Está en la página 1de 83

RESUMEN PARA EL FINAL DE

CLINICA DE ADULTOS (TEORICOS)


UNIDAD 1: El método freudi!o I: L li"ertd
#o$iti%
I!ter&ret$i'! de lo# #ueo# CAP *: El método de l
i!ter&ret$i'! (Freud)
(Freud)
Freud
Freud empieza defniendo lo que él entiende por interpretar: signifca indicar su sentido;
sustituirlo por algo que se inserte como eslabón de pleno derecho.
Pasa a comentar dos antiguas tradiciones de interpretación de los sueños:
- Interpr
Interpreta
etació
ción
n simbólica
simbólica de
de los sueños:
sueños: tomab
tomabanan todo
todo el conten
contenido
ido onric
onrico
o ! lo
sustituan por otro contenido comprensible. "l e#emplo
e#empl o que da Freud es el de $osé ! el
el
Faraón.
- %étodo
%étodo del
del desci&
desci&rami
ramient
ento:
o: cada
cada signo
signo ha de tradu
traducir
cirse
se merced
merced a una
una cla'e
cla'e f#a.
f#a. (n
libro de sueños donde traducs cada elemento por otro.
)o se dirige a la totalidad del sueño sino a cada &ragmento por separado* como si el
sueño &uera un conglomerado* donde cada &ragmento tiene un destino particular.
particular.

Freud
Freud trata al sueño igual que a los sntomas* al aplicar su %étodo de Interpretación. "l
en&ermo debe suspender la crtica ante los pensamientos que a+oran. "l é,ito del
psicoanlisis depende de que tome nota de todo cuanto le pase por la cabeza ! lo comunique.
)o debe so&ocar las ocurrencias. s es como se podr interpretar tanto las &ormaciones
onricas como las ideas patológicas.
/e debe presentar al paciente un &ragmento a la 'ez ! pedirle que asocie: aportar
ocurrencias como segundos pensamientos de esa parte del sueño. /e parece ms al %étodo
del desci&ramiento 0pues toma al sueño como un compuesto a descomponer1.
Freud basa parte de su in'estigación en sus propios sueños: es material cómodo* rico para él*
! es de una persona 2sana3. "s di&cil el autoanlisis* pero aun as lo intenta. Para ello escoge
el sueño de Irma* ! as demostrar su método de interpretación. 4isecciona el te,to del sueño
en partes ! asocia para cada uno.
(na 'ez que lo hace* con&ecciona el sentido del sueño con lo asociado: el propósito ! moti'o
del sueño* su sentido* era que Freud no era culpable de los dolores de Irma* ! s lo era su
amigo 5tto 0que era quien le haba reprochado no haber curado a Irma das antes1. 6on el
sueño Freud
Freud se libera de responsabilidad por el estado
e stado de Irma.
"l sueño fgura un estado de cosas deseable por Freud; el sueño es un cumplimiento de
deseo; el moti'o del soñar es un deseo. 7eniendo
7eniendo esto en cuenta muchos detalles del sueño
se 'uel'en comprensibles ba#o esta hipótesis. /olo luego de un traba#o de interpretación se da
esta conclusión del sueño como cumplimiento de deseo* no antes.

I!ter&ret$i'! de lo# #ueo# CAP +: El tr",o del #ueo (Freud)


(Freud)
"l traba#o de interpretación arranca a partir del contenido manifesto que el paciente nos
o&rece como te,to. "ste es un reb8s* una pictogra&a* que debemos tomar elemento por
elemento para asociar.  partir de all* mediante sus asociaciones* arribamos al contenido
latente. 4esde este es que se ensa!a la solución del sueño 0nunca es desde el manifesto; si
interpretas desde el manifesto buscas entender algo que no tiene sentido1.
/obre el sueño operó un traba#o de 6ondensación* que es lo que nosotros descomponemos en
ese traba#o descripto. "l sueño es pequeño al lado del contenido latente. 9a cuota de
condensación es indeterminable: nunca se est seguro de haber terminado de interpretar un
sueño. 6ada &ragmento onrico conser'ado trae una masa de representaciones grande; esto
 #ustifca el decir que hubo condensación.
9a ma!or parte de esa masa de representaciones !a e,ista antes* ! estaba acti'a antes de
soñar; no son creadas. /olo algunas asociaciones se crean por primera 'ez en anlisis.

-. Co!fere!$i: Premi## / té$!i$# de l i!ter&ret$i'! (Freud)


Freud dice que el sueño no es un &enómeno somtico* sino psquico. 4ice no tener pruebas
para ello* pero tampoco ha! algo que lo contradiga. Por qué no podramos pedir al soñante el
signifcado de su sueño /on ellos los que tienen que dar la solución a los enigmas* la
solución a lo que su sueño signifca.
"l su#eto no sabe que sabe lo que su sueño signifca. Por eso
Fenómenos hipnóticos: el su#eto
cree que no sabe. "s un saber del cual el su#eto nada sabe. 9a nada saba de las ideas
prueba la dieron los &enómenos hipnóticos. "l estado hipnótico transmitidas en el estado
es similar al estado del dormir* dice Freud; en ambos el su#eto hipnótico* aunque en realidad s
se duerme* ! sueña<es sugestionado. las saba; solo estaban latentes
de conciencia. 4e a poco iba
recobrando el recuerdo. 6omo
primero no se acordaba !
Freud
Freud pasa a describir la 7écnica
7écnica para el sueño: se le pregunta después si* entonces podemos
al su#eto que se le ocurre del sueño* ! eso ser tomado como decir que antes no saba que
saba.
esclarecimiento. )o importa si cree que sabe o no lo cree.
"l elemento onrico no es el 'erdadero* sino un sustituto del 'erdadero* al cual se llega con el
anlisis del sueño que propone
p ropone Freud.
Freud.
Freud dice que ha! que descomponer el sueño en &ragmentos o elementos menores. /e
aborda cada uno por separado* haciendo que el su#eto asocie uno por uno. "l paciente no
puede no tener ocurrencias; debemos &orzarlo a decir algo: algo siempre se puede decir* ! eso
es lo que importa.
6uando se le pide que diga lo que se le ocurra sobre uno de los elementos del sueño* se pide
abandonar la asociación libre para tomar una representación de partida. 9as asociaciones !a
no son del todo libres* sino que quedan ligadas a esa primera representación de partida.

Inhibición, síntoma y angustia (capítulos 1 al 3) (Freud)


(Freud) -> Estn
en !"I#$# %

M0# ll0 del Pri!$i&io de relidd2 (L$!)


Freud
Freud comprende que el campo de lo imaginario* de lo ilusorio* le hace perder 'alor a todo el
testimonio del en&ermo. "l sntoma es psicológico<imaginario solo en apariencia.
Freud
Freud deca que uno no debe seleccionar &ragmentos del relato del paciente 0atención
+otante1; no debemos elegir entre sus reacciones psquicas. "l momento mismo del
testimonio puede constituir un &ragmento signifcati'o* con tal de que se e,i#a la totalidad de
su te,to.
 s constituimos la ",periencia naltica:
latente. 4esde este es que se ensa!a la solución del sueño 0nunca es desde el manifesto; si
interpretas desde el manifesto buscas entender algo que no tiene sentido1.
/obre el sueño operó un traba#o de 6ondensación* que es lo que nosotros descomponemos en
ese traba#o descripto. "l sueño es pequeño al lado del contenido latente. 9a cuota de
condensación es indeterminable: nunca se est seguro de haber terminado de interpretar un
sueño. 6ada &ragmento onrico conser'ado trae una masa de representaciones grande; esto
 #ustifca el decir que hubo condensación.
9a ma!or parte de esa masa de representaciones !a e,ista antes* ! estaba acti'a antes de
soñar; no son creadas. /olo algunas asociaciones se crean por primera 'ez en anlisis.

-. Co!fere!$i: Premi## / té$!i$# de l i!ter&ret$i'! (Freud)


Freud dice que el sueño no es un &enómeno somtico* sino psquico. 4ice no tener pruebas
para ello* pero tampoco ha! algo que lo contradiga. Por qué no podramos pedir al soñante el
signifcado de su sueño /on ellos los que tienen que dar la solución a los enigmas* la
solución a lo que su sueño signifca.
"l su#eto no sabe que sabe lo que su sueño signifca. Por eso
Fenómenos hipnóticos: el su#eto
cree que no sabe. "s un saber del cual el su#eto nada sabe. 9a nada saba de las ideas
prueba la dieron los &enómenos hipnóticos. "l estado hipnótico transmitidas en el estado
es similar al estado del dormir* dice Freud; en ambos el su#eto hipnótico* aunque en realidad s
se duerme* ! sueña<es sugestionado. las saba; solo estaban latentes
de conciencia. 4e a poco iba
recobrando el recuerdo. 6omo
primero no se acordaba !
Freud
Freud pasa a describir la 7écnica
7écnica para el sueño: se le pregunta después si* entonces podemos
al su#eto que se le ocurre del sueño* ! eso ser tomado como decir que antes no saba que
saba.
esclarecimiento. )o importa si cree que sabe o no lo cree.
"l elemento onrico no es el 'erdadero* sino un sustituto del 'erdadero* al cual se llega con el
anlisis del sueño que propone
p ropone Freud.
Freud.
Freud dice que ha! que descomponer el sueño en &ragmentos o elementos menores. /e
aborda cada uno por separado* haciendo que el su#eto asocie uno por uno. "l paciente no
puede no tener ocurrencias; debemos &orzarlo a decir algo: algo siempre se puede decir* ! eso
es lo que importa.
6uando se le pide que diga lo que se le ocurra sobre uno de los elementos del sueño* se pide
abandonar la asociación libre para tomar una representación de partida. 9as asociaciones !a
no son del todo libres* sino que quedan ligadas a esa primera representación de partida.

Inhibición, síntoma y angustia (capítulos 1 al 3) (Freud)


(Freud) -> Estn
en !"I#$# %

M0# ll0 del Pri!$i&io de relidd2 (L$!)


Freud
Freud comprende que el campo de lo imaginario* de lo ilusorio* le hace perder 'alor a todo el
testimonio del en&ermo. "l sntoma es psicológico<imaginario solo en apariencia.
Freud
Freud deca que uno no debe seleccionar &ragmentos del relato del paciente 0atención
+otante1; no debemos elegir entre sus reacciones psquicas. "l momento mismo del
testimonio puede constituir un &ragmento signifcati'o* con tal de que se e,i#a la totalidad de
su te,to.
 s constituimos la ",periencia naltica:
- 9e! de )o-5misión: "s la primera condición. /e debe promo'er al ni'el de interés a
todo aquello que 2se comprende de su!o3 0lo cotidiano* lo ordinario1.
9a clausula de no-omisión ordena no e,cluir nada. 4ecir cualquier cosa sin 'acilar ante
las necedades que se puedan decir. "sta clausula tiende a atraer la palabra hacia un
mas all del principio del placer.
- 9e! de )o-/istematización: 6oncede una presunción de signifcación a todo desecho
de la 'ida mental 0sueños* presentimientos* &antasas* delirios con&usos* lapsus del
lengua#e* &allas de la acción1.
)o se trata del discurso comprensible* sino de prestar atención a las incoherencias
donde el discurso !oico tropieza ! aparece la di'isión sub#eti'a.
mbas le!es* o reglas de la e,periencia* aparecen &ormuladas por Freud
Freud en una sola: la 9e! de
sociación 9ibre.

De3!i$i'! de $l4!i$ &#i$o!l4ti$ (L$!)


9a clnica psicoanaltica es:
- 9o =eal
=eal en tanto que imposibl
imposible
e de soporta
soportar:
r: se refere
refere a eso que ha!
ha! que
que a&rontar
a&rontar en la
cura analtica; ha! que sudar un poco cuando te en&rentas a eso. >a! que en&rentarse a
lo =eal* algo insoportable* pero que debe ser abordado. 9a asociación libre se opone al
principio del placer* ! solo habr anlisis mientras se siga este camino 0que es
en&rentarse a lo =eal1.
- "l Psico
Psicoanl
anlisis
isis toma
toma el cami
camino
no ! la huell
huella
a del saber
saber incon
inconsci
scient
ente:
e: para acced
acceder
er a un
saber sobre el su#eto se debe abordar lo inconsciente; ese saber est entre
signifcantes* /?</@.
- "l psicoan
psicoanlisis
lisis tiene el deber
deber de repudia
repudiarr todo
todo lo que implica
implica la idea del conocimiento:
conocimiento:
lo que est en #uego en un anlisis es un saber que no es conocimiento* porque este
8ltimo est del lado de lo imaginario* del dar sentido a lo que se dice* de cerrar el
inconsciente* ! de esa manera no podes alcanzar el saber. "l saber inconsciente es
intransmisible para el su#eto* al cual no se tiene que comprender ni dar sentido.
"l saber solo se da solo si el analista no comprende. s el su#eto puede preguntarse*
puede hacer enigma de lo que le pasa. >ace que el su#eto se pregunte por el saber
inconsciente.

A&ertur de l #e$$i'! $l4!i$ (L$!)


9a asociación libre no tiene nada de libre* dice 9acan; las asociaciones son necesarias. 9a
clnica psicoanaltica tiene que 'er con discernir all las cosas que importan.
9a base de todo es lo que se dice en un anlisis. %ediante la regla de la asociación libre se
dicen muchas cosas* ! lo importante ah es pesquisar los signifcantes que importan* sin dar
un sentido all. "scuchar sin pre#uicios ! sin pretender entender lo que se dice.

9a clnica psicoanaltica es una &orma de interrogar al psicoanalista* de empu#arlo a que dé


sus razones. 7iene que 'er con reinterrogar todo lo que Freud
Freud di#o.
s* la clnica psicoanaltica tiene que 'er con* no solo interrogar al anlisis como practica*
sino también interrogar al analista para que dé cuenta de lo que su prctica tiene de azarosa.
9a clnica psicoanaltica debe a!udarnos a relati'izar la e,periencia &reudiana. 7odo
7odo es una
elucubración de Freud. "s necesario darse cuenta de que el psicoanlisis no es una ciencia*
una ciencia e,acta.
UNIDAD *: El método freudi!o II: l# re#tri$$io!e#
 l li"ertd #o$iti%
Re$ordr5 re&etir5 reel"orr (Freud)
"l ol'ido de las impresiones* escenas* 'i'encias* se reduce generalmente a un bloqueo de
ella; el paciente suele decir que lo ha sabido siempre* solo que no se le pasaba por la cabeza.
Para un tipo particular de importantsimas 'i'encias* sobre'enidas en épocas mu! tempranas
de la in&ancia ! que en su tiempo no &ueron entendidas* pero han hallado inteligencia e
interpretación con e&ecto retardado* prAs-coup. /e llega a tomar noticia de ellas a tra'és de
sueños. "l paciente no aduce &alta de &amiliaridad con el recuerdo* igualmente.

"l signo distinti'o de la técnica actual 0es decir* en ?B?C* luego de abandonar la hipnosis !
tomar la regla &undamental ! la asociación libre como bandera1 respecto de la época
hipnótica breueriana* se puede decir que: el paciente no recuerda nada de lo olvidado y
reprimido, sino que lo “Actúa/agieren”; no lo reproduce como recuerdo, sino como acción; lo
repite sin saber que lo hace . Por e#emplo: el paciente no refere acordarse de haber sido
desafante e incrédulo &rente a los padres; en cambio* se comporta de esa manera &rente al
analista. )o se acuerda de haber sentido intensa 'ergDenza por ciertos quehaceres se,uales*
ni de haber temido que lo descubrieran* pero manifesta a'ergonzarse del tratamiento a que
ahora se somete ! procura mantenerlo en secreto &rente a todos.
"sta 6ompulsión a la repetición es su manera de recordar.
recordar. Por supuesto que lo que ms nos
interesa es la relación de esta compulsión a repetir con la trans&erencia ! la resistencia.
Pronto ad'ertimos que la trans&erencia misma es solo una pieza de repetición del pasado
ol'idado.
Por eso tenemos que estar preparados para que el analizado se entregue a la compulsión de
repetir* que le sustitu!e ahora el impulso de recordar* no solo en la relación personal con el
analista* sino en todas las otras acti'idades ! 'nculos de la 'ida 0por e#emplo: si durante la
cura elige un ob#eto de amor* toma a su cargo una tarea* inicia una empresa1.
 7ampoco
 7ampoco es di&cil discernir la participación de la resistencia.
resistencia. %ientras ma!or sea esta* tanto
ms ser sustituido el recordar por el actuar 0repetir1.
/i la cura empieza ba#o el patronazgo de una trans&erencia sua'e* positi'a* esto permite una
pro&undización en el recuerdo; pero si en el ulterior tra!ecto esa trans&erencia se 'uel'e hostil
o hiperintensa* el recordar de#a sitio
si tio enseguida al actuar. E a partir de ese punto las
resistencias comandan la secuencia de lo que se repetir.

ué es lo que repite o act8a =epite todo cuanto desde las &uentes de su reprimido !a se ha
abierto paso hasta su ser manifesto: sus inhibiciones* ! actitudes in'iables* sus rasgos
patológicos de carcter. E adems: repite todos los sntomas.
"sta condición patológica* mientras el en&ermo la 'i'encia como algo real ob#eti'o ! actual*
tenemos nosotros que realizar el traba#o terapéutico* que en buena parte consiste en la
reconducción al pasado.
"l hacer repetir en el curso del tratamiento analtico equi'ale a con'ocar un &ragmento de
'ida real* ! por eso no en todos los cosas puede ser ino&ensi'o ! carente de peligro.
9a introducción del tratamiento conlle'a que el en&ermo cambie su actitud conciente &rente a
la en&ermedad. >a prolongado &rente a sus e,teriorizaciones la conducta represora* 29a
Poltica del 'estruz3* que practico contra los orgenes de ella. Para la cura es preciso que el
paciente cobre cora#e de ocupar su atención en los &enómenos de su en&ermedad. Ea Ea no tiene
permitido considerarla algo despreciable; mas ben ser un digno oponente. s es preparada
desde el comienzo la reconciliación con eso reprimido que se e,terioriza en los sntomas* pero
también se concede cierta tolerancia a la condición de en&ermo.

9a tctica ! meta que el analista seguir es siempre el reproducir eso en un mbito psquico.
/e dispone a librar una permanente lucha con el paciente a fn de retener en un mbito
psquico todos los impulsos que él querra guiar hacia lo motor.

6uando la ligazón trans&erencial se ha 'uelto 'iable* el tratamiento logra impedir al en&ermo


todas las acciones de repetición ms signifcati'as ! utilizar el designio de ellas como un
material para el traba#o terapéutico. "l me#or modo de sal'ar al en&ermo de los per#uicios que
causara la e#ecución de sus impulsos es comprometerlo a no adoptar durante la cura ninguna
decisión de importancia 'ital; que espere* para cualquiera de tales propósitos* el momento de
la curación.

"l principio recurso para domeñar la 6ompulsión de repetición del paciente* ! trans&ormarla
en un moti'o para el recordar* reside en el mane#o de la trans&erencia.
9e abrimos la trans&erencia como la palestra donde tiene permitido desplegarse con una
libertad casi total* ! donde se le ordena que escenifque para nosotros todo pulsionar
patógeno que permanezca escondido en la 'ida anmica del analizado.
6onseguimos dar a todos los sntomas de la en&ermedad un nue'o signifcado trans&erencial*
sustituir su )eurosis ordinaria por una )eurosis de 7rans&erencia* de la que puede ser curado
en 'irtud del traba#o analtico. 6onstitu!e una enfermedad articial asequible a nuestra
inter'ención. l mismo tiempo es un &ragmento del 'i'enciar real-ob#eti'o* pero posibilitado
por unas condiciones particularmente &a'orables* ! que posee la naturaleza de algo
pro'isional.
)ombrar la resistencia no puede producir su cese inmediato. "s preciso dar tiempo al en&ermo
para en&rascarse en la resistencia* no consabida para él; para =eelaborarla* 'encerla
prosiguiendo el traba#o en desa&o a ella ! obedeciendo a la regla analtica &undamental. /olo
en el apogeo de la resistencia descubre uno* dentro del traba#o con el analizado* las mociones
pulsionales reprimidas que la alimentan ! de cu!a e,istencia ! poder el paciente se con'ence
en 'irtud de tal 'i'encia.
"n la prctica* esta reelaboración de las resistencias puede con'ertirse en una ardua tarea
para el paciente* ! en una prueba de paciencia para el analista. )o obstante* es la pieza del
traba#o que produce el m,imo e&ecto alterador sobre el paciente ! que distingue al
tratamiento analtico de todo in+u#o sugesti'o.

Come!trio del te6to de A!dré Al"ert #o"re el &l$er / l re7l


fu!dme!tl (L$!)
Lo 8ue di$e Al"ert : Freud cuando habla de la abstinencia* asigna al analista el deber de
enseñar a su paciente a 'encer el principio del placer. 9a regla &undamental 'a en la 'a de
e,hortar al psicoanalizante a una transgresión del principio del placer* a desenraizar su
discurso de una economa del placer.
9a regla &undamental produce enunciados displacentes. "sta regla procede de la ética
inherente al analista 0que est establecida en relación a lo real* a aquello que 'a ms all del
principio del placer1. "sto e,clu!e la reducción al ofcio de un ideal donde el discurso
concretamente tenido por el analizante encontrara sus garantas de buena e#ecución.
6ul es la relación entre los enunciados de la regla ! este decir ético que nosotros le
suponemos
9a consigna de no discriminar entre las ocurrencias* ! decirlas todas* no es indeterminada.
",iste siempre en relación a ciertos criterios in'ariables que aducen los su#etos sometidos a la
asociación libre: se siente que la ocurrencia es desagradable* o que
se la #uzga disparatada* o se la considera nimia* o piensa que no 9a sociación libre es un
método de producción de
'iene al caso respecto de lo que se busca. Freud nos compele a no ciertas ideas: las ideas
ceder ante esta crtica; debemos &orzarlo a decir la ocurrencia a que surgen en el espritu*
pesar de la crtica del paciente a decirla. $ustamente por haber mediante la técnica de la
registrado una repugnancia a hacerlo* es ms importante que renuncia a la re+e,ión. 9a
pronuncie esa ocurrencia. "sto nos sir'e como gua en cuanto =egla &undamental
designa las modalidades
aquello que no debera omitirse. "l psicoanalizante se con'ierte en de la comunicación de
&aro cuando comenta esta crtica a sus ocurrencias. Por ello es
importante la sumisión a la regla.
Freud imagina el discurso de las resistencias del paciente* pre'iniéndolos con sus conse#os. 9a
regla &undamental se con&unde con una serie de prescripciones hechas con miras a un buen
uso de la asociación libre.

"l Eo comunica sus ideas* imagina alternati'amente como agradar ! desagradar al analista
con su apegamiento &orzoso a la regla; el Eo seduce a toda costa* ignorando que él solo se
sostiene del ocultamiento del su#eto del inconciente.
/entir el displacer* por medio de la producción de signifcaciones displacentes* podra ser un
aspecto de las &unciones de desconocimiento del Eo* ilustrando la tesis lacaniana de que el
sentimiento de lo desagradable es una gua en el acceso a lo real.
"l Eo se encuentra con&rontado al dilema de aquello que es pre&erible decir en primer lugar:
de all su ine'itable di'isión entre e,igencias contradictorias* ! la elección por una u otra a
partir de lo que considera ms satis&actorio en cuanto a la sumisión a la regla.  este ni'el
solo gua el principio del placer.
9a clusula de no-omisión ordena decir algo ms: no e,cluir nada* no omitir un cierto nada*
que se encuentra ms all de toda determinación en el registro de lo bueno o de lo malo. 4e
all la &ormulación lacaniana de decir cualquier cosa* sin 'acilar ante las necedades que se
puedan decir.
9a clusula de no-omisión aparece como aquello que tiende a atraer la palabra hacia un ms
all del principio del placer* hacia una realización puntual de la in'ersión del displacer en
goce* a la apro,imación de la singularidad de una cosa que no es reductible a la serie de
representaciones placientes o displacentes.

Lo 8ue $ome!t L$!: 9acan dice que quiere hablar de esta relación que lbert señala
entre la =egla &undamental ! el Principio del placer. 4ice que el principio del placer es el
principio de temperar* de amortiguar la estimulación de la regla &undamental. 9a trampa no
es lo que se llama el placer* sino lo que se llama el goce.
"l principio del placer es el principio de no hacer nada* de hacer lo menos posible. "sto lo dice
Freud.
"l enunciado de la regla &undamental consiste en decir al paciente que la regla no es otra
cosa que hacerle obser'ar que ha! que sudar un poquito para hacer algo #untos* que la cosa
no 'a a andar si no se llega hasta lo que displace* si no se hace un es&uerzo. "l analista
encuentra un aliado en el /uper!ó: porque este es el imperati'o del goce.
lbert hablaba de la singularidad de lo que no debe ser omitido.
/i no hubiera simbólico* esta in!ección de signifcantes en lo real* no habra sntoma. "l
sntoma es la particularidad* es lo que nos hace a cada uno un signo di&erente de la relación
que tenemos con lo real* en tanto seres hablantes. "s el sntoma lo que est en el corazón de
la regla &undamental: a lo que se apunta en el enunciado de la regla &undamental es a la cosa
de la que el su#eto esta menos dispuesto a hablar* es decir* de su sntoma* de su
particularidad.
"s claro que cuando proponemos la regla &undamental hacemos re&erencia a la particularidad*
en tanto que ella desarregla el principio del placer. "ste consiste en no tener nada de
particular. >a! que sudar bastante para llegar a aislar el sntoma.
9o nuestro consiste en incitar al paciente a llegar a lo singular* para lo cual ha! que pasar por
sobre lo particular del sntoma.
lbert indicó que la 8nica cosa que 'ale la pena no es lo particular* sino que es lo singular.
Gale la pena sudar un poco* 'ale la pena errar a tra'és de toda una serie de particularidades
para que algo singular no sea omitido 0se refere a cuestiones de las f#aciones del su#eto* que
tienen que 'er con un destino con reglas; el su#eto es incitado a pasar por el buen agu#ero de
lo que le es o&recido como singular1.

Pu!tuli9$io!e# #o"re el mor de tr!#fere!$i (Freud)


9as difcultades en la interpretación se dan a partir del mane#o de la trans&erencia: una de
esas difcultades es el 2mor de trans&erencia3. "n él la paciente de#o colegir que se ha
enamorado del analista. Freud enuncia las di'ersas salidas que se le podran dar a esta
cuestión: se conser'a el amor de la paciente* se le deniega el amor ! se termina el anlisis* o
se tiene una posición abstinente.
Para la paciente se plantea una alternati'a: renunciar a todo tratamiento analtico* o consentir
su amor por el analista como un destino ine'itable.
9a paciente se muestra indócil ! reticente a todo tratamiento ! solo quiere hablar de su amor.
"sta absorta en su enamoramiento.

"ste &enómeno trans&erencial amoroso sobre'iene cuando se la alentó a admitir o recordar un


&ragmento mu! penoso ! &uertemente reprimido. 9a resistencia de 'alió del enamoramiento
0que estaba antes1 para inhibir la prosecución de la cura* apartando del tratamiento todo
interés.
Forzarla a que so&oque lo pulsional no sera un obrar analtico. 7rado todo este material no
sera inteligente mandarlo de 'uelta a lo subterrneo. 9lamamos a lo reprimido para
reprimirlo de nue'o.

9a cura debe realizarse en bstinencia: ha! que de#ar subsistir en el paciente la necesidad !
la añoranza como &uerza pulsional de traba#o; ! guardndose de apaciguarlas mediante
subrogados.
/i correspondemos el amor* podramos sugestionar a la paciente a proseguir la cura. Pero
esta nunca se alcanza as. /era un triun&o de la paciente ! una derrota de la cura. "lla habra
logrado =epetir* ctuar* algo que debera recordar* conser'ndolo en un mbito psquico. 9a
relación de amor pone fn a la posibilidad de in+uir en el tratamiento.
6onsentir el amor es tan &unesto como so&ocarlo.

(no debe guardarse de ahu!entar la trans&erencia amorosa ! disgustar a la paciente. "sto


también debemos abstenernos de corresponder ese amor. =etenemos esa trans&erencia de
amor* pero la tratamos como algo no real. 6omo una de tantas situaciones que se dan en la
cura* ! debemos reconducirla a sus orgenes inconscientes* ! as lle'ar a la conciencia lo
escondido de la 'ida amorosa del paciente.
s la paciente se 'era lo sufcientemente segura para traer a la luz todas sus condiciones de
amor* sus &antasas de añoranza se,ual. s podremos a'eriguar los &undamentos in&antiles
de su amor.

/i bien la resistencia se 'ale de ese amor* este !a estaba all como reedición de rasgos
antiguos ! reacciones in&antiles. "s un amor genuino* termina diciendo Freud. "se es el
carcter de todo enamoramiento. /olo se singulariza por: ser producto de la situación
analtica* ! ser empu#ado arriba por la resistencia que gobierna la situación.
"l médico debe buscar* éticamente* que las f#aciones libidinales que estorban a la paciente se
corran* ! ella pueda tener libre disposición sobre esa &unción para la 'ida real. /e tiene que
'alorar ms la oportunidad de ele'ar a la paciente de esas f#aciones.
"lla tiene que aprender a 'encer el principio del placer* a renunciar una satis&acción
inmediata a &a'or de otra ms distante* intachable en lo psicológico ! en lo social.

Nue%o# $mi!o# de l ter&i &#i$o!l4ti$ (Freud)


Freud dice que la tarea del analista es lle'ar al en&ermo a tomar noticia de las mociones
reprimidas* poniendo para ello en descubierto resistencias que en su interior se oponen a
tales ampliaciones de su saber sobre su propia persona.
Para lograr esa meta nos 'alemos de la trans&erencia del paciente sobre la persona del
médico* para que se con'enza de que los procesos represi'os son inadecuados. "l
psicoanlisis es lle'ar a la conciencia algo reprimido en el su#eto.
/e busca un anlisis de los sntomas ! las e,teriorizaciones patológicas del su#eto !a que
estos son compuestos a des-integrar. 9os elementos de esta composición estn constituidos
por mociones pulsionales; el en&ermo no sabe nada sobre estas. 4ebemos reconducir los
sntomas a las mociones pulsionales que los moti'an ! que son desconocidos para el
paciente.

"l neurótico nos o&rece una 'ida desgarrada* segmentada. l paso que eliminamos las
resistencias* se 'an integrando en torno al Eo todas las mociones pulsionales que estaban
escindidas de este.
9a psicosntesis se produce sin la inter'ención del analista* se da manera automtica; se
crearon sus condiciones con el anlisis ! la descomposición de los sntomas ! la cancelación
de las resistencias. Por ello* nuestra terapia emprender otros caminos* los de la 2cti'idad
del analista3: hacer consciente lo reprimido ! poner en descubierto las resistencias.

9a cura analtica debe realizarse* en la medida de lo posible* en estado de pri'ación* de


bstinencia. )o debe entenderse por esto una pri'ación de una necesidad cualquiera* ni
tampoco la abstención del comercio se,ual. /e relaciona ms con la dinmica de la
contracción de la en&ermedad ! el restablecimiento.
 7oda me#ora del padecer aminora el tempo del restablecimiento ! reduce la &uerza pulsional
que es&uerza hacia la curación. 4ebemos cuidar que el padecer del en&ermo no termine
prematuramente. /i la descomposición de los sntomas han mitigado a este padecer* tenemos
que erigirlo en alguna otra parte ba#o la &orma de una pri'ación sensible; sino corremos el
riesgo de solo conseguir me#oras modestas ! no duraderas.
"l paciente se empeña con es&uerzo en procurarse satis&acciones sustituti'as* que ahora no
'an acompañadas de padecimiento. /e 'ale de acti'idades* pre&erencias ! hbitos*
ele'ndolos a la condición de satis&acciones sustituti'as. 9a tarea es pesquisarlos uno por uno
! pedirle que renuncie a ellos* por inocente que resulte esa acti'idad productora de
satis&acción.
9a cti'idad del médico se e,terioriza en la inter'ención contra estas satis&acciones
sustituti'as. "l en&ermo suele buscar la satis&acción en la cura misma* dentro de la relación de
trans&erencia con el médico; no es bueno consentirle demasiado* sino cometemos un error
económico de hacer que todo le sea los ms grato posible al paciente* solo para que se sienta
a gusto* ! en otras ocasiones de su 'ida corra a re&ugiarse all. 9o adecuado al fn es
denegarle aquellas satis&acciones que ms intensamente desea ! que e,terioriza con ma!or
urgencia.

"n la cura es preciso mantener el estado pri'ación* de abstinencia. )os negamos de manera
terminante a hacer del paciente un patrimonio personal* a plasmar por él su destino* a
imponerle nuestros ideales* ! a complacernos luego de haberlo &ormado a nuestra imagen !
seme#anza. )o se debe educar al en&ermo para que se aseme#e a nosotros* sino para que se
libere ! consume su propio ser.

9as &obias han sobrepasado la conducta del analista. 4i&cilmente dominara una &obia quien
aguarde hasta que el en&ermo se de#e mo'er por el anlisis a resignarla: él nunca aportara al
anlisis el material indispensable para la solución con'incente de la &obia. )o se obtiene é,ito
si no se mue'e al su#eto* por in+u#o del anlisis* a salir a la calle ! luchar contra esa angustia.
Primero ha! que mitigar la &obia hasta ese punto* ! solo después de conseguido esto el
en&ermo dispondr de ocurrencias que posibilitan la solución de la &obia.
"n casos gra'es de )eurosis obsesi'as también suele suceder situaciones de este estilo.

A&u!te# de &r0$ti$o# e! $l#e


9as &antasas se interponen en el anlisis.
Partimos de los sntomas psiconeuróticos que nosotros suponemos son un compuesto entre
pulsión ! de&ensa 0son respuesta a la pulsión; el sntoma es el retorno de lo reprimido en esa
de&ensa* reintroducen la pulsión de otra manera1. 9a de&ensa como modo de responder a la
demanda pulsional* a esa e,igencia* produce un retorno de lo reprimido* en &orma de sntoma;
este es un compuesto de mociones pulsionales. "l anlisis descompone estos sntomas*
sustra!endo las mociones pulsionales.
"sta pulsión que el anlisis 'a deso'illando de la made#a que son los sntomas* 'a in'estir
satis&acciones sustituti'as. Ea el sntoma era una satis&acción sustituti'a de la pulsión; el
anlisis el temor obsesi'o del >=* ! encuentra que all ha! placer de 'er mu#eres desnudas
esta entramado con la reacción contra el padre 0si !o tengo deseo de 'er mu#eres desnudas*
mi padre morir; all tenemos que el tipo tiene miedo que el padre muera; eso est 'inculado
a la satis&acción escópica como elementos &usionados; el miedo a que se muera no es ms
que una reacción ante esa satis&acción; es un compuesto desfgurado ! desplazado1.
"n el anlisis* estas cuestiones desentramadas 'uel'en a in'estir a satis&acciones sustituti'as
no !a sintomticas* sino que son hbitos* pre&erencias* acti'idades
nue'as* donde esa satis&acción se 'uel'a; la pulsión se 'uelca en "l >= teme ser pegado por
Freud: actualización en
esa nue'a trama. /on satis&acciones en la 'ida misma* gracias a las trans&erencia de algo que
mociones pulsionales que el anlisis despe#o de los sntomas. hasta ese momento era
inconciente; en la medida
6uando Freud hace un desenhebramiento de la trama pulsional con en que se produce en
la construcción del desaguisado se,ual* se da una trans&erencia de anlisis como &enómeno
eso al analista: él teme ser pegado por Freud. "so est cargado de
satis&acción; se transfere algo de eso en la persona del analista por la 'a de la &antasa que
produce goce corporal. "n la trans&erencia ha! satis&acciones &antaseadas con el analista;
est en #uego la satis&acción pulsional.
9a &antasa aparece en un anlisis en la medida en que las mociones pulsionales anudadas en
el sntoma se transferen a estas satis&acciones sustituti'as en la cura misma. 9a &antasa
aparece en anlisis en la medida en que se analiza el sntoma* porque es un modo de
reintegrar la pulsión que queda a&uera

I!i"i$i'!5 #4!tom / !7u#ti ($&4tulo -5 / Adde!d &rte A:


Re#i#te!$i / $o!tri!%e#tidur) (Freud)
CAP -
"n este captulo Freud e,plica otras dos acti'idades del Eo en la &ormación del sntoma* los
cuales son subrogados de la represión 0la a!udan* pues esta tropezó con difcultades1. /on
acti'idades au,iliares ! sustitutas. /on:
- nular lo acontecido: mediante un simbolismo motor 2hace desaparecer3 el suceso
mismo 0no solo sus consecuencias1. "sto se obser'a en los sntomas de dos tiempos*
donde el segundo acto anula el primero. /e trata al suceso como no acontecido* se
cancela el pasado mismo. /e lo 2reprime3 por 'a motriz.
- islamiento: es también motriz; consiste en que tras un suceso desagradable* o una
acti'idad sintomtica neurótica* el su#eto interpola una pausa en el que no est
permitido que acontezca nada 0ni percepciones* ni acciones1. 9a 'i'encia no es
ol'idada* pero se la despo#a de su a&ecto. s queda aislada ! no se la reproduce en el
pensamiento. /e garantiza as la suspensión del ne,o con el pensamiento. /e impide el
lazo asociati'o con otras ideas.

ADDENDA &rte A: Re#i#te!$i / $o!tri!%e#tidur


9a represión no se da de una 'ez* sino que requiere un gasto de energa continuo para que no
retorne lo desalo#ado* ! se haga necesaria otra represión. "sto es por la naturaleza de la
pulsión. "l Eo tiene que gastar energa permanentemente en su acción de&ensi'a.
"sta acción en resguardo de la represión es lo que registramos como 2=esistencia3
0Hresistencia de represión en el esquema1. "sta operada por el Eo.  esta resistencia la
intentamos 'ol'er conciente ! prometemos al Eo 'enta#as si abandona la resistencia. /i el
su#eto termina aceptando* se necesitar adems un traba#o de =eelaboración después. (na
'ez que superas la resistencia !oica* te encontrs con la 6ompulsión a la =epetición* que
implica este traba#o reelaborati'o.

Freud asla las J resistencias con las que en anlisis se libra combate:
- =esistencias del Eo:
o =esistencia de represión: es la resistencia por contrain'estidura sobre la moción
reprimida; se refere a esa energa constante que el Eo gasta para mantener lo
reprimido sin retornar.
o =esistencia de trans&erencia: se rea'i'an recuerdos como si &ueran actuales*
sobre la persona del médico.
o Kanancia de la en&ermedad: es la integración del sntoma al Eo; se resiste a
resignar esa ganancia.
- =esistencia del /uper!ó:
o 6onciencia de culpa o )ecesidad de castigo: esta se opone a todo é,ito en el
anlisis.
- =esistencia del "llo:
o 6ompulsión a la repetición: es aquella que implica la necesidad de reelaboración
antes descripta.
Tre# de3!i$io!e# de lo rel e! L$! (Lom"rdi)
"l método &reudiano busca desconectar las palabras de sus re&erencias habituales* de la
signifcación imaginaria. "stas deben ser descartadas en anlisis. "l signifcante empu#a hacia
una signifcación* pero no la entrega.
"l psicoanlisis asla el signifcante* lo empu#a hacia lo =eal. 9o &uerza a mostrar que el e&ecto
inconsciente que e#erce sobre el su#eto es e,terior al campo de la signifcación.
"l signifcante en lo =eal no opera porque tenga sentido* sino porque no lo tiene. "l sentido de
la copulación signifcante camu+a lo que es esencial: que el signifcante opera en el
sinsentido. "s parado#al* pues la &unción de un signifcante es signifcar.
/i bien no es bueno para hacerse entender* el signifcante sir'e para e,presar el sntoma. "l
sntoma responde a la estructura misma del lengua#e* que impide la signifcación. "l sntoma
conser'a un sentido en lo =eal* deca 9acan. "l sntoma e,presa que no se entiende* que no
se escucha su goce del signifcante en lo =eal 0esta all porque no cumple su &unción1.
"l sntoma es nuestra re&erencia clnica &undamental ante la orientación particular de cada
su#eto en su 'ida inter&erida por el signifcante. "l sntoma se orienta a lo =eal; la orientación
del signifcante e,cluido de la signifcación 0tercer defnición de lo =eal1.

- ?er defnición de lo =eal: 9o =eal es lo que retorna siempre al mismo lugar. 9o que
retorna no lo hace a la realidad* sino que 'uel'e adonde el su#eto no percibe eso que lo
mira* ese ob#eto que lo in'oca.
9o real le concierne al su#eto* es inconsciente* alterado por el signifcante.
/i el ob#eto a es =eal* es porque est &uera de la realidad* siendo su sostén* su marco.
- @da defnición de lo =eal: 9o =eal es lo imposible 0como modalidad lógica1. 9a solución
analtica del sntoma neurótico es la solución de lo imposible.
- Ler defnición de lo =eal 0ultima defnición que hace 9acan de lo =eal1: 9o =eal es lo que
no tiene sentido* ! sin embargo encuentra en el sntoma un representante en el campo
del sentido.
"l sntoma es lo que 'iene de lo =eal.
UNIDAD ;: F!t#45 relidd5 rel
Mi# te#i# #o"re el &&el de l #e6ulidd e! l etiolo74 de l#
!euro#i# (Freud)
6on el método catrtico* Freud dice que llegaba a traumas psquicos 0a partir de 'i'encias
in&antiles traumticas1 que generaban sntomas histéricos. /in esas 'i'encias traumticas no
se podran esclarecer los sntomas* es decir* la etiologa de la neurosis. 9a histeria era
pensada como un re+e#o de comportamientos* 'i'encias e in+uencias in&antiles se,uales.
/e contraponan as a las neurosis actuales* !a que en estas era una etiologa actual* ! en las
otras unas 'i'encias se,uales pasadas.
/e deca que dada una 'ida se,ual normal* la neurosis era imposible.
Pero ahora Freud da un 'uelco a su teora traumtica. /e dispone a corregir algo de estas
tesis pre'ias: resalta ahora el papel de los espe#ismos mnémicos de las histéricas* como
di&erenciados de sus 'i'encias reales.
%uchas &antasas 0estos espe#os mnémicos1 de seducción son ledas por Freud como intentos
de de&enderse de la propia prctica se,ual masturbatoria in&antil. 9a prctica se,ual in&antil
marca el modo en que la se,ualidad se desarrolle en la madurez.
9os sntomas histéricos !a no eran 2retoños directos de recuerdos reprimidos3* sino que entre
los /ntomas ! las 2Impresiones in&antiles3* se intercalan las 2Fantasas3 0in'enciones de
recuerdos1 de los en&ermos* casi siempre producidas en la Freud crea que una
pubertad. conducta pasi'a &rente a las
escenas de seducción
9os traumas se,uales in&antiles son sustituidos por el in&antilismo proporcionaba una
de la se,ualidad* que se e,presa en los sntomas ! &antasas. )o disposición a la >isteria*
haba tal &recuencia de escenas de seducción de adultos o in+u#os mientras que la conducta
accidentales reales. )o obstante* no debemos restar importancia
a los &actores constitucionales ! hereditarios* aunque no sean lo principal en la etiologa de
una neurosis.

)o importaba las e,citaciones que se hubieran e,perimentado en la in&ancia* sino la reacción


&rente a estas 'i'encias 0si respondieron o no con represión a esas impresiones1.
9a norma es la represión de ciertas pulsiones parciales in&antiles* ! la subordinación de las
restantes ba#o el primado de las zonas genitales* ! al ser'icio de la reproducción. 9a neurosis
se debe a una represión e,cesi'a de aspiraciones libidinosas. 9as per'ersiones se presentan
como perturbaciones de esta sntesis por obra del desarrollo hiperpotente de algunas de estas
pulsiones parciales. 6omo las pulsiones parciales per'ersas in&antiles eran &uerzas &ormadoras
de sntomas en las neurosis* pero en estado de represión* Freud caracterizo a la neurosis
como el negati'o de la per'ersión.

9os sntomas neuróticos fguran la prctica se,ual de los en&ermos* que procede de las
&uentes de unas pulsiones parciales de la se,ualidad. 9os sntomas se re'elan como
2fguraciones con'ertidas de &antasas3 que tienen por contenido una situación se,ual. 9a
neurosis es la se,ualidad reprimida de los en&ermos.

L# f!t#4# i#téri$# / #u rel$i'! $o! l "i#e6ulidd (Freud)


"n todas las neurosis #uegan un papel determinante las &antasas Fantasas concientes: son los
sueños diurnos. /on &ruto de
en la causación de los /ntomas neuróticos* sobre todo los la pri'ación ! la añoranza* !
histéricos. 9as &antasas las ha! tanto concientes como son un cumplimiento de
deseo. Poseen un gran
interés por parte del
en&ermo* ! se los reser'a
inconcientes; estas 8ltimas pueden de'enir patógenas 0e,presarse en sntomas1. 9as
&antasas inconcientes poseen un 'nculo con la 'ida se,ual de las personas: son idénticas a
las &antasas que le sir'ieron para la satis&acción se,ual masturbatoria. "l acto masturbatorio
in&antil se compona de dos &ragmentos: la con'ocación de la &antasa ! la operación
autoerótica de satis&acción. "ntre estos ha! una soldadura.
"n un principio la acción masturbatorio era una empresa 9as &antasas neuróticas
autoerótica pura* destinada a ganar placer en un determinado inconcientes se
sector erógeno del cuerpo. %s tarde esa acción se &usionó con una corresponden con las
situaciones de
representación-deseo tomada del crculo de amor de ob#eto* ! sir'ió satis&acción que los
para realizar la situación que la &antasa culminaba.
6uando la persona renuncia a esta acti'idad masturbatoria ! &antaseada* la &antasa misma*
que era conciente* de'iene inconciente. Pero si una satis&acción se,ual otra no 'iene en
reemplazo de esta prctica* o el su#eto se mantiene abstinente* estn dadas las condiciones
para que la &antasa se re&resque* proli&ere ! se abra paso como sntoma patológico.
9os sntomas histéricos no son otra cosa que &antasas inconcientes fguradas mediante
con'ersión en sntomas somticos 0en zonas erógenas tomadas del mismo lugar donde la
&antasa era acompañada de sensaciones se,uales1. uien estudie los sntomas neuróticos
deber interesarse en las &antasas de las cuales proceden. 9a técnica psicoanaltica 'a de los
sntomas a las &antasas inconcientes* intentando que estas de'engan concientes. (n sntoma
no corresponde a una 8nica &antasa inconciente* sino a una multitud de estas.

"l sntoma histérico:


- "s la realización de una &antasa inconciente al ser'icio de un cumplimiento de deseo.
- /ir'e a la satis&acción se,ual ! fgura una parte de la 'ida se,ual de la persona 0en
correspondencia con uno de los componentes de la pulsión se,ual1
- 6orresponde al retorno de una modalidad de la satis&acción se,ual que &ue real en la
'ida in&antil ! desde entonces esta reprimida.
- )ace como un compromiso entre dos mociones pulsionales opuestas* una de las cuales
se empeña en e,presar una pulsión parcial* mientras que la otra se empeña en
so&ocarlos.

Semi!rio < (Cl#e =) (L$!)


"n la neurosis* la represión se da ante algo que no quiere ser reconocido. "sto en la
per'ersión es igual. 9a per'ersión supone los mismos mecanismos edpicos* ! la represión de
estos. )o nos sir'e entonces decir que en la )eurosis la pulsión se e'ita* mientras que en la
Per'ersión se la reconoce la desnudo.
Freud estudió la Per'ersión con el &antasma<&antasa de Pegan a un niño. "sta se da en
neuróticos ! per'ersos. Freud sigue* a tra'és de las etapas del comple#o de "dipo* las
trans&ormaciones en la economa de este &antasma. "studia as las per'ersiones ! la
importancia all del #uego del signifcante en esta economa particular.
"ste absorbió la ma!or parte o todas las satis&acciones libidinales del su#eto. /e re'ela este
&antasma con culpabilidad. "l su#eto no es quien pega* es solo espectador. uien pega es
alguien con autoridad. )o es el padre* solo alguien poderoso* como un maestro. uien pega
es un equi'alente al padre; pero est ms all del padre real de carne ! hueso.

"s una &antasa que generalmente se da en niñas* este Pegan a un niño. Freud asla en ella L
tiempos:
- ?er "tapa: el niño que es pegado es un hermano<a a quien el padre pega. "l padre as
reh8sa su amor a ese hermanito* le niega su amor. /e lo niega como su#eto* como
deseante. "l padre no lo ama* ! esto complace al &antaseador.
"stamos antes del "dipo* pero el padre est !a all presente. "sta etapa es encontrada
mediante el anlisis.

- @da "tapa: 'inculada al "dipo propiamente. 7iene el sentido de una relación


pri'ilegiada de la niña con su padre: es ella la que es pegada. 7estimonia el retorno del
deseo sobre el padre* ! por la culpabilidad que eso implica* se hace pegar por este. /e
fgura la relación libidinal a partir de la fguración de la primera etapa* con el su#eto en
relación al padre.

- Ler "tapa: tras la salida del "dipo* solo queda un esquema general. /e introduce una
trans&ormación doble: la fgura del pare es superada* ! es remitida a un persona#e en
posición de pegar* omnipotente ! despótico; mientras que el propio su#eto es
presentado en la &orma de esos niños multiplicados en una serie neutra* sin se,o
preciso.
"sta 8ltima &orma del &antasma se mantiene f#ada* ! queda in'estida con la propiedad
de constituir la imagen pri'ilegiada en la que encontrarn su soporte las satis&acciones
genitales que pueda e,perimentar.

"n la primera &ase* lo decisi'o es que all la relación con ese ri'al o 9o que le importa al
hermano no tiene que 'er con una ri'alidad en la realidad* sino su#eto* lo que desea*
que tiene que 'er con un desarrollo de simbolización. 9o que es ser ob#eto de deseo
ocurre es un acto simbólico: se busca tacharlo* borrarlo* anularlo de la madre. "sto
desde algo signifcante. "s el carcter simbólico lo que esta tanto en los neuróticos
erotizado: 2"l ri'al no e,iste* no es nada de nada3.
6on la segunda etapa se busca decir: 27u s e,istes* incluso eres amado3 0aqu reside todo el
enigma del masoquismo1. "l seme#ante se relación con el su#eto en el &antasma.
/iempre ha! en el &antasma masoquista un lado degradante ! pro&anatorio que implica* al
mismo tiempo* la dimensión del reconocimiento ! la &orma prohibida de relación del su#eto
con el su#eto paterno.
"l ri'al inter'iene a ni'el imaginario como obstculo radical. "sta la ri'alidad ! la
identifcación con el otro seme#ante. 9a relación que liga al su#eto con toda imagen del otro
tiene un carcter ambiguo. /e introduce al su#eto al lugar que le correspondera al ri'al
0donde el mismo mensa#e le llegar con sentido opuesto1.
 partir de ese momento* el &antasma en su signifcación 0el &antasma donde el su#eto
aparece como pegado1 se con'ierte en la relación con el 5tro por quien se trata de ser
amado* reconocido.

El em&leo fu!dme!tl de l f!t#4 (Lom"rdi)


"l anlisis es la desintegración* la descomposición. "l psicoanlisis lle'a de los /ntomas* !
mani&estaciones comple#as de la neurosis* a las pulsiones que son los elementos simples que
los componen a los sntomas en su base. "s la represión la que impidió que esas pulsiones se
e,presaran abiertamente. "n el neurótico se dan 'ueltas ! 'ueltas para poder satis&acer una
pulsión. Para Freud* lo que a un neurótico ser tal es no satis&acer una pulsión directamente* ni
siquiera cuando todas las condiciones estn dadas.
"l con+icto se armó sobre la satis&acción directa. 9a pulsión di'ide al su#eto* que quiere la
satis&acción ! a la 'ez no la quiere; entonces parlisis. "l su#eto neurótico es un su#eto
inhibido. 9a represión consiste en no saber nada de esas pulsiones; sin embargo estas
retornan irreconocibles* dis&razadas* ba#o la &orma de /ntomas compuestos.
Por ello es que el traba#o analtico es descomponer esos sntomas* 'ol'iendo concientes las
pulsiones reprimidas. /e pasa* en el medio* por una trama signifcante* di&erentes historias*
hasta llegar a la pulsión que tiene algo de pre-genital. l hacer concientes las pulsiones se
podr hacer algo con eso* otra cosa. "l saber de esa restitu!e el poder de actuar* des-
inhibirse. "ste es el ob#eti'o epistémico del psicoanlisis.

hora bien* el problema es que Freud noto que las escenas traumticas supuestamente
ocurridas en la in&ancia* que re'elan emergencias accidentales de la pulsión* parecen no ser
'erdaderas* no haber ocurrido. /on Fantasas.
"n el tra!ecto del anlisis que 'a de los sntomas a la pulsión* se interponen las &antasas
0&alsas desde el punto de 'ista histórico; aunque por su naturaleza* las &antasas contienen
algunos elementos reales1.
9as &antasas* como realidad psquica* 'ienen al lugar de articulación entre sntoma ! pulsión.
Para el su#eto realidad ! &antasa coinciden; los su#etos no re'isan el estatuto de sus &antasas;
no quieren desprenderse de ese placer.

9a &antasa 'iene a cumplir una carencia &undamental para el ser hablante: la pulsión no tiene
ob#eto* ! es la &antasa la que le pro'ee un sustituto.
4ebido a que el ser habla* entre él ! su partenaire se le'anta un muro de lengua#e que les
impide entenderse completamente* les impide satis&acer sus pulsiones completamente.
/iempre quedan insatis&echos* es estructural.
Para que algo se 'uel'a e,citante para una persona* tiene que haber algo que permita
identifcar esa cosa al ob#eto pre-genital. 9o que permite esto es la &antasa.
/olo podemos malentendernos a tra'és del muro del lengua#e* por las rendi#as que trama el
inconciente. "l inconciente &unciona como enlace al 5tro. 9a &antasa entra en la acción
porque el inconciente permite ubicar en el partenaire un ob#eto que es una parte de s mismo*
una parte del cuerpo ligada a un orifcio corporal. "l anlisis siempre nos permite pesquisar
uno de esos ob#etos 0ob#etos del recorte signifcante sobre el cuerpo1* los ob#etos .
"n la &antasa* el su#eto se identifca a ese ob#eto. /on ob#etos no especularizables* e,cluidos
de la imagen. "l e&ecto ilusorio de la &antasa solo se produce por la operación de
identifcación a ese ob#eto  0la &antasa tiende un 'elo sobre eso a lo que uno se identifca1.
6uando el su#eto ad'ierte eso como separado de uno* que &ue sustrado de s mismo* el e&ecto
ilusorio de la &antasa se pierde ! el su#eto se angustia. 9a angustia señala una ruptura de esa
identifcación con el ob#eto . /e presenti&ca ese ob#eto al que usualmente estamos
identifcados. "l  impide as que el su#eto duerma en su &antasa. "s la identifcación lo que
permite el e&ecto de 'elo sobre lo real.

9a &antasa permite al neurótico sostener su deseo* pero como inhibido* como no realizado* al
de#arlo identifcado a un ob#eto a.
"l "mpleo &undamental de la &antasa es mantener 'i'o el deseo. "l analista opera sobre la
&antasa para as cortar la identifcación entre el / ! el . "sa identifcación protega al su#eto
de la angustia de realizar la acción especfca que 'a ms all del principio del placer. Pasar a
la acción implica que el  inter'enga de otra &orma 0distinto al empleo en la &antasa1: no !a
como sostén neurótico de un deseo inhibido* sino como 6ausa de un 4eseo en el 5tro* como
lo que le permite al su#eto ponerse en relación al 4eseo del 5tro 0en&rentar la pregunta por su
deseo1.
"l "mpleo &undamental de la &antasa es lo que 9acan llamó Fantasma &undamental: una
&ormulación bre'e* una cadena signifcante bre'e* como Pegan a un niño. "s una pura
signifcación de deseo* capaz de e,citar al su#eto: en el pensamiento masturbador* en la
cama* etc.
"n el &antasear cotidiano es con'ocada la tercera &ase de este &antasma &undamental* porque
suscita una e,citación intensa ! placentera* que despierta el deseo ! suele propiciar una
satis&acción se,ual. ll el su#eto aparece como identifcado al ob#eto a: el su#eto est
mirando* por e#emplo* como pegan a ese niño; ha! all una satis&acción escópica* identifcado
el su#eto a la mirada. "l su#eto queda borrado como tal. "l su#eto neurótico es un su#eto
borrado* un su#eto de la tercera &ase* que ha reprimido la posición de enunciación.
9o que queda elidido de las otras &ases* ! no esta manifesto* sigue acti'o. 9a primera &ase es
un recuerdo de la in&ancia que no suscita deseo. 9a segunda &ase* 2!o so! pegado por el
padre3* #ams es recordada ! solo es construida en anlisis* restitu!endo al padre como
partenaire del amor incestuoso. "l erotismo de esta &ase no puede ser pronunciado por el
su#eto* !a que re'ela el n8cleo central del "dipo.

"l deseo* que da sentido a la 'ida* no solo se sostiene en la inhibición neurótica condicionada
por la &antasa. 7ambién puede sustentarse en la cción: eso requiere a&rontar una pérdida 0de
identidad1. /e requiere un &uera de la identifcación de la &antasa 0parte esencial del
mecanismo del narcisismo1. Para prepararse para la acción* ha! que en&rentarse con la
angustia: la sensación del su#eto ante el 4eseo del 5tro cuando ha perdido sus coordenadas*
! cuando tampoco logra identifcarse 'eladamente al ob#eto  de la &antasa. "l relatar las
&antasas en anlisis* como e&ecto de la =egla &undamental* !a las abre al corte de la
identifcación con el . "l atra'esamiento de la &antasa es la asunción castrati'a.

Para Freud* el sntoma histérico se produce por una soldadura entre un sntoma corporal
pree,istente* ! el signifcado se,ual que le proporcionan una o 'arias &antasas. "l sntoma
adquiere una signifcación por soldadura con la &antasa.
"n 2Fantasas histéricas ! su relación con la bise,ualidad3* Freud dice que* en el sntoma* la
&antasa esta soldada a la satis&acción autoerótica.
Por lo tanto* la &antasa esta soldada al sntoma ! a la pulsión.

(n analizado no 'i'e toda su 'ida con una Pulsión desnuda* ni puede sostener su deseo al
ni'el de la cción que satis&ace la pulsión. )adie se libera para siempre de la &antasa. Pero
ser capaz de actuar 0eso es 2ser3 en 9acan1 es bien distinto de un neurótico inhibido carente
de ser.
>abr que satis&acer Pulsión ! 4eseo del 5tro de una &orma di&erente a la del /ntoma: con
ctos que requieren un a&rontamiento de la castración* un ms all del principio del placer. "s
cción en lugar de Padecimiento neurótico.
4e todos modos no podemos prescindir de la &antasa para coger* dormir* para momentos de
placer. 7ampoco se puede esperar que toda e,igencia pulsional se satis&aga en actos; siempre
queda un resto sintomtico.
/in una &antasa* una realidad psquica* un padre* no se puede pre'enir un
desencadenamiento 0ese sera el precio de la libertad que anhela el neurótico1.

>é!e#i# de l# &er%er#io!e# (S$#)


Per'ersión: la caracteriza el predominio de una pulsión parcial desarrollada con suma
intensidad* que en lugar de satis&acerse en el placer preliminar* traslada el primado que tiene
lo genital en el desarrollo normal a otra zona erógena que no concuerda con ese fn se,ual.
"ste elemento es lo sufcientemente &uerte para competir e,itosamente con lo genital.
"sa pulsión parcial hiperintensa nunca se contin8a directamente* sino a tra'és del "dipo*
&uncionando este como un lente que cambia el ngulo de re&racción de esa pulsión. 9a
satis&acción per'ersa queda as anudada a condiciones mu! estrictas* con &recuencia bizarras*
que superan la simpleza de una pulsión parcial; ha! algo ms que esa satis&acción de la
pulsión parcial. 9a pulsión parcial no es sin ob#eto; se da una in'estidura de ob#eto 0no
autoerótico ni narcisista1* lo cual se logra a tra'és de todo un desarrollo.
Freud deca que la neurosis es el negati'o de la per'ersión. "sto porque en la neurosis
estaran las mismas &antasas 0reprimidas ! patógenas* determinantes en la &ormación de
sntomas1 que al per'erso le proporcionan un placer conciente. 9a &antasa permanece
susceptible de conciencia* permanece con&orme al Eo ! saturada de placer.

"l inconciente en el per'erso e,iste. "l per'erso no es una e,cepción a la amnesia in&antil 0la
cicatriz del proceso de represión contra la se,ualidad in&antil1. "l anlisis de una per'ersión
nos conduce al material psquico inconciente con la misma necesidad que una neurosis.
"l )eurótico ! el Per'erso tienen mucho en com8n: la satis&acción per'ersa ! el sntoma
neurótico son representantes de las pulsiones ! destinos de las mismas.

"n Pegan a un niño 0?er &ase: el padre pega a un niño que !o odio; @da &ase: el padre me
pega a m; Lera &ase: un niño es golpeado* pegan a un niño1 todo se modifca a tra'és de sus
tres &ases: la persona golpeada* el golpeador* la moti'ación como en'idia ! sentimiento de
culpa por el deseo incestuoso. Pero un elemento es constante: se trata de la =epresentación
de ser golpeado* ! #ustamente a esta se anuda el placer per'erso que conduce
compulsi'amente al onanismo.
"n las dems per'ersiones las cosas se dan de la misma manera 0cambian el desarrollo* el
escenario* las personas de la &antasa1: permanece un elemento preciso que resiste al cambio*
! este es el soporte del placer.
"n el &etichismo* por e#emplo* esto se 'e claro: un desplazamiento de a&ecto considerado
suelda todo el placer pro'eniente de la in&ancia en un 8nico elemento. "s un elemento
aislado* separado de su conte,to original 0por todas estas desfguraciones que su&re la
&antasa1* ! por tal moti'o se 'uel'e bizarro e incomprensible.

"n la lucha de las pulsiones triun&a aquello que pueda conceder la prima de placer ms
ele'ada; de esta manera una pulsión parcial desarrollada con especial intensidad es di&cil de
'encer.
9a represión debe permitir que el placer se conser'e ligado a un Hcomple#o parcial*
integrndolo en el Eo. 9os restantes componentes de ese comple#o se de#arn reprimir !
mantener ba#o represión.
"ste recurso de la di'isión por el que un elemento pasa al ser'icio de la represión* al mismo
tiempo que introduce en el Eo un placer de un periodo pre genital 0mientras el resto del
comple#o sucumbe a la represión1: este es el %ecanismo que da a la per'ersión su carcter
distinti'o.
9a pulsión parcial debe e,presarse a tra'és del con+icto edpico* enlazarse con él* por la
colaboración prestada en el proceso de represión. Pegan a un niño demuestra esto: es una
emanación del "dipo. /e sustitu!e al deseo edpico genital prohibido* por el deseo
correspondiente a la pulsión parcial sdico-anal anterior.
/e terminan borrando todos los rasgos relati'os al "dipo* borrando la re&erencia al padre ! al
propio su#eto. "l resultado fnal es una &antasa per'ersa susceptible de conciencia ! garante
de placer.

(na pulsión parcial conduce a la per'ersión cuando se logra una lianza entre dicha Pulsión
parcial ! esta parte del Eo en el momento de los combates que libra la represión* en especial
contra el "dipo.
)o es solamente por esta lianza que la pulsión parcial pre'alece* sino que su elección
responde al hecho de que ha sido dotada 0sea por predisposición constitucional hereditaria* o
sea por e,periencias particularmente satis&actorias1 de una &uerza superior a la normal.

El trum (Soler)
(n e'ento traumtico es la irrupción de un =eal imposible de anticipar* e imposible de e'itar.
>a! una irrupción 'iolenta del dolor* del su&rimiento* por la 'a de un encuentro inesperado.
Pueden ser traumas de guerra o en el se,o 0donde est implicado el 5tro1. Pero también estn
las catstro&es naturales que parecen lo ms real de lo real* sin la incidencia del 5tro.
/e multiplican los e'entos traumticos* se pregunta /oler. 5 los recursos de los su#etos son
ms débiles 0los discursos que regulan los lazos sociales no logran !a hacer una pantalla a lo
=eal1
6uando ha! un discurso consistente 0con signifcaciones estables* compartidas* ms o menos
para todos* ! que ordena los lazos1* los su#etos estn ms protegidos de las irrupciones
brutales ! de los traumas.
6uando el discurso pierde su consistencia* cuando la pantalla se agu#erea* ha! traumatismo
por agu#ero. Pero también ha! traumatismos por la 'a de un e,ceso de =eal o de algo que
amenaza.
"l discurso agu#ereado es la principal causa de la multiplicación de los traumas ! es el signo
de la impotencia. (n discurso consistente puede poner distancia a lo =eal. "s cuando est el
agu#ero que un su#eto se en&renta a un =eal sin-sentido* que el su#eto se encuentra &rente a la
multiplicación del trauma. "s lo que pasa ahora: nos &alta el 5tro para hacer barrera a los
e'entos traumticos.
"l su#eto actual no cree ms en los semblantes que permiten dar sentido a lo =eal. Por ello
estn ms traumatizables ahora que antes. )o ha! ms irrupción de lo =eal* sino que ha!
su#etos ms traumatizables.
"l trauma es lo =eal en e,ceso* a la 'ez imposible de soportar. )o ha! recursos &rente a esa
irrupción. "l su#eto no se reconoce all* sino como aplastado* 'ictima* sin tomar parte.

El &#i$o!0li#i# im&li$  lo# #u,eto#  &e#r de lo# e!$ue!tro# $o!ti!7e!te# $o! lo


Rel? #e le tri"u/e l7o . Freud le de'uel'e a 4ora la posibilidad de implicarse en eso de lo
cual se que#a. Pero eso se da porque ha! una cuestión &antasmatica de la cual hacerse cargo.
"l tema es cuando ha! un peligro real* un e,ceso de e,citación. )o se puede a&rontar ese
e,ceso. ll 'emos dos 'ariables:
- 9a cantidad de e,citación
- 9as capacidades del su#eto de soportar o elaborar la e,citación e,cesi'a.
"n este sentido es que el trauma siempre implica al su#eto: siempre implica lo =eal* pero
también sus capacidades de soportarlo.
Freud termina diciendo que toda neurosis tiene un origen traumtico* es decir* que se
caracterizan por el retorno insoportable de las marcas del traumatismo originario* de las
primeras e,periencias de encuentro con un goce a ni'el del cuerpo propio.
4e esta manera* se da un traumatismo generalizado en el origen. "n la medida en que el niño
recibe un discurso que no tiene el goce en su programa* entonces ine'itablemente se
en&rentar a un momento traumtico en que encuentra lo que no &ue inscripto en el discurso
del que dispone.
"l inconciente es una pantalla contra el trauma* en tanto es donde se inscriben las marcas de
los primeros encuentros con lo =eal* con las sorpresas del goce. "l inconciente preside a los
sntomas como maneras de gozar* de alcanzar una satis&acción. (n su#eto con inconciente &ue
traumatizado* pero también 'acunado contra traumatismos. "l inconciente es as una pantalla
contra lo =eal* lo que lo hace la 'acuna contra traumatismos.

"n un traumatismo* entonces* ha! dos componentes:


- "l golpe en lo =eal: un =eal que se presenta sin tener su correspondiente en el discurso.
 este ni'el el su#eto es inocente.
- 9as secuelas: se ubican en un segundo tiempo. /on las repercusiones sub#eti'as; de la
manera en que el su#eto toma ese golpe en lo =eal. /on siempre del su#eto; de cada
cual por su lado. /on singulares. )o ha! secuelas estndares* por lo que no ha!
tratamientos estndares.
UNIDAD +: L# ele$$io!e# del #er "l!te
Predetermi!$i'! / li"ertd ele$ti% L# ele$$io!e# del #er
"l!te (Lom"rdi)
"s mu! poco lo que podemos elegir* son tantas las determinaciones que restringen nuestra
libertad. %8ltiples* 'ariadas* apabullantes* desde el comienzo. )o
%ientras ha! tiempo* su
elegimos nacer* ni donde* ni el tiempo en que nos toca 'i'ir; mane#o depende de
llegamos a la e,istencia biológicamente prometidos a la muerte ! nosotros. Por ms reducido
determinados por una ciega ! desconocida carga genética 0que a que sea el margen de
su 'ez condiciona una anatoma o bien de 'arón o bien de elección que nos queda*
mu#er1* a la que se añaden muchas otras circunstancias del all esta nuestro deseo* en
ese lapso limitado por el
destino: lingDsticas* geogrfcas* económicas* sociales. acto como reno'ación del
trauma original que marca
"l campo propio de la terapéutica ! de la in'estigación
psicoanaltica no es solamente el del su#eto de los mecanismos
inconcientes* sino también del #er "l!te e! t!to $&9 de ele7ir  por gusto* por goce*
por deseo* por su #uicio ntimo* por un nue'o amor. )os defnimos a nosotros mismos por esas
elecciones que hemos hecho. /omos e&ecti'amente la suma de nuestras elecciones.
"n tanto psicoanalistas no nos ocupamos de los pacientes para constatar lo que el sntoma
tiene de repetición automtica* sino para discernir en lo que se repite una f#ación* una
determinación en la que otra opción* otra posición sub#eti'a* otra satis&acción es posible.

"l e#ercicio de la libertad por parte del hombre puede conmo'er la estructura del 5tro. 7al 'ez
esto aplique también a los primeros sntomas de los niños* si es que ha! !a en esos primeros
sntomas una mani&estación del ser capaz de elección ba#o la &orma de una rebelión* una
decisión por la que el niño se aparta de la posición de docilidad* al desobedecer el programa
que el 5tro parental o escolar pretende inculcarle.
"9 psicoanlisis* en sus conceptos* en sus &undamentos éticos* en su prctica* se orienta a
partir de este &u!to e#e!$il del #er l 8ue &ermite u! $$e#o &ri%ile7ido: 8ue #e
trt de u! #er $&9 de ele$$i'!.
)uestro método* la regla &undamental* permite aprehender las restricciones a la libertad
asociati'a que promue'e. Para dar cuenta de tales restricciones Freud enuncia las di&erentes
&ormas de resistencias* que permiten declinar su ser en partes escindidas: el Eo* el /uper!ó* !
el "llo; partes que* o bien resisten al e#ercicio de la libertad* o bien luchan entre ellas
produciendo 2el con+icto entre opciones contrapuestas3 que es caracterstico de la neurosis.
E#t !o$i'! de $o!@i$to ($e!trl e! l o"r freudi!) d $ue!t de 8ue l e#e!$i
de l !euro#i# e# u! di3$ultd $o!$er!ie!te  l ele$$i'! . "n el >=* Freud lo empresa
claramente: la neurosis es consecuencia de que el ser hablante* pudiendo optar* no lo hace. E
esto se traduce en sntomas como la duda ! las decisiones &allidas que se deshacen unas a
otras. 7ambién en la descone,ión que se e,presa en los sntomas neuróticos entre
satis&acción ! deseo* en la con'ersión histérica que di'orcia cuerpo ! goce* en los miedos a
aquello mismo que se desea ! de lo que el &óbico hu!e.
9uego* el sntoma se consolida como &ormación de compromiso entre partes del ser que
negocian entre ellas para obtener cada una su satis&acción parcial. 4i'isión sub#eti'a*
spaltung del su#eto* en lugar de elección. "legir supondra una des'enta#a* pero también una
cierta entereza: un acto podra aportar integridad al precio de una pérdida. "n lugar de
entereza que solo un acto puede aportar* encontramos en el neurótico el rasgo de la cobarda
moral.
6on su interpretación* capaz de abrir puertas asociati'as sorprendentes* el analista trata al
analizante como ser capaz de elegir incluso ms all de lo que sabe* apostando a que los
limites que el su#eto encuentra en el e#ercicio de su libertad asociati'a no necesariamente
deben ser para siempre los que le impone actualmente la compulsión a la repetición.
=ecordemos esta re+e,ión de 9acan: el su#eto in'itado a hablar en anlisis* no muestra en lo
que dice una gran libertad. /us asociaciones desembocan en una palabra libre* en una
palabra plena que le seria penosa. )ada ms temible que decir algo que pueda ser 'erdad.

Podemos re&erirnos bre'emente al término 2identidad3. >a! dos &uentes causales* di&erentes*
en lo que se llama Identidad.
Por una parte tenemos todo lo concerniente a las determinaciones sociales impresas en el
su#eto. 9os mecanismos &reudianos de la identifcación resumen buena parte de tales
determinaciones sociales que clsicamente alcanzan para que el integrante de una
comunidad adquiera en ella su ideal del !o* sus re&erencias mticas* etcétera. hora bien* en
Muenos ires la crisis de identidad es algo bastante generalizado.
9a otra &uente de identidad 0la que resulta ms interesante aqu1* que no depende de las
determinaciones étnicas o culturales* son los acontecimientos cu!a particularidad no
intersecta con lo general sino con lo singular. /e presentan en la e,periencia ba#o la &orma de
un trauma su&rido por el #er "l!te mu/ &re$i#me!te e! t!to 8ue #er $&9 de
ele$$i'!.
9os analistas no tratamos autómatas* solo admitimos en tratamiento a un ser al que
suponemos dotado de una 'oluntad en el sentido lacaniano del término* es decir* dotado del
poder mnimo de responder Hsi o Hno a lo que se quiere. 9o que del ser decide* llamémosle
'oluntad* &ree Nill* es el decir Hsi o Hno al deseo en #uego.

9o que sucede por azar en un 2ser capaz de elección3 no es automatón sino t!ché* es decir
accidente que puede ser elegido o rechazado antes de haber sucedido. (n acontecimiento
puede ser señalado como como t!ché bastante después de haber sido 'i'ido. (n incidente
nfmo de la in&ancia puede ser señalado como traumtico 0elegible o rechazable* &uente de
un goce seductor o terrorfco1 mucho ms tarde* en el momento de incremento pulsional de
la pubertad.
"l gran traumatismo ha sido elaborado por el su#eto sin necesidad de a!uda psicoanaltica; !
por el contrario un acontecimiento nfmo* re&ormulado pro el &antasma en condiciones
fcticias* adquiere una importancia aguda. 9o que es decisi'o* dice Freud* es la de&ensa* es
decir la posición tomada por el ser* que ha inter'enido en ese traumatismo en tanto 2ser
capaz de elección3.

E#te trum 8ue fe$t l #er e! t!to $&9 de ele7ir25 e# el !$leo de lo 8ue
Freud llm Ele$$i'! de !euro#i#2 . 9a primera nosologa psicoanaltica* que en esencia
es también la 8ltima* se apo!aba sobre la elección del trauma ! en la reacción del ser &rente a
este:
- 9a histérica dice haber su&rido pasi'amente el momento del trauma* siempre inocente.
9a pasi'idad de la histérica es una pasi'idad no tan tonta* ella oculta el ser que por el
'erbo se asegura en la 'oz media* ! no en el su#eto.
- "l obsesi'o se siente culpable* tiene conciencia propiamente hablando de su
participación acti'a en el momento traumtico* eso le gustó. Puede e,presarlo mu!
sinceramente en el relato de los acontecimientos de su in&ancia.
L# di#ti!t# form# del !o 8uerer #"er di#$er!id# &or Freud e! $d u!o de #u#
$#o#5 / e! $d u!o de lo# ti&o# $l4!i$o# 8ue &ro&u#o5 d! $ue!t de 8ue el
me$!i#mo e#t &re$edido &or u! i!#t!$i5 u! mome!to de ele$$i'! .
"l >= señala L momentos electi'os:
?- "l primero es el de sus C o J años: estaba al cuidado de una bella gobernanta. "l niño*
toda'a no obsesi'o* le pide autorización para deslizarse ba#o su &alda. "lla consiente
con la condición de que no le diga nada a nadie. 4esde entonces* queda para él una
curiosidad ardiente* atormentadora* por 'er el cuerpo &emenino. 7odo esto precede el
momento de constitución de su sntoma primario: la idea obsesi'a de que sus padres
adi'inaran sus pensamientos.
@- 7odo esto precede el segundo momento electi'o &undamental: el desencadenamiento
de la neurosis del #o'en uni'ersitario* en el momento en que quiere elegir mu#er. )o
quiere optar como su padre por la mu#er rica ! no amada* pero tampoco se decide por
su amada pobre. Eli7e !o ele7ir5 / e!ferm  $u# de e#o5 3rm Freud L
im&o#i"ilidd de ele7ir !o e# $o!#e$ue!$i de l e!fermedd5 #i!o 8ue e# el
!oBele7ir lo 8ue l o$#io! El &re!te re#ultdo e# e! %erdd el &ro&'#ito
de ell )o traba#a ms* no estudia ms* precisamente para no cometer la decisión
esencial.
L- "n tercer lugar* su sntoma &undamental es también una cuestión de elección: se trata
de la duda que marca sus pensamientos ! sus acciones* la duda que es la percepción
interna de la irresolución. >a! autoconocimiento en el sntoma* 2es lo que uno conoce
de s sin reconocerse en ello3* dice 9acan.

(n psicoanlisis puede ser concebido como un traba#o de discernimiento ! de producción de


algunas elecciones del ser hablante que f#an como destino las coordenadas de su identidad.
Freud nos enseña sobre lo que tiene de determinante la posición tomada por el ser hablante
cuando decide respecto del traumatismo 'i'ido en la in&ancia* ! precede los mecanismos de
la neurosis* dando causa a su étio-patogénesis.
"n el otro e,tremo* la elaboración analtica del sntoma muestra que ha! ! habr ese n8cleo
resistente a la interpretación* ese rasgo conser'ador sobre el cual se produce lo incurable en
que el acto analtico encuentra su fn propio.
"l e&ecto de un psicoanlisis no consiste en suprimir el sntoma* aunque pueda ali'iarlo* sino
en re&ormular las coordenadas de algunas elecciones alienadas del pasado* para encontrar
una opción nue'a en la que el ser* puede darse una Hidentidad de separación* a partir de una
elección que interrumpe todo encadenamiento causal.
"l psicoanlisis permite conmutar lo que inicialmente se presenta como elección &orzada* !
como identifcación alienada al 5tro* en otro modo de elegir. "n esta oportunidad* el ser
hablante puede alcanzar una identidad que &ue f#ada en el momento de elección de trauma*
apo!ndose sobre la heteridad del 5tro.

Moecio ! Oieregaard tu'ieron el presentimiento de que es en el pecado como e,periencia


originaria del ser capaz de elegir* ! de elegir caer a&uera del alcance del saber del 5tro* que
se produce el salto a la e,istencia.
"n el caso del neurótico que no se cura a s mismo* no se autoa!uda* por las 'irtudes de
nuestro método ! de nuestro deseo que e,altan la libertad de decir* nosotros los analistas
podemos dar al ser lo que es del ser: su libertad de optar en cuanto al 2llega a ser lo que t8
eres3 por el cual el signifcante lo intima* no como signifcado* sino como causa de 'ida.
(na ob#eción que suscita los anteriores argumentos es: 6ómo pensar que un niño o una niña
de C* J* Q años* en circunstancias de 'iolación u otra situación traumtica* es capaz de elegir
Parece 'erosmil decir que* a lo sumo* si es una elección* es una elección &orzada.
Pero ha! en todo esto algo importante* algo éticamente ms conducente que horrorizarse
ante la idea de que a un niño 'arón* &uturo obsesi'o* pueda haberle gustado a sus J<Q años su
e,periencia se,ual promo'ida por su hermano ma!or.
"ste es el punto decisi'o: ese instante preciso en que su hermano menor elige quedarse all*
elige no gritar* no 'ol'er con sus padres* elige el silencio cómplice para trans&ormarse en el
partenaire de años de su hermano torturador. (na elección* aun &orzada* es una elección* ! es
eso* precisamente eso* lo que le interesa &orzar al 'iolador.

"s &recuente encontrar en los seminarios de 9acan la idea de que el su#eto es e&ecto del
lengua#e* determinado por sus combinaciones de signifcantes* marioneta del inconciente*
que parece entonces no estar en condiciones de decidir nada.
9acan e,plicó la constitución del su#eto en dos etapas electi'as. "stas son alienación !
separación 0en la primera se trata de elección &orzada* en la segunda no1:
- lienación: se da en la estructuración del ser hablante en tanto su#eto. "l su#eto es lo
que un signifcante representa para otro signifcante; esta es la defnición lacaniana de
la alienación constituti'a del su#eto. "sto quiere decir que el su#eto es representado por
el signifcante* no para otro su#eto* ni para 5tro di'ino* tampoco para la madre ni el
padre* sino para otro signifcante.
"l su#eto estar solo representado* es decir ausente* desaparecido ba#o ese signifcante
binario 0entre dos signifcantes1 que 'iene a &uncionar como su representante en el
campo de la representación* #usto all donde no ha! representación 0no ha! un
signifcante que pueda decir todo del su#eto1.
9a alienación se produce como e&ecto del encuentro del ser con el lengua#e. 9a
alienación es una imposición del lengua#e* que sin embargo ha de acomodarse a la
&orma de una elección.
9a elaboración lacaniana de las elecciones alienantes inclu!e una re+e,ión crtica de la
&unción de la libertad que es posibilidad no realizada. 9a libertad suele mani&estarse en
di&erentes tipos clnicos ba#o la &orma de un discurso interior ms bien delirante* di&cil
de compartir.
 7al Hdiscurso no constitu!e ning8n lazo social; no lle'amos a la prctica socialmente
inscripta sino un porcenta#e nfmo de la osada* el desen&reno* la libertad de acción que
&antaseamos en nuestros pensamientos. "l e&ecto de esa ensoñación libertaria es
precisamente el contrario: tanta libertad* por el hecho mismo de permanecer como
ensoñación* induce el sometimiento a la normalidad gris que rige nuestras acciones en
otra parte donde no somos tan libres* nuestra 'ida cotidiana que se estanca en el
marco del discurso com8n. 9a dilación en el actuar encuentra su sucedneo en el
demorarse en el pensar: mientras pensamos en esa libertad* no la e#ercemos.
)uestra realidad* en tanto socialmente estructurada* consiste en una cierta atadura* un
nudo. E si en alg8n momento escuchamos el ruido de rotas cadenas* es posible que
estemos sonados. /obre todo cuando lo escuchamos solo nosotros* no se trata
seguramente del sonido emblemtico de la re'olución* es ms bien un ndice de
locura<psicosis.
"l precio de la libertad desde esta perspecti'a lacaniana es el desencadenamiento por
el que el ser hablante se libera del lazo social al precio de la locura<psicosis; esa
libertad no es &antasa* pero no est al alcance de cualquiera* no cualquiera se permite
un e#ercicio tan e&ecti'o de tal libertad &uera del lazo social* su costo suele ser e,cesi'o.
4e un lado tenemos entonces el discurso interior del neurótico sobre la libertad* que en
'erdad inhibe su e#ercicio social* del otro la libertad inherente a la locura<psicosis en
tanto que ruptura de todo lazo con 5tro 'erdadero. "ntre ambos estn los di&erentes
lazos sociales* donde se produce el encuentro e&ecti'o con el deseo del 5tro* donde es
posible salir de la alienación por 'a de la separación.
9acan propone que una elección* aun &orzada* es una elección* ! que en ella se
determinan ! se f#an posiciones sub#eti'as di&erentes. Por e#emplo* la entrada en la 'a
de la escla'itud: conminado a elegir entre la libertad ! la 'ida* el escla'o conser'ar la
'ida al precio de la libertad.
9acan discierne distintas 2posiciones sub#eti'as del ser3* !a que aun en la situación de
elección &orzada por el par signifcante constituti'o de la di'isión del su#eto* no ha! una
8nica respuesta posible para el ser al que ella a&ecta.
(na de esas posiciones es el &ading del su#eto ba#o el signifcante binario /@* acaso la
ms abierta a una salida de la alienación.
5tra mu! di&erente es el e&ecto psicosomtico* en el que el signifcante /? no llega a
representar al su#eto para otro signifcante /@ que dé cuerpo a la pulsión ! permita el
&ading del su#eto. "sa negati'a a 2dar cuerpo3 &a'orece la in#uria directa del signifcante
al organismo; sin la protección del cuerpo /@* el organismo se lesiona por la incidencia
holo&rsica del signifcante.
9a psicosis en el débil mental* ! la paranoia* son otros e#emplos propuestos por 9acan;
en ellos el ser se petrifca como soldadura de /? ! /@.

/on estas distintas 2posiciones3 el resultado de una toma de posición del ser hablante*
o se trata meramente de mecanismos "ncontramos en 9acan una prudencia que
concierne a la ética del psicoanlisis* de#ando abierta la pregunta acerca de si la puesta
en marcha del mecanismo no &ue precedida* e incluso encendida* por una elección* una
toma de posición del ser. "sa prudencia nos de#a la posibilidad de traba#ar toda'a con
seres capaces de elegir* en lugar de reparar autómatas* órganos en&ermos* o errores
cogniti'os.  'eces* all donde solo parece haber elección &orzada* puede haber adems
otra opción.

- /eparación: /i en la alienación la elección se presenta como &orzada* entre


signifcantes* sin 5tro 'erdadero 0all no ha! ms 5tro que otro signifcante1* la
constitución del su#eto no conclu!e sin la separación. "sta es la respuesta del ser al
deseo del 5tro que se ha deslizado entre /? ! /@.
"l su#eto* antes desaparecido ba#o el /@* ahora 2ataca la cadena en su punto de
inter'alo3 en replica a lo que en ese inter'alo entre signifcantes encuentra como
De#eo del Otro 0ahora s 'erdadero1. 9a carencia de ser producida por su &ading* ba#o
el signifcante binario* interseca ahora la carencia del 5tro que se manifesta como
deseo.
Por la separación* dice 9acan* el su#eto encuentra el punto débil del par primiti'o de la
articulación signifcante* esencialmente alienante: es en tanto que el deseo del 5tro* la
madre por e#emplo* est ms all o ms ac de lo que ella dice* es en tanto que su
deseo es una incógnita* en ese punto de &alta se constitu!e el deseo del su#eto. "s un
proceso que no es sin engaños; lo que el su#eto encuentra no es lo que anima le
mo'imiento; el su#eto 'uel'e entonces al punto inicial* que es el de su &alta como tal.
"n la separación el su#eto #uega su partida* que le permite liberarse* ahora s* del
signifcante binario que no lo representa* que solamente es el lugar del
des'anecimiento de su presencia de 'i'iente.
4esde que entró ba#o la efcacia del par signifcante* el ser hablante !a no puede 'ol'er
a ser meramente un 'i'iente* una parte su!a ha sido captada ! puesta en &ading por el
&orzamiento del lengua#e. Pero la separación le permite operar con lo que perdió en la
alienación* haciéndola #ugar ahora a ni'el del deseo del 5tro.
hora entonces cuentan los encuentros en los que* gracias a la efcacia del deseo de
otro* podemos optar. "n la separación nos #ugamos* queremos hacerlo. (n querer* un
e#ercicio de la 'oluntad en el que lo &ul#io!l #e #ti#f$e5 l rti$ulr#e e! $to
$o! el de#eo 8ue %ie!e del Otro * permitiendo al su#eto za&ar del /@ que lo de#aba en
&ading.
"s notable el én&asis puesto por 9acan en esta operación de separación. /eparase es
procurarse un estado ci'il #urdico 0parirse* en su sentido #urdico1* es darse una
posición en el lazo social que solo se alcanza por decisión propia. 9a alienación implica
la eliminación del 5tro* no as la separación* que toma del 5tro lo ms interesante: su
deseo. /epararse es tomar del 5tro su carencia* su deseo.
"l neurótico &antasea con la libertad* pero contin8a en su posición de su#eto tachado
ba#o el peso de la demanda. 9a cura de la neurosis pasa por la separación en tanto
e#ercicio auténtico de la libertad* que arranca al ser pulsional del eclipse al que se
somete en la alienación. 4e lo que el su#eto debe liberarse es del e&ecto a&ansico del
signifcante binario: tal es el manifesto ético de 9acan.
%ientras la pulsión incide solo desde el par signifcante* es mera demanda sin deseo.
"s para protegerse de ella que en la separación el su#eto ataca la cadena en su punto
de inter'alo: permite ad'ertir que lo que 'erdaderamente interesa en la 'ida del
hablante est en el inter'alo entre /? ! /@* donde el ser encuentra sus ob#etos
señalados por el deseo del 5tro.

9a relación con los ob#etos esta interrumpida por la relación del su#eto con los
signifcantes de la demanda. "sto resulta particularmente e'idente en esos momentos
en que el su#eto se borra* pierde la 'oz #usto cuando podra darse el encuentro con el
deseo el 5tro. "n ese mo'imiento* de su Hpartición como su#eto barrado el su#eto pasa
a su Hparto* dndose otra opción completamente di&erente a la de la elección &orzada
por el par signifcante.
Por e#emplo: una mu#er que permanece con su marido* pese a que le es insoportable*
por el miedo a quedarse sola a los JR años. 7omar a su marido como destinatario de los
reproches* o como agente de la demanda* es por lo menos &rustrante. De, l #u,eto
e! f0!i#i# e! lo# mome!to# del de#eo5 / l &ul#i'! !o e!$ue!tr otr
e6&re#i'! 8ue #i7!i3$!te5 morti3$!te5 de#$o!e$td del de#eo . 9a
separación* también en el plano del amor* señala otra opción* que no necesariamente
'a en el sentido del di'orcio.

"l psicoanlisis busca liberar al su#eto del e&ecto a&ansico del binario* para que de su
partición pueda pasar a su parto. "l deseo del analista est all para &acilitar esa salida.

"n sntesis: el psicoanlisis e'idencia que la etiologa de las neurosis no es meramente


accidental* mecnica* orgnica* fsiológica* ni tampoco un mero 2mecanismo lingDstico3. /u
causa acaece en un ser capaz de elección* ! es en tanto su#eto que participa de una elección
que alguien resulta a&ectado de una neurosis.
"l método psicoanaltico permite una re'isión de la 2elección de la neurosis3* mediante una
propuesta de libertad asociati'a* e,altada por la interpretación* de e,ploración de los lmites
de esa libertad* ! de conclusión que reabre opciones 'itales. "l plus de libertad con que
termina el anlisis suele apo!arse en lo que del sntoma resta de 2incurable3 0esa parte de s
que el su#eto conoce sin reconocerse en ello1.

L ele$$i'! de l !euro#i# (Soler)


Freud se preguntaba 4e dónde 'iene la neurosis 6ul es su causa 8ltima "lección de la
neurosis es una e,presión &reudiana. 9a ambigDedad del 2de3 nos permite hacer
sobresignifcar esta e,presión.
Gale decir que la noción de 2"lección &orzada3 de 9acan destaca ! aclara lateralmente la
e,presión &reudiana. 9a 2elección &orzada3* lo que 9acan describió como la alienación del ser
hablante* depende del ser de lengua#e del su#eto* ! esa elección &orzada no e'oca ninguna
connotación de libre albedrio. Por el contrario* e'oca ms bien la idea de obligación. 9a
traducción clnica de la elección &orzada es simple: siempre ha! una pérdida a la 'ez que una
alternati'a. ue pueda hablarse de elección de la neurosis implica que ha! una opción* ! que
por ello no ha! destino. "sta e,presión &reudiana de elección de la neurosis me parece
anticipar una e,presión de 9acan: la de la posición del su#eto* de la cual uno siempre es
responsable.
/e puede aclarar lo que Freud llama 2"lección de la neurosis3 refriéndonos a la 2"lección
&orzada3 de 9acan.
6on esa e,presión Freud estaba cuestionando la H6ausa de la neurosis. "l comenta esto a dos
ni'eles:
- "n el primer caso* la pregunta es Por qué la en&ermedad: >a! una idea que recorre
toda la obra de Freud* ! es que la en&ermedad aporta satis&acción; en esto !a es una
solución. >a! un benefcio en la en&ermedad. "n un primer momento lo designo con el
termino de Hbenefcio primario de la en&ermedad.
Freud se pregunta por qué cae en&erma 4ora: se responde que lo hizo para conseguir
que su padre eligiese entre ella ! la señora O. "l >ombre de las =atas se desencadenó a
partir de llegar a la encruci#ada de tener que elegir entre una mu#er rica ! una mu#er
pobre. "sta era !a la alternati'a paterna del hombre de las ratas.
Para estos dos grandes e#emplos* la llamada causa ocasional de la en&ermedad es en s
misma un problema de elección. "lección que el su#eto debe hacer 0el >=1 o que el
su#eto intenta imponer al otro 04ora1; la di&erencia es con&orme a lo que opone la
intrasub#eti'idad obsesi'a a la intersub#eti'idad histérica. /ea cual &uere esta
di&erencia* en los dos casos el su#eto retrocede &rente a una alternati'a. 6on seguridad
esto remite a otra alternati'a* a otra elección* en este caso in&antil. Para el >= esto
sera 2el padre o la mu#er3; para 4ora 2o el padre u otro hombre3. /e decidió en ambos
casos por un rechazo de elegir* es decir* un rechazo a renunciar* porque resulta claro
que elegir entre dos términos* es renunciar a uno de los dos.
9a solución neurótica es lo que Freud llama una solución de compromiso. "s querer
ganarlas todas. "n todo compromiso est el tener la chancha ! los 'einte al mismo
tiempo. E es cierto que el sntoma* en tanto &ormación de compromiso llega a satis&acer
a las pulsiones a pesar de las prohibiciones* que también satis&ace. >a! entonces un
goce en el sntoma. Freud no emplea el término goce* emplea satis&acción. >a! un goce
en el sntoma* ! ese es el benefcio del sntoma. 6uando uno dice 2responsable3* eso
quiere decir benefciario.
Freud introdu#o la idea de otra satis&acción; introdu#o la idea de que ha! toda'a otra
cosa que puede satis&acerse en el sntoma ! en el su&rimiento del sntoma* ! es lo que
nos presenta ba#o la noción de 2)ecesidad de castigo3* que culmina para él en la
2=eacción terapéutica negati'a3. 6on eso* Freud introduce otra satis&acción que se
superpone* distinguiéndose al goce &lico del sntoma.
/e suelen 'er casos en los que una catstro&e* o un duelo* o un matrimonio &racasado*
una guerra* cura al su#eto de sus sntomas neuróticos. Freud entendió esto a partir de
considerar que la desgracia es necesaria para ese su#eto* ! que el su&rimiento del
sntoma ocupa ese lugar. 6omo comprender si no que el in&ortunio lo dispense de
&abricar sntomas.
 7odo esto nos muestra que 2"lección de la neurosis3 quiere decir 2elección sobre el
goce3. "l neurótico no es un su#eto que ha elegido. "s un su#eto determinado por la
elección de la no-elección. "s un su#eto que ha rechazado elegir entre HPulsión !
H4e&ensa. )o es sorprendente entonces que la satis&acción que saca de su neurosis se
desdoble entre el placer ! su ms all 0o entre benefcio primario ! autopunición1.
9a cura 'uel'e a poner en #uego* a cuestionar* esa elección* esa opción. "n 2nlisis
terminable e interminable3* Freud habla del fn de la cura ! de ese &amoso impasse del
fn; es cierto que e'oca el tope sobre un n8cleo* una roca* el comple#o de castración.
Pero si retoman ese te,to 'ern que Freud distingue implcitamente la castración como
hecho de estructura* que es lo que uni'ersal del su#eto* de lo que puede llamarse una
actitud en relación a ese hecho de estructura* una posición.
/obrecompensación porfada ! rei'indicación del pene* no es la castración* sino la
posición que el su#eto toma en respuesta a la castración* ! sobre la que se puede ceder.
9a tarea no es 'ol'er imposibles las reacciones mórbidas* sino o&recer al Eo del en&ermo
la libertad de decidirse por esto o aquello. 9a idea es conducir al paciente hasta una
nue'a encruci#ada. (na encruci#ada donde le toca un camino u otro.
"sto para comentar el primer punto* que era 9a fnalidad de la en&ermedad.

- "n el segundo caso* la pregunta es Por qué tal neurosis ! no otra Por qué histeria* !
obsesión* o &obia: es el problema de la elección del tipo de neurosis. "l tipo no es
contingente; no depende de lo que sucedió como acontecimiento* traumatismo* de lo
que de hecho se encontró por las 'ueltas de la 'ida. "l tipo no depende de la t!ché* del
azar en el sentido del encuentro.
9acan deca que ha! un hiato entre el tipo ! la 'erdad de goce.
Por cierto que e,isten tipos de sntomas* tipos que datan de antes del psicoanlisis*
pero que estos tipos no tienen el mismo sentido. 4icho de otra manera* ellos no tienen
el mismo goce* no necesariamente. (n obsesi'o bien puede no poder dar ning8n
sentido al sntoma de otro obsesi'o.
"sto quiere decir que la 'erdad del goce es lo que el sntoma tiene de ms particular* !
que por consecuencia no puede dar cuenta de la generalidad del tipo.
4e qué depende el tipo* si no depende de las pulsiones en s mismas 0es decir* que en
el obsesi'o sea una posición pulsional f#ada en el estadio sdico-anal* ! oral en la
histeria1 )o queda sino otra respuesta: el su#eto. 9a respuesta* en términos &reudianos
es Hla de&ensa. "l tipo depende de la de&ensa.
4esde el punto de 'ista de las pulsiones* Freud termina por decir que lo reprimido es
idéntico en todas las neurosis.  saber* que en todas las neurosis se encuentra una
de&ensa contra aquello que llamo 2los contenidos edpicos3* una de&ensa moti'ada por
la angustia de castración.
)o es entonces ni a ni'el de los contenidos pulsionales* ni a ni'el de la angustia de
castración* que se 'a a encontrar la di&erencia* porque se estara ms bien del lado de
lo uni'ersal* de lo general.
"l ob#eto de la de&ensa son las pulsiones: el moti'o de la de&ensa es la angustia de
castración. 9o que determina el tipo es la modalidad de la de&ensa. "s este el corazón
de la tesis &reudiana.
9acan obser'a que la de&ensa modifca no la pulsión* sino el su#eto. >a! un 'nculo
inmediato entre el termino &reudiano Hde&ensa ! el término Hposición del su#eto. 9as
de&ensas que pro'ienen desde instancias ideales acampan 2en el lugar del su#eto3; son
sus términos. 4icho de otro modo* ocupan el lugar del su#eto* pero al mismo tiempo
enmascaran su naturaleza primaria* que es ser el lugar de un 'aco.
/i cada neurosis se especifca por esta modifcación del su#eto que es la de&ensa 6ómo
se sit8an histeria ! obsesión en relación a las de&ensas primarias o secundarias 0las que
se referen al ideal1 del su#eto )o es necesario pensar que el su#eto elige; es impropio
decir esto porque de#ara entender que el su#eto es el agente de la elección. "l su#eto
est determinado por esta elección* lo que no es lo mismo.

"l 2esto! 'aca3 de la histérica* o el 2esto! muerto3 del obsesi'o* son los dos pregones
de cada uno de estos su#etos; implican una e!ección del ob#eto del lugar del 5tro.
o "l histérico es un su#eto que asume su di'isión; hace ms que asumirla: hace de
ello un estandarte ! opera en su nombre. /e 'ale de su di'isión para e,igir que
aparezca la 'erdad del amo* que se llama castración* ! también di'isión del
su#eto. "l su#eto histérico e,ige la 'erdad.
"n el &antasma histérico uno siempre tiene esta matriz: un padre ! su ob#eto 0un
padre ! su ob#eto imaginario* que puede ser la niña* una mu#er* etcétera1. "l
su#eto* en este escenario* se representa en el lugar de ob#eto* eso es claro* lo
que no le impide hacerse representar por un sustituto. "l su#eto* en la escena se
representa en el lugar de ob#eto.
E que hace en este lugar /e sustrae. "l su#eto se 'e all como un ob#eto
&orzado* como un ob#eto que est all a su pesar. 9a sustracción se 'e a8n ms
en lo que Freud aisló como la crisis histérica: la histérica que le'anta su 'estido
con una mano ! que lo ba#a con la otra. 5&recerse ! rehusarse a la 'ez* al mismo
tiempo. "l su#eto se representa entonces como un ob#eto que se sustrae. "l
benefcio de la sustracción es que produce un 'aco en el 5tro. "squi'ndose* el
su#eto pro'oca la &alta del 5tro. "l 'aco que es propio del su#eto* el &antasma
histérico lo obtura con otra &alta. )ecesita otra &alta para obturar la su!a.
9a sustracción de este su#eto es mucho ms amplia que lo que se describió en el
&antasma de seducción. /i se puede localizar al su#eto como su#eto del
inconciente* la sola localización que podemos darle es la negación. "s un su#eto
que dice Hno al signifcante cuando se trata de identifcarse all. 4ice no* as sea
por sus dimisiones: 2so! eso* pero también un poquito de otra cosa3.
Kran tormento el del histérico: saber lo que quiere* lo que es &uera de todo lo
que se le dice ser* de todo lo que se le demanda ser.
"so es el 2no3
2no3 dicho a la petrifcación por el
e l signifcante identifcatorio. Pero ha!
también un 2no3 dicho al /@ del saber. "n el anlisis los su#etos histéricos
reaccionan a lo que se puede llamar una elaboración de saber* una pequeña
ganancia de saber adquirido. "l su#eto puede encantarse con esto por un
momento* pero al momento siguiente es 2no es para nada eso3. "s 2si* pero a
pesar de todo* ! de todos modos* para qué3. "n eso el su#eto histérico no se
equi'oca nunca porque estructuralmente ha! represión ! por consecuencia nada
de lo que uno dice es todo 'erdad.
"s cierto que consagrarse como lo hace a pro'ocar la inconsistencia del 5tro
para alo#arse all* implica lo que 9acan llamo 2una asunción de la pri'ación3* un
sacrifcio de los bienes. 9a ética del deseo* que es la de la histérica* no es una
ética de los bienes* sino ms bien una ética de la pri'ación.
"s una &erocidad que el su#eto histérico se aplica también a s mismo* ! que paga
caro* a 'eces a ni'el de los bienes* a ni'el del con&ort de la 'ida. Pero también es
cierto que ese su#eto histérico* que no 'a solo porque est tomado en un
discurso* arrastra a 'eces a otros con él.
9a &erocidad histérica no es una disposición sub#eti'a* es la &erocidad que resulta
de la pureza del discurso. "sto no impide que los su#etos histéricos puedan ser
mu! buenas personas.
4os cosas limitan la &erocidad histérica. Por una parte la piedad de ese su#eto* o
la simpata para todo aquel que muestra su castración. "s un su#eto &eroz para
aquel que esconde su castración* pero para aquel que la muestra es un su#eto
pleno de simpata* ! eso nos da las grandes fguras de en&ermeras histéricas
consagrndose a los desdichados.
"l otro aspecto es la identifcación al amo que tiene ms bien una &unción
socializante ! que otorga a la histérica un aspecto que no es solo de sub'ersión*
sino también un aspecto edifcador.
edifcador. >a! también fguras histéricas constructi'as.
/u punto de angustia no es que &alte un signifcante en el 5tro* porque es en ese
lugar que se alo#a el su#eto histérico. /u punto de angustia es que en ese lugar
podra producirse cierto goce.
6uando el su#eto se encuentra con&rontado a este 5tro que supone querer gozar*
especialmente de ella o de él. "ste goce que puede aparecer del lado del 5tro !
que le produce horror* también aparece a 'eces de su lado. /e presenta como el el
horror o el asco por su propio cuerpo* hombre o mu#er.

o Freud presento a la obsesión como una 'ariante de la l a histeria* como un dialecto*


una modalidad. "9 histérico domina por el deseo; la tendencia del obsesi'o es
dominar el deseo. "l histérico domina al 5tro por el deseo* es as que cree
tenerlo; en el obsesi'o el peligro es la inconsistencia del 5tro* el cual intenta
colmar.
 Ea
 Ea sea el padre o la dama* el 5tro
5tro del obsesi'o es uno cu!a inconsistencia esta
oculta. "'identemente para que esto se sostenga* es me#or que el 5tro no este.
4e aqu la aspiración a un 5tro muerto* &allecido* o ausente. "sta idealización del
5tro permite adorar sin riesgos* sin arriesgar encontrar lo que podra habitar al
5tro como deseo o como goce* contra los que el su#eto obsesi'o pone en #uego
el amor.
/e trata de un su#eto cu!a relación con las damas se especifca por no acercarse
a ninguna se,ualmente; por miedo
mie do claro. Pero
Pero acercarse mucho corporalmente*
por una pro&esión que se lo permite* como siendo ciru#ano plstico 0consagrado
al cuerpo de las mu#eres1 es una salida posible. 7iene entonces la posibilidad de
acercrseles en este sentido* de lo que no se pri'a.
"'identemente su angustia* su escapada* su huida* se produce cada 'ez que
alguna de ellas lo con&ronta con que sus signifcantes no recubran todas sus
aspiraciones 0de'ela la inconsistencia del 5tro que pretende tapar1. "s una
ocasión tal de angustia la que lo condu#o al psicoanlisis. "ste caso ilustra
bastante bien lo que se puede llamar el punto de terror del obsesi'o.
/u mortifcación* su terror* es doble. %ortifcación de s mismo 0los traba#os
&orzados del obsesi'o1* pero también mortifcación del compañero pre&erido
0tortura también al otro1.
9a mortifcación implica un goce. "l su#eto obsesi'o se complace en sus
autoreproches* en sus autotorturas; saca de eso un pequeño benefcio.
Finalmente* el su#eto prefere obedecer a los reproches de su super!ó* que tener
que encontrar 0en el sentido de la t!ché* en el sentido del encuentro1 una causa
que no sera la causa &lica. Por eso el obsesi'o no es un ser de encuentro. "s
ms bien un su#eto que se defende contra el encuentro* que se protege. "n este
sentido* lo situara de un modo in'erso en relación a la histeria. 9a histérica elige
la 'entura del su#eto 0t!ché1 al precio de la des'entura de la persona.

*;.Co!fere!$i: lo# $mi!o# de l form$i'! del #4!tom (Freud)


9os sntomas son actos per#udiciales o* al menos* in8tiles para la 'ida en su con#unto; a
menudo la persona se que#a de que los realiza contra su 'oluntad. 9os sntomas neuróticos
son el resultado de un con+icto que se libra en torno de una nue'a modalidad de la
satis&acción pulsional. 9as dos &uerzas que se han enemistado 'uel'en a coincidir en el
sntoma; se reconcilian gracias al compromiso de la &ormación de sntoma. Por eso el sntoma
es tan resistente; esta sostenido desde ambos lados.
(na de las partes en'ueltas en el con+icto es 2la libido insatis&echa3* rechazada por la
realidad* que ahora tiene que buscar otros caminos para su satis&acción. "sta libido
insatis&echa emprende el camino de la regresión ! aspira a satis&acerse dentro de una de las
organizaciones !a superadas o por medio de uno de los ob#etos que resignó antes. 9a libido es
cauti'ada por la f#ación que ella ha de#ado tras de s en esos lugares de su desarrollo. 6uando
en su re+u#o la libido in'iste estas posiciones reprimidas* se sustrae del Eo ! de sus le!es. 9a
libido ha conseguido abrirse paso hasta una satis&acción real* aunque restringida ! apenas
reconocible.
9as f#aciones pro'ienen de las prcticas ! las 'i'encias de la se,ualidad in&antil* en los a&anes
parciales abandonados ! en los ob#etos resignados de la niñez. "n este periodo se
mani&estaron por primera 'ez las orientaciones pulsionales que el niño traa consigo en su
disposición innata<constitucional. 7ambién*
7ambién* en 'irtud de 'i'encias e,ternas ! accidentales* es
la época en la que se le despertaron ! acti'aron por primera 'ez otras pulsiones.
9a e,periencia analtica nos obliga a suponer que unas 'i'encias puramente contingentes de
la in&ancia son capaces de de#ar como secuela f#aciones de la libido.
9a f#ación libidinal del adulto se descompone en otros dos &actores: la disposición heredada !
la predisposición adquirida en la primera in&ancia.
9a causación de la neurosis es la sumatoria entre las Fi#aciones<predisposiciones 0&actores
constitucionales S 'i'enciar accidental in&antil1 ! el 'i'enciar accidental traumtico del
adulto.

"l sntoma repite de alg8n modo aquella modalidad de satis&acción de su temprana in&ancia*
desfgurada por la censura que nace del con+icto. 9a modalidad de satis&acción que el
sntoma aporta tiene en s mucho de e,traño. "s irreconocible para la persona* que siente la
presunta satis&acción ms bien como un su&rimiento ! como tal se que#a de ella. "sta
mudanza es parte del $o!@i$to &#48ui$o  ba#o cu!a presión debió &ormarse el sntoma.

Por el anlisis de los sntomas tomamos conocimiento de las 'i'encias in&antiles en que la
libido est f#ada ! desde las cuales se crean los sntomas. Mien; lo sorprendente es que estas
escenas in&antiles no son siempre 'erdaderas. %s a8n: en la ma!ora de los casos no lo son*
! en algunos casos estn en oposición directa a la 'erdad histórica.
"n la ma!ora de los casos las 'i'encias in&antiles construidas en el anlisis* o recordadas* son
una mezcla entre 'erdad ! &alsedad. 9os sntomas son entonces la fguración de &antasas del
en&ermo.
6uando el en&ermo nos presenta el material que* por detrs de los sntomas* lle'a hasta las
situaciones de deseo calcadas de las 'i'encias in&antiles* al comienzo no podemos menos que
dudar sobre si se trata de realidades o de &antasas. 6uando las discernimos como &antasas*
es di&cil hacérselas conocer al en&ermo* pues desatara resistencias.
"stas &antasas poseen realidad psquica* por oposición a una realidad material* ! poco a poco
aprendemos a comprender que en mundo de las neurosis la realidad psquica es la decisi'a.
Por e#emplo* la &antasa de seducción 0&antasma paradigmtico de la posición histérica1
encubre el periodo autoerótico de su quehacer se,ual. /e ahorra la 'ergDenza de la
masturbación &antaseando retrospecti'amente el ob#eto anhelado.
 7ales
 7ales hechos de la in&ancia son necesarios* pertenecen al patrimonio indispensable de la
neurosis. 9a necesidad de crear tales &antasas est en la pulsión; esta es su &uente.
"stas &antasas gozan de cierta tolerancia* ! no se llega al con+icto entre ellas ! el !o
mientras se obser'e una condición de naturaleza cuantitati'a* in&ringida ahora por el re+u#o
de la libido a las &antasas. Por este a+u#o la in'estidura energética de las &antasas se ele'a
tanto que ellas se 'uel'en e,igentes* desarrollan un es&uerzo* orientado hacia la realización.
hora bien* esto hace ine'itable el con+icto entre ellas ! el !o.
9a retirada de la libido a la &antasa es un estadio intermedio del camino hacia la &ormación de
sntoma* que llamamos intro'ersión de la libido. "ste es el e,trañamiento de la libido respecto
de las posibilidades de satis&acción real* ! la sobrein'estidura de &antasas que hasta ese
momento se toleraron por ino&ensi'as. (n intro'ertido no es toda'a un neurótico* pero se
encuentra en una situación lbil. l menor desplazamiento de &uerzas se 'er obligado a
desarrollar sntomas* a menos que ha!a hallado otras salidas para su libido estancada. "l
con+icto entre dos aspiraciones no estalla antes que se ha!an alcanzado ciertas intensidades
de in'estidura* por ms que pree,istieran las condiciones de contenido.
Interesa el monto de la libido no aplicada que una persona puede conser'ar +otante* ! la
cantidad de libido que es capaz de des'iar de lo se,ual hacia las metas de la sublimación. 9a
tarea es domeñar los 'ol8menes de e,citación que operan en el interior del aparato anmico !
de impedir su estasis generadora de displacer.
displacer.
El om"re de l# rt#: Pu!to C / Pu!to F (Freud)
(Freud)
6on este te,to podemos pensar en la fnalidad de la en&ermedad* ! preguntarnos por qué
en&erman los su#etos. "n el Punto 6 del historial est el relato del encuentro con el 6apital
cruel. "se hombre le generaba angustia* pues el capitn amaba lo cruel; no obstante se ubicó
cerca de él al caminar* ! en la cena; ha! algo de goce all que lo atrae. "n todo el relato ha!
un horror ante su placer ignorado por él mismo.
Freud lo &uerza a decir el tormento de las ratas; le dice que él no dis&ruta de los tormentos
crueles ni que dis&ruta de martirizarlo. Freud lo &uerza a un decir ms all del principio del
placer; el psicoanlisis mismo tiene una ética que hace que el su#eto no pueda dispensarse de
decir algo; es algo
al go ms all de la decisión de Freud.

"n el Punto F se describe la fnalidad de la en&ermedad* su desencadenamiento.


"n la >isteria las ocasiones recientes de la en&ermedad sucumben a la amnesia* lo mismo que
las 'i'encias in&antiles con cu!o au,ilio aquellas transponen su energa de a&ecto en
sntomas. "n esa amnesia leemos la represión.
"n la )eurosis obsesi'a las premisas in&antiles sucumben a la amnesia. Pero las ocasiones
recientes de la en&ermedad se encuentran conser'adas en la memoria. "n lugar de ol'idar el
trauma* le ha sustrado la in'estidura de a&ecto* de suerte que en la conciencia queda como
secuela un contenido de representación indi&erente* considerado inesencial. /e conser'an sin
su in'estidura de a&ecto original* por lo que el recuerdo le es indi&erente.
Por eso* en&ermos obsesi'os que padecen de autoreproches ! han anudado sus a&ectos a
ocasionamientos &alsos* no es raro que hagan al médico la comunicación correcta* sin
'islumbrar que sus reproches estn simplemente di'orciados de esta 8ltima.

"n el >ombre de las ratas* sabemos que la madre haba sido criada en una &amilia de mucho
dinero. "l padre* cuando se casa con ella* entra a traba#ar en la empresa de la &amilia de ella*
gracias a lo cual obtiene un buen pasar. Pero
Pero antes de casarse*
casar se* su padre haba corte#ado a
una muchacha pobre pero linda* de &amilia modesta. >e ah la prehistoria.
 7ras
 7ras la muerte del padre* la madre
madre le comunico un da al hi#o que entre
entre ella ! sus parientes
ricos se haba hablado sobre el &uturo de él. (no de los primos de la madre haba e,presado
su buena disposición para entregarle una de sus hi#as cuando él terminara sus estudios; ! que
su 'inculación con los negocios de la frma le abrira brillantes perspecti'as aun en su traba#o
pro&esional.
"ste Plan de &amilia le encendió el con+icto: si deba permanecer fel a su amada pobre o
seguir las huellas del padre ! tomar por esposa a la bella* rica ! distinguida muchacha que le
haban destinado.
 E a ese con+icto* que en 'erdad
'erdad lo era entre su amor ! el continuado e&ecto de la 'oluntad del
padre* lo solucionó en&ermando; me#or dicho: en&ermando se sustra#o de la tarea de
solucionarlo en la realidad ob#eti'a.
9a prueba de esta concepción reside en el hecho de que una pertinaz incapacidad para
traba#ar* que le hizo posponer 'arios la terminación de sus estudios* &uera el principal
resultado de la en&ermedad.

"l con+icto es &rente a una 2"lección3: en 'ez de elegir entre una ! otra mu#er* en&erma. "l
con+icto es entre el amor 0su deseo1 ! el padre; la elección en realidad es esta: la 'oluntad
del padre 0interdictor1 ! su deseo.
9a en&ermedad aporta una solución &rente a las e,igencias pulsionales ! sus interdicciones.
9a elección del su#eto es la de no-elegir. 9a elección implicara la opción por el no-todo; la
elección conlle'a perder algo.
UNIDAD <: El #4!tom e! lo# difere!te# ti&o#
$l4!i$o#
I!i"i$i'!5 #4!tom / !7u#ti ($&4tulo# 1  +) (Freud)
CAP 1 / *
"n este captulo Freud describe la Inhibición ! el /ntoma* ! los contrapone:
- I!i"i$i'!: la describe como una limitación normal de una &unción del Eo. "s algo que
le sucede al Eo. )o es necesariamente patológica; pero puede llegar a ser un sntoma
en ese caso. 9a inhibición se trata de una reba#a en la &unción !oica. /e pueden indagar
las di&erentes &unciones del Eo en que se puede e,teriorizar una inhibición: &unción
se,ual 0inhibiciones se,uales simples: displacer* ausencia de erección* abre'iación del
acto* &alta de placer en el orgasmo* &alta de e!aculación1* &unción nutricia 0displacer
&rente al alimento por quite de libido1* &unción de locomoción 0displacer ! +o#era en la
marcha1* e inhibición en el traba#o 0placer disminuido* torpeza en la e#ecución* &atiga1.
9a inhibición se produce a partir de una erotización hiperintensa de los órganos
requeridos para esa &unción. 9a &unción !oica de un órgano se deteriora cuando
aumenta la erogeneización 0su signifcado se,ual1. "l Eo renuncia a estas &unciones que
le competen para no tener que reprimir 0lo que conlle'a un con+icto con el "llo1;
también puede darse una inhibición a partir de un con+icto con el /uper!ó.
- S4!tom: lo describe como un proceso patológico 0no es algo que le sucede
directamente al Eo* como la inhibición1. "s indicio ! sustituto de una satis&acción
pulsional interceptada 0es el resultado del proceso represi'o1. 9a represión parte del Eo*
que* por encargo del /uper!ó* no quiere acatar una moción pulsional del "llo. "l Eo
e'ita as el de'enir conciente de la representación que sera desagradable.
"l a&ecto 0la moción pulsional del "llo1 se muda a otra representación* o al cuerpo. 6on
una señal de displacer* una angustia señal* se dispara el proceso represi'o. 9as
represiones &racasadas son las que nos dan cuenta del proceso que se haba dado.
9a moción pulsional ha encontrado un sustituto desplazado* ! entonces !a no es
reconocible como satis&acción* que no depara placer.
"l Eo gobierna as el acceso a la conciencia* as como el paso a la acción en el mundo
e,terior. Para ello se 'ale de la represión.

CAP ;
/i el acto de represión nos ha mostrado la &ortaleza del Eo* también denuncia su impotencia
&rente al carcter inconmo'ible de la moción pulsional del "llo. "l sntoma* producto de la
represión* opera ahora con independencia del Eo. 7odos sus retoños gozan del mismo
pri'ilegio de la ",traterritorialidad 0el sntoma es un 6uerpo ",traño1.
"n una 29ucha de&ensi'a secundaria3* el Eo emprende un intento de reconciliación. "l Eo basa
su &uncionamiento en la unión* en la sntesis; por eso busca cancelar la a#enidad que le
presenta ese cuerpo e,traño que es el sntoma. 9o liga ! lo incorpora a su organización
mediante tales lazos Ea que no puede ser eliminado* se le busca sacar 'enta#a. "l Eo se
adapta a ese &ragmento interno a#eno. "s similar a la adaptación usual del Eo al mundo
e,terior.
=esulta de esto la 2Kanancia secundaria de la en&ermedad3. "sto 'iene en au,ilio del Eo* en
su a&n de incorporar el sntoma. "sto re&uerza la f#ación del sntoma. Por ello esta ligazón
sntoma-Eo act8a en el bando de las resistencias.

CAP +
Freud toma el caso de >ans para e,plicar la &ormación de sntoma a consecuencia de un
proceso de represión. "n ese caso* dice que hace &alta alg8n traba#o para orientarse !
reconocer la moción reprimida* su sustituto-sntoma* ! el moti'o de la represión.
6ul es ah el sntoma: el desarrollo de angustia* la elección del ob#eto de la angustia* la
renuncia a la libre mo'ilidad* o 'arias de estas cosas al mismo tiempo 4ónde est la
satis&acción que él se deniega Por qué tiene que denegrsela
9a incomprensible angustia &rente al caballo es el sntoma. 9a incapacidad para andar por la
calle es un &enómeno de inhibición* una limitación que el Eo se impone para no pro'ocar el
sntoma angustia.
Pero el primer contacto con el caso no nos enseña cual es la e,presión e&ecti'a del supuesto
sntoma. /e trata no de una angustia indeterminada &rente al caballo* sino de una
determinada e,pectati'a angustiada: que el caballo lo morder. 5curre que este contenido
procura sustraerse de la conciencia ! sustituirse mediante la &obia indeterminada* en la que
!a no aparecen ms que la angustia ! su ob#eto /er este contenido el n8cleo del sntoma
/e encuentra en la actitud edpica de celos ! hostilidad &rente al padre* a quien sin embargo
ama. Por tanto* un con+icto de ambi'alencia* un amor &undado ! un odio no menos
 #ustifcado* ambos dirigidos a una misma persona. (na de las dos mociones en pugna* por
regla general la tierna* se re&uerza enormemente* mientras que la otra desaparece. "s
e'idente que ha! di'ersos caminos para salir de un con+icto de ambi'alencia 0adems de las
&ormaciones reacti'as1.
9a moción pulsional que su&re la represión es un impulso hostil hacia el padre. "s la moción
asesina del "dipo.
/i el pequeño >ans* que est enamorado de su madre* mostrara angustia &rente al padre* no
tendramos derecho a atribuirle una neurosis* una &obia. )os encontraramos con una reacción
a&ecti'a comprensible.
9o que la con'ierte en neurosis es* 8nica ! e,clusi'amente* otro rasgo: la sustitución del
padre por el caballo. "s este desplazamiento lo que se hace acreedor del nombre de sntoma.
"s aquel otro mecanismo que permite tramitar el con+icto de ambi'alencia sin la a!uda de
una &ormación reacti'a.
"l con+icto de ambi'alencia no se tramita entonces en la persona misma; se lo esqui'a*
deslizando una de sus mociones hacia otra persona como ob#eto sustituti'o.
9a desfguración en que consiste el sntoma no se emprende en la representación de la
moción pulsional por reprimir* sino en otra di'ersa* que corresponde solo a una reacción
&rente a lo genuinamente desagradable.
)uestra e,pectati'a se satis&acera me#or si >ans hubiera desarrollado* en lugar de angustia
&rente al caballo* una inclinación a maltratarlos* golpearlos. /i de hecho hubiera desarrollado
como sntoma principal una hostilidad as* dirigida solo al caballo en lugar de al padre* no
habramos dicho que padeca una neurosis. /i >ans hubiera mostrado una conducta as a los
caballos* el carcter de la moción pulsional agresi'a* chocante* no habra sido alterado en
nada por la represión; solo habra mudado de ob#eto.

)o cabe duda de que la moción reprimida en las &obias es una moción hostil &rente al padre.
"s reprimida por el proceso de la mudanza hacia la parte contraria; en lugar de la agresión
hacia el padre* se presenta la agresión hacia la persona propia. Puesto que de todos modos
una agresión de esa ndole arraiga en la &ase libidinal sdica* solo le hace &alta toda'a cierta
degradación al estadio oral* que en >ans es indicada por el ser-mordido.
/i apreciamos correctamente la historia del pequeño >ans* discernimos que mediante la
&ormación de su &obia se cancela también la in'estidura de ob#eto-madre tierna* de lo cual
nada de#a traslucir el contenido de la &obia. "n >ans se trata de un proceso represi'o que
a&ecta a casi todos los componentes del "dipo* tanto a la moción hostil como a la tierna hacia
el padre* ! a la moción tierna respecto de la madre.
"n lugar de una 8nica represión* nos encontramos con una acumulación de ellas* ! adems
nos topamos con una regresión.
/olo acerca de >ans puede enunciarse con e,actitud que tramito mediante su &obia las dos
mociones principales del "dipo: la agresi'a hacia el padre* ! la hipertierna hacia la madre.

6reemos conocer el motor de la represión en el caso. "s la angustia &rente a una castración
inminente. Por angustia de castración resigna el pequeño >ans la agresión hacia el padre; su
angustia de que el caballo lo muerda puede completarse* sin &orzar las cosas: que el caballo
le arranque de un mordisco los genitales* lo castre. "l contenido angustiante de ser mordido
por un caballo es sustituto desfgurado de ser castrado por el padre. Fue en 'erdad este
8ltimo contenido el que e,perimento la represión.

"n >ans e,presaba una reacción que transmudo la agresión hacia su parte contraria. Pero el
a&ecto-angustia de la &obia* que constitu!e la esencia de esta 8ltima* no pro'iene del proceso
represi'o. 9a angustia en la zoo&obia es la angustia de castración inmutada* 'ale decir*
angustia realista* angustia &rente a un peligro que amenaza e&ecti'amente o es considerado
real. qu la angustia crea a la represión ! no 0como Freud opinaba antes1 la represión a la
angustia.
9a actitud angustiada del Eo es siempre lo primario* ! es la impulsión para la represión. 9a
angustia nunca pro'iene de la libido reprimida.

De u! $ue#ti'! &relimi!r  todo trtmie!to &o#i"le de l


&#i$o#i# (L$!)
"l 5tro es el lugar de esa memoria que Freud descubrió ba#o el nombre de inconsciente. (na
'ez inaugurada por la simbolización primordial 0que el #uego del Fort-da de Freud hace
manifesta1* esta cadena signifcante se desarrolla seg8n los enlaces lógicos cu!o enchu&e se
e#erce por los e&ectos de signifcante* descriptos como met&ora ! metonimia.
"s en un accidente de este registro ! de lo que en él se cumple* a saber la preclusión del
)ombre del padre en el lugar del 5tro* ! en el &racaso de la met&ora paterna* donde
designamos el e&ecto que da a la psicosis su condición esencial* con la estructura que la
separa de la neurosis.
"l crculo &amiliar del psicótico ha sido ob#eto de un estudio minucioso* con las etiquetas
biogrfcas ! caracterológicas de los &amiliares en la anamnesis. 9acan propone proceder
seg8n los términos de la estructura* ! no los ambientalistas. Para que la psicosis se
desencadene es necesario que el )P &orcluido* que nunca llego al lugar del 5tro* sea llamado
all en oposición simbólica al su#eto.
"s la &alta del )P en ese lugar la que* por el agu#ero que abre en el signifcado* inicia la
cascada de los retoques del signifcante de donde procede el desastre creciente de lo
imaginario* hasta que se alcance el ni'el en que signifcante ! signifcado se estabilizan en la
met&ora delirante.
Pero 6ómo puede el )P ser llamado por el su#eto al 8nico lugar de donde ha podido ad'enirle
! donde nunca ha estado Por ninguna otra cosa sino por un padre real* no en absoluto
necesariamente por el padre del su#eto* sino por (n-padre. "s preciso que ese (n-padre
'enga a ese lugar adonde el su#eto no ha podido llamarlo antes. Masta que se sit8e en
posición tercera en alguna relación que tenga por base la pare#a imaginaria a-a* interesando
al su#eto en el campo de agresión erotizado que induce.
M8squese en el comienzo de la psicosis esta co!untura dramtica 0se presente para la mu#er
que acaba de dar a luz en la fgura de su esposo* para la penitente que confesa su &alta en la
persona del con&esor* para la muchacha enamorada en el encuentro con el padre del
muchacho1. /e la encontrar siempre* ! se la encontrar ms &cilmente si se gua uno por las
situaciones* en el sentido no'elesco de este término.
"l )P redobla en el lugar del 5tro el signifcante mismo del ternario simbólico* en cuanto que
constitu!e la le! del signifcante. "nsa!ar esto no costara nada a aquellos que en su
b8squeda de las coordenadas de ambiente de la psicosis !erran como almas en pena de la
madre &rustrante a la madre hartante. /e nos dir que se pone el acento en el lazo de amor !
de respeto por el cual la madre pone o no al padre en su lugar ideal.
9acan insiste que no es solo de la manera en que la madre se a'iene a la persona del padre
de lo que con'endra ocuparse* sino del caso que hace de su palabra* de su autoridad* dicho
de otra manera: del lugar que ella reser'a al )P en la promoción de la le!.
un ms all* la relación del padre con esa le! debe considerarse en s misma* pues se
encontrar en ello la razón de esa parado#a por la cual los e&ectos de'astadores de la fgura
paterna se obser'an con particular &recuencia en los casos en que el padre tiene realmente la
&unción de legislador o se la ad#udica 0!a sea e&ecti'amente de los que hacen las le!es o !a
que se presente como pilar de la &e* como parangón de la integridad* o de la de'oción* como
'irtuoso* como ser'idor de una obra de sal'ación1. "stas posiciones ideales o&recen e,cluir el
)P de su posición en el signifcante.
"s necesario plantear el papel de la &unción paterna en el desencadenamiento del delirio a
partir del signifcante* no del su#eto en s.
/i se pretende poder designar la ocasión de la psicosis en el simple asumir la paternidad por
el su#eto* entonces es contradictorio considerar como equi'alente la decepción anotada por
/chreber de sus esperanzas de paternidad ! su acceso a la suprema corte* en la que su ttulo
de presidente de la suprema corte subra!a la calidad de padre que se le asigna.
%ientras que la re&erencia a la posición tercera adonde es llamado el signifcante de la
paternidad en todos estos casos seria correcta ! resol'era esa contradicción. "s la preclusión
primordial la que domina todo con su problema.
/i nos remitimos a la obra de 4aniel Kottlob /chreber 0&undador de un instituto de ortopedia*
educador* re&ormador social* con una 'ocación de apóstol para lle'ar a las masas la salud* la
dicha ! la &elicidad1 lo 'irtuoso se 'uel'e 'ertiginoso* ! no nos asombrara que el niño mande a
paseo<'erNer&e a la ballena de la impostura.
"l signifcante que se ha desencadenado en lo real es el )P* el signifcante que en el 5tro 0en
cuanto lugar del signifcante1 es el signifcante del 5tro* en cuanto lugar de la le!.

Semi!rio 1 (Cl#e *15 &u!to 1) (L$!)


9acan parte del sntoma obsesi'o* para entrar en la localización de la &unción del ob#eto 
como algo que &unciona en la dimensión de la causa.
"n la obsesión* el mandamiento de 2haz esto o lo otro* 'erifca que la puerta est cerrada* o el
gri&o* o la hornalla3* de no seguirlo qué ocurre "l no seguimiento despierta la angustia. "l
&enómeno del sntoma nos muestra aqu la 'inculación de la posición del ob#eto  con las
relación de angustia* ! también con las relaciones de deseo. 9a angustia aparece antes que el
deseo. "9 deseo est oculto* ! sabemos que difcultades tenemos para desenmascararlo* si es
que lo conseguimos alguna 'ez.
"l sntoma solo queda constituido cuando el su#eto se percata de él* porque sabemos por
e,periencia que ha! &ormas de comportamiento obsesi'o en las que el su#eto no solo no ha
ad'ertido sus obsesiones* sino que no las ha constituido en cuanto tales. "n este caso* el
primer paso del anlisis es que el sntoma se constitu!a en su &orma clsica* sin lo cual no ha!
modo de salir de él* porque no ha! modo de hablar de él.
Para que el sntoma salga del estado de enigma* toda'a in&ormulado* el paso a dar no es que
se &ormule* sino que en el su#eto se perfle algo tal que le sugiera que ha! una causa para eso.
"sta es la dimensión original. 7an solo por este lado se rompe la implicación del su#eto en su
conducta* ! esta ruptura es la complementación necesaria para que el sntoma sea abordable
para nosotros.
"sto es imposible si no ponemos de manifesto la relación radical de la &unción del ob#eto *
causa del deseo* con la dimensión mental de la causa. 9a dimensión de la causa es la 8nica
que indica la emergencia de aquel ob#eto * a cu!o alrededor debe girar todo el anlisis de la
trans&erencia. Pero ha! un problema respecto del fn del anlisis* deri'ado de la irreductible
neurosis de trans&erencia.  'eces la 'emos en un calle#ón sin salida* a 'eces conduce a un
per&ecto estancamiento de las relaciones del analizado con el analista.
/e entra en anlisis por una puerta enigmtica* puesto que la neurosis de trans&erencia est
ah para cada cual* aun en el caso de un ser tan libre como lcibades; es a gatón a quien él
ama. h est la trans&erencia* trans&erencia e'idente.
/i bien el ob#eto  es el 8nico ob#eto que debe proponerse al anlisis de la trans&erencia* ello
no signifca que todos los problemas quedan resueltos de este modo. "sto de#a abierto otro
problema. "s precisamente mediante esta sustracción como puede surgir la dimensión
esencial* la cuestión del deseo del analista.
"l ob#eto  es la causa del deseo. 9acan e,trae esta &unción de la causa del campo de la
estética trascendental de Oant.

9acan dice que es importante situar la noción de espacio como una categora que no es en
absoluto a priori de la intuición sensible. "l espacio no es un rasgo de nuestra constitución
sub#eti'a ms all del cual la cosa en s encontrara* por as decir* un campo libre* sino que el
espacio &orma parte de lo real.
"s esencial captar la naturaleza de la realidad del espacio en tanto que espacio de tres
dimensiones* para defnir la &orma que adquiere en el piso escópico la presencia del deseo* en
particular como &antasma. 9a &unción del marco 0entiéndase como una 'entana1* defnida en
la estructura del &antasma* no es una met&ora. /i este marco e,iste es porque el espacio es
real.

"ntonces* esta &unción de la causa 9acan la considera como la sombra pro!ectada* o me#or*
como la met&ora de aquella causa primordial que es el ob#eto * en cuanto anterior a toda
esta &enomenologa 0el ob#eto  defnido como el resto de la constitución del su#eto en el lugar
del 5tro en tanto que tiene que constituirse como su#eto tachado1.
/i el sntoma es implicable por entero en el proceso de la constitución del su#eto en la medida
en que éste tiene que hacerse en el lugar del 5tro* la implicación de la causa &orma parte
legitima del ad'enimiento sintomtico. "sto signifca que la causa implicada en la cuestión del
sntoma es* si se quiere* una pregunta. "l sntoma no es el e&ecto de esta pregunta* sino su
resultado. "l e&ecto es el deseo.
"l e&ecto primordial de esta causa* este ob#eto * este e&ecto que se llama deseo* es un e&ecto
que no tiene nada de e&ectuado. "l deseo se sit8a como una &alta de e&ecto. s* si la causa se
constitu!e como algo que supone e&ectos* es a partir de este hecho que* primordialmente* el
e&ecto le &alta. "l gap entre la causa ! el e&ecto* a medida que se 'a colmando* hace que la
&unción de la causa se des'anezca.  medida que se 'a completando* 'olatiliza aquello que
animaba en su origen* ! que te haba empu#ado a buscar lo que no comprendas; a saber* la
hiancia e&ecti'a. )o ha! causa que no implique esta hiancia.
Semi!rio 1* ($l#e <11-<) (L$!)
/er un psicoanalista es una posición responsable* puesto que es a él a quien se le con&a la
operación de una con'ersión ética radical* aquella que introduce al su#eto en el orden del
deseo. "ste orden muestra que ha quedado en cierta &orma e,cluido.
"sta clase de 9acan es un intento de recoger las condiciones lógicas en las que se plantea la
pregunta sobre lo que podemos concebir como el saber que se espera del psicoanalista.
"s necesario sentir la distinción de una tendencia cientfca 0que nos lle'a al orden de lo
general1. "l error de traducir 7rieb como instinto consiste* precisamente* en el hecho de que
hara de la tendencia alguna propiedad* alg8n estatuto que se insertara en el algo 'i'o 0ese
algo es el ob#eto 1 en tanto que cae ba#o el orden* ba#o el e&ecto de lo general.
"s por la 'a contraria* la incidencia siempre singular* ! de la incidencia de una &alta* que
podemos operar* ! desde el cual queda por saber en qué posición se requiere que estemos*
que nos mantengamos* para poder operar all operar correctamente.

9acan toma dos posiciones &undamentales de nuestra prctica analtica implicada en la


e,istencia de lo inconsciente: el signifcante que es lo que representa a un su#eto para otro
signifcante* ! la &órmula del su#eto supuesto saber.
9acan toma la imagen de una 'entana en la cual se Hescribe una señal* hecha por una
amante para su partenaire* o&reciéndole concurrir a su departamento a las cinco de la tarde.
9a cortina recogida a la izquierda: 2sola3* ! las cinco macetas de +ores: 2a las cinco3. Por qué
diremos que en este caso se trata de signifcantes /e trata de signifcante porque esto no
tiene e&ecto si no es traducible en lengua#e; sin duda se trata de un código. s se constitu!e
el llamado de sola para las cinco.
"n que se oponen la &unción del signifcante ! lo que de ah resulta para el estatuto del
su#eto Para ello podemos recordar la &ormula lacaniana que distingue la relación del su#eto
en el estatuto del signifcante: el signifcante es lo que representa a un su#eto para otro
signifcante.

9o que se debe plantear a partir de todo esto es aquello que debe cuestionarse: 6ul es* cul
debe ser* como se presenta lo que llamaremos el estatuto del saber "s claro que el
psicoanalista es llamado* en la situación* como siendo su#eto supuesto saber. 9o que él ha de
saber no es saber de clasifcación* no es saber de general. 9o que ha de saber se defne por
ese ni'el primordial en que ha! un su#eto que es lle'ado* en nuestra operación* a esa posición
en que admite un saber* que e,iste* que él no saba. "sto a partir de que el analizante me
designa con un signifcante* donde articula al analista* donde este tal cosa* a partir de una
particularidad de su persona.
"sto es lo que descubre el psicoanlisis. "s as como debe e,presarse lo que se llama la
estructura del sntoma. 9a a&ona de 4ora solo es reconocible para representar al su#eto 4ora*
teniendo aquella el estatuto de signifcante. 9a a&ona representa a 4ora* no ante la señora O*
con quien ella habla* sino cuando 4ora est sola con la señora O* a partir de que el señor O se
'a de 'ia#e.
4ónde ubica Freud la tos de 4ora 6uando él designa all un sntoma* es en &unción del
momento en que esta tos toma &unción de signifcante* de ad'ertencia dice 9acan* dada por
4ora a algo que surge en esta ocasión.
>a! que leer el te,to de Freud para seguir el recorrido signifcante* de #uego de palabras en
torno al padre* que es un hombre 2de recursos3* lo cual quiere decir* dice Freud* sin recursos.
ué puede ser ms puramente signifcante que ese #uego de palabras homonmico* !
adems la in'ersión negati'a de lo que quiere decir 0el padre tiene recursos* lo cual quiere
decir que no los tiene a los recursos1* sin lo cual nada de la tos de 4ora tendra el sentido que
Freud le da
=ecuerden lo que en el >ombre de las =atas sucede en esos intentos desesperados por
adelgazar a los que se entrega el >= "n &unción de qué "n &unción de que en el mismo
momento* su amada esta con un tal 4ic* ! #ustamente para no ser 4ic 0gordo1 es que él
quiere adelgazar. Tl se es&uerza por adelgazar hasta el punto de no poder ms* mu!
precisamente para signifcarse ante el signifcante H4ic ! nada ms.

9a categora de saber es la que nos permite distinguir radicalmente la &unción del sntoma* si
es que al sntoma podemos darle su estatuto de analizable. "n un sntoma* en el sentido en
que debemos entenderlo como sntoma analizable* siempre ha! la indicación de que se trata
de saber. >a! algo por saber que est indicado; el anlisis introduce all una dimensión nue'a*
que es precisamente el estatuto del signifcante. %iren hasta qué punto en la neurosis est
implicado en el sntoma original* que el su#eto no llega a saber.
9acan propone una re'isión nosológica a partir del sntoma* poniendo en 'alor esta dimensión
! su 'ariedad* su di'ersidad que él ha califcado como tripartita: de la psicosis que sabe que
ha! un signifcado* hasta dira que 'i'e all; en la neurosis con su espera interminable del
encuentro; ! del per'erso para quien el deseo mismo se sit8a en la dimensión de un secreto
posedo* ! que como tal desarrolla la dimensión de su goce.
"se 2Eo no saba3* dónde estaba ! que era antes de saber "s #ustamente aqu donde se
encuentra el momento propicio para e'ocar la dimensión en que culmina ! cambia toda la
tradición clsica* en la medida en que ah acaba un cierto 2"statuto del su#eto3.

"l deseo est determinado por el #uego del signifcante. ue el deseo es lo que surge de la
marca* de la marca del signifcante sobre el ser 'i'o* ! que a partir de entonces lo que se
trata es de que articulemos: ué puede querer decir la 'a que trazamos del retorno del
deseo a su origen signifcante ué quiere decir que ha!a personas llamadas psicoanalistas
a quienes interese esta operación "n ese registro* el psicoanalista* ante todo* se introduce
como su#eto supuesto saber. "s él mismo quien soporta estatuto del sntoma. (n su#eto es
psicoanalista en la medida en que entra en el #uego signifcante. E es por eso que un e,amen
clnico* es decir* una presentación de en&ermos* no puede de ninguna manera ser la misma en
los tiempos del psicoanlisis que en los tiempos que lo preceden. "n los tiempos que lo
preceden* independientemente de la genialidad que le ha!a puesto el clnico* ha de
distinguirse de lo que ha de e,igirse de la relación del clnico con el en&ermo* as &uera en el
plano de la primera presentación. /i el clnico* si el medico que presenta el en&ermo no sabe
que de una mitad del sntoma est él a cargo* que no ha! presentación de en&ermos sino del
dialogo de las dos personas* ! que sin esta segunda persona que es el entre'istador no habra
sntoma acabado* est condenado a de#ar que la clnica psiquitrica se estanque en el punto
del cual la doctrina &reudiana la sacó.
"l sntoma tenemos que defnirlo como: algo que se señala como un saber !a ah* para un
su#eto que sabe que eso le concierne* pero que no sabe lo que es.
"n qué medida podemos* los analistas* decir que estamos a la altura de esta tarea de ser
aquel que* en cada caso* sabe lo que eso 0lo que concierne al sntoma1 es /olo a ese ni'el se
plantea la pregunta por el estatuto del psicoanalista.
9a pregunta esta &acilitada por la e'olución de las concepciones de la ciencia respecto al
saber. Por un tiempo* la ciencia nos hizo creer que el problema de las apariencias* ! de lo real*
estaba bien planteado. /e nos hizo creer que el estatuto de la ciencia dependa de la puesta a
prueba de la percepción. E lo que no se 'e* el real del erudito* es un saber; es nada ms !
nada menos que un cuerpo de signifcantes ! ninguna otra cosa.
/i les place escribir en términos de in&ormación el &uncionamiento interno de un organismo
biológico* por e#emplo* signifca que* independientemente de lo que tengan* pondrn en
alguna parte a un su#eto* que se escabulle* que es huidizo.

9os psicoanalistas no estamos desorientados* gracias a todas estas teorizaciones* al 'érnosla


con la e,igencia que plantea la incidencia signifcante original. "sta es aquella en la cual el
su#eto al mismo tiempo que surge* se aliena* por el hecho de esta incidencia original del
signifcante.
4e ese signifcante al que se le e,ige que* para representar al su#eto* sea el representante
0en tanto signifcante1 del su#eto ante otro signifcante.
6on lo que tenemos que 'érnosla es con el hecho de que nuestro conocimiento de
psicoanalistas podra desembocar en esa especie de &atalismo seg8n el cual la respuesta !a
estara en nosotros 0es decir* que sabemos lo que el su#eto necesita1* ! no por el hecho de
que de nosotros se espere la respuesta 0que es algo mu! di&erente: es el su#eto supuesto
saber1.

Pe8ueo di#$ur#o  lo# &#i8uitr# (L$!)


9o que primero aparece ! puede mani&estarse es que ha! algo que no 'a del lado de la
comprensión cuando se est en presencia del loco* o psicótico si se prefere. Pero no ha!
solamente eso en la e,periencia de un psiquiatra. /e puede hablar de un montón de cosas
que no son los locos* aunque sea gente que 'iene a los mismo lugares en que se asiste al
loco* son dementes* gente debilitada* desintegrada* puesta de manera pasa#era en estado de
minus'ala mental.
"s un rumor que se ha di&undido que el psicoanlisis a!uda a comprender. "s completamente
errado creer que sea en ese registro de la comprensión que debe #ugarse el anlisis. )o se
prodiga la comprensión; no e,iste eso de una comunidad de registro con el otro 0en el cual
nos comprenderamos1* algo del orden de la empata que hara que el otro se nos 'ol'iese
transparente.
/i ha! algo que el psicoanlisis est hecho para resaltar* para poner de relie'e* no es
ciertamente el sentido* sino #ustamente marcar los &undamentos radicales del sin-sentido* !
en que sitios e,isten los sin-sentido decisi'os sobre los que se &unda la e,istencia de cierto
n8mero de cosas que se llaman los hechos sub#eti'os. "s en la no-comprensión que algo
&a'orable puede producirse en la e,periencia analtica.
/i el psicoanlisis debe enseñarnos algo* es e'identemente que lo que se recoge al fnal no es
del orden de la intersub#eti'idad del sentido* tenido por sublime.

"n los que se ocupan 'erdaderamente del lengua#e* se emplea el lengua#e en el sentido en
que 9acan desarrolló. /e refere al hecho de que un lengua#e no est hecho de signos. 9o cual
quiere decir que un lengua#e no tiene relación directa con las cosas. (n signo es lo que
representa #ustamente algo* ! lo representa para alguien. (n lengua#e no sir'e para esto; no
est hecho de signos.
9o que perturba* por supuesto* es que el lengua#e tiene en general una signifcación* es decir
que engendra signifcado. >a! que distinguir el signifcante* el signifcado* ! e'entualmente el
re&erente que no siempre es &cil de encontrar.
9a &unción del lengua#e tiene la &unción de bordear la 6osa 0se refere a la 6osa &reudiana1 que
est en el corazón de todo* ! que no se toca &cilmente; #ams se llega a comprender. "l
lengua#e delimita la 6osa 0que no se distingue ah por su presencia1.
"l lengua#e no est hecho para la comunicación. 6uando uno est con su pare#a* se comienza
a estar &orzado a e,plicar las cosas; no solo eso 'a a ir mal* sino que es sin esperanza* pues
nunca habr comunicación lograda all. 6uanto ms nos e,ponemos a querer e,plicar* menos
nos comunicamos.
"ntonces Para qué sir'e el lengua#e /i no est hecho ni para signifcar las cosas
e,presamente* ni tampoco para la comunicación. Mien* la respuesta es simple ! es capital: el
lengua#e hace el su#eto. "so basta ! sobra como &unción. Porque de otro modo no podra
 #ustifcarse la e,istencia en el mundo de lo que se llama su#eto.
4ebe aclararse que es &also eso que uno imagina: que cuando dice una &rase* eso represente
un mensa#e* ! que del otro lado la &rase que llega es la misma que pronunciamos. "n 'erdad
no es la que nosotros pronunciamos. 6ada 'ez que hablamos* no sabemos lo que decimos* !
menos aun cuando estamos solos ! hablamos.
Pero el resultado del lengua#e es que* sin embargo* algo llega al otro lado* al otro imaginario*
! es por esto que siempre nos 'uel'en reacciones contrarias e impre'istas.

(n e#emplo de lo que &abrica el lengua#e es el deseo. 9acan dice que él desarrollo por años
una teora del deseo* que est le#os de ser acabada* de ser defniti'a* pero que es
prometedora porque es !a un principio de &ormalización. "s decir* algo que puede e,presarse
por lo que ha! de ms puro ! manipulable en la &unción del signifcante como tal: una
manipulación de letras min8sculas.
9a combinación de los signifcantes por s misma constitu!e un orden* un registro que pueden
califcar como quieran. 9o que tiene de di'ertido el #uego* es que no ha! #uego que no
consista en cierto rigor; a saber* una combinatoria entre signifcantes* signifcantes en tanto
que no son signos* sino que un signifcante es lo que representa a un su#eto para otro
signifcante* no para alguien.
"sto puede parecer opaco* poco comprensible* pero no es algo que est hecho para ser
comprendido* sino que est hecho para que nos sir'amos de ello. "l signifcante toma su
estatuto solo ah* ! luego de que por su relación con el otro signifcante inaugura la dimensión
de la batera signifcante.
Por otra parte* el signifcante es anterior al su#eto 0el cual es una dimensión del ser1. >a!
su#eto solo ! 8nicamente luego de que ha!a habido signifcante. hora habr que a'eriguar
como el signifcante aparece antes de que aparezca lo que es el su#eto. Para dar una
respuesta a eso* 9acan introduce el campo del 25tro3* como sitio ! lugar del signifcante. "ste
5tro con 5 ma!8scula* nos podemos preguntar dónde est; pero basta con decir que es
precisamente un lugar defnido como necesario para esta primaca de la cadena signifcante.
4esde el inicio se encuentra as* !a que antes del su#eto esta introducida la dimensión que
llamaremos de la 'erdad* porque solo ha! dimensión de la 'erdad a partir del momento en
que ha! signifcante.

9a e,periencia el anlisis es solo realizar lo que all es &unción del su#eto como tal; es producir
un su#eto* hacer que emer#a.
=esulta que eso abre a cierto e&ecto que nos muestra que predomina una difcultad* una &alla*
un agu#ero* una &alta de esta operación signifcante* que est mu! precisamente ligada a la
articulación del su#eto en tanto que se a&ecta de un se,o. "s porque el signifcante se muestra
des&alleciente al momento en que se trata de decir !o<#e como macho o hembra* que resulta
que no puede decir eso sin que entrañe el surgimiento 0en el ni'el del deseo1 de algo que
representa el escamoteo simbólico de una cosa que es el órgano de la copulación 0lo que en
lo real est destinado como lo me#or para dar prueba de que ha! uno que es macho ! otro
que es hembra1. "s eso* el gran hallazgo del psicoanlisis.
9o que se llama la castración es eso. "s que para que 'enga a articularse 0en &unción del
signifcante1 algo que lle'e al su#eto al plano se,ual* es necesario que inter'enga esto que es
el signifcante Falo. "s como &altante que est representado el órgano de la copulación.

Gol'iendo al tema. )o basta con haber tenido esta e,periencia que es el su#eto* en tanto que
est determinado por todo lo que le pree,istió de signifcante. "s en la medida en que estos
signifcantes son los que constitu!eron aquello de lo cual él surgió un da 0incluso si es por
azar1: el deseo de sus padres. 7odo lo que sucede* al menos en el comienzo* 'a a depender de
ese lugar en sus padres que se llama el deseo* !a que se manifesta en su e,istencia del 5tro
0de este 5tro que est ah encarnado por la relación de sus padres con este 5tro como lugar
del signifcante1. "s all que el su#eto 'iene a caer; no es posible que esto no tenga una
&unción determinante sobre todo lo que 'a a sucederle.
=ecién se habló del órgano copulatorio* en tanto que &alta. >a! otras cosas que suceden en
este lugar donde el órgano &alta. >a! incluso otras cosas que se ubican e,presamente hechas
para hacer que no se note que &alta. "s lo que se llama el ob#eto . /e debe entender la
relación que ha! entre la castración ! la &unción que #uegan cierto n8mero de ob#etos. "ste
ob#eto a se manifesta* de manera decisi'a ! causal* en lo que el descubrimiento del
inconciente nos permitió ad'ertir: la di'isión del su#eto.
"ste su#eto no est simplemente en una sucesión de cadenas signifcantes* donde se
transmite de punta a punta un su#eto solo ! uni'oco. Por otra parte es imposible localizar a
este su#eto ba#o ninguno de los signifcantes de los que se trata. /e produce algo distinto de la
&unción del e&ecto de lengua#e; a saber: cierta participación del cuerpo en tanto real. /i
podemos depurar al su#eto de la ciencia* el su#eto de una cadena matemtica* como algo
simple ! uni'oco* no podemos hacerlo en el caso en que el ser hablante es un ser 'i'iente.
>e aqu lo que designa la / barrada: es el su#eto en tanto que di'ido* que est en cierta
relación al ob#eto . "ste ob#eto tiene como propiedad ser lo que hace al deseo* en tanto que
el deseo es lo soportado por la &órmula del &antasma. /i ese deseo depende del deseo del
5tro* es a partir de que ha! demanda de  min8scula al 5tro. 9o que hace el lazo del deseo*
en tanto que es &unción del su#eto 0del su#eto mismo designado como e&ecto del signifcante1*
es esto: es que el ob#eto  esta siempre demandado al 5tro.
9os hombres libres* los 'erdaderos* son precisamente los locos. )o ha! demanda de este 
pequeño; él tiene su ; por e#emplo* es lo que él llama Hsus 'oces. )osotros nos angustiamos
en la presencia del ob#eto * ! con toda razón* porque el loco es el hombre libre. "l loco es
libre; ! en este sentido* es un ser de irrealidad* una cosa absurda. Tl tiene su causa en el
bolsillo* ! es por eso que es un loco.
"so que califcamos como ob#eto e,traño* que es la 'oz* solo tiene sentido aqu por ser
soporte del signifcante.
"s crucial entonces 'ol'er a pensar* a partir del 'ocabulario de 9acan* el deseo ! la demanda*
distinguiéndolas una de otra. /e debe hablar del deseo ! de la demanda; aunque puede pasar
que se hable de eso* pero esto no tenga ning8n e&ecto en la prctica analtica* como pasaba
en la época en que 9acan da este discurso 0?BQU1.

9a ciencia solo se constitu!e por una ruptura que es &echable en los siglos* ! cu!a edad no 'a
ms all del siglo de oro* del siglo VGII. 9a ciencia nació precisamente el da en que el hombre
rompió las amarras de todo lo que puede llamarse intuición* conocimiento intuiti'o* ! donde
se remitió al puro ! simple su#eto que es introducido de entrada* inaugurado ba#o la &orma
'aca: pienso* luego so!.
 partir de ese momento nació la ciencia* correlati'a de un primer aislamiento del su#eto puro.
"se su#eto puro no e,iste en ninguna parte* e,cepto como su#eto del saber cientfco. "s un
su#eto del cual una parte esta 'elada* #ustamente la que se e,presa en la estructura del
&antasma* a saber* la que comporta otra mitad del su#eto ! su relación con el ob#eto .
>a! un precio con el cual se paga la uni'ersalización del su#eto* en tanto que es el su#eto
hablante* el hombre. "n razón de esta estructura pro&unda* los progresos de la ci'ilización
uni'ersal 'an a traducirse* no solo por cierto malestar como Freud mostró* sino por una
prctica de la que 'ern que 'a a de'enir cada 'ez ms e,tendida. "s la segregación.  los
señores nazis podramos reconocerlos como el precio de esta uni'ersalización* en la medida
en que solo resulta del progreso del su#eto de la ciencia.

L $u#lidd #u",eti% e! u! #itu$i'! de ur7e!$i #o$il El


&ro$e#o di7!'#ti$o / lo# efe$to# ter&éuti$o# del &#i$o!0li#i#
(Lom"rdi)
"l diagnostico en psicoanlisis no se plantea como clasifcación del sntoma a partir de un
saber e,terior* sino que se basa en la perspecti'a del su#eto* ! en su participación en la
producción del sntoma.
"n los centros de atención clnica* en &unción de la masi'idad de la demanda ! de las
caractersticas desub#eti'adas en que se presentan los sntomas* se suele recurrir a
instrumentos diagnósticos mediante recursos a#enos al procedimiento &reudiano* por e#emplo
el 4/% IG ! la administración del test de =orschach u otro test pro!ecti'o.
unque es de ms di&cil aplicación* la 'enta#a ma!or del diagnóstico psicoanaltico es que
permite ubicar la participación inconciente del su#eto en la creación ! sostén de su sntoma.
"sa participación es distinta en las neurosis* en las per'ersiones ! en las psicosis. E dentro de
cada una de esas categoras* en los distintos tipos de confguraciones tpicas de sntomas en
que se pueden subdi'idir esas categoras. "s esa toma de posición lo que permite orientar la
inter'ención del analista.
"l diagnostico en psicoanlisis no consiste entonces en una mera ubicación clasifcatoria* sino
en un proceso en el que el paciente cambia su actitud ante el padecer.

- 9lamamos 2/u#eto3 al e&ecto de di'isión que el lengua#e produce en el ser hablante*


entre la determinación inconciente que hace de él una marioneta alienada en un saber
que desconoce* ! la respuesta que lo separa ! le permite responsabilizarse de su
posición de su#eto.
- 26ausalidad sub#eti'a3 es la participación del su#eto en la producción ! el sostén de su
neurosis o de su psicosis.
- "l 2Proceso de diagnóstico psicoanaltico3 consiste en el traba#o por el que el analista
se ubica en el campo trans&erencial del paciente* para hacer posible desde all una
mani&estación ms ntida del /ntoma* en tanto e,presión de un saber inconciente que
concierne ! di'ide al su#eto que lo padece. "l resultado del proceso no es solamente
una etiqueta o código diagnóstico* sino una puesta en &orma del sntoma en un 'nculo
trans&erencial* que supone al menos una e,periencia del inconciente.
- 4efnimos como 2Implicación causal del su#eto3 al momento ! la operación en que el
su#eto ad'ierte que ha! una causa cu!o resultado es el sntoma* ! que esa causa le
concierne* 'islumbrando su participación en la producción de ese resultado que es el
sntoma. "s un momento marcado por la angustia* ! toma &ormas di'ersas en los
distintos tipos clnicos.
"n las neurosis &acilita un cambio de posición del su#eto respecto del sntoma
0encontramos el paradigma de esto en lo que obtiene Freud de su paciente en el
comienzo del tratamiento de sus casos 4ora ! el >ombre de las ratas1.
"n las psicosis e'idencia la negati'a radical del su#eto a corregir su posición respecto
del sntoma* al menos mientras no ha!a un cambio en el 5tro 0lo que es
minuciosamente descripto por 9acan como el rechazo o &orclusión* que est en la base
de la posición ! de los sntomas del psicótico1.
- 4efnimos como 2"&ecto terapéutico caracterstico del tratamiento psicoanaltico3 a la
trans&ormación por la que el su#eto que se presenta como paciente comienza a
responsabilizarse de su situación ! de la di'isión que* por &alta o e,ceso de
satis&acción* encuentra en su sntoma.

 7odo procedimiento analtico tiene una caracterstica &undamental que es la de subordinar


toda inter'ención al despliegue de la palabra del paciente. "sto pone en primer plano esa
cuota de miseria neurótica* que se puede añadir a la miseria com8n ! concreta de la 'ida.
9a causalidad sub#eti'a no es inabordable en los conte,tos de poblaciones de clases ba#as !
de 'ulnerabilidad social. "l proceso diagnostico que promue'e el psicoanalista es ms
difcultoso que el del 4/% IG* por basarse en coordenadas que solo pueden ubicar Hdesde el
interior de cada caso* una 'ez que la trans&erencia se ha desplegado. 4icho procedimiento
diagnostico tiende a producir distintos e&ectos: catrticos* sugesti'os* etc. /e produce el
sentimiento de ser in'itado a tomar la palabra ! ser escuchado* con lo que ello implica de
rectifcación ética ! de responsabilización a medida de las posibilidades estructurales de cada
caso.
4esde la primera entre'ista se le propone al su#eto considerar que parte le toca en la
elaboración causal del padecimiento del que se que#a* le abre también la posibilidad de
recuperar su dignidad de su#eto de un deseo reprimido* no acti'ado sino por la 'a de retorno
que es el /ntoma* pero acaso articulable de otro modo a partir de que el su#eto ad'ierte que
ha! una causa para eso* ! que esa causa no es colecti'a sino que le concierne.
"n nuestra prctica* el diagnostico psicoanaltico* aunque ms laborioso* es también ms
acertado que el del 4/% IG* porque re'ela la participación del su#eto* ! porque una 'ez
establecido se sostiene me#or* al haber reconocido ese n8cleo sintomtico que permanece
detrs de las di'ersas mascaras en que se presenta ! se trans&orma.

Si!7ulr5 &rti$ulr5 #i!7ulr L fu!$i'! del ti&o $l4!i$o e!


&#i$o!0li#i# (Lom"rdi)
9a estructura de una neurosis es algo enmarañado; no solamente es un nudo* sino que ese
nudo esta enredado. "l enredo causa ms inhibiciones de las que impone el anudamiento por
si solo 0tal 'ez no tan comple#o en su estructura1. In'ersamente* simplifcar el nudo*
desenmarañarlo* aunque no lo desate* puede permitir un margen de libertad ma!or. =educir
este nudo con&uso podra ser el ma!or benefcio de un anlisis.
9acan con#eturó que los hilos que sostienen nuestra e,istencia ! nuestro deseo pueden ser
reducidos fnalmente a unos pocos: uno de esos cordones lo llamo /imbólico* otro cordón lo
encarna lo =eal* ! un tercero fgura lo Imaginario. 6onstató* sin embargo* que no alcanza con
estos tres elementos para confgurar un nudo borromeo capaz de alo#ar al ser hablante en
tanto ser social. 4ebe de haber una Hcuarta consistencia* idea e,trada de Freud con la
necesidad ineludible del mito* de la creencia* de un padre* de la realidad religiosa 0realidad
que liga* que sal'a del desencadenamiento1* que necesitamos los seres hablantes para no
estar complemente locos desde una perspecti'a social.
 7al 'ez después de un tiempo de psicoanlisis se pueda simplifcar* ! acaso rebautizar* ese
cuarto nudo llamndolo simplemente sacrifcio sintomtico; sinthome en alg8n caso preciso*
en otros simplemente sntoma. "s un resultado ntido de algunos anlisis: el sntoma
irresoluble* incurable* imprescindible* el sntoma del anudamiento resulta ser uno* no muchos.

)o se puede tirar de la soga de lo simbólico tanto como uno quiera; a ni'el asociati'o no
somos tan libres. /i estiramos demasiado esa cuerda* por hablar de ms 0dentro o &uera de la
sesión analtica1* se produce un tironeo del nudo que duele &uertemente en alguna parte.
Keneralmente duele en alguna zona !a &recuentada por el dolor* !a erosionada desde hace
mucho tiempo* desde aquel primer encuentro con un goce que marcó un antes ! un después*
un goce seleccionado entre otros* que singulariza al ser hablante en sus coordenadas.

/i consideramos 8nicamente la /ingularidad de cada cual* eso 'iene a coincidir con el


(ni'ersal: cada uno de nosotros es /ingular. "l su#eto es de una singularidad uni'ersal* ironiza
6olette /oler; todos somos /ingulares. /aber esto* aun si es cierto* no nos aporta mucho a la
hora de ocuparnos de resol'er la maraña de la neurosis.
/er un su#eto singular por un lado coincide con lo (ni'ersal. "ntre todos los su#etos singulares
ha! algunos 0! !a entramos en lo Particular1 para los cuales la /ingularidad puede ser
e,perimentada desde otra perspecti'a* e,tremadamente sensible en la paranoia. 9a
/ingularidad tiene la 'irtud de la e,cepcionalidad* ! el de&ecto e'entual de ser cosifcante.
4ada mi singularidad* el 5tro no puede reconocerme.
ue la /ingularidad cosifque &orma parte de las coordenadas acostumbradas de la paranoia*
cu!o su#eto* en tanto e,cepcional* se siente ob#eto del 5tro que lo per#udica. "l 5tro quiere
gozar de él de un modo que el su#eto rechaza* apartndose de lo social. 9a paranoia es un
caso de /ingularidad 'i'ida como tal* realmente* por &uera del registro tranquilizador del
2para todos3.

"n el neurótico* en cambio* el sentimiento de /ingularidad no e,ige ma!ormente salir del


principio del placer: se puede ser una 'ctima (ni'ersal: como todo el mundo padecer a causa
de las &echoras de los padres ! los hermanos ma!ores* de los e,cesos del lengua#e* de la
esposa* del marido* de la empresa de telé&ono* etc.
9acan e,plica que la &unción del padre consiste en encarnar una e,cepción tal* que re'ela al
su#eto de ese lugar* de ese goce de lo que el 5tro desea oscuramente. "l padre como &unción
mtica ! lógica al mismo tiempo* ali'ia al neurótico de lo que la /ingularidad tiene de
e,cepcionalidad cosifcante para el psicótico.
9o que incomoda al neurótico no es la /ingularidad* sino la Particularidad de su /ntoma* que
lo señala como perteneciendo a cierta clase.
 7iene una importancia capital ad'ertir que la /ingularidad no es normal ni (ni'ersal* que el
/ntoma es algo su!o pero también a#eno* que le es &amiliar pero también e,tran#ero 0!a que
le ocurre a otros neuróticos que padecen la misma neurosis que él1. "l /ntoma es algo
e,traño que lo habita* ! el proceso mismo del diagnóstico psicoanaltico tiene como &unción
re'elarlo en su e,trañeza.
Por eso* para situar al /ntoma neurótico no podemos con&ormarnos con la /ingularidad del
caso* con las asociaciones peculiares* las combinaciones inéditas de la historia. 4ebemos
adems pasar por enunciados Particulares* ! debemos 'ol'er a algunas categoras &reudianas
0histeria* neurosis obsesi'a* &obia* paranoia* etc.1 que interrogan seriamente* por &uera de las
modas* lo que del /ntoma ! su historia pareca /ingular.
4ebemos situar su sntoma como tpico* como !a descripto* como reductible a alguna &orma
clsica* en la cual al su#eto le disgusta ser clasifcado. Pero no lo hacemos por el gusto de
encasillar* sino con el traba#o ! la anuencia del propio paciente* buscando su percepción
interna de la tipicidad de su padecimiento* ! a!udndolo en ello con la interpretación* que
permita aislar al /ntoma* dar mani&estaciones ms ntidas ! entonces ms elaborables.

9a Particularización del /ntoma es decisi'a en el proceso diagnostico en psicoanlisis* !a que


es condición de ubicación del padecimiento sub#eti'o para el paciente* ! también de la
posibilidad de abordarlo analticamente. "l psicoanlisis no realiza en ello ning8n a&n
clasifcatorio* ni busca una pericia de manual que &acilite la estandarización de las
inter'enciones del analista.
Por el contrario* a ese primer #uego clasifcatorio responde luego un mo'imiento in'erso que
/ingulariza realmente al analizante* por una 'a que hace a la de3!i$i'! l$!i! de lo
8ue e# S4!tom e! &#i$o!0li#i#: e# lo 8ue el #u,eto $o!o$e de #45 #i! re$o!o$er#e
e! ello .
>a! en el sntoma algo que resiste a la Particularización* ! que despunta !a en el comienzo de
un anlisis como un cuerpo e,traño que sin embargo concierne al su#eto ntimamente* por
&uera del reconocimiento !oico.
"l /ntoma es ese punto de opacidad ! de di'isión que constitu!e ! da presencia a un ser
irrepresentable para s ! también para el 5tro. "l /ntoma es la di'isión instalada en el ser
hablante* di'isión que de él hace su#eto.
Por esta 'a se llega* lógicamente* a la cuestión de si el sntoma es o no resoluble en el
anlisis: a la postre no se cura; pero su incurabilidad demostrada por el proceso analtico
otorga al ser hablante la posibilidad de arreglrselas con él. Ea no atemperado por los
benefcios secundarios de la egosintona ni de la &antasa* se puede entonces saber que el
ali'io de ese dolor no depende del 5tro sino del propio obrar. Ga de la inhibición al obrar* de la
/ingularidad fcticia a la /ingularidad en acto 0que no es solo fcción inoperante1.
Por supuesto que no todo se sublima; un resto de padecer sintomtico resta. /in embargo* en
las coordenadas conclusi'as de un anlisis* el /ntoma alcanza su f#ación singular de la que
ahora est ad'ertido* permitiéndole defnir su poltica ante lo inmodifcable. /e abren
opciones di'ersa all donde pareca no haberlas: ante lo incurable se puede adoptar una
postura cnica o amigable 02amar al /ntoma3 dice /oler1* de malestar o tolerancia* hacer de
él un uso per'erso 0lograr que sea 5tro* ! no el su#eto* al que el goce di'ide1* o una
sublimación parcial del goce.
UNIDAD -: Mome!to# de$i#i%o# de l $ur !l4ti$
So"re l i!i$i$i'! del trtmie!to (Freud)
Freud compila ac algunas reglas para la iniciación de la cura. /on conse#os* no obligaciones.
Por la di'ersidad de las presentaciones psquicas* una mecanización de la técnica es
imposible. /in embargo s establecemos una conducta promedio acorde al fn.
Primero dice que suele aceptar a los en&ermos primero por una semana o dos* para conocer el
caso ! 'er si es apto para el psicoanlisis. "ste ensa!o pre'io es !a el comienzo del anlisis* !
debe obedecer a sus reglas. /e distingue esta etapa porque uno hace hablar al paciente sin
comunicarle esclarecimientos. "l paciente solamente debe poder proseguir su relato.
 7ambién ha! una moti'ación diagnostica en este periodo de prueba. /i el paciente no es
histérico ni neurótico obsesi'o* ni para&rénico* no podremos prometerle la cura.

Freud di'ide L puntos importantes para el comienzo de la cura analtica; las estipulaciones de:
- "l tiempo: el hecho de contratar una determinada hora de sesión. 6ada paciente tiene
su cierta hora en la #ornada del analista; es su!a ! permanece destinada a él aunque no
la utilice. /i se es ms tolerante* las inasistencias se multiplican hasta el punto de
amenazar las condiciones económicas del analista.
Freud traba#aba con sus pacientes Q das a la semana* sal'o domingos ! &eriados. /i es
menos &recuente* dice que el tratamiento puede no estar acompasado con la 'ida real
del paciente.
 7ambién ha! pacientes que requieren ms de una hora de sesión* !a que pasan toda la
hora tratando de romper el hielo ! 'ol'erse comunicati'os.
9a pregunta por la duración del tratamiento es de respuesta casi imposible; se dice que
eso se ir 'iendo de acuerdo a como se presente el camino.
"l psicoanlisis requiere lapsos prolongados* de medio año o año entero. "sto s debe
ser re'elado de antemano* antes de que se decida a emprender el tratamiento.
 7ambién se debe llamar la atención sobre las difcultades ! sacrifcios de la terapia
analtica.
- "l dinero: los honorarios del analista. )o debe ser puesto como lo principal* pero
ase'eramos que en la estima del dinero participan &actores se,uales poderosos. /e
trata de la misma manera educadora la cuestión del dinero* como se lo hace con los
dems asuntos de la 'ida se,ual.
/e debe cobrar en plazos bre'es* de un mes por e#emplo. )o debe ser barato tampoco*
para que no decaiga la estima del tratamiento. dems* un tratamiento gratuito puede
desencadenar resistencias ! acrecentarlas.
"s ms ético con&esar las pretensiones personales ! necesidades reales.
- "l di'n: Freud mantiene el conse#o de hacer que el en&ermo se acueste sobre un di'n*
mientras uno se sienta detrs* de modo que el paciente no lo 'ea. "sto surgió como
parte del método hipnótico ! quedo. Pero merece ser conser'ada porque es di&cil estar
ba#o la mirada f#a de pacientes por ocho horas diarias. 9os gestos propios pueden
o&recer material a los pacientes para sus interpretaciones* o puede ser in+uido por
estos.

hora bien* "n qué punto ! con qué material comienza el tratamiento )o importa el
material con el que se empiece* con tal que se de#e al paciente mismo hacer su relato !
escoger su punto de partida.
9a re7l fu!dme!tl de la técnica psicoanaltica. /e debe &amiliarizar al paciente con ella
desde el principio. "n un aspecto esta con'ersación difere de una ordinaria: le 'an a surgir
pensamiento di'ersos que pre&erira rechazar* o cosas que cree que no 'ienen al caso* o que
no tienen importancia* o que son disparatadas; no debe ceder ante esa crtica* ha! que
decirlo a pesar de ella* ! aun #ustamente por haber registrado una repugnancia a hacerlo. "s
el 8nico principio al que debe obedecer. )unca se debe omitir algo porque le resulte
desagradable decirlo.
)o se debe esperar un relato sistemtico ni hacer nada para propiciarlo. >a! pacientes que
siempre preparan su relato* para asegurarse de apro'echar su tiempo de terapia. "so es
resistencia. 9a resistencia cumplir su cometido en el modo deliberado de esa preparación* !
lograra un escape a la comunicación.

(no mismo no debe de darle al paciente atención médica o clnica especializada que no sea la
analtica. "s me#or recurrir a colegas. 7ratamientos combinados a causa de un padecer
neurótico con &uerte apuntalamiento orgnico son casi siempre impracticables.

"n cuanto a la iniciación del tratamiento* a 'eces ha! pacientes que no dicen que no se les
ocurre nada para narrar* ! eso teniendo por delante toda su 'ida ! la historia de su
en&ermedad. )o se debe ceder* aqu ni nunca* cuando se nos pida que indiquemos un tema
para que empiecen a hablar. 4ebemos asegurar que no ha! tal posibilidad de no ocurrencia*
que eso es una resistencia al anlisis. s se logra saltear este escollo. /e busca que admita
que ha hecho a un lado ciertas cosas.
s como la primera resistencia* también los primeros sntomas o acciones casuales del
paciente merecen un interés particular* ! pueden denunciar un comple#o que gobierne su
neurosis. (na #o'en que empieza tirando del ruedo de su &alda hasta e,poner sus tobillos
re'ela lo que después descubriremos en anlisis: una tendencia e,hibicionista ! su orgullo
narcisista.
%uchos pacientes se que#an de la posición !acente en el di'n. /e les reh8sa el pedido de
estar en otra posición. Pero a 'eces lo que terminan haciendo es tirar &rases antes de
empezar la sesión* o después de que se les anuncio su término* cuando se le'antan del di'n.
4i'iden su tratamiento en un tramo ofcial* cuando se comportan inhibidos* ! un tramo
cordial* en el que hablan con libertad ! comunican toda clase de cosas. /e tomara nota de
todo esto* desgarrando el biombo que se pretende le'antar.
hora algo importante: mientras que las comunicaciones ! las ocurrencias del paciente
a+u!an sin detención* no ha! que tocar el tema de la trans&erencia. "s preciso aguardar para
este hasta que la trans&erencia ha!a de'enido resistencia.

6undo debemos empezar a hacer comunicaciones al paciente 6undo debemos empezar


a interpretar Pues bien* no antes de que se ha!a establecido en el paciente una
trans&erencia operati'a* un rapport en regla. /eg8n Freud* con le'antar un par de resistencias
del principio* ! e'itar ciertos !erros* el paciente solo llega a este establecimiento* e introduce
al analista en las imagos de aquellas personas de quienes estu'o acostumbrado a recibir
amor.
unque podamos 'islumbrar ciertas cuestiones en las primeras sesiones* sobre sus sntomas*
sus deseos retenidos* etcétera* no debemos hacerlo hasta establecida la trans&erencia. "l
e&ecto terapéutico ser en principio nulo; no debemos comunicar nunca la solución a un
sntoma ! traducción de un deseo antes que el paciente este pró,imo a ello* de suerte que
tenga que dar un corto paso para apoderarse él mismo de la solución.
l principio se pona mucho interés en obtener in&ormación de lo ol'idado del paciente
mediante cualquier medio* para después comunicrselo ! curarlo. Pero esto no generaba
ning8n cambio. Fue preciso quitar el saber del ob#eti'o* ! poner el le'antamiento de las
resistencias a saber eso reprimido como nuestra meta.
9os en&ermos saben sobre la 'i'encia reprimida en su pensar* pero a este 8ltimo le &alta la
cone,ión con aquel lugar donde se halla el recuerdo reprimido. /olo puede sobre'enir una
alteración si el proceso consciente del pensar a'anza hasta ese lugar ! 'ence ah las
resistencias de la represión.
Freud agrega que la comunicación consciente de lo reprimido no de#a de producir e&ectos: no
e,teriorizara los e&ectos deseados 0poner a término los sntomas1* sino que en principio
incitara resistencias.

"l motor ms directo de la terapia es el padecer del paciente ! el deseo de sanar.
"l tratamiento analtico mo'iliza las energas aprontadas para la trans&erencia para poder
'encer las resistencias. %ediante comunicaciones oportunas muestra al en&ermo el camino
por el que debe lle'ar esas energas. 9a trans&erencia suele bastar para disminuir el padecer*
pero es solo pro'isional* solo mientras la trans&erencia subsista. "so sera sugestión.
/olo es psicoanlisis si la trans&erencia se ha empleado para 'encer las resistencias; solo as
de#ara alguien de ser en&ermo.

A!0li#i# termi!"le e i!termi!"le (Freud)


9ibrar a un ser humano de sus sntomas neuróticos* sus inhibiciones* ! anormalidades de
carcter* es un traba#o largo. 9a pregunta es si e,iste un término natural para cada anlisis* si
en general es posible lle'ar un anlisis a un término tal.
"n la prctica es &cil decirlo. "l anlisis ha terminado cuando analista ! paciente !a no se
encuentran en la sesión de traba#o analtico. E esto ocurrir cuando estén apro,imadamente
cumplidas dos condiciones: la primera* que el paciente !a no padezca de sus sntomas* !
ha!a superado sus angustias as como sus inhibiciones; ! la segunda* que el analista #uzgue
haber hecho conciente en el en&ermo tanto de lo reprimido* ! eliminado tanto de la
resistencia* que !a no quepa temer que se repitan los procesos patológicos en cuestión. /ino
es un anlisis incompleto.
"l otro signifcado de término de un anlisis es mucho ms ambicioso. 9a pregunta es si
mediante el anlisis se podra alcanzar un ni'el de normalidad psquica absoluta* al cual
pudiera atribuirse adems la capacidad de mantenerse estable.
Freud termina diciendo que ni siquiera un tratamiento analtico e,itoso protege a una persona
de contraer luego otra neurosis* ! hasta una neurosis de la misma raz pulsional* es decir* un
retorno del antiguo padecer. 9o que s se pide a un tratamiento analtico es que su curación
sea duradera* o al menos que las nue'as a&ecciones no sean reanimaciones de la
perturbación pulsional anterior.

9a etiologa de todas las neurosis es mi,ta. /e trata de pulsiones hiperintensas* o se trata del
e&ecto de unos traumas tempranos. Por regla general* ha! una acción con#ugada de ambos
&actores* el constitucional ! el accidental. %ientras ms intenso sea el primero* tanto ms un
trauma lle'ar a la f#ación ! de#ar como secuela una perturbación del desarrollo.
9a etiologa traumtica o&rece al anlisis la oportunidad ms &a'orable. /olo en el caso del
predominio traumtico conseguir un anlisis todo aquello de que es capaz: sustituir la
decisión defciente que 'iene de la edad temprana por una tramitación correcta. /olo en un
caso as se puede hablar de anlisis terminado defniti'amente.
9a intensidad constitucional de las pulsiones* ! la alteración per#udicial del Eo 0adquirida en la
lucha de&ensi'a1* son los &actores des&a'orables para el e&ecto del anlisis ! capaces de
prolongar su duración hasta lo inconcluible.
"l planteo aqu est en los impedimentos que obstaculizan la curación analtica.

4e los tres &actores que son decisi'os para las posibilidades de la terapia analtica 0in+u#o de
traumas* intensidad constitucional de las pulsiones* ! alteración del Eo1 nos interesa solo la
intensidad de las pulsiones. "s posible tramitar de una manera duradera ! defniti'a*
mediante la terapia analtica* un con+icto de la pulsión con el Eo o una demanda pulsional
patógena dirigida al Eo "sto es imposible* ! tampoco sera deseable.
9o que ha! que describir es lo que se llama el 2domeñamiento de la pulsión3: es decir* que la
pulsión sea admitida en su totalidad dentro de la armona del Eo* ! !a no sigue su camino
propio hacia la satis&acción. 4e la intensidad pulsional depende el desenlace. /i en un su#eto
sano* por en&ermedad* agotamiento* etc* se rela#a la robustez del Eo 0que contiene el empu#e
pulsional1* todas las pulsiones domeñadas con é,ito hasta entonces 'ol'ern a presentar de
nue'o sus ttulos ! pueden aspirar a sus satis&acciones sustituti'as por caminos anormales.
4os 'eces en el desarrollo indi'idual emergen re&uerzos considerables de ciertas pulsiones:
durante la pubertad ! en la menopausia. "n nada nos sorprende que personas que antes no
eran neuróticas de'engan tales durante esas épocas. "l domeñamiento de las pulsiones* que
haba logrado cuando estas eran de menor intensidad* &racasa ahora con su re&uerzo. 9as
represiones se comportan como unos diques contra el es&uerzo de asalto de las aguas.
9o mismo que producen aquellos dos re&uerzos pulsionales* puede sobre'enir en cualquier
otra época de la 'ida por obra de in+u#os accidentales. /e llega a re&uerzos pulsionales en
'irtud de nue'os traumas* &rustraciones impuestas* in+u#os colaterales recprocos de las
pulsiones. "l resultado es en todos los casos el mismo* ! confrma el poder incontrastable del
&actor cuantitati'o en la causación de la en&ermedad.
"l anlisis hace que el Eo madurado ! &ortalecido emprenda una re'isión de estas antiguas
represiones; algunas sern liquidadas* ! otras reconocidas* pero a estas se las edifcar de
nue'o sobre un material ms sólido. "stos nue'os diques tienen una consistencia ma!or. "s
confable que no cedern tan &cil a la pleamar del acrecentamiento de las pulsiones. 9a
rectifcación del proceso represi'o originario* la cual pone término al hiperpoder del &actor
cuantitati'o* sera entonces la operación genuina de la terapia analtica.
/e sustitu!en las represiones permeables por unos dominios confables ! acordes al Eo. 9a
trasmudación se consigue* pero a menudo solo parcialmente; sectores del mecanismo antiguo
permanecen intocados por el anlisis. "l gobierno sobre lo pulsional* que curara de la
neurosis* nunca es completo al parecer.

Freud luego pasa a hablar de la lteración del Eo. 6ada persona normal lo es solo en
promedio; su Eo se apro,ima al del psicótico tal o cual sector* en grado ma!or o menor. 9a
medida entre el apro,imamiento a ese polo psicótico nos ser'ir como medida de lo que
Freud designa lteración del Eo. "stos grados de alteración son originarios o adquiridos.

9o adquirido es en las primeras épocas de la 'ida* cuando desde el primer momento el Eo


media entre el "llo ! el mundo e,terior* al ser'icio del principio del placer* ! preca'er al "llo
de los peligros del mundo e,terior. "l Eo se acostumbra* ba#o el in+u#o de la educación* a
dominar el peligro interior antes que ha!a de'enido un peligro e,terior* ! es probable que las
ms de las 'eces obre bien haciéndolo. 4urante esta lucha en dos &rentes* el Eo se 'ale de
di'ersos procedimientos para cumplir su tarea* que consiste en e'itar el peligro* la angustia*
el displacer. 9lamamos %ecanismos de de&ensa a estos procedimientos. 9a represión no es el
8nico procedimiento del que dispone el Eo para estos propósitos.
9os mecanismos de de&ensa sir'en al propósito de apartar peligros. "s incuestionable que lo
consiguen; es dudoso que el Eo* durante su desarrollo* pueda renunciar por completo a ellos*
pero es también seguro que ellos mismos pueden con'ertirse en peligros. %uchas 'eces el
resultado es que el Eo ha pagado un precio mu! alto por los ser'icios que ello le prestan. "l
gasto que se requiere para sol'entarlos* ! las limitaciones que conlle'an para el Eo* los hacen
ser unos pesados lastres para la economa psquica.
9os mecanismos de de&ensa se f#an en el interior del Eo* de'ienen unos modos regulares de
reacción del carcter* que durante toda la 'ida se repiten tan pronto como retorna una
situación parecida a la originaria. /e a&anan por conser'arse cuando ha pasado la época de la
idoneidad. "l Eo &ortalecido del adulto sigue de&endiéndose de unos peligros que !a no e,isten
en la realidad ob#eti'a. 9os mecanismos de de&ensa* mediante un debilitamiento permanente
del Eo* preparan ! &a'orecen el estallido de la neurosis.

Pero lo que importa es como la lteración del Eo a&ecta la efcacia terapéutica del anlisis. "l
analizado repite tales modos de reacción en el traba#o analtico* los muestra ante nosotros* !
es solo por esa 'a que tomamos noticia de ellos. "l empeño terapéutico siempre busca* por
un lado* el anlisis del "llo ! el hacer conciente algo de este* ! por el otro lado un anlisis del
 Eo en el que se busca corregir algo de este. )os re&erimos a los mecanismos de de&ensa de
este que emergen como resistencias al restablecimiento.
"stas resistencias pertenecen al Eo* pero son inconcientes. "l Eo se sale del pacto en que
reposa la situación analtica. 6obran preeminencia unas trans&erencias negati'as que buscan
cancelar la situación analtica ! e'itar el restablecimiento* a la curación.
l e&ecto que en el interior del Eo tiene el de&ender* podemos designarlo lteración del Eo*
siempre que por tal comprendamos la di'ergencia respecto de un Eo normal fcticio que
asegurara al traba#o analtico una alianza de fdelidad inconmo'ible. 7ratndose del
desenlace de una cura analtica* este depende de la intensidad ! la pro&undidad de arraigo de
estas resistencias de la alteración del Eo.

9uego* Freud pasa a re&erirse a que es necesario* para el é,ito de la terapia* que el analista
ha!a tomado conocimiento de sus puntos débiles en la propia personalidad. 9a peculiaridad
del analista demanda su lugar entre los &actores que in+u!en sobre las perspecti'as de la
cura analtica* ! difcultan esta tal como lo hacen las resistencias. /us propios de&ectos
estorbaran al asir de manera correcta las constelaciones del paciente ! reaccionar ante ellas
con arreglo a fnes. Por ello es que se le e,ige al analista una medida ms alta de normalidad
! de corrección anmica. )o puede pedirse que el analista sea un hombre per&ecto. /olo con el
anlisis propio lograr una cierta aptitud para ser analista. "l didacta #uzgar si se puede
admitir al candidato para su ulterior &ormación. "l aprendiz debe tener la frme con'icción del
inconciente* lo cual el didacta le otorga a partir de percepciones de s en la emergencia de lo
reprimido.
 7odo analista debera hacerse ob#eto de anlisis periódicamente; as el propio anlisis también
se con'ertira en una tarea interminable.
4e todas maneras* Freud dice que la terminación de un anlisis es un asunto prctico. (no no
se propondr como meta limitar todas las peculiaridades humanas en &a'or de una
normalidad esquemtica* ni demandara que los analizados a &ondo no registren pasiones ni
puedan desarrollar con+ictos internos de ninguna ndole. "l anlisis debe crear las condiciones
psicológicas ms &a'orables para las &unciones del Eo; con ello quedara tramitada su tarea.

Por 8ltimo* Freud dice que ha! dos temas que se destacan con particularidad* ! que dan
guerra al analista. 9os dos temas estn ligados a la di&erencia entre los se,os: la re'uelta
contra la actitud pasi'a o &emenina hacia otro hombre 0llamado también protesta masculina*
o desautorización de la &eminidad* tan caracterstico en el hombre1* ! la en'idia del pene 0el
querer alcanzar la posición del genital masculino caracterstico de la mu#er1.
 pesar de la di'ersidad de contenido* son correspondientes manifestos. lgo que es com8n
a ambos se,os ha sido comprimido* en 'irtud de la di&erencia entre los se,os* en una &orma de
e,presión u otra.
"sto ha sido comentado siempre como la postura &rente al comple#o de castración.
"n el 'arón* la aspiración a la masculinidad aparece desde el comienzo mismo ! es por entero
acorde con el Eo; la actitud pasi'a* puesto que presupone la castración* es enérgicamente
reprimida.
 7ambién en la mu#er* el querer alcanzar la masculinidad es acorde con el Eo en cierta época. 
saber* en la &ase &lica* antes del desarrollo hacia la &eminidad. Pero luego sucumbe a la
represión* de cu!o desenlace dependen los destinos de la &eminidad. 4el insaciable deseo del
pene de'endr el deseo del hi#o* ! del 'arón* portador del pene. Pero con insólita &recuencia
hallaremos que el deseo de masculinidad se ha conser'ado en lo inconciente ! despliega
desde la represión sus e&ectos perturbadores.
9o que en ambos se,os cae ba#o la represión es lo propio del se,o contrario.
/on los dos puntos de ma!or in+e,ibilidad a derribar en un traba#o analtico* el deseo
irrealizable del pene ! la postura de desprecio de la actitud pasi'a por creerla causante de la
castración. 4e all deri'an las ms &uertes resistencias trans&erenciales. "l hombre no quiere
someterse a un sustituto del padre* ! la mu#er no quiere resignar su deseo irrealizable.
9o decisi'o es que la resistencia no permite que se produzca cambio alguno* que todo
permanezca como esta.  menudo uno tiene la impresión de haber atra'esado todos los
estratos psicológicos* ! llegado* con el deseo del pene ! la protesta masculina* a la 2roca de
base3. 4i&cil es decir si con una cura analtica hemos llegado a dominar este &actor. )os
consolamos con la seguridad de haber o&recido al analizado toda la incitación posible para
ree,aminar ! 'ariar su actitud &rente a él.

Refere!$i# #o"re l re$$i'! ter&éuti$ !e7ti% (Freud)


>a! personas que se conducen mu! singularmente en el tratamiento analtico. 6uando les
damos esperanzas ! nos mostramos satis&echos de la marcha del tratamiento* se muestran
descontentas ! empeoran marcadamente. 7ales personas reaccionan en un sentido in'erso a
los progresos de la cura. 6ada una de las soluciones parciales que habra de traer consigo un
ali'io o una desaparición temporal de los sntomas* pro'oca en estos su#etos* por el contrario*
una intensifcación momentnea de la en&ermedad* ! durante el tratamiento empeoran* en
lugar de me#orar. %uestran as la llamada 2=eacción terapéutica negati'a3.
"s indudable que en estos en&ermos ha! algo que se opone a la curación* la cual es
considerada por ellos como un peligro. 4ecimos que predomina en ellos la necesidad de la
en&ermedad ! no la 'oluntad de curación.
/e trata de un &actor de orden moral* de un sentimiento de culpa* que halla su satis&acción en
la en&ermedad ! no quiere renunciar al castigo que la misma signifca. Pero este sentimiento
de culpa permanece mudo para el en&ermo. )o le dice que sea culpable* ! de este modo el
su#eto no se siente culpable* sino solo en&ermo. "ste sentimiento de culpa no se manifesta
sino como una resistencia di&cilmente reducible contra la curación.
"l sentimiento moral consciente de culpabilidad 0conciencia moral1 reposa en la tensión entre
el Eo ! el Ideal del !o* ! es la e,presión de una condena del Eo por su instancia critica. "l Ideal
de !o muestra entonces una particular se'eridad ! hace al Eo ob#eto de sus iras.
"n ciertas &ormas de neurosis obsesi'as es e,traordinariamente intenso el sentimiento de
culpa* sin que por parte del Eo e,ista nada que #ustifque tal sentimiento. "l Eo del en&ermo se
rebela entonces contra la supuesta culpabilidad ! pide au,ilio al médico para rechazar dicho
sentimiento.
"l anlisis nos re'ela luego que el /upero es in+uido por procesos que permanecen ocultos al
 Eo. 4escubrimos* en e&ecto* los impulsos que constitu!en la base del sentimiento de culpa.
"n la histeria ! en los estados de tipo histérico* el Eo se defende contra la percepción penosa
que le amenaza por parte de la crtica del /uper!ó. 4epende del Eo el que el sentimiento de
culpa permanezca inconciente. /abemos que* en general* lle'a el Eo a cabo las represiones en
pro'echo* ! al ser'icio* del /uper!ó. "n la neurosis obsesi'a predominan los &enómenos de las
&ormaciones reacti'as. "n la histeria no consigue el Eo sino mantener a distancia el material al
cual se refere el sentimiento de culpa.

9a reacción terapéutica negati'a es una de las ms gra'es resistencias del su#eto ! el m,imo
peligro para el buen resultado de nuestros propósitos. 9a satis&acción de este sentimiento
inconciente de culpa es quizs la posición ms &uerte del benefcio de la en&ermedad* o sea
de la suma de energas que se rebela contra la curación ! no quiere abandonar la
en&ermedad. 9os padecimientos que la neurosis trae consigo constitu!en precisamente el
&actor que da a esta en&ermedad un alto 'alor para la tendencia masoquista.
=esulta también mu! instructi'o comprobar que una neurosis que ha desafado todos los
es&uerzos terapéuticos puede desaparecer* contra todos los principios teóricos ! contra todo
lo que era de esperar* una 'ez que el su#eto contrae un matrimonio que lo hace desdichado*
pierde su &ortuna o contra una gra'e en&ermedad orgnica. (n padecimiento queda entonces
sustituido por otro ! 'emos que de lo que se trataba era tan solo de poder conser'ar cierta
medida de dolor.

"l sentimiento inconciente de culpa no es aceptado &cilmente por los en&ermos. )o pueden
con'encerse de que abrigan en su interior mo'imientos anlogos de los que nada perciben.
/atis&acemos en cierto modo su ob#eción renunciando al nombre de sentimiento Hinconciente
de culpa ! sustitu!éndolo por el de Hnecesidad de castigo. >emos adscrito al /uper!ó la
&unción de la conciencia moral ! hemos reconocido en la conciencia de culpa una
mani&estación de una di&erencia entre el Eo ! el /uper!ó.
"ste /uper!ó ha nacido por la intro!ección* en el Eo* de los primeros ob#etos de los impulsos
libidinosos del "llo 0el padre ! la madre1* proceso en el cual quedaron dese,ualizadas !
des'iadas de los fnes se,uales directos las relaciones del su#eto con la pare#a parental. "l
/uper!ó conser'ó as caracteres esenciales de las personas intro!ectadas: su poder* su rigor
! su inclinación a la 'igilancia ! al castigo. "l /uper!ó* o sea la conciencia moral que act8a en
él* puede mostrarse dura* cruel e implacable contra el Eo. "l imperati'o categórico de Oant es*
por tanto* el heredero directo del comple#o de "dipo.
"l comple#o de "dipo demuestra ser as* como !a lo supusimos en el punto de 'ista histórico*
la &uente de nuestra moral indi'idual. "n el curso de la e'olución in&antil* que separa
paulatinamente al su#eto de sus padres* 'a borrndose la importancia personal de los mismos
para el /uper!ó. /e agregan luego las in+uencias de los maestros del su#eto ! de las
autoridades por él admiradas* de los héroes elegidos por él como modelos.
"l acento en la continuación inconciente de la moral recae sobre el intenso sadismo del
/uper!ó* al cual se somete el Eo. "n el masoquismo el acento recae sobre el propio
masoquismo del Eo* que demanda castigo* sea por parte del /uper!ó* sea por los poderes
parentales e,ternos. "n ambos casos se trata de una relación entre el Eo ! el /uper!ó* o
poderes equi'alentes a este 8ltimo* ! de una necesidad satis&echa por el castigo ! el dolor.
Pudimos interpretar el sentimiento inconciente de culpabilidad como una necesidad de
castigo por parte de un poder mental. /abemos !a también que el deseo de ser maltratado
por el padre* tan &recuente en las &antasas* se halla mu! pró,imo al de entrar en una relación
se,ual pasi'a 0&emenina1 con él. 9a conciencia moral ! la moral han nacido por la superación
! la dese,ualización del comple#o de "dipo.
"l sadismo del /uper!ó ! el masoquismo del Eo se complementan mutuamente ! se unen
para pro'ocar las mismas consecuencias. /olo as puede comprenderse que de la represión
de las representaciones a las que la pulsión estaba adherida resulte un sentimiento de culpa*
! que la conciencia moral se haga tanto ms rgida* ! susceptible* cuanto ms ampliamente
renuncia a toda agresión contra otros.

Semi!rio 1 (Cl#e# = / ) (L$!)


Cl#e =: L $u# del de#eo
9a angustia no es sin ob#eto. "l ob#eto a se sit8a en el centro del /eminario ?R. 9a angustia es
su 8nica traducción sub#eti'a. /in embargo* el  &ue introducido años antes en la &órmula del
&antasma* como soporte del deseo* .
caso el ob#eto del deseo est por delante "ste es el espe#ismo en cuestión. "l aislamiento
de la noción de causa ha producido difcultades. "l ob#eto * en la intencionalidad del deseo*
debe concebirse como la causa del deseo. "l ob#eto est detrs del deseo.
Para entender la &unción de este ob#eto* debemos utilizar la &unción topológica. "sto nos da la
noción de un e,terior antes de cierta interiorización* que se sit8a en * antes de que el su#eto*
en el lugar del 5tro* se capte ba#o la &orma especular* la cual introduce para él la distinción
entre el Eo ! el no-Eo.
 este e,terior* lugar del ob#eto* anterior a toda interiorización* pertenece la noción de causa.
Podemos ilustrarlo con el &etiche* pues en él se de'ela la dimensión del ob#eto como causa del
deseo. ué es lo que se desea )o es el zapatito* ni el seno* ni ninguna otra cosa en la que
se encarne el &etiche. "l &etiche causa el deseo. )o es en absoluto necesario que sea ella
quien lle'e el zapatito* pues puede estar en los alrededores. Para el &etichista* es preciso que
el &etiche este ah. "l &etiche es la condición en la que se sostiene el deseo.

"n el lugar donde el hbito mental nos indica que busquemos al su#eto* all donde decimos
!o<#e* es ah donde 0en el plano del inconciente1 se sit8a . "n este plano* tu eres * el ob#eto*
! todos sabemos que es esto lo intolerable* ! no solo para el discurso.
)o es tanto el su&rimiento el otro lo que se busca en la intención sdica como su angustia. 9a
angustia del otro* su e,istencia esencial como su#eto en relación con esa angustia* he aqu lo
que el deseo sdico es un e,perto en hacer 'ibrar.

hora ha! que 'er en qué sentido 9acan dice que 4eseo ! 9e! son la misma cosa. "l deseo !
la le! son la misma cosa en el sentido de que su ob#eto les es com8n.
"l mito del "dipo &reudiano signifca que en el origen* el deseo como deseo del padre ! la le!
son una misma cosa. 9a relación de la le! con el deseo es tan estrecha que sólo la &unción de
la le! traza el camino del deseo. "l deseo* en cuanto deseo por la madre* es idéntico a la
&unción de la le!. "s en tanto que la prohbe* que la le! impone desearla* !a que la madre no
es en s el ob#eto ms deseable. /I todo se organiza en torno al deseo de la madre* si se debe
pre&erir que la mu#er sea distinta de la madre* ué signifca ello* sino que un imperati'o se
introduce en la estructura misma del deseo "l mito del "dipo signifca que el deseo del padre
es lo que hace la le!.
"l e&ecto central de esta identidad que con#uga el deseo del padre con la le! es el comple#o de
castración. Por eso la notación W φ en el lugar mismo en que  &alta.

9legamos pues a las posibilidades estructurales de la mani&estación del ob#eto  como &alta.
"n el esquema del espe#o esto se hace 'isible. "ste ob#eto  es aquella roca de la que habla
Freud* la reser'a 8ltima irreductible de la libido.
"ste  en qué lugar esta en qué ni'el podra ser reconocido =econocerse como ob#eto del
propio deseo es siempre masoquista. Pero el masoquista solo lo hace en la escena. )o
siempre estamos en la escena* aunque la escena se e,tienda mu! le#os* incluso hasta el
dominio de nuestros sueños. 6uando no estamos en la escena* cuando permanecemos ms
ac* ! tratamos de leer en el 5tro de qué 'a* no encontramos all ms que la &alta.
"l ob#eto esta* en e&ecto* 'inculado a su &alta necesaria all donde el su#eto se constitu!e en el
lugar del 5tro; ms all incluso de lo que puede aparecer en el retorno de lo reprimido. 9a
represión primaria 0no podemos decir lo incognoscible* puesto que hablamos de ello1* ah es
donde se estructura ! se sit8a el ob#eto a* el galma.
"n la medida en que se apunta a este lugar 'aco en cuanto tal* se institu!e la dimensión de
la trans&erencia. "ste lugar* circunscrito por algo que se materializa en la imagen* un borde*
una abertura* una hiancia* donde la constitución de la imagen especular muestra su lmite;
este es el lugar predilecto de la angustia.
"ste &enómeno de borde se lo encuentra en ocasiones pri'ilegiadas* en aquella 'entana que
se abre* marcando el lmite del mundo ilusorio del reconocimiento* el que 9acan llama escena.
"ste borde* este encuadre* esta hiancia* se ilustra en este esquema al menos dos 'eces: en el
borde del espe#o ! también en el signo losange 2X3. ue este es el lugar de la angustia* es
algo que se debe recordar siempre como señal de lo que debe buscarse en medio.
 7rans&erencia no es solo un &enómeno repetiti'o que reproduce una situación* una actitud* un
traumatismo antiguo. /iempre ha! otra coordenada: un amor presente en lo real. "n &unción
de este amor real se institu!e lo que es la cuestión central de la trans&erencia* la que se
plantea al el su#eto a propósito del galma* a saber* lo que le &alta 0pues es con esta &alta con
lo que ama1. "l amor es dar lo que no se tiene. "s incluso el principio del comple#o de
castración. Para tener el &alo* para poder usarlo* es preciso no serlo.

9acan pasa a hacer mención del caso de la #o'en homose,ual de Freud.


"sta mu#er es conducida a la consulta &orzadamente. 9a relación homose,ual que ella
mantena estaba al conocimiento de todos en la ciudad* con un estilo de desa&o del que Freud
se percató enseguida que constitua una pro'ocación dirigida a alguien de su &amilia* ! pronto
se 'e que se trata de su padre.
9a relación fnaliza con un encuentro: la #o'en* acompañada de su amada* se cruza con el
padre que 'a camino a su despacho; el padre le lanza una mirada cargada de irritación.
"ntonces la escena se desarrolla mu! deprisa: la persona amada* para quien esta a'entura es
una di'ersión bastante oscura* empieza a estar harta ! no quiere e,ponerse a grandes
difcultades* ! le dice a la #o'en homose,ual que la cosa !a ha durado demasiado* que de#e de
mandarle +ores ! pisarle los talones. "ntonces* la chica se arro#a inmediatamente de un
puente.
"l lugar donde se tira es un pequeño &oso donde al &ondo &uncionan los rieles de un pequeño
&errocarril que !a no &unciona. h es donde la chica se de#a caer. "ste de#arse caer es
esencial en toda puesta en relación del su#eto con lo que él es como .
)o sin razón el melancólico tiene tal propensión a arro#arse por la 'entana. "n e&ecto* la
'entana* en tanto que nos recuerda el lmite entre la escena ! el mundo* nos indica lo que
signifca tal acto. "l salto se produce en el momento mismo en que se cumple* en lo absoluto
de un su#eto* la con#unción del 4eseo ! de la 9e!.
)o basta con decir que el padre lanzó una mirada &uriosa para comprender como pudo
producirse el pasa#e al acto. 4e qué se trata 9a hi#a se haba dedicado a hacer de su
castración de mu#er lo que hace el caballero con su dama; o sea* o&recerle el sacrifcio con
prerrogati'as 'iriles* lo cual* por in'ersión de dicho sacrifcio* haca de ella el soporte de
aquello que &alta en el campo del 5tro* o sea* la garanta suprema de que la le! es
ciertamente el deseo del padre* de que se est seguro de ello* que ha! un &alo absoluto* Y.
/in duda* resentimiento ! 'ergDenza son decisi'os en la relación de esta hi#a con su padre. /u
resentimiento ! su 'enganza son esta le!* este &alo supremo* Y. Ea que &ui decepcionada por
ti* mi padre* ! que no pude ser !o tu mu#er sumisa ni tu ob#eto* ella ser mi dama* ! !o seré
quien crea ! sostiene la relación idealizada con aquello que de m misma &ue rechazado*
aquello que de mi ser de mu#er es insufciencia. 9a muchacha ha abandonado la cultura de su
narcisismo* su coquetera* su belleza* para con'ertirse en el caballero ser'idor de la dama.
 7odo esto* toda esta escena* es lo que se presenta ante la mirada del padre en aquel simple
encuentro en el puente. E esta escena* que haba conseguido el completo asentimiento del
su#eto* pierde sin embargo todo su 'alor por la desaprobación que percibe en aquella mirada.
9as dos condiciones esenciales del pasa#e al acto se cumplen en este caso: la identifcación
absoluta del su#eto con el ob#eto  al que se reduce 0eso es ciertamente lo que le sucede a la
muchacha en el momento del encuentro1; ! la con&rontación del 4eseo ! la 9e! 0aqu se trata
de la con&rontación del deseo del padre* en base al cual se constru!e toda su conducta* con la
le! que se presenti&ca en la mirada del padre; esto es lo que la hace sentirse defniti'amente
identifcada con el * ! al mismo tiempo rechazada* e,pulsada* &uera de la escena1. "s el
de#arse caer lo que realiza esto.

9as elucidaciones de Freud sobre el duelo no son sufcientes. 9le'amos luto en la medida en
que el ob#eto por el que hacemos duelo era* sin nosotros saberlo* el que se haba con'ertido
en soporte de nuestra castración. 6uando ésta nos retorna* nos 'emos como lo que somos* en
la medida en que nos 'emos esencialmente de'ueltos a esa posición de castración.

Cl#e : P#,e l $to / $ti!7 out


9acan continua hablando del ob#eto . "mpieza recordando su relación con el /u#eto ! con el
5tro. "l aislamiento de  se produce a partir del 5tro* ! es en la relación del /u#eto con el 5tro
que se constitu!e como resto. Por eso 9acan arma el esquema de la di'isión sub#eti'a* donde
el /u#eto se constitu!e en el lugar del 5tro 0el cual* in'ersamente* esta tachado* pues toda la
e,istencia del 5tro queda suspendida de una garanta que &alta1. 4e esta operación ha! un
resto que es el ob#eto .

- Pasa#e al acto: =etoma el caso de la #o'en homose,ual ! el de 4ora* para hablar de una
caracterstica estructural en la relación del su#eto con el .  esta posibilidad esencial*
que se la reencuentra a todos ni'eles* 9acan la llama el 2de#arse caer3. "ste es el
correlato esencial del Pasa#e al acto* este de#arse caer que es 'isto desde el lado del
su#eto.
/i tomamos en cuenta la &órmula del &antasma* el pasa#e al acto est del lado del
su#eto* en tanto que éste aparece borrado al m,imo por la barra. 4esde el lugar de la
escena* en su estatuto de su#eto* se precipita ! bascula &uera de la escena. "sta es la
estructura misma del pasa#e al acto.
9a #o'en homose,ual salta a un canal por donde pasa el pequeño tran'a
semisubterrneo. 4ora pasa al acto en el momento en que le tiran la &rase-trampa
torpe del /eñor O* 2%i mu#er no es nada para mi3; all pasa al acto con esa bo&etada.
"l su#eto se mue'e en dirección a e'adirse de la escena. "s lo que nos permite
reconocer el pasa#e al acto en su 'alor propio* ! distinguirlo del acting-out.
- cting out: hora pasa a e,plicar lo que indica este acting-out en la relación esencial
del ob#eto  con el 5tro. 7odo lo que es acting-out debe oponerse al pasa#e al acto. /e
debe captar la relación del acting-out con el ob#eto .
"n el caso de la #o'en homose,ual* mientras que la tentati'a de suicidio es un pasa#e al
acto* toda la a'entura con la dama de dudosa reputación* ele'ada a la &unción de
ob#eto supremo* es un acting-out.
%ientras que la bo&etada de 4ora es un pasa#e al acto* todo su comportamiento
paradó#ico con la pare#a de los O es un acting-out.
"l acting-out es esencialmente algo 0en la conducta del su#eto1 que se muestra. "l
acento demostrati'o de todo acting-out* su orientación hacia el 5tro* debe ser
destacado. "n el caso de la #o'en homose,ual Freud insiste en eso: la conducta de la
chica se e,hibe ante los o#os de todos; cuanto ms escandalosa resulta tal publicidad*
ms se acent8a su conducta. E lo que se muestra* se muestra esencialmente como
distinto de lo que es. 9o que es* nadie lo sabe.
9o que es: ella habra querido un hi#o del padre. Pero no nos podemos con&ormar con
eso* porque el hi#o en cuestión no tiene nada que 'er con una necesidad de ser madre.
"ste niño* ella quiso tenerlo ciertamente en tanto que otra cosa distinta. uera ese
niño en tanto que &alo* o sea* como sustituto de algo que cae de lleno en nuestra
dialéctica del corte ! de la &alta* del  como cada* como &altante.
"s lo que permite* tras &racasar en la realización de su deseo* realizarlo al mismo
tiempo de otra 0! de la misma1 manera. /e hace amante. "n otros términos* se e,ige
aquello que ella no tiene: el &alo; ! para mostrar que lo tiene* lo da. /e comporta
respecto a la 4ama* dice Freud* como un caballero que la sir'e* como un hombre* como
aquel que puede darle en sacrifcio lo que tiene: su &alo.
"l acting-out es esencialmente la demostración* la mostración* sin duda 'elada* pero no
'elada en s. /olo 'elada para nosotros* como su#etos del acting-out* en la medida en
que eso habla* en la medida en que eso podra hacer 'erdad.
/ino* por el contrario* es 'isible al m,imo* ! por ese mismo moti'o* en un determinado
registro* es in'isible* al mostrar su causa. 9o esencial de lo que es mostrado es aquel
resto* su cada* lo que cae en este asunto.
"ntre el su#eto* aqu 5trifcado* en su estructura de fcción* ! el 5tro 0no autentifcable;
nunca del todo autentifcable1* lo que surge es este resto* * es la libra de carne.
/e pueden tomar todos los préstamos que se quiera para tapar los agu#eros del deseo*
! ah est el #udo que sabe un montón sobre el balance de las cuentas ! que al fnal
demanda la libra de carne 0ac 9acan est citando al "l mercader de Genecia de
/haespeare1. "ste es el rasgo que siempre se encuentra en lo que es el acting-out.

"l acting-out es el esbozo de la trans&erencia. "s la trans&erencia sal'a#e 0no ha!


necesidad de anlisis para que ha!a trans&erencia1. 9a trans&erencia sin anlisis es el
acting-out.
(na de las cuestiones que se plantean sobre la organización de la trans&erencia es
saber cómo la trans&erencia sal'a#e se puede domesticar* como se hace entrar el
ele&ante sal'a#e en el cercado* como poner al caballo a dar 'ueltas en el picadero. "sta
es la &orma en la que debemos plantear el problema de la trans&erencia* al cuestionar
como actuar con ella en el acting-out.
9a cuestión es saber cómo actuar &rente al acting-out. Podemos interpretarlo*
prohibirlo* o podemos re&orzar el Eo:
o Interpretarlo: esto est condenado a tener pocos e&ectos. "l su#eto sabe
per&ectamente que lo que hace en el acting-out es para o&recerse a la
interpretación de nosotros. "sto es un calle#ón sin salida. 9o que cuenta es el
resto.
o Prohibirlo: decirle al su#eto Hnada de acting-out es algo bien di&cil.  nadie se le
ocurre prohibirlo* por otra parte.
(n acting-out se dirige al 5tro* ! si se est en un anlisis se dirige al analista. /i
él ha ocupado este lugar* tiene la responsabilidad que corresponde al lugar que
el acepto ocupar.
o =e&orzamiento !oico: 9acan dice que no 'a a detenerse en e,plicar por qué esta
tercera hipótesis tampoco sir'e con el acting-out. "s algo a lo que él siempre se
opuso: eso de conducir al su#eto a la identifcación con el Eo del analista* tal
como lo señalaba Malint en el fnal del anlisis.

- /ntoma: "l sntoma es parecido. "l acting-out es un sntoma. "l sntoma* también se
muestra como distinto de lo que es. 9o demuestra el hecho de que debe ser
interpretado. 4e todas maneras* el sntoma no puede ser interpretado directamente; se
necesita la trans&erencia* o sea* la introducción del 5tro.
)o &orma parte esencial de la naturaleza del sntoma que deba ser interpretado. )o
llama a la interpretación como lo hace el acting-out.
 7ratndose del sntoma* est claro que la interpretación es posible* pero con la
condición de que la trans&erencia este establecida. "n su naturaleza* el sntoma no es
como el acting-out* que llama a la interpretación* puesto que el sntoma no es llamada
al 5tro* no es lo que se muestra al 5tro. "l sntoma* en su naturaleza* es goce; goce
re'estido* sin duda. )o nos necesita a nosotros como el acting-out; el sntoma se basta
a s mismo.

Co!fere!$i de Gle5 del *+B11BH< (L$!)


9acan cuenta que a los pacientes trata de hacerlos entrar por la puerta* en el sentido de que
el anlisis sea un umbral; esto a partir de que ha!a para ellos una 'erdadera demanda. "sta
demanda tiene que 'er con pedir que se los desembarace de un sntoma. (n sntoma es
curable.
9acan dice que el anlisis requiere de esta demanda* la cual los &uerza a los su#etos
analizantes a hacer un es&uerzo* el cual ser hecho solo por ellos.
9acan no promete nada en cuanto a la demanda de ser desembarazado de un sntoma. )o es
seguro que hagan el es&uerzo de regularidad para salir de él. >a! siempre una apuesta a
poder lograrlo.
9acan dice que él pone el acento en la demanda. "s necesario* en e&ecto* que algo pu#e.

Re$ti3$$i'! / de#titu$i'! del #u,eto (Lom"rdi)


Freud señalo la 'enta#a de que el neurótico modifque su postura respecto de su
padecimiento* que admita alguna participación su!a en el estado de cosas del cual se
encuentra. 4etrs de los reproches dirigidos a otras personas suelen esconderse
autoreproches* sugiere Freud a 4ora. 4e la inocencia rei'indicati'a con que se presentaba
inicialmente* pasa a la con&esión de su complicidad en la actualización de los sntomas.
9acan designa como 2=ectifcación sub#eti'a3 ese 'ira#e en el que el /u#eto cambia de
perspecti'a sobre algo real ! concreto de su sntoma: su participación en el mismo.
9a posición del neurótico de todos modos no podra de#ar de ser ambigua* nunca totalmente
pasi'a* pero tampoco acti'a* de lo contrario no habra sntoma* no habra neurosis.
9o que se busca en el anlisis no es la aquiescencia del Eo* siempre engañosa* siempre
denegatoria* aun con las me#ores intenciones.
Gemos a menudo al analista* aun si se considera lacaniano* dar cachetazos interpretati'os a
su paciente tratando de con'encerlo sobre su responsabilidad en el asunto. s ha de#ado de
ser lacaniano* ha recado en el e#e imaginario que arruina el 'nculo analtico* ! el paciente no
da brazo a torcer; ! con razón* porque la rectifcación sub#eti'a no puede ser una rectifcación
a la &uerza.
)o basta entonces con que el analista sepa que algo ha de suceder en el horizonte de la
dirección de la cura* es preciso adems permitir ese tiempo que el analizante necesita para
descubrir cosas por su propia cuenta* ! para resol'erse entregar su sntoma.
6orresponde al analizante decidir 0! generalmente sin el consentimiento del Eo1 si la
inter'ención de su psicoanalista &acilita la apertura de nue'os estratos asociati'os* una luz
nue'a.
9os empeños de rectifcación a la &uerza encuentran un merecida respuesta en algunas
modalidades clnicas de la época: pacientes que desde el comienzo se niegan a entregar su
sntoma: antes que !o rectifque nada* &#ate desde que posición me haces t8 o&erta
terapéutica.
ntes de pretender rectifcar a mi paciente* pero sobre todo después de &racasar en el intento*
me pregunto si no debiera acomodar mi ore#a de otra manera.
9os pacientes de antes* los de Freud* parecan me#ores que los actuales; entregaban ms
&cilmente* si no su angustia* al menos su sntoma. Pero no debemos preguntarnos en qué
medida eso depende de la debilidad de nuestra escucha* que tal'ez resulte poco reno'adora*
poco iluminante de las co!unturas actuales de ese ser que nos consulta para hablarnos de s

/i la respuesta a la interpretación tiene el aspecto de una responsabilización rpida* ha! que


prestar atención. "l e&ecto puede haber sido ms bien un re&uerzo moral del Eo. 7al
inter'ención solamente ha propiciado un incremento de la represión. /upongamos que el Eo
diga: s* me hago cargo* ahora so! conciente de mi responsabilidad en el asunto. "l analista
no espera coherencia !oica sino todo lo contrario* asociaciones incoherentes* contradictorias*
sorprendentes* indicadoras de una apertura del inconsciente. "s di'isión en lugar de
resolución.
Por eso el primer mo'imiento del anlisis no consiste e,actamente en implicar al su#eto* sino
ms bien en quebrantar su implicación en la conducta sintomtica* en romper la egosintona
de la neurosis; no 2que se haga cargo3 entonces* sino que e,perimente ms bien lo contrario:
la a#enidad* la e,trañeza del sntoma.
Para que el sntoma salga del estado de enigma aun in&ormulado* el paso que ha! que dar no
es que se &ormule* es: que en el su#eto se esboce algo que le sugiera que “ay una causa
 para eso” . "s 8nicamente por esa 'a que la implicación del su#eto en su conducta se rompe*
! esa ruptura es el complemento necesario para que el sntoma sea abordable por nosotros.
"l primer paso en esta dirección es que el su#eto ad'ierta lo que es el sntoma: un
padecimiento opaco* un pensamiento que le ordena compulsi'amente de'ol'er L*ZR coronas.
9a dimensión de la causa se plantea como un 2[por algo ser\3* esto que me pasa es sntoma
de alguna causa* que me concierne.
9acan da una defnición de sntoma que aqu sir'e: es lo que el su#eto conoce de s* sin
reconocerse en ello.
"l acto analtico mientras tanto ha in'olucrado al su#eto ba#o sospecha de un modo curioso:
mientras dura el tratamiento* él no es del todo responsable porque est di'idido* ! la causa
de su di'isión* la causa actualizada en el anlisis* es] el analista.

9acan dice que una 'erdadera in'itación al anlisis e,ige* antes que la Re$ti3$$i'!
#u",eti% del paciente* una De#titu$i'! #u",eti%  del analista.
9acan !a haba elucidado la trans&erencia como el despliegue de la no-intersub#eti'idad. 9a
noción de /u#eto supuesto saber* con que caracteriza la trans&erencia* es ni ms ni menos
que un e&ecto del método &reudiano* ledo del siguiente modo: en ese método el signifcante
representa al su#eto para otro signifcante* ! no para otro su#eto.
Preparado por su propio anlisis* el analista ha de admitir no ser su#eto sin por ello aniquilarse
como ser hablante ni como deseante. "n tanto partenaire que promue'e el desarrollo de la
trans&erencia* acepta ser tomado como signifcante* como ob#eto* como causa* resignando la
posición de su#eto. "l analista no puede mostrarse sintomtico* al modo de una amiga
histérica que responde a su amiga histérica 02a m me pasa lo mismo3* 2en cambio a m me
pasa esto otro31.
"sta distinción* ese ser desalienado que se singulariza ! se resuel'e en cada encuentro
'erdadero con un analizante* no es algo adquirido de una 'ez ! para siempre; solo puede ser
en acto* ! como tal ha de reno'arse cada 'ez. 9o cual es éticamente deseable* !a que un
'erdadero analizante no tolerara como analista a alguien tan asentado en su posición que no
necesita !a mo'erse de all. >a de ser entonces una 4estitución producida cada 'ez en el
encuentro con tal analizante.
/u interpretación es libre de hacerla a ttulo de su#eto* de su#eto del inconciente de su lado*
pero a condición de admitir las respuestas asociati'as trans&erenciales con que su paciente
reaccione* respuestas que le recordarn: 2ahora !a no sos su#eto* so! !o el su#eto* so! !o la
e,cepción* ! si querés ser analista* sers un signifcante cualquiera* en el me#or de los casos
un ob#eto* pero no un su#eto3.
"l anlisis irrumpe precisamente cuando los pre#uicios del analista lo demoran demasiado
tiempo en una posición de su#eto* obstaculizando con ello el despliegue de la trans&erencia en
el traba#o analtico. ué pre#uicios Por e#emplo* que una chica debera admitir como ob#eto
al /eñor O que se le presente* ! que no debera interesarse tanto en otra mu#er como la
/eñora O. 9os anlisis /e mantienen durante un tiempo a condición de que el analista no
insista demasiado en interpretaciones basadas en sus pre#uicios. /on interpretaciones
coaguladas que resultan entonces para el analizante dignas de un rechazo capaz de romper el
lazo psicoanaltico.

ctualmente* los casos no siempre responden como los clsicos. 9legan pacientes de di&cil
acceso* pacientes que parecen 'enir a mostrar ms que a decir. 6ómo con'ocar en estos
casos al su#eto ué inter'ención puede &acilitar el pasa#e de la trans&erencia sal'a#e al
sntoma de trans&erencia* sntoma integrado en una suposición de saber especifcada en un
encuentro analtico en particular
6uando el paciente llega en posición de ob#eto 0! no de su#eto di'idido1* en posición de actuar
0! no de padecer1* ha! !a trans&erencia* pero trans&erencia sal'a#e.
)o ha! interpretación que la trans&erencia sal'a#e no malogre* sal'o que esa intrusión
sub#eti'a del analista* en que consiste la interpretación* permita pasar a otro plano* que es el
decisi'o: el plan plano del ser. "ste es el plano del acto analtico. "s donde el analista tiene la
chance de hacerse &uerte con su 4estitución de su#eto; es decir* de quien puede admitir lo
inadecuado de su interpretación a un su#eto que no est dispuesto a reconocer en nada la
adecuación de la inter'ención del 5tro.
"l paciente de di&cil acceso no est dispuesto a reconocer su efcacia* porque su ob#eti'o
primero* que es el de la trans&erencia sal'a#e* es lograr la destitución del 5tro como su#eto.
/olo si el partenaire se a'iene* podr ser que él pueda confrsele un poco* ! admitir entonces
ante él la e,trañeza de la pulsión que in'ade su intimidad de su#eto.

4e la sumatoria de ambos casos* el clsico ! el no clsico* se deduce que la inter'ención


preliminar al anlisis* ! lo que hace posible su sostén* es la 4estitución sub#eti'a del analista.
9o que me interesa promo'er es que en lugar de responsabilizar al su#eto prematuramente*
pongamos sobre el tapete que ha tenido de liberador la terminación de un anlisis* adems
de permitir al analizante liberarse del analista. 6reo que en este desplazamiento se #uega el
mensa#e ético ! practico del giro lacaniano del psicoanlisis* el que &unda el acto analtico
mismo en una elección.
Para in'estigar esto 8ltimo* 9acan propuso el dispositi'o del Pase* esperando a'eriguar algo
sobre las elecciones del fnal de anlisis. "s 'erdad que en el fnal del anlisis se encuentran
imposibilidades* lo incurable* el sntoma.
Pero lo que la castración ha e'idenciado como &alta de saber ! &alta de ser en el 5tro en el
fnal de un anlisis* puede redundar en una ganancia de ser en el analizado; ! cuando digo
ser* digo elección* digo e#ercicio de esa aptitud que caracteriza al ser hablante.

9a primer &orma del ser que se encuentra en el comienzo de un anlisis: es el sntoma* el ser
del su#eto 0el analizante como sub#ectum1. 9a emergencia de esta &orma del ser es el
analizante como soporte de la cura analtica.
9a 'erdadera carencia de ser re'elada por el sntoma es la irresolución* la &alta de un ser que
elige no elegir* en el estilo de un 2no toda'a3* simulando que no pierde ninguna opción*
porque tampoco apuesta. 4ecirle 2hacete cargo3 es apelar a la cobertura !oica.

9a otra &orma de ser discernida por el psicoanlisis es el 2ser en acto3* que no est en un
su#eto ni puede afrmarse de ning8n su#eto* ! por eso se realiza como 4estitución sub#eti'a.
"l analista* destitución sub#eti'a mediante* se hace causa de la di'isión 0de la irresolución del
analizante1. Pero en la cura que el analista promue'e no podra decidir él por su analizante; la
estructura del acto analtico resultara escamoteada.
9os intentos de solucionar la di'isión del analizante mediante alg8n conse#o* alguna toma de
partido entre sus partes di'ididas no puede resultar sino un fasco* como siempre que en un
psicoanlisis se reemplaza de manera sostenida su orientación propia por un procedimiento
sugesti'o.
 $ustamente porque un anlisis consiste en un método que apuesta a la libertad electi'a que
a8n queda en un marco estructural elstico* lo que esperamos como su resultado genuino es
una ganancia de ser.
"stas son las razones por las que afrmo que antes que la =ectifcación sub#eti'a del
analizante* est la 4estitución sub#eti'a del analista* cu!o acto in'ita a salir de la irresolución.

Mome!to# ele$ti%o# de l $ur &#i$o!l4ti$ de l# !euro#i#


(Lom"rdi)
"l psicoanlisis puede pensarse como una puesta en suspenso de decisiones importantes* a
fn de re'isar las coordenadas personales en que ellas se realizaran; sin embargo* el proceso
psicoanaltico pone en #uego cada 'ez lo que ha! de ele$ti%o  ! no puramente mecnico* en el
cumplimiento de la regla &undamental en que se basa su método.
>a! que distinguir* en la situación e&ecti'a del neurótico* entre lo electi'o ! los mecanismos
de la neurosis que se e#ecutan automticamente. Para ello se debe in'estigar los momentos
pre'ios a la &ormación de los sntomas* momentos que curiosamente estn siempre ligados a
una $ir$u!#t!$i e! 8ue #e trt de ele7ir * ! que pueden ser rastreados en la
elaboración clnica de cada caso.
4ichos momentos son particularmente el del 25casionamiento reciente de la neurosis3* el
momento pre'io a la constitución del sntoma en la in&ancia* la posición actual del su#eto en
relación a su sntoma 0 di%i#i'! del #u,eto e irre#olu$i'! e! lu7r de l e!tere9 morl
8ue im&li$r4 o&tr $"lme!te 1
5tra difcultad es la de ad'ertir la elección presentada como tal pero que en 'erdad no
concierne al su#eto en anlisis: supuestas elecciones 'oluntarias que se limitan al Eo* tomadas
prestadas del discurso com8n. "sto lle'a a interrogar el én&asis en el anlisis* ! no en la
sntesis !oica* en la di'isión del su#eto* ! no en sus camu+a#es adaptati'os a la e,igencias del
conte,to 0social* &amiliar* ideal o meramente &antaseado1 que acent8an la e!,e!$i'! del
de#eo / de l #ti#f$$i'! &ul#io!l5 / el di%or$io e!tre u!o / otr .
9a trans&erencia* entendida como un actuar en el marco del tratamiento* es* no solamente un
mecanismo repetiti'o* sino una toma de posición ante el partenaire que se hace con el
sntoma* en tanto analizante del deseo del 5tro puesto en #uego en su inter'ención* !
particularmente cuando esa inter'ención incide sobre alguna de las instancias electi'as
cruciales para el su#eto: trauma* &o#i$i'! defe!#i% !te lo &ul#io!l (8ue &r Freud
e# determi!!te e! l ele$$i'! de l !euro#i#)  ! el sntoma mismo en tanto real
separable de las interpretaciones con que lo atempera la &antasa.
UNIDAD H: L éti$ del &#i$o!0li#i# / l form$i'!
$l4!i$
Al7u!# !ot# di$io!le#  l i!ter&ret$i'! de lo# #ueo# e! #u
$o!,u!to: L re#&o!#"ilidd morl &or el $o!te!ido de lo#
#ueo# (Freud)
/e suele reaccionar &rente al hecho* sentido como penoso* de que el contenido desen&renado
de los sueños tan a menudo contradiga la ética del soñante. "ste problema de
responsabilidad por el contenido manifesto del sueño ha sido radicalmente desplazado* !
eliminado* por los esclarecimientos de la interpretación de los sueños. /abemos ahora que el
contenido manifesto es una apariencia &alsa* una &achada. )o merece la pena someterlo a un
e,amen ético. 6uando se habla de contenido del sueño* no puede mentarse otra cosa que el
contenido de los pensamientos preconcientes ! el de la moción de deseo reprimida*
descubiertos tras la &achada por el traba#o de interpretación.
/e proceder a someter estos sueños a la interpretación; as se hallar que algunos de ellos
no o&recieron nada chocante a la censura porque en el &ondo no intentaban nada malo. /on
alardeos inocentes* identifcaciones que quieren disimularse tras una mscara.
Pero otros* ! son la gran ma!ora* intentan realmente lo que proclaman* ! no han
e,perimentado desfguración alguna por parte de la censura. /on la e,presión de mociones
inmorales* incestuosas ! per'ersas* o de apetencias asesinas* sdicas. Frente a muchos de
ellos* el soñante reacciona con un despertar angustiado. 9a censura omitió su acti'idad* se
percató demasiado tarde ! el desarrollo de angustia es ahora el sustituto de la desfguración
ausente.

4ebemos asumir la responsabilidad por el contenido de nuestros sueños 4esde luego que
uno debe hacerse responsable por sus mociones onricas malas* dice Freud. /i el contenido
del sueño no es el en'o de un espritu e,traño* es una parte de m ser.
/i para de&enderme digo que lo desconocido* inconciente* reprimido que ha! en m no es mi
 Eo* no me sit8o en el terreno del psicoanlisis* no he aceptado sus conclusiones. Puedo llegar
a a'eriguar que eso desmentido por m no solo est en m* sino en ocasiones también
produce e&ectos desde m.
"s 'erdad que en el sentido metapsicológico esto reprimido malo no pertenece a mi Eo* sino a
un "llo sobre el que se asienta mi Eo. Pero este Eo se ha desarrollado sobre el "llo* &orma una
unidad con él* es solo una parte peri&érica de él* que ha su&rido una modifcación particular.
4e qué me ser'ira ceder a mi orgullo moral ! decretar que* con miras a las 'aloraciones
éticas* me es licito desdeñar lo malo del "llo* ! no necesito hacer a mi Eo responsable de eso
malo 9a e,periencia me muestra que* sin embargo* me hago responsable* que esto!
compelido a hacerlo de alg8n modo. "l psicoanlisis nos permitió conocer un estado
patológico* la neurosis obsesi'a* en que el pobre Eo se siente culpable de toda clase de
mociones malas de las que nada sabe. "n toda persona normal ha! un poco de esto.
sombrosamente su conciencia moral es tanto ms puntillosa cuanto ms moral sea la
persona. 9a conciencia moral misma es una &ormación reacti'a &rente a lo malo sentido en el
"llo.

I!i"i$i'!5 #4!tom / !7u#ti (Com&leme!to #o"re l !7u#ti)


(Freud)
9a ngustia tiene un inequ'oco 'nculo con la e,pectati'a: es angustia ante algo. 9le'a
adherido el carcter de indeterminación ! ausencia de ob#eto; ! hasta el uso lingDstico
correcto le cambia el miedo cuando ha!a un ob#eto* sustitu!éndolo por el de %iedo.
Peligro realista es uno del que tomamos noticia* ! angustia realista es la que sentimos &rente
a un peligro notorio de esa clase.
9a angustia neurótica lo es ante un peligro del que no tenemos noticia. Por tanto* es preciso
buscar primero el peligro neurótico; el anlisis nos ha enseñado que es un peligro pulsional.
 7an pronto como lle'amos a la conciencia este peligro desconocido para el Eo* borramos la
di&erencia entre angustia realista ! angustia neurótica.
6ul es el n8cleo* la signifcati'idad* de la situación de peligro "'identemente la apreciación
de nuestras &uerzas en comparación con su magnitud* la admisión de nuestro des'alimiento
&rente a él* des'alimiento psquico en el peligro pulsional.
9lamamos 7raumtica a una /ituación de 4es'alimiento 'i'enciada; tenemos entonces
buenas razones para di&erenciar la /ituación traumtica de la /ituación de peligro.

6onstitu!e un importante progreso en nuestra auto-preser'ación no aguardar a que


sobre'enga una de esas /ituaciones 7raumticas de 4es'alimiento* sino pre'erla* estar
esperndola. 9lamamos /ituación de peligro a aquella en que se contiene la condición de esa
e,pectati'a; en ella se da la /eñal de angustia.
nticipo ese trauma* quiero comportarme como si !a estu'iera ah* mientras es toda'a
tiempo de e,trañarse de él.
9a angustia es la reacción originaria &rente al des'alimiento en el trauma* que ms tarde es
reproducida como señal de socorro en la situación de peligro. "l Eo* que ha 'i'enciado
pasi'amente el trauma* repite ahora de manera acti'a una reproducción morigerada de este*
con la esperanza de poder guiar de manera autónoma su decurso.
9o decisi'o es el primer desplazamiento de la reacción de angustia desde su origen en la
/ituación de 4es'alimiento hasta su e,pectati'a* la /ituación de peligro.

"l Peligro realista amenaza desde un ob#eto e,terno* el Peligro neurótico desde una e,igencia
pulsional. "n la medida en que esta e,igencia pulsional es algo real* puede reconocerse
también a la angustia neurótica un &undamento real. "l Eo se defende* con au,ilio de la
reacción de angustia* del Peligro pulsional del mismo modo que del Peligro realista e,terno.
"n el ne,o con la situación traumtica* &rente a la cual no est des'alido* coinciden peligro
e,terno e interno* peligro realista ! e,igencia pulsional. /ea que el Eo 'i'encie en un caso
dolor que no cesa* en otro estasis de necesidad que no puede hallar satis&acción* la situación
económica es en ambos la misma* ! el des'alimiento motor encuentra su e,presión en el
des'alimiento psquico.

Puede! lo# le7o# e,er$er el !0li#i#J Di0lo7o# $o! u! ,ue9


im&r$il (I!trodu$$i'!5 CAP -5 CAP H) (Freud)
I!trodu$$i'!
Freud escribe este te,to a partir del dialogo con una persona* a quien busca responderle la
pregunta acerca de: Pueden los legos 0es decir* los no médicos1 e#ercer el rol de analista
/e les est permitido a los no médicos e#ercer el anlisis
"n ustria* de donde Freud era* la le! era pre'enti'a: sin esperar el resultado* prohbe al no
medico tratar en&ermos. 9os neuróticos son en&ermos* los legos son no médicos* el
psicoanlisis es un procedimiento a curar o me#or en&ermedades ner'iosas* ! todos los
tratamientos de esa ndole quedan reser'ados a los médicos; en consecuencia* no es
permitido a los legos e#ercer el anlisis en neuróticos; ! si lo hicieran* cometeran un delito.
)o obstante* surgen algunas complicaciones que la le! no considera. caso se llegue a
a'eriguar que en este caso los en&ermos no son como otros en&ermos* los legos no son
genuinamente tales* ni los médicos son e,actamente lo que ha! derecho a esperar de unos
médicos.

C&itulo -
Para la le! es curandero quien trata en&ermos sin poder acreditarse como medico mediante la
posesión de un diploma ofcial. Freud prefere otra defnición: curandero es quien emprende
un tratamiento sin poseer los conocimientos ! capacidades requeridos para ello. Masndose
en esta defnición* los médicos entregan al anlisis el ma!or contingente de curanderos. 6on
harta &recuencia e#ercen el tratamiento analtico sin haberlo aprendido ! sin entenderlo.
"l médico ha recibido en la uni'ersidad una &ormación que es casi la contraria de la que hara
&alta como preparación para el psicoanlisis. 9e han orientado la atención hacia hechos
qumicos* &sicos* anatómicos* susceptibles de comprobación ob#eti'a* de cu!a apreciación !
adecuada modifcación depende el é,ito de la acción medica.
)o se despierta el interés por los aspectos anmicos de los &enómenos 'itales; el estudio de
las operaciones mentales superiores no atañe a la medicina.
"&ecti'amente* toda ciencia es unilateral; ! debe serlo* pues se limita a determinados
contenidos* puntos de 'ista* métodos. 9a &sica no des'aloriza a la qumica* no puede
sustituirla* pero tampoco puede ser subrogada por ella. "l psicoanlisis es sin duda
sumamente unilateral* en cuanto ciencia de lo anmico inconsciente. "ntonces* no se puede
impugnar a las ciencias médicas el derecho a la unilateralidad.
"l punto de 'ista buscado solo se halla si uno pasa de la medicina cientfca al arte prctico de
curar. "l neurótico es por cierto una complicación indeseada* un moti'o de perple#idad para el
arte de curar. )i en su apreciación ni en su tratamiento contribu!en en nada los estudios
médicos. 6abe pre'er que llegar el da en que desde la biologa de los órganos ! desde la
qumica se abrirn caminos de conocimiento hacia el campo de los &enómenos neuróticos.
Pero* dice Freud* que en su época aun son estados patológicos inaccesibles desde el lado
medico.
/era admisible que la enseñanza que reciben denegara a los médicos toda orientación en el
campo de las neurosis. Pero hace ms: les instila una actitud &alsa ! dañina. 9os médicos*
cu!o interés por los &actores psquicos de la 'ida no ha despertado* estn demasiado
dispuestos a tenerlos en poco ! burlarse de ellos como algo no cientfco.

/i queremos ser #ustos* debemos admitir que la acti'idad del analista sin estudio es mas
ino&ensi'a para el en&ermo que la del ciru#ano inhbil. "l posible per#uicio se limita a que el
en&ermo &ue mo'ido a realizar un gasto in8til* ! al menoscabo o empeoramiento de sus
posibilidades de sanar.
"mpeoramientos gra'es ! duraderos del estado patológico no son de temer a raz de la
aplicación inhbil del anlisis. 9o 8nico es que el intento terapéutico inadecuado no ha
procurado nada bueno al en&ermo.

Freud coloca el acento en la e,igencia de que no pueda e#ercer el anlisis nadie que no ha!a
adquirido ttulos para ello mediante una determinada &ormación. "s accesorio si esa persona
es un medico o no.
"s el e#ercicio del anlisis una materia que deba estar sometida a la inter'ención de la
autoridad* o es ms adecuado de#arlo librado a su desarrollo natural (na superabundancia
de disposiciones ! prohibiciones per#udica a la autoridad de la le!. /i las prohibiciones lo
acompañan a uno dondequiera que 'a!a* se siente &ormalmente la tentación de
desobedecerlas. Por eso es aconse#able* si se quiere mantener el respeto por las le!es !
disposiciones* no promulgar ninguna cu!a obser'ancia o incumplimiento sean di&ciles de
'igilar.
6abria repetir aqu* respecto del e#ercicio del genuino anlisis por los legos que la le!
pretende so&ocar* mucho de lo que di#imos acerca del e#ercicio del anlisis por los médicos.
 quién se le ocurrira en ""(( o en (O prohibirlo o imponerle penalidades caso los
estamentos de ustria se sienten tan seguros del camino recto hacia la biena'enturanza que
se consideran autorizados a impedir que cada quien intente alcanzar la biena'enturanza a su
manera
"l psicoanlisis es algo tan nue'o en el mundo* la gran masa se orienta tan poco en esta
materia* la posición de la ciencia ofcial &rente a él es tan oscilante* que parece apresurado
inter'enir desde ahora en su desarrollo por medio de preceptos legales. 4ebemos de#ar que
los en&ermos mismos descubran que les resulta per#udicial buscar socorro anmico en
personas que no han aprendido como se lo presta. "sclarezcmoslos sobre ello !
pongmoslos sobre a'iso* ! nos habremos ahorrado prohibrselo.
(na poltica de inter'ención acti'a no parece sufciente como medida paralizadora e in#usta
de prohibición del e#ercicio del anlisis por los no médicos. 4ebern s f#arse las condiciones
ba#o las cuales se permite el e#ercicio de la prctica analtica a todos los que pretendan
realizarla* erigir alguna autoridad ante quien se pueda recabar in&ormación sobre que es
anlisis ! qué clase de preparación es licito e,igirle.

C&itulo H
Freud menciona el problema del diagnostico. 6uando se toma ba#o tratamiento analtico a un
en&ermo que padece de neurosis* se querr tener antes la certeza de que es apto para esa
terapia* ! se lo puede a!udar por ese camino. hora bien* solo es as cuando e&ecti'amente
tiene una neurosis.
"l distingo* diagnostico di&erencial* no siempre es &cil ni puede hacerse de primera intención
en cada &ase. E* desde luego* solo el médico puede asumir la responsabilidad de seme#ante
decisión.
Freud e,ige que un medico pre'iamente establezca el diagnostico en cada caso que se lo
requiera. 9a enorme ma!ora de las neurosis son de naturaleza psicógena e insospechables
desde el punto de 'ista patológico. (na 'ez que el médico lo ha comprobado* puede confar
tranquilo el tratamiento al analista lego. /iempre se ha procedido as en nuestras sociedades
analticas.

>a! adems un segundo caso en que el analista tiene que recurrir al conse#o del médico. "n
el curso del tratamiento analtico pueden aparecer sntomas* sobre todo corporales* acerca de
los cuales resulte dudoso si se los debe incluir en la trama de la neurosis o re&erirlos a una
en&ermedad orgnica independiente de ella.
",iste el precepto técnico de que el analista* en caso de que emer#an en el curso del
tratamiento esos sntomas mas equ'ocos* no se con&e a su #uicio propio* sino consulte a un
medico ale#ado del anlisis* aunque él mismo sea !a un medico ! siga confando en sus
conocimientos médicos.
"n primer lugar* tratamiento orgnico ! psquico no se e#ecutan buen reunidos en una sola
mano; en segundo lugar* el 'inculo de la trans&erencia puede hacer desaconse#able que el
analista e,amine corporalmente al en&ermo; ! en tercer lugar* el analista tiene todas las
razones para dudar de su imparcialidad* pues su interés se concentra de manera mu! intensa
en los &actores psquicos.
Para el en&ermo es indi&erente que el analista sea medico o no. Para él tiene una importancia
incomparablemente ma!or que el analista posea las cualidades personales que lo hagan
digno de confanza* ! que ha!a adquirido los conocimientos e intelecciones* as como las
e,periencias* que lo habilitan para cumplir su tarea.

Semi!rio H (Cl#e# **5 *;5 *+) (L$!)


Cl#e **
9acan comienza diciendo que el analista tiene que pagar con algo para sostener su &unción:
- Paga con palabras: sus interpretaciones.
- Paga con su persona: en la medida en que* por la trans&erencia* es literalmente
desposedo de ella.
- Paga con su #uicio en lo concerniente a su acción. 9a razón es que desde cierto ngulo*
el analista tiene altamente conciencia de que no puede saber que hace en
psicoanlisis. (na parte de esa acción permanece 'elada para él mismo.
"sto #ustifca el punto donde se abre la pregunta de saber cules son las consecuencias
éticas generales que entraña la relación con el inconsciente.
9o que se nos demanda es la &elicidad. "l analista se o&rece a recibir la demanda de &elicidad.
Pero nosotros estamos mu! le#os de &ormular una disciplina de la &elicidad. >a! en ristóteles
una disciplina de la &elicidad; muestra los caminos por los que piensa conducir a cualquiera
que lo siga en su problemtica; debe permitir al hombre elegir aquello que razonablemente
puede hacerlo realizarse en su bien propio.
/abe dios que oscuridades permanecen en una pretensión como 2el ad'enimiento de la
ob#etalidad genital3* !* se agrega* con sabe dios que prudencia* 2el acuerdo con la realidad3.
(na sola cosa alude a una posibilidad &eliz de satis&acción de la tendencia* la noción de
sublimación. Pero es claro que al tomar su &ormulación mas esotérica de Freud 0cuando nos la
presenta como realizada eminentemente por la acti'idad del artista1 resulta una acti'idad
que le da la posibilidad al hombre de trans&ormar sus deseos en comerciables* en 'endibles*
ba#o la &orma de productos.
9a otra &ormulación consiste en decirnos que: la sublimación es la satis&acción de la tendencia
en el cambio de su ob#eto* sin represión. "n esta defnición de sublimación como satis&acción
sin represión* ha! reconocimiento de lo siguiente: que el deseo no es ms que la metonimia
del discurso de la demanda. "sa relación propiamente metonmica de un signifcante con el
otro que llamamos deseo* no es el nue'o ob#eto* ni el ob#eto anterior* es el cambio de ob#eto
en s mismo.
Intenten preguntarse qué puede querer decir 2haber realizado su deseo3 0haberlo realizado* si
se puede decir* al fnal1. "sta intrusión de la muerte sobre la 'ida da su dinamismo a toda
pregunta cuando ella intenta preguntarse sobre el su#eto de la realización del deseo.

7iene la 'ida algo que 'er con la muerte Puede decirse que la relación con la muerte
soporta 0como la cuerda al arco1 el seno del ascenso ! descenso de la 'ida
)o se trata de esta muerte. /e trata de la segunda muerte* aquella a la cual se puede aun
apuntar cuando la muerte !a ha sido lograda.
9a tradición humana nunca de#ó de conser'ar presente esta segunda muerte* 'iendo en ella
el termino de sus su&rimientos* as como nunca de#ó de imaginar un segundo su&rimiento*
su&rimiento mas all de la muerte* indefnidamente sostenido en la posibilidad de &ranquear el
lmite de la segunda muerte.
6ómo el hombre* es decir* un ser 'i'o* puede llegar a acceder* a conocer ese instinto de
muerte* su propia relación con la muerte =espuesta: por la 'irtud del signifcante. "n el
signifcante* ! en la medida en que el su#eto articula una cadena signifcante* palpa que él
puede &altar en la cadena de lo que él es.
)o reconocerlo* no promo'erlo como siendo la articulación esencial del no-saber* no
reconocer que este es el descubrimiento del inconsciente* quiere decir que no saben lo que
hacen. )o recordar este punto &undamental acarrea la pululación que se puede constatar en
la teora analtica post&reudiana* en la que resuena una nota de desorientación que no puede
de#ar de impresionar.

"s acaso esa misma sombra* que la &orma de un cuerpo representa* es acaso esa misma
imagen la que &orma una barrera o la 5tra-cosa que esta ms all %as all no est
solamente la relación con la segunda muerte 0es decir* con el hombre en tanto que el
lengua#e le e,ige dar cuenta de lo siguiente: que no es1; esta también la libido: a saber*
aquello que* en instantes &ugaces* nos impulsa mas all de ese en&rentamiento que nos hace
ol'idar.
"l 8nico momento de goce que conoce el hombre est en el lugar mismo donde se producen
los &antasmas* que representan para nosotros la barrera misma en lo tocante al acceso a ese
goce* la barrera en la que todo es ol'idado.
"l fn de ntgona nos presenta la sustitución de una imagen sangrienta de sacrifcio que
realiza el suicidio mstico. 6iertamente* a partir de cierto momento* !a no sabemos qué pasa
en la tumba de ntgona. 7odo nos indica que lo que acaba de suceder se realiza en una crisis
de mana.

Freud* en uno de sus 8ltimos te,tos* nlisis terminable e interminable* nos dice que en
ultimo termino la aspiración del paciente se quiebra en una nostalgia irreductible en torno al
hecho de que en modo alguno podra ser el &alo ! que* por no serlo* solo podra tenerlo* en el
caso de la mu#er* con la condición de la penisneid* ! en el del hombre* de la castración.
"sto es lo que con'iene recordar en el momento en que el analista se encuentra en posición
de responder a quien le demanda la &elicidad. 9a cuestión del /oberano Mien se plantea
ancestralmente para el hombre* pero el analista sabe que esta cuestión no es una cuestión
cerrada. )o solamente lo que se le demanda* el /oberano Mien* él no lo tiene* sino que
adems sabe que no e,iste. >aber lle'ado a su término un anlisis no es ms que haber
encontrado ese lmite en el que se plantea toda la problemtica del deseo.
Para todo acceso a una realización cualquiera de s mismo* el su#eto encontrar muchos
bienes* todo el bien que él puede hacer* pero no ol'idemos lo que sabemos mu! bien: solo lo
encontrar e,tra!endo a cada instante de su querer los &alsos bienes* al agotar no solamente
la 'anidad de sus demandas* sino también la 'anidad de sus dones.
"l psicoanlisis hace girar todo el logro de la &elicidad alrededor del acto genital. 6on'iene
igualmente sacar de ello odas sus consecuencias. /in duda en este acto* en un 8nico
momento* puede alcanzar algo por lo cual un ser para otro este en el lugar de la 6osa.
9o que el su#eto conquista en el anlisis* no es solamente este acceso 0incluso* una 'ez
repetido* siempre abierto en la trans&erencia a algo de otro que da a todo lo que 'i'e su
&orma1* es su propia le! cu!o escrutinio 'erifca el su#eto. "sa le! es en primer término algo
que comenzó a articularse antes que él* en las generaciones precedentes. unque no siempre
alcance lo trgico de ntgena* no por ello de#a de ser pariente de la in&elicidad.
9o que el analista tiene para dar no es ms que su deseo* al igual que el analizado* haciendo
la sal'edad de que es un deseo ad'ertido. ué puede ser un deseo tal* el deseo del analista
principalmente Podemos decir lo que no es: no puede desear lo imposible.

Cl#e *;
Promo'er en la ordenanza del anlisis la normalización psicológica inclu!e lo que podemos
llamar una moralización racionalizante. simismo* apuntar al logro de lo que se llama el
estadio genital* la maduración de la tenencia ! el ob#eto* que dara la medida de una relación
 #usta con lo real* entraña ciertamente cierta implicación moral.
9a perspecti'a teórica ! prctica de nuestra acción debe reducirse al ideal de una
armonización psicológica 4ebemos nosotros 0con la esperanza de hacer acceder a nuestros
pacientes a la posibilidad de una &elicidad sin sombras1 pensar que puede ser total la
reducción de la antinomia que Freud mismo artculo tan poderosamente 0en "l malestar en la
cultura* cuando &ormula que la &orma ba#o la cual se inscribe concretamente la instancia
moral en el hombre* ! que es todo menos racional esa &orma que llamó super!ó* el cual es de
una economa tal que cuantos ms sacrifcios se le hacen tanto ms e,igente de'iene1
"sta amenaza* este desgarro moral en el hombre acaso nos est permitido ol'idarlo en la
doctrina ! en la prctica analtica  decir 'erdad* esto es e&ecti'amente lo que sucede. "s
gra'e* ! ms gra'e aun cuando estamos &rente al fnal concebible de un anlisis.
(n anlisis 0si debemos concebirlo plenamente terminado por alguien que luego se
encontrar en posición responsable del anlisis* es decir* el mismo analista1 debe idealmente
terminar en esta perspecti'a de con&ort de la racionalización moralizante
"s acaso sostenible reducir el é,ito del anlisis a una posición de con&ort indi'idual*
'inculada a esa &unción con toda seguridad &undada ! legitima que podemos llamar 2"l
ser'icio de los bienes3 0bienes pri'ados* bienes de la &amilia* bienes de la casa* ! también
otros bienes que nos solicitan* bienes de la pro&esión* del ofcio* de la ciudad1 >acerse el
garante de que el su#eto puede* de alg8n modo* encontrar su bien mismo en el anlisis es una
suerte de esta&a.
)o ha! ninguna razón para que nos hagamos los garantes del ensueño burgués. (n poco mas
de rigor ! de frmeza es e,igible en nuestro en&rentamiento de la condición humana. "l
mo'imiento en el que es arrastrado el mundo en que 'i'imos al promo'er hasta sus 8ltimas
consecuencias el ordenamiento uni'ersal del ser'icio de los bienes* implica una amputación*
sacrifcios; a saber* ese estilo de puritanismo en la relación con el deseo que se instauro
históricamente.
"l ordenamiento del ser'icio de los bienes en el plano uni'ersal no resuel'e sin embargo el
problema de la relación actual de cada hombre* en ese corto tiempo entre su nacimiento ! su
muerte* con su propio deseo 0no se trata de la &elicidad de las generaciones &uturas1.
9a &unción del deseo debe permanecer en una relación &undamental con la muerte. 9a
terminación del anlisis 0la que prepara para de'enir analista1 no debe en&rentar con la
realidad de la condición humana "s propiamente esto lo que Freud* hablando de la angustia*
designo como el &ondo sobre el que se produce su señal: la >i+osigeit* el desamparo* en el
que el hombre en esa relación consigo mismo que es su propia muerte* no puede esperar
a!uda de nadie.
l término del anlisis didctico* el su#eto debe alcanzar ! conocer el campo ! el ni'el de la
e,periencia del desasosiego absoluto* a ni'el del cual la angustia !a es una protección. 9a
angustia !a se despliega de#ando perflarse un peligro* mientras que no ha! peligro a ni'el de
la e,periencia 8ltima de la >i+osigeit.
"l =e! 9ear también renuncia al ser'icio de los bienes* a los deberes reales 0cree que est
hecho para ser amado* ese 'ie#o cretino* ! les entrega entonces el ser'icio de los bienes a sus
hi#as1. Pero no ha! que creer que renuncia a nada: comienza la libertad* la 'ida de festa con
cincuenta caballeros* mientras que es recibido alternati'amente por cada una de las dos
arpas a las que cre!ó poder entregar las cargas del poder.
"n el inter'alo* lo 'emos all con la sola garanta de la fdelidad* debida al pacto de honor. )o
solamente 9ear* sino todos los que en la pieza son gente de bien* son condenados a la
desgracia sin remisión por &undarse en la sola fdelidad ! en el pacto de honor. 9ear muestra
que quien a'anza en esa zona a'anzar solo ! traicionado.

"dipo nos muestra donde se detiene la zona lmite in&erior de la relación con el deseo. "n toda
e,periencia humana* esta zona siempre es arro#ada mas all de la muerte* porque el ser
humano com8n regla su conducta sobre lo que ha! que hacer para no arriesgar la otra
muerte* la que consiste simplemente en hincar el pico. 9as cuestiones del ser son siempre
de#adas para ms tarde* lo cual no quiere decir que no estén ah en el horizonte.
9o que el anlisis articula es que* en el &ondo* es ms cómodo padecer la interdicción que
e,ponerse a la castración.
ué quiere decir que el super!ó se produce en el momento en que declina el "dipo ue
nazca cuando declina el "dipo quiere decir que el su#eto incorpora su instancia. /i
incorporamos al padre para ser tan mal'ados con nosotros mismos* es quizs porque
tenemos muchos reproches que hacerle a ese padre.
"l padre real* nos dice Freud* es castrador por su presencia como e&ecti'amente necesitando
el persona#e al cual en niño est en ri'alidad con él: la madre.
"se padre real ! mtico se borra* al declinar el "dipo* tras ese que el niño descubre como el
padre imaginario* aquel que a él le hizo tanto mal. "s el padre imaginario el &undamento de la
imagen pro'idencial de 4ios. E la &unción del super!ó* en 8ltimo término* en su perspecti'a
ultima* es odio de 4ios* reproche a 4ios por haber hecho tan mal las cosas. "sta es* seg8n
9acan* la 'erdadera estructura de la articulación del comple#o de "dipo.

4igamos que el drama sucediese en el ni'el sangrante de la castración* ! que el pobre niño
inundase con su sangre el mundo entero. 7odos sabemos que esa castración est ah en el
horizonte* ! ob'iamente no se produce en ning8n lado. 9o que se e&ect8a est relacionado
con el hecho de que ese órgano* de ese signifcante* el hombre es un soporte ms 'ale
pobretón* ! que aparece ante todo ms bien pri'ado de él. qu podemos entre'er la
comunidad de su suerte con lo que e,perimenta la niña* quien se inscribe igualmente de
modo mucho ms claro en esta perspecti'a.
/e trata de ese 'uelco en que el su#eto se percata* mu! simplemente* de que su padre es un
idiota o un ladrón seg8n los casos* o simplemente un pobre tipo u ordinariamente un
'e#estorio como en el caso de Freud. Precisamente porque Freud amaba a su padre le &ue
necesario 'ol'er a darle una estatura* hasta darle esa talla de gigante de la horda primiti'a.
"sto no es lo que resuel'e las cuestiones de &ondo* no es la cuestión esencial. /i "dipo no
tiene 6omple#o de "dipo es porque en su historia no ha! padre para nada. uien le sir'ió de
padre es su padre adopti'o. E todos estamos en ese punto* porque después de todo el padre
es el que nos reconoció. "stamos &undamentalmente en el mismo punto que "dipo* aunque
no lo sepamos. "n cuanto al padre que "dipo conoció* él no es ms que el padre una 'ez
muerto.
9a 8nica &unción del padre* en nuestra articulación* es ser un mito* siempre ! 8nicamente el
)P* es decir* nada ms que el padre muerto* como Freud e,plica en 7ótem ! tab8. Pero
ob'iamente* para que esto sea desarrollado plenamente* es necesario que la a'entura
humana ha!a sido lle'ada hasta su término: que la zona en la que a'anza "dipo después de
haberse desgarrado los o#os ha!a sido e,plorada.
"l hombre hace siempre la e,periencia de su deseo por alg8n &ranqueamiento del lmite. "s
todo el sentido que $ones produce cuando habla de &nisis* ligado a ese riesgo ma!or que es
mu! simplemente no desear. "l deseo de "dipo es saber la cla'e del deseo.

Para el hombre com8n* el doble lmite 0de la muerte real arriesgada a la muerte pre&erida*
asumida* al ser para la muerte1 solo se le presenta ba#o un 'elo. "se 'elo $ones lo llama odio.
 Eace para el hombre com8n el e#ercicio de su culpa* re+e#o de su odio por el creador
0cualquiera sea este1 que lo hizo una criatura tan débil ! tan insufciente.
"stas pamplinas nada son para el héroe* para quien e&ecti'amente a'anzó en esa zona* para
"dipo que llega hasta el 'erdadero ser-para-la-muerte* considerado como el término de su
anhelo. )o ha! aqu otra cosa ms que la 'erdadera e in'isible desaparición que es la su!a.
9a entrada en esa zona est constituida para él por la renuncia a los bienes ! al poder en los
que consiste la punición* que no es tal. /i se arranca al mundo por el acto que consiste en
enceguecerse* es porque solo quien escapa a las apariencias puede llegar a la 'erdad.

4e esta topologa* que es en esta ocasión la topologa trgica* se mostró que es ilusoria* con
ese pobre 9ear que no entiende nada de ella ! que hace resonar el océano ! el mundo por
haber querido entrar en esa misma región de manera benéfca* con el acuerdo de todos. /e
nos presenta al fnal* siempre no comprendiendo nada ! teniendo* muerta en brazos* a
aquella que es el ob#eto 0ob'iamente desconocido para él1 de su amor.

Cl#e *+
9a ética consiste esencialmente en un #uicio sobre nuestra acción* en la medida en que la
acción implicada también entrañe un #uicio* incluso implcito. 9a presencia del #uicio de los dos
lados es esencial a la estructura.
/i ha! una ética del psicoanlisis es en la medida en que de alguna manera* por mnima que
sea* el anlisis aporta algo que se plantea como medida de nuestra acción.
"l psicoanlisis procede por un retorno a la acción. "sto por s solo #ustifca que estemos en la
dimensión moral. 9a hipótesis &reudiana del inconsciente supone que la acción del hombre
tiene un sentido oculto al que se puede llegar. "sta es la posición mnima que se puede tener
del anlisis.

9acan propone hacer un e,perimento tomando la perspecti'a del $uicio Final: elegir como
patrón de medida de la re'isión de la ética a la que nos lle'a el psicoanlisis* la relación de la
acción con el deseo que la habita.
Para ello 9acan se apo!a en la tragedia. 9a ética del anlisis no es una especulación que recae
sobre la ordenanza* sobre la disposición de lo que se llama el ser'icio de los bienes. Implica la
dimensión que se e,presa en lo que se llama la e,periencia trgica de la 'ida.
"n la dimensión trgica se inscriben las acciones ! se requiere que nos ubiquemos en lo
tocante a los 'alores. 7ambién se inscribe adems en la dimensión cómica; cuando habló
9acan de las &ormaciones del inconsciente* tena en el horizonte lo cómico.
9a relación de la acción con el deseo que la habita en la dimensión trgica se e#erce en el
sentido de un triun&o de la muerte. "s el carcter &undamental de toda acción trgica.
 "n la dimensión cómica* en una primera apro,imación* se trata si no del triun&o* al menos del
 #uego irrisorio de la 'isión. 9o cómico también se trata de la relación de la acción con el deseo
! de su &racaso &undamental en alcanzarlo.
9a dimensión cómica esta creada por la presencia en su centro de un signifcante oculto* pero
que en la comedia antigua* est ah en persona: el &alo. "n la comedia* lo que nos satis&ace*
nos hace rer* nos la hace apreciar en su plena dimensión humana* no es tanto el triun&o de la
'ida sino su escape* el hecho de que la 'ida se desliza* se hurta* hu!e* escapa a todas las
barreras que se le oponen* ! precisamente a las ms esenciales 0las que estn constituidas
por la instancia del signifcante1. "l &alo es un signifcante* el signifcante de esa escapada.
9o patético de esta dimensión es e,actamente lo opuesto* la contrapartida de lo trgico.
Porque sabemos reconocer me#or la naturaleza del deseo que est en el n8cleo de esta
e,periencia* una re'isión ética es posible* un #uicio ético es posible* que representa esta
pregunta con su 'alor de $uicio Final: >a usted actuado en con&ormidad con el deseo que lo
habita "sta es una pregunta que solo puede ser &ormulada con esta pureza en el conte,to
analtico.

 ese polo de deseo se opone la ética tradicional. "sto 9acan lo mostro tomando en una
tragedia el e#emplo de la anttesis del héroe trgico que es 6reonte. lrededor de este
soporte* habló del ser'icio de los bienes* que es la posición ética tradicional 0degradación del
deseo1.
9a moral de ristóteles se &unda enteramente en un orden sin duda concertado* ideal* pero
que responde sin embargo a la poltica de su tiempo* a la estructura de la ciudad. /u moral es
una moral del amo* 'inculada con un orden de los poderes.
"n lo concerniente a lo que se relaciona con el deseo* la posición del poder 0cualquiera sea*
en toda circunstancia1 siempre &ue la misma. ué proclama le#andro llegando a Persépolis
al igual que >itler llegando a Paris Poco importa el prembulo: 2>e 'enido a liberarlos de
esto o aquello3. 9o esencial es esto: 26ontin8en traba#ando. ue el traba#o no se detenga3; lo
cual quiere decir: 2ue quede bien claro que en caso alguno es una ocasión para mani&estar
el mas mnimo deseo3.
9a moral del poder* del ser'icio de los bienes* es: 2"n cuanto a los deseos* pueden ustedes
esperar sentados. ue esperen3.

)o es otra cosa sino lo imposible donde reconocemos la topologa de nuestro deseo.


hora bien* ese lugar podemos como analista reconocer que es el lugar ocupado por el deseo.
9a in'ersión que entraña nuestra e,periencia pone en su lugar* en el centro* una medida
inconmensurable* una medida infnita* que se llama deseo.
Oant pretende encontrar la prueba reno'ada de la inmortalidad del alma en el hecho de que
nada aqu aba#o podra satis&acer las e,igencias de la acción moral. "n la medida en que el
alma habr quedado con ganas le es necesaria una 'ida mas all* con el fn de que este
acuerdo inacabado pueda* en alg8n lado* encontrar su resolución.
9o que hace que pueda haber deseo humano* que ese campo e,ista* es la suposición de que
todo lo que sucede de real es contabilizado en alg8n lado. Oant pudo reducir a su pureza la
esencia del campo moral: queda que es necesario que ha!a en alg8n lado un lugar para la
contabilización. "l horizonte de la inmortalidad del alma no signifca ms que esto. )o hemos
estado sufcientemente #orobados por el deseo en esta tierra* es necesario que una parte de
la eternidad se dedique a hacer las cuentas de todo esto. "n la medida en que el su#eto se
sit8a ! se constitu!e en relación al signifcante* se produce en él esta ruptura* esa di'isión* a
ni'el de la cual se ubica la tensión del deseo.
"sto nos muestra que en el horizonte de la culpa* en la medida en que ella ocupa el campo
del deseo* estn las cadenas de la contabilidad permanente.
(na parte del mundo est orientada en el ser'icio de los bienes* rechazando todo lo que
concierne a la relación del hombre con el deseo. )adie parece darse cuenta de que al
&ormular as las cosas* no se hace ms que perpetuar la tradición eterna del poder:
26ontin8en traba#ando* ! en cuanto al deseo* esperen sentados3.
"n esa tradición* el horizonte comunista no se distingue del de 6reonte. %as que al supone
que el campo de los bienes* al ser'icio de los cuales debemos colocarnos* pueda englobar en
cierto momento todo el uni'erso. "n otros términos* esta operación solo se #ustifca si
tenemos como horizonte el "stado uni'ersal concreto. "ste no quiere decir otra cosa ms que
el suponer que las cosas cambiarn a ni'el molecular* a ni'el de la relación que constitu!e la
posición del hombre ante los bienes* en la medida en que* hasta el presente* su deseo no est
en ellos.
>asta aqu se opuso el centro deseante a el ser'icio de los bienes. hora se puede pasar al
centro de la cuestión.

9acan propone que: de la 8nica cosa de la que se puede ser culpable* al menos desde la
perspecti'a analtica* es de haber cedido en su deseo.
"sta proposición e,presa bastante bien lo que constatamos en nuestra e,periencia. quello
de lo cual el su#eto se siente e&ecti'amente culpable cuando tiene culpa es siempre* en su
raz* el haber cedido en su deseo.
 menudo cedió en su deseo por el buen moti'o o incluso el me#or. 4esde que la culpa e,iste*
se pudo percibir desde hace mucho que la cuestión del buen moti'o no de#ó a la gente
demasiado contenta.
Por eso precisamente los cristianos de la ms com8n obser'ancia nunca estn mu!
tranquilos. Pues* si ha! que hacer las cosas por el bien* en la prctica lisa ! llanamente uno
tiene que preguntarse por el bien de quien.  partir de aqu las cosas no caminan solas.
>acer las cosas en nombre del bien* ! ms aun en nombre del bien del otro* esto es lo que
est mu! le#os de ponernos al abrigo* no solo de la culpa* sino de toda suerte de catstro&es
interiores. "n particular* esto no nos pone al abrigo de las neurosis ! sus consecuencias. /i el
anlisis tiene un sentido* el deseo no es ms que lo que lo que sostiene el tema inconsciente*
la articulación propia de lo que nos hace arraigarnos en un destino particular* el cual e,ige
con insistencia que la deuda sea pagada ! 'uel'e* retorna* nos remite siempre a cierto surco.
9acan haba opuesto el héroe al hombre com8n; pero no los distingue como dos especies de
humanos* sino que en cada uno de nosotros e,iste la 'a trazada para ser un héroe !
 #ustamente la realiza como hombre com8n.

9a topologa que presenta 9acan en este seminario puede llamarse el-entre-las-dos-muertes.


=etoma* para e,plicarlo* a 6reonte ! ntgona. "s claro que el héroe* en la medida en que su
presencia en esa zona indica que algo est defnido ! liberado* arrastra a ella a su pare#a. l
fnal del cuento* 6reonte habla entonces lisa ! llanamente de s mismo como de un muerto
'i'iente* en la medida en que perdió todos sus bienes en ese asunto.  tra'és del acto
trgico* el héroe libera a su ad'ersario mismo.
"l héroe no tiene necesidad de ser heroico para ser un héroe. Filoctetes es un pobre tipo.
Partió entusiasmado de su patria hacia 7ro!a* ! ni siquiera lo quisieron para eso. 9o
abandonaron en una isla porque ola demasiado mal. Paso ?R años consumiéndose de odio* !
se de#ó embaucar como un bebe por el primer tipo que 'iene a buscarlo* )eoptólemo* un
amable #o'en. E a fn de cuentas ir a las orillas de 7ro!a* porque >ércules* aparece para
proponerle la solución a todos sus males.
ué hace que Filoctetes sea un héroe )ada ms que lo siguiente: que adhiere
encarnizadamente a su odio hasta el fnal* hasta que aparece >ércules. "sto nos descubre no
solo que es traicionado ! que esta desengañado acerca del hecho de que es traicionado* sino
también que es impunemente traicionado. "sto nos es subra!ado en la pieza por el hecho de
que )eoptóleno* lleno de remordimientos por haber traicionado al héroe. 9e de'uel'e ese
arco que desempeña un papel tan esencial en la dimensión trgica de la pieza.
9o que 9acan llama ceder en su deseo se acompaña siempre* en el destino del su#eto* de
alguna traición. 5 el su#eto traiciona su 'a* se traiciona a s mismo* o tolera que alguien con
quien se consagro ms o menos a algo ha!a traicionado su e,pectati'a* no ha!a hecho
respecto de él lo que entrañaba el pacto 0el pacto cualquiera sea este1.
lgo se #uega alrededor de la traición cuando se la tolera* cuando* impulsado por la idea del
bien* se cede al punto de reducir sus propias pretensiones ! decirse: pues bien* !a que es as
renunciemos a nuestra perspecti'a* ninguno de los dos* pero sin duda tampoco !o* 'ale ms*
'ol'amos a entrar en la 'a ordinaria. h pueden estar seguros de que se encuentra la
estructura que se llama 2ceder en su deseo3.

)o es este un hecho de e,periencia que nos muestra que el psicoanlisis es capaz de
proporcionarnos una br8#ula efcaz en el campo de la dirección ética
9acan articula C proposiciones:
- 9a 8nica cosa de la que se puede ser culpable es de haber cedido en su deseo
- 9a defnición de héroe es la de ser aquel que puede ser impunemente traicionado.
- 9a di&erencia entre el hombre com8n ! el héroe* es que para el primero la traición* que
se produce casi siempre* tiene como e&ecto el arro#arlo defniti'amente al ser'icio de
los bienes.
- l campo de los bienes no se trata de negarlo* pero in'irtiendo la perspecti'a se
propone: no ha! otro bien mas que el que puede ser'ir para pagar el precio de acceso
al deseo 0en la medida en que el deseo lo hemos defnido como la metonimia de
nuestro ser1. "l arro!uelo donde se sit8a el deseo no es solamente la modulación de la
cadena signifcante* sino lo que corre por deba#o de ella* que es lo que somos !
también lo que no somos.

9o que del bien es sacrifcado por el deseo 0! esto quiere decir lo mismo que lo que el deseo
es perdido por el bien1* esa libra de carne* es #ustamente lo que la religión trans&orma en su
ofcio ! se dedica a recuperar. "s el 8nico rasgo com8n a todas las religiones* se e,tiende a
toda la religión* a todo el sentido religioso.
9o que es la carne o&recida a 4ios en el altar en el ofcio religioso* el sacrifcio animal u otro*
se la manda la gente de la comunidad religiosa* ! en general el sacerdote mu! simplemente
0es decir* que se la comen1.

"l acceso al deseo necesita &ranquear* no solo todo temor* sino toda compasión* que la 'oz
del héroe no tiemble ante nada ! mu! especialmente ante el bien del otro.
/e puede incluso presentir que si no se tienen claras las cuentas con su deseo* es porque no
se pudo hacer nada me#or* pues no es una 'a en la que se pueda a'anzar sin pagar nada.
"l espectador es desengañado acerca de lo siguiente: que incluso para quien a'anza hasta el
e,tremo de su deseo* todo no es color de rosas.

9os programas que se diseñan como debiendo ser los de las ciencias humanas no tienen otra
&unción ms que estar al ser'icio de los bienes* de los poderes* ms o menos inestables.
 lo largo de este periodo histórico* el deseo del hombre largamente sondeado* anestesiado*
adormecido por los moralistas* domesticado por los educadores* traicionado por las
academias* se re&ugió* se reprimió en la pasión ms sutil ! también la ms ciega 0como nos
muestra la historia de "dipo1: la pasión del saber.
(no de los rasgos ms entretenidos de la historia de las ciencias es la propaganda que los
cientfcos ! los alquimistas hicieron antes los poderes* diciéndoles: dennos dinero; ustedes no
se dan cuenta* si nos dan un poco de dinero* cuantas maquinas* cuantas cosas ! maquinas
pondramos a 'uestro ser'icio.
9a organización uni'ersal tiene que en&rentar el problema de saber que har con esa ciencia
en la que se despliega manifestamente algo cu!a naturaleza le escapa. 9a ciencia* que ocupa
el lugar del deseo* solo puede ser una ciencia del deseo ba#o la &orma de un &ormidable punto
de interrogación. "n otros términos* la ciencia es animada por alg8n misterioso deseo* pero
ella* al igual que el inconsciente* tampoco sabe que quiere decir ese deseo.

El ,ui$io 4!timo del !li#t (Lom"rdi)


"n su te,to 29a dirección de la cura ! los principios de su poder3* 9acan discierne tres ni'eles
en la acción del analista: a1 /u tctica de la interpretación; b1 /u estrategia en el mane#o de la
trans&erencia; c1 /u poltica del ser en una acción sostenida en el deseo.
"l anlisis de 9acan se apo!a en la di&erencia de lo que paga el analista en cada uno de esos
ni'eles:
- Paga con palabras: en la interpretación.
- Paga con su persona: en la trans&erencia.
- Paga con su $uicio Intimo: en el plano del ser.
/e ha dicho mu! poco sobre este 8ltimo. 4ebemos saber a qué se refere con pagar con el
 $uicio Intimo* ! de qué modo incide en el proceso analtico la difcultad del analista para
e&ectuar ese pago.
"l analista ha de pagar con su #uicio teleológico 0#uicio en cuanto al fn de las cosas1 sobre el
acto que sustenta* por desconocer el fn del proceso que su acto promue'e* en las di&erentes
acepciones del termino fn: hacia donde* hasta cuando* el bien a obtener. "l acto del analista
es esencialmente el de autorizar el despliegue de un saber inconciente al que él no tiene
acceso sino en segundo término* siguiendo el discurso del analizante; su misión consiste
entonces en causar el traba#o analtico* pero sin saber bien hacia donde lle'a. (na parte del
sentido de su acción se le escapa por la estructura misma de su acto.
Para lle'ar su acción al corazón del ser* el analista debe suspender su $uicio Intimo* debe
admitir desconocer las consecuencias del proceso que ha puesto en marcha* ! lo que sigue a
esas consecuencias* donde el #uicio que realmente importa es el del analizado. "s el
analizante quien elige los caminos 0regla &undamental del psicoanlisis1 ! quien tiene la
8ltima palabra.
unque la idea parece sencilla* implica el ms alto costo sostenerlo en la prctica. 9a
'erdadera dimensión de la cura se apo!a en que todo ese saber que él atesora est destinado
a ser descartado* la cura solo se resuel'e si todo eso caduca.
9a perspecti'a desde la que 9acan &unda su "scuela implica poner al analista en el banquillo
para dar cuenta de su obrar especifco* que inclu!e la ignorancia sobre las consecuencias de
su deseo de analista.

"l acto del analista es una respuesta meramente incoati'a* de puesta en marcha ! de
incitación de un proceso cu!o destino se desconoce.
"n primer lugar ubiquemos este no saber hacia dónde* ni hasta cuando* por el que el analista
paga con su #uicio teleológico; ese no saber se remedia siguiendo el deseo a la letra. "s un no
saber inherente al acto de permitir emerger un su#eto incalculable.
5l'idar la e,istencia de ese acto en que se &unda el psicoanlisis* desconociendo que el ser
del analista ! su presencia son posibles #ustamente porque ese ser no est representado en el
signifcante. "n este ol'ido* este desconocimiento* es lo que la "scuela de 9acan busca
remediar. "l analista sostiene su posición en esa destitución sub#eti'a que lo de'uel'e a ser la
cosa silente que causa el decir del anlisis.

"l analizante* parado#a en acto que interroga las respuestas del analista* es en s mismo un
primer guardin de que el deseo del analista se renue'e en una destitución sub#eti'a* que el
analista no se mantenga en la posición f#a* en la satis&acción boba del saber !a sabido.
"l dispositi'o de control o super'isión est indicado particularmente en aquellos casos en que
el su#eto es superado por su acto* ! usualmente no tanto porque ese acto resulte inefcaz*
sino porque no se ad'ierte o no se tolera su efcacia. 9a &uerza del dispositi'o &reudiano es tal
que casi cualquier inter'ención del analista despierta reacciones asociati'as* sintomticas*
trans&erenciales* cu!a aprehensión clnica escapa al analista* tal 'ez porque el analista
encuentra all algo que no puede soportar en tanto su#eto. "sas asociaciones* esas respuestas
trans&erenciales e,igen de él esos pagos que cuesta e&ectuar.
9a ética del psicoanlisis 'a en contra de la canallera normal del terapeuta* del sanador* del
cura* canallera en saber manipular el inconciente del su#eto* saber hacia dónde dirigirlo.
4esde esta perspecti'a* la sugestión es un caso de canallera.

",isten polticas tpicas del analizante en relación al #uicio del analista. /e pueden constatar
di&erencia entre esos tipos clnicos lacanianos que son la )eurosis* la Psicosis ! la Per'ersión:
- nalizante neurótico: el neurótico quiere ser reconocido como culpable. "se
reconocimiento tal 'ez lo ali'iara* argumenta* pero no corresponde al analista
otorgarle tal reconocimiento. 7ampoco le corresponde absol'erlo. "l analista que quiere
desculpabilizar al analizado se e,pone al reproche de &allar en su misión.
9a poltica neurótica de solicitud o espera del #uicio aprobatorio o condenatorio del 5tro
defne la posición ! la trampa &undamental de la neurosis. "n lugar del 5tro del deseo*
el neurótico se asigna un 5tro que lo en#uicia* ! resigna su deseo ! su ética en pos de
ese #uicio a#eno. "l #uicio del analista es buscado* es esperado* es solicitado.
"l super!ó* esa instancia moral contraria a la responsabilidad ! la integridad ética* que
alienta la culpabilidad* en la neurosis toma la &orma del #uicio implcito* supuesto o
esperado en el 5tro.
9a poltica neurótica consiste* en resumidas cuentas* en sostener el ser en tanto su#eto
marcado por esa tachadura que se manifesta como di'isión en el sntoma.
%ezcla de obediencia ! rebelda interior* la neurosis aporta el ms alto porcenta#e al
rebaño de quienes renuncian al deseo. "l neurótico &ue el primero* el buen paciente* el
que ms dócilmente responde con asociaciones; pero no por eso es necesariamente el
que llega ms le#os en el anlisis* ni ms decididamente accede al deseo del analista.
- nalizante per'erso: el per'erso za&a de su di'isión sub#eti'a* es decir de su sntoma*
buscando ! muchas 'eces logrando producir el e&ecto de di'isión sub#eti'a en el 5tro*
ahora psicoanalista. "n sus realizaciones de &antasa* ! también en su 'ida cotidiana*
suele 'alerse de esa maniobra &undamental para 2curarse3 de su sntoma.
 Ea en el relato de su &antasa* el per'erso inicia el pasa#e al acto* trans&ormando el
consultorio analtico en escenario de una &antasa que di'ide al partenaire que no est
en regla con sus deseos. 4i'idirse* angustiarse* eso puede ocurrir al analista* ! el
per'erso se es&uerza en producirlo. Pero el analista ha de saber que la di'isión
sub#eti'a ! la angustia deben ser restituidas al analizante* que su deseo ! su acto de
analista se realizan en cambio en la destitución.
9e#os entonces de buscar la aprobación del 5tro* el per'erso en e#ercicio de su &antasa
consigue a 'eces desquiciarlo* lo cual a los fnes analticos no es de ninguna utilidad]
sino como oportunidad de una maniobra de la trans&erencia que permita relanzar el
anlisis.
9o decisi'o es que la inter'ención del analista se po!e en un deseo e#ercido desde la
destitución sub#eti'a que le es requerida para constituirse en partenaire* no de la
&antasa* sino del sntoma analizante.
 E en cuanto al #uicio teleológico* si el analista propicia la regla &undamental también en
este caso* es porque est seguro de que su accionar 'a en el sentido de liberar también
al analizante per'erso de las restricciones de la &antasa* que limitan su libertad* que
inhiben sus posibilidades sociales ! sublimatorias.
9a consulta del per'erso se produce cuando el su#eto ha sido atrado por un deseo ms
&uerte que el que se satis&ace en sus per&ormances de &antasa* cuando se ha di'idido o
se ha angustiado. 9a sublimación* por e#emplo* supone salir del escenario de la
&antasa* e,ige un plus que no se satis&ace en ese marco f#o ! restricto.
Muena parte de la enseñanza de 9acan est destinada a liberar a los analistas del
pre#uicio de que el per'erso es malo* que el psicótico es loco* ! que el psicoanlisis es
solo para los neuróticos buenos pacientes.
"l empleo del diagnóstico en psicoanlisis no es con fnes de #uicio moral ni de etiqueta
que estigmatiza. )o ha de emplearse para segregar* sino para alo#ar me#or a distintos
tipos de analizantes* ! no solo a los que responden dócilmente a la interpretación.

- nalizante psicótico: el psicótico no pide ser en#uiciado* él mismo !a lo hizo* ! se #uzgó


rpidamente inocente si es paranoico 0la culpa es del 5tro1* radicalmente culpable si es
paranoico* ! radicalmente ambas cosas si es esquizo&rénico 0no de un modo di'idido*
dubitati'o* sino disociado1.
"n principio* el psicótico sostiene su deseo de e,istir &uera del lazo social. Incluso el
esquizo&rénico que relata sus realidades contradictorias e in'erosmiles* no es tonto* no
es demente; es lógico* es irónico* sabe que el e&ecto que produce en el 5tro es de
di'isión* ! si en algunos casos insiste sorprendentemente en 'ol'er al anlisis es
porque apuesta a que el 5tro lo escuche incluso en las condiciones que propone su
e,traña posición en el ser.
"l psicótico es abordable como su#eto solo cuando ha! trans&erencia* cuando todas las
posiciones sub#eti'as le estn reser'adas en ese momento de la entre'ista en que la
&unción de la palabra bascula hacia la presencia del o!ente* cuando queda claro que si
ha! trans&erencia no ha! intersub#eti'idad. "l analizante psicótico es el que e,ige ms
radicalmente la deposición de la persona del analista.
Pero también es el analizante que ms radicalmente e,ige al analista pagar con su
 $uicio Intimo. ",ige ese pago con absoluta 'ehemencia* ! solo lo acepta al analista
cuando este admite: testimonios in'erosmiles* que el propio psicótico sabe
inconcebibles desde una realidad compartida; usos neológicos del lengua#e ! otros
procedimientos desestructurantes del lazo social. 6omo des-enlace por &uera de todo
código social* semntico o sintctico compartido.
In'itar ese decir &uera de discurso al anlisis* #i!tomti9r l #u,eto de l &#i$o#i# *
e,ige pre'iamente entrar en una complicidad en el plano del ser que comienza por el
pago de todo #uicio de realidad. 9acan señalo que el me#or modo de entrar en un lazo
social es pre'iamente salir de 'eras. /olo si el analista admite salir de la realidad
compartida del discurso com8n podr 'ol'er al discurso analtico acompañado por el
loco* que es el hombre libre.
Para concluir señalemos que la difcultad del analista en pagar con su $uicio Intimo suele ser el
desencadenante de la terminación de los anlisis. "l $uicio Intimo* esa instancia ética pró,ima
al n8cleo del ser* no podra ser totalmente ignorado ni siquiera por el neurótico.
Kustos* pre#uicios inconcientes* 'acilaciones sintomticas* e,pectati'as terapéuticas o
didcticas respecto del fn ! de las fnalidades de la cura* aunque el analista las reser'e para
s* de todos modos pueden ser ad'ertidos por el inconsciente analizante a lo largo de la cura.
"n psicoanlisis lo ntimo suele resultar é,timo* lo que se disimula se comunica entre lneas*
lo que se calla se repite aunque mas no sea por omisión.

El $o!trol Cu0l di#$ur#oJ (Soler)


"l control es sin reglas* mientras que el procedimiento analtico tiene un e#e. "n ?BUR* con el
desarrollo de los discursos* el discurso analtico 0que es un orden1 es la &orma de 9acan de
reescribir el e#e del procedimiento &reudiano con sus matemas de estructura. "s porque esta
este e#e que se puede hablar que los post&reudianos se des'iaron del mismo* ! as
plantearnos la cuestión de saber si se est all o no* en el discurso analtico.
)ada como eso ha! en el control. )inguna regla en lo concerniente a la palabra del
controlante* que puede querer hablar de sus pacientes como casos* uno o 'arios* de lo que
hace o no* de lo que debera hacer o no* de lo que eso le hace a él* etc. "n el control se Hhabla
de* mientras que en el anlisis la regla es hablar* intransiti'amente.
)inguna regla tampoco para las inter'enciones del controlador. "sta ausencia de regla e,plica
la abundancia de términos que han sido producidos en el curso de la historia para designar el
control: anlisis de control* super'isión* cuarto analista.
ué es un control 'erdaderamente 2analtico3 "s una cuestión crucial para la comunidad
analtica cuando se quiere dar el estatuto de "scuela. Por qué es necesario el control >ace
&alta que se imponga para que ha!a también un acuerdo unnime sobre este punto.

/e plantea la pregunta de saber si un control tiene 'alor analtico porque se sabe que este
puede no tenerlo* incluso tenerlo a contrario.
9e era posible al controlador el operar como amo* mentor* el que dirige* ! sostiene.
Puede también operar como pro&esor que pone el saber en el lugar dominante* que e,plica el
caso* incluso que prepara la pró,ima e,posición del controlante.
" igualmente como la histérica que estimula al otro* controlndose* para hacerle traba#ar.
9o puede como analista propiamente hablando "sto plantea la cuestión del lugar de la
interpretación en el control* porque pasa que el controlador interpreta al su#eto controlante.
/in embargo* en este caso esto conduce a la salida del control ! a un retorno al anlisis.

/oler propone una primera &órmula* elemental: un control tiene 'alor analtico si a!uda al
controlante a poner el acto en posición de agente. 7iene 'alor analtico si este permite al
deseo del analista operar. 6uando el control no pone obstculo al acto* cuando no impide al
analista en control autorizarse de él mismo en los anlisis que dirige* podemos decir que tiene
'alor analtico. )o hacer obstculo al acto que se autoriza por s mismo.

Poner el acto en posición de agente quiere decir que el analista no obra a partir del saber; en
el acto* él no es para nada sabio. 2Para nada sabio3 no es una de&ensa para el analista
e,tra'iado. >a! un saber del analista que le sir'e para la prctica. Pero lo que tiene que saber
es que ha! un saber inconciente para re'elar 0tener la certeza o creencia en el inconciente1.
9o sabe porque lo e,perimento en su cura.
>aberlo e,perimentado es saber al mismo tiempo el di'orcio estructural entre acto ! clculo
sobre el saber inconciente. "l acto sobre pasa al su#eto. 9a estructura del acto anula el clculo
de estrategia. 9a estrategia en cuestión es en primer lugar la de la trans&erencia del paciente.
"ntonces* la estrategia del analista consiste* para todos los casos* en colocarse en la
estrategia de la trans&erencia analizante. "sencialmente consiste en no resistir* en soportar*
en de#arse caer* de#arse ser el ob#eto singular que anima la trans&erencia de tal o cual
analizante. "sto resulta ms de una pasi'ización que de un clculo.
9acan marca la ob#eción al clculo de estrategia del analista cuando e'oca lo que es el punto
de orientación de toda cura* diciendo: 2el punto en cual toda estrategia 'acila3. "l inconciente
desa&a a la estrategia. "n toda la enseñanza de 9acan no ha! nada que pueda e'ocar un
clculo cualquiera del acto en un anlisis particular* ! a pesar de todas sus elaboraciones
para construir la estructura del acto. 2"l analista en su acto no piensa3: quiere decir que él no
calcula su estrategia en la cura.

hora 'ol'amos a la pregunta de lo que puede ser un control que tiene 'alor analtico. nimar
el clculo de estrategia* incluso dar el modelo* engaña de#ando creer que ha! unos buenos
botones sobre los cuales apo!arse. "ntonces* el primer ob#eti'o de un control es: no buscar
sacar al controlante del punto cero del saber* que hace el =ubicón del cto.
"s una 2ignorancia sabia3 por supuesto* &undada* no sobre la ausencia de saber* sino sobre
una percepción del saber inconciente como irreductiblemente re&ractario a la captura.
"'identemente este ob#eti'o a menudo se topa de &rente con la demanda del controlante que
'iene* ! es mu! legtimo* para asegurarse de lo que hace* ! para reasegurarse en lo
concerniente a eso que él no sabe. 4icho de otra manera: sometido a la prueba de tener que
responder sin el saber en el anlisis* acude al saber en el control. "s lógico e ine'itable.
9a posición analtica del controlador est ah &uertemente puesta a prueba; a la prueba de los
buenos sentimientos que empu#an a calmar al que se angustia* pero también a la prueba de
la 'anidad que empu#a a fngir saber.
=esponder como amo o como pro&esor por la construcción del caso* o por la estrategia de la
cura* esto no es satis&acer* es adormecer* ! posiblemente hacer ol'idar al controlante lo que
se espera que él ha!a aprendido de su anlisis.

unque el control no sea obligatorio en nuestra "scuela* lo "l control contin8a siendo el
subra!amos mucho. "l control es tomado en consideración cada lugar electi'o del e#ercicio
'ez que se trata de e'aluar el recorrido de un analista. )o lo posible de la in+uencia* por
no decir del poder. 9os
imponemos por un reglamento pero lo hacemos a pesar de todo ingleses* con su
una condición necesaria. pragmatismo* instauraron la
"l control saca al controlante del acto analtico !a que retoma all 
la palabra. "sta all como su#eto* di'idido* de una demanda basada sobre las cuestiones que
surgen para él en los momentos en los que su posición analtica lo pone a prueba. "l control
es necesario* #ustamente porque no ha! garanta del acto.
/e trata entonces de 'erifcar el acto indirectamente* por sus consecuencias en los anlisis* es
el ob#eto del control. 9o que moti'a la demanda muchas 'eces son cuestiones o inquietudes
en lo concerniente a lo que él hace o no hace* bien o mal. 7u'e razón en decir lo que di#e* no
habra debido decirlo* no lo logro decir cuando hara &alta* etc. "s el acto posible lo que est
en cuestión.
"n el control 'erifcamos el acto por sus e&ectos sobre los analizantes; las e'oluciones del
caso controlan el acto. >a! all precisamente una e'aluación. "l controlante* con la a!uda del
controlador* trata de medir el e&ecto de sus inter'enciones* pero ad'irtiendo que ellas !a
tu'ieron lugar.
"s un pensamiento a posteriori. "speramos que el controlante sepa sacar pro'echo de eso
para lo que sigue. "l acto es un impulsador* no un calculador.

hora bien* la &unción causal del acto no tiene el mismo peso en todos los momentos de un
anlisis. 9os momentos cruciales son la entrada ! la salida.
 la entrada se trata de obtener el compromiso del su#eto en el traba#o de trans&erencia. (na
'ez obtenido este traba#o* el anlisis se alimenta un poco a solas; el analista sigue* estimula*
punt8a* pero la trans&erencia se alimenta de s misma.
"s sobre ese punto a lo que se refere el debate en la actualidad a propósito de los su#etos
que seran reticentes a la trans&erencia. /i el su#eto entra en el traba#o de la trans&erencia*
podemos decir sin duda que el acto estu'o all.
9o ms importante no son los controles de entrada en anlisis* sino aquellos de la salida.
6uando el controlante controla un anlisis 'enido a su &ase fnal* es all que el controlador* al
que se le solicita responder* no puede sino poder en #uego la concepción que él mismo tiene
de ello. "s discutible que es lo que defne a esta &ase fnal. "s una &ase en la que el analizante
querra partir ! no parte. /e queda* como encartado con su analista. "l analista* su acto* est
&uertemente interpelado: cabe* para que sir'e continuar
"l controlante se plantea la pregunta* ! se la plantea al controlador* cada uno siendo as
&uertemente solicitado sobre la concepción que él se hace del fnal. E no todos se hacen la
misma concepción* es seguro. "sta concepción 'iene* por un lado* del anlisis que cada uno
hizo; por otro lado* de aquello que se aprendió o no de los te,tos* esencialmente de los de
9acan.

El !ti$&itli#mo del $to !l4ti$o (Soler)


4esde el principio de su traba#o* Freud subra!o el lazo entre los sntomas que los su#etos
presentaban al analista ! el estado de la ci'ilización. E eso no es solo en el te,to de %alestar
en la cultura* sino que estu'o presente desde el principio* en "studios sobre la histeria. ll él
conectaba los sntomas a la buena educación ! deca que un su#eto que tu'iera buena
educación* con una transmisión de 'alores ! de ideales* posea ma!or propensión a producir
sntomas. 9legaba a decir que una #o'en de condición mu! ba#a tena menos posibilidades de
tener sntomas que una chica de clase alta.

)o ha! inconciente colecti'o* sino que ha! un inconciente indi'idual. 9o que ocurre es que
ha! una incidencia del discurso colecti'o sobre cada su#eto. 4iscurso colecti'o en el sentido
que le da 9acan: discursos que dan arreglo ! orden a los lazos sociales. 4iscurso !
ci'ilización<cultura en Freud quedan as a la par.
(n discurso* una ci'ilización] podramos decir que se trata de una mquina del lengua#e*
maquina cultural para regular* ordenar las conductas* hacer posible la con'i'encia ms o
menos pacfca entre los seres hablantes 0lo que supone un tratamiento de las e,igencias de
goce de cada uno1. /uponen siempre limitaciones de goce* goces permitidos* no prohibidos !
hasta prescriptos.
"l problema es que ning8n discurso logra ordenar todo el goce; siempre ha! una parte del
goce en los indi'iduos que no coincide con lo prohibido prescripto. E es por eso* adems* que
no ha! ci'ilización* o discurso* sin polica. 9a polica* la psiquiatra ! la educación son los
instrumentos que se necesitan: la "ducación para hacer entrar en el discurso* la Psiquiatra
para recoger lo que no entra* ! la Polica para contener lo que tampoco entra.
"ntonces* 'emos que el psicoanlisis trata e,actamente lo que llamamos sntomas* pero
adems de todos los sntomas* ha! un goce disidente. S4!tom e! u! #e!tido 7e!erl5 e#
de$ir: lo 8ue u! #u,eto mi#mo &er$i"e $omo l7o 8ue !o %5 8ue le $e #ufrir5 8ue
#e im&o!e  él / 8ue !o lo7r elimi!r . Puede ser algo que proceda del hecho de decir
que 2no logro hacer esto3* o que 2no puedo impedirme de hacerlo3* pero siempre es algo de
este tipo.
"s decir* un sntoma siempre es una ob#eción a la prescripción del discurso com8n* ! los
su#etos que traen los sntomas son su#etos que padecen de no lograr ser como los dems*
hacer lo que los dems hacen* obtener lo que los dems obtienen. Para decirlo de otra
manera: los sntomas siempre son ob#eciones a lo que Freud llamaba 2el principio del placer3.
"l principio del placer consiste en compartir el sueño del discurso com8n. "l secreto que se
re'ela en el traba#o analtico es siempre una pulsión que e,ige su satis&acción; es la disidencia
del sntoma. )o es una disidencia colecti'a* sino pri'ada.
"l psicoanlisis trata la misma cosa que el discurso com8n* o sea* fnalmente la pulsión* el
goce. Pero e'identemente no lo trata de la misma manera: trata al goce rebelde* por decirlo
de alguna &orma.

ué es lo que caracteriza al 4iscurso 6apitalista ué es lo que caracteriza a este discurso
ahora* en la actualidad 9acan deca que lo caracterizaba el modo de goce actual: se reduce
el plus de goce. "s decir* ahora gozamos en el registro del goce parcial &ragmentado 0a todos
los ni'eles* incluso al ni'el de la pare#a se,ual1. )os queda una sola &orma de goce: el goce
&ragmentado ! parcial.
>ablar del goce en el registro del plus de goce* implica que conocemos solo el registro
cuantitati'o. >ablamos de un goce capitalizable: ms dinero* ms ob#etos* ms é,ito* ms
belleza* ms salud* ms orgasmos* etc. /e intenta adems capitalizar lo que no es
capitalizable.
"s 'erdad que ahora hablamos de nuestro goce en términos de acumulación* de concurrencia*
de comparación ! de gestión. )o &ue siempre as* es por eso que ahora escuchamos a un
su#eto decir que no logra 2gestionar3 sus amores* o 2gestionar3 sus relaciones con los
hombres.
4ebemos estudiar cual puede ser el papel del psicoanlisis ahora* en el registro del cinismo
generalizado del goce. "ste 8ltimo es el hecho de que ahora es algo totalmente admitido que
un su#eto no tenga nada ms que hacer en su 'ida que dedicarse a sus cosas: a sus logros !
realizaciones indi'iduales. "sto no indigna a nadie* sino que es normal. "n otra época hubiera
indignado* se hubiera pensado ! califcado esta actitud como inmoral.
/in embargo* constatamos que esta normalidad de redimir el goce* plus de goce* produce el
aumento de la insatis&acción puesto que el Hmas 'a con el Hmenos* el aumento del
sentimiento del sinsentido ! también el incremento de las 'iolencias di'ersas. /on 'iolencias
que también tienen que 'er con la transgresión del orden* pero no debemos ol'idar que ha!
también una 'iolencia del orden: no ha! ning8n orden que no implique una 'iolencia en la
medida en que para ordenar los goces se debe prohibir ! normati'izar.

"n el psicoanlisis recibimos los 2heridos3* las 2'ictimas3 del super!ó capitalista. /on lo que
no lograron entrar en los requisitos de &elicidad* é,ito* belleza* energa* alegra* optimismo*
competición* etc. =ecibimos estos heridos* ! por supuesto que 'ienen con la esperanza de ser
un poco cuidados* un poco curados. "l psicoanlisis los hace entrar en otro discurso* ! ese
otro discurso también tiene su 'iolencia.
ué es lo que el psicoanlisis promete al fnal a un su#eto que padece de su incapacidad
para satis&acer al super!ó capitalista /I seguimos a 9acan* le prometemos un "&ecto de
separación* un e&ecto que 'a a curar la &erocidad del super!ó capitalista* ! que le 'a a
permitir quizs encontrar su camino singular sin preocuparse ms de la con&ormidad con los
dems. Pero eso no se logra sin una cierta presión* incluso hablo de 'iolencia.
6ul es la posición analtica &rente a este padecimiento "ste su&rimiento* cualquiera que
sea* es interpretable. "s la posición del analista* ! si hacemos hablar al paciente es porque
pensamos que su padecimiento es interpretable. Interpretable quiere decir* fnalmente*
pensar a la 'ctima como responsable de su padecimiento. =esponsable en el sentido de que
es ella sola quien puede responder a este padecimiento. "sto realmente es una 'iolencia.
 7odo el dispositi'o &reudiano pide todo el tiempo asociación libre; es decir que si se habla un
poco de manera no censurada* 'amos a encontrar la causa del padecimiento en él mismo.
)o podemos analizar una 'ctima rei'indicante. (na 'ctima que piensa que es culpa del 5tro
o de los dems no se puede analizar. 9a podemos analizar solo si logramos producir una
=ectifcación sub#eti'a* es decir* un cambio de perspecti'a sobre lo que le pasa.
"n primer lugar* entonces* debemos trans&ormar a la H'ctima que acusa en H'ictima culpable
0en el sentido de responsable1; ! eso es realmente 'iolencia 8til. Pero no ha! que borrar el
hecho de que 'a!a en contra de la demanda consciente de superfcie que el su#eto nos hace
al entra al anlisis.
>a! algo que disimula de entrada esta 'iolencia. Por supuesto* la 'iolencia que consiste en
cargar al pobre analizante de la responsabilidad de su goce* no se percibe mucho en la
medida en que al principio ha! una trans&erencia. 9a trans&erencia disimula ! permite
soportar esto. "l dispositi'o que le permite hablar al su#eto que pide un anlisis diciéndole que
todo lo que diga ser interesante* 'a a tener un papel sobre todo para un su#eto que 'enga
del discurso capitalista donde nadie escucha a nadie. Ea es un regalo. "so disimula un poco la
'iolencia de entrada* que 'a a consistir no solo en cambiarle la responsabilidad de su goce*
sino adems obligarlo a aceptar* a descubrir ! a saber algo que no quiere saber. 6astración !
Pulsión* en 9acan 6astración ! Koce: de esto e&ecti'amente nadie quiere saber nada.
"n este sentido un psicoanlisis tiene que tener un e&ecto terapéutico; pero un psicoanlisis
en s mismo nunca es una terapia* es un proceso que podramos llamar de lo que el
inconciente implica; es decir* de lo que Freud llamo la castración* que es la parcialidad del
goce ! también las e,igencias del goce mismo.
>a! un empu#e a saber que en el anlisis se encuentra compensado con el benefcio del
anlisis. Primero* el benefcio terapéutico 0! de hecho no ha! anlisis sin e&ecto terapéutico*
mas all de que este benefcio terapéutico no tenga nada que 'er con el benefcio analtico1.
"l benefcio es lo que se llamó el "&ecto de separación* es decir* el empu#e a saber de la
castración* que empu#a a cada su#eto a descubrir el punto peor de s.
"ste empu#e se compensa* primero con el benefcio terapéutico* ! segundo con el "&ecto de
separación. "s decir* que el anlisis permite al analizante descubrir su singularidad* lo que no
tiene en com8n* lo que no comparte con los dems. Porque la castración es para todos* pero
el modo peculiar de inscripción de la castración es singular en cada uno* ! las pulsiones o las
e,igencias de goce ligadas en relación a la castración* también son singulares

"ntonces* permitimos al su#eto su 2identidad de separación3* lo que est en su singularidad


determinada por su inconsciente. "so es un benefcio. /e separa de la 'iolencia de entrada !
de la 'iolencia del proceso psicoanaltico. hora ha! una 'iolencia de salida* que recae sobre
el analista* no sobre el analizante. l fnal de un anlisis el analista es el desecho de la
operación.
)o quiere decir que el analista que &ue su#eto supuesto saber* in'estido con la calma de
su#eto supuesto saber e idealizado con supuesto saber* al fnal cae esa idealización para que
fnalmente el paciente diga Hadiós. /i era para decir eso que 9acan habló del 2analista
desecho3* &rancamente no 'ala la pena decirlo.

También podría gustarte