HÉROES Y VILLANOS DE LA

GUERRA CIVIL
LA DENUNCIA DEL HORROR
El compromiso de los intelectuales

GRANDES BENEFACTORES
Ángeles de víctimas del bando contrario

NEGOCIADORES
Todo por evitar la contienda

EL PAPEL DE LAS MUJERES

De las milicianas a la acción católica
VIVE LA HISTORIA
CON PASIÓN
Nueva
edición
coleccio
nista

¡YA A LA VENTA!
ENTREVISTA

Marcus
REDIKER

El profesor, historiador, ensayista y activista estadounidense Marcus Rediker

(Owensboro, Kentucky, 1951) desvela en Barco de esclavos la historia
de los barcos esclavistas británicos y estadounidenses del siglo XVIII.
FERNANDO COHNEN
PERIODISTA

8 MUY HISTORIA
P
or qué decidió estudiar
historia afroamericana?
Crecí en el sur de Estados
Unidos (Tennessee y Vir-
ginia), así que experimenté el legado
de la esclavitud de una manera po-
derosa y personal. Esa experiencia
fue reforzada por los movimientos
de Derechos Civiles y Black Power,
los cuales exigieron una nueva his-
toria de Estados Unidos que tomara
en serio la raza y la esclavitud. Por lo
tanto, me fui a la escuela de posgrado
en 1976 para estudiar la historia de la
esclavitud. Me desvié un poco hacia
la historia marítima, pero inalmente
volví a mi propósito original.
¿Cree que gran parte de la expe-
riencia racial en Estados Unidos
tiene que ver con la experiencia del
terror?
Como digo en Barco de Esclavos, la
experiencia racial en Estados Unidos
a menudo ha sido una experiencia de
terror no solo por los linchamientos
de afroamericanos, sino también por
la experiencia que vivieron en los bar-
cos de esclavos, por el encarcelamien-
to por cuestiones raciales y por la
pena capital, que a tantos les costó la
vida. Comencé este libro con el pro-
pósito de comprender cómo se creó
originalmente el vínculo entre raza y
terror. El legado de la trata de esclavos
y la esclavitud es largo y pesado.
¿De qué países procedían los escla-
vos que llegaban a Estados Unidos?
Tres de las principales áreas de ori-
gen fueron lo que ahora es Nigeria,
Congo y Angola en África Occiden-
tal y Central Occidental. Algunos de
sus lectores se sorprenderán al saber
que Estados Unidos no fue un recep-
tor importante en el comercio de es-
clavos en comparación con Brasil y el
Caribe. Pese a todo, la presencia afri-
cana en Estados Unidos fue fuerte. La
principal prisión estatal de Luisiana
hasta el día de hoy se llama «Angola»,
ubicada en un terreno que alguna vez
fue la plantación de Angola.
¿Cuáles eran las condiciones en las
que viajaban los africanos en los
barcos de esclavos?
PERFIL
PROFESIONAL
P rofesor, historiador, ensa-
yista y activista estadouni-
dense, Marcus Rediker está es-
pecializado en la historia social
marítima y la piratería. Conside-
ra a los marineros y piratas del
siglo XVIII como los precursores
de los movimientos anticapita-
listas modernos. Actualmente
es profesor distinguido de His-
toria del Atlántico en la Univer-
sidad de Pittsburgh e investiga-
dor sénior en el Collège
d’études mondiales / Fondation
Maison des sciences de
l’homme en París. Ha escrito,
coescrito o editado diez libros,
y trabajó con el cineasta Tony
Buba para producir el docu-
mental Ghosts of Amistad: In
the Footsteps of the Rebels, la
crónica de un viaje a Sierra
Leona en el que buscó las rui-
nas perdidas de Lomboko, la
central de comercio de escla-
vos desde donde los africanos
eran cargados en barcos rumbo
al Nuevo Mundo. Rediker ha re-
cibido numerosos galardones,
como el Premio George Wash-
ington o el Premio John Hope
Franklin de la Asociación de Es-
tudios Estadounidenses.
Los barcos de esclavos eran cámaras
de horror. Uno de los grandes desa-
fíos al escribir el libro fue tratar de
explicar a los lectores la espantosa ex-
periencia que vivieron los africanos
que cruzaron el Atlántico en aquellas
El barco de esclavos es un
barco fantasma que todavía
nos persigue
condiciones inimaginables. Cientos
de personas se tenían que apiñar en la
cubierta inferior de los barcos donde
el saneamiento era deiciente y el oxí-
geno a menudo escaseaba. Los casos
de asixia no fueron tan infrecuentes.
Los mareos y las enfermedades eran
habituales bajo cubierta; algunos bar-
cos sufrieron grandes tasas de morta-
lidad. El hedor de los barcos de escla-
vos era legendario. Si algunos osaban
enfrentarse a la tripulación, el capitán
los torturaba con saña, haciendo que
las cubiertas del navío enrojecieran
con la sangre de los rebeldes.
¿Cómo es posible que tanta gente,
de diferentes actividades profesio-
nales, de diferentes países, estu-
viese involucrada en un comercio
tan terrible? ¿Es el término «ba-
nalidad del mal» del que hablaba
Hannah Arendt?
La frase «banalidad del mal» cierta-
mente se puede aplicar en este caso,
pero la respuesta a la pregunta es sor-
prendentemente más simple: dinero.
Mucha gente se beneició del comer-
cio de esclavos: monarcas, nobles,
comerciantes, alcaldes, funcionarios
públicos, artesanos, plantadores y
muchos otros. Los africanos traídos a
Nueva España fueron los que extra-
jeron la plata que enriqueció a tantos
en la madre patria. Las personas es-
clavizadas expandieron enormemente
la riqueza nacional de Estados Uni-
dos. Si ahora el comercio de esclavos
nos parece «terrible» es gracias a los
movimientos abolicionistas, que cam-
biaron la percepción popular de una
actividad tan detestable como esta.
¿Hubo algún caso de rebelión a bor-
do de esos barcos?
Durante muchos años, los eruditos
creyeron que había habido pocas,
MUY HISTORIA 9
ENTREVISTA
pero esa opinión se ha revisado radi-
calmente recientemente. Las resis-
tencias de todo tipo, desde huelgas
de hambre hasta suicidios e insu-
rrecciones, ocurrían con frecuencia
en esos navíos. Los africanos escla-
vizados no aceptaron pasivamente
su destino. Intentaron defenderse de
formas creativas, y al menos uno de
cada diez viajes sufrió una gran re-
vuelta con muertes, a pesar de que
los barcos de esclavos fueron diseña-
dos para tratar de evitarlas.
¿Cree que este episodio dramático
de la historia de Estados Unidos ha
sido poco publicitado?
Desde la década de 1960, en Esta-
dos Unidos hemos logrado un gran
progreso en la investigación y ense-
ñanza de la historia de la esclavitud.
Ahora mismo se enseña en casi todos
los niveles del sistema educativo. Me
atrevería a decir que la investigación
sobre la esclavitud que se lleva a ca-
bo en Estados Unidos es la mejor del
mundo en los últimos sesenta años.
Pero sigue existiendo una brecha te-
rrible entre lo que han descubierto los
académicos y lo que sabe el público
en general. También hay protestas de
grupos conservadores en todo Esta-
dos Unidos contra la enseñanza de la
esclavitud, una historia tan dolorosa y
tan incuestionable. Parece que algunas
personas preieren una versión mítica
y blanqueada de la historia estadou-
nidense.
¿Ha ocurrido lo mismo en Europa?
Sí. En Europa se ha desarrollado un
proceso similar, aunque más tarde, y
ha incluido no solo la esclavitud, sino
también el colonialismo en general.
Los movimientos que se produjeron
en la población afroamericana obli-
garon a un ajuste de cuentas más tem-
prano en Estados Unidos. El ímpetu
para enfrentar esta parte del pasado
se ha acelerado por las protestas tras
el asesinato —ejecución pública— de
George Floyd en mayo de 2020, cuan-
do los estadounidenses presenciamos
la mayor oleada de protestas antirra-
cistas de la historia. Los poderes fácti-
cos solo se enfrentarán a esta historia
si los activistas les obligan a hacerlo.
10 MUY HISTORIA
BARCO DE ESCLAVOS
E
l historiador Marcus Rediker arroja luz sobre
los rincones más oscuros de los barcos es-
clavistas británicos y estadounidenses del
siglo XVIII, instrumento imprescindible de la mayor
migración forzada de la historia y una de las cla-
ves de los orígenes del capitalismo global. Tras
treinta años de investigación, Rediker reconstru-
ye con escalofriante detalle la historia de los na-
víos que transportaron a millones de personas
desde las costas de África hasta las Américas a
través del Atlántico. Se sabe mucho sobre el co-
mercio de esclavos o el sistema de plantaciones
estadounidense, pero poco sobre los barcos que
lo hicieron posible. Rediker recrea el drama hu-
mano que se desarrollaba en estas embarcacio-
nes, las vidas, muertes y terrores de capitanes,
marineros y esclavos a bordo de una «prisión flo-
tante» rodeada de tiburones.
En su libro describe los barcos como por ejemplo, en el séder de la Pascua
una prisión, una fábrica para pro- judía. Creo que los afroamericanos
ducir esclavos. ¿Podría decirse que decidirán por sí mismos qué formas
eran un Auschwitz flotante? debe tomar la memoria de la esclavi-
Prefiero no hacer este tipo de com- tud y la lucha contra ella.
paraciones porque la discusión casi
siempre conduce a una competencia: ¿Los países que estuvieron involu-
¿quién sufrió más? No quisiera esta- crados en el comercio de esclavos
blecer una especie de Olimpiada del deberían reparar de alguna manera
dolor. Prefiero mirar las formas en a los descendientes de esclavos?
que estos eventos y procesos históri- En mi libro sostengo que las repara-
cos se conectaron. Por ejemplo, cómo ciones son necesarias. El horror y el
se puede vincular la idea de la euge- trauma de la esclavitud se prolonga-
nesia que estaba en el corazón de la ron durante casi 400 años y dejaron
ideología nazi con la experiencia de un gran daño. Las naciones involu-
la esclavitud en las Américas. El líder cradas en el comercio de esclavos y el
nazi Albert Speer, el arquitecto de sistema de plantaciones americanas
Hitler, señaló que la concepción del acumularon vastas riquezas. Nece-
Tercer Reich tenía mucho que ver con sitamos un juicio moral sobre esta
las políticas raciales y la subyugación cuestión y una redistribución de la ri-
de los nativos americanos en Estados queza y de las oportunidades de vida.
Unidos. El sistema atlántico de es-
clavitud fue un generador masivo de ¿Cree que Estados Unidos y Europa
ideología racial. estarían dispuestos a hacer algo así?
En Estados Unidos sigue existiendo
¿Deberían los afroamericanos re- una gran resistencia a la idea de las
cordar la esclavitud de la misma reparaciones, pero, poco a poco está
manera que los judíos recuerdan el comenzando a calar. Cada vez es más
Holocausto? claro que si queremos una sociedad
El sociólogo inglés Paul Gilroy ha decente, humana y genuinamente
argumentado en su libro The Black democrática, tendremos que superar
Atlantic que las personas de ascen- el legado de la esclavitud. Queda por
dencia africana en todo el mundo ver si existe la voluntad política para
deberían recordar la esclavitud y ce- lograrlo. Mucha gente todavía se be-
lebrar la emancipación como se hace, neicia de las injusticias del pasado.
 MOMENTOS ESTELARES DE LA VIDA COTIDIANA

Historia de la silla
L
a omnipresencia actual de la silla puede sugerir que
siempre fue de uso habitual. No es así. Su evolución
ha ido paralela a los cambios sociales y técnicos.
Además, su uso y diseño reflejaron históricamente
distintas concepciones y valores.
Las primeras sillas, de Egipto, tienen alrededor de cin-
co mil años. Servían como símbolo de poder, riqueza
y estatus. Eran los tronos que usaban los faraones y los
miembros de las clases pudientes. A veces están construi-
dos de ébano y maril, con decoraciones lujosas, de oro.
También fueron símbolo de poder entre los asirios: algu-
nas de sus sillas tenían tallas de garras de león. Quedaban
reservadas para las personas con autoridad.
El papel de representación de poder y la función ce-
remonial de las sillas se reprodujo en Grecia y Roma,
donde eran prerrogativa de algunos magistrados. Esa
vinculación entre la autoridad y las sillas subsistió en el
Medievo, de modo que las reservadas para reyes y prela-
dos eclesiásticos presentaban una isionomía imponente
y a veces llevaban iguras religiosas. En las imágenes de
ines de la Edad Media las sillas, de prestancia monumen-
tal, quedaban para el dueño de la casa. Los demás habían
de conformarse con el banco o el taburete. El conjunto
constituía una suerte de representación de la jerarquía
social. Y cuando la sociedad cambió lo hizo también la
silla en las funciones que cumplía.

DE LA «CATHEDRA» GRIEGA A LA SILLA DOMÉSTICA
En el lenguaje quedan algunas secuelas de los signiicados
históricos de la silla. «Cathedra» signiicaba silla en griego
y designaba el lugar donde el maestro impartía su lección:
ha quedado en nuestro idioma para la jerarquía académica.
De él se deriva también «catedral», donde estaba la silla
(cátedra) del obispo; y Santa Sede, «sede» es silla en latín y
señala en este caso el asiento del papa. En inglés «chairman»
designaba al presidente de la Cámara de los Comunes, cuya
silla (chair) destacaba a la autoridad con derecho a usarla.
En el siglo xvi, durante el Renacimiento, comenzó a cam-
biar la apariencia y el uso de la silla. Perdió su contundencia
mayestática y se fue difundiendo desde las capas altas al
resto de la población. Comenzó a usarla la burguesía as-
ASC
A mediados del xix las nuevas técnicas permitieron la
fabricación masiva de sillas duraderas y económicas. Se
produjo en este momento su gran difusión social. Ade-
más, proliferaron trabajos que se realizan sentados. La
silla se convirtió en un mueble de presencia cotidiana, con
modelos adaptados para las distintas circunstancias, sean
oicinas, establecimientos públicos, diversos usos domés-
ticos, etc., sin que falten distintas calidades y diseños para
evocar distinción social. MH
MANUEL MONTERO
■ Catedrático de Historia
LOURDES GAMINDE

cendente, al principio en sillas con cierto lujo, pues seguían
simbolizando el estatus. No se convirtió en un mueble de
uso cotidiano en la cultura occidental hasta el xix. Antes,
se usaban los bancos sin respaldo y los taburetes, pues la
mayoría de las viviendas tenía un mobiliario pobrísimo.
Posteriormente, el triunfo de la silla entre las clases aco-
modadas de la Edad Moderna dio lugar a usar nuevos
materiales (cuero, seda, terciopelo), en sillas más movibles
y de menores dimensiones que las históricas. Asimismo,
acogieron las distintas modas y estilos: clásico, rococó,
barroco, art decó, art nouveau o sillas funcionales.
Contemporánea y rector de la
Universidad del País Vasco entre
2000 y 2004, Manu Montero (Bilbao,
1955) es autor de numerosos libros:
Historia general del País Vasco, Voces vascas. Diccionario
de uso, En el nombre de Bilbao, La construcción del País
Vasco contemporáneo, Mineros, banqueros y navieros,
Algo habré hecho, etc. Obtuvo el Premio Internacional de
Ensayo Jovellanos en 2018 por El sueño de la libertad.
Mosaico vasco de los años del terror (Ediciones Nobel), un
lúcido análisis del impacto del terrorismo de ETA.

MUY HISTORIA 11
EPISODIOS DE LA HISTORIA
Agustín de Betancourt
Un ilustrado español
en la corte del Zar de Rusia PEDRO DAMIÁN CANO BORREGO
HISTORIADOR
A
gustín de Betancourt y Molina es uno de los
máximos exponentes y una figura de obligada
—y por desgracia en ocasiones olvidada—, re-
ferencia de la España Ilustrada del siglo xviii.
Ha pasado a la historia como un destacado científico,
ingeniero civil y militar, inventor, ilustrador, ensayista y
arquitecto. Es asimismo considerado un precursor en los
campos de la termodinámica, la telegrafía y la radio. En
su estancia en Rusia, donde su vida y obra son mucho más
reconocidas, llevó a cabo impresionantes obras públicas
y de ingeniería, así como el proyecto, diseño y puesta en
funcionamiento de una nueva fábrica de papel moneda.
Nacido en el Puerto de la Cruz, Tenerife, el 1 de febrero
de 1758, en el seno de una familia de la pequeña nobleza,
recibió una esmerada educación y tuvo un temprano con-
tacto con la Sociedad de Amigos del País de la Laguna, de
la que su padre era miembro fundador. En 1778 presen-
tó en la misma su primera invención, una máquina para
hilar la seda. Ese año, becado por el gobierno, se trasladó
a Madrid para completar su formación, simultaneando
los estudios cientíicos en los Reales Estudios de San Isi-
dro con los artísticos en la Academia de Bellas Artes de
San Fernando y consiguiendo un temprano y merecido
prestigio en ambos. Por ello el Secretario de Estado, con-
de de Floridablanca le encomendó importantes encargos,
como la inspección del Canal Imperial de Aragón y una
visita técnica a las minas de azogue de Almadén.
El mercurio, necesario para garantizar la producción de
plata de las minas americanas, era vital para la Monar-
quía hispánica, y fruto de su visita fueron tres importantes
Memorias de 1783, fuente capital para el estudio de la tec-
nología metalúrgica y minera de su tiempo. Este mismo
año elevó por vez primera en España un globo aerostático
de dos metros de diámetro ante el rey, la Corte y las princi-
pales iguras del reino, y fue uno de los encargados de nu-
merar a mano las Cédulas, los primeros billetes de banco
españoles emitidos por el Banco Nacional de San Carlos.
SU ESTANCIA EN PARÍS
Por recomendación de Floridablanca y de José de Gálvez,
Ministro de Indias, se trasladó a París para ampliar sus
estudios en la Escuela Nacional de Puentes y Carreteras,
12 MUY HISTORIA
donde residió hasta 1791, con un breve viaje a Inglaterra
en 1788. En la capital gala dirigió un grupo de pensiona-
dos por el gobierno, que recopilaron la mejor colección de
toda Europa de documentos, planos y memorias referi-
das a la ingeniería civil, y que, trasladada a Madrid, fue el
germen del Real Gabinete de Máquinas. Fue asimismo un
consumado maestro en la ilustración de libros cientíicos
y el dibujo técnico de planos. Entabló amistad con afama-
dos cientíicos e ingenieros franceses y realizó importantes
trabajos, como el referente al reinado del carbón piedra
en 1785 por encargo de Floridablanca, que fue puesto en
práctica en las cuencas hulleras asturianas. Se ocupó tam-
bién de diseñar o adquirir los instrumentos empleados en
la expedición de Malaspina.
Tras su viaje a Gran Bretaña, en 1789 presentó una
Memoria sobre nuevas máquinas de vapor aplicadas a la
industria, construyó en París un año más tarde la primera
máquina industrial para suministrar energía a los molinos
de la isla de los Cisnes y diseñó una bomba para la fábrica
de harinas de los hermanos Perier. Destacan también en
esta época la construcción de un telar mecánico de diseño
propio y relevantes estudios, como el publicado en 1797
para fundir cañones de hierro o uno dedicado a la draga
mecánica, que inalmente puso en funcionamiento en la
ciudadela de Kronstadt, ya establecido en Rusia, en 1812.
DE VUELTA EN ESPAÑA
En el verano de 1791 se trasladó a Madrid la colección
reunida por Betancourt y sus colaboradores, que se expuso
por primera vez al público en el Palacio del Buen Retiro
el 1 de abril del año siguiente, siendo nombrado director
del Real Gabinete de Máquinas. Un año después volvió a
viajar a Inglaterra junto a Bartolomé Sureda, país en el que
residió tres años investigando y donde presentó en 1795 el
diseño de una máquina para cortar hierba en ríos y cana-
les. A su vuelta Sureda y Betancourt enseñaron a Francis-
co de Goya las nuevas técnicas del grabado al aguatinta,
con las que este realizó sus magníicos Caprichos. En 1796
se encontraba nuevamente en París, donde presentó al
Directorio un proyecto de prototipo y planos de un telé-
grafo óptico, que inalmente se puso en marcha entre Ma-
drid y Aranjuez, residencia de verano de la Corte, en 1800.
 Retrato de Agustín de Betancourt (h. 1810)
por artista desconocido. Museo de la Catedral
de San Isaac, San Petersburgo (Rusia).
ASC
Nombrado en 1801 director de la Inspección General de
Caminos y Canales, dio un gran impulso a la construcción
de nuevos caminos y a la conservación de los ya existentes.
Simultáneamente, fue miembro del Consejo de Adminis-
tración Financiera y el fundador y director, en 1802, de la
Escuela de Caminos y Canales, germen de la actual Es-
cuela de Caminos, Canales y Puertos, a la que incorporó
el Real Gabinete de Máquinas. En 1803 fue nombrado in-
tendente de los ejércitos y director principal de los puestos.
Un año después Manuel Godoy le encargó un estudio pa-
ra la regulación del cauce del río Genil, que regaba el Soto
de Roma, la extensa inca que el Príncipe de la Paz había
recibido de Carlos IV. El proyecto presentado por Betan-
court, respetuoso con el medio ambiente y pionero del
conservacionismo, al recomendar la repoblación forestal
y evitar la deforestación de la cuenca alta del río para su
uso agrícola, no fue del agrado de Godoy, que le retiró del
proyecto y con ello su favor.
En vista de los acontecimientos a nivel internacional,
Betancourt liquidó entre 1806 y 1807 sus posesiones en
España, entre las que se encontraban algunas fábricas,
como la Real Fábrica de Algodón de Ávila, y se trasladó
a París. Ese mismo año realizó una Memoria para mejo-
rar la navegación interior por los canales por medio >>>
MUY HISTORIA 13

>>>de esclusas, y fue invitado por el zar Alejandro I de
Rusia. Tras una breve estancia de unos meses en París pa-
ra terminar un célebre tratado de mecánica publicado un
año después en esta ciudad y utilizado profusamente como
libro de texto, se trasladó deinitivamente en septiembre
de 1808 a San Petersburgo, ya comenzada la Guerra de
la Independencia española, prestando sus servicios en el
Imperio Ruso durante 16 años.
UN ILUSTRADO EN LA CORTE DEL ZAR
Su primer trabajo en Rusia fue la modernización de la fábri-
ca de cañones de Tula, sustituyendo las ruedas hidráulicas
por potentes máquinas de vapor, lo que se completó con la
construcción de la fábrica de cañones de Kazán. Fue asimis-
mo el creador del Instituto de Vías de Comunicación, pri-
mera Universidad Técnica de Rusia. Promovió la creación
del Cuerpo de Ingenieros de Vías de Comunicación, del que
fue nombrado inspector con el grado de Teniente General
del Ejército Ruso y ascendido después a Mariscal de Campo.
En 1811 diseñó el puente Kamennoostrovski, y durante su
estancia en Rusia proyectó y construyó numerosos embar-
caderos, muelles, esclusas, muros de contención y máqui-
nas para dragar los canales de su enorme red luvial y de
canales. Proyectos suyos fueron el puente sobre el Malaya
Nevka y el impulso a la construcción de los primeros bar-
cos a vapor movidos por paletas. La mejora exponencial
de las comunicaciones luviales abrieron las puertas de la
modernidad a su tierra de acogida.
Tras el paréntesis de la guerra contra Napoleón, recibió del
zar el encargo de construir una sala de ejercicios ecues-
tres en Moscú, el Picadero, lo que realizó con gran cele-
ridad. Su concurso fue fundamental para la erección de
la catedral de San Isaac en la capital y la Catedral de la
Transiguración de Nizhni Novgorod, y fue el encargado
14 MUY HISTORIA
Dibujo de Betancourt de una
máquina para subir y bajar
barcos de un canal inferior a
uno superior y viceversa en dos
planos inclinados.
CRÉDITO
de la construcción de los cimientos, el andamiaje y la co-
locación sobre el pedestal de la monumental Columna de
Alejandro en la Plaza del Palacio de San Petersburgo.
Debido a la gran cantidad de billetes falsos emitidos por los
franceses a modo de guerra económica, el sistema moneta-
rio ruso había devenido inviable, por lo que el ministro de
inanzas, Dimitry Guriev, encargó a Betancourt la emisión
de un nuevo circulante moderno y otros tipos de papel tim-
brado. Tras la aceptación del proyecto por el zar Alejandro
I, Betancourt levantó los planos, dirigió la construcción de
las dos factorías, diseñó las máquinas de vapor, descubrió
un nuevo tipo de papel de cáñamo, propuso los diseños
de los nuevos billetes y fabricó las máquinas de estampa-
ción de la numeración y las irmas de la nueva fábrica de
papel moneda, actual Casa de Moneda de la Federación
Rusa. Igualmente, fue el promotor indirecto de la Casa de
Moneda de Varsovia, dado que la supervisó y contrató para
su instalación a su antiguo alumno Rafael Bauzá.
No menos importantes fueron sus aportaciones en otros
campos, como el urbanismo, con la construcción de la nue-
va feria comercial de Nizhni Novgorod. Para este su último
gran proyecto eligió el emplazamiento, realizó el diseño ge-
neral, el proyecto y la construcción de un puente lotante
de madera sobre el río Oka, que sobrevivió más de un siglo.
Tras la inalización de este proyecto en 1822, fue destitui-
do como Director General de Vías de Comunicación. Ha-
biendo perdido el favor del zar y abrumado por la muerte
de su hija Carolina durante un parto, solicitó y obtuvo la
dimisión de todos sus cargos en febrero de 1824, murien-
do unos meses después, el 14 de julio en San Petersburgo.
A su entierro asistieron, por orden del zar, todos los gene-
rales, jefes y oiciales de San Petersburgo. Su viuda, Ana
Jourdain, recibió también por orden del mismo la conce-
sión de la pensión íntegra de su marido, 6000 rublos. MH
 UNA IMAGEN Y 100 PALABRAS

LA VÉNUS
ENCORDÉE
La marmórea Afrodita de Milo,
creada entre los años 130 y
100 a. C. y vendida a la Francia
de Luis XVIII en 1820 (en el
traslado se extraviarían la base y
los restos que formaban sus
brazos), es fotografiada por
Angèle Dequier cuando ya está
preparada para ser evacuada del
Louvre y escondida en el castillo
de Valençay. Sería una de las
3690 obras de arte sacadas de
allí a finales de 1939. El museo
abriría sus puertas en el París
ocupado, pero los alemanes se
tendrían que conformar con
salas vacías o réplicas de yeso
de los originales.

ALBUM

MUY HISTORIA 15
EFE
EL NUEVO
PRESIDENTE.
Este fue el
último Consejo
de Ministros que
presidió Manuel
Azaña antes de
tomar posesión
de su nuevo
cargo:
presidente de
la República.
Fue el 12 de
mayo de 1936.
PROCURANDO
LA PAZ
En el fragor de la España de mediados del 36, los avisos de lo que
estaba a punto de ocurrir no fueron tenidos en cuenta, pese al
empeño de algunos que intentaron denodadamente dar la voz de
alarma. Y, una vez desatado el conflicto, siguió habiendo quienes,
a título individual o de forma institucional, buscaron la negociación
o la mediación internacional para detener la sangría.

JOSÉ ÁNGEL MARTOS

PERIODISTA Y ESCRITOR
 F
ue inevitable... ¿o no? La Guerra Civil
(1936-1939), el acontecimiento más trá-
gico de nuestra historia contemporánea,
ha sido descrita habitualmente con ras-
gos inapelables: una fuerza desencade-
nada por los errores de ambos bandos
(republicanos y franquistas) contra la que poco
pudo hacer nadie, pues la escalada de tensión y
provocaciones mutuas generó un enconado y
divisivo odio entre los españoles que no encon-
tró otra vía de expresión que las armas.
Sin embargo, el análisis individualizado de va-
rios momentos clave en el camino hacia el 18 de
julio de 1936 muestra que un giro en la historia
—el frenazo antes de la autodestrucción— estu-
vo a punto de producirse en más de una ocasión,
gracias a la lucidez o los heroicos esfuerzos de
algunos. Y también que el conlicto, una vez co-
menzado, podría haber terminado antes.
dio en 1940 su opinión en un artículo, en el que
responsabilizaba a un Gobierno demasiado de-
pendiente de un Azaña que quitó importancia a
un posible golpe de Estado: «Las carteras clave,
como la Presidencia del Consejo y los ministerios
de Justicia, Guerra y Hacienda, fueron entrega-
das, con olvido de otros factores muy esenciales
en aquella y en todas las horas, a íntimos del señor
Azaña. La voluntad y el criterio de este impera-
ban, así, de modo absoluto. La devoción que entre
sus íntimos despertaba el señor Azaña solía rayar
en la idolatría, y los idólatras jamás disienten del
ídolo. Por eso, como el señor Azaña no creía en la
sublevación, el Gobierno tampoco creyó en ella,
y los sublevados pudieron lograr el éxito que en
casos semejantes suele acompañar casi siempre a
la sorpresa».

¿UN GOBIERNO DEMASIADO AZAÑISTA?

Así, los partidos de izquierda ganadores de las
elecciones del 16 de febrero llevaban advirtiendo
desde la campaña electoral sobre la desafección
de ciertos mandos del Ejército y realizaron pe-
ticiones al Gobierno para que democratizara la
cúpula militar y sacara de ella a generales como
Franco, Goded o Fanjul. En concreto, el político
José Díaz Ramos, secretario general del PCE e
impulsor del Frente Popular, ya había señala-
do con anterioridad la involución acaecida en
el Ejército durante la etapa de Gil-Robles como
ministro de la Guerra (de mayo a diciembre de
1935), en la que se había promovido a Franco y
Mola, entre otras decisiones.
Pero estos avisos cayeron en saco roto. En mayo
de 1936, Manuel Azaña accede a la presidencia
de la Segunda República después de garantizarse
el apoyo parlamentario de esas mismas izquier-
das del Frente Popular, que no quieren entrar
en el Gobierno. Aunque Azaña ofrece el pri-
mer cargo institucional, presidente del Consejo
de Ministros, al socialista Indalecio Prieto, este
renuncia para no crear un cisma en el socialis-
mo. Y Azaña nombra un ejecutivo formado por
personas cercanas, de su plena conianza. Para el
máximo puesto elige a Santiago Casares Quiro-
ga, curtido político gallego de su mismo partido,
Izquierda Republicana. Casares suma a esta res-
ponsabilidad otra sobre una cartera clave: la del
Ministerio de la Guerra.
A Casares se le ha atribuido inacción en sus dos
meses en el cargo —dimitió el mismo 18 de julio—
frente a las señales que indicaban los movimientos
conspirativos que se estaban produciendo entre
los militares. El político socialista Indalecio Prieto

18 MUY HISTORIA
 El criterio de Azaña imperaba de modo absoluto;
él no creía en la sublevación y su Gobierno, tampoco
RESPONSABILIDAD DE LAS IZQUIERDAS al pueblo para defenderse, como pedían algunos INCIDENTES
Santiago Carrillo, por entonces todavía en las Ju- grupos izquierdistas desde días antes del 18 de ju- EN ALCALÁ
ventudes Socialistas, escribiría en sus libros La lio. Desde su punto de vista, con la política de no DE HENARES.
El ataque en la
crispación en España (2008) y Mi testamento polí- entrar en el Gobierno a pesar de haber ganado las ciudad
tico (2012) que, si la izquierda hubiera aceptado el elecciones, las izquierdas acabaron por debilitarlo y madrileña (en la
nombramiento como presidente del Gobierno de facilitar el golpe. imagen) de
Indalecio Prieto, este se hubiera mostrado mucho militantes
más irme que Casares en la contención de los mo- socialistas
contra
vimientos conspirativos del Ejército, lo cual quizá FRANCO AVISA POR CARTA miembros de la
no hubiera evitado el levantamiento pero sí habría Más allá de las valoraciones sobre la actuación de guarnición el 15
reducido sus posibilidades de éxito. También sos- Casares Quiroga al frente del Ejecutivo, un he- de mayo del 36
tuvo que, llegado el caso, Prieto habría dado armas cho que ha quedado grabado en su «debe» causó gran
malestar en el
Ejército.

ASC

MUY HISTORIA 19

EFE
MIAJA Y
CASADO.
El general SEGISMUNDO
José Miaja
(izda.) y el CASADO,
coronel
Segismundo
¿UN PACIFICADOR
Casado (dcha.)
en 1939.
O UN GOLPISTA?
L
as disensiones en el seno de los republi-
canos cuando la guerra ya estaba prácti-
camente perdida estallaron en marzo de
1939, tras la caída de Cataluña. Una parte de
ellos quería intentar negociar una rendición con
condiciones. La resistencia a ello del presiden-
te, Juan Negrín, condujo a un golpe de Estado
dentro de sus propias filas que fue encabezado
por el coronel de caballería Segismundo Casa-
do, que estaba al frente del Ejército del Centro
desde un año antes.
Casado era un ferviente anticomunista que
creía que la continuación de la guerra solo be-
neficiaba a la Unión Soviética. Convencido de
que una pronta negociación evitaría la toma de
represalias, llevó a cabo el golpe en la noche
del 5 al 6 de marzo en Madrid, para lo que con-
tó con el apoyo de la facción del Partido Socia-
lista liderada por Julián Besteiro, también muy
contrario al comunismo. Hubo luchas internas
y, tras imponerse, crearon una nueva institu-
ción, el Consejo Nacional de Defensa, presidi-
do por Besteiro y Miaja y con Casado al frente
de la cartera de Defensa. El periódico El Socia-
lista afirmó que la de Casado era «una victoria
que impedía que la España republicana se con-
virtiese en una colonia soviética». Negrín, entre-
tanto, huyó a Francia.
El deseo de Casado era negociar un armisti-
cio, para lo cual había contactado con quinta-
columnistas de los sublevados introducidos en
Madrid. Sin embargo, para entonces Franco
solo aceptaba ya la rendición incondicional, por
lo que su intento resultaría estéril. El historiador
Paul Preston ha tachado a Casado de «arro-
gante, creyéndose el salvador de España».
20 MUY HISTORIA
es la desatención a la carta de advertencia
sobre el descontento de los militares que le envió
ni más ni menos que el general Francisco Fran-
co el 23 de junio desde su destino como capitán
general de Canarias, adonde se le había enviado
para alejarlo del mando sobre las tropas (hasta
el triunfo del Frente Popular, había sido jefe del
Estado Mayor). Se trata de un aviso en toda regla
a Casares, a quien Franco se dirige en su calidad
de ministro de la Guerra, por lo que se declara
su «subordinado» al final del texto. El general
—que aprovecha la ocasión para recordar que es-
tá «apartado muchas millas de la Península»— se
siente obligado a reportar a su superior la com-
plicada situación que detecta entre los mandos:
«Es tan grave el estado de inquietud que en el
ánimo de la oicialidad parecen producir las últi-
mas medidas militares, que contraería una grave
responsabilidad y faltaría a la lealtad debida si
no le hiciese presente mis impresiones sobre el
momento castrense y los peligros que para la
disciplina del ejército tienen la falta de interior
satisfacción y el estado de inquietud moral y
material que se percibe, sin palmaria exteriori-
zación, en los cuerpos de oiciales y suboiciales».
Tras describirle las motivaciones del disgusto,
en aquel momento centradas en unos incidentes
sucedidos en mayo en Alcalá de Henares con in-
tercambio de disparos entre presuntos militantes
socialistas y oiciales del Ejército, Franco le dice
directamente al ministro que está mal informa-
do sobre lo que ocurre en el seno del mismo:
«Todo esto, excelentísimo señor, pone aparen-
temente de maniiesto la información deiciente
que, acaso, en este aspecto debe llegar a V. E., o
el desconocimiento que los elementos colabora-
dores militares pueden tener de los problemas
íntimos y morales de la colectividad militar».
ENTRE AMENAZAS Y ATENTADOS
La amenaza es ya prácticamente directa cuando
le señala la importancia de los escritos divulga-
dos anónimamente por altos militares, ocultos
bajo las siglas de asociaciones clandestinas (cita
a la UME y la UMRA). De estos textos, Franco
airma que «son heraldo de futuras luchas civiles
si no se atiende a evitarlo». La frase parece ca-
si un adelanto literal de lo que iba a suceder. A
renglón seguido, sin embargo, dice a Casares que
«impedirlo es cosa que considero fácil con me-
didas de consideración, ecuanimidad y justicia».
La carta de Franco ha sido motivo de mucho
debate entre los historiadores, ya que denota su
posición dubitativa respecto a dar un golpe de
Estado, una actitud poco clara en cuanto al paso
a acometer de la cual ya se habían quejado sus
 Franco estuvo en la
diana de elementos
revolucionarios desde
su llegada a Canarias
en marzo de 1936
propios compañeros conspiradores. Así, los más
decididos a atentar contra la República llamaban
a Franco «Miss Islas Canarias 1936», por cómo
se dejaba querer por unos y otros.
La violencia reinante en España en los prolegó-
menos de la Guerra Civil también podría haber
cambiado la historia. Franco estuvo en la diana
de elementos revolucionarios desde el mismo
momento en que llegó a Canarias el 13 de marzo
de 1936, destinado al frente de la región mili-
tar de estas islas: un semidestierro decidido por
el primer ministro de la Guerra elegido tras la
victoria del Frente Popular, el general Carlos
Masquelet, próximo a Azaña y masón. El militar
que había encabezado la represión en Asturias
dos años antes concitaba la animadversión de
la izquierda más extrema —a su llegada a Te-
nerife, encontró pintadas que decían: «¡Muera
Franco!»— y sufrió al menos dos intentos de
asesinato en las islas.
La primera tentativa tuvo lugar en la tarde-
noche del 13 de julio y fue llevada a cabo por
tres militantes anarquistas, que lograron entrar
en la sede de la Capitanía en Santa Cruz. Los
atacantes se dirigieron a los aposentos de Fran-
co, pero encontraron la puerta cerrada y este,
al oír ruidos, pidió auxilio, lo que puso en fuga NUEVO
a los agresores. En la madrugada del 16 de DESTINO.
julio volverían a intentar otra operación simi- El general
lar, durante la que se produjo un tiroteo al ser Franco, recién
nombrado
descubiertos por un soldado. Volvieron a huir, capitán general
pero al cabo de unos días fueron detenidos dos de Canarias, en
de ellos, un tinerfeño y un catalán. El cerebro una comida con
de los atentados, otro anarquista catalán, An- oficiales a su
tonio Vidal, logró escapar escondiéndose bajo llegada a las
islas, en marzo
la lápida de un cementerio.
del 36.
EFE
MUY HISTORIA 21
 SHUTTERSTOCK
EL PACTO ENTRE EL PNV Y LOS
ITALIANOS QUE DURÓ DOS DÍAS
n episodio singular de la por Franco, lo que logró evitar del Norte. Por este motivo, las

U guerra fue el Pacto de San-

toña, negociado a media-
dos de 1937 entre el PNV y el
ejército italiano, que contem-
plaba que los batallones vascos
que obedecían a este partido
se rindieran a las tropas envia-
das por Mussolini y que los res-
ponsables políticos y militares
nacionalistas pudiesen huir en
barco a Francia desde el puer-
to de dicha localidad cántabra,
mientras que los soldados se-
rían encerrados en campos de
concentración bajo custodia
italiana, no franquista. Por en-
tonces, la toma de Bilbao ya se
había producido, con la rendi-
ción de la capital vizcaína en
las condiciones determinadas
un castigo mayor y la destruc-
ción de su industria siderúrgica.
Esto indica, a juicio de varios
estudiosos, que las negociacio-
nes ya habían sido entabladas
desde tiempo atrás —de lo que
existen además diversos da-
tos—, ayudando a ello la me-
diación del Vaticano (hay que
recordar la adscripción católica
del Partido Nacionalista Vasco).
En agosto del 37, los efecti-
vos vascos habían huido hacia
Santander, siguiente escenario
de la guerra en el norte, pero
la resistencia era complicada y
temían las represalias que sufri-
rían por parte del general Dávi-
la, que había sucedido al falle-
cido Mola al frente del Ejército
tropas del PNV preferían entre-
garse a los italianos. Su princi-
pal negociador fue el dirigente
Juan de Ajuriaguerra, que pasó
por encima del lendakari vasco,
su correligionario José Antonio
Aguirre.
La efectividad del pacto du-
ró apenas dos días —del 24 al
26 de agosto—, ya que Franco
acabó por desautorizarlo. Aun
así, un barco mercante inglés
se llevó a más de quinientos
heridos. Según el exdiputado
Iñaki Anasagasti, autor de un li-
bro sobre el tema, «si no hubie-
ra habido un Pacto de Santoña,
estaríamos hoy hablando de la
masacre de Santoña o del ge-
nocidio de Santoña».

MARTÍNEZ BARRIO AL HABLA a quien le llegó a ofrecer ser nombrado minis-

Desde entonces, los acontecimientos se suce-
dieron de forma frenética y los planes de golpe
de Estado culminaron el 18 de julio, con Franco
volando de Canarias a Marruecos para ponerse
al frente del Ejército africano y el general Emilio
Mola, muy temido por la República, liderando
la conspiración desde Navarra. En la noche del
18 al 19, tras la dimisión de Casares Quiroga, su
sustituto recién nombrado, el republicano Diego
Martínez Barrio, realizó un titánico y nunca bien
ponderado esfuerzo para parar el alzamiento,
llamando por teléfono a los principales gene-
rales para intentar disuadirlos. Convenció a
varios, pero no al más importante, Emilio Mola,
tro de la Guerra. En la tensa charla, reproducida
en varios libros, el militar se mantuvo irme en
sus propósitos y declinó las peticiones del
presidente de que mantuviera la obediencia de
los cuerpos armados: «No, no es posible, señor
Martínez Barrio», le contestó. Y, cuando inal-
mente este le afeó su conducta, Mola le espetó:
«¡Qué le vamos a hacer! Es tarde, muy tarde».
Se sucederían a partir de entonces varias ten-
tativas de intermediar para lograr el fin de las
hostilidades: el primer esfuerzo diplomático,
en agosto del 36, vino desde los países sudame-
ricanos, a instancias del Ministerio de Asuntos
Exteriores de Uruguay. Se intentó debatir la

22 MUY HISTORIA
 EFE
«ES TARDE,
FOREIGN juzgamos el momento oportuno para realizar MUY TARDE».
OFFICE. una tentativa al efecto, la haremos, cualquie- Fueron las
El político palabras de
ra que sea su resultado». A partir de ahí, con
británico Mola para
Anthony Eden el apoyo de Francia, se trató de sondear a las Martínez Barrio
recibió una demás potencias implicadas en el conflicto (en la imagen).
carta de Azaña —Alemania, Italia, Rusia— para intentar su-
solicitando la marlas, pero sin éxito.
mediación de
su país.
GETTY

ÚLTIMOS INTENTOS DE MEDIACIÓN

propuesta en el seno de la Unión Panameri-
cana (antecesora de la OEA), pero resultó
demasiado prematura.
Azaña persiguió con denuedo una mediación
británica durante muchos meses. Lo hizo de
forma secretista, sin informar al Gobierno.
En diciembre de 1936, envió al político cata-
lán Pere Bosch i Gimpera a Londres con una
carta que llegó a manos de Anthony Eden, el
secretario del Foreign Office británico, quien
declaró en la Cámara de los Comunes: «Si la
ocasión de conciliación se presenta y nosotros
Azaña persiguió con
denuedo una mediación
británica durante
muchos meses, sin
informar a su Gobierno
Así llegó mayo de 1937, cuando el socialista Ju-
lián Besteiro voló a Londres enviado otra vez por
Azaña portando una propuesta secreta de este
para el cese de las hostilidades, la cual consistía
en un armisticio seguido de un plebiscito. Las
potencias se negaron, pero el Vaticano, a quien
se había implicado por su ascendiente sobre el
bando franquista, la vio con buenos ojos. Mon-
señor Giuseppe Pizzardo recibió el plan durante
la coronación de Jorge VI en la capital británica
y a su vez lo transmitió al prelado Isidro Gomá,
cardenal de Toledo y primado de España, en
una reunión en Lourdes. Este se opuso, ya que
consideraba que no sería aceptado nunca
por el bando franquista. Posteriores intentos
—la mayoría de los cuales también pasaron por
Londres— quedaron asimismo en vía muer-
ta por la oposición de alguna de las potencias
(Italia fue muy refractaria durante todo el con-
licto), o por la diicultad de acercar posiciones
ideológicas muy alejadas.
En deinitiva, no fue posible la paz (título de las
famosas memorias de Gil Robles), pero no sería ni
mucho menos por falta de oportunidades. MH

MUY HISTORIA 23
 BENEFACTORES DE VÍCTIMAS DEL OTRO BANDO

ÁNGEL ROJO
& ÁNGEL AZUL
Quizá sea la única esperanza que le quede a la humanidad: la de la gente
que, en medio de la barbarie, mantiene la belleza del ser humano. Melchor
Rodríguez lo consiguió salvando a miles de personas, enemigos suyos; Manuel
Calderón hizo lo propio con una veintena y, luego, ayudó a otros cientos a
volver a su amada tierra sin represalias. Pero, como dice el Talmud, no es
cuestión de número: «Quien salva una vida, salva al universo entero».

RUBÉN BUREN
ESCRITOR

24 MUY HISTORIA
BOMBAS Y DESTROZOS A DOMICILIO.
El Ángel Rojo sufrió varios atentados en su
vivienda, como vemos en la fotografía, pese a
lo cual siguió protegiendo a presos de
ideología opuesta a la suya.

EFE

MUY HISTORIA 25
 E
l anarquista sevillano Melchor Rodrí-
guez había estado preso en demasiadas
ocasiones: con la Monarquía, con Pri-
mo y con la República; para él había po-
ca diferencia entre unos gobiernos que,
según los anarquistas, nunca quisieron
la mejora de vida de la clase obrera. Su labor por
los presos venía de mucho antes de la guerra: ya
recogía dinero para los sindicalistas encarcela-
dos y denunciaba los desmanes de los primeros
tiempos de la República, con más de 100 obreros
asesinados al año por la policía. Cuando estalló
la Revolución en Madrid, tras el golpe de Mola
del 18 de julio del 36, acababa de ser liberado
de la Modelo y se encontró con la cara más sa-
ñuda de la represión. Muchos en la izquierda se
dispusieron a acometer venganzas personales y
se fusilaba sin control. Desde los primeros días
de guerra expidió salvoconductos, con su grupo
de la FAI, Los Libertos, y decenas de personas
fueron cobijadas por ellos, sacadas de los centros
de detención y tortura y llevadas a las embajadas
para salir de España, o puestas a disposición de
la justicia para que se las juzgara con garantías.
Todo esto lo hicieron ante la sorprendida mirada
de muchos de sus propios correligionarios. Mel-
chor salvó la vida de decenas de personas desde
esas primeras semanas, y a algunos los mantuvo
refugiados en su casa hasta el 1 de abril del 39.
CINCO AÑOS Muchos de ellos le traicionaron: lo abandonaron
DE CÁRCEL. —a él y a su familia— en el peor momento.
Melchor sufrió En noviembre del 36, fue nombrado delegado
las durísimas
condiciones del especial de prisiones por el ministro anarquis-
penal del Puerto ta Juan García Oliver. Alguien debía detener los
de Santa María fusilamientos masivos en Paracuellos y las sacas
(abajo, estatua en las cárceles. Melchor dictaminó que ningún
GETTY

en el exterior en preso podría salir sin su irma personal entre las

recuerdo de los
represaliados).

Solo en Alcalá de
Henares, Rodríguez
salvó a 1532 presos
de morir por venganza
ocho de la tarde y las ocho de la mañana. Así,
deteniendo el descontrol, se enfrentó a muchos
comunistas, socialistas y anarquistas. Le llega-
ron a acusar de fascista, pero Melchor era un
anarquista muy conocido desde hacía años y los
obreros no tenían dudas sobre sus principios.
Las presiones consiguieron apartarlo de su la-
bor en las prisiones varias veces —días en que
ASC

26 MUY HISTORIA

volvían las sacas—, pero él no cejó hasta que las
autoridades republicanas controlaron de nuevo
la justicia. A pesar de sufrir varios atentados de
su propio bando, protegió a más 13 000 presos
de cualquier represalia (recordemos la matanza
en la cárcel de Guadalajara o en la Modelo, justo
antes de que él fuera director de Prisiones).
LA PRISIÓN DE ALCALÁ DE HENARES
Quizá el hecho más notable, más heroico, sucedió
en la cárcel de Alcalá de Henares, donde salvó la
vida directamente a 1532 presos. Contuvo, solo
con su voz, encaramado sobre un coche, a una
turba que buscaba venganza por un bombardeo
fascista sobre la población civil que había asolado
la ciudad complutense minutos antes. Convenció
a la masa enfurecida de que había ordenado re-
EJECUCIONES
MASIVAS.
partir armas a los presos para que se defendieran La matanza de
si entraban; por supuesto, era un farol. Les avisó Paracuellos de
de que para atravesar la puerta interior tendrían Jarama
—noviembre y
que dispararle a él primero, acción que casi llevó diciembre de
a cabo un miliciano. Melchor se abrió la camisa y 1936— ha quedado
gritó: «¡Dispara, cabrón!». El miliciano lo pensó, como ejemplo de
dudó y bajó su fusil. A partir de ahí, la tensión barbarie dentro del
disminuyó. Sin duda, haber sido torero le quita- bando republicano.
A la izquierda,
ba el miedo a enfrentarse a cualquier peligro. En representada en un
aquellla cárcel se encontraban iguras que luego famoso cuadro de
tendrían gran relevancia en el nacionalcatolicis- Sáenz de Tejada.
mo: Blas Piñar, Martín Artajo, los hermanos Luca
de Tena, Sánchez Mazas, Muñoz Grandes, Serrano
Suñer, Fernández Cuesta o Bobby Deglané, todos
enemigos ideológicos de Melchor. Fueron estos
quienes lo bautizaron como el Ángel Rojo.
Apartado de su cargo en prisiones, con amenazas
de muerte de los comunistas, lo nombraron >>>
MUY HISTORIA 27
 Melchor Rodríguez mantuvo
a gente escondida en su propia
casa hasta el fin de la guerra
>>>concejal de cementerios. Allí, como diría
su sobrino Pepe Ramos, «se ocupó de los muer-
tos igual que se había ocupado de los vivos» y
estableció un régimen de visitas para que los fa-
miliares de cualquier tendencia política pudieran
cuidar sus lápidas y visitar y enterrar dignamente
a sus muertos.

DISCURSO AL PUEBLO DE MADRID

Un episodio curioso fue el sepelio de Serafín Ál-

ALAMY
varez Quintero. Melchor le había prometido al
dramaturgo colocar una cruz en su ataúd, algo
insólito y prohibido en Madrid en aquella época
(abril de 1938). La ocultó dentro de su chaqueta
y, delante de todo el mundo, la ajustó como si
nada sobre la tapa del cajón de su amigo. Él era
ateo y anarquista, recordemos.
En los días finales de la guerra, después del
controvertido golpe de Casado contra los co-
munistas, la CNT le ofreció llevar dinero a
Francia con un par de salvoconductos. Su hija
y él decidieron quedarse en Madrid para seguir
protegiendo a los que tenían en casa, y fue Ce-
AYUDA NO PARTIDISTA.
El anarquista Melchor Rodríguez se enfrentó a sus
correligionarios para defender a inocentes (arriba,
su retrato en una placa en la casa donde nació, en
Triana, Sevilla).
ledonio Pérez quien se encargó de cumplir con
el encargo del sindicato.
Cuando fue nombrado alcalde de Madrid, diri-
gió por radio un discurso memorable a la sufrida
población para que entregaran la capital a los fas-
cistas sin pegar un solo tiro, cosa que hicieron.

EL DÍA QUE LOS

FRANQUISTAS ESCUCHARON
A LAS BARRICADAS
elchor Rodríguez tuvo una vejez digna, pero tan pobre que no

M pudo pagar ni su entierro, que sufragaron a escote amigos y

sobrinos. El día que le dio el derrame cerebral que lo mataría se
había vestido para llevar unas cartas en ayuda de unos presos de Ca-
rabanchel. Corrió la voz de su muerte y la procesión del entierro fue
multitudinaria hasta la Sacramental de San Justo, en Madrid. Aquel
lluvioso 15 de febrero de 1972 se juntaron grandes próceres del fran-
quismo, como su amigo Martín Artajo, con otros muchos a los que
había salvado la vida y casi todos los viejos compañeros anarquistas
que quedaban en el exilio interior. El ministro leyó un padrenuestro,
que solo repitieron unos pocos, los de derechas; después, con mira-
das valientes, se comenzó a cantar A las barricadas, el himno anar-
quista, y se colocó una bandera rojinegra sobre el féretro (por cierto,
no encontraron ninguno sin cruz para la ocasión). Fue la única vez, en
toda la brutal y oscura dictadura, en la que se entonó libremente un
canto revolucionario de izquierdas en público, con presencia oficial.
El Ángel Rojo había conseguido su sueño de unir a las dos Españas,
aunque solo fuera por un momento.
ALBUM

28 MUY HISTORIA
 Así se salvaron otra vez cientos de vidas. Lo que no
pudo detener, por desgracia, fue la represión pos-
terior. También contuvo los planes de parte de la
CNT de volar las principales calles de la ciudad con
dinamita al paso de las tropas fascistas, por creer
que morirían miles de inocentes.
El «premio» por su labor fue la pena de muerte,
luego conmutada por 20 años y un día, de los
que cumplió cinco años en la provincia de Cádiz.
«Puerto de Santa María, presidio de mi tormen-
to, de hombres vivos, mitad muertos», escribió.
Allí, un funcionario le ofreció un colchón y eso le
salvó la vida, porque era costumbre regar el suelo
de las atestadas celdas justo antes de dormir pa-
ra que los presidiarios contrajeran todo tipo de
enfermedades. Sin dientes y enfermo, llegó a Ma-
drid y dedicó el resto de su vida a trabajar por los
presos, esta vez sus amigos, gracias a que muchos
de los que había salvado ahora tenían puestos de
relevancia en el gobierno.
LA MEDALLA A UN ANARQUISTA
En 1964, al famoso locutor de radio Bobby Degla-
né, salvado por Melchor en Alcalá, se le ocurrió
la idea de otorgarle una medalla. Cantó las 40 a...
se llamaba aquel programa radiofónico. Bobby
decidió que sería más mediático dársela ex aequo
junto al capitán Palacios, uno de los supervivientes
de la División Azul. Según testigos, el Circo Price
de Madrid estaba abarrotado: era la primera vez
que a un reconocido anarquista se le ponía delante
ASC
un micrófono para que hablase para toda España.
Melchor encarnó la reconciliación, la unión de las
dos Españas, y la gente lloró a lágrima tendida.
Otros muchos criticaron que aceptara aquel ho-
menaje, pero él siempre fue un alma libre.
EL ÁNGEL AZUL DEL CABO MATXITXAKO
Aún más desconocido es el caso de Manuel Cal-
derón. Este vasco de Deva, de familia militar, fue
entregando los episodios de sus memorias a cam-
bio de cenas en el restaurante de su amigo Ramón
Gorbeña. Olav Mazarrasa las recuperó y editó en
2016. Calderón se deine a sí mismo: «Necesito a
todos, quiero a todos, me intereso por todos». No
podía dejar que las ideas políticas se interpusie-
ran entre la vida y la muerte.
Una de las batallas navales más duras de la gue-
rra fue la del cabo Matxitxako, que enfrentó al
crucero pesado Canarias, la joya de la corona re-
belde, con varios escoltas armados republicanos.
El Canarias debía cazar al Mar Negro, un barco
que venía de México repleto de armamento para
la República. En la travesía se topó con el Galda-
mes, que transportaba parte del tesoro público de
Euskadi (cinco toneladas de moneda fraccionaria, FIN DEL BOU
según el bloguero Alex Turrillas) y decenas de NABARRA.
En Matxitxako,
pasajeros de cierta relevancia del gobierno vas- los republicanos
co. Iba escoltado por tres barcos que habían sido prefirieron
bien adaptados para la guerra (entre ellos, el bou hundir su propio
Nabarra), pero que no podían competir con el Ca- barco antes que
narias en velocidad, potencia o calibre de los >>> entregarlo
(cuadro de
David Cobb).
MUY HISTORIA 29
ALBUM
VUELTA A
LA PESCA.
Después de la > >> cañones. Después de varios intercambios de
guerra, Calderón disparos con las naves y la costa, el Canarias eniló
ayudó a al Galdames, que se rindió; luego se enfrentó du-
reconstruir la
flota pesquera rante varias horas al Nabarra, que se encontraba
vasca (cuadro en inferioridad de condiciones. Los mandos del
de Gutiérrez bou «rojo» lucharon hasta la muerte y decidieron
Solana). hacerlo explotar y hundirlo antes que entregarlo.
La mayoría de los valientes marineros murieron,
pero 19 consiguieron saltar al agua y fueron reco-
gidos por Calderón, capitán de tiro del Canarias,
que preservó sus vidas, los llevó a tierra irme y les
dio atención médica. Poco después le nombraron
Ayudante Naval personal del Generalísimo, car-
go que no le entusiasmaba por su enemistad con
los falangistas y los tejemanejes del poder de las
camarillas que rodeaban al Caudillo. Meses des-
pués, recibió una carta de los 19 marineros, que
habían sido condenados a muerte y rogaban su
mediación. Calderón le relató a Franco la batalla
y la valentía de estos hombres —a Franco las his-
torias de heroísmo guerrero siempre le apetecían,
30 MUY HISTORIA
aunque fuesen del enemigo— y, días después, el
Caudillo se le acercó: «¿Usted pidió el indulto de
la tripulación del Nabarra? Pues coja un coche, se
presenta en la cárcel de Ondarreta y se los lleva a
la calle a tomar chipirones».
PADRINO DE ANÓNIMOS Y FAMOSOS
Fuese o no idea de Franco lo de los chipirones,
el caso es que, ante la incredulidad del director
de la prisión (que eso del perdón no era cos-
tumbre militar, ni de Franco), se liberó a los
penados, que no daban crédito. Por supuesto,
no le dejaron pagar los calamares que se toma-
ron en la parte antigua de Fuenterrabía.
Calderón se ocupó personalmente de que los
marineros del Nabarra encontraran trabajo e
incluso los avaló con su propio dinero. Como
muestra de agradecimiento, estos le hicieron
padrino de una treintena de hijos; entre otros,
el etarra Apala (Miguel Ángel Apalategui, al que
 IGUALITO QUE ROBERT MITCHUM
alderón siempre se alegraba de ver en la pantalla a Robert Mitchum, al que decía haber salvado

C la vida cuando fue derribado en su avión. ¿Sería otra de sus bromas o realmente lo creía? Nunca
lo sabremos. Pistolet, un pescador comunista francés, había recogido a un «inglés» derribado en
el mar con una herida muy fea en la cabeza y casi moribundo. Le entró miedo, porque la Gestapo sos-
pechaba y peinaba la zona en su busca. «¡Sálvame!», le dijo a su amigo Calderón, y este se lo llevó a
España escondido en el maletero de un coche, una peripecia propia del cine negro. Le procuró ayuda
médica y lo cuidó durante más de dos semanas. Posiblemente se trataba del piloto Fer Mitchell, cana-
diense, derribado en 1941, a juicio de Olav Mazarrasa. El comandante naval de la costa francesa ocu-
pada, Devantier, alertado por la Gestapo, cruzó la frontera para llevarse al piloto de casa de Calderón,
pero este sacó una botella de whisky, dijo que de allí «el inglés» no salía y se la bebieron entre los tres.
Lo cierto —sentimos contradecir a nuestro héroe— es que Mitchum no se enroló en el ejército america-
no hasta 1945, pero seguro que eran como dos gotas de agua.

En la Batalla del cabo Matxitxako, Calderón salvó

a 19 marineros republicanos, a los que luego ayudó
Calderón caliicaría por ello de «mal español») o valió su simpatía y le permitió conseguir que los
el boxeador Urtain, del que se conserva una carta españoles tuvieran permiso de faena más arriba
a Calderón del 72: «Los españoles no me dan de de San Juan de Luz. También guardó en su casa AHIJADO
comer, eso lo hacen mis puños y las hostias que decenas de obras de arte, alhajas y dinero que po- BOXEADOR.
recibo (...). Besos de su aijao que tanto le quiere». tentados franceses le dieron para protegerlos del La gratitud de
los diecinueve
Manuel siempre mantuvo una estrecha amistad expolio nazi. Siempre incómodo para el poder, marineros del
con los del Nabarra, hasta su muerte. humanista y vividor, en el 43 se quejaba al Ge- bou Nabarra le
Acabó la guerra como comisionado de canje neralísimo del acoso de Falange y los alemanes, reportó a
de prisioneros en la frontera francesa, donde a lo que Franco respondió: «Hay que reconocer, Calderón una
intervino en varios intercambios junto a aquel Calderón, que usted de falangista no tiene nada». treintena de
ahijados. Entre
«invento» del Comité de No Intervención an- Y Manuel apuntó: «¡Ni usted tampoco!». MH ellos, José
glofrancés. Pero su obsesión era reconstruir la Manuel Urtain.
maltrecha lota pesquera vasca, que había que-
GETTY

dado rota tras la contienda por la masiva huida a

Francia. Pagó de su bolsillo una gira por la costa
francesa para atraer a tantos pescadores como
pudiese con la promesa de salvaguardar sus vidas
y sus haciendas si le prometían no tener delitos
de sangre. Muchas de las propiedades habían si-
do tomadas de prestado por caciquillos, carlistas
y falangistas. Tan solo mintió Alejandro Urruso-
lo, que había ejercido labores de torturador en
un centro de detención, con denuncias y testigos
que lo identiicaban. No debió ser fácil conseguir
que aquellos «rojos» volvieran como si tal cosa y
se ganó por ello la animadversión de buena parte
de la Falange y los carlistas, que le llegaron a acu-
sar de rojo (como a Melchor le habían acusado
los suyos de fascista). En total, fueron 713 los que
volvieron a faenar en Euskadi, con lo que casi se
recompuso la desarbolada lota vasca.

LA GESTAPO, TRAS SUS PASOS

Vigilado por la Gestapo, salvó de la horca a va-
rios pescadores franceses comunistas, lo que le

MUY HISTORIA 31
 LISTAS PARA
LA BATALLA.
Tres enfermeras de la
Cruz Roja española se
disponen a realizar unos
ejercicios de salvamento
protegidas por máscaras
EFE

antigás (Madrid, 1932).

32 MUY HISTORIA
 C U R A R H ERIDA S Y A L M A S

HAZAÑAS
SANITARIAS
Se calcula que unos 20 000 médicos
españoles trabajaron durante la
Guerra Civil. Pese a la falta de medios,
las técnicas empleadas por algunos de ellos
fueron pioneras a nivel mundial y lograron
reducir considerablemente la mortalidad.

LAURA MANZANERA
PERIODISTA Y ESCRITORA

CREDITO

MUY HISTORIA 33
 MUSEU D’HISTÒRIA DE LA MEDICINA DE CATALUNYA
BANCOS
DE PLASMA.

E
En la foto, el n 1936, España contaba con médicos taron con éxito a las necesidades del combate
doctor Frederic bien formados, tanto a nivel científico y permitieron salvar muchas vidas. Entre ellos,
Duran i Jordà —la educación había mejorado conside- hay que mencionar dos logros fundamentales:
atendiendo en
las instalaciones rablemente en los últimos tiempos— co- la mayor rapidez en el inicio de los tratamientos
del Hospital de mo militar, pues la guerra de Marruecos quirúrgicos y la realización de transfusiones de
Montjuïch de (1911-1927) había sido un magnífico sangre en el mismo campo de batalla.
Barcelona, campo de pruebas. Aun así, había que suplir la
donde creó falta de medios con mucho trabajo y una buena
el primer banco
de plasma.
dosis de imaginación. TRANSFUSIONES EN EL FRENTE
La sanidad militar estaba mejor estructurada La contienda resultó decisiva para el desarrollo
en el bando nacional, mientras que en el repu- de la hemoterapia. Pese a que aún era práctica-
blicano se había incorporado bastante personal mente una novedad, empezaba a imponerse la
civil con escasos conocimientos militares. Por idea de que era imprescindible reponer la sangre
ese motivo, y en vista de las numerosas bajas perdida a causa de las heridas de guerra y de que,
que se producían, en 1938 se creó la Escuela de cuanto mayor fuera la hemorragia, más necesario
Sanidad de Guerra. sería dicho tratamiento. Al principio de la guerra,
Pese a sus diferencias, tanto un bando como el las transfusiones de sangre eran escasas y se reali-
otro demostraron sobradamente su capacidad. zaban de brazo a brazo entre donante y receptor.
Hubo enormes avances cientíicos que se adap- Además, hacía poco que se había inaugurado el
primer servicio hospitalario de sangre de grupos
compatibles, en la Cruz Roja de Madrid.
Parecía claro que la forma más rápida y mejor
En Inglaterra, Duran i de revertir el estado crítico de los heridos eran
las transfusiones, pero las realizadas de brazo a
Jordà modernizó los brazo no eran factibles cuando se acumulaban
demasiados pacientes. Por eso se crearon los
bancos de plasma que bancos de sangre, donde esta se extraía de do-
nantes y se guardaba, a baja temperatura, para
había desarrollado ser posteriormente trasladada al lugar en el que
fuera a utilizarse. Aquello supuso una revolución;
en España por primera vez, era la sangre la que iría a buscar

34 MUY HISTORIA
 SANGRE
FRESCA.
Uno de los
grandes avances
de la época
fue conseguir
conservar y
trasladar
la sangre
para hacer
transfusiones en
el frente (izda.,
unidad móvil).
EFE

al herido y no al revés, como hasta entonces. Para
aplicar este nuevo sistema, aparte de convencer
a los mandos de sus enormes posibilidades, los
médicos tuvieron que organizar una complicada
red de laboratorios, ambulancias y neveras.
En este campo, resultó pionero el doctor Frederic
Duran i Jordà, que organizó el primer banco de
sangre, en el Hospital de Montjuïch de Barcelo-
na, con el in de ayudar a los muchos heridos que
se acumulaban en la ciudad. Los hombres esta-
ban combatiendo, pero, tras un llamamiento por
radio, las barcelonesas acudieron en masa.
Duran inventó también un práctico sistema para
trasladar la sangre al frente, lo que permitiría salvar
miles de vidas. La sangre era introducida en fras-
cos de cristal envueltos en paja para protegerlos y,
utilizando camiones refrigerados de transporte de
pescado, se llevaba a enclaves situados en primera
línea de fuego que podían encontrarse a distancias
de hasta 300 kilómetros. >>>

EL PAPEL DE CRUZ ROJA

los pocos días de ini- España y reconocían dere-

A ciarse la contienda,
llegó al Comité Inter-
nacional de la Cruz Roja en
Ginebra información sobre
el trato inhumano recibido
por heridos y prisioneros.
Esto llevó al Comité a enviar
a España al médico Marcel
Junod, con un salvocon-
ducto que garantizaba su
independencia y le permitía
actuar como representante
neutral.
Junod obtuvo de ambos
bandos convenios que au-
torizaban la intervención
chos esenciales sobre cau-
tivos, rehenes y heridos. El
Comité visitó a prisioneros,
medió en intercambios, dis-
tribuyó alimentos y sirvió de
puente postal, pero sobre
todo aportó la neutralidad
que ningún bando recono-
cía a la Cruz Roja del adver-
sario. Porque, al estallar la
El Comité
guerra, también la Cruz Roja
Internacional
española se partió. Había
de la Cruz Roja
una republicana y otra fran-
envió a España
quista, y la desconfianza era
al médico
tal que hasta se encarceló a
Marcel Junod
voluntarios sospechosos de
durante la
guerra.
ASC

oficial de la organización en espiar para el enemigo.

MUY HISTORIA 35
 >>> Los ingleses se han «apropiado» de la crea-
ción del primer banco de sangre, pero esto tiene
su explicación. Cuando estalló la Segunda Gue-
rra Mundial, Duran i Jordà hubo de exiliarse
en el Reino Unido, donde el Foreign Oice lo
contrató para crear un banco de sangre. Allí pu-
do modernizar el eicaz sistema que en España
había tenido que desarrollar de forma rudimen-
taria debido a la falta de recursos.
EL «DOCTOR SANGRE» COMUNISTA
Sin que esto suponga restarle ningún mérito,
Duran i Jordà debe compartir sus éxitos en las
transfusiones móviles con otro médico, el ca-
nadiense Norman Bethune, apodado «doctor
sangre». Cercano al Partido Comunista, Bethu-
ne llegó a Madrid el 3 de noviembre de 1936 con
una camioneta y material médico comprado en
París. Bajo la premisa «no he venido a España a
derramar sangre, sino a darla», durante los seis
meses que estuvo en nuestro país practicó más
TRANSPORTE DE
SANITARIOS.
Un autobús de la
FAI moviliza
enfermeras durante
la contienda.
GETTY
36 MUY HISTORIA
de 700 transfusiones, creó el Instituto de Trans-
fusión Hispano-Canadiense de Madrid, donde se
salvaron cientos de vidas, y organizó donaciones
voluntarias que anunciaba en prensa y radio.
Bethune constató que la mayoría de los heridos
llegaban al hospital cuando ya era demasiado
tarde, y por eso propuso poner en marcha un
dispositivo «nómada» que permitiera practicar
transfusiones in situ . Se unió a los servicios
médicos de las Brigadas Internacionales y em-
pezó a trabajar en Guadalajara, Barcelona y
Valencia. Se encontraba en esta última ciudad
con su camión ambulancia cuando se enteró de
la masacre de la carretera de Málaga-Almería,
conocida como la Desbandá, una de las peores
matanzas de civiles de todo el conflicto, ocu-
rrida el 8 de febrero de 1937. Allí el canadiense
tuvo una actuación estelar.
Tras la toma de Málaga por las tropas fran-
quistas, más de 150 000 refugiados, sobre todo
niños, mujeres y ancianos, a pie e incluso des-
calzos, se vieron obligados a huir hacia Almería,
 Con tal de salvar
vidas, Saxton recurrió
a sangre de cadáveres
aún calientes para sus
transfusiones
aún bajo control de la República. La carretera
costera se convirtió en un río humano. Mientras
intentaban avanzar, los refugiados fueron bom-
bardeados por la aviación italiana desde el aire
y por los acorazados franquistas desde el mar.
Murieron entre 3000 y 5000 personas.
Consciente de la gravedad de lo que estaba su-
cediendo, Bethune acudió en su ayuda con su
unidad de transfusión. Durante tres días, él y sus
ayudantes socorrieron sin descanso a los heridos
y colaboraron en el traslado de víctimas hasta la
capital almeriense. Bethune escribió luego un li-
bro sobre aquella experiencia, que deinió como
«la más grande, la más horrible evacuación de
una ciudad que hayan visto nuestros tiempos».
«Me miraban tímidamente. No tenían fuerza
para seguir, pero temían detenerse. Decían que
los fascistas iban detrás de ellos. Sí, Málaga ha-
bía caído. Las armas habían tronado. Las casas
fueron arrasadas. La ciudad había sido golpea-
da duramente y toda persona capaz de andar
se había echado al camino», constató. Además,
consciente de la importancia de las imágenes,
incluyó en su pequeño libro 26 fotografías, las
únicas que existen sobre aquel trágico suceso.
Si bien Bethune fue encumbrado en gran parte
gracias a la prensa internacional, su tarea merece
ser recordada y reconocida, en especial por ser un
«médico sin fronteras» y un pionero de la medi-
EFE

cina humanitaria. De España se trasladó a China,

donde prestó sus servicios ante la invasión japone-
sa y donde moriría tras infectársele una herida que
se hizo mientras operaba. «El bando equivocado
ganó la guerra en España. Franco venció y una de
las peores tragedias de la Guerra Civil, la masacre
de la carretera Málaga-Almería, solo ha empezado
EFE

a salir a la luz en los últimos años», airma Rode- DOCTOR

rick Stewart, autor de Phoenix: la vida de Norman SANGRE.
Bethune. «En cambio, en China, el otro bando ga- un hospital a medio camino entre Madrid y Norman
nó la guerra y Bethune es un héroe. Quien gana las Valencia, Saxton se propuso obtener sangre de Bethune,
guerras escribe la historia», concluye el biógrafo. donantes en cantidad suficiente para abaste- médico y
humanitario
No puede hablarse de los esfuerzos por mejorar cer al gran número de heridos del centro. Tal canadiense,
las transfusiones sin mencionar a otro volunta- fue su obsesión que, en su desesperado intento vino a España
rio extranjero, el británico Reginald Saxton, que por salvar vidas, probó con transfusiones de para hacer
se atrevió a experimentar con una técnica nove- sangre procedente de cadáveres aún calientes, transfusiones.
dosa y polémica. Desde que le encargaron crear que inyectaba a los pacientes más graves. >>>

MUY HISTORIA 37
 ASC
ASC

EFE
TRES
PIONEROS.
De izda. a dcha., >>> Se basaba en experimentos realizados en por los frentes y diseñó una bomba de manejo
Josep Trueta, hospitales soviéticos, pero las dificultades téc- manual para acortar el tiempo de la transfusión.
que perfeccionó nicas y la falta de resultados y de comprensión Las transfusiones de sangre eran prioritarias a la
la cura oclusiva
contra la le llevaron a abandonar. hora de salvar vidas, pero no fue este el único
gangrena; campo al que se destinaron grandes esfuerzos.
Mariano Gómez Otra investigación clave se dio en la lucha con-
Ulla, cirujano SALVANDO VIDAS EN AMBOS BANDOS tra la gangrena, y aquí jugó un papel esencial el
militar con Los esfuerzos por realizar transfusiones in si- cirujano militar Josep Trueta i Raspall, que per-
experiencia en
Marruecos; y
tu no fueron exclusivos de los médicos de la feccionó la cura oclusiva con un sistema propio.
Mercedes Sanz zona republicana. Entre los que operaban en En la contienda, Trueta encontró gran cantidad y
Bachiller, que el bando franquista, destaca Carlos Elósegui variedad de heridas, lo que le dio la oportunidad
organizó el Sarasola, que terminaría siendo el fundador y de ampliar y confeccionar un procedimiento que
auxilio social y director del Servicio de Hemoterapia del Ejér- pasaría a ser conocido como «método Trueta»,
sanitario desde
la Sección
cito Nacional. Antes de la guerra, Elósegui basado en cinco puntos: tratamiento quirúrgi-
Femenina. Sarasola había participado en transfusiones co inmediato, limpieza de la herida, excisión de
brazo a brazo en el Hospital de la Cruz Roja la herida (el más importante), drenaje e inmo-
de Madrid, pero fue durante el conlicto cuan- vilización con vendaje de yeso. Si los cinco se
do, con el cargo de comandante, se encargó aplicaban correctamente, la gangrena podía com-
de poner en marcha bancos de sangre en hos- batirse con éxito. Así lo prueba el hecho de que,
pitales de Burgos, San Sebastián y Córdoba. aplicando su técnica en la retirada de las fuerzas
También estableció un sistema de donación que republicanas a Francia, consiguiera que solo tres
incluía a 30 000 voluntarios y en el que la sangre de 1500 heridos sufrieran complicaciones.
podía conservarse dos semanas; confeccionó una Exitoso fue asimismo el trabajo del cirujano Ma-
vasta red de camiones y neveras para distribuirla riano Gómez Ulla, con una amplia experiencia

JESÚS MARTÍN, EL RECONSTRUCTOR DE ROSTROS

ionero en traumatología facial, Jesús Martín Sánchez tra- cerrando las heridas poco a poco, utilizando rudimentarias fé-

P bajaba en el Hospital Médico-Popular de Chamartín de la

Rosa. Por sus manos pasaron cientos de soldados con
la cara destrozada a causa de las balas o la metralla. Durante
casi tres años se enfrentó a terribles heridas, con pocos me-
dios y dedicación plena.
Por entonces, la cirugía facial estaba muy poco desarrollada;
apenas se empezaba a ensayar la anestesia general y el úni-
co antiinflamatorio era la aspirina. En este difícil contexto, iba
rulas, alambres y hierros para ayudar a soldar huesos y con-
servar el máximo tejido posible. Pese a las dificultades, re-
construyó rostros completamente destrozados. No solo hacía
lo posible por curar las heridas, sino que también intentaba
buscar un resultado estético y mejorar la calidad de vida de
aquellos soldados desfigurados en los que realizaba «trabajos
de artesanía». Martín documentó su trabajo durante el cerco
de Madrid con fotos y dibujos.

38 MUY HISTORIA

sanitaria en la guerra de Marruecos. Allí había
inaugurado los famosos hospitales transporta-
bles, a lomos de mulos, que permitían asistencia
inmediata en primera línea. La Guerra Civil
le sorprendió en Madrid, donde operaba en el
Hospital Militar de Carabanchel. Monárqui-
co desencantado más que republicano, trató de
pasarse al lado nacional, pero fue descubierto y
encarcelado, y a punto estuvo de ser fusilado. Le
salvaron la intervención diplomática de la Cruz
Roja, la presión internacional a su favor y la es-
casez de médicos en la capital. En noviembre de
1938, fue canjeado por el doctor Bago en la fron-
tera francesa. Pero antes Gómez Ulla, que sirvió
en ambos bandos, llegó a improvisar un hospital
de campaña en el Hotel Ritz.
LA PARTICIPACIÓN FEMENINA
Pese a resultar imprescindible, la colaboración
femenina en la sanidad durante la guerra ha
permanecido oculta. El personal sanitario debía
probar su ainidad al bando en el que se halla-
ba su centro de trabajo, y muchas enfermeras,
>>
EFE
CASINO DE
MADRID.
matronas y practicantas siguieron realizando En la imagen,
uno de los
su labor con normalidad durante el conflicto, hermosos
mientras que otras se trasladaron a hospitales salones de este
militares, en el frente o la retaguardia. Debido emblemático
a la creciente falta de personal, fueron muchas edificio, que fue
las voluntarias dispuestas a colaborar como au- habilitado como
hospital de
xiliares, así que ambos bandos se dedicaron a
sangre durante
impartir cursillos acelerados. la Guerra Civil.
Mercedes Sanz Bachiller tuvo un papel relevante
al organizar, desde la Sección Femenina, el auxi-
lio social y sanitario de la zona nacional. También
colaboraron muchas extranjeras. En el bando re-
publicano, Fernanda Jacobsen dirigió el primer
convoy de la Unidad Escocesa de Ambulancias y
Gusti Jirku recorrió varios hospitales del frente;
participaron igualmente Rainiera Hidalgo y Nan
Green, entre otras. En el bando nacional, desta-
ca la aristócrata inglesa Priscilla Scott-Ellis, que
ejerció de enfermera.
Mujeres y hombres trabajaron para que una
mejor atención sanitaria permitiera reducir la
mortalidad. Y esos enormes avances médicos, de-
sarrollados en ambas zonas, serían aplicados luego
con éxito en la Segunda Guerra Mundial. MH
MUY HISTORIA 39
 RELACIONES
INUSUALES.
Los hermanos
Manuel y
Antonio
Machado junto
a Miguel Primo
de Rivera y José
Antonio Primo
de Rivera, en
1929.
ASC

LOS
INTELECTUALES
Y LA CONTIENDA
 El difícil y trágico destino que sufrirían los intelectuales del bando derrotado
se ha alzado como una dolorosa sombra, que aún se proyecta sobre cualquier
narración del conflicto. Sin embargo, durante los «felices años 20»
los jóvenes vanguardistas de ideologías opuestas habían compartido
un entendimiento que hoy puede llegar a sorprender.

JOSÉ ÁNGEL MARTOS

EDITOR Y PERIODISTA
 E
l 8 de noviembre de 1929, un joven José
Antonio Primo de Rivera rendía home-
naje «a dos intelectuales henchidos de
emoción humana, receptores y emisores
de la gracia, la alegría y la tristeza popu-
lares». Los homenajeados, que luego se
dejaron retratar con él y con su padre —nada me-
nos que el entonces presidente y dictador Miguel
Primo de Rivera—, eran Manuel Machado y su
hermano Antonio, quien aparece sonriente en la
imagen, con ocasión de las cien representaciones
teatrales de La Lola se va a los puertos.   lices años 20» sería la Generación del 27, nacida
En efecto, el poeta republicano por excelencia,
que en su conocida composición autobiográica
Retrato escribió no solo aquello de «Mi infancia
son recuerdos de un patio de Sevilla…», sino
también, unas líneas más abajo, «Hay en mis ve-
nas gotas de sangre jacobina», mantuvo, aun así,
buenas relaciones con los Primo de Rivera. Si el
hijo lo homenajeó, la inluencia del padre como
dictador ya le había ayudado antes a ingresar en
la Real Academia de la Lengua en 1927.
Estas relaciones, que pueden parecer sorprenden-
tes si se miran con la perspectiva posterior a la
Guerra Civil, no eran algo extraño en la España
de los años 20. El escritor José Bergamín y el poe-
ta José María Hinojosa viajaron juntos a la URSS
en 1928 para conocer la revolución que fascinaba
al mundo, pero el primero volvería de la expe-
riencia transmutado en fervoroso comunista y
presidiría la Alianza de Intelectuales Antifascis-
tas, mientras que el segundo, decepcionado con
lo que vio, se hizo anticomunista y fue fusilado el
22 de agosto de 1936 en Málaga por milicianos.
El mayor símbolo de esta convivencia en los «fe-
en una reunión en el Ateneo de Sevilla y en la
que cohabitaron escritores que coincidían en lo
poético, pero no necesariamente en lo político.
Muchos de ellos colaboraron en Gaceta Li-
teraria, revista quincenal precursora del
vanguardismo y uno de los primeros altavoces
de esa generación. La fundó el mismo 1927 el
prosista Ernesto Giménez Caballero, quien pu-
blicaría allí uno de los textos fundacionales del
fascismo español, la Carta a un compañero de la
joven España, en 1929. Diametralmente opuesta
fue la trayectoria de su principal colaborador en

La Revolución de Asturias y su aplastamiento

ahondó la grieta entre los jóvenes vanguardistas
JOSÉ
BERGAMÍN.
Durante la Guerra
Civil, el escritor y
discípulo de
Unamuno presidió
la Alianza de
Intelectuales
Antifascistas.

LUIS
ARAQUISTÁIN.
Se le considera el
ideólogo de la
radicalización de
PSOE durante la
Segunda
República
ASC

ASC

Española.

42 MUY HISTORIA
GETTY
la publicación, el poeta Guillermo de la Torre,
que acabaría en el exilio en Argentina.
Y es que en la Gaceta colaboraron desde el
ideólogo del caballerismo Luis Araquistáin
al del fascismo Ramiro Ledesma, desde Bu-
ñuel a Dalí, y desde Rafael Alberti a Eugenio
d’Ors. Había incluso una sección dedicada al
«Obrerismo», a cargo del periodista Julián Zu-
gazagoitia, quien en 1939 sería el encargado
de pronunciar en Colliure el elogio fúnebre de
Antonio Machado y moriría un año más tarde
fusilado por la dictadura de Franco.
En los cenáculos también se había dado la mez-
colanza. En la tertulia El Rinconcillo, en el Café
Alameda de Granada, habían debatido juntos un
joven Federico García Lorca y su amigo Melchor
Fernández Almagro, luego propagandista del
franquismo y breve gobernador civil de las Balea-
res en 1940 antes de ser Académico de la Lengua.
Y en la tertulia ultraísta (término puramente lite-
rario, sin ninguna connotación política) del Café
Colonial de Madrid se unían, en pos de la aboli-
ción de la rima, el luego fundador de la Falange
Eugenio Montes con Juan Larrea, uno de los in-
telectuales integrantes de la comisión que pidió
a Picasso una obra para el Pabellón de España de
EUGENIO
D’ORS.
la Exposición de 1937, que no sería otra que el Durante la
Guerra Civil
Guernica. Un joven Jorge Luis Borges quedaría
colaboró en la
encandilado por el ambiente creativo y rupturista reorganización
de aquella tertulia del sábado noche en Madrid. de las
instituciones
culturales del
bando nacional.
LOS PROLEGÓMENOS En la imagen
DEL ENCONAMIENTO aparece
¿Cuándo se rompió ese alegre entendimiento? recibiendo la
Los jóvenes vanguardistas empezaron a dis- Gran Cruz de la
tanciarse a medida que sus respectivas utopías Orden Civil de
políticas pasaron del papel prensa al papel Alfonso X el
Sabio en 1953.
del Boletín Oficial del Estado. El primero en
señalar el punto de inflexión fue el filósofo
y ensayista José Ortega y Gasset quien, en su
discurso Rectificación de la República del 6 de
diciembre de 1931, pronunció su famosa frase
«No es esto, no es esto», para señalar una inci-
piente deriva del régimen republicano que, en
aquel momento, pocos apreciaban.
La grieta se ahondaría en paralelo a los sucesivos
momentos de crisis que vivió el nuevo régimen
y, muy especialmente, la Revolución de Asturias
de 1934 y su implacable aplastamiento. Si, antes
del suceso, apenas solo se signiicaban los intelec-
tuales ailiados al PCE como Rafael Alberti,
MUY HISTORIA 43
 ASC

INTELECTUALES
DE «LA TERCERA
ESPAÑA»
a dualidad comunistas-falangistas ha do-

L minado la explicación de la historia intelec-

tual de la Guerra Civil desde que esta ter-
minó casi hasta los inicios del siglo XXI No ha-
bía medias tintas, ni espacio para el gris en un
enconado debate de blanco y negro. Tendría
que ser la publicación de sendos libros la que
diera pie a comenzar a hablar de «La terce-
ra España». Primero, en 1994, la obra de An-
drés Trapiello Las armas y las letras: literatura
y Guerra Civil (1936-1939), que traza las sem-
blanzas de cientos de escritores y sus muy
diversas peripecias. Luego, el libro Cuatro his-
torias de la República (2003), una antología de
textos de los periodistas Julio Camba, Josep
Pla, Manuel Chaves Nogales (en la imagen,
junto a su esposa, Ana Pérez Ruiz, en 1924) y
Agustí Calvet «Gaziel», que contribuyó a poner
el foco sobre todo en los dos últimos, repre-
sentantes de lo que Trapiello definió como «la
tercera España, la gran perdedora».
Tanto el andaluz Chaves Nogales como el ca-
talán Gaziel coincidieron en realizar una exce-
lente tarea periodística en los años de la Repú-
blica, el uno al frente del diario Ahora y el otro
ASC

nada menos que de La Vanguardia. Ambos

eran azañistas y, si en el caso de Gaziel no tu-
vo tiempo de buscar su ubicación en el nuevo
panorama —huyó el 29 de julio en barco de
Barcelona a Marsella para evitar ser víctima
de la sangrienta represión que los anarquistas
iniciaron contra todos aquellos que calificaban
de «burgueses»—, Chaves Nogales estuvo al
principio al servicio del gobierno republicano,
pero cuando este abandonó Madrid, él decidió
exiliarse ante la certeza de que había poco que
hacer. Murió en Londres en 1944. Gaziel volvió
a España en 1940 y, tras un proceso del que
fue absuelto, se le destinó a dirigir la editorial
falangista Plus Ultra. Su obra desde entonces
quedaría teñida por una fuerte amargura.
María Teresa León o César Arconada, es a
partir de aquellos luctuosos hechos cuando sur-
ge una «inteligencia militante», en expresión de
la ilósofa María Zambrano, que como «Palas
Atenea [diosa de la sabiduría, pero también
de la guerra] nació armada y combatiente».
En particular, el asesinato en la comisaría de
Oviedo del periodista Luis de Sirval por unos
legionarios galvanizó a los intelectuales. El
poeta Manuel Altolaguirre escribió que «fue
necesario que llegara el año de la sangrienta re-
presión de Asturias para que todos, todos los
poetas, sintiéramos como un imperioso deber

44 MUY HISTORIA
 ESCRITORES.
Cena de algunos
escritores
falangistas con el
líder de Falange,
José Antonio
Primo de Rivera
(sentado tercero
por la izquierda),
en 1935. A su
izquierda,
Eugenio Montes
y Rafael Sánchez
Mazas.

adaptar nuestra obra, nuestras vidas, al movi-

En el bando miento liberador de España».
Con el golpe de Estado del 18 de julio de 1936
prorrepublicano surgieron dos bandos intelectuales. En el pro-
rrepublicano despegó con fuerza la Alianza de
se contaban Cernuda, Escritores Antifascistas, creada mediante un
maniiesto «para la defensa de la cultura», ir-
Bergamín, Zambrano, mado el 30 de julio y que suscribieron sesenta
de los más célebres escritores del momento,
Altolaguirre y Buñuel, entre ellos Cernuda, Bergamín, Zambrano, Al-
tolaguirre, Buñuel, Rosa Chacel, Ramón Gómez
entre otros de la Serna y muchos otros. La mayoría de ellos
se situaría en la órbita del PCE.

MUY HISTORIA 45
 «VENCERÉIS
PERO NO
CONVENCERÉIS»
l paraninfo de la Universidad de

E Salamanca fue el escenario, el

12 de octubre de 1936, de un fa-
moso enfrentamiento entre uno de los
mayores intelectuales españoles del
siglo XX, Miguel de Unamuno, recién
nombrado rector vitalicio de la univer-
sidad, y el fundador de la Legión, Jo-
sé Millán-Astray. Se celebraba el Día
de la Raza y, en el contexto de exal-
tación bélica, se sucedieron los parla-
mentos encendidos a mayor gloria de
un «imperio» que se identificaba con
la causa franquista. Asistía buena par-
te de la plana mayor de los que apo-
yaban el golpe, militares, autorida-
des eclesiásticas e incluso la esposa
de Franco, Carmen Polo. Unamuno,
respetado prócer de la intelectuali-
dad española, tuvo una intervención
de un sesgo muy distinto a quienes
le habían precedido: «Vencer no es
convencer —parece ser que dijo—,
y hay que convencer sobre todo.
Pero no puede convencer el odio

ASC
que no deja lugar a la compasión,
ese odio a la inteligencia, que es crí-
tica y diferenciadora, inquisitiva».
Entre murmullos de desaprobación, un irritado Millán-Astray contestó «¡Mueran los intelectuales!
¡Viva la muerte!», a lo que Unamuno siguió su parlamento lamentando que el general quisiera «una
España mutilada» como él (Millán había perdido en batalla un brazo y un ojo). Y culminó el rector su
discurso así: «Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero
no convenceréis porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta
en esta lucha, razón y derecho».
Este episodio dramático es uno de los más recordados como explicación de la psicología de los
sublevados y de su desprecio a la intelectualidad, aunque hoy se duda de que estas palabras real-
mente se llegaran a pronunciar, ya que se ha trazado su origen hasta un texto de 1941 del profesor
y escritor Luis Portillo, quien, aunque era amigo de Unamuno, no estuvo presente en el acto. No
existe tampoco grabación o transcripción del mismo.

En el otro lado de la trinchera, los intelectuales
que apoyaron a Franco fueron básicamente los
que José Antonio había aglutinado en la Falan-
ge, como Ramiro Ledesma, y luego los que el
convencido falangista Dionisio Ridruejo, que
conoció a Primo de Rivera tardíamente, ganó
para la causa, como Eugenio Montes, Agustín de
Foxá, Samuel Ros, o Gonzalo Torrente Ballester.
También hay que señalar a dos importantes es-
critores catalanes en la órbita franquista: Josep
Pla e Ignacio Agustí.
El difícil e incluso trágico destino que sufrirían
los intelectuales del bando derrotado se ha alza-
do como una dolorosa sombra, que todavía se
proyecta sobre cualquier narración del conlic-
to. La lista de exiliados incluye a muchos de los
que se han mencionado en este artículo, porque
a aquellos que no lograban huir les esperaba lo
peor. Ese fue el destino del célebre poeta Miguel
Hernández, quien cruzó la frontera con Portu-
gal con la pretensión de emprender el viaje a
América, pero, delatado, fue devuelto por la
dictadura salazarista a España. Moriría enfer-
mo de tuberculosis en la prisión de Alicante, en
1942, con tan solo 31 años.
Sin embargo, es sobre todo el asesinato de
Federico García Lorca en Granada, un mes
después del golpe, en la madrugada del 18 de

46 MUY HISTORIA
 ALBUM
GENERACIÓN
El calvario de Machado recuerda el de miles DEL 27.
Los escritores

de españoles que huyeron de la misma forma Federico García

agosto de 1936, el hecho que parece resumir
toda la Guerra Civil en una sola historia.
La de una venganza de la España tradicional
contra alguien que, pese a no ser de los más
comprometidos políticamente, representaba, tal
vez como ningún otro, la modernidad poética y
el cambio de costumbres, con su condición de
homosexual proyectándose como pecado imper-
donable para quienes lo ejecutaron y lanzaron su
cuerpo a una fosa, todavía hoy indeterminada.
Algo similar sucede con los últimos días de
Antonio Machado. El calvario que le supuso su
huida de Barcelona, enfermo ya de bronconeu-
monía, y su llegada, languideciente, al otro lado
de la frontera, en Francia, acelerarían su muerte
el 22 de febrero de 1939 en Colliure. Otra po-
derosa imagen, que recuerda a la de los miles
Lorca, María
Teresa León y
Rafael Alberti en
Madrid durante
de españoles que huyeron de la misma forma, los años 30.
a pie en muchos casos, de la ocupación de sus
respectivas ciudades y del durísimo castigo que
les esperaba si se quedaban en ellas.
No es que las tragedias de los escritores y artistas
fueran muy distintas a las de tantos españoles,
pero su propia condición de intelectuales los
convirtió en personificación de unas heridas
aún abiertas, a las que los pensadores de nues-
tros días siguen dedicando afanosamente miles
de páginas escritas. MH
Escanea este código QR para
descubrir en muyhistoria.es más
sobre el papel de los intelectuales
en la Guerra Civil.

MUY HISTORIA 47
 DESDE
TODOS LOS
RINCONES.
Miembros
británicos
de las Brigadas
Internacionales
en 1937.
GETTY

E X T R A N J EROS COM B AT IEN T ES

LUCHANDO EN
OTRA TIERRA Miles de extranjeros de los lugares más diversos del mundo acudieron
a combatir en la Guerra Civil española, algunos siguiendo órdenes,
otros movidos por sus convicciones ideológicas.
PACO ÁLVAREZ
HISTORIADOR Y ESCRITOR

48 MUY HISTORIA
Q
ué llevó a miles de extranjeros de más
de cincuenta países a combatir en
uno u otro bando en la Guerra Civil
española? Nadie lo sabe con exactitud;
los hay que seguían órdenes, como la
mayoría de los italianos encuadrados
en el Cuerpo de Tropas Voluntarias, un ejército
oficial de más de 80  000 hombres; los hay que
seguían el llamamiento de una ideología, como
los casi treinta y cinco mil brigadistas extranje-
ros organizados por la Internacional Comunis-
ta. La realidad es que muchos miles de personas
de todas partes dejaron su sangre y su alma en
España combatiendo en lo que para muchos de
estos extranjeros solo fue el prólogo de la que sería
la Gran Guerra Mundial que comenzó a los esca-
sos cinco meses de apagarse la trágica contienda
en nuestra España.

LOS ITALIANOS:
EL CORPO TRUPPE VOLONTARIE
La intervención italiana en la Guerra Civil es-
pañola en el bando sublevado fue la mayor
intervención extranjera, tanto en hombres co-
mo en material, y también la más temprana que
tuvo lugar en la contienda; en octubre de 1936
desembarcaban en Cádiz casi cinco mil volun-
tarios fascistas (muchos veteranos de Abisinia)
para luchar junto con los nacionales. Ya en ene-
ro de 1937, en Badajoz, se organizó la primera
División Legionaria Flechas Negras, formada
por oiciales y con material italiano. En un mes
se organizaron dos divisiones más, participando
GETTY

la División Mecanizada en el asalto a Málaga.

Pronto el C.T.V. (Cuerpo de Tropas Voluntarias)
se constituye con cuatro divisiones, entre las que
se encuadra la División Littorio, que luego com-
batiría en la Segunda Guerra Mundial.
Se calcula que nunca hubo más de 50 000 com-
batientes italianos en España, pero desde luego
eran las tropas más modernamente equipadas de
las que combatieron «oicialmente» en la Guerra
Civil. No solo en tierra; la Regia Aeronautica y
la Marina italiana también participaron activa-
mente del lado sublevado. De hecho, fue gracias
a los transportes aéreos y navales italianos, junto
con los facilitados por los alemanes, que el ejérci-
to sublevado en África bajo el mando de Franco
pudo cruzar el estrecho.
Parece que aunque al principio las tropas italia-
nas eran voluntarias, su utilización continua en
primera línea y la poca motivación de los reclu-
tas hicieron que muchos soldados tuvieran que
ser deportados tras ser declarados no aptos. La
gran derrota que sufrieron en marzo de 1937 en
las cercanías de Guadalajara a manos del Ejér-
LA UNIÓN
HACÍA LA
cito republicano, en una batalla lanzada en un FUERZA.
clima pésimo, con lluvias constantes, sobre una Y ante todo,
aumentaba la
sola carretera y sin apoyo aéreo por culpa de los moral de los
continuos aguaceros, fue por desgracia la acción combatientes
más conocida de estas tropas que combatieron españoles.
en todos los frentes y normalmente con efica- En la imagen,
cia a pesar de que el diseño experimental de sus un cartel de
propaganda de
tanquetas no era el adecuado —como pronto se las Brigadas
vería en Libia—, para la guerra moderna. Internacionales.
En cambio, la fuerza aérea destacada en España,
la Aviazione Legionaria, principalmente basada
en Mallorca y que llegó a contar con unos 760
aparatos, realizó con éxito más de ochocientos
combates. Entre sus ases destacan Brunetto di
Montegnacco o Mario Bonzano, contando es-
te último, según parece, con 15 derribos en la
Guerra Civil y otros 15 en la Segunda Guerra
Mundial donde combatió en todos los frentes,
desde África hasta el in de la República Social
Italiana, tras ser condecorado como Caba-

MUY HISTORIA 49
 al aeródromo de Tablada, en Sevilla. Para el
11 de octubre los alemanes serían responsables
del traslado de al menos 13 500 soldados su-
blevados desde Marruecos.
Para el 6 de noviembre comienza a organizarse
la Legión Cóndor, nombre atribuido a Göring
(en alemán se dice igual, Legion Condor) don-
de se encuadrarán los voluntarios alemanes y el
material pesado que irá recibiendo el gobierno
sublevado, reconocido por los nazis desde el 30
de septiembre. La Kriegsmarine participó tam-
bién, incluso con submarinos, encuadrados en la
operación Úrsula. Antes de que terminara el año,
se calcula que unos 7000 alemanes formaban ya
parte de la Legión Cóndor en España.
GETTY

Modelos de armas luego famosos fueron pues-

BRIGADA tos a prueba en España, como el cañón antiaéreo
GARIBALDI. de 88 mm., el caza Messerschmitt BF-109, los
Dos comisarios llero de la Orden Militar de Saboya y haber bombarderos en picado Ju-87 Stuka o los bom-
italianos y un obtenido cuatro Medallas de plata y una de barderos medios Heinkel-111 y Dornier-17,
oficial de la Bronce al Valor Militar, además de tres Cruces al además de los primeros modelos de blindados
antigua Brigada
Garibaldi Mérito de Guerra. Falleció en 1975, con 69 años. modernos alemanes, los todavía pequeños Pan-
durante el zer I (apodados «negrillos» por los españoles),
homenaje originalmente creados como carros de entrena-
recibido en 1938 LA LEGIÓN CÓNDOR; LOS ALEMANES miento pero que estuvieron en primera línea al
por haber Después del envío de 20 aviones de transpor- menos hasta 1940.
combatido en
las filas de las
te Junker Ju-52 y seis cazas Heinkel-51 casi al La Legión Cóndor combatió en todos los frentes
Brigadas comienzo de la sublevación, la Alemania nazi y batallas importantes: en el Jarama, Brunete, la
Internacionales. preparó la que sería su intervención en la Guerra contraofensiva de la batalla del Ebro y las bata-
Civil española, donde probaría sus modernas ar- llas inales hasta terminar su misión desilando
mas y tácticas y donde aprendería lecciones que por las calles de Barcelona. Sin ninguna duda
puso en práctica en los primeros años de la Se- fue fundamental en la victoria del bando su-
gunda Guerra Mundial. blevado, debido a su capacidad de mejorar las
La Operación «Fuego mágico» (Feuerzauber) armas y tácticas empleadas una y otra vez más
comenzó el 1 de agosto con el envío de 86 técni- que a su ventaja técnica, ya que los carros T-26
cos y oficiales alemanes, con material y apoyo soviéticos o los aviones Polikarpov I-15 y I-16

DIVISIÓN
LITTORIO.
El cuarto
regimiento de la
División Littorio,
que había formado
parte del C.T.V.
durante la Guerra
Civil, marchando
en Italia, en agosto
ALBUM

de 1944.

50 MUY HISTORIA
GETTY
se mostraron superiores. Finalmente 120 de los
casi 200 carros soviéticos republicanos termi-
naron capturados por los sublevados y al menos
52 Polikarpov I-16 estuvieron en servicio en la
Fuerza Aérea española, algunos hasta 1953.
Como ejemplo, el mayor as de la aviación ex-
tranjero en la Guerra Civil española fue un
piloto soviético, Serguéi Ivánovich Gritsevéts,
quien derribó a 30 aparatos enemigos durante
la guerra. El mayor as alemán, Werner Mölders,
derribó a la mitad, solo 15. En cambio Mölders
alcanzaría en la Segunda Guerra Mundial la
increíble cifra de 100 derribos, falleciendo i-
nalmente en accidente en un avión en el que
iba como pasajero. Gritsevéts falleció también
en accidente, en los preparativos de la invasión
soviética de Polonia, en 1939.
LAS BRIGADAS INTERNACIONALES
El 28 de octubre de 1938, los brigadistas ex-
tranjeros —los voluntarios encuadrados por el
Partido Comunista Soviético y el francés para
combatir al fascismo en España—, desfilaban
por última vez por la Avenida Diagonal de
Barcelona (entonces Avenida 14 de Abril). Las
más altas personalidades —el presidente de la
República, el de la Generalitat y la mismísima
Pasionaria— despedían ese día, junto al pueblo
Las lecciones aprendidas por los yugoslavos en
el Jarama, en Teruel o en Belchite serían aplicadas
pronto en la lucha contra el invasor alemán
LEGIÓN
CÓNDOR.
agradecido, a los últimos voluntarios. De los Avión de la
más o menos 35 000 combatientes que vinieron Legión Cóndor
a España desde 1936 quedan menos de diez mil. alemana, que
combatió junto
Los pocos que desilan se llevan el cariño de los al bando
españoles republicanos, igual que se ganaron el sublevado en
respeto de sus enemigos. Les toca regresar a sus todas las
países de origen, pero no será fácil. batallas
La URSS solo recibe a los dirigentes comu- importantes de
la Guerra Civil,
nistas; por otra parte, los soldados de a pie en 1936.
austriacos, alemanes o italianos, no tienen a
dónde retornar, ya que son enemigos de sus
propios gobiernos fascistas. Los combatientes
yugoslavos, por otra parte, dentro de pocos
años utilizarán su experiencia para organizar
la resistencia contra los nazis, como harán los
franceses, que siempre fueron la mayoría de los
brigadistas. Las lecciones aprendidas en el Jara-
ma, en Teruel o en Belchite serán aplicadas en
la lucha contra el invasor alemán.
El 18 de septiembre de 1936 Stalin decidió or-
ganizar y encuadrar a comunistas de todo el
mundo para luchar en España contra los otros
totalitarismos y en la carta publicada en Mundo
Obrero, irmada por él mismo, llamaba a luchar
contra los sublevados indicando que: «la victo-
ria de la República española era un asunto que
incumbía no solo a los españoles sino a toda la
humanidad progresista».
El 14 de octubre del 36 en los Llanos, Alba-
MUY HISTORIA 51
 cete, comenzaron a organizarse cinco «brigadas»
compuestas sobre todo por franceses, pero tam-
bién por combatientes de todos los rincones del
planeta, con o sin experiencia. Incluso hubo un
japonés en las Brigadas: Jack Shirai, que vino
desde Estados Unidos, donde era inmigrante
irregular. Aunque era cocinero, terminó mane-
jando una ametralladora en la batalla de Brunete
en 1937, donde fue alcanzado por un disparo
enemigo y falleció una calurosa tarde de julio,
siendo enterrado en el «Cerro del Mosquito»,
HÉROE DE
LA UNIÓN demasiado lejos del país del sol naciente.
SOVIÉTICA. Dirigidas por el Presidente del Partido Co-
Serguéi munista Francés André Marty, las brigadas
Gritsevéts fue participaron en casi todas las batallas que libró
condecorado en
1939 con este
el bando republicano, pero casi siempre sus ba-
título, así como jas eran demasiado grandes. En cualquier caso,
con la Orden de el efecto en la moral de los milicianos republi-
Lenin, tras su canos cuando veían que no estaban solos, que
participación en gentes de los lugares más recónditos del planeta
la Guerra Civil
venían a compartir sus trincheras, era siempre
española, en la
que logró 30 reconfortante, como cuando unos tres mil par-
victorias aéreas. ticiparon en la defensa de Madrid en noviembre
del 36. En la casa de Campo, la Brigada XII per-
ASC

EL PRIMO DEL BARÓN ROJO EN LA ESPAÑA AZUL:

WOLFRAM VON RICHTHOFEN
olfram llegó a combatir en la Gran bre de 1936, Wolfram se presentó volun- rápidamente bases aéreas de primera

W Guerra en 1918, en el escuadrón

de su famoso primo, donde derri-
bó a ocho aparatos enemigos alcanzan-
do a ser un as de la aviación antes del fin
de la contienda. Manfred, el Barón Rojo,
derribó a ochenta durante toda la gue-
rra, por eso es una leyenda. No obstan-
te, Wolfram fue también un héroe en esa
contienda. Curiosamente, el hermano
menor del Barón Rojo, Lothar, también
combatió al lado de ambos en el mismo
escuadrón antes de fallecer en un estú-
pido accidente de aviación civil, en 1922,
en el trayecto de Berlín a Hamburgo.
Wolfram, el único superviviente de la
estirpe Von Richtofen, se graduó tras
la guerra en ingeniería aeronáutica an-
tes de unirse en 1933 a la recién creada
Luftwaffe, dirigida por Hermann Göring,
compañero de escuadrón de los Von
Richtofen en la Gran Guerra. En la
Luftwaffe, Von Richthofen intentó hacer
valer sus ideas de construir aviones es-
pecíficos para cada misión y que fueran
fáciles y baratos de producir en masa,
pero las ideas de Göring y los demás in-
genieros iban por otros derroteros.
En cuanto tuvo oportunidad, en noviem-
tario para abandonar la parte técnica del
arma aérea y tomar un mando operativo
en la recién creada Legión Cóndor en
España, donde ejerció como jefe de Es-
tado Mayor. Tras pasar una primera tem-
porada evaluando tácticas de combate
y mejorando la logística de la moderna
arma de aviación, regresó a Alemania
donde fue nombrado coronel y jefe de la
Legión Cóndor, volviendo a España defi-
nitivamente en 1938, donde permaneció
hasta el fin de la Guerra Civil.
Se dice que desarrolló el sistema por el
que la aviación alemana fue capaz des-
de entonces de llevar a cabo continuas
misiones de apoyo cercano al combate,
manteniendo aparatos siempre sobre-
volando la zona y mejorando las comu-
nicaciones de radio entre unidades de
tierra y aire. Situó los cañones antiaé-
reos en el frente, en vez de protegien-
do los aeródromos en la retaguardia, lo
cual fue muy útil durante la Guerra Mun-
dial, donde los cañones del 88 se mos-
traron como los mejores antitanques de
los alemanes, a pesar de que habían si-
do diseñados como antiaéreos. Creó un
sistema por el que era posible organizar
línea desde las que mantener la cons-
tante presencia de aviones propios so-
bre la línea del frente.
Ascendió a general de División y fue con-
decorado con la Cruz de Guerra españo-
la con oro y diamantes y la Cruz de Hie-
rro de caballero alemana. Conoció y san-
cionó el bombardeo de Guernica, que
consideró un objetivo legítimo para cor-
tar la ruta logística de aprovisionamiento
del ejército republicano en Vizcaya.
Durante la Guerra Mundial intervino en
la invasión de Polonia, de Francia, en la
batalla de Inglaterra, en la toma de Cre-
ta, en los Balcanes y en la URSS, donde
fue el encargado de intentar organizar un
puente aéreo para abastecer al 6.º Ejér-
cito alemán en Stalingrado. Ascendió a
Mariscal de Campo en 1943 comandan-
do el IV Cuerpo Aéreo de Ejército de la
Luftwaffe. Se le detectó en 1944 un tu-
mor cerebral que le retiró del servicio a
finales de ese año. Wolfram Karl Ludwig
Moritz Hermann Freiherr von Richthofen,
falleció con cincuenta años, al poco de
terminar la Segunda Guerra Mundial en
julio de 1945. Con él terminó la saga de
los aviadores Von Richthofen.

52 MUY HISTORIA
ASC
dió casi un tercio de sus combatientes, pero
Madrid resistió hasta 1939.
El 23 de mayo de 2021 falleció Josep Almudéver,
francés, quien se cree que era el último veterano
de las Brigadas Internacionales. Tenía 101 años.
No todos los extranjeros que combatieron en
España por la República eran estalinistas o bri-
gadistas. George Orwell, el autor de Rebelión en
la granja o 1984, por ejemplo, luchó en el bando
republicano encuadrado en el P.O.U.M., partido
comunista marxista o comunista revoluciona-
rio que fue purgado por orden de Stalin y cuyos
militantes fueron encarcelados y muchas veces
asesinados. Orwell, herido en el frente, consi-
guió escapar en un tren a Francia haciéndose
pasar por un turista, acompañado por su mujer.
Afortunadamente pudo escapar para escribir
algunas de las páginas más inquietantes y anti
totalitaristas del siglo xx.
EL VECINO INQUIETO; PORTUGAL
Casi nunca se habla de la participación portu-
guesa en la Guerra Civil, pero el apoyo del Estado
Novo de Salazar a la causa de los sublevados fue
fundamental en todos los ámbitos. No solo a
nivel logístico, donde Portugal hizo de retaguar-
dia perfecta para la recepción de pertrechos y
combustible, que así salvaba la teórica «No Inter-
vención» de las potencias aines a los sublevados,
Al bando nacional le interesaba Portugal como
base logística que al menos aparentara ser neutral,
por lo que no se creó un cuerpo de voluntarios
ASC
EL ÚLTIMO
BRIGADISTA.
sino con combatientes que se integraron sobre Josep Eduard
todo en la Legión y en la aviación sublevada. Almudéver
Los cálculos más iables apuntan a la participa- Mateu murió en
Francia con 101
ción de unos ocho mil lusos en las tropas de años en 2021,
infantería nacionales, especialmente en la Le- siendo el último
gión. Parecen pocos si los comparamos con los brigadista
brigadistas o los italianos, pero hay que tener conocido.
en cuenta que el Ejército portugués de la épo-
ca contaba con unos 30 000 efectivos, así que
porcentualmente esos ocho mil componen una
cifra importante.
Enseguida se conoció a los combatientes por-
tugueses como los «Viriatos», por el guerrero
lusitano del siglo ii a. C., y apuntándose sobre
todo en el banderín de enganche de la Legión
situado estratégicamente en Badajoz, estos vi-
riatos combatieron en todos los frentes, siempre
con valentía y arrojo.
Portugal pretendió la creación de un «Cuerpo Vo-
luntario» similar al italiano, que se llamaría Legiâo
portuguesa, pero al bando nacional más que los
combatientes le interesaba Portugal como base lo-
gística que aparentara ser neutral en la guerra. Por
eso terminaron casi todos los vecinos en la legión,
que no por nada contaba con su carácter de «ex-
tranjera». Por otra parte, los puertos portugueses
recibían el material que los sublevados necesita-
ban y después este era transportado por ferrocarril
o carretera hasta la permeable frontera ibérica.
También los aeródromos lusos sirvieron como es-
MUY HISTORIA 53
 ANTOINE DE SAINT-EXUPÉRY, REPORTERO DE GUERRA
l que luego sería autor de El Princi-
E pito pasó dos temporadas en Espa-
ña durante la Guerra Civil. No como
combatiente, sino como periodista. Re-
presentando a El Intransigente y a Paris
Soir, pilotando los aviones privados de
los periódicos, pasó una temporada en
Cataluña en 1936 y otra en Carabanchel
en 1937. Dos Passos, Hemingway, Mar-
tha Gellhorn, Gerda Taro, Robert Capa,
etc. son famosísimos periodistas que
también estuvieron en la Guerra Civil;
sin embargo, el paso de Saint-Exupéry
por nuestro conflicto ha permanecido
silenciado, tal vez porque él nunca to-
mó bando. En ese sentido, era un com-
batiente extranjero pero que luchaba
contra la guerra misma, denunciándola.
Afirmando en sus artículos que: «no es
una guerra, sino una enfermedad», por-
que «en la guerra civil la frontera es invi-
sible y pasa por el corazón del hombre».
El autor de El Principito, había estado
en la URSS de Stalin, donde criticó la
opresión del régimen y la «deshuma-
nización» de las personas. Más tarde,
en la Alemania nazi se horrorizó al ver
que en una biblioteca no había autores
judíos y tuvo que huir del país tras de-
GETTY
El aviador y escritor francés Antoine de Saint-Exupéry (a la izda.) en 1929.
54 MUY HISTORIA
clarar que: «la clase de hombres que el
nazismo estaba formando, no le intere-
saba». En la Guerra Civil criticó que: «se
fusila más que se combate» o la manera
en que las ideologías embrutecían a los
seres humanos: «Una nueva fe es como
la peste».
Según el mismo Saint-Exupéry comen-
taba, sus artículos sobre la Guerra Civil
española no gustaban a nadie, porque
nunca tomó partido por ninguno de
los bandos. Precisamente por eso sus
escritos ofrecen una visión singular y
diferente sobre la contienda. Antoine
prefería compartir una noche con los
milicianos, jugando al ajedrez con un
sargento que no hablaba francés (ni
Saint-Exupéry habló nunca buen espa-
ñol) o denunciar los horrores y la inuti-
lidad de los bombardeos. Él pensaba
que precisamente los ataques unían a
los defensores en su empeño: «El gol-
pe suena contra el yunque. Un gigante
está forjando a Madrid, golpe a golpe».
«Con cada disparo de cañón algo se
refuerza en Madrid».
Y también relata el inútil horror cotidia-
no: «He visto en la Gran Vía, una no-
via, muerta, vestida de blanco sobre el
asfalto negro. En su pecho blanco se
dibujaban flores rojas, cada vez más
grandes, cada vez más largas. Su novio,
con el que tenía previsto casarse esa
mañana, no sabía qué hacer entre el
humo. La abrazaba y la buscaba, pero
ella ya no estaba allí. Él entonces y solo
entonces, pudo comprender que lo que
amaba, no era ese cuerpo, esa cara…
que lo que amaba era su mirada, no sus
ojos. Sus besos, no sus labios…».
«¿Quién empezó?, el primer muerto
se pierde en la noche de los tiempos».
Sospechoso por llevar corbata, estuvo
detenido una noche en Lérida en una
checa anarquista donde poco faltó para
que le fusilaran, pero nunca abandonó
su punto de vista humanista y alejado
del debate ideológico. Sus pensamien-
tos están por encima de los hechos que
describe, sus artículos tienen algo de
imagen poética aunque narren el horror
de la guerra civil. Antoine de Saint-Exu-
péry fue un combatiente extranjero con-
tra la deshumanización de la guerra.
Su avión se perdió en 1944, en plena
guerra mundial, cuando lo pilotaba en
una misión de reconocimiento sobre las
aguas del Mediterráneo.
ALBUM
cala y almacén de vuelos italianos o alemanes que
burlaban así la supuesta «no intervención» san-
cionada por las potencias extranjeras, incluso por
las que más participaban militarmente en España,
como la URSS o Alemania.
GETTY
GEORGE ORWELL. Fotografía coloreada del
escritor y periodista británico hacia 1945. Durante la
Guerra Civil, Orwell combatió como miliciano del
Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM).
DE VUELTA A
PORTUGAL.
Finalmente se organizó una misión militar, la Homenaje y
Missaó de Observaçao en Espanha, en la que despedida de
los voluntarios
participaron, se supone que como observado- portugueses en
res, militares de todas las armas. Su teórico Salamanca, en
objetivo era estudiar las tácticas, los modernos junio de 1939.
medios empleados en la guerra, el efecto de los
armamentos y recabar datos técnicos, pero pa-
rece que también se encargaba de participar
directamente en algunas operaciones. La com-
ponían alrededor de un centenar de oficiales,
suboficiales y tropa y dividieron su misión en
dos aspectos diferenciados: la observación co-
mo tal y la asistencia. Muchos de ellos llegaron
a combatir, como el piloto Alférez legionario
Soares de Oliveira, que habiendo sido alcanza-
do su aparato He-51 matrícula 2-87 repetidas
veces, perdió el timón de cola y se estrelló en
la trinchera enemiga el 28 de agosto de 1938
cerca de Gandesa. Oliveira recibió la Cruz de
Guerra a título póstumo.
Hubo más héroes aviadores lusos, como Simão
Aranha, que participó en Asturias, Brunete,
Santander, León, en la batalla del Ebro y en Ex-
tremadura. Derribado en una ocasión, en la que
se quemó el brazo y la mano, salvando a pesar
de sus heridas a su observador, mereció más
de media docena de condecoraciones por su
valor y arrojo. Después de la guerra y cansado
de tanto sufrimiento, Don Simão do Santíssimo
Sacramento Pedro Cotta Falcão Aranha de Sou-
sa Menezes se dedicó a la poesía y a las bellas
artes en Cascáis, e impulsó a su mujer, Ana Ma-
ria Burnay a convertirse en 1939 en la primera
aviadora portuguesa. Dom Simão falleció en el
año 2000 a la edad de 92 años. MH
MUY HISTORIA 55
 TAMBIÉN EN
GETTY

PRIMERA LÍNEA.
Una mujer republicana
monta guardia con su
arma durante la Guerra
Civil española.
 EL PA PEL DE L A S M U J ER ES

DE LAS
MILICIANAS
A LA ACCIÓN
CATÓLICA
Los nombres y las hazañas de los hombres de la Guerra Civil
son conocidos por el público general, pero el papel de la mujer
en la contienda suele contemplarse desde una perspectiva
parcial y simplista. Sus contribuciones, no obstante,
fueron vitales durante y después del conflicto.

SANDRA NAVARRO
HISTORIADORA

MUY HISTORIA 57
 C
uando pensamos en las mujeres y la
Guerra Civil, nos vienen a la cabeza
las fotografías de aquellas republica-
nas que, nada más estallar el conflicto,
decidieron armarse y movilizarse al
frente junto con sus compañeros. Asi-
mismo, esta imagen es incompleta y no repre-
senta del todo la auténtica realidad que vivieron
tantas y tantas mujeres durante el mayor conflic-
to del siglo xx en nuestro país.
El papel de las mujeres, a menudo menospre-
ciado, se ha basado en una perspectiva muy
simplista de la bipolarización entre dos bandos,
enfrentando a republicanas y franquistas como
dos realidades homogéneas y contrapuestas. Na-
da más lejos de la realidad, en los dos bandos las
experiencias fueron diversas, así como las deman-
das políticas de las mujeres movilizadas. Al igual
que el resto de la sociedad, con la radicalización
política que se vivió durante los últimos años de
la República, los discursos femeninos también se
MUJERES volvieron cada vez más contundentes y violentos.
LIBRES.
Exposición sobre
la Guerra Civil MITOS «ROJOS»
organizada en
Barcelona por la
«Las mujeres, sean de la condición que sean, son
organización seres libres para elegir su destino» sentenciaba
feminista Dolores Ibárruri, también conocida como la Pa-
anarcosindicalista sionaria. Famosa por el lema «No pasarán» se
Mujeres Libres,
en 1938.
ARXIU FOTOGRÀFIC DE BARCELONA
58 MUY HISTORIA
convirtió en un mito para parte de la sociedad
española. Fue la principal impulsora de la Asocia-
ción de Mujeres Antifascistas, entidad creada en
1933 y vinculada al Partido Comunista de España.
Su contenido era más político que social, desta-
cando la importancia del papel de la mujer fuera
de los ámbitos del hogar, a favor de una participa-
ción más activa en la sociedad. Debido al estallido
de la guerra, sus funciones se centraron en la
asistencia en los frentes de batalla y el auxilio de
combatientes llegando a contar con más de 50 000
miembros. De hecho, a pesar de la represión sufri-
da, continuó la colaboración en el extranjero con
el maquis y mantuvo su ayuda a los refugiados y
a los presos en cárceles españolas. Su papel y rele-
vancia política la llevaron de vuelta a España una
vez instaurada la democracia, siendo escogida di-
putada del Congreso de los Diputados.
El papel de Federica Montseny, la primera mu-
jer ministra de la historia de nuestro país como
ministra de Sanidad y Asistencia Social duran-
te la Segunda República, fue indispensable para
la creación de la Agrupación Mujeres Libres en
abril de 1936. Fue una mujer con una vida reple-
ta de aventuras. Escribió novelas exponiendo sus
opiniones sobre la igura de la mujer emancipada,
el rol clave de las mujeres en los procesos revolu-
cionarios; se unió a la revolución anarquista en
Cataluña, donde colaboraba en el abastecimiento
de comida, además de participar en asambleas PILAR PRIMO
donde se dirigía a las masas con energía, estilo DE RIVERA.
propio y gran reputación. Durante la Guerra Fundadora y
dirigente de la
Civil, la asociación que lideraba construyó ca- Sección
sas de acogida para los niños y comedores para Femenina de
embarazadas, y organizó un listado de profesio- Falange durante
nes que pudieran ser ejercidas por personas con la Guerra Civil y,
discapacidad, dando un papel a una parte de la posteriormente,
durante la
población que siempre había sido apartada. dictadura.

ÁNGELES AZULES
«A nosotras no nos piden que cojamos las armas
porque no sabríamos hacerlo ni tenemos valor
para ello», afirmaba una circular escrita por la
líder de la Sección Femenina, Pilar Primo de Ri-
vera, hermana del Fundador de Falange Española.
Entendía que la conquista no solo debía ser física,
ASC
sino también espiritual, tarea que solo las mujeres
podían realizar, otorgándoles un protagonismo
insólito. A pesar de que pregonaba la inmovili- de encargarse de la asistencia social de las zonas
dad social de la mujer —que había de desarrollar que los sublevados iban conquistando. Para en-
su actividad dentro de los límites impuestos por tender el fulgurante éxito de su iniciativa, tan
los roles tradicionales de género—, debido a la si- solo tres años después de su creación ya tenía
tuación bélica impulsó a las mujeres a participar en su haber más de 3000 centros que albergaban
en actividades formativas y de adoctrinamiento. comedores de caridad, maternidad, asistencia
De este modo puso en marcha la creación de es- infantil y almacenes de ropa para desamparados
cuelas para niños huérfanos de guerra y cursos en la zona sublevada. Su organización no solo MERCEDES
de formación agrícola para mujeres del campo, representó una ayuda benéico-asistencial, sino SANZ
además de la creación de un cuerpo sanitario ru- que resultó ser un arma propagandística vital BACHILLER.
para hacer efectiva la fuerza franquista. Enten- La delegada
ral que trabajaba voluntariamente en los pueblos
nacional de
más necesitados para mejorar sus condiciones de día el programa asistencial como un proyecto Auxilio Social y
vida. También impulsó la formación a las mujeres nacional, sin tener en cuenta ideologías, por lo procuradora de
para desarrollar tareas artesanales, poniendo a su que consiguió difundir una imagen benévola las Cortes
disposición materias primas y un mercado donde del régimen, permitiéndole ejercer un enorme franquistas
vender los productos. control social sobre la población. Mercedes Sanz
Bachiller, junto a
En la organización asistencial tuvo una gran re- sus hijos en
levancia Mercedes Sanz Bachiller, responsable 1944.
de la institución Auxilio Social. Organizó un
programa de ayuda y auxilio a los sectores más
necesitados, sustentándose sobre estructuras
benéicas ya existentes. Pero la beneicencia pú-
blica para entonces no era capaz de responder
a las necesidades de la población, por lo que su
gestión la convirtió en una asociación capaz

A los tres años de su

creación, Auxilio Social
contaba con más de
3000 centros en la
zona sublevada
ALBUM

MUY HISTORIA 59

ALBUM
MARÍA ROSA
URRACA
PASTOR. Maria Rosa Urraca Pastor destacó por sus
La líder de las
Margaritas
discursos abogando por un nuevo modelo de
sostenía que los mujer: joven y culta, aunque consecuente con sus
hijos de los deberes naturales respecto a la Iglesia, la familia
republicanos no y la patria. Pensaba que la mujer podía servir al
merecían el país más allá de sus tareas domésticas, lo que la
mismo trato que
llevó a liderar la asociación llamada las Marga-
los del bando
franquista. ritas. Fue una mujer de armas tomar: nada más
enterarse de la insurrección contra la República
partió al frente a pesar de las prohibiciones de los
altos mandos sublevados. Creó una red sanitaria
desde primera línea de batalla donde ella misma
daba ejemplo siendo la primera en mancharse
las manos para mantener el ánimo del resto de
compañeras y compañeros. Su fuerte carácter y
convicción hizo que no fuera tan benevolente
con los republicanos, de tal manera que no asistía
a los familiares de estos. Lideró la institución
de Frentes y Hospitales que se encargaba del
mantenimiento de infraestructuras para los
frentes, lavaderos, envío de paquetes con comida
y tabaco a los soldados, además de confección de
ropa. El protagonismo que adquirió causó ciertas
Al enterarse de la insurrección, María Rosa Urraca
Pastor partió al frente a pesar de las prohibiciones
60 MUY HISTORIA
inquietudes entre los mandos falangistas ya que
este papel no encajaba dentro de su «revolución»,
por lo que, poco a poco, fueron desplazando su
acción hacía la retaguardia.
El sector feminista socialcristiano, agrupado
alrededor de Acción Católica de la Mujer (creada
en 1919) bajo el liderazgo de Carmen Cuesta y
María de Echarri, intensificó su movilización
política durante la República. Hubo mucha
afiliación a los partidos de derecha, dejando
patente la excepcionalidad debido a la amenaza
que suponía la República sobre sus conceptos
de género, religión y familia. Sin embargo, no
les parecía una barbaridad el voto femenino, de
hecho, lo contemplaban como una oportunidad
para contrarrestar el voto anticatólico. Teresa
Luzzatti, por su parte, abanderó la creación de
Escuelas del Hogar para enseñar a las mujeres
a ser buenas madres y esposas. A pesar de
la similitud con la Sección Femenina, nunca
aceptaron la sumisión e inferioridad femenina
frente al hombre. Entre otras, la igura de María
de Madariaga es fundamental para entender
la gran labor realizada en el campo de la
enfermería para paliar las condiciones de la
posguerra española.
PIONERAS POLÍTICAS REPUBLICANAS
Bien es sabido que la proclamación de la Segunda
República (1931) trajo consigo importantes
oportunidades para cambios sociales, destacando
aquellas medidas que concedían derechos a las
mujeres o que regulaban, por primera vez, las
relaciones familiares. La más destacada fue la
inclusión del sufragio femenino, que obligó a los
partidos políticos a tratar temas que preocupaban
o afectaban a las mujeres, forzándoles a incentivar
la politización de estas para ganarse su voto.
Fue Clara Campoamor quien asumió una
apasionada defensa del derecho al sufragio
femenino. Fue diputada del Partido Radical,
aunque no debemos engañarnos con el nombre
de su partido ya que tuvo que pelear con uñas y
dientes para que este le apoyara frente al ideario
de que el voto femenino sería masivamente
conservador. Esta visión hizo que las votaciones
a favor de las diferentes agrupaciones de
izquierdas no fueran fáciles de conseguir. Al
mismo tiempo, abogó por la regulación del
acceso de las mujeres a los cargos públicos, se
 CLARA
CAMPOAMOR.
Además de su lucha
por el sufragio
femenino, estuvo
muy implicada
en la elaboración
de la Ley de Divorcio
y defendió el
abolicionismo de
la prostitución.
ALBUM

reconocieron los derechos de las mujeres en la
familia y en el matrimonio, el derecho a tener la
patria potestad de los hijos, además de permitir
el divorcio legal por mutuo acuerdo. Clara
Campoamor es una de las principales activistas
y referente incluso hoy en día por sus esfuerzos
hacia la igualdad entre hombres y mujeres en
muchos ámbitos de la sociedad.
Pero no todas las mujeres republicanas estaban
a favor del voto femenino, y entre ellas tenemos
las figuras políticas de Margarita Nelken y
Victoria Kent. La primera es la única mujer que
consiguió las tres actas parlamentarias, fue una
muy popular oradora con ideas revolucionarias,
muy dura con los sectores tradicionalistas a
pesar de ser contraria al sufragio de las mujeres.
Con el estallido de la guerra, sus posiciones
revolucionarias la llevaron a colaborar entre
las tropas republicanas alertando de los
quintacolumnistas, llegando a pedir la pena de
muerte para estos e incluso, gracias al origen
extranjero de su familia, pudo esconder a ojos de
los extranjeros algunos de los episodios violentos
cometidos a manos de los republicanos.

CLARITA STAUFFER
lara Stauffer parece un personaje sacado de una película de espías y suspense, pero

C no, fue muy real. De familia alemana muy relacionada con el gobierno nazi, hija de un
químico y cervecero que trabajó en la fundación de la actual empresa cervecera Ma-
hou, Stauffer fue una de las primeras mujeres exitosas en el deporte español tanto en nata-
ción como en esquí, destacada propagandística de la Sección Femenina y organizadora de
una red clandestina que ayudó a cientos de criminales de guerra a burlar la justicia interna-
cional después del fin de la Segunda Guerra Mundial.
Clarita, por sobrenombre, era una mujer criada en las altas esferas madrileñas, y pronto se
relacionó con las nuevas corrientes políticas afines al gobierno nacionalsocialista alemán,
convirtiéndose en persona importante dentro de la Sección Femenina de Falange, creada
en 1934. Es a partir de 1945 cuando, bajo el amparo del régimen franquista, fue la tejedora
de unas redes clandestinas, Organización Odessa, con sede en Madrid que ocultó y facilitó
huidas de numerosos criminales de guerra nazis a América del Sur.
A pesar de que el Servicio de Inteligencia Británico incluyó su nombre entre los 107 agen-
tes nazis más buscados en España para su posterior juicio en Alemania, Franco siempre
denegó su extradición, igual que al resto de conocidos criminales de guerra. Ella, Clarita
Stauffer, murió plácidamente en su querida Madrid, a mediados de la década de los 80,
con una España ya enteramente democrática.
ASC

MUY HISTORIA 61

MIKA
ETCHEBÉHÈRE
a internacionalización del conflicto de-
L rivó en la llegada de una oleada de vo-
luntarios extranjeros con las famosas
Brigadas Internacionales. Con el inicio de
la sublevación militar, miles de extranjeros
acudieron a España, y entre estos desta-
có el papel llevado a cabo por Mika Et-
chebéhère. Junto con su marido, se alistó
en las milicias donde asumió labores sani-
tarias en la retaguardia hasta la muerte en
el frente de él. Es en ese momento cuan-
do asume responsabilidades militares y,
mosquetón en ristre, acepta el mando de
una columna de más de 150 hombres co-
mo única vía para conseguir la victoria y
la tan deseada revolución. A pesar de las
reticencias de los hombres hacia el man-
do de una mujer, su liderazgo y determi-
nación hicieron olvidar toda conciencia
de género que pudiera haber establecida
durante la época del siglo XX, arrojando in-
cluso cierta leyenda en muchas de las his-
ASC
torias que protagonizó.
VICTORIA
KENT. Victoria Kent, por otro lado, fue la primera
Taller en la mujer jurista en abrir un bufete de abogados en
prisión de España. A pesar de que tampoco votó a favor del
mujeres de Las
Ventas, ideada
voto femenino, fue nombrada directora general
por Kent para de Prisiones, donde llevó a cabo diversas
dignificar la acciones en pro de su género con la creación
condición de la de un cuerpo femenino de funcionarias de
mujer reclusa. prisiones, además de la construcción de la
ALBUM
primera cárcel de mujeres en Madrid, en Las
Ventas, en la que la formación de las reclusas
era parte de la vertebración del internamiento.
MILICIANAS
La sonrisa de una miliciana, con su fusil al
hombro, mirando a la cámara en una terraza
de Barcelona se convirtió en uno de los iconos
más emblemáticos de la Guerra Civil y de la
resistencia antifascista frente al golpe de Estado.
Hablamos de Marina Ginestà, militante de las
Juventudes Socialistas Uniicadas de Cataluña.
A pesar de las discrepancias que existen sobre
si entró o no en combate durante la Guerra
Civil, el hecho que una mujer de tan solo 17
años asumiera responsabilidades tanto en la
retaguardia como en primera línea de batalla le
dieron gran notoriedad, convirtiéndose en un
ejemplo de emancipación de la mujer española
además de ser una gran campaña de marketing,
tal y como diríamos hoy en día, para promover
la movilización de masas.
Otra figura muy relevante por parte de las
milicianas republicanas fue Rosario Sánchez
Mora. Tal fue su envergadura que incluso el
poeta Miguel Hernández le dedicó un poema:
Rosario, dinamitera. Sufrió un trágico accidente
cuando, destinada en la sección de dinamiteros,
le estalló un cartucho de dinamita. A pesar de
perder la mano, volvió al frente para convertirse
en jefa de cartería de su división, encargada de
ser el nexo con el Estado Mayor y de llevar la
correspondencia de los soldados. Posteriormente,
trabajó codo con codo con la Pasionaria,

ASC
encargándose de reclutar mujeres para cubrir
los puestos de trabajo que los hombres dejaban
libres cuando marchaban al frente.
QUINTACOLUMNISTAS
A pesar de la persistencia en la memoria
histórica del papel de las milicianas, no debemos
olvidarnos de que en el bando sublevado también
la mujer tuvo una acción directa, aunque no fuera
entre balas y bombas. La Quinta Columna fue un
reducto de simpatizantes del golpe de Estado que,
estando en territorio republicano, mayormente
en Madrid, trabajaba clandestinamente para
ayudar al bando golpista.
Una de las organizaciones con mayor ailiación
dentro de este grupo fue la de Auxilio Azul,
bajo el mando de María Paz Martínez Unciti.
Pese a tener tan solo 19 años, puso en marcha
este grupo de espías que buscaba refugio a
militares y perseguidos por los republicanos. Se
dedicaban a adquirir víveres para las familias
de los detenidos, recaudar dinero, difundir
panletos por zonas republicanas relatando las
victorias de los sublevados y actuando como
enfermeras de los refugiados en las embajadas.
Después de ser descubierta y asesinada por las
milicias republicanas, Carina Unciti, su hermana,
Con tan solo 17 años,
Marina Ginestà se
convirtió en un ejemplo
de la emancipación de
la mujer española
JÓVENES
REFERENTES.
María Paz Martínez
Unciti (izda.) puso
en marcha el grupo
de espías Auxilio
Azul con tan solo
19 años. A los 17,
Rosario Sánchez
Mora (dcha.) se
incorporó a las
Milicias Obreras del
Quinto Regimiento,
sin conocer nada
sobre instrucción
militar ni de artillería.
ASC
recogió el testigo y asumió la dirección de una
organización que llegó a tener más de 5000
colaboradoras. Destacó por el refuerzo de las
medidas de seguridad del grupo creando un
sistema de comunicación a tres, es decir, cada
integrante solo conocía a las otras dos mujeres de
su triángulo, salvo una de ellas que ejercía como
enlace con otros triángulos. De esta manera se
aseguraban la más rigurosa clandestinidad. Una
de las agentes más destacadas fue Enriqueta
López Moncade, ailiada al Partido Comunista
y funcionaria del Ministerio de Obras Públicas.
Gracias a sus gestiones, algunos miembros de
Falange y militares jubilados consiguieron salir
en libertad tras haber sido detenidos.
UNA CONTRIBUCIÓN VITAL
Las mujeres participaron en la consolidación
del franquismo, desarrollando un papel clave,
permitiéndonos identificarlas como sujetos
históricos y huyendo de la victimización con
que habitualmente se las ha mirado. Muchas
de ellas escogieron apoyar a la causa franquista,
defendiendo un ideal femenino determinado, al
igual que las mujeres republicanas reaccionaron
ante la amenaza del golpe de Estado a las
libertades conseguidas durante la República
tanto en la retaguardia como en el alistamiento
como milicianas por la causa revolucionaria.
El nombre y las hazañas de los hombres de la
Guerra Civil son conocidos por el público general,
pero ellas fueron vitales para sus organizaciones e
ideales sin los que no se puede entender el siglo xx.
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sobre mujeres en la Guerra Civil
española
MUY HISTORIA 63
 DEN U NCI A S DEL HOR ROR

PERIODISTAS,
ACTORES
Y ARTISTAS
EN EL ABISMO
DE LA GUERRA
Personajes como Ernest Hemingway o Roland Penrose fueron
testigos del conflicto y dejaron constancia de las barbaridades
perpetradas por ambos bandos en sus escritos y lienzos.

MANUEL P. VILLATORO
PERIODISTA Y ESCRITOR
TESTIMONIOS
EN PRIMERA
PERSONA.
El novelista y
corresponsal
Ernest
Hemingway
conversa con una
mujer y dos niños
refugiados en
1937.

CREDITO
 L
a casi treintañera estadounidense Virgi-
nia Cowles, de extensa melena morena
coronada con una boina de tintes galos,
destruyó los arcaicos arquetipos del pe-
riodismo decimonónico con su viaje
en 1936 hasta la España que ardía con
la Guerra Civil. Aunque sobrevivía a golpe de
escribir reportajes que hablaban de moda y de
los tipos de marido que las mujeres de alta so-
ciedad podían elegir, hizo la maleta y atravesó
el Atlántico para desembarcar en una penín-
sula sumida en el caos y la muerte. «La única
VIRGINIA forma que tiene una chica para poder cubrir el
COWLES. conflicto es comunicarle al periódico que está
A pesar de no decidida a ir de todos modos y si desearían re-
contar con cibir algunos artículos», escribió poco después.
experiencia en
el campo de
A ella, desde luego, le fue bien; y eso, a pesar de
batalla, no dudó que carecía de experiencia alguna en el campo
en acudir a de batalla. Su máxima era dar voz a todos: su-
España a cubrir blevados y republicanos.
la contienda. En Cowles describió con pulcritud el conlicto y de-
la imagen, en
CBS Radio
nunció el horror de la lucha fratricida. En Madrid,
en 1941.
66 MUY HISTORIA
insistía en sus crónicas para el Daily Telegraph o
el Sunday Times, todo eran explosiones y cadáve-
res. Así retrató su pluma, virgen de guerra, uno
de los primeros momentos de tensión que vivió
en la capital: «El bombardeo duró media hora.
Cuando acabó, salimos a la calle. El suelo esta-
ba cubierto de escombros y metralla, y un poste
telefónico se inclinaba tambaleándose sobre uno
de los ediicios. […] En las cercanías, donde dos
mujeres habían resultado muertas, la acera es-
taba salpicada de sangre». La periodista lo tuvo
claro: «Nunca había sentido este tipo de miedo
que hace palpitar la sangre por las venas». Como
ella, otros tantos reporteros, artistas, poetas y es-
critores llegados de toda Europa denunciaron las
tropelías que se vivieron en España entre 1936 y
1939. Cada uno con sus herramientas.
EL CLUB DE LOS REPORTEROS
Tras los voluntarios que se alistaron en las Bri-
gadas Internacionales, el gremio de Cowles fue
GETTY
el más numeroso. El elenco de corresponsales
extranjeros que pisaron este país es intermina-
ble, pero hubo un nombre que todavía resuena
en los libros: el reportero nacido en 1899 Ernest
Hemingway. El norteamericano, famoso por su
mostacho poblado y su gran envergadura, había
pasado ya por España antes de julio de 1936. Era
un enamorado de Pamplona, del toreo y habla-
ba de la región como su segunda casa. Quizá por
ello acudió raudo al frente tras el golpe de Estado.
Su leyenda se ha exacerbado, pues tan solo vio
desde primera línea la batalla de Guadalajara y él
mismo admitió «haber mentido un poco», pero
se convirtió, sin duda, en el ejemplo de periodista
avezado sin miedo a las balas ni a las bombas.
Hemingway buscaba ganar apoyos para la causa
republicana con sus artículos. Para ello se va-
lió de un estilo directo y llamativo que apoyaba
en su experiencia como periodista de sucesos.
Adoraba los detalles escabrosos del día a día,
aunque también daba una visión personal de los
hechos: «En estos momentos, un proyectil acaba
de aterrizar en una casa calle arriba. Un niño
pequeño está llorando en la calle. Un miliciano
lo ha recogido y lo está consolando». Por des-
contado, también analizaba la guerra desde un
punto de vista más estratégico. «Creo que Fran-
co se metió en un lío cuando avanzó a Madrid y
no pudo tomarlo, una situación de la que nunca
podrá salir. Tarde o temprano deberá arries-
garlo todo en una gran ofensiva en el altiplano
castellano», rubricó desde el frente de Teruel.
Ya fuera de la península publicó la que sería su
novela más famosa con las vivencias que había
atesorado: Por quién doblan las campanas.
El famoso Hotel
Florida se convirtió
en el extravagante
campamento base
de los corresponsales
Con él arribó una caterva de corresponsales
que, en muchos casos, saltaron a la fama tras
la Guerra Civil. John Dos Passos, Antoine de
Saint-Exupéry (el autor de El principito) o la
misma Cowles son solo algunos de sus nombres;
la mayoría, partidarios de la causa republicana.
Los miembros del heterogéneo grupo tenían
algo en común: vivían en el famoso Hotel Flori-
da, una mole de diez pisos ubicada en la actual
Plaza del Callao. Aquel edificio se convirtió
en el extravagante campamento base de los
corresponsales; uno en el que el maestro de ce-
remonias solía ser el propio Hemingway. En la
habitación del norteamericano siempre corrían
el whisky, la cerveza y las inusuales latas de ja-
món arribadas desde Francia. «Siempre llegaba
ERNEST
con su séquito. Era un hombre grande y colora- HEMINGWAY.
do, de apretones de mano aplastantes. Ocupaba El corresponsal
siempre el primer plano», conirmó Kate Man- estadounidense
gan, de la oicina de prensa de la República. trató de ganar
Hemingway consiguió oscurecer incluso a un apoyos para los
republicanos con
personaje como Errol Flynn, ya por entonces un sus artículos. En
actor reputado que acudió a España como la imagen, en
Belchite en 1937.
GETTY
MUY HISTORIA 67
 EXTRAVAGANTE AVIADOR Y
CORRESPONSAL DE PRIMERA
a noche del 22 de abril de 1937 fue movida en el Hotel Florida de Madrid. A las seis de la mañana, cuando la mayoría de los

L inquilinos apuraban sus últimas horas antes de desperezarse, las bombas llovieron sobre el edificio. Bum, bum, bum. El es-
truendo hizo cundir el caos y los gritos se generalizaron. En mitad de aquella locura, un personaje de frente generosa y en-
tradas prominentes salió de su habitación vestido con un pijama azul y, en absoluta calma, se dedicó a repartir pomelos a las
chicas más jóvenes que corrían atemorizadas de un lado para otro. Aquel tipo era Antoine de Saint-Exupéry, el autor que, años
después, escribió El principito.
Las extravagancias de Saint-Exupéry fueron casi tan llamativas como su currículum. Casi…
Nacido en el 1900 en Lyon, pasó por el servicio militar, se convirtió en piloto a los veinte años, recorrió medio mundo a los man-
dos de un avión y se casó con una multimillonaria que le granjeó la dirección de la aerolínea Aeroposta Argentina. Casi nada. A
nivel literario tampoco le fue mal, pues en 1926 había publicado ya su primera obra (El aviador) y, al poco, una novela (Correo
del sur). Tan aguerrido como era en todos los sentidos, no resulta extraño que el francés fuese enviado a olfatear con su nariz
respingona lo que sucedía en la contienda española.
El paso del francés por la Guerra Civil no es del dominio popular, pero está bien documentado. Saint-Exupéry visitó España en
dos ocasiones: en agosto de 1936 y en abril de 1937. La primera vez actuó como corresponsal del periódico galo L’Intransigeant.
Arribó a Barcelona a principios de mes, poco después de que los comités anarquistas detuvieran la sublevación, e informó de la
tensión que existía en la urbe. Sus reportajes fueron agrupados bajo el título de España ensangrentada por causas obvias. Duran-
te su segundo viaje, en este caso para el
Paris-Soir, estuvo en Madrid para contar
de primera mano cómo organizaba la de-
fensa el Gobierno republicano.
De corbata perenne, algo que horrorizaba
a los grupos de extrema izquierda, el fran-
cés acabó horripilado por las matanzas
de la retaguardia republicana. «Aquí se
fusila más que se combate y los hombres
no se respetan unos a otros», escribió en
uno de sus artículos. Saint-Exupéry vio
en el conflicto fratricida la antesala del in-
fierno que se desataría años después con
la llegada de la Segunda Guerra Mundial.
Sobrevivió a la Guerra Civil, pero no a la
lucha contra los nazis. Y es que, unos
meses después de escribir El principito (la
novela sería publicada en abril de 1943)
murió tras ser derribado cerca de Marse-
lla, mientras llevaba a cabo una misión de
reconocimiento.
ASC

corresponsal. El australiano, que a la postre CONTRA «HUNOS Y HOTROS»

se deinió como «un símbolo fálico universal»
e interpretó a Robin Hood, partió hacia Barce-
lona en 1937. «Aquí se libra la guerra parricida
más salvaje y cruel. Todos están armados. Algu-
nos con cuchillos, pero la mayoría con pistolas.
Más soldados, todos niños, suben en cada esta-
ción. Viajamos como sardinas y olemos como
ellas», escribió durante el trayecto. Al llegar
le pidieron dar un discurso frente a un grupo
de comunistas. «Cometí un error, les dije ‘Que
Dios os bendiga’, cuando aquí la religión había
sido abolida. Por suerte, no me entendieron».
De la Ciudad Condal viajó a Madrid y se instaló
en el Hotel Florida. Solo estuvo una semana en
España, pero la Oicina de Propaganda republi-
cana supo valerse de su igura.
En la Guerra Civil, y en la prensa, las acusacio-
nes se hacían desde la trinchera ideológica. Sin
embargo, en contadas ocasiones se difumina-
ron las gruesas líneas que separaban a «hunos
y hotros», como diría Unamuno. Durante el
conlicto, un reducido número de intelectuales
libertarios se atrevieron a alzar la voz y señalar
los errores cometidos por la Segunda República.
Y, por encima de todos ellos, destacó una mujer:
Simone Weil. Liberal y criada en el seno de una
familia judía, esta gala estuvo ligada durante
toda su juventud a los movimientos sindica-
les de corte anarquista y a la lucha obrera. Tan
concienciada estaba en este sentido que, en el
verano de 1936, llegó a España y se unió a la co-
lumna Durruti. La instantánea que se hizo con

68 MUY HISTORIA
 ERROL
FLYNN.
Su breve visita
fue bien
aprovechada
por la Oficina de
Propaganda
republicana.
un mono de la CNT recorrió el país. Pasó por
el frente y, tras ser herida, fue trasladada a Bar-
celona y volvió a Francia el 25 de septiembre.
Weil, con amplios conocimientos en ilosofía,
describió de forma amarga el conlicto y cargó
contra ambos bandos. «Hoy hace un día muy
bello. Si me cogen, me matarán… pero es me-
recido. Los nuestros han derramado mucha
sangre. Soy moralmente cómplice», escribió en
el Diario de España. Poco después de regresar a
Francia garabateó unas notas en las que incidió
de nuevo en esta idea: «No se puede poner en
duda la buena fe de nuestros camaradas liber-
tarios en Cataluña […], pero he visto formas
de coacción, casos de inhumanidad claramente
contrarios al ideal humanitario de los anarquis-
tas». Aunque lo que más le dolió a una paciista
convencida como ella fue la atmósfera de muer-
te que se respiraba: «Lo esencial es la actitud con
respecto al hecho de matar a alguien. No he vis-
to nunca expresar, ni siquiera en la intimidad, la
repulsión, el desgarro ni la desaprobación por la
sangre vertida inútilmente».
Y de Francia hasta Gran Bretaña. Eric Arthur
Blair, más conocido como George Orwell, perte-
neció también a este grupo de intelectuales que
criticó ambos bandos. El hombre que daría vida
a Rebelión en la granja y 1984 viajó hasta Bar-
celona en diciembre de 1936. Revolucionario y
militante del Partido Laborista Independien-
te, de corte de izquierdas, se encuadró en el
«Los nuestros han derramado mucha sangre. Soy
moralmente cómplice», escribió Simone Weil
GETTY
SIMONE WEIL.
La filósofa
francesa durante
su paso por la
columna Durruti en
GETTY
el verano de 1936.
POUM. En la península alumbró Homenaje a
Cataluña, donde describió el ambiente obrero
que había tomado Barcelona. Su pluma narró
las penurias de las trincheras —hablaba de «gra-
nadas caseras imparciales» porque mataban al
que las recibía y al que las lanzaba—, cargó con-
tra Franco por anhelar una «dictadura infame»
y describió las luchas intestinas entre partidos
republicanos en la Ciudad Condal. Su máxima
siempre fue la cruda objetividad: «Era absurdo
pensar que habría democracia en España tras
la guerra. […] El Frente Popular podía ser una
estafa, pero Franco era un anacronismo».
Con todo, la España de la Guerra Civil acogió
también a personajes mucho más extravagantes.
Uno de ellos fue el sudafricano Roy Campbell,
a quien hoy se le considera uno de los mejo-
res poetas del periodo a pesar de sus desvaríos.
Tras pasar por Inglaterra terminó arribando a
la península allá por 1933. Para él, estas tierras
supusieron una epifanía, pues le hicieron con-
vertirse al catolicismo. Así lo afirma en su
MUY HISTORIA 69

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LA CARTA DE
LA DISCORDIA
eorge Bernanos, parisino alumbrado en
G 1888, fue un personaje más que fogoso,
pero también racional. Católico y tradi-
cionalista, el escritor vivía en Palma de Mallor-
ca cuando comenzó la guerra. Sus principios
le hicieron apoyar la sublevación, pero, a la
postre, tuvo una evolución vital similar a la de
Unamuno. A los pocos meses se percató de
las atrocidades del autodenominado bando
Nacional y cargó contra sus mandos y solda-
dos por asesinar y violar en nombre de una
fuerza superior. Si en principio su propio hijo
había combatido con la Falange, en 1937 ya
estaba desencantado por todo lo que había
visto en los campos de batalla.
Al final, regresó a Francia, donde escribió Los
grandes cementerios bajo la luna; un texto
amargo en el que lamentó que los sublevados
envilecieran las creencias que él había defendi-
do desde que tenía uso de razón. «¡La atmós-
fera del terror no es como os la imagináis! […]
Os dicen que va a acabar, que ya ha termina-
do. Respiráis aliviados. Respiráis hasta la si-
guiente matanza, que os pilla desprevenidos.
[…] Curas, soldados y esa bandera roja y oro
—ni oro para comprarla, ni sangre para ven-
derla—. Cuando has nacido para amar algo, es
duro contemplar cómo se envilece», escribió.
Hubo una persona en especial a la que Los
grandes cementerios bajo la luna le llegó al
corazón: Simone Weil. La joven se quedó tan
estremecida que no dudó en escribir a su cole-
ga, a pesar de que poco tenían que ver a nivel
ideológico. En la misiva le desveló las locuras
del otro bando y le contó las tropelías de anar-
quistas y milicianos. «Desde que estuve en Es-
paña, oigo, leo todo tipo de consideraciones
sobre España, y no puedo citar a nadie, aparte
de usted, que se haya sumergido, que yo se-
pa, en la atmósfera de la guerra española y lo
haya resistido. Usted es monárquico, discípulo
de Drumont: ¿qué me importa? Usted me es
más cercano, sin comparación, que mis cama-
radas de las milicias de Aragón», explicaba.
70 MUY HISTORIA
autobiografía Luz sobre un caballo oscuro,
una obra en la que cuesta separar la realidad
de la icción. El ejemplo más claro es que air-
ma que en Toledo, donde residía con su mujer,
era una suerte de torero que, además de domar
caballos en los arenales del Tajo, luchaba contra
las injusticias a puñetazo limpio. La obra acaba
antes del golpe de julio de 1936, aunque dedicó
varios de sus poemas al conlicto y a vanagloriar
a Francisco Franco.
Campell vendió que había combatido con los
legionarios y los requetés; una falsedad más
grande que un céntimo de madera. Cuando el
conlicto estalló se marchó de España por mie-
do. Sí es cierto que regresó como corresponsal
del diario católico inglés Tablet. En sus escri-
tos y poemas dejó testimonio de la barbarie del
bando sublevado, pero casi con orgullo: «Y en
Brunete podrás ver amontonados / a gilís muer-
tos subiéndose uno a otro a las espaldas / para
hacer una enorme paella de las llanuras, / un
plato de arroz, con cadáveres por granos». Su
visión de la vida era pintoresca. Por un lado,
entendía a los comunistas como «hombres sin
Dios, eunucos de mente»; por otro, odiaba tam-
bién a los capitalistas. «Son [ambos] Sacerdotes
de Hambruna, Muerte y Pérdida / unidos en su
odio de la cruz», escribió en un poema. Sobrevi-
vió y falleció mucho después, en 1957.
PINTAR LA GUERRA
Pero no fueron solo ilósofos y escritores interna-
cionales los que dejaron constancia de la locura
de la guerra a través de sus obras. El mundo del
arte fue uno de los más comprometidos con el
conlicto a través de otro tipo de armas… Roland
Penrose, por ejemplo, se valió del óleo, de los
pinceles y de su compromiso con las ideas revo-
lucionarias para ayudar a la Segunda República.
Nacido en 1900, este inglés de gafas cuadradas
y pelo perpetuamente engominado se zambu-
lló desde los años veinte en el surrealismo y en
técnicas como la pintura automática y el collage.
Con 36 primaveras ya era conocido en media Eu-
ropa y organizaba populares exposiciones. Pero
si alguien le cambió la vida, ese fue Pablo Picas-
so. Quedó prendado de él. «Nos conocimos en
1935. Después de esa fecha, nuestros encuentros
fueron numerosos. Era un artista extraordina-
rio», explicó en una entrevista posterior.
Casi aparcó su carrera como artista en favor de
la obra del español. Cuando Picasso terminó el
Guernica, Penrose se valió de él para obtener
fondos en favor de la Segunda República. El
currículum le avala: en 1938 organizó la expo-
sición «Picasso’s Guernica» en Londres y, meses

Roland Penrose organizó una gira centrada en el
Guernica para recaudar dinero para los refugiados
después, empezó una gira centrada en el lienzo
que buscaba recaudar dinero para los refugiados
del conlicto a través de la National Joint Com-
mittee for Spanish Relief. Tampoco se le puede
negar la originalidad. Ese mismo año, él y tres
compañeros más protagonizaron una curiosa
—y surrealista— protesta en Londres. Vestidos
como el premier británico Neville Chamberlain,
que se negaba a enviar ayuda a España, marcha-
ron por Hyde Park haciendo el saludo fascista
frente a una jaula con ruedas que albergaba en
su seno un esqueleto. Su trabajo le valió el título
de caballero y ser contratado como profesor de
camulaje en la Segunda Guerra Mundial.
Penrose fue uno de los muchos artistas ingleses
que tomaron partido por la República, pero hu-
bo una infinidad más. Ursula McCannell fue
de las más jóvenes. Nacida en 1923, sumaba
trece veranos cuando su padre la llevó a Torre-
molinos para que viera las barbaridades de la
guerra. «Recuerdo el sufrimiento de la gente; la
situación de malestar era obvia incluso para una
niña», airmó en 2014. Aquello le impactó tanto
que empezó a pintar tras regresar a Inglaterra.
«Me entrevistaron muchos periódicos. Aunque
no pinté el conlicto como tal, me dijeron que
había retratado muy bien el sufrimiento de los
URSULA
MCCANNELL.
La joven pintora
británica quedó
impactada por
su viaje a
España poco
antes del
refugiados». Sus lienzos trasmiten la tristeza comienzo de la
que empapaba la España de los treinta; esa que Guerra Civil.
la convenció de que debía cargar sus pinceles
contra Franco. «Parecía que el Gobierno podría
contraatacar, y eso hizo que muchos artistas
ingleses tomáramos partido». Falleció en 2015,
dos años después de su última exposición.
No le faltaba razón a McCannell en lo que res-
pecta a la lista de colegas partidarios del bando
gubernamental. El pintor surrealista Edward Bu-
rra, por ejemplo, representó el malestar social y
la violencia latente en una serie de cuadros que
evocaban a Goya. Sin embargo, también hubo
pintores más cercanos al bando franquista. En-
tre los más famosos se hallaba Wyndham Lewis,
contrario a la República durante los primeros
años de la guerra. Veterano artista alumbrado
en 1882, visitó España dos veces, pero quedó im-
pactado por el conlicto. Polifacético en extremo,
entre 1934 y 1935 escribió The revenge for love, en
la que cargaba contra el comunismo peninsular.
Fue la primera de varias. Su lienzo más famoso
fue The surrender of Barcelona (La rendición de
Barcelona), que tradicionalmente se ha asocia-
do a la caída de la Ciudad Condal, pero que, en
realidad, empezó a pintar antes del golpe de julio
inspirado por La rendición de Breda. MH
MUY HISTORIA 71
 LOS R E F E R E N T ES E N A M BOS B A N DOS

FIGURAS
ICÓNICAS
DE LA CONTIENDA
En todos los conflictos bélicos de la historia
los bandos enfrentados necesitan personajes
emblemáticos que convertidos en héroes o villanos
son utilizados como referentes de sus respectivas
causas. En este sentido, la Guerra Civil española,
con su fuerte componente político, fue un
destacado ejemplo.

JOSÉ LUIS HERNÁNDEZ GARVI

ESCRITOR
 D
esde los primeros compases de la la República. Este gesto, contrario a su ideología
conspiración que desembocó en la política, obedeció al descontento con la actitud
sublevación de julio de 1936 todos mostrada por Alfonso XIII al abandonar a Primo
los implicados tuvieron claro que el de Rivera tras la caída de la dictadura. Sus críticas
general José Sanjurjo iba a asumir la a las reformas militares de Azaña y los sucesos
jefatura del golpe militar. de Castilblanco y Arnedo, en los que resultaron
Militar curtido en Marruecos, donde desempeñó muertos varios guardias civiles y obreros, provo-
diferentes mandos, y condecorado con la Cruz caron su cese para pasar a ocupar la dirección del
Laureada de San Fernando, Sanjurjo fue conir- Cuerpo de Carabineros.
mado en su puesto como director de la Guardia Estos desencuentros con las autoridades de la
Civil al manifestar su adhesión al Gobierno de República desembocaron en un enfrentamiento
abierto que convirtió a Sanjurjo en uno de los
principales conspiradores contra el gobierno. El
10 de agosto de 1932 lideró una rebelión mili-
tar en Sevilla que pasaría a ser conocida como la
JOSÉ Sanjurjada. La intentona fracasó al no contar con
SANJURJO. los apoyos previstos en el resto de España y el ge-
En el organigrama neral fue detenido. Condenado a muerte, la pena
de los sublevados le fue conmutada por la de cadena perpetua.
estaba previsto
desde el principio
Con el triunfo de la coalición radical-cedista en
que asumiera la las elecciones generales de noviembre de 1933,
jefatura de la el general fue amnistiado, aunque prefirió
rebelión. autoexiliarse en Estoril. En el golpe meticulo-
samente trazado por Mola, Sanjurjo fue elegido
para asumir el mando de la rebelión. Conside-
rado como el militar más capacitado y de mayor
prestigio, en torno a su igura aglutinaba el con-
senso de las diferentes corrientes políticas que
apoyaban el golpe de Estado.
Todas estas expectativas se frustraron el 20 de
julio de 1936, cuando el avión que le traslada-
ba a Burgos para que se hiciera con las riendas
de la sublevación se estrelló nada más despegar.
Sanjurjo falleció en el acto y, aunque su muerte
descabezó la cúpula del golpe apenas iniciado,
Mola mantuvo la cabeza fría y decidió conti-
nuar adelante. La igura del que estaba llamado
a liderar a los militares insurrectos pronto fue
olvidada por la rapidez con la que se sucedieron
los acontecimientos.
El general Emilio Mola carecía del carisma de
Sanjurjo, pero es considerado unánimemente
como el cerebro de la sublevación, hasta el punto
de que sus compañeros de armas implicados en
el golpe le llamaron el Director. Hijo de un ca-
pitán de la Guardia Civil, Mola destacó dentro
de la categoría de los denominados africanistas,
nombre que recibían los militares que habían
desarrollado casi toda su carrera militar en las
campañas marroquíes. El papel que desempeñó
al frente de la Dirección de Seguridad en el pe-
riodo comprendido entre febrero de 1930 y abril
de 1931 le granjeó numerosos enemigos en un
amplio sector de la izquierda.
Tras el advenimiento de la República fue pro-
ASC

cesado y, aunque finalmente fue absuelto, fue

74 MUY HISTORIA
Desde Pamplona, tor. A la mañana siguiente el aparato despegó sin
contratiempos, pero a la altura de la localidad
Mola fue el principal burgalesa de Alcocero se estrelló falleciendo to-
dos sus ocupantes. Nunca se han conocido las
impulsor y organizador causas exactas del accidente, pero lo que parece
claro es que la muerte de Mola dejó el camino
de la sublevación despejado a Franco para hacerse con el poder. El
futuro dictador ni siquiera acudió al entierro en
Pamplona del único militar que a esas alturas de
la guerra podía hacerle sombra.
apartado del Ejército con suspensión de empleo
y sueldo. Mola se vio obligado entonces a fabricar
juguetes en casa y a escribir artículos en prensa MOSCARDÓ: SÍMBOLO DE UN ASEDIO
para poder subsistir. La amnistía de 1934 permi- A principios de septiembre de 1936 las tropas
tió su reincorporación al servicio activo y con la sublevadas tomaron la ciudad tole-
llegada del Frente Popular al Gobierno fue nom- dana de Talavera de la Reina,
brado gobernador militar de Pamplona. Incluido última etapa importante
en la lista de generales sospechosos de desafec- en su avance desde el sur
ción, las autoridades de la República creyeron hacia Madrid, distante
equivocadamente que se trataba de un destino apenas 100 kilómetros. La
donde permanecería alejado de posibles tentati- victoria parecía al alcan-
vas golpistas. Por el contrario, desde Pamplona ce de la mano y cuando
Mola se acabó convirtiendo en el principal im- todos pensaban que las
pulsor y organizador de la sublevación. tropas de Franco no se de-
El general creó en secreto una extensa red de tendrían hasta llegar a la
enlaces militares y entró en contacto con re- capital, el general tomó una
presentantes de formaciones políticas afines,
especialmente falangistas y carlistas. Iniciada
la guerra, ocupó un lugar destacado en la Junta
de Defensa Nacional de Burgos, donde mani-
festó su rechazo a que el objetivo final de los
militares sublevados fuera el restablecimiento
de la monarquía.
Convencido de que la toma de Madrid decidiría
la guerra, Mola se hizo con el control del norte
del país y organizó las primeras columnas que
avanzaron sobre la capital. A pesar del fraca-
so ante las defensas de Madrid, es considerado
como uno de los mejores estrategas del bando
sublevado al dirigir con éxito las campañas de
Irún y San Sebastián, además de levantar el sitio
republicano de Oviedo y asumir la campaña con-
tra el resto del País Vasco.
El 3 de junio de 1937 Mola se subió en Vitoria
a un avión para dirigirse a Valladolid y desde
allí dirigir las operaciones militares para contra-
rrestar la ofensiva republicana contra Segovia.
La noche anterior había mantenido con Fran-
co una tensa conversación telefónica que había
terminado bruscamente sin que se sepa que fue
realmente lo que provocó el enfado del Direc-
ASC

EMILIO MOLA, EL DIRECTOR.

El cabecilla del golpe de Estado de 1936 destacó
en la dirección de las operaciones militares al
mando del Ejército del Norte.
 CALVO SOTELO
n la historiografía de los años posteriores al fin

E de la Guerra Civil se consideró al asesinato de

Calvo Sotelo como el detonante del estallido de
la contienda. Al margen de cuestiones interesadas,
lo cierto es que la comisión del crimen pudo influir
en la decisión del general Franco de unirse a la
sublevación contra la República.
Abogado del Estado y destacado jurista, José Cal-
vo Sotelo inició muy joven una prometedora carre-
ra política durante la dictadura del general Miguel
Primo de Rivera. Tras la caída del dictador, Cal-
vo Sotelo fue uno de los fundadores del partido
Unión Patriótica, formación conservadora que se
declaró continuadora de su labor. Con la procla-
mación de la Segunda República, mantuvo con-
tactos con el amplio espectro que conformaba la
derecha española para aunar fuerzas y derrotar a
la izquierda en unas elecciones. Cuando se hizo
evidente que su propósito era inútil confió en que
un golpe militar pusiera fin a una situación que él
consideraba próxima a la anarquía. Durante la dictadura sería honrado
El 16 de junio de 1936, Calvo Sotelo protagonizó como Protomártir de la Cruzada o
un duro enfrentamiento verbal con Casares Quiro- Protomártir del Movimiento Nacional.
ga, presidente del Gobierno y ministro de la Gue- ASC

rra. El debate fue un fiel reflejo del ambiente de

crispación existente en la vida política española, con fuertes acusaciones mutuas que alcanzaron el
tono de amenaza. En un momento del rifirrafe parlamentario, la diputada comunista Dolores Ibárruri
habría exclamado «este hombre ha hablado por última vez», refiriéndose directamente a Calvo So-
telo. La frase no quedó recogida en el Diario de Sesiones, pero sirvió de detonante para los trágicos
acontecimientos que se sucederían en los siguientes días.
A las 3 de la madrugada del 13 de julio de 1936, una camioneta de la Guardia de Asalto se detuvo
frente al número 89 de la madrileña calle de Velázquez, donde estaba el domicilio de Calvo Sotelo.
El capitán de la Guardia Civil Fernando Condés y varios guardias de asalto y milicianos socialistas
realizaron un simulacro de registro en la vivienda del político antes de llevárselo en condición de
detenido a la Dirección General de Seguridad.
Calvo Sotelo, tranquilizado por la presencia del capitán Condés, se despidió de su familia. A doscien-
tos metros de su casa fue asesinado a bordo de la camioneta y su cuerpo abandonado en el depósito
del Cementerio del Este. La investigación posterior sobre el crimen estuvo plagada de irregularidades
y toda la documentación sobre el caso desapareció al comienzo de la Guerra Civil.
Durante el franquismo, la propaganda del régimen afirmó que el asesinato de Calvo Sotelo había sido un
acto premeditado ejecutado a instancias de la cúpula del Gobierno republicano, mientras descartaba la
teoría de que pudiera haber sido cometido por un grupo de incontrolados que actuaron por su cuenta.

decisión que solo podía servir para reairmar su
prestigio como líder del denominado Alzamien-
to Nacional.
Desde julio el Alcázar de Toledo, sede de la Aca-
demia de Infantería, estaba siendo asediado por
fuerzas gubernamentales. En su interior se habían
atrincherado oiciales y cadetes, a los que se unie-
ron algunos guardias civiles y paisanos armados,
acompañados por sus familias. En total, sus mu-
ros cobijaban a cerca de mil quinientas personas,
entre ellas varias decenas de mujeres y niños.
Al mando de los asediados estaba el coronel José
Moscardó, militar que como muchos otros com-
pañeros de promoción había participado en las
campañas africanas. En julio de 1936 ocupaba
el puesto de director de la Escuela Central de
Gimnasia de Toledo y también era Comandante
Militar de la ciudad. Moscardó encabezó la su-
blevación en la capital toledana y se hizo fuerte
en el Alcázar, dispuesto a resistir hasta la llegada
de refuerzos que rompieran el cerco.
En los días siguientes al 18 de julio, las fuer-
zas gubernamentales se hicieron con el control
efectivo de la ciudad. Sin embargo, el Alcázar
continuaba en manos de los sublevados, mien-
tras Moscardó rechazaba las ofertas de rendición.
El 22 de julio llegó a la ciudad un contingente
formado por guardias de asalto y milicianos,

76 MUY HISTORIA
Moscardó fue presentado como un gran héroe,
ejemplo para los que luchaban contra la República
armados con cañones y ametralladoras, con que Moscardó fue presentado como un gran
la misión de doblegar la resistencia de los ase- héroe que debía servir de ejemplo para todos los
diados. Al día siguiente, Moscardó recibió la que luchaban contra la República, el coronel per-
llamada telefónica de Cándido Cabello, líder maneció en un segundo plano mientras Franco
local del partido Izquierda Republicana y repre- recorría victorioso las ruinas del Alcázar.
sentante del Gobierno del Frente Popular. Según
la versión difundida por la propaganda franquis-
ta, Cabello le conminó a rendirse y como medida EL HISTRIÓNICO MILLÁN-ASTRAY
de presión amenazó al coronel con fusilar a su Y EL VIRREY QUEIPO DE LLANO
hijo Luis, que permanecía detenido. La respuesta Las controvertidas iguras de José Millán-Astray
de Moscardó no se hizo esperar y manifestó su y Gonzalo Queipo de Llano posiblemente repre-
negativa a rendirse, mientras usaba un lenguaje sentan los peores valores exhibidos por el bando
de exaltación patriótica y religiosa nacional durante la guerra, aunque la propa-
en la despedida para siempre de ganda del régimen franquista se encargó de que
su hijo. aparecieran como héroes de carácter enérgico
La existencia de esta conver- a los que nada se les ponía por delante, para
sación ha sido confirmada, luego deshacerse de ellos.
aunque hay dudas sobre si La personalidad vehemente y violenta de Mi-
Cabello recurrió a ese vil llán-Astray era resultado de una vida consagrada
chantaje. Lo cierto es que el a la guerra. Su aspecto físico, mutilado por gra-
hijo de Moscardó fue trasla- ves heridas sufridas en combate, imponía temor
dado a la Prisión Provincial, a todos los que le rodeaban.
donde permaneció detenido Hombre de excesos, también
hasta que fue asaltada por un estaba dotado de una inteli-
grupo de milicianos incontro- gencia preclara. Por propia
lados deseosos de tomarse la experiencia, tuvo claro que
justicia por su mano contra
los presos del bando nacio-
nal. Habría sido entonces JOSÉ MILLÁN-
cuando el rehén fue asesi- ASTRAY.
En la guerra de
nado. Al margen de lo que Marruecos había
realmente ocurrió, lo cierto sufrido cuatro graves
es que la propaganda fran- heridas, una de las
quista moldeó ese suceso hasta cuales le causó la
convertirlo en un mito que pre- pérdida del ojo
derecho.
valeció durante la dictadura.
A inales de septiembre la situa-
ción en el interior del Alcázar era
desesperada. Ante la falta de noti-
cias sobre el envío de refuerzos la
moral de los asediados era muy baja.
Tras conocer la muerte de su hijo, Moscar-
dó habría valorado incluso la opción de quitarse
la vida. Cuando parecía que todo estaba perdi-
do, las columnas al mando de Varela llegaron a
las puertas de Toledo y ante el riesgo de quedar
atrapadas las fuerzas republicanas levantaron el
asedio y se replegaron en dirección a Aranjuez.
La noticia de la liberación del Alcázar fue aprove-
chada por el servicio de propaganda que Franco
tenía a su disposición para reforzar su imagen
como líder indiscutible de los sublevados. Aun-
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 para hacer frente a la situación militar en Ma-
rruecos era necesario contar con una unidad de
élite integrada por soldados profesionales muy
motivados. Estas ideas tomaron forma con la
fundación de la Legión, que a partir de enton-
ces estaría en primera línea de combate, tanto
en Marruecos como en los frentes de la Guerra
Civil. En la puesta en marcha de su proyecto cas-
trense siempre contó con la ayuda de su amigo el
comandante Franco. Con el paso de los años Mi-
llán-Astray se convertiría en una especie de tutor
que veló por el encumbramiento del dictador.
Al comienzo de la Guerra Civil, el fundador de
la Legión ocupó un lugar en la sombra que re-

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JUAN
NEGRÍN. sultaría decisivo. Las presiones del monárquico
En la imagen, a su general Kindelán, de Nicolás Franco, hermano
llegada a Nueva York mayor del futuro dictador, y del propio Millán-
en mayo de 1939,
tras la caída de
Astray, forzaron la reunión de la Junta de Defensa
Madrid. Nacional celebrada el 28 de septiembre de 1936 en
un barracón de las instalaciones del aeródromo
de San Fernando en Salamanca, de la que Franco
salió investido como Generalísimo. Millán-As-
tray también sería el encargado de propagar el
concepto de «Caudillo» referido a su compañero
de armas en la Legión a través de las ondas de
Radio Nacional de España. Como fue habitual en
él, Franco no agradeció los favores y desvelos de
aquellos que le ayudaron a tomar el poder, y en la
posguerra la igura de Millán-Astray languideció
hasta convertirse en un elemento histriónico y
hasta un tanto folclórico del régimen.
Al igual que otros muchos compañeros africanis-
tas, el general Gonzalo Queipo de Llano ocupó
destacados puestos durante el Gobierno de la Re-
pública, hasta el punto de apoyar las reformas
de las fuerzas armadas puestas en marcha por
Azaña y ser nombrado Jefe del Cuarto Mili-
tar de Niceto Alcalá Zamora, Presidente de
la República. Destacado por sus ideas an-
timonárquicas, manifestó sin embargo un
creciente descontento por el rumbo po-
lítico que empezó a tomar la República,
hasta el punto de encabezar junto con
Sanjurjo y Mola el triunvirato de mili-
tares dispuestos a ponerle in.
Durante las primeras horas de la
sublevación, Queipo de Llano se
hizo con el control de Sevilla con
apenas un puñado de hombres
en una operación audaz que
sorprendió a las autoridades
gubernamentales de la capi-
tal andaluza. Poco después
publicó un bando donde
se anunciaba el estado de
guerra que dio paso a
una cruel y sangrienta
Al final de la guerra, Franco quiso anular a Queipo
de Llano, a quien consideraba un posible rival
represión contra los partidarios de la República.
El general se sirvió de los micrófonos de Unión
Radio Sevilla como instrumento de terror para
lanzar violentas diatribas contra los enemigos
del bando sublevado.
Jefe del Ejército de Operaciones del Sur, actúo
con absoluta independencia en materia militar
y gubernativa, hasta el punto de ser conocido
por el sobrenombre de «virrey». Sus furibun-
das arengas y sus numerosas apariciones en
prensa le convirtieron en una figura popular y
temida a partes iguales, que fue utilizada por
el aparato propagandístico de los sublevados
como máxima expresión del heroico militar
implicado en la lucha por la causa. Sin embar-
go, Queipo de Llano se sintió molesto porque
Franco no contase con su opinión a la hora de
tomar decisiones. Salieron a relucir entonces
agravios anteriores y la antipatía entre ambos
fue creciendo exponencialmente hasta desem-
bocar en un larvado enfrentamiento que les
condujo a no soportarse mutuamente.
Al final de la guerra, Franco quiso anular a
Queipo de Llano, al que consideraba un posible
rival. Ante esta situación los excesos verbales
del «virrey», con los que expresaba su malestar,
no se hicieron esperar y le acabaron pasando
factura. Se había ganado poderosos enemigos
dentro del régimen que apresuraron su caída en
desgracia. De héroe comparado por los hagió-
grafos del régimen con Guzmán el Bueno, pasó
a ser eliminado del relato heroico de la victoria
del bando sublevado. Queipo de Llano no tardó
en arrepentirse, pero las declaraciones públi-
cas con las que buscó una reconciliación con
Franco no sirvieron de nada. Condenado al os-
tracismo, pasó sus últimos años rememorando
viejos tiempos en su inca sevillana.
JUAN NEGRÍN: ODIADO POR TODOS
La igura del doctor Juan Negrín encarnó la re-
sistencia de la República durante la última etapa
de la contienda. Considerado por muchos como
un hombre de pensamiento y acción, su posición
le llevó a enfrentarse con gran parte de la cúpula
militar del Ejército Popular, reacia a continuar lu-
chando en una guerra que después de la Batalla
del Ebro habían dado por perdida.
Doctorado en medicina por la Universidad de
Leipzig en 1912, Negrín hizo su irrupción en
política en 1929, al afiliarse al PSOE. Figura
de reconocido prestigio intelectual, tuvo como
alumnos a Severo Ochoa y Grande Covián, ade-
más de participar en la comisión que dio luz
verde a la construcción de la Ciudad Universi-
taria de Madrid. Como Ministro de Hacienda,
ordenó en 1936 el traslado a Moscú de las reser-
vas de oro del Banco de España.
Al asumir en mayo de 1937 la presidencia del
gobierno que Azaña le ofreció tras la dimisión
de Largo Caballero, gestionó enérgicamente los
últimos meses de una República condenada a
muerte por sus enemigos. Cada vez más cercano
a postulados comunistas, se enfrentó abierta-
mente a los derrotistas que militaban entre las
ilas socialistas. Negrín estaba dispuesto a pro-
longar la guerra todo lo posible con la esperanza
de que el estallido de un conlicto armado en el
continente europeo forzase la intervención de
otras potencias en España. Sin embargo, nada
pudo hacer ante la postura adoptada por mili-
tares republicanos como Miaja y Casado, entre
otros, partidarios de una paz negociada con
Franco que pusiera freno a los comunistas.
Finalmente tuvo que rendirse ante las eviden-
cias y tomar el camino de un exilio que no
estuvo exento de polémicas. Al margen de su
entrega a la causa de la República, que algunos
han calificado de idealista, se le acusó entre
sus propias ilas de prolongar inútilmente una
guerra perdida, mientras sus enemigos le ca-
lificaron como un déspota sanguinario y un
traidor. Odiado por casi todos y expulsado del
PSOE en 1946, hubo que esperar hasta el año
2008 cuando su nombre fue rehabilitado por el
partido que había renegado de él.
VICENTE ROJO:
EL GENIO MILITAR HUMILLADO
El teniente general Vicente Rojo, jefe del Esta-
do Mayor del Ejército Popular de la República,
compartió con otros destacados militares del
bando sublevado experiencia militar en África.
Pero al contrario que muchos de los que en la
Guerra Civil serían sus enemigos, orientó su ca-
rrera castrense hacia la enseñanza como profesor
en la Academia de Infantería de Toledo. En 1932
ingresó en la Escuela Superior de Guerra, donde
completó el curso de Estado Mayor.
Hombre de profundas convicciones religio-
sas, Rojo era comandante cuando se produjo
el estallido de la Guerra Civil. A pesar de haber
MUY HISTORIA 79
 EL TENIENTE CASTILLO
a guerra colonial que España mantuvo en el norte de Marruecos había sido el escenario bélico

L en el que el teniente José del Castillo Sáenz de Tejada había empezado a forjar su carrera mili-
tar. Tras su paso por África fue destinado a Alcalá de Henares y con la proclamación de la Se-
gunda República formó parte del numeroso grupo de oficiales que no dudó en manifestar su adhe-
sión a las nuevas autoridades.
En el plano político, el teniente Castillo nunca ocultó sus simpatías por las ideas socialistas y durante
la que fue conocida como Revolución de Asturias de octubre de 1934 protagonizó un incidente que
tuvo repercusión en los medios y que puso de relieve sus convicciones políticas. Al mando de una
sección de morteros, el oficial desobedeció la orden de abrir fuego contra los revolucionarios. Fue
entonces cuando pronunció una frase que se haría famosa: «yo no tiro sobre el pueblo». Sometido a
consejo de guerra, Castillo cumplió un año de condena en la prisión militar de Alcalá de Henares.
Tras ser puesto en libertad solicitó su ingreso en la Guardia de Asalto, cuerpo policial de inspiración
republicana recientemente creado para velar por el mantenimiento del orden público. Su petición fue
aceptada y se le permitió conservar su graduación de teniente.
En el clima de violencia política que se vivía en España durante los meses previos al estallido de la
contienda, los disturbios y algaradas estaban a la orden del día. En uno de ellos fue asesinado Anas-
tasio de los Reyes, un alférez de la Guardia Civil. Su entierro se acabó convirtiendo en una manifesta-
ción espontánea contra el Frente Popular que provocó la intervención de la Guardia de Asalto. En el
transcurso de los graves enfrentamientos el teniente Castillo habría disparado contra José Luis Llaguno
Acha, un joven estudiante universitario de ideología carlista que resultó herido de gravedad.
Tras el incidente no se tomaron medidas contra Castillo, que a partir de entonces se convirtió en ob-
jetivo preferente de los elementos incontro-

ASC
lados de la derecha más reaccionaria. Sa-
bedor de que estaba en el punto de mira, el
teniente rechazó ser trasladado y su actitud
desafiante caldeó aún más los ánimos de
sus enemigos. Ignorando la amenaza que se
cernía sobre él, la noche del 12 de julio de
1936 se dirigía andando hacia el cuartel de
la Guardia de Asalto en la Plaza de Pontejos
de Madrid, muy próximo a la Puerta del Sol,
cuando a la altura del Humilladero de Nues-
tra Señora de la Soledad, una pequeña capi-
lla situada en el número 44 de la calle Fuen-
carral, fue tiroteado por cuatro desconoci-
dos. Castillo murió mientras era trasladado
para ser atendido de sus heridas.
Nunca se supo el nombre de sus asesinos y
tampoco fue aclarada la autoría intelectual del
crimen. Entre los historiadores nadie duda de
que las circunstancias de su muerte alentaron
la sed de venganza que acabaría cristalizando
en el asesinato a sangre fría de Calvo Sotelo, El asesinato de José del Castillo Sáenz
en una espiral terrible de violencia política que de Tejada se considera el detonante
desembocaría en la Guerra Civil. inmediato de la Guerra Civil.

manifestado su lealtad a la República, su condi- que Indalecio Prieto, ministro de Defensa, le

ción de oicial de carrera despertó ciertos recelos
entre los sectores más radicales del Frente Popular.
Su intachable hoja de servicios y sus cualidades
como estratega prevalecieron por encima de con-
sideraciones políticas, y ante la falta de mandos y
oiciales competentes que pudieran llevar el peso
de las operaciones militares republicanas Rojo
fue puesto al frente del Estado Mayor del general
Miaja para preparar la defensa de Madrid.
El éxito conseguido frente a las columnas su-
blevadas que convergían hacia la capital hizo
nombrase jefe del Estado Mayor. Sus amplios co-
nocimientos como estratega le llevaron a trazar
las líneas generales de los planes de maniobra
de las más importantes operaciones ofensivas
republicanas y a convertirse en artífice de la
formación del Ejército Popular, fuerza militar
cohesionada con la que la República quiso hacer
frente al avance enemigo.
Condecorado con la Placa Laureada de Madrid,
equivalente republicano a la Laureada de San
Fernando, la más alta condecoración militar de

80 MUY HISTORIA
las fuerzas armadas españolas, los más críticos
con la igura de Vicente Rojo han coincido al
opinar que se trataba de un militar sin la expe-
riencia necesaria para dirigir grandes unidades
sobre el campo de batalla, un estratega de salón
que fue superado por las circunstancias. Sus
irmes convicciones, carácter adusto y espíritu
castrense tampoco le sirvieron para ganarse la
conianza plena de muchos de los políticos a los
que servía, que se apresuraron a poner de relie-
ve sus fracasos.
Militar entregado y profesional, líder inteligente
pero sin carisma, Rojo tuvo que lidiar con enor-
mes diicultades que lastraron el alcance de sus
órdenes. La ausencia de coordinación y pobre
entrenamiento de las fuerzas bajo su mando, jun-
to con la falta de disciplina, la lucha interna entre
las diferentes corrientes políticas que dentro de
la República ansiaban el poder, unido todo a una
creciente desmoralización, resultaron obstáculos
insalvables imposibles de superar. Franco, que
supo reconocer el talento de su rival sin llegar a
su altura intelectual, se habría referido a él como
«el general de las derrotas», en un intento por
humillarle.
Al terminar la guerra el teniente general Vicente
Rojo tuvo que exiliarse. Después de un periplo
de varios años por Latinoamérica, en 1957 regre-
só a España, donde fue procesado por rebelión
militar. Condenado a cadena perpetua, fue fi-
nalmente indultado, aunque se mantuvo la pena
accesoria de inhabilitación. A su muerte, acae-
cida en Madrid el 15 de junio de 1966, algunos
periódicos de la capital se reirieron a él como el
más brillante militar republicano.
protagonizaron y dar forma así al mito popular
que llegaron a encarnar.
Considerado como un revolucionario ejemplar
y profesional, Enrique Líster fue posiblemente el
que mejor simbolizó los valores del líder compro-
metido con sus ideas. Desde su juventud destacó
por un activismo político que le llevó a ingresar
en el Partido Comunista. Antes del estallido de
la Guerra Civil pasó tres años en la Unión Sovié-
tica, donde recibió una sólida instrucción militar
y política. Al iniciarse la contienda asumió el
mando del legendario Quinto Regimiento y al
formarse el Ejército Popular se le otorgó el man-
do de la 1.ª Brigada Mixta.
Como jefe militar participó en las batallas prin-
cipales de la guerra, desde el Jarama a Teruel.
VICENTE ROJO.
Jefe de Estado
Mayor del Ejército
Popular de la
República durante
la Guerra Civil,
estuvo exiliado tras
su fin en Francia,
Argentina y Bolivia.

LÍSTER, DURRUTI Y «EL CAMPESINO»:

HECHOS A SÍ MISMOS
El efectivo aparato de propaganda de la Repú-
blica utilizó a sus propios iconos para alentar la
resistencia contra el enemigo. En la construcción
de estos personajes se sirvieron de sus orígenes
humildes y apasionantes biografías para recrear
un aura legendaria en torno a las acciones que

Vicente Rojo tuvo que

lidiar con la falta de
coordinación y el pobre
entrenamiento de las
fuerzas bajo su mando
GETTY
Apreciado por los hombres bajo su mando, des-
tacó siempre como un jefe audaz que se negó
a un sacrificio inútil de sus tropas. Al crearse
el Ejército del Ebro se le encomendó el mando
del V Cuerpo de Ejército al ocupar Juan Mo-
desto, su inmediato jefe jerárquico con el que
siempre mantuvo una tensa relación, la jefatu-
ra del mismo. Tras el desenlace decisivo que la
BUENAVENTURA DURRUTI.
Fue una de las figuras más relevantes del
anarquismo español y de la organización
sindical CNT.
Batalla del Ebro tuvo para la guerra, Líster in-
tervino activamente en el apuntalamiento del
frente de Cataluña pero al derrumbarse pasó
a Francia para después incorporarse a la zona
republicana del Centro.
Al terminar la guerra se exilió en la Unión Sovié-
tica y participó en la Segunda Guerra Mundial
encuadrado en las ilas del Ejército Rojo, donde
alcanzó el grado de mayor general. A la muerte
de Franco regresó a España, donde su carrera po-
lítica estuvo condicionada por su avanzada edad
y el aura de vieja gloria del Partido Comunista
que ya no le abandonó hasta su muerte en 1994.
La igura de José Buenaventura Durruti reúne
todos los elementos necesarios para construir
una novela ambientada en el tiempo que le
tocó vivir. Joven tornero de ideas socialistas
GETTY
Líster destacó siempre como un jefe audaz que se
negó a un sacrificio inútil de sus tropas
y revolucionarias, asumió el papel de rebel-
de dispuesto a luchar contra las injusticias. Su
militancia en la anarquista CNT y la sospecha
de su participación en varios atentados en Bar-
celona le llevó en la década de los años veinte
por Argentina, Chile y Francia. Su actividad
anarquista, en la que no descartó el uso de la
violencia armada, le convirtió en un sospechoso
habitual de las fuerzas de seguridad.
De regreso a España, la proclamación de la Re-
pública no apaciguó sus ánimos revolucionarios.
En los primeros compases de la guerra participó
activamente en la defensa de Barcelona. Decidi-
do a tomar parte activa en la contienda, Durruti
se enfrentó a la dirección de la CNT y la FAI,
opuesta a que sus cuadros de mando acudieran
al frente. Cansado de inútiles disputas internas
que perjudicaban el interés común, formó una
columna que marchó en dirección a Zaragoza y
en los pueblos que encontró en su camino instau-
ró un comunismo libertario.
En noviembre su columna se trasladó a Madrid
para participar en la defensa de la capital. A pri-
mera hora de la tarde del 19 de noviembre de
1936 Durruti fue alcanzado mortalmente en el
tórax por una bala de origen desconocido en el
sector de la Ciudad Universitaria. En torno a las
extrañas circunstancias que rodearon su muerte,
nunca aclaradas del todo, surgieron diferentes
teorías. La versión difundida por la CNT se reirió
simplemente a «una bala fascista»; la propaganda
franquista habló de un ajuste de cuentas interno
o entre anarquistas y comunistas. La causa más
probable fue un disparo accidental de su propia
arma. El entierro de Durruti en Barcelona se con-
virtió en una multitudinaria manifestación de
reconocimiento a la trayectoria vital de un hom-
bre comprometido con sus ideales
En esta terna de iconos de la República, la igura
de Valentín González, conocido como el Cam-
pesino, es posiblemente la más polémica. Su
vida siempre transcurrió por una delgada línea
que separó al idealista del delincuente. Deinido
por muchos como un hombre violento que no
dudaba en recurrir a la violencia para imponer
su criterio, el Campesino destacó desde muy
joven por su resistencia indómita ante el poder
establecido y sus enfrentamientos con las fuerzas
del orden, ante las que nunca se amilanó.
Soldado de la Legión, fue acusado de matar a
un sargento que le había abofeteado. Después
de escapar de prisión y de una más que proba-
ble condena ante un pelotón de fusilamiento,
convivió con los rebeldes rifeños. Amnistiado
en 1926, a principios de la década de los treinta
abandonó las ilas de la CNT para militar en el
PCE. Con la proclamación de la Segunda Re-
pública formó su propia milicia armada con la
que pretendía hacer la revolución saltándose
algunos pasos. Sus actividades le llevaron de
nuevo a la cárcel, de la que salió amnistiado tras
las elecciones generales de 1936 que dieron el
triunfo al Frente Popular.
Al comienzo de la guerra combatió en el Quin-
to Regimiento antes de asumir el mando de la
10.ª Brigada Mixta y la 46.ª División y participar
en las batallas de Guadalajara, Brunete y Belchi-
te, donde adquirió una fama como comandante
que no se ajustaba del todo a los hechos. Acu-
sado de comportamiento cruel y brutal con sus
propios hombres, Líster le consideraba un cobar-
de. Esta consideración pareció conirmarse con
ocasión de los últimos compases de la batalla de
Teruel, cuando el Campesino habría emprendi-
do una vergonzosa retirada ante el empuje de
las fuerzas sublevadas, dejando abandonados a
muchos de sus hombres.
Su prevista participación en la batalla del Ebro se
suspendió en el último momento cuando Líster
le visitó en su puesto de mando de la 46.ª Divi-
sión. Dominado por un ataque de pánico, alegó
sentirse enfermo, excusa que no convenció a su
superior, que le relevó del mando. Terminada
la guerra, algunas fuentes airman que llegó al
Norte de África con una importante cantidad de
dinero de procedencia desconocida. Intentó la-
var su imagen instalándose en la URSS, pero sus
enfrentamientos con las autoridades soviéticas
provocaron su internamiento en un gulag, del
que consiguió escapar para instalarse en Francia,
donde según algunos autores habría trabajado
como agente ruso.
Valentín González el Campesino regresó a Es-
paña en plena transición, donde se apresuró a
manifestar su adhesión al PSOE de Felipe Gon-
zález, al mismo tiempo que criticaba duramente
el régimen estalinista. Sin embargo, su desgas-
tada figura resultaba incómoda para muchos
y en 1983 falleció discretamente en Madrid.
A su funeral asistieron algunos supervivientes
nostálgicos de unos tiempos en los que la revo-
lución parecía posible.
MUY HISTORIA 83
 MUSEO NACIONAL DEL PRADO

RUMBO A VALENCIA.
Camión militar con obras del
Museo del Prado, poco antes
de emprender el camino
hacia Valencia en noviembre
de 1936.
 A
unque muchos la veían venir desde
hacía meses —o precisamente por
eso—, la sublevación militar de ju-
lio de 1936 recibió una airada con-
testación por parte del pueblo es-
pañol. Los sectores más politizados
se echaron a la calle en las grandes ciudades
buscando a los que habían considerado siem-
pre sus enemigos seculares: los aristócratas y el
clero. Organizaciones políticas y sindicales de
todas clases ocuparon los palacios y las iglesias,
donde algunos elementos dieron rienda suel-
ta a su rencor vandálico. Otros, sencillamente,
ARTE
ITINERANTE.
arramplaron con lo que pudieron. Se sentían
Las Meninas plenamente justificados para apoderarse de los
antes de salir de bienes de sus enemigos de clase, a quienes con-
Valencia rumbo a sideraban cómplices de aquella traición armada
Cataluña. La a las garantías democráticas.
Junta de
Incautación
y Protección del
Tesoro Artístico PARAR EL VANDALISMO
había decidido Cuando empezó a entender el verdadero alcance
que las obras del movimiento sedicioso, el Gobierno republi-
seguirían al cano tuvo que aceptar que no estaba preparado
Gobierno en sus
desplazamientos.
86 MUY HISTORIA
para contrarrestarlo eicazmente. En realidad,
había quedado atrapado entre dos frentes: el
militar, que habían establecido los sublevados,
y el interior, donde su autoridad debía compe-
tir con la de los partidos, sindicatos y comités.
Estos ejercían su poder por libre y lo apoyaban
con un argumento irrefutable: la pistola del 9
largo bien visible en el cinto.
El Gobierno de guerra que presidió José Giral
dos días después del golpe nombró ministro de
Gobernación al general Pozas, quien, apoyado
por ese nombramiento, consiguió mantener a
una parte considerable de la Guardia Civil del
lado de la legalidad republicana. Aquel gabine-
te, consciente de la seriedad de los momentos
que se estaban viviendo, asumió la grave y muy
criticada decisión de distribuir armas entre la
población civil, parte de las cuales fueron a parar
a organizaciones que operaban por su cuenta,
ajenas a las órdenes gubernamentales.
El Consejo de Ministros permanecía reunido
de forma casi permanente para hacer frente a la
cadena interminable de nuevos acontecimien-
tos que suponía el levantamiento militar, pero
ALBUM
también a los que generaba aquella situación in-
édita en la masa de la población civil. Por otra
parte, el planeta entero empezaba a poner el
foco informativo —que se mantendría toda la
guerra con mayor o menor intensidad— en lo
que estaba ocurriendo en España. Los medios
internacionales enviaron a cientos de reporteros,
fotógrafos y operadores de cine que producían
y publicaban crónicas y reportajes sobre todos
los aspectos de la situación. Entre ellos, el de los
incontrolados: al describir los acontecimientos
de España, los espectadores de los noticiarios
del mundo entero verían imágenes de asaltos
de iglesias, quema de palacios, imágenes pro-
fanadas, campanas en la chatarra y hasta un
fusilamiento simbólico del Corazón de Jesús en
el monumento del Cerro de los Ángeles. Antes
de que se cumpliera una semana de guerra, el
Gobierno promulgó una ley por la que se creaba
la Junta de Incautación y Protección del Tesoro
Artístico. Fue José Bergamín, miembro de la Ge-
neración del 27, comunista y católico (su lema
era «estoy con los comunistas hasta la muerte»),
quien llamó la atención sobre el vandalismo y el
saqueo, así como sobre el daño que aquellas es-
cenas de regodeo sacrílego producían al crédito
internacional de la República.

ACABAR CON LA RAPIÑA

La Junta de Incautación comenzó su trabajo con

unos medios risibles: unos carnés improvisados
y una furgoneta. Y su labor no era fácil, pues
consistía fundamentalmente en personarse en
palacetes, mansiones o conventos ocupados por
tal o cual sindicato (que podía ser el de cordele-
ros, el de dependientes de ultramarinos o el de
conductores de tranvía) e imponerles en nom-
bre del Gobierno la revisión y requisa de sus
nuevas posesiones, a lo que no solían acceder
de buen grado. A pesar de ello, obras de gran-
des pintores, esculturas, porcelanas inísimas y
objetos de todas clases y gran valor histórico
o artístico empezaron a llenar los locales ce-
didos como depósitos a la Junta, donde eran
debidamente catalogados e informados. Sus
miembros, que tuvieron que aprender todo so-
bre la marcha, consiguieron salvar de este modo
auténticas joyas del arte mundial.
Uno de sus mayores éxitos fue el rescate de cin-
co pinturas del Greco que, según denunció un
AGE
ATENTADO
CONTRA UNA
remitente anónimo, estaban escondidas en la IMAGEN.
cueva del Santuario de La Caridad, en Illescas, En el Cerro de
Toledo. Las telas habían sido desprovistas de sus los Ángeles
(Madrid), se
marcos y se encontraban en unas condiciones llevó a cabo
lamentables, pero el alcalde de Illescas única- el fusilamiento
mente aceptó ceder los lienzos a la Junta si los simbólico del
llevaba en persona a Madrid y los depositaba, Corazón de
ante notarios y periodistas, en una caja fuerte Jesús al
principio
del Banco de España de la que solo él tuviera la de la guerra.
llave. La Junta tuvo que aceptar todas aquellas
garantías, pero Illescas cayó unas semanas más
tarde en poder de los sublevados y el alcalde y
su llave desaparecieron. Hubo que forzar la caja
y, gracias a ello, descubrieron que los cuadros
estaban irreconocibles debido a la humedad.
Fue una señal de alarma que se convirtió en un
lema: la humedad es peor que las bombas cuan-
do se trata de cuadros. Tras una minuciosa

La Junta de Incautación comenzó su trabajo con

apenas unos carnés improvisados y una furgoneta
MUY HISTORIA 87
 LOS LIENZOS
DEL GRECO.
La Coronación
de la Virgen fue
una de las obras
rescatadas de la
cueva del
Santuario de
La Caridad de
Illescas, Toledo.

ALBUM
RAFAEL
ALBERTI Y
Mª TERESA
ALBERTI, Mª
LEÓN. TERESA LEÓN Y
Miembros de
la Alianza de SU NOCHE DE
Intelectuales
Antifascistas, ANGUSTIA
ambos unque los nombres de Rafael Alberti y
participaron en
la evacuación
de obras del
Museo del
A María Teresa León han quedado ligados
a la peripecia de la salvación del Tesoro,
ellos hubieran preferido que no fuera así. Su
adscripción política comunista puso a María
Prado.
Teresa León en el trance de hacerse cargo
del traslado de los cuadros del Prado y co-
menzó nada menos que con Las Meninas y
Carlos V en Mühlberg, que salieron del Mu-
seo la noche del 10 de noviembre del 36. Los
cuadros eran tan altos que, al llegar al puente
de Arganda —al alcance de las baterías ene-
migas—, hubo que descargarlos y transpor- era consciente de que no podía desentenderse
tarlos sobre rodillos al otro lado. La pareja de del Tesoro Artístico Nacional y emitió una or-
artistas pasó en vela una noche agónica reci-
den según la cual este debía seguir al Gobierno
biendo sucesivas llamadas de los conducto-
res para comunicar su avance. Al día siguien- allá donde fuera. El 6 de noviembre, el gabi-
te pidieron ser relevados de esa misión y nete abandonó Madrid dejando la capital en
la Junta de Incautación se hizo cargo del manos de una endeble Junta de Defensa presi-
transporte en lo sucesivo. dida por el general Miaja. La lucha en la Casa
de Campo llegó a su clímax y, contra todas las
previsiones, el coraje de los madrileños y la
intervención de las Brigadas Internacionales
y larga restauración, los cinco lienzos fue- contuvieron el ataque franquista. Sin embar-
ron felizmente recuperados y hoy constituyen go, la batalla aérea se recrudeció y las bombas
la mayor atracción cultural que ofrece Illescas. llovieron sobre la capital.
El avance victorioso de los franquistas los dejó En cumplimiento de la orden gubernamental,
en el mes de noviembre a las puertas de Ma- el 10 de noviembre las obras maestras del Pra-
drid. La situación militar parecía desesperada do empezaron a salir para Valencia. El 16, en
y el Gobierno se planteó abandonar la ciudad el curso de un bombardeo franquista, cayeron
e instalarse en Valencia. La decisión tenía un nueve bombas incendiarias sobre la techumbre
peso político enorme, pues era tanto como del museo. Los daños no fueron graves, pero
abandonar la capital a su suerte, pero en esos la noticia fue aireada ampliamente por la pro-
momentos parecía la única posible si se preten- paganda de guerra republicana, lo que daba la
día seguir luchando. Sin embargo, el gabinete razón a quienes habían decidido el traslado de

88 MUY HISTORIA

ALBUM
los cuadros, cuyo transporte en aquellas con-
diciones resultaba angustioso. Los camiones,
circulando en la medida de lo posible por ca-
rreteras seguras y poco transitadas, empleaban
una media de 24 horas para recorrer los 350 km
que separan Madrid de Valencia.
TRASLADO A CATALUÑA
En la capital valenciana se habilitaron para
su conservación las Torres de Serranos, una
pequeña fortaleza medieval donde fueron
realizadas importantes obras de protección y
consolidación, incluido un sistema de clima-
tización pionero en su tiempo. A esas alturas,
la Junta de Incautación se había convertido en
la Junta Central del Tesoro Artístico, presidida
por el pintor extremeño Timoteo Pérez Rubio,
el verdadero protagonista de aquella odisea que
hasta entonces no había hecho más que empe-
zar. Porque ante la progresión de los franquistas,
que a principios de 1938 amenazaban con partir
La caída de varias
bombas incendiarias
sobre el museo dio la
razón a quienes habían
decidido el traslado
en dos la zona republicana, el Gobierno decidió
trasladarse a Cataluña, y con él se trasladó el
Tesoro, compuesto ahora por lo más selecto del
Prado y el Escorial.
En noviembre, tras la batalla del Ebro, las
banderas de Falange entran en Cataluña y el go-
bierno presidido por Azaña busca refugio en el
Pirineo, a un tiro de piedra de la frontera fran-
cesa. Para guardar el Tesoro se habilita como
depósito una mina de talco situada en La Vajol,
así como los sótanos de los castillos de Figueras
y Perelada. En este último se aloja el presiden-
te Azaña, quien comenta en sus Memorias que
le atormentaba el temor de que, buscándole a
él, la aviación rebelde bombardease el castillo y
destruyera los Velázquez depositados en el só-
tano. Azaña había declarado públicamente que
el Tesoro era más importante que la República,
pues en el futuro podría haber otras repúblicas,
mientras que el Tesoro era único e irremplaza-
ble. Pero lo cierto era que a esas alturas se había
convertido para el Gobierno en una patata ca-
liente, en una de sus mayores preocupaciones.
A RECAUDO EN LA
SOCIEDAD DE NACIONES
El Tesoro estaba a salvo, bien embalado y pro-
tegido, pero nadie sabía qué hacer con él. No
querían abandonarlo en manos del enemigo:
sabían que Franco había contraído deudas
fabulosas a cuenta del armamento enviado a
España por Hitler y Mussolini y temían legíti-
mamente que las obras maestras del Prado se
usaran como pago.
La solución llegó cuando más se necesitaba.
El célebre pintor catalán Josep Maria Sert, que
en 1936 decoró la Sala del Consejo del Palacio
de la Sociedad de Naciones en Ginebra, ha-
bía desarrollado una sincera amistad con su
Secretario General, el francés Joseph Avenol.
Actuando como agente franquista, Sert consi-
guió que aquella institución, antecedente de la
ONU, cediera sus sótanos para albergar el Te-
soro Artístico español a la espera de que
MUY HISTORIA 89
 El dramaturgo Antonio
Buero Vallejo fue una de
las muchas personas
que colaboraron en el
salvamento de obras del
Museo del Prado.

GETTY
UNA NÓMINA HEROICA
L
o mejor de esta larga odisea fue que, al contrario de lo que suele ocurrir en las guerras, tuvo un
final feliz. No es fácil imaginar las condiciones en las que aquellos héroes y heroínas trabajaron
para salvarnos el Tesoro. Su empeño, su valor y su capacidad de improvisación consiguieron lo
imposible; jamás los recompensaremos lo suficiente. En el Prado, que nunca ha querido profundizar
en aquella gesta, apenas hay una raquítica placa anónima y genérica reconociendo sus esfuerzos.
Pero tenían nombres y apellidos: se llamaban Roberto Fernández Valbuena, Emiliano Barral, Ceferino
Colinas, Blanca Chacel, José María Giner, Francisco Sanchez-Cantón, Ángel Ferrant, Natividad Gó-
mez Moreno, Jose María Sert, Jacques Jaujard, Nail McLaren, Antonio Buero Vallejo o Timoteo Pérez
Rubio, además de otros centenares que catalogaron e informaron las piezas, embalaron las obras, las
transportaron y las depositaron en sus sucesivos almacenes. Todos ellos eran conscientes de la im-
portancia de lo que estaban haciendo mientras padecían todas las penurias de la guerra. Esta frase
de una carta que escribió Timoteo Pérez Rubio en lo más duro de su tarea expresa muy bien lo que
sentían: «Sabemos que, si tenemos éxito en esta misión, no trascenderán nuestros esfuerzos. Pero
como fallemos, nuestros nombres quedarán malditos para siempre».

terminase la guerra. Se improvisó un Co- ACCIDENTE EVITADO IN EXTREMIS

mité Internacional formado por autoridades en
el mundo del arte, que se presentó en Figueras
para hacerse cargo del Tesoro tras firmar con
Julio Álvarez del Vayo, ministro de Estado de la
República, un acuerdo según el cual las obras
de arte solo volverían a España «para ser patri-
monio común de todos los españoles». Y bajo
unas condiciones extremas, entre los cañona-
zos de las vanguardias franquistas, se consiguió
pasar las cajas a Francia, donde algunas piezas
llegaron a hombros de los conductores y los
militares que las protegían.
El convoy ferroviario que las condujo a Ginebra
cargaba 1800 grandes cajas y, según la prensa de
la época, era el transporte más valioso de la his-
toria. En Suiza fue recibido con entusiasmo, se
depositó en la Sociedad de Naciones y, ante la
exigencia irme de Timoteo Pérez Rubio, se llevó
a cabo un inventario exhaustivo cuyo resultado
demostró que no faltaba una sola pieza. Tras ga-
nar la guerra, Franco autorizó que se realizase
una exhibición de las obras en Ginebra que supu-
so un suceso artístico internacional. Un último
golpe de suerte se produjo minutos antes de la

90 MUY HISTORIA

La propaganda franquista tuvo que reconocer que
regresaron de Ginebra todas las obras que salieron
partida del tren que transportaba los cuadros de
vuelta a España, cuando un empleado ferroviario
alertó de que la altura de algunas cajas supera-
ba la de los túneles del camino. Gracias a él se
salvaron del destrozo los cuadros de mayores di-
mensiones.
El Tesoro llegó a la estación del Norte de Madrid
el 9 de septiembre de 1939, casi tres años después
de su primer traslado. La propaganda franquista
no pudo por menos que reconocer que habían
vuelto todas las obras que salieron. Pero el éxi-
to tenía nombre propio. El encabezado del ABC
rezaba así: «El soberbio patrimonio artístico de
la Patria es recobrado en Ginebra merced a la
fina sagacidad del Caudillo». Una vez más, se
demuestra que la historia la escriben los vence-
dores, pero no para siempre. Aunque aquellos
EFE
REGRESO
A ESPAÑA.
Las obras
del Museo
del Prado
expuestas en
Ginebra llegan
a la Estación
hombres y mujeres anónimos que nos salvaron del Norte de
el arte fueron denostados por el Régimen como Madrid el 9
ladrones que pretendían entregar nuestro tesoro de septiembre
de 1939.
a sus «amos soviéticos», hoy se sabe muy bien
cómo fueron los acontecimientos. Es más, habría
que recordar los expolios posteriores a la gue-
rra, robos y desapariciones; el papel del SdPan
(Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico
Nacional) y como algunas instituciones (la Igle-
sia, por ejemplo) fueron beneiciadas con obras
que no les pertenecían. MH
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sobre La defensa del patrimonio
artístico durante la Guerra Civil

MUY HISTORIA 91
 Fue una mítica
compañía de refugiados
españoles que lucharon contra
el nazismo. No serían los únicos: tanto en
las filas de la Resistencia francesa como
encuadrados en los ejércitos aliados, cerca
de 35 000 republicanos participaron en los
distintos escenarios de la contienda.
JUAN CARLOS LOSADA
ESPECIALISTA EN HISTORIA MILITAR Y ESCRITOR

92 MUY HISTORIA
 ALBUM
LA 9.ª COMPAÑÍA DE
LA FRANCIA LIBRE.
Estaba formada por
150 republicanos
españoles que pelearon
en la Segunda Guerra
Mundial bajo mando
francés. En la foto, la
entrada de un vehículo
de La Nueve en París
durante la liberación de
la capital gala, en 1944.

MUY HISTORIA 93
 M
uchos de los españoles refugiados GENTE PREPARADA Y COMPROMETIDA
en Francia tras la Guerra Civil se En un primer momento se limitaron a camular-
enrolaron en unidades galas cono- se como simples trabajadores, sin todavía coger
cidas como «compañías de traba- las armas. La debacle moral que supuso la ren-
jadores extranjeros», que se dedi- dición y colaboración del Gobierno de Vichy
VÍCTIMAS caban a la construcción de infraes- había paralizado a los mismos franceses, que no
DEL
NAZISMO. tructuras militares. Cuando estalló la Segunda supieron cómo reaccionar. Pero, con el aianza-
En la imagen, Guerra Mundial, en septiembre de 1939, eran miento de De Gaulle como alternativa y, sobre
los prisioneros unos 40 000, pero en la primavera de 1940, an- todo, a raíz de la invasión alemana de la URSS, la
liberados en el
tes de la invasión alemana, ya eran casi el doble. Resistencia francesa comenzó a organizarse. En-
campo de
concentración Unos 6000 se alistaron en la Legión Extranjera, seguida se apreció la preparación militar de los
de Mauthausen, y de estos la mitad fueron destinados a Argelia. republicanos españoles, que, junto con sus irmes
cerca de Linz Estos republicanos lucharon con la esperanza de convicciones ideológicas (la mayor parte eran
(Austria), dan la que, tras la victoria sobre Hitler, los aliados ayu- comunistas y anarquistas), los convertía en un
bienvenida a los dasen a derrocar a Franco. elemento de enorme valor. De esta manera, des-
soldados de la
11.ª División La victoria alemana en Francia supuso la muer- de 1941 hasta 1944 sus efectivos no dejaron de
Blindada el 6 de te de unos 5000 españoles y el cautiverio de más incrementarse y participaron tanto en el maquis
mayo de 1945. de 70 000, de los que unos 10 000 acabaron en francés como unidades exclusivamente españo-
La pancarta campos de concentración, sobre todo el de las. Estas últimas dependían del PCE, como el
antifascista fue Mauthausen. Así, los que no pudieron escabullir- XIV Cuerpo de Guerrilleros Españoles, creado
hecha por
presos
se fueron empleados en trabajos forzados, pero en abril de 1942, que llegó a operar en treinta
españoles. los que lograron esconderse o fugarse se incor- departamentos y en todo el sur de Francia. Se
porarían, en su mayoría, a la Resistencia. calcula que, en total, unos 20 000 guerrilleros
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94 MUY HISTORIA
Se calcula que un total de 20 000 guerrilleros
españoles combatieron durante toda la contienda
mano a mano con la Resistencia francesa
españoles combatieron contra los ocupantes a
lo largo de toda la contienda. Su primera acción
fue en la capital de los Pirineos Atlánticos, Pau,
en abril de 1941, cuando protestaron contra un
discurso colaboracionista de Philippe Pétain.
Desde entonces, sus actividades fueron creciendo
en importancia, lo que obligó a varias divisiones
nazis a emplearse a fondo contra ellos.
EN LA RESISTENCIA
Realizaron miles de asaltos, atentados y sabo-
tajes que alcanzaron su punto culminante en
las semanas previas al desembarco de Norman-
día, contribuyendo a su éxito. Posiblemente, la
acción militar más importante en la que partici-
paron fue la llamada Batalla de la Madeleine, en
1944. Al mando estaba Cristino García, quien
con su acción impidió el desplazamiento de los
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nos. Unos quinientos de ellos fueron enviados
a luchar a Narvik, en Noruega, donde sufrieron
unas 400 bajas. Tras replegarse a Inglaterra, los
supervivientes se reencontraron allí con varios
cientos de compatriotas que habían sido evacua-
dos de Dunkerque. Reagrupados luego en África
y Oriente Medio bajo el mando de los seguidores
de De Gaulle, lucharon ieramente contra los co-
laboracionistas de Vichy. RECUERDO
A principios de 1942, pasaron al teatro de ope- DE LOS
raciones del norte de Libia para enfrentarse a CAÍDOS.
Monumento
alemanes e italianos. Su batalla más importante
conmemorativo
fue la de Bir Hakeim, en junio de 1942, en la que en homenaje a
plantaron cara a las fuerzas de Rommel. En ese los soldados
frente murieron cientos de españoles y otros mu- franceses que
chos resultaron presos, con el agravante de que, murieron en la
al no ser reconocidos como fuerzas regulares batalla de
Narvik, Noruega,
en 1940.

alemanes hacia el norte de Francia para frenar

a los aliados.
Al frente de solo unos cincuenta guerrilleros, lo-
gró minar todos los puentes y emboscar a una
caravana alemana de unos sesenta vehículos con
unos mil hombres: todos cayeron muertos o pri-
sioneros. Dos años después, Cristino García fue
capturado y fusilado en Madrid cuando trataba
de organizar la guerrilla en el centro de España.
Otro de los más destacados jefes fue José An-
tonio Alonso, alias «comandante Robert», que
al mando de 300 hombres liberó la ciudad de
Foix en 1944 aprovechando la retirada alemana,
y participó también en las tomas de Toulouse,
Limoges, etc. En mayo de ese año, la resisten-
cia española pasó a llamarse Agrupación de
Guerrilleros Españoles; encuadraba a 10 000
combatientes y, aunque luchaba coordinada con
el maquis galo, no ocultaba que su objetivo inal
era prepararse para la invasión de España y el
derrocamiento de Franco.

NORTE DE ÁFRICA Y ORIENTE MEDIO

Una gran parte de los españoles que combatie-
ron en el Ejército regular francés se integraron
en la 13.ª Semibrigada de la Legión Extranjera,
creada en febrero de 1940 en Marruecos y Ar-
gelia y compuesta por unos 2000 hombres, de
los que casi la mitad eran antiguos republica-
UN ENEMIGO
COMÚN.
En esta foto
tomada en
1944, vemos a
un grupo de
guerrilleros de
nuestro país
que formaron
parte de las
fuerzas
francesas del
interior.
GETTY

ESPAÑA
CAÑÍ.
Así se llamaba, por la Cruz Roja de España (por orden de general Philippe Leclerc. Parte de sus efectivos
como vemos, Franco) ni por la francesa (por indicación de desembarcaron en Cavalaire en agosto de 1944
este tanque de Pétain), podían ser fácilmente asesinados por y subieron desde el sur de Francia hasta Alsa-
La Nueve (aquí, los alemanes. Meses después también partici- cia, en donde acabarían su campaña. Al mismo
durante el paron en la Batalla de El Alamein, y en febrero tiempo, varios centenares también lucharon en
Desfile de la
Victoria en de 1943, con el Afrika Korps casi derrotado, Italia, integrados en las pocas unidades galas
París). Todos se reagruparon en varias compañías de la 1.ª que participaron en dicho frente.
tenían sonoros División de la Francia Libre, mandada por el
nombres
hispanos. LA MÍTICA Y HEROICA NUEVE
La página más famosa la protagonizó la 9.ª Com-
pañía, formada exclusivamente por españoles,
por lo que pasó a ser conocida popularmente
como La Nueve. Llevaban bordada la bande-
ra republicana en el uniforme y los tanques,
igualmente abanderados con los colores de la
República, tenían nombres propios que evoca-
ban las batallas de la Guerra Civil o la simple

A principios de 1942,
2500 soldados
españoles se
enfrentaron a alemanes
e italianos en el
norte de Libia
ASC

96 MUY HISTORIA
nostalgia del expatriado: Madrid, Guadalajara,
Teruel, Don Quijote, Belchite, Guernica, Espa-
ña Cañí, Brunete... El 4 de agosto de 1944, tras
el desembarco de Normandía, La Nueve se in-
corporó al ejército del general norteamericano
George S. Patton. El día 7, sufrió su primera ba-
ja mortal y participó en la reducción de la Bolsa
de Falaise y más tarde en la acción de Ecouché,
en donde cayeron siete de sus hombres y otros
diez resultaron heridos de gravedad.
De Gaulle deseaba que las primeras fuerzas alia-
das que entrasen en París fueran francesas, y
designó a la División Leclerc para tal fin. Tras
hacer un desplazamiento de 210 kilómetros, el
día 23 la unidad ya estaba a las puertas de la ca-
pital, en donde había estallado una insurrección
popular que a duras penas trataba de reprimir el
general alemán al mando, Dietrich von Choltitz.
Precisamente fue La Nueve la que entró primero,
a las 21:22 horas del 24 de agosto de 1944, con
un camión oruga a la cabeza llamado Ebro que
conducía el teniente valenciano Amado Granell.
En uno de los tanques, el bautizado como Teruel,
se subió el fotógrafo Robert Capa, que ya había
estado en la guerra de España, para acompañar a
La Nueve en su entrada en la ciudad. Von Chol-
titz regaló al extremeño Antonio Gutiérrez su
reloj como muestra de agradecimiento por ha-
berle tratado bien en el momento de la rendición.
Al día siguiente, los españoles de La Nueve
escoltaron a De Gaulle y participaron con su
bandera en el desile por los Campos Elíseos,
algo que al general francés no le hizo mucha
gracia, pues diluía los méritos galos en la re-
conquista de Francia. En los meses siguientes,
la unidad hispana avanzó hacia Alsacia, tomó
Estrasburgo y, ya en Alemania, siguió hacia
Baviera y participó en el asalto al «Nido del
Águila» en Berchtesgaden, que fue conquistado
el 5 de mayo de 1945. Desde su llegada a Euro-
pa, los 144 hombres de La Nueve habían sufrido
35 bajas mortales, y otros 97 de ellos habían si-
do heridos, por lo que en los últimos combates
solo quedaban útiles poco más de diez hombres.
EL DESTINO DE
LOS SUPERVIVIENTES
a suerte de los españoles que sobrevivieron a la Segunda Guerra
L Mundial fue muy dispar. Varios pudieron volver a España tras ca-
si dos décadas, al no estar acusados de delitos de sangre ni de
rebelión militar por el franquismo, pero a condición de que pasasen
desapercibidos y no se involucrasen en actividades políticas. Fue el
caso del piloto José María Bravo, que pudo regresar en 1960, lo mis-
mo que Amado Granell (en la foto), que acabó asentándose en Ali-
cante y murió en accidente de coche en 1972. Otros —Vicente Ló-
pez Tovar, José Antonio Alonso, etc.— prosiguieron su lucha contra
Franco participando en la inva-
sión del valle de Arán y, tras el
fracaso de esta, se instalaron
definitivamente en Francia, sin
pisar España de nuevo has-
ta el fin de la dictadura. Algu-
nos acabaron en Sudamérica,
sobre todo en México (como
el coronel Carlos Romero Gi-
ménez) y unos pocos más se
quedaron en la URSS.
Destaca por su longevidad (fa-
llecida en 2019 a la edad de
103 años) la comunista Neus
Català, que realizó numerosas
actividades de enlace, sabota-
je y propaganda en la Francia
ocupada y que, en 1943, tras
ser capturada por los nazis,
fue deportada al campo de Ra-
ALAMY
vensbrück, donde logró sobre-
vivir hasta su liberación.
JUNTO A INGLESES Y RUSOS
La presencia española en el ejército británico fue
GETTY EN EL
muy escasa. La unidad en donde se concentró la DESIERTO.
mayor parte fue la Spanish Company Number Varios
One, formada por unos 300 hombres. Eran los legionarios de
las Fuerzas
antiguos combatientes de Noruega y los evacua-
Libres francesas
dos de Dunkerque que no habían querido ir con se disponen a
los franceses a África. Se dedicaron a fortiicar la atacar en Bir
costa inglesa y a otras tareas de ingeniería, y Hakeim (Libia) a
las tropas del
Eje, en junio
de 1942.
 Guerra Civil, un millar de dirigentes comunistas
con sus familias. Enrique Líster cifra en 749 los
que se encuadraron en el Ejército Rojo, de los
que morirían 204. La mayor parte de ellos se in-
tegró en la Brigada Independiente de Fusileros
Motorizados de Destino Especial (OMSBON),
que dependía del NKVD, y que tenía por mi-
sión la lucha guerrillera en las zonas de la
retaguardia ocupadas por los alemanes. Su 4.ª
Compañía, con unos 125 combatientes entre los
que había seis mujeres, era en su totalidad es-
pañola. Luchó en la zona centro, pero otros 300
españoles fueron llevados al Cáucaso y a las cos-
tas orientales del mar Negro y luego a Crimea
GETTY

y Ucrania, donde intervinieron en los últimos

FIN DE LA combates por Jarkov. Las fuerzas partisanas es-
OCUPACIÓN. pañolas (unos 550 efectivos) participaron en
El general no pisaron el continente hasta mediados de cientos de operaciones tras las líneas alemanas.
francés Philippe agosto de 1944. Otro centenar de españoles luchó De ellos, unos 160 murieron en la guerra.
Leclerc pasa
revista a la
en Siria contra las fuerzas de Vichy y, años des-
guardia de pués, en Creta contra los alemanes. Y otros pocos
honor en cientos combatieron en el norte de África a las PILOTOS DESTACADOS
Estrasburgo, órdenes de Montgomery en tareas auxiliares. Cabe también citar las acciones de los pilotos
durante las Tampoco fue numerosa la presencia de españoles españoles. Una decena aproximada de ellos se
celebraciones
del segundo
en las ilas soviéticas. A la URSS llegaron, tras la incorporó a las escuadrillas soviéticas al poco
aniversario de
su liberación
de la ocupación
alemana, el
25 de noviembre
Fuerzas partisanas españolas
de 1946.
(unos 550 hombres) participaron en cientos
de operaciones tras las líneas alemanas

EL ÚLTIMO
VUELO DEL
ÁGUILA.
Tropas aliadas en
el «Nido del
Águila»,
la casa de Hitler
en los Alpes
bávaros.
GETY

98 MUY HISTORIA
 AS DE
LOS CIELOS.
En la foto, el
piloto español
José María
Bravo con un
mecánico,
revisando un
Polikarpov I-16.
AGE

de iniciarse la guerra, y otros lo irían haciendo UN INTENTO DE ATENTADO

meses más tarde. José María Bravo fue el más
famoso: en la Guerra Civil había derribado
12 aviones enemigos y en las filas soviéticas se
le atribuyeron otras 11 victorias, siempre pilo-
tando un Mosca I-16. Llegó a escoltar a Stalin,
con quien departió, en su vuelo a la Conferen-
cia de Teherán.
Sin embargo, la mayoría de los jefes y oiciales ve-
teranos de la Guerra Civil no recibieron ningún
destino en el frente hasta los últimos meses de la
contienda mundial; permanecieron todo el tiem-
po en Moscú o en la retaguardia, o recibiendo
formación en las academias militares Voroshílov
y Frunze. Antonio Cordón, Enrique Líster y Juan
Guilloto «Modesto» fueron ascendidos a gene-
rales, pero para dirigir el nuevo ejército polaco
y tratar de hacer lo mismo con las fuerzas de Ti-
to en Yugoslavia. El PCE quería reservar a sus
cuadros para la futura reconquista de España, y
fue solo el empeño personal de algunos lo que
les llevó a participar en la guerra, concretamen-
te en las últimas ofensivas de los Balcanes y en
la toma de Berlín. Entre los caídos más famosos
CONTRA LA DIVISIÓN AZUL
os guerrilleros españoles que luchaban en las filas del Ejército Rojo
L recibieron, a finales de marzo de 1944, la orden de poner en mar-
cha la Operación Guadalajara. Consistía en atentar contra el gober-
nador militar alemán en Vilna (capital actual de Lituania), el general Von
Rheitel, y contra el coronel de la Legión Azul —los restos de la División
que aún quedaban combatiendo en el frente ruso— Antonio García
Navarro. Debían hacerse pasar por miembros de la unidad española
que luchaba en el bando alemán; tras lograrlo, llegaron clandestina-
mente a Vilna. Estaban a punto de cometer el atentado cuando la reti-
rada precipitada de los alemanes, así como de la Legión Azul, ante el
rápido avance soviético hizo que se abortase la misión.
estuvieron el hijo de La Pasionaria, Rubén Ruiz
Ibárruri, que murió como teniente en la defensa
de Stalingrado y fue condecorado por ello co-
mo héroe de la Unión Soviética, y el también
teniente de artillería Santiago de Paúl Nelken,
hijo de la política comunista Margarita Nelken,
caído en Ucrania en 1944 y enterrado como hé-
roe en la Plaza Roja. MH

MUY HISTORIA 99
 LA RESISTENCIA DEL
ALCÁZAR
El 21 de julio de 1936, un millar
de guardias civiles y militares
sublevados se encerraron en esta
fortaleza de Toledo. Héroes para
unos, traidores para otros, durante
casi setenta días resistieron contra
todo pronóstico el bombardeo
republicano hasta que, el 27 de
septiembre, las tropas de Franco
los liberaron con gran efecto
propagandístico.

JOANA ROTEO
PERIODISTA

100 MUY HISTORIA

 CARLOS AGUILERA

ASEDIO,
DEFENSA Y
CONQUISTA.
Aunque de nulo
valor bélico, la
batalla por el
Alcázar se
convirtió en un
pulso simbólico
para ambos
bandos.

MUY HISTORIA 101

 L
a hazaña del Alcázar de Toledo tuvo, sin
duda, todos los ingredientes de la épica.
Su protagonista principal fue el entonces
coronel José Moscardó Ituarte, si bien
Franco resultaría su gran beneficiario.
El 21 de septiembre de 1936, cuando ya
se cumplían dos agónicos meses de asedio, las
tropas rebeldes que avanzaban desde julio hacia
Madrid para tomarla y poner fin con ello a la Re-
pública llegaron a Maqueda: la capital estaba a
tiro, con unas defensas mal organizadas y peor
guarnecidas. Pero Franco —según unos con ma-
quiavélico cálculo, según otros por pura torpeza
estratégica, o por ambas cosas a la vez— tomó
una decisión que cambiaría el devenir de la gue-
rra: posponer la conquista de Madrid para des-
viarse a Toledo a socorrer y liberar a los sitiados.
Una orden que, a la postre, lo encumbraría como
jefe único e indiscutible de los sublevados.
LOS MOTIVOS ESPURIOS
DE UNA BATALLA ÉPICA
Realmente, el asedio, defensa y conquista final
del Alcázar, siendo una gesta descomunal (y de
consecuencias históricamente signiicativas, co-
mo se verá), tuvo un nulo valor bélico tanto para
los nacionales como para los republicanos, aun-
que ambos bandos hicieron de ello una cuestión
de prestigio y un pulso simbólico. Toledo era una

SOBERBIA
FORTALEZA.
El Alcázar de
Toledo, cuyo
origen llega a
la época
visigótica,
quedó muy
deteriorado tras
el asedio y hubo
de ser casi
reconstruido.

102 MUY HISTORIA

 «Cometimos un error militar, y lo cometimos
deliberadamente», diría Franco sobre sus motivos
ciudad sin importancia militar, pero la República
dedicó esfuerzos ímprobos a lograr la rendición,
con hombres, artillería y armas que podían ha-
ber sido usados para reforzar Madrid y detener el
avance franquista; hasta el mismo presidente del
Gobierno, Largo Caballero, acudió en persona a
comprobar el curso de la ofensiva. Los republi-
canos pensaron —erróneamente— que, al estar
la guarnición del Alcázar aislada y mal equipada
y no contar con ayuda exterior, sería una opera-
ASC
ción rápida y un fácil golpe de efecto.
Pero ¿cuál fue la motivación de Franco? Aquí las
opiniones se dividen, animadas por las enigmáti-
cas palabras del dictador, quien, en una entrevista
concedida a un periodista portugués al poco de
la liberación, diría: «Cometimos un error militar,
y lo cometimos deliberadamente». Así, unos air-
man que desaprovechó el ímpetu del ataque de
aquellos primeros meses y la debilidad que oponía
en esos momentos la capital por mero error: no
era un buen estratega. Según otros, ocurrió justo
lo contrario: su estrategia pasaba por prolongar la
guerra todo lo posible para completar su proyecto
de aniquilación (genocidio) del enemigo. Para los
más aines, preirió salvar las vidas de sus compa-
ñeros sitiados y elevar de este modo la moral de
su bando. Y una última opinión, que las incluye
un poco a todas, es que, con la toma del Alcá-
zar, Franco buscaba aianzar su poder gracias al
simbolismo y la atención internacional que había
concitado la operación: el historiador Paul Pres-
ton cree de este modo que, supeditando lo militar
a su éxito personal, «perdió dos semanas mientras
tomaba Toledo y se ocupaba de lo relativo a su
propio ascenso político. Esa dilación constituiría
la diferencia entre una excelente oportunidad pa-
ra entrar fácilmente en Madrid y el hecho de tener
que emprender un largo asedio, como resultado
de la reorganización de las defensas de la capital y
la llegada de la ayuda extranjera».
COMIENZA UN DRAMÁTICO ENCIERRO
Sea como fuere, todo empezó sesenta y nueve
días antes, el 21 de julio de 1936. Abortado el
golpe en Toledo tras unas primeras escaramu-
zas e indecisiones, el coronel Moscardó, director
de la Escuela de Gimnasia del Ejército y oicial
de mayor graduación en la ciudad, declaró en la
plaza de Zocodover el estado de guerra (es decir,
su insumisión a la República). Antes, había dado
orden de llevar las municiones de la fábrica de
armas al Alcázar, fortiicación de larga historia
que dominaba —domina— Toledo y que hacía
a la sazón funciones de Academia Militar. Acto
seguido, se encerró allí con una compañía de la
Guardia Civil (693 efectivos) y los estudiantes de
la Academia: en total, 919 hombres.
No estaban solos; 670 civiles, casi todos mujeres
y niños, fueron con ellos. Muchos no habían ele-
gido su destino, y no todos eran familiares de los
guardias y militares sublevados. Tal y como
MUY HISTORIA 103
 GETTY
CIVILES EN
EL ALCÁZAR.
En total, 670, la declararía el propio Moscardó por escrito en terior para obtener víveres resultaron fallidas: se
mayoría mujeres 1939 (aunque esta parte de su relato fue soslaya- consiguieron apenas algunos sacos de trigo de un
y niños, como
estos, quedaron
da en posteriores versiones), «desde ese momento depósito cercano, pero la base de la alimentación
atrapados. Unos empezó el asedio del Alcázar, adonde se llevó al acabaron siendo los caballos y mulas de las cua-
eran familiares gobernador civil con sus familiares y a varias per- dras del Alcázar. De los 190 equinos que había al
de los sonas más izquierdistas, en calidad de rehenes». principio, sobrevivió solo uno.
sublevados, El resguardo entre aquellos muros pronto adqui-
otros, rehenes
empleados
riría imprevistos tintes dramáticos. Por albergar
como escudos la Academia, el ediicio disponía de una amplia FUERZAS DESIGUALES
humanos en un despensa, pero al ser verano —vacaciones— es- Entretanto, desde el mismo 22 de julio habían
acto contrario al ta se hallaba prácticamente vacía. Así, a los casi empezado a afluir a Toledo numerosas fuerzas
derecho 1600 refugiados, aunque racionada, no les faltó el republicanas: unos 5.000 milicianos, más un
internacional
agua —gracias a los pozos de la fortaleza—, pero número indeterminado de guardias de asalto, si-
humanitario.
sí, enseguida, la comida. Las incursiones en el ex- tiaron la plaza y la atacaron sin tregua. Al mando

UNA CONTROVERTIDA LLAMADA

TELEFÓNICA

E
ntre los polémicos elementos del «mito del Alcázar» está una de las más famosas llamadas de
la historia de España. Dos días después del encierro, supuestamente sonó el teléfono en la
centralita del edificio. El jefe de las milicias de Toledo, Cándido Cabello, pidió hablar con el co-
ronel Moscardó en persona y le transmitió que habían capturado a uno de sus hijos, Luis, y que, de
no rendirse la plaza en unos diez minutos, lo haría fusilar. Siguió una melodramática conversación,
en la que el coronel le dijo a su hijo —al que habían puesto al aparato— que encomendara su alma
a Dios, diera un viva a Cristo Rey y a España y muriese como un héroe. Luis Moscardó no sería fu-
silado, aunque el episodio aparece referido en una carta del coronel a su mujer fechada el 25 de ju-
lio. Pero este episodio —con claros ecos de la leyenda de Guzmán el Bueno— fue puesto en duda
después de la guerra por Luis Quintanilla (que vivió el asedio desde las filas republicanas) en su libro
Los rehenes del Alcázar (1967; reedición en 2015). Según él, nada de esto sucedió ni pudo suceder,
pues la línea telefónica se hallaba cortada. Otros testigos, por el contrario, avalan la historicidad del
momento, aduciendo que la línea solo estaba intervenida y que la mención en una carta personal ha-
ce muy poco probable que Moscardó se lo inventara.

104 MUY HISTORIA


se encontraba el general José Riquelme, dispuesto
a hacer valer su experiencia para terminar lo más
rápidamente posible con aquel foco de insurgen-
cia. Pero no iba a ser, ni mucho menos, tan fácil
como pretendía. Pese al fuego incesante de la ar-
tillería y los bombardeos aéreos —hubo 35 a lo
largo del asedio—, el Alcázar resistió sin rendirse,
si bien progresivamente reducido a ruinas. En ello
inluyó grandemente lo inexpugnable de su posi-
ción, en una colina elevada, aunque no se puede
desdeñar la heroicidad y el coraje de los sitiados.
Porque estos, además de su inferioridad numéri-
ca —aunque se les habían unido posteriormente
más guardias civiles al mando del teniente co-
ronel Pedro Romero Bassart, hasta sumar unos
1300 efectivos—, se hallaban pobremente ar-
mados. Según un recuento posterior, Moscardó
dispuso de 1200 fusiles y mosquetones, dos piezas
de artillería de montaña (con solo 50 proyectiles),
13 ametralladoras de 7 mm, 13 fusiles ametra-
lladores del mismo calibre, dos morteros, 250
granadas de mano, otras 25 granadas incendia-
rias y unos 200 petardos pequeños de trilita. Eso
sí, la munición traída de la fábrica de armas hizo
que no les faltaran las balas. Pero era poco que
oponer, teniendo en cuenta que las autoridades
republicanas echaron el resto, con dos grandes (y
fallidos) asaltos de infantería y mortíferos y muy
destructivos ataques con minas.
EFE
TROPAS
ATACANTES.
El general José
A lo largo de todo Riquelme, al
mando del
el asedio la fortaleza operativo
republicano que
sufrió 35 bombardeos tomó Toledo y
sitió el Alcázar.
aéreos, que fueron
reduciéndola a ruinas
FRACASAN LAS NEGOCIACIONES
Hay que decir, no obstante, que durante to-
do el asedio, y también antes de abrir fuego,
el Gobierno legítimo trató de hallar una sali-
da negociada y pacífica al conflicto. El propio
Riquelme, después de tomar posiciones, inten-
tó lograr la rendición de Moscardó apelando
a su racionalidad. Así, según varios autores, el
coronel insurgente recibió diversas llamadas
telefónicas conminándole a desistir, entre ellas
la del general republicano, que le preguntó qué
motivos tenía para persistir en su actitud. Al pare-
cer, la respuesta de Moscardó fue que la República
estaba ahora en poder del marxismo y que consi-
deraba deshonroso e indigno entregar las armas
de los caballeros cadetes a las milicias rojas.
Lo cierto era que este experimentado militar,
que contaba entonces 58 años y no se había
MUY HISTORIA 105

GETTY
PROPAGANDA
Y RUINAS.
Franco sacó un
enorme partido a
la hazaña: su
DE «NIÑO DEL
imagen de
salvador lo
ALCÁZAR» A MILITAR
afianzó como jefe ANTIFRANQUISTA
de los rebeldes.
urante el largo sitio, hubo en el Alcázar al-
D
En la foto, pasea
entre escombros gunos fallecimientos por causas naturales
con Varela y y, también, al menos dos nacimientos: los
Moscardó. de una niña y un niño. Sería este último quien
se llevara una precoz fama por culpa de una
fotografía en la que aparece vestido de cadete
en brazos de Moscardó, tiempo después de la
liberación. Su nombre: Restituto Valero, aun-
que durante los primeros años de la dictadura
los españoles lo conocerían por sobrenombres
como «el niño del Alcázar», «el chiquitín del Al-
cázar» y hasta «Restituto Alcázar», que lo con-
virtieron en casi un icono del régimen.
Pero el caso es que este niño creció, se hi-
zo militar... y, andando el tiempo, su evolución
personal y política le llevó a formar parte de la
Unión Militar Democrática (UMD), un grupo de
oficiales —Luis Otero, José Fortes, Fernando
Reinlein, Fermín Ibarra, Antonio Herreros, Anto-
nio Gª Márquez, Jesús Martín Consuegra, José
Ignacio Domínguez...— que, a principios de los
años 70, trataron de propagar los ideales anti-
franquistas y democráticos dentro de las filas
del reaccionario Ejército de la época. Fueron
encarcelados y apartados de la milicia, aunque
muchos años después, en 2010, serían final-
mente rehabilitados y condecorados por la mi-
nistra de Defensa, Carme Chacón, por su con-
tribución al regreso de las libertades.
106 MUY HISTORIA
Durante la batalla
hubo tres intentos de
negociación para
al menos liberar a los
civiles atrapados
señalado especialmente por sus opiniones
políticas, guardaba un indisimulado rencor al
Gobierno de Azaña por un motivo estrictamente
personal: la eliminación por ley de los ascensos
de oficiales de cierta edad, para evitar la satu-
ración de mandos que anquilosaba al Ejército
español, le había afectado directamente, y, aun-
que luego recuperaría su antigüedad, parece que
nunca terminó de digerir aquella ofensa.
Ya en plena batalla, hubo otros tres intentos de
negociación para al menos liberar a los civiles
atrapados: uno corrió a cargo del canónigo de
Madrid, en otro medió el embajador de Chile y
el último le fue encomendado nada menos que
al prestigioso general Vicente Rojo, jefe de Esta-
do Mayor del Ejército de la República, que había
sido profesor en la Academia del Alcázar y era
por tanto muy respetado en Toledo. Rojo entró
en la fortaleza para parlamentar con Moscardó
el 8 de septiembre y le ofreció evacuar a las mu-
jeres y los niños, primero, y una rendición en
términos honrosos después. Obviamente, no le
acompañó tampoco el éxito.
ENTRE AGOSTO Y SEPTIEMBRE
Olvidada a partir de entonces la posibilidad de
una solución pactada, raro fue el día en que los
sitiados no recibieron decenas de descargas,
aunque sin que estas provocaran, en general,
excesivas bajas. Con el paso de las semanas,
sin embargo, la situación se fue poniendo cada
vez más fea para los dos bandos. Porque, por
un lado, los asaltantes sabían que las tropas de
Franco podían caer sobre ellos en cualquier mo-
mento si no resolvían rápidamente el asedio, y
por el otro, a los defensores empezaban a es-
casearles, como se vio, todos los productos de
primera necesidad. Por ello, más de dos docenas
de soldados nacionales acabarían capitulando y
entregándose al enemigo.
Así las cosas, para elevar la moral de la tropa
e impedir más deserciones, Moscardó tuvo que
aguzar el ingenio e impulsó la creación de un
pequeño panleto (aunque en realidad fue idea
de uno de sus comandantes) al que se llamó,

claro está, El Alcázar; este sería el germen del
periódico publicado luego durante la dictadura
franquista. A través de sus escasas páginas, por
ejemplo, se establecieron unas normas básicas
de higiene, pues el coronel sabía que las en-
fermedades podían mermar sus tropas mucho
antes —y con mucha mayor efectividad— que
el fuego republicano.
Pero en septiembre, lejos de desmoralizarse,
los sublevados renovaron sus ánimos, pues re-
cibieron mediante correo aéreo varias cartas,
firmadas por Francisco Franco en persona,
informándoles de que muy pronto serían libe-
rados. Instados en ellas a la defensa del sitio en
términos grandilocuentes, los soldados ocupa-
ron sus posiciones a partir de ese momento con
más esperanza que nunca.
LA LIBERACIÓN Y SUS CONSECUENCIAS
Franco, una vez tomada su decisión, sustituyó
a Yagüe, partidario de seguir hasta Madrid, por
su gran amigo de las campañas del Rif, el general
Enrique Varela. Y así el día 21, como se dijo, este
se dirigió desde Maqueda a tomar Toledo. Seis
días después, sus tropas estaban a las puertas de
la ciudad. Tras la última ofensiva republicana en
la mañana del 27 —con la terrible explosión de
una última mina—, las columnas de Asensio, la
vanguardia de Varela, rompieron las líneas ene-
migas y entraron en Toledo. A las nueve de la
GETTY
MOSCARDÓ
Y VARELA.
noche, el Tabor de Regulares de Tetuán penetró De izda. a dcha.,
junto a Franco
al in en los escombros de la antigua fortaleza,
tras la
seguido de un destacamento de la Legión. Los liberación. El
sitiados, aunque desnutridos y pálidos, los aco- primero era un
gieron entre vítores. A la mañana siguiente, el veterano no muy
día 28, el coronel Moscardó recibió al general significado
Varela con estas famosas palabras: «En el Alcá- políticamente; el
segundo, gran
zar, sin novedad». Algo retocadas (Sin novedad amigo y
en el Alcázar), servirían de título a la película seguidor del
propagandística que en 1940 recordó la gesta; Caudillo.
ese mismo año, se invitó al nazi Himmler a visi-
tar el lugar de la batalla.
Pero la más importante cita con la historia se
produjo, en realidad, el mismo 28 de septiembre
de 1936 en Salamanca: los generales golpistas
de la Junta de Defensa se hallaban reunidos en
dicha ciudad castellana para irmar el decreto
que uniicaría inalmente el mando de las tropas
rebeldes. Y en este decreto no solo se incluyó
la previsible jefatura militar para Franco, sino
también la del Estado. Debido a la oposición de
algunos de los presentes (Kindelán, Cabanellas)
a tal supremacía, se introdujo en el texto una
precisión —«mientras dure la guerra»— que
molestó enormemente a Franco: pronto la ha-
ría desaparecer del documento. Y así, merced al
sufrimiento del Alcázar de Toledo, los rebeldes
dejaron de ser rebeldes para convertirse a par-
tir de entonces en el Ejército Nacional bajo su
mando supremo, para la guerra... y para todo lo
que vendría después. MH
MUY HISTORIA 107
REY D’HARCOURT
UN MILITAR JUSTO
 Los protagonistas de un conflicto pueden ser considerados héroes o
villanos dependiendo de quién cuente su historia, pero la decisión del
coronel Rey D’Harcourt de evitar un sacrificio de vidas sin sentido provocó
su demonización por ambos bandos.
NORBERTO RUIZ LIMA
TENIENTE CORONEL DEL EJÉRCITO DE TIERRA, ESCRITOR, FILÓLOGO Y
DIRECTOR DEL PERIÓDICO TIERRA

ALBUM

CAMINO AL
FRENTE
Tropas
republicanas en
CREDITO

el frente de
Teruel, 1937.
 E
n dos pasajes de la Ilíada (XVIII, 497-
501, y XXIII, 486), aparece el término
ιστωρ, hístor (de antigua raíz indoeuro-
pea) para designar al «testigo», es decir,
a quien sabe algo porque lo ha visto por
sí mismo y su testimonio es de primera
mano. Por tanto, el valor de toda verdad históri-
ca, para los antiguos griegos, proviene de saber-
la porque se ha sido testigo de ella con sus ojos.
Sin embargo, a la vez el historiador debe estar a
una cierta distancia de los hechos que narra, sin
mostrar partido, único camino para encontrar
una cierta verosimilitud e imparcialidad.
Claro ejemplo lo encontramos en Tucídides
cuando explica cómo ha escrito el relato de la
guerra del Peloponeso: «En cuanto al relato de
los acontecimientos de la guerra, para escribirlo
no me he creído obligado a coniar ni en los datos
del primer llegado ni en mis suposiciones perso-
nales; hablo únicamente como testigo ocular o
después de haber hecho una crítica (contrastan-
do los diferentes testimonios) lo más cuidadosa y
completa posible. La investigación ha sido ardua,
ya que los testigos de cada hecho presentan ver-
siones que varían según su simpatía respecto de
unos y otros, y según su memoria».

UN VILLANO PARA TODOS

Pero claro, esas buenas intenciones iniciales se
desbaratan cuando aparecen los intereses del po-
der en cuyo propio beneicio quiere que trabaje la
Historia. Comentan que la Historia siempre la es-
criben los vencedores y puede ser cierto; pero no
es menos cierto que la ijan los artistas y es en ellos
donde, al inal, están puestas todas las miradas.
De todas las guerras, es en las guerras civiles don-
de más sufre la verdad. En las guerras civiles es
donde primero se intenta mitificar los hechos,
trasladarlos del campo humano al campo divi-
no, donde está más expuesta toda comunicación
GETTY

a la interpretación y al revisionismo, donde todo

tipo de cronistas, ya sean de la propia nación o
extranjeros, normalmente ingleses o franceses
con su propio bagaje de tradición cultural, tratan
de ijar el proceso histórico que rara vez se aleja
de los poderes establecidos. Tal vez, porque estos
últimos fueran los dueños de las imprentas y las
vidas, que no es poco.
Hay muchos personajes, que antes fueron perso-
nas (y soldados), que la Historia ha llevado de un
lado a otro de la línea de la fama, convirtiéndolos
en héroes o villanos, o al contrario, en función de
quién los manipule. Uno puede ser considerado
un héroe o un villano por uno de los bandos, en
función de quién cuente la Historia. Pero, en este
artículo, vamos a tratar de un personaje que fue
demonizado por ambos. Los dos bandos lo trata-
ron como a un villano, ninguno hizo el mínimo
esfuerzo por recuperar su nombre y su honor,

La mujer de Rey D’Harcourt envió tres cartas a Franco

pidiendo que cesara la difamación del coronel
110 MUY HISTORIA

cuando lo único que este hombre hizo fue pen-
sar en salvar unas vidas que estaban condenadas
a perderse sin sentido.
En este artículo trataremos la historia del coronel
Rey D’Harcourt, el hombre que fue un villano pa-
ra todos, pero que, tal vez, debía ser un héroe para
todos. El hombre que defendió Teruel, encerrado
en el Seminario y la Comandancia.
Quiero empezar por la carta que su esposa, una
mujer valiente, le remitió al mismísimo general
Franco, el 20 de mayo de 1940, cuando Franco se
encontraba como un César visionario en la cúspi-
de de su poder. Había que tener valor para escribir
LA BATALLA
DE TERUEL.
esta carta y ella lo hizo: Vehículos
«…Es sabido que, sin esperar al fallo de la Jus- blindados del
ticia, sin esperar siquiera a oír el testimonio de ejército
republicano
personas cualiicadas [se está reiriendo a la Cau- cerca de Teruel,
sa abierta contra su marido por la rendición de el 21 de
Teruel], se ha tolerado una campaña de calumnias diciembre de
por la prensa y en la radio contra mi esposo, cuya 1937.
historia y antecedentes por sí solos bastaban para
imponer una cautela en los juicios… A V. E. acude
esta viuda y madre de mártires de España [su hijo
había muerto en Brunete] para que se rehabilite el
apellido que ostenta su hija. Como militar y como
español le dio a la patria cuanto tenía ¡que
MUY HISTORIA 111
GENERAL
HERNÁNDEZ
SARAVIA.
El jefe del
Ejército de
Levante fue el
encargado de
aceptar la
rendición de
D’Harcourt. En
la imagen, el
presidente del
Gobierno,
Manuel Azaña
(abajo a la izda.)
sale del consejo
de ministros,
acompañado,
entre otros del
general
Hernández
Saravia (justo
detrás de él).
ALBUM

no se le exija también el sacriicio de su ho- siones.

nor!... Ha existido contra mi esposo una campaña
difamatoria por todos los medios de propaganda
y ante todos los sectores sociales, cuyos residuos
aún se observan en las obras recientes de Luis de
Armiñán (Bajo el cielo de Levante), Manuel Aznar
(Historia de la guerra de España), Tebib Arrumi
(Pérdida y reconquista de Teruel), Alfonso Bea
(Ecos sobre la gesta de Teruel), Historia de Espa-
ña para niños de las Ediciones Bruño y otras que
igualmente se hacen eco de las más erróneas ver-
Mi esposo tiene derecho a que se le devuelva la
fama injustamente arrebatada…».
Doña Leocadia Alegría Arrillaga ijaba perfecta-
mente en esta carta cómo iba a pasar su marido
a la Historia en manos del nuevo régimen, por
el que su esposo luchó. Tampoco iba a recibir un
trato diferente de aquellos que tras la rendición
lo fusilarían. El coronel no pidió salvar su vida en
la capitulación, sino que pensó en la vida de los
miles de heridos y civiles que se refugiaron allí.

Medios como el Heraldo de Zamora lo llamaron

«el traidor de Teruel, que ahora es
un personajillo rojo más»
112 MUY HISTORIA
Rey D’Harcourt, que no se iaba de republicanas en un grave error de
los intermediarios, durante la ren- coordinación abandonaron sus
dición pidió hablar por teléfono posiciones defensivas—, todo
con el jefe del Ejército de Le- indicaba que por parte de las
vante, el general Hernández fuerzas exteriores que ve-
Saravia, y de todas las con- nían a romper el cerco, al
diciones de salvaguardas de mando nada menos que de
vidas el coronel quiso au- los generales Varela y Ya-
toexcluirse y dijo: «de estas güe, tampoco se estaban

ASC
condiciones solo yo quedo haciendo las cosas con la
excluido, a mí que me fu- competencia que requería
silen». El general Saravia el momento; sobre todo,
aceptó todas las condiciones cuando cualquier compa-
del coronel. ración con el Alcázar de
Cuentan que cuando tomó Toledo era un sin sentido.
la decisión de rendirse Rey De hecho, una prueba de que
D’Harcourt dijo: «Voy a cometer desde fuera querían culpar a los
el acto más heroico de mi vida, me de dentro, y eludir cualquier res-
voy a rendir». El acto de rendición ponsabilidad fue que cuando cae
se había llevado a cabo conforme REY D´HARCOURT. Teruel en manos republicanas el
dictaban las ordenanzas y siguien- Sobre estas lineas, el militar general Franco dice a un grupo
navarro Domingo Rey
do el Reglamento de Campaña de periodistas que la culpa del
d’Harcourt (1885 1939) que
que decía: «antes de la capitula- destacó por su actuación en desastre había estado dentro de
ción el jefe de la plaza debe reunir la Batalla de Teruel. Tras la ciudad y no fuera. El César vi-
a sus oficiales en Junta o Conse- resistir tres semanas, rindió sionario había hablado, y a partir
jo de Guerra en el cual cada uno la plaza de Teruel a la II de ahí todas las armas de la pro-
manifestará su opinión que se con- República. Fue hecho paganda dispararían en la misma
prisionero y ejecutado por
signará en esta». Como los hechos tropas republicanas y dirección. Tampoco era de ex-
y las circunstancias que rodeaban Franco lo condenó al trañar la celeridad que se dio el
el sitio de Teruel eran tan evidentes ostracismo. general Varela en que le abrieran
la inmensa mayoría de los oiciales una causa urgentemente al coro-
señaló que era imposible resistir más. nel Rey D’Harcourt, in absentia, habida cuenta
de que era la persona que en su defensa podía
atacar al que ya era Ministro del Ejército. El
LA HISTORIA BAJO LA PROPAGANDA general Queipo de Llano, al día siguiente de la
Tampoco eran conscientes de los esfuerzos que rendición del coronel D’Harcourt le insultó en su
se hacían desde fuera para forzar su liberación. discurso habitual por la radio de Sevilla llamán-
Aunque, habida cuenta de que el mismo día dolo «traidor, criminal, canalla, cobarde, inepto»,
31 de diciembre Teruel podría haber sido to- recordándole que le harían lo que le hacen a los
mado sin apenas resistencia —pues las tropas cerdos cuando los nacionales ganasen la guerra.

LEOCADIA ALEGRÍA ARRILLAGA, ESPOSA DEL

CORONEL D’HARCOURT
eocadia debía de ser una mujer de carácter. palabras, «…la campaña de calumnias que contra

L Estuvo en el cerco y la posterior defensa y

rendición de Teruel. Cuando las fuerzas re-
publicanas dieron la posibilidad de abandonar el
asedio a los civiles no combatientes, ella se negó
a irse, asumiendo que su futuro rolaría junto al de
su marido. Fue hecha prisionera junto a la hija de
ambos, que ejercía de enfermera en Teruel, el 8 de
enero de 1938. Aguantó cuanto le venía de fren-
te, e incluso cuando se desencadenó, según sus
la memoria de aquel mártir (su marido) se desató
en la España nacional», no le tembló el pulso pa-
ra escribirle a Franco hasta tres veces. Pero este
no tuvo valor para contestarle las dos primeras.
Hasta que Leocadia recibió una fría respuesta bu-
rocrática a su tercera e insistente carta al dictador,
que no la satisfizo en absoluto y le hizo ver cómo
el poder del momento quería que se escribiera la
Historia.

MUY HISTORIA 113


ALBUM
LUCHA
CONTRA LOS
EXTREMOS. Un despacho oicial de Franco en Salamanca di-
La obra del
periodista y
jo que el coronel Rey D’Harcourt se rindió para
escritor español librarse del consejo sumarísimo de guerra a que
Manuel Chaves hubiera sido sometido por haberse retirado de
Nogales A sus posiciones avanzadas, al sur de Teruel, el 15
sangre y fuego. de diciembre, en lugar de defenderlas hasta lo
Héroes, bestias
último. Lo que no sabían los generales golpistas
y mártires de
España es un es que con esas mismas palabras legitimarían la
alegato contra reparación del honor del defensor de Teruel.
las brutalidades Pero no todo estaba tan claro. El 10 de ene-
de la guerra en ro de 1938, el Diario de la Marina: periódico
ambos bandos. oficial del apostadero de La Habana comenta-
ba que las noticias que llegaban a su redacción
sobre la rendición de Teruel eran contradicto-
rias, ya que unas hablaban de cobardía y otras
de inmensa valentía ante los superiores ataques
enemigos. Desde Salamanca, el cuartel general
de los nacionales, todos los partes bogaban en
la misma dirección, achacando a la cobardía de
D’Harcourt y su rendición la entrada enemiga en
Teruel. Sin embargo, también llegaban noticias
desde lugares cercanos a la acción de que «su-
cumbió heroicamente tras haber pasado varios
días sin una gota de agua». Otros medios como
el Heraldo de Zamora, en su diario de fecha 22 de
marzo de 1938, lo llamaron «el traidor de Teruel,
que ahora es un personajillo rojo más».
El régimen había decidido. Pero eso no signi-
ficaba que la realidad no siguiera latiendo por
114 MUY HISTORIA
LOS HIJOS DE REY
D’HARCOURT
la esposa del coronel defensor de Teruel
A siempre le dolió sobremanera que reci-
biera ese trato tan infame un hombre que
había dado tanto por aquella causa: su hijo,
Enrique, alférez de Regulares, había muerto en
la batalla de Brunete en 1937 y su hija servía
como enfermera en la plaza de Teruel.
Su hija Ana María Rey, que también lucharía
luego lo indecible por rescatar con honor el
apellido de su padre y de su hermano, era En-
fermera de Guerra de la Plaza de Teruel y fue
condecorada con la Cruz Roja al Mérito Militar
con fecha el 5 de diciembre de 1939 y con la
Medalla de Campaña con distintivo de Van-
guardia el 30 de abril de 1940. Según su ma-
dre, Ana María era digna hija de su padre.
debajo de la propaganda, sobre todo cuando en
la Artillería, arma de procedencia del coronel Rey
D’Harcourt y nunca fácil de domar por el poder,
compañeros suyos hicieron manifestaciones a
su favor. En la Academia de Artillería de Sego-
via en 1940 sus compañeros pusieron una lápida
en su recuerdo, algunos jugándose sus carreras;
y aportaron dinero para la construcción de un
monumento en Can Tretze donde fue fusilado.
Compañeros suyos artilleros se están dedicando
también a escribir y sacar a la luz su historia con
artículos y libros. Si se quiere saber mucho más de
Rey D’Harcourt es muy recomendable la lectura
de El coronel Rey D’Harcourt, el héroe defensor de
Teruel, asesinado y después humillado, de Fernan-
do Martínez de Baños, en la Editorial Delsan.
Pero, por debajo de la propaganda sigue latien-
do la historia de Rey D’Harcourt, considerado
un villano por «los Hunos» y por «los Hotros»,
y cuando eres fusilable por los dos bandos, a lo
Chaves Nogales, posiblemente es porque llevas
algo o toda la razón. Sí, el coronel Rey votó por
la rendición; pero pesaron sobre esta decisión
sus sentimientos de humanidad. Romper el cer-
co y llegar a las líneas propias hubiera supuesto
el abandono de los miles de heridos y enfermos
y el desamparo de la población civil, sabiendo lo
que podía pasarle.
Luchó hasta las últimas consecuencias, sin agua
y sin munición; pero, claro, su historia la escri-
bieron, contra los antiguos preceptos griegos,
quienes no la habían visto y quienes tenían es-
purios intereses. Y eso a pesar de lo que, como
apuntábamos al comienzo de este artículo, ya el
mismo Homero airmaba en su Ilíada. Pues sí, se-
ñor, así se escribe la Historia. MH

Los hielos
de la cueva de
Scărișoara han
preservado ras-
tros físicos y quí-
micos que permi-
ten estudiar con
más precisión las
fluctuaciones cli-
máticas.
MUY INTERESANTE PRESENTA EL PODCAST
«P&R: PREGUNTAS Y RESPUESTAS»
Las mentes más inquietas y curiosas disfrutarán con este
original podcast, creado en exclusiva por Muy Interesante
para Podimo, que consiste en diez capítulos, de quince minu-
tos cada uno, repletos de preguntas y respuestas relaciona-
das con la ciencia, el amor, el sexo, los misterios, los anima-
les, la ecología, la historia, la gastronomía, las leyes, la eco-
nomía y muchos temas más que no te vas a querer perder.
En el podcast «P&R: Preguntas y Respuestas de la revis-
ta Muy Interesante», que puedes escuchar en la plataforma
de podcast Podimo, recopilamos las preguntas más curio-
sas publicadas en los especiales P&R y te descubrimos las
respuestas más inesperadas presentadas en un formato de
lo más divertido. El objetivo es responder a esa multitud de
cuestiones que seguro que alguna vez te has preguntado y
para las que no siempre has encontrado respuesta. Quere-
mos que sepas un poco de todo, calmes tu curiosidad y ali-
mentes tu mente inquieta en cualquier momento y lugar.
Está dividido en diez episodios cada uno dedicado a una
categoría distinta. Para inaugurar el primer episodio hemos
hecho una selección de preguntas y respuestas relacionadas
con el amor y el sexo. Como desde cuántas calorías se que-
man al hacer el amor, hasta por qué te puede atraer alguien
que te cae mal. También hablaremos respecto al enorme pe-
ligro que suponen las ETS, y del funcionamiento de nuevos
juguetes sexuales muy interesantes.
¡Pero esto no es todo! En otros episodios también respon-
deremos a diferentes preguntas sobre animales. Descubrire-
mos lagartos con sangre de color verde, ostras con proble-
mas auditivos, aves inteligentes y con sentido del ritmo y mu-
DE MUY PARA FORD
Una pista clave
E ste fragmento fósil de maxilar izquierdo con
sus dientes encontrado en la cueva de Misli-
ya (Israel), datado en unos 180.000 años, impli-
ca que los humanos modernos salieron de África
al menos por esas fechas, si no antes. Para Juan
Luis Arsuaga se trata del "primer fósil de Homo
sapiens, completo, con anatomía actual". Los de-
más vestigios del yacimiento muestran que los
humanos que lo habitaban ya controlaban el fue-
go y cazaban grandes animales, como vacas, ga-
mos y gacelas. Sus herramientas de piedra son
parecidas a las que se han encontrado con los
primeros humanos modernos en África.
chas otras cuestiones relacionadas con especies curiosas o
con habilidades peculiares.
Además dedicaremos algún capítulo de este nuevo
podcast a resolver dudas sobre distintos misterios, interro-
gantes entorno al mundo de la criminología y conspiraciones
de las que se ha hablado a lo largo de la historia de la hu-
manidad: desde la teoría de que los ovnis son viajeros en el
tiempo o de que los alienígenas se han extinguido, hasta la
localización del Triángulo del silencio.
Y si sois fans de la gastronomía, no os podéis perder el es-
pecial que dedicaremos a las cuestiones culinarias más inte-
resantes: ¿quién fue el inventor de la pizza con piña? ¿cuál es
el queso más caro del mundo? ¿por qué se asocia el ajo a las
clases bajas?… Un montón de respuestas que seas amantes
de la comida o no, vas a querer saber.
También responderemos a preguntas legales y a misterios
económicos desde el enfoque más divertido: si quieres saber
cuánto puede llegar a ganar un mayordomo, cuál es el servi-
cio de coche fúnebre más caro o si se puede hacer control de
alcoholemia a ciclistas no te puedes perder estos episodios
o si se de «P&R: Preguntas y Respuestas».
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alcance cientos de respuestas a las
preguntas más interesantes.
HISTORIA ALTERNATIVA

¿Y si Hitler nunca hubiese invadido

Polonia… cuánto habría durado el
nazismo?
En 1939 Alemania invadió Polonia y desató la Segunda Guerra Mundial. Su derrota, en 1945, su-
puso el fin de Hitler y de sus doce años de nacionalsocialismo. ¿Pero cuánto habría durado su régi-
men si no se hubiese producido aquella invasión y el desastre posterior? ¿Habría podido perdurar el
nazismo en un mundo sin guerra?
POR JOSÉ PARDINA

O
toño de 1934, Nuremberg. Tras
apenas un año en el poder, du-
rante el Congreso anual del
NSDAP (Partido Nacionalsocialista
Obrero Alemán), Adolf Hitler, 45
años, se proclamó Führer y asumió
el cargo de Jefe del Estado y coman-
dante de las fuerzas armadas. Ante
medio millón de fanáticos seguido-
res proclamó el comienzo del «Reich
de los Mil Años».
Como eslogan sonaba perfecto, pero
¿cuánto habría aguantado el régimen
hitleriano antes de colapsar si no hu-
biese emprendido a partir de aquel
mismo otoño una agresiva carrera
expansionista que condujo directa-
mente a la Segunda Guerra Mundial?
¿Seguiría existiendo hoy el nazismo
en su forma original o se habría de-
rrumbado como la Unión Soviética?
La respuesta corta es: sí, se habría
derrumbado. Y mucho antes que la
URSS, ciertamente. Y por la misma
razón: su inviable economía.
Los nazis despreciaban la ciencia
económica. Para Hitler, la econo-
mía mundial estaba controlada por
el «judío internacional»: una mafia
global de banqueros hebreos que ha-
bían creado un sistema diseñado para
apoderarse de la riqueza del planeta
mediante la usura y la especulación
inanciera. El liberalismo occidental
era el producto ideológico de esa do-
minación; y su piedra angular se sus-
tentaba en el «patrón oro»: el dinero,
basado en los lingotes que los bancos
acumulaban en sus sótanos.
HACIA EL CAOS ECONÓMICO
Frente a eso, los nazis crearon el «pa-
trón trabajo»: la capacidad producti-
va de los trabajadores alemanes sería
la nueva base del dinero; no la canti-
dad de oro que los bancos almacena-
sen en sus cámaras acorazadas sub-
terráneas. El Gobierno imprimiría
el dinero. Cuando los economistas
académicos le señalaron el inevitable
riesgo de inlación, el Führer lo ca-
liicó de «estupideces intelectuales».
A partir de la toma del poder por
Hitler en 1933, Alemania progresó
espectacularmente, y el mundo em-
pezó a hablar del «milagro alemán».
Pero el motor de ese crecimiento era
la emisión monetaria, no la expan-
sión. Pronto empezaron los proble-
mas, naturalmente, y el régimen res-
pondió buscando chivos expiatorios
y aumentando las medidas dictato-
riales: todos los bienes de los judíos y
los opositores políticos fueron con-
iscados, y se recurrió a la ijación de
precios y salarios, el camino directo al
desabastecimiento.
Solo dos cosas mantuvieron a Alema-
nia funcionando durante el régimen
nazi: su industria militar y las anexio-
nes territoriales. Y ambas conducían
directamente a la guerra.
El agujero económico del supuesto
«milagro nazi» empezó agrandarse.
Cuando lo expropiado a los judíos
no fue suiciente, la anexión de Aus-
tria permitió rellenar de nuevo las
arcas fiscales, y lo mismo sucedió
con Checoslovaquia. Y cuando tam-
bién se agotó, Hitler invadió Polonia

‘Ucronología’
1934
Florecen las autopistas en Alemania, mientras
los opositores políticos son internados en los
primeros campos de concentración, sin
acusación ni condena ni garantías legales. A
Dachau (marzo de 1933), le seguirán
Lichtenburg y Ravensbrück (solo para mujeres).
El sistema de campos queda centralizado bajo el
1938
Tras la entrada en Checoslovaquia, las SS de
Himmler construyen el campo de
Theresienstadt, un «asentamiento de retiro»
para judíos ancianos y «prominentes». La
hiperinflación se dispara a niveles de la
República de Weimar (1923). Se emiten
billetes de 10 000 millones de marcos. Una
GETTY

control exclusivo de Heinrich Himmler. cerveza cuesta 4000 millones.

116 MUY HISTORIA

y desató la Segunda Guerra Mundial.
La victoria sobre Francia en 1940
permitió a los nazis volver a insular
oxígeno en su sistema económico, y
cada país conquistado se utilizó del
mismo modo. Rapiña pura. Y todo
ello fue posible gracias a una pode-
rosa industria militar inanciada por
el nuevo Estado, la mayor actividad
económica de Alemania desde 1934,
en abierto desafío a las restriccio-
nes del Pacto de Versalles de 1919.
Alemania necesitaba la guerra para
subsistir.
Pero hoy queremos plantear un con-
trafáctico: qué habría pasado si no
hubiera habido invasión de Polonia,
si no hubiese empezado la Segunda
Guerra Mundial. Fácil: Alemania se
habría hundido en el caos económi-
co y la hiperinlación. Quizá un gol-
pe militar podría haber derrocado
a Hitler y cualquier otro demagogo
nacionalista habría tenido su mo-
mento de gloria populista. La recu-
peración habría sido lenta, y los ale-
manes habrían sido durante décadas
los cubanos de Europa. El proyecto
nazi venía con fecha de caducidad y
tarde o temprano se habría derrum-
bado, como la gran mayoría de sus
postulados y airmaciones ideológi-
cas populistas.
La economía alemana —basada casi
exclusivamente en las obras públicas
y la industria militar, inanciadas con
deuda— era tan precaria en 1939,
INVASIÓN DE POLONIA.
que Hitler necesitaba desesperada- Adolf Hitler justifica sus
mente conquistar nuevos territorios acciones contra Polonia en
a los que expoliar su riqueza para una reunión del Reichstag en
equilibrar sus inanzas. Así empezó la Ópera de Kroll, en 1939. A
una guerra ideológica sin in que se su lado se sienta Hermann
Göring, designado por Hitler
alimentó de sí misma hasta su hun- como su sucesor.
GETTY

dimiento inal en la derrota de 1945.

1939 1989
Alemania entra en bancarrota. Estallan Mientras la Unión Soviética
disturbios en Berlín, Hamburgo y Munich. El se derrumba, una Alemania
recién ascendido general Erwin Rommel da un aliada de Estados Unidos,
golpe de Estado, detiene a Hitler y a los jerarcas exhausta y hambrienta,
nazis y establece una Junta Militar para acaba de pagar su deuda
restablecer el orden. Todos los presos de los financiera y se reintegra en
campos son liberados y las leyes raciales de el sistema económico
GETTY

Nuremberg quedan derogadas. mundial.

MUY HISTORIA 117

HISTORIA EN EL ARTE

Mirando a las estrellas Réplica de El

pueblo español
tiene un camino
La contribución de Alberto Sánchez al Pabellón de la República Española que conduce a
en la Exposición Universal de París en 1937 fue una escultura de gran una estrella. Del
tamaño compuesta por sus características bioformas, que se enraízan en la escultor
valenciano Jorge
tierra de una manera natural, como si hubieran nacido de ella. Alberto lanzó Ballester, se
hacia lo alto la esperanza y la poesía de su escultura: El pueblo español encuentra en el
tiene un camino que conduce a una estrella. Museo Reina
Sofía.
POR CRISTINA ENRÍQUEZ

L
a obra original la realizó Alberto Sánchez Pérez (Toledo, 1895–Moscú, 1962) en
1937 para que se colocara en el exterior del pabellón de la República Española de
la exposición Internacional de París de aquel año. En esa exposición se mostró
por primera vez al público el Guernica de Picasso, actualmente uno de los prin-
cipales atractivos del Museo Centro de Arte Reina Sofía.
El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella medía 12,5 metros de alto
y el artista la había confeccionado con cemento y bronce. Era una reairmación de ideas
expresadas en otras obras del escultor y pintor de los años 30, una especie de árbol de
Navidad enjuto, que no famélico, o de cactus antropomórico cuya cúspide estaba coro-
nada por una estrella roja. El cuerpo de la obra sugiere el difícil momento de la sociedad
española que llevaba un año en guerra cuando se celebra la exposición de París; una
alusión a la tierra de España y sus gentes. El camino tiene un jalón esperanzador, una
paloma, símbolo de la paz, y roja debido a la iliación socialista del artista.
La escultura se concibió en Madrid en 1937 en forma de maqueta de 184,5 centímetros
(expuesta en una sala del museo) y habría de convertirse en elevada escultura vertical
que no pudo regresar jamás a España porque se extravió en extrañas circunstancias
tras la Exposición Internacional de París. Fue en 1970 cuando el Museo Reina Sofía
determinó construir una réplica, que llevó a cabo el escultor valenciano Jorge Balles-
ter, recientemente fallecido, miembro cofundador del Equipo Realidad, hoy expuesta
permanentemente ante la puerta principal.
Realizada en cemento, la réplica que mide 18,7 metros y pesa 7 toneladas, se instaló en la
plaza Juan Goytisolo con motivo de una exposición temporal sobre Alberto. Esta plaza
irregular diseñada entre escalinatas y peldaños, con dos horrendas torres-respiraderos y
dos gigantescos ascensores acristalados, está presidida por el Museo Reina Sofía, edificio
grisáceo, severo y mastodóntico, que sigue pareciendo el gran hospital que siempre fue.
Pues bien, a unos diez pasos de la puerta de entrada se alza la escultura de Alberto Sánchez.

UN ARTISTA IRREPETIBLE EN MEDIO DE LAS CONDICIONES MÁS ADVERSAS

Escultor, dibujante y pintor encuadrado en el cubismo y el surrealismo, vivió parte de
su vida en Madrid y murió en Moscú, donde está enterrado. Se vio abocado a trabajar
de panadero para poder sobrevivir, y tantos años amasando parece que dejaron huella
en ciertos rasgos de sus obras. Se hizo socialista y ejerció como tal, pero ante todo fue
un artista autodidacta que descubrió sus aptitudes con 20 años en su estancia militar
en Ceuta. Cinco años después ya participaba en exposiciones surrealistas en Madrid
con Dalí y otros.
El levantamiento militar de Franco lo coge en Madrid. En 1938 ocurre lo más sorpren-
dente de su vida: el encargo de las autoridades culturales republicanas de trasladarse a
Moscú como instructor de dibujo de los niños españoles expatriados. Allá entrega los
últimos años de su vida a volver a crear algunas de sus esculturas destruidas. La larga
ausencia de España lo perjudicó, pero mucho más los olvidos y silencios por motivos
políticos e ideológicos. Tantos artistas e intelectuales se vieron envueltos en esa maraña
que hoy las instituciones, fundaciones, periodistas e investigadores interesados en la re-
cuperación del pasado, casi no dan abasto a desenterrar poetas, pintores, escultores e in-
cluso arquitectos de magníficos edificios que parecía que no los había diseñado nadie. MH
ASC

118 MUY HISTORIA

 Muy Historia presenta el podcast
«Historias en 15 minutos»
Los amantes de la historia disfrutarán con estos diez breves viajes que nos llevarán del Egipto de
Ramsés II a la norteamérica de Kennedy, pasando por al-Ándalus o el Londres victoriano. Son
entretenidas «píldoras» históricas llenas de datos, anécdotas, sorpresas y alguna conspiración.
P
resentamos «Historias en 15 minutos», un
podcast en el que recopilamos la historia de
personajes destacados del pasado y de aconte-
cimientos que fueron muy significativos y los
presentamos en un formato sonoro perfecto
para los amantes de la historia que queráis acercaros a ella
a través de otra forma que no sea leyendo.
Se trata de un proyecto elaborado en exclusiva por Muy
Historia para Podimo y que constará de diez capítulos
de quince minutos. En la variedad está el gusto, por eso
cada uno de los diez episodios —disponibles en la plata-
forma de escucha de podcast Podimo— está dedicado a
una historia distinta. Unos nos descubrirán el legado que
nos han dejado algunos de los más grandes personajes
y otros nos abrirán los ojos a grandes épocas históricas.
La historia que inaugura este podcast está dedicada a la
bebida alcohólica más consumida del mundo, una de las
fermentadas más antiguas de la humanidad y, sin duda, de
las más deseadas en todo el planeta... ¡La cerveza! En este
episodio te contamos cómo surgió esta bebida, su popula-
rización y su consumo hasta el día de hoy. En el segundo
capítulo te relatamos la masacre que supuso el ataque aé-
reo realizado sobre la población civil de Guernica, en abril
de 1937, por parte de la Legión Cóndor alemana y la Avia-
ción Legionaria italiana y te explicamos en qué momento
aparecieron Picasso y su famoso cuadro en recuerdo de
lo sucedido. El tercer episodio está dedicado a un genio
universal de las letras, al gran icono literario en lengua
inglesa: el dramaturgo y poeta William Shakespeare. Y en
los siguientes tres capítulos descubriremos tres épocas y
lugares sin los que hoy nuestra historia no sería lo que
es: la Biblioteca de Alejandría, uno de los mayores cen-
tros de difusión del conocimiento en la Antigüedad que
fue destruida por un incendio; al-Ándalus y su mezcla de
culturas, arquitectura y el estilo de vida de entonces, y las
distintas grandezas y miserias que caracterizaron la épo-
ca victoriana. Este podcast de «Historias en 15 minutos»
llegará a su in con la historia de dos iguras muy alejadas
en el tiempo, pero ambas icónicas y con un legado suma-
mente importante: Ramsés II y John F. Kennedy.
¡Ah!, y también dedicaremos un episodio a distintas teo-
rías conspiratorias que en los últimos años han ganado
gran popularidad, relacionadas con un gobierno secreto
mundial o con el Club Bilderberg o la Comisión Trilateral.
Te sorprenderá.
Así pues, te invitamos a disfrutar de este proyecto no-
vedoso cuyo contenido ha sido elaborado por la revista
Muy Historia y que está locutado y producido por Iván
Patxi Gómez Gallego y guionizado por Marta González
Pérez-Íñigo.
¡Escúchalo ya en Podimo!
Descárgate este código QR y empieza
disfrutar cuanto antes de estas
interesantes «Historias en 15 minutos».
PANORAMA
POR CRISTINA ENRÍQUEZ

LIBROS CON HISTORIA

Vicente Barba
Colmenero, doctor
en Patrimonio y
Arqueología, es
experto en el
Mundo Antiguo en
el Mediterráneo
Oriental y en el
sur de la
península ibérica.

‘STALINGRADO. LA CIUDAD QUE

DERROTÓ AL III REICH’
JOSÉ LUIS HERNÁNDEZ GARVÍ
Expertos historiadores, periodistas y divulgadores anali-
zan de forma fascinante y divulgativa todos los aspectos de
uno de los episodios más fascinantes de la Segunda Guerra
Mundial: el intento de Hitler de controlar la ciudad de Stalin-
‘LOS COPTOS. ÚLTIMOS HEREDEROS’
VICENTE BARBA COLMENERO
grado, importante por su industria militar y por ser nudo de
Entre el Egipto faraónico y la llegada del islam transcurrieron
comunicaciones ferroviarias. Pero el Führer no lo consiguió.
casi setecientos años durante los cuales los Imperios romano
En la primavera de 1942 el frente alemán en Rusia se reacti-
y bizantino dominaron las tierras de las pirámides. En ese
vó con la conquista de Crimea y la penetración en el
mundo, nacido de un sincretismo religioso y cultural único,
Cáucaso, pero los últimos intentos desesperados de las
surgió la comunidad
fuerzas alemanas de cambiar a su favor la situación resulta-
copta que alumbró el sím-
ron vanos: en aquellos meses comenzó el lento repliegue de
bolo de la cruz.
las fuerzas nazis. Decisiva en esto fue la batalla de
Fue entre estas comuni-
Stalingrado que comenzó el 23 de agosto, duró seis meses
dades donde se desarrolló
y se extendió de casa en casa. El ímpetu alemán se agotó
un arte único en el mundo.
en el asedio de esta ciudad. El avance de la Wehrmacht fue
También tuvo su origen en
frenado y el Ejército Rojo comenzó una gran contraofensiva
el valle del Nilo el fenómeno
que terminó con la derrota del frente alemán.
del monacato, siendo en los
Pinolia. 19,95 euros.
monasterios donde se desa-
rrolló una literatura cristiana
escrita en una lengua propia
y fascinante.
A pesar de la amenaza de
una creciente islamización
José Luis de Egipto, los coptos siem-
Hernández Garví pre se han considerado tan
es escritor, egipcios como el que más.
novelista, poeta, Ellos son los verdaderos herederos de los faraones y la tradi-
autor teatral, ción clásica (de hecho, la palabra «copto» proviene de la griega
ensayista y un aigyptios, «egipcio»). Nadie mejor que el arqueólogo Vicente
reconocido Barba Colmenero, gran experto en el mundo copto, para acer-
divulgador carnos a esta historia y legado tan apasionante, al modo de
histórico. vida, la historia y el arte de una de las comunidades más fasci-
nantes en la historia del cristianismo.
Pinolia. 22,95 euros.

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Editorial Pinolia y podrás conseguir
estos libros y muchos otros títulos,
con los que aprenderás y
disfrutarás de la lectura.

120 MUY HISTORIA

‘Matar al rey’
JOSÉ LUIS CORRAL
Los sangrientos reinados
de Alfonso XI El Justiciero y
Pedro I El Cruel nos llevan
hasta la Castilla del siglo XIV.
El autor, catedrático de
Historia Medieval y maestro
de la novela histórica
española, nos sumerge en
una historia de violencia,
traición, amores prohibidos,
pactos envenenados,
sed de justicia y hombres
despiadados.
Ediciones B. 22,90 euros.
‘Elcano, viaje a la
historia’
TOMÁS MAZÓN SERRANO
Nueva edición ampliada de
este estupendo libro con más
información y documentación
sobre Elcano y los suyos. A
través de crónicas, relaciones
y otros legajos escritos hace
500 años descubrimos que
la épica travesía de la vuelta
al mundo estuvo repleta
de peligros, sacrificios y
amenazas, pero también de
valentía y honor.
Encuentro. 23,50 euros.
‘Lo que hicimos
por el mundo’
JAVIER MARTÍNEZ-PINNA
Este libro es una invitación a
conocer la verdadera historia
de España, el valor de las
hazañas de sus más ilustres
personajes y su dimensión
en el devenir histórico. Y es
que, al margen de leyendas
negras, hicimos mucho por
el mundo en el pasado. Entre
otras cosas, aquí nació el
germen de los Derechos
Humanos al prohibir que se
esclavizara a los pueblos
vencidos y se dictaron leyes
para protegerlos, aquí se ‘Mi historia’
‘Historia del straperlo’ formuló de manera pionera EMMELINE PANKHURST
JOSÉ CARLOS GARCÍA la doctrina del pacto social y La sufragista británica que
RODRÍGUEZ la limitación de poderes y se llevó el movimiento a la
El origen de este acrónimo realizó la primera gramática victoria cuenta su historia
está en un escándalo político de una lengua moderna. de activismo incansable en
ligado a la introducción de un Edaf. 17 euros. unas inolvidables memorias.
juego de ruleta eléctrica de En ellas descubrimos que
marca Straperlo (por Daniel Emmeline Pankhurst (1858-
Strauss y Jules Perel, los dos 1928) fue una mujer de una
aventureros extranjeros que la obstinada determinación
promocionaron). Los intereses que empezó a despuntar
políticos y la animosidad cuando con catorce años fue
entre las izquierdas y los a su primera reunión por el
líderes del centro y derecha sufragio femenino y que esta
llevaron a una crisis que la llevó a convertirse en guía
en pocos meses condujo de las llamadas suffragettes,
al colapso de la República un grupo de mujeres
constitucional. Después, el oprimidas que se levantó para
recuerdo de la palabra en el defender la igualdad. Supo lo
imaginario popular se aplicó que era pasar humillaciones,
a la expansión del «mercado hacer huelgas de hambre, ser
negro» o comercio ilegal en la encarcelada y ver frustrados
Guerra Civil y, sobre todo, en sus objetivos.
la posguerra. Capitán Swing. 21 euros.
Almuzara. 19,95 euros.
‘NAPOLÉON EN ORIENTE’
Miguel del Rey
El autor, uno de los mayores expertos de la época
napoleónica, se sumerge en las campañas del Corso
en Oriente, desde Egipto a Siria, cuyas consecuencias
dejaron huella en lo militar y en lo artístico y cultural de
la Francia del siglo XIX. Y es que, antes de convertirse en
emperador de los franceses, Napoleón Bonaparte tuvo
que forjar su leyenda como militar y político en distintos
escenarios, desde el sitio de Tolón hasta las campañas
italianas. Pero, si hubo una expedición militar que le
situó como líder indiscutible, fue la sangrienta y exótica
campaña de Egipto de 1798, que permitiría a Francia
abrirse de nuevo al mundo y situarse como una gran
potencia a lo largo de los siglos XIX y XX.
La esfera de los Libros. 22,90 euros.
MUY HISTORIA 121
 v
EXPOSICIÓN DOCUMENTALES

‘HIJAS DEL NILO. ‘POMPEYA ETERNA’

La erupción del Vesubio en el año
MUJER Y SOCIEDAD EN EL 79 d. C. enterró la cercana ciudad
ANTIGUO EGIPTO’ de Pompeya en lo que sería una
En el Palacio de las Alhajas hasta el
de las mayores tragedias de la
31 de diciembre
historia de la humanidad y de la
Estamos ante la primera y mayor
Edad Antigua, pues bajo la ceniza
exposición organizada en España en torno
y la lava quedaron sepultados los
al papel de la mujer en el antiguo Egipto,
restos de miles de personas que no
con más de 300 piezas procedentes de
pudieron escapar.
12 países que recorre todos los ámbitos
Este documental de 2019 que
del mundo femenino, desde la vida
podemos ver en Netflix y en problemas que surgieron a partir
cotidiana, el atuendo y la cosmética hasta
Movistar+ aborda cómo fue aquel de la desaparición de Pompeya. En
su influencia como diosas y reinas o los
acontecimiento y cuáles fueron sus menos de una hora, los expertos
rituales funerarios. Las obras han sido
consecuencias posteriores para reconstruyen la erupción y lo que
prestadas para la exposición por
el Imperio Romano y todos los pasó después de ella.
27 museos, coleccionistas e instituciones,
tanto nacionales como internacionales,
y muchas de ellas se muestran por vez FOTOGRAFÍA
primera al público español. Comisariada
por Esther Pons y Nacho Ares, la
exposición recorre cuatro ámbitos: la
‘CATALÀ-ROCA. LA LUCIDEZ DE LA MIRADA’
En la Sala El Águila de Madrid Conocedor de la fotografía artística
vida cotidiana y el papel de las mujeres
hasta 18 de septiembre de vanguardia y de las tendencias
en la unidad familiar y en la sociedad en
Cuando se cumplen cien años del experimentales anteriores a la guerra
general (La mujer en el antiguo Egipto), su
nacimiento de Francesc Català-Roca civil, en el que la forma predominaba
influencia como divinidades y sacerdotisas
(1922-1998), uno de los nombres sobre el contenido, Català Roca se
(Diosas y templos), como
fundamentales de la fotografía decantó en la posguerra por una
gobernantes y miembros
humanista documental de la fotografía humanista documental,
de la familia real (Mujeres
posguerra española, esta exposición que reflejara la realidad que le
reales) o su relevancia en
nos acerca a su figura a través de sus rodeaba por encima de cualquier
los rituales funerarios
más icónicas instantáneas. experimentación artística.
(De la muerte a
Es en los años cincuenta cuando
la eternidad).
su estilo se consolida, un estilo
La influencia
personal marcado por una mirada
del arte egipcio
propia que se manifiesta en el
en épocas
manejo de la posición de la cámara
posteriores,
con encuadres precisos que
especialmente
evitan la frontalidad, la utilización
en el siglo XX,
de picados y contrapicados, el
cierra el recorrido
dominio de la luz y del claroscuro,
expositivo
la búsqueda del equilibrio y la
con la sección
introducción del dinamismo, así
Egiptomanía.
como en su gran amor y empatía
por aquello que fotografía.

REDACCIÓN EN MADRID
Calle Alcalá N.º 79, Piso 1º-A, 28009-Madrid.
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Directora Carmen Sabalete

(csabalete@zinetmedia.es)
REDACCIÓN
Redactora jefe Cristina Enríquez (cenriquez@zinetmedia.es).
Coordinador de diseño Óscar Álvarez (oalvarez@zinetmedia.es).
Colaboran en este número: Fernando Cohnen, Pedro D. Cano, José Ángel Martos, Rubén,
Buren, Laura Manzanera, Paco Álvarez, Sandra Navarro, Manuel P. Villatoro, José Luis
Hernández Garvi, Alberto Porlan, Juan Carlos Losada, Joana Roteo, Norberto Ruiz Lima,
José Pardina, Carolina Díaz (edición), Javier Alvaredo (corrección), Chus Casarrubios
(edición gráfica). Revisión histórica: Isaías Barreñada Bajo.
Consejera Delegada Marta Ariño
Director General Financiero Carlos Franco
Director Comercial Alfonso Juliá (ajulia@zinetmedia.es)
Director de Desarrollo de Negocio Óscar Pérez Solero
(operez@zinetmedia.es)
DISTRIBUYE: Logista Publicaciones, S.L.
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expresa de la empresa editora.
Impreso en España: Edición 10/2022
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122 MUY HISTORIA

 La Historia nunca
estuvo mejor contada

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HÉROES Y VILLANOS
DE LA GUERRA CIVIL