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Legislación y normativa educativa

El Siglo XX y puntos de avance en legislación


educativa

Ley Láinez y los inicios de una construcción federal

Después del análisis de algunos puntos que consideramos sustantivos en la producción


de legislación educativa en el marco de contextos políticos, ideológicos y culturales como
los que estuvimos delineando, pasamos ahora al Siglo XX con un criterio similar de
trabajo.

Reparemos en la nómina de presidentes argentinos correspondiente al período que va


de 1886 a 1905.

1886 - 1890 Miguel Ángel Juárez Celman

1890 – 1892 Carlos Enrique José Pellegrini

1892 – 1895
Luis Sáenz Peña
12/10/1892 – 23/01/1895

1895 – 1898
José Evaristo de Uriburu
23/01/1895 – 12/10/1898

1898 – 1904 Alejo Julio Argentino Roca

1904 – 1906 Manuel Quintana

Esta muestra de quiénes fueron las distintas figuras que asumieron la Presidencia de la
Nación nos permite visualizar algunas cuestiones que son importantes dado que puede
ayudarnos a construir una primera mirada de contexto político. Decimos primera
mirada ya que por supuesto esto requeriría otro tipo de reflexión para poder lograr otros
niveles de alcance y de profundidad. Sin embargo, el hecho de observar los períodos de
recambio nos muestra que el panorama se mantenía en un contexto de tensiones
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políticas que se evidencian en los períodos de seis años que en algunos casos se ven
interrumpidos.

No obstante, también importa señalar que continúa el predominio del Partido


Autonomista Nacional (P.A.N) al que ya habíamos hecho alusión en ocasión de la
presidencia de Julio A. Roca, la Ley 1420 con los aspectos que resaltamos en este
proyecto político de corte liberal con fuerte tradición unitaria. Es decir, que a pesar de
los cambios y disrupciones, había una línea ideológica que más allá de matices y
particularidades, se mantenía vigente.

Estamos ahora en el período correspondiente a la presidencia de Quintana. Si retomamos


lo ya presentado, recordemos que la Constitución de 1853 establecía en su Art. 5º que
las provincias habrían de dictar sus propias Constituciones, que debían asegurar su
administración de justicia, su régimen municipal y la educación primaria. En este sentido
dice Pablo Pineau “Como consecuencia, las provincias incluyeron este tema en sus
Constituciones y dictaron sus respectivas leyes de educación elemental. Finalmente, el
Congreso Nacional legisló la cuestión para los Territorios de dependencia directa del
Poder Ejecutivo Nacional. Esta función fue ocupada por la Ley de Educación Común de
1884, la renombrada ley 1420, que afectaba también a las instituciones educativas
nacionales de enseñanza básica como los Departamentos de Aplicación de las Escuelas
Normales Nacionales o las Escuelas de Adultos en cárceles o regimientos” (Pineau,
2007:11)

Recordemos que desde la promulgación de la Ley 1420 en 1884 se había consagrado


esa voluntad política del gobierno de Roca no sólo en lo que hacía a la expansión de la
cobertura de la educación primaria sino también en ese afán “disciplinador” del que
hablamos. Esa iniciativa de expansión, dentro del proyecto de “Orden y Progreso”
además de haberse planteado una perspectiva punitiva respecto de la obligatoriedad,
puso el énfasis y la voluntad política en una visión tanto expansiva y como
homogeneizadora.

Si bien estos avances en términos de legislación tuvieron una importancia sustantiva en


los finales del siglo XIX, en los principios del siglo XX no dan muestras de avances
significativos respecto de lo que se buscaba en la educación primaria. Las provincias
habían incorporado esta cuestión en sus respectivas constituciones sin embargo, la
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construcción de un sistema educativo local con organización y funcionamiento bajo los


lineamientos establecidos por la 1420 no constituía para las autoridades nacionales una
realidad que cubriera esas expectativas de expansión. A su vez, a pesar de estas
iniciativas era muy disímil el grado de avance en lo que hacía a la enseñanza del
mínimum establecido por esta ley.

Podrían analizarse múltiples variables, quizás fuera la cuestión económica la que resulte
de mayor relevancia a pesar de que ya desde 1860 con el gobierno de Domingo F.
Sarmiento comenzaron a llegar fondos a las provincias para poder afrontar la inversión
que la expansión de la educación primaria requería.

Es por esto que, ante esta preocupación, en el año 1905 el Congreso Nacional dictó la
Ley Nº 4874/05 a la que se conoce como Ley Láinez dado que su impulsor fue
precisamente el Senador por la provincia de Buenos Aires Dr. Manuel Láinez. Son pocos
artículos los que la conforman. Lo central de esta ley es que a partir de su promulgación
se autoriza a la Nación a instalar escuelas primarias en los territorios de las
provincias que lo solicitaran.

El debate parlamentario antes de su aprobación se concentró en limitar los alcances de


la incidencia de intervención de la Nación en las provincias. Originalmente se planteaba
como una decisión de acción más directa del nivel nacional pero a partir de los límites
planteados por los representantes de diferentes provincias quedó finalmente estipulado
que “el Consejo Nacional de Educación procederá a establecer directamente en las
provincias que lo soliciten escuelas elementales, infantiles, mixtas y rurales en las que
se dará el mínimo de enseñanza establecido en el artículo 12 de la ley 1420, del 8 de
julio de 1884”. (Art. 1)

Esto implica una definición para la política educativa impulsada ya que se tendría en
cuenta la decisión de cada provincia al respecto. También importa que tengamos
presente en el análisis lo referente a la voluntad de resguardo de la enseñanza del
mínimum establecido por la Ley 1420 y cómo desde esta prescripción pueden verse
aspectos para la vinculación de ambas leyes en la concepción de esa política educativa.
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Se propone el siguiente video para ampliar estas reflexiones vinculadas


a la Ley Láinez

La aplicación de la Ley Láinez tuvo una muy fuerte incidencia en la relación entre la
Nación y las provincias lo que comienza a mostrar cómo se va dando una forma de
construcción federal del sistema educativo en ese contexto.

“Los efectos de la ley empezaron a notarse en todo el país a poco de sancionada,


por lo que el número de escuelas fundadas por el Consejo Nacional de Educación
(CNE) en las provincias no dejó de aumentar. Y con el paso del tiempo muchos
de sus criterios originales –e.g. la prohibición de ser establecidas en las ciudades–
no fueron respetados. En la década del 30 comenzó a permitirse que las escuelas
“fiscales” –como se las denominaba comúnmente– cubrieran la escolaridad
completa de seis grados y no sólo los cuatro primeros como lo hacía hasta ese
entonces. De a poco, se produjo una nacionalización “de hecho” de la escuela
primaria, ya que hasta avanzado el siglo XX en muchas jurisdicciones la cantidad
de escuelas nacionales superaba a las provinciales”. (Pineau, 2007: 11-12)

Para leer, les acercamos:


● Ley Láinez 4878
● Fragmentos del texto de Pablo Pineau, Presentación a “A cien
años de la Ley Láinez”.
● Para quien le interese profundizar la lectura, el texto completo
publicado por el Ministerio de Educación del que se sugiere la
lectura de los artículos de M.C. Linares y el de M. Lazzari y
Sofía D. Rubio

La creación de estas escuelas -conocidas como escuelas fiscales - fue generando un


doble sistema educativo dada esta dependencia o de la Nación o de la jurisdicción
provincial ya fuera por cuestiones vinculadas al financiamiento, a la administración o a
las decisiones que se tomaban respecto de la enseñanza, cuestión que fue avanzando y
más aún, fue profundizándose en la Educación argentina en etapas posteriores.
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Para continuar recordemos que en el espacio de trabajo de nuestra materia nos


concentramos en lo que hace a la educación obligatoria. En este sentido, podríamos
afirmar que la organización y funcionamiento del sistema educativo sigue dándose según
lo estipulado por la legislación que estuvimos analizando en los hitos que consideramos
de mayor relevancia.

Reparemos en la nómina de presidentes argentinos:

1906-1910
José Figueroa Alcorta
12/03/1906–12/10/1910

1910 – 1914
Roque Sáenz Peña
12/10/1910 – 9/08/1914

1914 – 1916 Victorino de la Plaza

1916 – 1922 Hipólito Yrigoyen

1922 – 1928 Marcelo Torcuato de Alvear

1928 – 1930
Hipólito Yrigoyen
12/10/1928 – 6/09/1930

Hacemos un alto en el recorrido para centrarnos en el período que va de 1930 a 1955:

1930 – 1932
José Félix Uriburu(dictadura militar)
06/06/1930 – 20/02/1932

1932 – 1938 Agustín Pedro Justo(dictadura militar)


20/02/1932 – 20/02/1938

1938 – 1942
Jaime G.R. M. M. Ortiz
20/02/1938–27/06/1942

1942 – 1943 Ramón S. Castillo


27/06/1942 – 4/06/1943

1943
Arturo Rawson (dictadura militar)
04/06/1943 – 07/06/1943
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1943 Arturo Rawson (dictadura militar)


04/06/1943 – 07/06/1943

1943 – 1944
Pedro Pablo Ramírez (dictadura militar)
07/06/1943 -

1944 – 1946 Edelmiro Julián Farrell (dictadura militar)


25/02/1944 – 04/06/1946

1946 – 1955
Juan Domingo Perón
04/06/1946 – 21/09/1955

Vamos avanzando en el Siglo XX hacia el encuentro de otro hito significativo para la


legislación vinculada con la Educación en nuestro país.

Como hicimos anteriormente, es importante al menos una mirada respecto de cómo se


fue dando el desarrollo de los marcos políticos e institucionales en las primeras décadas
de este siglo como para poder reconstruir al menos algunas cuestiones de contexto que
referencian las políticas educativas. Como ya habíamos mencionado anteriormente, el
cuadro de presidencias nos puede ayudar a recuperar momentos de la historia de nuestro
país. Habíamos hecho foco en la presidencia de Manuel Quintana. En lo que nos muestra
el cuadro podremos visualizar cómo se fue dando la secuencia de mandatos
presidenciales, pero también –y esto resulta muy importante- cómo se impusieron
dictaduras que tomaron el poder y asumieron de hecho la presidencia de la Nación.

La “década infame”

Nos detenemos ahora en un período especialmente oscuro en la vida de las instituciones


de nuestro país. Comienza con el golpe de Estado que lleva al poder a José F. Uriburu a
partir del derrocamiento del segundo gobierno democrático de Hipólito Yrigoyen.

Hipólito Irigoyen fue consagrado Presidente de la Nación por primera vez en 1916 desde
la legitimidad del voto popular y en el marco de la aplicación de la Ley Sáenz Peña. Esta
ley universalizaba el derecho a elegir y establecía que el voto era secreto y obligatorio
con lo que dejaba atrás los enormes abusos cometidos en este sentido durante el largo
período de instalación de los gobiernos anteriores en los que sistemáticamente se
violentaba el ejercicio de este derecho a partir de prácticas electorales de fraude, no
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transparentes y que sólo buscaban garantizar continuidad a las políticas del régimen
conservador.

Precisamente en esto se concentró su accionar: en la búsqueda de la “reparación


nacional”, en transparentar la actividad pública y en gobernar llevando adelante políticas
que albergaran a los sectores populares con la ya muy importante población de
inmigrantes y sus demandas sociales y económicas. “El radicalismo no prometía medidas
revolucionarias. Pero su política puede ser definida por un reformismo que propuso,
básicamente, terminar con la inmoralidad administrativa, la insensibilidad social y
distribuir de modo más equitativo la riqueza proveniente del exitoso modelo
agroexportador. Yrigoyen eligió una palabra muy significativa para definir las intenciones
de su gobierno: ‘reparación’. La reparación implicaba poner fin a las arbitrariedades
electorales del régimen conservador y a las prácticas administrativas corruptas. Reparar
el sistema, no cambiarlo”. (Pigna: 2016)

Desde una impronta de fuerte contenido personalista y de gran arraigo en las masas
populares el gobierno de Yrigoyen se orientaba hacia la defensa de los intereses
populares, más allá de cuestiones sobre las que hay diferentes análisis históricos y
políticos. Respecto del manejo de la política exterior también daría cuenta de haber
tenido una orientación que mostraba interés por la defensa de los intereses nacionales.

Lo sucede Marcelo T. de Alvear - también de la UCR - pero con una impronta diferente,
con algunos rasgos de continuidad, pero una perspectiva menos personalista, no tan
carismática, con mayor peso de la burocracia en las decisiones, desde una visión de
mayor apego a las tradiciones europeas y con mayor presencia de sectores ligados a la
oligarquía.

Más tarde en 1928, llega el segundo gobierno de Hipólito Irigoyen. Debe enfrentar entre
otras cuestiones la grave crisis internacional de 1929, con lo que se le complica su
fortaleza de conducción y se produce una caída en el poder construido anteriormente. Al
gobierno se le presenta un panorama complejo para hacer frente a la situación.
Sobreviene entonces el golpe militar que lo destituye y asume el poder José Félix
Uriburu.
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Si volvemos sobre el cuadro de presidentes, vemos que el golpe de estado del 6 de


septiembre de 1930 da comienzo a un extenso período en el que la máxima conducción
de la República queda en manos de diferentes figuras que como dijimos toman de hecho
el poder a partir de interrumpir el orden democrático y generar la instalación de una
dictadura. A este período de nuestra historia se lo conoce como “década infame” ya
que además de haber sido violentada la voluntad popular se caracteriza por la
proliferación de oscuros negociados, por la persecución a opositores como así también
por llevar adelante políticas que profundizaban la dependencia económica con potencias
extranjeras en detrimento de nuestra soberanía, lo que fue provocando una creciente y
progresiva crisis política, económica y social.

En el marco de este contexto se da en el año 1943 un otro golpe militar que derrota al
gobierno de Ramón Castillo de corte conservador. Aparece entonces la figura del Coronel
Juan Domingo Perón ocupando la Secretaría de Trabajo y Previsión desde donde
comienza una importantísima carrera a partir de ser impulsor de iniciativas de gran
relevancia en favor de los derechos del pueblo trabajador.

Ante el avance de estas políticas sociales de tan enorme impacto se genera una muy
fuerte tensión al interior del gobierno instalado a partir de diferencias que se van
haciendo evidentes en sectores que operaban en el contexto tanto local como
internacional y que devienen en enfrentamientos. Se produce la detención del Coronel
Perón con el pedido de su renuncia al cargo y su traslado a la Isla Martín García, lo que
tiene como consecuencia la jornada histórica del 17 de octubre de 1945 en el que
miles de trabajadores con Eva Duarte también como protagonista exigen su liberación
inmediata. Ante esta situación, se genera la convocatoria a elecciones lo que se produce
en febrero de 1946 en las que triunfa el peronismo y su doctrina justicialista. Con ello
se da la llegada de un nuevo orden al país. Un nuevo orden que se asentaba en la
búsqueda de la “independencia económica, la soberanía política y la justicia
social”.
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Reforma Constitucional de 1949: la Educación como “derecho


especial”
Este proceso de construcción de un nuevo orden en el país requería de un marco
jurídico para el accionar en todas las dimensiones que se tenía previsto. Para ello, el
gobierno impulsa en el año 1948 una reforma constitucional para lo cual se convoca a
una de una Convención Constituyente que comienza su trabajo en el inicio del año 1949
en el marco de escenario político de alta intensidad. La nueva Constitución es sancionada
en el mes de marzo de ese año.

La reforma constitucional impulsada que tuvo como principal mentor a Arturo Sampay,
incorpora modificaciones sustantivas que hacen a lo que se buscaba como una nueva
visión del Estado y de su función para la construcción de una “Nación justa, libre y
soberana”.

Se propone el siguiente video para ampliar estas reflexiones

En este sentido, importa ver las incorporaciones que se hacen al Preámbulo dado que lo
que allí se enuncia cuál es la perspectiva ideológica y política que de él se desprende.
Resulta significativo también como indicador de esta perspectiva política lo incorporados
al Artículo 5ª y a lo que se convierte en Artículo 26 (recupera y retoma el original Artículo
14 de la primera versión).

Ahora bien, para el análisis que estamos llevando adelante respecto de lo que
corresponde a la educación en nuestro país es muy importante los que se estipula en
el Artículo 37 como “derechos especiales”, categoría que se asigna a los “Derechos
del trabajador, de la familia, de la ancianidad y de la educación y la cultura”.

Les acercamos una selección de fragmentos de la Constitución de 1949

A partir de la lectura de los artículos seleccionados y lo que muestra en el video


propuesto podemos advertir un cambio profundo en la concepción de Estado, en la
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visión de la educación en términos de derecho y además reconocido como un derecho


especial. Como vimos, ya desde la Constitución de 1853 se reconocía el “derecho de
enseñar y aprender” pero en este caso el profundo cambio consiste en que deja de ser
considerado un derecho individual y pasa a ser considerado como derecho social y el
Estado pasa a tener un lugar en la construcción de políticas que hagan posible el ejercicio
de ese derecho.

A su vez veamos que esta reforma incluía entre sus incorporaciones más relevantes
prescripciones respecto del reconocimiento de derechos sociales, acerca de la
visión del capital al servicio de la construcción de una economía nacional, lo que
correspondía a la función social de la propiedad privada, la nacionalización de
recursos naturales y de servicios públicos, entre otras.

En la selección de artículos propuesta, se incluye el Inciso 3 del Apartado


correspondiente a los Derechos del Trabajador (también considerado derecho
especial) y allí se estipula como definición que “todo individuo pueda ejercitar el derecho
a aprender y perfeccionarse”. Es muy importante resaltar esta vinculación entre la
educación y el trabajo presente en el espíritu de esta reforma constitucional dado que
esto habla de una decisión con vistas a la construcción del proyecto político, económico
y cultural impulsado por el peronismo.

Específicamente vinculado con la educación, se establece la enseñanza primaria


elemental obligatoria y gratuita. En línea con lo anterior, también se alude a la
orientación profesional de los jóvenes, concebida como un complemento de la acción
educativa enmarcada dentro de la función social del Estado. Se hace referencia a la
educación en ámbito rural y cómo debe ser desarrollada con la consecuente capacitación
específica para los docentes. Un tema relevante de esta reforma lo constituye lo
prescripto para la Universidad: su autonomía, su organización territorial, cuáles debían
ser los alcances de la formación de los jóvenes y la importancia que se le asigna a que
dentro de esa formación esté presente todo aquello que estimule la participación, el
conocimiento de la realidad del país y la proyección social del conocimiento.

Es importante también que reparemos en que se estipula la política educativa, pero


de inmediato también se prescriben las acciones que el Estado compromete
llevar adelante para que esa política pueda implementarse como estaba
prevista. Según lo que hemos venido trabajando resulta interesante ver- por esto el
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resaltado que presentamos en algunos tramos en lo enunciado por estos artículos- ese
cambio profundo en la mirada respecto del Estado, el reconocimiento de derecho y las
previsiones que esto supone para el desarrollo de una política pública.

En septiembre de 1955 se produce nuevamente un golpe de Estado en nuestro país. En


este caso es derrocado en forma violenta el gobierno de Juan Domingo Perón y se
produce la toma el poder por parte de los militares que participan de la autodenominada
“Revolución Libertadora”. Una vez más se interrumpe el período democrático. La
Constitución de 1949 es derogada y se retrotrae el texto constitucional al de 1853 con
las reformas de 1860, 1866 y 1898. Se incorpora un artículo nuevo -Artículo 14 bis -
que contiene cuestiones vinculadas a lo que se concebía como derechos del trabajo.

Ley Federal de Educación

Reparemos en la nómina de presidentes argentinos correspondiente al período que va


de 1955 a 1983, caracterizado por la alternancia de gobiernos democráticos -con
proscripción de las mayorías hasta 1973- y dictaduras militares.

1955
José Domingo Molina Gómez (dictadura militar)
21/09/1955 – 23/09/1955

1955 Eduardo Lonardi (dictadura militar)


23/09/1955 – 13/09/1955

1955 – 1958
Pedro Eugenio Aramburu (dictadura militar)
13/11/1955 – 01/05/1958

1958 – 1962 Arturo Frondizi


01/05/1958 – 29/03/1962

1962 – 1963 José María Guido


29/03/1962 – 12/12/1963

1963 – 1966 Arturo Umberto Illia


12/10/1963 – 28/06/1966

1966-1970
Juan Carlos Onganía (dictadura militar)
29/06/1966 – 08/06/1970
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1970-1971
Roberto Marcelo Levingston (dictadura militar)
18/06/1966 – 22/03/1971

1971-1973
Alejandro Agustín Lanusse (dictadura militar)
26/03/1971 – 25/05/1973

1973
Héctor José Cámpora
25/05/1973 – 13/07/1973

1973
Raúl Alberto Lastiri
13/07/1973 – 12/10/1973

1973 – 1974
Juan Domingo Perón
12/10/1973 – 01/07/1974

1974 – 1976
María Estela Martínez de Perón
01/07/1974 – 24/03/1976

1976 – 1981
Jorge Rafael Videla (dictadura militar)
29/03/1976 – 19/03/1981

1981
Roberto Eduardo Viola (dictadura militar)
29/03/1981 – 11/12/1981

1981
Carlos Alberto Lacoste (dictadura militar)
11/12/1981 – 22/12/1981

1981 – 1982
Leopoldo Fortunato Galtieri (dictadura militar)
22/12/1981 – 18/06/1982

1982
Alfredo Oscar Saint-Jean (dictadura militar)
18/06/1982 – 01/07/1982

1982 – 1983
Reynaldo B. A. Bignone (dictadura militar)
01/07/1982 – 10/12/1983

1983 – 1989
Raúl Ricardo Alfonsín
10/12/1983 – 08/07/1989

1989 – 1999
Carlos Saúl Menem
08/07/1989 – 10/12/1999

A partir del derrocamiento del gobierno de Juan D. Perón comienza en nuestro país un
período muy complejo en lo político. Vuelven a instalarse las políticas de corte liberal de
matriz conservadora. A esto se le agrega una sucesión de hechos de alta conflictividad
y de reiteradas interrupciones en el orden democrático. Para ello es necesario considerar
no sólo el contexto nacional, sino que es de gran importancia tener en cuenta cómo se
Legislación y normativa educativa

conformaba el escenario internacional para los países de la región y ver de qué forma lo
hacían.

El análisis de este período, por su envergadura y alcances, excede los espacios de


nuestro trabajo. Sin embargo, no podemos avanzar en la legislación en educación sin
tener permanentemente en cuenta los aspectos, ejes y vectores políticos que lo
atraviesan.

Como ya dijimos, el gobierno de facto que se hace del poder en el año 1955 retrotrae el
texto de la Constitución Nacional a 1553 con sus sucesivas reformas con lo que las
políticas educativas también lo hacen además de haber recibido el impacto del proceso
de transferencia de las escuelas nacionales a las administraciones provinciales como
vimos a partir de la lectura del texto de Pineau.

Ese período oscuro que, con algunas instancias democráticas, se ve configurado con la
consagración de largos períodos de dictadura militar incluyendo en ellos persecución,
represión y muerte de lo que se le opusiera y finaliza luego de una intensa lucha con el
advenimiento de la democracia a partir de 1983 y la llegada al poder del Dr. Raúl Alfonsín
de la Unión Cívica Radical.

Durante su gobierno, en el año 1984 se convoca a un Congreso Pedagógico Nacional en


oportunidad de cumplirse el centésimo aniversario del Primer Congreso de la década del
80 sobre el que ya estuvimos trabajando. El objetivo era poner en análisis la educación
de nuestro país con vistas a establecer consensos sobre prioridades y problemáticas que
las décadas anteriores habían dejado como evidencia de una muy importante crisis en
nuestro sistema educativo producto de las políticas que se habían venido
implementando.

Los años 90
Legislación y normativa educativa

Nos vamos acercando a otro período de profundos cambios no sólo en nuestro país sino
en el contexto internacional. Se produce la caída del Muro de Berlín y con ello la
estructuración de un nuevo orden mundial que dejaba atrás -al menos en su
estructuración formal- el que había quedado conformado como consecuencia el final de
la Segunda Guerra Mundial en el marco del conflicto Este-Oeste.

Sobreviene con ello la fuerte hegemonía de los Estados Unidos como potencia, con el
despliegue de una economía multipolar, en el marco de la globalización de los mercados
y con avances científico-tecnológicos que se dieron con vertiginoso crecimiento.

Todo esto trajo aparejado una muy significativa transformación que tuvo en los países
de nuestra región un altísimo impacto. Si bien se registraban en ellos procesos de
recuperación de la institucionalidad democrática, esto se daba en un contexto de
apertura de nuestras economías a los mercados internacionales, lo que implicó un
fortalecimiento de las “sociedades de mercado” con la consecuente modificación y
reconfiguración del rol y de la función asignada al Estado.

Los efectos se hicieron evidentes en poco tiempo: no se lograba la disminución de la


pobreza y mucho menos la redistribución de la riqueza producida por esa economía
liberal de mercado, los avances tecnológicos traían bienestar y progreso pero también
altos índices de pérdida de empleo y las reformas aplicadas en el ámbito del Estado no
arrojaban las mejoras prometidas ni en el área de salud, ni en las áreas de políticas
y sociales y tampoco se evidenciaban en la educación.

Nuestro país estaba en ese momento atravesando otra etapa de gobierno democrático
bajo la conducción del presidente Carlos Menem quien asumiría luego del gobierno de
Alfonsín durante los años 1989 -1999 en dos períodos consecutivos.

Se propone el siguiente video para ampliar estas reflexiones

Las diferentes crisis de la política nacional impactaron en el desarrollo y puesta en


marcha de las políticas educativas y en su financiamiento. Conviene que nos detengamos
a observar a grandes rasgos las etapas de conformación y de funcionamiento del sistema
educativo nacional.
Legislación y normativa educativa

Como vimos la constitución de 1853 comienza a sentar bases para dar impulso a la
educación en nuestro país en el marco del contexto que ya analizamos, luego entre los
años 1880 y las primeras décadas del XX tiene lugar el proceso de creación de escuelas
públicas con la expectativa de consolidación de un sistema educativo nacional. Entre los
años 1920 y entrada la década del 60 podríamos decir que se va afianzando ese modelo
de funcionamiento en medio de alternancias políticas entre un Estado benefactor y el
que quedaba en manos de gobiernos no democráticos. También pudimos ver cómo se
fue dando el proceso de transferencia de las escuelas nacionales o escuelas fiscales
creadas por la Ley Láinez.

Estas cuestiones fueron generando una situación de crisis, de fragmentación y deterioro


también en lo relacionado con el financiamiento del sistema educativo con importantes
problemas y con reclamos gremiales de envergadura. También vimos cómo en el año
1984 el gobierno de Raúl Alfonsín convoca al II Congreso Pedagógico para abordar la
problemática de la educación en la Argentina. Luego de esto, entrados los años 90 se
hacía evidente la necesidad de reformas y transformaciones. En este contexto es
promulgada la Ley Federal de Educación en el año 1993.

Para leer, les acercamos una selección de artículos de la Ley Federal


de Educación

Como lo hicimos en casos anteriores, pondremos atención en algunos aspectos


relevantes respecto de cuál era la concepción de Estado en la que esta ley se sustenta.
Dadas las políticas económicas en curso y con una evidente reducción de la incidencia
del Estado, no podía la Educación quedar al margen de este marco contextual. Se va
haciendo evidente cómo ante el repliegue del Estado de bienestar, surgen
propuestas de tipo neoconservadoras que impulsan prestaciones estatales de
manera focalizada, según necesidades diagnosticadas lo que las distancias de las
políticas de matriz universal.

Se evidencia un Estado que se desdibuja en un escenario socioeconómico con


fuerte avance de la iniciativa privada y al que se concebía como con poca eficiencia
para ser el impulsor central de las políticas públicas. Si bien se mantiene la cuestión de
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"garantizar" no se evidencia sin embargo con claridad la responsabilidad directa que al


Estado Nacional le debe caber en este sentido.

No podemos analizar esta Ley sin tener en cuenta a su vez la Ley de Transferencia de
Escuelas 24.049 del año 1992. Esto marca un punto de relevancia que consagra como
definitivo el proceso que veníamos viendo que se inicia a fines de los años 50 y durante
los años 60. A partir de esta nueva ley las provincias se deben hacer cargo del
funcionamiento del sistema educativo local lo que trae aparejado importantes diferencias
dadas las realidades sociales y económicas en cada caso como así también se dan
diferencias en las disponibilidades presupuestarias para afrontar la nueva situación.

Ese presupuesto nacional disponible que se libera de la carga económica que implica el
sostenimiento directo de las escuelas se orienta a la implementación y desarrollo de
proyectos de intervención específica en atención a políticas de corte focalizado.
Se produce una descentralización de las responsabilidades asumidas en lo que hace
al sostén de salarios e infraestructura educativa y se centralizan las decisiones
respecto de propuestas programáticas para la formación docente y evaluación.

La implementación de la reforma de los 90 condujo a la conformación de un nuevo


escenario en materia de diseño, implementación y financiamiento de políticas en el
ámbito de la educación. En este sentido es muy importante analizar la extensión de la
obligatoriedad hasta el 9° año de escolaridad desde la organización del sistema
educativo en cuatro niveles: Educación Inicial, Educación General Básica,
Educación Polimodal y Educación Superior. Esta estructura arrojó un buen número
de complicaciones al sistema: funcionamiento, infraestructura, la llamada
“primarización” de los primeros años de lo que era la Educación Media (hoy Educación
Secundaria), la reconversión de cargos docentes, entre otras.

Otra cuestión que tendremos en cuenta refiere al lugar que la Argentina pasa a ocupar
en la distribución global de la economía de mercado. Lo que tiempo atrás –
particularmente durante el gobierno peronista- alimentaba la expectativa de desarrollo
industrial en el marco de una economía nacional (recordemos en este sentido lo
estipulado al respecto por la Constitución de 1949) pasa a la construcción de un modelo
de producción de servicios. Por lo tanto, la visión de la relación entre la educación y el
trabajo cambia sustantivamente. La Educación Técnica tuvo un fuerte debilitamiento y
en su lugar se proponen orientaciones diferentes para la Educación Polimodal.
Legislación y normativa educativa

La descentralización a la que hicimos alusión a su vez dejaba librada a las provincias lo


concerniente a los diseños curriculares -más allá del establecimiento de los Contenidos
Básicos Comunes (CBC)- en un marco de creciente autonomía de las jurisdicciones y de
las escuelas lo cual también generó desigualdades de implementación de políticas
curriculares, de cargas horarias y de determinación de límites y alcances para las
titulaciones nacionales.

La Reforma constitucional de 1994

Como ya vimos la Constitución fue sometida a diferentes reformas desde su


promulgación en 1853. En este caso nos referiremos a la que se produjo en el año 1994,
versión vigente en actualidad. Esta reforma centra sus modificaciones en temas de índole
diversa sobre todo en lo que hace a lo político. Por ejemplo, una modificación que
consideramos muy importante: “Esta Constitución mantendrá su imperio aun cuando se
interrumpiere su observancia por actos de fuerza contra el orden institucional y el
sistema democrático. Estos actos serán insanablemente nulos (…)” (Art. 36). En esto
vemos la huella y la decisión de la sociedad argentina de superar experiencias anteriores
que violentaron la voluntad popular con la instalación de gobiernos no democráticos.

Pero también tuvo gran incidencia en la determinación de las políticas educativas. Es de


destacar lo estipulado en su artículo Artículo 75, inciso 22. En él se da una
contundente declaración respecto del reconocimiento de derechos y más aún se hace
mención a los Tratados Internacionales a los que se asigna “jerarquía superior a las
leyes”.

Para leer:
● Les presentamos una selección de artículos de la Constitución
Nacional (1994).

Dado que retomaremos lo vinculado con estas prescripciones, se


propone la Lectura de algunos de estos tratados:
Legislación y normativa educativa

● Declaración Universal de los Derechos Humanos


● Declaración de los Derechos del Niño
● Convención sobre los Derechos del Niño

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