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Revista de Jurisprudencia Laboral.

Número 6/2022

Acerca de la doctrina «unos mismos hechos» (y otras cuestiones


procesales).

José Fernando Lousada Arochena


Magistrado de la jurisdicción social

Resumen: A los más elementales criterios de la razón jurídica repugna aceptar la


firmeza de distintas resoluciones judiciales en virtud de las cuales resulte que unos
mismos hechos ocurrieron y no ocurrieron, o que una misma persona fue su autor y no
lo fue (STC 158/1985, de 26 de noviembre). La doctrina constitucional «unos mismos
hechos» es aplicada en la sentencia objeto de comentario, y nos servirá de base para
algunos comentarios críticos. La sentencia objeto de comentario también aborda otras
dos cuestiones procesales de trascendencia: la recurribilidad en suplicación si se
alega la vulneración de un derecho fundamental, y la aplicabilidad de oficio de la cosa
juzgada.

Palabras clave: Contradicciones de hechos entre distintas sentencias. Aplicación de


oficio de la cosa juzgada. Recurso por vulneración de derechos fundamentales.

Abstract: It is repugnant to the most elementary criteria of legal reason to accept the
finality of different judicial resolutions by virtue of which it turns out that the same facts
occurred and did not occur, or that the same person was their author and was not
(Spanish Constitutional Court, Sentence 158/1985, of November 26). This
constitutional doctrine usual named as "the same facts" is applied in the sentence
object of comment, and will serve as the basis for some critical comments. The
judgment subject to comment also addresses two trascendental procedural issues: the
possibility of appealing if the violation of a fundamental right is alleged, and the ex
officio applicability of the res judicata exception.

Keywords: Contradictions of facts between different sentences. Ex officio aplicability


of the res iudicata. Appeal for violation of fundamental rights.

I. Introducción
La resolución judicial objeto de comentario es la Sentencia del Tribunal Supremo,
Sala de lo Social, de 17 de mayo de 2022. Se trata de un supuesto fáctico muy típico.
A consecuencia de la existencia de varios juicios por un mismo accidente de trabajo,
se plantea la problemática de que en la resolución de uno de esos juicios se
consideran hechos contradictorios con los que se consideren en otro de esos juicios
resuelto por previa sentencia firme. Siguiendo la doctrina constitucional usualmente
denominada “unos mismos hechos”, la sentencia objeto de nuestro comentario
resuelve la contradicción de hechos replicando en el juicio posterior los que se
consideraron como probados en el anterior.

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Además, la sentencia objeto de nuestro comentario contiene apreciaciones de


interés sobre otras dos cuestiones procesales: la recurribilidad en suplicación de la
sentencia de instancia cuando se alegue la vulneración de un derecho fundamental,
aunque se trate de una sentencia dictada en una modalidad procesal donde no se
contemple la posibilidad de recurso de suplicación; también se recuerda la apreciación
de oficio de la cosa juzgada.
En ninguna de estas tres cuestiones procesales se aportan especiales novedades,
sino que son reiteración de doctrinas previas. Sin embargo, es oportuno recordarlas, y
en particular indagar críticamente en la doctrina constitucional sobre “unos mismos
hechos”.
II.Identificación de la resolución judicial comentada
Tipo de resolución judicial: sentencia.
Órgano judicial: Tribunal Supremo (Sala de lo Social).
Número de resolución judicial y fecha: sentencia núm. 445/2022, de 17 de
mayo.
Tipo y número recurso: RCUD núm. 2480/2019.
ECLI: ES:TS:2022:1896.
Fuente: CENDOJ.
Ponente: Excmo. Sr. D. Sebastián Moralo Gallego.
Votos Particulares: carece.
III. Problema suscitado. Hechos y antecedentes
1. Los hechos del caso litigioso
Producido un accidente de trabajo el 28 de marzo de 2014, al caer el trabajador por
la escalera de un edificio de la empresa, la Inspección de Trabajo levanta el 31 de julio
de 2015 acta de infracción, en la que propone la imposición a la empresa de una
sanción de 2.046 euros, así como el recargo en las prestaciones de seguridad social
derivadas del accidente de trabajo. Por resolución de 19 de noviembre de 2015 se
impone a la empresa dicha sanción, que es de donde trae causa la sentencia
comentada; y en resolución de 26 de noviembre de 2015, un recargo del 30% en
prestaciones de seguridad social. Ambas se sustentan en la misma circunstancia, la
insuficiente iluminación de las escaleras del edificio.
2. El juicio en instancia y en suplicación
La empresa formula sendas demandas frente a cada una de ambas resoluciones,
que dieron lugar a dos diferentes procesos judiciales. La que cuestiona el recargo de
prestaciones recae en el Juzgado de lo Social 7 de Madrid, que desestima las
pretensiones de la empresa y confirma la resolución administrativa. La empresa
interpone recurso de suplicación, que es acogido en la Sentencia del TSJ de Madrid
de 24 de abril de 2018, que revoca la de instancia y deja sin efecto el recargo de
prestaciones impuesto a la empresa.
La de impugnación de la sanción, que es de donde trae causa la sentencia
comentada, corresponde al Juzgado de lo Social 10 de Madrid, que desestima la
demanda, e interpuesto recurso de suplicación, la Sentencia del TSJ de Madrid de 1
de abril de 2019 desestima el recurso de suplicación. Previamente, y mediante escrito
de 6 de junio de 2018, la empresa había aportado en este proceso la Sentencia de 24
de abril de 2018 sin acogerse a lo dispuesto en el artículo 233 LRJS, sino que
manifiesta que adjunta dicha sentencia por si fuera relevante para la resolución del
recurso de suplicación en tramitación. En diligencia de ordenación de 11 de julio de

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2018, el Letrado de la Administración de Justicia ordena la unión de la sentencia a las


actuaciones "a los meros efectos ilustrativos".
3. El recurso de casación para la unificación de doctrina
La empresa interpone recurso de casación para la unificación de doctrina contra la
Sentencia del TSJ de Madrid de 1 de abril de 2019 (dictada en el procedimiento de
impugnación de la sanción) invocando como de contraste la Sentencia del TSJ de
Madrid de 24 de abril de 2018 (dictada en el procedimiento de recargo de prestaciones
sociales).
IV. Posición de las partes
La empresa recurrente en casación unificadora pretende la revocación de la
sentencia de suplicación y de la sentencia de instancia, y la estimación de la demanda
rectora de las actuaciones con la finalidad de que se revoque la sanción administrativa
que se le impuso.
Impugnaron el recurso el trabajador y la Comunidad de Madrid.
El Ministerio Fiscal emitió informe en el sentido de declarar improcedente el
recurso.
V.Normativa aplicable al caso
Constitución Española, artículos 9.3 y 24.
Ley de Enjuiciamiento Civil, artículo 222.
Ley reguladora de la Jurisdicción Social, artículo 191.3 f).
VI. Doctrina básica
La sentencia objeto de comentario aborda las tres siguientes cuestiones
procesales:
• Cuando se alegue la vulneración de un derecho fundamental, la sentencia
del Juzgado de lo Social es recurrible en suplicación aunque se trate de
una modalidad procesal donde no se contemple la posibilidad de recurso
de suplicación.
• La cosa juzgada es apreciable de oficio.
• La jurisprudencia constitucional mantiene el principio general de
vinculación de la sentencia firme del orden contencioso-administrativo
respecto a la que deba dictarse posteriormente en el orden social. Sin
embargo, esa doctrina no consagra el criterio de la automaticidad absoluta,
sino que exige dicha vinculación siempre que no existan razones
expresamente fundadas para entender que en el caso concreto cabe una
distinta apreciación o valoración de los hechos.

VII. Parte dispositiva


(1) Estimar el recurso de casación para la unificación de doctrina interpuesto por la
empresa y (2) Casar y anular la sentencia recurrida, y resolver el debate en el sentido
estimar la demanda y dejar sin efecto la resolución administrativa impugnada en el
proceso.
VIII. Pasajes decisivos
1. Sobre la recurribilidad en suplicación de la sentencia del juzgado de lo social
Se reitera la siguiente doctrina contenida en la STS 18/5/2018 (rcud. 381/2017): “El
art. 191.3. f) LRJS dispone que «procederá en todo caso la suplicación contra las
sentencias dictadas en materia de tutela de derechos fundamentales y libertades
públicas», y debe por ello admitirse esa posibilidad cuando se hubiere invocado ante el

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juzgado de lo social la vulneración de esa clase de derechos, y con independencia de


que la modalidad procesal o el objeto del procedimiento no contemple el acceso a la
suplicación, siguiendo en ese extremos la doctrina de la STC 149/2016, de 19 de
diciembre, en cuanto señala que «aunque no exista un mandato constitucional que
asegure el acceso a los recursos en materia de derechos fundamentales, una vez que
(configuración legal) ha sido prevista la suplicación por la norma en todo caso contra
sentencias dictadas en procedimientos de tutela de derechos fundamentales y
libertades públicas [art. 191.3 f) LJS], no cabe interpretar que la remisión del legislador
a las modalidades procesales correspondientes del conocimiento de las demandas
que allí se citan, sin dar opción al demandante, en función de la materia en litigio y
para una mejor atención del objeto del proceso, pueda dar como resultado una menor
garantía jurisdiccional de un mismo derecho fundamental»”.
2. Sobre la apreciación de oficio de la cosa juzgada
Se reitera la siguiente doctrina contenida en la STS 26/7/2021 (rcud. 5132/2018):
“La apreciación de oficio de la cosa juzgada es un criterio que ha venido sentando este
Tribunal cuando es evidente su existencia al transcender del mero interés de las partes
al interés público en manifestación de aquellos derechos fundamentales a los que se
anuda, señalando que «la Ley de Enjuiciamiento Civil considera la cosa juzgada como
una excepción apreciable de oficio cuando es evidente su existencia, toda vez que
trasciende del mero interés particular de las partes, para situarse decididamente en la
esfera del interés público y constituir una manifestación el derecho fundamental a la
tutela judicial efectiva (SSTS 372/2004, de 13 mayo, 277/2007, de 13 de marzo,
686/2007, de 14 de junio, 905/2007 de 23 julio, 422/2010, de 5 de julio). Supone, por
consiguiente, que el hecho de que no se hubiera planteado formalmente y no haya
sido resuelta en dicho trámite procesal, no impide que pueda estimarse de oficio en la
sentencia, si en este momento se aprecia la concurrencia de los requisitos exigidos,
sin que el hecho de que no lo haga o de que lo haga determine la incongruencia de la
sentencia, sino la infracción en su caso de las reglas que sobre la cosa juzgada se
establecen en el artículo 222 del Código Civil» (STS, Sala 1a de 1 de julio de 2013,
rec. 739/2011, en la que se resuelve sobre la cosa juzgada material, negativa, cuya
doctrina se reitera en la de 16 de octubre de 2018, rec. 449/2016). Y así lo ha venido
manteniendo esta Sala, al decir que «La STS 7 de marzo de 1990 (rec. 2763/1989) ya
advirtió que la cosa juzgada constituye una cuestión de orden público procesal; dado
que la finalidad que persigue es la seguridad jurídica puede y debe ser apreciada por
los Tribunales incluso de oficio, sin necesidad de una alegación de las partes, si se
deduce con claridad de los datos obrantes en el proceso» (STS de 15 de enero de
2019, rec. 212/2017 y 12 de febrero de 2014, rcud 482/2013, entre otras)”.
3. Sobre la doctrina constitucional «unos mismos hechos»
Se reitera la siguiente doctrina contenida en la STS 16/7/2020 (rcud. 3565/2017):
“La relación entre las sentencias que, de forma definitiva, resuelven la cuestión de las
sanciones impuestas en materia de prevención de riesgos laborales y los
procedimientos que se susciten con posterioridad respecto de la imposición del
recargo de prestaciones del art. 123 LGGS, ha dado lugar a esta Sala a sostener que
la jurisprudencia constitucional mantiene el principio general de vinculación de la
sentencia firme del orden contencioso-administrativo respecto a la que deba dictarse
posteriormente en el orden social (STC 21/2011). Sin embargo, esa doctrina no
consagra el criterio de la automaticidad absoluta, sino que exige dicha vinculación
siempre que no existan razones expresamente fundadas para entender que en el caso
concreto cabe una distinta apreciación o valoración de los hechos (así, STS/4ª de 13
marzo y 12 julio 2012 -rcud. 3779/2010 y 2980/2011, respectivamente-). Por ello,
partiendo del mantenimiento del citado principio general de vinculación, rechazábamos
su aplicación de forma automática; esto es, sin valorar los hechos concurrentes y
específicamente probados en el proceso social seguido en materia de recargo. Ello
nos ha conducido a que, tanto en las sentencias citadas como en la STS/4ª de 14
septiembre 2016 -rcud. 846/2015-, confirmáramos las sentencias que se apartaban de
lo resuelto en la sentencia previa sobre impugnación de la sanción administrativa,

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porque efectuaban un pronunciamiento en el que exteriorizaban el fundamento de la


conclusión contradictoria con una motivación detallada y suficientemente. Y, por las
mismas razones ajustadas al caso concreto, llegábamos a la solución inversa en la
STS/4ª de 25 abril 2018 -rcud. 711/2016-. … Lo relevante, por tanto, es determinar en
qué medida y bajo qué circunstancias lo resuelto en sentencia firme recaída en el
proceso de impugnación de la sanción impuesta a la empresa, en lo que respecta a la
existencia de la infracción que la motiva, y a los hechos en que se funda esa
apreciación, puede proyectarse sobre la decisión que corresponde adoptar en el litigio
sobre recargo de prestaciones”.
IX. Comentario
Si bien existen algunos precedentes anteriores de la doctrina “unos mismos
hechos”[1], su elaboración más acabada la encontramos en la STC 158/1985, de 26 de
noviembre, en un supuesto de hecho muy parecido al que ha dado lugar a la sentencia
objeto de comentario, solo que inverso: la sentencia firme dictada en el juicio sobre
impugnación de la sanción administrativa impuesta a una empresa por infracción de
medidas de seguridad e higiene en el trabajo (en aquel momento era competencia de
la jurisdicción contencioso administrativa) absolvió a la empresa, y esta pretendía que
fuera tomada en consideración en el proceso de recargo de prestaciones de seguridad
social, lo que el viejo TCT rechazó alegando la ausencia de un trámite procesal
específico para la unión de documentos.
Recordemos seguidamente esta doctrina constitucional “unos mismos hechos”
precisamente cómo fue expresada en esa STC 158/1985, acaso en uno de los
fundamentos de derecho más conocidos de nuestra jurisprudencia constitucional,
también más criticado[2]:
“A los más elementales criterios de la razón jurídica repugna aceptar la firmeza de
distintas resoluciones judiciales en virtud de las cuales resulte que unos mismos
hechos ocurrieron y no ocurrieron, o que una misma persona fue su autor y no lo fue.
Ello vulneraría, en efecto, el principio de seguridad jurídica que, como una exigencia
objetiva del ordenamiento, se impone al funcionamiento de todos los órganos del
Estado en el art. 9.3 C.E. Pero, en cuanto dicho principio integra también la
expectativa legítima de quienes son justiciables a obtener para una misma cuestión
una respuesta inequívoca de los órganos encargados de impartir justicia, ha de
considerarse que ello vulneraría, asimismo, el derecho subjetivo a una tutela
jurisdiccional efectiva, reconocido por el art. 24.1 C.E., pues no resulta compatible la
efectividad de dicha tutela y la firmeza de pronunciamientos judiciales contradictorios.
Frente a estos, por tanto, ha de reconocerse la posibilidad de emprender la vía de
amparo constitucional, en el supuesto de que ningún otro instrumento procesal ante la
jurisdicción ordinaria hubiera servido para reparar la contradicción”.
Tal STC 158/1985 añade, en un posterior fundamento, una cláusula de escape: “El
órgano judicial que haya de resolver en segundo lugar podrá razonadamente desechar
la identidad de situaciones cuando la contradicción sea solo aparente, o existan
razones que justifiquen una diversa apreciación de los hechos. No se trata, pues, de
que una jurisdicción haya de aceptar siempre de forma mecánica lo declarado por otra
jurisdicción, sino que una distinta apreciación de los hechos debe ser motivada, de
acuerdo por otra parte con la reiteradísima doctrina de este Tribunal Constitucional,
según la cual el derecho a la tutela judicial efectiva comprende, entre otros, el de
obtener una resolución fundada en Derecho. Cuando resulta que, en principio, la
resolución que un órgano judicial va a dictar puede ser contradictoria con la ya dictada
por otro órgano, el que pronuncia la segunda debe exponer las razones por las cuales,
a pesar de las apariencias, tal contradicción no existe a su juicio”.
Quedaría así resumida la doctrina constitucional que podemos denominar como
“unos mismos hechos”, y que ha sido origen de dos cambios normativos de relevancia
en el ámbito social (rectius, ha sido origen de hasta tres, pero el tercero ahora no nos
interesa[3]).

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Uno de ellos, de alcance procedimental, dirigido a introducir un trámite en el


recurso de suplicación que posibilite la aportación de documentos cuando esa
aportación se dirija a evitar la vulneración de un derecho fundamental, el cual, en
efecto, fue introducido en la LPL de 1990, y actualmente lo encontramos en el artículo
233.1 de la LRJS de 2011.
El otro se produjo en la LPRL de 1995, de donde pasó a la LISOS de 2000 (cuando
en ella se refundió la regulación que en aquella se contenía de las infracciones y
sanciones en materia de prevención de riesgos laborales): “La declaración de hechos
probados que contenga una sentencia firme del orden jurisdiccional contencioso-
administrativo, relativa a la existencia de infracción a la normativa de prevención de
riesgos laborales, vinculará al orden social de la jurisdicción, en lo que se refiere al
recargo, en su caso, de la prestación económica del sistema de Seguridad Social”
(artículo 42.5 de la LISOS; como desde la LRJS de 2011 la impugnación de sanciones
administrativas ha dejado de ser competencia contencioso administrativa y ha pasado
a serlo del social, la norma la debamos entender referida a los hechos probados de
una sentencia firme social y como tal sigue vigente, y es buena prueba de ello la
sentencia objeto de nuestro comentario y las sentencias que cita).
Como era de esperar, la sentencia objeto de nuestro comentario aplica la doctrina
constitucional “unos mismos hechos” una vez ha constatado que, en relación con unos
mismos hechos (la iluminación del lugar donde se produjo el accidente de trabajo), la
sentencia dictada en el proceso de impugnación de la sanción declara el
incumplimiento de la normativa de prevención de riesgos laborales por falta de
iluminación, y desconoce que, en el proceso de recargo de prestaciones, se negó
hubiera dicha falta de iluminación.
Además, descarta la aplicación de la cláusula de escape porque, aunque el órgano
judicial conoció la previa sentencia absolutoria dictada en el proceso de recargo de
prestaciones órgano judicial, no incluyó “ningún razonamiento con el que explicar
motivadamente las razones por las que se aparta del pronunciamiento firme contenido
en la misma, respecto a los hechos en los que se sustenta la imposición de la sanción
impugnada en el proceso”; en resumen, “no hay por lo tanto una motivación expresa,
detallada y suficiente, ninguna razón fundada, que pudiere justificar los motivos por los
que la sentencia recurrida se aparta del criterio establecido en aquella anterior
sentencia firme”.
Nada que objetar. La sentencia objeto de comentario es una fiel seguidora de la
doctrina “unos mismos hechos”, y seguramente en casos como el que en ella se
enjuicia su aplicación conduzca a soluciones ajustadas a las exigencias de seguridad
jurídica sin merma del derecho de defensa, pues las partes de ambos juicios son
sustancialmente las mismas (aunque difieran las administraciones públicas
implicadas), se han alegado en ambos procesos los mismos hechos y fundamentos de
derecho, y, aun así, las soluciones ofrecidas son diferentes pues en un proceso se
descarta la existencia de infracción de medidas de seguridad y en el otro no y sin
razonar por qué se ha separado del precedente.
Pero sí se nos plantean algunas apreciaciones críticas acerca, no de la sentencia
objeto de comentario que no las merece, sino de la doctrina constitucional que le sirve
de sustento, en particular en aquellos supuestos en que, no resultando factible aplicar
la cosa juzgada en sentido positivo, o prejudicialidad (artículo 222.4 de la LEC), solo el
argumentario propio de la doctrina constitucional “unos mismos hechos” conduciría a
replicar la resolución de la primera sentencia en la sentencia dictada en el segundo
juicio.
La primera de esas apreciaciones críticas se refiere a si la doctrina “unos mismos
hechos” podría ser objeto de apreciación de oficio, como sin duda lo es la aplicación
de la cosa juzgada (y así nos lo recuerda, precisamente, la sentencia objeto de
nuestro comentario). Por hipotetizar sobre los hechos del caso enjuiciado: si la
empresa hubiera recurrido en casación alegando vicios en el procedimiento
administrativo o la prescripción de la infracción (en cuyo caso estaría descartada la

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aplicación de la cosa juzgada por la potísima razón de que el objeto del recurso sería
distinto al del anterior proceso), ¿podría el Tribunal Supremo haber aplicado de oficio
la doctrina “unos mismos hechos” en base a la sentencia absolutoria dictada en el
proceso de recargo de prestaciones por haber en él acreditado la empresa que la
luminosidad era suficiente? Creemos que en ningún caso.
La segunda se refiere más ampliamente a la circunstancia de que la doctrina
constitucional “unos mismos hechos” en principio hace tabula rasa de la diligencia
alegatoria y probatoria de las partes en los distintos juicios. Si las partes son las
mismas, ello tiene lógica pues han tenido la oportunidad de alegar y probar todo lo
conducente a sus pretensiones en los distintos juicios (y para el resultado de replicar
en el segundo juicio lo resuelto en el primero ni siquiera será necesario acudir a la
doctrina “unos mismos hechos” pues, dado lo establecido en el artículo 400.1 de la
LEC, bastará invocar la cosa juzgada positiva, artículo 222.4). Pero, ¿qué ocurre si las
partes son distintas? De nuevo nos lo preguntamos sobre los hechos del caso
enjuiciado con un pequeño cambio: en vez de un trabajador accidentado, son dos, y
cada accidente sigue distintos procesos: de nuevo quedaría descartada la aplicación
de la cosa juzgada por falta de identidad subjetiva: pero la cuestión otra vez es el
alcance de “unos mismos hechos”: ¿lo resuelto en los procesos seguidos para uno de
ellos declarando que, por ejemplo, la luminosidad era suficiente, se puede considerar
“unos mismos hechos” en relación a los procesos que sigue el otro?
Queremos pensar que en estos casos el órgano judicial optará por inaplicar la
doctrina “unos mismos hechos” invocando la cláusula de escape que la propia
jurisprudencia constitucional ha diseñado: “el órgano judicial que haya de resolver en
segundo lugar podrá razonadamente desechar la identidad de situaciones cuando la
contradicción sea sólo aparente, o existan razones que justifiquen una diversa
apreciación de los hechos”.
X. Apunte final
La doctrina constitucional “unos mismos hechos” se construye sobre unas
premisas aparentemente irrebatibles, pero desconoce que las partes en los distintos
procesos pueden desplegar diferentes alegaciones y pruebas, y más si las partes no
son exactamente las mismas. Para resolver estas disfunciones, la propia doctrina
constitucional abre una vía de escape: “el órgano judicial que haya de resolver en
segundo lugar podrá razonadamente desechar la identidad de situaciones cuando la
contradicción sea solo aparente, o existan razones que justifiquen una diversa
apreciación de los hechos”.
La sentencia objeto de nuestro comentario hace una aplicación impecable de la
doctrina constitucional “unos mismos hechos” que, en el supuesto en concreto,
seguramente coincide con la solución más acorde con las exigencias de seguridad
jurídica sin merma del derecho de defensa, pues las partes de ambos juicios son
sustancialmente las mismas (aunque difieran las administraciones públicas
implicadas), se han alegado en ambos procesos los mismos hechos y fundamentos de
derecho, y, aun así, las soluciones ofrecidas son diferentes pues en un proceso se
descarta la existencia de infracción de medidas de seguridad y en el otro no, sin
razonar por qué se ha separado del precedente.
Aun así, no se pueden dejar de reconocer los difíciles encajes que la doctrina
constitucional “unos mismos hechos” genera en la práctica de los tribunales de justicia
y las matizaciones a las que se la somete para salvaguardar el derecho de defensa de
las partes.
No son pocas las ocasiones en que en procesos multitudinarios (por ejemplo,
despidos por cierre de la empresa) una inicial sentencia de Juzgado de lo Social
donde se resuelve, por ejemplo, sobre si hay o no grupo de empresas en el contexto
del proceso de despido de una sola persona trabajadora, adquiere firmeza inmediata
por no haber sido recurrida (porque el demandante no fue diligente en la alegación y
prueba de los hechos que acreditaría el grupo de empresas, o en el caso de la

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empresa, porque no tiene solvencia para recurrir la sentencia apreciando la existencia


del grupo de empresas), y ello puede acabar marcando el sentido de todas las
sentencias dictadas en procesos posteriores en relación con otras personas
trabajadoras más diligentes en la gestión de sus pretensiones a pesar de lo cual van a
sufrir la aplicación de la doctrina “unos mismos hechos”, o en un sentido contrario, con
otras que, aunque fueron menos diligentes en la instancia, gracias al oportuno recurso
de suplicación, consiguen beneficiarse de la existencia de una sentencia firme donde
se aprecia el grupo de empresas alegando la doctrina “unos mismos hechos”.
Solamente la prudentia iuris en el uso de la cláusula de escape contenida en la
propia jurisprudencia constitucional salvará las disfunciones de la doctrina “unos
mismos hechos”.

Referencias:

1. ^ Más ampliamente sobre esta jurisprudencia, véase Marien AGUILERA


MORALES, Unos mismos hechos. Un ensayo sobre las contradicciones en
los juicios de hecho, Marcial Pons, Ediciones Jurídicas y Sociales (Madrid,
2021).
2. ^ A decir de Andrés DE LA OLIVA SANTOS, “es difícil encontrar tantas
imprecisiones -que, en esta materia, constituyen errores no veniales- en un
solo fundamento jurídico” (Sobre la cosa juzgada civil, contencioso-
administrativa y penal, con examen de la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional, Editorial Ceura, Madrid, 1991, p. 192).
3. ^ El tercero es el artículo 86.3 de la LRJS de 2011, antiguo artículo 86.3 de
las LPL de 1990 y de 1995. Al parecer, la introducción de tal motivo de
revisión de sentencias fue sugerencia de Manuel ALONSO OLEA (Miguel
CARDENAL CARRO, La revisión de sentencias en la jurisdicción social,
Editorial Aranzadi (Cizur Menor, 2003), p. 142, nota 666.

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