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Los ritos de la institución- Bourdieu

El autor se propone a realizar un análisis producido por la generalización del funcionamiento


de una escuela de elite para estudiar los invariantes de los rituales sociales entendidos como
“ritos de institución”.
Para Bourdieu hay que plantear la teoría de “rito” con cuestiones como: su función social y el
límite que el ritual establece entre lo lícito y la trasgresión. También se debe instituir una
diferencia entre quiénes han sufrido el rito (por herencia mayormente) de aquellos que nunca
lo sufrirán. De esta manera, el autor denomina al rito como un “rito de consagración” o “ritos
de institución”.

Hablar de rito de institución es indicar que cualquier rito tiende a consagrar o a legitimar (es
decir, a hacer desestimar en tanto que arbitrario o reconocer en tanto que legítimo) un límite
arbitrario. Por ejemplo, la circuncisión, cuyo límite no traza una diferencia entre quién está
circuncidado o no, sino quién está apto para ser circuncidado (los varones) y quiénes no (las
mujeres). De esta manera, la circuncisión no separa al niño de la infancia a la adultez, sino
que lo separa del mundo femenino. La institución es un acto de magia social que
explota la diferencia y, así, produce una división.
La separación que opera el ritual ejerce un efecto de consagración. Consagrar es sancionar y
santificar un estado de cosas. El rito consagra/instituye la diferencia a través de normas que
indican la supuesta “naturalidad” del ritual. Esta manera de “naturalizar la diferencia”
consiste en inculcarla e incorporarla en forma de hábito.
En suma, para comprender los fenómenos reales más fundamentales, las ciencias sociales
deben tener en cuenta la eficiencia simbólica de los ritos de institución; es decir, poder actuar
sobre lo real actuando sobre la representación de lo real.

En el ámbito académico también se produce esta diferencia que lleva a la competencia con el
sistema de calificación. Las instituciones educativas crean la idea de que el aprobado tendrá
todas las ventajas para alcanzar sus objetivos, mientras que el desaprobado obtendrá “nada”
y será “nada”. En este caso, “instituir” es significarle a alguien lo que es y significarle que
tiene que actuar de acuerdo a lo que se le ha significado; por lo tanto, el individuo no podrá
explorar más allá de la significación que le ha asignado la institución.
Instituir, dar una definición social, una identidad, es también imponer límites.

La institución también se entiende como el portavoz de la colectividad (cargo ejercido por un


representante, miembro de la autoridad: presidente, sacerdote, etc.), que tiene el deber y el
privilegio de categorizar a los individuos bajo la fórmula de “Conviértete en lo que eres”. Así,
el acto de institución es un acto de comunicación, pero de un tipo particular: significa a
alguien su identidad, pero de manera pública, cosa de dejar en claro cuál es su rol frente a la
sociedad.
Se lo considera “instituido” a la persona que está de acuerdo con la función que se le fue
asignada, y éste será reconocido y tratado como tal por toda la gente. A ésta no se le inculca
solamente una función, sino gustos, ideologías, lenguaje, etc.
Bordieu considera que estas significaciones son fatales porque encierran y limitan al individuo
y su reconocimiento.

La mayoría de las veces, la significación se hereda. Dependiendo del contexto que ocupe el
individuo, deberá cumplir una determinada función frente a la sociedad de la que forma parte.
Esto varía según las culturas, espacios y tiempos. Al nacer en una sociedad X, naciste con el
“privilegio” de formar parte de ella, y tenés que conservar ese “privilegio” para seguir allí.

Por otra parte, el autor define como estrategias de condescendencia a las trasgresiones
simbólicas del límite que permiten tener a la vez los beneficios de la conformidad con la
definición y los beneficios de la trasgresión. Es decir, cuando un individuo privilegiado
(generalmente miembros de la elite, aristócratas, burgueses) actúa independientemente de la
significación asignada y aún así no es cuestionado. Schopenhauer habla del “cómico pedante”
que explica la risa que provoca un personaje cuando produce una acción que no está inscrita
en los límites de su concepto.

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