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El Renacimiento Musical en la Nueva España

La convergencia de culturas que se dieron cita y coexistieron en el mundo descubierto por


Colón, indígenas, europeos y africanos, dio origen a lo largo de tres siglos, a una nueva
expresión, ni enteramente occidental, ni hispánica, ni puramente americana.

Como testimonio sonoro de aquel encuentro, los archivos de catedrales, conventos y misiones de
América atesoran valiosos documentos de nuestra historia cultural. Urge preservarlo y
difundirlo, e incluso protegerlo como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Fue la música vehículo idóneo para la evangelización americana. Dominicos, franciscanos,


jesuitas, mercedarios… la utilizaron en sus misiones —demarcaciones eclesiásticas rurales
concedidas a órdenes religiosas, con grandes concentraciones de población indígena. Así
encontramos los valiosos 17 códices del Departamento de Huehuetenango (Guatemala),
provenientes de los pueblos de Santa Eulalia, San Juan Ixcoy, San Mateo Ixtatán y Jacaltenango,
al noroccidente de Guatemala, que constituyen una de las más antiguas muestras del repertorio
misional en América. Fueron elaborados entre 1582 y 1635 y contienen numerosos villancicos,
danzas y breves piezas instrumentales, junto con obras litúrgicas de compositores
francoflamencos y españoles de principios del siglo XVI.

La música misional en el Nuevo Mundo constituía un vehículo para la evangelización y la


catequesis. El conjunto de miniaturas musicales que integran los códices de Huehuetenango
fueron escritas tomando como referencia melodías populares, a las cuales se les agregó un texto
devocional en castellano y tres voces adicionales con una técnica polifónica rudimentaria para
los referentes europeos de la época. Varias obras de estos códices comparten exactamente la
misma música pero están adscritas a distintas festividades y, por consiguiente, presentan textos
diversos de manera que muchas de las piezas en lenguas vernáculas son contrafacta de otras, tal
vez, canciones populares hispánicas de la época. Tal es el caso, por ejemplo, de Teresica
hermana de Matheo Flecha (Prades, ca. 1481-Poblet, ca. 1553) con su contraparte local en
Guatemala: Dios es ya naçido. El encanto de estas minúsculas obras se encuentra en la sencillez
y en la efectividad para reunir el gusto por la música y la danza de la población nativa con el
mensaje evangelizador de los misioneros de las postrimerías del siglo XVI en Guatemala.

Otro valioso documento de la música de Latino América es el Cancionero de Gaspar Fernándes


(Évora, Portugal, ca. 1565-70-Puebla, México, 1629) o Cancionero de la Catedral de Oaxaca
(como también se conoce) que constituye el más antiguo compendio de villancicos y
chanzonetas del Nuevo Mundo hispano, representativo del repertorio polifónico renacentista que
fuera interpretado en América entre finales del siglo XVI y las primeras décadas de la siguiente
centuria. Dicho manuscrito —trasladado a la Catedral de Oaxaca en 1653 por un cantor, Gabriel
Ruiz de Morga— contiene casi trescientas composiciones polifónicas escritas a mano y firmadas
en su mayoría por Gaspar Fernándes, músico proveniente de Portugal, que ejerció la maestría de
capilla en la Catedral de Puebla de los Ángeles, México, entre 1606 y 1629, y cuyas obras más
tempranas aparecen fechadas en 1609. Más de la mitad del contenido de este cancionero
permanece aún inédito.

Otro fruto del intercambio cultural que se produjo en el siglo XVI entre España y América es la
obra de los compositores Hernando Franco (Galizuela, Alcántara, 1532-México, 1585) y Pedro
Bermúdez (Granada, 1558 – Puebla?, 1605?) .

Hernando Franco es el primer compositor conocido en la Nueva España del cual se conservan
obras en las catedrales de México, Puebla y Guatemala. Su andar por América comenzó en la
Catedral de Santiago de Cuba en 1563 y desde donde partió, hacia la Catedral de Guatemala,
para ocupar el puesto de maestro de capilla. Como contrapuntista, Hernando Franco fue un
notable representante del arte polifónico franco-flamenco, que recibió la influencia determinante
de compositores como Heinrich Isaac, Alexander Agricola, Antoine Busnois, Johannes Tinctoris,
Loyset Compere, Antoine Brumel, Josquin des Pres y Jakob Obrecht, todos herederos del arte de
Dufay, Binchois y Ockehem, y cuyas obras llenaban el cancionero de la Catedral de Segovia. Sin
duda también recibió, más directamente, la influencia de los polifonistas de la Escuela Sevillana:
Cristóbal de Morales, Pedro y Francisco Guerrero, Bartolomé de Escobedo, y de los músicos
notables de Carlos V, como Nicolás Gombert. En algunas de sus obras como Santa Maria y Dios
itlaçonantzine Franco utiliza los textos en Nahuatl, lengua autóctona de México, en lo que fuera
una especie de inculturación de la liturgia.

Pedro Bermúdez (fl. 1574-1604), de origen granadino, uno de los más notables polifonistas del
primer siglo de dominio español en el Nuevo Mundo, llegó a América luego de haber sido
maestro de capilla suplente, junto a Francisco Guerrero, en la Catedral de Sevilla. A finales de
1596 embarcó hacia el virreinato del Perú y el 10 de septiembre de 1597 fue nombrado maestro
de capilla de la Catedral del Cusco, en sustitución de Gutierre Fernández Hidalgo. A partir de
1600 tomó posesión del magisterio de capilla de la Catedral de Guatemala y posteriormente de la
Catedral de Puebla de los Ángeles en México.

El legado musical de Pedro Bermúdez que ha perdurado hasta nuestros días está conformado
exclusivamente por obras con textos en latín. Todas, excepto una, se encuentran en los libros de
polifonía de la Catedral de Guatemala. Algunas de ellas aparecen duplicadas en varios libros de
la Catedral de Puebla. Su lenguaje musical se apega al de la polifonía clásica del siglo XVI, pero
presenta ciertos elementos rítmicos, armónicos y melódicos que apuntan hacia la nueva práctica
del XVII.

Con este concierto invocamos el regreso de las carabelas; esta vez sus bodegas no transportan
oro y plata, cargan consigo tesoros más valiosos e imperecederos, obras del arte musical, que
originadas en la savia europea adquirieron un sabor propio, el que Ars Longa interpretará desde
su pertenencia cultural americana.

Miriam Escudero

El Renacimiento Musical en la Nueva España

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