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Publicamos este excelente artículo del administrador del blog estadounidense Return to the
Source, que firma como Vince Herman. Return to the Source se define como
un "periódico marxista-leninista y anti-imperialista en la red que ofrece información sobre
los movimientos revolucionarios de hoy y la historia de las luchas de los pueblos en el
pasado", añadiendo que "nuestro objetivo es contribuir positivamente a los esfuerzos por
construir un nuevo partido comunista en los Estados Unidos".
La tesis que defiende este trabajo es que China es un país socialista, coincidiendo con lo
que yo explicaba en la última entrega de mi trabajo En defensa del pueblo chino. Vince
Herman lo argumenta por medio de 6 estructuradas y un riguroso trabajo de investigación.
Aunque tengo que admitir que su visión del socialismo de mercado en China me resulta
demasiado optimista e incluso en ocasiones fuera de la realidad (esto se puede ver por
ejemplo cuando afirma que "al haber resuelto la contradicción principal - fuerzas
productivas atrasadas - el PCCh está atacando ahora la contradicción entre el capital
extranjero y el trabajo").
También discrepo con el autor cuando afirma que "el mercado es una herramienta
neutral". El mercado puede ser muy útil en el socialismo y puede tener cierta apariencia de
neutralidad, mientras no sabotee la construcción socialista. También es cierto que no toda
economía de mercado implica necesariamente el capitalismo. Pero no se puede negar que la
mercancía es el germen de la civilización burguesa y que el capitalismo es la fase superior
del intercambio cuando se reúnen ciertas condiciones, a saber: a) que la burguesía ascienda
como clase dominante y b) la fuerza de trabajo sea mercancía. Por todo ello, la supuesta
neutralidad del mercado es algo que debe matizarse. El mercado puede ayudar a la
construcción del socialismo, pero el mercado será un obstáculo para avanzar hacia la
sociedad comunista.
Pese a ello, se trata de un excelente trabajo que defiende valientemente el carácter socialista
de la República Popular China, refutando las afirmaciones calumniosas de los enemigos del
socialismo – a saber, los trotskistas y los "comunistas" de extrema izquierda.
El artículo es demasiado extenso para publicarlo como entrada de blog. Para leerlo en su
totalidad, hacer click aquí.
Aunque cada uno afronte problemas muy específicos en la construcción del socialismo,
estos cinco países – la República de Cuba, la República Socialista de Vietnam, la República
Democrática Popular Lao, la República Popular Democrática de Corea y la República
Popular de China – suponen un desafío para el Goliath de la hegemonía imperialista
occidental. Pero de entre ellos, China se perfila como el único país socialista cuyo
crecimiento económico sigue desbancando hasta los países imperialistas más poderosos.
Quinto, el desarrollo exitoso de China como economía industrial moderna ha sentado las
bases para formas “más elevadas” de organización económica socialista.
Sexto, China aplica el socialismo de mercado en sus relaciones con el Tercer Mundo y un
juega un papel de primer orden en la lucha contra el imperialismo.
De estas seis tesis, saco la conclusión de que los marxistas-leninistas en el siglo XXI
deberían estudiar rigurosamente los éxitos del socialismo chino. Después de todo, si China
es un país socialista, su auge como primera potencia económica mundial exige la atención
de todo revolucionario serio, especialmente en lo que respecta a la titánica tarea de
construir el socialismo en el Tercer Mundo.
Pero a pesar de los grandes beneficios sociales traídos por la revolución, las fuerzas
productivas de China siguieron estando extremadamente subdesarrolladas, dejando al país
vulnerable ante hambrunas y otros desastres naturales. El desarrollo desigual entre el
campo y las ciudades persistió, y el cisma sino-soviético aisló a China del resto del bloque
socialista. Estos serios obstáculos llevaron al PCCh, con Deng Xiaoping al frente, a
identificar a las fuerzas productivas subdesarrolladas de China como la contradicción
principal a la que se enfrentaba la construcción socialista. En marzo de 1979, en un
discurso en un encuentro del PCCh, titulado Sostener los Cuatro Principios Cardinales,
Deng subrayó los dos rasgos de esta contradicción:
“Para materializar las cuatro modernizaciones en China, debemos tener en cuenta, por lo
menos, dos características importantes del país. Primera, una base material pobre. Largos
años de devastación causada por el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo
burocrático hicieron de China un país pobre y atrasado.”[2]
El segundo rasgo de esta contradicción es que China tiene “una gran población pero no
tiene suficientemente superficie cultivable”. Deng explica la severidad de esta
contradicción:
Tras la muerte de Mao en 1976 y el fin de la Revolución Cultural un año más tarde, el
PCCh bajo el liderazgo de Deng Xiaoping inició una agresiva campaña de modernización
de las fuerzas productivas subdesarrolladas de China. Conocida como las Cuatro
Modernizaciones – economía, agricultura, ciencia y tecnología y defensa – el PCCh
empezó experimentando con modelos para culminar estos cambios revolucionarios.
“El Comité Central del Partido ha señalado que ésta es una gran revolución mediante la
cual se va a transformar radicalmente la fisonomía de atraso económico y tecnológico de
nuestro país y a consolidar aún más la dictadura del proletariado.”[5]
Deng sigue describiendo la necesidad de reexaminar el método de organización económica
de China:
“Esta revolución, destinada como está a cambiar en amplio margen el presente estado de
atraso de las fuerzas productivas, ha de transformar en muchos aspectos las relaciones de
producción, la superestructura, los métodos de administración en las empresas industriales
y agrícolas y la forma en que administra el Estado estas empresas, a fin de que
correspondan a, las necesidades de una gran economía moderna. Para acelerar el ritmo
del desarrollo económico, es imprescindible acentuar en gran medida la especialización de
las empresas, elevar considerablemente el nivel técnico de todos los empleados y obreros y
efectuar a conciencia su adiestramiento y la verificación de sus progresos, llevar
rigurosamente la contabilidad integral de los resultados económicos de las empresas y
elevar a un grado mucho más alto la productividad del trabajo y la tasa de ganancias en
proporción a los fondos invertidos.
Por lo tanto, en todos los frentes económicos tienen que realizarse importantes
transformaciones no sólo en lo tecnológico, sino también en sus sistemas y en su
organización. Los intereses de largo alcance del pueblo de todo el país descansan sobre
estas transformaciones, pues de otra manera no podremos zafarnos del presente estado de
atraso en materia de tecnología y de administración de la producción.”[6]
En un texto que explicaba el papel de los sindicatos durante la NEP, Lenin describió
sucintamente la esencia del concepto que Deng luego llamó “socialismo de mercado”.
En un texto que explicaba el papel de los sindicatos durante la NEP, Lenin describía
sucintamente la esencia del concepto que Deng llamaría después “socialismo de mercado”.
“La Nueva Política Económica introduce una serie de cambios importantes en la posición
del proletariado, y consecuentemente, en la de los sindicatos. La gran mayoría de los
medios de producción en la industria y el sistema de transporte siguen estando en manos
del Estado proletario. Esto, junto con la nacionalización de la tierra, indica que la Nueva
Política Económica no cambia el carácter del Estado obrero, aunque modifique
sustancialmente los métodos y las formas del desarrollo socialismo al permitir la
competición económica entre el socialismo, que se está construyendo ahora, y el
capitalismo, que está tratando de resucitar al satisfacer las necesidades de las amplias
masas del campesinas por medio del mercado.”[7]
“El socialismo es inconcebible sin la gran técnica capitalista basada en la última palabra
de la ciencia moderna, sin una organización estatal armónica que someta a decenas de
millones de personas a la más rigurosa observancia de una norma única en la producción
y distribución de los productos. Los marxistas hemos hablado siempre de eso, y no merece
la pena gastar siquiera dos segundos en conversar con gentes que no han comprendido ni
siquiera eso (los anarquistas y una buena mitad de los eseristas de izquierda).”[9]
Sin embargo, las raíces ideológicas del socialismo de mercado de Deng se remontan a
tiempos anteriores a Lenin. En una entrevista en agosto de 1980 con la periodista italiana
Oriana Fallaci, ésta le preguntó si las reformas de mercado en las áreas rurales “ponen en
tela de juicio al propio comunismo”. Deng contestaba:
“De lo que aquí se trata no es de una sociedad comunista que se ha desarrollado sobre su
propia base, sino, al contrario, de una que acaba de salir precisamente de la sociedad
capitalista y que, por tanto, presenta todavía en todos sus aspectos, en el económico, en el
moral y en el intelectual, el sello de la vieja sociedad de cuya entraña procede.
Congruentemente con esto, en ella el productor individual obtiene de la sociedad – después
de hechas las obligadas deducciones – exactamente lo que ha dado […] Pero estos
defectos son inevitables en la primera fase de la sociedad comunista, tal y como brota de la
sociedad capitalista después de un largo y doloroso alumbramiento. El derecho no puede
ser nunca superior a la estructura económica ni al desarrollo cultural de la sociedad por
ella condicionado.”[11]
Pueden estar ustedes de acuerdo o no con el socialismo de mercado, pero los hechos son los
siguientes:
Hecho: Lenin pensaba que algunos países podían construir el socialismo utilizando el
mercado.
Hecho: el principio que sustenta el socialismo de mercado de Deng – “a cada uno según su
trabajo” – proviene directamente de Marx.
[1] Mobo Gao, The Battle for China’s Past: Mao & The Cultural Revolution, Pluto Press,
2008.
[2] Deng Xiaoping, Persistir en los Cuatro Principios Fundamentales, 30 de marzo de
1979.
[3] Ibíd.
[4] Ibíd.
[5] Deng Xiaoping, La clase obrera debe hacer sobresalientes contribuciones a la
materialización de las Cuatro Modernizaciones, 11 de octubre de 1978.
[6] Ibíd.
[7] V.I. Lenin, Papel y función de los sindicatos bajo la Nueva Política Económica, 30 de
diciembre de 1921 – 4 de enero de 1922.
[8] Ibíd.
[9] V.I. Lenin, Sobre el impuesto en especie, 21 de abril de 1921.
[10] Deng Xiaoping, Respuestas a la periodista italiana Oriana Fallaci, 21 y 23 de agosto
de 1980.
[11] Carlos Marx, Crítica del Programa de Gotha, parte I, Mayo de 1875.
Publicado por Manos Fuera de China en 1:45