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DE LA ARQUITECTURA
DEL PAISAJE Y
SU ENFOQUE AL
URBANISMO
Arquitectura del Paisaje
Bloque 3
APA0420
ARQUITECTURA DEL PAISAJE
El presente material recopila una serie de definiciones, explicaciones y ejemplos prácticos de autores especiali-
zados que te ayudarán a comprender los temas principales de este bloque.
Las marcas usadas en la antología son única y exclusivamente de carácter educativo y de investigación, sin fines
lucrativos ni comerciales.
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ARQUITECTURA DEL PAISAJE
La relevancia de la arquitectura de paisaje adquiere día a día mayor reconocimiento, por tomar conciencia
sobre la importancia que tiene el convivir con la naturaleza (partiendo de la premisa de que todos somos
parte de ella) y como resultado de diversas dinámicas a lo largo de años, como el acelerado crecimiento
de las urbes (tanto en población como en infraestructura) o la sobreexplotación de los recursos han
contribuido a que en la actualidad se esté viviendo un sobrecalentamiento del planeta.
De esta forma, resulta apremiante la necesidad de contar con profesionistas de diferentes especialidades
que puedan mitigar dichas afectaciones y desarrollen proyectos inmobiliarios que sean amigables con
el medio ambiente y mejoren el bienestar y la calidad de vida de los habitantes.
En consecuencia, los componentes del paisaje se vuelven de vital importancia para la arquitectura del
paisaje al poder ser manipulados por el hombre con el fin de mejorar su convivencia con el entorno. Así,
la vegetación, con sus innumerables características crea texturas, formas y sonidos complementandose
con diversos elementos, como el agua, el suelo, la fauna, entre otros.
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ARQUITECTURA DEL PAISAJE
Componentes antrópicos: Efecto que produce la actividad humana sobre el paisaje. Son todas
las muestras posibles de la presencia del ser humano y su intervención en el medio ambiente,
como el uso de suelo, presencia de obras, de industria, explotación de cualquier recurso, entre
otros.
Se trata del componente antrópico el que define los rasgos paisajistas de los espacios a desarrollar, donde
el hombre es quien interviene en el diseño del paisaje para cumplir con los objetivos impuestos por el
proyecto. Este elemento es uno de los más estudiados y el más significativo de los antes mencionados.
El agua es uno de los elementos más importantes en la arquitectura del paisaje. Como vimos, se trata
de un componente abiótico, de cuya existencia prácticamente depende la vida del planeta tierra y de
todos los seres vivos que la habitamos. Quizá es por su factor biológico y psicológico que es un elemento
clave cuando se incorporan cuerpos de agua en un proyecto paisajístico; este tipo de elementos resulta
agradable para los sentidos y remite su necesidad para la existencia humana.
No sólo es un elemento actual, las antiguas civilizaciones se asentaron cerca de ríos o cuerpos de agua,
dotando a la arquitectura de elementos constructivos que almacenaban o distribuían agua, como cis-
ternas, acueductos, fuentes o pozos; por tanto, no es sorprendente que se use en la arquitectura con un
valor estético y funcional para enriquecer los diseños.
En la arquitectura del paisaje se suele usar el agua como un elemento que aporta dinamismo al espacio
diseñado; existen elementos como fuentes, lagos (naturales y artificiales), canales, cascadas, estanques,
entre otros; que nos ayudan a generar proyectos más atractivos, visuales y que llegan a funcionar hasta
como puntos focales del diseño (ULC, s.f.).
El cuerpo de agua, ya sea quieto o en movimiento, potencializa nuestros estímulos sensoriales, es usa-
do como terapia de relajación por el sonido que produce al correr, lo que reduce niveles de estrés. Un
ejemplo arquitectónico de este tipo es el de los jardines islámicos que podrás observar en la Figura 1,
donde el agua es un factor de vital importancia, pues simboliza el movimiento vital, el paso del hombre
por la tierra. Sin embargo, este recurso no sólo es usado como un emblema religioso, sino que también
se aprovechan sus beneficios para aportar reflejos y sombras, texturas y dinamismo a sus proyectos
arquitectónicos y, lo más importante, es la contribución bioclimática en ese tipo de ambientes la que
favorece las corrientes de aire y el sistema sustentable de enfriamiento para ambientes exteriores.
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ARQUITECTURA DEL PAISAJE
Este tipo de ejemplos permite comprender que los elementos arquitectónicos usados para el paisaje
pueden generar la formación de pequeños ecosistemas que, además de ponernos en contacto con la
naturaleza, favorecen microclimas que regulan la temperatura del entorno en sitios donde el clima lo
amerita.
En conclusión, el agua es uno de los recursos estéticos más importantes con los que cuenta la arquitec-
tura del paisaje; su existencia de forma natural o artificial puede cambiar drásticamente el entorno y nos
aporta mayor calidad y sustentabilidad al medio ambiente.
Las rocas son un elemento con características inigualables en la arquitectura del paisaje. El uso de las
piedras garantiza tanto la sostenibilidad como la perfecta adaptación al entorno, además de durabilidad y
resistencia, pues sus características físicas nos imponen (Piedras Maragatas, 2018).
La combinación de diferentes piedras es quizá una de las técnicas más utilidades por su valor estético
y visual, nos permite armonizar y dotar el paisaje de una forma eficiente y con carácter propio. El uso de
este elemento, además de asociar referencias culturales e históricas, nos apoya con su gran versatilidad
en cuanto a su tamaño, color, textura y diferentes formas.
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ARQUITECTURA DEL PAISAJE
Entre los tipos de elementos arquitectónicos que usan las rocas naturales en el paisaje, tenemos: pavi-
mentos y muros.
Pavimentos
Los pavimentos más ocupados para este tipo de trabajos que sirven con recubrimiento de la zona donde
se planea tener tránsito son las piedras laja dentro de tres y cinco centímetros de espesor. Se suele usar
un formato irregular con o sin escuadra, pero buscando un encaje lateral entre sus elementos; las juntas
suelen manejarse de diversos tipos según el proyecto, pero pueden ir anchas o redondeadas.
Muros
En la construcción de muros con piedras también podemos englobar las escaleras hechas con este
mismo material, en muchos casos son simples escalones que nos ayudan a guardar el nivel del terreno,
su uso puede ser funcional y estético. Las piedras utilizadas para este tipo de trabajos son paralelepí-
pedas, muchas veces se busca que sean de mampostería; su colocación es la misma con base en los
muros convencionales, pero la idea fundamental de este tipo de diseño en paisaje es cuidar y ser parte
del entorno mismo.
En esta parte del tema hablaremos del diseño y construcción de las áreas verdes, pero ¿qué son las áreas
verdes? En su mayoría son espacios urbanos abiertos, conforman un área de grandes dimensiones para
funcionar como áreas recreativas para el ser humano y, a su vez, como fuentes primordiales para captar
el agua pluvial y llevarla a los mantos acuíferos.
Un área verde es un terreno que se caracteriza por la presencia de árboles o arbustos, que se pueden
dar por sí solas o donde puede intervenir el hombre. Los usos y funciones determinarán el tipo de vege-
tación y el diseño de estos espacios; a su vez, las circulaciones peatonales o vehiculares conformarán
parte del diseño. A continuación, se mencionan algunos criterios generales necesarios para el diseño
de áreas verdes (García, 2008):
Función urbana: la vegetación se utiliza en todos los elementos de los diferentes espacios urbanos, es
un elemento indispensable para crear y diseñar un ambiente urbano confortable y agradable. La vege-
tación se encuentra presente en los siguientes espacios arquitectónicos:
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ARQUITECTURA DEL PAISAJE
Sistema de áreas verdes: es la estructura que parte de la relación y conexión de los espacios urbanos
abiertos (calles, plazas y parques), contribuyendo en crear microclimas que ayudan al confort ambiental,
contrarrestando la contaminación de las ciudades y ofreciendo una imagen urbana positiva.
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ARQUITECTURA DEL PAISAJE
Equilibrio: enfocado en la interrelación de las actividades que se realizan en un espacio público como:
caminar, sentarse, tener lugares con juegos recreativos para niños, etc.; se mantiene un equilibrio entre
los diferentes usuarios que pueden existir en la zona, dando una función y utilidad al espacio público.
Comodidad y confort: la planificación se vuelve un tema central, se busca cumplir y satisfacer las ne-
cesidades de los usuarios al estar en este tipo de espacios públicos. Pueden cumplir con la función de
espacios recreativos como kioscos o parques.
Dimensión y escala: la función donde se desarrolló el paisaje urbano es fundamental para su tamaño,
guiará las dimensiones necesarias para cumplir con las actividades a realizar.
Contexto: como arquitecto, siempre se debe diseñar con base en el contexto donde se encontrará
dicho espacio, la planificación vuelve a ser importante en este punto porque el paisaje urbano debe ser
creado para realizar actividades que generen otras actividades y que al mismo tiempo llame la atención
del peatón y los invite a una interrelación social con otros individuos.
Uno de los principales retos a los que se enfrenta un planificador es la integración de paisaje con el en-
torno urbano, el diseño de las ciudades debe establecer claramente cómo van a interactuar este tipo de
conceptos para que se obtenga un resultado convencional y funcional entre sus habitantes.
Las ciudades son el resultado del desarrollo de ciertas zonas que cuentan con una privilegiada ubicación
geográfica, ya que cuentan con accesibilidad, recursos naturales y diversos factores que les han ayudado
a crecer a lo largo de los años; pero, al mismo tiempo, pueden tener conflictos urbanos derivados por su
expansión por no tener, en muchos casos, una buena planificación, lo que ha generado retos indiscutibles
para urbanistas y arquitectos.
El paisaje urbano, que es donde fundamentalmente la población accede a los recursos y necesidades
del día con día, se ve devorado por estas grandes urbes actuales; su importancia se ha vuelto mayor en
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ARQUITECTURA DEL PAISAJE
estos tiempos por crear variables necesarias para satisfacer adecuadamente las necesidades de los
habitantes y de los mismos espacios.
No hay paisaje urbano que sea igual a otro, cada ciudad es única y responde a sus propias necesidades
y circunstancias geográficas; el paisaje urbano debe ser una nueva herramienta como diseño y planifi-
cación de cada uno de los proyectos.
En la Figura 2 podemos ver cómo el paisaje urbano es de suma importancia en las ciudades, ejemplos
como Ciudad Universitaria o el Bosque de Chapultepec han sido claros.
El paisaje urbano se presenta en espacios abiertos o superficies territoriales donde no existe alguna
edificación o simplemente carece de infraestructura. Los puede haber como espacios verdes, jardines o
zonas deportivas; de la misma manera, existen espacios libres en plazas comerciales o estacionamientos,
en la vía pública y en las mismas zonas de vivienda.
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ARQUITECTURA DEL PAISAJE
El paisaje urbano está, por lo tanto, regido en gran medida por el uso espacial y volumétrico del suelo. Las
soluciones que son resultado de los edificios que circundan el espacio abierto no producen el efecto deseado
porque tienden a fragmentarse, por la facilidad de que las nuevas estructuras crecen verticalmente y por la
arrolladora dimensión de las nuevas vías de tránsito. La escala se pierde debido a las autopistas elevadas,
a los puentes y a la diferencia de altura de las edificaciones. El espacio se desequilibra al producir paisajes
urbanos deshumanizados. Todo esto propicia la necesidad de tratar los espacios abiertos con especial
atención, para así obtener ambientes más acordes para el hábitat urbano. Para lograrlo, el arbolado de
alineamiento es una gran ayuda (Arredondo, 2015).
El paisaje urbano es uno de los elementos del medio ambiente urbano que necesita una protección
que garantice una calidad de vida adecuada para todos sus habitantes; por tanto, constituye un interés
colectivo. Uno de los más grandes ejemplos que tenemos en el mundo lo encontramos en la Figura 3,
Central Park, donde junto a todo el paisaje urbano de la ciudad de Nueva York se muestran los conceptos
que se deben tomar en cuenta en el paisaje urbano de una ciudad.
El espacio o paisaje abierto se puede definir como toda aquella área espacial situada dentro de una con-
centración urbana o cercana a ella; como hemos visto, este tipo de espacios no debe hallarse cubierta
por edificios o estructuras, ya que una de sus principales funciones es la captación del agua pluvial. No
nos equivoquemos en pensar que es la falta de suelo urbano, porque la función de este tipo de espacios
es la recreación de la sociedad, ya sea pasiva o activa.
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ARQUITECTURA DEL PAISAJE
Citando a Yoshinobu Ashihara, en su libro El diseño de espacios exteriores, se comenta que un paisaje
urbano es:
El espacio que se crea al delimitar la naturaleza y no es la naturaleza en sí misma, pues se extiende indefi-
nidamente. Es el entorno exterior construido por el hombre con un fin específico. Es un espacio pleno de
significado y un fragmento de la naturaleza (Ashihara, 19 82, p. 43).
Los paisajes abiertos o espacios urbanos tienen áreas, formas y tamaños específicos que van en función
con las necesidades establecidas de una planeación previa, como ejemplo de estos espacios tenemos:
los parques, plazas, calles, jardines, zonas deportivas al aire libre, etcétera.
Todos estos sitios se consideran una integración espacial, y son áreas que conviven con la vegetación y
conforman un tejido urbano con la infraestructura y el equipamiento de las mismas ciudades; los paisa-
jes urbanos considerados principalmente para su recreación pueden ser utilizados para las siguientes
funciones: actividades públicas, actividades religiosas, actividades comerciales y/o políticas.
En el paisaje abierto debemos tomar en cuenta que se crea de igual forma que un ambiente urbano, definido
como un sistema en donde se combina el ambiente natural y el ambiente creado por el hombre, teniendo
como expresión física a la ciudad, que no es más que un sistema espacial en continuo movimiento. En
la ciudad se llevan a cabo toda una serie de actividades dinámicas íntimamente relacionadas entre sí,
formando un sistema urbano que pertenece a otros más amplios, como el sistema regional, nacional y
porque no decirlo a un sistema mundial (García, 2008).
A nivel urbano existen diferentes actividades que el hombre ha realizado a lo largo de los años dentro de
su hábitat, estás se van determinando conforme a las necesidades y al uso que se le dé; pero, retoman-
do el tema de recreación dentro del paisaje urbano, las actividades de recreación buscan satisfacer las
necesidades de recuperar energías físicas y psicológicas, teniendo como resultado el relajamiento y la
distensión que conducen a una actividad confortable y sana.
Este conjunto de actividades debe ser en esencia dinámico, abarcando esencialmente aspectos econó-
micos, sociales, políticos, culturales y recreativos. Las actividades desarrolladas por el hombre necesitan
y determinan un espacio físico dentro de la ciudad que a la vez se interrelacione con la misma ciudad, con
sus espacios abiertos, con la vegetación y con toda la planificación dentro del mismo espacio urbano
(García, 2008).
Hasta el siglo xix el concepto de paisajismo se encerraba en espacios abiertos, olvidándose de espacios
interiores. En la antigua Roma ni siquiera existía un término que identificara este tipo de arquitectura;
sin embargo, Vitrubio en cada uno de sus proyectos planeaba los jardines dentro de su concepto de
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ARQUITECTURA DEL PAISAJE
urbanismo, pese a que tampoco existía un término en Babilonia, sus arquitectos también contemplaban
dicho elemento en sus obras arquitectónicas, viéndolo como parte de su entorno y no fuera de él.
Podemos decir que en el año 1828 se encontró por primera vez el término arquitectura del paisaje a través
del arquitecto Frederick Law Olmsted, mismo que empezó con el diseño de grandes parques públicos,
uno de ellos: Central Park en Nueva York.
La Convención Europea de Paisaje ha llegado a países donde la profesión del arquitecto paisajista aún no
está reconocida, como España, a desarrollar un marco jurídico para la protección del paisaje, a instrumentar
estrategias y ejecutar proyectos. Lo contrario a Asia, donde existe una ancestral tradición del diseño de
jardines y áreas exteriores; evidentemente, entre ellos destacan países como China, Japón, Corea del Sur
y Tailandia, cada uno de ellos impulsados por su propia cultura, pero además provistos por una economía
creciente y la expansión de la actividad turística dentro de sus centros urbanos (Martínez, 2015).
En Latinoamérica, quizá sea Chile uno de los países donde la arquitectura de paisaje se encuentre mejor
consolidada; ésta se ha ido construyendo con su propia tradición, manifestando la condición mestiza
de lo latinoamericano, desde la paleta expresionista y las geometrías orgánicas de Burle Marx, hasta las
interpretaciones de la identidad telúrica reveladas a través de la tectónica en los proyectos de Carlos
Martner. En torno a estos referentes se localizan diversas tendencias que replican en la realidad local
modelos norteamericanos o europeos, tanto en el ámbito del diseño urbano, como en el paisajismo de
jardines públicos y privados. Ejemplos como el parque Micaela Bastidas, en Buenos Aires, o el parque
Bicentenario que puedes observar en la Figura 4 en Santiago de Chile, logran reinterpretar con éxito
referencias para ser instaladas en el contexto local. Explorando enfoques más alternativos aparecen
conceptos que intentan poner sobre la mesa las problemáticas propias que afectan al sur del continente
(Moreno, 2009).
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ARQUITECTURA DEL PAISAJE
Aunque la profesión en México es joven, tiene una gran tradición en el diseño de espacio exterior. Todos los
sitios prehispánicos de las diferentes culturas que habitaron el país estaban emplazados virtuosamente
en su contexto paisajista. Un claro ejemplo, lo tenemos en Nezahualcóyotl, el primer arquitecto paisajista
célebre en México, con sus diversos códices, relatos y crónicas que describen su obra paisajista. Encon-
tramos vestigios de sus intervenciones en el Bosque de Chapultepec, el jardín de Cillan y en el bosque de
Tetzcotzinco (Martínez, 2015).
Las obras de Nezahualcóyotl son verdaderas obras de arquitectura paisajista, no sólo se enfocan en
entender su contexto y cuidar del paisaje, sino que también diseñaba diques para contener y separar
los tipos de aguas, construía canales de distribución para llevar este líquido, generaba terrazas para la
prevención de suelos erosionadas por las fuertes lluvias, arboladas que marcaban los caminos y ejes
principales, junto a un gran manejo de áreas dedicadas a la botánica para ayudar a su población con
plantas medicinales.
Sin embargo, este tipo de obras y de arquitectura se perdieron durante largo tiempo en la conquista;
regresando simplemente a los “jardines” por varios años.
En 2010, la Sociedad de Arquitectos Paisajistas de México (sapm) impulsó la integración y firma de la Carta
Mexicana de Paisaje, una declaración de principios para salvaguardar y fomentar nuestros recursos pai-
sajísticos, que incluye las bases para el desarrollo de un marco legal y las acciones que propicien aspectos
fundamentales como la educación y la investigación (Martínez, 2015).
Uno de los mayores exponentes de la arquitectura de paisaje en México es, sin duda, Luis Barragán,
quien se adecuaba al paisaje original con vialidades y formas que seguían las propias al terreno, delimi-
tando las zonas con muros de piedra volcánica y creando accesos con elementos que formaban parte
del contexto natural y urbano. Este arquitecto logró la comunicación entre la tradición y lo nuevo, entre la
arquitectura y la naturaleza. Usaba geometrías simples para llevarnos a transitar los espacios, valoraba
los silencios, la paz y jugaba con los elementos propios de la naturaleza para hacer disfrutar de las áreas
verdes que diseñaba; una de sus mayores obras de paisaje es la de los Jardines del Pedregal, los cuales
se observan en la Figura 5.
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ARQUITECTURA DEL PAISAJE
A lo largo de los años han destacado algunas obras que se tornan icónicas, aunque no pocas caen luego en
el olvido con su consecuente falta de mantenimiento, ya sea por el poco interés que tienen las entidades de
gobierno en el espacio público y la calidad de vida, o por la falta de participación de la sociedad. El hecho
histórico es que en México aún no hemos realmente democratizado el espacio público; son muy pocos los
parques que, como Chapultepec, son verdaderos integradores sociales. La sostenibilidad aún no es apre-
ciada por políticos e inversionistas, la ganancia a corto plazo sigue siendo más importante. Queda mucho
por hacer. Aún se requiere una gran energía para generar consciencia acerca de los valores del paisaje,
de los beneficios de un ambiente sano, de los servicios ambientales que ofrece una infraestructura verde,
de la importancia del espacio público para el sentido de comunidad y para la seguridad (Martínez, 2015).
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REFERENCIAS
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