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El pato y el loro 5

En mi casa hay un pato amarillo y un 14


loro japonés. 16

El loro es de color verde y sus garras son 26


color café. Al loro le gusta comer jamón 34
y tomar té frio y al pato le encanta la
sopa 45
de cebada. 47

Mi mamá los lleva pasear a la calle. En la 57


calle hay músicos que tocan unos
bombos 64
gigantes y trompetas. 67

El pato danza con sus lindos zapatitos


rojos. 75
El loro canta y canta y a la gente le da 86
mucha risa que aplauden alegres. 91

Mi mamá los alaba con cariño. 97


La joven vendedora de limonada 5

Una joven iba muy contenta, llevando una gran


jarra 14
de limonada entre sus brazos, para venderla en
el 23
mercado de su barrio. Mientras caminaba,
comenzó 30
a soñar y sacar cuentas. 35
Con el dinero que gane al vender la limonada,
podré 45
comprar un java de huevos de pato. Los huevos
los 55
pondré a incubar y entonces tendré varias
docenas 63
de patos. 65
Los patos crecen rápido y los venderé. Con 73
el dinero ganado, me compraré un pequeño
cordero. 81
Le voy a llevar a pastar diariamente, crecerá 89
y engordará. Podré venderlo y me compraré... 97
un
becerro. 98
Venderé el becerro y podré comprar un hermoso 106
traje con mi color favorito, con el que iré a 116
pasear por la plaza del barrio y todos chicos me 126
mirarán y querrán que yo sea su enamorada y
diré 136
¡NO!, yo moveré la cabeza muy orgullosa. 143
La joven tropezó con una piedra y la jarra 152
de limonada cayó al piso y se derramo toda.
Adiós 162
limonado, hasta la vista huevos, hasta luego
patos, 170
adiós cordero y adiós becerro pensó con tristeza, 178
la joven vendedora de limonada. 183

Moraleja: “No te precipites a contar los patos


antes 192
de que estos hayan nacido. Debes trabajar y ser 201
paciente”. 202

El pato y el loro

En mi casa hay un pato amarillo y un


loro japonés.
El loro es de color verde y sus garras son
color café. Al loro le gusta comer jamón
y tomar té frio y al pato le encanta la
sopa
de cebada.

Mi mamá los lleva pasear a la calle. En la


calle hay músicos que tocan unos
bombos
gigantes y trompetas.

El pato danza con sus lindos zapatitos


rojos.
El loro canta y canta y a la gente le da
mucha risa que aplauden alegres.

Mi mamá los alaba con cariño.


La joven vendedora de limonada

Una joven iba muy contenta, llevando una gran


jarra
de limonada entre sus brazos, para venderla en
el
mercado de su barrio. Mientras caminaba,
comenzó
a soñar y sacar cuentas.
Con el dinero que gane al vender la limonada,
podré
comprar un java de huevos de pato. Los huevos
los
pondré a incubar y entonces tendré varias
docenas
de patos.
Los patos crecen rápido y los venderé. Con
el dinero ganado, me compraré un pequeño
cordero.
Le voy a llevar a pastar diariamente, crecerá
y engordará. Podré venderlo y me compraré...
un
becerro.
Venderé el becerro y podré comprar un hermoso
traje con mi color favorito, con el que iré a
pasear por la plaza del barrio y todos chicos me
mirarán y querrán que yo sea su enamorada y
diré
¡NO!, yo moveré la cabeza muy orgullosa.
La joven tropezó con una piedra y la jarra
de limonada cayó al piso y se derramo toda.
Adiós
limonado, hasta la vista huevos, hasta luego
patos,
adiós cordero y adiós becerro pensó con tristeza,
la joven vendedora de limonada.

Moraleja: “No te precipites a contar los patos


antes
de que estos hayan nacido. Debes trabajar y ser
paciente”.

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