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No sentir dolor te produce sufrimiento

Cerrar el corazón es la mejor manera que hay para no sentir las emociones plenamente.
Los sentimientos están asociados a el corazón y cuando los apagamos inevitablemente
echamos la llave al órgano que los genera. Cuando el corazón late envía señales que nos
acercan a nuestros sentimientos y nos ayudan a conectar con nuestro verdadero sentir.

El problema viene cuando cerramos conscientemente la puerta de acceso a nuestros


sentimientos bloqueando cualquier intento de sentirnos amados o de poder dar amor a
las personas que nos rodean. Es entonces, cuando a pesar de que nuestro corazón lata
con fuerza, dejamos de oír nuestras emociones, y las encerramos en un lugar muy lejano
al fondo de nuestra alma.

Motivos por los que cerrar el corazón


Hay varios motivos por los que podemos cerrar el corazón ante el amor aquí vamos a
exponer los más frecuentes. ¡Vamos a ello!  

 No querer sufrir o no querer experimentar el dolor emocional. Tiene que ver con


el no sufrimiento o no querer padecer más de la cuenta. Así, sin percatarnos nos
vamos cerrando a lo nuevo, a lo que realmente sentimos. Nos vamos marchitando
como si fueramos flores a las que se les caen las hojas. 
 Sentirnos traicionados por los demás y con miedo a confiar de nuevo. La herida
emocional de traición hace que no podamos volver a confiar porque nos han
hecho mucho daño y lo que hacemos es cerrar nuestro corazón a cal y canto. Así,
el miedo se apodera de nosotros, y nos paraliza impidiendo que actuemos para
movilizar nuestras emociones de nuevo.
Es por eso, que cerramos el corazón como una forma de protección para no sufrimiento,
cuando al final es paradójico, porque cuanto más cerramos el corazón, más sufrimos por
dentro.    

Las consecuencias de cerrar y apagar el corazón


Si echamos la llave a nuestro corazón, la única guía que vamos a escuchar será la de
nuestra mente. ¿Cuál es el problema de solamente escuchar nuestros pensamientos?
Que nos desconectamos de lo que realmente necesitamos emocionalmente y dejamos
de seguir nuestra intuición y yo más profundo.   Es entonces cuando nos quedamos
congelados emocionalmente y podemos sentir alguna emoción, pero, a muy baja
intensidad. Como si llevaramos un velo o una coraza emocional que nos recubre todo el
cuerpo.
Es lo que Fisher llama en su libro «El caballero de la Armadura Oxidada», justamente eso,
la armadura.  Al inhibir la zona de nuestros sentimientos y deseos nos volvemos
autómatas de nosotros mismos. Es decir,  prisioneros de los propios sentimientos, pues
estos, si es que aparecen, siempre serán de tristeza, de rabia o miedo profundo. Es así,
como poco a poco y sin saberlo, nos convertimos en personas cada vez más grises y sin
muchas tonalidades emocionales. 
Cómo abrir de nuevo el corazón para que pueda
sentir de nuevo
Convertir en corazón de nuevo en un órgano que siente requiere su tiempo. Pero aún así
vale la pena. Porque nos genera más sufrimiento el cerrarlo para siempre que
arriesgarnos a que vuelva a sentir emociones intensas.  

 Pon emoción y corazón a todo lo que hagas, sigue tu intuición y hazte la


pregunta: ¿qué haría mi corazón en esta situación? Por ejemplo, si estás muy
enfadado con alguien y te haces esa pregunta quizá puedes empatizar más con la
persona y ponerte más en sus zapatos. 
 Prueba a abrirte primero contigo mismo, dale espacio a tus emociones en privado
para poco a poco ir compartiendolas con los demás. Si te sinceras contigo mismo
va a ser más fácil que después puedas compartir tu malestar o bienestar
emocional con la gente que quieres.
 Utiliza la escritura como llave de entrada a tu corazón. Algo que te puede ayudar
también para ordenar tus emociones es escribirlas para que puedan salir a la
superficie y así puedas reentrenar a tu corazón a que sienta de nuevo.
Cerrar el corazón implica cerrarse a la vida. Por el contrario, abrir el corazón implica
abrirse a vivir las experiencias tal y como son con sus dolores y con sus disfrutes.

Para terminar un ejercicio práctico 


Te propongo un ejercicio simple que puede dar paso a que dejes de cerrar el corazón y
empieces a descongelar aquellas zonas del corazón que estén más frías. Cierra los ojos y
enfoca tu mente hacia tu corazón, hacía tu órgano físico. Imagina que de él salen todas
tus emociones y que gracias a él estás vivo en este instante. Imagina después una luz
dorada y rosa que va entrando en tu corazón y se va expandiendo por todo tu cuerpo.  

Deja que fluyan todas las emociones que vayan surgiendo, si no surge nada no pasa
nada.. Acompasa tu respiración con los latidos de tu corazón. Imagina que cada latido es
un sentimiento y que cada vez que late tu corazón también estás oyendo tus emociones
expresarse.
Te animo a que realices este ejercicio durante 10 minutos durante 21 días. Si además
quieres profundizar en el concepto de vivir desde el corazón puedes ver el
documental «Un latido universal».   Si te ha gustado este artículo…Descárgate nuestra
guía emocional gratuita con 5 técnicas para gestionar tus emociones.

La necesidad de controlar es una


trampa
Al largo de las sesiones que realizo escucho, muy a menudo, frases del tipo “quiero
controlar mis emociones”, “necesito saber qué va a pasar con mi trabajo”, “me pone nerviosa
que esta situación no dependa de mi”. Todas estas frases tienen un elemento en común, la
necesidad de controlar.
La necesidad de controlar está muy relacionada con las situaciones inesperadas, llenas de
incertidumbre. Ante este tipo de situaciones, el margen de acción es pequeño y la carga
de malestar es importante. Un pretexto perfecto para que el control se active.  
Aprender a dejar de controlar puede ser una tarea difícil pero a la vez muy
enriquecedora, pues una vez te desprendas de ésta necesidad, vas a poder vivir tu vida
con más libertad y tranquilidad.  

La emoción que activa la necesidad de controlar


Quizá puedas pensar que la necesidad de controlar está desligada de una emoción pero
en realidad, está muy conectada con el miedo. En realidad, es cuando experimentas
miedo (de forma más consciente o menos) que empieza tu ansia por controlar.

¿Que va a pasar?, ¿Cómo será el futuro?, ¿va a sufrir mi hijo?, ¿se va a quedar sin trabajo mi
marido/mujer?, en todas estas preguntas, la base es el miedo y la necesidad por saber y
poder remediar. Ante este miedo o incertidumbre es muy difícil quedarse a la
expectación y aceptar que no todo está en nuestras manos.
El miedo y la inseguridad caminan de la mano, colocándote en una posición de
indefensión y vulnerabilidad. Cuando experimentas estas sensaciones, existe un proceso
interno inconsciente que activa la creencia de “yo debería hacer algo”.

Controlas para evitar el sufrimiento


Cuando inicias el ritual de controlar, lo haces con una finalidad: reducir tu sufrimiento.
Intentas evitar el miedo, la ansiedad, la incertidumbre, la impotencia e incluso la culpa
por no intentar resolver la situación.

Seguramente piensas que tener un papel activo ante aquella situación que no controlas
te va a hacer sentir mejor, por este motivo intentas realizar acciones concretas con la
finalidad de adelantarte, dedicas tiempo a pensar qué puedes hacer o imaginar diferentes
escenarios posibles, hablas del tema de forma muy persistente….

Este tipo de acciones te dan la sensación de que te repercuten de forma positiva y que
cumples con el mandato de “yo debería hacer algo”, pero en realidad el efecto que
produce es el contrario.

Controlar te proporciona una falsa seguridad


La acción de controlar sólo te está proporcionando una falsa sensación de seguridad, es
en realidad una auto trampa. Pues es una rueda viciosa que te va generar más
dependencia.
Aunque de forma racional ya sepas que no lo puedes controlar todo, te empeñas en
hacerlo y esto te coloca en un estado de alerta: comparando constantemente todas
aquellas cosas que has intentado hacer o has imaginado, con lo que realmente está
pasando.

Este estado de alerta no hace más que producirte ansiedad y paradójicamente, aquello
que te tendría que aliviar el sufrimiento (el control) te lo termina provocando igualmente.
Así pues, ¿de qué te sirve el control si te termina provocando ansiedad? Lo único que vas
a conseguir es reducir tu energía, aumentar el sufrimiento y condicionar tu día a día.

5 pasos para no entrar en la necesidad de


controlar
A continuación, te propongo 5 pasos que te van a ser de utilidad para no entrar en la
necesidad de control. Para poderlos practicar es importante que entiendas que el control
es tu enemigo y que no hay ningún método o estrategia que te libre de experimentar el
sufrimiento. Pero si sabes como hacerlo, este sufrimiento puede ser más corto y
llevadero de lo que te imaginas.

1. Identifica el miedo: primero de todo es importante que identifiques qué es lo que te


genera miedo. Concretar y poner consciencia es de gran utilidad pues sino te puedes
sentir muy abrumada y dispersa.
2. Acepta la emoción: no luches contra el miedo, es una emoción desagradable pero no
negativa. Si te vas repitiendo “no quiero sentir miedo” solo vas a conseguir
engrandecerlo. El miedo te lleva a la prudencia y desde esta prudencia, vas a pasar al
siguiente punto.
3. Observa qué es lo que realmente puedes hacer: pregúntate qué está en tus manos,
cómo puedes ser prudente con ésta situación. Y solo dedica tiempo y energía a realizar
este tipo de acciones.
4. Respira la ansiedad: si sientes ansiedad, acepta que es normal. Ayúdate de tu
respiración para poder gestionar esta emoción. Puedes practicar el método 5-3-7:
inspirar por la nariz contando hasta 5, retener la respiración contando hasta 3 y soltarla
por la boca contando hasta 7.  
5. Movimiento corporal: una vez hayas respirado, busca una actividad que te obligue a
mover tu cuerpo (andar, ordenar armario, sacar lavaplatos, hacer ejercicio físico). Con el
movimiento corporal terminas de regular la emoción.
Todo cambio requiere de tiempo y dedicación
Es posible que éste método de 5 pasos te cueste un esfuerzo al inicio, y que
aparentemente continuar con el control es la opción más fácil. Pero continúa
probándolo, requiere de un tiempo para lograr éste cambio de hábito, pero va a ser muy
beneficioso.

Si quieres que te acompañemos en éste proceso de cambio, o quieres trabajar tu


necesidad de control de forma más individualizada, no dudes en contactar con nuestro
equipo.

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