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Final Derecho de los contratos

UNIDAD I
- Teoría General Del Contrato. Fundamentación.
Consiste en elaborar un esquema o parte general del contrato que abarque aspectos comunes a todos los contratos
particulares que puedan existir (compraventa, locación, mutuo, etc).
El código civil y comercial se encuentra el esquema metodológico empleado, donde se trata la parte general de los
contratos, en la cual a través de trece capítulos se hace referencia a las disposiciones generales, clasificaciones de los
contratos, formación del consentimiento, incapacidad e inhabilidad para contratar, objeto, causa, forma, prueba, efectos,
interpretación, subcontrato, contratos conexos y extinción, modificación y adecuación del contrato. En el titulo III se
regulan los contratos de consumo y en el titulo IV los contratos en particular.
La teoría general del contrato se basa en dos principios fundamentales:
1- La autonomía de la voluntad: el hombre es libre de contratar o no, de elegir con quien contratar y de establecer
el contenido de su contrato, siempre que no sea contrario al orden público, a la moral y a las buenas costumbres.
2- La fuerza obligatoria del contrato: lo querido por las partes es obligatorio para ella, en el CCyC, este principio
está expreso en el art. 959: “Efectos vinculantes. – Todo contrato válidamente celebrado por las partes es
obligatorio para las partes”.
Potestad jurídica y relación jurídica. Potestad y publicidad. Relación jurídica y contrato.

- Concepto de contrato. Doctrina.


Es un acuerdo de voluntades entre dos o más partes, cuya finalidad es satisfacer una necesidad (fin inmediato). De esta
manera, se trata de un medio instrumental para satisfacer necesidades. Un contrato es ley para las partes. Un contrato
también puede ser definido como un acto jurídico en el que dos o más partes manifiestan su consentimiento para crear,
modificar, extinguir o transferir derechos.

- La definición del Código Civil y Comercial. Análisis del texto.


En código civil y comercial en el art 947 dispone que contrato es el acto jurídico mediante el cual dos o más partes
manifiestan su consentimiento para crear, regular, modificar, transferir o extinguir relaciones jurídicas patrimoniales.

 Análisis del texto


 Se destaca la naturaleza del contrato al decir que el contrato es un acto jurídico.
 Se habla de partes y no de personas; partes es un centro de interés y cada parte puede estar compuesta por una o varias
personas.
 Se pone en evidencia que lo importante es que exista el consentimiento y no solo una declaración de voluntad. El
consentimiento es un elemento esencial del contrato, no hay contrato si no hay consentimiento.
 La finalidad del contrato no se limita a “reglar los derechos”, sino que puede tener como finalidad crear, regular,
modificar, transferir o extinguir relaciones jurídicas patrimoniales.
- Comparación con el Código Civil.

Código Civil de Vélez Código Civil y Comercial


• El contrato de adhesión no tiene recepción • Introduce nuevas categorías de contratos
normativa en el Código Civil vigente, ni en la como el contrato por adhesión a cláusulas
Ley de Defensa del Consumidor 24.240. El predispuestas y el contrato de consumo (art.
artículo 38 de dicha ley lo menciona, pero no 1092 a 1095).
lo define. El contrato de consumo no tiene • Se recepta una serie de principios generales
recepción en el Código Civil. Se encuentra en materia de contratos de consumo, los que se
regulado en el artículo 42 de la Constitución complementan con la Ley de Defensa del
Nacional y la referida Ley de Defensa del Consumidor 24.240. Se incluye la regulación
Consumidor. de las prácticas abusivas, la información y
publicidad, las modalidades especiales y las
cláusulas abusivas (arts. 1092 a 1122).
• Se regulan y unifican contratos que se
encuentran actualmente previstos en el Código
Civil y en el Código de Comercio, como
sucede con la compraventa (art. 1123 y ss.),
permuta (arts. 1126 y 1172), suministro (art.
1176), locación (art. 1187), mandato (art.
• Los contratos en particular se encuentran 1319), mutuo (art. 1525), comodato (art. 1533),
diseminados en el Código Civil, Código de donación (art. 1542), fianza (art. 1574),
Comercio y leyes complementarias. contrato de renta vitalicia (art. 1599), entre
• El arbitraje es regulado en diversas otros.
normativas. Lo encontramos, entre otras, en el • Se incorporan contratos regulados en normas
ámbito societario en el artículo 38 del Decreto específicas como el leasing (ley 25.248 y art.
677/2001 sobre “Régimen de transparencia de 1227 y ss.), fideicomiso (ley 24.441 y art. 1666
oferta pública”; Asimismo, el Decreto y ss.), contratos asociativos (Modificaciones a
276/1998 crea el “Sistema Nacional de la Ley de Sociedades Comerciales 19.550
Arbitraje de Consumo”. incorporadas en el Anexo II del Proyecto). De
igual manera se tipifican contratos con una
regulación mínima, como sucede con la
franquicia (art. 1512), el arbitraje (art. 1649) y
el contrato de agencia (art. 1479). • Leasing. Se
dispone que la responsabilidad objetiva
emergente del artículo 1757 recae
exclusivamente sobre el tomador o guardián de
las cosas dadas en leasing (art. 1243)

- Legislación comparada.
El Libro Tercero se dedica a los "Derechos Personales". Este Libro se divide a su vez en cinco Títulos, que se refieren
respectivamente a las "Obligaciones en general", a los "Contratos en general", a los "Contratos de consumo", a los
"Contratos en particular", y, finalmente, a "Otras fuentes de las obligaciones", en donde se refiere a la responsabilidad
civil, la gestión de negocios, el empleo útil, el enriquecimiento sin causa, a la declaración unilateral de voluntad y a los
títulos valores.
Lo más importante del método de nuestro Código es la reunión de las disposiciones comunes a todos los contratos, en un
título particular. Este es el criterio seguido por los Códigos Civil español, francés, brasileño, peruano, paraguayo, e
italiano, entre otros. También siguen esta línea los Proyectos de 1993 (del Poder Ejecutivo) y de 1998. Nos parece que
éste es el sistema más apropiado.
En otros Códigos, en cambio, estas reglas comunes no están tratadas inmediatamente antes de los contratos, sino en la
parte de obligaciones en general, junto con las restantes fuentes (Códigos alemán, ecuatoriano, portugués, de las
obligaciones suizo); y ésta es la idea seguida en el Anteproyecto de BIBILONI, en el Proyecto de 1936 y en el
Anteproyecto de 1954
De todos modos, nos parece importante poner de relieve que esta Parte general de los contratos no se agota en el Título II
del Libro Tercero. En efecto, no podrá prescindirse: a) de los contratos de consumo, regulados en el Título III de este
mismo libro; b) de las reglas referidas a la capacidad y a sus restricciones, fijadas en el Libro Primero, Título I, Capitulo 2
y 3; c) de lo previsto en materia de hechos y actos jurídicos Libro Primero, Titulo IV), sobre todo en lo que se trata de los
elementos del acto jurídico y de los vicios tanto del consentimiento, como del acto jurídico; y, d) las disposiciones de
derecho internacional privado fijadas en las Secciones 10, 11 y 12, del Capítulo 3, del Título IV, del Libro Sexto

- Concepto de convención y diferencias con el contrato.


Se entiende que la convención es el acuerdo de voluntades sobre relaciones ajenas al campo del derecho, como puede ser
un acuerdo para jugar un partido de fútbol o para formar un conjunto de música entre aficionados, etcétera. La convención
jurídica, en cambio, se refiere a todo acuerdo de voluntades de carácter no patrimonial, pero que goza de coacción
jurídica, como puede ser, por ejemplo, el acuerdo sobre la forma de ejercer la denominada responsabilidad parental
respecto de los hijos, convenido por sus padres divorciados (art. 439). El contrato, como ya se ha dicho, es un acuerdo de
voluntades destinado a reglar los derechos patrimoniales.

- Autocontrato.
Nadie puede, en representación de otro, efectuar consigo mismo un acto jurídico, sea por cuenta propia o de un tercero,
sin la autorización del representado (art. 368). El contrato consigo mismo o la autocontratación es una figura por medio de
la cual mediante el otorgamiento unilateral de una sola persona se crean relaciones jurídicas entre dos patrimonios
distintos. El supuesto se presenta cuando la persona actúa simultáneamente en nombre propio y en el de un tercero o en
nombre de dos sujetos diferentes.
Así sucede con el representante legal o voluntario, que puede disponer de su propio patrimonio y del de su representado, y
con el representante que acumula en sí la representación de dos o más personas. Por ej; un mandatario que compre para sí
lo que su mandante le encargó vender, un comisionista que compre por cuenta de un comitente las mercaderías que otro le
ordenó vender. Esta posibilidad jurídica es la que se denomina autocontrato o acto jurídico consigo mismo. Según esto,
puede definirse el autocontrato como el acto jurídico que una persona celebra consigo misma y en el cual actúa, a la vez,
como parte directa y como representante de la otra, o como representante de ambas partes.

- Noción de la teoría de las relaciones contractuales de hecho.


Teoría de HAUPT
Este jurista alemán llamó la atención sobre ciertas relaciones jurídicas que tradicionalmente se han considerado como
contratos y que, a su criterio, no encajan dentro de ese concepto sino forzando la realidad. Ilustra su idea con el ejemplo
del aviador deportivo que utiliza una pista pública de aterrizaje, por la cual tiene que pagar la correspondiente tarifa.
Sostiene que no hay contrato, no hay oferta ni aceptación ni mutuo consentimiento, el aviador se limita a aterrizar y por
ese solo hecho está obligado a pagar el servicio. HAUPT las llama relaciones contractuales fácticas; contractuales porque
tienen los mismos efectos que tendría un contrato celebrado con ese objeto; fácticas, porque se originan no en un contrato
sino en una conducta de hecho. Enumera como ejemplos, la obligación que tiene el titular de un comercio de pagar los
daños y perjuicios sufridos por un cliente que todavía no ha comprado nada, es decir, que aún no ha contratado; el
transporte de favor; la situación jurídica resultante de un contrato de sociedad que luego se declara nulo; las relaciones
resultantes de la utilización de transportes colectivos u otros servicios públicos tarifados.
Las categorías y ejemplos de HAUPT parecen tener cómoda cabida dentro de la teoría de los hechos ilícitos (daños
ocasionados al cliente de un establecimiento comercial, daños producidos con ocasión de un transporte benévolo) o de los
contratos (ejemplos restantes). Quizás el supuesto más complejo sea el de las relaciones resultantes de la utilización de un
servicio público tarifado; en efecto, cuando una persona toma un ómnibus, por ejemplo, no le importa contratar sino ser
transportada de un lugar a otro; se limita a subir al ómnibus para ser llevada a su destino.
Esta doctrina no resulta convincente. Es cierto que quien sube a un ómnibus no piensa en realizar un contrato, sino, en ser
llevado de un lugar a otro; tampoco piensa en contratar el espectador que va a ver una película o la persona que adquiere
un diario. Ellos se proponen gozar del espectáculo o de la lectura; y no por eso ha de decirse que no han contratado. Aun
en los contratos más típicos y formales la situación es igual; cuando yo compro una casa, el propósito que me guía no es
firmar una escritura de compraventa, sino adquirir un bien en el que he de vivir o me ha de producir una renta. El fin
último del contrato es siempre o casi siempre económico, lo que no excluye la voluntad de contratar para lograrlo. Y
cuando una persona sube a un ómnibus sabe tiene obligación de pagar que el boleto y que solamente ese pago le da
derecho a ser transportada a su destino; es decir, tiene la conciencia clara de que celebra un contrato, de que acepta un
servicio que se le ofrece adquiriendo derechos y contrayendo obligaciones, por más que la habitualidad y frecuencia de
tales viajes la lleve a conducirse casi mecánicamente y sin pensar en cada caso que está celebrando un contrato.

- La importancia del contrato: su significación ética y económica.


El contrato es el principal instrumento de que se valen los hombres para tramar entre ellos el tejido infinito de sus
relaciones jurídicas, es decir, es la principal fuente de obligaciones. El hombre vive contratando o cumpliendo contratos,
desde operaciones de gran envergadura (por ej., compraventa de inmuebles, constitución de sociedades, construcción de
obras de distinto tipo edificios, represas, transporte de gas, etc.--), hasta contratos cotidianos que el hombre realiza
muchas veces sin advertir que está contratando: así ocurre cuando trabaja en relación de dependencia (contrato de
trabajo), cuando sube a un colectivo (contrato de transporte), cuando compra cigarrillos o golosinas (compraventa
manual), cuando adquiere entradas para ir al cine o al futbol (contrato de espectáculo público). Es claro que el contrato
adquiere su máxima importancia en un régimen de economía capitalista liberal; pero no por eso hay que creer que no la
tiene en los pocos países que aún conservan un modelo de economía colectivista, que ha suprimido la propiedad privada
sobre los bienes de producción. Aun en ellos, el papel del contrato es constante en relación a los bienes de consumo, e,
incluso, con relación a los bienes de producción, hay que destacar que empresas del Estado conciertan entre ellas
importantísimos contratos para el cumplimiento de los planes económicos.
importancia de los contratos.

 Desde el punto de vista ético, la importancia de los contratos se aprecia desde un doble ángulo. por una parte, hay una
cuestión moral envuelta en el deber de hacer honor a la palabra empeñada; por la otra, los contratos deben ser un
instrumento de la realización del bien común.

- Naturaleza jurídica. Su distinción con la ley, el acto administrativo, la sentencia y el convenio colectivo de
trabajo.
Naturaleza jurídica del contrato
El contrato es un acto jurídico. Recordemos la definición del artículo 259:
El acto jurídico es el acto voluntario lícito, que tiene por fin inmediato la adquisición, modificación o extinción de
relaciones o situaciones jurídicas. Obvio es que dentro de ese concepto cabe el contrato. En otras palabras; acto jurídico es
el género, contrato la especie. El contrato es, entonces, un acto jurídico, que tiene las siguientes características especificas:
a) es bilateral, es decir, requiere el consentimiento de dos o más personas; b) es un acto entre vivos; y c) tiene naturaleza
patrimonial.
Para precisar la naturaleza del contrato, diferencias con la ley, el acto administrativo y la sentencia.
a) Con la ley. - Ley y contrato tienen un punto de contacto ambos constituyen una regla jurídica a la cual deben
someterse las personas. El artículo 4 dispone que las leyes son obligatorias para todos los que habitan el territorio de
la República, mientras que el artículo 959 establece que todo contrato válidamente celebrado es obligatorio para las
partes. Y, con vigor expresivo, el artículo 1197 del Código Civil afirmaba que las convenciones hechas a los contratos
forman para las partes una regla a la cual deben someterse como a la ley misma.
Las diferencias son: la ley es una regla general a la cual están sometidas todas las personas; ella se establece teniendo
en mira un interés general o colectivo; el contrato en cambio, es una regla sólo obligatoria para las partes que lo han
firmado y sus sucesores, se contrae teniendo en mira un interés individual.
b) Con el acto administrativo. - Son actos administrativos los que emanan de un órgano administrativo en el
cumplimiento de sus funciones, son pues de la más variada naturaleza y, en principio, no exigen el acuerdo de
voluntades propio del contrato, aunque hay actos administrativos de naturaleza contractual. Normalmente, los actos
administrativos tienen efectos análogos a la ley, siempre que se dicten ajustándose a ella y a la Constitución.

Si se trata de actos administrativos de naturaleza contractual, hay que distinguir entre aquéllos en los cuales el Estado
actúa como poder público, esto es, como poder concedente (por ej., la concesión a un particular de la prestación de un
servicio público), y aquellos otros en los que actúa como persona de derecho privado. En el primer caso, Estado y
concesionario no se encuentran en un plano de igualdad: el Estado, como poder concedente, mantiene la totalidad de
sus prerrogativas inalienables, y en cualquier momento, sin que se haya extinguido el término contractual, puede
ejercitar su derecho de intervención, exigir la mejora del servicio, su ampliación o modificación. En el segundo caso,
cuando el Estado actúa en su calidad de persona de derecho privado, los contratos que celebra están regidos
supletoriamente por el derecho civil, es decir que en aquello que no está específicamente regulado, se aplicarán las
normas de derecho común. Así ocurre, por ejemplo, cuando el Estado toma en alquiler la casa de un particular con
destino a sus oficinas, escuelas, etcétera, en cuyo caso el contrato se rige por las normas administrativas y, en
subsidio, por las de la locación establecidas en el Código Civil y Comercial (art. 1193).
c) Con la sentencia -Tanto la sentencia como el contrato definen y precisan los derechos de las partes. Pero hay entre
ellos profundas diferencias: 1) el contrato es un acuerdo de dos o más personas; la sentencia es la decisión del órgano
judicial y, por lo tanto, un acto unilateral; 2) el contrato señala generalmente el comienzo de una relación jurídica
entre dos o más personas (aunque también hay contratos extintivos); la sentencia da la solución a las divergencias
nacidas de ese contrato; 3) la sentencia tiene ejecutoriedad, es decir, puede pedirse su cumplimiento por medio de la
fuerza pública; el contrato carece de ella, para que tenga ejecutoriedad es preciso que previamente los derechos que
surgen de él hayan sido reconocidos por una sentencia; 4) la sentencia resuelve cuestiones patrimoniales y no
patrimoniales, el contrato solamente tiene como objeto el que sea susceptible de valoración económica.

- Libertad contractual: Previsión constitucional, la libertad de contratar y la de elegir con quien contratar.
Leyes nacionales que restringen ambas libertades.
El art. 958 del nuevo Código consagra la libertad de contratación, que implica que las personas tienen la libertad de
decidir contratar o no, de elegir con quien contratar y, además, de determinar el contenido del contrato (tipo de contrato,
modalidades, formalidades, plazos, etc.).
Art. 958. Libertad de contratación. - Las partes son libres para celebrar un contrato y determinar su contenido, dentro de
los límites impuestos por la ley, el orden público, la moral y las buenas costumbres.
Esta “libertad” deriva del principio de la autonomía de la voluntad, previsto en la Constitución Nacional -art. 19 infine-,
por el cual ningún habitante de la Nación puede ser privado de lo que la ley no prohíbe, ni obligado a hacer lo que ella no
manda.
Límites: esta libertad tiene límites que el propio art. 958 señala, al expresar que debe ejercerse "...dentro de los límites
impuestos por la ley, el orden público, la moral y las buenas costumbres:
1) Límites impuestos por Ley: existen distintos supuestos:
• en algunos casos, la ley obliga a celebrar un contrato (ej.: el que tiene un auto debe contratar un seguro de
responsabilidad civil; los empleadores deben contratar con una ART -Aseguradora de Riesgos del Trabajo-);
• en otros casos, la ley determina el contenido de la relación contractual (ej.: en el contrato de trabajo: horarios, sueldos,
vacaciones, indemnizaciones, etc.; plazo mínimo de la locación, etc.);
• o regula de forma especial determinadas relaciones contractuales (para evitar abusos), tal el caso de los contratos de
adhesión y de los contratos de consumo.
2) Límites impuestos por el Orden Público: en razón del orden público, el Estado regula y limita las relaciones
contractuales de los particulares (ej.: leyes de emergencia económica, leyes cambiarías, leyes impositivas, etc.), ya que
"las convenciones particulares no pueden dejar sin efecto las leyes en cuya observancia está interesado el orden público” -
art. 12 CCCN-.
3) Límites impuestos por la Moral v las Buenas Costumbres: la moral y las buenas costumbres, si bien son conceptos
variables a través de los años, también son un límite que, en general sirve para que la libertad de contratar no sea puesta al
servicio de algo indecente o inmoral (ej.: contrato en que los participantes de un programa de TV se obligan a tener sexo
en vivo).

- Crisis del contrato.


Se denomina así al hecho al que, durante el siglo XX, la autonomía de la voluntad y la fuerza obligatoria se han ido
debilitando cada vez más.
La autonomía de la voluntad esta debitada, porque la realidad nos nuestra que actualmente hay casos en que por razones
económicas las partes no están en igualdad de condiciones para discutir las condiciones del contrato, por ej.: los contratos
de adhesión, en los cuales la empresa tiene predeterminadas las condiciones del contrato y se las impone al usuario, el
cual no puede discutir nada, firma o no firma, lo toma o lo deja, por ej.; telefonía, luz, transporte, etc.). y como
consecuencia de esto se debilita aun mas la voluntad de las partes, el Estado interviene en los contratos para evitar que la
parte mas poderosa se aproveche de la otra, por ej.; regula todo lo relativo al contrato de trabajo (sueldos, horas,
vacaciones, indemnizaciones, etc.) o todo lo relativo al contrato de adhesión para que no haya cláusulas abusivas.
Se ha debilitado la fuerza obligatoria del contrato, antes lo querido por las partes era estrictamente obligatorio y solo se
podía evitar la responsabilidad por incumplimiento si existía caso fortuito o fuerza mayor. Actualmente, existen diversos
institutos que permiten anular, revisar o modificar lo pactado por las partes en el contrato, es el caso de la teoría de la
lesión, de la teoría del abuso del derecho y fundamentalmente la legislación referente a los contratos de consume.
Esta situación de debilitamiento de la voluntad y de la fuerza obligatoria de los contratos, para algunos autores constituye
realmente una crisis, una decadencia del contrato. Pero para otros, no es una crisis o decadencia, sino un signo positivo de
evolución, de adaptación de los contratos a las nuevas circunstancias sociales, económicas y políticas.

- Limite a las facultades de los jueces en el litigio contractual. Diversas acepciones de la expresión “buena Fe”.
La buena Fe contractual. Efecto Vinculante.
Facultades de los Jueces (Art. 960 NCC): los jueces no tienen la facultad de modificar los contratos, excepto que sea a
pedido de una de las partes cuando lo autoriza la ley, o de oficio cuando se afecta el orden público.
Los jueces podrán modificar el contenido del contrato en los siguientes casos:
1) Cuando lo autoriza la ley, podrá hacerlo a pedido de una de las partes. Ejs.: casos de vicio de lesión (art. 332),
imprevisión (art. 1091), reducción de intereses desproporcionados (art. 771), reducción de la cláusula penal
desproporcionada y abusiva (art. 794), etc.
2) Cuando se afecta, de modo manifiesto, el orden público, podrá hacerlo de oficio o a pedido de la parte. Si bien el juez
debe respetar la voluntad de las partes, puede intervenir de oficio en el contenido del contrato para restaurar las normas de
orden público no respetadas.
Ej.: en los contratos de consumo es admisible el control judicial de las cláusulas abusivas, las cuales se deben tener como
“no convenidas” -art. 1122 inc. b, CCCN-.

- Buena fe
La buena fe (del latín, bona fides) es un principio rector del derecho aplicable al ejercicio de todos los derechos y a
cualquier relación jurídica, y determina que un sujeto deba obrar con honradez, honestidad, veracidad, lealtad (buena fe
objetiva), lo que lleva implícita la apariencia, es decir, la creencia de que se está actuando correctamente (buena fe
subjetiva).
El principio de buena fe implica cumplir con las obligaciones expresadas en el contrato y también con todas aquellas
accesorias y que hacen al contrato celebrado.
Así lo establece el art. 961 CCCN, los contratos deben celebrarse, interpretarse y ejecutarse de buena fe. Obligan no sólo a
lo que está formalmente expresado, sino a todas las consecuencias que puedan considerarse comprendidas en ellos, con
los alcances en que razonablemente se habría obligado un contratante cuidadoso y previsor.
La jurisprudencia ha indicado que la buena fe significa que cada uno debe guardar fidelidad a la palabra empeñada y no
defraudar la confianza ni abusar de ella, ya que ésta forma la base indispensable de todas las relaciones obligatorias, de
modo que todas deben medirse en ella.
La buena fe en el Código Civil y Comercial: a lo largo del Código Civil y Comercial vemos que el principio de buena fe
está consagrado en el Título Preliminar (art. 9: los derechos deben ser ejercidos de buena fe); luego es reiterado para las
obligaciones (art. 729: deudor y acreedor deben obrar con cuidado, previsión y según las exigencias de la buena fe); y
luego para los contratos (art. 961).

- Efecto Vinculante (Art. 959 NCC): todo contrato válidamente celebrado es obligatorio para las partes. Su contenido
sólo puede ser modificado o extinguido por las partes, o en los supuestos que la ley prevé.
El código civil y comercial, establece que lo convenido es obligatorio para las partes siempre que se trate de un contrato
válidamente celebrado. Ellas deben cumplir el contrato exactamente como lo convinieron y su contenido solo puede ser
modificado o extinguido por acuerdo de partes o en los supuestos en la que ley no prevé.

Contratos civiles y comerciales: su unificación pedagógica y legislativa. Situación durante la vigencia de los Códigos
Civil y de Comercio.
- Principios de UNIDROIT.
Los Principios de UNIDROIT sobre los Contratos Comerciales Internacionales fueron publicados por primera vez en
1995, siendo UNIDROIT una agencia especializada de las Naciones Unidas que tiene como misión la unificación del
derecho privado. Los principios de UNIDROIT establecen reglas generales aplicables a los contratos mercantiles
internacionales y son de aplicación cuando las partes del contrato hayan decidido que el mismo se rija por estos principios
(autonomía de la voluntad).
Principios de UNIDROIT es lo que se suelen definir en derecho internacional como “soft law”, es decir; instrumentos
cuasi-legales que por sí mismos no tienen ningún carácter vinculante a nivel jurídico, por carecer de rango normativo, ya
que las instituciones que los crean no tienen poder legislativo. Son recomendaciones, declaraciones, principios, códigos de
conducta etc. que se emiten por algunos organismos e instituciones internacionales y que cada vez adquieren más
relevancia en la práctica legal internacional por su creciente utilización.

- Elementos del contrato. Presupuestos de los contratos.


La doctrina clásica distingue tres clases de elementos de los contratos: esenciales, naturales y accidentales:
a) Elementos esenciales; son aquellos que necesariamente deben existir para que haya contrato. Si falta alguno de ellos
el contrato es inexistente o no tiene valor. La doctrina clásica considera que los elementos esenciales son: el
consentimiento, el objeto y la causa.
b) Elementos naturales; son aquellas que naturalmente se encuentran en su contrato y forman parte de el por imperio de la
ley, pero que las partes pueden dejar de lado por medio de una clausula expresa. Son, por ejemplo.; la clausula resolutoria
en los contratos bilaterales, saneamiento, la garantía de evicción y de vicios ocultos en los contratos a titulo oneroso.
c) Elementos accidentales; son elementos que normalmente no corresponden a un contrato, pero que las partes
voluntariamente pueden incorporar por medio de una clausula expresa. Ejemplo: seña, los pactos que se pueden agregar a
la compraventa.
La capacidad no constituye un elemento del contrato, sino un presupuesto del consentimiento. En efecto, el
consentimiento no puede ser dado válidamente sino por quien tiene capacidad para obligarse. En otras palabras, si la
persona, no es capaz para otorgar un acto jurídico en particular, el consentimiento que preste será nulo.
En cuanto a la forma, es cierto que, si las partes la incumplen, el acto jurídico celebrado será nulo, pero ello ocurrirá
solamente en los pocos casos en los que la ley así lo establece (art.969). En la mayoría de los contratos, el incumplimiento
de la forma no acarrea la nulidad. Por ello, no parece posible incluir a la forma dentro de los elementos esenciales del
contrato en general, porque, insistimos, el incumplimiento de ella no trae como regia la nulidad del acto, sino solo en los
casos en que la ley así lo prevé expresamente.

- Clasificación de los contratos: unilaterales, bilaterales y plurilaterales; onerosos y gratuitos; conmutativos y


aleatorios; formales y no formales: típicos y atípicos; de disposición, administración y conservación; de
ejecución instantánea y de tracto sucesivo; de ejecución inmediata y diferida.
 Artículo 966. Contratos unilaterales y bilaterales.
Se llaman contratos unilaterales aquellos en los que una sola de las partes resulta obligada hacia la otra, sin que ésta
quede obligada, como ocurre en la donación, que sólo significa obligaciones para el donante; bilaterales son los contratos
que engendran obligaciones reciprocas entre las partes, como ocurre en la compraventa, la permuta, la locación.
Los contratos plurilaterales son los que nacen por la concurrencia de la manifestación negocial de tres o más partes, cuyas
prestaciones van dirigidas a la consecución de un fin común. Los rasgos distintivos son los siguientes: (i) las obligaciones
no son correlativas para las partes, sino que cada una adquiere derechos y obligaciones respecto de todas las demás; (ii) el
vicio del consentimiento de uno de los contratantes afecta su adhesión pero no anula necesariamente el contrato; (iii) son
de tracto sucesivo; (iv) las obligaciones de las partes pueden ser de objeto diferente que confluyen en un fin común; (v)
admite el ingreso de nuevas partes o el retiro de alguna de ellas; (vi) el incumplimiento de una de las partes no acarrea
inexorablemente la resolución del contrato ni permite oponer la excepción de incumplimiento contractual.
Más allá de estas características propias del contrato plurilateral, el Código Civil y Comercial ha establecido que
supletoriamente se le aplicarán las normas de los contratos bilaterales (art. 966).

 Articulo 967. Contratos a título oneroso y a título gratuito.


Los contratos a título oneroso son aquellos en los cuales las partes asumen obligaciones recíprocas de modo que se
promete una prestación para recibir otra; tales son la compraventa (cosa por dinero), la permuta (cosa por cosa), la
prestación de servicios (servicio por dinero), la locación (goce de la cosa por dinero). Los contratos a título gratuito son
aquellos en que una sola de las partes se ha obligado, en los que una sola asegura a la otra una ventaja, con independencia
de toda prestación a su cargo: donación, comodato, depósito gratuito, etcétera.

 Articulo 968. Contratos conmutativos y aleatorios.


Los contratos a titulo oneroso son conmutativos cuando las ventajas para todos los contratantes son ciertas, ejemplos: la
compraventa (salvo la hipótesis que en seguida veremos), la permuta, la prestación de servicios, la locación de obra,
etcétera.
Son aleatorios los contratos en los que las ventajas o las pérdidas para al menos una de las partes, dependen de un
acontecimiento incierto (art. 968).

 Articulo 969. Contratos formales y no formales.


Se llaman contratos no formales, aquellos cuya validez no depende de la observancia de una forma establecida en la ley;
basta el acuerdo de voluntades, cualquiera sea su expresión: escrita, verbal y aun tácita. Son formales los contratos cuya
validez depende de la observancia de la forma establecida por la ley.
Dentro de la categoría de contratos formales (art. 969), hay que hacer una distinción de la mayor importancia: los
contratos cuya forma es requerida a los fines probatorios y aquellos en los cuales la formalidad tiene carácter constitutivo
o solemne. Las formas solemnes, a su vez, se dividen en absolutas y relativas. El incumplimiento de la forma solemne
absoluta trae aparejado la nulidad del acto celebrado; así, la donación de un inmueble debe hacerse por escritura pública
inexorablemente (art. 1552). En cambio, el incumplimiento de la forma solemne relativa, no acarreará la nulidad del acto,
sino que permitirá exigir el cumplimiento de la forma establecida por la ley; v. g., la omisión de celebrar una compraventa
inmobiliaria por escritura pública, permite a cualquiera de las partes exigir la escrituración (arts. 285 y 1018). Finalmente,
cuando se trata de una forma probatoria, ella solo tiene importancia a los efectos de la prueba del acto jurídico; por
ejemplo, el contrato de locación, sus prórrogas y modificaciones debe ser hecho por escrito (art. 1188), pero si se hubiera
incumplido con esta forma, el contrato valdrá de todos modos si existe principio de ejecución o principio de prueba
instrumental (art. 1020).

 Articulo 970. Contratos nominados e innominados.


Son contratos nominados los que están previstos y regulados especialmente en la ley. Son los contratos más importantes y
frecuentes y por ello han merecido una atención especial del legislador.
Los contratos innominados no están legislados y resultan de la libre creación de las partes. Los innominados esta regidos
en el siguiente orden por:
a) La voluntad de las partes;
b) Las normas generales sobre contratos y obligaciones;
c) Los usos y practicas del lugar de celebración;
d) Las disposiciones correspondientes a los contratos nominados afines que son compatibles y se adecuan a su finalidad.
 De ejecución instantánea y de tracto sucesivo, de ejecución inmediata y diferida.
Con respecto al momento del cumplimiento, los contratos pueden clasificarse de la siguiente manera:
a) De ejecución inmediata; las partes cumplen con todos sus derechos y obligaciones en el momento mismo del contrato;
tal es el caso de la compraventa manual, en el que la cosa y el precio se entregan en el mismo instante de contratar;
b) De ejecución diferida; las partes postergan el cumplimiento de sus obligaciones para un momento o varios momentos
ulteriores; así ocurre en la venta hecha con condición suspensiva, o cuyo pago se pacta en varias cuotas, las que
comienzan a vencer al cabo de cierto tiempo pactado;
c) De ejecución instantánea; las partes cumplen sus obligaciones en un solo instante, momento este que puede ser el de la
celebración del contrato, o posterior a él;
d) De ejecución continuada o periódica o de tracto sucesivo; las relaciones entre las partes se desenvuelven a través de
un período más o menos prolongado; tal el contrato de prestación de servicios, la locación, la sociedad, etcétera.

UNIDAD II: Formación del Contrato.


- Consentimiento. Concepto y presupuestos.
El consentimiento, junto con el objeto y la causa, es un elemento esencial del contrato imprescindible para su existencia.

 El consentimiento es una declaración de voluntad entre las partes, puede ser manifestada de manera expresa o tacita,
por escrito, por signos inequívocos, o por la ejecución de un hecho material. En limitados casos el silencio puede
importar una declaración de voluntad, ocurre cuando se opone el silencio en un acto o interrogación y existe un deber
de expedirse que resulta de la ley, de la voluntad de las partes, de los usos y practicas o de una relación entre el
silencio actual y las declaraciones precedentes.

 El articulo 971 menciona como se produce la formación del consentimiento, diciendo que los contratos se concluyen
en la recepción de la aceptación de una oferta o por una conducta de las partes que sea suficiente para demostrar la
existencia del acuerdo.

 El consentimiento se forma con dos actos jurídicos unilaterales: la oferta y la aceptación.


Vicios de la voluntad: error, dolo y violencia.

- Formación del Contrato: oferta. Concepto y requisitos.


Oferta es una proposición unilateral que una de las partes dirige a otra para celebrar un contrato. O como lo define el
Código Civil y Comercial, es la manifestación dirigida a persona determinada o determinable, con la intención de
obligarse y con las precisiones necesarias para establecer los efectos que debe producir de ser aceptada (art. 972).

- Requisitos.
a) Que se dirija a persona o personas determinadas o determinables. Por ello es que la oferta al público, no es en
principio obligatoria, sino que debe más bien considerarse como una invitación a oír ofertas. El ofrecimiento público
de mercaderías, hecho por los comerciantes con indicación de precio en escaparates, vidrieras u otros medios,
constituye una oferta cuya aceptación obliga a vender. Es un típico caso de contrato de consumo.
Por último, ¿cuándo la oferta es dirigida a persona determinable? Cuando la oferta contenga un procedimiento claro
para la determinación de la persona a la cual se dirige, en cuyo caso es obligatoria para el oferente; tal como ocurre
con la promesa de recompensa a quien encuentre y devuelva un objeto.
b) Que tenga por objeto un contrato determinado, con todos los antecedentes constituidos de los contratos. O, con
palabras del Código Civil y Comercial, que tenga las precisiones necesarias para establecer los efectos que debe
producir de ser aceptada. Es decir, la propuesta debe contener todos los elementos necesarios como para que una
aceptación lisa y llana permita tener por concluido el contrato. Así, por ejemplo, si se trata de una compraventa, será
necesario que la oferta contenga la determinación de la cosa y el precio; faltando cualquiera de estos elementos, no
habrá oferta válida, pues ellos son esenciales en dicho contrato.
c) Que exista intención de obligarse. Todo acto jurídico (y la oferta lo es) requiere que sea ejecutado con intención para
ser válido (art. 260). Por ello, si no hay verdadera intención de obligarse, no hay oferta. Es el caso de la oferta hecha
con espíritu de broma o sin entender obligarse, como, por ejemplo, las palabras pronunciadas en una representación
teatral.

- Invitación a ofertar.
Se tiene por efectuada cuando se realiza una oferta dirigida a personas indeterminadas, al público en general, como la que
se formula cuando se publica un aviso clasificado haciendo saber la intención de vender alguna cosa.
• Es una declaración de voluntad, unilateral dirigida a una pluralidad de personas o al público en general, invitando
a los destinatarios a iniciar tratativas o a formular a su emisor una oferta de concreción de un contrato.
El art. 973 del CCyC dispone que la oferta dirigida a personas indeterminadas es considerada como invitación para que
hagan sus ofertas, excepto que exista la intención de contratar del oferente. En este caso, se emite en el tiempo y en las
condiciones admitidas por los usos, por ej.; subasta pública.
En el ámbito de consumo la oferta dirigida a consumidores potenciales indeterminados obliga a quien la emite durante el
tiempo en que se realice. La propuesta negocial técnicamente se la considera una invitación a ofertar, por lo que es el
receptor de la propuesta quien formula la oferta, y el emisor de la invitación a ofertar quien la acepta.
Fuera del ámbito de las relaciones de consumo, la invitación a ofertar formulada por medios publicitarios –por ej.
publicación de un aviso clasificado- no obliga contractualmente a quien la emite y constituye una invitación a ofertar.

- Obligatoriedad de la oferta. Retractación de la oferta. Caducidad de la oferta.


La regla primaria es que la oferta obliga al proponente, es decir, quien emite una oferta se está obligando a cumplir con las
prestaciones prometidas si la destinataria de ella, la acepta.
Esta fuerza obligatoria de la oferta puede tener limitaciones, las que, a tenor de lo que dispone el art. 974, párrafo 1°,
nacen de los términos de la oferta (como ocurriría cuando se establece un límite de vigencia de la oferta), de la naturaleza
del negocio (es el caso de la oferta contractual que tiene por objeto una cosa que está sujeta a un riesgo), o de las
circunstancias del caso (cuando se ofrece, por ejemplo, un hacer que importa una obligación intuitu personae).
El Código Civil y Comercial (art. 974, párrs. sigs.) distingue entre la oferta con y sin plazo de vigencia. A su vez, en este
último caso, diferencia entre ofertas hechas a persona presente o formulada por un medio de comunicación instantáneo, y
a personas que no están presentes.
Si en la oferta se establece un plazo de vigencia, la oferta valdrá solo por ese plazo, el que comenzará a correr desde la
fecha de su recepción, excepto que contenga una previsión diferente.
Si en la oferta no se establece un plazo de vigencia y ella es hecha a persona presente o se la formula por un medio de
comunicación instantáneo, sólo puede ser aceptada de inmediato. Si ello no ocurre, la oferta caduca.
En cambio, si la oferta se hace a una persona que no está presente, sin que se haya fijado un plazo para su aceptación, el
oferente queda obligado hasta el momento en que puede razonablemente esperarse la recepción de la respuesta, expedida
por el aceptante por los medios usuales de comunicación.

- Retractación
Hay que tener en cuenta que, si la oferta es dirigida a una persona determinada, ella puede ser retractada. Para ello, es
necesario que la comunicación del retiro de la oferta sea recibida por el destinatario antes o al mismo tiempo que la propia
oferta.
La retractación es una manifestación unilateral de la voluntad, enunciada por su autor con la finalidad de privar de efectos
una oferta por él emitida con anterioridad.
Pueden ser formuladas por el emisor de la oferta o sus sucesores. Este régimen no requiere de la distinción de ofertas
revocables e irrevocables, pues si la retractación llega al destinatario antes o al mismo tiempo que la oferta, agota
totalmente sus efectos, con independencia de los términos de su formulación.

- Caducidad
Existen supuestos de caducidad de la oferta; esto es, que pierde su fuerza obligatoria. Ello acaece cuando el proponente o
el destinatario de la oferta fallecen o se incapacitan, antes de la recepción de su aceptación. Con todo, se le reconoce un
derecho a quien aceptó la oferta ignorando la muerte o incapacidad del oferente: si a consecuencia de su aceptación ha
hecho gastos o sufrido pérdidas, tiene derecho a reclamar su reparación (art. 976). La indemnización se limita al daño
emergente y no comprende el llamado lucro cesante o sea lo que el aceptante hubiera podido ganar de haberse concluido
válidamente el contrato. Es claro que, si la caducidad se produce por la muerte del oferente, la acción deberá ser dirigida
contra sus herederos (art. 1024).

- Contrato plurilateral
El art. 977 dispone que, si el contrato ha de ser celebrado por varias partes, y la oferta emana de distintas personas, o es
dirigida a varios destinatarios, no hay contrato sin el consentimiento de todos los interesados, excepto que la convención o
la ley autoricen a la mayoría de ellos para celebrarlo en nombre de todos o permitan su conclusión sólo entre quienes lo
han consentido. En otras palabras, cuando la oferta emana de diferentes personas y es dirigida a varios destinatarios, es
necesario como regla (a menos que por convención o que la ley permitieran otra cosa) el consentimiento de todos para que
exista contrato.

- Aceptación: concepto.
Es la conformidad que presta el destinatario de la oferta que se le ha hecho.
Para que tenga eficacia debe expresar plena conformidad con la oferta, en grado tal que cualquier modificación
introducida a la propuesta original por el destinatario importa la formulación de la oferta de un nuevo contrato, el que
quedará concluido si el oferente inicial comunica de forma inmediata la aceptación de la contrapropuesta a su emisor.
Quien recibe una oferta dispone entonces dispone de varias posibilidades: guardar silencio, rechazarla, proponer una
reformulación de sus términos o aceptarla.
Efecto: Si acepta, su manifestación debe ser:
a) Lisa y llana; y
b) Oportuna, formulada durante el lapso de vigencia de la oferta.

- Modos de aceptación.
Dice el artículo 979 del nuevo Código: “toda declaración o acto del destinatario que revela conformidad con la oferta
constituye aceptación”.
Al decir “toda declaración o acto” permite admitir que la aceptación puede ser expresa o tácita, verbal o por escrito o por
un acto que permita presumir que hay aceptación.
El silencio, el mantenerse callado, en principio no implica aceptar, sólo importa aceptación si existe el deber de expedirse,
deber que puede surgir de los supuestos que indica la norma; de la voluntad de las partes, de los usos o do las prácticas
que las partes hayan establecido entre ellas, o de una relación entre el silencio actual y las declaraciones precedentes.
• Aceptación expresa: se produce por manifestación verbal, por escrito o por signos inequívocos que den cuenta de
una declaración afirmativa.
• Aceptación tácita: se da cuando el destinatario lleva adelante una conducta que no desarrollaría de no haber
aceptado la oferta, incompatible con su rechazo. Por ejemplo, cuando una parte ejecuta, y la otra recibe, la prestación
ofrecida o pedida; o cuando el mandatario ejecuta la obligación a su cargo.
• Aceptación por el silencio: el silencio guardado por el destinatario de la oferta no puede ser considerado, en
principio, como una aceptación, salvo que, por la relación existente entre las partes o por la vinculación entre el silencio
actual y las declaraciones precedentes, pudiera considerarse que el receptor de la oferta debía expedirse.

- Perfeccionamiento de la aceptación.
La aceptación perfecciona el contrato. Según se trate de un contrato entre presente o entre ausentes:

- Contratos entre presentes


La aceptación perfecciona el contrato cuando ella es manifestada; debe ser aceptada de inmediato, ya que las partes se
encuentran juntas o una frente a la otra, también puede darse por un medio de comunicación instantáneo.

- Contrato entre ausentes


La aceptación perfecciona el contrato cuando ella es recibida por el proponente, siempre que ello ocurra dentro del plazo
de vigencia de la oferta (art. 980). Puede ser hecha por mensajero, carta, telegramas, etc.

- Teoría de la recepción.
Esta teoría entiende que se perfecciona el consentimiento en el momento en que el oferente recibe, o tiene a su alcance
recibir, la aceptación exteriorizada y enviada por su contraparte. Esta posición fue defendida por Planiol y Ripert y se
destaca a su favor que el aceptante no tiene posibilidad de frustrar que el mensaje llegue al oferente. Se pueden distinguir
dos versiones de este sistema. Una se presenta en el caso de que el consentimiento se perfeccione por el mero hecho de la
llegada de la aceptación a poder del oferente y la otra consiste en que este mismo hecho determina, no la inmediata
perfección del consentimiento, sino la existencia de un conocimiento presunto de la aceptación por el oferente que no
resulta vinculado si acredita un hecho impeditivo del conocimiento efectivo de la aceptación, siempre que no le sea
atribuible.

 El CCyC ha adoptado la teoría de la recepción


El art. 983 dispone, que la manifestación de la voluntad de una de las partes es recibida por la otra parte, cuando esta
ultima la conoce o debió conocerla, tratándose de comunicación verbal, de recepción en su domicilio de un instrumento
pertinente o de otro modo útil.

- Retractación de la aceptación.
La retractación de una aceptación será jurídicamente eficaz si llega al conocimiento del oferente antes o al mismo tiempo
que la aceptación que la aceptación que se procura dejar sin efecto (art. 981)

- Acuerdo parcial.
El acuerdo parcial se encuentra contemplado en el artículo 982 del nuevo Código.
La norma acepta la teoría alemana de la "punktation", la cual sostiene que los acuerdos parciales sobre los puntos
esenciales de un contrato tienen fuerza vinculante y son verdaderos contratos, aunque queden puntos secundarios por
acordar. Por elementos esenciales del contrato debe entenderse, por ejemplo, en la compraventa la cosa vendida y el
precio. Si hay acuerdo sobre esos elementos esenciales se considera concluido el contrato. En caso de duda, el contrato se
tiene por no perfeccionado.
La disposición debe ser leída junto con el artículo 964 del nuevo Código establece que: "El contenido del contrato se
integra con:
a) las normas indisponibles, que se aplican en sustitución de las cláusulas incompatibles con ellas;
b) las normas supletorias;
c) los usos y prácticas del lugar de celebración, en cuanto sean aplicables porque hayan sido declarados obligatorios por
las partes o porque sean ampliamente conocidos y regularmente observados en el ámbito en que se celebra el contrato,
excepto que su aplicación sea irrazonable”
- Recepción de la manifestación de la voluntad.
Se considera perfeccionada cuando este la conoce o debió conocerla porque la información se encontraba ya a su
disposición. A la ley le basta con que el destinario hubiera estado en aptitud de conocer el contenido, aunque no hubiera
efectivamente accedido a sus términos, lo que permite establecer que es claro que no está tomando en consideración al
momento en el que se produce tal conocimiento efectivo, sino aquel a partir del que es posible, que es el de la recepción
de la comunicación. La regulación corresponde a los usos y prácticas de nuestra sociedad, en la que las comunicaciones se
presumen conocidas cuando llegan al domicilio, a la casilla de correo o al sistema d comunicaciones establecidas con el
destinatario.
Formación del contrato con partes subjetivamente complejas.
- Ley de defensa del consumidor 24.240 oferta.
La oferta dirigida a consumidores potenciales indeterminados, obliga a quien la emite durante el tiempo en que se realice,
debiendo contener la fecha precisa de comienzo y de finalización, así como también sus modalidades, condiciones o
limitaciones.
La revocación de la oferta hecha pública es eficaz una vez que haya sido difundida por medios similares a los empleados
para hacerla conocer.
La no efectivización de la oferta será considerada negativa o restricción injustificada de venta, pasible a las sanciones

- Contrato de consumo.
Contrato de consumo es el celebrado entre un consumidor o usuario final con una persona humana o jurídica que actúe
profesional u ocasionalmente o con una empresa productora de bienes o prestadora de servicios, pública o privada, que
tenga por objeto la adquisición, uso o goce de los bienes o servicios por parte de los consumidores o usuarios, para su uso
privado, familiar o social. Por ej.; contrato de wifi.
El contrato se interpreta en el sentido más favorable para el consumidor. Cuando existen dudas sobre los alcances de su
obligación, se adopta la que sea menos gravosa.
En un conflicto donde haya una relación de consumo de por medio, el Nuevo Código Civil plantea que quien está en
mejores condiciones de probar o aportar un elemento, es quien debe hacerlo.

 Consumidor: es la persona física o jurídica que adquiere o utiliza, en forma gratuita u onerosa, bienes o servicios
como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar o social.
- Oferta por medios electrónicos.
Las ofertas de contratación por medios electrónicos o similares deben tener vigencia durante el período que fije el oferente
o, en su defecto, durante todo el tiempo que permanezcan accesibles al destinatario. El oferente debe confirmar por vía
electrónica y sin demora la llegada de la aceptación. Por ejemplo, black Friday.
La ley de defensa de consumidor dice que si la oferta es realizada por teléfono, catálogos o por correo, deberá figurar el
nombre, domicilio y CUIT del oferente.

- Tratativas contractuales: concepto.


Existen contratos que por su complejidad o mayor importancia de tipo económico requieren una negociación o tratativa
preliminar para llegar a concretar (o no) su celebración (ej.: la compra de un inmueble, la construcción de un edificio,
etc.).
Estas tratativas preliminares son los actos (conversaciones, información, etc.) que llevan a cabo las partes antes de la
celebración del contrato y que pueden abandonarlas en cualquier momento.

- Libertad de negociación, deber de buena fe.


Cuando se hace referencia a la formación del contrato, es ineludible referirse al principio de la libertad. Todo sujeto es
libre de contratar o de no contratar, y, en el caso de querer contratar, de elegir con quien hacerlo y de determinar su
contenido, pero siempre actuando dentro de los límites impuestos por la ley, el orden público, la moral y las buenas
costumbres (art. 958).
En otras palabras, como regla nadie puede ser obligado a contratar.
La cuestión a dilucidar es si esa regla sigue vigente o no cuando dos o más personas han entrado en negociaciones, que
avanzan regularmente. ¿En este caso, es lícito desistir la negociación emprendida?
En la vida de los negocios se demuestra que muchas veces las tratativas previas a los contratos, sobre todo si éstos son
importantes, suponen gestiones, trabajos y gastos. Normalmente, tales trabajos corren por cuenta de la parte que los hace,
pues actúa en su propio interés y asume por propia determinación el riesgo del fracaso de las tratativas, ya que la otra
parte no ha dado todavía su consentimiento. En principio, entonces, el desistimiento de las negociaciones previas es
perfectamente legítimo y no puede dar origen a una indemnización.
Por ello, el Código Civil y Comercial dispone que las partes son libres para promover tratativas dirigidas a la formación
del contrato, y para abandonarlas en cualquier momento (art. 990).
La solución es lógica pues, de lo contrario, las meras tratativas preliminares tendrían efectos similares al contrato mismo,
lo que constituye un sin sentido.
Lo expuesto precedentemente, empero, no es óbice para afirmar que quien inicia voluntariamente tratativas preliminares
con el objetivo de celebrar un contrato, debe responder por los daños que pueda provocar su apartamiento arbitrario,
doloso e incluso culposo de la negociación. No es que esté obligado 2 celebrar el contrato, pero si está obligado a resarcir
el daño causado. La buena fe que debe presidir los negocios jurídicos no permite ya una ruptura irrazonable, sin causa o
arbitraria de las tratativas, y obliga a reparar los perjuicios causados. Admitir ese apartamiento arbitrario importaría
consagrar la validez de conductas abusivas, en clara violación de la regla establecida en el art. 10, Por eso el articulo 991
estable que justamente obliga a ejercer los derechos de manera regular y dispone de manera expresa que la ley no ampara
su ejercicio abusivo.
Por eso, el artículo 991 establece que, durante las tratativas preliminares, y aunque no se haya formulado una oferta, las
partes deben obrar de buena fe para no frustrarlas injustificadamente. El incumplimiento de este deber genera la
responsabilidad de resarcir el daño que sufra el afectado por haber confiado, sin su culpa, en la celebración del contrato.
No está de más recordar que el principio general de la buena fe es una norma jurídica que impone a las personas el deber
de comportarse lealmente en el tráfico jurídico, ajustando el propio comportamiento al arquetipo de conducta social
reclamada por la idea ética vigente. La exigencia de tal comportamiento leal y ético en las relaciones jurídicas abarca el
deber de obrar con honestidad, transparencia y de manera cooperativa.
El principio de la buena fe que implica los deberes antedichos es violado cuando se rompe las negociaciones o tratativas
en curso de manera abusiva, arbitraria, irrazonable o injustificada.

- Deber de confidencialidad.
Uno de los acuerdos que suelen celebrarse durante las tratativas preliminares es el llamado convenio de confidencialidad,
mediante el cual las partes se obligan a no revelar la información confidencial o reservada que se reciba durante la
negociación y a no usarla inapropiadamente en su propio interés.
Más allá de que las partes puedan celebrar de manera expresa un convenio de confidencialidad, lo cierto es que se trata de
un deber implícito de las partes en toda negociación, según lo dispone el artículo 992. Por lo tanto, hayan acordado de
manera expresa o no la confidencialidad, las partes están obligadas en tales términos.
La violación del deber de confidencialidad obliga a reparar el daño sufrido por la otra y, si ha obtenido una ventaja
indebida de la información confidencial, deberá indemnizar a la otra parte en la medida de su propio enriquecimiento (art.
992).
El convenio de confidencialidad, no puede ser considerado un precontrato (véase número 76), si en tal instrumento se
acordó únicamente lo relativo al intercambio de información de un proyecto, mas no se vislumbra un compro miso de
concretar un negocio determinado. En otras palabras, el convenio de confidencialidad sólo puede generar responsabilidad
si se viola el secreto revelado, pero claramente no obliga a contratar. Justamente, el conocimiento de lo confidencial es lo
que permitirá a las partes determinar si es o no conveniente formalizar el negocio contractual.

- Carta de intención.
Uno de estos acuerdos es la denominada carta de intención, que es el instrumento mediante el cual una parte, o todas ellas,
expresan su consentimiento para negociar sobre ciertas bases, limitado a cuestiones relativas a un futuro contrato (art.
993). La voluntad exteriorizada en una carta de intención se halla dirigida, entonces, a producir un efecto provisorio que
se agota en la preparación del contrato, no constituyendo por sí el instrumento contractual, ni obliga a quien la emite.
Claramente, la carta de intención no configura un contrato, y, por ello, debe ser interpretada restrictivamente.
Como regla, la carta de intención no constituye una oferta, ni tiene su fuerza obligatoria, a menos que reúna los recaudos
propios de la oferta (art. 993).

- Modalidades contractuales: contratos preliminares: disposiciones generales. Plazo.


El contrato preliminar es el que contiene un acuerdo sobre los elementos esenciales particulares que identifiquen el
contrato futuro definitivo (art. 994). Como surge del concepto dado, las partes han alcanzado un acuerdo sobre las bases
esenciales de la negociación, pero falta conformidad sobre cláusulas secundarias u ocurre que ellas necesitan un estudio
más profundo de todas las implicancias del contrato para dar el consentimiento definitivo.
Ahora bien, si las partes han celebrado un contrato preliminar, es claro que ya han dejado atrás las tratativas preliminares
y han avanzado sobre la etapa contractual. Esto produce un cambio respecto del derecho a abandonar la negociación. Si
hay un contrato preliminar, desaparece tal derecho, porque se ha ingresado en el campo contractual.
Cierto es que las consecuencias del incumplimiento del contrato preliminar no serán iguales a las del incumplimiento del
contrato definitivo. Sin embargo, aquel incumplimiento importa incumplir una obligación de hacer, que, de generar un
daño a la otra parte, obliga a indemnizarlo.
El articulo 994 dispone que las promesas previstas en esta sección, que abarca los contratos preliminares, las promesas de
celebrar un contrato y el contrato de opción, tienen un plazo de vigencia de un año, o el menor que convengan las partes,
sin perjuicio de reconocer que ellas pueden renovarlo a su vencimiento.

- Promesa de celebrar un contrato.


El artículo 995 dispone que las partes pueden pactar la obligación de celebrar un contrato futuro, pero añade, el futuro
contrato no puede ser de aquellos para los cuales se exige una forma bajo sanción de nulidad.
La idea es que la promesa de celebrar un contrato (promesa que también puede llamarse precontrato o ante contrato)
importa, un acuerdo definitivo sobre todos los puntos del contrato que, empero, carece de uno de los requisitos básicos
exigidos por la ley, y siempre que su incumplimiento no provoque la nulidad del contrato.

- Contrato de opción.
Un supuesto distinto lo constituye el contrato de opción. Una persona ofrece a otra un contrato y se compromete a
mantener latente el ofrecimiento durante un cierto tiempo; la otra parte acepta ese ofrecimiento como tal, es decir, como
compromiso de mantenerlo durante el tiempo estipulado y sin pronunciarse todavía si acepta o no la proposición de fondo.
Las consecuencias son las siguientes: a) el ofertante no puede retractar su oferta durante el plazo fijado; b) la otra parte
puede aceptarlo durante todo ese tiempo y el contrato quedará definitivamente concluido con su solo asentimiento sin
necesidad de una nueva manifestación de voluntad del oferente.
La opción puede ser gratuita u onerosa, y debe ser pactada bajo la misma forma que se exija para el contrato definitivo.
Como regla, salvo pacto en contrario, la opción no es transmisible a un tercero (art. 996).

- Pacto de preferencia.
El pacto de preferencia es la cláusula o convenio mediante el cual se genera en cabeza de una de las partes una obligación
de hacer, que consiste en que, si decide celebrar un futuro contrato, deberá hacerlo con la otra o las otras parten (art. 997).
Como no tiene efecto resolutivo ni afecta a terceros, pueda estipulárselo en el contrato originario o en otro posterior
Estamos ante una promesa hecha por el otorgante de la preferencia, sujeta a la condición suspensiva de que más tarde
decida celebrar el futuro contrato. Con otras palabras, existe un derecho a favor del beneficiario a celebrar el contrato, si el
otorgante de la preferencia decide contratar y siempre que acepte las condiciones que este último le ha transmitido.
Dispone el último párrafo del artículo 997 que los derechos y obligaciones derivados del pacto de preferencia puede ser
transmitidos a terceros con las modalidades que se estipulen. Si puede ser transmitido a terceros, deberá admitirse que el
derecho que nace del pacto de preferencia puede ser ejercido por los acreedores del beneficiario en ejercicio de la acción
subrogatoria.
Establece el artículo 997 que, si se trata de participaciones sociales de cualquier naturaleza, de condominio, de partes en
contratos asociativos o similares, el pacto de preferencia puede ser reciproco.
En los contratos bilaterales, el derecho que nace del pacto de preferencia favorece a una sola de las partes. Pero en los
contratos plurilaterales, tales como las sociedades y los demás contratos asociativos (negocios en participación,
agrupaciones de colaboración, uniones transitorias y consorcios de cooperación), el pacto puede ser dado en beneficio de
todas las partes. De allí que la norma puntualice su carácter recíproco. El mismo beneficio existe en materia de
condominio, en el que cada uno de los condóminos podrá exigir el cumplimiento del pacto en su propio beneficio, aunque
el resto de los condóminos no quieran ejercer su derecho.

- Efectos.
Art. 998: El otorgante de la preferencia debe dirigir a su o sus beneficiarios una declaración, con los requisitos de la
oferta, comunicándole su decisión de celebrar el nuevo contrato, en su caso de conformidad con las estipulaciones del
pacto. El contrato queda concluido con la aceptación del o de los beneficiarios.

- Contrato sujeto a conformidad.


El artículo 999 regula el llamado contrato sujeto a conformidad, es aquél cuyo perfeccionamiento depende de una
conformidad o de una autorización. Este tipo de contrato no constituye un contrato definitivo su perfeccionamiento que se
obtenga la referida conformidad o autorización. Es el caso del contrato de alquiler de un inmueble, en el que se quiere
instalar determinado negocio que requiere de la autorización administrativa correspondiente; o, del contrato celebrado por
un administrador de un edificio de departamentos en los casos en que el reglamento de propiedad exija la conformidad del
consejo de administración.
La vida de estos contratos está sujeta a la condición suspensiva de que se obtenga tal autorización o conformidad. Por ello,
a estos contratos se les aplican justamente las reglas de tal condición (art. 999). En el caso de que las partes hubiesen dado
cumplimiento total o parcialmente a las obligaciones asumidas, y la condición no se cumpliese, están facultadas a exigir la
restitución de lo dado, con sus accesorios.

- Contratos celebrados por adhesión a cláusulas generales predispuestas. Concepto. Requisitos.


Estos contratos por adhesión constituyen el grueso de los negocios contractuales modernos. Piénsese en los contratos de
seguro, tarjeta de crédito, apertura de cuenta corriente bancaria, compraventa de automotores sin uso, compraventa de
cosas mediante planes de ahorro previo, clubes de campo, cementerios privados, tiempo compartido, leasing, servicio de
medicina prepaga, etc.

- Requisitos
La ley exige que las cláusulas generales predispuestas sean comprensibles y autosuficientes. También exige que la
redacción sea clara, completa y fácilmente legible. Por ello, se tienen por no convenidas aquellas cláusulas un reenvío a
textos o a documentos que no se facilitan a la contraparte del pre que efectúan disponente, previa o simultáneamente a la
conclusión del contrato (art. 965).
Las precedentes reglas se aplican también a otros tipos de contratación, como la que se lleva a cabo por vía telefónica o
electrónica o por cualquier otro medio de comunicación similar.

- Cláusulas particulares.
En el marco de los contratos por adhesión, se llaman cláusulas particulares a aquellas que, negociadas individualmente,
amplían, limitan, suprimen o interpretan una cláusula general (art. 986). Añade la norma que, en caso de incompatibilidad
entre cláusulas generales y particulares, prevalecen estas últimas.

- Cláusulas abusivas.
De manera expresa, el Código Civil y Comercial ha establecido cláusulas, consideradas abusivas para el adherente, se
deben tener por no escritas que ciertas (art. 988). Expresamente se enuncia como abusivas a las cláusulas que des
naturalizan las obligaciones del predisponente, a las que importan renuncia o restricción a los derechos del adherente, o
amplían derechos del predisponente que resultan de normas supletorias; y a las que, por su contenido, redacción o
presentación, no son razonablemente previsibles.

- Interpretación. Control Judicial.


Las cláusulas ambiguas predispuestas por una de las partes se interpretan en sentido contrario a la parte predisponente (art.
987).
Se trata de una clara aplicación del principio general de la buena fe, que incorpora la regla contra proferentem. Esta regla
protege al adherente, quien no tiene otra opción que adherir a la propuesta redactada por la otra parte o no contratar, y por
ello es lógico que quien redacto el contrato, si lo hizo sin claridad, con ambigüedad o términos abusivos, se haga cargo de
las consecuencias indeseables de tal tipo de redacción.
Es importante destacar que la aprobación administrativa de las cláusulas generales no obsta a su control judicial. Así, por
ejemplo, la aprobación de ciertas cláusulas en un contrato prerredactado de seguros por la Superintendencia Nacional de
Seguros, no obsta a la posibilidad de su control judicial. En estos casos, cuando el juez declara la nulidad parcial del
contrato, simultáneamente lo debe integrar, si no puede subsistir sin comprometer su finalidad (art. 989).

- Contratos de larga duración.


El art. 1011 establece que en los contratos de larga duración el tiempo es esencial para el cumplimiento del objeto, de
modo que se produzcan los efectos queridos por las partes o se satisfaga la necesidad que las indujo a contratar. Por tal
motivo, las partes deben ejercitar sus derechos conforme con un deber de colaboración, respetando la reciprocidad de las
obligaciones del contrato, considerada en relación a la duración total. La parte que decide la rescisión debe dar a la otra la
oportunidad razonable de renegociar de buena fe, sin incurrir en ejercicio abusivo de los derechos. Por ejemplo; contrato
de suministro.

- Contratos conexos: definición, interpretación, efectos.


El art. 1073 establece que hay conexidad cuando dos o más contratos autónomos se hallan vinculados entre sí por una
finalidad económica común previamente establecida (sea por la ley, sea por voluntad de las partes o surgir de una
razonable interpretación del negocio), de modo que uno de ellos ha sido determinante del otro para el logro del resultado
perseguido.
Los contratos conexos deben ser interpretados los unos por medio de los otros, atribuyéndoles el sentido apropiado que
surge del grupo de contratos, su función económica y el resultado perseguido (art. 1074).
Esta finalidad común habilita a uno de los contratantes a oponer la excepción de incumplimiento contractual, aun frente a
la inejecución de obligaciones ajenas a su contrato. E, incluso, podrá requerir la extinción del contrato por él celebrado, si
la extinción de otro de los contratos conexos produce la frustración de la finalidad económica común (art. 1075).

- Capacidad. Principios Generales.


La capacidad es la aptitud de la persona, por un lado, para ser titular de derechos y deberes jurídicos, y, por otro lado, para
ejercer por sí mismo los derechos o el cumplimiento de los deberes.
La capacidad no es considerada un elemento esencial del contrato, sino un pre supuesto del consentimiento.
Hay dos tipos de capacidad:
Capacidad de derecho: aptitud para ser titular de un derecho o de un deber juri dico. También se la denomina capacidad de
goce". La ley puede privar o limitar esta capacidad respecto de hechos, simples actos, o actos jurídicos determinados.
Capacidad de ejercicio: aptitud para ejercer por sí mismo sus derechos o el cumplimiento de sus deberes.

- Personas menores de edad.


El Código Civil y Comercial establece que menor de edad es la persona que no ha cumplido dieciocho años. Dentro de las
personas menores de edad, llama adolescente a quien ha cumplido trece años (art. 25).
La regla general es que la persona menor de edad ejerce sus derechos a través de sus representantes legales (art. 26, párr.
1°), es decir, sus padres o tutores, todo lo cual importa presumir su incapacidad de hecho o ejercicio.
Sin embargo, el propio Código establece que, si cuenta con edad y grado de madurez suficiente, puede ejercer por sí los
actos que le son permitidos por el ordenamiento jurídico (arts. 24, inc. b, y 26, párr. 2°), lo que importa otorgar una clara
elasticidad al concepto de capacidad. Ya no dependerá tanto de la edad que se tenga sino, y sin perder de vista esa edad, el
grado de madures tenga para ejecutar un acto determinado.
a) La persona menor de edad, aunque tenga menos de trece años, pueden celebrar contratos de menguado valor o escasa
cuantía. Se presume que es tos contratos han sido realizados con la conformidad de los padres (art. 684) Es una solución
realista. Todos los días vemos niños realizando verdaderas compraventas (adquiriendo chocolates o bebidas en quioscos y
supermercados, útiles escolares en librerías, etc.), permutas (intercambios de libros entre alum nos), mutuos gratuitos
(prestando activa o pasivamente las cosas) o celebrando contratos de transporte o de espectáculo público (entradas de
cine, fútbol, etc.). Y nadie puede dudar que tales contratos son válidos, a menos que se dé un supuesto de explotación de
la inexperiencia del menor, en cuyo caso podrá ser anulado por el vicio de lesión (art. 332).
b) A partir de que se es adolescente, a los trece años, se presume que tiene aptitud para decidir por sí respecto de aquellos
tratamientos que no resulten invasivos, ni comprometan su estado de salud o provoquen un riesgo grave en su vida o
integridad física. En cambio, si se tratara de tratamientos invasivos que comprometen su estado de salud o ponen en riesgo
la integridad o la vida, el adolescente debe prestar su consentimiento con la asistencia de sus progenitores, en este caso, si
existiera conflicto entre ambos, debe resolverse teniendo en cuenta su interés superior, sobre la base de la opinión médica
respecto a las consecuencias de la realización o no del acto médico.
c) Antes de cumplir dieciséis años, la persona no puede ejercer oficio, profesión o industria, ni obligarse de otra manera,
sin autorización de sus padres, y siempre que se cumplan con los requisitos fijados en las leyes especiales (art. 681). En
cambio, a partir de los dieciséis años, se presume que, si ejerce algún empleo, profesión o industria, está autorizado por
sus padres para todos los actos concernientes al empleo, profesión o industria, y siempre que se cumpla con la normativa
referida al trabajo infantil (art. 683).
d) Todo menor de edad puede ejercer libremente la profesión si hubiera obtenido el título habilitante para ejercerla, sin
necesidad de tener la autorización de sus padres (art. 30). Es una solución correcta pues si la persona está habilitada para
ejercer una profesión, es irrazonable imponer otro recaudo (como sería la autorización de los padres) para que la pueda
ejercer.

- Incapacidad e inhabilidad para contratar. Efectos.


Articulo 1000. Efectos de la Nulidad del Contrato: declarada la nulidad del contrato celebrado por la persona incapaz, la
parte capaz no tiene derecho para exigir la restitución o el reembolso de lo que ha pagado o gastado, excepto si el contrato
enriqueció a la parte incapaz y en cuanto se haya enriquecido.
Artículo 1001. Inhabilidades para contratar. No pueden contratar, en interés propio o ajeno, según sea el caso, los que
están impedidos para hacerlo conforme a disposiciones especiales. Los contratos cuya celebración está prohibida a
determinados sujetos tampoco pueden ser otorgados por interpósita persona.
Artículo 1002. Inhabilidades especiales. No pueden contratar en interés propio:
a) los funcionarios públicos, respecto de bienes de cuya administración o enajenación están o han estado encargados;
b) los jueces, funcionarios y auxiliares de la justicia, los árbitros y mediadores, y sus auxiliares, respecto de bienes
relacionados con procesos en los que intervienen o han intervenido;
c) los abogados y procuradores, respecto de bienes litigiosos en procesos en los que intervienen o han intervenido;
d) los cónyuges, bajo el régimen de comunidad, entre sí.

- Objeto de los contratos. Concepto. Aplicación de los principios generales.


El objeto es, junto con el consentimiento y la causa, uno de los elementos esenciales del contrato; ellos son requeridos
para su existencia.
Se establece que puede estar constituido por hechos o por bienes; precisándose que el objeto de un acto jurídico no debe
ser un hecho imposible o prohibido por la ley, ni contrario a la moral, a las buenas costumbres, al orden público o lesivo
de los derechos ajenos o de la dignidad humana, ni un bien que por un motivo especial se haya prohibido que lo sea.
Para que exista un contrato válido, su objeto debe ser:
a. Lícito: La operación jurídica considerada por las partes debe referirse a hechos que no estén prohibidos por las leyes,
sean contrarios a la moral, al orden público, a la dignidad de la persona humana o lesivos de derechos ajenos o a
bienes que no se hayan prohibido que sean objeto de negocios jurídicos (art. 1004 CCyC).
b. Posible: La posibilidad debe evaluarse al tiempo de la celebración del contrato, pues la imposibilidad sobreviniente
afecta la factibilidad de cumplimiento, pero no priva de objeto a la estructura del contrato, sea ella permanente (art.
955 CCyC) o sea ella temporaria (art. 956 CCyC).
La posibilidad establecida como requisito en este artículo se refiere tanto al aspecto material como jurídico,
apreciados ambos según las circunstancias, posibilidades técnicas y legislación vigentes al tiempo de celebración del
contrato.
c. Determinado o determinable: El objeto de la prestación debe encontrarse determinado al tiempo de la celebración del
contrato o bien establecerse en este el mecanismo por el que podrá alcanzarse tal determinación al tiempo del
cumplimiento, supuesto de indeterminación relativa temporal.
Si el objeto se refiere a bienes, estos deben estar determinados en su especie o género, pudiendo quedar su cantidad
sujeta a determinación, como cuando se vende lo producido de una cosecha futura de trigo de determinada calidad,
obtenida de una porción de campo delimitada (art. 1005 CCyC). La cosa objeto de una compraventa puede ser
individualizada con precisión, como cuando se dan los datos de dirección, matrícula o catastrales de un inmueble o
estar identificada su especie o género; si la obligación es de género, en ausencia de determinación convencional del
procedimiento de elección, ella debe ser hecha por el deudor y debe recaer en una cosa de calidad media (art. 762
CCyC); si la obligación es de género limitado (art. 785 CCyC), corresponde aplicar la regulación de las obligaciones
alternativas (art. 779 CCyC).
Se considera que el objeto de un contrato es determinable cuando se establecen criterios suficientes para su
determinación, cuestión que dependerá de las características del objeto contractual de que se trate en cada caso (art.
1005 CCyC).
d. Susceptible de valoración económica: El objeto del contrato debe ser susceptible de valoración económica, cuestión
distinta de la del interés que guía al contratante, quien puede actuar motivado por móviles ajenos a consideraciones
económicas, pero, de todos modos, tutelados por el ordenamiento legal.

- Objetos prohibidos.
No pueden ser objeto de los contratos los hechos que sean imposibles, o que estén prohibidos por la ley, o que sean
contrarios al orden y a la moral público o a la dignidad de las personas, o que sean lesivos de los derechos ajenos (Ej:
fraude de los acreedores y simulación; a veces es inevitable perjudicar a un tercero como cuando ponen un supermercado
al lado de una verdulería chica, se lo perjudica al verdulero). Tampoco podrán ser objeto de los contratos los bienes que
por un motivo especial está prohibido que lo sean. Cuando se tenga por objeto derechos sobre el cuerpo humano, sólo
puede ser disponible por su titular.

- Situaciones especiales: el cuerpo humano como objeto de los contratos.


E1 artículo 1004 in fine dice: "cuando tengan por objeto derechos sobre el cuerpo humano se aplican los artículos 17y
56".
El artículo 17 CCCN dice que los derechos sobre el cuerpo humano o sus partes no tienen un valor comercial, sino
afectivo, terapéutico, científico, humanitario o social y sólo pueden ser disponibles por su titular siempre que se respete
alguno de esos valores y según lo dispongan las leyes especiales; y que el artículo 56 prohíbe los actos de disposición
sobre el propio cuerpo que ocasionen una disminución permanente de su integridad, salvo que sean necesarios para
mejorar la salud propia o de otra persona.
Dado su carácter de derechos personalísimos, los derechos sobre el cuerpo humano o sus partes no tienen un valor
económico o comercial y en principio no son disponibles y parecerían estar excluidos de ser objeto de los contratos. Pero
teniendo en cuenta el avance de la ciencia (trasplantes de órganos, depósitos de células, etc.) y la utilidad de partes del
cuerpo de una persona para salvar vidas de otras personas o para prevenir y curar enfermedades, el Código Civil y
Comercial -art. 1004 in fine CCCN) admite que puedan ser objeto de los contratos siempre que se respete alguno de los
valores mencionados en el artículo 17 (ej.: terapéutico) y según lo dispongan las leyes especiales (ej.: ley de trasplantes de
órganos; ley de donación de sangre, etc.).

- Determinación y determinación por un tercero.


Artículo 1005. Determinación. Cuando el objeto se refiere a bienes, éstos deben estar determinados en su especie o género
según sea el caso, aunque no lo estén en su cantidad,
si ésta puede ser determinada. Es determinable cuando se establecen los criterios suficientes para su individualización.
Artículo 1006. Determinación por un tercero. Las partes pueden pactar que la determinación del objeto sea efectuada por
un tercero. En caso de que el tercero no realice la elección, sea imposible o no haya observado los criterios expresamente
establecidos por las partes o por los usos y costumbres, puede recurrirse a la determinación judicial, petición que debe
tramitar por el procedimiento más breve que prevea la legislación procesal.

- Bienes futuros
No solo los bienes presentes pueden ser objeto de los contratos; también pueden serio los bienes futuros. La promesa de
transmitirlos está subordinada a la condición de que lleguen a existir, excepto que se trate de contratos alea torios (art.
1007).
Los supuestos contemplados en la ley son dos: a) Se contrata sobre una cosa que no existe, pero se espera que existirá
(ejemplo, la compra de una cosecha antes de que esté en estado de recogerse). Si más tarde la cosa no llega a existir (en el
ejemplo propuesto, porque la ha destruido un granizo) el contrato es nulo. b) Se contrata sobre una cosa que todavía no
existe, asumiendo el comprador el riesgo de que no llegue a existir nunca: el contrato tiene carácter aleatorio yes por tanto
valido, aunque la cosa no llegue a existir.
La norma establece la posibilidad de realizar contratos sobre bienes futuros, quedando su perfeccionamiento sujeto a una
condición suspensiva: que los bienes lleguen a existir, salvo que el contrato sea aleatorio, en cuyo caso no se lo considera
subordinado a tal condición, como ocurre cuando se contrata a un equipo de investigación para que desarrolle una vacuna
o un fármaco y no existe certeza sobre la posibilidad de lograr el resultado esperado.
La compraventa de cosa futura es un supuesto específico de contratación sobre un bien aún no existente, que el Código
trata en el art. 1131 CCyC, dando por entendida la sujeción de la eficacia contractual a que la condición suspensiva de que
la cosa llegue a existir, para lo que el vendedor debe realizar las tareas y esfuerzos que resulten del contrato, o de las
circunstancias, para que ello ocurra en el tiempo y condiciones convenidos; la norma prevé también la asunción por el
comprador del riesgo de que la cosa no llegue a existir.
En el art. 1551 CCyC se establece la nulidad de la donación hecha sobre bienes futuros del donante.

- Bienes ajenos.
Artículo 1008. Bienes ajenos. Los bienes ajenos pueden ser objeto de los contratos. Si el que promete transmitirlos no ha
garantizado el éxito de la promesa, sólo está obligado a emplear los medios necesarios para que la prestación se realice y,
si por su culpa, el bien no se transmite, debe reparar los daños causados. Debe también indemnizarlos cuando ha
garantizado la promesa y ésta no se cumple. El que ha contratado sobre bienes ajenos como propios es responsable de los
daños si no hace entrega de ellos.
El artículo establece como principio general que los bienes ajenos pueden ser objeto de los contratos.
De acuerdo a lo estipulado en la norma, corresponde distinguir dos supuestos básicos:
1) Que el promitente haya contratado sobre bienes ajenos como propios, supuesto en el que, de no producirse la
entrega, debe indemnizar a la otra parte, por mediar una violación a la regla de la buena fe; y
2) Que para ambas partes esté claro que el promitente no tiene la disponibilidad jurídica del bien al tiempo de la
celebración del contrato, supuesto que, a su vez, da lugar a dos variantes:
a. Que el promitente haya garantizado el éxito de la promesa, en cuyo caso, de no cumplir, debe indemnizar a la
otra parte; y
b. Que no haya asumido tal garantía, situación en la que solo está obligado a emplear los medios necesarios para que
la prestación se realice; de no alcanzarse tal concreción. En este supuesto deben distinguirse, a su vez, otras dos
situaciones:
i. que ello haya sucedido por culpa del promitente, quien entonces deberá indemnizar a la otra parte; y
ii. Que no haya mediado tal culpa, supuesto en el que no se deberá tal indemnización.
bienes litigiosos.

- Herencia futura.
La regla general es que la herencia futura no puede ser objeto de los con tratos ni tampoco pueden serlo los derechos
hereditarios eventuales sobre objetos particulares (art. 1010). La prohibición incluye aquellos contratos celebrados con el
consentimiento de la persona de cuya sucesión se trata. También quedan abarcados los contratos sobre objetos o derechos
que se recibirán como consecuencia de una herencia futura. Es una prohibición fundada en razones de moral, como ya lo
hemos dicho; resulta chocante admitir la legitimidad de pactos en los cuales se especula sobre la muerte de una persona.
El principio general establece que no está permitida la realización de contratos sobre herencia futura o sobre derechos
hereditarios eventuales sobre objetos particulares, con excepciones.
Ellos son los relativos a los pactos celebrados con miras a la conservación de la unidad de gestión empresarial de una
explotación productiva o de participaciones societarias de cualquier tipo, o a la prevención o solución de conflictos en ese
ámbito. Posibilita la continuidad de la actividad empresarial familiar, con las ventajas que ella puede conllevar no solo
para los herederos sino también para el interés de la sociedad, preocupada en la conservación de las fuentes de trabajo y
en la buena dinámica de un mercado fuerte.

UNIDAD III: Causa. Forma y Prueba de los Contratos.


- Causa. Concepto.
El Código Civil y Comercial se refiere a la causa en el artículo 1012, donde para regular la causa en los contratos remite a
las normas sobre la causa de los actos Jurídicos -arts. 281 a 283 CCCN-, y también en los artículos 1013 y 1014.
Art. 281. Causa. - La causa es el fin inmediato autorizado por el ordenamiento jurídico que ha sido determinante de la
voluntad. También integran la causa los motivos exteriorizados cuando sean lícitos y hayan sido incorporados al acto en
forma expresa, o tácitamente si son esenciales para ambas partes.
Con esta regulación queda en claro que la causa final es un elemento esencial de los actos jurídicos, y por ende, de los
contratos y se supera el debate doctrinario acerca de si la causa final era o no un elemento del acto jurídico.

- Evolución. Teoría clásica


Se discute si la teoría de la causa tuvo o no su origen en Roma. Los textos son confusos y dan pie a todas las opiniones.
De cualquier modo, es indudable que no fue desarrollada en su plenitud por los jurisconsultos romanos. Ese mérito
corresponde a DOMAT. Su concepción de la causa es definitivamente objetiva: la causa es el fin del acto jurídico; cuando
se habla del fin, no debe creerse que se trata de los móviles personales y psicológicos de cada contratante, sino de los
elementos materiales que existen en todo contrato. Por consiguiente, en los contratos sinalagmáticos o bilaterales, la causa
de la obligación de cada una de las partes es la obligación de la otra. Así, por ejemplo, en la compraventa, la causa de la
obligación contraída por el vendedor, es el precio que recibirá; mientras que, para el comprador, la causa es la cosa que
adquiere. En los contratos reales, la causa está dada por la prestación que se anticipa y que da derecho a exigir otra en
correspondencia a la dada. Finalmente, en los actos a título gratuito es el animus donandi, o intención de beneficiar al que
recibe la liberalidad Faltaría la causa si no existe contraprestación o si no hay tal animus donandi.

- Anticausalista.
La teoría de la causa sufrió rudos ataques de parte de los más ilustres juristas. PLANIO la impugnó por falsa e inútil.
Es falsa, sostiene, porque existe una imposibilidad lógica de que, en un contrato bilateral, una obligación sea la causa de la
obligación de la contra parte. Las dos nacen al mismo tiempo. Ahora bien: no es posible que un efecto y su causa sean
exactamente contemporáneos; el fenómeno de la causa mutua es incomprensible.
Es inútil, porque esta noción de causa se confunde con la de objeto, y, particularmente, la causa ilícita no parece ser otra
cosa que el objeto ilícito.
En los contratos reales, se juzga que la noción de causa es falsa pues a entrega de la cosa no es la causa de la obligación de
restituir sino su fuente, en tanto que resulta inútil en razón de que la entrega de la cosa es un requisito de la formación del
contrato y, por lo tanto, de nada sirve afirmar que el contrato carece de causa si la cosa no se entrega.
Finalmente, en materia de actos gratuitos, se rechaza la noción de causa por falsa pues confunde causa con motivo, y por
inútil porque la falta de intención se mezcla con la falta de consentimiento y no existiendo consentimiento no puede
perfeccionarse el contrato

- Neocausalista.
Los que aceptaban que la causa fin era un elemento de los actos jurídicos, distinguían el “objeto” de la “causa”:
- Objeto: era la materia sobre la cual versa el acto, o sea, los hechos o cosas.
- Causa: la finalidad tenida en mira por las partes al ejecutar el acto.
Distinguían a la vez entre:
- Causa fin inmediata: finalidad abstracta que han tenido las partes al contratar y que en los contratos iguales es siempre la
misma (ej.: en las compraventas, para el vendedor es recibir el precio y para el comprador es recibir la cosa en propiedad).
- Causa fin mediata: motivos o razones particulares que ha tenido cada parte para obligarse (ej.: en una compraventa, el
motivo o fin mediato del vendedor puede ser el destino que dará al dinero que reciba, como ser: viajar por el mundo,
comprar una estancia, hacerse una cirugía, etc.).
Los motivos dependen de cada persona, pueden variar y como están ocultos en el fuero interno de cada contratante, en
principio son irrelevantes para el Derecho. La validez del acto no se afecta por el hecho de que una de las partes no haya
logrado su motivo interno o fin mediato, salvo que lo haya exteriorizado y pactado en el acto celebrado.
El artículo 281 acepta la causa fin inmediata y también la causa fin mediata, es decir, los motivos que han tenido las partes
para contratar si ellos son lícitos y han sido exteriorizados e incorporados al acto.

- Principios generales. Disposiciones generales de la causa de los contratos.


Necesidad.
Art. 1013. Necesidad. - La causa debe existir en la formación del contrato y durante su celebración y subsistir durante su
ejecución. La falta de causa da lugar, según los casos, a la nulidad, adecuación o extinción del contrato.
La causa fin es un elemento esencial del contrato. Por ende, para la validez del contrato ella debe existir al celebrarse el
contrato y subsistir durante la ejecución del mismo. Según las circunstancias, la falta de causa puede implicar la nulidad
del contrato, su adecuación o su extinción.
Causa ilícita.
La causa debe ser lícita; si la causa es ilícita el contrato es nulo. La causa es ilícita cuando es contraria -art. 1014 CCCN-:
• a la moral
• al orden público
• a las buenas costumbres
Habitualmente, la causa ilícita es perseguida por ambas partes. En el caso de que sólo una de ellas haya actuado con un
motivo ilícito, ésta no podrá invocar el contrato frente a la otra, y esta última podrá recuperar lo que ha dado sin necesidad
de cumplir lo ofrecido.
Art. 1014. Causa ilícita. - El contrato es nulo cuando:
a) su causa es contraria a la moral, al orden público o a las buenas costumbres;
h) ambas partes lo han concluido por un motivo ilícito o inmoral común. Si sólo una de ellas ha obrado por un motivo
ilícito o inmoral, no tiene derecho a invocar el contrato frente a la otra, pero ésta puede reclamar lo que ha dado, sin
obligación de cumplir lo que ha ofrecido.

- Forma. Concepto.
Los actos jurídicos requieren la voluntad interna del sujeto, y también que dicha voluntad se manifieste exteriormente por
algún medio. Tratándose de los contratos lo que se debe exteriorizar es el acuerdo o integración de las voluntades de las
partes (el consentimiento).
La forma es la manera o medio por el cual las partes manifiestan exteriormente su voluntad o el consentimiento para
celebrar el contrato. La forma sería como un molde que contiene la voluntad del sujeto (en un acto jurídico) o el
consentimiento (en los contratos).
Tradicionalmente, la forma es caracterizada como el conjunto de solemnidades que deben realizarse al tiempo de la
formación del contrato, tales como: que se haga por escrito, en presencia de testigos, que sea hecho ante escribano u
oficial público, etc.

- Forma de los contratos en el código civil y comercial


- La libertad de formas. -
El Código Civil y Comercial establece el principio de “la libertad de formas” en el artículo 284 y lo confirma en el
artículo 1015.
Art. 284. Libertad de formas. - Si la ley no designa una forma determinada para la exteriorización de la voluntad, las
partes pueden utilizar la que estimen conveniente. Las partes pueden convenir una forma más exigente que la impuesta
por la ley.
Art. 1015. libertad de formas. - Sólo son formales los contratos a los cuales la ley les impone una forma determinada.
La forma puede resultar de la voluntad de las partes o de la ley. Las partes pueden utilizar la forma que quieran, ya sea
verbalmente, escrito, sea instrumento público o privado, etc. Salvo que la ley designe una forma determinada.

- Clasificación de los contratos de acuerdo a su forma.


Dentro de la categoría de contratos formales hay que diferenciar los contratos cuya forma es requerida a los fines
probatorios, de aquellos otros en los cuales la formalidad tiene carácter constitutivo o solemne. Incluso, las formas
solemnes se dividen en absolutas y relativas.
El incumplimiento de la forma solemne absoluta trae aparejado la nulidad del acto celebrado. Con otras palabras, la forma
solemne absoluta es esencial la validez del acto, pues su omisión lo priva de todos sus efectos, por más que
consentimiento se pruebe inequívocamente. Ejemplo de ella, la donación de in inmueble, que debe hacerse por escritura
pública inexorablemente.
En cambio, el incumplimiento de la forma solemne relativa, no acarreará la nulidad del acto, sino que permitirá exigir el
cumplimiento de la forma establecida por la ley. Como se advierte, la omisión de la forma solemne relativa impide
considerar concluido el contrato celebrado, pero valdrá como un contrato por el cual las partes se obligan a cumplir con la
formalidad establecida. Por lo tanto, provoca el nacimiento de la obligación de cumplir con la forma legal y el derecho a
exigirla judicialmente. Así, la omisión de celebrar una compraventa inmobiliaria por escritura pública, permite a
cualquiera de las partes exigir la escrituración.

- Las modificaciones.
Si el contrato debe ser celebrado respetando una forma determinada, sea porque la ley la exige, sea porque las partes la
acordaron, las posteriores modificaciones que las partes convengan deben ser hechas con la misma formalidad.
Esta regla prevista en el artículo 1016, admite, empero, algunas excepciones: (i) si las modificaciones versan sobre
estipulaciones accesorias o secundarias, y (ii) si existe una disposición legal que expresamente admita que no se cumpla
con en la modificación con la formalidad fijada para el contrato original.

- El requisito de la escritura pública.


De acuerdo al artículo 1017 del nuevo Código deberán otorgarse por escritura pública:
a) los contratos que tienen por objeto la adquisición, modificación o extinción de derechos reales sobre inmuebles;
b) los contratos que tienen por objeto derechos dudosos o litigiosos sobre inmuebles;
c) todos los actos que sean accesorios de otros contratos otorgados en escritura pública;
d) los demás contratos que, por acuerdo de partes o disposición de la ley, deben ser otorgados en escritura pública.
- Omisión de la forma.
Si la escritura pública es exigida “en forma absoluta”, como requisito de validez (ej.: donación de inmuebles o de rentas
periódicas o vitalicias), y las partes la omiten, el contrato es nulo.
Si la escritura pública es exigida “en forma relativa " y las partes celebran el contrato por instrumento privado, dicho
contrato “no queda concluido como tal”, es decir, no produce sus efectos propios, pero “queda concluido como un
contrato en el que las partes se han obligado a hacer escritura pública” -arts. 285 969 y 1018 CCCN-.
Ej: esto es lo que pasa generalmente en las ventas de inmuebles, pues deben hacerse por escritura pública, pero las partes
las hacen mediante un documento privado, denominado “boleto de compraventa”.
La obligación de la que hablan los artículos 285 y 969 es juzgada como una obligación de hacer (otorgar la escritura
pública), y la parte que se resiste o demora en otorgarla podrá ser demandada por la otra para que otorgue la escritura
pública, y de no hacerlo el juez lo hará en su representación, siempre que las contraprestaciones estén cumplidas, o sea
asegurado su cumplimiento -art. 1018 CCCN-.

- Prueba.
La prueba del contrato consiste en demostrar -por los medios y las formas que indica la ley- la existencia y alcance de un
contrato.

- La regla en materia de medios de prueba.


Según el art. 1019, los contratos pueden ser probados por todos los medios aptos para llegar a una razonable convicción
según las reglas de la sana critica, y con arreglo a lo que disponen las leyes procesales, excepto disposición legal que
establezca un medio especial.
En general los contratos pueden probarse:
a) Instrumento público; porque actúa el oficial publico en los limites de sus atribuciones y de su competencia
territorial y porque esta firmado por ese oficial público, las partes o sus representantes.
b) Por instrumentos particulares firmados o no firmados. Los instrumentos particulares pueden estar firmados o no.
Los firmados son instrumentos privados, y los no firmados son instrumentos particulares. Por ejemplo; la entrada
de espectáculos públicos.
c) Por libros y demás registros contables. Las personas jurídicas privadas y quienes realizan una actividad
económica organizada o son titulares de una empresa o establecimiento comercial, industrial agropecuario o de
servicios deben llevar determinados libros y registros contables.
d) Por correspondencia. Cualquiera sea el medio para crearlas o trasmitirlas.

- Prueba de los contratos formales y los celebrados por medios electrónicos.


Los contratos en los cuales la formalidad es requerida a los fines probatorios pueden ser probados por otros medios,
inclusive por testigos, si hay imposibilidad de obtener la prueba de haber sido cumplida la formalidad o si existe principio
de prueba instrumental, o comienzo de ejecución.
Se considera principio de prueba instrumental cualquier instrumento que emane de la otra parte, de su causante o de parte
interesada en el asunto, que haga verosímil la existencia del contrato.
La prueba instrumental comprende a todos los instrumentos públicos o privados, a todo documento y a cualquier
instrumento particular no firmado, en donde se incluyen los impresos, los registro visuales o auditivos de cosas o hechos y
cualquiera que sea el medio empleado, los registros de la palabra y de información. Quedan incluidos, los documentos
digitales y los correos electrónicos, entre otros.
Calificación. Integración del contrato. Carácter de las normas legales. Prelación
Normativa. Interpretación. Sistemas de interpretación de los contratos. Regulación del CCyC. Reglas. La buena fe como
principio rector. La importancia de la buena fe en la interpretación de los contratos. Eficacia temporal. Lesión.
Imprevisión.

UNIDAD IV: Efectos de los Contratos.


- Efectos de los contratos.
Los efectos de los contratos son las consecuencias jurídicas que ellos producen, las que en general consisten en crear,
regular, modificar, transferir o extinguir relaciones jurídicas patrimoniales -art. 957 CCCN-.

- La autonomía de la voluntad. Fuerza vinculatoria del contrato. Alcances.


La autonomía de la voluntad y la libertad de contratación son principios que se ponen claramente de manifiesto en la
relación entre las partes, y que llevan necesariamente a la consecuencia de que: los contratos sean obligatorios para las
partes. ¿Por qué? Porque en el contrato las partes pueden libremente convenir lo que quieran, lo que más les convenga
(autonomía de la voluntad, libertad de contratación), pero luego deben someterse a lo convenido.
En el código civil y comercial se consagra el principio la fuerza obligatoria del contrato para las partes estableciendo que:
lo convenido es obligatorio para las partes siempre que se trate de un contrato “válidamente celebrado. Siendo válido el
contrato, las partes deben cumplirlo exactamente como lo convinieron y su contenido sólo puede ser modificado o
extinguido por acuerdo de partes o en los supuestos en que la ley lo prevé. En principio, ni siquiera los jueces pueden
modificar lo acordado por las partes.
La fuerza obligatoria (lo convenido debe ser cumplido obligatoriamente) se encuentra limitada -aparte del orden público,
la moral y las buenas costumbres- también en razón de que ciertas circunstancias socio-económicas (desigualdad
económica de las partes, monopolio del oferente, diversos abusos, etc.) han determinado, por un lado, que haya
intervención del Estado regulando ciertos contratos para proteger el interés público o colectivo, y por otro, que la doctrina,
la jurisprudencia y la legislación limitaran el cumplimiento de cláusulas contractuales mediante la aplicación de nuevas
teorías, tal el caso de la teoría de la lesión, del abuso del derecho, del abuso de posición dominante, de la imprevisión, del
estado de necesidad, etc.
- Facultad de los jueces.
Los jueces no tienen facultades para modificar las estipulaciones de los contratos, excepto que sea pedido de una de las
partes cuando lo autoriza la ley, o de oficio cuando se afecta, de modo manifestó, el orden público.

- Efectos relativos de los contratos. Principio general.


El contrato sólo tiene efecto entre las partes contratantes; no lo tiene con respecto a terceros, excepto en los casos
previstos por la ley.
El art. 1021 CCyC enuncia lo que en doctrina se conoce como “principio de relatividad de efectos de los contratos”, según
el cual estos pueden proyectar efectos, derechos y obligaciones solo con relación a los sujetos que conforman las partes
contratantes, pero no con relación a terceros ajenos al vínculo entre ellos establecido.

- Las partes.
Se considera parte del contrato a quien:
a) lo otorga a nombre propio, aunque lo haga en interés ajeno;
b) es representado por un otorgante que actúa en su nombre e interés;
c) manifiesta la voluntad contractual, aunque ésta sea transmitida por un corredor o por un agente sin representación.

- Los sucesores universales.


El artículo 1024 del nuevo Código establece que los efectos del contrato se extienden activa y pasivamente a los sucesores
universales.
Pero a su vez plantea las excepciones.
Excepciones: no se transmiten a los sucesores universales los efectos del contrato:
a) cuando la obligación nacida del contrato fuese inherente a la persona, es decir, cuando fuese "intuitae personae” (ej.: si
el causante debía dar un concierto de piano, esa obligación no pasa a sus herederos);
b) que la transmisión sea incompatible con la naturaleza de la obligación (ej. Cuando se trata de contratos que establecen
derechos que deben terminar cuando muere su titular, tal el caso del uso o usufructo);
c) que la transmisión esté prohibida por una cláusula del contrato o la ley (ej. si en una locación se establece que, si fallece
el locatario, el contrato queda resuelto; el derecho nacido del “pacto de preferencia” no pasa a los sucesores)

- Incorporación de terceros a los contratos. Contrato a nombre de tercero. Promesa del hecho de tercero.
Estipulación a favor de tercero. Contrato para persona a designar. Contrato por cuenta de quien corresponda.
a) Contrato a nombre de tercero: para celebrar un contrato a nombre de otro hay que tener su autorización o ser su
representante, entonces -art. 1025 CCCN-:
• si existe representación: el contrato es válido y el tercero queda obligado,
• si no existe representación: el contrato es ineficaz, salvo que el tercero lo
ratificase expresamente o ejecutase el contrato (ratificación implícita).
Si lo ratifica el contrato es válido porque la ratificación suple la falta de representación y tiene el mismo efecto
que la autorización previa.
b) Promesa del hecha de un tercero: se trata de un contrato donde una persona promete que otra (un tercero) cumplirá
determinado hecho -art. 1026 CCCN-. Ej: Santiago contrató con Shell y prometió que Michael Schumacher -piloto de
autos de carreras-, llevaría la propaganda de la empresa en tal carrera.
El obligado contractualmente es Santiago, no el tercero (Michael Schumacher). Santiago sólo asume una obligación
de medios: queda obligado a hacer lo razonablemente necesario para que el tercero acepte la promesa. Si demuestra
que realizó las diligencias necesarias para que el tercero acepte, Santiago no tendría responsabilidad.
En cambio, si garantizó que el tercero aceptaría la promesa o ratificaría el contrato, su obligación es de resultado y
ante la no aceptación de la promesa por el tercero, Santiago debería responder personalmente por los daños y
perjuicios causados.
c) Contrato o estipulación a favor de terceros: son contratos en los cuales una de las partes conviene que la otra cumplirá
su prestación a favor de un tercero determinado o determinable. Ejs.: en el seguro de vida, el asegurado conviene que
si se produce su fallecimiento la Compañía debe pagar la indemnización a determinada persona -art. 143 Ley 17418-;
en la renta vitalicia puede estipularse que la renta el cobre el tercero indicado -art. 1599 CCCN-; en la donación con
cargo puede estipularse que el cargo sea a favor de un tercero indicado -art. 1562 CCCN-, etc.
En estos contratos, se dan tres relaciones:
• Relación entre los dos otorgantes del contrato (relación de cobertura): el “estipulante”
(persona que crea la ventaja a favor del beneficiario tercero -ej.: el asegurado-) y el “promitente u obligado” (parte
que debe favorecer al tercero -ej.: la compañía de seguros-). El estipulante puede: a) exigir al promitente el
cumplimiento de la prestación, sea a favor del tercer beneficiario aceptante, sea a su favor si el tercero no la aceptó o
el estipulante la revocó; b) resolver el contrato en caso de incumplimiento, sin perjuicio de los derechos del tercero
beneficiario. Esta relación, en la cual el tercero beneficiario es totalmente ajeno, se rige por las normas generales de
los contratos y por las particulares del contrato de que se trate (ej.: contrato de seguro; donación con cargo, etc.).
• Relación entre el “estipulante “y el “tercero beneficiario”. Esta relación puede tener distintas causas, pero por lo
general, la causa es favorecer gratuitamente al beneficiario.
• Relación entre el “promitente “y el “tercero beneficiario”. Es una relación obligacional pues hay un deudor (el
promitente -ej.: la compañía de seguros, el donatario, etc.-) y un acreedor (el tercero beneficiario), en la cual éste
puede recurrir a todos los medios legales para exigir el cumplimiento de la obligación -art. 730 CCCN-. El promitente
puede oponer al tercero las defensas derivadas del contrato básico y las fundadas en otras relaciones con él.
Estos contratos, que constituyen una excepción al principio del artículo 1022 respecto a que los terceros no tienen
derecho a invocarlo, están previstos en general en el artículo 1027 del nuevo Código, de donde surge que:
- el estipulante puede revocar la estipulación mientras no reciba la aceptación del tercero beneficiario, pero no podrá
hacerlo sin la conformidad del promitente si éste tiene interés en que sea mantenida;
- las facultades del tercero beneficiario de aceptar la estipulación, y de prevalerse
de ella luego de haberla aceptado, no se transmiten a sus herederos, excepto que
haya cláusula expresa que lo autorice.
d) Contrato para persona a designar: se contempla el caso de que alguno de los otorgantes del acto se reserve la facultad
de designar más adelante -dentro de un plazo establecido- a quien ocupará luego su posición en el contrato -art. 1029
CCCN-. Es de uso frecuente en las operaciones inmobiliarias (compra en comisión). Ej.: se firma un boleto de
compraventa y se hace reserva de designar el nombre del comprador antes de escriturar.
No se admite esta forma de contratar en contratos que no pueden ser celebrados por medio de representantes o en los
que la determinación de los sujetos es indispensable
en el momento de la celebración (ej.: cuando la obligación nacida del contrato fuese inherente a la persona).
La designación del tercero se debe hacer dentro del plazo estipulado o, en su defecto, dentro de los 15 días desde su
celebración.
Cuando el tercero acepta la designación y ello se le comunica a la otra parte, el otorgante queda desobligado y el
tercero designado ocupa su lugar en el contrato con efectos retroactivos a la fecha del contrato.
Si el otorgante no designa al tercero o este no aceptara la designación, el que queda obligado contractualmente es el
otorgante.
e) Contrajo por cuenta de quien corresponda: se trata de un contrato sujeto a las reglas de la condición suspensiva -art.
1030 CCCN-.
El tercero asume la posición contractual cuando se produce el hecho que lo determina como beneficiario del contrato
(ej.: programa de tv contrata con una agencia de viajes un viaje a Cuba para el tercero que resulte ganador de un
concurso).
Acción subrogatoria. Acciones directas.

- Subcontrato.
El Código Civil y Comercial define al subcontrato como un nuevo contrato mediante el cual el subcontratante crea a favor
del subcontratado una nueva posar contractual derivada de la que aquel tiene en el contrato principal (art. 1069)
Como puede advertirse, el subcontrato es un nuevo contrato por el cual d subcontratado asume facultades del
subcontratante, pero en ningún caso se extingue el primer contrato. Se trata de una unión de contratos con dependencia
unilateral. Desde luego, la íntima vinculación entre ambos contratos trae consecuencias.
La primera de ellas es que, si estamos ante un contrato con prestaciones pendientes, estas prestaciones pueden ser
subcontratadas, en todo o en parte. Sin embargo, claro está, tal subcontratación está prohibida si se trata de obligaciones
que requieren prestaciones personales o intuitu personae (art. 1070). Tampoco es posible la subcontratación si ella está
prohibida legalmente o por acuerdo de partes.
Además, el subcontrato está condicionado en su existencia al contrato base, aunque deban añadirse los efectos propios del
nuevo contrato, por ello el subcontratado no puede adquirir derechos o contraer obligaciones mayores que los del
subcontratante.
Caracterización. Contratos y obligaciones.

- Acciones del subcontratado. Acción de la parte que no ha celebrado el contrato.


El Código Civil y Comercial establece con precisión las acciones que tienen tanto el subcontratado como el contratante
original que no ha celebrado subcontrato.
El subcontratado dispone de las acciones emergentes del subcontrato contra el subcontratante, pero también está facultado
a ejercer las acciones directas reguladas en los artículos 736, 737 y 738) que corresponden al subcontratante contra la otra
parte del contrato principal, en la extensión en que esté pen diente el cumplimiento las obligaciones de este respecto del
subcontratante (art.1071).
A su vez, la parte que no celebró el subcontrato mantiene contra el subcontratante las acciones emergentes del contrato
principal. Y, además, tiene las acciones que le corresponden a este último contra el subcontratado, pudiendo ejercerlas en
nombre e interés propio (art. 1072).
Por último, cabe reconocer al acreedor del subcontratado la facultad de ac cionar contra el deudor del contrato principal,
dada la coincidencia de objetos y dependencia unilateral.
Acción directa.

- Contratos de consumo.
Contrato de consumo es el celebrado entre un consumidor o usuario final con una persona humana o jurídica que actúe
profesional u ocasionalmente o con una empresa productora de bienes o prestadora de servicios, pública o privada, que
tenga por objeto la adquisición, uso o goce de los bienes o servicios por parte de los consumidores o usuarios, para su uso
privado, familiar o social.

- Relación de consumo.
Relación de consumo es el vínculo jurídico entre un proveedor y un consumidor. Se considera consumidor a la persona
física o jurídica que adquiere o utiliza bienes o servicios como destinatario final, en su propio beneficio o de su grupo
familiar o social. Queda equiparado al consumidor quien, sin ser parte en una relación de consumo, como consecuencia o
en ocasión de ella, adquiere o utiliza bienes o servicios en forma gratuita u onerosa como destinatario final, de su grupo
familiar o social.

- Formación de consentimiento: prácticas abusivas, información y publicidad dirigida a consumidores.


Prácticas abusivas
Artículo 1096. Ámbito de aplicación. Las normas de esta Sección y de la Sección 2ª del presente Capítulo son aplicables a
todas las personas expuestas a las prácticas comerciales, determinables o no, sean consumidores o sujetos equiparados
conforme a lo dispuesto en el artículo 1092.

- Información y publicidad dirigida a los consumidores


Artículo 1100. Información. El proveedor está obligado a suministrar información al consumidor en forma cierta y
detallada, respecto de todo lo relacionado con las características esenciales de los bienes y servicios que provee, las
condiciones de su comercialización y toda otra circunstancia relevante para el contrato. La información debe ser siempre
gratuita para el consumidor y proporcionada con la claridad necesaria que permita su comprensión.
Artículo 1101. Publicidad. Está prohibida toda publicidad que:
a) contenga indicaciones falsas o de tal naturaleza que induzcan o puedan inducir a error al consumidor, cuando recaigan
sobre elementos esenciales del producto o servicio;
b) efectúe comparaciones de bienes o servicios cuando sean de naturaleza tal que conduzcan a error al consumidor;
c) sea abusiva, discriminatoria o induzca al consumidor a comportarse de forma perjudicial o peligrosa para su salud o
seguridad.
- Modalidades especiales. Cláusulas abusivas. LEER CÓDIGO

- Ley 24240 defensa del consumidor. Art. 42 Constitución Nacional.


Defensa del consumidor: se creó en 1993 la ley 24240, y se agregó al ART 42 CN con la reforma de 1994.
Art. 1. persona física o jurídica que adquiera bienes y servicios en forma gratuita u onerosa como consumidor final, lo
contrata para beneficio propio o su entorno social o familiar.
Art. 2: proveedor quien brinda de modo profesional aun siendo ocasional actividades de producción, montaje, creación,
construcción, transformación, importación, concesión de marca, distribución y comercialización de bienes y servicios.
También puede ser el Estado. Se excluyen los profesionales liberales con título universitario salvo la propaganda que
realicen.
Art. 3. IN DUBIO PRO CONSUMIDOR estando EXPUESTO una RELACIÓN DE CONSUMO. Ej: el transeúnte que
resulta dañado por la explosión de un calefón en un hogar.
Configura un contrato de ASENTIMIENTO por ser adhesión y no de consentimiento.
1-Deber de seguridad: siendo implícito que los bienes y servicios deben ser comercializados de modo seguro y si son
usado o restaurados debe está indicado. El incumplimiento de esa seguridad genera responsabilidad objetiva.
2-Deber de inocuidad: debe ser inocuo al consumidor, que no produzca daños.
3-Deber de información: de modo claro y preciso para que el consumidor entienda.
Art 42 de la constitución nacional. Las consumidores y usuarios de bienes y servicios tienen derecho, en la relación de
consumo, a la protección de su salud, seguridad e intereses económicos, a una información adecuada y veraz, a la libertad
de elección y a condiciones de trato equitativo y digno.
Las autoridades proveerán a la protección de esos derechos, a la educación para el consumo, a la defensa de la
competencia contra toda forma de distorsión de los mercados, al control de los monopolios naturales y legales, al de la
calidad y eficacia de los servicios públicos, y a la constitución de asociaciones de consumidores y de usuarios.

- Casos de interrupción de los efectos en los contratos: recisión unilateral y bilateral.


Es la extinción del contrato por el mutuo acuerdo de las partes -art. 1076 CCCN-.
Se funda en la autonomía de la voluntad. Si un acuerdo de voluntades pudo crear el contrato, a la inversa, un acuerdo de
voluntades puede extinguirlo.
La rescisión bilateral debe exteriorizarse por los medios previstos para la celebración del contrato.
Efectos. -
Los efectos entre las partes, quedan librados a la voluntad de ellas, a lo que ellas acuerden.
La regla general es que la rescisión no tiene efectos retroactivos, sus efectos son ex nunc (hacia adelante, hacia el futuro),
el contrato queda extinguido desde el momento de la rescisión hacia adelante, sin modificar los efectos ya producidos.
Pero, nada impide que las partes convengan rescindir el contrato con efecto retroactivo. Si el contrato nada dice, sus
efectos serán hacia adelante.
Respecto de terceros los efectos deben ser siempre “hacia adelante, hacia el futuro” (ex nunc). La rescisión no puede
afectar derechos adquiridos por terceros en razón del contrato que se ha rescindido.
Carga de la prueba. -
La carga de la prueba sobre la existencia de la rescisión recae sobre quien la invoca.

- Rescisión unilateral. -
Una de las partes podrá rescindir el contrato por su sola voluntad cuando se lo permita la ley o una cláusula del mismo
contrato. Ejs.: rescisión de la locación por frustración del uso o goce de la cosa -art. 1203 cccn-; la de los contratos
bancarios -art. 1383 CCCN-, la del contrato de cuenta corriente -arts. 1432, inc. b y 1441, inc. b CCCN-; la del contrato de
concesión por tiempo indeterminado -art. 1508 CCCN-, etc.
Los efectos en la rescisión unilateral son ex nunc, hacia adelante. Los efectos ya producidos, quedan firmes, ya no se
pueden modificar.
Disposiciones generales para la extinción por declaración unilateral. Operatividad. Restitución. Contrato bilateral.
Reparación del daño. Revocatoria. Resolución: total y parcial. Anulación. Revisión. Arrepentimiento,
Imposibilidad. Prescripción. ¡¡¡¡LEER DEL CODIGO!!!!
Reconducción. Inoponibilidad.
Depreciación monetaria. Evolución e incidencia en el ámbito contractual. Intereses.
Ley de convertibilidad y Ley de desindexación.
La responsabilidad en el campo contractual. Presupuestos. Efectos.

- Responsabilidad precontractual.
Hace referencia a las consecuencias producidas por la ruptura de las negociaciones entre las partes que podrían haber
concluido en la celebración de un contrato. Para que se verifique un presupuesto de responsabilidad precontractual tiene
que haber un tiempo de negociación (tratativas preliminares). En ese tiempo, la negociación tiene que avanzar lo
suficiente como para generar una expectativa o una confianza de que el contrato se va a perfeccionar. Si dicha confianza
en algún momento se rompe por el movimiento intempestivo de una de las partes, puede generar un daño por el cual la
parte tendrá que responder. En materia de responsabilidad precontractual se resarce el daño al interés negativo de
cumplimiento. Esto implica poner a la parte perjudicada en la misma situación patrimonial que se encontraba antes de
entrar en tratativas con la parte que generó el daño. Abarca los gastos, la pérdida de la chance, y el daño moral. Para pedir
la pérdida de la chance, hay que demostrar que se perdió un negocio, que había una oferta concreta. Si se trata de personas
jurídicas, no hay daño moral. La otra parte debe probar el nexo de causalidad entre la ruptura de las negociaciones y el
daño producido. Así, se observa que el bien jurídico protegido en materia de responsabilidad precontractual es la
confianza.
Responsabilidad en los contratos de consumo.

UNIDAD V: Extinción de los Contratos.


- Hechos jurídicos extintivos: confusión
Hay confusión cuando se reúne en una misma persona la calidad de deudor y acreedor, y en un mismo patrimonio (art.
931). En tal caso la obligación queda extinguida. Es claro, entonces, que si se reúnen en una misma persona los derechos y
obligaciones de dos contratantes (como ocurriría si comprador de un inmueble viene a ser el único heredero del vendedor)
el contrato de extingue.

- Caducidad.
Extinción de un derecho por el transcurso del tiempo conferido para su ejercicio. La caducidad se produce cuando, la ley o
los particulares, señalan un término fijo para la duración de un derecho.

- Imposibilidad de cumplimiento.
También se extinguen los contratos por la imposibilidad de cumplir la prestación.
El artículo 955 establece que tal imposibilidad debe ser sobrevenida, objetiva, absoluta y definitiva; esto es, que la
imposibilidad sea posterior al nacimiento de la obligación, que importe un impedimento insuperable para cualquier
persona y que no sea transitoria.
La norma diferencia, a su vez, según si la imposibilidad fue producida r caso fortuito o fuerza mayor, o si se debe a causas
imputables al deudor. El primer supuesto, la obligación se extingue, sin provocar responsabilidad alguna; es el caso de que
se haya prometido la entrega de una cosa y ésta se pierde o destruye por fuerza de la naturaleza. En el segundo supuesto,
la norma citada dispone que la obligación no se extingue, sino que se modifica su objeto, convirtiéndose en la de pagar
una indemnización por los daños causados; en otras palabras, si la imposibilidad de cumplir se debe a culpa del deudor,
éste se responsable de los daños.
"En los contratos de consumo, el consumidor puede aceptar otro producto o prestación de servicio equivalente; opción que
adquiere mayor relevancia cuando existe una verdadera imposibilidad de cumplimiento. En este caso, también, conserva
el derecho a reclamar los daños que correspondan (art. 10 bis, ley 24.240, ref, pa ley 24.787).
Finalmente, debe señalarse que, si la imposibilidad de cumplir es temporaria, el contrato no se extingue, sin perjuicio de
que corresponda o no indemnizar los daños sufridos, según qué tal imposibilidad responda a un supuesto de caso fortuito
o fuerza mayor, o a otro de culpa del deudor.

- Muerte del deudor en los contratos "intuitu personae". Conceptos.


Como regla, la muerte de las partes o de una de ellas no provoca la extinción del contrato. Por el contrario, los efectos del
contrato se extienden, activa y pasivamente, a los sucesores universales (art. 1024), con lo cual, los herederos vienen a
ocupar el lugar de quien ha fallecido y queda obligado a cumplir con las disposiciones establecidas en el contrato y a
ejercer los derechos allí conferidos
Sin embargo, esta regla tiene sus excepciones. En efecto, el propio artículo 1024 establece que no se transmiten a los
herederos las obligaciones que sean inherentes a la persona del causante, o cuando la transmisión sea in compatible con la
naturaleza de la propia obligación o esté prohibida por una cláusula o por la ley.

- Breve referencia a la distinción entre caducidad y prescripción.


 La prescripción únicamente emana de la ley; la caducidad puede derivar de la Ley o de la voluntad de las partes.
 Es principio general que todas las acciones son prescriptibles (art. 2536, CCCN); en cambio, la caducidad solo es
aplicable a situaciones especiales.
 La prescripción se funda en el interés social de aniquilar situaciones jurídicas pendientes una vez transcurrido
determinado tiempo por ella establecida; en cambio, la caducidad no halla su fundamento en un interés social, sino
que lo que persigue es consolidar intereses individuales.
 El curso de la prescripción puede suspenderse y/o interrumpirse; nada de ello ocurre respecto de la caducidad, excepto
disposición legal en contrario (cfr. art. 2567, CCCN).
 No existe dispensa alguna de la caducidad; en cambio, puede existir dispensa judicial de la prescripción (art. 2550,
CCCN).
 La prescripción no puede ser declarada de oficio, sino siempre a petición de parte interesada (art. 2552, CCCN). La
caducidad, en cambio, puede ser apli cada de oficio cuando está establecida por la ley y es materia sustraída a la
disponibilidad de las partes (art. 2572, CCCN).
- Actos jurídicos extintivos. Actos bilaterales: rescisión bilateral (distracto) (art.1076).
Es la extinción del contrato por el muto acuerdo de las partes. Se funda en la autonomía de la voluntad.
La regla general es que la rescisión no tiene efectos retroactivos, sus efectos son hacia ex nunc, el contrato queda
extinguido desde el momento de la rescisión hacia adelante, sin modificar los efectos ya producidos.

- Actos unilaterales: rescisión unilateral. Fuentes (art.1077).


Una de las partes podrá rescindir el contrato por su sola voluntad cuando se lo permita la ley o una clausula del mismo
contrato. Ej.; rescisión de la locación por frustración del uso y goce de la cosa.
Los efectos en la rescisión unilateral son ex nunc, hacia adelante. Los efectos ya producidos, quedan firmes, ya no se
pueden modificar.

- Resolución unilateral y por ministerio de ley (art.1089).


Es la extinción retroactiva del contrato, por un hecho posterior a la celebración del mismo, al cual las partes o la ley le
otorgan el efecto de extinguir el contrato. El incumplimiento de una de las partes habilita a la que cumplió a resolver el
contrato (las cosas vuelven a como estaban antes).
El requerimiento dispuesto en el art. 1088 no es necesario en los casos en que la ley faculta a la parte para declarar
unilateralmente la extinción del contrato, sin perjuicio de las disposiciones especiales.
Articulo 1088.- Presupuestos de la resolución por cláusula resolutoria implícita. La resolución por cláusula
resolutoria implícita exige:
a) un incumplimiento en los términos del artículo 1084. Si es parcial, debe privar sustancialmente de lo que
razonablemente la parte tenía derecho a esperar en razón del contrato;
b) que el deudor esté en mora;
c) que el acreedor emplace al deudor, bajo apercibimiento expreso de la resolución total o parcial del contrato, a que
cumpla en un plazo no menor de quince días, excepto que, de los usos, o de la índole de la prestación, resulte la
procedencia de uno menor. La resolución se produce de pleno derecho al vencimiento de dicho plazo. Dicho
requerimiento no es necesario si ha vencido un plazo esencial para el cumplimiento, si la parte incumplidora ha
manifestado su decisión de no cumplir, o si el cumplimiento resulta imposible. En tales casos, la resolución total o parcial
del contrato se produce cuando el acreedor la declara y la comunicación es recibida por la otra parte.

- Resolución total y parcial. Jus variandi (art. 1083).


Una parte tiene la facultad de resolver total o parcialmente el contrato si la otra parte lo incumple. Pero los derechos de
declarar la resolución total o la resolución parcial son excluyentes, por lo cual, habiendo optado por uno de ellos, no puede
ejercer luego el otro. Si el deudor ha ejecutado una prestación parcial, el acreedor solo puede resolver íntegramente el
contrato si no tiene ningún interés en la prestación parcial.

- Revocación.
Es la extinción del contrato por la voluntad de una sola de las partes, pero fundada en una causa legal. Por ej.; la ingratitud
del donatario, el donante puede revocar la donación si existe ingratitud del donatario, tal el caso de que este haya atentado
contra la vida o la persona del donante o de su familia, el donante puede revocar la donación si hay incumplimiento del
cargo. O un testamento.
La revocación opera hacia el futuro es decir, tiene efecto a partir de la declaración del revocant

- Disposiciones generales para la extinción unilateral (art.1078).


Disposiciones generales para la extinción por declaración de una de las partes
Excepto disposición legal o convencional en contrario, se aplican a la rescisión unilateral, a la revocación y a la resolución
las siguientes reglas generales:
a) el derecho se ejerce mediante comunicación a la otra parte. La comunicación debe ser dirigida por todos los sujetos que
integran una parte contra todos los sujetos que integran la otra;
b) la extinción del contrato puede declararse extrajudicialmente o demandarse ante un juez. La demanda puede iniciarse,
aunque no se haya cursado el requerimiento previo que pudo corresponder; en tal situación se aplica el inciso f);
c) la otra parte puede oponerse a la extinción si, al tiempo de la declaración, el declarante no ha cumplido, o no está en
situación de cumplir, la prestación que debía realizar para poder ejercer la facultad de extinguir el contrato;
d) la extinción del contrato no queda afectada por la imposibilidad de restituir que tenga la parte que no la declaró;
e) la parte que tiene derecho a extinguir el contrato puede optar por requerir su cumplimiento y la reparación de daños.
Esta demanda no impide deducir ulteriormente una pretensión extintiva;
f) la comunicación de la declaración extintiva del contrato produce su extinción de pleno derecho, y posteriormente no
puede exigirse el cumplimiento ni subsiste el derecho de cumplir. Pero, en los casos en que es menester un requerimiento
previo, si se promueve la demanda por extinción sin haber intimado, el demandado tiene derecho de cumplir hasta el
vencimiento del plazo de emplazamiento;
g) la demanda ante un tribunal por extinción del contrato impide deducir ulteriormente una pretensión de cumplimiento;
h) la extinción del contrato deja subsistentes las estipulaciones referidas a las restituciones, a la reparación de daños, a la
solución de las controversias y a cualquiera otra que regule los derechos y obligaciones de las partes tras la extinción.

- Efectos en relación al tiempo de los actos extintivos (art.1079).


Operatividad de los efectos de la extinción por declaración de una de las partes
Excepto disposición legal en contrario:
a) la rescisión unilateral y la revocación producen efectos solo para el futuro;
b) la resolución produce efectos retroactivos entre las partes, y no afecta el derecho adquirido a título oneroso por terceros
de buena fe.

- Efectos en orden a la restitución de lo entregado (art. 1080).


Restitución en los casos de extinción por declaración de una de las partes
Si el contrato es extinguido total o parcialmente por rescisión unilateral, por revocación o por resolución, las partes deben
restituirse, en la medida que corresponda, lo que han recibido en razón del contrato, o su valor, conforme a las reglas de
las obligaciones de dar para restituir, y a lo previsto en el artículo siguiente.
- Concepto de incumplimiento (art 1084).
Configuración del incumplimiento.
A los fines de la resolución, el incumplimiento debe ser esencial en atención a la finalidad del contrato. Se considera que
es esencial cuando:
a) el cumplimiento estricto de la prestación es fundamental dentro del contexto del contrato;
b) el cumplimiento tempestivo de la prestación es condición del mantenimiento del interés del acreedor;
c) el incumplimiento priva a la parte perjudicada de lo que sustancialmente tiene derecho a esperar;
d) el incumplimiento es intencional;
e) el incumplimiento ha sido anunciado por una manifestación seria y definitiva del deudor al acreedor.

- Incumplimiento específico acordado por las partes (art.1086 y 1087).


Artículo 1086. Cláusula resolutoria expresa. Las partes pueden pactar expresamente que la resolución se produzca en
caso de incumplimientos genéricos o específicos debidamente identificados.
En este supuesto, la resolución surte efectos a partir que la parte interesada comunica a la incumplidora en forma
fehaciente su voluntad de resolver.
Artículo 1087. Cláusula resolutoria implícita. En los contratos bilaterales la cláusula resolutoria es implícita y queda
sujeta a lo dispuesto en los artículos 1088 y 1089.
Artículo 1088. Presupuestos de la resolución por cláusula resolutoria implícita.
La resolución por cláusula resolutoria implícita exige:
a) un incumplimiento en los términos del artículo 1084. Si es parcial, debe privar sustancialmente de lo que
razonablemente la parte tenía derecho a esperar en razón del contrato;
b) que el deudor esté en mora;
c) que el acreedor emplace al deudor, bajo apercibimiento expreso de la resolución total o parcial del contrato, a que
cumpla en un plazo no menor de quince días, excepto que, de los usos, o de la índole de la prestación, resulte la
procedencia de uno menor. La resolución se produce de pleno derecho al vencimiento de dicho plazo. Dicho
requerimiento no es necesario si ha vencido un plazo esencial para el cumplimiento, si la parte incumplidora ha
manifestado su decisión de no cumplir, o si el cumplimiento resulta imposible. En tales casos, la resolución total o parcial
del contrato se produce cuando el acreedor la declara y la comunicación es recibida por la otra parte.
Artículo 1089. Resolución por ministerio de la ley.
El requerimiento dispuesto en el artículo 1088 no es necesario en los casos en que la ley faculta a la parte para declarar
unilateralmente la extinción del contrato, sin perjuicio de disposiciones especiales.

- Otros medios extintivos:


Transacción: La transacción es un contrato por el cual las partes, para evitar un litigia, o poner le fin, haciéndose
concesiones reciprocas, extinguen obligaciones dudosas (art. 1641). Ahora bien, aun cuando la transacción es un contrato,
lo que las partes pro curan, no es generar derechos ni transmitirlos, sino declararlos o reconocer Mediante la transacción,
las partes abandonan un estado de cierta incertidumbre jurídica e ingresan en otro de plena certeza, con clara
determinación de sus derechos. De esta manera se extinguen aquellas obligaciones que eran dudosas.
Renuncia: La renuncia es una declaración de voluntad por la cual una persona abandona un derecho y lo da por
extinguido. Por ello, en la medida que la renuncia no esté prohibida y sólo afecte intereses personales, es posible que
ambas par: tes o una de ellas renuncien a los derechos conferidos en un contrato, extinguiéndose así las obligaciones
oportunamente creadas.
- El pacto comisorio o clausula resolutoria. Concepto y función.
El pacto comisorio es una cláusula contractual que estipulan expresamente las partes de un contrato y permite resolver
dicho acuerdo automáticamente sin necesidad de proceso judicial o extrajudicial. Esto, si la parte obligada a pagar el
precio no cumple con su obligación.
Es decir, mediante esta cláusula, el vendedor o acreedor puede actuar y asegurar la devolución de la deuda sin necesidad
de iniciar un reclamo ante el Poder Judicial.

- Pacto comisorio o clausula resolutoria expresa (art.1086).


Habrá cláusula resolutoria expresa cuando las partes establecen en el contrato que el mismo quedará resulto ante
incumplimientos genéricos o específicos debidamente identificados -art. 1086 CCCN-.
La resolución surte efectos a partir que la parte interesada comunica a la incumplidora en forma fehaciente su voluntad de
resolver.
Es fundamental la comunicación de que se resuelve el contrato. Nótese que, a diferencia de la cláusula resolutoria
implícita donde se le da al incumplidor la posibilidad de cumplir, en la expresa la resolución del contrato se produce de
pleno derecho desde que la parte interesada comunica a la otra su voluntad de resolver.
La comunicación debe ser fehaciente, es decir, que no ofrezca dudas (ej.: por telegrama colacionado, carta documento,
notificación notarial, etc.).
Es importante tener en claro que la comunicación producirá la resolución si previamente se puso en mora al deudor.

- Pacto comisorio o clausula resolutoria implícita (arts. 1087 y 1088) Requisitos. Procedimiento. Efectos.
En los contratos bilaterales, pese a no haber sido acordado expresamente por las partes, el incumplimiento puede
ocasionar la resolución del contrato por considerarse que la cláusula resolutoria se encuentra implícita -art. 1087 CCCN-.
Para ello deberán cumplirse los presupuestos de la resolución por cláusula resolutoria implícita exigidos por el artículo
1088 del nuevo Código:
a) que haya un incumplimiento esencial14: el incumplimiento parcial también faculta a pedir la resolución si la parte se ve
privada sustancialmente de lo que razonablemente tenía derecho a esperar en razón del contrato.
b) que el deudor esté en mora: recordemos que por el artículo 886 del Código, la mora del deudor es automática, es decir
se produce por el solo transcurso del tiempo fijado para el cumplimiento de la obligación. En los casos de excepción en
que no rija la mora automática (ej.: obligación con plazo indeterminado -art. 887-) será necesario requerirle el
cumplimiento al deudor para constituirlo en mora.
c) que el acreedor le exija al deudor que cumpla (lo intime a cumplir) en un plazo no menor de 15 días (excepto que de los
usos, o de la índole de la prestación, resulte la procedencia de uno menor), bajo el apercibimiento expreso de resolver total
o parcialmente el contrato: vencido el plazo, la resolución del contrato se produce de pleno derecho.
Es fundamental el requerimiento al incumplidor, a efectos de que cumpla sus obligaciones dentro de los 15 días. Con el
requerimiento se da al deudor la posibilidad de cumplir. Vencido el plazo, el contrato queda resuelto sin más, es decir, por
el mero vencimiento del plazo.
Sin embargo, hay casos en que el requerimiento no es necesario:
- si ha vencido un plazo esencial para el cumplimiento, o
- si la parte incumplidora ha manifestado su decisión de no cumplir, o
- si el cumplimiento resulta imposible.
En estos casos, la resolución total o parcial del contrato se produce cuando el acreedor la declara y la comunicación es
recibida por la otra parte.
Tampoco será necesario el requerimiento en los casos de “resolución por ministerio de la ley”, o sea en los casos en que la
ley faculta a una de las partes a resolver unilateralmente el contrato -art. 1089 CCCN- (ejs.: en el contrato de agencia -art.
1495 CCCN-; en el de renta vitalicia -art. 1607 CCCN-; en el mandato -ar. 1331 CCCN-; etc).
Consecuencias del quiebre de las bases objetivas del contrato.

- Frustración de la causa fin del contrato (art.1090).


se configura la frustración del contrato cuando por circunstancias sobreviniente y sin culpa de ninguna de las partes, se
produce un cambio en la naturaleza de sus obligaciones, transformando en algo distinto a lo que se tuvo en mira al
contratar, es decir se convierte el contrato en algo diferente a lo convenido, caso de la coronación del rey. Por ej.; en un
contrato de construcción, que pudiendo cumplirse la obra en tiempo y forma, tomara el doble de tiempo que la estipulada,
por causa que no son previstas por las partes.
Si se frustra la finalidad del contrato en forma definitiva, como hay una imposibilidad de ejecutarlo porque se afecta la
causa fin, la parte perjudicada puede declarar su resolución si se cumplen ciertos requisitos:
* que la frustración sea por una razón extraordinaria sobreviniente, ajena a las partes y que supera el riesgo asumido por la
que es afectada; la resolución es operativa cuando esta parte comunica su declaración extintiva a la otra.
Si la frustración de la finalidad es temporaria, hay derecho a resolución sólo si se impide el cumplimiento oportuno de una
obligación cuyo tiempo de ejecución es esencial.

- Origen del instituto. Casos de la Coronación.


El origen de esta teoría se atribuye a los casos de la coronación-ocurrido en Londres, a principio del 1990- que eran casos
en los que se alquilaban balcones para presenciar la coronación y desfile del rey Eduardo VII. Al no producirse el evento
– por razones de salud del rey – los locatarios se negaron a pagar sosteniendo que no habían podido observar el evento
que era la causa por la que habían arrendado los balcones.

- Comparación con el caso fortuito


la diferencia se encuentra en que el caso fortuito hace imposible la ejecución del contrato, mientras que en la frustración
del fin del contrato las circunstancias posteriores que modifican la base objetiva del acto jurídico no impiden el
cumplimiento de la prestación, sino que determinan que esta carezca de sentido en correspondencia con el fin propuesto.

- Con la excesiva onerosidad sobreviniente


Se asimilan en ambas exigen la alteración de la baje objetiva del negocio por circunstancias ajenas a las partes. La
diferencia estriba en el resultado de esa alteración de la base del negocio: en la teoría de la imprevisión se produce un
desequilibrio entre las prestaciones que altera la base del sinalagma funcional; en la frustración del fin, en cambio, la
alteración de la base del negocio determina que el acreedor carezca de interés en obtener la prestación principal que le era
debida, por la desaparición del elemento de la causa.
con la condición resolutoria, y con el incumplimiento de un plazo esencial. Requisitos de procedencia. Efectos:
prestaciones cumplidas y pendientes. Ausencia de resarcimiento. Interpretación del instituto.
Inflación, depreciación y devaluación monetaria. Conceptos. Causas económicas e institucionales. Historia en la
República y el mundo. Enfoques de macroeconomía y microeconomía. Cuestiones éticas del problema. Medidas
intentadas en la. Sistemas de reajuste por índices, por cláusula oro, dólar, bonex y polinómicas. Reajuste de las
prestaciones, aunque no medie excesiva onerosidad sobreviniente. Doctrina de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Referencia a la Ley de Convertibilidad Nº23.928.

- Teoría de la imprevisión (art. 1091).


La imprevisión (o “teoría de la impresión”) es el instituto por el cual una de las partes adquiere el derecho a plantear la
resolución del contrato, o su adecuación, cuando la prestación a su cargo se volviese excesivamente onerosa.
El tema de su aplicación a los contratos gratuitos. Requisitos en orden al demandante. Acción autónoma de adecuación. El
tema en el derogado art. 1198 del Código Civil.

UNIDAD VI: Contratos en particular. Compraventa – Permuta.

- Contrato de Compraventa: Concepto y Caracteres.

Hay compraventa si una de las partes se obliga a transferir la propiedad de una cosa y la otra a pagar un precio
en dinero.
El contrato de compraventa tiene los siguientes caracteres:
a) Es bilateral porque implica obligaciones para ambas partes;
b) es con usual porque produce todos sus efectos por el solo hecho del consentimiento y sin necesidad de la
entrega de la cosa o del precio;
c) no es formal, aun en el caso de que tenga por objeto la transmisión de inmuebles, la escritura pública exigida
por el artículo 1017, inciso a, es un requisito de la transferencia del dominio, pero no del contrato en sí, que
puede ser válidamente celebrado en instrumento privado, y aun verbalmente;
d) es oneroso;
e) es conmutativo porque es de su naturaleza que los valores intercambiados (cosa y precio) sean
aproximadamente equivalentes; sólo por excepción puede ser aleatorio, lo que ocurre cuando se compra una
cosa que puede o no existir.

Compraventa Civil y Comercial, de Consumo e Internacional.

- Capacidad. Prohibiciones.

El código civil y comercial no se refiere a la capacidad cuando legisla el contrato de compraventa, ya se ha


regulado en otras partes del mismo cuerpo legal: cuando de refiere a la capacidad de la persona humana y
cuando trata la incapacidad e inhabilidad para contratar.
Por aplicación de los principios generales sobre capacidad, no pueden comprar o vender por si las personas por
nacer, los menores de edad, sean adolescentes o no, los incapaces y los condenados con pena de prisión o
reclusión mayor de tres años.
Con respecto de los menores de edad, debe tenerse presente que, si cuenta con edad y grado de madurez
suficiente, puede ejercer por si los actos que le son permitidos por el ordenamiento jurídico. Ya no depende de
la edad que se tenga sino, del grado de madurez que se tenga para ejecutar un acto determinado. En este sentido,
la persona menor de edad, aunque tenga 13 años, puede celebrar contratos, como el de compraventa, de
insignificante valor o escasa cuantía. Todo menor de edad puede ejercer libremente la profesión si hubiera
obtenido el titulo habilitante para ejercerla, sin necesidad de tener la autorización de sus padres, y puede
administrar y disponer libremente de los bienes adquiridos con el producto de su ejercicio profesional.
El menor emancipado es una persona capaz, con restricciones para determinados actos, lo que permite concluir
que su capacidad no es igual a la de los mayores de edad, pues existen actos jurídicos que no puede hacer, ni
con autorización judicial. El ordenamiento jurídico le reconoce al emancipado la capacidad para administrar
todos sus bienes y disponerlos cuando haya sido adquiridos onerosamente. En cambio, si el bien fue adquirido
en forma gratuita, solo podrá disponerlo onerosamente si cuenta con autorización del juez, la que solo puede
darse en caso de absoluta necesidad o ventaja evidente.
Si el incapaz celebra el contrato de compraventa que le esta prohibido, o el inhabilitado o la persona con
capacidad restringida actuará sin contar con el apoyo, el acto será nulo, el vicio será de manifiesto y de nulidad
relativa, toda vez que su sanción es exclusivo interés de la parte protegida, y es saneable. La nulidad afectara a
los actos realizados con posterioridad a la inscripción de la sentencia en el Registro del Estado Civil y
Capacidad de las Personas.

- El consentimiento y las llamadas “ventas forzosas o necesarias”: su naturaleza jurídica.

Siendo el consentimiento un elemento esencial de todo contrato, parece contrario a la razón hablar de b¿ventas
forzadas. La realidad jurídica pone en manifiesto este hecho: que algunas veces los dueños son obligados a
desprenderse del dominio de una cosa recibiendo en cambio su valor en dinero.
El Código Civil y Comercial en su art 1128 establece que nadie esta obligado a vender, excepto que se
encuentre sometido a la necesidad jurídica de hacerlo, por ejemplo: el sindico de una quiebra, que esta obligado
a liquidar los bienes del fallido para pagar a los acreedores.
- Naturaleza jurídica: Como lógica consecuencia de ser la compraventa un acto voluntario, el art. 1128 CcyC
dispone, como principio general, que nadie está obligado a vender.
La excepción a este principio lo constituye el supuesto en que el vendedor se encuentre sometido a la
necesidad jurídica de hacerlo.

- Forma y prueba.

La compraventa es un contrato consensual, puesto que la ley no ha establecido ninguna exigencia formal, queda
perfeccionado por el mero consentimiento de las partes.
Respecto a la compraventa de inmuebles, el articulo 1017, inciso a), dispone que debe hacerse por escritura
pública, esta trata de un contrato que tiene por objeto la adquisición del derecho real de dominio sobre
inmuebles. A los efectos de la transmisión del dominio, la escritura pública es innecesaria cuando la venta se ha
hecho en subasta judicial, bastando para que dicha transmisión quede perfecta con la aprobación del remate del
juez, el pago del precio, la entrega de la posesión de la cosa, y la inscripción en el Registro. Sin embargo, en la
práctica se otorga siempre la escritura pública, porque ellos permiten el estudio de los títulos por el escribano, la
acumulación en un solo acto de los antecedentes del dominio y la inscripción en el Registro, previa certificación
de que no hay gravámenes, impuestos, embargos o inhibiciones que afecten la libre disposición del bien.
En cuanto a la prueba del contrato, cuando no se exige la escritura pública, siendo este consensual y no formal,
puede ser acreditado por cualquier medio que permita llegar a una razonable convicción según las reglas de la
sana critica, excepto que se establezca un medio especial.

- La Cosa Vendida: Requisitos.

El principio general es que pueden venderse totas las cosas que pueden ser objeto de contratos, o todas las cosas
que pueden ser vendidas.
a) Debe ser una cosa en sentido propio, debe tratarse de un objeto material susceptible de apreciación
económica. La necesidad de que la cosa sea susceptible de valoración económica se encuentra en el art
1003, cuando dispone que el objeto de los contratos, en general, debe ser susceptible de tal valoración.
b) Debe tratarse de una cosa cuya venta no este prohibida por la ley o que sea contraria a la moral y a las
buenas costumbres. Se consideran que están fuera del comercio, los bienes cuya transmisión este
expresamente prohibida por la ley, o por actos jurídicos, en cuanto el CCC y C permita tales prohibiciones.
Entre las cosas cuya venta esta prohibidas por la ley, los bienes públicos del Estado, como las calles, plazas,
caminos, canales, puentes, ruinas y yacimientos arqueológicos y paleontológicos, entre otros.
c) La cosa debe ser determinada o determinable. Dispone el art. 1005 que la cosa es determinada cuando se
fija su especie o su género. Es determinable cuando se establecen los criterios suficientes para su
individualización. Cuando la norma refiere a cosas determinadas por su especie o por su género, alude a las
cosas fungibles, ellas se determinarán siempre por su especie, peso, calidad, cantidad y medida, por ej. 100
hectolitro de vino tinto común de mesa. También es una cosa determinada cuando se trata de una cosa
cierta, por ejemplo, el departamento de la calle América de la cuidad de Eldorado, Misiones.
Puede ser que el objeto de la compraventa sea una cosa cierta, pero que no esté determinada con precisión
en el contrato, o que sea una cosa fungible, pero que la cantidad no hubiera sido determinada. En este caso,
estamos ente una cosa determinable, si se ha establecido criterios para su individualización, por ej.; cuando
las partes ha pactado que la determinación del objeto o la cantidad sea hecha por un tercero. Lo que interesa
es que la cantidad o la calidad de la cosa misma puedan ser determinadas sin necesidad de un nuevo
convenio entre los contratantes. Se juzgará indeterminable la cosa, cuando se vendiesen todos los bienes
presentes y futuros de una persona o una parte proporcional de ellos.

- Diversas Situaciones: Cosa cierta que ha dejado de existir. Venta aleatoria.

Debe tener existencia real o posible. Pueden venderse las cosas existentes y aun futura, pero no las que,
vendidas como existentes, no han existido nunca o han dejado de existir en el momento de formarse el contrato,
en este caso, el acto es nulo.
Puede ocurrir que la cosa haya dejado de existir parcialmente, en este caso, el comprador tendrá derecho a
demandar la entrega de la parte que existiese con reducción proporcional del precio. También podrá dejar sin
efecto el contrato, este derecho nace como consecuencia de la obligación del vendedor de entregar la cosa
prometida, y es claro que uno cosa que ha deja de existir parcialmente no es la cosa vendida. Es necesario
aclarar, que no basta cualquier perdida por insignificante que sea, para dar lugar a la acción de resolución del
contrato por el comprador. Por ej.: si se hubiera prometido la venta de 1.000 toneladas de trigo y se perdieran 10
kg, sería contrario a la buena fe y a la lealtad que deben presidir los negocios jurídicos, pretender la rescisión de
la venta.
El ejercicio de este derecho de opción no hace perder al comprador el derecho de exigir el pago de daños y
perjuicios, si la perdida hubiera ocurrido por culpa del vendedor. En art. 1130 se refiere a la cosa “cierta”. Es
que, si la cosa prometida es fungible, el vendedor siempre puede entregarla, ya que hay otra cosa de igual
calidad y especie.

- Venta de Cosa Futura: “venta de cosa esperada” y “venta de una esperanza”.

En principio la compraventa debe tener un objeto actual, no se pueden vender cosas que nunca han existido, que
no existirán o que habiendo existido han desaparecido. El acto carecería de objeto. Sin embargo, la venta de
cosa futura es posible. Para que esto sea así, es preciso que las partes que celebran el contrato sepan que la cosa
aún no existe, desde luego, esperan que exista en el futuro, si, por el contrario, contratan de que existe
actualmente, el contrato será nulo.
Bajo la denominación común de venta de cosa futura se comprenden dos hipótesis diferentes:
a) La venta de una cosa para el caso de que llegue a existir. Se trata de una venta sujeta a la condición
suspensiva de que la cosa llegue a existir, y en la que la obligación de pagar el precio está sujeta a esa
misma eventualidad, es la llamada emptio rei speratae (venta de cosa esperada). Este contrato queda regido
por las reglas de los actos jurídicos sujetos a condición. De todos modos, el vendedor debe realizar las
tareas y esfuerzos que resulten del contrato, o de las circunstancias, para que este llegue a existir en las
condiciones y tiempo convenidos. Por lo tanto, el vendedor no se obliga a que la cosa llegue a existir, tiene
que poner todo el empeño posible para que exista.
b) La venta de una cosa futura cuando el comprador asume el riesgo de que la cosa no llegue a existir, sin
culpa del vendedor. En este caso, el comprador debe el precio convenido conforme lo acordado en el
contrato. Pero, si hay culpa del vendedor, el comprador no esta obligado a pagar el precio. Es la llamada
venta de esperanza o emptio spei.

- Venta de Cosa Ajena.

Precio: Requisitos y Reglas Genéricas. Disposiciones aplicables al precio en las ventas de cosas muebles e
inmuebles. El “precio vil” y el instituto de la lesión.
Obligaciones de las partes: Comprador y Vendedor.
Cláusulas especiales: Pacto de Retroventa, Pacto de Reventa y Pacto de preferencia. Plazos para convenir los
pactos. Efectos para las partes y respecto de terceros. Ventas Condicionales: Suspensiva y resolutoria. Pacto de
Mejor Comprador. Venta “ad gustum” (a satisfacción del comprador) y Sujeta a Ensayo.
Venta con cláusula de arrepentimiento. Venta en Comisión. Venta con reserva de dominio.
Boleto de Compraventa: Concepto y Naturaleza Jurídica: Distintas Posturas.
Evolución en nuestro derecho. Situación actual del adquirente por boleto: Régimen
de Oponibilidad frente a Terceros: Ejecuciones individuales y Concurso o Quiebra.
Boleto y Posesión.
Contrato de Permuta: Concepto y Caracteres. Efectos.

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