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Semana 1

Arquitectura
Ambiente Y Ciudad

Unidad 1
Conceptos

Material compilado con fines académicos, se prohíbe su reproducción total o parcial sin
la autorización de cada autor.
1 . CONCEPTOS
En este primer bloque se revisarán tres conceptos, los cuales guardan una relación
muy estrecha entre sí: arquitectura, medio ambiente y ciudad. También definiremos
los conceptos sustentabilidad y deterioro. La definición de estos conceptos resulta
imprescindible en la formación del arquitecto de interiores debido a que su análisis
nos conlleva a realizar prácticas profesionales conscientes y responsables con y
para el medio ambiente.

1.1 Medio ambiente, ciudad y arquitectura

Medio ambiente. Es un sistema conformado por elementos naturales y artificiales


que se relacionan entre sí. Es el entorno que presenta condiciones apropiadas para
que se desarrolle la vida de diferentes seres vivos o especies, e incluye componentes
biológicos (como la flora, la fauna y los seres humanos), físicos (como el clima o la
geografía), químicos (como los componentes del suelo y del agua), sociales (como
las relaciones entre individuos, tanto humanos como animales) y culturales (como
las relaciones y conductas de un determinado grupo social), estos componentes
conforman un todo y se influyen unos a otros.

Ciudad. Es un medio creado por el hombre transformando el espacio natural por


la construcción de edificaciones y con las actividades que en ella realiza, a fin de
satisfacer sus necesidades básicas de cobijo, así como sus actividades sociales,
económicas, culturales, etc. La ciudad es cambiante al igual que los intereses de sus
habitantes, a los cuales se adapta. Los elementos que la componen surgen a partir
de las condicionantes del entorno físico y de las necesidades de la comunidad.

Lo que define que un grupo de población concentrado en un lugar se pueda llamar


ciudad es un conjunto de parámetros cuantitativos y cualitativos entre los que se
encuentran los siguientes:

o Cantidad de población
o Densidad de población
o Morfología
o División del trabajo
o Nivel cultural de los habitantes
o Grupos sociales
o Instituciones
o Heterogeneidad de la población

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Además de estos, también puede considerarse su importancia política, económica
y geoestratégica. Estos criterios pueden variar según el país.

Para entender el funcionamiento de las ciudades se deben analizar mediante


diferentes disciplinas, ya que para cada una de ellas la ciudad tiene una definición
particular, sin ser opuesta a las otras.

Figura 1. Los diferentes enfoques para el análisis del fenómeno urbano. Fuente: Ducci (2004).

Arquitectura. Considerada históricamente como una de las siete bellas artes, la


arquitectura es el arte y la técnica de proyectar, diseñar y construir edificios y
espacios habitables. Es una disciplina que se encarga de modificar el entorno a fin
de habilitarlo para satisfacer las necesidades del ser humano, dándole forma, utilidad
y belleza.

La arquitectura nació desde que el hombre dejó de ser nómada y ha evolucionado


estructural y estéticamente a lo largo de la historia, conforme al descubrimiento
o invención de nuevos materiales y técnicas constructivas. Es una manifestación
material de la memoria de los pueblos, abarcando la expresión simbólica de aspectos
culturales, religiosos y socioeconómicos, además de ser un legado tangible de los
avances tecnológicos.

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Antes del siglo XIX, los arquitectos diseñaban también monumentos, plazas,
alamedas, ciudades y también muebles. En la actualidad la arquitectura está
principalmente asociada al diseño de espacios que sirven como vivienda; sin
embargo, aunque se han especializado y han surgido nuevas profesiones como
los urbanistas, diseñadores industriales o diseñadores de interiores, la arquitectura
ejerce gran influencia en esas áreas.

La arquitectura está intrínsecamente ligada a la ciudad y ambas al medio


ambiente en el que se encuentran. Desde la arquitectura primitiva los aspectos
físico-naturales del entorno han sido fundamentales para erigir edificaciones que
aprovechen esas características, así como para que las ciudades se agrupen en un
determinado emplazamiento.

En un inicio la arquitectura era más receptiva con las condiciones del ambiente,
utilizando materiales y técnicas vernáculas, integrándose en el medio natural de
manera armónica. Después de haber pasado por momentos en la historia en donde
las soluciones arquitectónicas se volvieron más complejas, refinadas y cada vez
menos interesadas en aprovechar los recursos locales para construirse, comienzan
a surgir propuestas que vuelven a preocuparse por la integración con el entorno,
ahora como una urgencia medioambiental más que como una regresión de carácter
meramente estético o funcional.

1.2 Sustentabilidad y deterioro

Sustentable es algo que se puede sostener por sí mismo a lo largo del


tiempo sin ayuda exterior y sin agotar sus propios recursos o perjudicar el medio
ambiente. La sustentabilidad, es la capacidad que tiene una sociedad para hacer un uso
consciente y responsable de sus recursos, sin agotarlos o exceder su capacidad
de renovación, y sin comprometer el acceso a estos por parte de las generaciones
futuras.

Sustentabilidad es entonces, producir bienes y servicios a partir de nuestros recursos


(naturales, energéticos, económicos), a un ritmo en el cual no los agotemos y en el
que no produzcamos más contaminantes de aquellos que puede absorber el medio
ambiente sin ser perjudicado.

Este concepto debe verse como algo dinámico y analizarse de acuerdo al


contexto social y ambiental en el que se realice el análisis y la implementación de

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alternativas. No se puede concebir aisladamente, debe enmarcarse en un tiempo y
espacio definidos.

Deterioro. El deterioro ambiental algunas veces puede ser provocado por causas
naturales, pero en su mayoría está asociado a la presencia y acción de los seres
humanos y al constante aumento de su población. Sucede cuando los recursos
naturales del planeta se agotan y cuando la biósfera se ve afectada por la
contaminación y por la migración o extinción de las especies.

Además del impacto en la salud humana, de la escasez de los recursos


naturales y de la pérdida de biodiversidad, el deterioro ambiental también tiene otras
consecuencias como un fuerte impacto económico, la pérdida para la industria del
turismo, pobreza, calentamiento global, pérdida de la capa de ozono, entre otros.

Entre las causas más importantes del deterioro ambiental podemos nombrar:

o Superpoblación y crecimiento urbano. El aumento de la población significa


un aumento en la demanda de vivienda, comida y vestido. Se requiere no
solo más espacio para cultivar alimentos, crear vivienda, servicios e indus-
trias que satisfagan las necesidades de dicha población, sino también mayor
explotación de recursos, lo que provoca deforestación y agotamiento.
o Deforestación. La tala de árboles es efecto del crecimiento urbano y de
población, causa de desertificación de tierras, desaparición de mantos acuí-
feros, de especies animales y vegetales, migración de especies, calenta-
miento global, aumento de fenómenos climáticos extremos como huracanes
o sequías.
o Contaminación. La contaminación en todas sus formas: la del agua (provo-
cada por residuos tóxicos que son vertidos por muchas industrias en los
cauces de ríos, lagos y en el mar), la del aire (provocada por la emisión de
gases tóxicos, principalmente CO2 por fábricas, vehículos y ganado), la de
la tierra (provocada por la filtración de residuos sanitarios y químicos en el
subsuelo) o en forma de ruido (emitido por vehículos automotores o máqui-
nas industriales), es perjudicial para el medio ambiente y por ende para las
especies, incluyendo a los seres humanos.
o Consumismo. El exceso en el consumo de bienes no estrictamente necesa-
rios y la producción de los mismos con una muy corta vida útil, provocan una
sobre explotación de recursos, incluidos el agua y los energéticos, además
de una grave contaminación durante su proceso de producción y al ser
desechados, comprometiendo el equilibrio ecológico.

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1.3. Marco legal

Está conformado por un conjunto de leyes, planes, programas, decretos y acuerdos


que definen los derechos y obligaciones de los ciudadanos y las funciones de los
diversos órganos de gobierno. Se toman decisiones a fin de organizar y controlar
las acciones presentes, encausándolas para lograr un objetivo determinado, a través
de una serie de pasos o tareas, que se asientan en los instrumentos de planeación.
Los instrumentos de planeación son las herramientas que incorporan las acciones y
medidas necesarias para garantizar la ordenación, regulación, previsión, zonificación,
protección, conservación, etc. de los ámbitos de interés relacionados en este caso,
con el desarrollo urbano y regional, están conformados por leyes, planes, programas
y reglamentos.

1.3.1 Leyes

En la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas se estableció en


1975 la Fundación de las Naciones Unidas para el Hábitat y los Asentamientos
Humanos (FNUHAH), primer órgano oficial de la ONU dedicado a la urbanización.
Antes de este momento no se le había dado importancia al tema porque la mayoría
de la población mundial era rural. En 1976 se reconoció plenamente el desafío de la
urbanización.

En México se reformaron los artículos 27, 73 y 115 de la Constitución Política, a fin de


incorporar estos nuevos elementos:

• La obligación del Estado de dictar “las medidas necesarias para ordenar


los asentamientos humanos y establecer adecuadas provisiones, usos,
reservas y destinos de tierras, aguas y bosques, a efecto de ejecutar
obras públicas y de planear y regular la fundación, conservación, mejo-
ramiento y crecimiento de los centros de población”.
• La facultad del Congreso de la Unión para legislar en materia de asen-
tamientos humanos.
• Las atribuciones de las entidades federativas y de los municipios para
expedir leyes, reglamentos y disposiciones administrativas sobre los cen-
tros de población.
• La planeación y regulación conjunta y coordinada entre entidades fede-
rativas, del desarrollo de los centros urbanos en los que existiera conti-
nuidad geográfica, esbozándose el concepto de conurbación.

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Con estas bases, en mayo de 1976 se expidió la primera Ley General de
Asentamientos Humanos, con la finalidad de establecer la normatividad que
sirviera para un crecimiento organizado de los centros de población, así como para su
mejoramiento y conservación. Esta regulación sentó las bases para la
expedición de leyes, reglamentos, planes, programas y otras disposiciones jurídicas en
materia de desarrollo urbano, y se crearon también las instancias federales, estatales y
municipales para la planeación y administración urbana.

Con el paso del tiempo y las cambiantes condiciones sociales económicas y


urbanas en el país, en 1993 se expidió una nueva Ley General de Asentamientos
Humanos, derogando la anterior. A partir de entonces, se han creado varias reformas,
especialmente en materia de planeación de los centros poblacionales, protección al
ambiente y preservación del desarrollo ecológico.

En enero de 2016 se publicó una importante reforma constitucional que


marca un nuevo rumbo en la regulación y planeación de los asentamientos
humanos y el desarrollo urbano, ya que involucra a todos los órdenes de gobierno,
es decir la Federación, las entidades federativas y los municipios o demarcaciones
territoriales de la Ciudad de México, en las responsabilidades y alcances en materia de
asentamientos humanos.

Como resultado de esta reciente reforma constitucional, el 28 de noviembre de


2016, se publicó la Ley General de Asentamientos Humanos, Ordenamiento Terri-
torial y Desarrollo Urbano (vigente), en donde se fijan los instrumentos de gestión
y las normas básicas que se deben observar a fin de ordenar el uso del territorio
y los asentamientos humanos, así como las obligaciones que tiene el estado para
promoverlas, respetarlas, protegerlas y garantizarlas plenamente. De acuerdo con
nuestro orden jurídico, estos compromisos forman parte de la Constitución y, en
consecuencia, resultan obligatorios.

En 2016 en la Tercera Conferencia sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible


de las Naciones Unidas, también conocida como Hábitat III, se definió una Nueva
Agenda Urbana, basada en los principios de gestión del territorio y construcción de
ciudades más sostenibles, inclusivas, seguras y resilientes.

Los compromisos que adquirieron los países firmantes son:

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o Proporcionar servicios básicos para todos los ciudadanos.
o Garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso a la igualdad de opor-
tunidades y libre de discriminación.
o Promover medidas en apoyo de ciudades más limpias.
o Fortalecer la resiliencia en las ciudades para reducir el riesgo y el impacto
de los desastres.
o Tomar medidas para hacer frente al cambio climático mediante la reducción
de sus emisiones de gases de efecto invernadero.
o Respetar plenamente los derechos de los refugiados, los migrantes y los
desplazados internos, independientemente de su situación migratoria.
o Mejorar la conectividad y apoyar iniciativas innovadoras y ecológicas.
o Promover espacios públicos seguros, accesibles y ecológicos.

La Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, aprobada en


1988, se creó para dar solución a la problemática ecológica, estableciendo un marco
jurídico que permita conciliar el esquema de desarrollo del país, con una política
ecológica creando una forma distinta de administración, gestión y aprovechamien-
to de los recursos naturales del país y la prevención y control de la contaminación
ambiental, todo ello con base en los principios de la descentralización, coordinación
y concertación administrativas.

Está estructurada alrededor de cuatro conceptos básicos: política ecológica, manejo


de recursos naturales, protección al ambiente y participación social. Establece la
utilización de una serie de instrumentos de política ecológica, tales como la
planeación, el ordenamiento y la regulación de los asentamientos humanos,
así como criterios en la promoción del desarrollo y evaluación del impacto
ambiental, implanta además normas técnicas de investigación, educación, información y
vigilancia, establece la creación del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, así
como los presupuestos mínimos para la preservación y restauración del equilibrio
ecológico y de la protección al ambiente en el territorio nacional y las zonas sobre
las que la nación ejerce su soberanía y jurisdicción. Asimismo, establece un marco
general sobre información y participación en asuntos ambientales, la responsabilidad
por daño ambiental entre otras formas para recurrir.

La Ley de Desarrollo Urbano del Distrito Federal, publicada en 1996 y con última
modificación en 2010 tiene por objeto establecer las normas para el planeamiento,
la programación y regulación del ordenamiento territorial, así como el desarrollo,
mejoramiento, zonificación conservación y crecimiento urbanos del Distrito Federal.

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Entre sus facultades está la de establecer las normas y principios básicos del
desarrollo urbano, de las atribuciones de la Administración Pública del Distrito
Federal, así como de la participación democrática de los particulares y los diversos
grupos sociales a través de sus organizaciones representativas.

En marzo de 2018 se publicó el reglamento de la Ley de Desarrollo Urbano del


Distrito Federal, con el que actualizó dicha ley en el cual se integraron cuatro
nuevos ejes estratégicos, entre ellos el sistema de planeación de los
programas de desarrollo urbano, el reglamento incorpora el tema de los asentamientos
humanos irregulares, estableciendo lineamientos para su regularización a fin de
brindarles servicios. Otros aspectos son el de la gestión pública que establece nuevas
disposiciones, especialmente sanciones en lo relativo al impacto ambiental y urbano,
máxima publicitación en tema de proyectos inmobiliarios, lo cual permitirá la opinión
de la ciudadanía. Reconoce también la posibilidad de una iniciativa ciudadana para
hacer modificaciones de ciertos sectores del territorio.

En el Estado de Puebla se encuentran vigentes las siguientes:

• Ley de Desarrollo Urbano Sustentable del Estado de Puebla


• Ley Para la Protección del Ambiente Natural y el Desarrollo Sustenta-
ble del Estado de Puebla.
• Ley de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano del Estado de
Puebla.

1.3.2 Planes y programas

Los planes de desarrollo urbano son los instrumentos de gestión que permiten
sentar las bases y definir los objetivos que se quieren lograr en materia territorial
antes de tomar acción. Parten de un diagnóstico de la situación actual, identificando y
dimensionando los problemas urbanos y territoriales de las ciudades y
proponiendo soluciones, también definen las prioridades, proponen estrategias y
acciones a realizar.

Los planes son más generales y así sus objetivos incluyen uno o más programas. Los
programas son más específicos, tienen objetivos medibles y, por lo tanto, metas que
miden su cumplimiento, son de duración más corta.

Entre los planes y programas de corte urbanístico se encuentran:

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o Plan Nacional de Desarrollo Urbano y Ordenamiento Territorial
o Planes Estatales de Desarrollo Urbano
o Planes Regionales de Desarrollo Urbano
o Planes Municipales de Desarrollo Urbano
o Planes Parciales de Desarrollo Urbano
o Programa Nacional de Desarrollo Urbano
o Programa General de Desarrollo Urbano del Distrito Federal
o Programas Delegacionales de Desarrollo Urbano
o Programas Municipales de Desarrollo Urbano
o Programas parciales de Desarrollo Urbano

1.3.3 Reglamentos.

Los reglamentos señalan los procedimientos para hacer posible la correcta aplicación
de las leyes, planes y programas. En materia urbana los reglamentos suelen ser la
guía práctica que regula el uso del suelo y las actividades constructivas de la ciudad,
siendo los documentos más significativos para el ordenamiento urbano. Entre los
más importantes podemos mencionar:

o Reglamento de Construcciones del Distrito Federal


o Reglamento de Zonificación
o Reglamento de la Ley General de Equilibrio, Ecológico y Protección del Am-
biente en materia de impacto ambiental
o Reglamento de la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección del Am-
biente en materia de residuos peligrosos
o Reglamento de la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección del Am-
biente en materia de previsión y control de la contaminación de la atmósfera
o Reglamento para el servicio de limpia del Distrito Federal
o Reglamento del servicio de agua y drenaje del Distrito Federal
o Reglamento de Estacionamientos Públicos
o Reglamento de anuncios para el Distrito Federal
o Reglamento de Cementerios del Distrito Federal
o Reglamento de la Ley para la Protección del Ambiente Natural y el Desarrollo
Sustentable del Estado de Puebla en Materia de Evaluación del Impacto y
Riesgo Ambiental

1.4. Repercusiones de la arquitectura y las ciudades en el medio ambiente.

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La realización de una construcción tiene grandes implicaciones ambientales las
cuales surgen desde su construcción y a lo largo de toda la vida útil del edificio:

• La explotación de diversos materiales pétreos, lo cual incluye su agota-


miento y costo energético en su extracción.
• La utilización de elementos constructivos y estructurales que generan
alto impacto en el ambiente en su fabricación.
• La transportación de los materiales y maquinaria, así como la utilización
la misma generan considerables emisiones de CO2.
• La utilización de maderas, implicando deforestación y pérdida de biodi-
versidad.
• Derribo de antiguas construcciones, creando grandes volúmenes de de-
secho.
• Los gastos energéticos de la climatización e iluminación.
• La utilización de agua en su construcción y para los usuarios, que sin
tratamiento implica ocupación de vertederos y agotamiento del recurso.

Existe una compleja interacción entre arquitectura, ciudad y medio ambiente. Desde
los inicios de la urbanización, los lugares en los cuales se asentaron la mayoría de las
ciudades, eran espacios físicos que aportaban ciertas ventajas por sus características
ya fuera geográficas o climáticas, o por la cercanía a ciertos recursos importantes.

En la medida en que la arquitectura ha transformado el medio natural y le ha dado


forma a lugares que hicieran posible la vida humana, ha producido un impacto en
el entorno, ya que en el proceso de urbanización, es decir, en la construcción de
vías y edificaciones, por un lado se cambia el uso del suelo, destruyendo áreas de
vocación agrícola, agroforestal, forestal o de conservación, provocando la
destrucción de hábitats de especies de fauna y flora.

Por otro lado en tal proceso también se consumen una gran cantidad de recursos
naturales: agua, madera, derivados de petróleo, hierro y otros minerales, arrojando a
su vez desechos contaminantes tanto al aire y al agua como al subsuelo, modificando
las características originales de dichos elementos.

Las ciudades, para su funcionamiento y abastecimiento de sus habitantes,


consumen una gran cantidad de recursos naturales y generan un exceso de residuos
biológicos, sólidos y químicos, acciones que provocan un gran impacto ambiental.
Uno de estos recursos que consumen las ciudades y sus habitantes en grandes

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cantidades es el agua, agotando las fuentes propias y cercanas, provocando que
se requiera abastecer de lugares lejanos, ocasionando el desabastecimiento de
poblaciones pequeñas y la destrucción de más ecosistemas.

Una elevada demanda de energía, que según datos del Banco Mundial, es
equivalente a dos terceras partes de la que se produce en el mundo, es consumida
por las zonas urbanas, las cuales además aportan más del 70 % de las emisiones
mundiales de gases de efecto invernadero.

Todo esto, agravado por un patrón de crecimiento exponencial de la población,


por la velocidad cada vez más acelerada del proceso de urbanización (de acuerdo
con datos del BM actualmente más del 54% de la población mundial vive en zonas
urbanas, porcentaje que seguirá creciendo ya que no se prevén cambios en dicha
tendencia), así como la enorme capacidad tecnológica para alterar severamente y en
muchos casos de manera irreversible los ecosistemas del entorno natural, algunos de
los cuales han llegado o están llegando a sus límites de tolerancia hacia los factores
que afectan a su supervivencia, su éxito reproductivo y su capacidad de continuar
creciendo e interactuando de forma sostenible con el resto de su entorno, nos debe
obligar a replantearnos el camino que estamos tomando.

Es innegable que se debe dar respuesta a las necesidades de la población, pero


si continuamos con la misma dinámica, no solo estamos comprometiendo el que
las futuras generaciones puedan también dar respuesta a las suyas, sino que
además estamos comprometiendo la seguridad y aún la supervivencia de las
especies que actualmente habitan este planeta. La especie humana también está en
riesgo ya que la cantidad, el tipo, la frecuencia y la magnitud de desastres que hemos
presenciado en los últimos años, provocados por lluvias más copiosas, sequías más
largas, temperaturas más extremas, incendios más voraces, etc., cobran cada vez
mayor cantidad de víctimas.

Para ello es necesario llevar a cabo acciones orientadas a hacer un uso más sen-
sato de la energía, una administración eficiente y racional en el uso de los recursos
naturales, así como actualizar constantemente los planes y programas existentes, si
es necesario crear nuevas políticas, estrategias y normas que determinen las pautas
del diseño arquitectónico y urbano. También es muy importante vigilar que esas nor-
mativas se cumplan, a fin de integrar armónicamente dichas acciones con el entorno
natural con un carácter sustentable, ya que solo en un medio ambiente saludable,
podemos encontrar mayores posibilidades de desarrollo y bienestar económico y
social.

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Es obligación tanto de gobiernos como de sociedad civil formar un frente común ante
la problemática ambiental. Si la legislación ya existente se cumpliera al pie de la letra
y se crearan leyes más rigurosas podría ser viable el frenar el deterioro acumulado
a lo largo del último siglo y posiblemente iniciar un camino hacia su regeneración, si
es que esto fuera aún posible.

Los profesionistas inmersos en el sector de la construcción pueden contribuir


bastante al cambio de ruta. Una arquitectura ambientalmente sana generará un
desarrollo urbano sano, por lo que corresponde a la primera integrarse a la
naturaleza en la medida de lo posible, adaptándose a la topografía, orientando las
edificaciones para iluminación y ventilación naturales, aprovechando las energías
limpias, reciclando el agua, y utilizando materiales amigables con el medio ambiente.

Además las políticas educativas deben estar enfocadas a la toma de conciencia de


la situación por parte no solo de las nuevas generaciones sino de la población en
general. Un pueblo educado y consciente exigirá a sus gobiernos la implementación
a cabalidad de las acciones y medidas para frenar el deterioro y corregir el daño.

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