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TEMA:
¨PROPUESTA DE UN PLAN DE NEGOCIO PARA LA PUESTA EN MARCHA DE
UNA MICROEMPRESA DE PRODUCTOS DE BELLEZA, EN EL BOULEVARD LA
COSTA DEL SOL, CANTÓN EL ZAPOTE, SAN LUIS LA HERRADURA, LA PAZ¨
PRESENTADO POR:
MABEL ESTEPHANY BARRAZA PARADA
KATHERINE CECILIA CHÁVEZ PINEDA
JESÚS FELIPE GONZÁLEZ MIRA
NOEL OSWALDO GONZÁLEZ HERNÁNDEZ
ORIENTADOR DE PROYECTO:
PROFA VANESSA TURCIOS MARTÍNEZ
DIRECTORA:
LIC. ESTER AYALA DE RIVERA
NOVIEMBRE 2022
SAN LUIS LA HERRADURA, LA PAZ, EL SALVADOR, C.A
OBJETIVOS
OBJETIVOS GENERALES
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
1.3 Justificación
este trabajo se realizó con el fin de brindar una nueva alternativa en productos lo mas
natural posible; esto posibilitara no solo aumentar la eficiencia en la calidad del
producto si no también de crear empleos para los residentes de la zona.
Aunque los cánones de belleza han cambiado mucho a lo largo de los siglos algo
que se ha mantenido, de una manera u otra, es el cuidado por el aspecto. Te
sorprendería saber cuántas cosas han cambiado a lo largo de la historia en lo relativo
a la cosmética y la belleza; pero más aún te sorprenderá saber las similitudes que se
mantienen. Por eso en esta ocasión te invitamos a que entres y descubras cómo ha
evolucionado la historia de la cosmética y la belleza desde el Antiguo Egipto hasta la
actualidad.
Aunque la industria cosmética hoy en día parezca algo tecnológico y sofisticado, las
primeras civilizaciones ya se preocupaban por estas cuestiones. En la antigüedad ya
se usaban diferentes productos cosméticos. Precisamente en el Antiguo Egipto se
encuentran los primeros vestigios de la elaboración y utilización de estos elementos.
Los productos naturales, como las plantas aromáticas, eran algunas de las
principales materias primas. Más que populares son los baños de leche que tomaba
Cleopatra para hidratar la piel, un tratamiento que completaban con el uso de la miel,
que cuenta con grandes propiedades antisépticas.
También cuidaban con mimo su higiene con jabones naturales y perfumaban su piel
con preparados a base de plantas, raíces e incluso especias. Todo esto sin
olvidarnos de sus ungüentos.
También perseguían mantener una piel blanca y lisa. Para lo primero recurrían a
sustancias como creta o cerussa y, para lo segundo, no era raro que las mujeres
pasasen la noche con mascarillas con rosa, jazmin, aceite de oliva o cera de abeja.
Pero si algo marcó el cuidado del cuerpo y la belleza en Roma fueron los baños
termales, que permitían cuidar la higiene, el aspecto y relajarse, además de ser lugar
de reunión y en el que tejer relaciones personales y alianzas.
En la Edad Media las convenciones sociales cambiaron y con ello cuestiones como
la higiene pasaron a un segundo -o tercer- plano. Eso no significa que, de acuerdo
con los cánones estéticos de la época, no se siguiesen utilizando productos
cosméticos.
Una tez blanca era señal de belleza y distinción, así que muchos esfuerzos y
productos cosméticos se dedicaban a cuidar la piel del sol o a empolvar su rostro
para bajar su color y eliminar cicatrices.
Con la llegada del Renacimiento volvió a expandirse el gusto por la belleza. Durante
los siglos XVII y XVIII resurgió con fuerza la obsesión por el maquillaje tanto en
hombre como mujeres de la alta sociedad que llegaban hasta lo extravagante. En
cambio, en el siglo XIX se impuso de nuevo la naturalidad.
Culturas indígenas
Las tribus indígenas de América o África también cubrían sus pieles con maquillajes
y ungüentos con varios objetivos. Por un lado, en muchos casos esas pinturas eran
señal de estatus, distinción o pertenencia a un grupo, pero también ayudaban a
proteger la piel del sol o el polvo.
De este modo, gozan de mayores prestigios aquellos productos con el apellido bio
que renuncia a determinados componentes químicos, como las siliconas, colorantes
o parabenos. Se valoran pues aquellos que recurren a elementos naturales, como
hacían en el Antiguo Egipto, o con el agua termal como en Roma.
Como ves, han sido muchas las idas y venidas de la belleza y la cosmética a lo largo
de los siglos, pero lo que se ha mantenido es la búsqueda de la mejor versión de
nosotros mismos.
Origen e historia del coco
El origen del coco se pierde en el principio de los tiempos. Los científicos creen que
proviene del Pacífico Sur, del área de Papúa Nueva Guinea. Otros expertos
sostienen que la evidencia apunta al archipiélago indio como su lugar de origen, y
algunos insisten en que vinieron del nuevo mundo. Sus usos documentados como
alimento y medicina datan de 3.900 años. La medicina ayurvédica acreditó los
beneficios curativos del coco en sánscrito ya en el 1.500 AC.
Existen más de 1.300 tipos de coco, algunos tan peculiares como el coco de mar
(Lodoicea maldivica), originario de las Seychelles y de Maldivas, conocido también
como coco fesse (en francés) por su forma de trasero humano. El nombre botánico
de la palma de coco es Cocus Nucifera, una de las diez plantas más importantes de
nuestro planeta que por lo general puede vivir hasta 80 años o más.
Comercialmente, el mayor valor del coco se encuentra en su aceite, que se ha
extraído con mortero en Asia desde la antigüedad, tal y como lo atestiguan
documentos indios de hace más de dos mil años.
¡Los frutos se suelen recoger del suelo maduros excepto cuando hace falta que no
hayan llegado a su total maduración, para lo cual hay que subirse a la palmera para
recogerlos! Para que os hagáis una idea hacen falta 6000 cocos procedentes de
unas 100 palmeras para conseguir una tonelada de copra, la nuez seca de donde se
saca el aceite.
EL AGUA DE COCO: Es una rica fuente de nutrientes, de ahí que esté ganando
popularidad como bebida deportiva, pues contiene buenos niveles de azúcar, fibra
dietética, proteínas, antioxidantes, vitaminas y minerales. Así mismo, su utilización
como ingrediente cosmético ayuda a reducir la producción excesiva de sebo, purifica
la piel, evita que se formen brillos y facilita la limpieza de la piel desobstruyendo los
poros evitando la formación de impurezas.
Esta versatilidad, explica el interés de las distintas industrias y cómo el consumo del
coco y sus derivados ha ido al alza en el mundo. Y el sector de la belleza, no es
ajeno a este interés, pues el coco, un fruto de alto valor cosmético y de residuo cero,
puede ser utilizado para producir cosméticos ecológicos eficaces y más
sostenibles.
El cuidado del pelo era importante también en Antigua Grecia, cuyas mujeres lo
teñían hace dos mil quinientos años y lo adornaban con flores y hojas de laurel. Pero
el cuidado más importante era el lavado; para ello se utilizaban sustancias
exóticas, como la yoyoba, hierbas aromáticas, agua de flores.
El lavado del cabello era una de las ocupaciones más importantes de los peluqueros
romanos antes de proceder a la elaboración de su complicado peinado. El poeta
Marcial escribe de su amiga Gala: “Mientras tú estás en casa, tu cabello está en la
peluquería para ser peinado y lavado”.
La Edad Media no tuvo problemas con el cabello, que yacía secuestrado bajo las
tocas. No fue hasta entrado el siglo XIV, cuando empezó a lucirse, a asomar de
forma lujuriosa por debajo de las tocas. Y, terminar imponiéndose como elemento
decorativo.
No obstante, esto, las damas aclaraban su cabello con un jabón especial traído de
Francia, que además de limpiarlo ayudaba a eliminar las grasas que lo apelmazaban
dándole cierto tono entre rubio y blanco: ya existían las mechas.
Este gusto por blanquear el pelo experimentó un gran auge a finales del siglo XVII en
Francia, donde se comenzó a empolvar el cabello. Para ello se recurrió a un sistema
eficaz de lavado previo, y para volver a limpiarlo se utilizó el limón, el vinagre y otras
sustancias que a menudo lo único que conseguían era quemarlo.
Recibir aquel tratamiento capilar se puso de moda entre los peluqueros ingleses, que
elaboraban sus propias sustancias o champús variando sus ingredientes y sin
prescindir del jabón y la sosa.
Pero, aunque fueron los ingleses quienes generalizaron su uso, el champú tal como
hoy lo conocemos triunfó en París donde se puso de moda en 1880; fueron los
peluqueros quienes lo elaboraban y suministraban a su clientela de la alta sociedad.
Aquel primer champú era elaborado con jabón negro hervido en agua, a la que se
añadió cristales de sosa.
El Shampoo de coco
El shampoo de coco puedes lograr un cabello más grueso, más fuerte y más
saludable que con un shampoo común. Pues sí, esto se debe a que el coco es un
ingrediente natural que trae muchos beneficios para la salud de tu cabello. Gracias a
su aceite esencial que lo convierte en un poderoso humectante e hidratante del cuero
cabelludo y las hebras capilares.