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Control hormonal de la conducta sexual

Hemos visto que las hormonas son las responsables del dimorfismo sexual en la
estructura corporal y sus órganos. Las hormonas tienen efectos organizadores y
activadores sobre los órganos sexuales internos, los genitales, y los caracteres
sexuales secundarios. Naturalmente, todos estos efectos influyen en la conducta de
una persona. El simple hecho de tener el físico y los genitales de un hombre o de
una mujer ejerce un poderoso efecto. Pero las hormonas nos proporcionan algo más
que cuerpos femeninos o masculinos; también afectan a nuestra conducta
interactuando directamente con el sistema nervioso. Los andrógenos presentes
durante el desarrollo prenatal afectan al desarrollo del sistema nervioso. cuando
hablamos de andrógenos

Los andrógenos son las hormonas sexuales masculinas e incluyen a la testosterona,


la androsterona y la androstenediona. La función principal de estas hormonas es
promover el desarrollo de los caracteres sexuales en el hombre, tales como la barba
y el tono de voz.

La testosterona es la hormona sexual más importante que tienen los hombres. De


esta dependen las características típicamente masculinas, como el vello facial,
púbico y corporal, y también los músculos. Esta hormona también ayuda a mantener
el impulso sexual, la producción de espermatozoides y la salud de los huesos.

Androsterona: producto químico que se crea durante la descomposición de los


andrógenos o derivado de la progesterona, que también ejerce efectos
masculinizantes menores, con una intensidad siete veces inferior a la testosterona.
Se encuentra en cantidades similares en el plasma y en la orina tanto de machos
como de hembras.

Control hormonal de los ciclos reproductores


femeninos
El ciclo reproductor de las primates hembras se denomina ciclo menstrual. Las
hembras de otras especies de mamíferos también tienen ciclos reproductores,
denominados ciclos de estro. cuando una rata hembra está en estro, su estado
hormonal le lleva a actuar de modo distinto a como lo hace en otras ocasiones. (Y
por ello, los machos a su vez, actúan también de manera distinta).

Características de estos ciclos


La característica principal que distingue los ciclos menstruales de los ciclos de esto
es el crecimiento y la pérdida mensual de la mucosa uterina. Las otras
características son aproximadamente las mismas— excepto por el hecho de que el
ciclo de estro de las ratas dura cuatro días. La conducta sexual de los mamíferos
hembra con ciclos de estro está ligada a la ovulación, mientras que la mayoría de los
primates hembra pueden aparearse en cualquier momento a lo largo de su ciclo
menstrual. Los ciclos menstruales y los ciclos de estro consisten en una secuencia
de acontecimientos controlados por las secreciones hormonales de la
adenohipófisis y de los ovarios. Estas glándulas interactúan de manera que las
secreciones de una afectan a las de la otra. El ciclo comienza con la secreción de
gonadotropinas por la adenohipófisis. Estas hormonas (especialmente la HFE)
estimulan el crecimiento de los folículos ováricos, pequeñas esferas de células
epiteliales que rodean a cada óvulo. Las mujeres producen normalmente un folículo
ovárico cada mes; si se producen dos y ambos son fertilizados, se desarrollarán
gemelos dizigóticos. A medida que los folículos ováricos maduran, segregan
estradiol, que causa el crecimiento de la mucosa uterina, preparándose para la
implantación del óvulo en caso de que sea fertilizado por un espermatozoide. La
retroalimentación de los niveles crecientes de estradiol acaba provocando en la
adenohipófisis la liberación masiva de HL (véase la figura 10.7 y la animación 10.1:
El ciclo menstrual). El aumento de HL provoca la ovulación: el folículo ovárico se
rompe, liberando el óvulo. Bajo la influencia continuada de la HL, el folículo ovárico
abierto se convierte en cuerpo lúteo («cuerpo amarillo»), que produce el estradiol y la
progesterona (véase la figura 10.7). Esta última hormona facilita el embarazo
(gestación), mantiene la mucosa del útero e inhibe la producción de otros folículos
ováricos. Mientras tanto el óvulo se introduce en una de las trompas de Falopio y
comienza su avance hacia el útero. Si encuentra espermatozoides durante su viaje
por la trompa de Falopio y es fertilizado, comienza a dividirse, y varios días después
se fija a la pared uterina.

Definiciones de estos ciclos de control hormonales


femenino
Ciclo menstrual Ciclo reproductor de la hembra de la mayoría de los primates,
incluidos los humanos; se caracteriza por el crecimiento de la mucosa uterina, la
ovulación, el desarrollo del cuerpo lúteo, y (si no se produce la fecundación) la
menstruación.

Ciclo de estro Ciclo reproductor de los mamíferos hembra que no son primates.

Folículo ovárico Conjunto de células epiteliales que rodean al ovocito, el cual se


convierte en óvulo.

Cuerpo lúteo Conjunto de células que se desarrolla a partir del folículo ovárico
después de la ovulación; segrega estradiol y progesterona.
Progesterona Hormona esteroide producida por los ovarios que mantiene en el
útero la mucosa del endometrio durante la última parte del ciclo menstrual y la
gestación; junto con el estradiol promueve la receptividad en las hembras de los
mamíferos con ciclos de estro.

Si el óvulo no es fertilizado o si se fertiliza demasiado tarde como para desarrollarse


lo suficiente en el momento en el que llega al útero, el cuerpo lúteo dejará de
producir estradiol y progesterona, y entonces la mucosa de la pared uterina se
desprenderá. En este momento se inicia la menstruación.

Control hormonal de la conducta sexual de animales


de laboratorio
Resulta difícil estudiar las interacciones entre las hormonas sexuales y el cerebro
humano. Tenemos que dirigir nuestra atención hacia dos fuentes información: los
experimentos con animales y varios trastornos del desarrollo en humanos, que nos
sirven como «experimentos» de la propia naturaleza. Consideremos, en primer lugar,
la evidencia obtenida a partir de la investigación con animales de laboratorio.

Machos

La conducta sexual de los machos es muy variada, aunque las características


esenciales de la penetración (introducción del pene en la vagina de la hembra), las
sacudidas de la pelvis (movimientos rítmicos de las patas traseras, causantes de la
fricción de los genitales) y la eyaculación (emisión de semen) son típicas de todos
los mamíferos machos. Los humanos, por supuesto, han inventado todo tipo de
conductas sexuales con penetración y sin ella. Por ejemplo, los movimientos
pélvicos que provocan la eyaculación pueden ser realizados por la mujer, y el juego
sexual puede provocar un orgasmo sin que se produzca la penetración. La conducta
sexual de las ratas ha sido más estudiada que la de ningún otro animal de
laboratorio. Cuando una rata macho se encuentra alguna hembra receptiva, se pasa
cierto tiempo acariciándola con el hocico y oliendo y lamiendo sus genitales, para
luego montarla realizando movimientos pélvicos. La monta varias veces, logrando la
penetración en la mayoría de las ocasiones. Después de ocho a quince
penetraciones separadas una de otra por un minuto aproximadamente (cada una
dura sólo alrededor de un cuarto de segundo), el macho eyacula. Después de la
eyaculación el macho refrenará su actividad sexual durante un período de tiempo
(minutos en la rata). La mayoría de los mamíferos volverán a copular una y otra vez,
mostrando una pausa más prolongada, denominada período refractario. Este
período refractario Período de tiempo después de una determinada acción (por
ejemplo, la eyaculación de un macho) durante el que ésta no puede volver a
producirse.
Otras hormonas juegan un papel en la conducta sexual masculina. La oxitocina es
una hormona producida por la neurohipófisis y que contrae los conductos de leche,
produciendo así la secreción de leche en hembras en período de lactancia. Esta
hormona también la producen los machos, en los que obviamente no juega un papel
en la lactancia. La oxitocina se libera en el momento del orgasmo tanto en machos
como en hembras y parece contribuir a las contracciones del músculo liso del
sistema masculino y de la vagina y el útero.

La prolactina, una hormona segregada por la adenohipófisis, estimula en las


glándulas mamarias la producción de leche. Al igual que con la oxitocina, las ratas
macho también liberan prolactinas después de la eyaculación (Oaknin y cols., 1989).
Además, la prolactina ejerce unos efectos inhibitorios sobre la conducta sexual
masculina; de hecho, uno de los síntomas de la hiperprolactinemia (secreción
excesiva de prolactina) es la pérdida del deseo sexual.

Posteriormente en este capítulo). Hembras La descripción de las hembras de los


mamíferos como participantes pasivos en la población es algo habitual. Es cierto
que, en algunas especies, el papel de la hembra durante la copulación es meramente
el de asumir una postura de exposición de sus genitales al macho. Esta conducta se
denomina lordosis (del riego lordos, que significa doblado hacia atrás). La hembra
también suele apartar la cola (si tiene) y mantenerse lo suficientemente rígida como
para soportar el peso del macho. Sin embargo, a menudo la conducta de los
roedores hembra en la iniciación de la copulación es muy activa. Ciertamente, si un
macho intenta copular con un roedor hembra que no esté en estro, ésta o huirá
activamente o lo rechazará.

La conducta sexual de los roedores hembras depende de las hormonas gonadales


presentes durante el estro: el estradiol y la progesterona. En las ratas, el estradiol
aumenta unas 40 horas antes de que la hembra se vuelva receptiva; justo antes del
inicio de la receptividad, el cuerpo lúteo comienza a segregar grandes cantidades de
progesterona (Feder, 1981).

Los estudios con mutaciones dirigidas confirman la importancia del estradiol y la


progesterona en la conducta sexual de roedores hembra. Rissman y cols. (1997)
encontraron que las hembras de ratones sin receptores de estrógenos no eran
receptivas a los machos incluso después del tratamiento con estradiol y
progesterona, y Lydon y cols. (1995) observaron efectos similares en ratones
hembras sin receptores de progesterona.

La secuencia del estradiol seguido de la progesterona tiene tres efectos en las ratas
hembras: incrementa su receptividad, su propioceptividad y su atractivo. La
receptividad se refiere a la capacidad y disposición para copular (para aceptar los
avances del macho manteniéndose quieta y mostrando lordosis cuando éste intenta
montarla). La propioceptividad se refiere al deseo de copular, demostrado por el
hecho de buscar al macho y llevar a cabo conductas que tienden a excitar el interés
sexual de éste. El atractivo se refiere a los cambios fisiológicos y conductuales que
afectan al macho.

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