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13a - TAREA I - Textos Descriptivos
13a - TAREA I - Textos Descriptivos
A – Leé los siguientes textos NARRATIVOS y después realizá las consignas que se te piden.
1 - La plaza
a) Subrayá los recursos pedidos más abajo (mirá cuántos y cómo hacerlo) e identificalos con los números
del cuadro.
En primer plano, una fuente exhibía una sirena con su eterna tristeza y detrás, un chorro radiante de
agua fresca le otorgaba el marco adecuado. A su alrededor, un banco iluminado por el sol de la tarde
refulgía y esperaba a sus habituales clientes. En segundo plano, las mujeres tejían y charlaban mientras
cuidaban a los chicos; cada tanto había un gesto de advertencia o un grito de contención para los
traviesos. En el centro, quioscos de golosinas demandados continuamente por los más chicos,
vendedores de alimento para aves, puestos donde se vendían globos de todas las formas, grupos de
coleccionistas que miraban interesados los tesoros del otro. En la plaza se podían ver grupos de chicos
corriendo de aquí para allá como duendes enloquecidos. El mundo se detenía un momento para
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Parcial Panorámica
Estática Dinámica
Técnica Literaria
1
LA DESCRIPCIÓN TAREA I
- Algo horrible, me parece -dijo el Padre Brown con impaciencia-. ¿Cómo he de saberlo a ciencia
cierta? ¿Cómo voy a adivinar todo lo que hay en este laberinto? Tal vez el rapé y el bambú son
instrumentos de tortura. Tal vez la cera y las limaduras de acero representan aquí la manía de un loco.
Tal vez con las minas de los lápices se hace una bebida enloquecedora. Sólo hay un medio para irrumpir
Sus compañeros (…) lo obedecieron como autómatas porque Craven se encontró con un hacha en la
mano y la autorización para abrir la tumba en el bolsillo. Flambeau llevaba la azada del jardinero, y el
mismo Padre Brown llevaba el librito dorado del cual habían arrancado el nombre de Dios.
El camino que, sobre la colina, nos conducía al cementerio de la parroquia, era tortuoso, pero breve,
aunque con la furia del viento resultaba largo y difícil. Hasta donde la vista alcanzaba, y cada vez más
lejos conforme subíamos la colina, se extendía el verde mar inacabable de pinos, doblados por el viento.
Y todo aquel rumor sobre un orbe vacío era como si el viento silbara sobre un planeta deshabitado e
inútil. Parecía que en las voces íntimas de aquel follaje impenetrable gritaran los perdidos dioses
antiguos, extraviados por aquella selva, e incapaces de hallar otra vez la senda de los cielos.
-Ya ven ustedes -dijo el Padre Brown en voz baja, pero no sofocada-. El pueblo escocés, antes de que
existiera Escocia, era lo más curioso del mundo. Todavía lo es, por lo demás. Pero en tiempos
prehistóricos yo creo que adoraban a los demonios. Y por eso -añadió con buen humor-, por eso cayeron
en la teología puritana.
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