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➢ No es una interrupción. Interrumpir es detener la continuidad de una acción, o sea, que luego se reanuda.
En el aborto podríamos hablar de frenar, liquidar, finiquitar, sacrificar, extirpar, truncar, tronchar, erradicar,
triturar… pero de interrumpir, ni por asomo.
➢ No es un derecho. Ninguna mujer tiene derecho a matar una vida. Aunque viva dentro de su cuerpo. Es esa
vida la que tiene derecho a ser protegida. Igual que es el niño el que tiene derecho a ser adoptado, no sus
futuros padres quienes tienen derecho a adoptar.
➢ No es socialista. Más bien lo contrario, es absolutamente capitalista. Las clínicas abortistas son un negocio
millonario amparado por el Estado y los Gobiernos Autonómicos, cuyo único fin es el lucro (por 3.200 € son
capaces de abortar a un no nacido sano de 26 semanas). El camino hacia un centro abortista es más
conocido y facilitado que el camino hacia los ginecólogos que defienden la vida. Por algo será.
➢ No es salud. Los centros de aborto no informan a la mujer sobre los detalles de este tipo de intervención, las
consecuencias físicas y psicológicas que tiene. Desde perforaciones uterinas, pérdidas y prematuridad del
siguiente hijo hasta alteraciones del deseo sexual, esterilidad y graves alteraciones psiquiátricas. El síndrome
post-aborto es una traumática y dolorosa realidad que siempre se ha tratado de ocultar.
➢ No es constitucional. «La vida del nasciturus, en cuanto éste encarna un valor fundamental —la vida
humana— garantizada en el artículo 15 de la Constitución, constituye un bien jurídico cuya protección
encuentra en dicho precepto fundamento constitucional»
➢ No es solidaria. Si tomamos la solidadridad como sinónimo de apoyo, respaldo, ayuda o defensa, el aborto
es justo lo contrario. Porque ni apoya a la mujer embarazada, ni respalda su situación, ni la ayuda a
superarla ni, desde luego, defiende la vida que lleva dentro. Frente a los valores de entrega, caridad y amor
al otro, los partidarios del aborto transmiten conceptos puramente egoístas: mi cuerpo, mi derecho, mi
bienestar, mi comodidad, mi vida… yo, mi, me, conmigo.
➢ No es progresista. No dejar nacer a un ser humano es matar todo su futuro. No dejar nacer cientos de miles
de seres humanos es matar el futuro de una sociedad. Y, de paso, envejecer considerablemente la
población. ¿Es eso progreso? ¿Ésta es la evolución que queremos? ¿Cuál será el próximo ´avance´?
➢ No es moderno. Ganarse los votos de los jóvenes incitando a las adolescentes a realizar un acto de gran
trascendencia disfrazado de bagatela, sin contar siquiera con el consejo de sus padres, no es ser moderno,
es ser miserable. La nueva ley convertirá el aborto no va a hacer más felices a las adolescentes; sólo las
hará más inconscientes y, a la larga, más desgraciadas.
➢ No es inocuo. Un aborto no es una irrelevante operación de apendicitis o de agmíldalas. Es la muerte y
extracción de un ser vivo singular, independiente de la madre que lo cobija. Y es, en muchos casos, una
experiencia traumática que puede provocar secuelas psicológicas severas cuando la mujer (o la niña) que ha
abortado es consciente de que lo que le han extirpado es a su propio hijo.
➢ No es libertad. Hoy, abolida la esclavitud, nadie es dueño de nadie; nadie es propiedad de nadie. Ni siquiera
un hijo. La madre no concibe a su hijo como una propiedad suya; es más, tiene la obligación moral (y natural)
de protegerlo hasta que se pueda valer por sí mismo, dentro y fuera de su cuerpo.
➢ No es una mejora. En los países donde se ha establecido la ley de plazos el resultado es unánime: más
banalización, más embarazos, más abortos, más indefensión, más adolescentes y más veces. Y eso,
sencillamente, no es una mejora.
➢ No respeta los derechos humanos. No me lo invento yo, lo dice la Declaración Universal de los Derechos
Humanos: «Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos» (Art. 1). «Todo
individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona» (Art. 3).
➢ No es solución. La única solución es que el aborto sea la última solución posible. El aborto es casi siempre
un problema profundo. Para la madre, para su entorno familiar y laboral, para la sociedad… La única solución
es evitarlo en lo posible. Pero ¿cómo? Simplemente con que la madre acuda al ginecólogo y vea la ecografía
de su hijo se evitan 3 de cada 4 abortos.
➢ Aborto por la libertad y los derechos de la mujer. El argumento central que sostiene el aborto es el
derecho de la mujer a decidir libremente sobre su cuerpo, aun cuando en Chile se admita más
reservada que públicamente.Una de las máximas injusticias que amparan las leyes de aborto en el
mundo, es degradar a una segunda categoría la existencia de un individuo de la especie humana por el
solo hecho de que su supervivencia depende de la madre. Ella es, efectivamente, dueña de su cuerpo,
pero su propiedad no se extiende al territorio corporal de otra persona. La libertad de hombres y mujeres
a decidir sobre su vida sexual y reproductiva no está en cuestión, sino hasta el momento en que su
ejercicio anula la libertad y la dignidad de otro.
➢ Quién no ha nacido, no es persona. Los defensores del aborto han resuelto una forma simple y
categórica de desconocer la vida y los derechos de un ser humano en gestación: negar su condición de
persona.
➢ Aborto para compensar una violación. Nadie es indiferente ante un delito que atropella de la manera
más brutal la intimidad de una mujer ni ante la repulsión que nos genera imaginar la violación de una
hija. Con la misma delicadeza que reconocemos en esa niña o mujer a una víctima que necesita apoyo
muy especial, me pregunto, por qué un delito deleznable debe justificar la interrupción de una vida; y por
qué tan a menudo nos quedamos con la sensación de que para el gobierno es más urgente legalizar el
aborto por violación, que la persecución penal sin tregua contra el violador.
● Síndrome postaborto: es el proceso que vive la mujer al intentar asimilar la pérdida, forma también parte del duelo
por lo que puede experimentar sentimientos de desilusión, dolor profundo, desesperanza y sufrimiento.
● Depresión: se presenta sobre todo en mujeres que ya han tenido antes depresión.
● Ansiedad: tener episodios de ansiedad después del aborto es una de las principales consecuencias psicológicas.
Si la mujer presenta estos síntomas y no puede resolverlos sola es recomendable acudir con un especialista de la
salud mental para hablar sobre el tema. También existen grupos de apoyo en los cuales puede sentirse identificada y
le ayudarán a superar esos sentimientos.