reflexión más profunda a este nivel.(32)
Desde nuestra perspectiva los problemas que, aun luego de la llegada de las
nuevas tecnologías, subsisten en nuestra administración de justicia obedecen a una
razón muy evidente: el desaprovechamiento de gran parte del potencial de las tecnologías
de la información y la comunicación.
Meditando sobre el asunto, nos parece que sería interesante repensar el problema.
Es que, en los últimos tiempos, se está poniendo el foco en el expediente digital,
como si esto fuera el paradigma de la innovación y la panacea para todos los males
burocráticos de nuestros procedimientos.
O sea, la idea es digitalizar las actuaciones y despapelizar.
Como si el problema fuera únicamente el soporte papel.

(30) Granero, Horacio R., en Camps, Carlos E. (dir.): “Tratado de derecho procesal electrónico” -
Ed. AbeledoPerrot - Bs. As. - 2016 - T. II - pág. 5
(31) Corvalán, Juan G.: “Hacia una administración pública 4.0: digital y basada en inteligencia
artificial. Decreto de `tramitación digital completa´” - LL 2018-D, 917
(32) Benyekhlef, Karim y Duaso Calés, Rosario: “Innovación tecnológica, derechos y ciberjusticia”,
en AA.VV., Legaltech. La transformación digital de la abogacía, Moisés Barrio, Andrés (dir.) -
Wolters Kluwer - Madrid - 2019 - E-book - cap. 25

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EXPEDIENTE DIGITAL EN EL ANTEPROYECTO DE REFORMA AL CÓDIGO PROCESAL…

De este modo, y al trabajar así, se trasladan a lo digital las mismas técnicas,


institutos, procedimientos, métodos y rutinas de trabajo propios del soporte papel,
importando soluciones pensadas y diseñadas para operar en el ámbito papelizado.
A nadie se le ocurriría, por ejemplo, pensar en un sobre para el e-mail, sencillamente
porque el sobre está concebido para la comunicación epistolar.
Aquí es más o menos lo mismo.
Desde nuestro punto de vista, lo esencial es pensar cómo hacemos para infor-
matizar el proceso y no solamente cómo hacemos para digitalizar el expediente.
La nueva reforma que se ha dado en Portugal (DL 97/2019 - 26/7/2019) lo dice
claramente: “Los procedimientos judiciales se convierten así en un proceso electrónico real,
basado no solo en documentos electrónicos, sino también (y cada vez más) en información
estructurada contenida en un sistema de información efectivo que realiza automáticamente
un cuerpo de información cada vez mayor de tareas. De esta manera, busca liberar a los
magistrados y funcionarios judiciales de tareas innecesarias, preparando el sistema para
la evolución tecnológica que caracteriza a la sociedad actual”.
Ese es, desde nuestro punto de vista, el verdadero cambio del paradigma.
Las palabras más gráficas las hemos leído de Raúl Farías, quien nos marcaba la
necesidad de que el expediente electrónico evolucione hacia el expediente inteligente.(33)

4.2. Automatización
Al tema nos hemos referido ya en otro lugar.(34)
Decíamos entonces que cuando pensamos en la automatización de los actos
procesales nos estamos refiriendo a actos producidos sin necesidad de la intervención
directa humana; es decir, a partir de sistemas que pueden funcionar (en todo o en parte)
por sí solos para el desarrollo de determinadas tareas.
Ciertamente, estos sistemas desarrollan las tareas aludidas cumpliendo deter-
minadas instrucciones que al efecto se les imparten.
Para ir afinando la exposición, podemos empezar señalando que, como lo indica
Corvalán, se llama automatización a los sistemas de inteligencia artificial menos
sofisticados o menos complejos, desde el punto de vista de la programación (por ejemplo,
cuando entrenamos un sistema para que cuente plazos procesales). Otros sistemas
más complejos utilizan aprendizaje automático para detectar patrones relevantes y,
sobre esa base, tomar una decisión o elaborar una predicción. Y, por último, están los
sistemas de inteligencia artificial más sofisticados que usan redes neuronales y pueden
autoaprender, incluso, sin supervisión humana.(35)

(33) Farías, Raúl A.: “Documentos digitales. Hacia el expediente inteligente” - Sup. Esp. Legal Tech
II - noviembre/2019 - pág. 31 - cita digital AR/DOC/3572/2019
(34) Quadri, Gabriel H.: “Automatización en el proceso judicial: un punto de partida” en AA.VV,
Oralidad civil efectiva en Argentina, Héctor Mario Chayer y Juan Pablo Marcet (Dirs.) - Ediciones
SAIJ - 2019 - pág. 165, disponible en http://www.bibliotecadigital.gob.ar/items/show/2587
(35) Corvalán, Juan G.: “Hacia una administración pública 4.0: digital y basada en inteligencia
artificial. Decreto de `tramitación digital completa´” - LL 2018-D - pág. 917

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GABRIEL H. QUADRI

Este distingo, llevado a los actos procesales, también es plausible, porque nos
ayuda a pensar en distintos niveles de automatización, de acuerdo con la mayor -o
menor- complejidad del acto del que se trate.
De lo que aquí vamos a hablar es del primero de los aspectos aludidos.

4.3. La tramitación automatizada


Aquí debemos detenernos, necesariamente, en el decreto 733/2018.
Su artículo 1 estableció que “la totalidad de los documentos, comunicaciones,
expedientes, actuaciones, legajos, notificaciones, actos administrativos y procedimientos
en general, deberán instrumentarse en el sistema de Gestión Documental Electrónica -
GDE, permitiendo su acceso y tramitación digital completa, remota, simple, automática e
instantánea, excepto cuando no fuere técnicamente posible” a partir de las fechas en él
indicadas.
A su vez, su artículo 2 indicó que “todos los trámites en relación con el ciudadano
deben contar con una norma que regule sus procedimientos y fije su tiempo máximo
de resolución. En aquellos casos que la normativa anterior prevea la presentación de
documentación en papel o el uso de papeles de trabajo, se entenderá que dicho requisito
se encuentra cumplido por el uso de documentos o archivos de trabajo digitales en el
sistema de Gestión Documental Electrónica -GDE”, agregando que “dichos procedimientos
administrativos deben ser diseñados desde la perspectiva del ciudadano, simplificando y
agilizando su tramitación”.
En verdad, estas normas están dirigidas a la Administración Pública Nacional.
Pero es muy relevante, para el proceso judicial, su artículo 10, en el cual se invita
“al Poder Legislativo Nacional, al Poder Judicial de la Nación, a los poderes Ejecutivos,
Legislativos y Judiciales de las Provincias, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, así
como a entes públicos no estatales y entidades bi o plurinacionales de las que la Nación
o dichos gobiernos sean parte, a impulsar acciones similares que permitan la tramitación
digital completa, remota, simple, automática e instantánea de todos los trámites que se
realicen en la República Argentina”.
De este modo, la automatización adquiere carta de ciudadanía en nuestro orden
jurídico vigente y uno de los ámbitos que se menciona es, justamente, el del Poder
Judicial de la Nación.

4.4. La automatización en el ámbito de la justicia


Decíamos en el trabajo evocado que, hoy en día, prácticamente todo lo que el
órgano jurisdiccional produce (teniendo en cuenta al efecto no solo al juez sino también a
sus auxiliares) involucra, de algún modo u otro, la actuación humana.
Ejemplos abundan.
Es necesario proveer un escrito: pues alguien lo recibirá, alguien lo leerá, alguien
lo despachará, alguien deberá incorporar el despacho al expediente, alguien deberá
firmar ese despacho e, incluso, alguien deberá indicarles a los sistemas informáticos
que el despacho ya fue firmado.
Y esto es independiente de si el escrito viene en soporte papel o digital.

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EXPEDIENTE DIGITAL EN EL ANTEPROYECTO DE REFORMA AL CÓDIGO PROCESAL…

Podrá indicársenos que -en toda esta faena- los seres humanos se ven auxiliados
por los sistemas informáticos, y quien lo haga, tendrá toda la razón. También tendrá
razón en remarcarnos que, tal vez, este auxilio haya favorecido, en algo, a la tramitación
más célere.
Pero, aun así, la incorporación de las nuevas tecnologías, como se viene dando,
no parece estar mejorando mucho las cosas: el colapso sigue, las demoras continúan,
las omnipresentes quejas siempre están allí; las estructuras y grillas de personal judicial
nunca parecen ser suficientes; los órganos que se crean enseguida se congestionan y el
problema, en definitiva, sigue allí.
Así, se reflexiona que, en una justicia moderna, los sistemas de gestión constituyen
un punto de partida estratégico, para comenzar a agregar valor asociado.(36)
La doctrina ibérica nos llama la atención acerca de que una gran parte de la labor
de los juzgados es mecánica.
Indicando que, aunque en ello tiene una gran responsabilidad la absurda buro-
cracia judicial, refleja usos del pasado, lo cierto es que buena parte de los funcionarios
judiciales invierten su tiempo utilizando modelos de los cuales simplemente modifican
datos.(37)
Con esto queremos significar que -hoy en día- se emplean recursos humanos
para llevar a cabo labores judiciales que, sin mayor esfuerzo, podrían ser realizados por
los sistemas informáticos de manera automática; además, el mantenimiento de esta
burocracia (en lugar de utilizar sistemas de inteligencia artificial) redunda en un costo
mucho mayor, como lo ha explicado Corvalán.(38)
Así, el autor remarca que una de las paradojas de las organizaciones en general
y de las públicas en particular viene dada porque los recursos humanos destinan su
jornada laboral a la realización de tareas mecánicas y rutinarias.
Incluso, indica, frecuentemente no hay tiempo para poner el máximo de los
recursos disponibles para los problemas más complejos que no pueden ser resueltos -al
menos por ahora- por sistemas de inteligencia artificial.(39)
En igual lineamiento, la doctrina extranjera ha puntualizado que el futuro de la
administración de justicia necesariamente involucrará un alto nivel de participación de
algoritmos automáticos, en cada paso del proceso, señalando incluso su potencialidad
para operar en el ámbito del colapso de la administración de justicia (parecería, entonces,
que el problema no es exclusivamente local) y considerándose esencial dejar de ver las
computadoras como máquinas de escribir, o calculadoras avanzadas, para empezar a
verlas como algo que puede aprender de los datos y llevar a cabo tareas más complejas.(40)

(36) Cosentino, Guillermo R.: “Tecnologías al servicio del sistema de administración de justicia”,
en AA.VV: “Tratado de derecho judicial”, Gattinoni De Mujía, María y Vugo, Rodolfo L. (dirs.)
- Ed. Abeledo Perrot - Bs. As. - 2013 - T. 1 - cap. IX - pto. III.1 - E-book disponible en Thomson
Reuters Proview
(37) Nieva Fenoll, Jordi: “Inteligencia artificial y proceso judicial” - Ed. Marcial Pons - Madrid -
2018 - pág. 24
(38) Corvalán, Juan G.: “Hacia una administración pública 4.0: digital y basada en inteligencia
artificial. Decreto de `tramitación digital completa´” - LL 2018-D - pág. 917
(39) Corvalán, Juan G.: “Hacia una administración pública 4.0: digital y basada en inteligencia
artificial. Decreto de `tramitación digital completa´” - LL 2018-D - pág. 917
(40) Dans, Enrique: “Algorithmic Justice, Education, and the Lawyer of the Future”, que puede
consultarse en https://lawahead.ie.edu/algorithmic-justice-education-and-the-lawyer-of-the-future/

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GABRIEL H. QUADRI

Así, se resalta que la automatización de los actos de procedimiento redundaría en


una tramitación más rápida y en mayor eficiencia.(41)
Llevando eso a nuestro ámbito, y correlacionándolo con los sistemas de gestión
judicial, ha dicho Gil que sería necesario que los programas superasen el modelo
analógico del procesador de texto y dejaran de actuar como meros almacenadores de
datos para ser requeridos en la confección de las estadísticas mensuales; señalando que
ha llegado la hora de empezar a delegar, en el ámbito jurisdiccional, algunas cuestiones
a las máquinas para aplicar, más efectivamente, el recurso humano, lo que no implica
un mejoramiento de los sistemas conocidos, ni de una mera adaptación, sino que se
trata de la sustitución completa del modelo burocrático digital, para pasar a un sistema
de comunicación inteligente y a respuestas jurisdiccionales automatizadas.
Preguntándose si es lógico emplear el recurso humano para tareas sencillas,
cuando ello puede ser efectuado por computadores y que los humanos se ocupen de
otras cuestiones.
Y remarcando que cuando los textos convencionales disponen que la tutela efectiva
de derechos no podrá ser “alterada” -visión obstructiva- por las leyes que reglamenten
su ejercicio, impone que tales reglamentarios domésticos deben o deberían funcionar
como facilitadores -visión propositiva-, a fin de sintonizar con las garantías reconocidas,
logrando mayor accesibilidad, mayor seguridad, eficacia y eficiencia, optimizando todos
los recursos disponibles.
Lo que nos impone repensar ciertos trámites que se realizan en forma manual
o tradicional que fueron remozados por las facilidades que permiten los procesadores
de textos, pero que en esencia se siguen resolviendo como hace décadas, y pasar a la
“automatización digital” de estos, lo que importaría para la administración de justicia
una mejora trascendente.(42)
Por lo demás, la automatización parece ser el maridaje perfecto para los sistemas
de oralidad; estos, más artesanales y demandantes, requieren -para una buena gestión-
de un mayor compromiso y atención por parte de magistrados y funcionarios, y, en
paralelo, la automatización podría relevarlos de las tareas más rutinarias y repetitivas,
que no requieren necesariamente de la intervención humana.
Creemos que este es un buen ejemplo de cómo la automatización humaniza la
justicia, en lugar de deshumanizarla.
En lo procesal, hay muchos actos que pueden automatizarse.
Uno clásico: las notificaciones judiciales, tema sobre el cual -recientemente-
hemos delineado un aporte, junto con la doctora Gil, donde explicamos muy claramente
las posibilidades prácticas en este sentido(43). No es dato menor, incluso, que el Colegio
de Abogados de la Provincia de Buenos Aires, a través de su presidente, haya solicitado

(41) Nieva Fenoll, Jordi: “Inteligencia artificial y proceso judicial” - Ed. Marcial Pons - Madrid -
2018 - pág. 25
(42) Gil, Gabriela F.: “La inteligencia predictiva como herramienta de eficacia en la gestión
judicial” - JA 2018-IV, 35
(43) Gil, Gabriela F. y Quadri, Gabriel H.: “Réquiem para las cédulas. Automatización de las
notificaciones procesales” - Sup. Esp. LegalTech II - noviembre/2019 - pág. 5 - cita digital AR/
DOC/3570/2019

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EXPEDIENTE DIGITAL EN EL ANTEPROYECTO DE REFORMA AL CÓDIGO PROCESAL…

de la Suprema Corte de esa Provincia la adopción de este sistema(44). Se trata de un


respaldo institucional muy importante, seguramente en la advertencia del beneficio
-para todos los involucrados- que apareja la automatización.
Pero esto no es todo.
Es que cualquier decisión que, en el entramado del procedimiento, no dependa de
una valoración humana puede ser sencillamente automatizable.
Así, por ejemplo, la presentación de un memorial recursivo solo admite un par de
variantes posibles de proveimiento, fácilmente detectables por el sistema.
Lo mismo si se presenta una liquidación (siempre que se considere que las
liquidaciones deben ser llevadas a cabo, todavía, por seres humanos y no directamente
por el sistema).
Y esto solo como muestra, entre muchas otras posibilidades.
Corvalán ha efectuado reflexiones muy interesantes, indicando que si observamos
el detrás de escena de muchos programas informáticos advertimos que su lógica se basa
en un conjunto de reglas informáticas que se ejecutan, y que los Códigos Procesales, por
su parte, también contienen numerosas reglas e instrucciones ordenadas para lograr un
fin, pero en este caso están dirigidas a las/os operadoras/es jurídicas/os. Esta similitud
en la forma de operar de ambos sistemas posibilita que se programe o “entrene” a los
algoritmos para que detecten o apliquen muchas de las reglas contenidas en el Código.(45)
De este modo, nuestra realidad actual nos enfrenta a la expansión, cada vez más
difundida, de la inteligencia artificial en las diversas ramas.(46)
Quizás para algunas cuestiones más complejas aún no estemos listos o tal vez
estas nunca puedan delegarse en las máquinas, algunas ontológicamente subordinadas
a la actividad humana.
Pero para otras, mucho más sencillas, parece totalmente irrazonable seguir
empleando recursos humanos, frente a su actuación, sencilla y rápida, por parte de los
sistemas informáticos.
La idea pasa, entonces, por la llamada cobotización, entendida como la convergencia
entre los humanos y las máquinas inteligentes.
Lamentablemente, al diseñarse el anteproyecto no se ha prestado la debida
atención a esta potencial variante, aun cuando -como lo hemos visto- algunas normas
procesales de avanzada (léase Portugal) ya se vienen ocupando del asunto.
En verdad, hay en el anteproyecto automatización.
Así, por ejemplo, cuando el sistema (sin intervención humana) documenta el
ingreso de presentaciones o, más explícito todavía, en el ámbito de la subasta electrónica.

(44) Ver nota presentada por su presidente, Dr. Mateo Laborde, a la Suprema Corte de Justicia
provincial (puede consultarse en https://colproba.org.ar/j/2019/10/28/propuestas-para-mejorar-
el-sistema-presentaciones-y-notificaciones-electronicas/)
(45) Corvalán, Juan G.: “Inteligencia artificial y proceso judicial. Desafíos concretos de aplicación”
- Diario DPI Novedades - 9/9/2019, disponible en https://dpicuantico.com/sitio/wp-content/
uploads/2019/09/IA-y-Proceso-Judicial.pdf; lectura por de más recomendable, dada la riqueza de
sus reflexiones
(46) Sobre el tema puede verse Cabrera, Romina F.: “E-justicia, una oportunidad para la inteligencia
artificial y protección de datos” - Microjuris doctrina - MJ-DOC-15071-AR

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GABRIEL H. QUADRI

Pero es una automatización tibia, tímida y muy limitada, desaprovechándose


-marcadamente- muchas de las posibilidades que nos brinda la informática hoy en día.

V - A MODO DE BALANCE

De la lectura del anteproyecto, por supuesto en lo que hace a la cuestión del


expediente electrónico, encontramos varias cuestiones a resaltar.
La primera, que el legislador se haya hecho cargo de la regulación del asunto.
Esto es, indudablemente, positivo.
Es también positiva la iniciativa de despapelizar, transitando hacia un soporte
digital de los actos de procedimiento.
También nos parece acertada la tendencia a la videograbación y el uso de la
videoconferencia.
Pero nuestra coincidencia solo llega hasta allí.
Es que de la lectura de los restantes preceptos nos encontramos con temas que
no se definen con claridad; aspectos en los cuales la regulación propuesta contraviene
otras normas, tornándola asistemática y con trascendentes omisiones.
De este modo, la regulación que se ofrece resulta, en algunos aspectos, opaca
y confusa, con soluciones dudosas y sin atender a los últimos avances en materia de
tecnología.
Nuestro balance, entonces, y con las excusas del caso para quien haya diseñado
la propuesta de regulación, no es del todo positivo.

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L
“ EGAL DESIGN THINKING”. UN NUEVO
ENFOQUE PARA EL PROCESO DE FAMILIA

Tatiana G. Dore(*)

I - INTRODUCCIÓN

Podríamos afirmar que el legal design thinking es una disciplina que propone
enfocar el derecho con la perspectiva de un diseñador. Su traducción más literal podría
ser “pensamiento de diseño legal”. El legal design es un nuevo acercamiento al sistema
de innovación en la justicia, que permite comprender las experiencias de las personas en
el ámbito jurídico y a partir de ello generar nuevos productos, servicios y políticas(1). Nos
propone que hagamos uso de la perspectiva de un diseñador para innovar en cuestiones
de índole jurídica.
El concepto del design thinking ha sido transportado al ámbito del derecho en la
Universidad de Stanford. Dentro de dicha casa de estudios se creó el Legal Design Lab,
un programa que se dedica con exclusividad a la investigación y desarrollo de proyectos
en esta materia. Allí, se proponen idear intervenciones con tres focos: aumentar la
participación de las personas en el sistema legal, sus capacidades legales para navegarlo
y mejorar la calidad de la justicia para los casos que van a las distintas cortes.(2)

(*) Abogada (UCA). Integrante del Poder Judicial de la Prov. de Bs. As. en la presidencia de la
Cámara de Apelación Civil y Comercial de Morón. Asistente a diversos cursos, jornadas y
conferencias
(1) “Legal design is a new approach to justice system innovation. It offers a powerful way to understand the
human experience of courts, legal aid, and solving life crises, and then to use this understanding to generate
and vet promising new products, services, and policies”. Hagan, Margaret: “Justice Innovation with Law
School Design Labs” - 15/6/2018 - www.americanbar.org
(2) justiceinnovation.law.stanford.edu

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TATIANA G. DORE

Margaret Hagan, directora del Legal Design Lab, en su libro “Law by Design” afirma
que es la aplicación del diseño centrado en los humanos al mundo del derecho, para hacer
sistemas legales y servicios más centrados en las personas, utilizables y satisfactorios(3).
Por su parte, María Jesús González-Espejo, jurista española especializada en legaltech,
ha expresado que “el legal design thinking es una disciplina que se encuadraría en la
heurística y que tiene como objetivo principal, la búsqueda de soluciones a problemas a
través de la creatividad poniendo siempre en el centro de la actividad a las personas”.(4)
El design thinking toma como premisa el partir de la aplicación de la mirada de
un diseñador a otros espacios. Un ejemplo práctico de cómo piensan los diseñadores
puede observarse en el diseño del mapa de los subterráneos de Londres. Allí, el diseño
ha sido creado teniendo en cuenta las necesidades del usuario, en oposición a un mapa
que represente fielmente el recorrido de las vías. Es decir, el enfoque está puesto en las
personas, en el usuario del objeto diseñado. El motivo es simple: el usuario no necesita
conocer el recorrido real de las vías para llegar a su destino, simplemente debe saber qué
línea de subterráneos lo llevará de un punto A a un punto B.(5)
Las señales de tránsito también nos muestran el ojo de una mirada de diseño. En
general, poseen líneas simples, colores contrastantes, mensajes claros, etc. Esto tiene
su razón de ser en que el conductor solo puede observarlas por un tiempo muy escaso,
a veces a gran velocidad y hasta con distintas condiciones climáticas que dificultan la
visibilidad.
Es interesante observar lo que señala Tim Brown: muchas personas fuera del
ámbito del diseño tienen una aptitud natural para el design thinking, que surge a partir
de ciertas experiencias y de cierto desarrollo(6). Todos podemos aplicarlo, siempre que
estemos dispuestos a desconectarnos un poco de nuestra manera de ver como abogados.
Existe una idea errónea por la que solemos imaginar que el diseño está relacionado
únicamente con las apariencias superficiales, con lo bello y lo estético(7), pero va más allá
y busca, entre otras cosas, la innovación y la solución de problemas.
El proceso de design thinking parte de las necesidades de las personas y se basa
en tres conceptos básicos: empatía, colaboración y experimentación. La empatía es
uno de los principios fundamentales de esta disciplina, ya que implica un grado de
identificación con otra persona(8). Es aquello que nos permite ponernos en el lugar del
otro y, así, no solo comprender su problemática, sino encontrar las soluciones más
aptas, porque nos permite posicionarnos desde su perspectiva.

(3) “Legal design is the application of human-centered design to the world of law, to make legal systems and
services more human-centered, usable, and satisfying”. Hagan, Margaret: “Law By Design”
(4) González-Espejo, María J.: “¿Qué es eso del Legal Design Thinking?”. Actualizado el 7/5/2018
https://www.lawandtrends.com/noticias/despachos/que-es-eso-del-legal-design-thinking-1.html
(5) Tomamos este ejemplo de una conferencia de Rodrigo Isasi, que se encuentra disponible en el
canal de YouTube de la Universidad Continental de Perú - www.youtube.com
(6) Brown, Tim: “Design Thinking”. Harvard Business Review - junio/2008 - pág. 3 - https://
fusesocial.ca/wp-content/uploads/sites/2/2018/06/Design-Thinking.pdf
(7) Hagan, Margaret: “Law by Design” - www.lawbydesign.co
(8) 1. f. Sentimiento de identificación con algo o alguien. 2. f. Capacidad de identificarse con
alguien y compartir sus sentimientos - Diccionario de la lengua española de la RAE - dle.rae.es

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LEGAL DESIGN THINKING. UN NUEVO ENFOQUE PARA EL PROCESO DE FAMILIA

En torno a la colaboración, cabe mencionar que este método tiene la particularidad


de beneficiarse mediante el trabajo interdisciplinario. Esto es interesante al enfocarlo
desde la óptica del derecho de familia, ya que es una rama del derecho interdisciplinaria
en sí misma. La obtención de los mejores resultados a partir de la utilización de
herramientas de legal design se logrará con la participación de otros profesionales en
la tarea, siendo sus principales exponentes los denominados equipos técnicos de cada
juzgado. No caben dudas de que será más eficiente este trabajo si existen miradas que
parten de ciencias diversas, más aún si se trata de disciplinas ligadas a la naturaleza
humana como la psicología y la psiquiatría.
Los diseñadores gráficos o los creativos publicitarios, por ejemplo, se valen de
teorías psicológicas sobre la percepción para lograr productos más eficaces, como
los estudios de los teóricos de la Gestalt. De allí que tomen principios como el de la
proximidad, que implica que mentalmente tienden a agruparse elementos cercanos entre
sí. Del mismo modo, un docente que elabora un mapa sinóptico elige ese mecanismo ya
que es más simple identificar las partes si se comprende el todo, etc.(9)
Indudablemente, diversas disciplinas pueden traer beneficios al trabajo conjunto:
desde los propios diseñadores -en particular, los gráficos- hasta los especialistas en
ciencias informáticas, cuyos conocimientos son vitales a la hora de pensar innovaciones
que requieren del uso de medios tecnológicos para poder evaluar las posibilidades de su
implementación.
La experimentación, por su lado, tiene lugar por medio de la creación de prototipos
que son puestos a prueba hasta que se encuentra el indicado. El design thinking aspira
a realizar una evaluación de las ideas que surgen para encontrar la más acorde, siempre
testeada en el entorno en que han de ponerse en funcionamiento.
Finalmente, no debemos dejar de mencionar que el uso de las nuevas tecnologías
recorre el mismo cauce que el legal design: aplicar el pensamiento de diseño al ámbito
del derecho implica también saber adaptar las tecnologías y usarlas en beneficio de los
usuarios del servicio de justicia.
Cabe destacar que diversas universidades alrededor del mundo están incorporando
programas sobre legal design. Ciertamente, a los abogados no se nos enseña a pensar
con una perspectiva de diseño. Se nos instruye desde la ley, los casos y las teorías
y no desde la cotidianeidad de las personas que se acercan al servicio de justicia o
al estudio jurídico. El enfoque desde la persona se adquiere con la práctica, muchas
veces con resultados favorables y tantas otras con graves falencias. Es por ello que esta
iniciativa es fundamental desde que fomenta que los abogados nóveles incorporen una
herramienta que les permite ver al derecho desde un nuevo lugar.

II - UNA REFLEXIÓN ANÁLOGA EN TORNO AL USO DEL LENGUAJE CLARO

Ya no caben dudas de que todos los operadores del ámbito del derecho deben
utilizar un lenguaje claro. Ahora bien, este es aquel que es apto para que el interlocutor
pueda comprenderlo. Entonces cabe preguntarnos si debemos reducir el lenguaje a la
esfera de la escritura.

(9) Antúnez, Mónica: “Aprendizaje y Gestalt”. Reflexión Académica en Diseño y Comunicación -


año IX - vol. 9 - febrero/2008 - Bs. As. - fido.palermo.edu

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TATIANA G. DORE
En el ámbito que nos incumbe, y dado que la justicia debe procurar no dejar a
nadie sin protección jurídica, abrirse a otras formas de comunicación también significa
mejorar el acceso a la justicia. Desde el lenguaje de señas hasta los emoticones(10), hay un
mundo de expresiones que permitirían simplificar el intercambio de muchas personas
con los operadores jurídicos.
Es correcto lo que afirman Fernanda Arancibia y Natalia Keten: la comunicación
entre emisor y receptor no es eficaz si estos no comparten el mismo código de lenguaje.
Que la comunicación dependa de un intermediario que “traduzca” el contenido jurídico
“resulta un contrasentido si tenemos en cuenta que el derecho regula las relaciones de la
vida en sociedad de las personas y que el objetivo final es hacer efectivo el ejercicio del
derecho de acceso a la justicia por parte de aquellas, sin limitaciones”.(11)
En este sentido, Marcelo Báez expresa que, por el uso extendido de internet y por
el cambio de hábitos que generó en la sociedad, se ha reducido la atención promedio.
Señala que, no obstante, el diseño de los escritos judiciales no ha cambiado, que se ha
olvidado de aquellos a quienes van dirigidos. Marca que “pensar solo en cambios que
reemplacen latinismos por sus acepciones en español resultaría insuficiente ... Poner en
el centro del trabajo judicial al otro, significa adoptar los cambios necesarios para que el
escrito sea comprensible fácilmente”(12). Este tipo de evoluciones no pueden dejar de ser
tenidas en cuenta. Juan L. Cebrián, de la Real Academia Española, afirma que, por los
rápidos cambios que ha provocado internet, “el pensamiento ha dejado de ser ‘lineal’
para convertirse en ‘caótico’-‘lo que es más divertido’”(13) y, en consecuencia, cambiará la
forma de hablar y escribir.
Por último, destacamos lo que se ha expresado en el informe de la Comisión de
Modernización del Lenguaje Jurídico de España (2011): “La modernización de la justicia
va más allá del uso intensivo de las nuevas tecnologías y de la mejora del modelo de
gestión de los recursos públicos. Una justicia moderna es una justicia que la ciudadanía
es capaz de comprender”.(14)

III - LA IMPORTANCIA DE LO VISUAL

Dentro del legal design thinking podemos identificar la rama del legal communi-
cation design. Según lo describe el Legal Design Lab, se trata del uso de color, texto,
composición y otros elementos para hacer que un mensaje llegue a un usuario(15).

(10) Ha dicho el presidente de la Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA) que “los usuarios
de los emojis piensan que uno de sus principales valores es el de ser universales y también ayudar a
superar barreras idiomáticas” - Blog de la Fundéu. “Tascón: ‘Los emojis son lo más cercano a una
lengua universal jamás creado’” - 5/11/2019 - www.fundeu.es
(11) Arancibia, Fernanda y Keten, Natalia: “La importancia del lenguaje jurídico simple para
afianzar la justicia” - RC D 1407/2018 - www.rubinzalonline.com.ar
(12) Báez, Marcelo: “Los escritos judiciales en los tiempos de nuevas formas de lectura” - 8/8/2019
- Id SAIJ: DACF190128 - www.saij.gob.ar
(13) “Tascón: ‘Los emojis son lo más cercano a una lengua universal jamás creado’” - 5/11/2019 -
Blog de la Fundéu
(14) Continúa la introducción al informe: “Las diversas encuestas sobre el estado de la justicia que, desde
el inicio de la democracia, se han realizado en España ponen de manifiesto que la ciudadanía confía en el
rigor y calidad de los profesionales del derecho pero que, al mismo tiempo, no les comprende o, en el mejor de
los casos, les comprende con dificultad” - www.upv.es
(15) www.legaltechdesign.com

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LEGAL DESIGN THINKING. UN NUEVO ENFOQUE PARA EL PROCESO DE FAMILIA

El mismo laboratorio desde su web ha creado una “caja de herramientas” y brinda


recomendaciones sobre, por ejemplo, cómo establecer una jerarquía de la información
mediante el uso de las diferentes fuentes tipográficas, el tamaño y el color. Entre otras
sugerencias, encontramos seguir la línea visual de la persona que lee y ubicar lo más
prioritario en la esquina superior izquierda, usar espacios en blanco y nunca usar la
fuente Comic Sans.(16)
Cabe mencionar lo que explica Margaret Hagan: lo visual permite mostrar algo en
vez de relatarlo, hacer en vez de describir, y así se traduce en una comunicación más
poderosa de nuestras ideas(17). Del mismo modo Joan Costa, especialista en diseño y
comunicación, ha dicho que “la imagen esquemática se construye siempre para servir a
una finalidad de clarificación, de hacer transparente un fenómeno complejo u oculto”.(18)
El arribo de lo visual en el ámbito legal ha llegado para transformar todas las
ramas del derecho, pero en particular la contractual. Quizás nos sorprenda más que
la llegada de los contratos inteligentes la aparición del contrato en formato de tiras
de cómics. Justifica su implementación el hecho de que este formato visual ayuda a
esclarecer el muchas veces enmarañado mundo de las cláusulas contractuales, repleto
de terminología jurídica que el usuario no comprende con claridad.(19)
En este sentido, es interesante el análisis que realiza Marcelo Báez, quien señala
que las personas se han habituado a leer en una tipografía amigable, y que “las serifas u
ornamentos no proporcionan información relevante que ayuden o faciliten el reconocimiento
de las palabras ... no son un aditamento indispensable en la lectura en el razonamiento
de los diseñadores”(20), lo que explica, por ejemplo, el cambio de fuente predeterminada
que ha hecho Word: de Times New Roman (con serifa) a Calibri (sin serifa) con el fin de
agilizar la identificación de las palabras.
El diseño desde su aspecto más visual adquiere una gran relevancia en el contexto
de la justicia de familia, dado que la mayor parte de los justiciables que transitan por
el fuero son personas en condiciones de mayor o menor vulnerabilidad, lo cual justifica
aún más la necesidad de que la información y la comunicación sea clara y fácilmente
comprensible, para eliminar todas las trabas posibles que se interponen entre ellos y el
acceso a la justicia.

IV - LA APLICACIÓN DEL LEGAL DESIGN THINKING EN EL FUERO DE FAMILIA

El legal design es una herramienta valiosa desde que permite que la actividad
jurisdiccional sea más eficiente. Por un lado, desde que coopera para que exista un
mejor y más efectivo acceso a la justicia por parte de los ciudadanos. Por el otro, porque

(16) www.legaltechdesign.com
(17) Hagan, Margaret: “Law By Design” - www.lawbydesign.co
(18) Costa, Joan: “Especificidad de la imaginería didáctica. Un universo desconocido de la
comunicación” - www.joancostainstitute.com
(19) “The reason is simple - while not all contracts will be improved with visualisation or comic strips, some
will. There are too many micro-transactions where people do not read their agreements, too many alienating and
not always needed terms in everyday contracts, and too much obfuscation of agreements with legal jargon. This
made vulnerable groups unable to engage with standard contracts” - https://www.comicbookcontracts.com
(20) Báez, Marcelo: “Los escritos judiciales en los tiempos de nuevas formas de lectura” - 8/8/2019
- Id SAIJ: DACF190128 - www.saij.gob.ar

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TATIANA G. DORE

permite que se haga un mejor uso de los recursos que están al alcance. En suma, su
correcta aplicación alivianaría la tarea de los operadores de justicia, de los letrados y de
toda parte interviniente en los procesos.
A su vez, posee la ventaja de tratarse de un enfoque que permite que los miembros
del Poder Judicial adapten los procedimientos y estructuras a las necesidades de grupos
de personas en particular o de localidades determinadas.
Por ejemplo, en pueblos donde las dependencias judiciales se encuentran muy
alejadas del domicilio de las partes. Si una persona domiciliada en una gran ciudad
se ve perjudicada por el tiempo perdido al realizar las diligencias en torno a una causa
judicial, más aún aquella persona que vive a largas distancias de las dependencias
que debe visitar. Incluso implicará una mayor pérdida de dinero, en tanto tendrá que
movilizarse a distancias mayores. Asimismo, permite tener en cuenta variables como
las condiciones de vulnerabilidad de la población, si gran parte de los ciudadanos se
encuentra bajo la línea de pobreza, si hay muchos niños, niñas y adolescentes y su
grado de escolarización, entre muchos otros factores.
Incluso sería una herramienta de suma utilidad para corporizar, en forma eficiente
y tangible, muchas directrices de las 100 Reglas de Brasilia sobre acceso a la justicia de
las personas en condición de vulnerabilidad (a las que adhirió nuestra Corte Suprema
mediante la A. 5/2009).
Recordemos que la regla 26 indica que “se promoverán actuaciones destinadas
a proporcionar información básica sobre sus derechos, así como los procedimientos y
requisitos para garantizar un efectivo acceso a la justicia de las personas en condición de
vulnerabilidad” y que la regla 27 señala que se incentivará la participación de funcionarios
y operadores del sistema de justicia en la labor de diseño, divulgación y capacitación
de una cultura cívica jurídica, en especial de aquellas personas que colaboran con la
administración de justicia en zonas rurales y en áreas desfavorecidas de las grandes
ciudades. Nótese que lo primero que se menciona es el diseño.
Por lo demás, la regla 36 nos habla de la utilización de formularios y pone énfasis
en su “fácil manejo” y de la facilitación del acceso.
Asimismo, y en sintonía con lo que venimos diciendo, “se destaca la importancia de
la actuación de equipos multidisciplinarios, conformados por profesionales de las distintas
áreas, para mejorar la respuesta del sistema judicial ante la demanda de justicia de una
persona en condición de vulnerabilidad” (regla 41).
En la regla 51 se apunta a promover “las condiciones destinadas a garantizar que
la persona en condición de vulnerabilidad sea debidamente informada sobre los aspectos
relevantes de su intervención en el proceso judicial, en forma adaptada a las circunstancias
determinantes de su vulnerabilidad” y, esto es capital, la regla 55 señala que “la
información se prestará de acuerdo a las circunstancias determinantes de la condición de
vulnerabilidad, y de manera tal que se garantice que llegue a conocimiento de la persona
destinataria. Se resalta la utilidad de crear o desarrollar oficinas de información u otras
entidades creadas al efecto. Asimismo resultan destacables las ventajas derivadas de la
utilización de las nuevas tecnologías para posibilitar la adaptación a la concreta situación
de vulnerabilidad”.
Amén de ello, la regla 58 enfatiza la importancia de “reducir las dificultades
de comunicación que afecten a la comprensión del acto judicial en el que participe una
persona en condición de vulnerabilidad, garantizando que esta pueda comprender su
alcance y significado”.

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LEGAL DESIGN THINKING. UN NUEVO ENFOQUE PARA EL PROCESO DE FAMILIA

Estas son solo algunas de las reglas que se perfilan relevantes en el contexto en
el que venimos argumentando.
En otro cuadrante, la regla 95 indica que “se procurará el aprovechamiento de las
posibilidades que ofrezca el progreso técnico para mejorar las condiciones de acceso a la
justicia de las personas en condición de vulnerabilidad”.
Como está a la vista, parecería que el legal design thinking hubiera estado
pensado, casi específicamente, para desplegar todo su potencial en situaciones como
las descriptas por las reglas enunciadas.
Utilizar el legal design thinking abre una infinidad de alternativas que antes
no parecían posibles. La premisa de ponerse en el lugar del otro nos permite pensar
soluciones nuevas e innovadoras. Podemos mencionar, por ejemplo, la iniciativa de
Graciela L. Lisceiko, magistrada de la Provincia de Corrientes, que tomó la atinada
decisión de tomar una audiencia por medio de la aplicación WhatsApp en el marco de
un proceso de restricción de la capacidad en la que el justiciable posee un leve retraso
madurativo y es sordo, aunque sabe leer y escribir(21). De este modo, posicionándose en
el lugar del otro, logró facilitarle el acceso a la justicia y una mayor inmediatez en el
marco del proceso.
Lo cierto es que los tribunales han empleado soluciones con un enfoque de legal
design thinking sin saberlo. Muchos juzgados de familia han creado, por ejemplo, sectores
de espera para los niños, niñas y adolescentes e incluso salas de audiencias adaptadas
a ellos. Desde ya que iniciativas como estas son de gran valor a la hora de mejorar
la experiencia de las personas involucradas. Las posibilidades son inimaginables, y
dependerán de las características particulares de cada provincia, departamento judicial
y hasta incluso de una localidad determinada.
A modo ejemplificativo, mencionamos algunas ideas generales que podrían
aplicarse en el ámbito del derecho de familia:
- Es de suma relevancia que el justiciable pueda visualizar fácilmente cómo es el
proceso que tendrá lugar, los pasos, y a qué organismos tiene que dirigirse y en qué
orden. Por ello, debe lograrse que la persona comprenda rápida y eficazmente cómo
llegar a aquel organismo al que debe dirigirse: desde cómo acceder por medio del
transporte público, hasta qué escalera tiene que utilizar o qué ascensor tiene que
tomar. En síntesis, hacia dónde debe dirigirse y cómo debe hacer para llegar a ese
lugar.
Toda esta información puede ubicarse fácilmente en las páginas web de los
respectivos tribunales superiores, redes sociales de estos, si existiesen y, desde ya,
en las entradas de cada edificio del Poder Judicial, entre otros espacios como los
colegios de abogados. Más aún, hasta podría evaluarse la posibilidad de remitir las
notificaciones junto con esquemas con indicaciones. Suele suceder que las personas
se acercan a organismos equivocados con tan solo una notificación o alguna copia
suelta en mano y se lo entregan a quien atiende la mesa de entradas para solicitarle
ayuda. Muchas veces, la persona ha deambulado largo tiempo por los pasillos sin
siquiera saber exactamente cuál es el lugar que está tratando de localizar.

(21) “Audiencia por WhatsApp” - Diario Judicial - 29/10/2019 - www.diariojudicial.com

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TATIANA G. DORE

Con respecto a la ubicación de los distintos organismos, es común ver que, ante la
imprevisión sobre estas cuestiones, las modificaciones espaciales son señaladas con
papeles A4 impresos en la misma dependencia, en el mejor de los casos, o incluso
escritos a mano, lo que genera desorden visual y no es sencillo para el usuario del
servicio de justicia.
Una solución posible en lo que respecta a la ubicación de los organismos es utilizar
señalización-flechas, líneas en los pisos de los pasillos a modo de guía, con sus
respectivas referencias y un color y/o forma determinada. Podrían diseñarse con
material autoadhesivo que permita retirarlas con facilidad en caso de cambio de la
disposición de las dependencias dentro del edificio.
- Asimismo, es deseable que la información, especialmente sobre ciertos procesos
que revisten determinada urgencia, importancia o gravedad -tales como las
determinaciones de la capacidad, los abrigos y el amplio espectro de las violencias-,
se despliegue en espacios a los que la ciudadanía asiste asiduamente. Entre ellos,
podemos mencionar escuelas y universidades, hospitales y otros centros de salud,
lugares de atención al público como las oficinas de ANSeS, obras sociales, comercios,
bancos, etc. Este punto es de relevancia en tanto que no es extraño que una persona
se encuentre con necesidad de acudir al servicio de justicia, sin embargo, no tiene
conocimiento de que tiene la posibilidad de hacerlo. Muchas otras veces, la persona
no se acerca porque no conoce si existen costos económicos o si necesita acompañar
documentación que no posee, entre tantas otras causales.
Definitivamente, la información que se provea debe exponerse con un diseño
atractivo, que permita su comprensión clara. Preferentemente, deberían utilizarse
distintos colores y símbolos o imágenes. Esto es, si el trámite es gratuito, el símbolo
“$” tachado; si es requerido documento que acredite identidad, el dibujo de un DNI,
entre otros. No descartamos la posibilidad de crear tiras de cómics o historias, más
aún si la información está destinada a niños, niñas y adolescentes. El fin es siempre
que la comunicación sea simple y efectiva.
- Deben crearse diferentes medios de acceder a la información relevante y toda persona
debe poder conocer sus derechos. Para ello, sería fundamental realizar, en primer
lugar, convenios con los espacios que mencionamos en el punto anterior. En segundo,
considerar distintos modos de comunicación como guías por medio de videos en sitios
web, redes sociales y hasta por mail o mensajes de texto a la comunidad.
- Otra propuesta de sencilla implementación es crear un sistema que permita identificar
cada organismo con un color distintivo, o elegir un color determinado para todos los
organismos de un mismo fuero o que trabajan en el ámbito de un mismo fuero.
Esto facilitaría, por ejemplo, que quien se acerca a los tribunales por un proceso de
alimentos no se encuentre repentinamente en la entrada de un Juzgado de Garantías
del Joven, o que quien tenga que dirigirse a la Asesoría de Incapaces no se encuentre
confundido y llegue a la Asesoría Pericial.
Quizás sea una obviedad mencionarlo, pero es muy común en los edificios de mayor
tamaño que albergan distintas dependencias que las personas deambulen perdidas
por los pasillos, pidan la ayuda de algún empleado que se cruzan y le consulten
por “el Juzgado de Familia”, “el Juzgado familiar” o “el Juzgado de menores”, pero
no recuerden el número. Algunas veces tienen en la mano un escrito o una cédula
que permiten que la consulta pueda ser evacuada, pero muchas otras veces solo les
queda la opción de acercarse al organismo encargado del sorteo de los expedientes,

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LEGAL DESIGN THINKING. UN NUEVO ENFOQUE PARA EL PROCESO DE FAMILIA

como ser la Receptoría General de Expedientes en la Provincia de Buenos Aires o las


Cámaras en la Justicia Nacional, con la pérdida de tiempo que ello implica para los
justiciables. La situación se vuelve más ardua aun cuando el organismo de sorteo no
se encuentra en el mismo edificio. Optar por un sistema de colores, además, sería de
gran ayuda para aquellas personas analfabetas e incluso para aquellos que tienen
problemas visuales o de falta de memoria.
- Otro aspecto fundamental que debe tenerse en cuenta es que la persona debe conocer
los nombres de aquellas personas con quienes está hablando. La gran mayoría de
los juzgados poseen los nombres de las autoridades en la mesa de entradas o en las
puertas de los despachos, pero sería útil colocar pequeños carteles en los escritorios
o en las salas de audiencias, que es donde el justiciable tendrá contacto con el
operador de justicia.
- Diseñar juegos para que los niños, niñas y adolescentes conozcan sus derechos
del modo más interactivo posible. Estos podrían estar disponibles online o en una
aplicación específica y disponibles en otro soporte en los organismos. Definitivamente
no es lo mismo que un niño aprenda que tiene derecho a ser oído por medio de
caricaturas o de un video colorido y alegre que a partir de lo que le explica un adulto
que no es parte de su círculo cercano.
- Buscar innovaciones de diferentes lugares del mundo, con la ventaja de que ya
han sido puestas en una primera prueba en otras sociedades y que podrían traer
resultados positivos en nuestro propio entorno. Así, tomar propuestas como
la plataforma Wise Messenger creada por Legal Design Lab de la Universidad de
Stanford a fin de estudiar si enviarles notificaciones mediante mensajes automáticos
a los ciudadanos mejora la asistencia a audiencias y otros eventos.(22)

V - CONCLUSIÓN

A modo de cierre, resaltamos que el legal design como disciplina nos permite
atravesar un umbral hacia infinitos modos de mejorar la realidad jurídica. El desafío
de los profesionales del derecho se encuentra en aprender a adaptarse a soluciones
pensadas desde una mirada de aquel que es ajeno al mundo jurídico. Nos queda la
labor de innovar en todos los espacios que estén a nuestra disponibilidad, sin dejar de
recordar que no toda innovación es necesariamente informática o alejada de nuestra
realidad: basta con ponerse en el lugar de otro.

(22) justiceinnovation.law.stanford.edu

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LA POTENCIAL INFLUENCIA DE LA
INTELIGENCIA ARTIFICIAL EN MATERIA
PROBATORIA: BENEFICIOS Y DESAFÍOS

Felicitas Escobar (*)

I - INTRODUCCIÓN

El discurrir de la nueva era tecnológica -categorizada como cuarta revolución


industrial- nos obliga a replantearnos todos los esquemas tradicionales en los que se
basa nuestra sociedad moderna: las formas de relacionarse, de conocer, de estudiar, de
trabajar, de pensar. La tecnología abandona su rol de asistente para situarse en el de
protagonista en la vida de las personas.
La nueva cultura digital global trae consigo fenómenos como el crecimiento
exponencial de información disponible, gran velocidad de procesamiento y capacidad
de almacenamiento de datos, un mayor acceso a internet, entre otros(1). La inteligencia
artificial, piedra angular de este cambio de paradigma, se define como un sistema capaz
de imitar e incluso superar las capacidades cognitivas humanas(2). Sus algoritmos
trabajan con cantidades de datos impensadas, analizan, relacionan, evalúan y proponen

(*) Abogada graduada con diploma de honor (UBA). Máster en Derecho Continental realizado
en la Université Paris 2-Pantheón Assas, París, Francia. Ganadora del primer premio en el XX
Concurso Internacional de Semilleros del XL Concurso Colombiano de Derecho Procesal con la
ponencia “La inteligencia artificial como camino hacia un estándar de prueba objetivo”. Ayudante
de cátedra en la materia Elementos de Derecho Civil (parte general), Facultad de Derecho (UBA)
(1) Maglio, Ignacio y Wierzba, Sandra M.: “Medicina legal, inteligencia artificial y nuevos confines
de la responsabilidad civil” - Sup. Esp. LegalTech 2018 (noviembre) - 5/11/2018 - 213 - 2018 - Cita
digital AR/DOC/2387/2018 - pág. 1
(2) Corvalán, Juan G.: “La inteligencia artificial predictiva al servicio de la justicia: Prometea” - LL
- 29/9/2017 - LL 2017-E - 1008 - Cita digital AR/DOC/2520/2017

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FELICITAS ESCOBAR

conclusiones basadas en probabilidades. En síntesis, ya no se trata de usar la tecnología


como mero instrumento para mejorar las capacidades físicas.(3)
Incluida desde hace años dentro del listado de tecnologías emergentes del MIT(4),
la inteligencia artificial impacta de manera transversal en nuestras vidas(5). En tal
sentido, sus aplicaciones tienen influencia en infinidad de disciplinas y actividades,
incluso aunque no podamos darnos cuenta.
Actualmente, no solo son los expertos en la materia los que se encuentran
diseñando proyectos para expandir los ámbitos de aplicación de esta herramienta, sino
que son los propios Estados los que están cada vez más interesados en fomentar su
inversión y desarrollo.

II - ¿QUÉ ES LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL? UN CONCEPTO EN MOVIMIENTO

No tenemos al momento una única respuesta a la pregunta acerca de qué es la


inteligencia artificial, sino que su definición va adaptándose con el tiempo, a medida que
la tecnología sigue avanzando. La vara de lo que llamamos “inteligente” va elevándose
cada día un poco más y, con ella, se expanden los horizontes de esta herramienta.
Conceptualizando entonces en términos generales, podríamos asegurar que la
inteligencia artificial es un conjunto de tecnologías que le permiten a un sistema de
información tener capacidades cognitivas e interactuar con su entorno, entendiéndolo e
interpretándolo, tal como lo hacen los humanos.(6)
Junto a ella, se abren paso nociones como las de “algoritmo” (definido por la Real
Academia Española como “conjunto ordenado y finito de operaciones que permite hallar
la solución de un problema”(7)), big data (“datos que nuestra sociedad crea y procesa en
forma digital, con cada vez más creciente velocidad, volumen y variedad”(8)), “ciencia de
datos” (“técnicas de programación para analizar datos”(9)), entre otras.
A su vez, se afirma que es un término que engloba muchas otras subáreas, como
la informática cognitiva (cognitive computing: algoritmos capaces de razonamiento y
comprensión de nivel superior -humano-), el aprendizaje automático (machine learning:
algoritmos capaces de enseñarse a sí mismos tareas), la inteligencia aumentada
(augmented intelligence: colaboración entre humanos y máquinas) o la robótica con
inteligencia artificial (inteligencia artificial integrada en robots).(10)

(3) Corvalán, Juan G.: “Hacia una óptima administración digital e inteligente” - LL 19/10/2017 - 5
- 2017 - Cita digital AR/DOC/2784/2017
(4) “Mit Technology Review” - www.technologyreview.es - consultado el 5/11/2019
(5) Danesi, Cecilia C.: “¿Quién responde por los daños ocasionados por los robots?” - LL - 2018 -
RCyS2018-XI - 24 - Cita digital AR/DOC/2143/2018
(6) Legis: “Café con expertos 2, Derecho e inteligencia artificial (l)” - 30/8/2019 - www.youtube.
com - consultado el 2/11/2019
(7) Real Academia Española - dle.rae.es - consultado el 1/11/2019
(8) Vázquez Brust, Antonio: “Ciencia de datos para gente sociable, una introducción a la
exploración, análisis y visualización de datos” - 2018 - inédito - 2018-4-9 - pág. 9
(9) Vázquez Brust, Antonio: “Ciencia de datos para gente sociable, una introducción a la
exploración, análisis y visualización de datos” - 2018 - inédito - 2018-4-9 - pág. 9
(10) Danesi, Cecilia C.: “Inteligencia artificial y responsabilidad civil: un enfoque en materia de
vehículos autónomos” - Sup. Esp. LegalTech 2018 (noviembre) - 5/11/2018 - 39 - LL - 2018 - Cita
digital AR/DOC/2374/2018

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LA POTENCIAL INFLUENCIA DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL EN MATERIA PROBATORIA…

Sin perjuicio de todas sus áreas de aplicación y sus capacidades en constante


desarrollo, donde sí existe consenso es en que aquí se trata de que las máquinas piensen.
Es decir que imiten el proceso que realiza el cerebro humano para tomar decisiones, lo
que va más allá del mero procesamiento de datos.
Corvalán la llama la “revolución de las revoluciones”, ya que “su desarrollo actual
y potencial se debe a que logra igualar o superar ampliamente ciertas capacidades
cognitivas, a partir de procesar más eficientemente los datos y la información en cada vez
más actividades humanas”.(11)
Hasta ahora, su uso ha tenido resultados realmente sorprendentes en ámbitos
como el de la medicina, el de las ciencias exactas e incluso el de las sociales. Desde
luego, la inteligencia artificial también tendrá injerencia dentro del mundo jurídico.

III - EL IMPACTO DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL EN EL MUNDO DEL DERECHO

En un principio, cualquiera creería que la tecnología y el derecho son polos opuestos


que no podrían relacionarse. Que investigar sobre el uso de las nuevas tecnologías para
optimizar el proceso judicial es una cuestión muy lejana. Sin embargo, hablar de la
aplicación de la inteligencia artificial en el ámbito de las ciencias jurídicas no es hacer
futurología. En efecto, desde hace años que utilizamos distintos tipos de buscadores
de jurisprudencia, de doctrina o de modelos para escritos. Dichas herramientas tienen
en cuenta exploraciones previas y hasta nuestras preferencias, haciendo mucho más
sencilla la rutina de trabajo diaria o un proyecto de investigación. No obstante, el
desarrollo de la inteligencia artificial va más allá de estas tareas cotidianas. Su gran
ventaja radica en su capacidad de analizar volúmenes de datos a gran escala, aportando
una significativa reducción de costos y tiempo. Gracias a ella, no solo pueden efectuarse
estudios más profundos de legislación y precedentes, sino que también es posible realizar
pronósticos de resultados o análisis de patrones y tendencias, automatizar procesos
creativos (escritos, contratos, acuerdos), etc.
Las firmas de abogados más grandes del mundo ya han empezado a echarle el
ojo a estos beneficios. Uno de los casos con más renombre es el del software Ross,
desarrollado por la empresa Ross Intelligence sobre la plataforma de Watson de IBM.
Contratado por Baker & Hostetler, es el primer “abogado robótico” con capacidad de
memorizar procesos y leyes.(12) Tiene varias aplicaciones y puede ser entrenado para
distintas industrias. A la hora de utilizarlo en el ámbito jurídico, es capaz de realizar
búsquedas y responder consultas de manera similar a como lo haría un abogado. Para
cumplir aquella función, analiza su enorme base de datos y llega a una conclusión
basada en la ley, la jurisprudencia, la doctrina y demás fuentes que estén a su alcance.
Propone hipótesis para los casos concretos y se mantiene alerta frente a las posibilidades
de que la información disponible se actualice o modifique.(13)

(11) Corvalán, Juan G.: “La inteligencia artificial predictiva al servicio de la justicia: Prometea” - LL
- 29/9/2017 - LL 2017-E - 1008 - Cita digital: AR/DOC/2520/201
(12) Limón, Jaime: “Inteligencia artificial en procesos judiciales” - Diario El Economista - Ciudad
de México, México - 21/2/2019 - www.eleconomista.com.mx - Consultado el 2/11/2019
(13) Fernández, Diego: “El impacto de la inteligencia artificial en el derecho” - LL - 19/10/2017 - 6
- 2017 - pág. 2 - Cita digital AR/DOC/2785/2017

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FELICITAS ESCOBAR

Por su parte, la firma Allen & Overy (con el apoyo de la consultora Deloitte) se
encuentra incursionando en el uso del software MarginMatrix. Dicho sistema tiene la
capacidad de estudiar las leyes correspondientes a diversas jurisdicciones. A partir de
allí, redacta documentos personalizados basados en el análisis legal realizado. Este
programa sirve, por ejemplo, para asesorar a las grandes entidades bancarias sobre
cómo adaptarse a los cambios regulatorios que puedan existir en materia de contratos.
Desde su sitio web aseguran que mientras que a un abogado le llevaría 3 horas completar
determinado documento a MarginMatrix le tomaría solo 3 minutos.(14)
Otra de las innovaciones más interesantes de inteligencia artificial en el ámbito
jurídico es Premonition, definida por su sitio web como “la base de datos de litigios
más grande del mundo” (The World’s Largest Litigation Database). Aquella se encarga
de ofrecerles a los distintos clientes la información necesaria para elegir al abogado
más idóneo para su coyuntura en particular. Ello lo realiza a partir de un estudio
pormenorizado acerca de características personales, porcentaje de victorias y pérdidas,
detalles de casos, de tribunales y de jueces. Tal como el propio sistema lo anticipa, no
buscan que sus conclusiones sean 100% acertadas, sino que su objetivo es descubrir
tendencias y patrones.(15) Siguiendo esta misma línea, otra de las páginas que elabora
un ranking comparativo de abogados para elegir según especialidad, experiencia, costos,
tiempo y eficiencia es LexMachina.com. Este servicio no solo permite a los clientes
informarse adecuadamente acerca de cuál abogado preferir y qué probabilidades tiene
su pretensión de prosperar, sino que también da pie para que los profesionales puedan
valorar los servicios que prestan y mejorar su posición en el mercado.(16)
El periodista y escritor Andrés Oppenheimer, en su libro “¡Sálvese quien pueda!
El futuro del trabajo en la era de la automatización”, nos explica otros dos ejemplos
atrayentes. El primero es el caso de Donotpay.com, un sitio web gratuito elaborado por
un joven inglés (Joshua Browder), para ayudar a las personas a pelear multas producto
de infracciones de tránsito. Aquel, molesto por la cantidad de dinero que debía gastar
la gente para acceder al asesoramiento legal en temas tan simples, ideó un programa
capaz de redactar los documentos necesarios para apelar las contravenciones ante los
tribunales. Ellos eran elaborados según las particularidades de cada caso, a partir de las
respuestas a preguntas estandarizadas que los multados debían contestar (por ejemplo,
¿había señal de tránsito en el lugar?). El éxito del sistema fue rotundo, por lo que su
creador expandió su ámbito de aplicación a otro tipo de pleitos sencillos.(17)
En segundo lugar, Oppenheimer menciona a Modria.com, creado en 2011 por
Colin Rule (exdirector de resolución de disputas en eBay y Paypal), para solucionar
conflictos entre las partes de una compraventa por internet. Este algoritmo trabaja,
mediante una búsqueda automatizada, analizando el historial de comportamientos de
los involucrados (si el vendedor ya recibió quejas en el pasado, si el pedido llegó a tiempo,

(14) Allen & Overy News: “Allen & Overy and Deloitte tackle OTC derivatives market challenge”
- www.allenovery.com - consultado el 5/11/2019
(15) “Premonition, The World’s Largest Litigation” - premonition.ai - consultado el 1/11/2019
(16) Oppenheimer, Andrés: “¡Sálvese quien pueda! El futuro del trabajo en la era de la
automatización” - Ed. Debate - Bs. As. - 2019 - pág. 175. Para más información, visitar su sitio web
https://lexmachina.com/
(17) Oppenheimer, Andrés: “¡Sálvese quien pueda! El futuro del trabajo en la era de la
automatización” - Ed. Debate - Bs. As. - 2019 - pág. 165. Para más información, visitar su sitio web
https://www.donotpay.com/parking/

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LA POTENCIAL INFLUENCIA DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL EN MATERIA PROBATORIA…

entre otros). Así, elabora una conclusión y plantea una solución. Incluso, si el cliente no
está satisfecho con el veredicto, tiene la posibilidad de apelarlo. Esta segunda instancia
también es automática y funciona sin que intervenga ningún ser humano. El porcentaje
de casos que se solucionan en estas dos etapas es realmente muy elevado. De todas
formas, si la disputa aún no puede ser resuelta, finalmente interviene un moderador
humano. Al respecto, Oppenheimer opina que los clientes insatisfechos prefieren reportar
su problema de esta forma a gastar su tiempo con un empleado de atención al cliente
que atiende desde otro rincón del mundo. Así pues, revela que el creador de Moria.com,
Scott Carr, se muestra muy optimista respecto de la capacidad de la plataforma para
resolver en masa pequeñas disputas del comercio en línea. Para finalizar el tema, cita a
Carr cuando pronostica que “...con los avances de la inteligencia artificial, en cinco o diez
años el algoritmo probablemente podrá manejar todas las instancias de cualquier disputa
sin ningún árbitro humano de última instancia...”.(18)
En cuanto al proyecto del gobierno de Estonia, es de los más ambiciosos y
llamativos. En dicho país se encuentran experimentando una prueba piloto de “jueces
robot”, con funcionamiento a base de inteligencia artificial y machine learning. Su
objetivo es acelerar las grandes cantidades de casos atrasados y brindar asistencia a
los juzgados.(19)
Por otra parte, en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina, en el ámbito del Ministerio
Público Fiscal de la Ciudad, junto con la Facultad de Derecho de la Universidad de
Buenos Aires, han desarrollado el primer sistema de inteligencia artificial predictivo,
Prometea. Impulsado en el año 2017 por los doctores Juan G. Corvalán (fiscal general
adjunto en lo Contencioso Administrativo y Tributario del Ministerio Público Fiscal) y
Luis Cevasco (fiscal general adjunto a cargo de la Fiscalía General), este modelo, que
funciona incluso con un asistente de voz, es capaz de realizar un dictamen jurídico de
manera íntegra. Busca y lee sentencias, analiza dictámenes (todo ello a gran escala) y
ofrece modelos para resolver el expediente bajo análisis. También advierte cuándo un
esquema es o no aplicable, según si falta un requisito o los plazos se encuentran vencidos.
Al respecto, Corvalán afirma: “...esta innovación que se da en el ámbito público implica un
salto cualitativo en la relación con la velocidad y la precisión en nuestra labor cotidiana
para prestar un mejor servicio de justicia”.(20) El objetivo es sistematizar y automatizar
la resolución de casos simples, permitiendo así que el equipo de trabajo destine mayor
cantidad de tiempo y recursos a resolver cuestiones más complejas. Además, los modelos
propuestos por Prometea siempre son revisados por algún integrante de la dependencia.(21)
Este inédito sistema es también utilizado por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos(22) y por la Corte Constitucional de Colombia(23). Asimismo, fue presentado en

(18) Oppenheimer, Andrés: “¡Sálvese quien pueda! El futuro del trabajo en la era de la
automatización” - Ed. Debate - Bs. As. - 2019 - págs. 167/8. Para más información, visitar su sitio
web: www.tylertech.com
(19) “The Technolawgist” - www.thetechnolawgist.com - consultado el 5/11/2019
(20) Corvalán, Juan G.: “La inteligencia artificial predictiva al servicio de la justicia: Prometea” - LL
- 29/9/2017 - 1 - 2017 - Cita digital AR/DOC/2520/2017 - págs. 7 y 8
(21) Para más información, visitar https://ialab.com.ar/prometea/
(22) Luna, Nadia: “Prometea: una inteligencia artificial para ayudar a la justicia porteña” - Diario
La Nación - Bs. As. - 24/11/2017 - www.lanacion.com.ar - consultado el 2/11/2019
(23) Ialab: “¿Analizar 2016 sentencias en 2 minutos? Prometea en la Corte Constitucional de
Colombia” - https://ialab.com.ar/prometeacolombia/ - consultado el 12/11/2019

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el 2018 en la sesión ordinaria del Consejo Permanente de la Organización de los Estados


Americanos. En esta, se dejó en claro que el objetivo de Prometea radica en “...plantear
un nuevo paradigma para optimizar las organizaciones públicas, que a fin de cuentas son
las que se ocupan de hacer efectivos los derechos de los ciudadanos y habitantes de la
región...”.(24)
En materia de estadísticas, sus números son realmente impresionantes: en casos
relacionados con el derecho a la vivienda, predice la solución a un caso judicial en
menos de 20 segundos, con una tasa de acierto del 96%, entre otros ejemplos.(25)

IV - LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y LA PRUEBA JUDICIAL

Claro está que el desarrollo de esta llamativa tecnología trae aparejado un cambio
rotundo de paradigma. Las facilidades que ofrece permitirían una reestructuración del
sistema judicial que conocemos, reduciendo fundamentalmente costos y tiempo. En
efecto, la inteligencia artificial no solo lograría automatizar trabajo altamente repetitivo,
sino que reduciría el margen de error y aumentaría la productividad.
Tal como sabemos, el ejercicio de la función judicial está vinculado con los procesos
de razonamiento que realizan los impartidores de justicia para resolver los conflictos
sometidos a su consideración, en los que se evalúan hechos, pruebas, conductas proce-
sales, doctrina, precedentes, entre otros.(26)
No obstante, cabe recordar que el trabajo judicial es, en cierta medida, mecánico.
Los equipos de trabajo categorizan cada caso que se les presenta, le asignan un proceso,
lo analizan, lo comparan con modelos de razonamiento utilizados precedentemente y
eligen cuál es la fórmula de resolución que se adapta mejor. Partiendo de esta base,
resulta adecuado pensar que un sistema basado en algoritmos podría ser de gran ayuda
para optimizar dichas tareas.
Continuando con esta línea de pensamiento, autores como Gil opinan que los
códigos de procedimiento son, en su mayoría, un manual de instrucciones. Ellos son los
que contienen las normas y directivas sobre qué hacer en cada situación del procedimiento
y sobre cómo deberá ir tramitando la controversia. Afirma que entonces “...es posible
pensar al Código Procesal como un algoritmo...”(27). De esta forma, es factible especular
con una futura automatización de ciertas tareas que hoy son realizadas manualmente
por los empleados. Frente a estas bases, se podrían categorizar trámites según su
frecuencia en el proceso, los de mayor demanda, por su trascendencia procesal, por su
necesidad de bilateralización, entre otras. Así, podríamos estandarizar y automatizar
determinadas funciones, resolviendo de forma expeditiva planteos que antes requerían
múltiples procedimientos y fases. El sistema, adecuadamente instruido, identificando
las presentaciones y siguiendo los parámetros que se le indiquen, podría confeccionar la
respectiva resolución. Se podría entonces evaluar si liquidaciones fueron correctamente

(24) OAS Videos - Events - 22/8/2018 - “Regular Meeting of the Permanent Council. August 22nd,
2018” (archivo de video) - www.youtube.com - consultado el 2/11/2019
(25) “The Technolawgist” - www.thetechnolawgist.com - consultado el 7/11/2019
(26) Martínez Bahena, Goretty C. - Alegatos - N° 82 - 2012 - www.corteidh.or.cr - 1/11/2019
(27) Gil, Gabriela F.: “La inteligencia artificial predictiva como herramienta de eficacia en la
gestión judicial” - SJA -21/11/2018 - 35 - JA 2018 - IV - 2018 - Cita digital AR/DOC/3637/2018

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LA POTENCIAL INFLUENCIA DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL EN MATERIA PROBATORIA…

formuladas y darle su consiguiente traslado, confeccionar oficios, dar curso a apelaciones


o rechazarlas por estar fuera de término, entre otras muchas funciones.(28)
Considerando todas estas posibilidades, resultaría interesante poder proyectar la
implementación de una herramienta de inteligencia artificial en áreas más específicas,
como la de la actividad probatoria.
A grandes rasgos, podríamos definir la prueba judicial como el conjunto de reglas
que regulan la admisión, producción, y valoración de los diversos medios que pueden
emplearse para llevar al juez la convicción de los hechos que interesan al proceso.(29)
Tomando en cuenta dichas etapas, las virtudes de la inteligencia artificial podrían
colaborar no solo llevando un acabado registro de toda la prueba a producirse, sino
también en el examen de cada elemento probatorio en particular.
Así pues, los algoritmos podrían analizar toda la prueba documental, por más
extensa que sea. La precisión y efectividad con la que la mentada tecnología puede
detectar errores, analizar el lenguaje y las expresiones utilizadas podría hasta ayudar a
detectar vicios en la voluntad del autor de un instrumento(30). A su vez, podría traducir
los textos a otros idiomas. Todo ello sin mencionar la enorme cantidad de tiempo
que le ahorraría a cualquier equipo de trabajo, ya que a veces el estudio de toda la
documentación suele ser una cuestión realmente tediosa.
En cuanto a la prueba testimonial, la herramienta podría ofrecer una conclusión
acerca de cuánto se asemeja el relato de los testigos a los hechos narrados en la demanda
y su respectiva contestación, o cuánto concuerda con el resto de los elementos aportados
a la causa. De esta manera, sería posible medir la credibilidad de la declaración,
contrastando la historia relatada por el deponente con datos recogidos del resto de las
pruebas.(31) Incluso, al día de hoy existen ámbitos donde se utilizan sistemas inteligentes
que comprenden una conversación, interpretan timbres de voz e identifican señales
de nervios o estrés, entre otras.(32) Potencialmente, dicha habilidad podría ser útil para
evaluar, con bases estadísticas, la veracidad de un relato.
Refiriéndonos a los dictámenes de los peritos, aquí es donde la inteligencia
artificial desarrollaría un papel especial. En primer lugar, los algoritmos determinarían
si dichos informes evacuaron todos los puntos planteados por las partes o si ameritan

(28) Gil, Gabriela F.: “La inteligencia artificial predictiva como herramienta de eficacia en la
gestión judicial” - SJA - 21/11/2018 - 35 - JA 2018 - IV - 2018 - Cita digital AR/DOC/3637/2018
(29) Devis Echandía, Hernando: “Teoría general de la prueba judicial” - 1970 - T. 1 - pág. 15 - cit.
por Arazi, Roland: “Derecho procesal civil y comercial” - Ed. Rubinzal-Culzoni Editores - 2012 -
T. 1 - pág. 355
(30) Nieva Fenoll, Jordi: “Inteligencia artificial y proceso judicial” - Marcial Pons - Madrid - 2018
- págs. 91/2
(31) Nieva Fenoll, Jordi: “Inteligencia artificial y proceso judicial” - Marcial Pons - Madrid - 2018 -
págs. 82/3
(32) En Dinamarca, el sistema basado en inteligencia artificial Corti optimiza el funcionamiento
del servicio de llamadas de emergencia (112). Dicha herramienta tiene la capacidad de comprender
una conversación, interpretar las señales necesarias y proponer una solución rápida y efectiva.
Así, ha tenido resultados muy satisfactorios a la hora de detectar si la persona del otro lado del
teléfono está cerca de sufrir una crisis cardíaca, pudiendo a partir de ello proveer la asistencia
necesaria en tiempo récord (“Portaltic. Europa Press” - https://www.europapress.es/portaltic/
sector/noticia-dinamarca-prueba-inteligencia-artificial-diagnostica-paros-cardiacos-llamadas-
emergencias-20180115110110.html - consultado el 6/11/2019)

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FELICITAS ESCOBAR

una ampliación. Además, asistirían a los jueces a la hora de valorar el rigor científico
de las conclusiones de los expertos (cálculos erróneos, mediciones desproporcionadas,
etc.), las que versan sobre conocimientos específicos, a los que los abogados somos
ajenos.(33)
En definitiva, poder llevar un control tan exacto de toda la producción de la
prueba ayudaría mucho al momento de su valoración. De esta manera, el juez tendría
a su alcance toda la información que necesita para tomar una decisión lo más completa
posible, para defenderla y argumentarla, evitando así solicitar medidas de prueba
complementarias que terminarían alargando el proceso.
Así pues, en otras oportunidades hemos definido la valoración de la prueba como
la percepción del juez sobre los resultados de la actividad probatoria. A partir de esta,
los magistrados formulan sus propias teorías del caso.(34)
Al respecto, Nieva Fenoll argumenta que es posible “...crear una herramienta de
inteligencia artificial que pueda decirle al juez si una hipótesis incluye todos los datos
probatorios de un proceso y si es posible formular nuevas hipótesis sobre los mismos,
o bien que los datos existentes son variados y cuantiosos”. De esta forma, la mentada
herramienta formularía sus conclusiones y plantearía posibles escenarios. Todo ello
sobre la base del análisis de los datos almacenados sobre legislación, estadísticas de
investigaciones anteriores y de la recopilación de la información del caso en particular(35).
Así, colaboraría con los magistrados al momento de escoger la versión de los hechos que
resulte más convincente y la más probable de haber ocurrido en la realidad.
Y, como ya se analizó en la etapa introductoria de este artículo, la capacidad
de la inteligencia artificial para el almacenamiento de datos y su posterior análisis es
realmente superior a la de las personas. No hay dudas de que los resultados serían
ampliamente satisfactorios.

V - LÍMITES Y DESAFÍOS

Las diversas aplicaciones de los sistemas inteligentes alrededor del mundo


demuestran cada vez mejores resultados. Sin embargo, estos a veces pueden verse
restringidos por algunas políticas públicas.
El Reglamento General de Protección de Datos (o Reglamento Europeo de
Protección de Datos, en adelante, RGPD) entró en vigencia en 2018 y regula de manera
muy estricta la manipulación de los datos personales. Al respecto, exige que el tratamiento
de estos sea lícito y transparente, que los fines para los cuales fueron recolectados
sean adecuados, pertinentes y con un tiempo limitado, entre otras disposiciones. A
su vez, indica quiénes serán los responsables de garantizar el adecuado uso de los
datos y precisa que aquellos deberán encargarse de garantizar un sistema de seguridad
adecuado. Por su parte, el artículo 32 establece que este tendrá que basarse en los

(33) Nieva Fenoll, Jordi: “Inteligencia artificial y proceso judicial” - Marcial Pons - Madrid - 2018
- pág. 96/7
(34) Escobar, Felicitas: “La inteligencia artificial como camino hacia un estándar de prueba
objetivo” - Ponencia ganadora del XX Concurso Internacional de Semilleros realizado en el marco
del XL Congreso Colombiano de Derecho Procesal - 2019 - Medellín, Colombia
(35) Nieva Fenoll, Jordi: “Inteligencia artificial y proceso judicial” – Ed. Marcial Pons - Madrid -
2018 - pág. 100/1

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LA POTENCIAL INFLUENCIA DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL EN MATERIA PROBATORIA…

principios de confidencialidad (prevención del acceso, divulgación y uso no autorizado),


integridad (fiabilidad) y disponibilidad (garantizar el acceso a los datos).
Frente a esta extensa reglamentación, el uso de la inteligencia artificial se ve
claramente limitado, toda vez que, como se dijo, funciona a raíz de la recolección y
almacenamiento de datos. Incluso, la falta de transparencia con la que sus algoritmos
operan (imposibilidad de registrar sus acciones y de comprender su funcionamiento
para la mayoría de los usuarios) también afecta el importante principio de trazabilidad
impuesto por el RGPD.(36)
El Estado francés, por su parte, sancionó una ley que prohíbe el uso de la
inteligencia artificial para trazar patrones de comportamiento judicial, asociados a la
identidad del juez y su pertenencia a determinado tribunal. Así, penaliza las técnicas
de análisis y predicción basadas en decisiones de los magistrados(37). Si bien dicho
país no veda mediante está reglamentación el uso de dicha tecnología, definitivamente
obstaculiza su funcionamiento.
Los mencionados son solo algunos de los ejemplos de las reacciones de deter-
minados ordenamientos jurídicos frente al avance inminente de la tecnología. Indudable-
mente, el escenario a enfrentar es complejo y presenta grandes desafíos.

VI - REFLEXIONES FINALES

La tecnología avanza a una velocidad de vértigo. La inteligencia artificial trae


consigo, sin duda, un cambio de paradigma. Su desarrollo está transformando nuestro
mundo a nivel social, económico y político. El crecimiento exponencial en volumen y
tipo de datos es directamente proporcional al aumento de demanda de información
actualizada. Cada vez son más personas y máquinas las que tienen acceso a internet
y demás fuentes. Frente a este esquema, nos vemos obligados a acomodar nuestras
disciplinas y profesiones a las necesidades de esta sociedad moderna.
Por su parte, los Estados pretenden actuar con cautela frente a un fenómeno
cuyos horizontes desconocen, por lo que procuran tomar las medidas necesarias para
impedir cualquier tipo de vulneración de derechos. Sin embargo, privar a la sociedad de
los invaluables beneficios que la inteligencia artificial trae aparejados también generaría
perjuicios de gran envergadura.
Definitivamente, los proyectos de implementación de la inteligencia artificial
en el ámbito jurídico apuntan a ofrecer un mejor servicio de justicia. Sus potenciales
aplicaciones contribuirán a combatir la escasez de recursos y el cúmulo de tareas. Sin
embargo, también es cierto que la implementación de este sistema inteligente dentro del
terreno de las ciencias jurídicas se presenta como arriesgado y complejo.
Será indispensable entonces poder encontrar un equilibrio entre promover la
innovación tecnológica y resguardar a la ciudadanía de sus posibles impactos negativos(38).

(36) Muñoz Vita, Ana: “La opacidad es el principal desafío ético de la inteligencia artificial” - Cinco
días - El País Economía - 2019 - cincodias.elpais.com
(37) Corvalán, Juan G.: “The French Ban: the use of Artificial Intelligence to trace patterns of
judicial behavior” - Novedad Diario DPI - 2019 - dpicuantico.com - consultado el 7/11/2019
(38) Danesi, Cecilia C.: “¿Quién responde por los daños ocasionados por los robots?” - LL - 2018 -
RCyS2018-XI - 24 - Cita digital AR/DOC/2143/2018

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FELICITAS ESCOBAR

Para eso, resultará necesario diseñar marcos regulatorios específicos para cada tipo de
sistema inteligente. Ello, por cuanto la mayoría de las soluciones jurídicas tradicionales
quedarán cada vez más desactualizadas y no podrán dar respuesta a las exigencias de
una sociedad en transformación.

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LA IMPARCIALIDAD DEL JUEZ Y DEL
JURADO: EL USO DE LAS REDES SOCIALES
Y LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS

Manuel A. Freire(*)

Resumen
En este artículo se analiza el impacto que generaron internet y las redes sociales en
la garantía de imparcialidad, tanto para jueces profesionales como legos, tomando como
marco de referencia el Código Procesal Penal de la Provincia de Buenos Aires, confrontándolo
con los cánones de ética internacionales que regulan la actividad jurisdiccional y con
algunos ejemplos del derecho comparado.

Abstract
This article analyzes the impact on impartiality generated by the internet and social
networks, both for professional and lay judges, taking as a frame of reference the Criminal
Procedural Code of the Province of Buenos Aires confronting it with the international canons
of ethics that regulate the jurisdictional activity and with some examples of comparative
law.

I - INTRODUCCIÓN

Comenzaré con una breve descripción de la garantía de imparcialidad focalizada


en sus aspectos objetivo y subjetivo, para adentrarnos después en una somera reflexión
sobre el cambio que han traído internet y las redes sociales en los procesos judiciales,
específicamente como fuente de evidencia para motivos o causas de recusación y
excusación.

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MANUEL A. FREIRE

Luego, enmarcados en el ordenamiento procesal penal de la Provincia de Buenos


Aires analizaré sus referencias normativas, confrontándolas con los parámetros éticos
que rigen la temática a nivel local e internacional para la magistratura profesional.
En la segunda parte examinaré el impacto de las redes sociales e internet en
el sistema de jurados legos tomando como base de referencia el mismo ordenamiento
procesal penal provincial. De seguido abordaré la temática desde dos perspectivas: el
uso que hacen los litigantes de internet y las redes sociales para la selección de los
jurados y como ello viene siendo tratado en el sistema norteamericano; luego, el uso
que los propios jurados pueden llegar a hacer de las redes sociales o de internet, los
efectos procesales que esas prácticas pueden conllevar y los enfoques legales que se han
establecido al respecto en el derecho comparado.
Finalizaré elaborando conclusiones sobre lo analizado y planteando los dispa-
radores para la discusión.

II - DEFINICIÓN Y BREVE CONCEPTUALIZACIÓN

La garantía de imparcialidad es un valor de larga data y evolución. Ello lo refleja


su presencia en toda una gama de declaraciones y convenios de carácter internacional
que la reconocen, y está vigente en un ámbito geográfico muy extenso, prácticamente en
toda la cultura del derecho penal occidental.
Desde la Declaración de derechos de Virginia de 1776 (“juicio rápido por un
jurado imparcial”), pasando por la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre de 1948 (en su art. 26 establece: “Toda persona acusada de delito tiene derecho
a ser oída en forma imparcial y pública”) y el Convenio Europeo de Derechos Humanos
de 1950 (en su art. 6 determina que “toda persona tiene derecho a que su causa sea
vista equitativa y públicamente en un plazo razonable por un tribunal independiente e
imparcial”).
En nuestra Constitución (a partir del año 1994) se encuentra expresamente
incorporada a través del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art.
14.1: “Toda persona tendrá derecho a ser oída ... por un juez o tribunal competente,
independiente e imparcial establecido por la ley...”) y la Convención Americana sobre
Derechos Humanos (art. 8.1: “Toda persona tiene derecho a ser oída ... por un juez o
tribunal competente e imparcial...”).
Yendo a su significado literal, por imparcial (“in-partial”) se entiende a aquel que
no es parte en un asunto que debe decidir, esto es, que lo ataca sin interés personal
alguno. El término refiere también ausencia de prejuicios a favor o en contra de las
personas o de la materia acerca de las cuales se debe decidir.(1)
En palabras de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN): “La
imparcialidad del juzgador puede ser definida como la ausencia de prejuicios o intereses
de este frente al caso que debe decidir, tanto en relación a las partes como a la materia”.(2)
Siguiendo el análisis de Maier podemos decir que la garantía posee tres máximas
fundamentales: la independencia de los jueces de todo poder estatal que pueda influir
en la consideración del asunto a resolver; la llamada imparcialidad frente al caso,
determinada por la relación del juzgador con el caso concreto en el que debe intervenir
o con los protagonistas del conflicto, mejor caracterizada como motivos de temor o
sospecha de parcialidad (y que comprende aquí no solo a los jueces permanentes sino
también a los accidentales, vgr.: jurados); y el principio de juez natural.

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LA IMPARCIALIDAD DEL JUEZ Y DEL JURADO: EL USO DE LAS REDES SOCIALES…

Aquí no vamos a ingresar ningún análisis sobre la independencia ni el principio de


juez natural(3). Sí, en cambio, creemos necesario hacer una mínima referencia respecto
de la distinción que existe entre “imparcialidad objetiva y subjetiva”.
Esta división tiene su origen en la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos
Humanos (TEDH) cuando en el caso “Piersack vs. Bélgica” se desarrollaron ambos
aspectos del fenómeno. Allí se dijo que si la imparcialidad se definía ordinariamente como
“ausencia de prejuicios o parcialidades”, la existencia de aquella podía ser apreciada de
diversas maneras, pudiéndose distinguir así un aspecto objetivo, que se refiere a si el
juez ofrece las garantías suficientes para excluir cualquier duda razonable, y un aspecto
subjetivo que trata de averiguar la convicción personal del juez determinado en un caso
concreto.
En cuanto al aspecto objetivo, el juez no puede generar dudas sobre su neutralidad.
Por ello es que los sistemas procesales suelen contar con herramientas(4) tendientes a
evitar que circunstancias externas a la personalidad del juez provoquen de por sí un
temor de parcialidad.
La perspectiva objetiva se dirige entonces a comprobar si el juez ofrece garantías
suficientes para excluir a ese respecto toda duda legítima, sin que pese sobre el acusado
la carga de demostrar que aquel efectivamente abrigaba ya en su fuero interno un
deseo de una sentencia condenatoria. La idea se percibe bajo el aforismo anglosajón
que sostiene que no solo se debe hacer justicia sino que además se debe ver que se hace
justicia (“justice must not only be done: it must also be seen to be done”, conf. “De Cubber
vs. Bélgica” - TEDH).
Esta doctrina del TEDH fue asumida por la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos en su informe del 15/96, donde estableció que “la imparcialidad objetiva
exige que cualquier tribunal o juez ofrezca las suficientes garantías que eliminen
cualquier duda acerca de la imparcialidad observada en el proceso”.(5)
A contrario del plano objetivo, el aspecto subjetivo involucra directamente actitudes
o intereses particulares del juzgador con el resultado del pleito. En este punto, dado que
la imparcialidad personal de todo juez es presumida mientras no se pruebe lo contrario,
la parte que invoque la existencia de un interés particular del juzgador en el caso debe
argumentar en pos de demostrar las sospechas de una orientación preconcebida para
la solución del conflicto.
Tal como veremos a continuación, ambos planos de la imparcialidad cobran
protagonismo frente al uso de las redes sociales.

III - PRIMERA PARTE: JUECES TÉCNICOS

3.1. Las redes sociales y su impacto en los procesos judiciales


Unos años atrás, en la Provincia de Buenos Aires, un abogado sostuvo que el
fallo de un tribunal criminal debía ser anulado porque uno de los jueces había carecido
de la equidistancia mínima que exigía la imparcialidad. El planteo no tendría nada de
novedoso sino fuera porque para sustentarlo acudió a las redes sociales que mostraban
al magistrado compartiendo una travesía en motocicleta -durante un intervalo del juicio-
junto al abogado de la contraparte.(6)

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MANUEL A. FREIRE

Este no fue un caso aislado sino que, por el contrario, es una muestra más de lo
que está actualmente ocurriendo. Los medios -en distintos lugares del mundo- reflejan
el debate(7) y es el propio TEDH(8) el que se apresta a definir en forma inminente si “la
amistad en Facebook” entre un juez y una de las partes es compatible con la garantía de
un juez imparcial que asegura el citado artículo 6.1 del Convenio Europeo de Derechos
Humanos.
Es que la tecnología amplió la capacidad de producción y circulación de la
información y al mismo tiempo permitió el acceso y su uso de un modo que indudablemente
impacta en nuestras costumbres y actividades.
La temática se vincula con la vida “virtual” que la sociedad en general vive: a la
vida “real” debe sumarse una vida “virtual” en la que hoy se desenvuelven aun quienes
no son “nativos digitales”, pues buena parte de nuestra interacción social se produce
a través de internet o las redes sociales. Allí intervenimos, dialogamos, debatimos,
discutimos, criticamos, reflexionamos sobre los más diversos temas, en muchos casos,
en forma cotidiana. Compartimos información con conocidos, extraños, familiares o
amigos: opiniones, fotos, noticias, música, etc.. En definitiva exponemos o -mejor dicho-
“nos” exponemos a diario porque también a diario vivimos en esa dimensión “virtual”
que repercute en los ámbitos más variados de la vida en sociedad. Paradójicamente, la
vida virtual es más social que la física.(9)
Hoy resulta natural “googlear” un restaurante antes de ir a cenar, interiorizarnos
sobre los antecedentes profesionales del médico que nos atiende o, antes de emprender
un viaje, recorrer online el itinerario planificado.
Los procesos judiciales no escapan a esta lógica. De la misma manera que
indagamos sobre las críticas y opiniones de quienes se alojaron en un hotel antes de
decidir reservarlo, el análisis del perfil “virtual” que posee o exhibe quien tocó en suerte
como juez en el expediente se ha convertido hoy en día en un paso natural para los
litigantes. También la búsqueda de información que arrojen internet o las redes sociales
sobre los protagonistas del proceso, tales como fiscales(10), víctimas, la contraparte,
testigos o peritos(11), puede llegar a ser de suma utilidad según los intereses que se
manejen en el caso.
Las situaciones que pueden ser imaginadas son cuantiosas y no se restringen
solo a internet y las redes sociales. Un gran número de jueces e integrantes de oficinas
judiciales emplean “grupos” de Whatsapp como medios de comunicación internos, para
organizar y planificar las tareas diarias de su organismo, o por pertenecer a un sector
académico-docente o porque se nuclean por pertenencia local (grupos de jueces de un
mismo departamento judicial o que comparten misma competencia o simplemente la
colegiatura). Muchas veces bajo la falsa idea de privacidad, los magistrados vuelcan allí
comentarios o frases que pueden dejar traslucir criterios preconcebidos o el adelanto de
posición de los casos en juzgamiento(12). Si esta información llegara a manos de la defensa,
el panorama podría complicarse para ese juez. Filtraciones o capturas de pantalla son
suficientes como evidencia digital para sustentar un planteo de imparcialidad subjetiva.(13)
En definitiva, internet, las redes sociales y las comunicaciones vía dispositivos en
general invitan a un uso estratégico de cara a la litigación.
No obstante ello, los códigos procesales penales -en su mayoría- siguen sosteniendo
un sistema arcaico de causales de recusación/excusación taxativo y cerrado, sin atender
siquiera a los supuestos de excusación por razones graves de “decoro o delicadeza” a los
que aluden los procedimientos civiles.(14)

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LA IMPARCIALIDAD DEL JUEZ Y DEL JURADO: EL USO DE LAS REDES SOCIALES…

3.2. La necesidad de actualizar el Código Procesal bonaerense


Si tomamos como referencia el Código Procesal Penal de la Provincia de Buenos
Aires la problemática resulta evidente. Allí las implicancias que las opiniones o posturas
asumidas por los jueces a través de participaciones en foros públicos o redes sociales
podrían -eventualmente- llegar a introducirse por el resorte de “manifestaciones
extrajudiciales” [art. 47, inc. 10), actual CPPBA]; sin embargo, a pesar del razonable
temor de parcialidad que la conducta que un magistrado exhibida a través de internet o
las redes sociales -o de otros medios de comunicación- infunda a las partes o al público
en general, muchos otros supuestos quedarían al margen de la ley.
De igual modo, aparecen anacrónicos los conceptos tradicionales de “amistad
íntima o enemistad manifiesta” [art. 47, inc. 11), CPPBA] que restringen su campo de
aplicación en contados casos, dejando de lado la posibilidad de apartamientos o de
abstención frente a “confraternidad” o “enfrentamientos” virtuales manifiestos.
Lo mismo puede señalarse en cuanto a los “interesados” a los que el Código
reconoce legitimación. A los fines de postular el corrimiento procesal del juez, solo las
“partes” deberían tener un motivo de recusación con el magistrado. Y en tal sentido solo
lo son el imputado, la víctima (o sus familiares -vgr., “el particular damnificado”-), el
actor civil o civilmente demandado y el citado en garantía; sin incluir -bajo una mirada
estricta- a los abogados o apoderados de estas(15), con lo cual, la mayoría de los casos
con los que hemos venido ejemplificando, en la letra exegética de la ley procesal penal
bonaerense, no hallarían respaldo.
En definitiva, podemos concluir en que el número cerrado de causales de
excusación/recusación atenta contra el reaseguro de la garantía de imparcialidad. De
adverso a ello, la evolución jurisprudencial y la doctrina especializada hace tiempo que
señalan que el respeto de la garantía obliga a establecer un sistema abierto.(16)
Herbel y Granillo Fernández indican que “si lo que se quiere es hacer vigente la
garantía constitucional del juez imparcial, la única manera de hacerlo es incorporando
a la ley procesal, de un modo amplísimo pero, al mismo tiempo, absolutamente serio, la
posibilidad del apartamiento cuando medien cuestiones que impidan al juez decidir del
modo exigido por la garantía constitucional”.
La Provincia, por el contrario, sigue sin acusar recibo de estas críticas, a tal punto
que tampoco el último proyecto de reforma enviado al Congreso tiene prevista ninguna
modificación al régimen taxativo de causales de recusación.
A diferencia del bonaerense, el nuevo Código Procesal Penal federal innovó -si
se quiere- en la materia, estableciendo un principio de recusación amplio: “Las partes
podrán recusar al juez si invocaren algún motivo serio y razonable que funde la posibilidad
de parcialidad. ... también podrán invocar alguno de los motivos previstos ... u otros
análogos o equivalentes”.(17)
Esto sin duda abre la posibilidad de incorporar al análisis el universo de supuestos
que podrían gestarse frente a las nuevas realidades que hemos mencionado.

3.3. Los jueces profesionales ¿cómo deben usar las redes sociales?
Dejando de lado la letra del procedimiento bonaerense y volviendo a la interacción
de los jueces en las redes sociales, podemos afirmar que sin duda estos tienen derecho
a relacionarse a través de aquellas, no obstante lo cual, pesan algunas restricciones que
los obligan a manejarse con suma cautela.

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MANUEL A. FREIRE

Podemos partir de señalar que el establecimiento de restricciones para ciertas


conductas de los jueces ha sido admitido por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos (Corte IDH) al sostener que ello resultaba conteste con la finalidad de proteger
la independencia y la imparcialidad en el ejercicio de la justicia, como un derecho o libertad
de los demás.(18)
Los vínculos o la vida social que un magistrado exhibe a través de las redes
sociales o en internet serán fuente fructífera de evidencia para sustentar un motivo
de apartamiento. Yendo más lejos, también la expresión del juez sobre la simpatía con
alguna posición político/ideológica (o su rechazo) podría razonablemente alimentar un
temor fundado de carencia de neutralidad según los condimentos que posea el conflicto
judicial en cuestión.
Y aun cuando nos parezca claro que el solo hecho de que un juez sea “amigo” en
Facebook o tenga de contacto en una red social a alguno de los protagonistas del litigio
no podría habilitar un cuestionamiento referido a temor o sospecha de parcialidad, tal
como veremos, la cuestión en el derecho comparado dista de ser tan precisa.

3.4. La ética y los parámetros internacionales


Las directrices del Código Modelo Iberoamericano de Ética Judicial(19) reconocen
la necesidad de que el juez mantenga a lo largo de todo el proceso una equivalente
distancia con las partes “y con sus abogados”, evitando todo tipo de comportamiento
que pueda reflejar favoritismo, predisposición o prejuicio (conf. en lo sustancial, art. 10).
Asimismo se obliga al magistrado a “abstenerse de intervenir en aquellas causas
en las que se vea comprometida su imparcialidad o en las que un observador razonable
pueda entender que hay motivo para pensar así” (art. 11).
El estándar que se utiliza es el de “observador razonable”, el mismo que proponen
los Principios de Bangalore sobre la Conducta Judicial(20), dado que la imparcialidad no
solo es una cuestión de hecho sino también de “percepción” mensurable desde el punto
de vista de un “observador razonable” (criterio aprobado en la reunión de La Haya,
noviembre/2002).
Sobre el uso puntual de las redes sociales son muy interesantes las manifestaciones
que la Comisión Iberoamericana de Ética Judicial realizó a través de un dictamen
emitido en el año 2015(21). Allí se dijo que es errado concluir que los jueces pueden
emplear indiscriminadamente las redes sociales, pues al igual que un micrófono, el papel
y la pluma o una sala de audiencia, “las redes son una herramienta y, a la vez, un foro
de comunicación que exhibe a quien a ellas acude”.
Más claramente: se sostuvo que un juez no puede “embanderarse en posturas
políticas partidarias” y tampoco puede, en las redes, “formular manifestaciones
unilaterales ni participar en intercambios proselitistas” o que anuncien posturas o
muestren quiénes o cómo podrían influir en su ánimo. A su vez, un juez debe tener
presente que no conoce la potencial audiencia -en lo que hace al grado de comprensión
que esta tendrá del mensaje- así como también que no debe estimar que el mensaje “dice
tan solo lo que él supone literalmente expuesto” sino que debe prever las implicancias
según el contexto en el que es emitido y asumir que eventualmente podría ser exhibido
fuera de aquel contexto.
El dictamen afirma que los contactos que un juez tenga en las redes sociales son
una fuente de información que pueden suscitar dudas en los abogados y en las partes.

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LA IMPARCIALIDAD DEL JUEZ Y DEL JURADO: EL USO DE LAS REDES SOCIALES…

Y en este aspecto destaca que no solo el admitir determinados abogados o litigantes al


universo de contactos de la red cuando el juez ya conoce que litigan ante su estrado sería
“particularmente objetable”, sino que “no cabe descuidar que aun cuando no sea
actual ese supuesto, frecuentemente será conjeturable”.
Por fuera del ámbito iberoamericano, en Estados Unidos la American Bar
Association -en febrero/2013- emitió la opinión formal 462 referida a los jueces en
las redes sociales, por la que manifestó que “un juez puede participar en redes sociales
electrónicas, pero como en todas sus relaciones sociales y contactos, un juez debe cumplir
con las normas pertinentes del Código de Conducta judicial y evitar cualquier conducta
que pudiera socavar la independencia, integridad o imparcialidad del juez o crear una
apariencia de impropiedad”.(22)
Sobre este sistema, Bunge Campos identifica tres tipos de temores que pueden
asomar: que la publicidad de esa amistad, a los ojos de un observador razonable, dé la
idea de que el juez ha perdido la imparcialidad; que el juez “sucumba a la tentación de
tener comunicaciones” por fuera del pleito con los abogados o las partes; y, por último, la
posibilidad de que “esa ‘amistad’ sea utilizada por algún abogado para dar a entender que
tiene una relación particular con el juez y de ese modo engañar a sus propios clientes”.(23)
El citado autor ilustra con un caso que ocurrió en Carolina del Norte, donde un juez
-Carlton Terry-, además de ser amigo de Facebook de uno de los abogados de las partes
(y de haber mantenido contacto con él a través de dicha red social), utilizó el buscador
Google para encontrar información acerca de unos de los litigantes, circunstancia
que luego el propio magistrado les informó a las partes, lo que provocó a la postre su
recusación, ordenándose un nuevo juicio. El caso generó además la reprimenda pública
de la Judicial Standards Commission, comisión estadual encargada de considerar las
quejas contra los jueces de la Corte General de Justicia de ese Estado.(24)
En la vereda de enfrente otras voces sostienen que estos cambios tecnológicos
podrían ser para mejor, ejemplificando con el caso de una jueza que gracias al uso
de Facebook desenmascaró la mentira de una litigante que pretendía la postergación
de una audiencia aduciendo un motivo personal (la muerte de su padre) cuando las
publicaciones realizadas en dicha red social evidenciaban circunstancias totalmente
opuestas a esa causal.(25)
De todos modos, el tema lejos está de ser zanjado. Estados Unidos es el país que
más ha avanzado sobre esta temática y sin embargo las posturas están fuertemente
divididas: mientras un grupo de Estados optó por la lisa y llana prohibición de toda
amistad entre jueces y letrados en las redes sociales (California, Florida, Massachusetts
y Oklahoma), otro conjunto (Ohio, Kentucky, New York y Carolina del Sur) adoptó la
posición de autorizar esas amistades pero con “cautela”.(26)
La postura rígida ha sufrido numerosas críticas(27). Una de ellas refiere que si lo
que se busca al impedir la amistad en redes sociales entre jueces y abogados es evitar
la apariencia de que ese vínculo permitiría algún tipo de acceso especial al juez, ello no
tiene en cuenta que hoy en día resulta muy fácil obtener otros modos de contactarse
con un magistrado (por ejemplo, obteniendo su dirección de correo electrónico o número
telefónico personal). Lo que proponen quienes critican la posición rígida es que el análisis
debe versar sobre la naturaleza del contacto/relación y no sobre su mera existencia.
También sugieren que el enfoque sea matizado, atendiendo a la clase de red social de la
que se trate y que se establezcan pautas más laxas para su uso por parte de los jueces.

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MANUEL A. FREIRE

En definitiva, si bien todos los comités de ética de Estados Unidos han opinado
que los jueces pueden generalmente usar las redes sociales, advierten que no pueden
tener las mismas libertades que los legos y deben obedecer requisitos estrictos para que
su uso cumpla con el Código de Conducta judicial.(28)
Está claro que los jueces gozan de los mismos derechos y garantías constitucionales
que el resto de los ciudadanos, pero la función que ejercen impone ciertas restricciones
en su vida social. Sin embargo, esa conducta más severa no implica un retiro o
aislamiento total de la vida pública, pues “el aislamiento completo de un juez respecto de
la comunidad en la que vive no es posible ni beneficioso”.(29)
Esto también invita a pensar que no sería descabellado imaginar un supuesto
inverso: que el propio juez se sienta afectado por las presiones o acoso hacia su persona
o su familia generados a través de las redes sociales u otros medios tecnológicos y de
comunicación, o incluso considerarse víctima de lo que se conoce como “fake news”(30) o
noticias falsas.(31)
Es decir, todo juez sabe que su actuación conlleva adhesiones y detracciones
y, por ende, la aceptación de todo tipo de críticas a su labor a través de las redes, por
más encarnizadas que puedan parecer, está consustanciada con el sistema democrático
y la libertad de expresión que debe regir en un Estado de derecho(32). También las
presiones mediáticas forman parte de las circunstancias que rodean los casos de mucha
repercusión pública, o incluso comentarios mal intencionados de las propias partes
deben también ser aceptados por un juez profesional(33). Esto último es de toda lógica,
ya que de lo contrario se generaría además la posibilidad de que los litigantes lograran
el apartamiento del magistrado que no les satisface con el fácil recurso de hablar mal o
agraviarlo.
Pero pensemos en casos extremos, de información falsa divulgada por internet
o redes sociales sobre aspectos íntimos del juez o su familia(34), ¿hasta dónde puede o
debe un juez considerarse capaz de soportar y sobrellevar tales circunstancias como
meros “gajes” del oficio y hasta dónde no debe reconocerse que ello puede afectarlo a
nivel personal impidiendo su correcto desempeño profesional en el caso? ¿Puede un juez
resolver aislado del ambiente?
Los llamados “linchamientos” mediáticos(35), que en no pocas ocasiones han
tenido como objeto a magistrados que, por ejemplo, tomaron la decisión de liberar
a un imputado o condenado que luego reiteró su conducta delictiva. A remolque de
las redes sociales se amplificaron exponencialmente en cortísimo tiempo denostando
la integridad, la preparación técnica y hasta en ocasiones propiciaron el inicio de
procedimientos disciplinarios o de directa remoción del cargo. ¿Alguien podría afirmar
que ello no afectará de ningún modo la siguiente decisión que deba tomar ese juez en el
caso? ¿Debe continuar al frente de ese litigio solo porque la ley no estipula un motivo de
excusación al respecto?(36)
Sería ingenuo olvidar que los jueces cuando juzgan no lo hacen “de una manera
monádica, aislados, solitarios y caprichosos, sino como seres sociales, portadores de
una cultura técnica, pero irreductiblemente permeables al conjunto de representaciones,
estados de conciencia y visiones del mundo que comparten con sus congéneres...”.(37)
En conclusión y para cerrar este punto, podemos decir que, aun cuando la
normativa procesal no esté actualizada, las normas éticas y los dictámenes de los
colegios que rigen los cánones en que debe desenvolverse la magistratura profesional
sirven de guía en la materia.

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LA IMPARCIALIDAD DEL JUEZ Y DEL JURADO: EL USO DE LAS REDES SOCIALES…

Con base en ello, por un lado debe exigirse prudencia a los jueces a la hora de
participar en las redes sociales, ya que no pueden ni deben desconocer que estas son
vidrieras de su comportamiento que podrán infundir sospechas no solo en las partes,
sino en el público en general.
Por otro lado, no debemos olvidar que los jueces no pueden -ni deben- vivir aislados
de su comunidad, pero que a raíz de internet se ha generado un flujo en el sistema
de comunicaciones provocando el escenario actual, de un mundo constantemente
interconectado, lo que necesariamente exige una reinterpretación de las relaciones
jurídicas y sociales.

IV - SEGUNDA PARTE: JUECES LEGOS

4.1. El sistema bonaerense de selección “a ciegas”


Durante el año 2015 -también en la Prov. de Bs. As.- un abogado planteó que no
podía considerarse justo el juicio en el que había actuado en defensa del acusado porque
dos miembros del jurado habían omitido o tergiversado información requerida durante
el proceso de selección. La defensa advirtió estas circunstancias una vez finalizado el
juicio, lo que le impidió recusar a los potenciales jurados durante la propia audiencia
de selección, obstando de ese modo un ejercicio oportuno y pleno de la garantía de
imparcialidad del acusado.(38)
Si bien el planteo fue rechazado en la instancia revisora -y no vamos acá a
detenernos en su análisis porque no hace al tema que estamos tratando-, es interesante
advertir las ventajas que brindan las herramientas tecnológicas o las propias redes
sociales, a través de las cuales las partes pueden verificar y validar la información que
brindan los candidatos a jurado en el momento de la audiencia de voir dire.
Sin embargo -y continuando en el marco normativo procesal de la Prov. de Bs.
As.-, una primera aproximación nos muestra que los tribunales bonaerenses niegan la
información sobre la identidad de los potenciales jurados a las partes, hasta tanto este
no haya sido definitivamente elegido.
En efecto, se impide a los litigantes conocer el nombre, apellido, número de
documento, domicilio y demás datos personales, en fin, la información básica que los
postulantes vuelcan en el formulario inicial al comparecer al llamado ante el tribunal,
obligando a las partes a que procedan “a ciegas” durante la audiencia de selección.
Ello se sustenta en la combinación de varias normas: el artículo 338 ter, en el
punto 5 -cuando hace referencia al sorteo de los potenciales jurados del listado oficial-
establece que “las partes podrán presenciar el sorteo, pero no se les revelará la
identidad de los potenciales jurados hasta el inicio de la audiencia de debate”.
Luego el artículo 324 bis, punto 2 dispone que “finalizada la audiencia de
selección de jurados prevista en el artículo 338 quater, se procederá a la apertura del
debate en los términos del artículo 354” y finalmente el artículo 369 reconoce allí que “...
en cuanto resulte compatible se dejará constancia del nombre y apellido de los
miembros del jurado, y de las instrucciones para el veredicto...”.
Es decir que de la conjunción de estas normas los jueces tienen el imperativo
legal de no revelar a las partes, hasta el inicio del debate, los nombres y apellidos de los
candidatos a integrar el jurado.

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MANUEL A. FREIRE

La imposición del secreto en la información parece querer resguardar la seguridad


de los candidatos a jurados. Ello podría ser atendible para casos graves, como por
ejemplo aquellos que involucren al crimen organizado. Sin embargo no parece un
criterio adecuado aquel que propugna que todos los casos deben quedar sometidos al
deber de reserva de los datos, puesto que ello impide a las partes chequear la veracidad
de las respuestas que otorgan los postulantes. Desde los antecedentes penales hasta los
intereses reales que pudieran subyacer, la falta de información impide una validación
mínima que termina por desmerecer la garantía de imparcialidad.
Efectivamente, esta circunstancia ya ha sido objeto de críticas(39), sosteniéndose
que el sistema de la Provincia de Buenos Aires adoptó así el mecanismo del “jurado
anónimo”, resorte vigente en Estados Unidos pero claramente excepcional y autorizado
solo para casos en los cuales particulares razones justifiquen resguardar toda información
identificatoria de los jurados durante el voir dire.
Por el contrario, en aquel país, la regla es “que las partes cuenten previamente con
el cuestionario en el que [los potenciales jurados] brindan información sobre características
básicas (ej., sexo, edad, ocupación, domicilio, tipo de educación, datos del cónyuge,
de los hijos, lugar de trabajo, si trabajan para servicios legales, para el gobierno, para
aseguradoras, etc.). La finalidad de dar con anticipación esta información a las partes es
agilizar la audiencia y las recusaciones sin causa”.(40)
Esto tiene íntima vinculación con el resguardo de la garantía de imparcialidad
y el uso de las tecnologías a las que veníamos haciendo alusión respecto a los jueces
profesionales. En el escenario vernáculo, para el caso del juicio por jurados, se niega a
las partes el recurso de búsqueda y análisis de datos de internet o de los perfiles que
exhiben los candidatos a través de las redes sociales, como así también de toda otra
información que pueda surgir de la red.

4.2. El uso de internet y las redes sociales como herramientas para seleccionar jurados
A contrario de lo que sucede en el ámbito bonaerense, en Estados Unidos, en el año
2010, la Corte Suprema del Estado de Missouri en el caso “Johnson v. McCullough”(41)
sostuvo que los litigantes deben poder realizar una búsqueda en las bases de datos
durante el voir dire, en lugar de tener que esperar para ello hasta el veredicto.
Es interesante traer este caso por su similitud con el descripto en el punto
anterior, acontecido en el departamento judicial de Azul, donde la defensa no había
podido chequear las respuestas de los jurados (en ese caso por cuestiones logísticas
hasta finalizado el juicio) en la base de datos oficial.(42)
En el precedente norteamericano -se trataba de una demanda por mala práxis
médica- durante el voir dire, el abogado de la parte demandante había preguntado a
los candidatos a jurado si alguna vez habían formulado una demanda o habían sido
judicialmente demandados, a lo que varios contestaron afirmativamente, mientras
que uno -que luego fue seleccionado- no respondió. Después de que el jurado dictara
veredicto en favor del demandado, la demandante investigó el historial en la base de
datos oficial de aquel miembro del jurado que no había contestado y descubrió que
había sido objeto de demandas en múltiples casos de cobro de deudas y en un caso de
lesiones.
Al llegar a la Corte, esta sostuvo que “a la luz de que los avances en la tecnología
que posibilitan un mayor acceso a la información ... no se debe permitir que los litigantes
esperen hasta que se haya emitido un veredicto para realizar una búsqueda en ‘Case.

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LA IMPARCIALIDAD DEL JUEZ Y DEL JURADO: EL USO DE LAS REDES SOCIALES…

net’ [la base de datos oficial] del historial de litigios...”, agregando que “para facilitar
esta búsqueda, los tribunales de primera instancia deben asegurarse de que las partes
tengan la oportunidad de realizar una búsqueda oportuna antes de que el jurado se reúna
y deberá proporcionar los medios para hacerlo, si el abogado indica que tales medios no
están razonablemente disponibles de otra manera”.
Otro precedente que profundizó esa línea es “Carino v. Muenzen”(43). Este caso
tuvo lugar en Nueva Jersey también en el 2010, donde aproximadamente un año antes
de que comenzara el juicio el Poder judicial local había anunciado que comenzaría a
prestar el servicio de wi fi en el edificio de tribunales para maximizar el trabajo de los
abogados. El abogado de la parte demandante usó entonces su laptop para investigar
a los jurados durante la audiencia de selección, mientras que la contraparte -que no
tenía una computadora portátil-objetó la actividad de su colega. El juez hizo lugar a la
objeción al entender que la demandante había omitido previamente anunciar al tribunal
y a su contraparte que haría tal uso de la tecnología. El caso terminó siendo decidido por
la Corte de Apelaciones de Nueva Jersey, que sostuvo que el juez de primera instancia
no había sido razonable con el abogado al prohibirle el uso de su computadora para
investigar a los jurados. Explicó que si el acceso a internet estaba abierto para ambas
partes, y solo una había tenido la previsión de llevar su computadora portátil al tribunal,
no había razón para intervenir, puesto que, en definitiva, no había norma alguna que
impidiera investigar a los candidatos online durante la audiencia de selección.
Como se ve, en Estados Unidos la investigación en internet (internet research) está
éticamente aceptada y es permitida como una herramienta legal. Es que históricamente
la búsqueda de información sobre los jurados por fuera del voir dire ha sido una práctica
aceptada que en aquel país ha tenido un extenso desarrollo.
Thaddeus Hoffmeister cuenta que si bien William Blackstone en sus comentarios
a la ley británica ya mencionaba la práctica de proporcionar información del jurado a
ciertos acusados, los norteamericanos ubican en las Actas Públicas del Primer Congreso
(1790) las primeras disposiciones que hicieron alusión a que los acusados por delitos
a pena capital o alta traición debían tener el derecho de acceder e investigar la lista de
jurados hasta al menos tres días antes del juicio.(44)
Durante el siglo veinte, ya en el conocido caso contra Harry Thaw (del año
1907) tanto la fiscalía como la defensa contrataron detectives para realizar extensas
investigaciones sobre los antecedentes de los posibles miembros del jurado. Estos
detectives examinaron la vida, los hábitos, la reputación y la posición en la comunidad
de cada miembro del jurado.
Estas prácticas se fueron generalizando y pasó a ser común que ambas partes
en casos trascendentes enviaran un pequeño ejército de exploradores a investigar,
haciéndose pasar por vendedores de enciclopedias, promotores de seguros o cualquier
otra cosa. Dado que tanto el procedimiento legal como las normas éticas impiden el
contacto directo con los jurados antes y durante el juicio, los investigadores realizaban
todo tipo de tareas en archivos públicos, periódicos locales, bibliotecas, consultando a
otros abogados, manejando hasta las casas de los jurados, entrevistándose con vecinos
y siguiendo a los jurados durante el día. A estas tres últimas actividades se las llama
“investigación de campo”.
Por supuesto que la realización de estas prácticas conlleva un riesgo para la
parte que las demanda, básicamente que ello sea descubierto durante el juicio. La Corte
Suprema norteamericana se expidió una única vez sobre el tema de las investigaciones
del jurado, en el caso “Sinclair v. United States”, y allí condenó fuertemente la práctica

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MANUEL A. FREIRE

de seguimiento o rastreo de los jurados. Sin embargo, los abogados continuaron con
su uso porque los tribunales inferiores se encargaron de matizar aquel precedente,
distinguiéndolo sobre la base de las particulares circunstancias de aquel, como por
ejemplo el momento en el cual el seguimiento o la investigación del jurado es realizado.(45)
Rachel Hartje señala que a partir del caso conocido como los “siete de Harrisburg”
la práctica cambió para ser llevada a un nivel de sofisticación y profesionalización
mucho mayor, dando nacimiento a lo que se conoció luego como la industria del “jury
consulting”. En aquel caso se acusaba a un grupo de manifestantes contrarios a la guerra
de Vietnam de haber cometido varios actos de desobediencia civil, incluido el cargo
de conspirar para destruir registros y secuestrar a Henry Kissinger. Para combatir los
recursos inagotables del gobierno, la defensa contrató un grupo de trabajadores de las
ciencias sociales, integrado en su mayoría por estudiantes universitarios simpatizantes
de la causa antibélica, quienes realizaron una serie de encuestas telefónicas y reunieron
información sobre la clase de personas que compartían las creencias antibélicas. Una
vez que toda la información fue compilada, habían creado un perfil demográfico de la
clase de individuos que fueran más probablemente simpatizantes de la defensa. Aun
cuando el gobierno desembolsó unos 2 millones de dólares no logró la condena de los
acusados ya que el juicio terminó en un jurado estancado, resultado que en gran parte
se atribuyó a la labor efectuada por los trabajadores de las ciencias sociales.(46)
Aunque paradójicamente esta industria nació merced a un caso en el que los
acusados eran personas sin recursos económicos y básicamente perseguidos por sus
creencias políticas, las corporaciones más opulentas fueron las que comenzaron a
contratar los servicios de consultoría para afrontar los reclamos judiciales, por lo que
prontamente se transformó en un rentable negocio que produce más de 400 millones
de dólares al año con más de 700 profesionales y 400 empresas dedicadas al rubro.(47)
En lo que aquí nos interesa, también en los casos criminales de alto perfil
mediático se suelen contratar servicios de consultoría, aportando tanto profesionales
de la abogacía como psicólogos, sociólogos, estrategas políticos y hasta especialistas en
marketing, que ofrecen una gama de herramientas que va desde las encuestas telefónicas
y los sistemas de estadísticas hasta simulacros de juicios por jurado.
La consultoría excede lo que es la propia selección del jurado, incluyendo
preparación de testigos, presentación de herramientas visuales, observación en la sala
de audiencia, entrevistas posteriores al jurado, etc.(48)
Frente a la selectividad que conlleva naturalmente el poseer los medios
económicos y financieros suficientes para acceder a los recursos que ofrece la industria
de consultoría(49), el uso de internet y las redes sociales como herramienta de información
para delinear perfiles de candidatos a jurado ha venido, en alguna medida -tal como
sosteniene Hoffmeister(50)-, a equilibrar las posibilidades de las partes dentro del sistema
de justicia.
A su vez, la extensión y difusión de estas prácticas genera que los propios
postulantes al jurado se exhiban más cautelosos a la hora de responder las preguntas
de las partes durante el voir dire, a sabiendas de que muchos de los datos que brindan
son verificables a través de lo que surge online.
De hecho, la concreta vigilancia que las partes ejercen durante el juicio sobre
la actividad que los jurados exhiben en las redes sociales ha provocado apartamientos
o, incluso, la directa anulación de juicios en casos de descubrimiento de utilización
incorrecta de aquellas. Más adelante veremos cómo diferentes sistemas procesales

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LA IMPARCIALIDAD DEL JUEZ Y DEL JURADO: EL USO DE LAS REDES SOCIALES…

incorporaron herramientas legales para disminuir el uso de las redes sociales o internet
por parte de los jurados durante el juicio.
En conclusión, tal como lo adelantáramos al iniciar este tópico, en Estados
Unidos las búsquedas e investigaciones sobre los jurados a través de internet están
actualmente aceptadas con el único límite de que no se intente mantener contacto de
ningún modo con los potenciales jurados.

4.3. Big data y jurados


La gran cantidad y variedad de datos que se vuelcan en la red y vienen aumentando
día a día su volumen de manera exponencial (fenómeno conocido como datos masivos o
big data(51)) ha exigido la creación de formas de procesamiento cada vez más innovadoras
y eficientes (como los sistemas de inteligencia artificial).
No es casual entonces que el sector Data Broker sea uno de los nichos que más
ha crecido, esto es, empresas que vienen recogiendo una enorme cantidad de datos de
bases públicas y semipúblicas, en términos de consumo, antecedentes delictivos, salud,
intereses políticos, financieros, de entretenimiento, etc.
Y si bien está claro que el valor “no está en los datos sino en lo que se haga
con ellos”(52), Andrew Ferguson(53) se pregunta qué pasaría si esos datos sobre grupos
e individuos que él llama “bright data” (datos “brillantes”, porque son inteligentes
-precisos y direccionados- y porque son luminosos -revelan preferencias y patrones-)
fueran usados por la Administración de Justicia para seleccionar la lista general de
candidatos a jurados.
Por un lado, mediante la utilización de esos datos se podría generar un jurado
que realmente refleje un corte transversal de la comunidad (el concepto de “fair-cross-
section”), es decir que sea fehacientemente “representativo” de aquella.
Recordemos que el estándar de “fair-cross-section” implica que no puede estar
ausente del jurado cualquier grupo distintivo de la comunidad, pues lo priva a aquel de
una perspectiva sobre eventos humanos que pueden ser críticos para evaluar un caso
criminal.(54)
Es decir, mediante el uso de inteligencia artificial se podría crear un jurado
perfectamente representativo basado en cualquier atributo conectado a un algoritmo
y potenciando así la diversidad superadora de las categorías tradicionales de “género”,
“raza” y “domicilio”.
A su vez, los litigantes podrían usar esa base para definir el panel del jurado del
caso en particular, brindándoseles a las partes una cantidad de datos adicionales de
los candidatos que, por un lado, podrían evitar la realización de preguntas incómodas
o invasivas sobre aspectos personales de los potenciales jurados. Al mismo tiempo se
equilibraría “el campo de juego” al proveer a ambas partes de la misma información, hoy
solo accesible para aquel que posee los recursos para contratar servicios de consultoría.
Por otro lado, mediante la contratación de empresas de Big Data, la Administración
de Justicia se podría ahorrar los costos que actualmente se destinan en personal y en
tecnología para coordinar que miles de jurados lleguen a presentarse a los tribunales,
a la vez que se evitarían las altas tasas de ausentismo. Estas empresas ya contactan a
los individuos pero por otras razones, con lo que agregar la tarea específica de coordinar
la convocatoria del jurado con la información existente está dentro de sus capacidades.

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MANUEL A. FREIRE

A través del uso de nuevas tecnologías se podría contactar por mail, por redes sociales,
por mensajes de texto e incluso se podrían usar anuncios por internet para recordar a
los jurados sobre su próximo servicio.
De esta manera -para Ferguson- a través del uso del Big Data la Administración
de Justicia podría “democratizar” el acceso a la información permitiendo aumentar así
la diversidad en los jurados, disminuir las prácticas selectivas discriminatorias que se
ejercen a través de mecanismos como las recusaciones sin causa y abaratar los costos
actuales del sistema.
Sin embargo el Big Data dista de ser la panacea y el propio autor reconoce que
esta propuesta también conlleva riesgos. Ferguson elabora así una serie de “dilemas”
que entiende que podrían plantearse, como por ejemplo si un jurado perfectamente
representativo podría de alguna manera cambiar el rol o el papel que este actualmente
tiene en la sociedad(55), o si la idea del acceso a los datos personales de los potenciales
jurados podría socavar la cooperación de estos con el sistema de justicia, entre otros.
A pesar de lo lejano que esto puede parecer para la Provincia de Buenos Aires,
cuyo procedimiento de selección de jurados -como ya mencionáramos- impide conocer
siquiera el nombre de los potenciales candidatos a integrarlo, lo cierto es que en nuestro
país ya existen sistemas de inteligencia artificial aplicados a la gestión judicial(56), por lo
que, aun cuando el tema suene más propio de un relato de ciencia ficción, la realidad
indica que el futuro ya llegó.
Esto nos invita a pensar cómo la existencia de sistemas de inteligencia artificial
que a través de los datos masivos recogidos de internet permiten la creación de perfiles,
patrones de hábitos, costumbres, etc., de las personas influirán en la selección del
jurado y, por ende, indirectamente podrían moldear el concepto de imparcialidad tal
cual lo conocemos actualmente.

4.4. Jurados indiscretos: sanciones, vigilancia y educación


Anteriormente analizamos supuestos en los que las partes utilizan redes sociales
o internet como fuente de información válida para detectar sesgos en los magistrados
que ameriten su recusación, desacreditar testigos o peritos, seleccionar jurados, entre
otros.
En este último apartado vamos a abordar las consecuencias que pueden traer el
uso inapropiado de internet o las redes sociales por parte de los jurados. Veremos que
ello puede alentar a las partes a realizar desde planteos recusatorios por sospechas de
parcialidad hasta la anulación del juicio.
Es que, al igual que respecto a los jueces técnicos, es de toda lógica que el
fenómeno tecnológico comprenda también a los jueces accidentales. Al fin de cuentas,
nadie escapa a la tentación de comunicarse o indagar en la red de redes. Como lo hemos
venido haciendo, partiremos del análisis del Código Procesal Penal bonaerense.
Al respecto, se puede señalar que a pesar de que la ley de juicio por jurados ha
sido sancionada recientemente (en el año 2013) la temática de la comunicación virtual
no aparece expresamente contenida en su letra.
En efecto, el Código carece de mecanismos legales concretos tendientes a evitar la
“mala conducta” de los jurados con respecto al uso de las tecnologías. Veamos.

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LA IMPARCIALIDAD DEL JUEZ Y DEL JURADO: EL USO DE LAS REDES SOCIALES…

En primer lugar se advierte una admonición que debe formular el juez a los jurados
una vez que estos fueron designados: “Desde ese momento no podrán emitir criterios
sobre la causa o tomar contacto con las partes...” [art. 338 quater, inc. 5), CPPBA]. Debe
entenderse que tanto la expresión de criterios como la comunicación con las partes
que los jurados deben evitar incluyen al plano virtual, a través de internet y las redes
sociales. De cualquier manera no sería abundante su incorporación específica en la
manda legal o, en su caso, que los jueces internalicen estas prácticas para formular
la advertencia de evitar la comunicación por redes como las expresiones en foros de
internet.
Asimismo, el artículo 371 quater, inciso 4) establece que los jurados tienen “la
obligación de denunciar” cualquier tipo de presión, influencia o inducción que hubieren
recibido para emitir su voto en un sentido determinado. A pesar de que tampoco aquí se
dice expresamente, estas presiones o influencias podrían generarse a través de medios
tecnológicos, caso en el que deberían también los jurados así denunciarlo.
Sin embargo, se advierte que no se ha previsto ninguna consecuencia legal
particular para aquel que, habiendo sufrido presiones -o conociendo que un colega fue
objeto de estas-, no denuncia tal situación, por lo que dicha obligación deviene en cierta
medida abstracta.
Por otro lado, el Código también instaura -para casos catalogados como “excep-
cionales”- el aislamiento de los jurados mediante un alojamiento en “lugares adecuados”
a cargo del Estado. A su vez establece que “si las circunstancias del caso lo requieren” el
juez puede disponer que los miembros del jurado “no mantengan contacto con terceros
ni con medios de comunicación masivos durante todo el desarrollo del juicio” (art. citado).
Tampoco aquí el legislador propone algún tipo de parámetro o indicio sobre cómo regular
o llevar a cabo esa vigilancia sobre los jurados para hacer efectiva la falta de contacto
contaminante, sobre todo teniendo en cuenta la facilidad para la comunicación que
otorga cualquier dispositivo móvil con acceso a internet.
Finalmente, la ley dispone que deberán mantener “en absoluta reserva su opinión
y la forma en que han votado” [art. 371 quater, inc. 5), CPP], con lo cual, cualquier
filtración sobre posturas asumidas en la deliberación a través de redes sociales podrá
hacer incurrir en falta a ese miembro del jurado.
Ahora bien, ¿podrán estas mandas legales hacer efectiva la necesidad de despejar
el riesgo de “contaminación” de los jurados a través de redes sociales o internet? ¿Son
suficientes?
Países como Australia, Gran Bretaña, Nueva Zelanda o Estados Unidos han
realizado esfuerzos tendientes a reducir el uso inapropiado de la tecnología por parte de
los jueces legos, adoptando diversas herramientas legales.
Hoffmeister(57) examinó tres diferentes áreas sobre las que dichos países trabajaron
la temática: castigos, vigilancia y educación. En lo que sigue haré sucintamente pie en
su trabajo.
En materia de castigos, algunos países tipificaron figuras que prohíben a los
jurados -bajo amenaza penal-indagar en internet sobre el caso que les toca juzgar.
Australia legisló en la materia prohibiendo -entre otras conductas- que los jurados
hagan preguntas a cualquier persona sobre el caso para el cual fueron designados,
como así también que realicen todo tipo de investigaciones -por ejemplo- a través de una
base de datos (como puede ser internet) o examinen o inspeccionen cualquier lugar u
objeto, o hagan consultas -incluso- a través de otra persona.

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MANUEL A. FREIRE

En Estados Unidos, California fue uno de los primeros Estados en legislar sobre
“mala conducta” del jurado referida a internet. Hace unos siete años, fortaleció sus
sanciones -civiles y penales- para abordar específicamente este comportamiento del
jurado. De este modo la nueva ley permite castigar jurados que hayan discutido en
forma virtual procedimientos legales confidenciales.
De cualquier manera la eficacia real de estas medidas no ha podido ser comprobada.
Desde su sanción, muy pocas condenas se han registrado en California. El hecho de estar
obligados a denunciar genera temor en los jurados y quizás estos elijan permanecer en
silencio en lugar de cooperar con la investigación judicial y eventualmente incriminar
a un colega. Esto generó que el Consejo Judicial de California pidiera una revisión
de la ley, pues concluyó que una mejor forma de abordar el tema de los jurados que
electrónicamente discuten temas confidenciales del proceso sea mediante el desacato
(“civil contempt”).
El desacato, por su parte, ha sido desde siempre el método más utilizado en aquel
país del norte para castigar a los jurados que no observan las normas del tribunal.
Asimismo, en otros países se han declarado en desacato a jurados que incurrieron en
diferentes transgresiones relacionadas con internet: desde hacerse “amigo” en Facebook
del acusado(58) hasta averiguar términos legales en la red(59). Sin embargo, las reglas que
lo rigen no son claras ni consistentes(60) y pueden variar ostensiblemente de jurisdicción
en jurisdicción.
En lo que hace al área de vigilancia, una herramienta utilizada es la de directamente
privar a los jurados de medios tecnológicos como dispositivos móviles o impedir el acceso
a internet dentro de los tribunales. En algunos estados de Estados Unidos no se permite
el uso de celulares durante la deliberación o, incluso, el acceso a la sala de juicio con
dispositivos móviles. En Australia (en el Estado de Nueva Gales del Sur), los oficiales del
tribunal están autorizados a “confiscar” los celulares del jurado.
Está claro que durante la deliberación -momento trascendental si los hay para la
toma de la decisión final- resulta de vital importancia que el juez minimice las filtraciones
o contaminación que puede naturalmente darse a través de la búsqueda de información
en internet o las consultas por teléfono celular. De allí que resulte conveniente dotar de
potestades a los magistrados para impedir que los jurados ingresen a deliberar con sus
teléfonos celulares.
Algunos Estados de Australia y Estados Unidos prevén la posibilidad de “aislar” al
jurado. Nuestro Código bonaerense, según lo vimos, también lo prevé (hasta la confección
de este artículo, no se ha registrado el uso de este mecanismo). A través de esta medida
se asegura el cumplimiento de las reglas del juez. Sin embargo resulta poco práctico y
rara vez se lo utiliza, reservándose para casos excepcionales que pudieron haber tenido
la atención de los medios de comunicación.
Una alternativa a esto último es el “aislamiento virtual”, donde los jurados, si bien
vuelven a sus hogares, consienten el bloqueo o el monitoreo del acceso a internet o a los
dispositivos electrónicos de comunicación. Aunque probablemente sea menos gravoso y
oneroso que la medida de aislamiento tradicional, el aislamiento virtual puede ser visto
como una medida intrusiva.
También, de alguna manera, la vigilancia que los propios protagonistas procesales
(el juez y las partes) realizan de los jurados, como así también estos entre ellos, es una
variable a considerar.

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LA IMPARCIALIDAD DEL JUEZ Y DEL JURADO: EL USO DE LAS REDES SOCIALES…

Sobre lo primero, ya vimos en el punto II cómo este fenómeno de investigar a los


jurados a través del comportamiento que exhiben en internet o en las redes sociales se ha
venido extendiendo en Estados Unidos. En cuanto al control recíproco que los miembros
del jurado pueden ejercer de ellos mismos, se dificulta la posibilidad de que algún jurado
denuncie a un colega sobre una inobservancia en las instrucciones referidas al uso
incorrecto de internet, ello, por varias razones. En primer lugar, porque sabiendo que
podría afrontar una sanción penal, los jurados se vuelven renuentes a delatar a un
colega. También el hecho de estar todo el tiempo juntos atenta contra la posibilidad de
acudir al juez, circunstancia que claramente sería advertida por los demás.
Por último, la educación o la instrucción que los ciudadanos reciben es un punto
en el que también debe apostarse para evitar el mal uso de las nuevas tecnologías.
En Gran Bretaña, una comisión encargada de evaluar la necesidad de una
reforma al sistema judicial inglés(61) sugirió que en las escuelas se enseñe sobre el rol y
la importancia de servir como jurado. Indudablemente este es un punto a emular en el
territorio bonaerense donde podría -según el diseño curricular vigente- incluirse en la
materia común a todas las orientaciones (“Política y ciudadanía”) de quinto año, para
generar en los jóvenes conciencia sobre la importancia del rol, su función participativa
y la divulgación del conocimiento sobre la institución.
Aquella comisión británica propuso también que se otorgue la potestad a los
jurados de formular preguntas a los testigos, bajo la idea de que la prohibición de
interrogar genera que los jurados busquen formas alternativas de despejar sus dudas,
como por ejemplo acudiendo a internet.
Nuestro sistema bonaerense en este aspecto es tajante: no solo impide la formulación
de preguntas (“los jueces y jurados no podrán por ningún concepto formular preguntas a
quienes comparezcan a declarar al juicio”), sino que considera al incumplimiento de dicha
prohibición como “falta grave” [conf. art. 342 bis, inc. 4), último párr., CPPBA].
A diferencia de ello, en Estados Unidos son varias las ventajas que se le han
adjudicado a la práctica de que los jurados interroguen(62), tan es así que en la actualidad
son solo cuatro Estados los que mantienen una prohibición expresa sobre la formulación
de preguntas en juicios criminales.(63)
Sea como fuere, la cuestión referida a la facultad de interrogación por parte de los
jurados excede el objeto de este artículo, por lo que no profundizaré sobre las ventajas o
desventajas del sistema que hemos adoptado.
También las instrucciones del juez son una herramienta idónea para advertir,
exhortar e interpelar a los miembros del jurado para evitar el uso incorrecto de las redes
sociales o las averiguaciones a través de internet.
En algunos casos, luego de instruirlos, el juez les exige un consentimiento escrito
o una promesa o juramento oral a los jurados respecto de que no realizarán ningún tipo
de búsqueda o averiguación a través de internet o redes sociales.
Aun sin caer en tal extremo, en nuestro ámbito debería profundizarse la capa-
citación de los magistrados para que incorporen como una instrucción específica las
advertencias sobre la imposibilidad del uso de internet y las nuevas tecnologías. En este
punto se advierte que no todos los jueces están al tanto del uso de las redes sociales o de
internet, por lo que, de no existir una figura establecida previamente que sancione este
tipo de conductas, se corre el riesgo de que los jurados no interpreten los límites sobre
el uso incorrecto de la tecnología.

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Ninguno de estos aspectos fue abordado por nuestra legislación y sería interesante
comenzar a discutirlos, no solo para que los jueces técnicos estén alerta, sino para que
todos los protagonistas adviertan la necesidad de limitar y controlar el uso de estas
herramientas una vez convocados al procedimiento judicial de debatir y decidir un caso
criminal.

V - CONCLUSIONES

Como quedara puesto de manifiesto a través de los anteriores puntos, las nuevas
tecnologías han impactado en los procedimientos judiciales desde diversas aristas,
siendo hoy en día consustancial para las partes y abogados acudir a internet y a las
redes sociales como forma de recabar información útil de cara a la estrategia de litigación
que diagramen.
En punto al resguardo de la imparcialidad, los jueces deben tomar conciencia de
los efectos que la participación en foros de internet y la comunicación en red pueden
traer, debiendo propiciarse la capacitación de los magistrados para que realicen un uso
responsable de las redes sociales, tomando en consideración los dictámenes éticos más
recientes que a nivel internacional se han dictado en la materia.
A su vez quedó en evidencia que los jueces “no pueden librarse de sus propios sesgos
emocionales y no pueden evitar que las personas con las que interactúan, el ambiente en
el que deciden o el tema que deben resolver, impacten en su emocionalidad”(64), lo que debe
necesariamente llevarnos a contemplar modificaciones legales en materia de regulación
de excusaciones y apartamientos, al menos, en lo que hace al procedimiento penal de
la Provincia de Buenos Aires sobre el que hemos trabajado en el presente comentario.
De la misma manera hemos visto que los datos masivos que circulan por internet
mediatizados por sistemas de inteligencia artificial podrían llegar a calar en la admi-
nistración de justicia modificando los esquemas de selección de jurados tal como los
conocemos.
Finalmente, el contacto a través de las redes sociales o la búsqueda de información
por internet puede enturbiar el proceso de deliberación y toma de decisión de los jurados
legos. Frente a los ejemplos de derecho comparado que fueron recabados y a algunos
conflictos que -si bien tenues- ya comenzaron a avizorarse en el ámbito local, parece
haber quedado expuesto que el legislador bonaerense, a la hora de sancionar la ley de
juicio por jurados, no contempló esta temática a cabalidad.
Este artículo aspira a servir de puntapié inicial para generar la discusión sobre
las reformas o correcciones que demanda el sistema de jurados bonaerense sobre el
punto -si es que se coincide en que demanda alguna-. Si se conviene en esto último,
debería indagarse si corresponde avanzar en modificaciones sustanciales (tales como
eliminar el sistema de selección de jurado “a ciegas”; erradicar la prohibición al jurado
de formular preguntas; o incorporar sanciones procesales para la inobservancia de
instrucciones sobre el uso de internet o redes) o si mediante mecanismos indirectos como
la educación de los ciudadanos, la capacitación de los jueces técnicos y la instrucción
a los jurados, podrían neutralizarse los riesgos de sesgos por uso inapropiado de las
nuevas tecnologías.
Esto será materia de debate para una próxima oportunidad.
 

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LA IMPARCIALIDAD DEL JUEZ Y DEL JURADO: EL USO DE LAS REDES SOCIALES…

NOTAS
(*)Abogado (UBA). Relator letrado de la Suprema Corte de Justicia de la Prov. de Bs. As. Docente de grado en
la materia Derecho Procesal y Práctica Penal de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica de La Plata.
Miembro de la Asociación Argentina de Profesores de Derecho Procesal Penal
(1) Maier, Julio B. J.: “Derecho procesal penal I. Fundamentos” - 2ª reimp. - Ed. Del Puerto - Bs. As. - 2004 - pág. 739
(2) “Llerena, Horacio Luis s/abuso de armas y lesiones” - arts. 104 y 89, CP - causa N° 3221 - L. 486. XXXVI -
17/5/2005 - Cita digital Erreius IUSJU255425B
(3) Para su análisis remitimos, en particular, a Maier, Julio B. J.: “Derecho procesal penal I. Fundamentos” - 2ª reimp.
- Ed. Del Puerto - Bs. As. - 2004 - pág. 737/74
(4) La herramienta más importante es el mecanismo de recusación. En ese sentido la Corte IDH estableció que “...
la recusación es un instrumento procesal destinado a proteger el derecho a ser juzgado por un órgano imparcial y no un elemento
constitutivo o definitorio de dicho derecho. En otras palabras, un juez que no pueda ser recusado no necesariamente es -o actuará
de forma- parcial, del mismo modo que un juez que puede ser recusado no necesariamente es -o actuará de forma- imparcial”. Cfr.
caso “Apitz Barbera y otros (‘Corte Primera de lo Contencioso Administrativo’) vs. Venezuela” - párr. 64
(5) Nuestra Corte Nacional también tomó esta distinción sobre la imparcialidad en el ya citado “Llerena”, donde
expresamente sostuvo que “...puede verse la imparcialidad desde dos puntos distintos, uno objetivo y uno subjetivo: el primer
enfoque ampara al justiciable cuando este pueda temer la parcialidad del juez por hechos objetivos del procedimiento, sin
cuestionar la personalidad, la honorabilidad, ni la labor particular del magistrado que se trate; mientras que el segundo involucra
directamente actitudes o intereses particulares del juzgador con el resultado del pleito”
(6) El caso al que hago alusión tramitó en la Prov. de Bs. As., causa 156 del Trib. Oral Crim. 2 de La Matanza, cuyo
veredicto, por afectación de la imparcialidad, resultó anulado por la Sala segunda del Tribunal de Casación Penal
(causa 57.211 - reg. 1175 - sent. del 12/11/2013). Allí los particulares damnificados recurrieron señalando que uno
de los jueces del tribunal tenía amistad con el abogado del imputado que había resultado absuelto, acompañando
como evidencia las fotografías obtenidas de la red social Facebook, resolviendo Casación que “por fuera de toda
consideración relativa al tiempo de conocimiento o amistad que se describen ... lo cierto es que ... a partir de lo expuesto por
el recurrente particular con complemento de lo que expusiera en audiencia más el añadido de evidencias fotográficas, hacen
necesaria la aplicación de los arts. 47, inc. 13...”
(7) “¿Puede un juez ser ‘amigo en Facebook’ de una de las partes en un juicio? El tribunal de derechos humanos se
pronunciará” - https://www.eldiario.es/politica/Puede-sociales-tribunal-derechos-decidira_0_944206225.html
(8) “Cristina Rosaria Chaves Fernandes Figueiredo contra Suiza” - ingresado el 23/11/2018. Ver resumen (en
francés) en https://hudoc.echr.coe.int/fre#{%22itemid%22:[%22001-196112%22]}
(9) Conf. Castells, Manuel: “El impacto de internet en la sociedad: una perspectiva global”, en “C@mbio. 19 ensayos
fundamentales sobre cómo internet está cambiando nuestras vidas” - OpenMind - BBVA - pág. 127, disponible
en https://www.bbvaopenmind.com/wp-content/uploads/2014/01/BBVA-OpenMind-libro-Cambio-19-ensayos-
fundamentales-sobre-c%C3%B3mo-internet-est%C3%A1-cambiando-nuestras-vidas-Tecnolog%C3%ADa-Interent-
Innovaci%C3%B3n.pdf
(10) https://www.cij.gov.ar/nota-12243-Rechazaron-planteos-del-suspendido-juez-Pedro-Hooft-en-una-causa-por-cr-
menes-de-lesa-humanidad.html
(11) En casos resonantes los medios de comunicación suelen consultar la opinión de expertos, que en ciertas
ocasiones se manifiestan aún sin tener mínimas referencias precisas (desconociendo el expediente o los exámenes
realizados), es decir, con poco rigor y prudencia. Todo es rastreable en internet y estas opiniones inapropiadas
vertidas fuera del ámbito judicial pueden resultar útiles a la estrategia de alguna de las partes
(12) La CSJN en un precedente de hace más de treinta años sostuvo que “la difusión del sentido en que se orientarían los
votos de los jueces, importa un lamentable abuso por parte de quienes procedan de tal suerte, pero no significa prejuzgamiento; de
otra manera las maniobras dolosas consistentes en la apropiación de los borradores de votos en circulación, se verían premiadas
con la inhibición del juez cuya opinión ya emitida se hiciera pública”. Sin embargo, distinguió las filtraciones de opiniones
cuando sean en el marco de las deliberaciones, en cuyo caso “forman parte del acto de juzgar” de aquellas opiniones
“emitidas en etapas anteriores al dictado de la sentencia” (Fallos: 310:2066) donde allí sí claramente traslucirían
prejuzgamiento

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MANUEL A. FREIRE

(13) Fue muy conocido el caso de un juez federal que intercambió por Whatsapp opiniones sobre un proceso en
ciernes, que fueron luego utilizadas para pedir su apartamiento - https://www.cij.gov.ar/nota-9023-Caso-Ciccone--
la-C-mara-Federal-hizo-lugar-a-la-recusaci-n-del-juez-Rafecas.html
(14) El CPCC prevé en su art. 30 que además de las causales de excusación taxativas el juez “podrá hacerlo cuando
existan otras causas que le impongan abstenerse de conocer en el juicio, fundadas en motivos graves de decoro o delicadeza”. Igual
redacción posee el digesto bonaerense
(15) A diferencia del caso de los jueces técnicos, en el caso de los jurados sí se implementó la posibilidad de motivo
de recusación frente a “sentimientos de afecto u odio” hacia los letrados de las partes también [conf. art. 338 quater, inc.
3), segundo párr., inc. por L. 14543)
(16) Ya en el dictamen de la Procuración General de la Nación en “Zenzerovich” se bregaba por un sistema abierto.
También Maier (Maier, Julio B. J.: “Derecho procesal penal. II. Sujetos procesales” - Ed. del Puerto - Bs. As. - 2004
- pág. 559)
(17) Art. 58, conf. L. 27272 y sus mod.
(18) “López Lone y otros contra Honduras” - sent. 5/10/2015. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/
articulos/seriec_302_esp.pdf
(19) http://www.oas.org/juridico/PDFs/mesicic5_mex_ane_57.pdf
(20) https://www.unodc.org/documents/corruption/Publications/2012/V1380121-SPAN_eBook.pdf
(21) http://www.poderjudicial.es/cgpj/es/CIEJ/Dictamenes/
(22) Esto surge del interesante artículo de Bunge Campos, Luis M.: “Jueces y redes sociales. Perspectivas desde la
ética judicial” - LL - 22/5/2015 - 1 - LL - 2015-C, 872
(23) Bunge Campos, Luis M.: “Jueces y redes sociales. Perspectivas desde la ética judicial” - LL - 22/05/2015,
22/5/2015, 1 - LL - 2015-C, 872
(24) El resumen de los hechos y la reprimenda pública realizada por la Comisión de Estándares judiciales de Carolina
del Norte puede leerse (en inglés) en https://www.nccourts.gov/assets/inline-files/Public-Reprimand-08-234-Terry.
pdf?oRRumeb2d.LtDBNITPCVpDgKmDYYlFcC
(25) http://www.abajournal.com/news/article/facebooking_judge_catches_lawyers_in_lies_crossing_ethical_
lines_abachicago
(26) Bunge Campos, Luis M.: “Jueces y redes sociales. Perspectivas desde la ética judicial” - LL - 22/05/2015,
22/5/2015, 1 - LL - 2015-C, 872
(27) Se puede leer (en inglés) -particularmente crítico de la postura asumida en California- el artículo de Brian
Hull, “Why Can’t We Be ‘Friends’? A Call for a Less Stringent Policy for Judges Using Online social Networking”
- 63 Hastings Law Journal - 595 - 2012, el enlace abierto está en https://repository.uchastings.edu/hastings_law_
journal/vol63/iss2/7
(28) Wilson, Aurora J.: “Let´s be cautious friends: the ethical implications of social networking for members of the
judiciary” - 7 - Wash. J. L. Tech. & Arts - 225 - 2012. Puede leerse (en inglés) en https://digitalcommons.law.uw.edu/
wjlta/vol7/iss3/3/
(29) Conf. comentario relativo a los Principios de Bangalore sobre conducta judicial - pág. 38
(30) La información falsa se extiende hasta seis veces más rápido que la verdad. De hecho, una noticia falsa tiene
un 70% más de probabilidades de ser retuiteada que una historia real, y este fenómeno se produce sobre la base de
dos mecanismos convergentes: el efecto cascada y la polarización de grupos (Alonso González, Marián: “Fake news:
desinformación en la era de la información” - Ámbitos Rev. Internacional de Comunicación - N° 45 - Universidad
de Sevilla). Puede leerse en http://institucional.us.es/revistas/Ambitos/45/Mon/Fake_News-_desinformacion_
en_la_era_de_la_sociedad_de_la_informacion__.pdf
(31) Fue conocido el caso de una noticia que a la postre se determinó falsa, pero oportunamente fue difundida
ampliamente y que señalaba que un juez federal se había reunido con el primer mandatario del país con fines
ilícitos. http://www.telam.com.ar/notas/201605/149552-caso-lazaro-baez-casanello-niegar-reunion-ex-presidenta-
cristina-fernandez-kirchner.php
(32) De todos modos no hay que desatender el rol que ejerce quien formula la crítica. Ello no es menor porque el
poder que detente el emisor podría implicar una afrenta a la independencia. Ver por caso el comunicado del Colegio
de Magistrados de la Nación: http://www.amfjn.org.ar/2018/02/19/preocupacion-por-las-expresiones-criticas-del-
senor-presidente-de-la-nacion-comunicado-nro-10-2018/

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LA IMPARCIALIDAD DEL JUEZ Y DEL JURADO: EL USO DE LAS REDES SOCIALES…

(33) Históricamente la CSJN ha realizado (y realiza) la siguiente admonición a los jueces profesionales: “La integridad
de espíritu, la elevada conciencia de su misión y el sentido de la responsabilidad que es dable exigirles, pueden colocarlos por
encima de las insinuaciones y, en defensa de su propio decoro y estimación y el deber de cumplir con la función encomendada,
conducirlos a no aceptar las sospechas de alegada, no probada y desestimada parcialidad” Fallos: 330:251 - 27/2/2007
(34) Internet es un sistema tecnológico abierto y de construcción social, que como toda forma abierta de organización
social acoge lo mejor y lo peor del género humano. Conf. Castells, Manuel: “El impacto de internet en la sociedad:
una perspectiva global”, en “C@mbio. 19 ensayos fundamentales sobre cómo internet está cambiando nuestras vidas”
- OpenMind - BBVA - pág. 127, disponible en https://www.bbvaopenmind.com/wp-content/uploads/2014/01/
BBVA-OpenMind-libro-Cambio-19-ensayos-fundamentales-sobre-c%C3%B3mo-internet-est%C3%A1-cambiando-
nuestras-vidas-Tecnolog%C3%ADa-Interent-Innovaci%C3%B3n.pdf
(35) En Ecuador se legisló a través de la ley orgánica de comunicación la figura de “linchamiento mediático”, que en
su art. 26 establece: “Queda prohibida la difusión de información que, de manera directa o a través de terceros, sea producida
de forma concertada y publicada reiterativamente a través de uno o más medios de comunicación con el propósito de desprestigiar
a una persona natural o jurídica o reducir su credibilidad pública”
(36) El CPPBA solo prevé como causal cuando el jury se hubiere promovido antes del comienzo del proceso y la
acusación fuere admitida [art. 47, inc. 9)]
(37) Cárcova, Carlos M.: “¿Qué hacen los jueces cuando juzgan? (Enfoques plurales sobre la interpretación del
derecho y la hermenéutica judicial)”, en AA. VV.: “Estudios de filosofía del derecho y filosofía social” - Libro
homenaje a José M. Delgado Ocando - Tribunal Supremo de Justicia - Caracas - 2001
(38) La base de su argumentación hacía pie en que durante el proceso de selección ambos jurados no habían sido
sinceros respecto de anteriores experiencias con el sistema judicial. Nada habían referido sobre la existencia de
causas penales que los había tenido involucrados de algún modo (como víctimas/testigos), circunstancias que el
abogado defensor solo pudo conocer luego de agotada la audiencia de selección y las jornadas probatorias del juicio
(T. Casación Penal Bs. As., Sala I, causa 75.937, sent. del 22/12/2016; el juicio tuvo lugar en Azul el 1/12/2015 y
estuvo a cargo del T. Oral Crim. 1)
(39) Se puede ver la mención que hace sobre ello Silvana Corvalán en su artículo “Audiencia de voir dire y el
jurado anónimo en la Provincia de Buenos Aires” - LLBA2016 (marzo), 126 - DJ24/08/2016, 6; cita digital AR/
DOC/391/2016
(40) Corvalán, Silvana: “Audiencia de voir dire y el jurado anónimo en la Provincia de Buenos Aires” - LLBA2016
(marzo), 126 - DJ24/8/2016, 6; cita digital AR/DOC/391/2016
(41) El caso es muy conocido y es citado en muchos artículos que tratan el tema. La traducción es propia. El original
(en inglés) puede leerse en el siguiente enlace: http://www.legalethicsinmotion.com/wp-content/uploads/2012/09/
Johnson-v.-McCullough.pdf
(42) De hecho, una vez finalizado el juicio y en la sede de la defensoría, el defensor oficial accedió al Sistema
informático del Ministerio Público e inmediatamente pudo corroborar la omisión en las respuestas de los jurados al
aparecer vinculados a dos procesos judiciales
(43) El caso es analizado por Duncan Stark en Juror investigation: “Is in-courtroom internet research going too
far?” - 7 - Wash J.L. Tech. & Arts 93 - 2011, disponible (en inglés) en http://digital.law.washington.edu/dspace-
law/handle/1773.1/1067. También lo hace el artículo de Lundberg, J. C.: “Googling Jurors to conduct voir dire”
- 8 - Wash, J.L. Tech & Arts 123 - 2012. El paper está disponible (en inglés) en http://digital.law.washington.edu/
dspace-law/handle/1773.1/1171
(44) Hoffmeister, Thaddeus: “Investigating Jurors in the Digital Age: one click at a time” - Kansas Law Review -
vol. 60 - 2012 - págs. 616/20. Está disponible (en inglés) en http://law.ku.edu/sites/law.drupal.ku.edu/files/docs/
law_review/v60/03_Hoffmeister_Final.pdf
(45) Los tribunales han distinguido las investigaciones a los jurados previas al juicio de aquella vigilancia constante
incluso durante el juicio, tal como ocurriera en el citado “Sinclair”. Hoffmeister, Thaddeus: “Investigating Jurors in
the Digital Age: one click at a time” - Kansas Law Review - vol. 60 - 2012 - págs. 620/1. Está disponible (en inglés) en
http://law.ku.edu/sites/law.drupal.ku.edu/files/docs/law_review/v60/03_Hoffmeister_Final.pdf
(46) Hartje, Rachel: “A Jury of Your Peers?: How Jury Consulting May Actually Help Trial Lawyers Resolve
Constitutional Limitations Imposed on the Selection of Juries” - California Western Law Review - vol. 41 - N° 2 -
artículo 6 - 2005. Está disponible (en inglés) en https://scholarlycommons.law.cwsl.edu/cwlr/vol41/iss2/6/

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MANUEL A. FREIRE

(47) Strier, Franklin y Shetowsky, Donna: “Profiling the profilers: a study of the trial consulting profession, its impact
on trial justice and what, if anything, to about it” - Winconsin Law Review - 1999:441 - 1999 - págs. 444/5 (en inglés)
(48) Hartje, Rachel: “A Jury of Your Peers?: How Jury Consulting May Actually Help Trial Lawyers Resolve
Constitutional Limitations Imposed on the Selection of Juries” - California Western Law Review - vol. 41 - N° 2 -
artículo 6 - 2005 - pág. 495
(49) Ver Stevenson, Dru: “Jury selection and the Coase Theorem” - Iowa Law Review - vol. 97 - 2012 -en inglés-,
donde se indica que el precio por un jurado simulado para examinar cuestiones o argumentos puede variar entre
dos mil y veinte mil dólares, mientras que un servicio completo, que sirva para la selección del jurado mediante las
recusaciones sin causa, más el entrenamiento en técnicas de persuasión durante todo el juicio puede ser de cientos
de miles a millones de dólares
(50) Hoffmeister, Thaddeus: “Investigating Jurors in the Digital Age: one click at a time” - Kansas Law Review
- vol. 60 - 2012 - pág. 631. Está disponible (en inglés) en http://law.ku.edu/sites/law.drupal.ku.edu/files/docs/
law_review/v60/03_Hoffmeister_Final.pdf
(51) Para un desarrollo de los conceptos básicos, recomendamos el artículo de Estrella Puñido Cañabate: “Big data:
¿solución o problema?”, disponible en https://repositorio.uam.es/handle/10486/677785
(52) Ver Maestro Cano, Ignacio C.: “Reflexiones epistemológicas sobre Big Data” - Eikasia - Rev. de Filosofía - N°
71 - julio/2016 - págs. 449/74
(53) Ferguson, Andrew G.: “The Big Data Jury” - Notre Dame Law Review - vol. 91 - págs. 935-1006. Este innovador
artículo se puede leer (en inglés) en http://ndlawreview.org/publications/archives/volume-91/volume-91-issue-3/
(54) Desde el precedente de “Taylor v. Louisiana”, el fair-cross-section integra el significado de jurado imparcial al que
alude la Sexta Enmienda de la Constitución estadounidense
(55) Ferguson profundiza en cada uno de estos “dilemas”, señalando en este punto que un jurado elegido por
algoritmos vendría a representar algo más que su pertenencia a la comunidad, también un atributo o afinidad que
sea necesario incluir para lograr la representación de la diversidad. Por ejemplo, si la Administración comenzara a
mirar quiénes deben estar incluidos, debería estimar por grupos etarios (jubilados, jóvenes), ocupaciones (amas de
casa, profesionales), etnias o religiones, etc.
(56) Se puede ver como ejemplo el caso de Prometea, sistema de inteligencia artificial predictivo instalado en la
órbita del Ministerio Público Fiscal de la Ciudad de Bs. As. que permite realizar un dictamen jurídico de manera
íntegra. Conf. Corvalán, Juan G.: “La primera inteligencia artificial predictiva al servicio de la justicia: Prometea” -
LL - 29/9/2017, 1- LL 2017-E, 1008 - cita digital AR/DOC/2520/2017
(57) Thaddeus Hoffmeister: “Preventing Juror Misconduct in a Digital World” - Chicago-Kent Law Review” - vol. 90 -
issue 3 - 2015 - pág. 981. Acceso abierto (en inglés) en https://scholarship.kentlaw.iit.edu/cklawreview/vol90/iss3/9
(58) Thaddeus Hoffmeister cita un conocido caso de Inglaterra (“AG. vs. Fraill”, del año 2011), donde un tribunal
declaró en desacato a una jurado (Joanne Fraill) que, pese a las advertencias expresas del juez de no usar internet,
se contactó por Facebook con uno de los acusados. También sostuvo que lo había hecho el acusado (Jamie Sewart)
cuando, a través de ese contacto virtual, investigó sobre las deliberaciones del jurado. En definitiva, Fraill fue
condenada a ocho meses de prisión por comunicarse vía Facebook con un coimputado, así como también por usar
internet para investigar a otro de los acusados a pesar de las instrucciones dadas por la Corte de que no debían hacer
eso. Las acciones de Fraill fueron descubiertas porque el propio Sewart informó el contacto con Fraill a su abogado
y este informó luego al juez técnico
(59) En el caso “Fiscal general contra Dallas”, un tribunal inglés sentenció a un jurado a seis meses de prisión por
usar internet para averiguar la definición de un término que el juez técnico había usado (grievous: “grave”) y para
personalmente investigar al acusado. El jurado condujo esa investigación a pesar de las repetidas advertencias de
que no podía hacerlo
(60) Otro caso que cita Hoffmeister se dio en Estados Unidos cuando un miembro del jurado usó internet para
descubrir que el acusado -imputado por abuso sexual- tenía una condena previa por abuso de menores. Este jurado
le reveló esta información a sus colegas, lo que determinó que el juicio fuera declarado nulo. El juez técnico declaró
al jurado en desacato y le impuso una multa de mil doscientos dólares. Esa suma representaba el monto que la Corte
les había pagado a los jurados por los dos días que les había llevado la deliberación del juicio luego anulado. En otros
casos de mala conducta también en Estados Unidos, jurados han sido expuestos públicamente y obligados a escribir
ensayos sobre “la importancia del deber de juzgar”. (Hoffmeister, Thaddeus: “Investigating Jurors in the Digital Age:
one click at a time” - Kansas Law Review - vol. 60 - 2012 - pág. 986. Está disponible (en inglés) en http://law.ku.edu/
sites/law.drupal.ku.edu/files/docs/law_review/v60/03_Hoffmeister_Final.pdf

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LA IMPARCIALIDAD DEL JUEZ Y DEL JURADO: EL USO DE LAS REDES SOCIALES…

(61) Law Commission N° 340. Contempt of Court: juror misconduct and internet publications. Esta comisión
presentó un proyecto de reforma en diciembre/2013 que luego se tradujo en el año 2015 en la modificación de
la Criminal Justice and Courts Act, que incorporó la figura penal (“offence: research by jurors”) a través de la cual se
sanciona con hasta dos años de prisión o multa (o ambas) al jurado que durante el juicio investigue sobre el caso de
diversas formas, incluyendo, expresamente, la búsqueda de información por internet (“The ways in which a person may
seek information include (a) ... (b) searching an electronic database, including by means of the internet...”)
(62) En defensa de la postura que alienta la posibilidad de que los jurados formulen preguntas a los testigos, puede
leerse el artículo (en inglés) de Sweat, Kristen L.: “Juror questioning of witnesses in criminal trials: the ‘jury´s
still out’ in Illinois” - Illinois Law Review - vol. 2014 - N° 1 - págs. 271/309. Disponible en este enlace: https://
illinoislawreview.org/print/volume-2014-issue-1/juror-questioning-of-witnesses-in-criminal-trials/
(63) Son los Estados de Texas, Nebraska, Mississippi y Minnesota. Por el contrario, Estados como Hawaii, Idaho,
Arizona, Colorado o Utah avalan la práctica de que los jurados pregunten a los testigos en todo tipo de juicios
(civiles o penales). Conf. artículo de Sweat, Kristen L.: “Juror questioning of witnesses in criminal trials: the ‘jury´s
still out’ in Illinois” - Illinois Law Review - vol. 2014 - N° 1 - págs. 271/309. Disponible en este enlace: https://
illinoislawreview.org/print/volume-2014-issue-1/juror-questioning-of-witnesses-in-criminal-trials/
(64) Conf. Villanueva Raspall, Paula N.: “¿’Neuro’ derecho? Hacia un diálogo entre el derecho y las neurociencias”
- LL - 13/12/2019, 1 - cita digital AR/DOC/3829/2019
 

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APORTES CONSTITUCIONALES AL NUEVO
PROCESO TECNOLÓGICO ORAL

Federico J. Argibay Berdaguer(*)

Siempre presente madre María Rosa Berdaguer;


y mis hijas, Agustina y Estefanía Argibay

I - INTRODUCCIÓN

Comenzando un nuevo año, nos parece oportuno y pertinente detenernos a


reflexionar en este suplemento sobre el proceso oral tecnológico, sus avatares, cambios
y transformaciones a la luz de la irrupción de la tecnología y oleadas reformadoras que
vinieron de su mano.
Ya sabemos que al calor del torbellino tecnológico se erigió el nuevo proceso
tecnológico oral civil. Ambos -tecnología y oralidad- como panacea y postulada solución
a todos los problemas que aquejan al sistema judicial.

(*) Abogado. Mediador. Docente universitario de grado en Derecho de Familia Práctica Procesal.
Docente de posgrado en derecho procesal en las carreras de especialidad en derecho procesal
y especialidad en magistratura judicial que dirige en varias provincias. Posgraduado en las
especialidades en Educación Superior por la Universidad Católica de Cuyo y Derecho de Daños
por la UCSE. Magíster en derecho procesal por la Universidad Nacional de Rosario. Magíster en
derecho y magistratura judicial por la Universidad Austral de Buenos Aires. Desde hace 9 años,
vocal de Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de la Prov. de Santiago del Estero, tras
haberse desempeñado como juez en lo Civil y Comercial de Primera Instancia por más de once años
de su carrera judicial. Ambos cargos obtenidos por concurso público de antecedentes, oposición
oral y escrita por ante el CMSE. Exvicepresidente de la Asociación de Magistrados y Funcionarios
de la Prov. de Santiago del Estero. Dicta cursos, conferencias y talleres sobre la materia procesal y
familia. Es autor de numerosos trabajos, publicaciones y libros en las referidas materias

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FEDERICO J. ARGIBAY BERDAGUER

Ello así, y siguiendo los lineamentos del programa “Justicia 2020” emanados del
Ministerio de Justicia de la Nación, varias circunscripciones provinciales implementaron
por Acuerdo de sus tribunales superiores planes piloto de oralidad civil con gestión oral
de la prueba, y, tras ello, un sistema de colegios de jueces.
Dichas reformas asientan su funcionamiento en modernas incorporaciones
tecnológicas (video grabación de audiencias, mesa única de entradas con sorteo elec-
trónico de causas, firma digital, notificaciones electrónicas, etc.).
A su vez, tales procesos, en líneas generales, están sentados sobre tres etapas: a)
audiencia preliminar, b) preparatoria de audiencia de vista de causa y c) audiencia de
vista de la causa.
La audiencia preliminar se convoca dentro de un plazo breve de trabada que fuera
la litis (por lo general, 20 días). Se destaca en esta etapa (al igual que con las siguientes)
la actividad oficiosa del juzgador para intentar conciliar las partes y, en caso negativo,
fijar un plan de trabajo con los contendientes que procure la producción de la prueba
que fuera necesaria y pertinente para la resolución del conflicto.
En la etapa preparatoria de la audiencia de vista de la causa, se definen las
cuestiones atinentes a la distribución de la carga probatoria, se fijan los puntos de
pericia para la prueba pericial y se invita a las partes a proponer un perito único, bajo
apercibimiento de designar uno con el sistema único de designación de peritos. El
objetivo de esta etapa es llegar a la etapa de audiencia de vista de la causa con la prueba
informativa y pericial producida, de modo que quedarían para la última solo la recepción
de testimonios y explicaciones a los peritos. En esta última etapa, nuevamente se intenta
conciliar las partes, y los letrados pueden alegar oralmente por un lapso no mayor a 20
minutos.
Sin perjuicio de algunas disquisiciones, este es, a “vuelo de pájaros”, el nuevo
sistema procesal “tecnológico oral”.
El sistema importa un cambio copernicano no solo en el método de expresión del
lenguaje o diálogo procesal (escrito por oral), sino una drástica mutación en el esquema
de enjuiciamiento, que deja de ser acusatorio o dispositivista para asentarse en un método
oficioso o inquisitivista.
Tal cuestión es la que suscita nuestra atención personal.

II - EL PROCESO COMO MÉTODO DE DEBATE Y HETEROCOMPOSICIÓN DE CONFLICTOS.


SUS NOCIONES PRINCIPALES. GENERALIDADES

Bien se conoce que los artículos 16, 17, 18, 19 y concordantes de la Constitución
Nacional (CN) a la par de diversos instrumentos internacionales contenidos en el
artículo 75, inciso 22), de la CN repercuten decididamente en la nutricia y elaborada
construcción elaborada en torno a la idea de debido proceso, entendido este como un
derecho humano básico.
Dicha construcción, vale la pena recordarlo, implicó años de lucha y sacrificios por
parte de quienes debieron soportar hasta con su propia vida y patrimonio paradigmas
autoritarios de derecho.

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APORTES CONSTITUCIONALES AL NUEVO PROCESO TECNOLÓGICO ORAL

Asimismo, viene al caso recordar que hoy no se acepta un divorcio entre la


Constitución (interpretada ampliamente) y la ley; divorcio denunciado ya por distintas
vertientes del garantismo y el constitucionalismo, entre tantos.(1)
Como lo señala Alvarado Velloso el proceso es solo un medio pacífico de debate,
que permite y asegura la paz social, lo que solo puede conseguirse garantizando la
efectividad (hoy, tutela judicial efectiva) de los derechos subjetivos de las personas.(2)
Rememoremos también que la causa del proceso está dada en el conflicto (de
cualquier tipo que fuere), esto es, cuando un sujeto quiere para sí y con exclusividad un
bien determinado, intentando implícita o expresamente someter a su propia voluntad
una o varias voluntades ajenas (pretensión); siendo que el fenómeno de coexistencia de
una pretensión y una resistencia acerca del mismo bien en el plano de la realidad social
recibe la denominación de conflicto intersubjetivo de intereses.
Destaquemos también que el conflicto de intereses puede ser de muy diversas
materias: penal, civil, administrativo, político, etc., y que cualquiera de ellas precisa
de un “método de debate dialogal” para su resolución, independientemente de qué es
lo que se discute (ya se dijo, una cuestión penal, administrativa, civil, política, etc.), en
tanto dicho método apareció históricamente para erradicar la fuerza en el grupo social,
asegurar la paz y el respeto de los preceptos que al regular la convivencia atribuyen
derechos a las personas, derechos que el Estado-juez debe garantizar a todos sus
titulares.(3)
Ya se sabe también que el método señalado consiste en una secuencia o serie
invariable de actos que se desenvuelven progresivamente y están dirigidos a obtener
la resolución de un litigio mediante un acto de autoridad, y se halla gobernado por
principios que lo definen.
Asimismo, conviene recordar que ese método de debate responde a una idea lógica
explicitada por Benabentos mediante la enunciación de seis etapas: 1. afirmación de los
hechos; 2. posible negación; 3. confirmación de estos; 4. valoración de las pruebas; 5.
heterocomposición; 6. control de lo decidido (recursos).(4)
Otra idea esencial a la hora de recordar lo que el proceso significa estriba en que
ese debate dialéctico entre dos partes se realiza ante un tercero (llámese juez, tribunal,
jurado...) que es impartial, imparcial e independiente, como que el concepto de “debido
proceso” es el que se adecua plenamente a la idea lógica de tal: dos sujetos naturalmente

(1) Véase al respecto, Alvarado Velloso, Adolfo: “La imparcialidad judicial y el sistema inquisitivo”,
en Montero Aroca, Juan: “Proceso civil e ideología. Un prefacio, una sentencia, dos cartas y quince
ensayos” - Ed. Tirant lo Blanch - 2006 - pág. 239
(2) Alvarado Velloso, Adolfo: “La imparcialidad judicial y el sistema inquisitivo”, en Montero
Aroca, Juan: “Proceso civil e ideología. Un prefacio, una sentencia, dos cartas y quince ensayos” -
Ed. Tirant lo Blanch - 2006 - pág. 217 y ss.
(3) Alvarado Velloso, Adolfo: “La imparcialidad judicial y el sistema inquisitivo”, en Montero
Aroca, Juan: “Proceso civil e ideología. Un prefacio, una sentencia, dos cartas y quince ensayos” -
Ed. Tirant lo Blanch - 2006 - pág. 225
(4) Benabentos, Omar: “Teoría general unitaria del derecho procesal” - Juris - Rosario - 2001 - pág.
215. En el mismo sentido, Alvarado Velloso, Adolfo: “Teoría general del proceso” - Academia
Virtual Iberoamericana de Derecho y Altos Estudios Judiciales - lección 12

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desiguales(5), que actúan como antagonistas en pie de perfecta igualdad ante una
autoridad que es un tercero en la relación litigiosa (y como tal, impartial, imparcial e
independiente, ya se dijo).(6)
Tanto es la importancia de tal noción que si algo de lo dicho falta, no hay proceso.
Hay fuerza, arbitrariedad o cualquier otra cosa, pero no hay proceso tal como está
previsto en la Constitución.

III - LA IRRUPCIÓN DEL MÉTODO INQUISITORIAL EN EL CAMPO JURÍDICO

El diseño triangular del proceso antes descripto que constituyó el gran aporte del
derecho procesal y constitucional a la civilidad, con un juez que aseguraba la igualdad
de los parciales con su propia imparcialidad, cambió por contingentes razones no del
todo superadas hasta el día de hoy.
En ese orden, sabido es que a raíz de lo actuado por el Concilio de Letrán (1215)
se inauguró una organización que se dedicó a la búsqueda de pecadores (la llamada
inquisición episcopal) y que luego se impuso la meta de descubrir delitos eclesiales (la
llamada Inquisición papal o Inquisición medieval) para terminar investigando delitos
seglares (mediante la inquisición española).(7)
También se sabe que con ello se generó un nuevo método de enjuiciamiento muy
alejado en su estructura de aquel que la pacificación de los pueblos supo conquistar.
Como ese método era practicado por la Inquisición, cobró el nombre histórico de
inquisitorio (opuesto a acusatorio) o inquisitivo (opuesto a dispositivo).
Ese método, como hoy ya nadie lo discute, generó la idea perversa consistente en
que el pretendiente (juez) convertido en acusador de alguien le imputaba al resistente la
comisión de un delito que luego este juzgaba.
El pretendiente (juez) afirmaba, probaba y juzgaba.
Además, y por obvias razones, este método de enjuiciamiento no podía hacerse en
público, de allí que las características propias del método eran:
- Juicio escrito y secreto.
- El juez era la misma persona que el acusador y, por tanto, el que iniciaba los
procedimientos, bien porque a él mismo se le ocurría (actividad oficiosa) o porque
admitía una denuncia nominada o anónima (ello quedó escondido en la idea del
accionar oficioso).
- El propio acusador (juez, se dijo) probaba sus propias afirmaciones, empeñado en
descubrir la verdad real.
- Dichas afirmaciones eran, a su vez, correlato de sus “pre-juicios”, propios o infundidos
por otro mediante una denuncia, sobre la “culpabilidad” del “señalado, demandado o
denunciado”.

(5) Hoy pareciera que se ha redescubierto el concepto de desigualdad, cuando, en realidad,


históricamente el proceso ha tenido como protagonistas a dos o más sujetos naturalmente desiguales
(6) Alvarado Velloso, Adolfo: “Teoría general del proceso” - Academia Virtual Iberoamericana de
Derecho y Altos Estudios Judiciales - lección 12
(7) Seguimos en este análisis, las enseñanzas de Alvarado Velloso, Adolfo: “La imparcialidad
judicial y el sistema inquisitivo”, en Montero Aroca, Juan: “Proceso civil e ideología. Un prefacio,
una sentencia, dos cartas y quince ensayos” - Ed. Tirant lo Blanch - 2006 - pág. 234

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APORTES CONSTITUCIONALES AL NUEVO PROCESO TECNOLÓGICO ORAL

- En esa búsqueda era fundamental la confesión, de ahí que ella se convirtió en la


reina de las pruebas.
- Y para ayudar a lograrla, se instrumentó y reguló minuciosamente la tortura.
Con este perverso sistema de enjuiciamiento, se asentaron tribunales inquisitoriales
(Santo Oficio) principalmente en Francia, Italia y España (desde donde luego llegaron a
América), y sus enseñanzas y prácticas fueron adoptadas por el absolutismo europeo de
finales del siglo XVIII, a lo largo del siglo XIX y por los grandes movimientos autoritarios
que generaron dictaduras que no deben olvidarse.
Fueron la base, obviamente, de todos los códigos procesales de cuño autoritario.

IV - EL RETORNO AL MÉTODO TRADICIONAL DE DEBATE POR SU ADOPCIÓN


EN LAS CONSTITUCIONES DE TODA AMÉRICA: EL ACUSATORIO

La reacción de la historia ante aquella perversión no tardó en hacerse esperar y,


a raíz de la notable influencia que tuvo en el mundo la Carta Magna de 1215 y, luego,
la Revolución francesa de 1789, el vasto y notable movimiento constitucionalista que se
afincó en el mundo generó el concepto aún no debidamente elaborado de debido proceso
como un claro derecho constitucional de todo particular y como un deber a cumplir por
la autoridad.(8)
Aunque la idea triangular de proceso se dio con anterioridad a las constituciones,
luego de lo dicho comienza a forjarse en las cartas magnas la noción de debido proceso,
que aparece por primera vez en la Quinta Enmienda de la Constitución de los Estados
Unidos de América, al establecer los derechos de todo ciudadano en las causas penales
y se reitera luego en la Decimocuarta Enmienda (ahora como restricción al poder de los
Estados).
Igual que otros países, nuestra Constitución no menciona la adjetivación de
debido, lo que ha dado lugar a ambigüedades y vaguedades a la hora de definirlo. Así,
por ejemplo, se ha dicho para definirlo todo lo que el debido proceso no es (vgr., no
hay debido proceso legal cuando hay restricción probatoria, cuando no hay igualdad,
cuando fue sentenciado por un juez parcial, etc....).
Veamos ahora la descripción del sistema acusatorio: “Es un método bilateral en
el cual dos sujetos naturalmente desiguales discuten pacíficamente en igualdad jurídica
asegurada por un tercero imparcial que actúa al efecto en carácter de autoridad, dirigiendo
y regulando el debate para, llegado el caso, sentenciar la pretensión discutida”.(9)
Como se sabe, en la filosofía de nuestra Constitución tal concepción o paradigma
se refleja en el proceso como sistema dispositivo, esto es, aquel en el que las partes son
dueñas absolutas del impulso procesal (por tanto, ellas son quienes deciden cuándo
activar o paralizar la marcha del proceso) y son las que fijan los términos del litigio a
resolver, afirmando o negando los hechos presentados a juzgamiento, las que aportan el

(8) Alvarado Velloso, Adolfo: “La imparcialidad judicial y el sistema inquisitivo”, en Montero
Aroca, Juan: “Proceso civil e ideología. Un prefacio, una sentencia, dos cartas y quince ensayos” -
Ed. Tirant lo Blanch - 2006 - pág. 235
(9) Alvarado Velloso, Adolfo: “La imparcialidad judicial y el sistema inquisitivo”, en Montero
Aroca, Juan: “Proceso civil e ideología. Un prefacio, una sentencia, dos cartas y quince ensayos” -
Ed. Tirant lo Blanch - 2006 - pág. 236

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material necesario para confirmar las afirmaciones, las que pueden ponerle fin al pleito
en la oportunidad y por los medios que deseen.
Nótese que en este esquema constitucional prima una filosofía que tiene al propio
particular como centro y destinatario del sistema.
Lógico es que en ese esquema el juez no pueda asumir la conducta y actividad
procesal propia de las partes, con lo que carece de poder impulsorio, debe admitir
como ciertos los hechos admitidos por las partes, así como conformarse con los medios
probatorios que ellas aportan y resolver ajustándose estrictamente a lo que es materia
de controversia en función de lo que fue afirmado y negado en las etapas respectivas.
Ya se sabe también que este esquema no solo se aplicó (y debe aplicarse al proceso
civil), sino también al proceso penal que se iniciaba por un acusador, quien actuaba
contra el reo ante la persona que oficiaba como juzgador. De allí que la denominación
de acusatorio del proceso penal venga desde antes del siglo XII en numerosos países de
Europa.
Este sistema, nomenclado como dispositivo en lo civil, o acusatorio en lo penal, se
presenta con los siguientes rasgos comunes:(10)
- Solo puede ser iniciado por el particular interesado, nunca el juez.
- El impulso procesal solo es dado por las partes. Nunca por el juez.
- Existe paridad absoluta de derechos e igualdad de instancias entre actor (o acusador)
y demandado (o reo).
- El juez es un tercero que, como tal, es impartial (no parte), imparcial (no interesado
personalmente en el resultado del litigio) e independiente (no recibe órdenes) de cada
uno de los contradictores y de otros poderes.
- No preocupa la búsqueda denodada de la verdad real, sino que más realísticamente
procura lograr el mantenimiento de la paz social.
- Nadie intenta lograr la confesión del demandado o imputado, pues su declaración es
un medio de defensa y no de prueba, por lo que se prohíbe su provocación.
- De allí que cuando alguien desea declarar espontáneamente, lo haga sin mentir. Por
tanto, castiga la falacia.
- Se prohíbe la tortura.
- El imputado sabe siempre de qué se lo acusa.
- Y quién lo acusa.
- Y quiénes son los testigos de cargo.
- Etcétera.
Coincidimos con Alvarado Velloso que esto muestra en su máximo grado la garantía
de la plena libertad civil para el demandado (o reo), y ello -se verá- es coincidente con la
filosofía y lineamentos que marcan las aludidas normas constitucionales y, en especial,
con el artículo 8 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos para todo aquel
que es sometido a juzgamiento.

(10) Como lo anticipamos, seguimos aquí al Dr. Alvarado Velloso, Adolfo: “La imparcialidad
judicial y el sistema inquisitivo”, en Montero Aroca, Juan: “Proceso civil e ideología. Un prefacio,
una sentencia, dos cartas y quince ensayos” - Ed. Tirant lo Blanch - 2006 - pág. 237 y ss.

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APORTES CONSTITUCIONALES AL NUEVO PROCESO TECNOLÓGICO ORAL

V - EL JUEZ COMPETENTE E IMPARCIAL EN EL SISTEMA AMERICANO Y EL TRIBUNAL


EUROPEO DE DERECHOS HUMANOS

De entre todos los principios que componen la noción del proceso que “nos es
debido” por la Constitución y la convencionalidad hoy reinante(11) (igualdad, moralidad,
transitoriedad de la serie procesal, comunicación adecuada de la acusación o demanda,
tiempo y medios adecuados para preparar la defensa... etc.), nos interesa detenernos en
la noción de imparcialidad.
Repasemos entonces: ¿qué significa imparcialidad?, muy simple: que los jueces no
realizan actividad que deben realizar las “partes” del proceso, que carecen de “prejuicios”
e interés sobre el resultado del proceso (vgr., “tal es la víctima y tal el victimario”, “aquel
es culpable de antemano”, etc...).
Como bien dijo la Corte Interamericana de Derechos Humanos: “Implica que los
juzgadores no inicien el proceso con una idea preconcebida de que el acusado ha cometido
el delito que se le imputa”(12). Lo que es lo mismo decir: iniciar un proceso con la idea de
que tal o cual tiene razón.
¿Y quiénes son las partes?: el órgano acusador - demandante y el acusado - deman-
dado. Esta es, según Alvarado Velloso(13), la filosofía que inspira todo el sistema procesal
establecido en la CN. Y tal filosofía, según el mismo autor, es la que debe respetarse en
todo proceso, no obstante la materia de que se trate (civil, penal, administrativo, etc....).(14)
En ese orden, bien señala Rodolfo Vigo, no obstante la libertad que en cuanto a
la cuestión de fondo le compete, la imparcialidad le impide al magistrado -de cualquier
materia que fuera- sustentar su fallo en el emotivismo, el irracionalismo, las intuiciones,
prejuicios o las propias ideologías de sus miembros, tal cual lo postula la escuela
“irracionalista o arracionalista” del derecho(15). Tampoco en la presión mediática ni de
ninguna otra índole.
La Corte Interamericana, en reiterados parágrafos del conocido caso “Aguirre
Roca”, se ha referido a la imparcialidad, entre otros tantos fallos.(16)
Ya hemos dicho que hablar de imparcialidad es referirse a la condición de tercero
desinteresado del juzgador, es decir, no ser parte (ni realizar lo que las partes deben
hacer, como dice Alvarado Velloso) ni tener prejuicios a favor o en contra de las partes,
lo que implica neutralidad respecto a la hipótesis acusatoria/pretendida y defensiva/
resistida hasta el momento de la sentencia.

(11) Un desarrollo más detallado sobre tales principios puede consultarse en Argibay Berdaguer,
Federico: “Convención Americana de Derechos Humanos y debido proceso” - Nuevas Propuestas
de la UCSE - Nº 33 - págs. 33/79
(12) Caso “Barberá Messague and Jabardo vs. Spain”, cit. en “Convención Americana de Derechos
Humanos, comentario”, Cristian Steiner y Patricia Uribe (Editores) - Konrad Adenauer Stiftung -
EUDEBA - pág. 234
(13) Alvarado Velloso, Adolfo: “Teoría general del proceso” - Academia Virtual Iberoamericana de
Derecho y Altos Estudios Judiciales, passim
(14) Benabentos, Omar: “Teoría general unitaria del derecho procesal” - Juris - Rosario - 2001 - pág. 215
(15) Sobre el particular, puede consultarse Vigo, Rodolfo: “Interpretación constitucional” - Ed.
AbeledoPerrot - Bs. As. - pág. 207 en adelante
(16) “Aguirre Roca y otros c. Perú” - Corte IDH - 31/1/2001 - LL t.2001 - C - págs. 878/904. Ver,
en especial, consid. 79

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Por ello, la garantía de la imparcialidad conlleva la conclusión de que la misión de


los jueces no es la de investigar ni perseguir -como algunos sistemas autoritarios así lo
concibieron- sino la de juzgar, por lo que -en principio- no se admiten como funciones de
los jueces investigar de oficio, intervenir en la preparación o formulación de la acusación,
o procurar por su propia iniciativa los datos probatorios sobre el caso.(17)
Ello, que se ha comprendido adecuadamente en el ámbito del proceso penal, en
que se ha erradicado definitivamente la cuestionada figura del “juez de instrucción”,
pareciera ser objeto de reivindicación en las nuevas oleadas procesales e incluso -dicho
sea de paso- en el nuevo Código Civil y Comercial, que ha ensalzado la oficiosidad e
inquisitoriedad al extremo.(18)
Hemos “despedido” al juez de instrucción por la ventana, postulando su actuación
contraria a la Constitución, aunque pareciera reclamárselo a gritos por algunos sectores,
en el ámbito del proceso civil.
Desde otro vértice, como lo señala Letizia Seminara, tal es la importancia del
aludido principio de imparcialidad(19) que la Corte Europea de Derechos Humanos viene
expandiendo su ámbito de actuación.
Así, en la célebre sentencia “Delcourt c. Bélgica” se señaló que en el contexto de
una sociedad democrática tal principio no puede conformarse con ser solo en la realidad
independiente sino que también debe aparentarlo frente a las partes y al público en
general.
Dicha construcción se asienta en el principio de la preeminencia del derecho(20),
principio sobre el cual está basada la Convención Europea de Derechos Humanos.
Así, el mismo preámbulo de la Convención Europea de Derechos Humanos coloca la
preeminencia del derecho entre los fundamentos de la Convención.

(17) Cafferata Nores: “Proceso penal y derechos humanos” - Editores del Puerto - 2007 - págs. 31/2
(18) Tan extremosa ha sido la mentada oficiosidad en dicho cuerpo normativo, que no dudamos
en sostener que en algunos casos culminará siendo de cumplimiento imposible no solo por las
cuestiones constituciones aquí involucradas, sino por consabida congestión y cúmulo de tareas que
ostentan los tribunales a lo largo y ancho de nuestro país. Como aserto de tal afirmación, hemos
extractado algunas normas en las que se ha consagrado el aludido principio de oficiosidad como
un deber (no una facultad) del juez: Art. 10 - Ordenar medidas para evitar el abuso del derecho;
Art. 794 - Reducción de la cláusula penal; Art. 989 - Integración del contrato con cláusulas
abusivas; Art. 1112 - Control judicial de las cláusulas abusivas; Art. 1735 - Distribución de la carga
de la prueba; Art. 1742 - Atenuación de la indemnización por equidad; Art. 1747 - Atenuación
acumulación daño moratorio y cláusula penal; Art. 706 - Actuación oficiosa en materia de familia
(excepto cuestiones patrimoniales), etc.
(19) Seminara, Letizia: “La teoría de las apariencias y la independencia de la magistratura en
la jurisprudencia de la Corte europea de derechos humanos. A propósito del caso Pabla Ky c.
Finlandia” en Rev. Ius contentiosus publicum
(20) Sobre este tema, Wachsmann, Patrick: “La préeminence du droit dans la jurisprudence de la
Cour européenne des droits de l’homme”, in Mélanges Schwob, Bruxelles: Bruylant - 1997 - pág.
241 ss.; cit en Seminara, Letizia: “La teoría de las apariencias y la independencia de la magistratura
en la jurisprudencia de la Corte europea de derechos humanos. A propósito del caso Pabla Ky c.
Finlandia” en Rev. Ius contentiosus publicum

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APORTES CONSTITUCIONALES AL NUEVO PROCESO TECNOLÓGICO ORAL

Desde ese quicio la misma Corte ha puesto en evidencia en el célebre caso “Golder”
que la preeminencia del derecho no puede ser concebida sin la posibilidad de acceder
a una justicia independiente e imparcial(21). Y sin justicia independiente el derecho no
puede prevalecer.

VI - EL PROCESO ORAL TECNOLÓGICO. ¿INQUISICIÓN O DISPOSITIVISMO?

Como lo hemos expresado ya en diversos trabajos con cita a Morello, el proceso y


su marcha no son lineales, y se ve trasvasado por el impacto del avance de otras ciencias
que no podemos ignorar.
En el caso de la informática, aunque cueste y genere algunas resistencias -venidas
de un sistema escriturario edificado sobre la seguridad y la confianza que ofrece el
soporte papel-, ha venido a quedarse junto al proceso. Como un aliado que coadyuva
con su celeridad, y, de ese modo, concretiza también el derecho a la tutela judicial
efectiva y el acceso a la justicia.
La revolución informática, como la llamaba el maestro, ha venido a contrastar
con el sistema burocrático y obsoleto, que no puede prescindir del valioso aporte de
disciplinas científicas afines.
De más está explicitar que el sistema en muchos de sus aspectos ayuda a otorgar
transparencia y celeridad a la actividad institucional, lo que se condice con la anhelada
publicidad de los actos de gobierno y el derecho de acceso a la información pública (arts.
1, 33, 41, 42 y conc., CN).
Ahora bien. Una cosa es el proceso tecnológico oral inquisitivo y otra -muy distinta-
es la oralidad acusatoria o dispositiva, en la que exista pleno respeto por las garantías
del ciudadano.
En términos generales, los proyectos de reforma parecieran inclinarse decidida-
mente sobre aquel arcaico método de juzgamiento.
Muchos de ellos, copia literal del proyecto de reforma del Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación, esgrimen este sistema como método de juzgamiento.
Pensamos, junto a otras voces, que ello podría atentar derechamente contra
la garantía de “imparcialidad” que a todos los ciudadanos nos garantiza el plexo
constitucional.
Juez imparcial no solo es aquel que debe inmiscuirse en un pleito con ausencia
de pre-juicios, sino aquel que no realiza lo que las partes deben realizar (“im-partial”).
Como ya se ha explicado en el punto I de este trabajo, en los proyectos circulantes
el magistrado en la audiencia preliminar se inmiscuye decididamente en la hipótesis
acusatoria (demanda) y defensiva, seleccionando y descartando prueba, lo que de por sí
importa un “ante juicio” o prejuicio, sobre la razón o “sin razón” de uno y otro, como lo
que debe probarse y cómo debe realizarse.

(21) “Golder c. Reino Unido” – sent. de 21/2/1975 - Serie A - N° 18, 34 y ss; cit. En Seminara,
Letizia: “La teoría de las apariencias y la independencia de la magistratura en la jurisprudencia de
la Corte europea de derechos humanos. A propósito del caso Pabla Ky c. Finlandia” en Rev. Ius
contentiosus publicum

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FEDERICO J. ARGIBAY BERDAGUER

Por consiguiente, también podría generarse una afección al propio derecho de


defensa en juicio desde que podría retacearse prueba, que la parte considera pertinente
para confirmar su tesis o antítesis.
Máxime cuando se afirma por doquier que todos tenemos derecho a obtener la
verdad jurídica objetiva. Tal verdad, vale la pena recordarlo, es producto del laboreo de
las partes y del juez, y para ello, obviamente, deben poder acreditarse los extremos sobre
los que se edifica su pretensión.
Con libertad y amplitud, como lo vienen estableciendo la mayoría de los Códigos
Procesales provinciales.
En ese orden, tal retaceo probatorio podría también conspirar contra el derecho
del inculpado (demandado) a que se le conceda el “tiempo y los medios adecuados para
preparar su defensa” (art. 8.2.c, CADH).
Ya sabemos que tales alocuciones previstas en la Convención para el imputado
penal “se aplican, mutatis mutandis a los otros órdenes distintos al penal, esto es al civil,
laboral, fiscal o de cualquier otro carácter”.(22)
En tal sentido conviene no perder de vista que la penosa historia de autoritarismo
que sesgó a nuestro país (al igual que Europa en el siglo pasado) no nos permite olvidar
que los regímenes totalitarios y autoritarios, para justificar sus más diversas y perversas
actividades, siempre encontraron fundamentación en la preeminencia del Estado y la
sociedad, como método de aniquilar las garantías del individuo.
Ejemplo de ello es el Código Mussolini o Código fascista de 1940 cuyas normas
dejan de lado al ciudadano de a pie, para erigir al propio Estado como centro y eje del
sistema.
Va de suyo que en este tipo de ideologías siempre prevalece el interés del Estado
por sobre los derechos que el proceso constitucional le asigna a todo sujeto.
Al respecto, como bien se rememora, los constituyentes del 53 normaron en
función de la dolorosa historia vivida en el país hasta entonces, tratando de evitar desde
la propia Constitución la reiteración de errores y las aberraciones del pasado con lo
que acuñaron una idea libertaria (y no autoritaria) del proceso al establecer la igualdad
ante la ley, la inviolabilidad de la defensa en juicio, la imparcialidad, el principio del
juez natural, el estado de inocencia, prohibir la condena sin juicio previo fundado en ley
anterior al hecho que motivó el proceso, y vedar la suma del poder público, etc.(23)
Remitimos aquí a lo antes explicitado sobre la perversidad del método inquisitorial.
Por último, recuérdese que hoy no se discute que el derecho es una construcción
colectiva, en la que la solución que se obtiene también es producto de la actividad de las
partes, no solo del “rey juez”.(24)

(22) Caso de la “Panel Blanca (Paniagua Morales y otros) vs. Guatemala” - Corte IDH. Fondo
Sentencia de marzo/1998 - Serie C - N° 37 - párr. 149; caso del “Tribunal Constitucional vs.
Perú”, párr. 69/71, y caso “Nodege Dorzema y otro vs. República Dominicana” - párr. 157, cit. en
“Convención Americana de Derechos Humanos, comentario”, Cristian Steiner y Patricia Uribe
(Editores) - Konrad Adenauer Stiftung - EUDEBA - pág. 232
(23) Alvarado Velloso, Adolfo: “Teoría general del proceso” - Academia Virtual Iberoamericana de
Derecho y Altos Estudios Judiciales - lección 5 - pág. 11
(24) Metáfora que utilizamos para poner en evidencia la idea de un juez todopoderoso, a quien se
ha colocado en un plano de superioridad sobre las partes en los proyectos en danza

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APORTES CONSTITUCIONALES AL NUEVO PROCESO TECNOLÓGICO ORAL

Ello no se condice, reiteramos, con las amplias facultades de “retacear” prueba y


colectar oficiosamente probanzas que parte del reformismo reivindica.

VII - TECNOLOGÍA, DESPAPELIZACIÓN, ORALIDAD Y FIEBRE REFORMISTA

En el contexto descrito, hemos pasado de una suerte de letargo en la materia


a una hiperinflación de cambios; todos ellos ligados a la informática, la tecnología, la
oralidad y la despapelización del proceso.
Es tiempo ahora de tamizar, ordenar y sistematizar, adoptando en economía de
términos y definitivamente lo positivo, útil y valioso, y descartando lo que ha generado
mayor conflictividad.
En palabras de Camps, “es necesario pasar en limpio las previsiones normativas
que contemplan figuras del proceso electrónico que fueron puestas en funcionamiento.
Habrá que mantener muchas de ellas, las que funcionaron con acierto y, especialmente,
habrá que modificar muchas otras, aquellas que generaron -y generan- problemas opera-
tivos que restan eficacia al sistema y provocan, consecuentemente, inquietud y zozobra
en los operadores aumentando así la resistencia al cambio que, por lo anunciado, ya es
irreversible”.(25)
El ordenamiento jurídico tiene que brindar seguridad y claridad para quienes
tenemos que cumplir y hacer cumplir la ley. Tal claridad solo puede obtenerse con la
prolija incorporación de tales reformas a los Códigos Procesales, pues la consagración de
tales normas y principios en dispersas Acordadas imposibilita u obstaculiza su efectivo
conocimiento (pues no requieren de publicación) y contraría el sistema de formación y
sanción de las leyes establecido en la Constitución.
Desde otro ángulo, cuadra advertir que, así como la falta de incorporación de las
modernas tecnologías al proceso resulta disvalioso, el endiosamiento de la tecnología y la
oralidad como único método para superar los antiguos problemas de la justicia también
es errado.
En ese orden, no puede perderse de vista el fenómeno de la resistencia al cambio.
Dicha resistencia no solo acaece por lo que venimos analizando, sino también por un
dato marcado por la sociología: las tecnologías de información y comunicación (TIC)
han traído una nueva especie de analfabetos: los analfabetos tecnológicos, sujetos que
pese a su preparación (saben leer y escribir) no aprendieron a manejar tecnología, esto
es, todo un estrato de la sociedad que por diversas razones no ha podido adaptarse a
dichos cambios. O adaptados, no pudieron seguir la catarata sucesiva de modificaciones
tecnológicas, la que, bien se sabe, es permanente(26). Ese grupo de analfabetos, bien se
sabe, también está constituido por profesionales del derecho.(27)

(25) Camps, Carlos E., publicado en Sup. Esp. Legal Tech - noviembre/2018 – 31 - Cita digital AR/
DOC/2373/2018
(26) En tal sentido bien se conoce que la industria del software requiere permanentemente de
equipos con mayor capacidad para emplear los mismos programas y sistemas, cuya actualización y
generación de “parches informáticos” es constante
(27) Sobre ello puede verse en nuestro trabajo “Las TIC y el derecho fondal y procesal de familia” -
ERREIUS - Suplemento Especial - diciembre/2018 - pág. 7 - Cita digital IUSDC286270A

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FEDERICO J. ARGIBAY BERDAGUER

Entonces, este proceso de transformación digital no puede dejar de lado estos


sectores a los que debe incorporar -capacitación permanente mediante- generando
normas claras, precisas, sistémicas de fácil y accesible entendimiento colectadas en
las leyes procesales respectivas como lo enseña Gabriel Quadri(28). Ello no solo por lo
explicitado antes, sino también en el afán de evitar superposiciones legales y erradicar
planteos abogadiles sobre su legalidad.
Desde allí que la revolución tecnológica debe constituir un proceso de inclusión y
de igualdad que centre su mirada en las necesidades del usuario del servicio de justicia
y no en la política del cambio por el cambio mismo.

VIII - A MODO DE CIERRE. CONCLUSIONES

Celebramos la modernización e informatización de los procesos. Pero no sin antes


advertir algunas cuestiones, que humildemente, entendemos, podrían conspirar contra
elementales postulados constitucionales y acrecentar las resistencias o cuestionamientos
que a lo largo y ancho del país se han generado.(29)
Y que se entienda ello como un modesto aporte en estos tiempos en los que el país
-nuevamente- precisa de los hombros de todos, no solo de algunos.
El proceso oral y tecnológico precisa incluir. No excluir.
Para esto es imprescindible la capacitación continua y permanente de los que
tienen que operar con él, pues muchos sujetos, los llamados “analfabetos tecnológicos”,
han quedado excluidos de la tecnología y su modernización. Es decir, del propio sistema.
Y el servicio de justicia tiene como destinatarios a todos, no solo a quienes tienen
acceso a las TIC.
Precisa también de un número mayor de magistrados, tal como sus propios
creadores lo han reconocido.(30)
Asimismo, necesitamos claridad y publicidad, lo que implica que las reformas
sean incorporadas -en lo pertinente- a los Códigos Procesales, respetando los usos, las
costumbres y las realidades provincianas [art. 75, inc. 12), CN], las que, por cierto, no
son idénticas a las que se vivencia en un cómodo despacho de la capital de nuestra
República.

(28) En tal sentido, rescatamos las palabras de Quadri, Gabriel: “Es que, en lugar de modificarse
el Código Procesal -como se lo ha hecho en varias provincias-, el legislador ha acordado una ambigua
‘autorización’. Con esto queremos significar que, si era intención del legislador nacional que se implementaran
determinados avances en materia procedimental, debió haber modificado los Códigos respectivos, sentando
-aunque más no fuera- las bases al respecto y dejando, si se quería, los aspectos menores y operativos supeditados
a la (más maleable) reglamentación que al efecto se estableciera” (Quadri, Gabriel H.: “De nuevo sobre
las copias digitales” - 14-dic-2016 - Cita: MJ-DOC-10580-AR). Al respecto, y estando en camino
dicha recodificación procesal, anhelamos la inclusión de los aspectos viscerales de lo aquí analizado
de modo de dotar de mayor seguridad, precisión y claridad al sistema
(29) A título de muestra, puede consultarse: “El activismo procesal tecnológico y el debido proceso
legal. Una historia de Black Mirror judicial”, de Fornetti, Omar y Gatica, Gonzalo J., publicado en
El dial DC28CE; también: “Fuerte polémica jurídica por el rechazo del Colegio de Abogados al
uso del sistema oral” www.economics.com.ar - 18/10/2019
(30) Confr. video conferencia de Rojas, Jorge: Escuela de capacitación del Poder Judicial de
Santiago del Estero

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APORTES CONSTITUCIONALES AL NUEVO PROCESO TECNOLÓGICO ORAL

Asimismo, resulta imprescindible que las reformas vengan impregnadas de un


respeto al constructo del debido proceso y, en especial, al principio de imparcialidad
del juzgador, pues ambos se erigen como un derecho humano básico en los modernos
Estados de derecho.(31)
Desde allí, no nos resulta indiferente un proceso oral inquisitivo o un proceso oral
acusatorio o dispositivo.
Queda claro que tomamos decididamente partido por un proceso oral acusatorio
o dispositivo, el que resulta compatible con el sistema de enjuiciamiento estatuido en la
Constitución, y las garantías aseguradas por ella.
En especial, la imparcialidad, el derecho del demandado a incorporar la prueba de
descargo, y el tiempo y los medios adecuados para preparar su defensa, garantidos por
el artículo 8 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos -entre tantos- de
aplicación en el proceso civil.(32)
En ese orden, recuérdese que, como bien lo enseñaba Morello, la defensa en juicio
es plena o, en los hechos, no hay defensa.(33)
Celeridad y garantías no son antagónicas. Por el contrario, absolutamente
necesarias para el ciudadano de a pie. La historia nos enseñó reiteradamente tal lección.
Ni autoritarismo, ni laissez faire.
Constitución, garantías, inclusión, celeridad y autoridad.

(31) Mora Mora, Luis P.: “La independencia del juez, como derecho humano”, en Liber Amicorum
Héctor Fix Zamudio por Corte IDH - San José de Costa Rica - 1998
(32) “Convención Americana de Derechos Humanos, comentario”, Cristian Steiner y Patricia
Uribe (Editores) - Konrad Adenauer Stiftung - EUDEBA - pág. 232
(33) Morello, Augusto M.: “Constitución y proceso: la nueva edad de las garantías jurisdiccionales
1998” – Ed. AbeledoPerrot - pág. 186

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REGULACIÓN LEGAL DE LAS MONEDAS
VIRTUALES EN ARGENTINA

Mariano Ferrero(*)

I - INTRODUCCIÓN

Las monedas virtuales han irrumpido con fuerza en nuestra vida cotidiana.
Si bien la moneda reina, el bitcoin, lleva con nosotros algunos años, recién en 2017
se ha popularizado entre todos nosotros, principalmente por su vertiginosa suba de
valor (y posterior fuerte caída). Ello ha llevado a los medios de comunicación a hablar
continuamente del bitcoin (y a veces de otras monedas virtuales), sus riesgos y sus
grandes ganadores que hicieron millones (de moneda tradicional o fiduciaria). Todos
nos hemos preguntado si no será la moneda del futuro y, por ende, si comprar alguna
de estas monedas virtuales.
Por otro lado, si hablamos de popularidad mundial, la realidad es que, a fines de
2017, se estimaba que existían casi 3 millones de usuarios de bitcoin (la moneda más
popular(1)). Si comparamos este número con la población mundial y el uso de efectivo o
pagos a través de tarjetas de crédito, podemos decir que el bitcoin no es ni popular ni
masivo, sino que recién está dando sus primeros pasos.

(*) Abogado (UCA). Especialista en Derecho Informático (UBA). Profesor del seminario
“Responsabilidad Social de las organizaciones”. Maestría en Ingeniería en Calidad (Universidad
Tecnológica Nacional). Socio del Estudio Jurídico Falchi & Ferrero
(1) Esparragoza, Luis: “Cerca de 2.9 millones de usuarios de criptomonedas en el mundo estima
estudio de la Universidad de Cambridge” - 11/4/2017 - www.criptonoticias.com - Consultado el
4/1/2019

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MARIANO FERRERO

Con todo este interés y revuelo, los gobiernos ya no pueden mantenerse al margen.
Si bien las más conocidas monedas virtuales se han creado justamente para, entre otras
cosas, evadir las regulaciones y el control del Estado, los gobiernos no se han cruzado
de brazos y empiezan a meter sus narices en el asunto. Está en el germen de todas estas
monedas virtuales el no estar controladas por un banco central, como lo es la moneda
fiduciaria(2). Como toda nueva tecnología, la regulación está corriendo detrás, pero al
menos ya está en carrera.
Lo que más ha preocupado a los gobiernos, al menos en sus manifestaciones
públicas, es que las monedas virtuales, por su anonimato intrínseco, no sean utilizadas
como modo de mover dinero fuera del sistema formal por parte de las organizaciones
criminales. Tampoco creemos que a los gobiernos les agrade mucho la idea de que exista
un medio de cambio universal que no puedan controlar, pero esa es otra discusión. El
movimiento relacionado con las organizaciones criminales también se vio relacionado
con la Deep Web, esto es, el contenido de internet que no está indexado por los
buscadores tradicionales y, por ende, se mantiene relativamente oculto a los ojos del
gran público. Asimismo, en la Deep Web se mantiene el anonimato, y se ha utilizado
para la compraventa de bienes prohibidos, como por ejemplo drogas o armas. También
ha tenido usos nobles, como las comunicaciones privadas de periodistas que trabajaban
de incógnito en zonas de guerra.
Analizaremos en primer lugar, y brevemente, la naturaleza jurídica de las
monedas virtuales, para luego adentrarnos en el principal objetivo de este trabajo, que
es describir brevemente la regulación de las monedas virtuales por parte de varios países
del mundo y, en particular, de Argentina. Haremos un comentario aparte respecto de la
minería de las criptomonedas y su impacto ambiental, que si bien no parece nuclear a
los fines de este trabajo, es una cuestión que no puede ser dejada de lado. Finalmente,
propondremos una regulación mínima, sobre todo respecto de las personas que hagan
de la compraventa de monedas virtuales su negocio habitual.

II - NATURALEZA JURÍDICA DE UNA MONEDA VIRTUAL O CRIPTOMONEDA

Como abogados, cuando se nos presenta una nueva realidad, tenemos la tentación
inmediata de descifrar su naturaleza jurídica, para encuadrar el objeto de estudio dentro
de los casilleros que nos brinda nuestro ordenamiento normativo, más específicamente
el Código Civil y Comercial de la Nación. Nos rendiremos a la tentación, sin profundizar
en exceso.

II - 1. ¿Es moneda?
En primer lugar, cuando hablamos de una moneda virtual nos preguntamos si es
una moneda.
Dentro del marco normativo argentino, la autoridad que emite moneda es el
Banco Central de la República Argentina (BCRA).

(2) Se llama moneda fiduciaria a la moneda tradicional (pesos argentinos, dólares estadounidenses
y muchas otras), ya que circulan por la confianza o soporte que tienen detrás de parte de los Estados
emisores de cada moneda

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REGULACIÓN LEGAL DE LAS MONEDAS VIRTUALES EN ARGENTINA

En el artículo 30 de su Carta Orgánica(3) determina que solo el BCRA emite


moneda en Argentina y nadie más puede hacerlo (más allá de las vastas experiencias
que hemos tenido con las denominadas cuasi monedas). Asimismo, para poder circular
como moneda, los instrumentos deben cumplir con lo siguiente: (i) el emisor imponga
o induzca en forma directa o indirecta su aceptación forzosa para la cancelación de
cualquier tipo de obligación o ii) se emitan por valores nominales inferiores o iguales a
10 veces el valor del billete de moneda nacional de máxima nominación que se encuentre
en circulación.
Ninguno de los requisitos se cumple en el caso de las monedas virtuales. No hay
aceptación forzosa de una moneda virtual, ni tampoco se cumple con el requisito de
valor nominal. Ello sin perjuicio de que en Argentina la moneda virtual debería estar
emitida por el BCRA para ser moneda.
Con fundamento en este artículo de la Carta Orgánica, podemos decir que las
monedas virtuales no son moneda para el ordenamiento jurídico argentino. El BCRA ha
sido más específico y lo veremos más adelante.

II - 2. ¿Es un título valor?


La ley de mercado de capitales 26831 (reformada por la L. 27440) define al valor
negociable en el artículo 2.
Dentro de sus características, los admite como los que sean emitidos en forma
cartular, como también los valores incorporados a un registro de anotaciones en cuenta,
y luego da numerosos ejemplos. Sigue contemplando que puede ser cualquier valor,
contrato de inversión o derecho de crédito, mientras sean homogéneos y fungibles,
emitidos o agrupados en serie y negociables en igual forma y con efectos similares a los
títulos valores. Finalmente, que por su configuración y régimen de transmisión sean
susceptibles de tráfico generalizado e impersonal en los mercados financieros.(4)

(3) Art. 30 - “El banco es el encargado exclusivo de la emisión de billetes y monedas de la Nación Argentina
y ningún otro órgano del gobierno nacional, ni los gobiernos provinciales, ni las municipalidades, bancos u
otras autoridades cualesquiera podrán emitir billetes ni monedas metálicas ni otros instrumentos que fuesen
susceptibles de circular como moneda. Se entenderá que son susceptibles de circular como moneda cualesquiera
fueran las condiciones y características de los instrumentos cuando: i) el emisor imponga o induzca en forma
directa o indirecta, su aceptación forzosa para la cancelación de cualquier tipo de obligación o ii) se emitan por
valores nominales inferiores o iguales a 10 veces el valor del billete de moneda nacional de máxima nominación
que se encuentre en circulación”
(4) Art. 2 - “Definiciones. En esta ley y sus disposiciones reglamentarias, se entenderá por valores negociables:
Títulos valores emitidos tanto en forma cartular así como a todos aquellos valores incorporados a un registro de
anotaciones en cuenta incluyendo, en particular, los valores de crédito o representativos de derechos creditorios,
las acciones, las cuotapartes de fondos comunes de inversión, los títulos de deuda o certificados de participación
de fideicomisos financieros o de otros vehículos de inversión colectiva y, en general, cualquier valor o contrato
de inversión o derechos de crédito homogéneos y fungibles, emitidos o agrupados en serie y negociables en igual
forma y con efectos similares a los títulos valores, que por su configuración y régimen de transmisión sean
susceptibles de tráfico generalizado e impersonal en los mercados financieros. Asimismo, quedan comprendidos
dentro de este concepto los contratos de futuros, los contratos de opciones y los contratos de derivados en
general que se registren conforme la reglamentación de la Comisión Nacional de Valores, y los cheques de
pago diferido, certificados de depósitos de plazo fijo admisibles, facturas de crédito, certificados de depósito
y warrants, pagarés, letras de cambio, letras hipotecarias y todos aquellos títulos susceptibles de negociación
secundaria en mercados”

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MARIANO FERRERO

a) En cuanto a ser valores incorporados a un registro de anotaciones en cuenta,


podemos afirmar que lo son, ya que cada moneda (hablemos para ser más concretos
de bitcoin) tiene un origen en su minado, que determina entonces la emisión de un
bloque que contiene actualmente 12,5 bitcoins y, a partir de allí, cada transferencia
queda registrada en la cadena de bloques o blockchain, por lo que existe un registro.
b) Homogéneos y fungibles: en este caso disentimos con los doctores Granero y
Chomczyc(5), que consideran que cada usuario solo tiene acceso al objeto jurídico que
es la clave privada que da acceso a bitcoins específicos, que sobre los mismos se puede
hacer un seguimiento de la ruta hasta su creación y, por ende, no son fungibles.
Vemos en esto un acierto desde lo técnico-informático, pero para la característica
legal de su fungibilidad consideramos que los bitcoins son fungibles. El artículo 232
del Código Civil y Comercial considera fungibles a las cosas “en que todo individuo de
la especie equivale a otro individuo de la misma especie y pueden sustituirse por otras
de la misma calidad y en igual cantidad”. Por lo tanto, consideramos que esto aplica
a los bitcoins.
c) En cuanto a su emisión o agrupación en serie, también lo vemos como aplicable al
bitcoin, en cuanto a la ya mencionada emisión por bloques en tanto las computadoras
de minado resuelven las ecuaciones y se libera un bloque de 12,5 bitcoins.
d) Otra característica debe ser su negociabilidad en igual forma y con efectos similares
a los títulos valores. El doctor Chomczyc considera este requisito como ausente, por
considerar que no pueden negociarse por ninguno de los tres regímenes (a la orden,
al portador o nominatividad)(6). Creemos que el análisis de este punto excede este
trabajo, ya que su negociación probablemente pueda encuadrarse en alguno de los
regímenes (por ejemplo, al portador o nominatividad).
e) Para terminar, deben ser susceptibles de tráfico generalizado e impersonal en los
mercados financieros. Creemos que este requisito se cumple, porque, más allá de que
puede llegarse al origen de cada bitcoin y rastrear cada transferencia con billetera de
origen y destino, los mismos son traficados de manera generalizada e impersonal (de
hecho, su mal uso por organizaciones criminales lo confirma).
Finalizando el análisis en cuanto a valor negociable, hay autores que descartan
esta naturaleza por la falta de negociabilidad como un título valor, mientras que no
es descabellado pensar que las monedas virtuales puedan negociarse como un título
valor. Al exceder el marco de este trabajo (ya que el objetivo es definir su regulación),
lo dejaremos en el tintero (igual lo ha hecho la CNV como veremos más adelante),
considerando entonces la opción más conservadora que se enuncia en el siguiente
apartado.

II - 3. Bien
Descartada entonces su naturaleza jurídica como moneda y puesta en suspenso
como valor negociable, resta entonces caracterizarla como bien del modo más
conservador. Y para ello podemos citar en armonía los artículos 15 y 16 del Código Civil
y Comercial, que dicen:

(5) Chomczyc, Andrés: “Estatus legal de los bitcoins en Argentina (primera parte)” - 9/11/2005 -
www.abogados-inhouse.com
(6) Chomczyc, Andrés: “Estatus legal de los bitcoins en Argentina (primera parte)” - 9/11/2005 -
www.abogados-inhouse.com

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REGULACIÓN LEGAL DE LAS MONEDAS VIRTUALES EN ARGENTINA

Art. 15 – “Titularidad de derechos. Las personas son titulares de los


derechos individuales sobre los bienes que integran su patrimonio conforme
con lo que se establece en este Código”.
Art. 16 – “Bienes y cosas. Los derechos referidos en el primer párrafo del
artículo 15 pueden recaer sobre bienes susceptibles de valor económico. Los
bienes materiales se llaman cosas. Las disposiciones referentes a las cosas
son aplicables a la energía y a las fuerzas naturales susceptibles de ser
puestas al servicio del hombre”.

Las monedas virtuales entran en el patrimonio de las personas como derechos


individuales y tienen valor económico. No parecen ser un bien material, por lo tanto, no
son cosas, pero siguen siendo bienes. Y, por ende, les aplicaremos todas las regulaciones
que existan sobre bienes susceptibles de tener un valor económico, resolviendo así su
naturaleza jurídica.

III - REGULACIÓN DE LAS MONEDAS VIRTUALES, ¿QUÉ SIGNIFICA?

Las monedas virtuales han sido creadas justamente para que no se pueda regular
sobre ellas. No hay una entidad central que las emita ni las respalde. No creemos que
haya sido la intención de los creadores del bitcoin (o creador si es el enigmático Satoshi)
crear un medio de cambio anónimo para lavar dinero o ayudar a las organizaciones
criminales, sino más bien para no depender de los bancos centrales (más sobre el tema
en el white paper original de bitcoin(7)). Sin embargo, el efecto es similar, no se puede
regular el corazón mismo de la moneda, sino que se puede regular a sus actores.
Por ello, cuando hablamos de regular la moneda virtual, estamos refiriéndonos a
crear determinadas reglas para todos los actores que posean monedas virtuales, y más
vehementemente a los que comercian con las mismas o hacen de su compraventa su
negocio habitual.
Si en Argentina una persona quiere comprar y vender dólares u otra moneda
extranjera, debe registrarse ante el Banco Central de la República Argentina. Esto,
hablando de una normativa reciente que abrió el juego, ya que antes solo podían hacerlo
las entidades financieras o las casas o agencias de cambio debidamente autorizadas por
el Banco Central(8). Sin embargo, a partir de enero de 2018, cualquier persona puede
hacerlo, pero debe registrarse.
Entonces, regular sobre la moneda virtual es ponerles algunos requisitos a sus
actores, todos los intermediarios y hasta propietarios finales de las monedas. Una
preocupación mayor que ha picado en punta es la fiscal, ya que impuestos como bienes
personales, IVA o ganancias quedaban afuera de esta novedad tecnológica, pero ya no más.
Hemos visto cómo el año 2017 ha traído una suba de valor meteórica del bitcoin
y de otros cientos de monedas virtuales y con ello el apuro de los gobiernos en regularla
(sobre todo con impuestos). En 2018, ha bajado más del 80% su valor, pero sigue siendo
una realidad incontestable.

(7) Nakamoto, Satoshi: “Bitcoin: un sistema de dinero en efectivo electrónico peer-to-peer” - bitcoin.org
(8) Banco Central de la Nación Argentina: “El BCRA habilita a comercios e individuos para operar
en cambios” - 25/1/2018 - www.bcra.gov.ar

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MARIANO FERRERO

IV - EXPERIENCIAS EN OTROS PAÍSES

IV - 1. Bitlicense (Estado de Nueva York, EEUU)


El Estado de Nueva York fue uno de los primeros en regular a los actores del
bitcoin. En efecto, emitió una regulación que dispuso que, para realizar actividades con
la moneda virtual en el ámbito geográfico de Nueva York, o que vinculen a residentes de
Nueva York, las personas deben tener una licencia. Se la conoce como bitlicense.(9)
Todos los que residen o tienen su lugar de negocios en el Estado de Nueva York
cuentan como residentes.
Las actividades que entran en la norma son: (i) puedan recibir y transmitir divisa
virtual; (ii) tengan o mantengan bajo su control divisas virtuales en nombre de un tercero;
(iii) compre y venda divisa virtual como negocio; (iv) genere beneficio en el cambio de
divisa virtual y dinero estatal o entre divisas virtuales y/o (v) controle, administre o cree
una divisa virtual.
No necesitan licencia los negocios o usuarios que utilicen la divisa virtual con el
único objetivo de cambiarlo por bienes o servicios o los bancos ya autorizados por Nueva
York. Los usuarios particulares de bitcoin o los negocios que los acepten no entran en
la norma.

IV - 2. Japón
El 1/4/2017 una modificación a la ley monetaria entró en vigor en Japón. Para
los fines de este trabajo, destacamos que la ley reconoce a las monedas virtuales como
un método legal de pago.(10)
Japón entonces es el primer país que reconoce a las monedas digitales como
medio de pago. Ello no significa que sea una moneda de curso legal.
Asimismo, en Japón fijaron reglas claras para las personas que deseen dedicarse
a la compra y venta de monedas virtuales, a través de una licencia, protegiendo también
de este modo a los consumidores.
Finalmente, en julio de 2017, el gobierno de Japón hizo las aclaraciones necesarias
respecto de las monedas virtuales desde el punto de vista impositivo.

IV - 3. China
El caso de China es especial. En un principio, atacó fuertemente el uso del bitcoin
y de las ofertas iniciales de monedas virtuales. El Banco Central de China consideraba
que un mercado de moneda no regulado era una amenaza para su economía.(11)

(9) New York State: “BitLicense Regulatory Framework. Final Rules” - www.dfs.ny.gov
(10) Artículo 2-5 of Japans’s Payment Services Act (PSA) - 25/5/2016
(11) The Law Library Of Congress: “Regulation of Cryptocurrency Around the World” - Global
Legal Research Center - www.loc.gov

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REGULACIÓN LEGAL DE LAS MONEDAS VIRTUALES EN ARGENTINA

Luego, fue flexibilizando esta postura y, a la fecha, están estudiando emitir su


propia criptomoneda. Sin embargo, tanto por el uso de energía eléctrica como también
por motivos de política económica, están estudiando prohibir el minado de monedas
virtuales.(12)

IV - 4. India
En febrero de 2018 el Ministro de Finanzas de la India atacó fuertemente el uso de
criptomonedas por su utilización en actividades criminales. Asimismo, aclaró que no es
moneda de curso legal. Finalmente, el Banco de India anunció la prohibición de comprar
y vender criptomonedas.(13)

IV - 5. Corea del Sur


Corea del Sur es uno de los mayores mercados mundiales de monedas virtuales,
junto con Estados Unidos y Japón. En Corea del Sur las entidades financieras tienen
prohibido realizar transacciones con monedas virtuales. Ello incluye poseer, comprar,
vender o utilizarlas como garantía.
Si bien no son ilegales(14), en enero de 2018 el Ministro de Justicia Park Sang-
ki reconoció la preocupación sobre las monedas virtuales. También admitió que están
analizando prohibir la compraventa utilizando intermediarios.
Esta reacción llegó porque el ministro surcoreano de Justicia, Park Sang-ki, ha
reconocido que “hay una gran preocupación sobre las monedas virtuales”, por lo que su
Gobierno está “preparando un proyecto de ley para prohibir el comercio de criptomonedas
mediante intercambios” en el país asiático, uno de los mayores mercados mundiales de
estas divisas, junto con EEUU y Japón.

IV - 6. Alemania
El uso de monedas virtuales en Alemania está permitido. Más allá, en febrero de
2018, el Ministerio de Finanzas sostuvo en un comunicado que el uso del bitcoin debe
ser equiparado a los medios convencionales de pago, ya que su uso tiene como único
propósito el de medio de pago.(15)

IV - 7. Federación Rusa
Si bien las monedas virtuales no son ilegales, el Banco Central de Rusia ha sido
categórico en cuanto a que no es moneda(16). Sin embargo, los sitios de intercambio de
bitcoins están bloqueados.

(12) Jia, Cheng; Xiaojin, Ren: “PBOC gets tougher on bitcoin” - Chinadaily - 5/1/2018 - global.
chinadaily.com.cn
(13) BBC News: “India bans crypto-currency trades” - 6/4/2018 - www.bbc.com
(14) The Law Library Of Congress (2014): “Regulation of bitcoins in selected jurisdictions” - Global
Legal Research Center - www.loc.gov
(15) Dillet, Romain: “Germany Recognizes Bitcoin As ‘Private Money’, Sales Tax Coming Soon” -
TechCrunch - 19/8/2013 - techcrunch.com
(16) Suberg, William: “Russia Central Bank Categorically Against Regulating Crypto as Money” -
Cointelegraph - 14/9/2017 - cointelegraph.com

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MARIANO FERRERO

IV - 8. América del Sur


Hacemos un breve repaso por la legalidad o prohibición de las monedas virtuales
en algunos países de América del Sur.
Bolivia: Su uso está prohibido desde 2014 por resolución del Banco Central
de ese país(17). Así, en el artículo 1 de la resolución 44, se lee: “A partir de la fecha
queda prohibido el uso de monedas no emitidas o reguladas por Estados, países o zonas
económicas y de órdenes de pago electrónicas en monedas y denominaciones monetarias
no autorizadas por el BCB en el ámbito del sistema de pagos nacional”.
Brasil: Su uso no está prohibido, por lo que está autorizado. Sin embargo, se ha
advertido desde varias esferas del Estado sobre los riesgos asociados. El comunicado
31.379 del Banco Central de Brasil del 16/11/2017 desalienta el uso, aunque se
manifiesta a favor de las innovaciones tecnológicas para la industria financiera.(18)
Chile: Su uso está autorizado al no haber prohibición alguna.
Colombia: La Superintendencia Financiera ha establecido desde 2014 que el
bitcoin no es un bien regulado.
Ecuador: Su uso está prohibido. El 11/6/2017, el Banco Central de Ecuador
difundió un comunicado en el que alertó que el bitcoin “no es un medio de pago autorizado
para su uso en Ecuador conforme a lo establecido en el artículo 94 del Código Orgánico
Monetario y Financiero”.(19)

V - MERCADOS OPERANDO CON FUTUROS

A fines de 2017, la Bolsa de Derivados de Chicago lanzó al mercado los futuros


de bitcoins.
Un futuro es un contrato por el cual dos personas se comprometen a comprar
determinado producto en el futuro a determinado precio. Es decir, desde el día uno que
ambas partes le ponen precio al producto y, cumplido el plazo, se ejecuta el contrato y
se completa la transacción.
Este tipo de contratos sirve para que una persona que conoce su necesidad futura
y quiere fijar el precio, pueda asegurarse el bien que necesita a un precio determinado.
Por ejemplo, imaginemos un contrato sobre una tonelada de soja. El día 15 de
agosto dos partes (comprador y vendedor) contratan la compra de una tonelada de soja a
tres meses vista, es decir, el 15 de noviembre del mismo año, a 500 dólares. Si el precio
de la tonelada de soja el 15 de noviembre es inferior a 500, habrá ganado el vendedor. Si
es superior, habrá obtenido una ganancia el comprador.

(17) Banco Central de Bolivia (2014): Resolución de Directorio N° 044/2014. Asunto: Gerencia de
entidades financieras - Prohibición del uso de monedas y denominaciones monetarias no reguladas
en el ámbito del sistema de pagos nacional - 6/5/2014 - www.bcb. gob.bo
(18) Banco Central de Brasil (2017): Comunidado N° 31.379. Alerta sobre os riscos decorrentes de
operaçôes de guarda e negociaçào das denominadas moedas virtuais - 16/11/2017 - www.bcb.gov.br
(19) El Comercio: “El bitcoin no es autorizado en el Ecuador, según el Banco Central” - 12/12/2017
- www.elcomercio.com

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REGULACIÓN LEGAL DE LAS MONEDAS VIRTUALES EN ARGENTINA

En las bolsas de derivados donde se celebran este tipo de contratos, no se entrega


el bien al vencimiento del contrato, sino que directamente se entrega la diferencia de
precio. En nuestro ejemplo, si al 15 de noviembre el valor de la tonelada de soja es de
550, entonces el vendedor le dará al comprador 50. Si el precio es 480, el comprador
le dará al vendedor 20. Para celebrar un contrato, cada parte debe pagar un mínimo
determinado por el intermediario.
Luego de esta breve explicación, en diciembre de 2017, la Bolsa de Derivados de
Chicago ha lanzado al mercado el producto bitcoin para contratar sobre su valor. El valor
mínimo y múltiplo es de un bitcoin. Es un paso más para la aceptación del bitcoin al
nivel global, ya que de este modo se pueden negociar bitcoins en un mercado regulado.

VI - ETF

Un ETF (Exchange Traded Fund) o, en castellano, Fondo de Inversión Cotizado,


es definido por la Securities Exchanges Commission como “compañías de inversión
registradas en la SEC que ofrecen a los inversionistas una forma de mancomunar su
dinero en un fondo que efectúa inversiones en acciones, bonos y otros activos o en alguna
combinación de dichas inversiones y, a modo de contraprestación, los inversionistas
reciben intereses generados de dicho grupo de inversiones”.
Más fácil de entender para un inversor argentino es un fondo común de inversión
cuyas cuotapartes se cotizan como una acción en un mercado determinado.
Un ETF de bitcoins y otras monedas virtuales es un fondo común de inversión que
invierte en monedas virtuales (y podría hacerlo en otros activos) y sus cuotapartes, en
vez de suscribirse y rescatarse directamente a través de la sociedad gerente del fondo,
cotizan en una bolsa y pueden comprarse como cualquier acción o bono.
En Estados Unidos, los gemelos Winklevoss (famosos por haber supuestamente
creado la idea base de Facebook y haberles sido arrebatada por Mark Suckerberg)
solicitaron ya en dos oportunidades a la SEC la aprobación de un ETF de bitcoins.
Ambas solicitudes fueron rechazadas, la última a fin de julio de 2018.
Actualmente la SEC tiene varias solicitudes similares y, en los próximos meses,
tendrá que ir resolviendo las mismas.
De aprobarse alguna de esas solicitudes, se produciría un gran impulso a las
criptomonedas, ya que la entidad con poder en Estados Unidos sobre los títulos valores
autorizaría la creación de fondo que invierte en monedas virtuales.

VII - ARGENTINA, PANORAMA ACTUAL. DISTINTOS ORGANISMOS QUE PODRÍAN TENER


O TIENEN IMPLICANCIAS EN LA MONEDA VIRTUAL

VII - 1. BCRA: Comunicado de prensa (2014)


El Banco Central de la República Argentina ha emitido en el año 2014 un
comunicado de prensa en el cual comienza por destacar el interés que ha aparecido en
las monedas virtuales y focaliza sobre sus riesgos.

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MARIANO FERRERO

Clarifica en cuanto a que las monedas virtuales no son emitidas por el BCRA ni
por otras autoridades monetarias internacionales, por lo que carecen de curso legal y
respaldo alguno. Asimismo, expresa que no hay consenso sobre tu naturaleza.
Finaliza advirtiendo al público que los riesgos por su utilización son soportados
exclusivamente por sus usuarios.
La breve conclusión que podemos tomar de este comunicado es que las monedas
virtuales no son moneda, al menos en nuestro país.
Hemos entrevistado brevemente al doctor Horacio Liendo (n.), actual director del
BCRA, respecto de la actualidad de la regulación de las monedas virtuales y esto nos
contestó: “La última comunicación oficial respecto de las monedas virtuales es la de 2014.
Continuamente el Banco Central se encuentra monitoreando las últimas novedades en
cuanto a las monedas virtuales, en coordinación con los diferentes actores involucrados.
Asimismo, como última novedad, el Grupo de Acción Financiera Internacional sobre
Blanqueo de Capitales (por sus siglas, GAFI) emitió una nueva recomendación en octubre
de 2018 pidiendo especial atención sobre la compraventa de criptoactivos. En esa línea,
la UIF, la CNV y el BCRA estamos analizando cómo reforzar los controles de prevención de
lavado de dinero y financiamiento al terrorismo con el objetivo de darle más trazabilidad
a esas transacciones”.

VII - 2. UIF: resolución 300/2014


El 4/7/2014 la Unidad de Información Financiera emitió la resolución 300/2014
referida a monedas virtuales.
En primer lugar, conmina a los sujetos obligados de la ley 25246 a prestar especial
atención a los riesgos que conllevan las operaciones efectuadas con monedas virtuales,
como asimismo realizar un seguimiento reforzado de estas operaciones.
Sin embargo, lo más interesante de esta resolución es la definición que hace de
las monedas virtuales como una “representación digital de valor que puede ser objeto
de comercio digital y cuyas funciones son la de constituir un medio de intercambio y/o
una unidad de cuenta y/o una reserva de valor, pero que no tienen curso legal, ni se
emiten, ni se encuentran garantizadas por ningún país o jurisdicción. En este sentido,
las monedas virtuales se diferencian del dinero electrónico, que es un mecanismo para
transferir digitalmente monedas fiduciarias, es decir, mediante el cual se transfieren
electrónicamente monedas que tienen curso legal en algún país o jurisdicción”.
Notamos que la UIF ha volcado conceptos didácticos que sirven a los fines de
conocer la postura oficial sobre las monedas virtuales. Reconocen que las monedas
virtuales tienen la función de servir al intercambio y a la reserva de valor, sin tener curso
legal ni están garantizadas por país alguno. Nos parece muy acertado este concepto y
también diferenciándolas de las monedas fiduciarias.
Finalmente, y en lo que hace a la actividad específica de la UIF, ordena a los
sujetos obligados a prestar especial atención a las operaciones que involucren monedas
virtuales. Es más, si nos atenemos al artículo 4, obliga a los sujetos obligados a informar
“todas las operaciones efectuadas con monedas virtuales”. Así es, no hace ninguna
distinción por monto.
Es al menos curioso este artículo 4, que modifica la resolución (UIF) 70/2011.
En esta resolución, se indica a distintos sujetos obligados la obligación periódica de
informar a la UIF. Por ejemplo, algunos de los sujetos incluidos son los escribanos

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públicos, personas jurídicas que reciban donaciones, personas que se dediquen a la


compraventa de obras de arte, etc., registros públicos de comercio, registros de la
propiedad inmueble, emisoras de cheques de viajeros o emisoras de tarjetas de crédito
y clubes de fútbol. Pero en todos los casos siempre hay un monto mínimo a partir del
cual hay que reportar. Sin embargo, para el caso de operaciones con monedas virtuales,
no hay monto mínimo. Esto hace notar que la UIF tiene en mira a las monedas virtuales
como un vehículo destinado casi primordialmente al lavado de dinero, estigma que aún
no se han podido sacar de encima las criptomonedas.

VII - 3. CNV: comunicado de prensa. Diciembre 2017


La Comisión Nacional de Valores reaccionó recién en diciembre de 2017 emitiendo
no una resolución, sino un comunicado de prensa de advertencia a los inversores.(20)
Destacó el avance de las ofertas iniciales de monedas virtuales o ICO (Initial Coin
Offering -un nombre con gancho como los más conocidos por el mercado IPO -Initial
Public Offerings-, que es la oferta pública de las acciones de una empresa).
Define a las ICO como la forma de recaudar fondos del público a través de la
oferta inicial de monedas virtuales o tokens. También define al blockchain.
Luego enumera una serie de riesgos que tienen estas ofertas iniciales.
Lo más importante a los fines de este trabajo es la afirmación en cuanto a que
el marco normativo vigente no contempla regulación específica sobre ICO. Pero deja la
puerta abierta ya que considera que, si hay solicitudes de oferta pública en particular, la
CNV podría evaluar la pertinencia de un otorgamiento de autorización de oferta pública.
Con esta frase, la CNV dice poco. Estamos seguros de que no hay regulación
específica, pero por otro lado parece que la CNV algo tendría que decir. Si alguna
persona presenta una solicitud para hacer oferta pública inicial de monedas virtuales,
la CNV estudiará el caso para determinar si necesitan o no autorización. Pero no lo dice
ahora, cuando debería haberlo hecho. Una solicitud en concreto no aportaría elementos
adicionales de estudio para determinar si deben o no contar con autorización de oferta
pública.
Por lo tanto, es nuestra opinión que la CNV debería expedirse sobre la necesidad o
no de contar con autorización. De hecho, parece de este modo la CNV dejar en suspenso
la discusión sobre la naturaleza jurídica de las monedas virtuales, tal cual se ha hecho
en este trabajo. Si se consideran valor negociable, su oferta pública caería bajo las reglas
de la CNV y sus oferentes deberían cumplir los pasos que marca la ley para ofrecerlos
al público.

VII - 4. AFIP
La ley 27430 de modificación a la ley de impuesto a las ganancias ha incluido a
las monedas digitales.

(20) Comisión Nacional de Valores: Comunicado de Prensa de la CNV - 4/12/2017 “Alerta al


público inversor sobre ofertas iniciales de monedas virtuales o tokens” - www.iosco.org

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En efecto, en su artículo 2, define como ganancias a “los resultados derivados de


la enajenación de ... monedas digitales ... cualquiera sea el sujeto que las obtenga”.(21)
Entonces, las ganancias por operaciones con monedas digitales quedan gravadas
a una tasa del 15%, en consonancia con las reformas instrumentadas últimamente que
gravan la renta financiera.
La ley en cuestión ha sido reglamentada. Se paga el 5% de las ganancias derivadas
de inversiones que se realicen en moneda nacional sin cláusula de ajuste y 15% por las
utilidades acumuladas en moneda extranjera o en moneda nacional con cláusula de
ajuste(22). Las equipara a títulos públicos y obligaciones negociables, por ejemplo.
Por otro lado, nada cambió en cuanto al impuesto a los bienes personales. Es
decir, no se incluyó a las monedas digitales como un bien computable para el pago
de este impuesto. Sin embargo, una rápida interpretación de la totalidad del marco
normativo hace pensar que las tenencias de monedas digitales deben ser declaradas
para el cómputo del impuesto y, por ende, pagar.

VIII - LA CUESTIÓN MEDIOAMBIENTAL

Para introducir la cuestión medioambiental, debemos explicar mínimamente cómo


funciona una criptomoneda. No todas las criptomonedas funcionan de modo igual, por
lo que a los fines de este capítulo nos referiremos únicamente al bitcoin, que por otro
lado es la moneda de mayor uso, capitalización y valor.
El sistema bitcoin permite realizar transacciones que van de usuario a usuario,
es decir, no existen intermediarios. Cada usuario posee una billetera virtual en la cual
se administran sus bitcoins. Las transacciones que se realizan quedan registradas en
una base de datos pública, la blockchain, que permite a los usuarios estar al día de

(21) Art. 2 - “A los efectos de esta ley son ganancias, sin perjuicio de lo dispuesto especialmente en cada
categoría y aun cuando no se indiquen en ellas:
1. Los rendimientos, rentas o enriquecimientos susceptibles de una periodicidad que implique la permanencia
de la fuente que los produce y su habilitación.
2. Los rendimientos, rentas, beneficios o enriquecimientos que cumplan o no las condiciones del apartado
anterior, obtenidos por los responsables incluidos en el artículo 69 y todos los que deriven de las demás
sociedades o de empresas o explotaciones unipersonales, excepto que, no tratándose de los contribuyentes
comprendidos en el artículo 69, se desarrollaran actividades indicadas en los incs. f) y g) del art. 79 y estas no
se complementaran con una explotación comercial, en cuyo caso será de aplicación lo dispuesto en el apartado
anterior.
3. Los resultados provenientes de la enajenación de bienes muebles amortizables, cualquiera sea el sujeto que
los obtenga.
4. Los resultados derivados de la enajenación de acciones, valores representativos y certificados de depósito
de acciones y demás valores, cuotas y participaciones sociales -incluidas cuotapartes de fondos comunes de
inversión y certificados de participación de fideicomisos financieros y cualquier otro derecho sobre fideicomisos y
contratos similares-, monedas digitales, títulos, bonos y demás valores, cualquiera sea el sujeto que las obtenga.
5. Los resultados derivados de la enajenación de inmuebles y de la transferencia de derechos sobre inmuebles,
cualquiera sea el sujeto que las obtenga”.
(Art. sustituido por art. 2 de la L. 27430 - BO: 29/12/2017. Vigencia: el día siguiente al de su
publicación en el BO y surtirán efecto de conformidad con lo previsto en cada uno de los Títulos
que la componen. Ver art. 86 de la ley de referencia)
(22) D. 279/2018

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las operaciones de la comunidad. Todas las transacciones poseen una firma digital
correspondiente al usuario que realiza el envío. Además, cada bitcoin está registrado,
lo que permite saber en cuántas transacciones ha participado y dónde se encuentra en
cada momento.
Existe un grupo de usuarios que se encarga de verificar dichas transacciones,
registrarlas en el libro de cuentas y asegurar el funcionamiento de la red. Son los conocidos
como mineros. El sistema de minería de la red permite todas estas acciones a través
de un programa de software y hardware especializado. Como recompensa a estos mineros
encargados de ejecutar los códigos que permitan la seguridad del blockchain, reciben bitcoins.
Esta fue la primera forma que tenían los usuarios de obtener dicha moneda virtual.(23)
Por lo tanto, el proceso de minería es esencial en el ecosistema de criptomonedas.
Necesitamos del poder de procesamiento de las computadoras abocadas al proceso
para resolver las complejas operaciones matemáticas de los bloques de la blockchain.
Dichas funciones hacen que se puedan procesar las operaciones de transferencia de
criptomonedas entre una billetera y otra en el menor tiempo posible.
Para que las computadoras funcionen y realicen sus operaciones matemáticas,
necesitan energía. Cuántas más operaciones resuelvan, más energía necesitarán.
Aquí la cuestión principal: las monedas virtuales no se obtienen gratuitamente. Como
el oro o la plata, que para obtenerlos hay que invertir mucho dinero, para obtener
monedas virtuales y que las mismas fluyan entre sus usuarios, se necesitan energía
eléctrica y asimismo computadoras que hagan el trabajo. Podemos sumar a la cuestión
medioambiental además el calor que generan dichas computadoras trabajando.
Es por eso que las “granjas de minería”, como se llama a los grandes centros de
operación donde miles de computadoras o placas de video funcionan generando monedas
virtuales y, por ende, permitiendo las transferencias, suelen instalarse en países donde
la energía eléctrica es barata o en lugares fríos para ahorrar en refrigeración. Ya hay
granjas de minería que generan su propia energía a través de métodos renovables, como
el viento en países fríos.
Uno puede pensar que el consumo de energía eléctrica es muy menor a la cuestión
y no debería ser un punto. Ello es falso. Solo contando el bitcoin, la moneda de mayor
utilización y más importante, el uso de energía eléctrica para mantener todo el sistema
en funcionamiento es tal que supera a varios países enteros.
Por ejemplo, en 2017, el consumo total de la red bitcoin superó al consumo de
países enteros como Chile o Austria, justo por debajo de Filipinas y Venezuela.(24)
Otra comparación que puede servir es medir el consumo eléctrico que conlleva
una transacción de bitcoin con una transacción de la red de pagos de la empresa
internacional VISA. Tomando en cuenta lo que informó la propia empresa VISA, una
transacción de bitcoin consume la misma energía eléctrica que cien mil transacciones
de la red VISA.
Según un estudio realizado por la Universidad de Hawaii en 2018, si la utilización
del bitcoin se extendiese como otras tecnologías, su minado conllevaría un calentamiento
global de dos grados Celsius en 15 años.(25)

(23) Jiménez Alonso, Cristina (2017): “Bitcoin: ¿qué es y cómo funciona la moneda virtual” - Forbes
- 21/9/2017 - forbes.es
(24) Digiconomist (s/f): “Bitcoin Energy Consumption” - digiconomist.net
(25) Clarín: “Bitcoin: el ‘minado’ podría elevar en dos grados la temperatura global” - 29/10/2018
- www.clarin.com

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Y también cabe un comentario más respecto a la huella de carbón que deja la


red de bitcoin (y el resto de criptomonedas), ya que la mayoría de la energía eléctrica
utilizada se genera sobre la base de quema de carbón, sobre todo en países con energía
eléctrica subsidiada (como Venezuela).
Por ello, creemos que en la elaboración de un marco legal para las criptomonedas
no debe dejarse de lado la cuestión medioambiental. A nuestro juicio, y pensando en el
largo plazo, la cantidad necesaria de energía eléctrica para mantener vivo el ecosistema
de las criptomonedas puede ser el mayor obstáculo para su eclosión y adopción
definitiva. Es más, si la energía se vuelve muy cara, las monedas actuales como el bitcoin
podrían desaparecer por los altos montos involucrados o si, por el contrario, ya han sido
adoptadas masivamente, los precios subirán a límites insospechados.

IX - CONCLUSIONES

El marco legal de las monedas virtuales en Argentina es escaso, pero no inexistente.


En este trabajo se expuso sobre la posición tomada por cada organismo, algunos de
modo oficial y otros a través de la no regulación.
En cuanto a lavado de dinero y financiación del terrorismo, la Unidad de
Información Financiera tiene una posición tomada al respecto, pero que debería ser
acompañada por el resto de los actores. La Comisión Nacional de Valores ha emitido
un comunicado de prensa advirtiendo sobre el riesgo de los ICO u Ofertas Iniciales de
Monedas Virtuales como forma digital de recaudar fondos del público a través de la
oferta inicial de monedas virtuales o tokens.
El BCRA dijo que no es moneda. Continúan las preguntas, pero también tenemos
algunas certezas todos aquellos actores en el mercado de las monedas virtuales, tanto
los individuos como las empresas que se dedican a su compraventa. Sobre todo, esta
problemática se engloba en el marco de las nuevas empresas tecnológicas vinculadas al
negocio financiero.
Finalmente, desde el punto de vista de la Administración Federal de Ingresos
Públicos, a través de la reforma impositiva de 2017, las monedas virtuales ya se encuentran
alcanzadas por el impuesto a las ganancias y, a través de una interpretación global, también
por bienes personales.
Por lo tanto, vemos respecto de las autoridades argentinas una regulación
suficiente en materia impositiva, pero no en el resto de los aspectos de la moneda virtual.
Se ha informado sobre su naturaleza a través de comunicados de prensa, se ha solicitado
a distintos actores específicos que informen sobre las operaciones que realicen, pero no
se ha regulado específicamente a quienes se dediquen a su compraventa como actividad
habitual.
Como propuesta, y teniendo en cuenta la reciente modificación del Banco
Central de la República Argentina a los actores dedicados a la compraventa de moneda
extranjera, creemos que, al menos, quienes se dediquen a la intermediación habitual
en el intercambio de criptomonedas, deben inscribirse en un registro especial para ello.
Asimismo, sobre quién debería llevar dicho registro, dada la normativa actual, nos
inclinamos a pensar que debería ser la Unidad de Información Financiera. Actualmente,
todos los sujetos obligados a informar operaciones sospechosas deben informar, sin

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piso de monto, todas las operaciones con monedas virtuales. De llevarse un registro de
los intermediarios habituales, es lógico concluir que todas las operaciones que efectúen
deberán ser informadas a la UIF. Tendríamos así una entidad que sabría absolutamente
todas las operaciones de compraventa de criptomonedas que se efectúen a través de los
operadores registrados. Como con todas las monedas, las personas que operen con los
entes registrados tendrán mayor seguridad respecto de las operaciones que realicen,
como así también que los órganos de recaudación fiscal sabrán en detalle cuánto
compraron y cuánto vendieron. Asimismo, si esos intermediarios brindan el servicio
de billetera virtual, podrían ser intimadas, con la legislación actual, a informar cuánto
tiene cada usuario.
Todo esto, y por la arquitectura de las monedas virtuales, le otorga a las personas
mayores opciones. Pueden operar con entidades registradas y tener mayor seguridad en
sus operaciones y también estar monitoreados por las autoridades, o pueden mantenerse
fuera del sistema e intercambiar únicamente con otros usuarios particulares.
Finalmente, desde aquí militamos por una regulación global de las monedas
virtuales en cuanto al enorme gasto energético que conlleva. La temática del cambio
climático es global y las monedas virtuales a partir de su minado computacional
contribuyen al calentamiento planetario, por lo que la solución país por país sería pobre
e ineficaz.

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