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LA IMPUGNACIÓN DE LOS ACTOS DE ALCANCE GENERAL

DE SUSTANCIA LEGISLATIVA

por M a r ía A g u s t in a F an elli E v a n s

El objeto del presente comentario es analizar si la impugnación de los ac­


tos de alcance general de sustancia legislativa requiere el agotamiento de la vía
administrativa en los términos del art. 24 de la LNPA.
A través del dictamen 236-273 del 28 de febrero de 2001 l, la Procuración
del Tesoro de la Nación reiteró su opinión acerca de la improcedencia de im­
pugnar en sede administrativa, por vía del reclamo impropio, los decretos de
necesidad y urgencia.
En dicha oportunidad se consultó a la Procuración del Tesoro acerca del re­
clamo interpuesto por la Organización de Servicios Directos Empresarios contra
el DNU 446/2000, y ese organismo opinó que el reclamo era formalmente inadmi­
sible, pues al tratarse de un acto formalmente administrativo, pero de sustancia le­
gislativa, no resultaba aplicable el sistema de reclamos previsto en la LNPA.
De esta manera, la Procuración del Tesoro confirmó la jurisprudencia de
la sala IV de la Cámara en lo Contencioso Administrativo Federal, que sostiene
que la impugnación de los actos de naturaleza equiparable a las leyes no requie­
ren el agotamiento de la vía administrativa, sino que basta acudir directamente
a la instancia judicial.
Ahora bien, la doctrina aún no se ha puesto de acuerdo sobre este tema,
pues hay quienes sostienen que el ámbito de aplicación del art. 24 de la LNPA
es amplio y comprende el supuesto de la impugnación de los decretos de nece­
sidad y urgencia, y de los decretos delegados.
Entre estos autores se encuentra el profesor Cassagne quien afirma que
44en la impugnación de los actos de alcance general lo que resulta objeto de la
fiscalización judicial no es tanto la materia como la potestad ejercida por la Ad­
ministración” 2.

1 Expte. nro. 2-2001-24. 130-00-3.


2 C a s s a g n e , Juan C., “El control jurisdiccional de la actividad reglamentaria y demás ac­
tos de alcance general” , LL, 3/10/2001.
236 MARÍA AGUSTINA FANELLI EVANS

Sin embargo, desde otro punto de vista podría llegar a sostenerse que así
como los reglamentos son expresión de una actividad legislativa que pertenece
a la función adm inistrativa3, los decretos de necesidad y urgencia, como los de™
cretos delegados, son el resultado de una actividad legislativa, pero pertene­
ciente a la función legislativa, que excepcional y temporariamente puede ser
ejercida por el Poder Ejecutivo 4.
En este sentido, no puede dejar de señalarse que el ejercicio de esta facul­
tad legislativa por el Poder Ejecutivo requiere la existencia de una delegación
del Congreso (cfr. art. 76, CN), o bien la presencia de circunstancias excepcio­
nales que hagan imposible seguir los trámites ordinarios previstos en la Cons­
titución (cfr. art. 99, inc. 3o, CN), y que esta facultad concluye una vez que la
norma entra en vigencia.
Es decir, a menos que se configuren nuevamente las circunstancias habi­
litantes para que el Poder Ejecutivo pueda ingresar nuevamente en la zona de
reserva de la ley, la Administración carecería de facultades para derogar o mo­
dificar estos actos de naturaleza legislativa una vez que dicha potestad ha vuel­
to en cabeza del Poder Legislativo.
En consecuencia, podría llegar a afirmarse que el agotamiento de la vía
administrativa para la impugnación de los actos de alcance general de sustancia
legislativa no sólo no es necesario, sino que tampoco resulta admisible, por ca­
recer la Administración Pública de competencia para revisar estos actos.

J Rodolfo C., “La potestad reglamentaria de la Administración Pública”, Rev. Ré­


B a rra ,
gimen de la Administración Pública, nro. 1.
4 “— el reglamento de necesidad y urgencia— ...si bien se trata de un acto emanado del p o ­
der administrador, no traduce el ejercicio de facultades administrativa sino de claro carácter le-
gisferante, en tanto se trata de la regulación de materias que en el orden normal de las cosas
compete al Poder Legislativo, y que, por excepción, previa concurrencia ineludible de ciertos
requisitos y mediante un procedimiento especial, se confiere al órgano e j e c u t i v o . Cám. Nac.
Cont.-Adm. Fed., sala IV, 20/9/2000, “Fernández, Horacio Ezequiel v. Poder Ejecutivo Nacio­
nal-Ministerio de Economía y Obras y Servicios Públicos s/dec. 290/1995, Empleo público”,
consid. ÍV.

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