Está en la página 1de 13

Guerra de Independencia de los Estados Unidos

Ir a la navegaciónIr a la búsqueda
Guerra de Independencia de los Estados Unidos de América
Parte de la Revolución de las Trece Colonias
AmericanRevolutionaryWarMon.jpg
Lord Cornwallis se rinde en Yorktown (arriba); batalla de Guilford Court House
(centro izquierda); batalla de Trenton (centro derecha); batalla de Long Island
(abajo izquierda); y muerte del general Warren en Bunker Hill (abajo derecha).
Fecha 19 de abril de 1775-3 de septiembre de 1783
Ratificación efectiva: 14 de enero de 1784
Lugar Este de América del Norte, Gibraltar, Islas Baleares, subcontinente indio,
partes de África, aguas costeras europeas, mar Caribe y océanos Atlántico e Índico
Resultado Victoria de los Estados Unidos y sus aliados,
Acuerdo de cese al fuego anglofrancés (20 de enero de 1783)
Cese al fuego declarado por el Congreso Continental (11 de abril de 1783)
Suspensión concertada de hostilidades en India (2 de julio de 1783)
Paz de París (firmada el 3 de septiembre de 1783 y ratificada el 14 de enero de
1784)
Consecuencias Gran Bretaña reconoce la independencia estadounidense.
Fin del primer Imperio británico.
Ruptura de la Confederación Iroquesa.
Cambios territoriales •Independencia de Estados Unidos.
•España recupera la Florida Oriental y Occidental, la costa de Mosquitos, Campeche,
el archipiélago de San Andrés, las Islas de la Bahía y Menorca.
•Francia anexiona San Pedro y Miquelón, Santa Lucía y Tobago y recupera algunas
plazas en las Antillas y en el río Senegal en África.
•Los Países Bajos ceden Nagapattinam a Gran Bretaña a cambio de Sumatra y reconocen
el derecho de los británicos a navegar por el Índico.
Beligerantes
Bandera de Estados Unidos Trece Colonias
(1775-1776)
Bandera de Estados Unidos Estados Unidos
(1776-1783)
Bandera de Vermont República de Vermont
Bandera de Francia Reino de Francia
Bandera de España Reino de España
Cobeligerantes:
Bandera de los Países Bajos Países Bajos
Reino de Mysore
Tribus indígenas:
Flag of Great Britain (1707–1800).svg Imperio británico
• Lealistas
Red Ensign of Great Britain (1707-1800).svg Provincia de Quebec
Flag of Hanover (1692).svg Hannover
Mercenarios alemanes
Wappen-HK (1736-1804).svg Hesse-Kassel
Wappen-HK (1736-1804).svg Hesse-Hanau
Coat of Arms of the Principality of Waldeck and Pyrmont.svg Waldeck
Brunswick-Lüneburg Arms.svg Brunswick-Luneburgo
Wappen Brandenburg-Ansbach.svg Ansbach
Blason Principauté d'Anhalt-Zerbst (XVIIIe siècle).svg Anhalt-Zerbst
Tribus indígenas:
Comandantes
US flag 13 stars.svg George Washington
US flag 13 stars.svg Benedict Arnold
(hasta 1780)
US flag 13 stars.svg Nathanael Greene
US flag 13 stars.svg Benjamin Lincoln
US flag 13 stars.svg Richard Montgomery
US flag 13 stars.svg Chorągiew królewska króla Zygmunta III Wazy.svg Tadeusz
Kościuszko
US flag 13 stars.svg Chorągiew królewska króla Zygmunta III Wazy.svg Kazimierz
Pułaski
US flag 13 stars.svg Horatio Gates
US flag 13 stars.svg Friedrich Wilhelm von Steuben
US flag 13 stars.svg Daniel Morgan
Royal Standard of the King of France.svg Gilbert de La Fayette
Royal Standard of the King of France.svg Charles Henri
Royal Standard of the King of France.svg Jean-Baptiste Donatien de Vimeur de
Rochambeau
Royal Standard of the King of France.svg François Joseph Paul de Grasse (P.D.G.)
Bandera de España 1760-1785.svg Bernardo de Gálvez
Bandera de España 1760-1785.svg Luis de Córdova y Córdova
Bandera de España 1760-1785.svg Luis de Unzaga y Amézaga
Bandera de España 1760-1785.svg Gilbert Antoine de Saint Maxent
Bandera de España 1760-1785.svg Juan de Lángara
Bandera de España 1760-1785.svg Francisco de Saavedra
Bandera de España 1760-1785.svg Francisco de Miranda
Statenvlag.svg Johan Zoutman Union flag 1606 (Kings Colors).svg Jorge III de Gran
Bretaña
Union flag 1606 (Kings Colors).svg Frederick North
Union flag 1606 (Kings Colors).svg George Germain
Union flag 1606 (Kings Colors).svg John Burgoyne (P.D.G.)
Union flag 1606 (Kings Colors).svg Charles Cornwallis Rendición
Union flag 1606 (Kings Colors).svg William Howe
Union flag 1606 (Kings Colors).svg Henry Clinton
Union flag 1606 (Kings Colors).svg Guy Carleton
Union flag 1606 (Kings Colors).svg Banastre Tarleton Rendición
Union flag 1606 (Kings Colors).svg Benedict Arnold
(desde 1780)
Union flag 1606 (Kings Colors).svg John André Ejecutado
Union flag 1606 (Kings Colors).svg Thomas Gage
Flag of the Iroquois Confederacy.svg Joseph Brant
Fuerzas en combate
US flag 13 stars.svg Ejército Continental:
231 000 Soldados2
US flag 13 stars.svg Armada Continental:
5000 marineros en 1779, ningún navío de línea y 53 buques (no todos activos al
mismo tiempo)3
Aliados:
11 000 soldados españoles en América4
12 000 soldados franceses en América, 63 000 soldados franco-españoles en Gibraltar
y 146 navíos de línea activos en 17825
1000 indios6
•1007-1508 illiniwek
•200-2000 abenaki9 Union flag 1606 (Kings Colors).svg Ejército Británico
39 000 (promedio)10
7500 soldados en Gibraltar5
19 00011-25 00012 lealistas
30 000 alemanes13
10.00012-13 00014indios
•1500 iroqueses15
•500-2000 muscoguis16
•100 hurones17
•~2000 cheroquin 9
Union flag 1606 (Kings Colors).svg Marina Real británica
94 navíos de línea activos en 17825 y 171 000 marinos18
Bajas
25 000-70 000 estadounidenses muertos (6824 en combate)1019
6100 heridos
20 000 prisioneros
10 000 franceses, 5000 españoles y 500 holandeses muertos1220
31 navíos de línea y 68 fragatas21
4216 cañones navales21
1100 buques mercantes21
215 buques corsarios21 4000 soldados británicos muertos en combate10
1243 marinos muertos en combate, 18 500 por enfermedad y 42 000 desertores (1776-
1780)22
7774 alemanes muertos (1800 en combate)10
20 navíos de línea y 70 fragatas21
3374 cañones navales21
2200 buques mercantes21
75 buques corsarios21
Unos 65 000 a 70 000 lealistas huyen de los Estados Unidos a Canadá, Florida y el
Caribe.23
En 1783, más de 2000 iroqueses al mando de Brant huyeron a Ontario, 8000 lealistas
a St. Lawrence y 30 000 a Nuevo Brunswick.24
La mayoría de los indios intentaron inicialmente mantenerse neutrales,25 pero solo
las tribus al oeste del Misisipi lo lograron, como los sioux, ojibwas, fox y sauk,
aunque los británicos inicialmente casi lograron ponerlos de su lado enviándoles
mensajeros.26
[editar datos en Wikidata]
La guerra de Independencia de los Estados Unidos fue un conflicto bélico que
enfrentó a las Trece Colonias británicas originales en América del Norte contra el
Reino de Gran Bretaña. Ocurrió entre 1775 y 1781, finalizando con la derrota
británica en la batalla de Yorktown y la firma del Tratado de París.

Durante esta guerra, Francia ayudó a los revolucionarios estadounidenses con tropas
terrestres comandadas por Rochambeau y por el Marqués de La Fayette y por flotas
bajo el comando de marinos como Guichen, de Grasse y d'Estaing. España, por su
parte, contribuyó inicialmente y de forma clandestina con la Revolución, desde la
primavera y verano de 1776, gracias a Luis de Unzaga y Amézaga, luego de su cuñado
Bernardo de Gálvez y de forma abierta a partir de la batalla de Saratoga, mediante
las armas y los suministros proporcionados por los navíos del comerciante Diego de
Gardoqui, familiar del gobernador Unzaga, y abriendo un frente en el flanco sur.

Las colonias británicas que se independizaron de Gran Bretaña edificaron el primer


sistema político liberal y democrático, alumbrando una nueva nación, los Estados
Unidos de América, incorporando las nuevas ideas revolucionarias que propugnaban la
igualdad y la libertad. Esta sociedad colonial se formó a partir de oleadas de
colonos inmigrados y no existían en ella los rasgos característicos del rígido
sistema estamental europeo.

En las colonias del sur (Virginia, Carolina del Norte, Carolina del Sur y Georgia)
se había organizado un sistema esclavista (con unos 500.000 esclavos negros) que
explotaban plantaciones de tabaco, algodón y azúcar. De este modo, la población
estaba compuesta por grandes y pequeños propietarios, así como esclavos.

Los antecedentes a la guerra de la Independencia de los Estados Unidos se remontan


a la rivalidad franco-británica en Norteamérica y a las consecuencias de la guerra
de los Siete Años, que terminó en 1763.

El 10 de febrero de ese año, el Tratado de París puso fin al imperio colonial


francés en América del Norte y consolidó a Gran Bretaña como la potencia
hegemónica. En oposición solo tenía a España, que controlaba Nueva Orleans, la
ciudad más importante, con unos 10.000 habitantes. Respecto a Francia, la pérdida
territorial no fue sentida como algo catastrófico. Se conservaban los derechos
pesqueros en Terranova y la población católica francófona recibiría un trato de
respeto. Por otro lado, en la zona del Caribe las pérdidas podían ser compensadas,
pues la colonia principal francesa Saint-Domingue (La Española) con capital en
Puerto Príncipe, producía la mitad del azúcar consumido en todo el mundo y su
comercio con África y las Antillas estaba en pleno apogeo.

Respecto a los colonos estadounidenses, la guerra modificó radicalmente el panorama


anterior. Los francófonos católicos de Quebec, tradicionales enemigos de los
colonos estadounidenses de las trece colonias, recibieron un trato respetuoso por
parte de las autoridades británicas, que se confirmó en 1774 cuando se dotó a
Canadá de un estatuto particular dentro de las colonias estadounidenses, llevándose
sus fronteras hasta la confluencia del Ohio y el Misisipi. Asimismo su población
conservó un derecho civil propio y la Iglesia católica fue reconocida. Todos estos
movimientos fueron mal aceptados por la población de las Trece colonias.

La causa inmediata de este conflicto fue el injusto trato que Gran Bretaña infligía
a los colonos, pues estos aportaban riquezas e impuestos a la metrópoli pero no
tenían los medios para decidir sobre dichos impuestos, por lo que se sentían
marginados y no representados.

Índice
1 Contexto
2 La guerra de independencia
2.1 Los primeros combates
2.2 La batalla de Saratoga
2.3 La ayuda extranjera y el final de la guerra
3 Tratado de Paz
4 La nueva constitución
5 Véase también
6 Notas
7 Referencias
7.1 Notas
7.2 Bibliografía
8 Enlaces externos
Contexto
Artículo principal: Revolución de las Trece Colonias
Gran Bretaña obtuvo el triunfo parcial sobre Francia en la Guerra de los Siete Años
(1756-1763) recibiendo gran ayuda económica y militar de las colonias, al igual que
estas de la metrópoli, aunque dicha colaboración no les fue recompensada. Las
medidas represivas del gobierno británico (producidas tras sublevaciones como el
Motín del Té de Boston y las sanciones de las Actas Intolerables) provocaron el
inicio de la guerra de independencia.

El descontento se extendió por las Trece Colonias y se organizó una manifestación


en Boston en contra de los impuestos que debían pagar por artículos indispensables
como el papel, el vidrio o la pintura. En esta manifestación no hubo ningún
altercado y el gobierno británico hizo oídos sordos a las peticiones de los
colonos, pero estos no iban a consentir que la situación continuara así, con lo que
se reunieron junto con varios miembros de otras poblaciones para urdir una acción
más propagandística que la manifestación. En 1773 los colonos se reunieron en
Boston. De Gran Bretaña llegaban tres naves cargadas de cajas que contenían té.
Varios miembros de la sociedad secreta se disfrazaron de indios y fueron nadando
hasta alcanzar los tres barcos. Una vez allí capturaron a sus tripulantes y tiraron
la mercancía por la borda. Fue la primera acción contra la represión de impuestos,
lo que intranquilizó a los británicos.

En 1774 se reunió por primera vez el Congreso de los colonos en contra de la


servidumbre a Londres y a favor de una patria independiente, el Primer Congreso
Continental. Ya se discuten unas hipotéticas leyes. Pese al clima de enemistad
contra los británicos metropolitanos en las colonias, todavía había algunos colonos
que apoyaban al rey Jorge III de Gran Bretaña, siendo llamados kings friends (cerca
de 500.000 leales, alrededor del 19% de la población de las trece colonias).

La guerra de independencia
Los primeros combates
El 19 de abril del año 1775, soldados británicos salieron de Boston para impedir la
rebelión de los colonos mediante la toma de un depósito de armas de estos últimos
en la vecina ciudad de Concord. En el poblado de Lexington se enfrentaron a 70
milicianos. Nadie sabe quién abrió fuego y dio comienzo de este modo la guerra de
independencia. Los británicos tomaron Lexington y Concord, pero en su regreso hacia
Boston fueron hostigados por cientos de voluntarios de Massachusetts, Lexington y
Concord. Se producen las primeras bajas de la contienda, ocho soldados colonos.
Para junio, 10 000 soldados coloniales sitiaron Boston.

En mayo de 1775, un Segundo Congreso Continental se reunió en Filadelfia y empezó a


asumir las funciones de gobierno nacional. Nombró catorce generales, autorizó la
invasión de Canadá y organizó un ejército de campaña bajo el mando de George
Washington, un hacendado virginiano y veterano de la guerra franco-india.
Consciente de que las colonias sureñas desconfiaban del fanatismo de Massachusetts,
John Adams presionó para que se eligiera a este coronel de la milicia virginiana,
que tenía cuarenta y tres años, como comandante en jefe. Fue una elección
inspirada. Washington, que asistía al Congreso de uniforme, tenía el aspecto
adecuado: era alto y sereno, con un digno aire militar que inspiraba confianza.
Como dijo un congresista: «No era un tipo que actuara alocadamente, que
despotricara y jurara, sino un hombre sobrio, firme y calmado».

Se empezaron a reclutar soldados de entre todas las partes de las colonias. Muchos
de ellos eran agricultores o cazadores, bravucones y poco entrenados en el combate.
En las primeras luchas contra los británicos, George Washington llegó a decir:
«hemos reclutado un ejército de generales, no obedecen a nadie».

Al principio, la guerra fue desfavorable para los colonos. En junio de 1775 ambos
ejércitos se encontraron en Bunker Hill, frente a Boston. Los rebeldes se habían
atrincherado en la colina y, pese a que los británicos asaltaron las posiciones
continentales con violencia, los colonos consiguieron aguantar el ataque durante
bastante tiempo; cuando los últimos asaltantes logran llegar a la cima, las bajas
británicas son de 800 soldados. Es una victoria pírrica para los británicos. Los
insurgentes, además, hicieron circular su versión de los hechos, que no era otra
sino que se habían retirado simplemente por la falta de munición y no por el empuje
de los casacas rojas. Después de dejar la colina Bunker Hill, los colonos se
centraron en fortificar la otra colina, Dorchester Heights, lo que consiguieron
gracias a los cañones que capturaron en el fuerte Ticonderoga, y que trajo en una
compleja operación desde allí el joven coronel Henry Knox (esta operación de
transporte se conoce como «noble tren de artillería»). El general británico William
Howe, al ver esta fortificación, decidió rendirse y evacuar la ciudad de Boston el
17 de marzo de 1776 (día de la evacuación). Desde 1770 el gobernador de Luisiana,
Luis de Unzaga y Amézaga tenía conocimiento de los sucesos en Boston y las
restantes colonias británicas, desde finales de 1775 y en especial en la primavera
y verano de 1776 Luis de Unzaga y Amézaga ayudó a los colonos norteamericanos con
mercancías, atendiendo peticiones como las provenientes de Patrick Henry o el
general Charles Lee, Unzaga facilitó desde Nueva Orleans toneladas de pólvora,
harina, medicamentos, apoyo económico, apoyo militar y apoyo de armas en varias
embarcaciones río arriba, pasando por San Luis y llegando hasta Fort Pitt
(Pittsburg) a través del río Ohio; gracias a ello, Washington logró sus primeras
victorias.

El 2 de julio de 1776, el Congreso finalmente resolvió que: «estas Colonias Unidas


son, y por derecho deben ser, estados libres y soberanos». El 4 de julio de 1776 se
reunieron 56 congresistas estadounidenses para aprobar la Declaración de
Independencia de los Estados Unidos, que Thomas Jefferson redactó con la ayuda de
otros ciudadanos de Virginia. Se imprimió papel moneda y se iniciaron relaciones
diplomáticas con potencias extranjeras. En el congreso se encontraban cuatro de las
principales figuras de la independencia: George Washington, Thomas Jefferson,
Benjamin Franklin y John Adams. De los 56 congresistas, 14 murieron durante la
guerra. Benjamin Franklin se convierte en el primer embajador y jefe de los
servicios secretos.

La unidad se extendió entonces por las Trece Colonias para luchar contra los
británicos. La declaración presentó una defensa pública de la guerra de
Independencia, incluida una larga lista de quejas contra el soberano británico
Jorge III. Pero sobre todo, explicó la filosofía que sustentaba la independencia,
proclamando que todos los hombres nacen iguales y poseen ciertos derechos
inalienables, entre ellos la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que
los gobiernos pueden gobernar solo con el consentimiento de los gobernados; que
cualquier gobierno puede ser disuelto cuando deja de proteger los derechos del
pueblo. Esta teoría política tuvo su origen en el filósofo inglés John Locke, y
ocupa un lugar prominente en la tradición política anglosajona.

Estos hechos convencieron al gobierno británico de que no se enfrentaba simplemente


a una revuelta local de Nueva Inglaterra. Pronto se asumió que el Reino Unido
estaba envuelto en una guerra, y no en una simple rebelión, por lo que se adoptaron
decisiones de política militar dieciochesca convencional, consistente en maniobras
y batallas entre ejércitos organizados.

Este cambio de estrategia forzó a los británicos a evacuar Boston en marzo de 1776
y transferir sus principales fuerzas a Nueva York, cuya población se presumía más
favorable a la Corona, con un puerto más amplio y una posición central. En
consecuencia, en el verano de 1776, sir William Howe, que sustituyó a Gage como
comandante en jefe del ejército británico en Norteamérica, llegó al puerto de Nueva
York con una fuerza de más de treinta mil hombres. Howe tenía intención de aislar
Nueva Inglaterra de los otros rebeldes y derrotar al ejército de Washington en una
batalla decisiva. Iba a pasar los dos años siguientes tratando de llevar a cabo
este plan.

Tropas alemanas que sirvieron con los británicos, llamadas «hessianos» o «Hessians»
en inglés (C. Ziegler, tras Conrad Gessner, 1799).
Según todas las apariencias, un enfrentamiento militar parecía muy ventajoso para
Gran Bretaña, una de las potencias mundiales más poderosas, con una población de
unos once millones, frente a los dos millones y medio de colonos, un quinto de los
cuales eran esclavos negros. La armada británica era la mayor del mundo y casi la
mitad de sus buques participaron inicialmente en el conflicto con los nacientes
Estados Unidos. El ejército era una fuerza profesional bien entrenada; en 1778,
llegó a tener cerca de cincuenta mil soldados estacionados solo en Norteamérica, a
los cuales se añadieron más de treinta mil mercenarios alemanes durante la
contienda.

Para enfrentarse a ese poder militar, los rebeldes tenían que empezar de la nada.
El Ejército Continental contaba con menos de cinco mil efectivos permanentes,
complementados por unidades de las milicias estatales de diferentes tamaños. En la
mayoría de los casos estaban mandados por oficiales inexpertos y no profesionales.
George Washington, el comandante en jefe, por ejemplo, solo había sido coronel de
regimiento en la frontera virginiana y tenía poca experiencia en combate. No sabía
nada de mover grandes masas de soldados y nunca había dirigido un asedio a una
posición fortificada. Muchos de sus oficiales habían salido de las capas medias de
la sociedad: había posaderos convertidos en capitanes y zapateros en coroneles,
como exclamó, asombrado, un oficial francés. Es más, «sucede con frecuencia que los
colonos preguntan a los oficiales franceses qué oficio tienen en Francia». No es de
extrañar, pues, que la mayoría de los oficiales británicos pensara que el ejército
insurgente no era «más que una banda despreciable de vagabundos, desertores y
ladrones» incapaces de rivalizar con los casacas rojas de Su Majestad. Un general
británico llegó a alardear que con mil granaderos podía «ir de un extremo a otro de
Norteamérica y castrar a todos los hombres, en parte por la fuerza y en parte con
un poco de persuasión».

Sin embargo, estos contrastes eran engañosos, porque las desventajas británicas
eran inmensas desde el principio del conflicto. Gran Bretaña tenía que conducir la
guerra desde el otro lado del Atlántico, a cinco mil kilómetros de distancia, con
los consiguientes problemas de comunicaciones y logística; incluso alimentar
adecuadamente era un problema casi insalvable. Al mismo tiempo, tenía que hacer una
guerra absolutamente diferente a la que cualquier país hubiera librado en el siglo
XVIII. La propia Norteamérica era inconquistable. La enorme extensión del
territorio hacía que las maniobras y operaciones convencionales fueran difíciles y
engorrosas. El carácter local y fragmentario de la autoridad en Norteamérica
inhibía cualquier acción decisiva por parte de los británicos. No había ningún
centro neurálgico con cuya captura se pudiera lograr aplastar la rebelión. Los
generales británicos acabaron por decidir que su principal objetivo debía ser
enfrentarse al ejército de Washington en una batalla, pero, como dijo el comandante
en jefe británico, no sabían como hacerlo, «ya que el enemigo se mueve con mucha
más celeridad de la que nosotros somos capaces».

Uno de los principales problemas para los colonos era la baja calidad de sus
mosquetes, ya anticuados y que solo podían disparar a pocos metros para obtener
precisión. Esto llevó a que se creara un nuevo tipo de arma más eficaz, que fue el
fusil modelo Pennsylvania, de gran precisión desde más de 80 metros. Los colonos en
estos primeros combates lucharon en forma de guerrillas.

Travesía del río Delaware.


George Washington, por su parte, comprendió desde el principio que, por el lado
estadounidense, la guerra tenía que ser defensiva. «En todas las ocasiones debemos
evitar una acción general -dijo ante el Congreso en septiembre de 1776- o arriesgar
nada, a menos que nos veamos obligados por una necesidad a la cual no deberíamos
vernos arrastrados». Aunque nunca actuó como cabecilla guerrillero y se concentró
todo el tiempo en crear un ejército profesional, con el cual pretendía batir a los
británicos en una batalla abierta, en realidad, sus tropas pasaban buena parte del
tiempo librando escaramuzas con el enemigo, acosándolo y privándole de comida y
avituallamiento siempre que era posible (guerra de guerrillas). En esas
circunstancias, la dependencia de los estadounidenses de unas fuerzas de la milicia
no profesionales y la debilidad de su ejército organizado los convertían, como dijo
un oficial suizo, en más peligrosos que «si tuvieran un ejército regular». Los
británicos no comprendieron nunca a qué se enfrentaban; esto es, a una verdadera
revolución que contaba con un apoyo generalizado de la población. Por ello,
continuamente subestimaron el aguante de los rebeldes y sobreestimaron la fuerza de
los colonos leales a la Corona. Al final, la independencia acabó significando más
para los estadounidenses que la reconquista o conservación de las Trece Colonias
para los británicos.

La batalla de Saratoga
Artículos principales: Campaña de Saratoga y Batalla de Saratoga.
Las cosas empezaron a cambiar en octubre de 1777, cuando un ejército británico bajo
el mando del General John Burgoyne se rindió en Saratoga, en el norte del estado de
Nueva York. Este fue el golpe de gracia y propagandístico que necesitaban los
colonos para su independencia. Desde Canadá llegaron indios (dirigidos por Joseph
Brant) a favor de los británicos porque los colonos les estaban invadiendo sus
tierras cada vez más. La expedición estaba mandada por el general John Burgoyne y
pretendía llegar a Albany. Sin embargo, fueron interceptados y tuvieron que
presentar batalla en Freeman, cerca del río Hudson. Aquí estaban los colonos al
mando de Benedict Arnold, Horatio Gates y Daniel Morgan. Este último comandaba a
fusileros vestidos con pieles, muchos de ellos antiguos cazadores.

El general Burgoyne contaba con 600 mercenarios alemanes (los británicos llegaron a
utilizar hasta 16 000 en toda la guerra) para tomar la granja. El 9 de septiembre
Morgan tiene a sus hombres bien escondidos en un bosque contiguo a la granja y en
los trigales de la misma. Una vez se acercan los mercenarios alemanes, los
fusileros salen de sus escondites y disparan a los enemigos, produciendo gran
sorpresa entre estos y provocando que caigan decenas. Burgoyne entonces manda otros
600 más, que también caen. Los británicos retroceden, pero Burgoyne resiste, aunque
sin suministros ni víveres, y consigue poco tiempo después tomar la granja.

Horatio Gates, aunque hombre pesimista, es convencido por Morgan y Arnold para
lanzar un ataque a los británicos. Con los cañones incautados a los británicos
bombardean la granja y consiguen la rendición de Burgoyne. Entre el cañoneo de los
colonos, un general británico, Simon Fraser, ordenó una carga de caballería
totalmente desesperada por lo difícil de la situación. Esta carga fue rápidamente
neutralizada por los hombres de Morgan, que consiguieron acabar con el general.
Este, antes de morir, pidió ser enterrado en el campo de batalla, y para ello
varios soldados británicos se reunieron, lo que llegó a confundir a los colonos.
Creyendo que los enemigos se estaban reorganizando para otro ataque, empezaron a
cañonear la zona en que estaban enterrando a Simon Fraser, y aunque no dieron en el
blanco, sí produjeron que los que se esforzaban en la faena fueran salpicados por
la arena y el polvo. Al final se le pudo enterrar entre una lluvia de balas de
cañón. Este hecho produjo esta frase de un general alemán llamado Riedesel: «¡qué
gran entierro para un gran guerrero!»

La ayuda extranjera y el final de la guerra


Alentados por la victoria de Saratoga, Francia y España, que desde 1775 ayudaban
clandestinamente a través del gobernador español Luis de Unzaga y Amézaga casado
con la francesa Isabel de Saint Maxent, veían la oportunidad como una ocasión de
oro para lograr la revancha del desastroso Tratado de París de 1763, con el que
concluyó la guerra de los Siete Años. Así, Francia tras unos meses de cierta
vacilación, entró abiertamente en la guerra firmando una alianza en febrero de 1778
con los colonos. Pese a sus escasas provisiones y limitado adiestramiento, las
tropas coloniales pelearon bien en general, pero podrían haber perdido la guerra si
no hubieran recibido ayuda del erario francés, de la poderosa marina francesa y de
las tropas enviadas por Francia.

Por su parte, España, aunque enseguida ayudó a los rebeldes con dinero, armas y
municiones, se mostró reacia a la intervención directa, debido al temor de una
represalia de los británicos en sus tierra con un conflicto armado; incluso intentó
realizar una mediación entre las colonias e británicos .27 Los objetivos españoles
en América eran expulsar a los británicos tanto del golfo de México como de las
orillas del Misisipi y conseguir la desaparición de sus asentamientos en la América
Central.28 La ayuda española, en todo caso, fue abundante , y más interesada en
favorecer la independencia de las Trece Colonias.29

Después de 1778, la lucha se trasladó al sur y el conflicto ya había adquirido un


cariz internacional con la entrada de Francia. Un año más tarde la realidad se
impuso y España declaró la guerra a Gran Bretaña, pensando incluso en la
posibilidad de invadir Gran Bretaña mediante el concurso de una armada franco-
española, plan que resultó inviable. Para su entrada abierta en el conflicto, el
Gobierno español había firmado el llamado Tratado de Aranjuez, acuerdo secreto con
Francia sellado en Aranjuez el 12 de abril de 1779, por el cual España conseguía
una serie de concesiones a cambio de unirse a Francia en la guerra.30 Esta prometió
su ayuda en la recuperación de Menorca, la Mobila, Panzacola, la bahía de Honduras
y la costa de Campeche y aseguró que no concluiría paz alguna que no supusiera la
devolución de Gibraltar a España.31 Esto provocó que los británicos tuvieran que
desviar a Gibraltar tropas destinadas en un principio a las colonias.

Los puertos de Tolón y Brest, en Francia, que estaban bloqueados por los
británicos, fueron desbloqueados por la falta de efectivos de la Marina Real
británica. Con los puertos atlánticos abiertos, los franceses pudieron llevar
tropas a América al mando de La Fayette y de Rochambeau, siendo esta ayuda de gran
importancia para los colonos, como se señaló más arriba. Fue decisiva la batalla
del cabo de Santa María (1780) en la que una flota combinada hispano-francesa
capturó un convoy británico. En total 52 buques, 80 000 mosquetes, 3000 barriles de
pólvora, gran cantidad de provisiones y la ingente suma de 1 000 000 de libras
esterlinas en lingotes y monedas de oro, destinados a mantener las operaciones
militares en las colonias, fueron capturados. Lo que supuso uno de los mayores
desastres navales de la historia del Reino Unido y dejando insostenible su
situación militar.

Más tarde Holanda también se unirá a la coalición formada por España y Francia, con
ambiciones de ganar posiciones por el dominio de los mares, aunque a diferencia de
sus aliadas, Holanda no aportó tropas, tan solo provisiones, armas, vestimenta,
divisas y algunos buques de guerra.

En 1781, 8 000 soldados británicos al mando del general Charles Cornwallis fueron
rodeados en Virginia, el último reducto, por una flota francesa y un ejército
combinado franco-estadounidense a las órdenes de George Washington de 16 000
hombres. Tras el sitio de Yorktown, Cornwallis se rindió, y el gobierno británico
propuso la paz. En la batalla cayeron 156 británicos, 52 franceses y 20
independentistas, siendo los últimos muertos en combate durante la Guerra de la
Independencia.

En los restantes frentes entre 1779 y 1781, España sitió Gibraltar, una vez más
infructuosamente, y lanzó varias campañas contra distintos puntos estratégicos del
golfo de México en manos británicas, la mayor parte coronadas por el éxito
(Pensacola). Por otro lado, una exitosa expedición a Menorca permitió la
recuperación de la isla en febrero de 1782. El Tratado de París o Tratado de
Versalles se firmó el 3 de septiembre de 1783 entre Gran Bretaña y los Estados
Unidos y puso término a la Guerra de Independencia de los Estados Unidos. El hecho
de que Gran Bretaña perdiese todas las posesiones en el continente americano al sur
de Canadá y al norte de Florida, hacía imposible un desenlace militar favorable
para los británicos.

Tratado de Paz
Artículo principal: Tratado de París (1783)
Reconocía la independencia de Estados Unidos de América y otorgó a la nueva nación
todo el territorio al norte de Florida, al sur del Canadá y al este del río
Misisipi. El paralelo 31° se fijaba como frontera sur. Gran Bretaña renunció,
asimismo al valle del Ohio y dio a Estados Unidos plenos poderes sobre la
explotación pesquera de Terranova.
España mantenía los territorios recuperados de Menorca y la Florida oriental y
occidental. Por otro lado recuperaba las costas de Nicaragua, Honduras (Costa de
los Mosquitos), Campeche y las Islas de la Bahía. Se reconocía la soberanía
española sobre la colonia de Providencia y la británica sobre Bahamas. Sin embargo,
Gran Bretaña conservaba la estratégica posición de Gibraltar (Londres se mostró
inflexible, ya que el control del Mediterráneo era impracticable sin la fortaleza
de la Roca).
Francia recuperaba la mayoría de sus islas en las Antillas, además de las plazas
del río Senegal en África.
Holanda recibía Sumatra, estando obligada a entregar Negapatam (en la India) a Gran
Bretaña y a reconocer a los británicos el derecho de navegar libremente por el
Índico.
Gran Bretaña mantenía a Canadá bajo su Imperio, a pesar de que los estadounidenses
trataron de exportar a tierras canadienses su revolución.
Finalmente, se acordó el intercambio de prisioneros.
La independencia provocó el éxodo de cerca de 65-70 000 lealistas (más del 2 % de
la población de las 13 colonias) que se refugiaron mayoritariamente en Canadá (unos
46 000), dando a Canadá su marcado carácter lealista y probritánico.
En general los logros alcanzados pueden juzgarse como favorables para España y en
menor medida para Francia a pesar del elevado coste bélico y las pérdidas
ocasionadas por la casi paralización del comercio con América, un pesado lastre que
gravitaría sobre la posterior situación económica francesa. Por otra parte, el
triunfo de los rebeldes estadounidenses sobre Gran Bretaña no iba a dejar de
influir en un futuro próximo sobre las colonias españolas. Esta influencia vino por
distintos caminos: la emulación de lo realizado por comunidades en similares
circunstancias, la solidaridad de los antiguos colonos con los que aún lo eran, la
ayuda de otras potencias interesadas en la desaparición del imperio colonial
español, etc. Estos aspectos se manifestaron de un modo claro durante las Guerras
Napoleónicas.

La nueva constitución
Véase también: Constitución de los Estados Unidos
Una vez conquistada la independencia resultó muy complicado poner de acuerdo a
todas las antiguas colonias. En 1787, 55 representantes de las antiguas colonias se
reunieron en Filadelfia con el fin de redactar una constitución. Se creaba así un
único gobierno federal, con un presidente de la república y dos cámaras
legislativas (Cámara de Representantes y Senado). Esta constitución estaba
inspirada en los principios de igualdad y libertad que defendían los ilustrados
franceses y se configuró como la primera carta magna que recogía los principios del
liberalismo político estableciendo un régimen republicano y democrático. La
independencia y democracia estadounidense causó un notable impacto en la opinión y
la política de Europa.

Véase también
Padres fundadores de los Estados Unidos
George Washington
España en la guerra de Independencia de los Estados Unidos
Francia en la guerra de Independencia de los Estados Unidos
Operaciones navales en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos
Notas
Miller, 2004: 79; Norton, 2014: 152. En 1777 los oneida y tuscarora abandonan su
neutralidad para unirse a los rebeldes, sin embargo, parte de estos últimos siguen
manteniéndose neutrales. En enero de ese año, el fuego simbólico de la paz entre
las seis tribus se apago y todas volvieron a guerrear entre sí como en antaño.
Stockbridge. Comunidad indígena formada por munsee (lenapes), mohicanos, wappinger
y de Housatonic (Calloway, 2005: 85; Volo, 2007: 337). Estos últimos son llamados
schaghticoke y son descendientes de mohicanos, potatuck, weantinock, tunxis, podunk
y otras tribus de las actuales Connecticut, Nueva York y Massachusetts
("Schaghticoke Indian Tribe". Manataka American Indian Council). Las pequeñas
tribus de Nueva Inglaterra rápidamente se pusieron del lado de sus vecinos rebeldes
(Goodridge, 2005; Heinemann, 2008).
Activos militarmente entre 1776 y 1780.
Dill, Jordan S. (1996). Delaware. First Nations/First Peoples Issues. Los
delawares o lenapes apoyaron a los rebeldes tras firmar el Tratado de Fort Pitt en
1778, pero dos años después, ante una feroz incursión británica en su territorio,
la mayoría decidió cambiar de bando. Los pocos que siguieron leales se refugiaron
entre las guarniciones estadounidenses.
Dill, Jordan S. (1996). Micmac. First Nations/First Peoples Issues. La mayoría de
ellos se mantenían hostiles con los británicos tras ser vencidos en la Guerra
franco-india, veían en los rebeldes la posibilidad de restaurar el régimen francés.
En 1779 decidieron firmar la paz con los británicos.
Tribu muscogui de Georgia.
Mohawk, cayugas y senecas rápidamente se dedican a incursionar contra los colonos
rebeldes, los onondagas se les suman en 1779 (Miller, 2004: 79; Volo, 2007: 339).
En teoría, los iroqueses podían movilizar hasta 2000 guerreros pero el
enfrentamiento interno les impidió convertirse en un frente unido contra los
patriotas. Algo decisivo para el resultado del conflicto (Volo, 2007: 338).
Basándose en datos de los superintendentes de asuntos indios de la British Indian
Department, encargada de coordinar la política colonial desde Londres. Los indios
movilizaban poco antes de la guerra 13.000 lanzas entre las Cinco Tribus
Civilizadas a cargo de John Stuart (1718-1779), superintendente meridional. Además,
según los superintendentes septentrionales, Sir William Johnson (1715-1774) y Guy
Johnson (1740-1788), podían movilizar 2.100 iroqueses, 800 entre las tribus
canadienses en el río San Lorenzo, 1.200 de los Grandes Lagos, 1.250 occidentales,
1.100 de Ohio, 150 illinois y 2.000 de la Confederación Wabash (Barnes, 2014: 42).
Los cheroqui, junto a los iroqueses, eran las mayores confederaciones tribales de
la región. Con los shawnees trataron de mantenerse neutrales, pero en 1776 los
ataques de 6000 milicianos de Virginia, Georgia y ambas Carolinas (Doherty, 2005:
74; Miller, 2004: 79), con el coste de 2000 indios muertos (Doherty, 2005: 74), los
llevaron de ponerse de lado británico (Volo, 2007: 339).
En noviembre de 1785 se decía que esta tribu podía movilizar 2000 guerreros
[Waselkov, Gregory A.; Peter H. Wood & M. Thomas Hatley (2006). Powhatan's Mantle:
Indians in the Colonial Southeast. University of Nebraska Press, pp. 91. ISBN
9780803298613], la misma cifra que movilizaron en 1715-1716 [Reynolds, Jr., William
R. (2015). The Cherokee Struggle to Maintain Identity in the 17th and 18th
Centuries. McFarland, pp. 36. ISBN 9781476615783].
Referencias
Notas
Volo, 2007: 337
https://www.battlefields.org/learn/articles/american-revolution-
faqs#:~:text=Library%20of%20Congress-,How%20many%20soldiers%20served%20in%20the
%20war%3F,numbered%20upwards%20of%20145%2C000%20men.
Greene, 2003: 328
https://www.abc.es/cultura/abci-ayuda-espanola-independencia-estados-unidos-sale-
olvido-201703280130_noticia.html
Dull, 1985: 110
Heinemann, 2008
Dill, Jordan S. (1996). Illinois. First Nations/First Peoples Issues.
Barnes, 2014: 42
Volo, 2007: 338. Probablemente la primera cifra.
Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; no se ha definido el contenido de las
referencias llamadas Duncan
Jasanoff, 2011: 41
Savas, 2010: 9
Berry, 2006: 252; Goodridge, 2005; Weber, 2000: 71
Greene, 1999: 393; Heinemann, 2008; Boatner, 1974: 545
Morton, 2003: 78
Rajtar, 1999: 64
Dill, Jordan S. (1996). Huron. First Nations/First Peoples Issues.
Mackesy, 1964: 6, 176
Peckham, 1974
"Spanish casualties in The American Revolutionary war.". Necrometrics.
Clodfelter, 2017, pp. 133.
Parliamentary Register (1781), edición de J. Almon, p. 269.
Greene, 2003: 245, 399, 641-642
Eisenstadt, 2005: 933
Goodridge, 2005
Volo, 2007: 340
Quintero Saravia, 2015, p. 365.
Quintero Saravia, 2015, p. 364.
Quintero Saravia, 2015, pp. 377-378.
Quintero Saravia, 2015, pp. 374-375.
Quintero Saravia, 2015, p. 375.
Bibliografía
Clodfelter, Micheal (2017). Warfare and Armed Conflicts: A Statistical Encyclopedia
of Casualty and Other Figures, 1492-2015 (en inglés). Jefferson, North Carolina:
McFarland. ISBN 978-0786474707.
Barnes, Ian (2014). The Historical Atlas of the American Revolution. Nueva York:
Routledge. Edición de Charles Royster. ISBN 9781136752711.
Berry, A. J. (2006). A Time of Terror: The Story of Colonel Jacob Klock's Regiment
And The People They Protected, 1774-1783. Trafford Publishing. ISBN 978-1412065276.
Boatner III, Mark Mayo (1974) [1966]. Encyclopedia of the American Revolution. D.
McKay Company. ISBN 0-8117-0578-1.
Calloway, Colin G. (2005). The American Revolution in Indian Country: Crisis and
Diversity in Native American Communities. Cambridge University Press. ISBN
9780521475693.
Cazorla Granados, Frank (Coord.) (2019). El gobernador Luis de Unzaga (1717-1793)
Precursor en el nacimiento de los EE. UU. y en el liberalismo. | ISBN: 978-84-09-
1241-07 | ref: https://fundacionmalaga.com/libro/gobernador-luis-unzaga-1717-1793/
Doherty, Craig A. & Katherine M. Doherty (2005). The Thirteen Colonies: South
Carolina. Infobase Publishing. ISBN 9781438107417.
Dull, Jonathan (1985). A Diplomatic History of the American Revolution. Yale
University Press.
Duncan, Louis C. (1931). Medical Men in the American Revolution 1775-1783.
Carlisle: Medical Field Service School.
Eisenstadt, Peter R. & Laura-Eve Moss (2005). The Encyclopedia of New York State.
Syracuse University Press. ISBN 9780815608080.
Goodridge, Paul F. (2005) William Brockman Bankhead. Speaker of the House of
Representatives. United States Congress 1936-1940. Nueva York: Page Publishing Inc.
ISBN 9781634176965.
Greene, Jack P. & J. R. Pole, editores (1999) [1991]. The Blackwell Encyclopedia of
the American Revolution. Malden: Blackwell. ISBN 1-55786-547-7.
Greene, Jack P. & J. R. Pole. (2003). A Companion to the American Revolution.
Wiley-Blackwell.
Heinemann, Ronald L.; John G. Kolp; Anthony S. Parent Jr. & William G. Shade
(2008). Old Dominion, New Commonwealth: A History of Virginia, 1607–2007.
University of Virginia Press. ISBN 9780813930480.
Jasanoff, Maya (2011). Liberty's Exiles: American Loyalists in the Revolutionary
World. Knopf Doubleday Publishing Group. ISBN 9780307595300.
Mackesy, Piers (1964). The War for America: 1775–1783. Londres: University of
Nebraska Press.
Miller, Brandon Marie (2004). Declaring Independence: Life During the American
Revolution. Twenty-First Century Books. ISBN 9780822512752.
Morton, Joseph C. (2003). The American Revolution. Greenwood Publishing Group. ISBN
9780313317927.
Norton, Mary Beth; Jane Kamensky & Carol Sheriff (2014). A People and a Nation: To
1877. Tomo I. Cengage Learning. ISBN 9781305142770.
Peckham, Howard H., editor (1974). The Toll of Independence: Engagements and Battle
Casualties of the American Revolution. Chicago: University of Chicago Press.
Quintero Saravia, Gonzalo M (2015). Bernardo de Gálvez y América a finales del
siglo XVIII (pdf) (Tesis). Universidad Complutense de Madrid. OCLC 922080373.
Rajtar, Steve (1999). Indian War Sites: A Guidebook to Battlefields, Monuments, and
Memorials, State by State with Canada and Mexico. McFarland. ISBN 9781476610429.
Savas, Theodore P. & J. David Dameron (2010). New American Revolution Handbook.
Casemate Publishers. ISBN 9781611210620.
Volo, James M. & Dorothy Denneen Volo (2007). Family Life in Native America. ABC
CLIO. ISBN 9780313081156.
Weber, Michael (2000). The American Revolution. Raintree Steck-Vaughn. ISBN
9780817257026.

También podría gustarte