ORGANIZAN PATROCINA
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DECLARACIÓN DE
Tras el regreso de la nao Victoria, el Emperador ordenó
que Elcano acudiese a su presencia, diciéndole que lleva-
ra consigo “dos personas de las que han venido con vos,
ELCANO, ALBO Y BUSTAMANTE las más cuerdas y de mejor razón” 1 : tales fueron el pilo-
to Francisco Albo y el barbero Fernando de Bustamante.
Una vez en la corte los tres marinos, el alcalde de Casa y
Corte, Santiago Díaz de Leguizamo, recibió el encargo de
interrogarlos sobre varios aspectos turbios de la expedi-
ción.
Las declaraciones tuvieron lugar el 18 de octubre de 1522
en Valladolid. Bajo juramento, respondieron trece pregun-
tas acerca de asuntos muy controvertidos: habían llegado
a Castilla denuncias contra Hernando de Magallanes traí-
das por los desertores de la nao San Antonio en mayo de
1521, pero a bordo de la nao Victoria habían llegado no-
ticias en sentido contrario, tanto por boca de tripulantes
como en las cartas enviadas por los compañeros que ha-
bían quedado en las Molucas. Otras cuestiones polémicas
eran producto del celo de los oficiales reales por dilucidar
si la hacienda regia había sido defraudada o no.
Sobre la discordia entre Magallanes y otros capitanes de
su armada, y las muertes y justicias a que dieron lugar,
Elcano y Albo abundaron en la idea de que la raíz del en-
frentamiento fue cómo entendían Magallanes y el veedor
general, Juan de Cartagena, sus respectivos papeles en
la expedición. Las instrucciones recibidas de la Corona
por cada uno de ellos habían sido contradictorias. Igual-
mente subrayaron la actitud de desconfianza del capitán
portugués hacia sus subalternos, ya que se resistía a in-
formarles sobre el rumbo que iba a seguir, y no atendía
sus consejos.
Magallanes también salía mal parado de las respuestas,
en especial de las de Elcano, que, al fin y al cabo, había
tomado parte en el motín de San Julián contra el Capitán
General. El portugués fue acusado de no dirigir la armada
a las Molucas, como era su obligación, implicándose en
cambio en las guerras entre reyezuelos filipinos, donde
Información recibida por el alcalde de casa y corte, Santiago Díaz de Leguizamo, en la que por su temeridad encontró la muerte.
declaran el capitán de la nao Victoria, Juan Sebastián de Elcano, junto a Francisco Albo y
Otras preguntas tratan de esclarecer si los distintos ca-
Fernando de Bustamante, sobre distintos pormenores del viaje de la primera vuelta al mundo pitanes que tuvo la expedición habían defraudado a la
Valladolid, 18 de octubre de 1522 Corona: ¿Cómo se había rescatado oro en las islas Filipi-
30 × 21,5 cm, 10 hojas. Papel manuscrito nas? Según los testigos, Magallanes había prohibido tal
Sevilla. Archivo General de Indias, Patronato Real, 34, R. 19 comercio. ¿Y qué se había hecho de ciertos juncos “de la
1 Valladolid, 11 de septiembre de 1522. EAH-AHE, Archivo de la Torre de Laurgain, leg. 15, nº 9.
208 EL VIAJE MÁS LARGO LA PRIMERA VUELTA AL MUNDO
China” que se habían tomado tras la salida de Filipinas,
y de ciertos rehenes de calidad que se habían apresado?
¿Se habían asentado en los libros contables todas las ac-
tividades comerciales (y piráticas)? La culpa fue derivada
al portugués João Lopes Carvalho, ya fallecido, que había
sido elegido capitán general de la armada y la dirigió des-
de Filipinas a Borneo. Pero la duda más peliaguda pesaba
sobre el clavo traído por la nao Victoria: se había detecta-
do un descuadre sustancial entre los quintales anotados
por el tesorero y el contador de la nao en las Molucas, y
los pesados por los oficiales reales a la llegada a Sevilla.
¿Cómo era posible que el peso de la especia fuera me-
nor, cuando por lógica habría aumentado por la humedad
del mar? Elcano se justificó diciendo que el clavo, muy al
contrario, se habría secado en el camino, y que solo ha-
bían utilizado tres quintales en Cabo Verde como mone-
da de cambio para reponer vituallas. ¿No habrían dejado
algo de carga en Sanlúcar de Barrameda, o subiendo por
el río hasta Sevilla? También lo negó tajantemente Elcano,
mientras Albo y Bustamante declaraban su ignorancia al
respecto.
El final del interrogatorio refleja las dudas que habían lle-
gado a la Corona sobre la muerte de Magallanes: ¿Cómo
le mataron los nativos? ¿O no fueron ellos? ¿Pudieron sus
compañeros haberlo auxiliado, evitando así el fatal des-
enlace? En esto los tres compañeros se ciñen a un relato
escueto de la intervención de Magallanes en aquella es-
caramuza absurda, evitando dar pábulo a aquellas sos-
pechas.
No podemos dejar de comentar que en sus respuestas
Elcano se presenta como líder único de la expedición
durante su último año, mientras que Albo menciona un
directorio que compartía el mando con el de Guetaria:
Gonzalo Gómez de Espinosa, capitán de la nao Trinidad;
el genovés maestre Juan Sebastián (en otros documen-
tos apellidado «de Punzorol») como tesorero y contador
de todas las mercaderías; y el escribano Martín Méndez
también como tesorero.
Braulio Vázquez Campos
DESTINO SIN RUMBO 209