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DIAPO ° 01- ¿QUÉ ES LA PARTICIPACIÓN?

Como primer premisa expresamos que,Para la Real Academia Española, asistir significa asistir a algo,
recibir parte de algo o compartirlo con otros, según la naturaleza de su lenguaje impersonal. Y como
verbo transitivo, significa dar, informar y comunicar. Así, el término participación, que deriva del verbo
participar, se entiende en referencia a la intervención de los miembros de un grupo en la gestión de este
mismo o el poder decisorio. Participar, por lo tanto, hace alusión a la intervención de alguien en algo
que le pertenece, o que en cierto momento le es común porque ahí tiene un interés latente o
manifiesto. Esta es la sustancia de la participación ciudadana, en la cual se identifica la intervención del
ciudadano en los intereses públicos, donde el ciudadano tiene motivos que le son comunes porque lo
público es del interés de todos

Se denomina participación al acto de integrar un movimiento, una sociedad en algún rubro o ser parte
de una determinada causa. La participación sería, atendiéndonos a la misma etimología de la palabra, la
circunstancia por la que se es parte en algo mayor. El término puede aludir a un amplio número de
actividades, pero guarda siempre relación con este tipo de circunstancia, con el hecho de formar parte
una parte pequeña de un todo mayor.

Por ello, mencionamos que el hombre, en tanto ser social, establece constantemente relaciones con sus
congéneres con la finalidad de asociarse a ellos y lograr resultados que de modo asilado le sería
imposible concretar. Así, está continuamente participando de distintos proyectos y eventos colectivos
cuando está participación es casi consubstancial al proyecto. Es el caso de los líderes, que con su mera
presencia y en función de los cambios beneficiosos que impulsan aglutinan a su alrededor a un grupo de
personas que se sienten identificados con su propuesta. Algunos casos emblemáticos de toda esta
circunstancia pueden ofrecerlo Gandhi, Martin Luther King, Nelson Mandela, Etc.; todos ellos e
independientemente de los juicios personales, tuvieron un sequito de seguidores en función de su
propuesta que impelía a los demás a ser parte de su causa. Empero, está jamás se hubiera podido llevar
a cabo, o habría sido muy dificultosa su implementación, si ellos mismos no se hubieran comprometido
con ella, circunstancia que obviamente no puede decirse de todos los que formaron parte.

Para la UNESCO, “El conjunto de las necesidades de un ser humano constituye un sistema, de modo que
la satisfacción de una necesidad, inclusive, la forma de satisfacerla influye en el resto de las
necesidades”. Toda persona tiene la capacidad (poder) de actuar en el mundo en que vive, puede tomar
decisiones que afectarán su vida. Participar es ejercer ese poder de tomar decisiones, actual y
transformar la realidad. (Burin y otros, 1998).

Para Robirosa y otros (1990) la participación real de las personas en las decisiones que afectan su vida
cotidiana, supone, además, el reconocimiento de otras necesidades asociadas que son a su vez
condición y resultante de un proceso participativo: autovaloración de uno mismo y de la cultura del
grupo al que se pertenece como portadores potenciales de las fuerzas para la transformación social;
capacidad reflexiva sobre los hechos, sobre las causas y consecuencias de los problemas de la vida
cotidiana; capacidad de crear y recrear no solamente objetos materiales, sino también y
fundamentalmente nuevas formas de vida, de convivencia social y de organización social que ayuden a
superar los desequilibrios existentes. Esto es importante para que los seres humanos se desarrollen y
alcancen niveles mayores de responsabilidad, conciencia y libertad. Según Robirosa y otros (1990)
participar significa tomar parte de algo con otros, significa repartir o entrar activamente en la
distribución (de responsabilidades, compromisos), significa comprometerse. La participación integra tres
aspectos: formar parte, en el sentido de pertenecer, ser integrante; tener parte (asumir un rol) en el
desempeño de las acciones determinadas; tomar parte, entendida como influir a partir de la acción.
Aspectos que, respectivamente, hacen referencia a: la pertenencia, la cooperación y la pertinencia. Para
Burin y otros (1998), la participación es un proceso social que supone un ejercicio permanente de
derechos y responsabilidades, reproduciendo un modelo de sociedad, por lo que una de sus claves es la
adecuada combinación de derechos y responsabilidades. Deberemos tratar, entonces, de asumir cada
uno, en función de su propio interés y capacidad una responsabilidad Por su complejidad, la
participación, debe ser analizada con relación a la cantidad de actores que participan, los campos
posibles, sus niveles, y grados. No es lo mismo participar de la explicitación de objetivos que de la
identificación y/o cuantificación de un problema, que de la planificación de acciones, que de la ejecución
de actividades que otros decidieron o de la evaluación cuando ya todo está hecho. Es importante saber
responder a qué tipo de participación se hace referencia. Existen tres niveles de participación, que
implican un grado de compromiso diferente, que, variando de una más restrictiva a una más amplia,
son: Información: debe ser la necesaria en cantidad y calidad; quien participa debe estar en condiciones
de evaluar la información que maneja. Una buena comunicación permite que exista un encuentro
auténtico entre las personas, evitando los malentendidos y las suposiciones y facilitando el intercambio
de experiencias y de conocimientos. Si todas las personas tienen la misma información al mismo tiempo,
se evitan conflictos. A nivel informativo, según Burin y otros (1998) se puede participar: Recopilando,
suministrando y elaborando información. Informándose y comunicando información. Pidiendo
asesoramiento en la toma de decisiones. Opinión: corresponde a un nivel más complejo y supone un
nivel de participación más amplio que la informativa. El objetivo de la opinión podrá ser la modificación
de decisiones o de acciones. En este último caso la opinión alimentará la certeza de los riesgos a que
están expuestos aquellos que deben decidir. La opinión tiene relación con la información en la medida
en que esta última sea adecuada y oportuna. En relación con este segundo nivel, según Burin y otros
(1998) se puede participar: Manifestando opiniones y sugerencias. Participando en los debates.
Evaluando las consecuencias de una decisión. Controlando y evaluando a los representantes.
Planificando. Toma de decisiones: presupone, además de la adecuada y oportuna información, el
reconocimiento de acuerdos, de diferencias y de mecanismos adecuados de discusión y de toma de
decisiones. Si se toman decisiones sin que todos den su opinión (ya sea por falta de consulta o de interés
de alguno/s de los participantes). Esto genera problemas es que cuando se toma la decisión, los que no
han participado en ella tienden a resistirse y a criticarla. En este nivel, según Burin y otros (1998) se
puede participar: Eligiendo y renovando a los representantes. Aceptando asumir la representación de
otros compañeros. Integrando comisiones de trabajo. Delegando. Decidiendo con autonomía en función
de la responsabilidad que nos han delegado. Cada nivel implica un grado de compromiso diferente.
Podemos establecer una cierta secuencia en el proceso de toma de decisiones: reconocimiento de los
problemas, actividades y tareas sobre las cuales se tomarán las decisiones; información disponible
sobre la naturaleza, magnitud, vinculaciones y contexto de los asuntos a decidir; alternativas de
interpretación, decisión o acción; intercambio o confrontación de información, opiniones y posiciones
respecto de los asuntos en materia de decisiones; toma de decisiones propiamente dicha; planificación
de la ejecución; ejecución; evaluación de los resultados, procesos y consecuencias de las decisiones y
acciones ejecutadas. La participación así contemplada tiene efectos de suma importancia que, para
Rovirosa y otros (1990) pueden sintetizarse así: las personas que cooperan en la elaboración de las
decisiones se muestran más interesadas y comprometidas con su ejecución; no precisan ser
convencidas; las decisiones y los programas se enriquecen por la información, el conocimiento y la
experiencia de muchas personas; tienen, por lo tanto mayor probabilidad de correspondencia con las
necesidades reales y, por lo tanto, de ser efectivamente direccionalizados; cuando se sustituye la
pasividad por la participación, se le da a las personas la oportunidad de ampliar conocimientos y
perfeccionar su competencia. De todos modos, la participación se justifica por sí misma y no por los
resultados. Por ello, debe ser promovida, aunque resulte en un rechazo a los objetivos del promotor y/o
del programa. (Díaz Barriga) La realidad, es que la participación no es un estado fijo: es un proceso
mediante el cual la gente puede ganar grados de participación en el proceso de desarrollo. Al respecto,
Geilfus (2000) presenta lo que llama la "escalera de la participación", que grafica cómo es posible pasar
gradualmente, de una pasividad casi completa (ser beneficiario) al control de su propio proceso (ser
actor del autodesarrollo) y donde se puede ver que lo que determina realmente la participación de la
gente, es el grado de decisión que tienen en el proceso.

PARTICIPACIÓN CIUDADANA:

La participación ciudadana es un concepto regularmente empleado para designar un conjunto de


procesos y prácticas sociales de muy diversa índole. De aquí, el problema o riqueza de su carácter
polisémico. Problema porque la pluralidad de significados, en ciertos momentos, ha conducido a un
empleo analítico bastante ambiguo. Riqueza, porque la multiplicidad de nociones mediante las que se ha
enunciado ha permitido acotar, cada vez con mayor precisión, los actores, espacios y variables
involucradas, así como las características relativas a la definición de este tipo de procesos participativos.

En términos generales, la participación nos remite a una forma de acción emprendida deliberadamente
por un individuo o conjunto de éstos. Es decir, es una acción racional e intencional en busca de objetivos
específicos, como pueden ser tomar parte en una decisión, involucrase en alguna discusión, integrarse,
o simplemente beneficiarse de la ejecución y solución de un problema específico (Velásquez y González,
2003: 57).

De acuerdo con esta definición formal, aquello que llamamos participación ciudadana, en principio, no
se distingue de otros tipos de participación por el tipo de actividades o acciones desplegadas por los
individuos o colectividades involucradas. Este tipo de participación se acota como ciudadana porque es
un proceso o acción que se define y orienta a través de una dimensión, una lógica y unos mecanismos
político–sociales específicos.

Entonces, la participación ciudadana —aun cuando no pueda decirse que haya una concepción unívoca
del vocablo— nos remite al despliegue de un conjunto de acciones (expresión, deliberación, creación de
espacios de organización, disposición de recursos) mediante las cuales los ciudadanos se involucran en
la elaboración, decisión y ejecución de asuntos públicos que les afectan, les competen o, simplemente,
son de su interés. Entendida así, de entrada, podría afirmarse que ésta nos remite a un tipo de
interacción particular entre los individuos y el Estado, a una relación concreta entre el Estado y la
sociedad, en la que se pone en juego y se construye el carácter de lo público (Ziccardi, 1998; Álvarez,
1997; Cunill, 1991).
En este sentido, la participación ciudadana se distingue de la llamada participación comunitaria y de la
social porque, aun cuando éstas también nos hablen de un tipo de interacción especial entre la sociedad
y el Estado, los objetivos y fines de la acción que caracterizan a estas últimas, se ubican y agotan,
fundamentalmente, en el plano social, es decir, dentro de la comunidad, gremio o sector social en
donde acontecen (Álvarez, 2004; Cunill, 1991). Por el contrario, la participación ciudadana es una acción
colectiva que se despliega y origina simultáneamente en el plano social y estatal. Esto es, no se trata de
una acción exclusiva de una organización social; tampoco es una acción dada al margen o fuera de los
contornos estatales, ni un ejercicio limitado por los contornos de la esfera social o estatal que la origina.
La participación ciudadana es un tipo de acción colectiva mediante la cual la ciudadanía toma parte en la
construcción, evaluación, gestión y desarrollo de los asuntos públicos, independientemente de las
modalidades (institucional–autónoma) por las que esta misma discurra (Álvarez, 2004: 50–51).

Por último, la participación ciudadana se distingue de la participación política porque el conjunto de


actos y relaciones supuestas en el desarrollo de la primera no están enfocados (exclusiva, ni
fundamentalmente) a influir en las decisiones y la estructura de poder del sistema político. Es decir, aun
cuando con el despliegue de estas prácticas ciudadanas se busca incidir en la toma de decisiones que
constituyen el orden de la política y de las políticas,1 se diferencian sustancialmente de las actividades
políticas porque el conjunto de acciones, desplegadas desde este ámbito ciudadano, no pretende ser ni
constituirse en poder político, ni busca rivalizar con éste. Aun cuando la participación ciudadana pueda
concebirse como un canal de comunicación por el que discurren las decisiones que atañen a la
competencia por el poder en un sistema político determinado (elección, sufragio); el alcance de dichas
decisiones no está orientado a desplazar los órganos de carácter representativo, ni mucho menos
constituirse en algún tipo de autoridad política (Pesquino, 1991: 18).

PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN EL PERÚ:

La Constitución Política del Perú mediante el Articulo número 31 con referencia a la participación
ciudadana en asuntos públicos establece que:

 Los ciudadanos tienen derecho a participar en los asuntos públicos mediante referéndum;
iniciativa legislativa; remoción o revocación de autoridades y demanda de rendición de cuentas.
Tienen también el derecho de ser elegidos y de elegir libremente a sus representantes, de
acuerdo con las condiciones y procedimientos determinados por ley orgánica.
 En concordancia con la Ley de los Derechos de participación y control ciudadano, Ley N° 26300,
publicada el 03 de mayo de 1994, menciona que, Es derecho y deber de los vecinos participar en
el gobierno municipal de su jurisdicción. La ley norma y promueve los mecanismos directos e
indirectos de su participación.
 En concordancia con la Ley de los derechos de participación y control de ciudadanos Ley N°
26300, en su artículo 07 expresa que, Tienen derecho al voto los ciudadanos en goce de su
capacidad civil. Para el ejercicio de este derecho se requiere estar inscrito en el registro
correspondiente.
 En concordancia con respecto a la Ley Orgánica de Elecciones según al ejercicio del derecho al
voto, el artículo 07 menciona, El voto es personal, libre, igual y secreto. El derecho al voto se
ejerce sólo con el Documento Nacional de Identidad, otorgado por el Registro Nacional de
Identificación y Estado Civil.

LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA:

La participación política es cualquier acción realizada por un individuo o grupo con la finalidad de incidir
en una u otra medida en los asuntos públicos. Estas acciones pueden orientarse hacia la elección de
cargos públicos, la acción de los actores políticos y las propias políticas públicas, por ende, son
comprendidas como todas aquellas actividades voluntarias ejercidas por la ciudadanía de manera
individual, que se pretende que influyan directa o indirectamente sobre las elecciones políticas en
diversos niveles del sistema político, como han señalado de los principales estudiosos en la participación
política de los Estados Unidos, Max Kaase y Alan Marsh en 1979.

La participación puede darse de manera individual o colectiva y es muy relevante para el


funcionamiento de un sistema político. Por un lado, tiene impacto sobre los propios individuos que se
involucran en la actividad política y, por el otro, afecta a la comunidad a partir de la influencia que dicha
participación puede tener en las decisiones y políticas públicas del sistema político. Participar incluye
tanto las conductas más convencionales y demandadas por el sistema político (como el voto) hasta
aquellas acciones no convencionales que incluyen actividades que incluso podrían ser calificadas como
ilegales o violentas de las cuales iremos explicando mediante la exposición.

La principal dificultad al estudiar la participación política es la diversidad de conductas que pueden


encuadrarse en esta categoría y la distinta naturaleza de estas. La participación política es cualquier
acción que realizan los individuos en el ámbito público y, como tal, puede expresarse a través de
muchísimas manifestaciones diferentes. Podemos votar, postularnos a un cargo, afiliarnos a un partido
político, iniciar o firmar una petición, enviar una carta al periódico, protestar o pintar un grafiti. Todas
esas son formas de participación política.
El abanico de opciones de participación con los que contamos como ciudadanas y ciudadanos por tanto
es muy amplio y nos permite ejercer influencia sobre la vida pública de manera que consideremos más
conveniente y más efectiva en una situación particular. La literatura comparada ha dado varias
clasificaciones de las actividades que pueden ser consideradas como participación política. Aquí te
mostramos algunas:

Cuatro modos de participación que fueron Sidney Verba y Norman H. Nie (1972)

Actividades en campañas políticas: Se refiere, en general, a las actividades desarrolladas por los partidos
políticos y sus militantes;

Actividad comunitaria: Son las actividades de participación en las organizaciones sociales dirigidas a
resolver los problemas de la comunidad;

Contactos con la administración: Entablar contacto o comunicación con las autoridades, con el objetivo
de lograr los intereses personales o comunitarios;

Voto: Participar en las elecciones para definir quiénes van a ocupar los cargos de elección e influir, de
esta manera, en las decisiones públicas.

Hay formas de participación democrática (donde están varias de las que señalan Verba y Nie) que se
diferencian de la participación agresiva (donde se ubican las acciones violentas y de desobediencia civil,
esto es, conductas tradicionalmente consideradas ilegales) (Muller, 1979).

También está la participación electoral vs. participación no electoral, donde se distinguen las electorales
(votar, participar en mítines, colaborar en el desarrollo de la campaña, financiar a un partido) del resto
de actividades de participación.

Otra distinción es la de voz vs. salida propuesta por Albert Hirschman en 1977 y que tiene que ver con
cómo actuamos frente a una situación de descontento. La salida hace referencia a la posibilidad de
ejercer presión con la amenaza de irse del sistema político (dejar de votar en las elecciones, abandonar
un partido; dejar de comprar una bebida azucarada como símbolo de oposición a la política exterior
norteamericana, entre otros) mientras que la voz hace referencia a la posibilidad de comunicar el
descontento hacia el sistema, el partido o la gobierno (ejercer presión, influencia, comunicación).
Cuando la salida es más costosa (por ejemplo, cuando una persona no quiere abandonar su país a pesar
del surgimiento de un sistema autoritario), se ejerce la voz (por ejemplo, participando desde la
oposición para intentar derrocar el régimen) (Anduiza y Bosch, 2004).

Finalmente, hay diferencias entre participación convencional vs. participación no convencional. Sobre
esta manera de diferenciar a la participación te queremos hablar con mayor profundidad, así que
volveremos más adelante sobre ella.

¿QUÉ CONSECUENCIAS TIENE LA PARTICIPACIÓN SOBRE NOSOTROS?

La participación política (o la falta de ella) tiene consecuencias sobre nosotros como miembros de una
comunidad. ¿Cuáles son esos efectos? ¿Qué pasa cuando nos involucramos en las actividades políticas
y/o comunitarias?

Cuando una persona se interesa por la política, se auto considera competente para participar o se siente
cercana a algún partido, su probabilidad de participar en política se incrementa (Anduiza y Bosch, 2004:
56).

Asimismo, puede pensarse a la inversa. Cuanto mayor sea la participación, también mayores serán los
niveles de implicación política y politización de los individuos (Anduiza y Bosch, 2004: 56). Es más,
mientras esa participación suponga un vínculo con otras personas puede incluso favorecer actitudes de
solidaridad, empatía, tolerancia, interés y confianza hacia los demás (Anduiza y Bosch, 2004: 56) así
como también otorgar información útil para la vida cotidiana, apoyo social, bienestar y satisfacción
personal, entre otras.

DERECHOS DE LA PARTICIPACIÓN PÓLÍTICA:

Los derechos de participación política, de acuerdo con lo establecido en el inciso 17 del artículo 2 y en


los artículos 31 y 32 de la Constitución, son, además del derecho de sufragio, la iniciativa legislativa y el
referéndum.

El derecho de iniciativa legislativa faculta a los ciudadanos a formular y presentar proyectos de normas
que pueden abarcar proyectos de reforma constitucional, proyectos de ley, proyectos de ordenanzas
regionales y municipales (artículo 2 literales a, b y d de la Ley 26300, Ley de los Derechos de
Participación y Control Ciudadanos). Estos proyectos deben estar acompañados por la adhesión de al
menos el 0,3% de ciudadanos de la población electoral nacional, en el caso de las iniciativas para la
formación de leyes y de reforma constitucional (artículos 11 y 17 de la Ley 26300 y artículo 206 de
la Constitución); y del 1% del total de electores de la respectiva circunscripción distrital o provincial
cuando se impulse una iniciativa para la formación de una ordenanza municipal (artículo 114 de la Ley
27972, Ley Orgánica de Municipalidades).

En cambio, el derecho de referéndum supone poner en consulta de la ciudadanía un tema de relevancia


pública que amerita su pronunciamiento. Estos temas pueden ser, por ejemplo, una reforma
constitucional, la aprobación de una ley o un tratado internacional o cualquier otro tipo de interés que
requiera un pronunciamiento de la ciudadanía. Como señala el Tribunal Constitucional, «mediante el
referéndum el pueblo participa de la actividad constitucional, legislativa o administrativa; colaborando
directamente en la formulación o reforma de una norma constitucional o legislativa o en la formación de
un acto administrativo. De esta manera, las funciones del Gobierno son ejercidas en forma directa por el
pueblo sin la intermediación de otras instituciones» (sentencia del EXP 003-96-I, caso de la demanda de
inconstitucionalidad de la Ley 26592 que modifica la Ley 26300).

La Constitución en su artículo 32 establece que pueden ser sometidos a referéndum: la reforma total o
parcial de la Constitución, la aprobación de normas con rango de ley, las ordenanzas municipales y las
materias relativas al proceso de descentralización.

En nuestro medio cabe llamar la atención sobre el hecho de que ambos derechos pueden llegar a estar
conectados, puesto que, si un proyecto de iniciativa normativa es rechazado por el Parlamento o por el
Concejo Municipal, el mismo puede ser sometido a referéndum (artículo 16 de la Ley 26300 y 115 de la
Ley 27972). Incluso la reforma constitucional, total o parcial, puede ser sometida a referéndum (artículo
206 de la Constitución). Al respecto, cabría recordar que un tema que fue objeto de iniciativa legislativa
y luego de referéndum estuvo vinculado a la devolución de los aportes al FONAVI. Como se sabe, un
grupo numeroso de ciudadanos presentó una iniciativa legislativa en la que se disponía la devolución de
dichos aportes. El proyecto en mención, siguiendo el procedimiento respectivo, fue rechazado por el
Congreso de la República, lo que motivó que se iniciara un proceso para consultar directamente al
pueblo, vía referéndum, si se aprobaba o no el proyecto de ley que disponía la devolución de los
aportes. El proyecto en mención fue aprobado por referéndum el 3 de octubre de 2010, luego de lo cual
el Congreso tuvo que aprobarlo con la Ley 29625, el 6 de diciembre de 2010.

Con respecto a los alcances, Los derechos de participación política son derechos subjetivos individuales
que facultan a su titular a participar, de modo directo, en la formación de normas - leyes, ordenanzas
municipales y regionales o reforma de la Constitución o de materias relativas al proceso de
descentralización, como la conformación de macro regiones.
Los derechos de iniciativa y referéndum también son principios objetivos que ameritan del Estado el
establecimiento de instituciones, normas y procedimientos para promover, garantizar y hacer efectivo
su ejercicio. En dicho sentido, el ejercicio de los derechos de participación política se canaliza a través
del sistema electoral, conformado por el JNE, la ONPE y el RENIEC.

l derecho de sufragio es el derecho de participación política por excelencia. En dicho sentido, el artículo
2 inciso 17 de la constitución lo reconoce como un derecho fundamental que se ejerce conforme a ley,
en tanto que su artículo 31 establece que todo ciudadano tiene el derecho a elegir y ser elegido, que
técnicamente se denominan como sufragio activo (derecho a elegir) y sufragio pasivo (derecho a ser
elegido).

El derecho de sufragio se puede ejercer una vez que se alcanza la ciudadanía, esto es, cuando se alcanza
la mayoría de edad, a los 18 años. Este derecho se reconoce a todo ciudadano nacido en el Perú, así
como para las elecciones municipales a los extranjeros residentes en la localidad al menos dos años
(artículo 7 de la Ley 26864), con las limitaciones que establecen la propia constitución y la ley de
desarrollo correspondiente.

El sufragio activo —el derecho a elegir— se ejerce a través del voto, acto mediante el cual el ciudadano
expresa su voluntad a través de los procesos electorales con la finalidad de elegir a las autoridades
políticas. Según la constitución el voto es personal (no puede transferirse ni delegarse por
representación), igual (cada voto tiene igual valor, «un hombre, un voto», suele decirse), secreto (solo el
propio ciudadano puede revelar el sentido de su voto, nadie puede intervenir o hacer público el voto de
otro ciudadano) y obligatorio (no es facultativo, es un deber acudir a las urnas) hasta los 70 años de
edad, luego de lo cual el voto es facultativo.

En cambio el sufragio pasivo —el derecho a ser elegido— se ejerce a través de organizaciones políticas,
ya que para poder ser elegido para un cargo público se tiene que ser candidato por una organización
política.

El artículo 43 de la constitución establece que la República del Perú es democrática y que su gobierno es
de carácter representativo. Ello significa que los cargos públicos son ejercidos por representantes
elegidos en procesos de elección democráticos. En dicho sentido el artículo 35 de la constitución
establece que: «Los ciudadanos pueden ejercer sus derechos individualmente o a través de
organizaciones políticas como partidos, movimientos o alianzas, conforme a ley. Tales organizaciones
concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular. Su inscripción en el registro
correspondiente les concede personalidad jurídica»

Una vez que se ha respondido al modo en el que se va a ejercer la participación política. Esta puede
hacerse, como se ha introducido previamente, mediante el voto, campañas de concienciación o de
protesta, influyendo en las decisiones de consumo de un colectivo, contactando con los medios de
masas o con los representantes de los partidos políticos.

Si bien los principales y más conocidos métodos de participación política son los siguientes:

 El voto: como agente físico más sencillo y básico dentro de la de toma de decisiones en el
aparato político.
 La participación en campañas electorales de forma activa.
 La participación en organizaciones políticas, como son los partidos políticos.
 La búsqueda de contacto directo con los políticos, que como representantes del pueblo y la
ciudadanía tienen el deber de atender a las demandas de este, junto con la puesta en contacto
con los medios de comunicación, usados con el objetivo de difundir y dar a conocer mensajes a
un sector más amplio de la población, que no necesariamente participa en la política.
 Protesta política, con movilizaciones populares que intenten transmitir los intereses de la
población a sus representantes.

Existen otras formas directas de participación, que son igualmente mecanismos de opinión y de elección
pública:

 Iniciativa popular: Es un derecho que se le otorga a la ciudadanía para que presente proyectos
de ley y normas ante la corporación pública respectiva.

 Referéndum: Es la consulta que se le hace al pueblo o que un pueblo exige, para que se apruebe
o se rechace un proyecto de norma jurídica o para que se derogue o no una norma ya existente.

 Consulta popular: Es un mecanismo a través del cual, una pregunta de carácter general es
sometida por el Presidente, Gobernador, Alcalde, según el caso, también a considerar del
pueblo, para que este se pronuncie formalmente al respecto. La pregunta puede tratar sobre un
asunto de trascendencia nacional, departamental, municipal, distrital o local.
 Cabildo abierto: Es una reunión pública de los consejos distritales, municipales o de juntas
administradoras locales en la que los habitantes pueden participar directamente con el fin de
discutir asuntos de interés para la comunidad.

 Revocatoria del mandato: Es el derecho político por el cual, los ciudadanos dan por terminado
el mandato que le ha conferido a un cargo público electo.

 Iniciativa popular: Es un derecho que se le otorga a la ciudadanía para que presente proyectos
de ley y normas ante la corporación pública respectiva.

 Referéndum: Es la consulta que se le hace al pueblo o que un pueblo exige, para que se apruebe
o se rechace un proyecto de norma jurídica o para que se derogue o no una norma ya existente.

 Consulta popular: Es un mecanismo a través del cual, una pregunta de carácter general es
sometida por el Presidente, Gobernador, Alcalde, según el caso, también a considerar del
pueblo, para que este se pronuncie formalmente al respecto. La pregunta puede tratar sobre un
asunto de trascendencia nacional, departamental, municipal, distrital o local.

 Cabildo abierto: Es una reunión pública de los consejos distritales, municipales o de juntas
administradoras locales en la que los habitantes pueden participar directamente con el fin de
discutir asuntos de interés para la comunidad.

Revocatoria del mandato: Es el derecho político por el cual, los ciudadanos dan por terminado el
mandato que le ha conferido a un cargo público

PARTICIPACIÓN SOCIAL, CUIDADANA Y COMUNITARIA:

PARTICIPACIÓN SOCIAL:

La participación social implica la agrupación de los individuos en organizaciones de la sociedad civil para
la defensa y representación de sus respectivos intereses, por ejemplo, grupos de inmigrantes,
discapacitados, Que buscan el mejoramiento de las condiciones de vida o defensa de intereses.

El desarrollo de este tipo de participación articula el tejido social organizacional que puede tener
presencia importante en el desarrollo de nuevas formas de participación, sobre todo en la esfera de lo
público.
La participación social es un derecho humano esencial de toda persona y, una sociedad puede
considerarse democrática cuando todos sus ciudadanos participan.

La participación social es uno de los componentes más relevantes de la construcción de la democracia y,


a través de ella, se contribuye a asegurar el cumplimiento de otros derechos.

PARTICIPACIÓN CIUDADANA:

La participación ciudadana se entiende como la intervención de los ciudadanos en la esfera pública en


función de intereses sociales de carácter particular.

Desde la perspectiva normativa, el término de participación ciudadana puede restringirse a aquellos


casos que representan una respuesta, individual o colectiva, de la sociedad a una convocatoria realizada
por parte de las autoridades gubernamentales en aquellos espacios institucionales que estas designan o
crean para el efecto.

En la democracia representativa vigente, en ocasiones, una parte de la sociedad es la que detenta el


poder de representación tomando decisiones de forma legítima que afectan a una mayoría. En este
sentido, es conveniente combinar lógicas de representación y participación directa.

PARTICIPACIÓN COMUNITARIA:

La participación comunitaria es el conjunto de acciones desarrolladas por diversos sectores


comunitarios, en la búsqueda de soluciones a sus necesidades específicas. Se encuentra unida al
desarrollo comunitario de un sector o un grupo comunitario y tiene como eje el mejoramiento de las
condiciones de vida en la comunidad.

En la participación comunitaria es el propio grupo quien estipula las relaciones en función del problema,
al cual busca solución mediante un proyecto de desarrollo de mejoras o cambio de la situación. Una de
las características de la participación comunitaria es que busca mejorar el bienestar de los miembros de
la comunidad en función de valores que le son propios, para que la mejora pueda ser sostenible en el
tiempo.

De esta manera, los problemas de la comunidad pueden ser resueltos de manera endógena, sin requerir
la iniciativa de entes externos y las soluciones se ajustan a su entorno porque surgen del consenso de
sus miembros.

FORMAS DE PARTICIPACIÓN POLÍTICA:

CONVENCIONAL

la participación política convencional trata aquellas acciones incentivadas por el Estado y la


Constitución, además que indica el derecho a la ciudadanía, es decir, al sufragio, sin importar rango
social, sexo, religión,etc. En cambio, en la no convencional, las actividades traspasan los mecanismos
institucionales de participación y, en algunos casos, van contra la ley. Pueden ser desde peticiones y
manifestaciones pacíficas hasta actos violentos y vandálicos.

Molina y Pérez (1995) sustenta que existen cinco tipos de participación política convencional:

 Votar. El sufragio en distintos tipos de elecciones es considerado dentro de esta categoría.


 Campaña política. Postular como candidato, ser miembro de un partido, asistir a reuniones
políticas, el proselitismo por un candidato, donar dinero para campañas políticas, pedir firmas,
entre otras actividades, están incluidas.
 Actividad particular. Se refiere a tener contacto con funcionarios públicos, ya sea en forma
personal o por medio de cartas, peticiones individuales, etc.
 Actividad comunitaria. Todo trabajo que este orientado a solucionar alguna problemática de la
comunidad, provincia o nación.
 Ejercicio de cargos públicos de dirección política. La labor de los funcionarios de administración
pública es integrar los equipos de trabajo vinculados al diseño, aprobación, ejecución y
evaluación de las políticas públicas.

NO CONVENCIONAL:

esta se refiere a “participar en una sentada, boicot o una manifestación, participar de grupos
ciudadanos, cortar rutas o calles, ocupar edificios públicos, involucrarse en huelgas ilegales y la
desobediencia civil” (Brussino, Rabbia y Sorribas, 2009).

De esta manera, estos ciudadanos, con el objetivo de expresar su punto de vista sobre diversos temas,
suelen ir por otros canales al de las leyes establecidas, pero no siempre ilegales, para la participación
(Brussino, Sorribas, Rabbia y Imhoff, 2013).

AGENTES DE LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA:

Al hablar acerca de los grupos de personas que participan políticamente se establecen,


fundamentalmente, dos sistemas de clasificación, dependiendo de si atienden al nivel o al tipo de
participación:

En función del nivel de participación, se puede dividir a su vez en:

1. Apáticos: aquellos que no ejercían su derecho al voto.

2. Espectadores: los que solo se limitaban a votar.

3. Gladiadores: los que tomaban parte de forma activa en la campaña electoral, así como en las
demás actividades implicadas.
En función del tipo de participación pudiendo subdividirse en:

1. Inactivos: tratándose de individuos que no ejercen ningún tipo de participación.

2. Conformistas: siendo éstos aquellos que solo participan de vez en cuando.

3. Contestatarios: refiriéndose a los grupos de personas que se movilizan de forma directa.

4. Reformistas: los grupos de personas que se movilizan de forma institucional.

5. Activistas: que se movilizan tanto de forma directa como institucional.

No obstante, no se puede desvincular esta clasificación por el nivel y el tipo de participación de cada
individuo o de los colectivos de los factores o los motivos que empujan a la toma de ese movimiento y,
por consiguiente, del inicio de la participación política.

NIVEL DE LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA:

La participación ciudadana supone una redistribución del poder entre los individuos. La composición
social ofrece un marco complejo en el que existen presiones y desventajas que deben enfrentar los
grupos marginados por lo cual la participación ciudadana debe integrar a los distintos grupos y actores
en la el nivel participativo deseado. En una realidad en que exista una pronunciada diferencia
económica, se puede esperar que la participación articule los intereses en demandas hacia una mejor
distribución del ingreso; en una situación de diferencias basadas en sistemas de valores, las
manifestaciones pueden orientarse hacia el reconocimiento o la expresión de la identidad de estos
grupos. Para este propósito, la participación ciudadana tiene la capacidad potencial de integrar a los
individuos no-ciudadanos2 en la redistribución del poder.

Sherry Arnstein (1971) sostiene que la participación ciudadana es solo un término categórico del poder
ciudadano. Es la redistribución del poder que permite a los no-ciudadanos ser integrados para compartir
los beneficios de la sociedad. Sin embargo advierte la existencia de una diferencia crítica entre un ritual
vacío de participación y tener el poder real necesario para afectar el resultado de un proceso. En esto
consiste la capacidad real de la participación ciudadana de redistribuir el poder. Las estrategias
comunicativas y los mecanismos de participación que se integran a los marcos normativos son definidos
por los actores relevantes o poderosos. El nivel en que la participación ciudadana permite a los
ciudadanos tener el poder real de influir en el proceso de la política depende directamente del cálculo
de distribución de poder tolerada por los actores relevantes que se manifiesta de manera formal en los
marcos normativos o en el diseño de las modalidades de participación a seguir. Para clarificar esta idea,
en un texto clásico de la participación ciudadana, Arnstein (1971) propone una tipología de ocho niveles
de participación que es representada gráficamente por una escalera en la que cada nivel de
participación se instala de manera ascendente en cada uno de los escalones. Cada escalón corresponde
a la cantidad de poder ciudadano en la determinación del producto final del proceso.

IMPORTANCIA DE LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA:

Sydney Verba y Gabriel Almond, en 1963, desarrollaron una tipología para las diferentes graduaciones
de la “cultura cívica”, entendida esta como la voluntad explícita de los individuos para participar en los
asuntos públicos. Después de clasificar la participación cívica en “parroquial”, “subordinada” y
“participativa”, veían en esta última la verdadera forma de participación y la única que le podría dar
estabilidad a la democracia. Esto se relaciona con la idea de asumir cada uno las riendas del devenir
político, pues cada ciudadano puede hacer oír su voz, organizarse y demandar bienes y servicios del
gobierno. Es decir, se trata de ejercer influencia sobre las decisiones políticas y de vigilar su correcta
aplicación.

Para comprender el concepto que ahora nos ocupa, es necesario distinguir entre participación política
en sentido de la colaboración en los procesos políticos y participación política en el sentido de tomar
parte de los bienes materiales y culturales de una sociedad. Sin embargo, hay que anotar que en las
teorías del desarrollo más modernas se busca relacionar estrechamente ambos aspectos de la
participación política, añadiendo incluso un tercer elemento: la activa participación de la población en el
proceso de desarrollo. La palabra “participación” nos indica que se está “tomando parte”, pudiéndose
distinguir una concepción instrumental y una normativa de la participación política. Hablamos de un
enfoque instrumental al referirnos a todas aquellas formas de participación política que llevan a cabo los
ciudadanos de forma voluntaria, personal o colectivamente, con el fin de influir directa o indirectamente
a su favor en las decisiones políticas. Por lo tanto, se toma parte, se consideran valores y se defienden
intereses. Los destinatarios, en una democracia, son quienes toman las decisiones políticas en las
diferentes áreas y niveles del sistema político. Por otro lado, para el enfoque normativo la participación
adquiere otra calidad, pues no solamente es un medio para un fin, sino también un objetivo y un valor
en sí misma. En este sentido además de ejercer influencia en la marcha de la comunidad y de
representar intereses legítimos de la misma, es parte de la realización personal del ciudadano en la
gestión del bien común, es decir, es parte de la actividad política, de la lucha por el recto orden. De
acuerdo con esto, el enfoque instrumental de la participación está orientado hacia el conflicto y posee
un carácter más individual, mientras que el enfoque normativo se orienta hacia el consenso y es
comunitario y expresivo.

De igual manera conviene definir a la participación como un derecho, en específico un derecho


democrático según la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en su resolución 1999/57,
en donde ofreció una lista de los derechos a una gestión pública democrática, entre los que se
encuentran los siguientes: 1) El derecho a la libertad de opinión y de expresión, de pensamiento, de
conciencia y de religión, de asociación y de reunión pacíficas; 2) el derecho a la libertad de investigar y
de recibir y difundir información e ideas por cualquier medio de expresión; 3) el imperio de la ley,
incluida la protección jurídica de los derechos, intereses y seguridad personal de los ciudadanos y la
equidad en la administración de la justicia, así como la independencia del Poder Judicial; 4) el derecho al
sufragio universal e igual, así como a procedimientos electorales periódicos y libres; 5) el derecho a la
participación política, incluida la igualdad de oportunidades de todos los ciudadanos para presentarse
como candidatos; 6) instituciones de gobierno transparentes y responsables; 7) el derecho de los
ciudadanos a elegir su sistema de gobierno por medios constitucionales u otros medios democráticos; 8)
el derecho de acceso, en condiciones de igualdad, a la función pública en el país propio.

En ese sentido, al ya haber sido reconocida la participación como un derecho, el Estado se encuentra
obligado a protegerla y resguardarla. Pero en realidad, lo más destacable de este punto es que los ocho
incisos anteriores forman parte de la participación política, pues sin uno de ellos no es dable propiciar el
otro. Es decir, aún y cuando la participación política fue señalada como un derecho, este no podría
entenderse sin los demás, al estar directamente relacionados, principalmente nos referimos al derecho
de acceso a la información y el derecho a la libertad de expresión y opinión. En este punto, tienen un
papel protagónico las redes sociales que, en los últimos años, se han caracterizado por lograr informar
(o, a veces, mal informar) a la población, organizarla e incluso mover a grandes grupos, llegando en
ocasiones a jugar un papel influyente en la toma de decisiones.

Finalmente, resulta conveniente identificar la principal diferencia entre participación ciudadana y


participación política, pues en algunas ocasiones podemos caer en el extremo de usar los términos como
sinónimos. La participación política se refiere a las acciones efectuadas por los ciudadanos dentro de las
instituciones formales y los mecanismos legales del sistema político. Por lo contrario, la participación
ciudadana se ejerce cuando el ciudadano realiza acciones públicas que tienen por destino la interacción
con el Estado en el sentido de influir en este para establecer en conjunto la planeación programática. En
tales consideraciones, la principal diferencia es que la participación ciudadana no siempre llega a tener
injerencia en el ámbito político o a través de las vías legales y busca establecer las propuestas, planes,
programas y presupuestos de las políticas públicas y sus respectivos métodos de ejecución, supervisión,
evaluación y rendición de cuentas. Entonces, la participación ciudadana resulta ser la que abre los
espacios para que los ciudadanos puedan tener una participación política. Por eso resulta conveniente
también analizar una definición de participación ciudadana que consigna Galindo Vélez, quien precisa
que debe ser una “auditoría social”, cotidiana y en todos los ámbitos y quehaceres de la sociedad, que
sirva para asegurarse que la aplicación de la ley y los procesos judiciales se hacen conforme a derecho y
sin corrupción, pues si el Poder Ejecutivo está facultado para verificar el cumplimiento de las
obligaciones fiscales de los ciudadanos como contribuyentes, es justo que la sociedad pueda vigilar el
correcto funcionamiento del gobierno. Bajo ese contexto podemos afirmar que, si la participación
ciudadana de manera global debe entenderse como una auditoría, esta fiscalización invariablemente
deberá concluir en la participación política de los ciudadanos, pues es a través de las instituciones o de
los medios políticos que podrán sancionar a los funcionarios. Sin embargo, esta manera de entender a la
participación ciudadana no podrá ser acuñada sin una sociedad organizada, con ciudadanos íntegros que
en realidad busquen alcanzar el bienestar de la comunidad y no solamente el propio. En efecto,
podemos concluir que para que haya una participación ciudadana que pueda satisfacer las necesidades
de nuestros países debe haber una sociedad organizada bajo los valores de la democracia; pero para
que este requisito se cumpla, debe haber una cultura política acorde a dichos valores. De ahí la
importancia de la participación de los ciudadanos en la esfera política, empezando por cobrar conciencia
de nuestra corresponsabilidad en los asuntos públicos y de la imperiosa necesidad de ejercer nuestro
derecho al voto de manera informada, respetuosa y libre.

MOTIVOS DE LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA:

En cada colectivo y circunstancias particulares hay una serie de factores que intervienen para el
desarrollo de un tipo de participación u otra, sin embargo hay puntos dentro de estos factores que
resultan relevantes para la ciencia política en cuanto a que ciertos de estos aspectos pueden alentar o
no la participación ciudadana (por ejemplo, la participación ciudadana en adultos jóvenes es poca, pues
uno de los factores que influyen en su participación son los incentivos materiales de manera
instantánea). Estos, se den en un país o en forma varios de manera simultánea o comparada, pueden
dar pistas para la identificación de las diferencias en los niveles de participación entre grupos sociales o
países distintos, pudiendo así incluir modelos que expliquen las variables que conforman estas
diferencias. Unos datos que proporcionan más detalles acerca de los niveles de alta o baja participación
atendiendo a grupos determinados dentro de las sociedades o países, pudiendo ser usados por los
agentes gubernamentales para implementar medidas legislativas que faciliten o mejoren los sistemas de
participación más habituales, como por ejemplo las votaciones. No obstante, esta práctica no sólo
aporta beneficios para la organización política, sino que, al igual que se pueden aprobar medidas para
facilitar las vías de participación política y ciudadana, la información recogida puede ser usada de la
misma manera para hacer más difícil la comunicación entre participantes políticos y el aparato de
gobierno instalado, limitando así las libertades de todos los ciudadanos. De esta forma, las referencias
recogidas de los niveles participativos proporcionan datos que son la base de los análisis que
contribuyen, tanto a la mejora como al empeoramiento de los sistemas políticos vigentes en la
actualidad o en el pasado, aunque siempre ayudando a que haya una mayor comprensión de cómo
funcionan. Los estudios realizados hasta la fecha han dividido los factores influyentes en el nivel de
participación en dos clases: individuales e institucionales.

En primer lugar, mediante el análisis de los datos a los que se tiene acceso, se busca averiguar si hay
características de carácter individual o características sociológicas y psicológicas que estén asociadas con
los niveles de participación. Se refieren a una serie de recursos individuales, como son la edad, el nivel
educativo, los ingresos, el tiempo disponible, etc. que pueden condicionar por qué las personas se
mueven y el momento en el que deciden hacerlo. Los resultados obtenidos indicaron que los más
activos eran los adultos, situándose por encima de los jóvenes y ancianos. En cuando a la diferenciación
por sexos, los hombres, tendían a ser más participativos que las mujeres y en cuanto a los recursos
socioeconómicos, aquellos con un mayor nivel de los mismos se movilizaban más que aquellos con un
nivel inferior. Sin embargo, el factor más importante y determinante en todos los campos anteriores es
la educación recibida, siendo las personas con un mayor nivel de educación formal las que presentaban
mayores niveles de participación política. En cuanto al grado de motivación personal de cada individuo,
este venía muy relacionado con las redes sociales y a la pertenencia a los grupos y organizaciones de
carácter político. Tratándose de organizaciones de reivindicación, movilización, cohesionadas y
proyectados hacia los objetivos y cambios a conseguir. Esto se debía al interés que las personas
integrantes de estos colectivos mostraban en la política, y que encontraban reforzado en un ambiente
en el que el resto de los miembros compartía sus aspiraciones y metas. Estos grupos fomentaban la
integración de los componentes del grupo, creando una identidad política común, manteniendo a la
comunidad activa y comprometida entre sí y con su fin.

En segundo lugar, los aspectos institucionales tienen características propias del sistema político en el
que se encuentran, así como del sistema judicial que lo rige. Dentro de las facultades que otorga el
sistema jurídico están las competencias y detalles del sistema electoral, entre las que se encuentran el
tipo de sistema del que se trata (como si es proporcional o no, habiéndose demostrado que los sistemas
proporcionales provocan mayor participación que los mayoritarios, donde los votantes tienden a sentir
que con los sistemas mayoritarios, su voto no se ve reflejado en los representantes electos, por lo que
optan por no votar9), la obligatoriedad del voto, los derechos y facilidades del elector, el registro
electoral, etc. todos ellos aspectos que dependiendo de su organización tienen la capacidad de alterar
los niveles de participación política. Si a esto se unen los esfuerzos que hacen los partidos políticos y
otras grandes organizaciones sociales de influencia, entran en juego los distintos clivajes que se dan
dentro de la ciencia política. Todos estos aspectos están estrechamente vinculados con la evolución que
a lo largo del proceso histórico, que ha llevado a un sistema político con unas normas e instituciones.
Son esas normas las que organizan los conflictos intentando que las decisiones lleguen a vincular al
número mayor de personas posible. Sin embargo, si estos sistemas no solucionan los problemas de la
gente, pierden legitimidad ante el público general.

DEMOCRACIA Y MECANISMO DE LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA:

Ante el concepto de democracia, encontramos dos teorías normativas y dos enfoques distintos que
atienden a la relación de la participación ciudadana con ella. Por una parte, encontraríamos una que
afirma que, a mayor participación, habría mayor democracia y otra que afirma todo lo contrario.

Según la primera, apoyada en la llamada escuela elitista de la democracia, surgida a mediados del siglo
XX, las élites democráticas tendrían una mayor autonomía y libertad con poca participación política. Ya
que esto propiciaría una democracia más estable, dado que las élites, que controlarían el sistema
político, serían las únicas con la cultura política y la verdadera vocación democrática necesarias como
para guiar una auténtica democracia. En este sentido, altos niveles de participación de las masas,
podrían desequilibrar ese sistema político, acabando con el objetivo de alcanzar el mayor grado de
bienestar posible para todos.
Por otra parte, la escuela de la democracia participativa defendía, siguiendo la idea de Rousseau, que
para proseguir en el camino de la democratización, se debían potenciar mecanismos de participación
política, que facilitaran el poder y el control ejercido por la ciudadanía sobre los que gobernaban, así
como la potenciación de vías de comunicación entre unos y otros, algo más sencillo de llevar a cabo hoy
en día dadas las infraestructuras tecnológicas existentes.

Atendiendo a la última teoría, dentro de los modelos de participación política brindados, aparece un
comportamiento de participación en la que ésta puede ser de carácter representativo o directo.

Participación representativa: se plantea a través de la elección de unos individuos (representantes) que


toman un lugar privilegiado a modo de delegados del colectivo, transmitiendo los intereses de los demás
a los órganos del sistema político. Así los ciudadanos influencian a sus representantes más lejanos, pero
no participan de forma directa en las decisiones ni en la política diaria.

Participación directa: se involucra a la ciudadanía en la toma de decisiones. Si la democracia


representativa no consigue las soluciones de los problemas de la sociedad, en ocasiones se aboga por
una intervención directa de la población, en la que ésta tendría una participación continua en la toma de
decisiones diarias, decidiendo en su conjunto.

Una vez que se ha respondido al modo en el que se va a ejercer la participación política. Esta puede
hacerse, como se ha introducido previamente, mediante el voto, campañas de concienciación o de
protesta, influyendo en las decisiones de consumo de un colectivo, contactando con los medios de
masas o con los representantes de los partidos políticos.

Si bien los principales y más conocidos métodos de participación política son los siguientes:

 El voto: como agente físico más sencillo y básico dentro de la de toma de decisiones en el
aparato político.
 La participación en campañas electorales de forma activa.
 La participación en organizaciones políticas, como son los partidos políticos.
 La búsqueda de contacto directo con los políticos, que como representantes del pueblo y la
ciudadanía tienen el deber de atender a las demandas de este, junto con la puesta en contacto
con los medios de comunicación, usados con el objetivo de difundir y dar a conocer mensajes a
un sector más amplio de la población, que no necesariamente participa en la política.
 Protesta política, con movilizaciones populares que intenten transmitir los intereses de la
población a sus representantes.
Existen otras formas directas de participación, que son igualmente mecanismos de opinión y de elección
pública:

 Iniciativa popular: Es un derecho que se le otorga a la ciudadanía para que presente proyectos
de ley y normas ante la corporación pública respectiva.

 Referéndum: Es la consulta que se le hace al pueblo o que un pueblo exige, para que se apruebe
o se rechace un proyecto de norma jurídica o para que se derogue o no una norma ya existente.

 Consulta popular: Es un mecanismo a través del cual, una pregunta de carácter general es
sometida por el Presidente, Gobernador, Alcalde, según el caso, también a considerar del
pueblo, para que este se pronuncie formalmente al respecto. La pregunta puede tratar sobre un
asunto de trascendencia nacional, departamental, municipal, distrital o local.

 Cabildo abierto: Es una reunión pública de los consejos distritales, municipales o de juntas
administradoras locales en la que los habitantes pueden participar directamente con el fin de
discutir asuntos de interés para la comunidad.

 Revocatoria del mandato: Es el derecho político por el cual, los ciudadanos dan por terminado
el mandato que le ha conferido a un cargo público electo.

LEYES A FAVOR DE LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA:

Esta ley fue, publicada el 2 de mayo de 1994 en el diario oficial el peruano llamada: LEY DE LOS
DERECHOS DE PARTICIPACIÓN Y CONTROL CIUDADANOS - LEY 26300 esta ley a su vez se encuentra
comprendido por:

TITULO I

DISPOSICIONES GENERALES

CAPITULO I

DE LOS DERECHOS DE PARTICIPACIÓN Y CONTROL CIUDADANOS

Artículo 1.- La presente ley regula el ejercicio de los derechos de participación y control

de ciudadanos de conformidad con la Constitución.

Artículo 2.- Son derechos de participación de los ciudadanos los siguientes:

a) Iniciativa de reforma constitucional;

b) iniciativa en la formación de leyes;

c) referéndum;
d) iniciativa en la formación de ordenanzas regionales y ordenanzas municipales; y,

e) otros mecanismos de participación establecidos en la legislación vigente.

Artículo 3.- Son derechos de control de los ciudadanos los siguientes:

a) Revocatoria de Autoridades,

b) Remoción de Autoridades;

c) Demanda de Rendición de Cuentas; y,

d) Otros mecanismos de control establecidos por la presente ley para el ámbito de los

gobiernos municipales y regionales.

Artículo 4.- La solicitud de iniciación del procedimiento se presenta ante la autoridad

electoral acompañada de la iniciativa correspondiente y la relación de los nombres,

documentos de identificación, firmas o huellas digitales de los promotores de la iniciativa,

así como del domicilio común señalado para los efectos del procedimiento.

Artículo 5.- La autoridad electoral establecerá la forma como el ciudadano que tenga

impedimento físico para firmar o que sea analfabeto, ejercerá sus derechos de

participación.

Artículo 6.- Recibida la solicitud de iniciación del procedimiento, la autoridad electoral

verifica la autenticidad de las firmas y expide las constancias a que haya lugar.

Corresponde al Registro Nacional de Identificación y Estado Civil la verificación de firmas

de adherentes para iniciar cualesquiera de los procedimientos normados por la

presente Ley.

Artículo 7.- Los Derechos de Participación y Control Ciudadano a que se refieren los

incisos d) y e) del Artículo 2 y d) del Artículo 3 de la presente ley; así como el referéndum

sobre normas municipales y regionales serán regulados por las leyes orgánicas que

reglamenten lo referente a los Gobiernos Locales y Regionales.

CAPITULO II

DE LA PRESENTACIÓN DE INICIATIVAS

Artículo 8.- Cuando la verificación de las firmas y la habilitación de los suscriptores para

votar en la jurisdicción electoral, en la que se ejerce la iniciativa resulte conforme a ley, la

autoridad electoral emite resolución admitiendo la iniciativa ciudadana e incluyendo en


ella, según corresponda, el texto del proyecto en caso de iniciativa normativa, el

argumento que acompaña la iniciativa de Revocatoria o Remoción de Autoridades, el

pliego interpelatorio cuando se trate de Demanda de Rendición de Cuentas o la materia

normativa sujeta a Referéndum.

Artículo 9.- Los promotores podrán designar personeros ante cada uno de los órganos

electorales para presenciar y fiscalizar todos los actos del proceso.

Artículo 10.- Depurada la relación de suscriptores y no alcanzado el número necesario,

los Promotores tendrán un plazo adicional de hasta treinta días para completar el número

de adherentes requerido.

TITULO II

DE LAS DISPOSICIONES ESPECIFICAS

CAPITULO I

DE LA INICIATIVA LEGISLATIVA

Artículo 11.- La iniciativa legislativa de uno o más proyectos de ley, acompañada por las

firmas comprobadas de no menos del cero punto tres por ciento (0.3%) de la población

electoral nacional recibe preferencia en el trámite del Congreso. El Congreso ordena su

publicación en el diario oficial.

Artículo 12.- El derecho de iniciativa en la formación de leyes comprende todas las

materias con las mismas limitaciones que sobre temas tributarios o presupuestarios tienen

los congresistas de la República. La iniciativa se redacta en forma de proyecto articulado.

Artículo 13.- El Congreso dictamina y vota el proyecto en el plazo de 90 días calendario.

Artículo 14.- Quienes presentan la iniciativa pueden nombrar a dos representantes para

la sustentación y defensa en la o las comisiones dictaminadoras del Congreso y en su

caso en el proceso de reconsideración.

Artículo 15.- Si existiese uno o más proyectos de ley, que versen sobre lo mismo o que

sean similares en su contenido al presentado por la ciudadanía, se votará cada uno de

ellos por separado en el Congreso.

Artículo 16.- Todo referéndum requiere una iniciativa legislativa desaprobada por el

Congreso, la misma que puede ser sometida a referéndum conforme a esta ley, siempre
que haya contado con el voto favorable de no menos de dos quintos de los votos del

número legal de los miembros del Congreso.

CAPITULO II

DE LA INICIATIVA DE REFORMA CONSTITUCIONAL

Artículo 17.- El derecho de iniciativa para la Reforma parcial o total de la Constitución

requiere la adhesión de un número de ciudadanos equivalente al cero punto tres por

ciento (0.3%) de la población electoral nacional.

Artículo 18.- Las iniciativas de Reforma Constitucional provenientes de la ciudadanía se

tramitan con arreglo a las mismas previsiones dispuestas para las iniciativas de los

congresistas.

Artículo 19.- Es improcedente toda iniciativa de reforma constitucional que recorte los

derechos ciudadanos consagrados en el Artículo 2 de la Constitución Política del Perú.

CAPITULO III

DE LA REVOCATORIA Y REMOCIÓN DE AUTORIDADES

Artículo 20.- La revocatoria es el derecho que tiene la ciudadanía para destituir de sus

cargos a:

a) alcaldes y regidores.

b) presidentes regionales, vicepresidentes y consejeros regionales.

c) Jueces de paz que provengan de elección popular.

Artículo 21.- Procedencia de solicitud de revocatoria

Los ciudadanos tienen el derecho de revocar a las autoridades elegidas.

La solicitud de revocatoria se refiere a una autoridad en particular, procede por una sola

vez en el período del mandato y la consulta se realiza el segundo domingo de junio del

tercer año del mandato para todas las autoridades, salvo el caso de los jueces de paz que

se rige por ley específica.

La solicitud se presenta ante la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), debe

estar fundamentada y no requiere ser probada. La Oficina Nacional de Procesos

Electorales (ONPE) resuelve las solicitudes presentadas en un plazo no mayor de treinta


(30) días calendario, en caso de ser denegada procede recurso de apelación ante el

Jurado Nacional de Elecciones (JNE) el cual resuelve dicho recurso en un plazo no mayor

de quince (15) días calendario. No procede recurso alguno contra dicha resolución. El

Jurado Nacional de Elecciones (JNE) convoca a consulta popular para las solicitudes que

han sido admitidas.

Las causales de vacancia o suspensión y los delitos no pueden ser invocados para

sustentar los pedidos de revocatoria.

La adquisición de kits electorales para promover la revocatoria se podrá efectuar a partir

de junio del segundo año de mandato de las autoridades a que se refieren los incisos a) y

b) del artículo 20 de la presente Ley.

Los fundamentos deben ser hechos públicos por los promotores y por los organismos

electorales a través de los medios de comunicación desde que se declara admitida la

solicitud de revocatoria y hasta que se realice la consulta.

Artículo 22.- Requisito de adherentes

La consulta se lleva adelante en cada circunscripción electoral si la solicitud está

acompañada del veinticinco por ciento (25%) de las firmas de los electores de cada

circunscripción y ha sido admitida.

Artículo 23.- Porcentaje de votación en la revocatoria

Para revocar a una autoridad se requiere la mitad más uno de los votos válidos.

Para que proceda la revocatoria deberán haber asistido por lo menos el cincuenta por

ciento (50%) de los electores hábiles del padrón electoral.

Artículo 24.- Reemplazo de la autoridad revocada

El Jurado Nacional de Elecciones (JNE) acredita como reemplazante de la autoridad

revocada —salvo los jueces de paz—, para que complete el mandato, según las

siguientes reglas:

a) Tratándose del presidente regional, al vicepresidente regional.

b) Tratándose del vicepresidente regional, a quien resulte elegido por el Consejo

Regional entre sus miembros hábiles integrantes de la lista a la que pertenece la

autoridad revocada, con votación simple.


c) Tratándose simultáneamente del presidente y vicepresidente regional, a quienes

elija el Consejo Regional entre sus miembros hábiles integrantes de la lista a la

que pertenecen las autoridades revocadas, con el voto favorable de la mitad más

uno del número legal de los consejeros.

d) Tratándose de un consejero regional, al correspondiente accesitario.

e) Tratándose de un alcalde, al primer regidor accesitario en su misma lista.

f) Tratándose de un regidor, al correspondiente accesitario de su lista.

Artículo 25.- Reemplazo de revocados

Quienes reemplazan a los revocados completan el período para el que fueron elegidos

éstos. En ningún caso hay nuevas elecciones.

CONCLUSIONES:

 La participación nos permite ser actores políticos capaces de influir en la vida pública.
 Nos hace bien cuando suponga un vínculo con otras personas e incluso puede favorecer
actitudes de solidaridad, empatía, tolerancia, interés y confianza hacia los demás.
 Nos brinda información útil para la vida cotidiana, apoyo social, bienestar y satisfacción
personal, entre otras.
 La participación cambia nuestra visión de la política, de la democracia y de la sociedad.
 También puede producir cierta desilusión y/o desencanto al comprobar que nuestros esfuerzos
de participación no han tenido los resultados que esperábamos o al identificar actitudes
intolerantes entre ciudadanas y ciudadanos.
 La participación política es muy importante porque gracias a ella podemos hacer democracia y
por ende dar a conocer cada una de nuestras problemáticas que afectan a la sociedad y damos
nuestras ideas para la resolución de dichos problemas en ámbito público.
 la participación política lo ejercen todas las personas porque todos tienen derecho a elegir y
hacer elegidos de manera igualitaria y equitativa.
 si hablamos de la participación política es el conjunto de acciones llevadas a cabo de todos los
ciudadanos involucrados en la política de forma directa con sus opiniones y decisiones.

 La importancia de la participación política es importante debido a que en ella se fundamentan los principios
básicos de la democracia en general, de caso contrario no se estuvieran respetando nuestros derechos.
Ejercerla nos ayuda
a dar a conocer nuestras ideas, elegir a nuestros gobernantes, influir en la política estatal o intervenir en la
dirección del estado, así también estamos tomamos decisiones en nuestras condiciones de vida. Por ello,
es muy importante porque básicamente “¨la democracia” mantiene a una sociedad y a través de la
participación podemos poner en manifestación el acuerdo o el desacuerdo de nosotros como ciudadanos
hacia un partido político y su régimen.

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