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Procedentes de Aztlan, El 

Imperio azteca, que para el siglo XIV controlaba gran parte de la zona central de
Mesoamérica, contaba con avanzados conocimientos médicos que podían compararse con las prácticas de sanación
europeas de la época.

La cultura azteca era una sociedad teogónica, que concedía gran importancia a los dioses. Esta visión cosmogónica
tendrá gran influencia en la consideración de ciertas enfermedades y en la práctica de la medicina. No obstante, los
aztecas hacían distinción entre enfermedades que tenían un origen divino o mágico y enfermedades de tipo natural.

Las enfermedades que sus médicos podían curar eran tratadas por hueseros, cirujanos y yerberos, quienes usaban
infusiones, emplastos, operaciones sencillas, entablillados, masajes, etc.

Las enfermedades de tipo natural. Eran básicamente heridas, traumatismos, caídas, mordeduras de animales,
presencia de parásitos dentro del organismo. Estos tratamientos se curaban principalmente con remedios basados
en la experiencia y en el valioso empirismo que afortunadamente sobrevivió y trascendió a la conquista. Se podría
decir que se basaron en el método científico para tratar estas enfermedades ya que practicaban una observación de
la enfermedad y después aplicaban las curas en base a lo experimentado anteriormente.

Las causas mágicas o divinas se originaban cuando la persona presentaba un desequilibrio causado por seres
sobrenaturales, un médico brujo o por la reprimenda de un dios castigador.

Como en otras culturas primitivas relacionaron sus divinidades con las causas y medios de curación de muchas de las
enfermedades. "La diosa Tzapotatlenam, descubridora de una resina sagrada llamada Oxitl presidiía la medicina en
general. Entre los aztecas Quetzalcoatl era el dios de los catarros y reumatismos y su culto se rendía en la ciudad de
Cholula. Tetzcalipoca era el dios que castigaba a los viciosos y se adoraba en Tetzcoco. El dios de los niños enfermos
era Tlaltecum.Tlaloc el dios de las aguas, era el responsable de los padecimientos reumáticos ocasionados por la
humedad y el frío. Xochiquetzal, la Venus azteca, diosa del amor, castigaba con bubones, chancros, exantemas y
otras alteraciones de la piel. Xipetotec, el dios de la piel, era el responsable de la dermitis y la sarna.

La medicina fue una profesión artesanal, que se transmitió oralmente de forma hereditaria. Los padres eran los
maestros y los hijos los aprendices. Es también interesante conocer que la medicina podía ser ejercida tanto por
hombres como por mujeres.

Para tratar la enfermedad mágica o religiosa estaba la figura del ticitl, que sería equivalente a algo así como chamán
o hechicero. Para curar las enfermedades naturales se recurría al tepatl. Este último era el que recurría a
medicamentos, hierbas y remedios prácticos.

Los remedios de la medicina azteca

Como has visto, los aztecas tenían distintas explicaciones para cada grupo de enfermedades. aunque en este
apartado me centraré en los remedios naturales (entendidos en este contexto como no mágicos)

El uso de hierbas para curar enfermedades fue de gran importancia en la medicina azteca. Estos gozaban de un gran
conocimiento del uso de hierbas con fines medicinales basada en el empirismo. Estas se empleaban tanto en el
enfermo como eran usadas por el ticitl  para mejorar su sensibilidad hacia los males del enfermo.  Un testimonio de
esta medicina es el libro Libellus de Medicinabilus Indorum Herbis (Libro sobre las hierbas medicinales de los pueblos
indígenas), escrito por Martín de la Cruz. Actualmente está en el Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de
México.

En cuanto a la cirugía, está también tuvo gran desarrollo. Los médicos especialistas en cirugía hacían diversos tipos
de trabajos. Realizaban punciones, trepanaciones, sangrías, suturas o amputaciones. Con esto podían curar
fracturas, abscesos, flemones, quemaduras, úlceras y diversos traumatismos o heridas. Podían incluso proporcionar
anestesia para que el paciente no sufriera durante la operación. Como bisturí solían emplear como materia
prima obsidiana.

La práctica de la medicina azteca estaba tan desarrollada que contaba con una diversa variedad de especialistas,
similares a sus pares modernos.
Historiadores afirman que entre los médicos había cirujanos, internistas, traumatólogos y boticarios. De hecho, se
habla de al menos 40 especialidades médicas. Estos médicos indígenas realizaban punciones, sangrías, suturas,
amputaciones e incluso cirugías cerebrales.

Los curanderos tenían que tener amplios conocimientos sobre la herbolaria local para poder tratar a sus pacientes;
además de entender el lenguaje de los nahuallatolli (espíritus), ver el pasado, el futuro, conocer el mundo
sobrenatural y su interacción con el de los vivos.

La medicina azteca tenía ciertas particularidades interesantes como el uso de pétalos para encapsular algunas
medicinas y tragarlas con mayor facilidad, al mejor estilo de las píldoras modernas.

Los aztecas daban mucha importancia a la higiene y a bañarse con frecuencia. Informes de exploradores españoles
señalan que las calles de Tenochtitlán estaban limpias todo el tiempo. No se sabe con certeza si esto podría ser para
honrar a los dioses o porque ya habían entendido la vinculación entre la limpieza y la salud, varios siglos antes que
sus pares europeos.

Dios de la medicina azteca

El dios de la medicina azteca se llamaba Ixtlilton, que podría traducirse en lenguaje náhuatl como “de rostro
negrillo”.

Este no era un dios invisible, ya que, a diferencia de las otras deidades, su imagen era encarnada por un sacerdote
que pintaba su cara de negro y portaba su indumentaria.

Esta constaba de un escudo con la representación del dios del sol y la guerra, Huitzilopochtli; un bastón con
empuñadura en forma de corazón, un collar de cristal y una cresta de pedernal.

El sacerdote recibía a sus adoradores en un templo de madera en el que exponían al público tinajas de agua pintadas
de negro, cuyo contenido era dado a beber a los niños enfermos para su sanación.

Los niños, si su salud se los permitía, bailaban para el dios en busca de una cura y usualmente el sacerdote analizaba
el reflejo de la imagen del infante en las aguas negras para estudiar el estado de su alma.

Plantas y enfermedades que tratan


A continuación se exponen algunas de las plantas utilizadas por la medicina azteca:

– Achiote: con esta planta combatían los dolores de cabeza, la inflamación de las amígdalas, la insolación,
escoriaciones bucales, la ictericia y asma.

– Anacahuite: Los frutos y trozos de este arbusto eran empleados para aliviar la tos e inflamaciones bronquiales, ya
que poseía amplias propiedades afrodisíacas, digestivas y diuréticas.

– Toronjil: la infusión de esta planta estimulaba la digestión, aumentaba la energía del corazón, mejoraba la
circulación sanguínea, calmaba el sistema nervioso y el vértigo, además de los dolores reumáticos.

– Chayote: las hojas este árbol se empleaban contra la arterioesclerosis y los cálculos renales.

– Flor de manita: esta flor se hervía para tratar enfermedades cardíacas y como ansiolítico.

Flor de manita
Stan Shebs [CC BY-SA 3.0 (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)]
Fuente: Wikimedia Commons

– Aguacate: esta fruta tenía múltiples beneficios al combatir cólicos menstruales, la tos, la caspa, disentería,
peritonitis, gota y hasta para eliminar piojos.

– Guayabo: sus hojas eran destinadas al control de la diarrea, la tonificación del cabello y la expulsión de los
parásitos intestinales.

– Ahuehuete: las hojas de este árbol eran utilizadas para tratar las varices y hemorroides, como tónico para el
corazón y congestiones en pulmones, riñón e hígado.

– Maguey: las pencas de esta planta se usaban para tratar la sífilis, la gonorrea acelerar la cicatrización de heridas,
como antiséptico del estómago y el intestino y laxante.

– Nopal: las hojas de este árbol contribuían a expulsar parásitos intestinales, fortalecer los pulmones, tratar la
diabetes y aumentar la leche materna.

Los aztecas aplicaban la hierba Huacalxochitl para las amígdalas inflamadas.

El jugo del cactus Tlatocnochtlise utilizaba en el México precolombino para las quemaduras.

El tesmacal azteca, o baño de vapor, se utilizaba para el tratamiento del reumatismo, la parálisis y las neuralgias.

El incienso americano o copal cumplía un función esencial por su capacidad de purificar los aires «habitados por el
mal».
Un libro para recordar

La medicina azteca cuenta con un libro que recoge a manera de recetario la virtud de las plantas utilizadas durante la
práctica médica.

Se trata del Libellus de medicinalibus Indorum Herbis (Pequeño libro de las hierbas medicinales de los indios)  que
data de 1552 y es considerado un registro único y el más antiguo escrito sobre este tema.

El códice estuvo perdido por 350 años hasta que fue encontrado en 1929 en la Biblioteca del Vaticano, que lo
devolvió a México en 1990. Hoy se encuentra en el Museo Nacional de Antropología en Ciudad de México como un
legado viviente de la práctica médica azteca.
Rituales de medicina mágica y espiritual azteca

En esta escena alusiva a una curación en un temazcal se ve, abajo a la derecha, a una mujer que adivina la
enfermedad arrojando granos de maíz a un cuenco con agua. Se decía que si los granos se hundían el pronóstico era
favorable; si flotaban, las noticias no eran buenas. Códice Magliabechiano

La enfermedad mágica se distingue de la enfermedad sobrenatural porque: 1) no es causada por los dioses, sino por
otros humanos (brujos, chamanes, etc.) y 2) porque puede curarse por la intervención humana, en vez de recurrir a
los rezos o peticiones a seres sobrenaturales, necesarios para las enfermedades causadas por los dioses. La magia
puede dividirse en 1) magia de contacto, en la que la acción se provoca al contacto con un objeto mágico y 2) magia
simpática o similar, en la que la acción se debe a que el efecto se parece al objeto mágico. 

Brujos

La creencia de que una enfermedad puede causarse al introducir en el cuerpo objetos o fuerzas enviadas por
chamanes y magos se encuentra en muchas sociedades. Los aztecas también creían que los brujos causaban esas
enfermedades. Ya que los búhos eran símbolos del inframundo, el nombre azteca más común para el brujo
era tlacatecólotl  ("hombre búho"). Este personaje podía pronunciar hechizos, los que se alojarían en varias partes
del cuerpo y se "manifestarían" como piezas de hueso u obsidiana. Como en otras partes del mundo, estas
intrusiones solamente podían ser extraídas por otro brujo. Además, la gente podía ser llevada a la locura por unos 
brujos llamados teyollocuani,  "el que come el corazón de la gente", o por aquellos llamados teyolpachoani,  "el que
oprime el corazón de la gente". En este caso la explicación de la enfermedad está en la creencia azteca de que en el
corazón residía una fuerza anímica, teyolía,  que entre otras cosas dotaba de razón a los humanos. Los brujos podían
también dejar el xoxalli,  una inflamación de los pies y de los tobillos, en la orilla del camino y transmitírselo al
primero que pasara por ahí.

Lenguaje y magia

El lenguaje es un componente importante de la magia. Un ejemplo de esto es la necesidad de repetir conjuros y


cantos con absoluta precisión, tanto en la magia europea como en los rituales curativos navajos. Los chamanes
utilizan el lenguaje mágico para realizar curaciones simbólicas y, al hacerlo, pueden producir un efecto placebo. Los
hechiceros y curanderos aztecas utilizaban a menudo una jerga compleja y esotérica en los rituales curativos,
el nahuallatolli  ("discurso del nagual"); y se incrementaba su efectividad con referencias a mitos de creación. Las
fracturas de huesos se trataban aplicando un emplasto al tiempo que se invocaba un conjuro que aludía a un mito,
según el cual los huesos de los primeros humanos se rompieron cuando el dios Quetzalcóatl fue al inframundo para
rescatarlos y volver a poblar la tierra. Las picaduras de escorpión se trataban chupando el veneno y frotando tabaco
sobre la herida mientras se invocaba un mito de creación. El mito se refería al origen de los escorpiones debido a la
seducción de un hombre llamado Yappan por la diosa Xochiquétzal. Las pústulas, o nanáhuatl,  se curaban comiendo
carne de colibrí. La carne de colibrí podía curar la enfermedad de manera mágica porque tanto el tratamiento como
la enfermedad tenían una relación mítica con el Sol. El nombre de la enfermedad evoca al dios Nanahuatzin ("el
buboso"), quien, durante la Quinta Creación, se sacrificó para convertirse en el Sol. Los colibríes estaban
relacionados con el sol porque Huitzilopochtli ("colibrí de la izquierda"), el dios tutelar de los mexicas, era una deidad
solar, y también porque se pensaba que eran las almas renacidas de los guerreros que habían acompañado al Sol
desde el amanecer hasta el mediodía.

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