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Historia del 9 de julio y la independencia argentina

El 9 de julio de 1816, un resumen corto.

Para que los más pequeños entiendan lo que pasó el 9 de julio de 1816 en Tucumán, lo
mejor es contarles la historia como si fuera un cuento. A continuación, el 9 de julio de 1816
en un resumen corto y de fácil comprensión para niños.

El 25 de mayo de 1810, en Buenos Aires, el pueblo había dado los primeros pasos para liberarse
del dominio de España. Pero faltaba una parte importante: una declaración en la que participaran
representantes de todas las provincias que dejara bien clara la intención de ser independientes.
Para hacer esa declaración se eligió la provincia más chiquita: Tucumán. Los representantes de
cada provincia (los diputados) tuvieron que viajar bastante para llegar a Tucumán. En aquella
época no había autos, así que tenían que viajar en carretas, en diligencias o a caballo, y el viaje
podía llevar mucho tiempo.
El viaje
Fue un verdadero sacrificio para los diputados, ya que el viaje era muy cansador. Pero estaban
felices de hacerlo, por que sabían lo importante que era para la Patria y para todo el pueblo
argentino, harto de tener que depender de un rey de otro país.

En Tucumán todo el pueblo los estaba esperando. Para la gran reunión prepararon la casa más
grande de la ciudad, que era el hogar de la señora Francisca Bazán de Laguna. Todos los
vecinos ayudaban, tan orgullosos que estaban de que viniera gente tan importante.
En esa época no había hoteles, entonces los vecinos se ofrecieron a recibir a los diputados en
sus casas, y ellos aceptaron gustosos.

El congreso
Una vez reunidos, la tarea de los diputados no fue
simplemente escribir la declaración y firmarla. Debieron formar un congreso y mantener reuniones
(llamadas sesiones) que comenzaban muy temprano y finalizaban casi de noche. Los
congresales trabajaron durante varios meses, proponiendo proyectos, discutiéndolos, poniéndose
de acuerdo. Después de todo ese trabajo, confeccionaron el Acta de la Independencia.
A modo de conclusión, el presidente del Congreso, Francisco Narciso de Laprida, les preguntó a
los congresales si querían ser libres e independientes de los reyes de España. Todos contestaron
con un gigantesco "¡Sí, queremos!". Todos estaban muy felices, incluso la gente del pueblo, que
festejaba en las calles.

Cuando pasó la algarabía, los representantes comenzaron a firmar, uno por uno, el Acta de la
Independencia.
Luego se la enviaron al rey de España para informarle la resolución que habían tomado. Todo el
pueblo festejó, hubo muchas empanadas calientes, bailes y alegría. Todos juntos decían: "¡Viva la
patria! ¡Viva la independencia! ¡Viva la libertad!".

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