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Abraham Gikatilla
Fragmento de las «Chaarei Orah» (Puertas de luz), de Josef ben Abraham Gikatilla,
que se refiere al Nombre de cuatro letras o Tetragrama. Presentación y traducción:
Lluïsa Vert.
Presentación
La raíz de las palabras proféticas es divina, por eso se las llama palabras vivas, se las
considera también palabras creadoras porque cuando se pronuncian crean aquello que
nombran. Ello se debe a que por medio del profeta, el Santo, bendito sea, puede hablar,
es decir, el profeta pronuncia la palabra de Dios y la Torá escrita y la Torá sobre la
boca, o Torá oral, se unen en la palabra profética. El cabalista gerundense Isaac el Ciego
comentaba una sentencia del Midrach Tanhuma (I, 1) del modo siguiente: “La Torá ha
sido escrita con fuego negro sobre fuego blanco”, relacionando la Torá escrita con el
fuego blanco, cuando las formas de las letras son ilegibles hasta que los puntos
vocálicos, la potencia del fuego negro, viene a animar a las letras y permite su
comprensión.
«La Torá ha sido escrita con fuego negro sobre fuego blanco”, la Torá está escrita
con fuego blanco, las letras ilegibles hasta que los puntos vocálicos, la potencia del
fuego negro, venga a animarlas
Tradicionalmente se dice que la Torá oral es la ayuda para comprender la Torá escrita,
que una necesita de la otra, y de tal modo es así que en el Sefer haZohar (I, 48b) se
relaciona la creación de Eva, que es la ayuda idónea para el hombre, con la Torá oral,
que es la ayuda idónea para comprender la Torá escrita. Lo que acabamos de afirmar
procede de un comentario al versículo: “Y el Señor Dios construyó el costado que había
tomado del hombre” (Gn 2, 22) y en él se explica que el costado, Eva, representa la
Torá oral, que primero es un espejo que no brilla y que poco a poco se ilumina. En él, el
cabalista contempla todo lo que desea ver.
Después el texto prosigue relacionando las dos Torá con el secreto del Nombre de Dios
completo: “El versículo del Génesis dice: El Señor Dios, (Adonai Elokim) lo que alude
al secreto del nombre completo, es decir, en la creación de Eva se unen los dos
aspectos de Dios, los dos lados se unen en el centro, los dos lados llamados
Hojmah y Binah”. Pero, ¿qué significa esto? Para profundizar en este tema debemos
tener en cuenta una idea fundamental del pensamiento de los sabios hebreos y es que, a
causa de la caída del primer hombre, el Nombre de Dios quedó dividido en dos partes;
una de ellas reposa escondida en el fondo del ser humano, prisionera y olvidada; la otra
parte, volátil, yerra en el cielo en busca de un lugar. La obra de la cábala consiste en
volver a unir estas dos partes del Nombre. Se trata del mismo misterio explicado por la
imagen del hombre primordial, que al principio era hermafrodita y que, por la
transgresión, fue separado en dos sexos.
El Nombre de Dios se ha dividido por la caída, una parte reposa en el fondo del ser
humano; la otra parte yerra en el cielo en busca de un lugar. La obra de la cábala
consiste en volver a unir estas dos partes del Nombre.
Así, cuando se dice que en la creación de Eva se unen los dos aspectos de Dios, se está
aludiendo a la restauración del Nombre, como se continúa explicando en el mismo Sefer
ha-Zohar: “Todo aquel que observa las palabras de la Torá y se dedica a ellas, es
como si observase el Nombre Santo. Hemos aprendido que la Torá, toda ella, es el
Nombre del Santo, bendito sea, y quien se dedica a ella es como si se dedicase al
Nombre Santo; la Torá entera es un sólo Nombre Santo, el Nombre Supremo, el
Nombre que incluye todos los demás nombres, YHVH. De ahí que aquel que hace
desaparecer una sola letra de la Torá deteriora el Nombre Santo; por eso las palabras:
‘No mencionaréis el nombre de otros dioses’. (Dt 13, 13), se explican en el sentido de
que no añadiréis nada a la Torá ni suprimiréis nada de ella, pues se deteriora el
Nombre Santo y se fortalecen los otros dioses” (Zohar, II, 124a).
Presentamos a continuación unos fragmentos del cabalista español José Gikatilla (1248-
1305?) que proceden de su obra titulada Chaarei Orah (“Las puertas de la luz”) y que
profundizan en el sentido de lo que acabamos de proponer. En el primero de ellos
Gikatilla se refiere al significado del Tetragrama:
Después de haberte dado a conocer estos grandes principios, ahora debemos poner el
mayor entre tus manos. Debes saber que el Nombre único llamado YHVH, bendito sea,
es la raíz y origen de todos Sus Nombres y de todos los Nombres que contiene. Todas
las sefirot superiores se organizan y todos los grados del mundo están ordenados en Él.
Transporta todas las carrozas superiores e inferiores. Las letras y los puntos vocálicos
dependen igualmente de este Nombre, al igual que todo lo formado, y esto incluye la
misma naturaleza de la palabra.
Todo se sostiene por este Nombre. No creas que las palabras que hemos expuesto hasta
aquí deben aceptarse y admitirse sin razón. Estas palabras son la cábala y la tradición
y estamos perfectamente informados al respecto. Podemos aportar las pruebas y las
razones de la perfección de nuestra Torá por la visión luminosa que nuestros ojos han
podido contemplar. Ahora, que te hemos hecho conocer todo eso, debemos iluminarte
respecto a las letras YHVH, bendito sea, pues éste es el fin de este libro.
Todo se sostiene por el Nombre. No creas que las palabras que hemos expuesto hasta
aquí deben aceptarse sin razón. Estas palabras son la cábala y la tradición y estamos
perfectamente informados al respecto
El misterio de la tercera letra del Nombre: es el misterio de la vav, que está contenido
en los seis sefirot, según el valor numérico de la letra (la letra vav, vale
6). Guedulah, Geburah y Tiferet, en la parte superior de
la vav y Netzah, Hod y Yesod, en la inferior. Las seis sefirot están contenidas en
la vav. Así la letra vav se levanta en el lugar del Nombre completo. Escruta las
profundidades y las maravillas sutiles de las letras del Nombre y, con la ayuda de Dios,
que tus ojos las contemplen y se regocije tu corazón.
El otro fragmento trata del “misterio de la iod y la he”. Como veremos estas letras se
refieren a las tres sefirot superiores, separadas de las otras siete inferiores, representadas
por la vav i la última he. Estas dos últimas letras al simbolizar a las sefirot inferiores,
son susceptibles de ser atacadas por la impureza, personificada en el relato por Amalec.
Cuando eso sucede, cuando Amalec actúa, se rompe el contacto entre los mundos, el
Nombre único YHVH se separa y la angustia se apodera del mundo. En cambio, cuando
Amalec es derrotado, se restituye la unidad primordial vuelven los tiempos mesiánicos.
Por eso Gikatilla explica lo siguiente:
El noveno nombre, entre los Nombres sagrados se llama Yah (yod-he). Debes saber
que el gran Nombre YHVH, bendito sea, se llama “Nombre único”, en el sentido de que
contiene la unidad de las diez sefirot. Ya hemos explicado que las dos
primeras sefirot están contenidas en la letra yod del Nombre único: la punta de
la yod es el secreto de Keter, “Corona”, y la raíz de la yod es el secreto de Jokmah,
“Sabiduría”. La tercera sefirah, que está unida a las dos primeras, es el secreto
de Binah, “Inteligencia”, que esta contenido en el secreto de la primera he del
Nombre. […]
Aprenderemos ahora porqué las dos primeras letras del Nombre se pueden pronunciar
y las otras no. Y hemos explicado la función de las dos he: la primera, que es Binah,
unifica las siete sefirot inferiores, mientras que la segunda he, que es Malkut, “el
Reino”, reúne las nueve sefirot superiores gracias a Yesod, “Fundamento”.
Para concluir, la clave del conjunto de las diez sefirot es que las tres superiores fluyan
sobre las siete inferiores. Si, Dios no lo quiera, las tres superiores dejasen de fluir,
entonces el Templo sería destruido, el Palacio, quemado, y los hijos dispersados entre
las naciones. […]
La clave es que las tres sefirot superiores fluyan sobre las siete inferiores. Si las tres
superiores dejasen de fluir, entonces el Templo sería destruido, el Palacio, quemado,
y los hijos dispersados entre las naciones
(Amalec), llega para detectar los misterios de Israel y coge las dos últimas letras del
Nombre VH [tradicionalmente estas dos últimas letras se pronuncian Hu, que significa
‘el’]. Así: “El estandarte de Yah en la mano. YHVH en guerra contra Amalec de
generación en generación”. Cuando se dice “YHVH en guerra contra Amalec” no sé
de qué se trata. Cuando se dice: “de generación en generación” desvela el dominio y el
lugar de los que se ha apropiado Amalec. […]
Durante el periodo que Israel está en exilio, el mal rodea a Abraham, Isaac y Jacob y
David, contenidos en el secreto de Hu, entonces el nombre Yah es indispensable para
salvarlos y rescatarlos. A esto se refiere: “Yah es mi fuerza y mi canto, le debo mi
salvación” (Ex 15, 2) Y está dicho: “Desde mi angustia he clamado hasta Yah” (Sl
118, 5). La palabra metzar, ‘angustia’, es el secreto de Hu, las desgracias [término
que significa también Egipto o la encarnación] de los setenta príncipes de las naciones
que los rodean.
Durante el periodo que Israel está en exilio, el mal rodea a Abraham, Isaac y Jacob y
David, contenidos en el secreto de Hu, entonces el nombre Yah es indispensable para
salvarlos y rescatarlos.
El tercer fragmento que presentamos se refiere a las dos últimas letras del Tetragrama,
la vav y la última he, estas letras con la alef (que es muda) forman la palabra Hu, que
significa “él”. Se trata de otro nombre divino y como tal aparece en numerosos
versículos. Se refiera a la presencia de Dios en el hombre, por eso este nombre tiene
también un anverso y se utiliza en algunos casos para designar a los grandes pecadores.
Así, según Hu reciba el influjo luminoso de la misericordia, o permanezca vejado e
inmanifestado en el interior del ser humano, se manifiesta de un modo u otro, en el rigor
o en la misericordia, los dos lados del árbol sefirótico. Dice Gikatilla:
El justo y el Nombre
Cuando tengas confianza en Dios, bendito sea, con el corazón sereno llamarás y YHVH
te responderá. Comprende el versículo: “Me llama y le respondo. Estoy junto a él en la
aflicción” (Sl 91, 15). La comprensión de este versículo está en “Me llama” mediante
el atributo de la gran misericordia, entonces “le respondo. Estoy junto a él en la
aflicción, le libro y le glorifico” (id). Cuando un hombre es castigado aquí abajo, los
canales, por así decirlo, son destruidos en lo alto. Así, alegóricamente: “Olvidarás la
roca, que te puso en el mundo” (Dt 32, 18) […]
Gracias al justo los dos mundos son glorificados porque en él tiene lugar la
unificación del Nombre: «Me llama… y le respondo»
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NOTAS