Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Algunas de las características que viven los personajes en su encierro nos remiten a un rito
iniciático, donde sólo los iniciados podrán ser parte y nadie externo podrá intervenir o
presenciar. Es así que los policías, bomberos, periodistas y niños no logran entrar en la
casa para “ayudarlos”, únicamente nosotros, los espectadores, como dioses anónimos,
somos conscientes de lo que pasa en ambas realidades y tiempos; afuera se vive en un
tiempo y espacio histórico, cronológico, mientras adentro dejaron de estar en una
estancia doméstica para entrar en un espacio y tiempo cósmico-litúrgico. Cuando después
de ese largo tiempo por el que han pasado, la Valkiria advierte que tanto ellos como los
muebles están ocupando el mismo sitio que tenían cuando comenzó el encierro, los
empuja a recordar y hacer exactamente lo que hacían en ese momento y sólo así pueden
romper el “hechizo” donde ella lidera la salida del confinamiento. Sin embargo, esa
libertad es aparente ya que sólo es momentánea. Al día siguiente organizan un Te Deum
en acción de gracias, al que asisten ellos y numerosas personas más en la iglesia local, y al
finalizar la misa y tratar de salir, ni los feligreses ni los curas lo consiguen, la situación de
encierro se va a repetir infinitamente, ya no son veinte personas, sino doscientas, que
repetirán acciones como una epidemia que se prolonga sin cesar. Mientras, a pocos
metros de allí un grupo de policías o militares disparan a una multitud que se manifiesta.
Cómo no pensar entonces, con esta película, en lo que está sucediendo en Colombia: una
pandemia al lado de la agitación social?
Ramiro Arbeláez
Desde mi propio confinamiento en Cali, septiembre 2020.