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La historia del Perú cuenta que desde tiempos antiguos la cultura incaica, practicó
una medicina tradicional basada en plantas medicinales y rituales relacionados con la
espiritualidad y la energía. Dicha práctica era realizada por herbolarios, curanderos o
chamanes, conocidos como “Kallawayas”; ellos practicaban la limpieza del espíritu y
cuerpo de las personas, con medicina tradicional natural, el uso de hierbas y flores frescas y
secas, menjunjes con el sebo de algunos animales como la serpiente, oraciones, música y
danzas; estos tratamientos naturales que en primer lugar fueron atribuidos a la brujería,
según la religión del viejo mundo: pero, la increíble eficacia de las hierbas de la
“medicina Inca” hizo que durante la época del virreinato se iniciara un estudio
científico de las plantas medicinales. Se sabe que la medicina de los incas fue más
avanzada que la medicina en Europa durante esa época, sin embargo los nombres coca,
ayahuasca, yopo, chacruna, etc., fueron desapareciendo, pues chocaban con los intereses
económicos de empresas farmacéuticas.
En la actualidad, personas de todo el mundo llegan a pueblos como Pisac u
Ollantaytambo en el Valle Sagrado de los Incas, para conocer y disfrutar de la medicina
de los Incas.
Dzac Yah
Estos eran los verdaderos médicos mayas, puesto que tenían un amplio conocimiento de
las plantas medicinales y sus propiedades curativas. Fueron, tal vez, los únicos que
establecieron tratamientos de acuerdo con la sintomatología o diagnóstico de las
enfermedades de las que elaboraban amplios registros. Los hierberos o hierbateros como
también se les denomina, son personas que poseen la habilidad de interpretar las
características somáticas de una enfermedad (mediante la plática con el paciente y la
auscultación, si es necesario) y establecer acciones basadas en el diagnóstico de la misma.
La fortaleza de los tratamientos de las enfermedades residía principalmente en el uso de las
hierbas, sin embargo también empleaban métodos complementarios tales como el sangrado
mediante el uso de sanguijuelas o utilizando colmillos secos de víbora de cascabel, el
punzado con espinas de puerco espín, pescado o maguey, al igual que los apretones y
masajes para curar ciertas dolencias.
De todos los curanderos o “médicos mayas”, los dzac-yahes son los que cuentan con un
método de curación muy reconocido por su alta eficacia. Incluso gran cantidad de remedios y
sanaciones practicadas por estas personas aún tienen gran uso y aceptación entre los
descendientes del pueblo maya.
Un ejemplo esta en la población de Dziuché en el estado de Quintana Roo. Estos se han
popularizado mucho por curar todo tipo de enfermedades y han sido muy recurridos por la
gente que prefiere la medicina natural que la medicina moderna.
Planta de belladona.
Entre las hierbas que los curanderos mayas utilizan para hacer sanaciones se encuentran:
Azahar: Es un calmante para los que padecen tensión nerviosa y también sirve como
diurético
Pomolché: La savia de esta planta sirve para el tratamiento de granos difíciles y la
viruela.
Guayaba: Las hojas de esta planta sirven para el tratamiento de la escabiosis
o sarna y para bajar de peso
Ciruela: Las hojas de este árbol son usadas para eliminar el sarpullido
Granos de maíz: era medicina espiritual ya que era muy importante , también el
cabello del maíz era utilizado para las enfermedades de los riñones.
El Copal: La resina sacada por decocción de la raíz y corteza fue utilizada como
incienso para la purificación ritual y sanación espiritual, física y mental , se sigue usando
hoy en día por sus descendientes.De uso delicado ya que se dice que saca el frío del
interior y lleva un tabú en el que es prohibido bañarse en los días posteriores al ritual.
La miel de abejas silvestres: De variedades de abejas originarias de la región como
ser de jimerito y miel grande.
Resinas de árboles además del copal utilizaban resinas de muchos otros árboles de la
región para sus rituales.
La salud en la cultura azteca
La cultura azteca era una sociedad teocrática, que concedía gran importancia a los dioses. Esta
visión cosmogónica tendrá gran influencia en la consideración de ciertas enfermedades y en la
práctica de la medicina. No obstante, los aztecas hacían distinción entre enfermedades que
tenían un origen divino o mágico y enfermedades de tipo natural.
Pero al igual que las enfermedades, también habían diferencias si era una enfermedad mágica o
natural. Para tratar la enfermedad mágica o religiosa estaba la figura del ticitl, que sería
equivalente a algo así como chamán o hechicero. Para curar las enfermedades naturales se
recurría al tepatl. Este último era el que recurría a medicamentos, hierbas y remedios prácticos.
Dentro del ejercicio de esta medicina azteca natural habían diversas especialidades. En la
bibliografía podemos encontrar a cirujanos, internistas, compadronas, boticarios,
traumatólogos, etc. En total había aproximadamente unas 40 variedad de médicos.
Figura 1. Grabado de mexicanos pasando la viruela tras la conquista española. Fuente:
Wikimedia Commons
Los remedios de la medicina azteca
Como has visto, los aztecas tenían distintas explicaciones para cada grupo de enfermedades.
Por tanto, la medicina azteca se tendría que adaptar a ello, aunque en este apartado me centraré
en los remedios naturales (entendidos en este contexto como no mágicos), sobre todo en
fitoterapia y en la cirugía.
El uso de hierbas para curar enfermedades fue de gran importancia en la medicina azteca. Estos
gozaban de un gran conocimiento del uso de hierbas con fines medicinales basada en el
empirismo. Estas se empleaban tanto en el enfermo como eran usadas por el ticitl para mejorar
su sensibilidad hacia los males del enfermo. Un testimonio de esta medicina es el libro Libellus
de Medicinabilus Indorum Herbis (Libro sobre las hierbas medicinales de los pueblos
indígenas), escrito por Martín de la Cruz. Actualmente está en el Museo Nacional de
Antropología de la Ciudad de México.
En cuanto a la cirugía, está también tuvo gran desarrollo. Los médicos especialistas en cirugía
hacían diversos tipos de trabajos. Realizaban punciones, trepanaciones, sangrías, suturas o
amputaciones. Con esto podían curar fracturas, abscesos, flemones, quemaduras, úlceras y
diversos traumatismos o heridas. Podían incluso proporcionar anestesia para que el paciente no
sufriera durante la operación. Como bisturí solían emplear como materia prima obsidiana.