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Capítulo 3: LA CULTURA Y LA POLÍTICA


Alejandro Cattaruzza: Historia de la Argentina 1916-
1955

LA GUERRA Y LA REVOLUCIÓN

Entre principios del siglo XX y 1910 y 1916 se hicieron visibles cambios en el


mundo de los intelectuales.
Aparecieron alternativas profesionales para quienes trataban de dedicarse a las
letras.
El público potencial para revista y libros se ampliaba paulatinamente, por el aumento
de las tasas de alfabetización y por la entrada de sectores sociales más vastos a
los circuitos de consumo cultural.
Estos fenómenos se aceleraron luego de la Gran Guerra, y expandieron el mercado
de bienes culturales.
El mundo de los intelectuales adquiría mayor autonomía a través de la
consolidación de criterios propios, se fundaban nuevas revistas dedicadas
estrictamente a la literatura, la crítica literaria y la vida cultural. Se insinuaba
lentamente una relación más compleja y con más mediaciones entre la elite social
y política y el mundo de la cultura.
La primera guerra mundial tuve n gran impacto en la juventud. Hacían
constantes alusiones a los jóvenes muertos en la guerra, por ejemplo. La revolución
rusa también los influyó.

LA REFORMA UNIVERSITARIA
La Reforma Universitaria de 1918 se trato de universitarios que se movilizaban
para obtener respuesta a sus reclamos.
El movimiento comenzó en la Universidad de Córdoba, donde la presencia
católica entre profesores era considerable. A fines de 1917 comenzó un
reclamo de los estudiantes referido a cuestiones estrictamente universitarias, como la
del régimen de asistencia. Meses más tarde los estudiantes creaban el Comité
Pro Reforma encargado de asumir esos reclamos, a los que se agregó el de
renovación del cuerpo de profesores.
El comité lanzo una huelga en marzo de 1918; días después el Consejo
Superior clausuraba la Universidad, a lo que el Comité respondió solicitando la
toma de posición del presidente Yrigoyen, quien designó interventor a José
Nicolás Matienzo.
El gobierno nacional acogió favorablemente a las demandas estudiantiles, pero el
proceso de elección de autoridades según las nuevas reglas naufragó haci9a
junio y el
o n fl i ct o s e i nt e n sif ic o , i nc l u y en d o u n a n u e va h
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n a c i on al c o m o e l s oc ia l i s t a A l f re d o Palacios.
El proceso culminó con el triunfo de los reformistas, que lograron el reconocimiento
de la participación estudiantil en los organismos de gobierno, la docencia libre y
la asistencia voluntaria a los cursos.
Los estudiantes dieron a conocer el “Manifiesto de la Reforma” el 21 de Junio,
un documento que anunciaban “a los hombres libres del continente” que el
estudiantado “habiendo sido capaz de realizar una revolución en las conciencias”
exigía el derecho de participar en el gobierno universitario.
En América Latina, la Reforma fue un hito al cual se filiaron algunos importantes
grupos políticos, como la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) creada

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en 1922.
Durante los años veinte, el APRA animo los debates en la izquierda latinoamericana,
y puso en cuestión el imperialismo.
En la Argentina,
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organización de un partido político propio, el Partido Nacional Reformista. Desde


el comienzo el movimiento reformista argentino busco dirigirse también a
sectores sociales externos a la universidad.
La Reforma Universitaria era parte del proceso de apertura política que suscitaba
la llegada del radicalismo al gobierno y de transformaciones sociales que la
excedían. En los hechos, el gobierno de la universidad estaba reservado a
miembros de familias notables, que se perpetuaban en los cargos docentes y
directivos. De todos modos, todavía se trataba de un fenómeno reducido: hacia
1918 el número de alumnos universitarios en todo el país era de unos 8600.

UN CLIMA DE RENOVACION CULTURAL

Los hombres de las vanguardias y de la Reforma participaron en conjunto


en numerosos emprendimientos culturales.
En los años de la posguerra, unas vanguardistas estéticas bastante
moderadas comenzaban a buscar su lugar en el mundo intelectual argentino.
Otros intelectuales jóvenes se inclinaban a la denuncia social más clara. El
movimiento de renovación del universo literario y estético conto con varios
frentes.
Ese movimiento renovador, con fuerte presencia juvenil, se expreso en la fundación
de revistas. Proa, Inicial, Martín Fierro fueron algunas de las que se crearon en
Buenos Aires, mientras que en la palta se fundaron Valoraciones y Sagitario.
Los escritos que exaltaban el compromiso con las luchas sociales impulsaron las
revistas Los pensadores, Renovación, Extrema Izquierda y Claridad. Todas
ellas

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compromiso y la denuncia social- y el de Florida – que se suponía preocupado
exclusivamente con la experimentación estética- resumía las alternativas y las disputas
que se libraban entre los intelectuales jóvenes. La política y la crítica social que
buscaba hacer evidentes los males del capitalismo eran asumidas por los
integrantes de Boedo. Allí se ubicaron Álvaro Yunque, César Tiempo, Elías
Castelnuovo, Leónidas Barletta.
Muchos eran hijos de inmigrantes, recién llegados al mundo cultural y a las prácticas
de la escritura. Varios fueron militantes de las formaciones de la izquierda.
Entre quienes participaron en estos años en las revistar reputadas como
vanguardistas se encontraban Leopoldo Marechal, Jorge Luis Borges, Ernesto
Palacio, Oliverio Girondo, Raúl Scalabrini Ortiz, Albergo Hidalgo, Alfonsina Storni.
La preocupación por la identidad argentina era evidente.

OTROS ITINERARIOS
La iglesia católica impulso proyectos de distinto tipo, que iban desde la intensificación
de la actividad en las parroquias hasta el establecimiento de lazos más estrechos
con las fuerzas armadas. En relación con la política seguida hacia el mundo de la
cultura letrada, se registran dos acontecimientos de importancia, Por una parte ,
en 1922, comenzaron a funcionar los llamados “Cursos de Cultura Católica”,
donde algunos escritores se empeñaron en la formación de jóvenes que luego
tendrían una actuación de destacada tanto en los grupos católicos en los
nacionalistas.
Se gesto la creación de la revista Criterio en 1928´, concebida inicialmente como
una publicación dirigida a los intelectuales.
El semanario La Nueva República en 1927 fue una de las primeras empresas
culturales de lo que empezaba a denominarse nacionalismo. Sus responsables, Julio
y Rodolfo Irazusta, y Ernesto Palacio, fueron fuertemente antiyrigoyenistas. Los

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jóvenes que participaron allí intentaron atribuirse el papel de consejeros
ideológicos del general
Uriburu. Algunos manifestaron simpatías por el fascismo.

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La denuncia al imperialismo fue en la Argentina de los años 20 una actitud propia de la


tradición cultural y política de la izquierda y de algunos radicales, no de la derecha
nacionalista, que se tornaría antiimperialista solo en la segunda mitad de los
años veinte.
Durante la década de 1920 la denuncia apuntaba al imperialismo norteamericano.,
mientras que en 1930 se puso el acento en el imperialismo ingles. El
antiimperialismo de los años veinte exhibía diversas fuentes; una de ellas fue el
“arielismo”, en alusión al título del libro Ariel, publicado por el escritor uruguayo Jose
Enrique Rodó en 1900. Allí uno de los personas denunciaba la mediocridad, el
sentido utilitario y el crudo materialismo que campeaban los Estados Unidos,
mientras que se apreciaba la herencia hispanoamericana.
En los años veinte apareció otro frente importante y muy distinto de inspiración
antiimperialista. En 1917, Lenin había publicado El imperialismo, fase superior #el
capitalismo, y hacia 1924 la Internacional Comunista planteaba una política de
Frente Unido Antiimperialista para todo el mundo extra europeo, que significaba
el apoyo comunista a los movimientos de liberación nacional.
Hacia 1929 la militancia comunista argentina animaba la Liga antiimperialista, un
activo participante en los actos a favor del líder nicaragüense Augusto Cesar
Sandino, quien resistía la invasión norteamericana en su país. A fines de los
años veinte, además de la Liga, en la argentina actuaban la Unión
Latinoamericana, creada en 1925 y la Alianza Continental, que cobijaba
militantes radicales y socialistas.

MÁS ALLA DE LOS JÓVENES

La emergencia de estos jóvenes fue un dato fundamental. Pero intelectuales mayores,


ya asentados y consagrados, con los cuales en general las vanguardias tuvieron una
actitud crítica, continuaron su actividad.
La empresa de Rojas por ejemplo, tenía un sentido político-cultural muy marcado:
se trataba de probar que la literatura nacional tenía efectivamente existencia.
La extensión de la identidad nacional, en su razonamiento, estaba dificultada por
la inmigración.
Otro de los intelectuales relevantes de período fue José Ingenieros, un médico que
en su juventud había militado en el socialismo. Hacia 1915 creó la Revista #e
filosofía, se vio impactado por la Revolución Rusa, a la que miro con simpatía.
Apoyo la Reforma Universitaria y participio activamente en la fundación de la
Unión Latinoamericana.
Leopoldo Lugones comenzó su producción a fines del siglo XIX participando en
los primeros intentos organizativos socialistas. Presidio la Sociedad Argentina
de Escritores y recibió el premio Nacional de Literatura. Había reorientado ya
sus

perspectivas
nacionalistas ypolíticas, y desde
autoritarias. comienzos
Reclamaba de lafuetes
gobiernos década adopto posiciones
y militares, un lugar
común
en estas vertientes del nacionalismo argentino. Desconfiaba del catolicismo y -
formo parte de los apoyos del general Uriburu.

MÁS ALLA DE LOS INTELECTUALES

Fuera del mundo de los intelectuales, otras transformaciones relacionadas con la


cultura tenían lugar en los años veinte y afectaban a amplias franjas de la población,
el analfabetismo en el Censo de 1914 era de 36 por ciento mientras que en Censo
de 1974 había disminuido al 13,6 por ciento. La variación por jurisdicción era
muy marcada. La ciudad de Buenos Aires registro el menor índice.
Este aumento de las personas que dominaban la habilidad de la lectura fue la
condición necesaria para que tuviera lugar uno de los procesos característicos d

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periodo de entreguerras: la ampliación hacia los sectores medios y populares de
los
públicos lectores y del mercado para cierto tipo de bienes culturales, como libros,

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diarios y revistas. El hecho de que supiera leer más gente sin embargo, no
significaba que automáticamente se constituyera en un público lector.
La organización de una oferta cultural nueva, adaptada a la demanda, las
posibilidades y los gustos de los nuevos lectores, recién llegados al mercado
cultural, y
,por otra parte, la extensión de la práctica de la lectura entre ellos.
Diarios masivos, diarios que buscaban el éxito comercial, diarios dirigidos por
profesionales, diarios nuevos para un público también nuevo. Así, incorporaron
secciones diversas que trataban de captar los distintos intereses de los públicos
ampliados: secciones deportivas, policiales, de espectáculos, dedicadas a la vida en la
ciudad; también los suplementos especializados cubrieron esas demandas. Las
revistas sufrieron transformaciones semejantes. Aparecieron Billiken, El gréfico y
Para
Ti.
A esos mismos públicos ampliados intentaron llegar, y parecen haberlo
conseguidos, las novelas que conformaban colecciones de entrega periódica,
muchas veces semanal. Se trataba de escritos de ficción, en general breves.
Las novelas semanales fueron un éxito
Algunas editoriales, se sumaron a los emprendimientos dirigidos a los nuevos lectores.
Claridad era una editorial conducida por el socialista Antonio Zamora. Tanto los libros
como las revistas de Claridad se vendían directamente en la editorial, así como en
las agencias que se fueron estableciendo en el interior del país y en América Latina.
En Buenos Aires se vendían también en los quioscos y puestos de diarios,
en las estaciones de ferrocarril y subterráneos, mientras que la editorial solía
enviar las publicaciones a varias bibliotecas obreras. Tenían en general un
precio accesible.
Dinevoslduecreadl o psre, cliaos, epnrtopniaces s,cahrascttaereísl tisciasste
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proyecto dirigido a los sectores populares que buscaba poner al alcance de
mayor cantidad d gente la literatura que apreciaban quienes eran parte del
emprendimiento. Una literatura como herramienta en la tarea de conquistar
conciencias y espíritus para la transformación social en la que estos hombres estaban
empeñados.
El teatro, el cine y la radio también formaban parte de la oferta cultural en los años
veinte; los dos últimos eran fruto de avances técnicos recientes.

LA CULTURA DE MAsAs Y LOs CAMBIOs sOCIALEs

Estas transformaciones tuvieron lugar, fundamentalmente, en las grandes ciudades,


donde también se afirmaba el futbol como espectáculo de masas. La radio
comenzaba a trazar una red cuyo alcance terminaría siendo nacional. Se afirmaba
la presencia de

medios masivos y de
también nuevos comunicaciónlosenproductos
se multiplicaban nuevos culturales
formatos, destinados
crecían públicos
a ellos
La figura del hombre de elite que cada tanto escribía por puro gusto como la de
los lectores exclusivos, escasos, poseedores de una destreza –la de la lectura- de la
que pocos disponían, y del hábito y el capital para acceder a un bien caro,
propias de etapas previas, aunque no habían desaparecido del todo, habían
dejado de ser las dominantes.
En los años veinte, la escala del fenómeno era diferente y se verifico por entonces
el cruce de dos procesos relevantes: la extensión de la alfabetización entre los
sectores populares y la implantación estable de los medios de comunicación
masivos. Esa combinación señalo la apareció de una nueva formación cultural en las
ciudades, una cultura de masas asociada estrechamente a la industria cultural.

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Alumna: Luciana serovich
Carrera: Licenciatura en sociología
Fecha: 7 de Junio, 2013

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