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Verdad central: “La paciencia evitará, cuando hay pruebas, que digamos y hagamos cosas que
hieran nuestras almas y a aquellos con quienes nos relacionamos”.
Objetivos:
- Comprender cuan importante es la paciencia para recibir el don de la vida eterna
- Evaluar si poseemos la gracia espiritual de la paciencia en nuestras vidas
- Rogar por la obra transformadora del Espíritu Santo
INTRODUCCIÓN
“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia…” Gálatas 5:22.
“Debemos tener amor. Y unido a esto están el gozo, la paz, la paciencia, la benignidad.
Vemos el desasosiego del mundo y su insatisfacción. Desean algo que no tienen.
Anhelan algo para mantener un estímulo, o algo para divertirse. Pero para el cristiano
hay gozo, hay paz, benignidad, bondad, mansedumbre, paciencia; y a estas cosas
necesitamos abrir las puertas de nuestro corazón, fomentando las gracias espirituales
del Espíritu de Dios” (Review and Herald, 4 de enero de 1887).
Gracias espirituales
David, en la belleza y el vigor de su juventud, se preparaba para ocupar una elevada posición entre los más nobles
de la tierra. Empleaba sus talentos, como dones preciosos de Dios, para alabar la gloria del divino Dador. Las
oportunidades que tenía de entregarse a la contemplación y la meditación sirvieron para enriquecerlo con aquella
sabiduría y piedad que hicieron de él el amado de Dios y de los ángeles. Mientras contemplaba las perfecciones de
su Creador, se revelaban a su alma concepciones más claras de Dios. Temas que antes le eran oscuros, se aclaraban
para él con luz meridiana, se allanaban las dificultades, se armonizaban las perplejidades, y cada nuevo rayo de
luz le arrancaba nuevos arrobamientos e himnos más dulces de devoción, para gloria de Dios y del Redentor. El
amor que lo inspiraba, los dolores que lo oprimían, los triunfos que lo acompañaban, eran temas para su pensa-
miento activo; y cuando contemplaba el amor de Dios en todas las providencias de su vida, el corazón le latía con
adoración y gratitud más fervientes, su voz resonaba en una melodía más rica y más dulce; su arpa era arrebatada
con un gozo más exaltado; y el pastorcillo procedía de fuerza en fuerza, de sabiduría en sabiduría; pues el Espíritu
del Señor lo acompañaba. PP 628
David crecía en favor ante Dios y los hombres. Había sido educado en los caminos del Señor, y ahora dedicó su
corazón más plenamente que nunca a hacer la voluntad de Dios. Tenía nuevos temas en que pensar. Había estado
en la corte del rey, y había visto las responsabilidades reales. Había descubierto algunas de las tentaciones que
asediaban el alma de Saúl, y había penetrado en algunos de los misterios del carácter y el trato del primer rey de
Israel. Había visto la gloria real ensombrecida por una nube oscura de tristeza, y sabía que en su vida privada la
casa de Saúl distaba mucho de tener felicidad. Todas estas cosas provocaban inquietud en el que había sido ungido
para ser rey de Israel. Pero cuando se sentía absorto en profunda meditación, y atribulado por pensamientos
de ansiedad, echaba mano a su arpa y producía acordes que elevaban su mente al Autor de todo lo bueno, y se
disipaban las nubes oscuras que parecían entenebrecer el horizonte del futuro. Dios estaba enseñando a David
lecciones de confianza. Como Moisés fue educado para su obra, así también el Señor preparaba al hijo de Isaí
para hacerlo guía de su pueblo escogido. En su cuidado de los rebaños, aprendía a apreciar en forma especial el
cuidado que el gran Pastor tiene por las ovejas de su dehesa. PP 632
“En una cueva retirada el hijo de Isaí y sus hombres esperaban la dirección de Dios acerca de lo que habían
de hacer. Mientras Saúl se abría paso montaña arriba, se desvió, y entró solo en la caverna misma donde
David y su grupo estaban escondidos. Cuando los hombres de David vieron esto, le instaron a que diera
muerte a Saúl. Interpretaban ellos el hecho de que el rey estaba ahora en su poder, como una evidencia
segura de que Dios mismo había entregado al enemigo en sus manos, para que lo mataran. David estuvo
tentado a mirar así el asunto; pero la voz de la conciencia le habló, diciéndole: No toques al ungido de Jehová.
Los hombres de David aun no querían dejar a Saúl irse en paz, y le recordaron a su jefe las palabras de
Dios: ‘He aquí que entrego tu enemigo en tus manos, y harás con él como te pareciera. Y levantase David, y
calladamente cortó la orilla del manto de Saúl’. Pero su conciencia le remordió después, porque había dañado
el manto del rey.
“Saúl se levantó y salió de la cueva para continuar su búsqueda, cuando sus oídos sorprendidos oyeron una
voz que le decía: ‘¡Mi Señor, el rey!’ Se volvió para ver quién se dirigía a él, y he aquí que era el hijo de Isaí,
el hombre a quien por tanto tiempo había deseado tener en su poder para matarlo. David se postró ante el
rey, reconociéndole como su señor. Dirigió luego estas palabras a Saúl: ‘¿Por qué oyes las palabras de los
que dicen: Mira que David procura tu mal? He aquí han visto hoy tus ojos como Jehová te ha puesto hoy en
mis manos en la cueva: y dijeron que te matase, más te perdoné, porque dije: No extenderé mi mano contra
mi señor, porque ungido es de Jehová. Y mira, padre mío, mira aún la orilla de tu manto en mi mano: porque
yo corté la orilla de tu manto, y no te maté. Conoce pues, y ve que no hay mal ni traición en mi mano, ni he
pecado contra ti; con todo, tú andas a caza de mi vida para quitármela’” (Patriarcas y Profetas, pág. 651).
Pr. Jhon Alexander Pérez (Jhalpero)
La conducta de David para con Saúl encierra una
lección. Por mandato de Dios Saúl fué ungido rey de
Israel. Por causa de su desobediencia, el Señor declaró que
el reino le sería quitado; y no obstante, ¡cuán cariñosa,
cortés y prudente fué la conducta de David para con él!
Al procurar quitarle la vida a David, Saúl se trasladó al
desierto, y, sin saberlo, penetró en la misma cueva en
que David y sus guerreros estaban escondidos.
“Entonces los de David le dijeron: He aquí el día de Conducta prudente
que te ha dicho Jehová: ... Entrego tu enemigo en tus
manos, y harás con él como te pareciere. ... Y dijo a los de David para con Saúl
Después de la muerte de Samuel, David fue dejado en paz por algunos meses. Volvió a retirarse a la soledad de
los zifitas; pero estos enemigos, con la esperanza de obtener el favor del rey, le revelaron el escondite de David.
Estas noticias despertaron al demonio de las pasiones que habían estado adormecidas en el corazón de Saúl. Una
vez más, reunió a sus hombres de armas, y los dirigió en perseguimiento de David. Pero algunos espías de este
avisaron al hijo de Isaí que Saúl lo perseguía otra vez; y con unos pocos de sus hombres David salió a averiguar el
sitio donde estaban sus enemigos. Ya era de noche cuando, avanzando sigilosamente, llegaron a un campamento,
y vieron delante de ellos las tiendas del rey y sus sirvientes. Nadie los veía; pues el campamento estaba tranquilo
y entregado al sueño. David invitó a sus amigos a que lo acompañaran hasta llegar en medio de sus enemigos. En
contestación a su pregunta: “¿Quién descenderá conmigo a Saúl al campo?”, dijo Abisai en seguida: “Yo descenderé
contigo”.
Protegidos por las oscuras sombras de las colinas, David y su asistente entraron en el campamento del enemigo.
Mientras trataban de averiguar el número exacto de sus enemigos, llegaron adonde Saúl dormía. Su lanza estaba
hincada en la tierra, y había un jarro de agua a su cabecera; al lado de él yacía Abner, su comandante en jefe;
alrededor de todos ellos estaban los soldados, sumidos en el sueño. Abisai levantó su lanza, y dijo a David: “Hoy
ha entregado Dios a tu enemigo en tus manos; ahora, pues, déjame que lo hiera con la lanza: lo clavaré en tierra
de un golpe, y no le hará falta un segundo golpe”. Y esperó la palabra que le diera el permiso; pero sus oídos escucharon
Uno de los primeros actos del monarca recién coronado consistió en expresar su tierna consideración y afecto
por la memoria de Saúl y Jonatán. Al saber del acto heroico de los hombres de Jabes de Galaad, que habían rescatado
los cuerpos de los jefes caídos en la batalla y les habían dado sepultura honorable, David envió a Jabes una embajada
con el siguiente mensaje: “Benditos seáis vosotros de Jehová, por haber hecho esta obra de misericordia con
vuestro señor, con Saúl, dándole sepultura. Ahora, pues, que Jehová os trate con misericordia y verdad. También
yo os trataré bien por esto que habéis hecho”. Anunció luego su ascensión al trono de Judá, y solicitó la lealtad de
quienes habían demostrado tanta sinceridad. PP 688
Más de ocho mil de los descendientes de Aarón y de los levitas acompañaban a David. El cambio que experimentaron
los sentimientos del pueblo fue pronunciado y decisivo. La revolución se llevó a cabo con calma y dignidad como
convenía a la gran obra que se estaba haciendo. Cerca de medio millón de los antiguos súbditos de Saúl llenaron
Hebrón y sus inmediaciones. Las colinas y los valles rebosaban de multitudes. Se designó la hora para la coronación; el
hombre que había sido expulsado de la corte de Saúl, que había huido a las montañas, las colinas y las cuevas de
la tierra para salvar la vida iba a recibir el honor más alto que puedan conferir a hombre alguno sus semejantes. Los
sacerdotes y los ancianos, vestidos con los hábitos de su sagrado oficio, los capitanes y los soldados con relumbrantes
lanzas y yelmos, y los forasteros de lejanas comarcas, estaban allí para presenciar la coronación del rey escogido.
PP 692
“Con
Con impaciencia creciente esperaba Saúl la llegada de Samuel, y
atribuía la confusión, la angustia y la deserción de su ejército a la
ausencia del profeta. Llegó el momento señalado, pero el varón de
Dios no apareció inmediatamente. La providencia de Dios había Saul
detenido a su siervo. Pero el espíritu inquieto e impulsivo de Saúl
no pudo ser refrenado por más tiempo. Creyendo que debía hacerse Tenía un espíritu inquieto
algo para calmar los temores del pueblo, resolvió convocar una e impulsivo
asamblea para el servicio religioso, e implorar la ayuda divina
Se
mediante el sacrificio. Dios había ordenado que sólo los que habían impacientó
Se tomó
atrubuciones
sido consagrados para el servicio divino podían presentarle los esperando que no le
al profeta correspondía
sacrificios. Pero Saúl mandó: ‘Traedme holocausto y sacrificios Samuel
pacíficos’ y así como estaba, equipado con su armadura y sus armas
de guerra, se acercó al altar y ofreció el sacrificio delante de Dios”
(Patriarcas y Profetas, pág. 671).
Pr. Jhon Alexander Pérez (Jhalpero)
Sin embargo, habiendo el Señor encargado a Saúl la responsabilidad del reino, no lo abandonó ni lo dejó solo.
Hizo que el Espíritu Santo se posara en Saúl para que le revelara su propia debilidad y su necesidad de la gracia
divina; y si Saúl hubiera fiado en Dios, el Señor habría estado con él. Mientras la voluntad de Saúl fue dominada
por la voluntad de Dios, mientras cedió a la disciplina de su Espíritu, Dios pudo coronar sus esfuerzos de éxito.
Pero cuando Saúl escogió actuar independientemente de Dios, el Señor no pudo ya ser su guía, y se vio obligado
a hacerlo a un lado. Entonces llamó a su trono a un “varón según su corazón” (1 Samuel 13:14), no a uno que no
tuviera faltas en su carácter, sino a uno que, en lugar de confiar en sí mismo, dependería de Dios y fuera guiado
por su Espíritu; que, cuando pecara, se sometería a la reprensión y la corrección. PP 624
El apóstol dice que debemos recibir la gracia de la temperancia, para que podamos recibir la de la paciencia.
La paciencia, cuando hay pruebas, evitará que digamos y hagamos aquellas cosas que herirán nuestras propias
almas, y herirán a aquellos con quienes nos relacionamos. No importa cuántas sean vuestras pruebas, ninguna
cosa podrá dañaros seriamente si ejercitáis la paciencia, si manifestáis calma y serenidad cuando estáis en situaciones
difíciles. ...
Podemos ver la sabiduría de Pedro, al colocar la temperancia como una gracia que debía añadirse al conocimiento,
antes de adquirir la paciencia. Esta es una de las razones por las cuales es necesario vencer el apetito hacia todos
los estimulantes, porque cuando los nervios se excitan por la influencia de esas sustancias irritantes, ¡cuántos y
cuán penosos son los males que se hacen! ...
El cristiano tiene necesidad de añadir paciencia a la temperancia. Es necesario tener principios firmes y propósitos
fijos, para no ofender en palabra o acción, ya sea a nuestra conciencia o el sentimiento de los demás. Debe haber
una elevación por encima de las costumbres del mundo, a fin de soportar el reproche, el chasco, las pérdidas y las
cruces, sin murmurar, pero con una dignidad exenta de toda queja. Un hombre o una mujer petulante y de mal
La carne”
Departamento de Educación UN
UNIC
ICOL
OL
Contra
Bosquejo General
Paz contra ra - Lección 4. (28-Enero -2023)
Intro
Gracias espirituales
Estudio de la lección
• No se limite a la información que provee la lección. Buscque ayuda en diccionarios, diccionarios bíblicos,
comentarios, mapas, etc.
• El maestro siempre debe saber todas y cada una de las respuestas.
• El maestro debe siempre tener claro el tema a tratar.
• No conteste las preguntas como si fuera un cuestionario. La lección es un tema, y por lo tanto debemos
olvidarnos de las preguntas a la hora de estudiarla.
• Los textos de la lección deben analizarse, parafrasearse y escribirse completamente porque los detalles que
encontramos en ellos nos servirán para que al terminar la lección, podamos buscar la palabra clave.
• Se deben hallar la palabra clave tanto de los textos bíblicos como del Espíritu de Profecía.
• Como tema la lección debe estudiarse bajo la luz tanto del título de la cartilla como de la lección.
• Es más importante el contexto de la cartilla y de la lección que una sola pregunta. Esto nos ayudará a saber
cuál es la línea de la lección para mantenernos dentro del tema. Si no tenemos en cuenta eso, podemos salirnos
del tema al contestar esas preguntas que no tienen nada que ver con el contexto.
• Después de haberse estudiado con anterioridad, se debe repasar durante la semana para analizarla comparando
esa lección con la anterior y encontrar un análisis externo.
• Después de captar los puntos sobresalientes de la lección, la palabra clave y el tema en general, se puede variar el
orden de las preguntas, teniendo en cuenta el título y la mayoría de las preguntas.
Palabra clave
La palabra clave es aquella que mejor describe el tema de la lección y es la llave para no desviarse del tema
central. Por lo general se encuentra a lo largo de toda la lección, tanto en los textos bíblicos como en las notas, o
puede deducirse da las ideas centrales de los mismos.
Verdad central
Es importante para el maestro fijar una verdad central en cada lección. Teniendo el tema general de la cartilla y
la palabra clave de la lección debe escribir una frase que no sea muy larga y que sea facil de memorizar, la cual
encierre el tema central de la lección. Esta frase o verdad central le ayudará a no desviarse del hilo de la lección.
Durante la clase se debe repetirse a menudo y escribirse en el pizarron para que los alumnos puedan mantenerse
dentro del tema.
Objetivos
Despues de tener la palabra clave de la lección y haber planteado la verdad central de la misma, deben fijarse los
objetivos que persigue la lección. Estos objetivos deben descubrirse luego de haber estudiado cuidadosamente la
lección, teniendo en cuenta el tema general de la cartilla.
Los objetivos deben apuntar a tres areas importantes del ser: El área cognitiva o intelectual (Conocimientos,
hábitos intelectuales, habilidades intelectuales); el área afectiva o actitudinal (valores, actividades, emociones); y
el área procedimental o de acción (Hábitos, actos, habilidades).
Los objetivos están correctamente formulados cuando: Expresan los cambios deseados, Tienen en cuenta al
alumno, Apuntan a un solo cambio del alumno, Expresan la situación en la que el cambio se va a lograr o el
contenido que el alumno debe conocer, Son realistas, Son razonables en número, Están claramente expresados,
Son coherentes y tiene todos el mismo enfoque.
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educación@smiunicol.org
Pr. Jhon Alexander Pérez (Jhalpero)