Una orden ignorada
Sábado 27 de Noviembre de 2021
“Las últimas palabras de Cristo a sus
discípulos muestran la importancia que tie-
ne la obra de diseminar la verdad. Justamen-
te antes de su ascensión les dio esta orden:
“Por tanto, id y haced discípulos a todas las
naciones” (Cada día con Dios, pág. 105).
Queridos hermanos, aunque muchos de us-
tedes conocen los consejos que deseamos
compartir y recordar en esta ocasión, al igual
que el apóstol Pedro anhelamos “despertar
Escrita por: Hno. Urías E. Gómez León
Director del Departamento de
Evangelismo de la Unión Mexicana
con exhortación vuestro limpio entendimien-
to” acerca de la comisión de nuestro Señor
Jesucristo entregada a los primeros discípu-
los, una orden que como miembros de iglesia
hemos ignorado por mucho tiempo. Cuando
cada miembro fue doctrinado “consideramos
como un privilegio y un deber poder participar
en la propagación oral y escrita del evangelio
en todo el mundo” (Principios de Fe, pág. 33),
un deber que hemos descuidado muchos
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miembros en cada una de las asociaciones
que componen la Unión Mexicana.
Por eso, así como el apóstol Pedro les digo;
“aun cuando ya las sepan y estén firmemen-
te afianzados en la verdad que han recibido…
es mi obligación animarlos y recordarles todo
esto”.
“El primer impulso del corazón renovado con-
siste en traer a otros también al Salvador.
Aquellos que no poseen ese deseo dan mues-
tras de que han perdido su primer amor” (Jo-
yas de los Testimonios, tomo 2, pág. 126).
Se nos presenta dos problemas:
1. Aquellos que tienen años de ser miembros
de iglesia, pero nunca han traído otros a Cris-
to; es prueba de que no fuimos regenerados.
2. Aquellos que en sus primeros años traba-
jaron por el rescate de otros, pero han dejado
de hacerlo; es prueba de que han perdido su
primer amor.
Porque “Cada verdadero discípulo nace en el
reino de Dios como misionero” (Servicio Cris-
tiano, pág. 14). Si un miembro de iglesia no
siente el deseo de compartir el mensaje con
otros esto es evidencia de que no fue conver-
tido, no ha nacido de nuevo o ha muerto espi-
ritualmente.
¿Por qué cada miembro debe hacer obra mi-
sionera?
1. Primero, porque es nuestro deber cumplir
con la orden que dio nuestro Señor a sus dis-
cípulos, la cual es también para nosotros..
2. “Dios podría haber alcanzado su objeto de
salvar a los pecadores, sin nuestra ayuda; pero
OBRA MISIONERA UNIÓN MEXICANA
a fin de que podamos desarrollar un carácter
como el de Cristo, debemos participar en su
obra” (Servicio Cristiano, pág. 12).
¿Qué pasará con aquellos cristianos que no
desarrollemos un carácter como el de Cristo?
¿Seremos salvos? La respuesta es un rotundo
NO.
Jesús vino a reproducir su carácter en nuestra
vida, a restaurar lo que estaba deteriorado, a
llevarnos de nuevo a la semejanza con el Pa-
dre. Y para eso, nos dio la misión, para “que
podamos desarrollar un carácter como el de
él”.
3.“La única forma de crecer en la gracia es es-
tar realizando con todo interés precisamente
la obra que Cristo nos ha pedido que haga-
mos” (Servicio Cristiano, pág. 127).
No basta nacer en el reino de Dios. La vida es
crecimiento. “Una persona verdaderamente
convertida no puede vivir una vida inútil y es-
téril” (Palabras de Vida del Gran Maestro, pág.
223). El día que paras de crecer, mueres. La
clave para crecer en la gracia está en traer a
otros para Jesús, y no es una tarea que pue-
das hacer si te sobra tiempo; es una orden.
Porque así nos ha mandado el Señor, dicien-
do: “Te he puesto para luz de los Gentiles…”
(Hechos 13:47).
4. “Debe hacerse una obra bien organizada en
la iglesia, para que sus miembros sepan cómo
impartir la luz a otros, y así fortalecer su propia
fe y aumentar su conocimiento.
Mientras impartan aquello que recibieron de
Dios, serán confirmados en la fe. Una iglesia
que trabaja es una iglesia viva”
(Testimonios para la Iglesia, tomo 6, pág. 434).
Observemos las ventajas de traer otra perso-
na para Cristo. Cuando un cristiano imparte la
luz a otros, aumenta su conocimiento y forta-
lece su fe. Además, aumenta su conocimien-
to. A medida que repite las verdades a otros,
esas verdades se afirman. Pero los beneficios
no terminan allí, sino que la fe se fortalece y se
es afirmado en la verdad.
5. “Hay peligro para los que hacen poco o nada
para Cristo. La gracia de Dios no permanecerá
largo tiempo en el alma de aquel que, teniendo
grandes privilegios y oportunidades, perma-
nece en silencio” (Servicio Cristiano, pág. 113).
Es un grave peligro permanecer en silencio, “la
gracia de Jesús no permanecerá largo tiem-
po” en la vida de alguien que no comparte su
fe con otros.
6. “Los cristianos que están creciendo cons-
tantemente en fervor, en celo y en amor, nun-
ca apostatarán. Son aquellos que no se ha-
llan ocupados en una labor abnegada los que
tienen una experiencia enfermiza, y llegan a
agotarse por la lucha, dudando, murmurando,
pecando, y arrepintiéndose, hasta que pierden
todo sentido de lo que constituye la genuina
religión” (Servicio Cristiano, pág. 136).
El que comparte su fe, “no apostata nunca”,
Dios presenta la obra misionera como el se-
creto para permanecer fiel. Los miembros que
viven una vida inactiva y no se comprometen
a traer otras personas para Jesús, llegan a ser
un tropiezo para otros.
7. “Hay muchos que profesan el nombre de
Cristo cuyos corazones no se empeñan en
su servicio. Sencillamente hacen profesión
de piedad, pero por este mismo hecho han
ampliado su condenación y han llegado a ser
agentes satánicos más engañosos y que al-
canzan más éxito en la ruina de las almas”
(Servicio Cristiano, pág. 121).
Corremos un terrible peligro si se olvida que la
testificación es clave en la vida del cristiano,
nos convertimos en agentes de satanás, ¿co-
rreremos el riesgo?
8. “El mundo necesita misioneros, misioneros
locales consagrados, y nadie será registrado
en los libros del cielo como cristiano si no tie-
ne un espíritu misionero. Si los miembros de
la iglesia no emprenden individualmente esta
obra, demuestran que no tienen relación viva
con Dios. Su nombre está registrado como el
de siervos perezosos” (Servicio Cristiano, pág.
110).
9. “En el cielo no habrá ningún salvado con
una corona sin estrellas. Si entráis allí, habrá
algún alma en las cortes de gloria que ha en-
trado por vuestro intermedio” (Eventos de los
Últimos Días, pág. 237).
“Un alma salvada… añadirá una estrella a la
corona de regocijo de ustedes” (Consejos para
la Iglesia, pág. 338).
“Cada persona en cuya salvación intervinie-
ron, añadirá estrellas a su corona de gloria y
aumentará su eterna recompensa” (Testimo-
nios para la Iglesia, tomo 1, pág. 182).
Cada miembro debe tener “la ambición de ga-
nar estrellas para su corona”, en el cielo no
habrá corona sin estrellas los cuales represen-
tan aquellas almas por las cuales trabajamos
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para su rescate.
Estas son algunas razones por las cuales todo
miembro de iglesia debe trabajar.
¿Qué necesita la iglesia para evangelizar
efectivamente el mundo?
Nuestra condición es como la presentada al
profeta Ezequiel 37:1-2: “La mano de Jeho-
vá vino sobre mí, y me llevó en el Espíritu de
Jehová, y me puso en medio de un valle que
estaba lleno de huesos. Y me hizo pasar cerca
de ellos por todo en derredor; y he aquí que
eran muchísimos sobre la faz del campo, y por
cierto secos en gran manera”.
“Esta comparación de los huesos secos no
sólo se aplica al mundo sino también a los
que han sido bendecidos con gran luz, pues
estos también son como los esqueletos del
valle. Tienen la forma de hombres, la estruc-
tura del cuerpo; pero no tienen vida espiritual.
Esos huesos representan la casa de Israel, la
iglesia de Dios, y la esperanza de la iglesia es
la influencia vivificante del Espíritu Santo. El
Señor tiene que impartir su aliento a los hue-
sos secos para que puedan vivir. El aliento de
vida debe vivificar los cuerpos para que pue-
dan levantarse y entrar en actividad. El Espíritu
de Dios, con su poder vivificante, debe estar en
cada agente humano para que pueda entrar
en acción cada músculo y tendón espiritual.
Sin el Espíritu Santo, sin el aliento de Dios, hay
embotamiento de conciencia, pérdida de vida
espiritual” (Recibiréis Poder, pág. 47).
El Señor presentó a sus discípulos la necesi-
dad de ser “investidos con poder de lo alto”
(Lucas 24:49), para que pudieran evangelizar
OBRA MISIONERA UNIÓN MEXICANA
efectivamente al mundo.
En Hechos 1:8 leemos: “más recibiréis poder
cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu
Santo; y me seréis testigos, a la vez, en Jeru-
salén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo
último de la tierra”.
Este “poder” prometido, los capacitaría para
que fueran “testigos eficaces”. Sin el “poder
de lo alto”, el testimonio que dieran los discí-
pulos no convencería el corazón de los hom-
bres. Bajo el poder guiador y convincente del
Espíritu Santo, la iglesia experimentó un creci-
miento fenomenal. Hoy necesitamos urgente-
mente ser revestidos del poder de lo alto, para
tener éxito en la obra del Señor.
Queridos hermanos, como director del depar-
tamento de evangelismo junto con mis cola-
boradores, así como los presidentes de cada
asociación y líderes de la Unión Mexicana
deseamos, anhelamos, un despertar del espí-
ritu misionero en todo México, pero por más
grande que sea nuestro deseo, solo se logrará
cuando cada miembro salga de casa en casa
investido con el poder de lo alto en el rescate
de las almas. Renovemos hoy nuestros votos
al Señor en nuestro deber. ¿Cuántos se enlis-
tarán hoy en el cuerpo de rescate de las almas
que perecen? ¿Cuántos dicen amén? El Señor
nos fortalezca y nos guie en su labor, amén.
Ela b o ra d a p o r:
So c ie d ad M isio n e ra In te rn ac io n al
d e la Ig le sia Ad ve n tista d e l S é p tim o Dí a,
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De p a r ta m e n to d e Ob ra M isio n e ra
d e la U n ió n M e xic a n a
Fa c e b o o k : SM I M é xic o