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Resumen 2
Resumen 2
Freud
Freud trata al sueño igual que a los sntomas* al aplicar su %étodo de Interpretación. "l
en&ermo debe suspender la crtica ante los pensamientos que a+oran. "l é,ito del
psicoanlisis depende de que tome nota de todo cuanto le pase por la cabeza ! lo comunique.
)o debe so&ocar las ocurrencias. s es como se podr interpretar tanto las &ormaciones
onricas como las ideas patológicas.
/e debe presentar al paciente un &ragmento a la 'ez ! pedirle que asocie: aportar
ocurrencias como segundos pensamientos de esa parte del sueño. /e parece ms al %étodo
del desci&ramiento 0pues toma al sueño como un compuesto a descomponer1.
Freud basa parte de su in'estigación en sus propios sueños: es material cómodo* rico para él*
! es de una persona 2sana3. "s di&cil el autoanlisis* pero aun as lo intenta. Para ello escoge
el sueño de Irma* ! as demostrar su método de interpretación. 4isecciona el te,to del sueño
en partes ! asocia para cada uno.
(na 'ez que lo hace* con&ecciona el sentido del sueño con lo asociado: el propósito ! moti'o
del sueño* su sentido* era que Freud no era culpable de los dolores de Irma* ! s lo era su
amigo 5tto 0que era quien le haba reprochado no haber curado a Irma das antes1. 6on el
sueño Freud
Freud se libera de responsabilidad por el estado
e stado de Irma.
"l sueño fgura un estado de cosas deseable por Freud; el sueño es un cumplimiento de
deseo; el moti'o del soñar es un deseo. 7eniendo
7eniendo esto en cuenta muchos detalles del sueño
se 'uel'en comprensibles ba#o esta hipótesis. /olo luego de un traba#o de interpretación se da
esta conclusión del sueño como cumplimiento de deseo* no antes.
"l signo distinti'o de la técnica actual 0es decir* en ?B?C* luego de abandonar la hipnosis !
tomar la regla &undamental ! la asociación libre como bandera1 respecto de la época
hipnótica breueriana* se puede decir que: el paciente no recuerda nada de lo olvidado y
reprimido, sino que lo “Actúa/agieren”; no lo reproduce como recuerdo, sino como acción; lo
repite sin saber que lo hace . Por e#emplo: el paciente no refere acordarse de haber sido
desafante e incrédulo &rente a los padres; en cambio* se comporta de esa manera &rente al
analista. )o se acuerda de haber sentido intensa 'ergDenza por ciertos quehaceres se,uales*
ni de haber temido que lo descubrieran* pero manifesta a'ergonzarse del tratamiento a que
ahora se somete ! procura mantenerlo en secreto &rente a todos.
"sta 6ompulsión a la repetición es su manera de recordar.
recordar. Por supuesto que lo que ms nos
interesa es la relación de esta compulsión a repetir con la trans&erencia ! la resistencia.
Pronto ad'ertimos que la trans&erencia misma es solo una pieza de repetición del pasado
ol'idado.
Por eso tenemos que estar preparados para que el analizado se entregue a la compulsión de
repetir* que le sustitu!e ahora el impulso de recordar* no solo en la relación personal con el
analista* sino en todas las otras acti'idades ! 'nculos de la 'ida 0por e#emplo: si durante la
cura elige un ob#eto de amor* toma a su cargo una tarea* inicia una empresa1.
7ampoco
7ampoco es di&cil discernir la participación de la resistencia.
resistencia. %ientras ma!or sea esta* tanto
ms ser sustituido el recordar por el actuar 0repetir1.
/i la cura empieza ba#o el patronazgo de una trans&erencia sua'e* positi'a* esto permite una
pro&undización en el recuerdo; pero si en el ulterior tra!ecto esa trans&erencia se 'uel'e hostil
o hiperintensa* el recordar de#a sitio
si tio enseguida al actuar. E a partir de ese punto las
resistencias comandan la secuencia de lo que se repetir.
ué es lo que repite o act8a =epite todo cuanto desde las &uentes de su reprimido !a se ha
abierto paso hasta su ser manifesto: sus inhibiciones* ! actitudes in'iables* sus rasgos
patológicos de carcter. E adems: repite todos los sntomas.
"sta condición patológica* mientras el en&ermo la 'i'encia como algo real ob#eti'o ! actual*
tenemos nosotros que realizar el traba#o terapéutico* que en buena parte consiste en la
reconducción al pasado.
"l hacer repetir en el curso del tratamiento analtico equi'ale a con'ocar un &ragmento de
'ida real* ! por eso no en todos los cosas puede ser ino&ensi'o ! carente de peligro.
9a introducción del tratamiento conlle'a que el en&ermo cambie su actitud conciente &rente a
la en&ermedad. >a prolongado &rente a sus e,teriorizaciones la conducta represora* 29a
Poltica del 'estruz3* que practico contra los orgenes de ella. Para la cura es preciso que el
paciente cobre cora#e de ocupar su atención en los &enómenos de su en&ermedad. Ea Ea no tiene
permitido considerarla algo despreciable; mas ben ser un digno oponente. s es preparada
desde el comienzo la reconciliación con eso reprimido que se e,terioriza en los sntomas* pero
también se concede cierta tolerancia a la condición de en&ermo.
9a tctica ! meta que el analista seguir es siempre el reproducir eso en un mbito psquico.
/e dispone a librar una permanente lucha con el paciente a fn de retener en un mbito
psquico todos los impulsos que él querra guiar hacia lo motor.
"l principio recurso para domeñar la 6ompulsión de repetición del paciente* ! trans&ormarla
en un moti'o para el recordar* reside en el mane#o de la trans&erencia.
9e abrimos la trans&erencia como la palestra donde tiene permitido desplegarse con una
libertad casi total* ! donde se le ordena que escenifque para nosotros todo pulsionar
patógeno que permanezca escondido en la 'ida anmica del analizado.
6onseguimos dar a todos los sntomas de la en&ermedad un nue'o signifcado trans&erencial*
sustituir su )eurosis ordinaria por una )eurosis de 7rans&erencia* de la que puede ser curado
en 'irtud del traba#o analtico. 6onstitu!e una enfermedad articial asequible a nuestra
inter'ención. l mismo tiempo es un &ragmento del 'i'enciar real-ob#eti'o* pero posibilitado
por unas condiciones particularmente &a'orables* ! que posee la naturaleza de algo
pro'isional.
)ombrar la resistencia no puede producir su cese inmediato. "s preciso dar tiempo al en&ermo
para en&rascarse en la resistencia* no consabida para él; para =eelaborarla* 'encerla
prosiguiendo el traba#o en desa&o a ella ! obedeciendo a la regla analtica &undamental. /olo
en el apogeo de la resistencia descubre uno* dentro del traba#o con el analizado* las mociones
pulsionales reprimidas que la alimentan ! de cu!a e,istencia ! poder el paciente se con'ence
en 'irtud de tal 'i'encia.
"n la prctica* esta reelaboración de las resistencias puede con'ertirse en una ardua tarea
para el paciente* ! en una prueba de paciencia para el analista. )o obstante* es la pieza del
traba#o que produce el m,imo e&ecto alterador sobre el paciente ! que distingue al
tratamiento analtico de todo in+u#o sugesti'o.
"l Eo comunica sus ideas* imagina alternati'amente como agradar ! desagradar al analista
con su apegamiento &orzoso a la regla; el Eo seduce a toda costa* ignorando que él solo se
sostiene del ocultamiento del su#eto del inconciente.
/entir el displacer* por medio de la producción de signifcaciones displacentes* podra ser un
aspecto de las &unciones de desconocimiento del Eo* ilustrando la tesis lacaniana de que el
sentimiento de lo desagradable es una gua en el acceso a lo real.
"l Eo se encuentra con&rontado al dilema de aquello que es pre&erible decir en primer lugar:
de all su ine'itable di'isión entre e,igencias contradictorias* ! la elección por una u otra a
partir de lo que considera ms satis&actorio en cuanto a la sumisión a la regla. este ni'el
solo gua el principio del placer.
9a clusula de no-omisión ordena decir algo ms: no e,cluir nada* no omitir un cierto nada*
que se encuentra ms all de toda determinación en el registro de lo bueno o de lo malo. 4e
all la &ormulación lacaniana de decir cualquier cosa* sin 'acilar ante las necedades que se
puedan decir.
9a clusula de no-omisión aparece como aquello que tiende a atraer la palabra hacia un ms
all del principio del placer* hacia una realización puntual de la in'ersión del displacer en
goce* a la apro,imación de la singularidad de una cosa que no es reductible a la serie de
representaciones placientes o displacentes.
Lo 8ue $ome!t L$!: 9acan dice que quiere hablar de esta relación que lbert señala
entre la =egla &undamental ! el Principio del placer. 4ice que el principio del placer es el
principio de temperar* de amortiguar la estimulación de la regla &undamental. 9a trampa no
es lo que se llama el placer* sino lo que se llama el goce.
"l principio del placer es el principio de no hacer nada* de hacer lo menos posible. "sto lo dice
Freud.
"l enunciado de la regla &undamental consiste en decir al paciente que la regla no es otra
cosa que hacerle obser'ar que ha! que sudar un poquito para hacer algo #untos* que la cosa
no 'a a andar si no se llega hasta lo que displace* si no se hace un es&uerzo. "l analista
encuentra un aliado en el /uper!ó: porque este es el imperati'o del goce.
lbert hablaba de la singularidad de lo que no debe ser omitido.
/i no hubiera simbólico* esta in!ección de signifcantes en lo real* no habra sntoma. "l
sntoma es la particularidad* es lo que nos hace a cada uno un signo di&erente de la relación
que tenemos con lo real* en tanto seres hablantes. "s el sntoma lo que est en el corazón de
la regla &undamental: a lo que se apunta en el enunciado de la regla &undamental es a la cosa
de la que el su#eto esta menos dispuesto a hablar* es decir* de su sntoma* de su
particularidad.
"s claro que cuando proponemos la regla &undamental hacemos re&erencia a la particularidad*
en tanto que ella desarregla el principio del placer. "ste consiste en no tener nada de
particular. >a! que sudar bastante para llegar a aislar el sntoma.
9o nuestro consiste en incitar al paciente a llegar a lo singular* para lo cual ha! que pasar por
sobre lo particular del sntoma.
lbert indicó que la 8nica cosa que 'ale la pena no es lo particular* sino que es lo singular.
Gale la pena sudar un poco* 'ale la pena errar a tra'és de toda una serie de particularidades
para que algo singular no sea omitido 0se refere a cuestiones de las f#aciones del su#eto* que
tienen que 'er con un destino con reglas; el su#eto es incitado a pasar por el buen agu#ero de
lo que le es o&recido como singular1.
9a cura debe realizarse en bstinencia: ha! que de#ar subsistir en el paciente la necesidad !
la añoranza como &uerza pulsional de traba#o; ! guardndose de apaciguarlas mediante
subrogados.
/i correspondemos el amor* podramos sugestionar a la paciente a proseguir la cura. Pero
esta nunca se alcanza as. /era un triun&o de la paciente ! una derrota de la cura. "lla habra
logrado =epetir* ctuar* algo que debera recordar* conser'ndolo en un mbito psquico. 9a
relación de amor pone fn a la posibilidad de in+uir en el tratamiento.
6onsentir el amor es tan &unesto como so&ocarlo.
/i bien la resistencia se 'ale de ese amor* este !a estaba all como reedición de rasgos
antiguos ! reacciones in&antiles. "s un amor genuino* termina diciendo Freud. "se es el
carcter de todo enamoramiento. /olo se singulariza por: ser producto de la situación
analtica* ! ser empu#ado arriba por la resistencia que gobierna la situación.
"l médico debe buscar* éticamente* que las f#aciones libidinales que estorban a la paciente se
corran* ! ella pueda tener libre disposición sobre esa &unción para la 'ida real. /e tiene que
'alorar ms la oportunidad de ele'ar a la paciente de esas f#aciones.
"lla tiene que aprender a 'encer el principio del placer* a renunciar una satis&acción
inmediata a &a'or de otra ms distante* intachable en lo psicológico ! en lo social.
"l neurótico nos o&rece una 'ida desgarrada* segmentada. l paso que eliminamos las
resistencias* se 'an integrando en torno al Eo todas las mociones pulsionales que estaban
escindidas de este.
9a psicosntesis se produce sin la inter'ención del analista* se da manera automtica; se
crearon sus condiciones con el anlisis ! la descomposición de los sntomas ! la cancelación
de las resistencias. Por ello* nuestra terapia emprender otros caminos* los de la 2cti'idad
del analista3: hacer consciente lo reprimido ! poner en descubierto las resistencias.
"n la cura es preciso mantener el estado pri'ación* de abstinencia. )os negamos de manera
terminante a hacer del paciente un patrimonio personal* a plasmar por él su destino* a
imponerle nuestros ideales* ! a complacernos luego de haberlo &ormado a nuestra imagen !
seme#anza. )o se debe educar al en&ermo para que se aseme#e a nosotros* sino para que se
libere ! consume su propio ser.
9as &obias han sobrepasado la conducta del analista. 4i&cilmente dominara una &obia quien
aguarde hasta que el en&ermo se de#e mo'er por el anlisis a resignarla: él nunca aportara al
anlisis el material indispensable para la solución con'incente de la &obia. )o se obtiene é,ito
si no se mue'e al su#eto* por in+u#o del anlisis* a salir a la calle ! luchar contra esa angustia.
Primero ha! que mitigar la &obia hasta ese punto* ! solo después de conseguido esto el
en&ermo dispondr de ocurrencias que posibilitan la solución de la &obia.
"n casos gra'es de )eurosis obsesi'as también suele suceder situaciones de este estilo.
Freud asla las J resistencias con las que en anlisis se libra combate:
- =esistencias del Eo:
o =esistencia de represión: es la resistencia por contrain'estidura sobre la moción
reprimida; se refere a esa energa constante que el Eo gasta para mantener lo
reprimido sin retornar.
o =esistencia de trans&erencia: se rea'i'an recuerdos como si &ueran actuales*
sobre la persona del médico.
o Kanancia de la en&ermedad: es la integración del sntoma al Eo; se resiste a
resignar esa ganancia.
- =esistencia del /uper!ó:
o 6onciencia de culpa o )ecesidad de castigo: esta se opone a todo é,ito en el
anlisis.
- =esistencia del "llo:
o 6ompulsión a la repetición: es aquella que implica la necesidad de reelaboración
antes descripta.
Tre# de3!i$io!e# de lo rel e! L$! (Lom"rdi)
"l método &reudiano busca desconectar las palabras de sus re&erencias habituales* de la
signifcación imaginaria. "stas deben ser descartadas en anlisis. "l signifcante empu#a hacia
una signifcación* pero no la entrega.
"l psicoanlisis asla el signifcante* lo empu#a hacia lo =eal. 9o &uerza a mostrar que el e&ecto
inconsciente que e#erce sobre el su#eto es e,terior al campo de la signifcación.
"l signifcante en lo =eal no opera porque tenga sentido* sino porque no lo tiene. "l sentido de
la copulación signifcante camu+a lo que es esencial: que el signifcante opera en el
sinsentido. "s parado#al* pues la &unción de un signifcante es signifcar.
/i bien no es bueno para hacerse entender* el signifcante sir'e para e,presar el sntoma. "l
sntoma responde a la estructura misma del lengua#e* que impide la signifcación. "l sntoma
conser'a un sentido en lo =eal* deca 9acan. "l sntoma e,presa que no se entiende* que no
se escucha su goce del signifcante en lo =eal 0esta all porque no cumple su &unción1.
"l sntoma es nuestra re&erencia clnica &undamental ante la orientación particular de cada
su#eto en su 'ida inter&erida por el signifcante. "l sntoma se orienta a lo =eal; la orientación
del signifcante e,cluido de la signifcación 0tercer defnición de lo =eal1.
- ?er defnición de lo =eal: 9o =eal es lo que retorna siempre al mismo lugar. 9o que
retorna no lo hace a la realidad* sino que 'uel'e adonde el su#eto no percibe eso que lo
mira* ese ob#eto que lo in'oca.
9o real le concierne al su#eto* es inconsciente* alterado por el signifcante.
/i el ob#eto a es =eal* es porque est &uera de la realidad* siendo su sostén* su marco.
- @da defnición de lo =eal: 9o =eal es lo imposible 0como modalidad lógica1. 9a solución
analtica del sntoma neurótico es la solución de lo imposible.
- Ler defnición de lo =eal 0ultima defnición que hace 9acan de lo =eal1: 9o =eal es lo que
no tiene sentido* ! sin embargo encuentra en el sntoma un representante en el campo
del sentido.
"l sntoma es lo que 'iene de lo =eal.
UNIDAD ;: F!t#45 relidd5 rel
Mi# te#i# #o"re el &&el de l #e6ulidd e! l etiolo74 de l#
!euro#i# (Freud)
6on el método catrtico* Freud dice que llegaba a traumas psquicos 0a partir de 'i'encias
in&antiles traumticas1 que generaban sntomas histéricos. /in esas 'i'encias traumticas no
se podran esclarecer los sntomas* es decir* la etiologa de la neurosis. 9a histeria era
pensada como un re+e#o de comportamientos* 'i'encias e in+uencias in&antiles se,uales.
/e contraponan as a las neurosis actuales* !a que en estas era una etiologa actual* ! en las
otras unas 'i'encias se,uales pasadas.
/e deca que dada una 'ida se,ual normal* la neurosis era imposible.
Pero ahora Freud da un 'uelco a su teora traumtica. /e dispone a corregir algo de estas
tesis pre'ias: resalta ahora el papel de los espe#ismos mnémicos de las histéricas* como
di&erenciados de sus 'i'encias reales.
%uchas &antasas 0estos espe#os mnémicos1 de seducción son ledas por Freud como intentos
de de&enderse de la propia prctica se,ual masturbatoria in&antil. 9a prctica se,ual in&antil
marca el modo en que la se,ualidad se desarrolle en la madurez.
9os sntomas histéricos !a no eran 2retoños directos de recuerdos reprimidos3* sino que entre
los /ntomas ! las 2Impresiones in&antiles3* se intercalan las 2Fantasas3 0in'enciones de
recuerdos1 de los en&ermos* casi siempre producidas en la Freud crea que una
pubertad. conducta pasi'a &rente a las
escenas de seducción
9os traumas se,uales in&antiles son sustituidos por el in&antilismo proporcionaba una
de la se,ualidad* que se e,presa en los sntomas ! &antasas. )o disposición a la >isteria*
haba tal &recuencia de escenas de seducción de adultos o in+u#os mientras que la conducta
accidentales reales. )o obstante* no debemos restar importancia
a los &actores constitucionales ! hereditarios* aunque no sean lo principal en la etiologa de
una neurosis.
9os sntomas neuróticos fguran la prctica se,ual de los en&ermos* que procede de las
&uentes de unas pulsiones parciales de la se,ualidad. 9os sntomas se re'elan como
2fguraciones con'ertidas de &antasas3 que tienen por contenido una situación se,ual. 9a
neurosis es la se,ualidad reprimida de los en&ermos.
"s una &antasa que generalmente se da en niñas* este Pegan a un niño. Freud asla en ella L
tiempos:
- ?er "tapa: el niño que es pegado es un hermano<a a quien el padre pega. "l padre as
reh8sa su amor a ese hermanito* le niega su amor. /e lo niega como su#eto* como
deseante. "l padre no lo ama* ! esto complace al &antaseador.
"stamos antes del "dipo* pero el padre est !a all presente. "sta etapa es encontrada
mediante el anlisis.
- Ler "tapa: tras la salida del "dipo* solo queda un esquema general. /e introduce una
trans&ormación doble: la fgura del pare es superada* ! es remitida a un persona#e en
posición de pegar* omnipotente ! despótico; mientras que el propio su#eto es
presentado en la &orma de esos niños multiplicados en una serie neutra* sin se,o
preciso.
"sta 8ltima &orma del &antasma se mantiene f#ada* ! queda in'estida con la propiedad
de constituir la imagen pri'ilegiada en la que encontrarn su soporte las satis&acciones
genitales que pueda e,perimentar.
"n la primera &ase* lo decisi'o es que all la relación con ese ri'al o 9o que le importa al
hermano no tiene que 'er con una ri'alidad en la realidad* sino su#eto* lo que desea*
que tiene que 'er con un desarrollo de simbolización. 9o que es ser ob#eto de deseo
ocurre es un acto simbólico: se busca tacharlo* borrarlo* anularlo de la madre. "sto
desde algo signifcante. "s el carcter simbólico lo que esta tanto en los neuróticos
erotizado: 2"l ri'al no e,iste* no es nada de nada3.
6on la segunda etapa se busca decir: 27u s e,istes* incluso eres amado3 0aqu reside todo el
enigma del masoquismo1. "l seme#ante se relación con el su#eto en el &antasma.
/iempre ha! en el &antasma masoquista un lado degradante ! pro&anatorio que implica* al
mismo tiempo* la dimensión del reconocimiento ! la &orma prohibida de relación del su#eto
con el su#eto paterno.
"l ri'al inter'iene a ni'el imaginario como obstculo radical. "sta la ri'alidad ! la
identifcación con el otro seme#ante. 9a relación que liga al su#eto con toda imagen del otro
tiene un carcter ambiguo. /e introduce al su#eto al lugar que le correspondera al ri'al
0donde el mismo mensa#e le llegar con sentido opuesto1.
partir de ese momento* el &antasma en su signifcación 0el &antasma donde el su#eto
aparece como pegado1 se con'ierte en la relación con el 5tro por quien se trata de ser
amado* reconocido.
hora bien* el problema es que Freud noto que las escenas traumticas supuestamente
ocurridas en la in&ancia* que re'elan emergencias accidentales de la pulsión* parecen no ser
'erdaderas* no haber ocurrido. /on Fantasas.
"n el tra!ecto del anlisis que 'a de los sntomas a la pulsión* se interponen las &antasas
0&alsas desde el punto de 'ista histórico; aunque por su naturaleza* las &antasas contienen
algunos elementos reales1.
9as &antasas* como realidad psquica* 'ienen al lugar de articulación entre sntoma ! pulsión.
Para el su#eto realidad ! &antasa coinciden; los su#etos no re'isan el estatuto de sus &antasas;
no quieren desprenderse de ese placer.
9a &antasa 'iene a cumplir una carencia &undamental para el ser hablante: la pulsión no tiene
ob#eto* ! es la &antasa la que le pro'ee un sustituto.
4ebido a que el ser habla* entre él ! su partenaire se le'anta un muro de lengua#e que les
impide entenderse completamente* les impide satis&acer sus pulsiones completamente.
/iempre quedan insatis&echos* es estructural.
Para que algo se 'uel'a e,citante para una persona* tiene que haber algo que permita
identifcar esa cosa al ob#eto pre-genital. 9o que permite esto es la &antasa.
/olo podemos malentendernos a tra'és del muro del lengua#e* por las rendi#as que trama el
inconciente. "l inconciente &unciona como enlace al 5tro. 9a &antasa entra en la acción
porque el inconciente permite ubicar en el partenaire un ob#eto que es una parte de s mismo*
una parte del cuerpo ligada a un orifcio corporal. "l anlisis siempre nos permite pesquisar
uno de esos ob#etos 0ob#etos del recorte signifcante sobre el cuerpo1* los ob#etos .
"n la &antasa* el su#eto se identifca a ese ob#eto. /on ob#etos no especularizables* e,cluidos
de la imagen. "l e&ecto ilusorio de la &antasa solo se produce por la operación de
identifcación a ese ob#eto 0la &antasa tiende un 'elo sobre eso a lo que uno se identifca1.
6uando el su#eto ad'ierte eso como separado de uno* que &ue sustrado de s mismo* el e&ecto
ilusorio de la &antasa se pierde ! el su#eto se angustia. 9a angustia señala una ruptura de esa
identifcación con el ob#eto . /e presenti&ca ese ob#eto al que usualmente estamos
identifcados. "l impide as que el su#eto duerma en su &antasa. "s la identifcación lo que
permite el e&ecto de 'elo sobre lo real.
9a &antasa permite al neurótico sostener su deseo* pero como inhibido* como no realizado* al
de#arlo identifcado a un ob#eto a.
"l "mpleo &undamental de la &antasa es mantener 'i'o el deseo. "l analista opera sobre la
&antasa para as cortar la identifcación entre el / ! el . "sa identifcación protega al su#eto
de la angustia de realizar la acción especfca que 'a ms all del principio del placer. Pasar a
la acción implica que el inter'enga de otra &orma 0distinto al empleo en la &antasa1: no !a
como sostén neurótico de un deseo inhibido* sino como 6ausa de un 4eseo en el 5tro* como
lo que le permite al su#eto ponerse en relación al 4eseo del 5tro 0en&rentar la pregunta por su
deseo1.
"l "mpleo &undamental de la &antasa es lo que 9acan llamó Fantasma &undamental: una
&ormulación bre'e* una cadena signifcante bre'e* como Pegan a un niño. "s una pura
signifcación de deseo* capaz de e,citar al su#eto: en el pensamiento masturbador* en la
cama* etc.
"n el &antasear cotidiano es con'ocada la tercera &ase de este &antasma &undamental* porque
suscita una e,citación intensa ! placentera* que despierta el deseo ! suele propiciar una
satis&acción se,ual. ll el su#eto aparece como identifcado al ob#eto a: el su#eto est
mirando* por e#emplo* como pegan a ese niño; ha! all una satis&acción escópica* identifcado
el su#eto a la mirada. "l su#eto queda borrado como tal. "l su#eto neurótico es un su#eto
borrado* un su#eto de la tercera &ase* que ha reprimido la posición de enunciación.
9o que queda elidido de las otras &ases* ! no esta manifesto* sigue acti'o. 9a primera &ase es
un recuerdo de la in&ancia que no suscita deseo. 9a segunda &ase* 2!o so! pegado por el
padre3* #ams es recordada ! solo es construida en anlisis* restitu!endo al padre como
partenaire del amor incestuoso. "l erotismo de esta &ase no puede ser pronunciado por el
su#eto* !a que re'ela el n8cleo central del "dipo.
"l deseo* que da sentido a la 'ida* no solo se sostiene en la inhibición neurótica condicionada
por la &antasa. 7ambién puede sustentarse en la cción: eso requiere a&rontar una pérdida 0de
identidad1. /e requiere un &uera de la identifcación de la &antasa 0parte esencial del
mecanismo del narcisismo1. Para prepararse para la acción* ha! que en&rentarse con la
angustia: la sensación del su#eto ante el 4eseo del 5tro cuando ha perdido sus coordenadas*
! cuando tampoco logra identifcarse 'eladamente al ob#eto de la &antasa. "l relatar las
&antasas en anlisis* como e&ecto de la =egla &undamental* !a las abre al corte de la
identifcación con el . "l atra'esamiento de la &antasa es la asunción castrati'a.
Para Freud* el sntoma histérico se produce por una soldadura entre un sntoma corporal
pree,istente* ! el signifcado se,ual que le proporcionan una o 'arias &antasas. "l sntoma
adquiere una signifcación por soldadura con la &antasa.
"n 2Fantasas histéricas ! su relación con la bise,ualidad3* Freud dice que* en el sntoma* la
&antasa esta soldada a la satis&acción autoerótica.
Por lo tanto* la &antasa esta soldada al sntoma ! a la pulsión.
(n analizado no 'i'e toda su 'ida con una Pulsión desnuda* ni puede sostener su deseo al
ni'el de la cción que satis&ace la pulsión. )adie se libera para siempre de la &antasa. Pero
ser capaz de actuar 0eso es 2ser3 en 9acan1 es bien distinto de un neurótico inhibido carente
de ser.
>abr que satis&acer Pulsión ! 4eseo del 5tro de una &orma di&erente a la del /ntoma: con
ctos que requieren un a&rontamiento de la castración* un ms all del principio del placer. "s
cción en lugar de Padecimiento neurótico.
4e todos modos no podemos prescindir de la &antasa para coger* dormir* para momentos de
placer. 7ampoco se puede esperar que toda e,igencia pulsional se satis&aga en actos; siempre
queda un resto sintomtico.
/in una &antasa* una realidad psquica* un padre* no se puede pre'enir un
desencadenamiento 0ese sera el precio de la libertad que anhela el neurótico1.
"l inconciente en el per'erso e,iste. "l per'erso no es una e,cepción a la amnesia in&antil 0la
cicatriz del proceso de represión contra la se,ualidad in&antil1. "l anlisis de una per'ersión
nos conduce al material psquico inconciente con la misma necesidad que una neurosis.
"l )eurótico ! el Per'erso tienen mucho en com8n: la satis&acción per'ersa ! el sntoma
neurótico son representantes de las pulsiones ! destinos de las mismas.
"n Pegan a un niño 0?er &ase: el padre pega a un niño que !o odio; @da &ase: el padre me
pega a m; Lera &ase: un niño es golpeado* pegan a un niño1 todo se modifca a tra'és de sus
tres &ases: la persona golpeada* el golpeador* la moti'ación como en'idia ! sentimiento de
culpa por el deseo incestuoso. Pero un elemento es constante: se trata de la =epresentación
de ser golpeado* ! #ustamente a esta se anuda el placer per'erso que conduce
compulsi'amente al onanismo.
"n las dems per'ersiones las cosas se dan de la misma manera 0cambian el desarrollo* el
escenario* las personas de la &antasa1: permanece un elemento preciso que resiste al cambio*
! este es el soporte del placer.
"n el &etichismo* por e#emplo* esto se 'e claro: un desplazamiento de a&ecto considerado
suelda todo el placer pro'eniente de la in&ancia en un 8nico elemento. "s un elemento
aislado* separado de su conte,to original 0por todas estas desfguraciones que su&re la
&antasa1* ! por tal moti'o se 'uel'e bizarro e incomprensible.
"n la lucha de las pulsiones triun&a aquello que pueda conceder la prima de placer ms
ele'ada; de esta manera una pulsión parcial desarrollada con especial intensidad es di&cil de
'encer.
9a represión debe permitir que el placer se conser'e ligado a un Hcomple#o parcial*
integrndolo en el Eo. 9os restantes componentes de ese comple#o se de#arn reprimir !
mantener ba#o represión.
"ste recurso de la di'isión por el que un elemento pasa al ser'icio de la represión* al mismo
tiempo que introduce en el Eo un placer de un periodo pre genital 0mientras el resto del
comple#o sucumbe a la represión1: este es el %ecanismo que da a la per'ersión su carcter
distinti'o.
9a pulsión parcial debe e,presarse a tra'és del con+icto edpico* enlazarse con él* por la
colaboración prestada en el proceso de represión. Pegan a un niño demuestra esto: es una
emanación del "dipo. /e sustitu!e al deseo edpico genital prohibido* por el deseo
correspondiente a la pulsión parcial sdico-anal anterior.
/e terminan borrando todos los rasgos relati'os al "dipo* borrando la re&erencia al padre ! al
propio su#eto. "l resultado fnal es una &antasa per'ersa susceptible de conciencia ! garante
de placer.
(na pulsión parcial conduce a la per'ersión cuando se logra una lianza entre dicha Pulsión
parcial ! esta parte del Eo en el momento de los combates que libra la represión* en especial
contra el "dipo.
)o es solamente por esta lianza que la pulsión parcial pre'alece* sino que su elección
responde al hecho de que ha sido dotada 0sea por predisposición constitucional hereditaria* o
sea por e,periencias particularmente satis&actorias1 de una &uerza superior a la normal.
El trum (Soler)
(n e'ento traumtico es la irrupción de un =eal imposible de anticipar* e imposible de e'itar.
>a! una irrupción 'iolenta del dolor* del su&rimiento* por la 'a de un encuentro inesperado.
Pueden ser traumas de guerra o en el se,o 0donde est implicado el 5tro1. Pero también estn
las catstro&es naturales que parecen lo ms real de lo real* sin la incidencia del 5tro.
/e multiplican los e'entos traumticos* se pregunta /oler. 5 los recursos de los su#etos son
ms débiles 0los discursos que regulan los lazos sociales no logran !a hacer una pantalla a lo
=eal1
6uando ha! un discurso consistente 0con signifcaciones estables* compartidas* ms o menos
para todos* ! que ordena los lazos1* los su#etos estn ms protegidos de las irrupciones
brutales ! de los traumas.
6uando el discurso pierde su consistencia* cuando la pantalla se agu#erea* ha! traumatismo
por agu#ero. Pero también ha! traumatismos por la 'a de un e,ceso de =eal o de algo que
amenaza.
"l discurso agu#ereado es la principal causa de la multiplicación de los traumas ! es el signo
de la impotencia. (n discurso consistente puede poner distancia a lo =eal. "s cuando est el
agu#ero que un su#eto se en&renta a un =eal sin-sentido* que el su#eto se encuentra &rente a la
multiplicación del trauma. "s lo que pasa ahora: nos &alta el 5tro para hacer barrera a los
e'entos traumticos.
"l su#eto actual no cree ms en los semblantes que permiten dar sentido a lo =eal. Por ello
estn ms traumatizables ahora que antes. )o ha! ms irrupción de lo =eal* sino que ha!
su#etos ms traumatizables.
"l trauma es lo =eal en e,ceso* a la 'ez imposible de soportar. )o ha! recursos &rente a esa
irrupción. "l su#eto no se reconoce all* sino como aplastado* 'ictima* sin tomar parte.
"l e#ercicio de la libertad por parte del hombre puede conmo'er la estructura del 5tro. 7al 'ez
esto aplique también a los primeros sntomas de los niños* si es que ha! !a en esos primeros
sntomas una mani&estación del ser capaz de elección ba#o la &orma de una rebelión* una
decisión por la que el niño se aparta de la posición de docilidad* al desobedecer el programa
que el 5tro parental o escolar pretende inculcarle.
"9 psicoanlisis* en sus conceptos* en sus &undamentos éticos* en su prctica* se orienta a
partir de este &u!to e#e!$il del #er l 8ue &ermite u! $$e#o &ri%ile7ido: 8ue #e
trt de u! #er $&9 de ele$$i'!.
)uestro método* la regla &undamental* permite aprehender las restricciones a la libertad
asociati'a que promue'e. Para dar cuenta de tales restricciones Freud enuncia las di&erentes
&ormas de resistencias* que permiten declinar su ser en partes escindidas: el Eo* el /uper!ó* !
el "llo; partes que* o bien resisten al e#ercicio de la libertad* o bien luchan entre ellas
produciendo 2el con+icto entre opciones contrapuestas3 que es caracterstico de la neurosis.
E#t !o$i'! de $o!@i$to ($e!trl e! l o"r freudi!) d $ue!t de 8ue l e#e!$i
de l !euro#i# e# u! di3$ultd $o!$er!ie!te l ele$$i'! . "n el >=* Freud lo empresa
claramente: la neurosis es consecuencia de que el ser hablante* pudiendo optar* no lo hace. E
esto se traduce en sntomas como la duda ! las decisiones &allidas que se deshacen unas a
otras. 7ambién en la descone,ión que se e,presa en los sntomas neuróticos entre
satis&acción ! deseo* en la con'ersión histérica que di'orcia cuerpo ! goce* en los miedos a
aquello mismo que se desea ! de lo que el &óbico hu!e.
9uego* el sntoma se consolida como &ormación de compromiso entre partes del ser que
negocian entre ellas para obtener cada una su satis&acción parcial. 4i'isión sub#eti'a*
spaltung del su#eto* en lugar de elección. "legir supondra una des'enta#a* pero también una
cierta entereza: un acto podra aportar integridad al precio de una pérdida. "n lugar de
entereza que solo un acto puede aportar* encontramos en el neurótico el rasgo de la cobarda
moral.
6on su interpretación* capaz de abrir puertas asociati'as sorprendentes* el analista trata al
analizante como ser capaz de elegir incluso ms all de lo que sabe* apostando a que los
limites que el su#eto encuentra en el e#ercicio de su libertad asociati'a no necesariamente
deben ser para siempre los que le impone actualmente la compulsión a la repetición.
=ecordemos esta re+e,ión de 9acan: el su#eto in'itado a hablar en anlisis* no muestra en lo
que dice una gran libertad. /us asociaciones desembocan en una palabra libre* en una
palabra plena que le seria penosa. )ada ms temible que decir algo que pueda ser 'erdad.
Podemos re&erirnos bre'emente al término 2identidad3. >a! dos &uentes causales* di&erentes*
en lo que se llama Identidad.
Por una parte tenemos todo lo concerniente a las determinaciones sociales impresas en el
su#eto. 9os mecanismos &reudianos de la identifcación resumen buena parte de tales
determinaciones sociales que clsicamente alcanzan para que el integrante de una
comunidad adquiera en ella su ideal del !o* sus re&erencias mticas* etcétera. hora bien* en
Muenos ires la crisis de identidad es algo bastante generalizado.
9a otra &uente de identidad 0la que resulta ms interesante aqu1* que no depende de las
determinaciones étnicas o culturales* son los acontecimientos cu!a particularidad no
intersecta con lo general sino con lo singular. /e presentan en la e,periencia ba#o la &orma de
un trauma su&rido por el #er "l!te mu/ &re$i#me!te e! t!to 8ue #er $&9 de
ele$$i'!.
9os analistas no tratamos autómatas* solo admitimos en tratamiento a un ser al que
suponemos dotado de una 'oluntad en el sentido lacaniano del término* es decir* dotado del
poder mnimo de responder Hsi o Hno a lo que se quiere. 9o que del ser decide* llamémosle
'oluntad* &ree Nill* es el decir Hsi o Hno al deseo en #uego.
9o que sucede por azar en un 2ser capaz de elección3 no es automatón sino t!ché* es decir
accidente que puede ser elegido o rechazado antes de haber sucedido. (n acontecimiento
puede ser señalado como como t!ché bastante después de haber sido 'i'ido. (n incidente
nfmo de la in&ancia puede ser señalado como traumtico 0elegible o rechazable* &uente de
un goce seductor o terrorfco1 mucho ms tarde* en el momento de incremento pulsional de
la pubertad.
"l gran traumatismo ha sido elaborado por el su#eto sin necesidad de a!uda psicoanaltica; !
por el contrario un acontecimiento nfmo* re&ormulado pro el &antasma en condiciones
fcticias* adquiere una importancia aguda. 9o que es decisi'o* dice Freud* es la de&ensa* es
decir la posición tomada por el ser* que ha inter'enido en ese traumatismo en tanto 2ser
capaz de elección3.
E#te trum 8ue fe$t l #er e! t!to $&9 de ele7ir25 e# el !$leo de lo 8ue
Freud llm Ele$$i'! de !euro#i#2 . 9a primera nosologa psicoanaltica* que en esencia
es también la 8ltima* se apo!aba sobre la elección del trauma ! en la reacción del ser &rente a
este:
- 9a histérica dice haber su&rido pasi'amente el momento del trauma* siempre inocente.
9a pasi'idad de la histérica es una pasi'idad no tan tonta* ella oculta el ser que por el
'erbo se asegura en la 'oz media* ! no en el su#eto.
- "l obsesi'o se siente culpable* tiene conciencia propiamente hablando de su
participación acti'a en el momento traumtico* eso le gustó. Puede e,presarlo mu!
sinceramente en el relato de los acontecimientos de su in&ancia.
L# di#ti!t# form# del !o 8uerer #"er di#$er!id# &or Freud e! $d u!o de #u#
$#o#5 / e! $d u!o de lo# ti&o# $l4!i$o# 8ue &ro&u#o5 d! $ue!t de 8ue el
me$!i#mo e#t &re$edido &or u! i!#t!$i5 u! mome!to de ele$$i'! .
"l >= señala L momentos electi'os:
?- "l primero es el de sus C o J años: estaba al cuidado de una bella gobernanta. "l niño*
toda'a no obsesi'o* le pide autorización para deslizarse ba#o su &alda. "lla consiente
con la condición de que no le diga nada a nadie. 4esde entonces* queda para él una
curiosidad ardiente* atormentadora* por 'er el cuerpo &emenino. 7odo esto precede el
momento de constitución de su sntoma primario: la idea obsesi'a de que sus padres
adi'inaran sus pensamientos.
@- 7odo esto precede el segundo momento electi'o &undamental: el desencadenamiento
de la neurosis del #o'en uni'ersitario* en el momento en que quiere elegir mu#er. )o
quiere optar como su padre por la mu#er rica ! no amada* pero tampoco se decide por
su amada pobre. Eli7e !o ele7ir5 / e!ferm $u# de e#o5 3rm Freud L
im&o#i"ilidd de ele7ir !o e# $o!#e$ue!$i de l e!fermedd5 #i!o 8ue e# el
!oBele7ir lo 8ue l o$#io! El &re!te re#ultdo e# e! %erdd el &ro&'#ito
de ell )o traba#a ms* no estudia ms* precisamente para no cometer la decisión
esencial.
L- "n tercer lugar* su sntoma &undamental es también una cuestión de elección: se trata
de la duda que marca sus pensamientos ! sus acciones* la duda que es la percepción
interna de la irresolución. >a! autoconocimiento en el sntoma* 2es lo que uno conoce
de s sin reconocerse en ello3* dice 9acan.
"s &recuente encontrar en los seminarios de 9acan la idea de que el su#eto es e&ecto del
lengua#e* determinado por sus combinaciones de signifcantes* marioneta del inconciente*
que parece entonces no estar en condiciones de decidir nada.
9acan e,plicó la constitución del su#eto en dos etapas electi'as. "stas son alienación !
separación 0en la primera se trata de elección &orzada* en la segunda no1:
- lienación: se da en la estructuración del ser hablante en tanto su#eto. "l su#eto es lo
que un signifcante representa para otro signifcante; esta es la defnición lacaniana de
la alienación constituti'a del su#eto. "sto quiere decir que el su#eto es representado por
el signifcante* no para otro su#eto* ni para 5tro di'ino* tampoco para la madre ni el
padre* sino para otro signifcante.
"l su#eto estar solo representado* es decir ausente* desaparecido ba#o ese signifcante
binario 0entre dos signifcantes1 que 'iene a &uncionar como su representante en el
campo de la representación* #usto all donde no ha! representación 0no ha! un
signifcante que pueda decir todo del su#eto1.
9a alienación se produce como e&ecto del encuentro del ser con el lengua#e. 9a
alienación es una imposición del lengua#e* que sin embargo ha de acomodarse a la
&orma de una elección.
9a elaboración lacaniana de las elecciones alienantes inclu!e una re+e,ión crtica de la
&unción de la libertad que es posibilidad no realizada. 9a libertad suele mani&estarse en
di&erentes tipos clnicos ba#o la &orma de un discurso interior ms bien delirante* di&cil
de compartir.
7al Hdiscurso no constitu!e ning8n lazo social; no lle'amos a la prctica socialmente
inscripta sino un porcenta#e nfmo de la osada* el desen&reno* la libertad de acción que
&antaseamos en nuestros pensamientos. "l e&ecto de esa ensoñación libertaria es
precisamente el contrario: tanta libertad* por el hecho mismo de permanecer como
ensoñación* induce el sometimiento a la normalidad gris que rige nuestras acciones en
otra parte donde no somos tan libres* nuestra 'ida cotidiana que se estanca en el
marco del discurso com8n. 9a dilación en el actuar encuentra su sucedneo en el
demorarse en el pensar: mientras pensamos en esa libertad* no la e#ercemos.
)uestra realidad* en tanto socialmente estructurada* consiste en una cierta atadura* un
nudo. E si en alg8n momento escuchamos el ruido de rotas cadenas* es posible que
estemos sonados. /obre todo cuando lo escuchamos solo nosotros* no se trata
seguramente del sonido emblemtico de la re'olución* es ms bien un ndice de
locura<psicosis.
"l precio de la libertad desde esta perspecti'a lacaniana es el desencadenamiento por
el que el ser hablante se libera del lazo social al precio de la locura<psicosis; esa
libertad no es &antasa* pero no est al alcance de cualquiera* no cualquiera se permite
un e#ercicio tan e&ecti'o de tal libertad &uera del lazo social* su costo suele ser e,cesi'o.
4e un lado tenemos entonces el discurso interior del neurótico sobre la libertad* que en
'erdad inhibe su e#ercicio social* del otro la libertad inherente a la locura<psicosis en
tanto que ruptura de todo lazo con 5tro 'erdadero. "ntre ambos estn los di&erentes
lazos sociales* donde se produce el encuentro e&ecti'o con el deseo del 5tro* donde es
posible salir de la alienación por 'a de la separación.
9acan propone que una elección* aun &orzada* es una elección* ! que en ella se
determinan ! se f#an posiciones sub#eti'as di&erentes. Por e#emplo* la entrada en la 'a
de la escla'itud: conminado a elegir entre la libertad ! la 'ida* el escla'o conser'ar la
'ida al precio de la libertad.
9acan discierne distintas 2posiciones sub#eti'as del ser3* !a que aun en la situación de
elección &orzada por el par signifcante constituti'o de la di'isión del su#eto* no ha! una
8nica respuesta posible para el ser al que ella a&ecta.
(na de esas posiciones es el &ading del su#eto ba#o el signifcante binario /@* acaso la
ms abierta a una salida de la alienación.
5tra mu! di&erente es el e&ecto psicosomtico* en el que el signifcante /? no llega a
representar al su#eto para otro signifcante /@ que dé cuerpo a la pulsión ! permita el
&ading del su#eto. "sa negati'a a 2dar cuerpo3 &a'orece la in#uria directa del signifcante
al organismo; sin la protección del cuerpo /@* el organismo se lesiona por la incidencia
holo&rsica del signifcante.
9a psicosis en el débil mental* ! la paranoia* son otros e#emplos propuestos por 9acan;
en ellos el ser se petrifca como soldadura de /? ! /@.
/on estas distintas 2posiciones3 el resultado de una toma de posición del ser hablante*
o se trata meramente de mecanismos "ncontramos en 9acan una prudencia que
concierne a la ética del psicoanlisis* de#ando abierta la pregunta acerca de si la puesta
en marcha del mecanismo no &ue precedida* e incluso encendida* por una elección* una
toma de posición del ser. "sa prudencia nos de#a la posibilidad de traba#ar toda'a con
seres capaces de elegir* en lugar de reparar autómatas* órganos en&ermos* o errores
cogniti'os. 'eces* all donde solo parece haber elección &orzada* puede haber adems
otra opción.
9a relación con los ob#etos esta interrumpida por la relación del su#eto con los
signifcantes de la demanda. "sto resulta particularmente e'idente en esos momentos
en que el su#eto se borra* pierde la 'oz #usto cuando podra darse el encuentro con el
deseo el 5tro. "n ese mo'imiento* de su Hpartición como su#eto barrado el su#eto pasa
a su Hparto* dndose otra opción completamente di&erente a la de la elección &orzada
por el par signifcante.
Por e#emplo: una mu#er que permanece con su marido* pese a que le es insoportable*
por el miedo a quedarse sola a los JR años. 7omar a su marido como destinatario de los
reproches* o como agente de la demanda* es por lo menos &rustrante. De, l #u,eto
e! f0!i#i# e! lo# mome!to# del de#eo5 / l &ul#i'! !o e!$ue!tr otr
e6&re#i'! 8ue #i7!i3$!te5 morti3$!te5 de#$o!e$td del de#eo . 9a
separación* también en el plano del amor* señala otra opción* que no necesariamente
'a en el sentido del di'orcio.
"l psicoanlisis busca liberar al su#eto del e&ecto a&ansico del binario* para que de su
partición pueda pasar a su parto. "l deseo del analista est all para &acilitar esa salida.
- "n el segundo caso* la pregunta es Por qué tal neurosis ! no otra Por qué histeria* !
obsesión* o &obia: es el problema de la elección del tipo de neurosis. "l tipo no es
contingente; no depende de lo que sucedió como acontecimiento* traumatismo* de lo
que de hecho se encontró por las 'ueltas de la 'ida. "l tipo no depende de la t!ché* del
azar en el sentido del encuentro.
9acan deca que ha! un hiato entre el tipo ! la 'erdad de goce.
Por cierto que e,isten tipos de sntomas* tipos que datan de antes del psicoanlisis*
pero que estos tipos no tienen el mismo sentido. 4icho de otra manera* ellos no tienen
el mismo goce* no necesariamente. (n obsesi'o bien puede no poder dar ning8n
sentido al sntoma de otro obsesi'o.
"sto quiere decir que la 'erdad del goce es lo que el sntoma tiene de ms particular* !
que por consecuencia no puede dar cuenta de la generalidad del tipo.
4e qué depende el tipo* si no depende de las pulsiones en s mismas 0es decir* que en
el obsesi'o sea una posición pulsional f#ada en el estadio sdico-anal* ! oral en la
histeria1 )o queda sino otra respuesta: el su#eto. 9a respuesta* en términos &reudianos
es Hla de&ensa. "l tipo depende de la de&ensa.
4esde el punto de 'ista de las pulsiones* Freud termina por decir que lo reprimido es
idéntico en todas las neurosis. saber* que en todas las neurosis se encuentra una
de&ensa contra aquello que llamo 2los contenidos edpicos3* una de&ensa moti'ada por
la angustia de castración.
)o es entonces ni a ni'el de los contenidos pulsionales* ni a ni'el de la angustia de
castración* que se 'a a encontrar la di&erencia* porque se estara ms bien del lado de
lo uni'ersal* de lo general.
"l ob#eto de la de&ensa son las pulsiones: el moti'o de la de&ensa es la angustia de
castración. 9o que determina el tipo es la modalidad de la de&ensa. "s este el corazón
de la tesis &reudiana.
9acan obser'a que la de&ensa modifca no la pulsión* sino el su#eto. >a! un 'nculo
inmediato entre el termino &reudiano Hde&ensa ! el término Hposición del su#eto. 9as
de&ensas que pro'ienen desde instancias ideales acampan 2en el lugar del su#eto3; son
sus términos. 4icho de otro modo* ocupan el lugar del su#eto* pero al mismo tiempo
enmascaran su naturaleza primaria* que es ser el lugar de un 'aco.
/i cada neurosis se especifca por esta modifcación del su#eto que es la de&ensa 6ómo
se sit8an histeria ! obsesión en relación a las de&ensas primarias o secundarias 0las que
se referen al ideal1 del su#eto )o es necesario pensar que el su#eto elige; es impropio
decir esto porque de#ara entender que el su#eto es el agente de la elección. "l su#eto
est determinado por esta elección* lo que no es lo mismo.
"l 2esto! 'aca3 de la histérica* o el 2esto! muerto3 del obsesi'o* son los dos pregones
de cada uno de estos su#etos; implican una e!ección del ob#eto del lugar del 5tro.
o "l histérico es un su#eto que asume su di'isión; hace ms que asumirla: hace de
ello un estandarte ! opera en su nombre. /e 'ale de su di'isión para e,igir que
aparezca la 'erdad del amo* que se llama castración* ! también di'isión del
su#eto. "l su#eto histérico e,ige la 'erdad.
"n el &antasma histérico uno siempre tiene esta matriz: un padre ! su ob#eto 0un
padre ! su ob#eto imaginario* que puede ser la niña* una mu#er* etcétera1. "l
su#eto* en este escenario* se representa en el lugar de ob#eto* eso es claro* lo
que no le impide hacerse representar por un sustituto. "l su#eto* en la escena se
representa en el lugar de ob#eto.
E que hace en este lugar /e sustrae. "l su#eto se 'e all como un ob#eto
&orzado* como un ob#eto que est all a su pesar. 9a sustracción se 'e a8n ms
en lo que Freud aisló como la crisis histérica: la histérica que le'anta su 'estido
con una mano ! que lo ba#a con la otra. 5&recerse ! rehusarse a la 'ez* al mismo
tiempo. "l su#eto se representa entonces como un ob#eto que se sustrae. "l
benefcio de la sustracción es que produce un 'aco en el 5tro. "squi'ndose* el
su#eto pro'oca la &alta del 5tro. "l 'aco que es propio del su#eto* el &antasma
histérico lo obtura con otra &alta. )ecesita otra &alta para obturar la su!a.
9a sustracción de este su#eto es mucho ms amplia que lo que se describió en el
&antasma de seducción. /i se puede localizar al su#eto como su#eto del
inconciente* la sola localización que podemos darle es la negación. "s un su#eto
que dice Hno al signifcante cuando se trata de identifcarse all. 4ice no* as sea
por sus dimisiones: 2so! eso* pero también un poquito de otra cosa3.
Kran tormento el del histérico: saber lo que quiere* lo que es &uera de todo lo
que se le dice ser* de todo lo que se le demanda ser.
"so es el 2no3
2no3 dicho a la petrifcación por el
e l signifcante identifcatorio. Pero ha!
también un 2no3 dicho al /@ del saber. "n el anlisis los su#etos histéricos
reaccionan a lo que se puede llamar una elaboración de saber* una pequeña
ganancia de saber adquirido. "l su#eto puede encantarse con esto por un
momento* pero al momento siguiente es 2no es para nada eso3. "s 2si* pero a
pesar de todo* ! de todos modos* para qué3. "n eso el su#eto histérico no se
equi'oca nunca porque estructuralmente ha! represión ! por consecuencia nada
de lo que uno dice es todo 'erdad.
"s cierto que consagrarse como lo hace a pro'ocar la inconsistencia del 5tro
para alo#arse all* implica lo que 9acan llamo 2una asunción de la pri'ación3* un
sacrifcio de los bienes. 9a ética del deseo* que es la de la histérica* no es una
ética de los bienes* sino ms bien una ética de la pri'ación.
"s una &erocidad que el su#eto histérico se aplica también a s mismo* ! que paga
caro* a 'eces a ni'el de los bienes* a ni'el del con&ort de la 'ida. Pero también es
cierto que ese su#eto histérico* que no 'a solo porque est tomado en un
discurso* arrastra a 'eces a otros con él.
9a &erocidad histérica no es una disposición sub#eti'a* es la &erocidad que resulta
de la pureza del discurso. "sto no impide que los su#etos histéricos puedan ser
mu! buenas personas.
4os cosas limitan la &erocidad histérica. Por una parte la piedad de ese su#eto* o
la simpata para todo aquel que muestra su castración. "s un su#eto &eroz para
aquel que esconde su castración* pero para aquel que la muestra es un su#eto
pleno de simpata* ! eso nos da las grandes fguras de en&ermeras histéricas
consagrndose a los desdichados.
"l otro aspecto es la identifcación al amo que tiene ms bien una &unción
socializante ! que otorga a la histérica un aspecto que no es solo de sub'ersión*
sino también un aspecto edifcador.
edifcador. >a! también fguras histéricas constructi'as.
/u punto de angustia no es que &alte un signifcante en el 5tro* porque es en ese
lugar que se alo#a el su#eto histérico. /u punto de angustia es que en ese lugar
podra producirse cierto goce.
6uando el su#eto se encuentra con&rontado a este 5tro que supone querer gozar*
especialmente de ella o de él. "ste goce que puede aparecer del lado del 5tro !
que le produce horror* también aparece a 'eces de su lado. /e presenta como el el
horror o el asco por su propio cuerpo* hombre o mu#er.
"l sntoma repite de alg8n modo aquella modalidad de satis&acción de su temprana in&ancia*
desfgurada por la censura que nace del con+icto. 9a modalidad de satis&acción que el
sntoma aporta tiene en s mucho de e,traño. "s irreconocible para la persona* que siente la
presunta satis&acción ms bien como un su&rimiento ! como tal se que#a de ella. "sta
mudanza es parte del $o!@i$to 0ui$o ba#o cu!a presión debió &ormarse el sntoma.
Por el anlisis de los sntomas tomamos conocimiento de las 'i'encias in&antiles en que la
libido est f#ada ! desde las cuales se crean los sntomas. Mien; lo sorprendente es que estas
escenas in&antiles no son siempre 'erdaderas. %s a8n: en la ma!ora de los casos no lo son*
! en algunos casos estn en oposición directa a la 'erdad histórica.
"n la ma!ora de los casos las 'i'encias in&antiles construidas en el anlisis* o recordadas* son
una mezcla entre 'erdad ! &alsedad. 9os sntomas son entonces la fguración de &antasas del
en&ermo.
6uando el en&ermo nos presenta el material que* por detrs de los sntomas* lle'a hasta las
situaciones de deseo calcadas de las 'i'encias in&antiles* al comienzo no podemos menos que
dudar sobre si se trata de realidades o de &antasas. 6uando las discernimos como &antasas*
es di&cil hacérselas conocer al en&ermo* pues desatara resistencias.
"stas &antasas poseen realidad psquica* por oposición a una realidad material* ! poco a poco
aprendemos a comprender que en mundo de las neurosis la realidad psquica es la decisi'a.
Por e#emplo* la &antasa de seducción 0&antasma paradigmtico de la posición histérica1
encubre el periodo autoerótico de su quehacer se,ual. /e ahorra la 'ergDenza de la
masturbación &antaseando retrospecti'amente el ob#eto anhelado.
7ales
7ales hechos de la in&ancia son necesarios* pertenecen al patrimonio indispensable de la
neurosis. 9a necesidad de crear tales &antasas est en la pulsión; esta es su &uente.
"stas &antasas gozan de cierta tolerancia* ! no se llega al con+icto entre ellas ! el !o
mientras se obser'e una condición de naturaleza cuantitati'a* in&ringida ahora por el re+u#o
de la libido a las &antasas. Por este a+u#o la in'estidura energética de las &antasas se ele'a
tanto que ellas se 'uel'en e,igentes* desarrollan un es&uerzo* orientado hacia la realización.
hora bien* esto hace ine'itable el con+icto entre ellas ! el !o.
9a retirada de la libido a la &antasa es un estadio intermedio del camino hacia la &ormación de
sntoma* que llamamos intro'ersión de la libido. "ste es el e,trañamiento de la libido respecto
de las posibilidades de satis&acción real* ! la sobrein'estidura de &antasas que hasta ese
momento se toleraron por ino&ensi'as. (n intro'ertido no es toda'a un neurótico* pero se
encuentra en una situación lbil. l menor desplazamiento de &uerzas se 'er obligado a
desarrollar sntomas* a menos que ha!a hallado otras salidas para su libido estancada. "l
con+icto entre dos aspiraciones no estalla antes que se ha!an alcanzado ciertas intensidades
de in'estidura* por ms que pree,istieran las condiciones de contenido.
Interesa el monto de la libido no aplicada que una persona puede conser'ar +otante* ! la
cantidad de libido que es capaz de des'iar de lo se,ual hacia las metas de la sublimación. 9a
tarea es domeñar los 'ol8menes de e,citación que operan en el interior del aparato anmico !
de impedir su estasis generadora de displacer.
displacer.
El om"re de l# rt#: Pu!to C / Pu!to F (Freud)
(Freud)
6on este te,to podemos pensar en la fnalidad de la en&ermedad* ! preguntarnos por qué
en&erman los su#etos. "n el Punto 6 del historial est el relato del encuentro con el 6apital
cruel. "se hombre le generaba angustia* pues el capitn amaba lo cruel; no obstante se ubicó
cerca de él al caminar* ! en la cena; ha! algo de goce all que lo atrae. "n todo el relato ha!
un horror ante su placer ignorado por él mismo.
Freud lo &uerza a decir el tormento de las ratas; le dice que él no dis&ruta de los tormentos
crueles ni que dis&ruta de martirizarlo. Freud lo &uerza a un decir ms all del principio del
placer; el psicoanlisis mismo tiene una ética que hace que el su#eto no pueda dispensarse de
decir algo; es algo
al go ms all de la decisión de Freud.
"n el >ombre de las ratas* sabemos que la madre haba sido criada en una &amilia de mucho
dinero. "l padre* cuando se casa con ella* entra a traba#ar en la empresa de la &amilia de ella*
gracias a lo cual obtiene un buen pasar. Pero
Pero antes de casarse*
casar se* su padre haba corte#ado a
una muchacha pobre pero linda* de &amilia modesta. >e ah la prehistoria.
7ras
7ras la muerte del padre* la madre
madre le comunico un da al hi#o que entre
entre ella ! sus parientes
ricos se haba hablado sobre el &uturo de él. (no de los primos de la madre haba e,presado
su buena disposición para entregarle una de sus hi#as cuando él terminara sus estudios; ! que
su 'inculación con los negocios de la frma le abrira brillantes perspecti'as aun en su traba#o
pro&esional.
"ste Plan de &amilia le encendió el con+icto: si deba permanecer fel a su amada pobre o
seguir las huellas del padre ! tomar por esposa a la bella* rica ! distinguida muchacha que le
haban destinado.
E a ese con+icto* que en 'erdad
'erdad lo era entre su amor ! el continuado e&ecto de la 'oluntad del
padre* lo solucionó en&ermando; me#or dicho: en&ermando se sustra#o de la tarea de
solucionarlo en la realidad ob#eti'a.
9a prueba de esta concepción reside en el hecho de que una pertinaz incapacidad para
traba#ar* que le hizo posponer 'arios la terminación de sus estudios* &uera el principal
resultado de la en&ermedad.
"l con+icto es &rente a una 2"lección3: en 'ez de elegir entre una ! otra mu#er* en&erma. "l
con+icto es entre el amor 0su deseo1 ! el padre; la elección en realidad es esta: la 'oluntad
del padre 0interdictor1 ! su deseo.
9a en&ermedad aporta una solución &rente a las e,igencias pulsionales ! sus interdicciones.
9a elección del su#eto es la de no-elegir. 9a elección implicara la opción por el no-todo; la
elección conlle'a perder algo.
UNIDAD <: El #4!tom e! lo# difere!te# ti&o#
$l4!i$o#
I!i"i$i'!5 #4!tom / !7u#ti ($&4tulo# 1 +) (Freud)
CAP 1 / *
"n este captulo Freud describe la Inhibición ! el /ntoma* ! los contrapone:
- I!i"i$i'!: la describe como una limitación normal de una &unción del Eo. "s algo que
le sucede al Eo. )o es necesariamente patológica; pero puede llegar a ser un sntoma
en ese caso. 9a inhibición se trata de una reba#a en la &unción !oica. /e pueden indagar
las di&erentes &unciones del Eo en que se puede e,teriorizar una inhibición: &unción
se,ual 0inhibiciones se,uales simples: displacer* ausencia de erección* abre'iación del
acto* &alta de placer en el orgasmo* &alta de e!aculación1* &unción nutricia 0displacer
&rente al alimento por quite de libido1* &unción de locomoción 0displacer ! +o#era en la
marcha1* e inhibición en el traba#o 0placer disminuido* torpeza en la e#ecución* &atiga1.
9a inhibición se produce a partir de una erotización hiperintensa de los órganos
requeridos para esa &unción. 9a &unción !oica de un órgano se deteriora cuando
aumenta la erogeneización 0su signifcado se,ual1. "l Eo renuncia a estas &unciones que
le competen para no tener que reprimir 0lo que conlle'a un con+icto con el "llo1;
también puede darse una inhibición a partir de un con+icto con el /uper!ó.
- S4!tom: lo describe como un proceso patológico 0no es algo que le sucede
directamente al Eo* como la inhibición1. "s indicio ! sustituto de una satis&acción
pulsional interceptada 0es el resultado del proceso represi'o1. 9a represión parte del Eo*
que* por encargo del /uper!ó* no quiere acatar una moción pulsional del "llo. "l Eo
e'ita as el de'enir conciente de la representación que sera desagradable.
"l a&ecto 0la moción pulsional del "llo1 se muda a otra representación* o al cuerpo. 6on
una señal de displacer* una angustia señal* se dispara el proceso represi'o. 9as
represiones &racasadas son las que nos dan cuenta del proceso que se haba dado.
9a moción pulsional ha encontrado un sustituto desplazado* ! entonces !a no es
reconocible como satis&acción* que no depara placer.
"l Eo gobierna as el acceso a la conciencia* as como el paso a la acción en el mundo
e,terior. Para ello se 'ale de la represión.
CAP ;
/i el acto de represión nos ha mostrado la &ortaleza del Eo* también denuncia su impotencia
&rente al carcter inconmo'ible de la moción pulsional del "llo. "l sntoma* producto de la
represión* opera ahora con independencia del Eo. 7odos sus retoños gozan del mismo
pri'ilegio de la ",traterritorialidad 0el sntoma es un 6uerpo ",traño1.
"n una 29ucha de&ensi'a secundaria3* el Eo emprende un intento de reconciliación. "l Eo basa
su &uncionamiento en la unión* en la sntesis; por eso busca cancelar la a#enidad que le
presenta ese cuerpo e,traño que es el sntoma. 9o liga ! lo incorpora a su organización
mediante tales lazos Ea que no puede ser eliminado* se le busca sacar 'enta#a. "l Eo se
adapta a ese &ragmento interno a#eno. "s similar a la adaptación usual del Eo al mundo
e,terior.
=esulta de esto la 2Kanancia secundaria de la en&ermedad3. "sto 'iene en au,ilio del Eo* en
su a&n de incorporar el sntoma. "sto re&uerza la f#ación del sntoma. Por ello esta ligazón
sntoma-Eo act8a en el bando de las resistencias.
CAP +
Freud toma el caso de >ans para e,plicar la &ormación de sntoma a consecuencia de un
proceso de represión. "n ese caso* dice que hace &alta alg8n traba#o para orientarse !
reconocer la moción reprimida* su sustituto-sntoma* ! el moti'o de la represión.
6ul es ah el sntoma: el desarrollo de angustia* la elección del ob#eto de la angustia* la
renuncia a la libre mo'ilidad* o 'arias de estas cosas al mismo tiempo 4ónde est la
satis&acción que él se deniega Por qué tiene que denegrsela
9a incomprensible angustia &rente al caballo es el sntoma. 9a incapacidad para andar por la
calle es un &enómeno de inhibición* una limitación que el Eo se impone para no pro'ocar el
sntoma angustia.
Pero el primer contacto con el caso no nos enseña cual es la e,presión e&ecti'a del supuesto
sntoma. /e trata no de una angustia indeterminada &rente al caballo* sino de una
determinada e,pectati'a angustiada: que el caballo lo morder. 5curre que este contenido
procura sustraerse de la conciencia ! sustituirse mediante la &obia indeterminada* en la que
!a no aparecen ms que la angustia ! su ob#eto /er este contenido el n8cleo del sntoma
/e encuentra en la actitud edpica de celos ! hostilidad &rente al padre* a quien sin embargo
ama. Por tanto* un con+icto de ambi'alencia* un amor &undado ! un odio no menos
#ustifcado* ambos dirigidos a una misma persona. (na de las dos mociones en pugna* por
regla general la tierna* se re&uerza enormemente* mientras que la otra desaparece. "s
e'idente que ha! di'ersos caminos para salir de un con+icto de ambi'alencia 0adems de las
&ormaciones reacti'as1.
9a moción pulsional que su&re la represión es un impulso hostil hacia el padre. "s la moción
asesina del "dipo.
/i el pequeño >ans* que est enamorado de su madre* mostrara angustia &rente al padre* no
tendramos derecho a atribuirle una neurosis* una &obia. )os encontraramos con una reacción
a&ecti'a comprensible.
9o que la con'ierte en neurosis es* 8nica ! e,clusi'amente* otro rasgo: la sustitución del
padre por el caballo. "s este desplazamiento lo que se hace acreedor del nombre de sntoma.
"s aquel otro mecanismo que permite tramitar el con+icto de ambi'alencia sin la a!uda de
una &ormación reacti'a.
"l con+icto de ambi'alencia no se tramita entonces en la persona misma; se lo esqui'a*
deslizando una de sus mociones hacia otra persona como ob#eto sustituti'o.
9a desfguración en que consiste el sntoma no se emprende en la representación de la
moción pulsional por reprimir* sino en otra di'ersa* que corresponde solo a una reacción
&rente a lo genuinamente desagradable.
)uestra e,pectati'a se satis&acera me#or si >ans hubiera desarrollado* en lugar de angustia
&rente al caballo* una inclinación a maltratarlos* golpearlos. /i de hecho hubiera desarrollado
como sntoma principal una hostilidad as* dirigida solo al caballo en lugar de al padre* no
habramos dicho que padeca una neurosis. /i >ans hubiera mostrado una conducta as a los
caballos* el carcter de la moción pulsional agresi'a* chocante* no habra sido alterado en
nada por la represión; solo habra mudado de ob#eto.
)o cabe duda de que la moción reprimida en las &obias es una moción hostil &rente al padre.
"s reprimida por el proceso de la mudanza hacia la parte contraria; en lugar de la agresión
hacia el padre* se presenta la agresión hacia la persona propia. Puesto que de todos modos
una agresión de esa ndole arraiga en la &ase libidinal sdica* solo le hace &alta toda'a cierta
degradación al estadio oral* que en >ans es indicada por el ser-mordido.
/i apreciamos correctamente la historia del pequeño >ans* discernimos que mediante la
&ormación de su &obia se cancela también la in'estidura de ob#eto-madre tierna* de lo cual
nada de#a traslucir el contenido de la &obia. "n >ans se trata de un proceso represi'o que
a&ecta a casi todos los componentes del "dipo* tanto a la moción hostil como a la tierna hacia
el padre* ! a la moción tierna respecto de la madre.
"n lugar de una 8nica represión* nos encontramos con una acumulación de ellas* ! adems
nos topamos con una regresión.
/olo acerca de >ans puede enunciarse con e,actitud que tramito mediante su &obia las dos
mociones principales del "dipo: la agresi'a hacia el padre* ! la hipertierna hacia la madre.
6reemos conocer el motor de la represión en el caso. "s la angustia &rente a una castración
inminente. Por angustia de castración resigna el pequeño >ans la agresión hacia el padre; su
angustia de que el caballo lo muerda puede completarse* sin &orzar las cosas: que el caballo
le arranque de un mordisco los genitales* lo castre. "l contenido angustiante de ser mordido
por un caballo es sustituto desfgurado de ser castrado por el padre. Fue en 'erdad este
8ltimo contenido el que e,perimento la represión.
"n >ans e,presaba una reacción que transmudo la agresión hacia su parte contraria. Pero el
a&ecto-angustia de la &obia* que constitu!e la esencia de esta 8ltima* no pro'iene del proceso
represi'o. 9a angustia en la zoo&obia es la angustia de castración inmutada* 'ale decir*
angustia realista* angustia &rente a un peligro que amenaza e&ecti'amente o es considerado
real. qu la angustia crea a la represión ! no 0como Freud opinaba antes1 la represión a la
angustia.
9a actitud angustiada del Eo es siempre lo primario* ! es la impulsión para la represión. 9a
angustia nunca pro'iene de la libido reprimida.
9acan dice que es importante situar la noción de espacio como una categora que no es en
absoluto a priori de la intuición sensible. "l espacio no es un rasgo de nuestra constitución
sub#eti'a ms all del cual la cosa en s encontrara* por as decir* un campo libre* sino que el
espacio &orma parte de lo real.
"s esencial captar la naturaleza de la realidad del espacio en tanto que espacio de tres
dimensiones* para defnir la &orma que adquiere en el piso escópico la presencia del deseo* en
particular como &antasma. 9a &unción del marco 0entiéndase como una 'entana1* defnida en
la estructura del &antasma* no es una met&ora. /i este marco e,iste es porque el espacio es
real.
"ntonces* esta &unción de la causa 9acan la considera como la sombra pro!ectada* o me#or*
como la met&ora de aquella causa primordial que es el ob#eto * en cuanto anterior a toda
esta &enomenologa 0el ob#eto defnido como el resto de la constitución del su#eto en el lugar
del 5tro en tanto que tiene que constituirse como su#eto tachado1.
/i el sntoma es implicable por entero en el proceso de la constitución del su#eto en la medida
en que éste tiene que hacerse en el lugar del 5tro* la implicación de la causa &orma parte
legitima del ad'enimiento sintomtico. "sto signifca que la causa implicada en la cuestión del
sntoma es* si se quiere* una pregunta. "l sntoma no es el e&ecto de esta pregunta* sino su
resultado. "l e&ecto es el deseo.
"l e&ecto primordial de esta causa* este ob#eto * este e&ecto que se llama deseo* es un e&ecto
que no tiene nada de e&ectuado. "l deseo se sit8a como una &alta de e&ecto. s* si la causa se
constitu!e como algo que supone e&ectos* es a partir de este hecho que* primordialmente* el
e&ecto le &alta. "l gap entre la causa ! el e&ecto* a medida que se 'a colmando* hace que la
&unción de la causa se des'anezca. medida que se 'a completando* 'olatiliza aquello que
animaba en su origen* ! que te haba empu#ado a buscar lo que no comprendas; a saber* la
hiancia e&ecti'a. )o ha! causa que no implique esta hiancia.
Semi!rio 1* ($l#e <11-<) (L$!)
/er un psicoanalista es una posición responsable* puesto que es a él a quien se le con&a la
operación de una con'ersión ética radical* aquella que introduce al su#eto en el orden del
deseo. "ste orden muestra que ha quedado en cierta &orma e,cluido.
"sta clase de 9acan es un intento de recoger las condiciones lógicas en las que se plantea la
pregunta sobre lo que podemos concebir como el saber que se espera del psicoanalista.
"s necesario sentir la distinción de una tendencia cientfca 0que nos lle'a al orden de lo
general1. "l error de traducir 7rieb como instinto consiste* precisamente* en el hecho de que
hara de la tendencia alguna propiedad* alg8n estatuto que se insertara en el algo 'i'o 0ese
algo es el ob#eto 1 en tanto que cae ba#o el orden* ba#o el e&ecto de lo general.
"s por la 'a contraria* la incidencia siempre singular* ! de la incidencia de una &alta* que
podemos operar* ! desde el cual queda por saber en qué posición se requiere que estemos*
que nos mantengamos* para poder operar all operar correctamente.
9o que se debe plantear a partir de todo esto es aquello que debe cuestionarse: 6ul es* cul
debe ser* como se presenta lo que llamaremos el estatuto del saber "s claro que el
psicoanalista es llamado* en la situación* como siendo su#eto supuesto saber. 9o que él ha de
saber no es saber de clasifcación* no es saber de general. 9o que ha de saber se defne por
ese ni'el primordial en que ha! un su#eto que es lle'ado* en nuestra operación* a esa posición
en que admite un saber* que e,iste* que él no saba. "sto a partir de que el analizante me
designa con un signifcante* donde articula al analista* donde este tal cosa* a partir de una
particularidad de su persona.
"sto es lo que descubre el psicoanlisis. "s as como debe e,presarse lo que se llama la
estructura del sntoma. 9a a&ona de 4ora solo es reconocible para representar al su#eto 4ora*
teniendo aquella el estatuto de signifcante. 9a a&ona representa a 4ora* no ante la señora O*
con quien ella habla* sino cuando 4ora est sola con la señora O* a partir de que el señor O se
'a de 'ia#e.
4ónde ubica Freud la tos de 4ora 6uando él designa all un sntoma* es en &unción del
momento en que esta tos toma &unción de signifcante* de ad'ertencia dice 9acan* dada por
4ora a algo que surge en esta ocasión.
>a! que leer el te,to de Freud para seguir el recorrido signifcante* de #uego de palabras en
torno al padre* que es un hombre 2de recursos3* lo cual quiere decir* dice Freud* sin recursos.
ué puede ser ms puramente signifcante que ese #uego de palabras homonmico* !
adems la in'ersión negati'a de lo que quiere decir 0el padre tiene recursos* lo cual quiere
decir que no los tiene a los recursos1* sin lo cual nada de la tos de 4ora tendra el sentido que
Freud le da
=ecuerden lo que en el >ombre de las =atas sucede en esos intentos desesperados por
adelgazar a los que se entrega el >= "n &unción de qué "n &unción de que en el mismo
momento* su amada esta con un tal 4ic* ! #ustamente para no ser 4ic 0gordo1 es que él
quiere adelgazar. Tl se es&uerza por adelgazar hasta el punto de no poder ms* mu!
precisamente para signifcarse ante el signifcante H4ic ! nada ms.
9a categora de saber es la que nos permite distinguir radicalmente la &unción del sntoma* si
es que al sntoma podemos darle su estatuto de analizable. "n un sntoma* en el sentido en
que debemos entenderlo como sntoma analizable* siempre ha! la indicación de que se trata
de saber. >a! algo por saber que est indicado; el anlisis introduce all una dimensión nue'a*
que es precisamente el estatuto del signifcante. %iren hasta qué punto en la neurosis est
implicado en el sntoma original* que el su#eto no llega a saber.
9acan propone una re'isión nosológica a partir del sntoma* poniendo en 'alor esta dimensión
! su 'ariedad* su di'ersidad que él ha califcado como tripartita: de la psicosis que sabe que
ha! un signifcado* hasta dira que 'i'e all; en la neurosis con su espera interminable del
encuentro; ! del per'erso para quien el deseo mismo se sit8a en la dimensión de un secreto
posedo* ! que como tal desarrolla la dimensión de su goce.
"se 2Eo no saba3* dónde estaba ! que era antes de saber "s #ustamente aqu donde se
encuentra el momento propicio para e'ocar la dimensión en que culmina ! cambia toda la
tradición clsica* en la medida en que ah acaba un cierto 2"statuto del su#eto3.
"l deseo est determinado por el #uego del signifcante. ue el deseo es lo que surge de la
marca* de la marca del signifcante sobre el ser 'i'o* ! que a partir de entonces lo que se
trata es de que articulemos: ué puede querer decir la 'a que trazamos del retorno del
deseo a su origen signifcante ué quiere decir que ha!a personas llamadas psicoanalistas
a quienes interese esta operación "n ese registro* el psicoanalista* ante todo* se introduce
como su#eto supuesto saber. "s él mismo quien soporta estatuto del sntoma. (n su#eto es
psicoanalista en la medida en que entra en el #uego signifcante. E es por eso que un e,amen
clnico* es decir* una presentación de en&ermos* no puede de ninguna manera ser la misma en
los tiempos del psicoanlisis que en los tiempos que lo preceden. "n los tiempos que lo
preceden* independientemente de la genialidad que le ha!a puesto el clnico* ha de
distinguirse de lo que ha de e,igirse de la relación del clnico con el en&ermo* as &uera en el
plano de la primera presentación. /i el clnico* si el medico que presenta el en&ermo no sabe
que de una mitad del sntoma est él a cargo* que no ha! presentación de en&ermos sino del
dialogo de las dos personas* ! que sin esta segunda persona que es el entre'istador no habra
sntoma acabado* est condenado a de#ar que la clnica psiquitrica se estanque en el punto
del cual la doctrina &reudiana la sacó.
"l sntoma tenemos que defnirlo como: algo que se señala como un saber !a ah* para un
su#eto que sabe que eso le concierne* pero que no sabe lo que es.
"n qué medida podemos* los analistas* decir que estamos a la altura de esta tarea de ser
aquel que* en cada caso* sabe lo que eso 0lo que concierne al sntoma1 es /olo a ese ni'el se
plantea la pregunta por el estatuto del psicoanalista.
9a pregunta esta &acilitada por la e'olución de las concepciones de la ciencia respecto al
saber. Por un tiempo* la ciencia nos hizo creer que el problema de las apariencias* ! de lo real*
estaba bien planteado. /e nos hizo creer que el estatuto de la ciencia dependa de la puesta a
prueba de la percepción. E lo que no se 'e* el real del erudito* es un saber; es nada ms !
nada menos que un cuerpo de signifcantes ! ninguna otra cosa.
/i les place escribir en términos de in&ormación el &uncionamiento interno de un organismo
biológico* por e#emplo* signifca que* independientemente de lo que tengan* pondrn en
alguna parte a un su#eto* que se escabulle* que es huidizo.
"n los que se ocupan 'erdaderamente del lengua#e* se emplea el lengua#e en el sentido en
que 9acan desarrolló. /e refere al hecho de que un lengua#e no est hecho de signos. 9o cual
quiere decir que un lengua#e no tiene relación directa con las cosas. (n signo es lo que
representa #ustamente algo* ! lo representa para alguien. (n lengua#e no sir'e para esto; no
est hecho de signos.
9o que perturba* por supuesto* es que el lengua#e tiene en general una signifcación* es decir
que engendra signifcado. >a! que distinguir el signifcante* el signifcado* ! e'entualmente el
re&erente que no siempre es &cil de encontrar.
9a &unción del lengua#e tiene la &unción de bordear la 6osa 0se refere a la 6osa &reudiana1 que
est en el corazón de todo* ! que no se toca &cilmente; #ams se llega a comprender. "l
lengua#e delimita la 6osa 0que no se distingue ah por su presencia1.
"l lengua#e no est hecho para la comunicación. 6uando uno est con su pare#a* se comienza
a estar &orzado a e,plicar las cosas; no solo eso 'a a ir mal* sino que es sin esperanza* pues
nunca habr comunicación lograda all. 6uanto ms nos e,ponemos a querer e,plicar* menos
nos comunicamos.
"ntonces Para qué sir'e el lengua#e /i no est hecho ni para signifcar las cosas
e,presamente* ni tampoco para la comunicación. Mien* la respuesta es simple ! es capital: el
lengua#e hace el su#eto. "so basta ! sobra como &unción. Porque de otro modo no podra
#ustifcarse la e,istencia en el mundo de lo que se llama su#eto.
4ebe aclararse que es &also eso que uno imagina: que cuando dice una &rase* eso represente
un mensa#e* ! que del otro lado la &rase que llega es la misma que pronunciamos. "n 'erdad
no es la que nosotros pronunciamos. 6ada 'ez que hablamos* no sabemos lo que decimos* !
menos aun cuando estamos solos ! hablamos.
Pero el resultado del lengua#e es que* sin embargo* algo llega al otro lado* al otro imaginario*
! es por esto que siempre nos 'uel'en reacciones contrarias e impre'istas.
(n e#emplo de lo que &abrica el lengua#e es el deseo. 9acan dice que él desarrollo por años
una teora del deseo* que est le#os de ser acabada* de ser defniti'a* pero que es
prometedora porque es !a un principio de &ormalización. "s decir* algo que puede e,presarse
por lo que ha! de ms puro ! manipulable en la &unción del signifcante como tal: una
manipulación de letras min8sculas.
9a combinación de los signifcantes por s misma constitu!e un orden* un registro que pueden
califcar como quieran. 9o que tiene de di'ertido el #uego* es que no ha! #uego que no
consista en cierto rigor; a saber* una combinatoria entre signifcantes* signifcantes en tanto
que no son signos* sino que un signifcante es lo que representa a un su#eto para otro
signifcante* no para alguien.
"sto puede parecer opaco* poco comprensible* pero no es algo que est hecho para ser
comprendido* sino que est hecho para que nos sir'amos de ello. "l signifcante toma su
estatuto solo ah* ! luego de que por su relación con el otro signifcante inaugura la dimensión
de la batera signifcante.
Por otra parte* el signifcante es anterior al su#eto 0el cual es una dimensión del ser1. >a!
su#eto solo ! 8nicamente luego de que ha!a habido signifcante. hora habr que a'eriguar
como el signifcante aparece antes de que aparezca lo que es el su#eto. Para dar una
respuesta a eso* 9acan introduce el campo del 25tro3* como sitio ! lugar del signifcante. "ste
5tro con 5 ma!8scula* nos podemos preguntar dónde est; pero basta con decir que es
precisamente un lugar defnido como necesario para esta primaca de la cadena signifcante.
4esde el inicio se encuentra as* !a que antes del su#eto esta introducida la dimensión que
llamaremos de la 'erdad* porque solo ha! dimensión de la 'erdad a partir del momento en
que ha! signifcante.
9a e,periencia el anlisis es solo realizar lo que all es &unción del su#eto como tal; es producir
un su#eto* hacer que emer#a.
=esulta que eso abre a cierto e&ecto que nos muestra que predomina una difcultad* una &alla*
un agu#ero* una &alta de esta operación signifcante* que est mu! precisamente ligada a la
articulación del su#eto en tanto que se a&ecta de un se,o. "s porque el signifcante se muestra
des&alleciente al momento en que se trata de decir !o<#e como macho o hembra* que resulta
que no puede decir eso sin que entrañe el surgimiento 0en el ni'el del deseo1 de algo que
representa el escamoteo simbólico de una cosa que es el órgano de la copulación 0lo que en
lo real est destinado como lo me#or para dar prueba de que ha! uno que es macho ! otro
que es hembra1. "s eso* el gran hallazgo del psicoanlisis.
9o que se llama la castración es eso. "s que para que 'enga a articularse 0en &unción del
signifcante1 algo que lle'e al su#eto al plano se,ual* es necesario que inter'enga esto que es
el signifcante Falo. "s como &altante que est representado el órgano de la copulación.
Gol'iendo al tema. )o basta con haber tenido esta e,periencia que es el su#eto* en tanto que
est determinado por todo lo que le pree,istió de signifcante. "s en la medida en que estos
signifcantes son los que constitu!eron aquello de lo cual él surgió un da 0incluso si es por
azar1: el deseo de sus padres. 7odo lo que sucede* al menos en el comienzo* 'a a depender de
ese lugar en sus padres que se llama el deseo* !a que se manifesta en su e,istencia del 5tro
0de este 5tro que est ah encarnado por la relación de sus padres con este 5tro como lugar
del signifcante1. "s all que el su#eto 'iene a caer; no es posible que esto no tenga una
&unción determinante sobre todo lo que 'a a sucederle.
=ecién se habló del órgano copulatorio* en tanto que &alta. >a! otras cosas que suceden en
este lugar donde el órgano &alta. >a! incluso otras cosas que se ubican e,presamente hechas
para hacer que no se note que &alta. "s lo que se llama el ob#eto . /e debe entender la
relación que ha! entre la castración ! la &unción que #uegan cierto n8mero de ob#etos. "ste
ob#eto a se manifesta* de manera decisi'a ! causal* en lo que el descubrimiento del
inconciente nos permitió ad'ertir: la di'isión del su#eto.
"ste su#eto no est simplemente en una sucesión de cadenas signifcantes* donde se
transmite de punta a punta un su#eto solo ! uni'oco. Por otra parte es imposible localizar a
este su#eto ba#o ninguno de los signifcantes de los que se trata. /e produce algo distinto de la
&unción del e&ecto de lengua#e; a saber: cierta participación del cuerpo en tanto real. /i
podemos depurar al su#eto de la ciencia* el su#eto de una cadena matemtica* como algo
simple ! uni'oco* no podemos hacerlo en el caso en que el ser hablante es un ser 'i'iente.
>e aqu lo que designa la / barrada: es el su#eto en tanto que di'ido* que est en cierta
relación al ob#eto . "ste ob#eto tiene como propiedad ser lo que hace al deseo* en tanto que
el deseo es lo soportado por la &órmula del &antasma. /i ese deseo depende del deseo del
5tro* es a partir de que ha! demanda de min8scula al 5tro. 9o que hace el lazo del deseo*
en tanto que es &unción del su#eto 0del su#eto mismo designado como e&ecto del signifcante1*
es esto: es que el ob#eto esta siempre demandado al 5tro.
9os hombres libres* los 'erdaderos* son precisamente los locos. )o ha! demanda de este
pequeño; él tiene su ; por e#emplo* es lo que él llama Hsus 'oces. )osotros nos angustiamos
en la presencia del ob#eto * ! con toda razón* porque el loco es el hombre libre. "l loco es
libre; ! en este sentido* es un ser de irrealidad* una cosa absurda. Tl tiene su causa en el
bolsillo* ! es por eso que es un loco.
"so que califcamos como ob#eto e,traño* que es la 'oz* solo tiene sentido aqu por ser
soporte del signifcante.
"s crucial entonces 'ol'er a pensar* a partir del 'ocabulario de 9acan* el deseo ! la demanda*
distinguiéndolas una de otra. /e debe hablar del deseo ! de la demanda; aunque puede pasar
que se hable de eso* pero esto no tenga ning8n e&ecto en la prctica analtica* como pasaba
en la época en que 9acan da este discurso 0?BQU1.
9a ciencia solo se constitu!e por una ruptura que es &echable en los siglos* ! cu!a edad no 'a
ms all del siglo de oro* del siglo VGII. 9a ciencia nació precisamente el da en que el hombre
rompió las amarras de todo lo que puede llamarse intuición* conocimiento intuiti'o* ! donde
se remitió al puro ! simple su#eto que es introducido de entrada* inaugurado ba#o la &orma
'aca: pienso* luego so!.
partir de ese momento nació la ciencia* correlati'a de un primer aislamiento del su#eto puro.
"se su#eto puro no e,iste en ninguna parte* e,cepto como su#eto del saber cientfco. "s un
su#eto del cual una parte esta 'elada* #ustamente la que se e,presa en la estructura del
&antasma* a saber* la que comporta otra mitad del su#eto ! su relación con el ob#eto .
>a! un precio con el cual se paga la uni'ersalización del su#eto* en tanto que es el su#eto
hablante* el hombre. "n razón de esta estructura pro&unda* los progresos de la ci'ilización
uni'ersal 'an a traducirse* no solo por cierto malestar como Freud mostró* sino por una
prctica de la que 'ern que 'a a de'enir cada 'ez ms e,tendida. "s la segregación. los
señores nazis podramos reconocerlos como el precio de esta uni'ersalización* en la medida
en que solo resulta del progreso del su#eto de la ciencia.
)o se puede tirar de la soga de lo simbólico tanto como uno quiera; a ni'el asociati'o no
somos tan libres. /i estiramos demasiado esa cuerda* por hablar de ms 0dentro o &uera de la
sesión analtica1* se produce un tironeo del nudo que duele &uertemente en alguna parte.
Keneralmente duele en alguna zona !a &recuentada por el dolor* !a erosionada desde hace
mucho tiempo* desde aquel primer encuentro con un goce que marcó un antes ! un después*
un goce seleccionado entre otros* que singulariza al ser hablante en sus coordenadas.
Freud di'ide L puntos importantes para el comienzo de la cura analtica; las estipulaciones de:
- "l tiempo: el hecho de contratar una determinada hora de sesión. 6ada paciente tiene
su cierta hora en la #ornada del analista; es su!a ! permanece destinada a él aunque no
la utilice. /i se es ms tolerante* las inasistencias se multiplican hasta el punto de
amenazar las condiciones económicas del analista.
Freud traba#aba con sus pacientes Q das a la semana* sal'o domingos ! &eriados. /i es
menos &recuente* dice que el tratamiento puede no estar acompasado con la 'ida real
del paciente.
7ambién ha! pacientes que requieren ms de una hora de sesión* !a que pasan toda la
hora tratando de romper el hielo ! 'ol'erse comunicati'os.
9a pregunta por la duración del tratamiento es de respuesta casi imposible; se dice que
eso se ir 'iendo de acuerdo a como se presente el camino.
"l psicoanlisis requiere lapsos prolongados* de medio año o año entero. "sto s debe
ser re'elado de antemano* antes de que se decida a emprender el tratamiento.
7ambién se debe llamar la atención sobre las difcultades ! sacrifcios de la terapia
analtica.
- "l dinero: los honorarios del analista. )o debe ser puesto como lo principal* pero
ase'eramos que en la estima del dinero participan &actores se,uales poderosos. /e
trata de la misma manera educadora la cuestión del dinero* como se lo hace con los
dems asuntos de la 'ida se,ual.
/e debe cobrar en plazos bre'es* de un mes por e#emplo. )o debe ser barato tampoco*
para que no decaiga la estima del tratamiento. dems* un tratamiento gratuito puede
desencadenar resistencias ! acrecentarlas.
"s ms ético con&esar las pretensiones personales ! necesidades reales.
- "l di'n: Freud mantiene el conse#o de hacer que el en&ermo se acueste sobre un di'n*
mientras uno se sienta detrs* de modo que el paciente no lo 'ea. "sto surgió como
parte del método hipnótico ! quedo. Pero merece ser conser'ada porque es di&cil estar
ba#o la mirada f#a de pacientes por ocho horas diarias. 9os gestos propios pueden
o&recer material a los pacientes para sus interpretaciones* o puede ser in+uido por
estos.
hora bien* "n qué punto ! con qué material comienza el tratamiento )o importa el
material con el que se empiece* con tal que se de#e al paciente mismo hacer su relato !
escoger su punto de partida.
9a re7l fu!dme!tl de la técnica psicoanaltica. /e debe &amiliarizar al paciente con ella
desde el principio. "n un aspecto esta con'ersación difere de una ordinaria: le 'an a surgir
pensamiento di'ersos que pre&erira rechazar* o cosas que cree que no 'ienen al caso* o que
no tienen importancia* o que son disparatadas; no debe ceder ante esa crtica* ha! que
decirlo a pesar de ella* ! aun #ustamente por haber registrado una repugnancia a hacerlo. "s
el 8nico principio al que debe obedecer. )unca se debe omitir algo porque le resulte
desagradable decirlo.
)o se debe esperar un relato sistemtico ni hacer nada para propiciarlo. >a! pacientes que
siempre preparan su relato* para asegurarse de apro'echar su tiempo de terapia. "so es
resistencia. 9a resistencia cumplir su cometido en el modo deliberado de esa preparación* !
lograra un escape a la comunicación.
(no mismo no debe de darle al paciente atención médica o clnica especializada que no sea la
analtica. "s me#or recurrir a colegas. 7ratamientos combinados a causa de un padecer
neurótico con &uerte apuntalamiento orgnico son casi siempre impracticables.
"n cuanto a la iniciación del tratamiento* a 'eces ha! pacientes que no dicen que no se les
ocurre nada para narrar* ! eso teniendo por delante toda su 'ida ! la historia de su
en&ermedad. )o se debe ceder* aqu ni nunca* cuando se nos pida que indiquemos un tema
para que empiecen a hablar. 4ebemos asegurar que no ha! tal posibilidad de no ocurrencia*
que eso es una resistencia al anlisis. s se logra saltear este escollo. /e busca que admita
que ha hecho a un lado ciertas cosas.
s como la primera resistencia* también los primeros sntomas o acciones casuales del
paciente merecen un interés particular* ! pueden denunciar un comple#o que gobierne su
neurosis. (na #o'en que empieza tirando del ruedo de su &alda hasta e,poner sus tobillos
re'ela lo que después descubriremos en anlisis: una tendencia e,hibicionista ! su orgullo
narcisista.
%uchos pacientes se que#an de la posición !acente en el di'n. /e les reh8sa el pedido de
estar en otra posición. Pero a 'eces lo que terminan haciendo es tirar &rases antes de
empezar la sesión* o después de que se les anuncio su término* cuando se le'antan del di'n.
4i'iden su tratamiento en un tramo ofcial* cuando se comportan inhibidos* ! un tramo
cordial* en el que hablan con libertad ! comunican toda clase de cosas. /e tomara nota de
todo esto* desgarrando el biombo que se pretende le'antar.
hora algo importante: mientras que las comunicaciones ! las ocurrencias del paciente
a+u!an sin detención* no ha! que tocar el tema de la trans&erencia. "s preciso aguardar para
este hasta que la trans&erencia ha!a de'enido resistencia.
"l motor ms directo de la terapia es el padecer del paciente ! el deseo de sanar.
"l tratamiento analtico mo'iliza las energas aprontadas para la trans&erencia para poder
'encer las resistencias. %ediante comunicaciones oportunas muestra al en&ermo el camino
por el que debe lle'ar esas energas. 9a trans&erencia suele bastar para disminuir el padecer*
pero es solo pro'isional* solo mientras la trans&erencia subsista. "so sera sugestión.
/olo es psicoanlisis si la trans&erencia se ha empleado para 'encer las resistencias; solo as
de#ara alguien de ser en&ermo.
9a etiologa de todas las neurosis es mi,ta. /e trata de pulsiones hiperintensas* o se trata del
e&ecto de unos traumas tempranos. Por regla general* ha! una acción con#ugada de ambos
&actores* el constitucional ! el accidental. %ientras ms intenso sea el primero* tanto ms un
trauma lle'ar a la f#ación ! de#ar como secuela una perturbación del desarrollo.
9a etiologa traumtica o&rece al anlisis la oportunidad ms &a'orable. /olo en el caso del
predominio traumtico conseguir un anlisis todo aquello de que es capaz: sustituir la
decisión defciente que 'iene de la edad temprana por una tramitación correcta. /olo en un
caso as se puede hablar de anlisis terminado defniti'amente.
9a intensidad constitucional de las pulsiones* ! la alteración per#udicial del Eo 0adquirida en la
lucha de&ensi'a1* son los &actores des&a'orables para el e&ecto del anlisis ! capaces de
prolongar su duración hasta lo inconcluible.
"l planteo aqu est en los impedimentos que obstaculizan la curación analtica.
4e los tres &actores que son decisi'os para las posibilidades de la terapia analtica 0in+u#o de
traumas* intensidad constitucional de las pulsiones* ! alteración del Eo1 nos interesa solo la
intensidad de las pulsiones. "s posible tramitar de una manera duradera ! defniti'a*
mediante la terapia analtica* un con+icto de la pulsión con el Eo o una demanda pulsional
patógena dirigida al Eo "sto es imposible* ! tampoco sera deseable.
9o que ha! que describir es lo que se llama el 2domeñamiento de la pulsión3: es decir* que la
pulsión sea admitida en su totalidad dentro de la armona del Eo* ! !a no sigue su camino
propio hacia la satis&acción. 4e la intensidad pulsional depende el desenlace. /i en un su#eto
sano* por en&ermedad* agotamiento* etc* se rela#a la robustez del Eo 0que contiene el empu#e
pulsional1* todas las pulsiones domeñadas con é,ito hasta entonces 'ol'ern a presentar de
nue'o sus ttulos ! pueden aspirar a sus satis&acciones sustituti'as por caminos anormales.
4os 'eces en el desarrollo indi'idual emergen re&uerzos considerables de ciertas pulsiones:
durante la pubertad ! en la menopausia. "n nada nos sorprende que personas que antes no
eran neuróticas de'engan tales durante esas épocas. "l domeñamiento de las pulsiones* que
haba logrado cuando estas eran de menor intensidad* &racasa ahora con su re&uerzo. 9as
represiones se comportan como unos diques contra el es&uerzo de asalto de las aguas.
9o mismo que producen aquellos dos re&uerzos pulsionales* puede sobre'enir en cualquier
otra época de la 'ida por obra de in+u#os accidentales. /e llega a re&uerzos pulsionales en
'irtud de nue'os traumas* &rustraciones impuestas* in+u#os colaterales recprocos de las
pulsiones. "l resultado es en todos los casos el mismo* ! confrma el poder incontrastable del
&actor cuantitati'o en la causación de la en&ermedad.
"l anlisis hace que el Eo madurado ! &ortalecido emprenda una re'isión de estas antiguas
represiones; algunas sern liquidadas* ! otras reconocidas* pero a estas se las edifcar de
nue'o sobre un material ms sólido. "stos nue'os diques tienen una consistencia ma!or. "s
confable que no cedern tan &cil a la pleamar del acrecentamiento de las pulsiones. 9a
rectifcación del proceso represi'o originario* la cual pone término al hiperpoder del &actor
cuantitati'o* sera entonces la operación genuina de la terapia analtica.
/e sustitu!en las represiones permeables por unos dominios confables ! acordes al Eo. 9a
trasmudación se consigue* pero a menudo solo parcialmente; sectores del mecanismo antiguo
permanecen intocados por el anlisis. "l gobierno sobre lo pulsional* que curara de la
neurosis* nunca es completo al parecer.
Freud luego pasa a hablar de la lteración del Eo. 6ada persona normal lo es solo en
promedio; su Eo se apro,ima al del psicótico tal o cual sector* en grado ma!or o menor. 9a
medida entre el apro,imamiento a ese polo psicótico nos ser'ir como medida de lo que
Freud designa lteración del Eo. "stos grados de alteración son originarios o adquiridos.
Pero lo que importa es como la lteración del Eo a&ecta la efcacia terapéutica del anlisis. "l
analizado repite tales modos de reacción en el traba#o analtico* los muestra ante nosotros* !
es solo por esa 'a que tomamos noticia de ellos. "l empeño terapéutico siempre busca* por
un lado* el anlisis del "llo ! el hacer conciente algo de este* ! por el otro lado un anlisis del
Eo en el que se busca corregir algo de este. )os re&erimos a los mecanismos de de&ensa de
este que emergen como resistencias al restablecimiento.
"stas resistencias pertenecen al Eo* pero son inconcientes. "l Eo se sale del pacto en que
reposa la situación analtica. 6obran preeminencia unas trans&erencias negati'as que buscan
cancelar la situación analtica ! e'itar el restablecimiento* a la curación.
l e&ecto que en el interior del Eo tiene el de&ender* podemos designarlo lteración del Eo*
siempre que por tal comprendamos la di'ergencia respecto de un Eo normal fcticio que
asegurara al traba#o analtico una alianza de fdelidad inconmo'ible. 7ratndose del
desenlace de una cura analtica* este depende de la intensidad ! la pro&undidad de arraigo de
estas resistencias de la alteración del Eo.
9uego* Freud pasa a re&erirse a que es necesario* para el é,ito de la terapia* que el analista
ha!a tomado conocimiento de sus puntos débiles en la propia personalidad. 9a peculiaridad
del analista demanda su lugar entre los &actores que in+u!en sobre las perspecti'as de la
cura analtica* ! difcultan esta tal como lo hacen las resistencias. /us propios de&ectos
estorbaran al asir de manera correcta las constelaciones del paciente ! reaccionar ante ellas
con arreglo a fnes. Por ello es que se le e,ige al analista una medida ms alta de normalidad
! de corrección anmica. )o puede pedirse que el analista sea un hombre per&ecto. /olo con el
anlisis propio lograr una cierta aptitud para ser analista. "l didacta #uzgar si se puede
admitir al candidato para su ulterior &ormación. "l aprendiz debe tener la frme con'icción del
inconciente* lo cual el didacta le otorga a partir de percepciones de s en la emergencia de lo
reprimido.
7odo analista debera hacerse ob#eto de anlisis periódicamente; as el propio anlisis también
se con'ertira en una tarea interminable.
4e todas maneras* Freud dice que la terminación de un anlisis es un asunto prctico. (no no
se propondr como meta limitar todas las peculiaridades humanas en &a'or de una
normalidad esquemtica* ni demandara que los analizados a &ondo no registren pasiones ni
puedan desarrollar con+ictos internos de ninguna ndole. "l anlisis debe crear las condiciones
psicológicas ms &a'orables para las &unciones del Eo; con ello quedara tramitada su tarea.
Por 8ltimo* Freud dice que ha! dos temas que se destacan con particularidad* ! que dan
guerra al analista. 9os dos temas estn ligados a la di&erencia entre los se,os: la re'uelta
contra la actitud pasi'a o &emenina hacia otro hombre 0llamado también protesta masculina*
o desautorización de la &eminidad* tan caracterstico en el hombre1* ! la en'idia del pene 0el
querer alcanzar la posición del genital masculino caracterstico de la mu#er1.
pesar de la di'ersidad de contenido* son correspondientes manifestos. lgo que es com8n
a ambos se,os ha sido comprimido* en 'irtud de la di&erencia entre los se,os* en una &orma de
e,presión u otra.
"sto ha sido comentado siempre como la postura &rente al comple#o de castración.
"n el 'arón* la aspiración a la masculinidad aparece desde el comienzo mismo ! es por entero
acorde con el Eo; la actitud pasi'a* puesto que presupone la castración* es enérgicamente
reprimida.
7ambién en la mu#er* el querer alcanzar la masculinidad es acorde con el Eo en cierta época.
saber* en la &ase &lica* antes del desarrollo hacia la &eminidad. Pero luego sucumbe a la
represión* de cu!o desenlace dependen los destinos de la &eminidad. 4el insaciable deseo del
pene de'endr el deseo del hi#o* ! del 'arón* portador del pene. Pero con insólita &recuencia
hallaremos que el deseo de masculinidad se ha conser'ado en lo inconciente ! despliega
desde la represión sus e&ectos perturbadores.
9o que en ambos se,os cae ba#o la represión es lo propio del se,o contrario.
/on los dos puntos de ma!or in+e,ibilidad a derribar en un traba#o analtico* el deseo
irrealizable del pene ! la postura de desprecio de la actitud pasi'a por creerla causante de la
castración. 4e all deri'an las ms &uertes resistencias trans&erenciales. "l hombre no quiere
someterse a un sustituto del padre* ! la mu#er no quiere resignar su deseo irrealizable.
9o decisi'o es que la resistencia no permite que se produzca cambio alguno* que todo
permanezca como esta. menudo uno tiene la impresión de haber atra'esado todos los
estratos psicológicos* ! llegado* con el deseo del pene ! la protesta masculina* a la 2roca de
base3. 4i&cil es decir si con una cura analtica hemos llegado a dominar este &actor. )os
consolamos con la seguridad de haber o&recido al analizado toda la incitación posible para
ree,aminar ! 'ariar su actitud &rente a él.
9a reacción terapéutica negati'a es una de las ms gra'es resistencias del su#eto ! el m,imo
peligro para el buen resultado de nuestros propósitos. 9a satis&acción de este sentimiento
inconciente de culpa es quizs la posición ms &uerte del benefcio de la en&ermedad* o sea
de la suma de energas que se rebela contra la curación ! no quiere abandonar la
en&ermedad. 9os padecimientos que la neurosis trae consigo constitu!en precisamente el
&actor que da a esta en&ermedad un alto 'alor para la tendencia masoquista.
=esulta también mu! instructi'o comprobar que una neurosis que ha desafado todos los
es&uerzos terapéuticos puede desaparecer* contra todos los principios teóricos ! contra todo
lo que era de esperar* una 'ez que el su#eto contrae un matrimonio que lo hace desdichado*
pierde su &ortuna o contra una gra'e en&ermedad orgnica. (n padecimiento queda entonces
sustituido por otro ! 'emos que de lo que se trataba era tan solo de poder conser'ar cierta
medida de dolor.
"l sentimiento inconciente de culpa no es aceptado &cilmente por los en&ermos. )o pueden
con'encerse de que abrigan en su interior mo'imientos anlogos de los que nada perciben.
/atis&acemos en cierto modo su ob#eción renunciando al nombre de sentimiento Hinconciente
de culpa ! sustitu!éndolo por el de Hnecesidad de castigo. >emos adscrito al /uper!ó la
&unción de la conciencia moral ! hemos reconocido en la conciencia de culpa una
mani&estación de una di&erencia entre el Eo ! el /uper!ó.
"ste /uper!ó ha nacido por la intro!ección* en el Eo* de los primeros ob#etos de los impulsos
libidinosos del "llo 0el padre ! la madre1* proceso en el cual quedaron dese,ualizadas !
des'iadas de los fnes se,uales directos las relaciones del su#eto con la pare#a parental. "l
/uper!ó conser'ó as caracteres esenciales de las personas intro!ectadas: su poder* su rigor
! su inclinación a la 'igilancia ! al castigo. "l /uper!ó* o sea la conciencia moral que act8a en
él* puede mostrarse dura* cruel e implacable contra el Eo. "l imperati'o categórico de Oant es*
por tanto* el heredero directo del comple#o de "dipo.
"l comple#o de "dipo demuestra ser as* como !a lo supusimos en el punto de 'ista histórico*
la &uente de nuestra moral indi'idual. "n el curso de la e'olución in&antil* que separa
paulatinamente al su#eto de sus padres* 'a borrndose la importancia personal de los mismos
para el /uper!ó. /e agregan luego las in+uencias de los maestros del su#eto ! de las
autoridades por él admiradas* de los héroes elegidos por él como modelos.
"l acento en la continuación inconciente de la moral recae sobre el intenso sadismo del
/uper!ó* al cual se somete el Eo. "n el masoquismo el acento recae sobre el propio
masoquismo del Eo* que demanda castigo* sea por parte del /uper!ó* sea por los poderes
parentales e,ternos. "n ambos casos se trata de una relación entre el Eo ! el /uper!ó* o
poderes equi'alentes a este 8ltimo* ! de una necesidad satis&echa por el castigo ! el dolor.
Pudimos interpretar el sentimiento inconciente de culpabilidad como una necesidad de
castigo por parte de un poder mental. /abemos !a también que el deseo de ser maltratado
por el padre* tan &recuente en las &antasas* se halla mu! pró,imo al de entrar en una relación
se,ual pasi'a 0&emenina1 con él. 9a conciencia moral ! la moral han nacido por la superación
! la dese,ualización del comple#o de "dipo.
"l sadismo del /uper!ó ! el masoquismo del Eo se complementan mutuamente ! se unen
para pro'ocar las mismas consecuencias. /olo as puede comprenderse que de la represión
de las representaciones a las que la pulsión estaba adherida resulte un sentimiento de culpa*
! que la conciencia moral se haga tanto ms rgida* ! susceptible* cuanto ms ampliamente
renuncia a toda agresión contra otros.
"n el lugar donde el hbito mental nos indica que busquemos al su#eto* all donde decimos
!o<#e* es ah donde 0en el plano del inconciente1 se sit8a . "n este plano* tu eres * el ob#eto*
! todos sabemos que es esto lo intolerable* ! no solo para el discurso.
)o es tanto el su&rimiento el otro lo que se busca en la intención sdica como su angustia. 9a
angustia del otro* su e,istencia esencial como su#eto en relación con esa angustia* he aqu lo
que el deseo sdico es un e,perto en hacer 'ibrar.
hora ha! que 'er en qué sentido 9acan dice que 4eseo ! 9e! son la misma cosa. "l deseo !
la le! son la misma cosa en el sentido de que su ob#eto les es com8n.
"l mito del "dipo &reudiano signifca que en el origen* el deseo como deseo del padre ! la le!
son una misma cosa. 9a relación de la le! con el deseo es tan estrecha que sólo la &unción de
la le! traza el camino del deseo. "l deseo* en cuanto deseo por la madre* es idéntico a la
&unción de la le!. "s en tanto que la prohbe* que la le! impone desearla* !a que la madre no
es en s el ob#eto ms deseable. /I todo se organiza en torno al deseo de la madre* si se debe
pre&erir que la mu#er sea distinta de la madre* ué signifca ello* sino que un imperati'o se
introduce en la estructura misma del deseo "l mito del "dipo signifca que el deseo del padre
es lo que hace la le!.
"l e&ecto central de esta identidad que con#uga el deseo del padre con la le! es el comple#o de
castración. Por eso la notación W φ en el lugar mismo en que &alta.
9legamos pues a las posibilidades estructurales de la mani&estación del ob#eto como &alta.
"n el esquema del espe#o esto se hace 'isible. "ste ob#eto es aquella roca de la que habla
Freud* la reser'a 8ltima irreductible de la libido.
"ste en qué lugar esta en qué ni'el podra ser reconocido =econocerse como ob#eto del
propio deseo es siempre masoquista. Pero el masoquista solo lo hace en la escena. )o
siempre estamos en la escena* aunque la escena se e,tienda mu! le#os* incluso hasta el
dominio de nuestros sueños. 6uando no estamos en la escena* cuando permanecemos ms
ac* ! tratamos de leer en el 5tro de qué 'a* no encontramos all ms que la &alta.
"l ob#eto esta* en e&ecto* 'inculado a su &alta necesaria all donde el su#eto se constitu!e en el
lugar del 5tro; ms all incluso de lo que puede aparecer en el retorno de lo reprimido. 9a
represión primaria 0no podemos decir lo incognoscible* puesto que hablamos de ello1* ah es
donde se estructura ! se sit8a el ob#eto a* el galma.
"n la medida en que se apunta a este lugar 'aco en cuanto tal* se institu!e la dimensión de
la trans&erencia. "ste lugar* circunscrito por algo que se materializa en la imagen* un borde*
una abertura* una hiancia* donde la constitución de la imagen especular muestra su lmite;
este es el lugar predilecto de la angustia.
"ste &enómeno de borde se lo encuentra en ocasiones pri'ilegiadas* en aquella 'entana que
se abre* marcando el lmite del mundo ilusorio del reconocimiento* el que 9acan llama escena.
"ste borde* este encuadre* esta hiancia* se ilustra en este esquema al menos dos 'eces: en el
borde del espe#o ! también en el signo losange 2X3. ue este es el lugar de la angustia* es
algo que se debe recordar siempre como señal de lo que debe buscarse en medio.
7rans&erencia no es solo un &enómeno repetiti'o que reproduce una situación* una actitud* un
traumatismo antiguo. /iempre ha! otra coordenada: un amor presente en lo real. "n &unción
de este amor real se institu!e lo que es la cuestión central de la trans&erencia* la que se
plantea al el su#eto a propósito del galma* a saber* lo que le &alta 0pues es con esta &alta con
lo que ama1. "l amor es dar lo que no se tiene. "s incluso el principio del comple#o de
castración. Para tener el &alo* para poder usarlo* es preciso no serlo.
9as elucidaciones de Freud sobre el duelo no son sufcientes. 9le'amos luto en la medida en
que el ob#eto por el que hacemos duelo era* sin nosotros saberlo* el que se haba con'ertido
en soporte de nuestra castración. 6uando ésta nos retorna* nos 'emos como lo que somos* en
la medida en que nos 'emos esencialmente de'ueltos a esa posición de castración.
- Pasa#e al acto: =etoma el caso de la #o'en homose,ual ! el de 4ora* para hablar de una
caracterstica estructural en la relación del su#eto con el . esta posibilidad esencial*
que se la reencuentra a todos ni'eles* 9acan la llama el 2de#arse caer3. "ste es el
correlato esencial del Pasa#e al acto* este de#arse caer que es 'isto desde el lado del
su#eto.
/i tomamos en cuenta la &órmula del &antasma* el pasa#e al acto est del lado del
su#eto* en tanto que éste aparece borrado al m,imo por la barra. 4esde el lugar de la
escena* en su estatuto de su#eto* se precipita ! bascula &uera de la escena. "sta es la
estructura misma del pasa#e al acto.
9a #o'en homose,ual salta a un canal por donde pasa el pequeño tran'a
semisubterrneo. 4ora pasa al acto en el momento en que le tiran la &rase-trampa
torpe del /eñor O* 2%i mu#er no es nada para mi3; all pasa al acto con esa bo&etada.
"l su#eto se mue'e en dirección a e'adirse de la escena. "s lo que nos permite
reconocer el pasa#e al acto en su 'alor propio* ! distinguirlo del acting-out.
- cting out: hora pasa a e,plicar lo que indica este acting-out en la relación esencial
del ob#eto con el 5tro. 7odo lo que es acting-out debe oponerse al pasa#e al acto. /e
debe captar la relación del acting-out con el ob#eto .
"n el caso de la #o'en homose,ual* mientras que la tentati'a de suicidio es un pasa#e al
acto* toda la a'entura con la dama de dudosa reputación* ele'ada a la &unción de
ob#eto supremo* es un acting-out.
%ientras que la bo&etada de 4ora es un pasa#e al acto* todo su comportamiento
paradó#ico con la pare#a de los O es un acting-out.
"l acting-out es esencialmente algo 0en la conducta del su#eto1 que se muestra. "l
acento demostrati'o de todo acting-out* su orientación hacia el 5tro* debe ser
destacado. "n el caso de la #o'en homose,ual Freud insiste en eso: la conducta de la
chica se e,hibe ante los o#os de todos; cuanto ms escandalosa resulta tal publicidad*
ms se acent8a su conducta. E lo que se muestra* se muestra esencialmente como
distinto de lo que es. 9o que es* nadie lo sabe.
9o que es: ella habra querido un hi#o del padre. Pero no nos podemos con&ormar con
eso* porque el hi#o en cuestión no tiene nada que 'er con una necesidad de ser madre.
"ste niño* ella quiso tenerlo ciertamente en tanto que otra cosa distinta. uera ese
niño en tanto que &alo* o sea* como sustituto de algo que cae de lleno en nuestra
dialéctica del corte ! de la &alta* del como cada* como &altante.
"s lo que permite* tras &racasar en la realización de su deseo* realizarlo al mismo
tiempo de otra 0! de la misma1 manera. /e hace amante. "n otros términos* se e,ige
aquello que ella no tiene: el &alo; ! para mostrar que lo tiene* lo da. /e comporta
respecto a la 4ama* dice Freud* como un caballero que la sir'e* como un hombre* como
aquel que puede darle en sacrifcio lo que tiene: su &alo.
"l acting-out es esencialmente la demostración* la mostración* sin duda 'elada* pero no
'elada en s. /olo 'elada para nosotros* como su#etos del acting-out* en la medida en
que eso habla* en la medida en que eso podra hacer 'erdad.
/ino* por el contrario* es 'isible al m,imo* ! por ese mismo moti'o* en un determinado
registro* es in'isible* al mostrar su causa. 9o esencial de lo que es mostrado es aquel
resto* su cada* lo que cae en este asunto.
"ntre el su#eto* aqu 5trifcado* en su estructura de fcción* ! el 5tro 0no autentifcable;
nunca del todo autentifcable1* lo que surge es este resto* * es la libra de carne.
/e pueden tomar todos los préstamos que se quiera para tapar los agu#eros del deseo*
! ah est el #udo que sabe un montón sobre el balance de las cuentas ! que al fnal
demanda la libra de carne 0ac 9acan est citando al "l mercader de Genecia de
/haespeare1. "ste es el rasgo que siempre se encuentra en lo que es el acting-out.
- /ntoma: "l sntoma es parecido. "l acting-out es un sntoma. "l sntoma* también se
muestra como distinto de lo que es. 9o demuestra el hecho de que debe ser
interpretado. 4e todas maneras* el sntoma no puede ser interpretado directamente; se
necesita la trans&erencia* o sea* la introducción del 5tro.
)o &orma parte esencial de la naturaleza del sntoma que deba ser interpretado. )o
llama a la interpretación como lo hace el acting-out.
7ratndose del sntoma* est claro que la interpretación es posible* pero con la
condición de que la trans&erencia este establecida. "n su naturaleza* el sntoma no es
como el acting-out* que llama a la interpretación* puesto que el sntoma no es llamada
al 5tro* no es lo que se muestra al 5tro. "l sntoma* en su naturaleza* es goce; goce
re'estido* sin duda. )o nos necesita a nosotros como el acting-out; el sntoma se basta
a s mismo.
9acan dice que una 'erdadera in'itación al anlisis e,ige* antes que la Re$ti3$$i'!
#u",eti% del paciente* una De#titu$i'! #u",eti% del analista.
9acan !a haba elucidado la trans&erencia como el despliegue de la no-intersub#eti'idad. 9a
noción de /u#eto supuesto saber* con que caracteriza la trans&erencia* es ni ms ni menos
que un e&ecto del método &reudiano* ledo del siguiente modo: en ese método el signifcante
representa al su#eto para otro signifcante* ! no para otro su#eto.
Preparado por su propio anlisis* el analista ha de admitir no ser su#eto sin por ello aniquilarse
como ser hablante ni como deseante. "n tanto partenaire que promue'e el desarrollo de la
trans&erencia* acepta ser tomado como signifcante* como ob#eto* como causa* resignando la
posición de su#eto. "l analista no puede mostrarse sintomtico* al modo de una amiga
histérica que responde a su amiga histérica 02a m me pasa lo mismo3* 2en cambio a m me
pasa esto otro31.
"sta distinción* ese ser desalienado que se singulariza ! se resuel'e en cada encuentro
'erdadero con un analizante* no es algo adquirido de una 'ez ! para siempre; solo puede ser
en acto* ! como tal ha de reno'arse cada 'ez. 9o cual es éticamente deseable* !a que un
'erdadero analizante no tolerara como analista a alguien tan asentado en su posición que no
necesita !a mo'erse de all. >a de ser entonces una 4estitución producida cada 'ez en el
encuentro con tal analizante.
/u interpretación es libre de hacerla a ttulo de su#eto* de su#eto del inconciente de su lado*
pero a condición de admitir las respuestas asociati'as trans&erenciales con que su paciente
reaccione* respuestas que le recordarn: 2ahora !a no sos su#eto* so! !o el su#eto* so! !o la
e,cepción* ! si querés ser analista* sers un signifcante cualquiera* en el me#or de los casos
un ob#eto* pero no un su#eto3.
"l anlisis irrumpe precisamente cuando los pre#uicios del analista lo demoran demasiado
tiempo en una posición de su#eto* obstaculizando con ello el despliegue de la trans&erencia en
el traba#o analtico. ué pre#uicios Por e#emplo* que una chica debera admitir como ob#eto
al /eñor O que se le presente* ! que no debera interesarse tanto en otra mu#er como la
/eñora O. 9os anlisis /e mantienen durante un tiempo a condición de que el analista no
insista demasiado en interpretaciones basadas en sus pre#uicios. /on interpretaciones
coaguladas que resultan entonces para el analizante dignas de un rechazo capaz de romper el
lazo psicoanaltico.
ctualmente* los casos no siempre responden como los clsicos. 9legan pacientes de di&cil
acceso* pacientes que parecen 'enir a mostrar ms que a decir. 6ómo con'ocar en estos
casos al su#eto ué inter'ención puede &acilitar el pasa#e de la trans&erencia sal'a#e al
sntoma de trans&erencia* sntoma integrado en una suposición de saber especifcada en un
encuentro analtico en particular
6uando el paciente llega en posición de ob#eto 0! no de su#eto di'idido1* en posición de actuar
0! no de padecer1* ha! !a trans&erencia* pero trans&erencia sal'a#e.
)o ha! interpretación que la trans&erencia sal'a#e no malogre* sal'o que esa intrusión
sub#eti'a del analista* en que consiste la interpretación* permita pasar a otro plano* que es el
decisi'o: el plan plano del ser. "ste es el plano del acto analtico. "s donde el analista tiene la
chance de hacerse &uerte con su 4estitución de su#eto; es decir* de quien puede admitir lo
inadecuado de su interpretación a un su#eto que no est dispuesto a reconocer en nada la
adecuación de la inter'ención del 5tro.
"l paciente de di&cil acceso no est dispuesto a reconocer su efcacia* porque su ob#eti'o
primero* que es el de la trans&erencia sal'a#e* es lograr la destitución del 5tro como su#eto.
/olo si el partenaire se a'iene* podr ser que él pueda confrsele un poco* ! admitir entonces
ante él la e,trañeza de la pulsión que in'ade su intimidad de su#eto.
9a primer &orma del ser que se encuentra en el comienzo de un anlisis: es el sntoma* el ser
del su#eto 0el analizante como sub#ectum1. 9a emergencia de esta &orma del ser es el
analizante como soporte de la cura analtica.
9a 'erdadera carencia de ser re'elada por el sntoma es la irresolución* la &alta de un ser que
elige no elegir* en el estilo de un 2no toda'a3* simulando que no pierde ninguna opción*
porque tampoco apuesta. 4ecirle 2hacete cargo3 es apelar a la cobertura !oica.
9a otra &orma de ser discernida por el psicoanlisis es el 2ser en acto3* que no est en un
su#eto ni puede afrmarse de ning8n su#eto* ! por eso se realiza como 4estitución sub#eti'a.
"l analista* destitución sub#eti'a mediante* se hace causa de la di'isión 0de la irresolución del
analizante1. Pero en la cura que el analista promue'e no podra decidir él por su analizante; la
estructura del acto analtico resultara escamoteada.
9os intentos de solucionar la di'isión del analizante mediante alg8n conse#o* alguna toma de
partido entre sus partes di'ididas no puede resultar sino un fasco* como siempre que en un
psicoanlisis se reemplaza de manera sostenida su orientación propia por un procedimiento
sugesti'o.
$ustamente porque un anlisis consiste en un método que apuesta a la libertad electi'a que
a8n queda en un marco estructural elstico* lo que esperamos como su resultado genuino es
una ganancia de ser.
"stas son las razones por las que afrmo que antes que la =ectifcación sub#eti'a del
analizante* est la 4estitución sub#eti'a del analista* cu!o acto in'ita a salir de la irresolución.
4ebemos asumir la responsabilidad por el contenido de nuestros sueños 4esde luego que
uno debe hacerse responsable por sus mociones onricas malas* dice Freud. /i el contenido
del sueño no es el en'o de un espritu e,traño* es una parte de m ser.
/i para de&enderme digo que lo desconocido* inconciente* reprimido que ha! en m no es mi
Eo* no me sit8o en el terreno del psicoanlisis* no he aceptado sus conclusiones. Puedo llegar
a a'eriguar que eso desmentido por m no solo est en m* sino en ocasiones también
produce e&ectos desde m.
"s 'erdad que en el sentido metapsicológico esto reprimido malo no pertenece a mi Eo* sino a
un "llo sobre el que se asienta mi Eo. Pero este Eo se ha desarrollado sobre el "llo* &orma una
unidad con él* es solo una parte peri&érica de él* que ha su&rido una modifcación particular.
4e qué me ser'ira ceder a mi orgullo moral ! decretar que* con miras a las 'aloraciones
éticas* me es licito desdeñar lo malo del "llo* ! no necesito hacer a mi Eo responsable de eso
malo 9a e,periencia me muestra que* sin embargo* me hago responsable* que esto!
compelido a hacerlo de alg8n modo. "l psicoanlisis nos permitió conocer un estado
patológico* la neurosis obsesi'a* en que el pobre Eo se siente culpable de toda clase de
mociones malas de las que nada sabe. "n toda persona normal ha! un poco de esto.
sombrosamente su conciencia moral es tanto ms puntillosa cuanto ms moral sea la
persona. 9a conciencia moral misma es una &ormación reacti'a &rente a lo malo sentido en el
"llo.
"l Peligro realista amenaza desde un ob#eto e,terno* el Peligro neurótico desde una e,igencia
pulsional. "n la medida en que esta e,igencia pulsional es algo real* puede reconocerse
también a la angustia neurótica un &undamento real. "l Eo se defende* con au,ilio de la
reacción de angustia* del Peligro pulsional del mismo modo que del Peligro realista e,terno.
"n el ne,o con la situación traumtica* &rente a la cual no est des'alido* coinciden peligro
e,terno e interno* peligro realista ! e,igencia pulsional. /ea que el Eo 'i'encie en un caso
dolor que no cesa* en otro estasis de necesidad que no puede hallar satis&acción* la situación
económica es en ambos la misma* ! el des'alimiento motor encuentra su e,presión en el
des'alimiento psquico.
C&itulo -
Para la le! es curandero quien trata en&ermos sin poder acreditarse como medico mediante la
posesión de un diploma ofcial. Freud prefere otra defnición: curandero es quien emprende
un tratamiento sin poseer los conocimientos ! capacidades requeridos para ello. Masndose
en esta defnición* los médicos entregan al anlisis el ma!or contingente de curanderos. 6on
harta &recuencia e#ercen el tratamiento analtico sin haberlo aprendido ! sin entenderlo.
"l médico ha recibido en la uni'ersidad una &ormación que es casi la contraria de la que hara
&alta como preparación para el psicoanlisis. 9e han orientado la atención hacia hechos
qumicos* &sicos* anatómicos* susceptibles de comprobación ob#eti'a* de cu!a apreciación !
adecuada modifcación depende el é,ito de la acción medica.
)o se despierta el interés por los aspectos anmicos de los &enómenos 'itales; el estudio de
las operaciones mentales superiores no atañe a la medicina.
"&ecti'amente* toda ciencia es unilateral; ! debe serlo* pues se limita a determinados
contenidos* puntos de 'ista* métodos. 9a &sica no des'aloriza a la qumica* no puede
sustituirla* pero tampoco puede ser subrogada por ella. "l psicoanlisis es sin duda
sumamente unilateral* en cuanto ciencia de lo anmico inconsciente. "ntonces* no se puede
impugnar a las ciencias médicas el derecho a la unilateralidad.
"l punto de 'ista buscado solo se halla si uno pasa de la medicina cientfca al arte prctico de
curar. "l neurótico es por cierto una complicación indeseada* un moti'o de perple#idad para el
arte de curar. )i en su apreciación ni en su tratamiento contribu!en en nada los estudios
médicos. 6abe pre'er que llegar el da en que desde la biologa de los órganos ! desde la
qumica se abrirn caminos de conocimiento hacia el campo de los &enómenos neuróticos.
Pero* dice Freud* que en su época aun son estados patológicos inaccesibles desde el lado
medico.
/era admisible que la enseñanza que reciben denegara a los médicos toda orientación en el
campo de las neurosis. Pero hace ms: les instila una actitud &alsa ! dañina. 9os médicos*
cu!o interés por los &actores psquicos de la 'ida no ha despertado* estn demasiado
dispuestos a tenerlos en poco ! burlarse de ellos como algo no cientfco.
/i queremos ser #ustos* debemos admitir que la acti'idad del analista sin estudio es mas
ino&ensi'a para el en&ermo que la del ciru#ano inhbil. "l posible per#uicio se limita a que el
en&ermo &ue mo'ido a realizar un gasto in8til* ! al menoscabo o empeoramiento de sus
posibilidades de sanar.
"mpeoramientos gra'es ! duraderos del estado patológico no son de temer a raz de la
aplicación inhbil del anlisis. 9o 8nico es que el intento terapéutico inadecuado no ha
procurado nada bueno al en&ermo.
Freud coloca el acento en la e,igencia de que no pueda e#ercer el anlisis nadie que no ha!a
adquirido ttulos para ello mediante una determinada &ormación. "s accesorio si esa persona
es un medico o no.
"s el e#ercicio del anlisis una materia que deba estar sometida a la inter'ención de la
autoridad* o es ms adecuado de#arlo librado a su desarrollo natural (na superabundancia
de disposiciones ! prohibiciones per#udica a la autoridad de la le!. /i las prohibiciones lo
acompañan a uno dondequiera que 'a!a* se siente &ormalmente la tentación de
desobedecerlas. Por eso es aconse#able* si se quiere mantener el respeto por las le!es !
disposiciones* no promulgar ninguna cu!a obser'ancia o incumplimiento sean di&ciles de
'igilar.
6abria repetir aqu* respecto del e#ercicio del genuino anlisis por los legos que la le!
pretende so&ocar* mucho de lo que di#imos acerca del e#ercicio del anlisis por los médicos.
quién se le ocurrira en ""(( o en (O prohibirlo o imponerle penalidades caso los
estamentos de ustria se sienten tan seguros del camino recto hacia la biena'enturanza que
se consideran autorizados a impedir que cada quien intente alcanzar la biena'enturanza a su
manera
"l psicoanlisis es algo tan nue'o en el mundo* la gran masa se orienta tan poco en esta
materia* la posición de la ciencia ofcial &rente a él es tan oscilante* que parece apresurado
inter'enir desde ahora en su desarrollo por medio de preceptos legales. 4ebemos de#ar que
los en&ermos mismos descubran que les resulta per#udicial buscar socorro anmico en
personas que no han aprendido como se lo presta. "sclarezcmoslos sobre ello !
pongmoslos sobre a'iso* ! nos habremos ahorrado prohibrselo.
(na poltica de inter'ención acti'a no parece sufciente como medida paralizadora e in#usta
de prohibición del e#ercicio del anlisis por los no médicos. 4ebern s f#arse las condiciones
ba#o las cuales se permite el e#ercicio de la prctica analtica a todos los que pretendan
realizarla* erigir alguna autoridad ante quien se pueda recabar in&ormación sobre que es
anlisis ! qué clase de preparación es licito e,igirle.
C&itulo H
Freud menciona el problema del diagnostico. 6uando se toma ba#o tratamiento analtico a un
en&ermo que padece de neurosis* se querr tener antes la certeza de que es apto para esa
terapia* ! se lo puede a!udar por ese camino. hora bien* solo es as cuando e&ecti'amente
tiene una neurosis.
"l distingo* diagnostico di&erencial* no siempre es &cil ni puede hacerse de primera intención
en cada &ase. E* desde luego* solo el médico puede asumir la responsabilidad de seme#ante
decisión.
Freud e,ige que un medico pre'iamente establezca el diagnostico en cada caso que se lo
requiera. 9a enorme ma!ora de las neurosis son de naturaleza psicógena e insospechables
desde el punto de 'ista patológico. (na 'ez que el médico lo ha comprobado* puede confar
tranquilo el tratamiento al analista lego. /iempre se ha procedido as en nuestras sociedades
analticas.
>a! adems un segundo caso en que el analista tiene que recurrir al conse#o del médico. "n
el curso del tratamiento analtico pueden aparecer sntomas* sobre todo corporales* acerca de
los cuales resulte dudoso si se los debe incluir en la trama de la neurosis o re&erirlos a una
en&ermedad orgnica independiente de ella.
",iste el precepto técnico de que el analista* en caso de que emer#an en el curso del
tratamiento esos sntomas mas equ'ocos* no se con&e a su #uicio propio* sino consulte a un
medico ale#ado del anlisis* aunque él mismo sea !a un medico ! siga confando en sus
conocimientos médicos.
"n primer lugar* tratamiento orgnico ! psquico no se e#ecutan buen reunidos en una sola
mano; en segundo lugar* el 'inculo de la trans&erencia puede hacer desaconse#able que el
analista e,amine corporalmente al en&ermo; ! en tercer lugar* el analista tiene todas las
razones para dudar de su imparcialidad* pues su interés se concentra de manera mu! intensa
en los &actores psquicos.
Para el en&ermo es indi&erente que el analista sea medico o no. Para él tiene una importancia
incomparablemente ma!or que el analista posea las cualidades personales que lo hagan
digno de confanza* ! que ha!a adquirido los conocimientos e intelecciones* as como las
e,periencias* que lo habilitan para cumplir su tarea.
7iene la 'ida algo que 'er con la muerte Puede decirse que la relación con la muerte
soporta 0como la cuerda al arco1 el seno del ascenso ! descenso de la 'ida
)o se trata de esta muerte. /e trata de la segunda muerte* aquella a la cual se puede aun
apuntar cuando la muerte !a ha sido lograda.
9a tradición humana nunca de#ó de conser'ar presente esta segunda muerte* 'iendo en ella
el termino de sus su&rimientos* as como nunca de#ó de imaginar un segundo su&rimiento*
su&rimiento mas all de la muerte* indefnidamente sostenido en la posibilidad de &ranquear el
lmite de la segunda muerte.
6ómo el hombre* es decir* un ser 'i'o* puede llegar a acceder* a conocer ese instinto de
muerte* su propia relación con la muerte =espuesta: por la 'irtud del signifcante. "n el
signifcante* ! en la medida en que el su#eto articula una cadena signifcante* palpa que él
puede &altar en la cadena de lo que él es.
)o reconocerlo* no promo'erlo como siendo la articulación esencial del no-saber* no
reconocer que este es el descubrimiento del inconsciente* quiere decir que no saben lo que
hacen. )o recordar este punto &undamental acarrea la pululación que se puede constatar en
la teora analtica post&reudiana* en la que resuena una nota de desorientación que no puede
de#ar de impresionar.
"s acaso esa misma sombra* que la &orma de un cuerpo representa* es acaso esa misma
imagen la que &orma una barrera o la 5tra-cosa que esta ms all %as all no est
solamente la relación con la segunda muerte 0es decir* con el hombre en tanto que el
lengua#e le e,ige dar cuenta de lo siguiente: que no es1; esta también la libido: a saber*
aquello que* en instantes &ugaces* nos impulsa mas all de ese en&rentamiento que nos hace
ol'idar.
"l 8nico momento de goce que conoce el hombre est en el lugar mismo donde se producen
los &antasmas* que representan para nosotros la barrera misma en lo tocante al acceso a ese
goce* la barrera en la que todo es ol'idado.
"l fn de ntgona nos presenta la sustitución de una imagen sangrienta de sacrifcio que
realiza el suicidio mstico. 6iertamente* a partir de cierto momento* !a no sabemos qué pasa
en la tumba de ntgona. 7odo nos indica que lo que acaba de suceder se realiza en una crisis
de mana.
Freud* en uno de sus 8ltimos te,tos* nlisis terminable e interminable* nos dice que en
ultimo termino la aspiración del paciente se quiebra en una nostalgia irreductible en torno al
hecho de que en modo alguno podra ser el &alo ! que* por no serlo* solo podra tenerlo* en el
caso de la mu#er* con la condición de la penisneid* ! en el del hombre* de la castración.
"sto es lo que con'iene recordar en el momento en que el analista se encuentra en posición
de responder a quien le demanda la &elicidad. 9a cuestión del /oberano Mien se plantea
ancestralmente para el hombre* pero el analista sabe que esta cuestión no es una cuestión
cerrada. )o solamente lo que se le demanda* el /oberano Mien* él no lo tiene* sino que
adems sabe que no e,iste. >aber lle'ado a su término un anlisis no es ms que haber
encontrado ese lmite en el que se plantea toda la problemtica del deseo.
Para todo acceso a una realización cualquiera de s mismo* el su#eto encontrar muchos
bienes* todo el bien que él puede hacer* pero no ol'idemos lo que sabemos mu! bien: solo lo
encontrar e,tra!endo a cada instante de su querer los &alsos bienes* al agotar no solamente
la 'anidad de sus demandas* sino también la 'anidad de sus dones.
"l psicoanlisis hace girar todo el logro de la &elicidad alrededor del acto genital. 6on'iene
igualmente sacar de ello odas sus consecuencias. /in duda en este acto* en un 8nico
momento* puede alcanzar algo por lo cual un ser para otro este en el lugar de la 6osa.
9o que el su#eto conquista en el anlisis* no es solamente este acceso 0incluso* una 'ez
repetido* siempre abierto en la trans&erencia a algo de otro que da a todo lo que 'i'e su
&orma1* es su propia le! cu!o escrutinio 'erifca el su#eto. "sa le! es en primer término algo
que comenzó a articularse antes que él* en las generaciones precedentes. unque no siempre
alcance lo trgico de ntgena* no por ello de#a de ser pariente de la in&elicidad.
9o que el analista tiene para dar no es ms que su deseo* al igual que el analizado* haciendo
la sal'edad de que es un deseo ad'ertido. ué puede ser un deseo tal* el deseo del analista
principalmente Podemos decir lo que no es: no puede desear lo imposible.
Cl#e *;
Promo'er en la ordenanza del anlisis la normalización psicológica inclu!e lo que podemos
llamar una moralización racionalizante. simismo* apuntar al logro de lo que se llama el
estadio genital* la maduración de la tenencia ! el ob#eto* que dara la medida de una relación
#usta con lo real* entraña ciertamente cierta implicación moral.
9a perspecti'a teórica ! prctica de nuestra acción debe reducirse al ideal de una
armonización psicológica 4ebemos nosotros 0con la esperanza de hacer acceder a nuestros
pacientes a la posibilidad de una &elicidad sin sombras1 pensar que puede ser total la
reducción de la antinomia que Freud mismo artculo tan poderosamente 0en "l malestar en la
cultura* cuando &ormula que la &orma ba#o la cual se inscribe concretamente la instancia
moral en el hombre* ! que es todo menos racional esa &orma que llamó super!ó* el cual es de
una economa tal que cuantos ms sacrifcios se le hacen tanto ms e,igente de'iene1
"sta amenaza* este desgarro moral en el hombre acaso nos est permitido ol'idarlo en la
doctrina ! en la prctica analtica decir 'erdad* esto es e&ecti'amente lo que sucede. "s
gra'e* ! ms gra'e aun cuando estamos &rente al fnal concebible de un anlisis.
(n anlisis 0si debemos concebirlo plenamente terminado por alguien que luego se
encontrar en posición responsable del anlisis* es decir* el mismo analista1 debe idealmente
terminar en esta perspecti'a de con&ort de la racionalización moralizante
"s acaso sostenible reducir el é,ito del anlisis a una posición de con&ort indi'idual*
'inculada a esa &unción con toda seguridad &undada ! legitima que podemos llamar 2"l
ser'icio de los bienes3 0bienes pri'ados* bienes de la &amilia* bienes de la casa* ! también
otros bienes que nos solicitan* bienes de la pro&esión* del ofcio* de la ciudad1 >acerse el
garante de que el su#eto puede* de alg8n modo* encontrar su bien mismo en el anlisis es una
suerte de esta&a.
)o ha! ninguna razón para que nos hagamos los garantes del ensueño burgués. (n poco mas
de rigor ! de frmeza es e,igible en nuestro en&rentamiento de la condición humana. "l
mo'imiento en el que es arrastrado el mundo en que 'i'imos al promo'er hasta sus 8ltimas
consecuencias el ordenamiento uni'ersal del ser'icio de los bienes* implica una amputación*
sacrifcios; a saber* ese estilo de puritanismo en la relación con el deseo que se instauro
históricamente.
"l ordenamiento del ser'icio de los bienes en el plano uni'ersal no resuel'e sin embargo el
problema de la relación actual de cada hombre* en ese corto tiempo entre su nacimiento ! su
muerte* con su propio deseo 0no se trata de la &elicidad de las generaciones &uturas1.
9a &unción del deseo debe permanecer en una relación &undamental con la muerte. 9a
terminación del anlisis 0la que prepara para de'enir analista1 no debe en&rentar con la
realidad de la condición humana "s propiamente esto lo que Freud* hablando de la angustia*
designo como el &ondo sobre el que se produce su señal: la >i+osigeit* el desamparo* en el
que el hombre en esa relación consigo mismo que es su propia muerte* no puede esperar
a!uda de nadie.
l término del anlisis didctico* el su#eto debe alcanzar ! conocer el campo ! el ni'el de la
e,periencia del desasosiego absoluto* a ni'el del cual la angustia !a es una protección. 9a
angustia !a se despliega de#ando perflarse un peligro* mientras que no ha! peligro a ni'el de
la e,periencia 8ltima de la >i+osigeit.
"l =e! 9ear también renuncia al ser'icio de los bienes* a los deberes reales 0cree que est
hecho para ser amado* ese 'ie#o cretino* ! les entrega entonces el ser'icio de los bienes a sus
hi#as1. Pero no ha! que creer que renuncia a nada: comienza la libertad* la 'ida de festa con
cincuenta caballeros* mientras que es recibido alternati'amente por cada una de las dos
arpas a las que cre!ó poder entregar las cargas del poder.
"n el inter'alo* lo 'emos all con la sola garanta de la fdelidad* debida al pacto de honor. )o
solamente 9ear* sino todos los que en la pieza son gente de bien* son condenados a la
desgracia sin remisión por &undarse en la sola fdelidad ! en el pacto de honor. 9ear muestra
que quien a'anza en esa zona a'anzar solo ! traicionado.
"dipo nos muestra donde se detiene la zona lmite in&erior de la relación con el deseo. "n toda
e,periencia humana* esta zona siempre es arro#ada mas all de la muerte* porque el ser
humano com8n regla su conducta sobre lo que ha! que hacer para no arriesgar la otra
muerte* la que consiste simplemente en hincar el pico. 9as cuestiones del ser son siempre
de#adas para ms tarde* lo cual no quiere decir que no estén ah en el horizonte.
9o que el anlisis articula es que* en el &ondo* es ms cómodo padecer la interdicción que
e,ponerse a la castración.
ué quiere decir que el super!ó se produce en el momento en que declina el "dipo ue
nazca cuando declina el "dipo quiere decir que el su#eto incorpora su instancia. /i
incorporamos al padre para ser tan mal'ados con nosotros mismos* es quizs porque
tenemos muchos reproches que hacerle a ese padre.
"l padre real* nos dice Freud* es castrador por su presencia como e&ecti'amente necesitando
el persona#e al cual en niño est en ri'alidad con él: la madre.
"se padre real ! mtico se borra* al declinar el "dipo* tras ese que el niño descubre como el
padre imaginario* aquel que a él le hizo tanto mal. "s el padre imaginario el &undamento de la
imagen pro'idencial de 4ios. E la &unción del super!ó* en 8ltimo término* en su perspecti'a
ultima* es odio de 4ios* reproche a 4ios por haber hecho tan mal las cosas. "sta es* seg8n
9acan* la 'erdadera estructura de la articulación del comple#o de "dipo.
4igamos que el drama sucediese en el ni'el sangrante de la castración* ! que el pobre niño
inundase con su sangre el mundo entero. 7odos sabemos que esa castración est ah en el
horizonte* ! ob'iamente no se produce en ning8n lado. 9o que se e&ect8a est relacionado
con el hecho de que ese órgano* de ese signifcante* el hombre es un soporte ms 'ale
pobretón* ! que aparece ante todo ms bien pri'ado de él. qu podemos entre'er la
comunidad de su suerte con lo que e,perimenta la niña* quien se inscribe igualmente de
modo mucho ms claro en esta perspecti'a.
/e trata de ese 'uelco en que el su#eto se percata* mu! simplemente* de que su padre es un
idiota o un ladrón seg8n los casos* o simplemente un pobre tipo u ordinariamente un
'e#estorio como en el caso de Freud. Precisamente porque Freud amaba a su padre le &ue
necesario 'ol'er a darle una estatura* hasta darle esa talla de gigante de la horda primiti'a.
"sto no es lo que resuel'e las cuestiones de &ondo* no es la cuestión esencial. /i "dipo no
tiene 6omple#o de "dipo es porque en su historia no ha! padre para nada. uien le sir'ió de
padre es su padre adopti'o. E todos estamos en ese punto* porque después de todo el padre
es el que nos reconoció. "stamos &undamentalmente en el mismo punto que "dipo* aunque
no lo sepamos. "n cuanto al padre que "dipo conoció* él no es ms que el padre una 'ez
muerto.
9a 8nica &unción del padre* en nuestra articulación* es ser un mito* siempre ! 8nicamente el
)P* es decir* nada ms que el padre muerto* como Freud e,plica en 7ótem ! tab8. Pero
ob'iamente* para que esto sea desarrollado plenamente* es necesario que la a'entura
humana ha!a sido lle'ada hasta su término: que la zona en la que a'anza "dipo después de
haberse desgarrado los o#os ha!a sido e,plorada.
"l hombre hace siempre la e,periencia de su deseo por alg8n &ranqueamiento del lmite. "s
todo el sentido que $ones produce cuando habla de &nisis* ligado a ese riesgo ma!or que es
mu! simplemente no desear. "l deseo de "dipo es saber la cla'e del deseo.
Para el hombre com8n* el doble lmite 0de la muerte real arriesgada a la muerte pre&erida*
asumida* al ser para la muerte1 solo se le presenta ba#o un 'elo. "se 'elo $ones lo llama odio.
Eace para el hombre com8n el e#ercicio de su culpa* re+e#o de su odio por el creador
0cualquiera sea este1 que lo hizo una criatura tan débil ! tan insufciente.
"stas pamplinas nada son para el héroe* para quien e&ecti'amente a'anzó en esa zona* para
"dipo que llega hasta el 'erdadero ser-para-la-muerte* considerado como el término de su
anhelo. )o ha! aqu otra cosa ms que la 'erdadera e in'isible desaparición que es la su!a.
9a entrada en esa zona est constituida para él por la renuncia a los bienes ! al poder en los
que consiste la punición* que no es tal. /i se arranca al mundo por el acto que consiste en
enceguecerse* es porque solo quien escapa a las apariencias puede llegar a la 'erdad.
4e esta topologa* que es en esta ocasión la topologa trgica* se mostró que es ilusoria* con
ese pobre 9ear que no entiende nada de ella ! que hace resonar el océano ! el mundo por
haber querido entrar en esa misma región de manera benéfca* con el acuerdo de todos. /e
nos presenta al fnal* siempre no comprendiendo nada ! teniendo* muerta en brazos* a
aquella que es el ob#eto 0ob'iamente desconocido para él1 de su amor.
Cl#e *+
9a ética consiste esencialmente en un #uicio sobre nuestra acción* en la medida en que la
acción implicada también entrañe un #uicio* incluso implcito. 9a presencia del #uicio de los dos
lados es esencial a la estructura.
/i ha! una ética del psicoanlisis es en la medida en que de alguna manera* por mnima que
sea* el anlisis aporta algo que se plantea como medida de nuestra acción.
"l psicoanlisis procede por un retorno a la acción. "sto por s solo #ustifca que estemos en la
dimensión moral. 9a hipótesis &reudiana del inconsciente supone que la acción del hombre
tiene un sentido oculto al que se puede llegar. "sta es la posición mnima que se puede tener
del anlisis.
9acan propone hacer un e,perimento tomando la perspecti'a del $uicio Final: elegir como
patrón de medida de la re'isión de la ética a la que nos lle'a el psicoanlisis* la relación de la
acción con el deseo que la habita.
Para ello 9acan se apo!a en la tragedia. 9a ética del anlisis no es una especulación que recae
sobre la ordenanza* sobre la disposición de lo que se llama el ser'icio de los bienes. Implica la
dimensión que se e,presa en lo que se llama la e,periencia trgica de la 'ida.
"n la dimensión trgica se inscriben las acciones ! se requiere que nos ubiquemos en lo
tocante a los 'alores. 7ambién se inscribe adems en la dimensión cómica; cuando habló
9acan de las &ormaciones del inconsciente* tena en el horizonte lo cómico.
9a relación de la acción con el deseo que la habita en la dimensión trgica se e#erce en el
sentido de un triun&o de la muerte. "s el carcter &undamental de toda acción trgica.
"n la dimensión cómica* en una primera apro,imación* se trata si no del triun&o* al menos del
#uego irrisorio de la 'isión. 9o cómico también se trata de la relación de la acción con el deseo
! de su &racaso &undamental en alcanzarlo.
9a dimensión cómica esta creada por la presencia en su centro de un signifcante oculto* pero
que en la comedia antigua* est ah en persona: el &alo. "n la comedia* lo que nos satis&ace*
nos hace rer* nos la hace apreciar en su plena dimensión humana* no es tanto el triun&o de la
'ida sino su escape* el hecho de que la 'ida se desliza* se hurta* hu!e* escapa a todas las
barreras que se le oponen* ! precisamente a las ms esenciales 0las que estn constituidas
por la instancia del signifcante1. "l &alo es un signifcante* el signifcante de esa escapada.
9o patético de esta dimensión es e,actamente lo opuesto* la contrapartida de lo trgico.
Porque sabemos reconocer me#or la naturaleza del deseo que est en el n8cleo de esta
e,periencia* una re'isión ética es posible* un #uicio ético es posible* que representa esta
pregunta con su 'alor de $uicio Final: >a usted actuado en con&ormidad con el deseo que lo
habita "sta es una pregunta que solo puede ser &ormulada con esta pureza en el conte,to
analtico.
ese polo de deseo se opone la ética tradicional. "sto 9acan lo mostro tomando en una
tragedia el e#emplo de la anttesis del héroe trgico que es 6reonte. lrededor de este
soporte* habló del ser'icio de los bienes* que es la posición ética tradicional 0degradación del
deseo1.
9a moral de ristóteles se &unda enteramente en un orden sin duda concertado* ideal* pero
que responde sin embargo a la poltica de su tiempo* a la estructura de la ciudad. /u moral es
una moral del amo* 'inculada con un orden de los poderes.
"n lo concerniente a lo que se relaciona con el deseo* la posición del poder 0cualquiera sea*
en toda circunstancia1 siempre &ue la misma. ué proclama le#andro llegando a Persépolis
al igual que >itler llegando a Paris Poco importa el prembulo: 2>e 'enido a liberarlos de
esto o aquello3. 9o esencial es esto: 26ontin8en traba#ando. ue el traba#o no se detenga3; lo
cual quiere decir: 2ue quede bien claro que en caso alguno es una ocasión para mani&estar
el mas mnimo deseo3.
9a moral del poder* del ser'icio de los bienes* es: 2"n cuanto a los deseos* pueden ustedes
esperar sentados. ue esperen3.
9acan propone que: de la 8nica cosa de la que se puede ser culpable* al menos desde la
perspecti'a analtica* es de haber cedido en su deseo.
"sta proposición e,presa bastante bien lo que constatamos en nuestra e,periencia. quello
de lo cual el su#eto se siente e&ecti'amente culpable cuando tiene culpa es siempre* en su
raz* el haber cedido en su deseo.
menudo cedió en su deseo por el buen moti'o o incluso el me#or. 4esde que la culpa e,iste*
se pudo percibir desde hace mucho que la cuestión del buen moti'o no de#ó a la gente
demasiado contenta.
Por eso precisamente los cristianos de la ms com8n obser'ancia nunca estn mu!
tranquilos. Pues* si ha! que hacer las cosas por el bien* en la prctica lisa ! llanamente uno
tiene que preguntarse por el bien de quien. partir de aqu las cosas no caminan solas.
>acer las cosas en nombre del bien* ! ms aun en nombre del bien del otro* esto es lo que
est mu! le#os de ponernos al abrigo* no solo de la culpa* sino de toda suerte de catstro&es
interiores. "n particular* esto no nos pone al abrigo de las neurosis ! sus consecuencias. /i el
anlisis tiene un sentido* el deseo no es ms que lo que lo que sostiene el tema inconsciente*
la articulación propia de lo que nos hace arraigarnos en un destino particular* el cual e,ige
con insistencia que la deuda sea pagada ! 'uel'e* retorna* nos remite siempre a cierto surco.
9acan haba opuesto el héroe al hombre com8n; pero no los distingue como dos especies de
humanos* sino que en cada uno de nosotros e,iste la 'a trazada para ser un héroe !
#ustamente la realiza como hombre com8n.
)o es este un hecho de e,periencia que nos muestra que el psicoanlisis es capaz de
proporcionarnos una br8#ula efcaz en el campo de la dirección ética
9acan articula C proposiciones:
- 9a 8nica cosa de la que se puede ser culpable es de haber cedido en su deseo
- 9a defnición de héroe es la de ser aquel que puede ser impunemente traicionado.
- 9a di&erencia entre el hombre com8n ! el héroe* es que para el primero la traición* que
se produce casi siempre* tiene como e&ecto el arro#arlo defniti'amente al ser'icio de
los bienes.
- l campo de los bienes no se trata de negarlo* pero in'irtiendo la perspecti'a se
propone: no ha! otro bien mas que el que puede ser'ir para pagar el precio de acceso
al deseo 0en la medida en que el deseo lo hemos defnido como la metonimia de
nuestro ser1. "l arro!uelo donde se sit8a el deseo no es solamente la modulación de la
cadena signifcante* sino lo que corre por deba#o de ella* que es lo que somos !
también lo que no somos.
9o que del bien es sacrifcado por el deseo 0! esto quiere decir lo mismo que lo que el deseo
es perdido por el bien1* esa libra de carne* es #ustamente lo que la religión trans&orma en su
ofcio ! se dedica a recuperar. "s el 8nico rasgo com8n a todas las religiones* se e,tiende a
toda la religión* a todo el sentido religioso.
9o que es la carne o&recida a 4ios en el altar en el ofcio religioso* el sacrifcio animal u otro*
se la manda la gente de la comunidad religiosa* ! en general el sacerdote mu! simplemente
0es decir* que se la comen1.
"l acceso al deseo necesita &ranquear* no solo todo temor* sino toda compasión* que la 'oz
del héroe no tiemble ante nada ! mu! especialmente ante el bien del otro.
/e puede incluso presentir que si no se tienen claras las cuentas con su deseo* es porque no
se pudo hacer nada me#or* pues no es una 'a en la que se pueda a'anzar sin pagar nada.
"l espectador es desengañado acerca de lo siguiente: que incluso para quien a'anza hasta el
e,tremo de su deseo* todo no es color de rosas.
9os programas que se diseñan como debiendo ser los de las ciencias humanas no tienen otra
&unción ms que estar al ser'icio de los bienes* de los poderes* ms o menos inestables.
lo largo de este periodo histórico* el deseo del hombre largamente sondeado* anestesiado*
adormecido por los moralistas* domesticado por los educadores* traicionado por las
academias* se re&ugió* se reprimió en la pasión ms sutil ! también la ms ciega 0como nos
muestra la historia de "dipo1: la pasión del saber.
(no de los rasgos ms entretenidos de la historia de las ciencias es la propaganda que los
cientfcos ! los alquimistas hicieron antes los poderes* diciéndoles: dennos dinero; ustedes no
se dan cuenta* si nos dan un poco de dinero* cuantas maquinas* cuantas cosas ! maquinas
pondramos a 'uestro ser'icio.
9a organización uni'ersal tiene que en&rentar el problema de saber que har con esa ciencia
en la que se despliega manifestamente algo cu!a naturaleza le escapa. 9a ciencia* que ocupa
el lugar del deseo* solo puede ser una ciencia del deseo ba#o la &orma de un &ormidable punto
de interrogación. "n otros términos* la ciencia es animada por alg8n misterioso deseo* pero
ella* al igual que el inconsciente* tampoco sabe que quiere decir ese deseo.
"l acto del analista es una respuesta meramente incoati'a* de puesta en marcha ! de
incitación de un proceso cu!o destino se desconoce.
"n primer lugar ubiquemos este no saber hacia dónde* ni hasta cuando* por el que el analista
paga con su #uicio teleológico; ese no saber se remedia siguiendo el deseo a la letra. "s un no
saber inherente al acto de permitir emerger un su#eto incalculable.
5l'idar la e,istencia de ese acto en que se &unda el psicoanlisis* desconociendo que el ser
del analista ! su presencia son posibles #ustamente porque ese ser no est representado en el
signifcante. "n este ol'ido* este desconocimiento* es lo que la "scuela de 9acan busca
remediar. "l analista sostiene su posición en esa destitución sub#eti'a que lo de'uel'e a ser la
cosa silente que causa el decir del anlisis.
"l analizante* parado#a en acto que interroga las respuestas del analista* es en s mismo un
primer guardin de que el deseo del analista se renue'e en una destitución sub#eti'a* que el
analista no se mantenga en la posición f#a* en la satis&acción boba del saber !a sabido.
"l dispositi'o de control o super'isión est indicado particularmente en aquellos casos en que
el su#eto es superado por su acto* ! usualmente no tanto porque ese acto resulte inefcaz*
sino porque no se ad'ierte o no se tolera su efcacia. 9a &uerza del dispositi'o &reudiano es tal
que casi cualquier inter'ención del analista despierta reacciones asociati'as* sintomticas*
trans&erenciales* cu!a aprehensión clnica escapa al analista* tal 'ez porque el analista
encuentra all algo que no puede soportar en tanto su#eto. "sas asociaciones* esas respuestas
trans&erenciales e,igen de él esos pagos que cuesta e&ectuar.
9a ética del psicoanlisis 'a en contra de la canallera normal del terapeuta* del sanador* del
cura* canallera en saber manipular el inconciente del su#eto* saber hacia dónde dirigirlo.
4esde esta perspecti'a* la sugestión es un caso de canallera.
",isten polticas tpicas del analizante en relación al #uicio del analista. /e pueden constatar
di&erencia entre esos tipos clnicos lacanianos que son la )eurosis* la Psicosis ! la Per'ersión:
- nalizante neurótico: el neurótico quiere ser reconocido como culpable. "se
reconocimiento tal 'ez lo ali'iara* argumenta* pero no corresponde al analista
otorgarle tal reconocimiento. 7ampoco le corresponde absol'erlo. "l analista que quiere
desculpabilizar al analizado se e,pone al reproche de &allar en su misión.
9a poltica neurótica de solicitud o espera del #uicio aprobatorio o condenatorio del 5tro
defne la posición ! la trampa &undamental de la neurosis. "n lugar del 5tro del deseo*
el neurótico se asigna un 5tro que lo en#uicia* ! resigna su deseo ! su ética en pos de
ese #uicio a#eno. "l #uicio del analista es buscado* es esperado* es solicitado.
"l super!ó* esa instancia moral contraria a la responsabilidad ! la integridad ética* que
alienta la culpabilidad* en la neurosis toma la &orma del #uicio implcito* supuesto o
esperado en el 5tro.
9a poltica neurótica consiste* en resumidas cuentas* en sostener el ser en tanto su#eto
marcado por esa tachadura que se manifesta como di'isión en el sntoma.
%ezcla de obediencia ! rebelda interior* la neurosis aporta el ms alto porcenta#e al
rebaño de quienes renuncian al deseo. "l neurótico &ue el primero* el buen paciente* el
que ms dócilmente responde con asociaciones; pero no por eso es necesariamente el
que llega ms le#os en el anlisis* ni ms decididamente accede al deseo del analista.
- nalizante per'erso: el per'erso za&a de su di'isión sub#eti'a* es decir de su sntoma*
buscando ! muchas 'eces logrando producir el e&ecto de di'isión sub#eti'a en el 5tro*
ahora psicoanalista. "n sus realizaciones de &antasa* ! también en su 'ida cotidiana*
suele 'alerse de esa maniobra &undamental para 2curarse3 de su sntoma.
Ea en el relato de su &antasa* el per'erso inicia el pasa#e al acto* trans&ormando el
consultorio analtico en escenario de una &antasa que di'ide al partenaire que no est
en regla con sus deseos. 4i'idirse* angustiarse* eso puede ocurrir al analista* ! el
per'erso se es&uerza en producirlo. Pero el analista ha de saber que la di'isión
sub#eti'a ! la angustia deben ser restituidas al analizante* que su deseo ! su acto de
analista se realizan en cambio en la destitución.
9e#os entonces de buscar la aprobación del 5tro* el per'erso en e#ercicio de su &antasa
consigue a 'eces desquiciarlo* lo cual a los fnes analticos no es de ninguna utilidad]
sino como oportunidad de una maniobra de la trans&erencia que permita relanzar el
anlisis.
9o decisi'o es que la inter'ención del analista se po!e en un deseo e#ercido desde la
destitución sub#eti'a que le es requerida para constituirse en partenaire* no de la
&antasa* sino del sntoma analizante.
E en cuanto al #uicio teleológico* si el analista propicia la regla &undamental también en
este caso* es porque est seguro de que su accionar 'a en el sentido de liberar también
al analizante per'erso de las restricciones de la &antasa* que limitan su libertad* que
inhiben sus posibilidades sociales ! sublimatorias.
9a consulta del per'erso se produce cuando el su#eto ha sido atrado por un deseo ms
&uerte que el que se satis&ace en sus per&ormances de &antasa* cuando se ha di'idido o
se ha angustiado. 9a sublimación* por e#emplo* supone salir del escenario de la
&antasa* e,ige un plus que no se satis&ace en ese marco f#o ! restricto.
Muena parte de la enseñanza de 9acan est destinada a liberar a los analistas del
pre#uicio de que el per'erso es malo* que el psicótico es loco* ! que el psicoanlisis es
solo para los neuróticos buenos pacientes.
"l empleo del diagnóstico en psicoanlisis no es con fnes de #uicio moral ni de etiqueta
que estigmatiza. )o ha de emplearse para segregar* sino para alo#ar me#or a distintos
tipos de analizantes* ! no solo a los que responden dócilmente a la interpretación.
/e plantea la pregunta de saber si un control tiene 'alor analtico porque se sabe que este
puede no tenerlo* incluso tenerlo a contrario.
9e era posible al controlador el operar como amo* mentor* el que dirige* ! sostiene.
Puede también operar como pro&esor que pone el saber en el lugar dominante* que e,plica el
caso* incluso que prepara la pró,ima e,posición del controlante.
" igualmente como la histérica que estimula al otro* controlndose* para hacerle traba#ar.
9o puede como analista propiamente hablando "sto plantea la cuestión del lugar de la
interpretación en el control* porque pasa que el controlador interpreta al su#eto controlante.
/in embargo* en este caso esto conduce a la salida del control ! a un retorno al anlisis.
/oler propone una primera &órmula* elemental: un control tiene 'alor analtico si a!uda al
controlante a poner el acto en posición de agente. 7iene 'alor analtico si este permite al
deseo del analista operar. 6uando el control no pone obstculo al acto* cuando no impide al
analista en control autorizarse de él mismo en los anlisis que dirige* podemos decir que tiene
'alor analtico. )o hacer obstculo al acto que se autoriza por s mismo.
Poner el acto en posición de agente quiere decir que el analista no obra a partir del saber; en
el acto* él no es para nada sabio. 2Para nada sabio3 no es una de&ensa para el analista
e,tra'iado. >a! un saber del analista que le sir'e para la prctica. Pero lo que tiene que saber
es que ha! un saber inconciente para re'elar 0tener la certeza o creencia en el inconciente1.
9o sabe porque lo e,perimento en su cura.
>aberlo e,perimentado es saber al mismo tiempo el di'orcio estructural entre acto ! clculo
sobre el saber inconciente. "l acto sobre pasa al su#eto. 9a estructura del acto anula el clculo
de estrategia. 9a estrategia en cuestión es en primer lugar la de la trans&erencia del paciente.
"ntonces* la estrategia del analista consiste* para todos los casos* en colocarse en la
estrategia de la trans&erencia analizante. "sencialmente consiste en no resistir* en soportar*
en de#arse caer* de#arse ser el ob#eto singular que anima la trans&erencia de tal o cual
analizante. "sto resulta ms de una pasi'ización que de un clculo.
9acan marca la ob#eción al clculo de estrategia del analista cuando e'oca lo que es el punto
de orientación de toda cura* diciendo: 2el punto en cual toda estrategia 'acila3. "l inconciente
desa&a a la estrategia. "n toda la enseñanza de 9acan no ha! nada que pueda e'ocar un
clculo cualquiera del acto en un anlisis particular* ! a pesar de todas sus elaboraciones
para construir la estructura del acto. 2"l analista en su acto no piensa3: quiere decir que él no
calcula su estrategia en la cura.
hora 'ol'amos a la pregunta de lo que puede ser un control que tiene 'alor analtico. nimar
el clculo de estrategia* incluso dar el modelo* engaña de#ando creer que ha! unos buenos
botones sobre los cuales apo!arse. "ntonces* el primer ob#eti'o de un control es: no buscar
sacar al controlante del punto cero del saber* que hace el =ubicón del cto.
"s una 2ignorancia sabia3 por supuesto* &undada* no sobre la ausencia de saber* sino sobre
una percepción del saber inconciente como irreductiblemente re&ractario a la captura.
"'identemente este ob#eti'o a menudo se topa de &rente con la demanda del controlante que
'iene* ! es mu! legtimo* para asegurarse de lo que hace* ! para reasegurarse en lo
concerniente a eso que él no sabe. 4icho de otra manera: sometido a la prueba de tener que
responder sin el saber en el anlisis* acude al saber en el control. "s lógico e ine'itable.
9a posición analtica del controlador est ah &uertemente puesta a prueba; a la prueba de los
buenos sentimientos que empu#an a calmar al que se angustia* pero también a la prueba de
la 'anidad que empu#a a fngir saber.
=esponder como amo o como pro&esor por la construcción del caso* o por la estrategia de la
cura* esto no es satis&acer* es adormecer* ! posiblemente hacer ol'idar al controlante lo que
se espera que él ha!a aprendido de su anlisis.
unque el control no sea obligatorio en nuestra "scuela* lo "l control contin8a siendo el
subra!amos mucho. "l control es tomado en consideración cada lugar electi'o del e#ercicio
'ez que se trata de e'aluar el recorrido de un analista. )o lo posible de la in+uencia* por
no decir del poder. 9os
imponemos por un reglamento pero lo hacemos a pesar de todo ingleses* con su
una condición necesaria. pragmatismo* instauraron la
"l control saca al controlante del acto analtico !a que retoma all
la palabra. "sta all como su#eto* di'idido* de una demanda basada sobre las cuestiones que
surgen para él en los momentos en los que su posición analtica lo pone a prueba. "l control
es necesario* #ustamente porque no ha! garanta del acto.
/e trata entonces de 'erifcar el acto indirectamente* por sus consecuencias en los anlisis* es
el ob#eto del control. 9o que moti'a la demanda muchas 'eces son cuestiones o inquietudes
en lo concerniente a lo que él hace o no hace* bien o mal. 7u'e razón en decir lo que di#e* no
habra debido decirlo* no lo logro decir cuando hara &alta* etc. "s el acto posible lo que est
en cuestión.
"n el control 'erifcamos el acto por sus e&ectos sobre los analizantes; las e'oluciones del
caso controlan el acto. >a! all precisamente una e'aluación. "l controlante* con la a!uda del
controlador* trata de medir el e&ecto de sus inter'enciones* pero ad'irtiendo que ellas !a
tu'ieron lugar.
"s un pensamiento a posteriori. "speramos que el controlante sepa sacar pro'echo de eso
para lo que sigue. "l acto es un impulsador* no un calculador.
hora bien* la &unción causal del acto no tiene el mismo peso en todos los momentos de un
anlisis. 9os momentos cruciales son la entrada ! la salida.
la entrada se trata de obtener el compromiso del su#eto en el traba#o de trans&erencia. (na
'ez obtenido este traba#o* el anlisis se alimenta un poco a solas; el analista sigue* estimula*
punt8a* pero la trans&erencia se alimenta de s misma.
"s sobre ese punto a lo que se refere el debate en la actualidad a propósito de los su#etos
que seran reticentes a la trans&erencia. /i el su#eto entra en el traba#o de la trans&erencia*
podemos decir sin duda que el acto estu'o all.
9o ms importante no son los controles de entrada en anlisis* sino aquellos de la salida.
6uando el controlante controla un anlisis 'enido a su &ase fnal* es all que el controlador* al
que se le solicita responder* no puede sino poder en #uego la concepción que él mismo tiene
de ello. "s discutible que es lo que defne a esta &ase fnal. "s una &ase en la que el analizante
querra partir ! no parte. /e queda* como encartado con su analista. "l analista* su acto* est
&uertemente interpelado: cabe* para que sir'e continuar
"l controlante se plantea la pregunta* ! se la plantea al controlador* cada uno siendo as
&uertemente solicitado sobre la concepción que él se hace del fnal. E no todos se hacen la
misma concepción* es seguro. "sta concepción 'iene* por un lado* del anlisis que cada uno
hizo; por otro lado* de aquello que se aprendió o no de los te,tos* esencialmente de los de
9acan.
)o ha! inconciente colecti'o* sino que ha! un inconciente indi'idual. 9o que ocurre es que
ha! una incidencia del discurso colecti'o sobre cada su#eto. 4iscurso colecti'o en el sentido
que le da 9acan: discursos que dan arreglo ! orden a los lazos sociales. 4iscurso !
ci'ilización<cultura en Freud quedan as a la par.
(n discurso* una ci'ilización] podramos decir que se trata de una mquina del lengua#e*
maquina cultural para regular* ordenar las conductas* hacer posible la con'i'encia ms o
menos pacfca entre los seres hablantes 0lo que supone un tratamiento de las e,igencias de
goce de cada uno1. /uponen siempre limitaciones de goce* goces permitidos* no prohibidos !
hasta prescriptos.
"l problema es que ning8n discurso logra ordenar todo el goce; siempre ha! una parte del
goce en los indi'iduos que no coincide con lo prohibido prescripto. E es por eso* adems* que
no ha! ci'ilización* o discurso* sin polica. 9a polica* la psiquiatra ! la educación son los
instrumentos que se necesitan: la "ducación para hacer entrar en el discurso* la Psiquiatra
para recoger lo que no entra* ! la Polica para contener lo que tampoco entra.
"ntonces* 'emos que el psicoanlisis trata e,actamente lo que llamamos sntomas* pero
adems de todos los sntomas* ha! un goce disidente. S4!tom e! u! #e!tido 7e!erl5 e#
de$ir: lo 8ue u! #u,eto mi#mo &er$i"e $omo l7o 8ue !o %5 8ue le $e #ufrir5 8ue
#e im&o!e él / 8ue !o lo7r elimi!r . Puede ser algo que proceda del hecho de decir
que 2no logro hacer esto3* o que 2no puedo impedirme de hacerlo3* pero siempre es algo de
este tipo.
"s decir* un sntoma siempre es una ob#eción a la prescripción del discurso com8n* ! los
su#etos que traen los sntomas son su#etos que padecen de no lograr ser como los dems*
hacer lo que los dems hacen* obtener lo que los dems obtienen. Para decirlo de otra
manera: los sntomas siempre son ob#eciones a lo que Freud llamaba 2el principio del placer3.
"l principio del placer consiste en compartir el sueño del discurso com8n. "l secreto que se
re'ela en el traba#o analtico es siempre una pulsión que e,ige su satis&acción; es la disidencia
del sntoma. )o es una disidencia colecti'a* sino pri'ada.
"l psicoanlisis trata la misma cosa que el discurso com8n* o sea* fnalmente la pulsión* el
goce. Pero e'identemente no lo trata de la misma manera: trata al goce rebelde* por decirlo
de alguna &orma.
ué es lo que caracteriza al 4iscurso 6apitalista ué es lo que caracteriza a este discurso
ahora* en la actualidad 9acan deca que lo caracterizaba el modo de goce actual: se reduce
el plus de goce. "s decir* ahora gozamos en el registro del goce parcial &ragmentado 0a todos
los ni'eles* incluso al ni'el de la pare#a se,ual1. )os queda una sola &orma de goce: el goce
&ragmentado ! parcial.
>ablar del goce en el registro del plus de goce* implica que conocemos solo el registro
cuantitati'o. >ablamos de un goce capitalizable: ms dinero* ms ob#etos* ms é,ito* ms
belleza* ms salud* ms orgasmos* etc. /e intenta adems capitalizar lo que no es
capitalizable.
"s 'erdad que ahora hablamos de nuestro goce en términos de acumulación* de concurrencia*
de comparación ! de gestión. )o &ue siempre as* es por eso que ahora escuchamos a un
su#eto decir que no logra 2gestionar3 sus amores* o 2gestionar3 sus relaciones con los
hombres.
4ebemos estudiar cual puede ser el papel del psicoanlisis ahora* en el registro del cinismo
generalizado del goce. "ste 8ltimo es el hecho de que ahora es algo totalmente admitido que
un su#eto no tenga nada ms que hacer en su 'ida que dedicarse a sus cosas: a sus logros !
realizaciones indi'iduales. "sto no indigna a nadie* sino que es normal. "n otra época hubiera
indignado* se hubiera pensado ! califcado esta actitud como inmoral.
/in embargo* constatamos que esta normalidad de redimir el goce* plus de goce* produce el
aumento de la insatis&acción puesto que el Hmas 'a con el Hmenos* el aumento del
sentimiento del sinsentido ! también el incremento de las 'iolencias di'ersas. /on 'iolencias
que también tienen que 'er con la transgresión del orden* pero no debemos ol'idar que ha!
también una 'iolencia del orden: no ha! ning8n orden que no implique una 'iolencia en la
medida en que para ordenar los goces se debe prohibir ! normati'izar.
"n el psicoanlisis recibimos los 2heridos3* las 2'ictimas3 del super!ó capitalista. /on lo que
no lograron entrar en los requisitos de &elicidad* é,ito* belleza* energa* alegra* optimismo*
competición* etc. =ecibimos estos heridos* ! por supuesto que 'ienen con la esperanza de ser
un poco cuidados* un poco curados. "l psicoanlisis los hace entrar en otro discurso* ! ese
otro discurso también tiene su 'iolencia.
ué es lo que el psicoanlisis promete al fnal a un su#eto que padece de su incapacidad
para satis&acer al super!ó capitalista /I seguimos a 9acan* le prometemos un "&ecto de
separación* un e&ecto que 'a a curar la &erocidad del super!ó capitalista* ! que le 'a a
permitir quizs encontrar su camino singular sin preocuparse ms de la con&ormidad con los
dems. Pero eso no se logra sin una cierta presión* incluso hablo de 'iolencia.
6ul es la posición analtica &rente a este padecimiento "ste su&rimiento* cualquiera que
sea* es interpretable. "s la posición del analista* ! si hacemos hablar al paciente es porque
pensamos que su padecimiento es interpretable. Interpretable quiere decir* fnalmente*
pensar a la 'ctima como responsable de su padecimiento. =esponsable en el sentido de que
es ella sola quien puede responder a este padecimiento. "sto realmente es una 'iolencia.
7odo el dispositi'o &reudiano pide todo el tiempo asociación libre; es decir que si se habla un
poco de manera no censurada* 'amos a encontrar la causa del padecimiento en él mismo.
)o podemos analizar una 'ctima rei'indicante. (na 'ctima que piensa que es culpa del 5tro
o de los dems no se puede analizar. 9a podemos analizar solo si logramos producir una
=ectifcación sub#eti'a* es decir* un cambio de perspecti'a sobre lo que le pasa.
"n primer lugar* entonces* debemos trans&ormar a la H'ctima que acusa en H'ictima culpable
0en el sentido de responsable1; ! eso es realmente 'iolencia 8til. Pero no ha! que borrar el
hecho de que 'a!a en contra de la demanda consciente de superfcie que el su#eto nos hace
al entra al anlisis.
>a! algo que disimula de entrada esta 'iolencia. Por supuesto* la 'iolencia que consiste en
cargar al pobre analizante de la responsabilidad de su goce* no se percibe mucho en la
medida en que al principio ha! una trans&erencia. 9a trans&erencia disimula ! permite
soportar esto. "l dispositi'o que le permite hablar al su#eto que pide un anlisis diciéndole que
todo lo que diga ser interesante* 'a a tener un papel sobre todo para un su#eto que 'enga
del discurso capitalista donde nadie escucha a nadie. Ea es un regalo. "so disimula un poco la
'iolencia de entrada* que 'a a consistir no solo en cambiarle la responsabilidad de su goce*
sino adems obligarlo a aceptar* a descubrir ! a saber algo que no quiere saber. 6astración !
Pulsión* en 9acan 6astración ! Koce: de esto e&ecti'amente nadie quiere saber nada.
"n este sentido un psicoanlisis tiene que tener un e&ecto terapéutico; pero un psicoanlisis
en s mismo nunca es una terapia* es un proceso que podramos llamar de lo que el
inconciente implica; es decir* de lo que Freud llamo la castración* que es la parcialidad del
goce ! también las e,igencias del goce mismo.
>a! un empu#e a saber que en el anlisis se encuentra compensado con el benefcio del
anlisis. Primero* el benefcio terapéutico 0! de hecho no ha! anlisis sin e&ecto terapéutico*
mas all de que este benefcio terapéutico no tenga nada que 'er con el benefcio analtico1.
"l benefcio es lo que se llamó el "&ecto de separación* es decir* el empu#e a saber de la
castración* que empu#a a cada su#eto a descubrir el punto peor de s.
"ste empu#e se compensa* primero con el benefcio terapéutico* ! segundo con el "&ecto de
separación. "s decir* que el anlisis permite al analizante descubrir su singularidad* lo que no
tiene en com8n* lo que no comparte con los dems. Porque la castración es para todos* pero
el modo peculiar de inscripción de la castración es singular en cada uno* ! las pulsiones o las
e,igencias de goce ligadas en relación a la castración* también son singulares