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14D2 DERECHO ADMINISTRATIVO I

ABG. SANDRA JOHANA ZUNIGA

DERECHO ADMINISTRATIVO I

ALUMNOS
• EDIS MARYURI DIAZ GARAY 202101547

• NICIS JULISSA CORRALES RUIZ 202101223

• CELVIN NOEL REYES 202101350

• SELVIN ELIESER DE DIOS 202100989

• MARCIA MARIA ROSA VALLE 202100989

• ORFA MARIA LARA PEREZ 202102254

• MARCOS ISMAEL MEJIA MEJIA 202100989


El Gobierno.

El Gobierno es susceptible, al igual que le ocurre a la administración pública de una doble


consideración: objetiva y subjetiva.

Desde el punto de vista objetivo, el Gobierno será analizado como “función” o “actividad”;
y desde el punto subjetivo, como “órgano”.

El Gobierno desde el punto de vista objetivo.

Esta función es eminentemente política (por ello se denomina también “función política” o
de “dirección política”) y se manifiesta en la suprema dirección de la cosa Pública,
involucrando siempre la idea de soberanía. Es, como se ha dicho, la expresión final del
“poder”. Por ello, se ha afirmado que esta función tiene una prioridad lógica incluso sobre la
separación de poderes. Es una función que se diluye en cualquiera de ellos. En efecto, si
gobernar en sentido amplio, es conducir a la comunidad política, al logro de sus fines
esenciales, satisfaciendo exigencias, no podemos desconocer que tal actividad no puede
lograrse sino a través de la emisión de leyes, del mantenimiento de servicios públicos y
haciendo justicia en los casos concretos. De lo anterior se deduce que las tres clásicas
funciones estatales son instrumentos de gobierno. Esto significa que el Gobierno, al igual que
el Poder del Estado, es único e igual que este, hallase distribuido, en lo atinente de su
ejercicio, entre los poderes.

La función política o de gobierno entonces es la que fija los fines principales de la comunidad
política, preparar la manera generalizada de actuar y dirigir aquella comunidad hacia la
Consecución de sus fines.

El Gobierno desde el punto de vista subjetivo.

El Gobierno desde este punto de vista, está constituido por el órgano u órganos a través de
los cuales se manifiesta la “función pública” o de “dirección política”. La estructura que
adopten estos órganos en el ejercicio de sus funciones y las relaciones que se establezcan
entre sí, es lo que determina que una república sea Parlamentaria, Presidencial o Directorial.
Por esto, es imprescindible que analicemos los órganos de gobierno en cada una de ellas y
luego tratemos de establecer las características de los mismos.

Los órganos de gobierno.

En la parlamentaria.
Este régimen se caracteriza porque el Jefe de Estado se encuentra fuera de los tres poderes,
es políticamente irresponsable, tiene la potestad de disolver el Parlamento y de nombrar el
Gobierno.

El Gobierno está a cargo del gabinete o Consejo de Ministros presidido por un Primer
Ministro, que asumió la jefatura de gobierno. El Primer Ministro jefe de Gobierno es
nombrado por el Jefe de Estado y éste, a propuesta de aquel nombre, el gabinete, (es decir,
el Gobierno). El Gobierno, sin embargo, requiere la confianza del Parlamento y por ello no
es responsable políticamente ante el Jefe de Estado, sino ante el Parlamento.

En la Presidencia.

El Gobierno está repartido en los tres poderes, pero, como acertadamente se afirma, el
ejecutivo tiene una preeminencia indiscutible en el juego de los poderes del Estado, derivada
de las circunstancias de que es a ese órgano-poder a quién le corresponde la conducción real
del Estado, la gobernación y la administración propiamente dicha. Por estas razones, en este
régimen, el Presidente de la República asume la jefatura de Gobierno y la jefatura de Estado.

El Presidente de la República, en su doble condición de jefe de Estado y Jefe de Gobierno,


es electo por el pueblo. Nombra y remueve libremente a sus ministros sin requerir la
“confianza” del órgano legislativo. Los ministros son responsables políticamente ante el
presidente de la república y no pueden ser obligados a renunciar por un voto de
“desconfianza” del órgano legislativo.

El Presidente de la República. Al igual que el Jefe de Estado en el régimen parlamentario, es


políticamente irresponsable.

Finalmente, como como puede fácilmente deducirse, este es un régimen de separación tajante
entre los poderes legislativo y ejecutivo.

En la Directorial

El Gobierno es colegiado, electo por el legislativo y asume la jefatura del Estado. No se


requiere de una expresión de “confianza” por parte del Gobierno del órgano legislativo, ya
que es él mismo quien lo elige y no está previsto un voto de “desconfianza”, es decir, la caída
del Gobierno durante el periodo para el que fue electo.

Las características de los órganos de gobierno


Como puede notarse, la jefatura del Gobierno en los tres regímenes esbozados le corresponde
a un órgano ubicado en el Poder Ejecutivo, que asume también la jefatura de este. Las
diferencias básicas entre los órganos de gobierno en estos regímenes son las siguientes:

• En la presidencial el Gobierno se entiende distribuido entre los tres órganos-poderes


en el Parlamentario y en el Directorial la función se le atribuye al poder ejecutivo y
concretamente al gabinete o Consejo de Ministros
• En el presidencial, el órgano de gobierno dentro del poder ejecutivo es unipersonal.
En el parlamentario y en el directorio es colegiado.
• En el presidencial al igual que en el parlamentario, el. k fe de Gobierno es un órgano
unipersonal.
• En el presidencial, el órgano del gobierno del Ejecutivo, al igual que en el Directorial,
detenta la jefatura del Estado; en el parlamentario, el órgano del gobierno esta
separado de la jefatura del Estado.
• En el presidencial el Jefe de Gobierno es electo por el pueblo en el parlamentario,
tanto el Jefe del Gobierno como el Gobierno es nombrado por el Jefe del Estado. Y.
En la dirección Directorial es electo por el órgano legislativo.
• En el presidencial al igual que en el directorio al. El órgano de Gobierno no es
responsable políticamente en el parlamentario, es responsable políticamente ante el
Parlamento.
• En el presidencial el Presidente de la República puede nombrar y remover libremente
a sus ministros en el parlamentario, el Jefe de Estado nombra el Jefe de Gobierno y a
propuesta de éste y con la confianza del Parlamento. Nombra también el gabinete.
Asimismo, no puede remover ni al jefe del Gobierno ni al Gobierno, solamente
aceptarle la renuncia. Y en el directorio son electos por el órgano legislativo.
• En el presidencial, el órgano de gobierno del Poder Ejecutivo, al igual que en el
directoral, no puede ser obligado a admitir por el órgano legislativo; en el
parlamentario, en cambio, el parlamento puede hacer renunciar al Gobierno mediante
un voto de desconfianza.
• En el presidencial y en el directorial, el Jefe del Estado no puede disolver el órgano
legislativo; en el parlamentario, el Jefe del Estado puede disolver el parlamento.
• En el presidencial y en el directorial, el Jefe del Estado y el Órgano del Gobierno es
el Jefe del Poder Ejecutivo; en el parlamentario, el Jefe del Estado está fuera de los
tres poderes, correspondiéndole la Jefatura del Poder Ejecutivo al Gobierno.
El Órgano de Gobierno en nuestro Régimen

Nuestro Régimen

El nuestro es un régimen presidencial, por lo siguiente:

1. El Gobierno es ejercido por tres poderes.


2. Se reúnen en el Presidente de la Republica las calidades de Jefe del Estado y Jefe del
Gobierno.
3. El Presidente de la Republica es electo por el pueblo.
4. El Jefe del Gobierno no es responsable políticamente ante el Congreso.
5. El Jefe del Estado nombra y remueve libremente a sus Ministros.
6. Los Ministros son políticamente responsable ante el Presidente de la República.
7. El Congreso Nacional no tiene potestades para hacer dimitir a los Ministros mediante
un voto de censura o de desconfianza.
8. El Jefe de Estado no puede disolver el Congreso Nacional.

El órgano de Gobierno

En nuestra Constitución se establece que el Gobierno “se ejerce por tres poderes:
Legislativo, Ejecutivo y Judicial, complementarios e independientes y sin relaciones de
subordinación”.

El Gobierno, entonces lo constituyen, desde el punto de vista subjetivo, esos tres órganos,
que lo ejercen en su respectiva esfera de competencia. Así, el Congreso Nacional dirige
políticamente la comunidad nacional, cuando vota el Presupuesto General de Ingresos y
Egresos; en el Poder Judicial, la dirección política se manifiesta a través del control
constitucional de las leyes. Los órganos de Gobierno son, entonces, el Congreso en el
Poder Legislativo, el Presidente de la República en el Poder Ejecutivo y la Corte Suprema
de Justicia en el Poder Judicial.

La Jefatura del Gobierno, siendo que el nuestro es un régimen presidencialista, la asume


el Presidente de la República, es decir, el órgano de gobierno dentro del Poder Ejecutivo.
Así lo dispone la Constitución cuando le otorga la atribución de dirigir la política del
Estado… Congruente con ello, en la misma se utiliza la expresión “Gobierno Central”
para referirse al Poder Ejecutivo.

El Presidente de la República, sin embargo, en algunos casos, debe actuar a través del
Consejo de Ministros y los actos que de este órgano emanan son estrictamente políticos.
En consecuencia, el Consejo de Ministros también ostenta el carácter de órgano de
gobierno dentro del Poder Ejecutivo.

Finalmente debemos tener presente que, todas las funciones se concretan en actos y, los
que dicta el Presidente de la República deben ser autorizados por los Secretarios de
Estado en sus respectivos ramos, en consecuencia, los actos de carácter político que emita
el Presidente de la República deben ser autorizados por el Secretario de Estado
respectivo. Esto significa que los Secretarios de Estado participan de la función política
dentro del Poder Ejecutivo.

Gobierno y Administración Pública

Primacía de la Política sobre la administración

Si hemos reconocido en la función política o de gobierno la más importante, la más alta


actividad informadora de todas las actividades estatales, es decir si la consideramos como
la alta dirección, la impulsión que parte del centro para activar los negocios en función
del interés general, no podemos sino admitir que la Administración Pública habrá de
ubicarse en un nivel inferior a aquella. Además, si nada de lo que afecta a los intereses
públicos, a la cosa pública, puede ser ajeno a la política, debemos reconocer que la
Administración Pública, como función, no puede realizarse a espaldas de la política.

Todo lo anterior nos conduce a una inevitable conclusión: la primacía de la política sobre
la administración. Por ello la doctrina sostiene que la administración tiene un carácter
subordinado y auxiliar respecto a la política. Así, por ejemplo, si toma la decisión política
de llevar a cabo un proceso de reforma agraria, será la administración la que dirá en qué
forma se llevará a cabo tal proceso; es decir, la función política se llevará a la práctica
por medio de la Administración.

Diferencia entre la función de la política y la función administrativa

Son, pues dos funciones cronológicamente sucesivas. Identificando la supremacía de la


política en contraste con el carácter subordinado y auxiliar de la administración pública,
es imprescindible establecer la diferencia entre esta y aquella.

La doctrina ha hecho varios intentos entre estos uno de los más notables es aquel que se
basa en la importancia del asunto a resolverse: si es un asunto excepcional que atañe a la
comunidad política, entonces nos encontramos ante el ejercicio de la función política; en
cambio, si es un asunto corriente del publico nos encontraremos ante la función
administrativa. Esta diferencia, como bien señala Garrido Falla, es una mera distinción
de matiz que, como criterio practico, incluso puede resultar insuficiente en muchos casos.

La doctrina, ante la imposibilidad de establecer una diferencia entre ambas funciones por
esta vía, prefieren determinarla diferenciando los actos en que se concreten las mismas.
Por ello, se han basado en el diferente tratamiento que reciben en algunas legislaciones
los actos políticos y los actos administrativos. Así, se dice, que serán actos de gobierno o
políticos aquellos que no pueden ser impugnados en vía administrativa o contencioso
administrativa, y actos administrativos los que pueden ser impugnados por esas vías. Así,
se excluyen del régimen de impugnación de disolución de las Cámaras (en regímenes
parlamentarios), el nombramiento de altos funcionarios (Ministros, Embajadores, etc.),
el indulto, la dirección de los ejércitos en tiempos de guerra. No se trata, sin embargo, de
una enumeración exhaustiva, sino enunciativa.

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