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El fantasma de la reelección

Sin lugar a dudas la universidad de Nariño ha llegado al punto final en materia de derechos, de
libertad y de libre expresión. Más de 40 años grupos de profesores independientes y de
estudiantes muy calificados dieron una lucha ardua en la Udenar para que se llevasen a cabo
procesos democráticos directos para la conformación de los diferentes organismos de dirección.
La mayor parte se logró, excepto la conformación del concejo superior universitario –CSU-, que
todavía sigue siendo manipulada por el gobierno nacional, departamental, ministerio de
educación. La representación profesoral, estudiantil y de los trabajadores ha sido durante la
mayor parte de vida de este organismo, cooptada y puesta al servicio de la administración
turno. Los rectores bailan al mejor postor, entran en componendas, negocian los intereses más
sentidos universitarios a puerta cerrada, los profesores y estudiantes son, como se dice hoy en
día, enmermelados, viajes, contratos a familiares, becas y toda clase de prebendas, con tal de
que estos no alboroten el avispero entre los profesores, especialmente, hora catedra, y en los
estudiantes.

Al mejor estilo turbayista cada rector se ha esmerado en crear y cultivar una burocracia que le
permita el control de los estudiantes, de los profesores y de los trabajadores, y lo primero que
hacen para ello, es comprarlos, darle gabelas, hacerlos importantes, pampearles las espaldas,
adularlos, usar los diminutivos, como lo hace Uribe, en estos métodos son expertos Pedro
Vicente Obando, “manos limpias”; Carlos Solarte, con su carita de yo no fui, se enmascara, no
da la cara, pero es el que trama todo entre bastidores con su sequito de lamesuelas. Hoy el Sr
Solarte tiene una maquinaria mucho más grande y engrasada que la de sus antecesores, furiosa,
rabiosa, dispuesta a linchar, con camándula en mano, a quien se atreva a poner en tela de juicio
a su “jefe”. Solarte, como los anteriores rectores, han venido poco a poco dinamitando los
procesos democráticos de la Udenar, hasta llegar a un estado, digamos deplorable, miserable,
donde la democracia de la juventud, de los docentes y de los trabajadores, ha sido hecha añicos
por estos mequetrefes de rectores, que atosigados por su ego, por su puta importancia personal,
han llevado que esas disputas las dirima los jueces, cuando otrora estas diferencias se dirimían
por medio de la discusión política y de la más amplia controversia en los escenarios naturales
universitarios. La derecha neoliberal, en todas sus versiones, la de Obando, la de Solarte, La de
los Zuñigas, hoy vocero de una de las ramas de los politiqueros de este departamento; y si
seguimos para atrás, sierren los ojos, porque solo se aplicó políticas neoliberales para la
educación superior, dictadas por el ministerio de educación. Mientras tanto, los rectores y sus
burocracias de “izquierda” se devoraban los pocos recursos que llegaban de las arcas públicas.
Hoy, el Solarte Eugenio, dejó ciego a la comunidad universitaria de cemento. No vaya decir nada
contra este taimado personaje, porque le lanzan bultos de bultos de cemento y con eso acaban
cualquier discusión. Actúan como las barras frenéticas y delirantes del uribismo o, de los
populismos trasnochados renacientes.

La izquierda en la Udenar ha llegado a su fin. Se necesita una nueva generación de docentes,


estudiantes y trabajadores que surjan al calor de las luchas sociales, y que no se dejen prostituir
por los halagos y adulos que estos “maestros” del embuste se especializaron para mantenerse
en el poder y buscar así la reelección indefinida, como son los casos aberrantes de “manos
limpias”, Pedro Vicente Obando y del figurín de Carlos Solarte.

La Udenar requiere con urgencia un cambio de rumbo, que ponga en cuestión las políticas
neoliberales que estos rectores de pacotilla han implementado, haciéndose pasar de
“izquierda”, cuando han sido más de derecha que los de derecha, ellos, no lo duden comunidad
universitaria, han sido la “izquierda” de la derecha en la universidad de Nariño.

Como es posible que, por 20 años, unos rectores hayan estado más preocupados por la
reelección, por armar trincas, alimentar a una burocracia ociosa, incondicional e incompetente,
y no por los problemas centrales sobre la educación, la investigación y la proyección de la vida
universitaria a nuestra región. Empero, este no es problema central, el problema es que la
institución universitaria no escucha, no oye, no siente los pálpitos de su región, es un ente que
está de espaldas a nuestra región, y que lo poco que hace para acercase a ella es para dar
recetas, adoptando la aptitud del que sabe con el que no sabe. Arrogancia, fanfarronería, son lo
que demuestran.

Ahora, ¿cuál ha sido el método ideal que han aplicado para perpetuarse en el poder? Veamos
algunas de las tácticas turbayistas-uribistas para reelegirse y que les ha dado grandes frutos:
primero, capturar a los líderes estudiantiles y aprovecharse de sus precarias condiciones socio-
económicas; segundo, esta misma operación se extiende a los docentes, especialmente, hora-
catedra, que por su fragilidad, llámese inestabilidad laboral, los directores de programa y los
decanos, los ponen al servicio de la rosca que se ha adueñado del poder universitario; tercero,
eche cemento a diestra y siniestra, que con ello suplen su incapacidad para pensar y hacer
avanzar la universidad en materia de investigación y de la producción de material científico para
su aplicación en una región que tiene la experticia agropecuaria. Alguien por ahí contó una
anécdota del Sr Obando, que este pensaba construir una pirámide al lado del horno crematorio
de veterinaria, en la que su esfinge se pudiera divisar en todo el valle de Atriz, se le vinieron las
lágrimas, cuando se despidió, y al día siguiente le dio un infarto al corazón. Este mismo señor
daba instrucciones precisas para mantener a raya a quienes los pusieran en cuestión, decía, hay
que “neutralizarlo”, y esto mismo ha practicado Solarte, con unos personajes siniestros y
oscuros como los que lo rondan y lo acechan.

La mayoría de los “dirigentes” de “izquierda” de la década de los 60 y 70, y buena parte de los
80, se pasó a las filas de los partidos tradicionales, y que todavía vegetan como unos dinosaurios
en la Udenar, otros, en calidad de pensionados, abusando de la universidad, siguen como
“profesores”, pero no aportan ni contribuyen a una formación critica en el estudiantado, y
siguen con la vieja predica y vetusta matrix colonialista occidental. Sin pena ni gloria siguen ahí
como sanguijuelas.

La izquierda se derechizó en la Udenar hace muchos años, y estos son los que hoy se ponen la
máscara, los disfraces para representar la nueva comedia ante la comunidad universitaria,
presentándose de demócratas, de alternativos, sin partido, que son “solamente” “académicos”,
y en otras, como “científicos” como el figurín de Solarte. Y ellos están ahí, no solo cumpliendo el
papel de directivos del “Alma mater”, sino como guardianes del “orden instituido”, de la
“democracia” de cartón, de la que ellos mismos se encargaron de limpiarse lo que ya sabemos.
La mamertización no solo es de los tibios, aunque ellos eran tibios mucho antes que los nuevos
tibios, como los fajardos, los robledos, las claudias y cuanta alimaña se ha acercado por esas
letrinas. Ahora estos hacen parte de los mejores clubs sociales de la ciudad de Pasto, se codean
con la antigua y rancia aristocracia de Pasto, tienen bufones propios, se albergan en conjuntos
residenciales rurales. Sí, todo lo que ellos criticaron en el pasado del modo de vida burgués, lo
han adoptado sin quitarle una coma. Como podéis ver: son toda una farsa, que si se llegase a
montar una obra teatral en ese sentido, ellos se ganarían el primer puesto. Y esta farsa es la que
dirige los destinos de la Udenar, que hoy se tiran el pelo en los juzgados por el poder, en vez de
acudir, como procedería un demócrata auténtico, al órgano soberano que es la ASAMBLEA
GENERAL UNIVERSITARIA, quien dirima la encargatura y ordene la elección del nuevo rector, sin
reelección. Además, que esta asamblea proscriba para siempre la reelección indefinida, como es
caso del abusador, Carlos Solarte. Que la reelección sea solo por dos periodos máximos con la
anuencia y votación de la asamblea general. Aprendan un poquito de democracia y tengan la
decencia por lo menos en un establecimiento de educación, dar ejemplo, educar con conductas,
con acciones, con hechos, partida de abusadores y gañanes.

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