Está en la página 1de 7

ERRNVPHGLFRVRUJ

FIGURA 3-5 A. Micrografía electrónica de barrido en que se observa a los espermatozoides uniéndose
a la zona pelúcida. B. Las tres fases de la penetración del ovocito. En la fase 1 los espermatozoides
pasan por la barrera de la corona radiada; en la fase 2 uno o más espermatozoides penetran la zona
pelúcida; en la fase 3 un espermatozoide penetra la membrana del ovocito al tiempo que pierde su
propia membrana plasmática. En el recuadro se muestra a un espermatocito normal con el capuchón
acrosómico de su cabeza.

FECUNDACIÓN
ERRNVPHGLFRVRUJ
77
ERRNVPHGLFRVRUJ

La fecundación, el proceso por el cual los gametos masculino y femenino se


fusionan, ocurre en la región ampular de la tuba uterina. Se trata del
segmento más amplio de la tuba y se ubica en cercanía al ovario (Fig. 3-4). Los
espermatozoides pueden conservar durante varios días su viabilidad dentro del
aparato reproductor femenino.
Solo 1% de los espermatozoides depositados en la vagina ingresa al cuello
uterino, donde pueden sobrevivir muchas horas. El movimiento del
espermatozoide desde el cuello uterino hasta la tuba uterina ocurre por
contracciones musculares del útero y de la tuba uterina, y de manera escasa por
su propia propulsión. El viaje desde el cuello uterino hasta el oviducto puede
realizarse en tan solo 30 min, o requerir hasta 6 días. Tras llegar al istmo, los
espermatozoides pierden motilidad y detienen su migración. En el momento de
la ovulación los espermatozoides recuperan motilidad, quizá por la presencia de
quimioatrayentes sintetizados por las células del cúmulo que circundan al óvulo,
y nadan hasta el ámpula, donde suele ocurrir la fecundación. Los
espermatozoides no pueden fecundar al ovocito justo después de llegar al
aparato reproductor femenino, sino deben experimentar (1) capacitación y (2)
reacción acrosómica para adquirir esta capacidad.

FIGURA 3-6 A. Ovocito justo tras la ovulación, en el que se observa el huso de la 2.ª división
meiótica. B. Un espermatozoide penetró al ovocito, mismo que ha terminado su 2.ª división meiótica.
Los cromosomas del ovocito se encuentran dispuestos en un núcleo vesicular, el pronúcleo femenino.
Las cabezas de varios espermatozoides quedan retenidas en la zona pelúcida. C. Pronúcleos masculino
y femenino. D, E. Los cromosomas se distribuyen en el huso, se separan en sentido longitudinal y se
desplazan hacia polos opuestos. F. Etapa bicelular.
ERRNVPHGLFRVRUJ
78
ERRNVPHGLFRVRUJ

La capacitación es un periodo de acondicionamiento en el aparato


reproductor femenino, que en el humano dura alrededor de 7 h. Así, dirigirse con
rapidez al ámpula no es una ventaja, puesto que la capacitación no ha ocurrido y
los espermatozoides en esa condición no pueden fecundar al óvulo. Gran parte
del acondicionamiento que ocurre durante la capacitación tiene lugar en la tuba
uterina y supone interacciones epiteliales que implican al espermatozoide y a la
superficie mucosa de la tuba. Durante este periodo se retiran una capa de
glucoproteínas y proteínas del plasma seminal de la membrana plasmática que
cubre la región acrosómica del espermatozoide. Sólo un espermatozoide
capacitado puede pasar entre las células de la corona y desarrollar una reacción
acrosómica.
La reacción acrosómica, que ocurre tras la unión con la zona pelúcida, es
inducida por las proteínas de esa zona. Esta reacción culmina con la liberación
de las enzimas necesarias para la penetración de la zona pelúcida, entre ellas
sustancias similares a la acrosina y la tripsina (Fig. 3-5).
Las fases de la fecundación incluyen las siguientes:

Fase 1, penetración de la corona radiata


Fase 2, penetración de la zona pelúcida
Fase 3, fusión de las membranas celulares del ovocito y el espermatozoide

Fase 1: penetración de la corona radiada


De los 200 a 300 millones de espermatozoides que de ordinario son depositados
en el aparato genital femenino, sólo entre 300 y 500 llegan al sitio de la
fecundación. Solo uno de estos fecunda al óvulo. Se piensa que el resto auxilia al
espermatozoide fecundador para penetrar las barreras que protegen al gameto
femenino. El espermatozoide capacitado pasa con libertad entre las células de la
corona radiata (Fig. 3-5).

Fase 2: penetración de la zona pelúcida


La zona pelúcida es una cubierta de glucoproteínas que circunda al óvulo y
facilita y mantiene la unión con el espermatozoide, al tiempo que induce la
reacción acrosómica. Tanto la unión como la reacción acrosómica son mediadas
por el ligando ZP3, una proteína de la zona. La liberación de enzimas
acrosómicas (acrosina) permite a los espermatozoides penetrar la zona pelúcida,
con lo que entran en contacto con la membrana plasmática del ovocito (Fig. 3-
5). La permeabilidad de la zona pelúcida se modifica cuando la cabeza del
espermatozoide entra en contacto con la superficie del ovocito. Este contacto da
origen a la liberación de enzimas lisosómicas a partir de gránulos corticales que
cubren la membrana plasmática del ovocito. A su vez, estas enzimas alteran las
propiedades de la zona pelúcida (reacción de zona) para evitar la penetración de
otros espermatozoides, e inactivan sitios receptores para los espermatozoides
específicos de la especie en la superficie de la zona pelúcida. Se han encontrado

ERRNVPHGLFRVRUJ
79
ERRNVPHGLFRVRUJ

otros espermatozoides incrustados en la zona pelúcida, pero sólo uno parece ser
capaz de penetrar al ovocito (Fig. 3-6).

Fase 3: fusión de las membranas celulares del ovocito y el


espermatozoide
La adhesión inicial del espermatozoide al ovocito es mediada en parte por la
interacción de integrinas ubicadas sobre el ovocito y sus ligandos, desintegrinas,
en el espermatozoide. Tras la adhesión, las membranas plasmáticas del
espermatozoide y el óvulo se fusionan (Fig. 3-5). Puesto que la membrana
plasmática que cubre el capuchón acrosómico de la cabeza desaparece durante la
reacción acrosómica, la fusión real ocurre entre la membrana del ovocito y
aquélla que cubre la región posterior de la cabeza del espermatozoide (Fig. 3-5).
En el humano, tanto la cabeza como la cola del espermatozoide ingresan al
citoplasma del ovocito, pero la membrana plasmática queda atrás, sobre la
superficie del ovocito. Tan pronto como el espermatozoide entra al ovocito, el
óvulo responde de tres formas:
1. Reacciones cortical y de zona. Como consecuencia de la liberación de los
gránulos corticales del ovocito, que contienen enzimas lisosómicas, (1) la
membrana del ovocito se vuelve impenetrable para otros espermatozoides, y
(2) la zona pelúcida altera su estructura y composición para evitar que los
espermatozoides se enlacen y penetren. Estas reacciones impiden la
polispermia (penetración de más de un espermatozoide al ovocito).
2. Reinicio de la segunda división meiótica. El ovocito termina su segunda
división meiótica de inmediato tras el ingreso del espermatozoide. Una de las
células hijas, que recibe apenas citoplasma, se conoce como segundo cuerpo
polar; la otra célula hija es el ovocito definitivo. Sus cromosomas (22
autosomas y cromosoma X) se disponen en un núcleo vesicular conocido
como pronúcleo femenino (Figs. 3-6 y 3-7).
3. Activación metabólica del óvulo. El factor activador es quizá portado por el
espermatozoide. La activación abarca los eventos celulares y moleculares
relacionados con la embriogénesis temprana.
Entre tanto, el espermatozoide se desplaza hacia delante hasta que se ubica
en cercanía al pronúcleo femenino. Su núcleo se dilata y se forma el pronúcleo
masculino (Fig. 3-6); la cola se desprende y degenera. Desde la perspectiva
morfológica, los pronúcleos masculino y femenino son indistinguibles y, de
manera eventual, entran en contacto estrecho y pierden sus cubiertas nucleares
(Fig. 3-7 A). Durante el crecimiento de los pronúcleos masculino y femenino
(ambos haploides) cada uno debe duplicar su ADN. Si no lo hace, cada célula
del cigoto unicelular contaría tan solo con la mitad de la cantidad normal de
ADN. De inmediato tras la síntesis del ADN los cromosomas se organizan en el
huso mitótico para prepararse para una división mitótica normal. Los 23
cromosomas maternos y los 23 paternos (dobles) se separan longitudinalmente a
la altura del centrómero, y las cromátidas hermanas se desplazan hacia polos

ERRNVPHGLFRVRUJ
80
ERRNVPHGLFRVRUJ

opuestos, lo que aporta a cada célula del cigoto un número diploide normal de
cromosomas y ADN (Fig. 3-6 D, E). Al tiempo que las cromátidas hermanas se
desplazan hacia los polos opuestos aparece un surco profundo sobre la superficie
de la célula, que de manera gradual divide al citoplasma en dos partes (Fig. 3-6
F y 3-7 B).

FIGURA 3-7 A. Micrografía de contraste de fases de la etapa pronuclear de un ovocito humano


fecundado, con los pronúcleos masculino y femenino. B. Etapa bicelular del cigoto humano.

Los resultados principales de la fecundación son los siguientes:

Recuperación del número diploide de cromosomas, la mitad del padre y la


mitad de la madre. De este modo el cigoto contiene una combinación nueva de
cromosomas, que difiere de la de ambos progenitores.
Determinación del sexo del nuevo individuo. Un espermatozoide que porta
un cromosoma X da origen a un embrión femenino (XX), en tanto el que porta
un cromosoma Y genera un embrión masculino (XY). Así, el sexo
cromosómico del embrión se determina en el momento de la fecundación.
Inicio de la segmentación. Sin la fecundación el ovocito suele degenerar 24 h
después de la ovulación.

Correlaciones clínicas

Métodos anticonceptivos
Los métodos de barrera para la anticoncepción incluyen el preservativo masculino, producido con
látex y al que a menudo se agregan espermicidas químicos, que se coloca sobre el pene, y el
preservativo femenino, producido con poliuretano, que cubre la vagina. Otras barreras que se
colocan en la vagina son el diafragma, el capuchón cervical y la esponja anticonceptiva.
Los métodos hormonales son otra forma de anticoncepción de uso frecuente. Estas
formulaciones aportan las hormonas femeninas estrógenos, progestágenos o ambos. Estas hormonas
producen sus efectos al inhibir la ovulación (al impedir la liberación de FSH y LH a partir de la

ERRNVPHGLFRVRUJ
81
ERRNVPHGLFRVRUJ

hipófisis), lo que modifica la mucosa uterina, causa espesamiento del moco cervical y dificulta el
ingreso de los espermatozoides al útero. La anticoncepción hormonal puede administrarse mediante
píldoras anticonceptivas, un parche cutáneo, un anillo vaginal, inyecciones o implantes. Existen dos
tipos de píldoras anticonceptivas: la primera es una combinación de un estrógeno y un análogo de la
progesterona o progestágeno; la segunda está compuesta sólo por progestágenos. Ambas píldoras
son efectivas, pero una puede convenir más a ciertas mujeres que a otras por distintas cuestiones
relacionadas con la salud.
Se desarrolló una “píldora” masculina, y se ha probado en estudios clínicos. Contiene un
andrógeno sintético que evita la secreción tanto de LH como de FSH y puede detener la producción
de espermatozoides (70 a 90% de los hombres) o disminuirla hasta niveles de infertilidad.
El dispositivo intrauterino (DIU) es una estructura pequeña con forma de T, con dos
variedades: hormonal y de cobre. El dispositivo hormonal libera progestágenos, que causan
espesamiento del moco cervical y evitan que los espermatozoides ingresen al útero. De igual modo,
puede hacer que los espermatozoides sean menos activos, y que tanto los óvulos como los
espermatozoides sean menos viables. El dispositivo de cobre libera esta sustancia dentro del útero, e
impide la fecundación o la adhesión del huevo fecundado a la pared uterina. También ayuda a evitar
que los espermatozoides ingresen a las tubas uterinas.
Las píldoras anticonceptivas de emergencia (PAE) se usan como medidas para el control de la
natalidad y pueden evitar el embarazo si se toman hasta 120 h después del coito. Estas píldoras
pueden contener dosis altas de progestágenos solos o combinados con estrógenos (Plan B). Otros
tipos de PAE (mifepristona [RU-486] y acetato de ulipristal [Ella]) actúan como agentes
antihormonales. De igual modo, la mifepristona es eficaz como abortivo si se ingiere después del
momento de la implantación.
La esterilización es otra forma de control natal. La técnica en los hombres se denomina
vasectomía, que impide la liberación de los espermatozoides al ocluir el conducto deferente, que
transporta a los espermatozoides desde los testículos hasta el pene. La técnica para esterilización en
las mujeres consiste en la oclusión tubaria, en que las tubas ute rinas se bloquean o ligan. Estos
procedimientos para hombres y mujeres pueden revertirse en algunos casos.

Infertilidad
La infertilidad es un problema que afecta a entre 14 y 15% de las parejas. La infertilidad masculina
puede ser consecuencia de un número insuficiente de espermatozoides, de su motilidad deficiente o
ambas situaciones. De ordinario, el semen eyaculado tiene un volumen de 2 a 6 mL, con incluso 100
millones de espermatozoides por mililitro. Los hombres con 20 millones de espermatozoides por
mililitro o 50 millones de espermatozoides totales en el semen eyaculado suelen ser fecundos. La
infertilidad en una mujer puede derivar de distintas causas, entre ellas la oclusión de las tubas
uterinas (las más de las veces como consecuencia de la enfermedad pélvica inflamatoria), un moco
cervical hostil, la inmunidad contra los espermatozoides, la ausencia de ovulación y otras.
El citrato de clomifeno (Clomid) es un medicamento que se utiliza para incrementar las
concentraciones de FSH para estimular la ovulación. El fármaco se administra en una fase temprana
del ciclo menstrual para inducir la ovulación en mujeres que no ovulan o que lo hacen de manera
irregular. De igual modo se administra para estimular el desarrollo del óvulo que se utilizará en
procedimientos para fecundación in vitro.
Entre 1 y 2% de todos los embarazos en Estados Unidos se logra mediante tecnología de
reproducción asistida (TRA). Los neonatos obtenidos por medio de estas concepciones muestran
mayor incidencia de prematurez (gestación < 37 semanas), peso bajo al nacer (< 2 500 g), peso muy
bajo al nacer (< 1 500 g) y ciertos tipos de defectos congénitos. La mayor parte de estos resultados
adversos deriva del incremento del número de nacimientos múltiples (gemelos, trillizos, etc.), que
son más frecuentes en las gestaciones logradas mediante TRA. Estudios recientes indican, no
obstante, que incluso en los embarazos únicos obtenidos mediante TRA se observa un incremento
del parto pretérmino y neonatos con malformaciones. Algunas de las estrategias que se utilizan en
las TRA son fecundación in vitro (FIV) e inyección intracitoplásmica de espermatozoides
(IICE).
La fecundación in vitro (FIV) de óvulos humanos con transferencia de embriones es el
procedimiento estándar usado en los laboratorios en todo el mundo. El crecimiento del folículo en el
ovario es estimulado mediante la administración de gonadotropinas. Los ovocitos se recuperan
mediante laparoscopia con un aspirador a partir de los folículos ováricos justo antes de la ovulación,
cuando se encuentran en etapas avanzadas de la primera división meiótica. El óvulo se coloca en un

ERRNVPHGLFRVRUJ
82
ERRNVPHGLFRVRUJ

medio de cultivo simple y se agregan de inmediato espermatozoides. De manera alternativa, un solo


espermatozoide puede inyectarse en el citoplasma del óvulo para lograr la fecundación. A esta
técnica se le denomina inyección intracitoplásmica de espermatozoides (IICE), y puede utilizarse
en caso de infertilidad masculina (véase el análisis siguiente). Con cualquiera de estas técnicas los
óvulos fecundados se mantienen en vigilancia hasta la etapa de ocho células y luego se introducen al
útero para que se desarrollen hasta el término.
La tasa de éxito de la FIV depende de la edad materna. Alrededor de 30% de las parejas concibe
después de un intento si la mujer tiene menos de 35 años de edad. La tasa cae hasta 25% en mujeres
de 35 a 37 años, 17% en aquéllas de 38 a 40 años, y hasta < 5% en mayores de 40 años. Además de
estas tasas de éxito más bien bajas, la técnica también se relaciona con una tasa más alta de defectos
congénitos. Para incrementar la posibilidad de que se logre un embarazo exitoso se extraen entre
cuatro o cinco óvulos, se fecundan y se colocan dentro del útero. Esta estrategia en ocasiones induce
gestaciones múltiples.
La frecuencia de embarazos múltiples depende de la edad materna (con una incidencia más alta
en mujeres más jóvenes) y el número de embriones transferidos. En una mujer de 20 a 29 años con
transferencia de tres embriones, el riesgo es de 46%. Los partos múltiples son una desventaja debido
a que se vinculan con tasas altas de morbilidad y mortalidad.
En la infertilidad masculina grave, en que el semen eyaculado contiene muy pocos
espermatozoides vivos (oligospermia) o incluso carece de ellos (azoospermia), puede recurrirse a la
IICE. Con esta técnica un solo espermatozoide, que puede obtenerse a partir de cualquier punto del
aparato reproductor masculino, se inyecta en el citoplasma del óvulo para inducir la fecundación.
Esta estrategia ofrece a las parejas una alternativa al uso de semen de donador para la FIV. La
técnica conlleva un riesgo más alto de que los fetos tengan deleciones del cromosoma Y y parece
relacionarse con una incidencia mayor de defectos congénitos que las técnicas estándar de
fecundación in vitro.

SEGMENTACIÓN
Una vez que el cigoto alcanza la etapa bicelular sufre una serie de divisiones
mitóticas que incrementa su número de células. Estas células, que se hacen más
pequeñas con cada división de segmentación, se conocen como blastómeras
(Fig. 3-8). Hasta la etapa de ocho células conforman un cúmulo con disposición
laxa (Fig. 3-9 A). Después de la tercera segmentación, sin embargo, las
blastómeras alcanzan el máximo contacto entre sí y forman una esfera celular
compacta que se mantiene unida por medio de uniones estrechas (Fig. 3-9 B).
Este proceso, la compactación, segrega a las células internas, que tienen una
comunicación extensa mediada por uniones nexo, de las externas. Alrededor de
3 días después de la fecundación las células del embrión compactado se dividen
de nuevo para formular la mórula de 16 células. Las células al interior de la
mórula constituyen la masa celular interna, y las células circundantes forman
la masa celular externa. La masa celular interna origina en sí los tejidos del
embrión, en tanto la masa celular externa constituye el trofoblasto, que
contribuye después a la formación de la placenta.

ERRNVPHGLFRVRUJ
83

También podría gustarte