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GRUPOS 2 Y 3
B.F. MACERA
Clases de órganos
Los órganos pueden clasificarse de acuerdo con un criterio estructural y con arreglo a un
criterio funcional.
Clasificación por el criterio estructural
De acuerdo con el criterio estructural, los órganos pueden clasificarse en función de la norma
que los establece o en función de su estructura.
Con arreglo a la norma que los establece, los órganos pueden clasificarse en órganos
constitucionales (previstos en la CE) y órganos no constitucionales (como, por ejemplo, los
ministerios). También pueden clasificarse en órganos necesarios (como, por ejemplo, los
delegados del gobierno en la Comunidad autónoma) y órganos facultativos (como, por
ejemplo, los secretarios de Estado).
De acuerdo con su estructura, los órganos pueden clasificarse, en función de su
composición, en órganos complejos (constituidos por otros órganos como, por ejemplo, un
ministerio) y órganos simples (como, por ejemplo, un subdirector general). De acuerdo con
este mismo criterio, en función del modo de designación de sus titulares, los órganos pueden
clasificarse en órganos representativos (como, por ejemplo, el Pleno del Ayuntamiento) y
órganos no representativos (como, por ejemplo, un director general). Finalmente, los
órganos pueden clasificarse, en función del numero de titulares, en órganos unipersonales
(como un ministro) y órganos colegiados (como, por ejemplo, el Consejo de ministros), a los
que más adelante dedicaremos unas palabras.
El vicio de incompetencia
Cuando un órgano actúa sin competencia, se produce la invalidez de la actuación. La sanción
de esta invalidez será la nulidad radical (o de pleno derecho) en caso de incompetencia
material o territorial (artículo 62.1.b de la LRJPAC). Hablamos en este caso de incompetencia
manifiesta. En caso de incompetencia jerárquica (llamada no manifiesta), la sanción de la
invalidez de la actuación será la nulidad relativa (llamada también “anulabilidad”), según se
desprende del artículo 63.1 de la LRJPAC.
Clases de competencias
En primer lugar, las competencias pueden clasificarse por el criterio de la forma de
atribución. De acuerdo con este criterio, hemos de distinguir entre competencia genérica
(que se atribuye a un órgano por referencia a las competencias de otros órganos:
“competencia residual” del Alcalde, por ejemplo, descrita en el artículo 21 de la Ley de Bases
de Régimen Local) y competencia especifica (que se atribuye sin hacer referencia a las
competencias de otros órganos).
Por el criterio de la forma en que deben ser ejercidas, podemos distinguir entre
competencia reglada y competencia discrecional. Para más detalles sobre esta distinción, me
remito a lo que se explica con detalle en la primera unidad didáctica.
Por el criterio del alcance en relación con la materia, las competencias pueden
clasificarse en competencias exclusivas y no exclusivas. Las competencias exclusivas son
aquellas cuya titularidad se atribuye a un Ente u órgano con exclusión de los demás. Son
absolutas cuando su ejercicio agota la vía administrativa (veremos el significado de esta
expresión) y son relativas cuando no. Las competencias no exclusivas pueden ser
compartidas (funciones distintas sobre una misma materia que se atribuyen a diversos
sujetos u órganos), indistintas (funciones idénticas sobre una misma materia), conjuntas
(funciones sucesivas sobre una misma materia) o alternativas.
Jerarquía y tutela
Ambos conceptos aluden a dos tipos de relaciones de subordinación que se dan en la
organización administrativa, como manifestaciones del principio de unidad.
La jerarquía se da exclusivamente en el seno de una misma Administración (se trata de una
relación interorgánica). Es el cauce a través del cual los órganos superiores dirigen y
controlan la actividad de los órganos inferiores. La propia CE, en su artículo 103, hace
referencia a esta técnica, como uno de los principios que deben configurar la actuación de la
Administración. La jerarquía se manifiesta en términos generales en un poder de impulso y
de dirección (con la posibilidad de dar instrucciones y ordenes: artículo 21 de la LRJPAC), en
la facultad disciplinaria con el correspondiente deber de obediencia (artículo 21.1 de la
LRJPAC), en un poder de inspección, vigilancia o control (artículo 79 de la LRJPAC) y en la
facultad de resolver conflictos de competencia (artículo 20 de la LRJPAC). Desde una
perspectiva accidental, la jerarquía se manifiesta en la facultad de anular los actos de los
órganos inferiores a través, como veremos, de la resolución de los recursos jerárquicos
(artículo 114 de la LRJPAC) y, como veremos también, en la facultad de delegar o avocar
competencias (artículos 13 y 14 de la LRJPAC).
La tutela se da exclusivamente entre Administraciones (se trata de una relación
intersubjetiva). Puede definirse como el conjunto de facultades de control que el
ordenamiento atribuye a un Ente público para que las ejerza sobre los Entes en los que ha
descentralizado competencias con el fin de velar por la legalidad de sus actos (control de
legalidad) y por la adecuación al interés público de su actuación (control de oportunidad).
Este control se concreta en informes vinculantes, autorizaciones y aprobaciones, anulaciones
o reformas, sustituciones, etc.
Coordinación y cooperación
4. Transferencias de competencias
Como ya hemos indicado, el reparto de competencias establecido por el ordenamiento
jurídico puede alterarse, cuando lo permite este último. Las competencias pueden
transferirse. Existen diversos tipos de transferencias de competencias: las que se realizan en
vía principal (es decir, mediante norma) entre personas jurídicas, las que se realizan en vía
principal entre órganos administrativos y las que se realizan en vía de sustitución.
En vía principal entre personas jurídicas (la descentralización)
La descentralización es una transferencia de competencia que tiene lugar entre diversos
Entes públicos, que se realiza mediante una norma. En la descentralización, el Ente
descentralizador ejerce un control de legalidad y control de oportunidad del ejercicio de las
competencias descentralizadas por el Ente descentralizado, en el marco de una relación de
tutela, como se ha explicado antes a propósito de este último concepto.
En vía de sustitución
La delegación interorgánica
En virtud de la delegación, un órgano transfiere temporalmente a otro una competencia que
tiene atribuida como propia (artículo 13 de la LRJPAC) pero conserva su titularidad, es decir,
puede recuperarla en cualquier momento mediante la revocación de la delegación (artículos
13.3 y 13.6 de la LRJPAC).
El órgano delegado no tiene por qué depender jerárquicamente del órgano delegante.
No todas las competencias son delegables. El artículo 13.2 de la LRJPAC contiene una lista de
competencias no delegables (como, por ejemplo, la aprobación de disposiciones
administrativas de carácter general), mientras que el articulo 13.5 hace referencia a
competencias que solo pueden delegarse en virtud de una autorización expresa de una Ley
(subdelegación).
La delegación debe darse a conocer mediante su publicación en los diarios oficiales
correspondientes y debe justificarse por circunstancias de índole técnica, económica, social,
jurídica o territorial.
Los actos que se dicten por delegación deben hacerlo constar expresamente y se consideran
dictados por el órgano delegante (articulo 13.4 de la LRJPAC), lo cual tiene su importancia en
lo que se refiere a la identificación del órgano competente para resolver los recursos
jerárquicos dirigidos contra los actos dictados por delegación.
En esencia: el recurso jerárquico se interpone ante el órgano superior del que dicto
el acto. Sin embargo, si los actos dictados en virtud de delegación se entienden
dictados por el órgano delegante, el recurso jerárquico dirigido contra dicho acto se
interpondrá ante el órgano superior del delegante, no del delegado.
Para acabar, conviene distinguir la delegación interorgánica de la simple delegación de
firma (articulo 16 de la LRJPAC). En esta ultima, no se produce ninguna modificación de la
competencia y no es necesaria su publicación (aunque si su referencia en el acto dictado). La
delegación de firma afecta simplemente a la forma de exteriorizar la manifestación de la
voluntad del órgano que tiene atribuida la competencia, con la peculiaridad de que no cabe
delegación de firma en los actos de carácter sancionador.
La avocación
La avocación es la facultad que tienen los órganos superiores de atraer para si la resolución
de asuntos particulares (no de competencias en bloque) que tendrían que resolver los
órganos inferiores por ejercicio de competencias propias o delegadas (artículo 14 de la
LRJPAC).
La avocación es posible cuando circunstancias de índole técnica, económica, social, jurídica o
territorial la hagan conveniente (el acuerdo de avocación debe ser motivado y comunicarse e
los interesados en el procedimiento) y, cuando se trata de competencias delegadas, solo
podrá acordar la avocación el órgano delegante. Conviene precisar que no se puede
impugnar directamente el acuerdo de avocación, pero si la resolución del asunto realizada en
el marco de la avocación.
Conviene distinguir la avocación de la revocación de la delegación (artículo 13.6 de la
LRJPAC). Ye hemos dicho que la avocación se aplica a competencias propias de órganos o a
competencias delegadas en ellos y se aplica en relación con la resolución de asuntos
concretos. La revocación de la delegación, en cambio, se aplica exclusivamente a
competencias delegadas y se aplica siempre en relación con el conjunto de las competencias.
La técnica de la avocación es objeto de críticas por el hecho de permitir alterar el reparto de
competencias establecido por la Ley en relación con asuntos concretos, lo que implica una
amenaza para los principios de neutralidad e igualdad. Además, las circunstancias previstas
legalmente como condiciones de la avocación son tan amplias e imprecisas que no
garantizan un mínimo de seguridad jurídica.
Llega más lejos: ¿No es peligroso que un órgano pueda decidir intervenir en un
asunto concreto alterando el reparto competencial establecido en la ley?
La sustitución
La sustitución está prevista para casos excepcionales. Supone una transferencia de la
competencia de un órgano hacia otro que se aplica de manera automática cuando se
producen las circunstancias previstas (ej.: enfermedad). El órgano que ejerce la competencia
lo hace en nombre propio.
5. Relaciones de colisión
Las relaciones de colisión aluden a las discrepancias que pueden surgir entre Entes públicos,
Administraciones públicas u órganos administrativos en el ejercicio de sus competencias.
Estos conflictos de competencia pueden ser positivos (las partes en conflicto se consideran
competentes) o negativos (ninguna de las partes en conflictos se considera competente).
Conflictos entre la Administraciones y otros poderes
Conflictos entre la Administración y el Poder legislativo: el órgano competente para
resolverlos es el Tribunal Constitucional (artículos 73 a 75 de la LOTC).
Conflictos entre la Administración y órganos constitucionales (Consejo General de Poder
Judicial, Defensor del Pueblo, etc.): el órgano competente para resolverlos es, de nuevo, el
Tribunal Constitucional (artículo 59).
Conflictos entre la Administración y el Poder judicial: el órgano competente para resolverlos
es el Tribunal de conflictos jurisdiccionales, creado por el artículo 38 de la LOPJ y compuesto
por el Presidente del Tribunal Supremo y 5 vocales (2 magistrados de la sala de lo
contencioso-administrativo del Tribunal Supremo) y 3 consejeros permanentes del Consejo
de Estado. La resolución de estos conflictos se somete a las reglas establecidas por la Ley
Orgánica 2/1987, de 18 de mayo, de conflictos jurisdiccionales, en la que se regulan los
aspectos del procedimiento, de los órganos legitimados para plantearlos, etc.
Conflictos interadministrativos
Los conflictos entre la Administración del Estado y la Administración de una Comunidad
autónoma (o entre diversas Comunidades autónomas), que se plantean habitualmente en
relación con el reparto de competencias establecido en la CE, los Estatutos de autonomía o
las leyes, deben ser resueltos por el Tribunal Constitucional (según las reglas establecidas
por el artículo 59 de la LOTC), de acuerdo con el artículo 161 de la CE.
Los conflictos entre Administraciones locales están regulados en el artículo 50 de la LBRL. Si
se enfrentan dos Entidades locales de la misma Comunidad autónoma, la resolución del
conflicto corresponde a la Comunidad autónoma en cuestión. Si se enfrentan Entidades
locales que pertenecen a Comunidades autónomas distintas, es competente la
Administraciones del Estado previa audiencia de las Comunidades autónomas afectadas.
Los conflictos entre las Administraciones locales y la Administración del Estado o la
Administración de la Comunidad autónoma se resuelven por la jurisdicción contencioso-
administrativa.
Conflictos interorgánicos
Los conflictos entre órganos del mismo departamento ministerial (Estado) o de la misma
consejería (Comunidad autónoma) se resuelven por el órgano superior común y, en última
instancia, por el Ministro o el Consejero.
Los conflictos entre órganos de distinto departamento ministerial o consejería se resuelven
por el órgano de gobierno de la Administración correspondiente previo informe del Consejo
de Estado o del órgano consultivo autonómico, cuando exista.
Los conflictos entre órganos de una Administración local se resuelven, según los casos, por el
Pleno de la Corporación o por el Alcalde o Presidente de la Diputación (artículo 50 de la
LBRL).
Caracterización general
La Administración general o gubernativa del Estado viene a ser la organización que encarna la
parte más relevante del Poder ejecutivo del Estado.
Administración central
Debemos hacer referencia, en primer lugar, a los órganos unipersonales y colegiados del
Gobierno.
El Gobierno constituye el nivel superior o de dirección de la Administración del Estado,
con arreglo al artículo 97 de la CE, cuyo tenor literal se reproduce en el artículo 1-1 de la
LG. Así es confirmado, además, por la Disp. Adic. 15-1 de la LOFAGE ( “ ponen fin a la
vía administrativa los actos administrativos de los miembros y órganos del Gobierno”)
y por el artículo 20-2 de la propia LG ( “son delegables en las Comisiones Delegadas
del Gobierno las funciones administrativas del Consejo de Ministros”).
El Gobierno en sentido amplio, como órgano complejo, está compuesto por varios
órganos. Así el artículo 1-2 de la LG se refiere a unos órganos unipersonales: el
Presidente, los Vicepresidentes (en su caso) y los Ministros. Y, por su parte, el artículo
1-3 se refiere a unos órganos colegiados: el Consejo de Ministros y las Comisiones
Delegadas del Gobierno.
Los Ministros también son nombrados y separados por el Rey, a propuesta del Presidente
del Gobierno. Son órganos "bisagra", o de enlace (o puente) entre el Gobierno y el resto
de la Administración general del Estado. Tienen esa doble condición de miembros del
Gobierno y, en cuanto tales órganos unipersonales integrados en el Gobierno en tanto
que órgano complejo (artículo 4 de la LG), y, máximos órganos superiores o de dirección
de cada Departamento ministerial y, en cuanto tales, órganos unipersonales superiores
de esos órganos complejos que son cada uno de los Departamentos ministeriales
(artículo 12 de la LOFAGE).
Por su parte, las Comisiones delegadas del Gobierno constituyen órganos colegiados del
Gobierno (artículo 1.3 de la LG), ya que éste se reúne en pleno (Consejo de ministros) o en
Comisiones Delegadas. Se regulan en el artículo 6 de la LG. Se trata de comités reducidos
de ministros de ámbito sectorial, para atender necesidades públicas que afectan a varios
Departamentos ministeriales. Son presididas por el Presidente del Gobierno o por los
Vicepresidentes. Su número en la actualidad es de cuatro (para situaciones de crisis,
para asuntos económicos, de investigación científica y desarrollo tecnológico, y de
política autonómica). Se crean, modifican y suprimen por el Consejo de ministros, a
propuesta del Presidente. Hoy se regulan, en cuanto a su composición y funciones,
por el Real Decreto 1194/2004, de 14 de mayo. Sus funciones son de coordinación,
agilización y desconcentración de las funciones del Gobierno. Se rigen a efectos de
convocatorias y orden del día por la LG, así como en sus deliberaciones secretas,
debiendo constar en las actas correspondientes los mismos extremos que en las del
Consejo de ministros (artículo 19 de la LG).
El Estatuto de los miembros del Gobierno se aplica a todos los que aparecen en el
artículo 98.1 de la CE (según su desarrollo legal). En el ámbito de las
incompatibilidades, hay que estar a lo que determine la Ley (98.4): se regula por la
Ley 12/1995 (relativa a las incompatibilidades de los miembros del Gobierno y altos
cargos de la Administración General del Estado). En ella, se establece un listado de
actividades incompatibles, además del deber de presentar una declaración de
actividades y, otra de bienes y derechos, acompañadas de las declaraciones tributarias
de cada año. Esas declaraciones constan en sendos registros administrativos a los que
sólo tienen acceso el Poder legislativo y el judicial, así como el Ministerio Fiscal y el
defensor del Pueblo. En el ámbito de su posible responsabilidad penal, se les reconoce
un fuero especial (TS, sala 2ª), con arreglo al artículo 102.1 de la CE. Existe un estatuto
propio para los ex Presidentes del Gobierno, aprobado por Real Decreto 405/1992.
Nota!no olvides que la primera parte del estudio de caso consiste en describir la
planta actual!
Con arreglo al artículo 103-2 de la CE, los órganos de la Administración del Estado son
creados, regidos y coordinados, de acuerdo con la Ley; lo cual no quiere decir que
hayan de ser creados por la ley, sino que pueden serlo por Real Decreto.
Como es sabido, los Ministerios son órganos complejos integrados, a su vez, por varios
órganos que determinan la estructura del Ministerio, según el Real Decreto 5621/2004, por el
que se establece la estructura orgánica básica de los Departamentos Ministeriales, adoptado a
iniciativa de los Ministros correspondientes y a propuesta del Ministro de Administraciones
públicas. Dentro de cada Departamento ministerial podernos distinguir entre órganos
superiores y órganos directivos. El artículo 6-2 de la LOFAGE establece que son órganos
superiores: el Ministro y los Secretarios de Estado; y, que son órganos directivos: los
Subsecretarios, Secretarios Generales, Secretarios Generales Técnicos, Directores
Generales y Subdirectores Generales.
Nota: ¡no te olvides que la segunda parte del estudio de caso consiste precisamente
en exponer e ilustrar la organización del Departamento ministerial que elijas!
Sin embargo, desde este punto de vista, el Secretario General (para cuyo
nombramiento no se exige la condición funcionarial) se acerca más a los órganos
superiores que a los órganos directivos, aunque la Ley le incluya entre estos últimos.
En definitiva, tanto unos como otros son cargos de confianza política, para los que, o bien,
no se exige ningún otro requisito que dicha confianza (Ministro, Secretario de Estado y
Secretario General) o bien, se exige la condición funcionarial aludida (Subsecretario,
Secretario General Técnico y Director General), en principio (aunque, con la posibilidad
de que Real Decreto de estructura orgánica pueda eximir de dicho requisito, en su caso);
o, finalmente, se exige esa misma condición funcionarial y la previa convocatoria pública
para ocupar el cargo, mediante el procedimiento de nombramiento de libre designación
entre funcionarios de carrera (así parece deducirse de la Ley, sólo con respecto a los
Subdirectores Generales).
Es necesario distinguir, por otra parte, entre el rango o categoría (que determina el
nivel retributivo) y el tipo de órgano (en razón de sus funciones). Al rango se refiere el
artículo 11 de la LOFAGE.
Por último, hemos de advertir que órganos de la misma categoría o rango tienen distintos
tipos de funciones, como sucede con el Director General y el Secretario General
Técnico: el primero tiene funciones de gestión sectorial (un determinado sector dentro
del ramo del Ministerio) y de carácter vertical (con efectos externos) y el segundo tiene
funciones de gestión general (servicios comunes que afectan a todo el Ministerio) y de
carácter horizontal (con efectos internos). Al mismo tiempo, órganos de distinta categoría
o rango tienen las mismas o similares funciones, como sucede con el Secretario de Estado
y el Secretario General, que tienen funciones de dirección sectorial y de carácter vertical
(cada uno de ellos).
Entre los órganos con funciones comunes (es decir, relativas a los servicios comunes del
Ministerio, articulo 20 de la LOFAGE), cabe hacer referencia al Subsecretario (artículo 15 de
la LOFAGE). Es nombrado por el Ministro. Dirige los servicios comunes del Ministerio.
Representa al Ministro y desempeña la jefatura superior de todo el personal del Ministerio.
También está el Secretario General Técnico (artículo 17 de la LOFAGE), que es nombrado
por el Ministro y está bajo la dependencia del Subsecretario. Tiene atribuidas funciones de
asesoramiento en relación con la producción normativa del Ministerio y de asistencia
jurídica, en general, así como de documentación y preparación de informes. Además,
dirige el servicio de publicaciones del Ministerio.
Como se deduce de todo lo que hemos venido explicando hasta ahora, Administración
periférica, territorial o desconcentrada del Estado es un término opuesto al de Administración
central (la parte de la Administración general o gubernativa que ejerce sus competencias
sobre todo el territorio nacional), precisamente porque, como ya hemos indicado, se define
como aquella parte de la Administración gubernativa del Estado que ejerce sus
competencias únicamente sobre una parte del territorio estatal, cuyo ámbito se determina
mediante una circunscripción territorial inferior a la del propio Estado, ya sea la de cada
provincia (circunscripción periférica provincial) o la de cada Comunidad autónoma
(circunscripción periférica regional o autonómica).
Pueden considerarse como órganos generales los que cumplen hoy las funciones
correspondientes a los servicios periféricos integrados en las distintas Delegaciones del
Gobierno de cada Comunidad autónoma. A su vez, éstos pueden ser unipersonales y
colegiados, directivos y subordinados.
En primer lugar, hay que aludir a los órganos unipersonales, tanto directivos como
subordinados.
El Delegado del Gobierno está previsto en el artículo 154 de la CE, que establece cuáles
son sus funciones esenciales: dirigir la Administración del Estado en el ámbito de la
Comunidad autónoma y coordinarla cuando proceda con la Administración de la
correspondiente Comunidad autónoma. Se regula en el artículo 22 de la LOFAGE; depende de
la Presidencia del Gobierno y, orgánicamente, del Ministerio de Administraciones públicas,
a través de la Delegación del Gobierno a la que dirige. Funcional mente, depende del
Ministerio del Interior (en sus funciones relativas a la garantía de las libertades públicas
y de la seguridad ciudadana). Tiene atribuida la representación del Gobierno en su
ámbito territorial (sin perjuicio de que la representación ordinaria del Estado en cada
Comunidad autónoma le corresponda a su Presidente). Tiene su sede en la localidad donde
radique el Consejo de Gobierno de la Comunidad autónoma, salvo que el Consejo de
ministros determine otra cosa y sin perjuicio de lo dispuesto en cada Estatuto de
autonomí a. Su suplencia, en casos de ausencia o enfermedad, será atendida
normalmente por el Subdelegado de la Provincia donde radique la sede de la Delegación.
El Subdelegado del Gobierno, por su parte, depende jerárquicamente del Delegado del
Gobierno y es de existencia necesaria en todas las Provincias, salvo en las
Comunidades autónomas uniprovinciales. En éstas, sus funciones las asume el Delegado
del Gobierno. Su suplencia será atendida normalmente por el Secretario General de la
Subdelegación. Está encargado de dirigir los servicios integrados en la Delegación del
Gobierno, en cada provincia, con arreglo a las instrucciones del Delegado del Gobierno.
Además, en las provincias donde no radique la sede de la Delegación del Gobierno, le
corresponde garantizar el ejercicio de los derechos y libertades y la seguridad
ciudadana (por lo que dirige los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad en la Provincia), así
mismo le corresponde la dirección y coordinación de la protección civil.
El Director Insular es un órgano asimilado a los Subdelegados del Gobierno, a todos los
efectos.
Existen otros órganos unipersonales y subordinados -no directivos- que se integran en las
Delegaciones y Subdelegaciones del Gobierno. Se trata del Secretario General de la
Delegación del Gobierno; de los Directores de Áreas funcionales (servicios generales
sectoriales integrados en las Delegaciones) que dependen del Subdelegado del Gobierno
(bajo la superior dirección del Delegado), en cada Provincia, cuando se trate de
Comunidades autónomas pluriprovinciales; de los Secretarios Generales de las
Subdelegaciones y de las Direcciones insulares; y, finalmente, de los órganos de las Áreas
funcionales de las Delegaciones del Gobierno que se integren en las Subdelegaciones, en
su caso.
En segundo lugar, tenemos que enumerar los órganos colegiados, que constituyen
comisiones de coordinación y/o de apoyo.
Por otra parte, existen la Comisión de asistencia a los Delegados del Gobierno (en las
Comunidades autónomas uniprovinciales), la Comisión de asistencia a los Subdelegados
del Gobierno (en cada Provincia) y la Comisión de asistencia a los Delegados del Gobierno
en las ciudades de Ceuta y Melilla.
Pueden considerarse como órganos especiales los que tienen atribuidas funciones
relativas a los servicios no integrados en las Delegaciones del Gobierno de cada
Comunidad autónoma, en atención a su especialidad sectorial, por razón del volumen de
su gestión o de la singularidad de su función.
Así, los órganos periféricos especiales son los no integrados que dependiendo, por tanto,
directamente de órganos centrales ejercen, en cada Provincia o, en su caso, en cada
Comunidad autónoma, las funciones desconcentradas o periféricas correspondientes,
como, por ejemplo, los órganos que dependen de la Agencia Estatal Tributaria y las
Delegaciones dependientes del Ministerio de Defensa.
El Consejo de Estado
El Consejo se configura como un órgano del Estado (por tanto, sin propia personalidad
jurídico-pública), con autonomía orgánica y funcional para garantizar su objetividad e
independencia. Es el supremo órgano consultivo del Gobierno y de sus miembros.
La consulta al Consejo de Estado será preceptiva cuando así lo disponga la ley (la ley
orgánica que lo regula u otra ley) y, en los demás casos, será facultativa. Además,
podrán acceder al Consejo de Estado para solicitar su dictamen las Comunidades
autónomas (a través de su Presidente) y las Entidades locales (a través del Presidente
de la Comunidad autónoma correspondiente o a través del Ministro de Administraciones
Públicas).
Los Consejeros permanentes son 8 y tienen carácter vitalicio. Por tanto, se designan sin
límite de tiempo, por Real Decreto del Consejo de ministros, entre personas que hayan
estado comprendidas en alguna de las categorías siguientes: Ministro, Presidente del
Consejo de Gobierno de cualquiera de las Comunidades autónomas, Letrado Mayor del
Consejo de Estado, Profesor numerario de disciplinas jurídicas, económicas o sociales en
Facultades universitarias (con 15 años de ejercicio), Oficial general de los Cuerpos
jurídicos de las Fuerzas Armadas y otros casos señalados en el citado artículo 7 de la
LOCE.
Los Consejeros natos se nombran en razón del cargo que ocupan y mientras lo ocupen. Es
el caso de los siguientes cargos: Fiscal General del Estado, Presidente del Consejo General
de la Abogacía, Presidente de la Comisión General de Codificación, Director de la Real
Academia Española, Presidentes de las Reales Academias de Ciencias Morales y Políticas,
y de Jurisprudencia y Legislación, Director del Centro de Estudios Constitucionales y otros
que se establecen en el artículo 8 de la LOCE.
Desde el punto de vista de sus competencias, cabe señalar que el Consejo de Estado puede
elevar propuestas al Gobierno y, además, anualmente, tiene que elev a r una Memoria
s o b r e la marcha de la Administración y al funcionamiento de los servicios públicos. Por lo
demás, su competencia más importante y regular es emitir dictámenes, para garantizar
la legalidad de la actuación administrativa, con carácter previo y, en su caso, para articular
soluciones concretas técnico-jurídico-administrativas.
Las competencias del Pleno para dictaminar están establecidas por el artículo 21 de la
LOCE, donde se establece que su dictamen será preceptivo en los Proyectos de Reales
Decretos Legislativos y en los Anteproyectos de Leyes que deban aprobarse en ejecución
de Tratados Internacionales, entre otros supuestos. Por su parte, el artículo 22 de la
LOCE dispone las competencias de la Comisión Permanente para dictaminar con carácter
preceptivo, entre otros casos, en la aprobación de los Reglamentos ejecutivos o en la
resolución de los recursos administrativos de revisión, así como en la de los
procedimientos de revisión de oficio .
Los dictámenes serán preceptivos cuando así lo establezca la ley reguladora del Consejo u
otras leyes. Los actos o disposiciones que se dicten previo dictamen del Consejo de
Estado deben manifestarlo expresamente en su motivación (es decir, en la expresión
formal de su causa) mediante la fórmula: "Conforme el Consejo de Estado”, o bien, "Oído
el Consejo de Estado”, según que el dictamen sea favorable o no, respectivamente, a la
actuación administrativa, tal y como haya sido planteada previamente por la
Administración activa al Consejo de Estado. Como regla general, sus dictámenes no son
vinculantes, salvo que una ley disponga otra cosa.
Además del Consejo de Estado, en España existen otros órganos consultivos de carácter
jurídico, como es la Dirección del Servicio Jurídico del Estado, que es un órgano
integrado en el Ministerio de Justicia, y con rango de Subsecretaría, del que depende el
Cuerpo de Abogados del Estado. Los Abogados del Estado se encargan de la asesoría
jurídica de la Administración general y periférica del Estado, además de corresponderles
también la asistencia y defensa jurídica en los diferentes procesos judiciales en que sea
parte el Estado.
Debe destacarse, por otra parte, la figura del Secretario General Técnico de cada
Departamento ministerial. Se trata de un órgano unipersonal que, bajo la dependencia del
Subsecretario del Ministerio, está encargado de funciones horizontales (relativas al
propio Departamento) y de funciones consultivas, de asesoramiento jurídico y técnico. De
este órgano y su titular dependen los gabinetes de estudios y documentación de cada
Ministerio, así como el propio gabinete jurídico del mismo Departamento ministerial.
La Administración judicial autónoma se identifica con el Consejo general del Poder Judicial
(artículo 122.3 de la CE), con las Salas de Gobierno y con los Presidentes de los órganos
judiciales. El papel de esta Administración se presenta de manera general en el artículo 104
de la Ley Orgánica 6/1985, 1 julio, del Poder Judicial (LOPJ): "El gobierno del Poder Judicial
corresponde al CGPJ, que ejerce sus competencias en todo el territorio nacional, de acuerdo
con la Constitución y lo previsto en la presente Ley. Con subordinación a él, las Salas de
Gobierno del Tribunal Supremo, de la Audiencia Nacional y de los Tribunales Superiores de
Justicia ejercerán las funciones que esta Ley les atribuye, sin perjuicio de las que
correspondan a los Presidentes de dichos Tribunales y a los titulares de los restantes órganos
jurisdiccionales".
La Administración parlamentaria
En primer lugar, conviene hacer referencia al artículo 72.3 de la CE, según el cual “Los
Presidentes de las Cámaras ejercen en nombre de las mismas todos los poderes
administrativos (…) en el interior de sus respectivas sedes”.
En segundo lugar, el Reglamento del Congreso de los Diputados (10 de febrero de 1982,
BOE de 5 de marzo) establece en su artículo 31.1 que “Corresponden a la Mesa las
siguientes funciones: Adoptar cuantas decisiones y medidas requieran la organización del
trabajo y el régimen y gobierno interiores de la Cámara; elaborar el proyecto de
Presupuesto del Congreso de los Diputados, dirigir y controlar su ejecución; ordenar los
gastos de la Cámara, sin perjuicio de las delegaciones que pueda acordar". En el artículo 60.3,
se añade que "La relación de puestos de trabajo y la determinación de funciones
correspondientes a cada uno de ellos se hará por la Mesa ". Por su parte, el articulo 98
precisa que "La Mesa (…) adoptará las medidas adecuadas (…) para facilitar a los medios
de comunicación social la información ; regulará la concesión de credenciales a los
representantes gráficos y literarios de los distintos medios ” . Los artículos 96 y 97 regulan el
"Diario de Sesiones” y e l "B OCG".
El mismo texto regula las figuras del Presidente (artículo 32.1: “El Presidente del Congreso
ostenta la representación de la Cámara, asegura la buena marcha de los trabajos, (…)
ordena los pagos, sin perjuicio de las delegaciones que pueda conferir''), de los
Vicepresidentes (artículo 33), del Secretario General (artículo 35: que nombrará la Mesa, “ a
propuesta del Presidente, entre los Letrados de las Cortes con más de cinco años de
servicios efectivos”). En relación con este último órgano, conviene hacer referencia a la
Resolución de la Mesa de 27 junio 1989, modificada posteriormente, que aprueba Normas
de organización de la Secretaría General, a s í c o m o a la disposición adicional 20 de la Ley
4/90, 29 junio, que crea en ella una Oficina Presupuestaria.
El primer órgano al que debemos hacer referencia es el Defensor del Pueblo, que el artículo
54 de la CE define como un “alto comisionado de las Cortes Generales, designado por éstas
para la defensa de los derechos (…), a cuyo efecto podrá supervisar la actividad de la
Administración, dando cuenta a las Cortes Generales”. El Defensor del Pueblo viene auxiliado
por dos ayudantes, en los que puede delegar funciones (art.8 de la LO 3/1981, de 6 de
abril). Como indica el artículo 35 de la citada Ley: “Las personas que se encuentren al
servicio del Defensor del Pueblo (que puede designar libremente “ los asesores necesarios
(…), de acuerdo con el Reglamento y dentro de los límites presupuestarios”: articulo 34),
y mientras permanezcan en el mismo, se considerarán como personal al servicio de las
Cortes”.
El segundo órgano importante es el Tribunal de Cuentas, que el artículo 136 de la CE define
como el “supremo órgano fiscalizador de las cuentas y de la gestión económica del Estado,
así como del sector público, que dependerá directamente de las Cortes Generales y ejercerá
sus funciones por delegación de ellas”.
La Administración electoral
Según el artículo 65 de la CE, "El Rey recibe de los Presupuestos del Estado una cantidad
global para el sostenimiento de su Familia y Casa, y distribuye libremente la misma".
Además, "El Rey nombra y releva libremente a los miembros civiles y militares de su Casa".
De acuerdo con el articulo 2 Real Decreto núm. 434/1988, de 6 de mayo de 1988, la Casa
del Rey está constituida por una Jefatura, una Secretaría General, un Cuarto Militar y un
Guardia Real y un Servicio de Seguridad.
Como indica el artículo 4, “La Secretaría General tiene a su cargo la tramitación de los
asuntos que corresponden a la actividad y funciones de la Casa de Su Majestad el Rey,
así como su resolución o propuesta y el despacho de los temas que requieran superior
decisión. El Secretario General será el Segundo Jefe de la Casa de Su Majestad el Rey y le
corresponderá la coordinación de todos los servicios de la misma, así como la sustitución
del Jefe de la Casa de Su Majestad el Rey en caso de ausencia o enfermedad”. Al
Secretario general, como titular de aquélla, le corresponde desempeñar la Jefatura del
personal de la Casa y resolver cuantos asuntos se refieren al mismo, con excepción de
los que afecten a la organización militar dependiente del Jefe del Cuarto Militar, por
delegación del Jefe de la Casa.
2. Comunidades autónomas
Conviene separar el nivel administrativo gubernativo o general del nivel administrativo no
gubernativo, antes de abordar el estudio de los órganos para la cooperación y la
participación de las Comunidades autónomas en el Estado y en los procesos de formación de
la voluntad de la Unión Europea.
El Poder legislativo está constituido por una Asamblea legislativa en cada Comunidad
autónoma, con carácter representativo territorial y con la función legislativa formal
y de controlar al Consejo de Gobierno y a su Presidente, que responden ante ella.
El Poder ejecutivo está constituido por un Consejo de Gobierno con funciones ejecutivas o
administrativas y su Presidente, que es elegido por la Asamblea legislativa entre los
representantes de la Comunidad autónoma que forman la Asamblea (diputados
autonómicos), que es nombrado por el Rey, con la misión de dirigir el Consejo de
Gobierno , que ostenta la representación suprema de la Comunidad autónoma y que
tiene atribuida la representación ordinaria del Estado en el ámbito de la comunidad
autónoma.
3. Administraciones locales
Las Entidades locales son personas jurídicas administrativas o Entidades públicas menores, por
no tener atribuidas otras funciones públicas que las de naturaleza ejecutiva o administrativa; y,
en cuanto tales Administraciones públicas, gozan de las propias prerrogativas administrativas,
en los términos previstos por la legislación del Régimen local.
Se trata, por tanto, de Administraciones públicas personificadas, cuyo sustrato puede ser de
base asociativa, como las de naturaleza Corporativa (las Entidades Locales territoriales y las
interadministrativas) o de base fundacional, como las de naturaleza institucional.
Su fundamento jurídico-positivo hay que encontrarlo en la CE; en ella, existen una serie de
preceptos que se refieren específicamente a las Entidades Locales. Por tanto, habrá que estar a
lo dispuesto en el artículo 137 (que alude expresamente a los distintos tipos de autonomía
territorial), así como a lo que disponen los artículos 140, 141 y 142. Los citados preceptos
constitucionales configuran una auténtica garantía institucional de la autonomía local, como
previsión constitucional que, con respecto a una determinada institución (en este caso, las
Entidades Locales), establece una serie de principios organizativos cuya disposición asegura y
exige no sólo la propia existencia, sino también la esencial configuración de dicha institución; de
modo que si el Legislador la regulase sin respetar tales principios organizativos, la
correspondiente Ley debería ser declarada inconstitucional y, por tanto, debería ser expulsada
del ordenamiento jurídico.
El artículo 3.1 de la Carta Europea de la Autonomía Local del Consejo de Europa de 1985,
ratificada por España en 1988, define la autonomía local como”el derecho y la capacidad
efectiva de las Entidades locales de ordenar y gestionar una parte importante de los asuntos
públicos, en el marco de la Ley, bajo su propia responsabilidad y en beneficio de sus
habitantes”.
Antes de la CE, las Entidades locales estaban sujetas a la tutela del Estado (control de
oportunidad y de legalidad). Después de la CE, ya hemos visto que les es reconocida la
autonomía para la gestión de sus intereses.
Las normas en vigor que configuran el Régimen local son las siguientes:
- La Ley Orgánica del Régimen Electoral General (Ley 5/1985), que ha sido modificada en
distintas ocasiones desde 1987, destaca la de 1999 que reguló la moción de censura del
Alcalde. En esta Ley se establecen, además de los principios generales sobre el sufragio, los
Capítulos III, IV y V que se refieren, respectivamente, a las elecciones Municipales, de los
Cabildos insulares canarios y de los Diputados provinciales (recuérdese que los Concejales son
de elección directa y los Diputados provinciales de elección indirecta, entre Concejales de la
Provincia).
- La Ley 7/1985, Reguladora de las Bases del Régimen Local (LBRL), que es una Ley básica
(dictada al amparo del artículo 149.1.18 de la CE) y no una Ley de Bases (no contiene
delegación legislativa, por tanto), a pesar de la denominación. Modificada por efecto del
mencionado "pacto local", mediante la Ley 11/1999.
- El Real Decreto Legislativo 781/1986, por el que se aprueban las disposiciones legales
vigentes en materia de Régimen local.
- La legislación general del Estado de carácter básico, como la LRJPAC (aplicable a todas las
Administraciones públicas), y, la legislación estatal plena que les sea aplicable, como la Ley de
Expropiación Forzosa de 1954.
- La legislación sectorial del Estado, donde se establecen competencias de las Entidades locales
en distintos sectores, como por ejemplo, la Ley de Ordenación de los Transportes Terrestres.
- Los Reglamentos orgánicos (de auto-organización) de las Entidades Locales (artículo 20.1.c de
la LBRL), los cuales deberán respetar el contenido de las Leyes autonómicas sobre el Régimen
local, en materia de organización de sus Entidades locales (STC 214/1989).
Si nos atenemos al tenor de la CE, se podrá diferenciar entre Entidades locales necesarias (las
territoriales) y facultativas (las no territoriales).
Las Entidades locales territoriales (artículo 3-1 de la LBRL) son las siguientes: Municipio,
Provincia e Isla. Cabe distinguir entre las de primer grado (Municipio) y segundo grado
(Provincia e Isla), en razón de que el ámbito territorial sobre el que extiendan sus
competencias esté constituido por una o por varias unidades territoriales.
Cabría incluir entre las territoriales, aunque no en el sentido legal de dicho artículo 3-1, ni
tampoco como Entidades necesarias (porque son facultativas), las Entidades Locales Menores
(artículo 3-2.a) de la LBRL), de ámbito territorial inferior al Municipio, instituidas o reconocidas
por las Comunidades autónomas, según el artículo 45 de la propia LBRL.
En las Entidades de carácter homogéneo, hemos de distinguir las Entidades forzosas [Comarcas
(artículo 42 de la LBRL) y Áreas Metropolitanas (artículo 43 de la LBRL)] y las voluntarias
[Mancomunidades de Municipios (artículo 44 de la LBRL)].
En las Entidades de carácter mixto, se incluye el Consorcio local que agrupa entidades privadas
y públicas de distinto orden (alguna local) o del mismo orden (local), pero de distinto grado
(artículo 87).
Las Entidades institucionales son los Organismos Autónomos Locales y las Entidades Públicas
Empresariales Locales, ambas previstas por el artículo 85 de la LBRL.
El Municipio
"El Municipio es la Entidad local básica de la organización territorial del Estado. Tiene
personalidad jurídica y plena capacidad para el cumplimiento de sus fines" (artículo 11-1 de la
LBRL). Sus elementos son el territorio, la población y la organización (artículo 11-2 de la LBRL).
En cuanto a la población, está integrada de derecho por los vecinos inscritos en el Padrón
municipal. No forman parte de la población municipal de derecho los transeúntes o los
residentes avecindados en otro Municipio, aunque todos estén sujetos a las potestades del
Municipio. Según el artículo 15 de la LBRL, existe la obligación de inscribirse en el Padrón del
Municipio donde se resida habitualmente. Por la inscripción en el Padrón se adquiere la
condición de vecino y el derecho a participar en los asuntos municipales y, en particular, al
sufragio activo y pasivo (extendidos ambos a los extranjeros comunitarios y, en general, a otros
extranjeros; en cada caso, con arreglo a criterios de reciprocidad).
El Municipio tiene fines generales que afectan a toda la colectividad que le sustenta y a la que
debe servir en cuanto Poder público. El Municipio tiene la capacidad jurídica propia de la persona
jurídico-pública en que consiste. Las competencias locales son específicas y, como consecuencia
del principio de previa habilitación legal de la actuación administrativa, esas competencias se
atribuyen por el legislador estatal y autonómico, en su caso, en favor del Municipio, para que
sean ejercidas por los órganos municipales en el ámbito del interés municipal respectivo, con
arreglo al art.2 de la LBRL. En todo caso, el legislador autonómico deberá respetar las
competencias que, con carácter básico, establecen para los Municipios los artículos 25-2 y 26 de
la LBRL. Por ejemplo, al Municipio le corresponde proponer la aprobación de los planes
urbanísticos, la seguridad y salubridad municipal, la ordenación del tráfico en su ámbito
territorial, el otorgamiento de las licencias relativas a las actividades clasificadas, etc.
Tipología municipal
Los Municipios que regula la LBRL se diferencian fundamentalmente en dos tipos: los de
régimen común (artículos 19 y ss.) y los que funcionan en régimen de Concejo abierto: sus
órganos son el Alcalde y una Asamblea vecinal que la forman todos los vecinos, en principio, se
requiere que sea una población de menos de 100 habitantes (artículo 29).
Además, existen otros dos tipos específicos de Municipios, regulados al margen de la propia Ley,
con carácter especial: los autónomos (así denominados los de las ciudades autónomas de
Ceuta y Melilla, que tienen un Estatuto especial aprobado por Ley Orgánica) y los llamados de
régimen singular, especialmente regulados por leyes ad hoc, como es el caso de los
Municipios de grandes ciudades, como los de Madrid y Barcelona. También encajan aquí
aquellos Municipios, cuya regulación es remitida por la LBRL al régimen singular que aprueben
las leyes de las Comunidades Autónomas: tanto con respecto a Municipios pequeños o rurales,
como con respecto a Municipios con características propias o peculiares, histórico-artísticas,
turísticas o industriales.
Se trata de las Entidades Locales menores, que tienen distintas denominaciones, según los
lugares de España: las parroquias (en Galicia), los concejos (en Asturias) y los barrios (que es
su denominación más extendida). Están siempre integradas dentro de un Municipio y, para
existir, deberán ser reconocidas o instituidas por la legislación autonómica. Se regulan en el
artículo 45 de la LBRL. Estas Entidades encajan dentro de los tipos de Entidades locales
territoriales en las que se denominan Entidades descentralizadas (frente a las Entidades
básicas: constitucionales y legales o estatutarias).
La organización municipal se rige por las siguientes reglas. En todos, tendrá que haber los
siguientes órganos: Alcalde, Teniente de Alcalde (el segundo del Ayuntamiento que sustituye al
Alcalde; puede haber más de un Teniente de Alcalde) y el Pleno (todos los Concejales,
presididos por el Alcalde o, en su caso, el Teniente de Alcalde). En los de más de 5000
habitantes, existirá una Junta de gobierno (que es una especie de "permanente": la integran el
Alcalde y un número de Concejales no superior a un tercio, que son nombrados y separados por
el propio Alcalde), que existirá también cuando así lo disponga el reglamento orgánico del
propio Municipio (aunque tenga menos de 5000 habitantes). El resto de los órganos
complementarios se establece y regula por los propios reglamentos orgánicos de cada
Municipio, con sujeción a la legislación estatal básica y a lo que dispongan las leyes de las
Comunidades autónomas en materia de régimen local (así declarado expresamente por la STC
214/1989). Además, todos los grupos políticos integrantes de la Corporación deberán poder
participar mediante la presencia de sus Concejales en los órganos complementarios que tengan
por misión el estudio, informe o consulta de los asuntos que deban ser sometidos a la decisión
del Pleno.
Las atribuciones del Alcalde, Pleno del Ayuntamiento y la Junta de Gobierno Local se establecen,
respectivamente, en los artículos 21, 22 y 23 de la LBRL.
El Derecho especial se refiere al régimen de Concejo abierto (del artículo 29, con la
particularidad organizativa expuesta de la Asamblea vecinal) y, también, al régimen singular
que puedan prever las leyes autonómicas para los Municipios del artículo 30. Además, el Título
X de la LBRL establece un régimen organizativo especial para determinados Municipios: los que
superen 250.000 habitantes, los que sean capital de Provincia de más de 175.000 habitantes y,
también, cuando lo decidan los Parlamentos autonómicos a petición de los Municipios que sean
capitales de la Comunidad autónoma o sean sede de instituciones autonómicas, o que, teniendo
más de 75.000 habitantes, presenten circunstancias económicas, sociales, históricas o
culturales especiales. Para estos Municipios se configura como órgano necesario una Junta de
Gobierno local distinta, cuyos miembros son libremente nombrados por el Alcalde y cuyo
número puede integrar hasta un tercio de miembros que no ostenten la condición de concejales.
Sin embargo, esta regulación no parece casar con la literalidad del artículo 140 de la CE, que
expresamente atribuye a los Alcaldes y Concejales el Gobierno y la Administración municipales.
La Provincia
La Provincia es una Entidad local de segundo grado, constituida por una agrupación de
Municipios en el ámbito territorial fijado por el Estado, modificable sólo por medio de Ley
Orgánica (artículo 141.1 de la CE). Tiene una doble naturaleza: Entidad local con autonomía
propia y circunscripción territorial del Estado. Tiene personalidad jurídica propia y plena
capacidad para el cumplimiento de sus fines.
La Provincia tiene la capacidad necesaria para el cumplimiento de sus fines, que se manifiesta
de modo general en la competencia genérica del artículo 36-1,d), consistente en el fomento y
administración de los intereses peculiares de la Provincia.
Las competencias específicas son las establecidas en las letras anteriores del artículo 36-1:
coordinación de los servicios municipales, asistencia y cooperación jurídica, económica y técnica
a los Municipios y la prestación de servicios de carácter supramunicipal y, en su caso, supra
comarcal. A todas ellas, hay que añadir las competencias sectoriales que determine la
legislación del Estado y de las Comunidades autónomas (según dispone el propio artículo 36-1,
ab initio).
El resto de los órganos complementarios se establece y regula por las propias Diputaciones, a
través de sus reglamentos orgánicos (con el mismo alcance y límites ya indicados con respecto
a los reglamentos orgánicos de los Municipios). Además, todos los grupos políticos integrantes
de la Corporación provincial tendrán derecho a participar, mediante la presencia de sus
Diputados, en los órganos complementarios que tengan por misión el estudio, informe o
consulta de las cuestiones que deban someterse al Pleno.
El régimen foral alude al de Navarra, Álava, Vizcaya y Guipúzcoa, que conservan su régimen
organizativo peculiar, en el marco de la CE y con arreglo a lo establecido por el Estatuto de
Autonomía de Navarra y del País Vasco en cada caso; supletoriamente, les será de aplicación la
LBRL (artículo 39).
Los Cabildos insulares se rigen por las normas que regulan la organización y funcionamiento de
las Diputaciones provinciales. El artículo 41-2 y 3 se refieren, respectivamente, al Archipiélago
canario y a Baleares.
En cuanto a las Comarcas, hay que estar a lo dispuesto por el artículo 42. La iniciativa podrá
partir de los Municipios afectados. Su existencia no puede suponer para ellos la pérdida de las
competencias relativas al cumplimiento de los servicios necesarios del artículo 26 que, en todo
caso, están obligados a prestar, ni tampoco la pérdida de las intervenciones que les
correspondan en las materias enumeradas en el artículo 25.2. Además, deben ser reguladas por
las leyes de las Comunidades autónomas en que se integren, determinando su ámbito
territorial, en el marco de lo dispuesto por los correspondientes Estatutos de cada Comunidad
autónoma. Sólo en Cataluña se otorga un carácter territorial básico a las Comarcas. Es decir,
todo el territorio catalán está dividido en Comarcas.
4. Administraciones no territoriales
La Administración institucional
Concepto
En un sentido estricto, al emplear esta expresión, suele dejarse fuera de esta noción a las
Administraciones públicas que, aunque de naturaleza institucional, no están en sí mismas
personificadas por constituir solamente partes diferenciadas de la compleja organización
interna de las entidades públicas territoriales políticas (que no gozan, en suma, de una
personalidad jurídica propia sino que actúan con la que corresponde a las personas jurídico-
públicas superiores de las que forman parte: Estado, Comunidades Autónomas, en España).
Y así podemos dar de ella la siguiente definición: cconjunto de personas jurídico-públicas
meramente administrativas de naturaleza fundacional, inmediata o mediatamente
dependientes, como instrumentos suyos, de alguna de las entidades públicas territoriales
(Estado, Comunidades autónomas, Provincias, Islas y Municipios) mediante vínculos de
tutela y cuasi jerarquía, o bien, excepcionalmente, creadas por ellas y con ellas vinculadas
en cierto régimen de “independencia”.
Se dice “inmediata o mediatamente dependientes”, porque, en efecto, la dependencia
inmediata se produce a veces respecto de otra entidad institucional a través de la cual se
acaba dependiendo “mediatamente” de la entidad territorial “matriz”, o respecto de
corporaciones interadministrativas, que son instrumentos corporativos (asociativos) de las
entidades territoriales o no territoriales que las constituyan, a través de las cuales también
se acaba, en suma dependiendo, “mediatamente” y total o parcialmente de alguna entidad
territorial.
La personificación jurídico-pública, que es nota esencial, excluye de este concepto a las
sociedades mercantiles o a las fundaciones privadas, cuando se utilizan para otorgar
personalidad a organizaciones instrumentales de los entes públicos. Conviene tenerlo en
cuenta, porque no es infrecuente que los manuales o incluso algunas legislaciones confundan
las cosas y los incluyan en la Administración institucional, precisamente por su condición
instrumental para el Poder público (para la Administración), análoga a la que es más común
a ésta.
Fundamento
El principio constitucional de descentralización (artículo 103.1), en su modalidad funcional,
puede considerarse fundamento constitucional de esta Administración. En el bien entendido
de que, como se consideró al tratar de modo general de la descentralización, mientras que
cuanto ésta es “territorial”, es el principio de subsidiariedad en su sentido vertical el que
subyace y da sentido a tal principio (también se ha aludido a veces al reforzamiento de la
democracia con esa descentralización territorial, que complemente, en su caso, la autonomía
de que ahora disfrutan las entidades territoriales regionales y locales), en la
descentralización “funcional” ni el principio de subsidiariedad ni el democrático juegan papel
alguno.
Son más bien razones vinculadas a la eficacia de la gestión o de la actuación administrativa
(recuérdese al respecto el principio del artículo 103.1 de la CE) la que suele aconsejar la
creación de entidades institucionales. O también a veces la posibilidad de organizarlas con un
mayor grado de participación de los administrados, de los interesados, lo que parece que
tuvo incluso considerable importancia en los orígenes de la descentralización funcional a
comienzos del siglo XX, bien que en un planteamiento intelectual en el que no se
diferenciaba aún muy bien entre lo que hoy está muy bien distinguido: la Administración
institucional, de un lado, y la corporativa, por otro. En cuanto pueden quizás facilitar ese
mayor grado de participación de los usuarios de los servicios y del personal que los realiza y
gestiona, la importancia del principio de participación administrativa y su parcial relación con
el principio democrático (siendo, sin embargo, distintos), haría reaparecer a éste en el
horizonte de la justificación de algunas de estas Administraciones, aunque de forma
difuminada y lejana.
Se ha tratado también con no poca frecuencia de lograr regímenes organizativos y
funcionales más flexibles, es decir, con menos exigencias procedimentales y de control, con
la consiguiente aproximación a la situación de las organizaciones privadas, sobre todo
cuando su actuación se somete más amplia y generalizadamente al Derecho privado.
Se ha utilizado, en fin, para la organización más autónoma de establecimientos importantes
para la prestación de servicios sociales, educativos o culturales, como el INSALUD, las
Universidades, el CSIC, el Museo del Prado, etc. En el caso de las universidades públicas, hay
que tener en cuenta el principio constitucional de autonomía del artículo 27.10 de la CE. Son
también de específico interés e importancia las exigencias del artículo 20.3 de la CE sobre la
organización de los medios de comunicación social dependientes del Estado (RTVE) o de
cualquier ente público (Euskatelevista, Tele Madrid, Canal Sur y las demás Televisiones
autonómicas), aunque directamente no exija de forma explícita un determinado tipo de
participación en la organización, ni su personificación autónoma.
Clases
Por razón de sus vínculos con la entidad matriz, la clasificación distingue entre
Administraciones instrumentales (las más) y Administraciones independientes:
excepcionalmente, para garantizar objetivos determinados de especial relevancia
constitucional, y en principio sin discrecionalidad configuradora en su actuación en principio
de supervisión reglada: Comisión Nacional del Mercado de Valores (para algunos, la Comisión
de la Energía), Comisión del Mercado de telecomunicaciones, Consejo de Seguridad Nuclear,
Agencia de Protección de Datos, Tribunal de Defensa de la Competencia o, con
peculiaridades derivadas de su integración en la Unión Monetaria Europea, el Banco de
España, en cuanto partícipe de la autoridad monetaria europea.
Concepto
Se trata de personas jurídico-públicas constituidas por colectividades de configuración legal
determinadas por la agrupación de quienes ejercen una misma profesión titulada o
determinada actividad económica, cultural o social en determinado territorio.
Naturaleza
Es asimismo evidente su condición de personas jurídicas públicas, con cuanto ello implica.
Fundamento
Todas las Comunidades autónomas han recibido competencias para el desarrollo legislativo y
la ejecución en materia de Corporaciones sectoriales de Derecho público, reteniendo el
Estado las competencias sobre su legislación básica sobre la base, al menos, del artículo
149.1.18 (prueba, por cierto, de su reconocimiento como Administraciones públicas),
además de las competencias que puedan corresponderle por otros títulos derivados de la
materia en la que se sitúen las distintas Corporaciones. El artículo 15.3 de la Ley del Proceso
Autonómico (Ley 12/1983, 14 octubre) dispone, sin embargo, que por Ley del Estado podrán
constituirse Consejos Generales o Superiores de las Corporaciones a las que se refiere el
presente artículo para asumir la representación de los intereses corporativos de ámbito
nacional o internacional. Sin embargo, los acuerdos de los órganos de estas Corporaciones
con competencias en ámbito inferior al nacional, no serán susceptibles de ser recurridos en
alzada ante los Consejos Generales o Superiores, salvo que sus Estatutos dispusieran lo
contrario.
Habrá pues Corporaciones autonómicas (ahora las más) y estatales, según dependan -
eventualmente incluso con vínculos de auténtica tutela- de las Comunidades autónomas o
del Estado. Y pueden identificarse algunas locales, como ya expusimos en la parte sobre la
Administración local. Hay además Corporaciones de primer grado (las más comunes) y de
segundo grado, compuestas por otras Corporaciones o incluso con naturaleza federal,
formadas a la vez por las personas físicas que componen las de primer grado de una
profesión o sector y por sus Corporaciones de primer grado.
En primer lugar, hemos de hacer referencia a los Colegios profesionales [Ley 2/1974, de
23 de febrero, de Colegios Profesionales, reformada por Ley 74/1978, de 28 de diciembre y
7/1997, de 14 de abril (que sustituye al Real Decreto-Ley 5/1996, de 7 de junio)]. Haría
falta una ley completamente nueva que tenga plenamente en cuenta la nueva situación de
los Colegios en el Estado autonómico. El R.D.-L. De 1996 y la Ley de 1997 han obligado a
que el ejercicio de las profesiones colegiadas se someta a la libre competencia, sin fijación
colegial obligatoria de remuneraciones (artículo 2). La creación de Colegios Profesionales se
hará mediante Ley (artículo 4). Cuando estén constituidos varios Colegios de la misma
profesión de ámbito inferior al nacional existirá un Consejo General con la naturaleza y
funciones que precisa el artículo 9 (artículo 4). El artículo 5 determina sus funciones:
representación, participar en organismos u órganos consultivos de otras Administraciones,
ordenación de la propia profesión en determinados aspectos, medidas contra el intrusismo,
etc. Se rigen por la ley y por sus Estatutos (que ha de aprobar el Gobierno) y Reglamentos
de régimen interior (artículo 6). Sus órganos son los siguientes: asambleas generales,
Juntas directivas o de Gobierno y Presidentes, Decanos, Síndicos y cargos similares (artículo
7).
En segundo lugar, están las Cámaras Oficiales de Comercio, Industria y Navegación
(Ley 3/1993, de 22 de marzo, básica de estas Cámaras). Se configuran como órganos
consultivos y de colaboración con las (demás) Administraciones públicas, con la finalidad de
representación, promoción y defensa de los intereses generales del comercio, la industria y
la navegación, y la prestación de servicios a las empresas que ejerzan las indicadas
actividades, sin perjuicio de la libertad sindical y de asociación empresarial y de las
actuaciones de otras organizaciones sociales que legalmente se constituyan (artículo 1). El
artículo 2 concreta sus funciones. El artículo 5 regula su ámbito territorial, básicamente, en
principio, provincial. Y se reconoce como electores (miembros, por tanto), en el artículo 6, a
las personas naturales o jurídicas, nacionales o extranjeras, que ejerzan actividades
comerciales, industriales o navieras en (el) territorio, quedando expresamente excluidas las
actividades agrícolas, ganaderas, pesqueras y de servicios de seguros y en general las de las
profesiones liberales. El artículo 7 enumera sus órganos de gobierno: el Pleno, formado por
los Vocales elegidos que se determinan, que es el órgano supremo de gobierno y
representación; el Comité Ejecutivo; y el Presidente. La Ley regula su régimen económico,
remite al Derecho laboral el régimen de su personal, etc. En cuanto a su régimen jurídico, se
impone un recurso de alzada impropio preceptivo ante la Administración tuteante, previo al
contencioso-administrativo, en cuanto a todas sus actuaciones sometidas a derecho
administrativo (artículo 24). Los artículos 18 y siguientes regulan el Consejo Superior de
Cámaras. La muy importante STC 107/1996 desestimó un recurso de inconstitucionalidad
contra la obligatoriedad de adscripción a las Cámaras establecida en esta Ley, rectificando la
doctrina sostenida con criterio contrario en STC 179/1994, dos años antes, aunque
enjuiciando normas anteriores a la Ley de 1993.
En tercer lugar, no podemos obviar la referencia a las Cámaras agrarias (Ley 23/1986, de
24 de diciembre, de bases de su régimen jurídico, modificada por Leyes 23/91 y 37/94. Para
asegurar un campo de actuación a los sindicatos y otras organizaciones agrarias creadas a
partir del tránsito a la democracia (todo estaba confundido y mezclado bajo el régimen de la
Organización Sindical vertical en la etapa franquista), la Ley dice en su artículo 5 que no
podrán asumir funciones de representación, reivindicación y negociación en defensa de
intereses profesionales y socioeconómicos de los agricultores y ganaderos que compete a las
organizaciones profesionales libremente constituidas. La representación se atribuye por el
artículo 11 a las organizaciones profesionales que tengan la consideración de más
representativas por obtener al menos el diez por ciento del total de los votos válidos emitidos
en el proceso electoral para miembros de las Cámaras. Sólo habrá una Cámara por provincia
(artículo 6) y tendrán derecho a ser electores cuantas personas menciona el artículo 9, que
serán por ende sus miembros de derecho. Aunque no se afirma expresamente la
obligatoriedad (que una STC había declarado innecesaria al enjuiciar una ley catalana que la
había eliminado formal y aparentemente), se desprende de su regulación.
En cuarto lugar, se incluyen entre las Corporaciones sectoriales de Derecho público las
Cofradías de pescadores (de momento reguladas por el Real Decreto 60/1978, de 11 de
marzo) y las Cámaras Oficiales de la Propiedad Urbana (Ley de 30 de junio de 1887,
Reglamento general aprobado por Real Decreto de 2 de junio de 1977).
Finalmente, hay otras diversas que se dejan fuera ahora de una consideración más concreta.
Mencionaremos especialmente aún, sin embargo, las Comunidades de usuarios de aguas
públicas, especialmente de Regantes, que son las más tradicionales. Sus estatutos se
aprueban por los llamados Organismos de Cuenca que, en las grandes cuencas estatales (la
mayor parte del territorio) son las Confederaciones Hidrográficas, Organismos Autónomos
estatales. Tienen una Junta General o Asamblea, una Junta de Gobierno y uno o varios
Jurados (éstos para funciones arbitrales y para jurisdiccionales).
Ya hemos expuesto que todas las Corporaciones dependen de alguna entidad pública
territorial. Esa dependencia es normalmente de tutela, con unas u otras manifestaciones
concretas, entre las que se encuentra a veces la sumisión de sus actos administrativos a un
control de legalidad vía recurso de alzada impropio preceptivo o potestativo -según las
regulaciones- previo a la vía judicial contencioso-administrativo. La entidad pública o
Administración de tutela o de la que cada Corporación depende es también la que aprueba
sus estatutos y sus modificaciones, ejerce funciones de cooperación con ella, ayuda a veces
a su sostenimiento, puede descentralizar o delegar en ella algunas funciones, etc. En fin,
como también se ha visto, la dependencia de las Corporaciones de un determinado tipo de
colectividades profesionales o de otros sectores, que cuentan con un Consejo General
autonómico o nacional que las agrupa o federa, se produce en una u otra medida a través de
ésta Corporación de segundo grado. Hay que estar a lo que en cada sector disponga la
regulación legal y reglamentaria correspondiente.
El personal laboral
El personal laboral es el que, en virtud de un contrato de trabajo formalizado por escrito,
presta servicios retribuidos por las Administraciones. Podrá ser fijo, es decir, por tiempo
indefinido, o temporal, en función de la duración del contrato.
El personal eventual
El personal eventual que, algunas veces, se clasifica en la categoría de los “funcionarios de
empleo”, junto con los interinos, es el que realiza funciones expresamente calificadas como
de confianza o asesoramiento especial en aquellos órganos de gobierno de las
Administraciones publicas que establezcan las leyes, siendo retribuidos con cargo a los
créditos presupuestarios consignados al efecto (art. 12 EBEP).
Su nombramiento y cese serán libres y, en todo caso, cesara cuando se produzca el cese de
la autoridad a la que presten sus funciones. Esta condición no podrá constituir mérito para
acceder a la condición de funcionario o para la promoción interna. No obstante le será
aplicable el régimen general de los funcionarios de carrera.
Nota: el personal eventual cesa con la autoridad a la que presten sus servicios.
El personal directivo
El personal directivo desarrolla funciones de dirección profesional en las Administraciones
públicas que, como tales, sean definidas en las normas específicas de cada Administración.
Corresponde al Gobierno del Estado a los gobiernos autonómicos establecer el régimen
jurídico específico de este tipo de personal, que deberá ser designado atendiendo a los
principios de mérito y capacidad y a criterios de idoneidad, mediante procedimientos que
garanticen la publicidad y la concurrencia (art. 13 EBEP).
El personal directivo estará sometido a evaluación con criterios de eficacia y eficiencia,
responsabilidad por su gestión y control de resultados en relación con los objetivos fijados.
Las condiciones de empleo de este personal están excluidas del ámbito de la negociación
colectiva y, de reunir la condición de personal laboral, quedara sometido a una relación
laboral de carácter especial, llamada de alta dirección.
Por lo que se refiere a la normativa aplicable al empleo público en las Entidades locales,
conviene hacer referencia, por un lado, a la Ley de Bases de Régimen Local, cuyo Título VII
(artículos 89 a 104 bis), esta rubricado “personal al servicio de las Entidades locales” y, por
otro lado, al Título VII del Texto Refundido de las disposiciones legales vigentes en materia
de régimen local aprobado por el Real Decreto 781/1986, de 18 de abril (artículos 126 a
177).
2. La relación funcionarial
Para abordar el estudio de la relación funcionarial, nos parece importante detenernos en el
estudio de su naturaleza jurídica (2.1) antes de analizar los siguientes aspectos: la
adquisición de la condición de funcionario (2.2), las situaciones administrativas de los
funcionarios (2.3), la extinción de la relación funcionarial o pérdida de la condición de
funcionario (2.4), los derechos y deberes de los funcionarios (2.5) y el régimen disciplinario
(2.6).
2.1. Naturaleza jurídica
La relación funcionarial tiene una naturaleza legal y reglamentaria, es decir, estatutaria, al
contrario de la relación que vincula la Administración con su personal laboral.
De esta característica se desprende que el funcionario tendrá con respecto a la
Administración, en cada momento, los derechos y deberes establecidos en las leyes y en los
reglamentos que regulan su régimen jurídico, es decir, su estatuto. Fuera de estas normas,
no hay derechos ni deberes que valgan.
En esencia: la relación funcionarial tiene una naturaleza estatutaria, al contrario de
la que vincula a la Administración con su personal laboral, que tiene una naturaleza
contractual.
Por otra parte, estos derechos y deberes subsistirán en cuanto no se modifiquen las normas
en cuestión.
Además, el régimen establecido con carácter general en el estatuto de los funcionarios no
podrá ser modificado singularmente por la Administración en perjuicio o ventaja de alguno o
algunos de ellos, en virtud del principio de legalidad y del principio de inderogabilidad
singular de los reglamentos, al que hemos hecho referencia en las UU.DD 3 y 4.
Finalmente, si la Administración desconoce o viola los principios y las reglas contenidas en
ese estatuto, sus actos podrán ser impugnados ante la jurisdicción contencioso-
administrativa.
Sistemas de selección
El EBEP, en su artículo 55, establece que la selección del personal funcionario (al igual que el
laboral) ha de realizarse con arreglo a procedimientos que garanticen los principios de
igualdad, mérito y capacidad, publicidad, transparencia, imparcialidad y profesional de los
órganos de selección.
Con carácter general, los sistemas selectivos de funcionarios son los siguientes.
La oposición: consiste en pruebas de comprobación de conocimiento y capacidad. Hemos
de diferenciar dos tipos de oposiciones. El primero es el ingreso libre y el segundo es el de
promoción interna, reservado al personal que ya pertenece a la Administración. La
promoción interna consta de una fase de oposición y otra de concurso y existen tres clases:
1) para funcionarios (ascenso de categoría); 2) para personal laboral fijo con ascenso de
categoría; 3) para personal laboral fijo sin ascenso de categoría.
Libre designación
Excedencia: que puede adoptar las modalidades de excedencia voluntaria por interés
particular o por agrupación familiar, por cuidado de familiares o por razón de violencia de
género. El artículo 89 del EBEP establece la duración, los efectos y los derechos básicos de
los funcionarios en cada situación.
Así, se indica que los funcionarios de carrera podrán obtener la excedencia voluntaria por
interés particular cuando hayan prestado servicios efectivos en cualquiera de las
Administraciones Públicas durante un periodo mínimo de cinco años inmediatamente
anteriores. No obstante, las normas de desarrollo del EBEP podrán establecer una duración
menor del periodo de prestación de servicios exigido para que el funcionario de carrera
pueda solicitar la excedencia y se determinarán los periodos mínimos de permanencia en la
misma. Conviene precisar que la concesión de excedencia voluntaria por interés particular
quedará subordinada a las necesidades del servicio debidamente motivadas. No podrá
declararse cuando al funcionario público se le instruya expediente disciplinario. Procederá
declarar de oficio la excedencia voluntaria por interés particular cuando finalizada la causa
que determinó el pase a una situación distinta a la de servicio activo, se incumpla la
obligación de solicitar el reingreso al servicio activo en el plazo en que se determine
reglamentariamente. Finalmente, quienes se encuentren en situación de excedencia por
interés particular no devengarán retribuciones, ni les será computable el tiempo que
permanezcan en tal situación a efectos de ascensos, trienios y derechos en el régimen de
Seguridad Social que les sea de aplicación.
En relación con la excedencia por agrupación familiar, se establece que podrá concederse sin
el requisito de haber prestado servicios efectivos en cualquiera de las Administraciones
Públicas durante el periodo establecido a los funcionarios cuyo cónyuge resida en otra
localidad por haber obtenido y estar desempeñando un puesto de trabajo de carácter
definitivo como funcionario de carrera o como laboral fijo en cualquiera de las
Administraciones Públicas, Organismos públicos y Entidades de Derecho público
dependientes o vinculados a ellas, en los Órganos Constitucionales o del Poder Judicial y
Órganos similares de las Comunidades Autónomas, así como en la Unión Europea o en
Organizaciones Internacionales. Ha de precisarse que quienes se encuentren en situación de
excedencia voluntaria por agrupación familiar no devengarán retribuciones, ni les será
computable el tiempo que permanezcan en tal situación a efectos de ascensos, trienios y
derechos en el régimen de Seguridad Social que les sea de aplicación.
Por lo que se refiere a la excedencia para atender al cuidado de hijos, se indica que los
funcionarios de carrera tendrán derecho a un período adaptado tanto cuando lo sea por
naturaleza como por adopción o acogimiento permanente o preadoptivo, a contar desde la
fecha de nacimiento o, en su caso, de la resolución judicial o administrativa.
Los funcionarios también tendrán derecho a un período de excedencia de duración no
superior a tres años, para atender al cuidado de un familiar que se encuentre a su cargo,
hasta el segundo grado inclusive de consanguinidad o afinidad que por razones de edad,
accidente, enfermedad o discapacidad no pueda valerse por sí mismo y no desempeñe
actividad retribuida. El período de excedencia será único por cada sujeto causante. Cuando
un nuevo sujeto causante diera origen a una nueva excedencia, el inicio del período de la
misma pondrá fin al que se viniera disfrutando. En el caso de que dos funcionarios generasen
el derecho a disfrutarla por el mismo sujeto causante, la Administración podrá limitar su
ejercicio simultáneo por razones justificadas relacionadas con el funcionamiento de los
servicios. El tiempo de permanencia en esta situación será computable a efectos de trienios,
carrera y derechos en el régimen de Seguridad Social que sea de aplicación. El puesto de
trabajo desempeñado se reservará, al menos, durante dos años. Transcurrido este periodo,
dicha reserva lo será a un puesto en la misma localidad y de igual retribución. Los
funcionarios en esta situación podrán participar en los cursos de formación que convoque la
Administración.
En relación con la excedencia motivada por la violencia de género, se indica que las
funcionarias, para hacer efectiva su protección o su derecho a la asistencia social integral,
tendrán derecho a solicitar la situación de excedencia sin tener que haber prestado un
tiempo mínimo de servicios previos y sin que sea exigible plazo de permanencia en la misma.
Durante los seis primeros meses tendrán derecho a la reserva del puesto de trabajo que
desempeñaran, siendo computable dicho período a efectos de antigüedad, carrera y
derechos del régimen de Seguridad Social que sea de aplicación. Cuando las actuaciones
judiciales lo exigieran se podrá prorrogar este periodo por tres meses, con un máximo de
dieciocho a fin de garantizar la efectividad del derecho de protección de la víctima. Durante
los dos primeros meses de esta excedencia la funcionaria tendrá derecho a percibir las
retribuciones íntegras y, en su caso, las prestaciones familiares por hijo a cargo.
Jubilación forzosa: que se declarara de oficio al cumplir el funcionario los 65 años de edad,
si bien cabe solicitar la prolongación hasta los 70 años.
Causas anormales
Estas causas son la renuncia, la pérdida de la nacionalidad, la separación del servicio, la
penal principal o accesoria de inhabilitación absoluta o especial para cargo público.
Renuncia: decisión voluntaria del funcionario que será aceptada expresamente por la
Administración salvo que esté sujeto a expediente disciplinario o haya sido dictado en su
contra auto de procesamiento (artículo 64 del EBEP). La renuncia habrá de ser manifestada
por escrito y será aceptada expresamente por la Administración y no inhabilita para ingresar
de nuevo en la Administración Pública a través del procedimiento de selección establecido.
Separación del servicio: supuesto de sanción disciplinaria por la comisión de faltas muy
graves, cuando la misma tenga carácter firme.
Deberes
El principal deber de los funcionarios es el fiel y diligente desempeño de las tareas que tiene
asignadas y el de velar por los intereses generales, con sujeción y observancia de la
Constitución y el ordenamiento jurídico, actuando con arreglo a los principios establecidos
por el artículo 52 del EBEP.
Algunos de estos principios tienen un carácter ético. Se trata de los principios de integridad,
neutralidad, imparcialidad, lealtad, buena fe, dedicación, transparencia, eficacia,
confidencialidad, secreto (en su caso), etc.
Otros principios se refieren a la conducta. Es el caso de los principios de ejemplaridad,
austeridad, accesibilidad, honradez, atención al ciudadano, etc.
Con referencia a los deberes de los funcionarios, cabe detenerse en el régimen de
incompatibilidades que se les aplica. En efecto, se prohíbe el desempeño efectivo de más de
un empleo en la Administración o, salvo excepciones especialmente justificadas, la
compatibilidad para desempeñar otro tipo de puestos o para realizar actividades en el ámbito
privado.
La Ley 53/1984, modificada en parte por el EBEP, establece el régimen y ámbito de
aplicación, que abarca todas las funciones al servicio de las Administraciones pública, y
cualquier remuneración, aunque su devengo sea ocasional. Salvo las previsiones dispuestas
para el personal docente y sanitario, se requiere previa y expresa autorización de
compatibilidad para el ejercicio de una segunda actividad.
Las faltas graves serán establecidas por Ley de las Cortes Generales o de la Asamblea
Legislativa de la correspondiente Comunidad Autónoma o por los convenios colectivos en el
caso de personal laboral, atendiendo el grado en que se haya vulnerado la legalidad, la
gravedad de los daños causados al interés público, patrimonio o bienes de la Administración
o de los ciudadanos y el descrédito para la imagen pública de la Administración.
Finalmente, las Leyes de Función Pública que se dicten en desarrollo del EBEP determinarán
el régimen aplicable a las faltas leves, atendiendo a las anteriores circunstancias.
Sanciones
Por razón de las faltas cometidas podrán imponerse las siguientes sanciones (artículo 96 del
EBEP): separación del servicio de los funcionarios, que en el caso de los funcionarios
interinos comportará la revocación de su nombramiento, y que sólo podrá sancionar la
comisión de faltas muy graves; despido disciplinario del personal laboral, que sólo podrá
sancionar la comisión de faltas muy graves y comportará la inhabilitación para ser titular de
un nuevo contrato de trabajo con funciones similares a las que desempeñaban; suspensión
firme de funciones, o de empleo y sueldo en el caso del personal laboral, con una duración
máxima de 6 años; traslado forzoso, con o sin cambio de localidad de residencia, por el
período que en cada caso se establezca; demérito, que consistirá en la penalización a efectos
de carrera, promoción o movilidad voluntaria; apercibimiento; cualquier otra que se
establezca por Ley.
Prescripción
Según el artículo 97 del EBEP, las infracciones muy graves prescribirán a los 3 años, las
graves a los 2 años y las leves a los 6 meses; las sanciones impuestas por faltas muy graves
prescribirán a los 3 años, las impuestas por faltas graves a los 2 años y las impuestas por
faltas leves al año. El plazo de prescripción comenzará a contarse desde que la falta se
hubiera cometido, y desde el cese de su comisión cuando se trate de faltas continuadas. El
de las sanciones, desde la firmeza de la resolución sancionadora.
El artículo 98 del EBEP regula el procedimiento disciplinario así como el tema de las medidas
provisionales. Según este precepto, no podrá imponerse sanción por la comisión de faltas
muy graves o graves sino mediante el procedimiento previamente establecido. La imposición
de sanciones por faltas leves se llevará a cabo por procedimiento sumario con audiencia al
interesado.