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Terminología
Cómo usar este manual
Por qué no has obtenido resultados anteriormente
¿Por qué nunca, o casi nunca, he conseguido nada destacable con la Ley de la Atracción,
pese a que practico mucho?
El Propósito
He intentado muchas veces descubrir mi propósito en la vida pero creo que no lo he
descubierto todavía ¿Es necesario saber mi propósito vital? ¿Cómo puedo descubrirlo?
¿Cómo se encuentra un propósito ¿Cómo encontrar MI propósito?
Sesión de Brainstorming
Pero ¿Cómo evito el autoengaño?
Los Objetivos
La lista de los deseos
¿Cómo establezco un objetivo indicado para mí?
¿Cómo pongo en marcha el objetivo?
¿Por dónde empiezo? ¿qué puedo elegir?
¿Cuántos objetivos puedo tener a la vez? ¿estaré pidiendo demasiado?
¿Por qué es necesario tener tantos deseos a la vez?
Estoy hecho un lío ¿con qué opinión quedarse, muchos o pocos objetivos?
La intención es lo que cuenta
No importa el «cómo» sino el «qué»
¿Cómo conseguiré mi objetivo/intención?
¡Ojo a los “cómo” disfrazados de metas!
Pero fantasear sobre cómo se cumplirá un deseo es inevitable
«Cuando estoy entusiasmado no puedo evitar fantasear sobre cómo se cumplirá mi
objetivo/intención ¿Por qué lo anulo de esa forma? ¿No se supone que el Universo es más listo que yo,
por qué no me hace caso omiso y lo intenta cumplir a su modo?»
Claridad y concreción
Si estás pasando por un mal momento...
Los límites del objetivo
¿Cómo de ambicioso puedo ser en mi objetivo/intención?
Entonces ¿cuál es el equilibrio entre pedir demasiado e insuficiente?
Realidad Objetiva
El proceso por etapas y los eslabones de la cadena
En secreto
¿Debo mantener mis objetivos/intenciones en secreto o compartirlos?
Establecer un plazo de cumplimiento
¿Cuándo se cumplirá mi deseo? ¿debo establecer un tiempo límite para el cumplimiento de
mi objetivo/intención?
Tener fe en los objetivos
¿Cómo puedo tener fe en mis objetivos/intenciones?
Las Afirmaciones
Construyendo la afirmación perfecta
¿Cómo convertir mis objetivos/intenciones en afirmaciones que funcionen?
“Siempre positivo, nunca negativo”
¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué el Universo no diferencia positivo de negativo?
Eliminar las desiderativas
Que involucre tus propias acciones
La extensión
¿Es mejor hacer una afirmación breve que cale bien hondo, o larga que recoja más
detalles?
Claridad y Concreción
¿Hago mi afirmación concreta y específica o más abierta para que me llegue lo que
Dios/El Universo quiera?
No establecer plazos
¿Debo establecer una fecha límite en mi afirmación?
Incluir un factor emocional
Incluir un verbo de acción
Otras palabras clave para incluir en la afirmación.
Sacarse un seguro. La coletilla final.
El tiempo y el modo verbal
Resolver los conflictos entre la intención y el subconsciente
* UN IMPORTANTE COMENTARIO FINAL SOBRE LOS BLOQUEOS:
Cómo afirmar
Para las afirmaciones pronunciadas en voz alta
¿Alguna forma o posición en especial?
Las afirmaciones escritas frente a las leídas y memorizadas
¿Leída, memorizada o escrita es más eficaz?
Las tarjetas de cartón
A mano o a máquina
Afirmaciones en Audio
El lugar donde afirmar
¿Dónde puedo afirmar? ¿Dónde es más recomendable?
El momento en el que afirmar
¿Cuándo puedo o debo afirmar?
Mejorar el momento: Meditación y nivel Alfa
El número de repeticiones
¿Cuál es el número mágico de repeticiones que me hará obtener mis deseos? ¿Cuántas
concretamente he de escribir?
Técnicas para llevar la cuenta
La Visualización
Lo que es y lo que no es la visualización
¿Qué es exactamente la visualización?
¿Por qué se cumple lo que se visualiza?
La diferencia entre las afirmaciones y la visualización
¿Qué es mejor, afirmar o visualizar?
¿Pero cómo saber si se te va a dar mejor la visualización o las afirmaciones?
¿Cómo visualizar más eficazmente?
No fantasear
¿Por qué muchos visualizan con fotografías y dibujos?
La técnica del Tablón de Logros
¿Qué es y cómo funciona (correctamente)?
El mejor modo de usar el Tablón de Logros
Entonces ¿cómo usar el tablón de logros si queremos mantener nuestros deseos a
resguardo?
Qué incluir en el Tablón de Logros
El Tablón de Agradecimiento
El Tablón de Logros y Agradecimientos
Cuándo y dónde visualizar. Afirmaciones y Visualización, la combinación perfecta
El Desapego
Déjalo ir. El desapego frente a la obsesión
¿Cómo saber si me estoy “pasando” de practicar?
¿Cómo voy a dejarlo ir si parece que todo me va peor cuando empiezo a practicar con la Ley de la
Atracción?
Recurso 1: Tomárselo con filosofía
Recurso 2: repetir una afirmación
Recurso 3: considérate responsable
¡Combínalos!
Lo que nunca funciona
Resultados
Las donaciones, el diezmo y el “Glad-Giving” como máxima expresión de desapego al dinero
La Rutina
La necesaria creación de un hábito
Mi rutina diaria
¿Cómo conseguir una rutina?
Si eres de los que les cuesta levantarse de la cama
¿Y si algún día me quedo dormido y no puedo hacer los ejercicios de primera hora porque
llegaría tarde a mi trabajo?
Mi Guía Interior
Mi Yo superior
El Universo
El Infinito
La Inteligencia Infinita
La Inteligencia Universal
La Conciencia Universal
El cerebro
El subconsciente
El sistema nervioso central
El alma
Dios
Cristo
La Divinidad
La Energía Vital
El Todo
La Naturaleza de Buda
La Fuente
La Fuerza
El Tao
Yo Soy
El Espíritu
La Esencia
El Ser
La Luz
El Gran Espíritu
Cómo usar este manual
Una cosa más antes de que te pongas de lleno a la lectura del libro. Soy
consciente, porque así me ha pasado muchas veces, que los lectores tienden a
leer de corrido un libro, aunque éste sea de ejercicios, por ejemplo porque
estás leyendo en la cama y no tienes papel y boli a mano para hacerlos, y vas
dejando las actividades para cuando acabes el libro, si es que te acuerdas que
había actividades porque normalmente cuando acabas un libro tienes otro/s
en lista de espera igualmente interesantes que te están gritando «¡léeme!
¡léeme!».
Muchas veces ni tan siquiera los autores facilitamos esta tarea mezclando
ejercicios en mitad de teorías que en ocasiones se contradicen entre sí. Esto
pasa mucho por ejemplo en los libros del Dr. Joseph Murphy quien no sigue
un proceso sistemático sino que va exponiendo experiencias muy diferentes
que ha ido recopilado alrededor del mundo. No es que no funcionen sus
métodos pero si en un capítulo le pide al lector que practique la afirmación
“riqueza y éxito” y al siguiente que practique con la afirmación “atraigo el
dinero como un imán” esto creará una poco conveniente indecisión al lector
que comenzará a hacerse preguntas del tipo «¿cuál he de seguir?» «¿las dos a
la vez?» «¿una cada día» «¿la que a mí me apetezca?» lo que conllevará su
paralización y a que definitivamente no practique los ejercicios o los
practique de una manera poco eficiente.
También es habitual en este tipo de manuales que el autor proponga
realizar un ejercicio al final de cada capítulo, pero lo que suele pasar es que
un día con menos tiempo para leer sólo podamos pasar unas cuantas páginas
de medio capítulo y otro día con más tiempo queramos leer varios capítulos
de un tirón.
Para evitar esta práctica tan humana que impide que realicemos los
ejercicios correctamente (o mejor dicho, de la forma más eficaz para que
funcionen), en lugar de hacer como la mayoría que insisten en que detengas
tu lectura y te pongas a realizar los ejercicios, he optado por la estrategia de
“si no puedes con ella, únete a ella” así que no te obligues a hacer lo que no
te apetece en ese momento, déjate los ejercicios de momento, no hace falta
que vayas haciéndolos sobre la marcha, ni tan siquiera que los apuntes para
hacerlos después, ni que te hagas resúmenes de éste manual, te los explico en
cada capítulo para que entiendas su funcionamiento, pero lee cómodamente
todo el libro seguido hasta el final sin pararte a practicar porque en el
último capítulo te haré un AMPLIO RESUMEN COMPLETO de lo más
importante que hemos visto (el mejor 20% de este manual) y volveremos
a retomar los ejercicios todos juntos en plantilla de “Protocolo L.A.
20/80©” que te he comentado hace unos párrafos, para que así puedas
centrarte en la lectura al principio y en los ejercicios al final.
He intentado a base de multitud de ejemplos que la lectura sea amena y
fácilmente comprensible pero si aún así hay algún capítulo que no
entiendes, no te atasques, no te detengas a releerlo una y otra vez hasta
comprenderlo porque en el resumen final verás todo el proceso de una
manera global, lo que te facilitará su comprensión y, además, en la plantilla
del protocolo lo tendrás articulado de forma clara y sencilla de forma que
puedas realizar una práctica eficaz que es lo que verdaderamente importa,
independientemente de cómo hayamos llegado a ella. Con todo y con ello,
por si aún te quedaran dudas de cómo realizar la plantilla, al final del libro
también la encontrarás completada con un ejemplo ficticio.
Lo último que te voy a pedir puede sonar egocéntrico, pero a riesgo de
parecerlo, he de pedírtelo porque me parece un requisito básico para el
óptimo funcionamiento del proceso que vas a aprender en este libro: por
favor, mientras estés con este libro, no leas ningún otro libro sobre cómo
conseguir éxito, la Ley de la Atracción o similares, ello te podría confundir
y bloquear tus avances. Se trata de simple eficacia, centrarse en lo que se
tiene entre manos, focalizarse. Si estuvieras leyendo otro libro de aprendizaje
de cualquier otro proceso (de autoayuda espiritual o no) te pediría lo mismo.
Pero en este caso resulta más motivado por la propia naturaleza del libro que
trata de cohesionar todas las doctrinas de una misma filosofía. Si deseas
ampliar la información, en el último capítulo encontrarás una buena
bibliografía de los libros más recomendables.
Por qué no has obtenido resultados anteriormente
¿Por qué nunca, o casi nunca, he conseguido nada destacable con la Ley de
la Atracción, pese a que practico mucho?
Quizá estuvieras a punto de perder la fe, a punto de abandonar para
siempre esta pseudociencia llamada “Ley de la Atracción”, cuando llegó a tus
manos este libro. No pierdas la esperanza, la Ley de la Atracción funciona,
siempre funciona, es como la Ley de Causa y Efecto o la Ley de la Gravedad,
que nadie se cuestiona si funcionan o no, si es justa o injusta, simplemente se
sabe que existen y punto. «Entonces… ¿por qué a mí no me funciona?»
En realidad, sólo es por un motivo: autosabotaje.
El autosabotaje significa estar programado subconscientemente para
fracasar. Por mucho esfuerzo y empeño que le dediques, en una lucha de tu
consciente (lo que deseas conseguir) contra tu subconsciente (lo que estás
programado para conseguir), siempre saldrá vencedor tu subconsciente.
Quizá alguna vez estuviste a punto de rozar el éxito cuando de repente se
dio un inesperado giro de los acontecimientos que provocó que no lo
consiguieras. En realidad tú mismo saboteaste tu propio éxito. Por
ejemplo,tienes un gran deseo de conseguir un trabajo de crupier, haces tus
afirmaciones, practicas todos los días, realizas los cursos necesarios, echas el
Currículum Vitae en todos los casinos y un día te llaman de uno para darte el
trabajo pero no coges el teléfono porque no conoces el número. Esto es un
ejemplo mucho más común de lo que crees. Y luego te maldices y maldices
la Ley de la Atracción y te preguntas el porqué no funciona.
Puede que hayas practicado rematadamente mal. No hablo de practicar
mal sino de rematadamente mal porque no hay una única manera de hacer los
ejercicios, prueba de ello es que cada autor o gurú de la Ley de la Atracción
establece sus propias reglas y parece que a todos les funciona. Por lo que no
hay una manera única y definitiva de practicar, cualquier práctica es buena.
Aunque sí que hay UNA MANERA MEJOR Y MÁS EFICAZ DE
PRACTICAR que es la que luego veremos. Pero si a ti no te ha funcionado
por mala praxis es porque ésta ha sido muy breve, por ejemplo practicaste
dos o tres días y lo dejaste, o practicaste de manera alterna (un día sí y otro
no; uno sí y dos no; dos sí y uno no…). Pero en cualquier caso, si has
practicado mal esto se debe a un motivo… autosabotaje. Te faltó
motivación suficiente para practicar todos los días y al final la falta de
motivación suficiente provoca autosabotaje, seguramente causado por un
error en la selección del objetivo, a su vez provocado por una mala elección
del propósito.
Puede que tu deseo fracasado fuera muy ambicioso, pecaste de exceso.
Es cierto, muchos autores hablan de ganar cientos de millones con la Ley de
la Atracción y seguro que has oído a alguno decir “para el Universo es igual
de fácil atraer un millón que 100 millones”. Y sí es cierto. Para el Universo,
pero no para ti. Porque tú, y yo, y todos tenemos unos límites inconscientes
(programación subconsciente) que si sobrepasamos conllevará que no nos lo
creamos en absoluto y pierda así su total eficacia (autosabotaje). Por ejemplo.
Si estás ganando 12.000 al año, no es “razonable” para tu subconsciente
pensar que el año que viene estarás ganando 100.000 al año porque sin darte
cuenta te has programado para ganar 12.000 al año y cambiar tan
radicalmente tu programación no es fácil. Si tú nunca has conseguido nada
con la Ley de la Atracción, lo mejor es empezar por pequeños logros para ir
cogiendo confianza e ir cambiando poco a poco tu programación. Si lo que te
interesa es el dinero, por ejemplo, un buen punto de partida podría ser el
objetivo de duplicar tus ingresos cada año. Como veremos un objetivo bien
construido ha de ser lo suficientemente interesante y desafiante como
para que te emocione (te motive a practicar los ejercicios) pero no tan lejano
a tu situación actual como para que lo veas (consciente o
inconscientemente) imposible. Y si no seleccionas bien tu objetivo ¿qué
pasará? Efectivamente… autosabotaje.
Como acabas de leer, se puede pecar de exceso de ambición y también se
puede pecar de falta de ella, el objetivo debería ser suficientemente
interesante y desafiante como para que te motive a practicar los ejercicios de
forma constante. Por ejemplo, quizá desees un simple helado para poner a
prueba si funciona la Ley de la Atracción, pero eso no es un interés ni un
deseo auténtico así que no lo desearás ardientemente y el fracaso está casi
garantizado y lo peor es que cada fracaso hace mella en los siguientes
éxitos, crea un ancla emocional hacia el fracaso, ayuda a programarte hacia
el desastre y cada vez el autosabotaje se hace más presente. Ojo, no te
equivoques, cuando hablo de autosabotaje por falta de ambición no me
refiero sólo a que desees algo “barato” o muy fácil de conseguir, sino que
desees algo que no ambicionas ardientemente. Por ejemplo puede que desees
un coche de la marca Mercedes y tú creas que no estás pecando de falta de
ambición (ya que un Mercedes cuesta una cantidad considerable de dinero
que quizá ni tienes) pero quizá la razón subyacente por la que lo desees es
porque siempre se ha visto la posesión de un Mercedes como un signo de
distinción, entonces te faltará una real ambición por él y realizarás tus
ejercicios con desgana, sin ilusión, sin sentimiento y emoción y, nuevamente
se produce un autosabotaje inconsciente. Quizá seas de los que les cuesta
mucho aparcar y te ilusione mucho más un Ford Focus que aparque solo o un
Prius que respete el medio ambiente, acierta en saber lo que de verdad quieres
y te resultará mucho más fácil obtenerlo, cueste lo que cueste en términos
económicos.
Casi sin pretenderlo me he metido a hablar de otro tipo de autosabotaje, el
autosabotaje debido a perseguir un deseo que no es el tuyo. Quizá incluso
te mientas a ti mismo. Yo estudié toda una licenciatura creyendo que quería
lo que decía que quería cuando en realidad, muy en el fondo, es lo que
querían mis padres. O mejor dicho, lo que quería era la aprobación, el
orgullo, el amor, de mis padres. Al final te das cuenta que te equivocabas en
tu objetivo, estabas apuntando en la diana de otro. De ahí que sea tan
importante el siguiente capítulo, donde veremos los mejores métodos para
averiguar tu propósito en la vida, para así no equivocarte en la selección de tu
objetivo que provocaría tu falta de motivación y al final el autosabotaje.
Una última forma de falta de motivación y autosabotaje se debe a un
bloqueo inconsciente de alguna experiencia pasada que tal vez ni
recuerdes. Quizá perdiste dinero cuando eras pequeño y eso afectó mucho a
tu relación con el dinero y no te das ni cuenta, tal vez ni siquiera recuerdes
ese pequeño capítulo de tu vida, pero ya estás programado para sentir rechazo
al dinero. O quizá tu padre no paraba de repetir incesantemente cosas como
que «el dinero no crece en los árboles» o «hay que sufrir mucho y trabajar
muy duro para ganarse el pan» coronándolo con un «ya sabrás tú lo que
cuesta mantener a la familia...». Has de saber que la mayor parte de la
programación y también la que queda más firmemente interiorizada es la que
se ha creado en las primeras etapas de nuestra vida. Cuando somos pequeños
somos altamente sugestionables y como por propia naturaleza estamos
hechos para aprender mucho y muy rápido, cualquier cosa que nos digan la
absorbemos inmediatamente y la tomamos por la verdad más absoluta,
especialmente las que vienen de nuestras figuras más influyentes, nuestros
padres y tutores. Yo aún no tengo una opinión formada al respecto pero para
los que creen en la reencarnación la programación para el éxito o el fracaso
podría venir incluso de vidas pasadas. En todo caso, también existe una
limpieza un tanto especial para estas experiencias pasadas o incluso remotas
y una reprogramación para el éxito. Lo veremos a su debido tiempo. Pero, de
momento, baste con saber que, como bien indican algunos autores como
Vadim Zeland o el Dr. Joseph Murphy, entre otros, uno no puede obligarse
a estar motivado por un objetivo, no puede autoimponerse una dura
disciplina para doblegar su voluntad porque ésta siempre fracasa frente
a la programación subconsciente. Precisamente por eso mismo es por lo
que fallan todas las dietas, porque todas requieren de una fuerte presencia de
la fuerza de la voluntad cuando lo que hace falta es una reprogramación
interior. Es falsa la idea de que hace falta una voluntad de hierro para seguir
unos determinados ejercicios o para comer unos determinados alimentos, no
tienes que sufrir y esforzarte u obligarte, acierta en tu propósito y tus
objetivos, en línea con lo que quiere el Universo para ti, reprográmate para el
éxito y la motivación fluirá casi inconscientemente. No tendrás que forzarte,
simplemente lo harás.
Ahora vamos a empezar la casa por los cimientos. La base para que todo
funcione es:
El Propósito
He intentado muchas veces descubrir mi propósito en la vida pero creo que
no lo he descubierto todavía ¿Es necesario saber mi propósito vital? ¿Cómo
puedo descubrirlo?
Antes de establecerte objetivos es primordial que toda tu vida, tus
objetivos y tus deseos estén en línea con tu propósito en la vida. Más
gráficamente, empezar por elegir tus deseos sin saber tu propósito sería como
construir las paredes de tu casa sin saber donde van los cimientos, al final se
puede venir todo abajo.
Otra manera de verlo es como lo hacen los novelistas antes de empezar un
libro. Primero eligen un tema y alrededor de ese tema ha de girar todo lo que
pase en esa novela, las decisiones de cada personaje, sus conflictos y por
supuesto sus motivaciones estarán condicionadas por ese tema. Los escritores
aficionados suelen escribir una trama que va hacia adelante y ya está, si les
preguntas ¿de qué trata tu historia? no saben qué responder… «de todo y…
de nada» y otras ambiguas respuestas cuyo resultado son escritos sin publicar
con tramas que van dando bandazos. Así que ¡descubre el tema central de tu
vida y no vayas dando bandazos por la vida!
Muchas personas se empecinan en ignorar su verdadero destino y tratan de
forzar objetivos que no les son propios, obteniendo constantes fracasos y
desilusiones. No quiero decir que el destino esté escrito sino que hay una
brújula en nuestro interior que nos puede guiar por el camino más cómodo y
próspero y si desatendemos dicha brújula la vida se puede tornar muy
desagradable.
Por otro lado, si te fijas unas metas que estén alineadas con tu propósito
vital, conseguirás estar motivado automáticamente y sin el freno del
autosabotaje. O dicho de otro modo, si tus metas no tienen nada que ver con
tu propósito vital será muy difícil o imposible atraerlas pero si están en
sintonía con tu propósito será mucho más fácil que se hagan realidad. Es la
esencia de la filosofía de James Allen, “no atraemos lo que queremos, sino
lo que somos”.
Por estas razones es tan importante saber tu propósito en la vida. Por eso y
porque si no sabes a dónde vas nunca llegarás a ninguna parte.
Maxwell Maltz, padre de la psicocibernética lo aclara del siguiente modo:
decirte a ti mismo «voy a conseguir ese trabajo» no te servirá de nada si la
idea de estar haciendo ese trabajo no es coherente con tu manera profunda de
verte a ti mismo».
El hecho de no tener propósito, o mejor dicho, no saberlo, aún realizando
ejercicios de la Ley de la Atracción, ralentizará tu éxito. Seguramente estarás
dando bandazos, como hacía yo cuando aún no sabía bien cómo funcionaba
de manera efectiva la Ley, entre pequeños éxitos y fracasos. Daba un paso
adelante y un paso atrás. Sabía que funcionaba la Ley, pero no sabía cómo
hacer que funcionara siempre de manera rápida y eficaz. El propósito hace
que tus objetivos se alineen con tu subconsciente y por lo tanto vayas en
línea recta hacia tus deseos, sin dar vueltas ni zigzagueos.
Propósito y pasión deberían ir de la mano. Y con la pasión la motivación;
si eres lector de libros de nueva era empresarial seguro que más de una vez
has leído que los grandes empresarios siempre han conseguido logros
inmensos gracias a que se han dedicado a lo que les apasiona en la vida
(frente a la frustrante persecución de la excelencia en algo que no se ama),
porque cuando se dedican a lo que les fascina, cualquier obstáculo se
convierte en un reto que superar y no en una excusa para abandonar. Como
dijo Nietzsche, si tienes un «por qué» podrás soportar cualquier «cómo». Por
eso es por lo que digo que con la pasión llega la motivación, una motivación
intrínseca.
A mi mujer le apasiona la moda y por eso decidimos crear una tienda de
ropa para mujer. Mientras yo trabajaba en un puesto en el que además de no
estar alineado con mi propósito apenas podía estar en mi hogar, ella fue capaz
de emprender la tienda, atender al niño y mantener la casa, toda una
Superwoman. Cuando yo volvía exhausto de trabajar no me apetecía nada
más que dormir, sin embargo ella tenía fuerzas para atender a los clientes
online de la web hasta altas horas de la madrugada y aún así despertarse por
la madrugada para dar de pecho al niño. ¿Cómo podía soportarlo? Porque
tenía su «por qué», estaba (y está) alineada con su propósito y hoy en día está
recogiendo los frutos y disfruta de una tienda muy próspera y un hijo muy
sano y activo.
Muchos otros han intentado copiar la empresa y han plagiado de arriba a
abajo su web y hasta su forma de escribir a los clientes pero se han
desvanecido rápidamente y ya sabrás cuál ha sido el motivo, su único «por
qué» era (o creían que era) la obtención de dinero rápido y pensaban que
simplemente copiando una empresa de éxito obtendrían el mismo éxito pero
el “alma” de una empresa no se puede plagiar.
Los objetivos que consigas alineado con tu propósito serán cada vez
menos materialistas y más auténticos y personales, no perseguirás la riqueza
como fin último sino que ésta llegará a ti persiguiendo lo que de verdad amas,
lo que lo convertirá en un camino de rosas. Resulta paradójico pero así es,
cuanto más persigas tu auténtico yo y menos el dinero, más logros
económicos obtendrás. Si conseguimos nuestros objetivos a través del
propósito, primero seremos felices (la felicidad la encontraremos en el
camino mismo, no en el destino) y luego vendrá lo material por añadidura. Y
eso es lo que no entienden los que plagian a otros.
Una prueba de ello se desprende de una investigación (mencionada por el
doctor Mark Albion en “Vivir y ganarse la vida”) consistente en el
seguimiento de la carrera profesional de 1.500 graduados en escuelas de
negocios. Al principio del estudio se les preguntó si pensaban intentar ganar
dinero para luego dedicarse a hacer lo que les gustara (una vez tuvieran un
colchón económico) o si pensaban seguir sus propios intereses, seguros de
que el dinero ya llegaría. Veinte años después de entre los 1.500 graduados
había 101 millonarios de los cuales 100 contestaron veinte años atrás que
seguirían sus propios intereses convencidos de que el dinero ya llegaría. Cien
de ciento uno… creo que es un dato suficientemente revelador como para
convencerte de que encuentres primero tu pasión si tu deseo es ser millonario.
Así que si tu deseo es ser millonario tu propósito nunca puede consistir en
ser millonario. Tener dinero en abundancia es necesario pero no es un
propósito superior en sí. Como muy bien apunta Louise L. Hay “Tus ingresos
son solamente un canal de la prosperidad, no la fuente. Marc Allen en su
libro “El emprendedor visionario” crea una metáfora muy oportuna diciendo
que creer que el dinero es nuestro propósito es tan estúpido como creer que el
propósito en nuestras vidas es que la sangre siga circulando por nuestros
cuerpos. Claro que la sangre tiene que seguir circulando por nuestros cuerpos
para permanecer vivos (y claro que el dinero tiene que seguir fluyendo para
permanecer vivos) pero nuestro propósito en la vida es algo mucho más
importante, mucho más grande.
Vadim Zeland dice que puedes estar visualizando un maletín lleno de
billetes todos los santos días hasta el fin de tu vida y, de todos modos, en el
mejor de los casos sólo verás con frecuencia maletines llenos de billetes
pasando por delante de ti o en la televisión y el cine. Porque no es tu
propósito, en un error de objetivo.
Kolie Crutcher también advierte sobre la confusión al creer que las metas
económicas producen la felicidad: “las posesiones materiales son
importantes. Necesitamos cosas nuevas en nuestras vidas. La clave es
recordar que estas son el efecto de la felicidad, no la causa”. Es decir, el
dinero viene a ti cuando tienes claro tu propósito en la vida. Nunca puede ser
tu propósito mismo el dinero o cualquier otra meta material.
El propósito es algo que solemos perder cuando abandonamos nuestra
etapa infantil (cuando ya nos han programado lo suficiente como para perder
nuestra esencia) y no lo volvemos a recuperar. Aquellos que lo recuperan (o
que nunca lo pierden) son los que viven su vida más dichosa y plenamente.
A veces lo que sucede es que creemos que nos gusta una cosa cuando en
realidad le gusta más a nuestros padres, a nuestros amigos o simplemente es
«lo que se espera de nosotros». Yo estudié con mucho empeño una carrera
completa pensando que era lo que quería y estaba convencido de ello, creía
que era lo que quería. Sin embargo cuando descubrimos nuestro propósito
por un lado estamos mucho más motivados para avanzar (no necesitamos de
la ineficaz fuerza de voluntad) y por otro estamos más cerca de nuestro
verdadero yo y la vida fluye mucho más ligera y feliz.
Imaginemos que estás en un empleo que no te apasiona, es decir, no está
en línea con tu propósito vital. Cuando acabaste tu educación obligatoria no
sabías muy bien qué hacer (quizá te apetecía no hacer nada, sólo estar de
fiesta con tus amigos y amigas, tus ligues…) y tus padres o la sociedad te
decían cosas del estilo «todos lo hacen, tú deberías hacer lo mismo» lo que te
empujó a trabajar o seguir estudiando «algo» para ser una persona «de
provecho», es cuando, siguiendo la terminología de Martha Beck (Encuentre
su propia estrella polar), se pone al mando el «yo social» frente al «yo
esencial». Así que decidiste que Secretariado sería lo más «responsable» y
«fácil» pues sólo habría que aprender ofimática, mecanografía, algo de
contabilidad…(Lo de fácil también es discutible pues cuando alguien realiza
cualquier cosa no alineada con su propósito se hace cuesta arriba y no puede
esperar más que la suficiencia o lo que dé de sí la ineficaz fuerza de
voluntad). Y con mucho empeño y relativo sufrimiento acabaste tu formación
y el Centro de Estudios te encontró una pequeña empresa donde hacer las
prácticas. Y tuviste la «suerte» de que la empresa te hiciera un contrato. Y
ahora llevas diez años trabajando de secretaria de un tipo desagradable al que
le gusta cada mañana mirarte de arriba a abajo con ojos lascivos. Te gustaría
«otra cosa» pero al fin y al cabo, «hay de peores», al menos «no se me acerca
demasiado. Mirar y no tocar», y aquí al menos tienes un trabajo estable y una
necesaria nómina que te entra a principios de mes para mantener a tu recién
llegado bebé, tu alquiler, tu coche… todas esas cosas que vas necesitando a
medida que crecen tus responsabilidades (o quizá crecen tus
responsabilidades a medida que aumentas tus necesidades, aunque eso es otra
historia). Pero una mañana tu jefe te sugiere que necesitas una renovación de
vestuario, que en la oficina hace demasiado calor para ir tan tapada. Entonces
decides que es hora de cambiar de empleo, siguiendo la estela de Tony
Robbins («Pasos de Gigante», «Controle su destino», «Poder sin Límites»)
diríamos que el dolor de mantenerse en ese empleo ahora es más fuerte que el
placer que obtienes al recibir tu nómina) y empiezas a poner en práctica
afirmaciones, visualización, etc. Pero hay un fallo, lo que te ha motivado para
el cambio ha sido una situación extrema y no has reflexionado primero para
averiguar tu propósito en la vida. Si te aplicas concienzudamente con los
ejercicios de la Ley de la Atracción es posible, con mucho esfuerzo, que
encuentres un nuevo puesto de trabajo, quizá con un mejor jefe, quizá con
mejores compañeros, quizá más cerca de casa, con un horario más compatible
con tu vida familiar o incluso mejor remunerado, pero lo más probable es que
sea un empleo de secretaria o algo similar. Porque llevas demasiado tiempo
haciendo lo mismo y mentalmente te has incapacitado para hacer otra cosa.
Te has programado para ser secretaria. Salvando las distancias con el uso
habitual de la frase, has topado con un «techo de cristal». Pero es un techo
que tú te has fabricado simplemente conformándote y zigzagueando por el
camino más fácil, o que crees más fácil. Sabes que tu Currículum Vitae
consta de diez años de secretaria y a eso es a lo que vas a aspirar para un
nuevo puesto, porque es lo que crees que tienes más probabilidades de
conseguir. Pero es hora de que rompas ese techo de cristal, es hora de que
sepas que tú eres capaz de lo que quieras y mucho más. El Universo no sabe
de probabilidades, sólo tienes que estar alineado con tu propósito y Él jugará
a tu favor. El camino será aún mucho más fácil que hasta ahora, aunque aún
no lo puedas ver y eso te de mucho miedo. Pero el cambio será para mejor y
para siempre.
Imagina tu subconsciente como un emisor de ondas y el Universo como un
receptor de ondas. Las ondas son los pensamientos y emociones. Tú puedes
impregnar tu subconsciente con pensamientos y emociones de logros y el
Universo lo recibirá con más o menos interferencias. Pero si impregnas tu
subconscientes con pensamientos alineados con tu propósito estarás lanzando
el mensaje en la misma frecuencia que el Universo y a Él llegará mucho más
claramente, sin interferencias.
James Allen ya lo expresó muy inteligentemente ¡en el año 1902! “Hasta
que no se conecten pensamiento y propósito, no habrá un logro inteligente”.
Peter M. Senge también se expresó de forma similar, señalando que tu
subconsciente es especialmente receptivo a las metas cuando éstas están en
consonancia con nuestros valores más profundos.
Con diferentes términos, casi la totalidad de gurús del éxito hablan de la
importancia de tener un propósito, una finalidad en la vida para estar en
sintonía y alcanzar mucho más fácilmente tus logros pero, hela aquí la
pregunta que te estarás haciendo:
Si no estás familiarizado con esta técnica grosso modo te puedo explicar el sistema: coge papel y
bolígrafo y escribe en lo alto del folio la pregunta que quieres hacerte, por ejemplo “¿Qué hacía cuando
era pequeño en mi tiempo libre?” o cualquiera de las vistas en los puntos anteriores. Ahora deja que te
vengan a la mente ideas y más ideas. No las juzgues, simplemente escríbelas. No empieces a descartar,
es como una competición en la que gana quién más respuestas de, independientemente de la calidad u
originalidad de éstas, aunque sean una auténtica locura. Fuérzate a escribir todo lo que puedas. Cuando
acabes lee todo lo escrito y analízalo intentando encontrar puntos en común, ideas que parecían una
locura y ya no lo parecen tanto, u otras ideas que ahora sí parecen descartables.
El uso más extendido de esta técnica suele ser en el contexto empresarial y en grupos de trabajo
para aportar más ideas a un proyecto, pues así la concibió su creador Alex Faickney Osborn en 1938,
pero evidentemente esta técnica la puedes usar tu solo en casa y así es como debes hacerlo en este caso.
Además, estudios científicos como el de Brian Muller y su equipo de la University of Kent en
Cantebury, han demostrado que las ideas aportadas por los que practican esta técnica solos son más y
de mayor creatividad que las aportadas por grupos. Seguramente debido al efecto “pereza social”: «Ya
aportarán ideas los otros»; o al efecto de la“difusión de la responsablidad”: «La responsabilidad no es
sólo mía, si lo hago bien el mérito no es sólo mío».
En la plantilla de “Protocolo L.A. 20/80©” que haremos al final del libro tienes espacio para hacer
una tormenta de ideas de cada pregunta que hemos visto.
Eso sí, lo crucial a la hora de hacerte correctamente estas preguntas es no
criticarte ni autoengañarte.
Te resultará muy útil separar tus deseos por áreas. Piensa en tu desarrollo personal y
profesional, en tu salud, en tu felicidad, en las relaciones sociales y de pareja e incluso en tu
altruismo, quizá te sentirías realizado al fundar una organización no lucrativa. Dicho de otro modo,
piensa en tu carrera, dinero, propiedades, ocio, viajes, relaciones, expresión creativa, salud, educación...
A veces, tras muchos años de condicionamientos negativos y pesimismo, resulta más fácil pensar
en lo que no queremos que en lo que queremos. Puedes poner lo que no quieras para facilitarte la
tarea, pero asegúrate inmediatamente de convertirlo en una frase en positivo. Más adelante te
explicaremos la importancia de esto.
Por ejemplo, puedes tener muy claro que no quieres padecer alergia cuando llegue la primavera,
conviértelo en “quiero estar totalmente sano al llegar la primavera”. O si no quieres viajar más en tu
destartalado coche, conviértelo en “quiero un coche nuevo”. O si odias a tu jefe, “no quiero tener ese
jefe” puedes convertirlo en “deseo trabajar para mí mismo”.
Derivado del anterior. En muchas ocasiones cuando nos preguntamos lo que queremos o cuál es el
problema que queremos solventar sólo obtenemos respuestas vagas y quejas y más quejas. Esta
confusión, es muy común especialmente en los momentos posteriores a un gran trauma, cuando nuestra
vida está viniéndose abajo y nuestros esquemas y costumbres han de cambiar a la fuerza, por ejemplo
tras un divorcio inesperado. En esos momentos es difícil concretar lo que queremos, o simplemente
decimos que queremos «que todo vuelva a ser como antes». Louis L. Hay propone una fórmula que te
ayudará a concretar los problemas y verlos con nuevas perspectivas reveladoras.
Coge una hoja y escribe en lo alto “Debería…” e intenta acabar la frase con 5 o 6 respuestas
diferentes. Según L. Hay hay quien le resulta difícil escribir sólo una o dos y hay quien necesitaría
varias páginas.
Ahora lee cada frase y pregúntate ¿Por qué? ¿Cuál es la razón? y revelarás muchas creencias y
limitaciones.
Finalmente vuelve a escribir cada frase pero sustituyendo el “Debería…” por “si realmente
quisiera podría…”.
Al ir haciendo la lista te darás cuenta que muchos “ser” se convertirán en “hacer” y en “tener”.
No hay problema, todo lo contrario, eso es bueno y es lo que acabarás haciendo, porque estás
concretando lo que quieres y como veremos, esto es fundamental.
Por ejemplo, “quiero ser cantante profesional” puede convertirse en “quiero hacer una maqueta de
calidad” o “quiero tener una entrevista en la radio musical más famosa de mi país”. O “quiero ser
Astronauta” puede convertirse en “quiero tener buenas notas en mi prueba de acceso a la Universidad
para ingresar en el Instituto de Astrofísica”.
El hecho de dividir tus deseos en lo que te urge y lo que más deseas y a su vez en “ser”, “hacer” y
“tener” ha sido para ayudarte a recordar cuáles son tus deseos, pero ahora, trabaja con todos los
elementos de tus dos listas como si fueran una sola lista para hacer un filtrado.
Estoy hecho un lío ¿con qué opinión quedarse, muchos o pocos objetivos?
Creo que es posible que cooperen ambas teorías.
Me quedo con lo que dice Abraham Hicks, que no hay límite de cosas que
puedes pedir al Universo y crear simultáneamente, pero al comienzo, cuando
todavía estás aprendiendo a enfocar tus pensamientos, es más útil
concentrarte sólo en uno o dos deseos a la vez.
Por un lado me parece positivo tener una lista de objetivos a largo plazo,
por las razones que aducían Canfield y Hansen pero creo que es
IMPRESCINDIBLE mantener la coherencia de los objetivos y minimizar la
dispersión de energía.
La primera solución a la coherencia de la lista nos la daba el propósito,
que nos sirve para encauzar todos nuestros deseos en una misma dirección.
Toda esa lista de deseos han de resultar de tu propósito.
Pero además, insisto en la coherencia de tu lista. Si tu deseo es ser actor de
Hollywood, coincidirás conmigo en que es difícil tener también el objetivo de
vivir en Alemania. Es posible hacerlo, pero quizá ahora no sea la mejor
opción. Tal vez si consigues ser actor de Hollywood en ese momento puedas
desear vivir en Alemania y sea un objetivo más coherente. Para que Antonio
Banderas pudiera vivir en su querida Málaga ha tenido que vivir mucho
tiempo en Madrid y más tarde en Hollywood hasta que ha adquirido tanto
poder en la industria como para decidir dónde establecer su casa. O por poner
un ejemplo más mundano, no puedes desear un aumento de sueldo y al
mismo tiempo desear cambiar de empleo. Hay que intentar ser coherente al
máximo con tu lista de este momento de tu vida. Más coherencia significa
más eficacia.
Sin embargo, tras poner todos tus objetivos en una lista escrita ya no
debemos dispersar más nuestros esfuerzos haciendo visualización y
afirmaciones de todos ellos. Es una innecesaria e ineficaz locura.
Ten la lista de deseos ahí, escrita, y repásala cada día. Ese simple
hecho ya irá poniendo en marcha los objetivos por ti. Pero establece
prioridades de los deseos que prefieras que se cumplan primero. Sé que
la decisión será difícil «¿qué quiero primero, vivir de mi hobby o encontrar el
amor de mi vida?» Pero son decisiones que deberás tomar. No olvides las
palabras de Jobs, lo importante del enfoque es descartar ideas, por muy
buenas que éstas sean.
Recuerda que te facilitará la tarea pensar que realmente las dejas aparcadas
no las eliminas para siempre. Hace años escribí un libro de comedia y leí y vi
muchísimo humor llegando a encontrarme en una vorágine de chistes que se
me iban ocurriendo en todo momento y que apuntaba en la pequeña libreta de
ideas que siempre llevo encima. Cuando llegaba a casa y las intentaba meter
en el libro muchas veces los mejores chistes no encajaban bien en la historia
y me resultaba muy difícil descartarlos así que tomé una idea del director de
cine Robert Rodríguez en su manual «Rebelde sin pasta», cogí esas buenas
ideas que no cabían y las metí en una carpeta para próximos proyectos. Así
resultaba mucho menos doloroso no meter esa idea tan buena que se me había
ocurrido, no la descartaba, simplemente la dejaba aparcada temporalmente.
Así que no te preocupes por el resto de deseos que no has elegido de
momento porque no los estás descartando, no los olvidas, siguen ahí en la
lista y volverás a ellos más adelante. Es más, puedes ir engrosando la lista de
deseos con nuevas cosas que hacer, ser o tener que se te vayan ocurriendo.
Pero ahora debes centrar toda tu energía y ejercicios en uno. Simplemente
decide en qué deseo centrarte AHORA. Puede ser algún objetivo sencillo,
para ir practicando el proceso, obtener resultados y coger confianza, o puede
ser algo más complejo que estés deseando muy vehemente y ya veremos más
adelante cómo lo tendremos que dividir en pasos más pequeños.
La intención es lo que cuenta
No es sólo un dicho popular sino una realidad en el ámbito cuántico. No
me voy a detener en las complejas explicaciones que demuestran
científicamente el tremendo efecto de la intención sobre la materia, para eso
ya tienes el fantástico libro de Kolie Crutcher «Electric Living: la ley de la
atracción para escépticos», sólo hace falta saber que un deseo sólo es eso, un
deseo. Si se mantiene como tal, difícilmente se hará realidad. La intención es
una forma por la cual le dices al Universo que estás dispuesto, decidido
formalmente a hacerla realidad frente a los meros deseos, apetencias, gustos,
preferencias, ensoñaciones...
El matiz es muy importante. Fíjate la diferencia de poder entre estas
frases:
“Yo deseo tener un deportivo descapotable”
“Yo quiero tener un deportivo descapotable”
“Mi intención es tener un deportivo descapotable”
Las dos primeras se quedan en un mero “me gustaría”, “estaría bien
tener”, “sería una gozada tener”, frases que perfectamente podrían terminar
en un “...otra cosa es que pueda”. Son frases que no te obligan rotundamente
a salir a buscar el deportivo descapotable como sí lo hace la tercera frase que
está diciendo “voy a por mi descapotable nuevo, no es que lo desee, es que no
voy a parar hasta tenerlo”.
Para Vadim Zeland, el punto en el que tu deseo se hará realidad será
cuando DECIDAS ir a por tu deseo igual como cuando vas a por tu correo,
con la misma normalidad. Sabes que estará ahí esperándote en el buzón.
Quizá no sabes si llegará hoy pero no dudas de que estará ahí. Simplemente
vas y lo coges.
Debes dejar a un lado cualquier razonamiento, emoción o esperanza de
tener éxito. Debes sólo mantener una decisión irrevocable y desapasionada de
obtener éxito, simplemente «mi intención es X, voy a coger X», esa es la
declaración, y además sin argumentos, condiciones o signos de admiración.
Es así, es un hecho.
No es que creas firme e inquebrantablemente que vas a obtenerlo sino que
tomas lo que te pertenece.
Zeland propone un ejercicio para observar la diferencia entre el deseo y la
intención. Desea levantar la mano. Tu deseo está moldeado en tu mente, te
das cuenta de que quieres levantar la mano pero ¿el deseo levanta la mano?
No, el deseo en sí no produce ninguna acción. Es más, tampoco se levanta la
mano por la determinación de actuar, de levantar la mano. La determinación
sigue siendo una “voluntad de…” o “deseo de…”. Lo que realmente
levantará la mano será la intención de levantarla. Mira cómo lo expresa
Zeland: “El deseo está orientado hacia el objetivo mismo, mientras que la
intención al proceso de obtención de ese objetivo”. La intención no razona si
el objetivo es alcanzable o no, la decisión está tomada, sólo queda actuar.
Tampoco se trataría de fuerza de voluntad, en ese caso intentas tomar “a la
fuerza” lo que deseas, intentas someter a tu voluntad las circunstancias, el
mundo exterior. No es eso, se trata de ocupar una posición de observador
imparcial y es como si ocurriera por sí mismo, tú no cambias nada, sino que
eliges.
En resumen; se realiza la intención, no el deseo.
Y no sólo Zeland habla de la intención, muchos otros autores conocen del
poder de ésta sobre los meros deseos, aunque lo expresen de diferentes
maneras. Keith Ellis («La lámpara mágica»), por ejemplo, en lugar de
llamarlo “intención” habla de “decisión”, pero a los efectos es lo mismo: “He
decidido tener un descapotable nuevo”. Tiene el mismo tremendo poder
frente al “quiero/deseo/me gustaría”. Para Ellis la manera más eficiente de
poner un deseo en movimiento es escribiendo al principio “He
decidido…” y luego tu deseo. Esto lo convierte en una orden para llevarla a
cabo.
Así pues, vamos a trabajar nuestros objetivos como si fueran intenciones,
de hecho, lo correcto sería hablar ya con términos de intenciones en lugar
de objetivos. Pero como sé que el término “objetivo” sigue aún demasiado
arraigado, para evitar confusiones e ir acostumbrándote poco a poco utilizaré
el término “objetivo/intención”.
Un matiz final, aunque hemos aducido aquí que “la intención es lo que
cuenta”, tómese como intención frente a deseo, no como intención frente a
acción que, como veremos más adelante, es totalmente necesaria para llegar a
la consecución de nuestro éxito.
No importa el «cómo» sino el «qué»
¿Cómo conseguiré mi objetivo/intención?
Tú no tienes que hacer nada de forma forzosa o consciente para llegar a tu
deseo (tu objetivo/intención), el deseo mismo es el creador de los medios.
Como dijo el naturalista Jean-Baptiste Lamarck, “los pájaros no vuelan
porque tienen alas, las tienen porque desean volar”.
Maxwell Maltz sostenía en su tratado sobre la cibernética que los lóbulos
frontales que corresponden a la parte del cerebro que produce el pensamiento
consciente puede divisar el objetivo, o crear la imagen de la persona que
quieres ser, y luego la mente subconsciente se ocupa de alcanzar esa meta en
modo automático.
Es decir, conscientemente sólo debería preocuparte el «qué» (el
objetivo/intención) y olvidarte del «cómo» (el camino).
No malgastes tu tiempo ni energía en intentar descifrar «cómo» lo
solventarán el subconsciente y el Universo por ti. Sólo estarás ralentizando, si
no bloqueando, el éxito. ¿Quién mejor que el Universo y tu subconsciente
para guiarte de la forma más efectiva, rápida y mejor para ti? Sólo confía y
déjate llevar. No te metas en el camino del Universo y de tu subconsciente,
déjalos que hagan su trabajo. Tú sólo desea volar y el Universo ya te
proporcionará las alas que más te convengan.
Jack Canfield, en una metáfora muy acertada cuenta que tú puedes elegir ir
de Nueva York a California, establecer tu intención de ir a California, y no
necesitas ver todo el camino. Incluso puedes conducir de noche y sólo ver
hasta donde te permiten los faros, y aún así llegarás a California. No es
necesario saber el «cómo», sólo el objetivo/intención. Confía en el camino
del Universo y sigue las SEÑALES que te va marcando. Más adelante
hablaremos de esas señales (Retroalimentación).
Ahora voy a ponerte un ejemplo menos metafórico para que veas los
problemas que puede ocasionarte querer saber el cómo: Tú estableces “Tengo
la intención de trabajar de actor en una película”. Pero no debes afirmar:
“Tengo la intención de trabajar en una película así que voy a ir a un rodaje y
el director me verá y me dirá que mi cara es perfecta para su película y me
contratará”. Ni siquiera debes decir “Tengo la intención de trabajar de actor
en una película” y luego ponerte a pensar las opciones para su cumplimiento.
Porque quizá para el Universo es más fácil que la amiga de una amiga de tu
madre comente que el cuñado de su prima es productor ejecutivo de
Almodóvar y está buscando a chicos pelirrojos con ojos verdes para una
película y resulta que tú eres pelirrojo de ojos verdes. O quizá el Universo
cree que serías un desastre como actor y necesitas preparación y, tras
establecer tu objetivo/intención “Tengo la intención de trabajar de actor en
una película” como por arte de magia aparece en tu buzón un folleto de una
prestigiosa academia de Arte Dramático. Las posibilidades pueden ser
infinitas, es imposible que sepas tú, desde tu limitada consciencia la mejor
opción. No intentes saber cómo conseguirás tu objetivo/intención, empezarás
a inmiscuirte y sólo conseguirás complicar más las cosas y retrasar o anular
tu objetivo.
Realidad Objetiva
Desde luego no vas a tener los mismos objetivos si vives en un barrio
pobre sin tener trabajo ni familia que si vives en un ático de una Gran Vía
con trabajo estable. Seguramente en el primer caso tu objetivo sea obtener un
empleo (el que sea) y en el segundo caso tu objetivo no tenga nada que ver
con los ingresos sino con la situación personal o familiar o quizá una mejora
en el empleo, un ascenso a una categoría superior, o tal vez un cambio a una
ocupación que te haga más feliz aún cobrando menos o incluso iniciar un
negocio propio.
El hecho es que las necesidades en cada caso son muy personales y van
muy en relación con la situación que se está viviendo, recordemos la famosa
pirámide de Maslow según la cual los humanos estaríamos motivados por una
jerarquía de necesidades humanas siguiendo un orden: necesidades
fisiológicas, de seguridad, de afiliación, de reconocimiento y de
autorrealización. Así que conviene analizar tu realidad objetiva, ver cuál es tu
situación y pedir tu deseo/objetivo/intención en sintonía con tu situación,
avanzando un paso más.
Como hemos comentado al principio del anterior apartado, en muchos
libros y documentales de “Nueva Era” cometen el error, tal vez inconsciente
o tal vez como estrategia de marketing, de asegurarte que «el Universo puede
proveerte de cualquier cosa que desees e incluso más» y que «no tengas
miedo de pedir a lo grande». Esta afirmación es cierta, sin embargo, hay que
ir con cautela porque puede llevarte a establecer objetivos que estén
demasiado por encima de tus posibilidades reales en tu situación actual, lo
que supondría que tu petición se alargue excesivamente y pierdas el interés al
no ver resultados o que tú mismo no te creas lo que has pedido, al ser algo
que está muy lejos de tu situación real.
Las personas nos movemos en círculos sociales, es muy difícil que alguien
que vive en un barrio de chabolas cumpla su objetivo/intención de codearse
con millonarios comiendo caviar o comprarse el Ferrari de Cristiano
Ronaldo. No digo que sea imposible, digo que es difícil y en cualquier caso
es algo que se cumpliría tras una inquebrantable motivación para practicar
todos los días los ejercicios de visualización y afirmaciones durante mucho
tiempo, posiblemente años. En resumen, no es eficiente querer dar un salto
cualitativo tan grande ¿Podemos darlo? Sí, pero en un proceso por etapas,
deseando cada vez un poco más, luego un poco más y un poco más… no
querer triunfar “a lo grande” de un día para el otro.
Tampoco cuesta lo mismo (física, intelectual y emocionalmente) crear una
empresa cuando llevas 20 años trabajando por cuenta ajena que cuando ya
has creado empresas en el pasado. Ni tampoco cuesta lo mismo crear una
empresa de cero cuando trabajas de asesor financiero que cuando trabajas
conduciendo un tranvía, porque en el primer caso estás más familiarizado con
los números y las empresas que en el segundo.
Igual de común es la tendencia de infravalorarse y quedarse paralizado por
el miedo como de sobrevalorarse, motivo por el cual muchos sin experiencia
previa en el sector exceden con mucho sus expectativas y se lanzan, por
ejemplo a montar un bar porque llevan toda su vida sentado frente a la barra
de un bar y creen que estar al otro lado de la barra es igual de sencillo.
Por eso, detente un momento antes de pedir algo del tipo “tener una
empresa de éxito en un mes”.
Sólo tú puedes saber cuál sería un objetivo realista para ti y lo conseguirás
analizando tu propia vida, tu entorno, tus relaciones… Desde luego ahora
quizá estés un poco lejos de lo que esperas conseguir pero tu ascenso (en
éxito, fortuna y felicidad), si sigues con la Ley de la Atracción, será
exponencial, es decir, al principio será lento pero a medida que avance será
mucho más rápido.
No pidas ser empresario de éxito de un mes para otro sino primero
formarte un poco en contabilidad, en los pasos legales para crear un negocio,
en los impuestos… quizá el primer paso de todos sea averiguar si hay cursos
gratuitos de creación de empresas, o averiguar cuál es el mejor libro sobre
creación de empresas y estudiarlo. En mi localidad hay un edificio de oficinas
que pone la Cámara de Comercio a disposición de jóvenes emprendedores a
un precio simbólico. Disponen de Secretaría, asesoramiento de empresa,
Internet, Salas de reuniones y de Conferencias con proyector… ¡y están
vacías! Por simple desconocimiento. Y los jóvenes se lanzan muy seguros de
sí mismos pagando varios miles de euros por una oficina en el centro que en
3 o 6 meses cerrarán. Y vuelven a empezar otra vez. Si invirtieran un poco de
tiempo en estudiar las ayudas, crear un plan de negocio y empezar la casa por
los cimientos en lugar de por el tejado no tendrían que cerrar. Es buena la
impulsividad juvenil pero hay que dosificarla con inteligencia.
La extensión
¿Es mejor hacer una afirmación breve que cale bien hondo, o larga que
recoja más detalles?
En principio nadie recomienda que la afirmación deba ser larga. Los que
las hacen largas simplemente no le dan importancia a la longitud o en todo
caso, como Lichtman, se justifican en que ha de ser muy detallada para que
contenga todos los criterios que quieres que reúna. Así, siguiendo el proceso
de Lichtman, si por ejemplo quieres conseguir un trabajo, has de incluir en tu
afirmación (en su proceso las llama metastorys) no sólo el sueldo sino
también el tipo de jefe, compañeros, condiciones laborales e incluso que la
empresa sea solvente… son demasiadas cosas para una afirmación que vas a
tener que repetir mucho, de hecho, Lichtman recomienda para sus metastorys
escribirla 100 veces seguidas lo que es una tarea que he hecho muchas veces
y he de decirte que el enorme esfuerzo no compensa a todo el mundo. No he
dicho que no se obtengan resultados, pero el esfuerzo requerido y la
dificultad de su proceso no es apto para todos los públicos y muchas veces
hacen que te rindas a mitad de camino o surjan demasiadas dudas que te
bloqueen. Aquí buscamos la eficiencia.
Otro que gusta de las afirmaciones largas es el Dr. Joseph Murphy (El
poder de tu mente subconsciente), pero insisto que no es la vía más efectiva,
especialmente si estás empezando en la carrera del cumplimiento de
objetivo/intención donde tienes que primar la consecución de pequeñas metas
relativamente fáciles muy rápido para ganar en confianza y así perseguir (y
conseguir) éxitos mucho más ambiciosos.
Hay multitud de autores que no se manifiestan en materia de longitud,
pero que por sus propios ejemplos vemos que utilizan muy pocas palabras en
sus afirmaciones. Hablamos de autores como Sondra Ray, Vadim Zeland o
Marc Allen.
Pero hay otros que sí abogan por la brevedad y, además, muy vehemente.
Para Mark Fisher, autor de «El millonario instantáneo», las afirmaciones
más poderosas son las más breves, ya que su repetición e interiorización es
mucho más fácil y el impacto emocional mucho más intenso. La técnica que
propone es que cuando construyas tu afirmación pienses que cada palabra
te cuesta un dineral. Por ejemplo el sueldo de un mes. Así intentarás
concretar con el mínimo de palabras. Keith Ellis y Jack Canfield recomiendan
exactamente lo mismo, pensar que cada palabra te costara mil dólares; como
ya te he comentado los autores se influencian unos a otros, aunque no
mencionen expresamente de dónde les ha surgido tal ocurrencia. En cualquier
caso, mantener tu afirmación corta es una buena idea. Canfield añade que
sería aún mejor si consiguieras que la afirmación rimara y sonara como
un anuncio publicitario.
Claridad y Concreción
No establecer plazos
A mano o a máquina
Siempre hay quien me pregunta si puede escribir directamente cada
afirmación en su ordenador. Por ejemplo porque está trabajando en una sala
de ordenadores con más gente y no quiere que le vean escribir a mano “no sé
qué cosas”.
La respuesta es sí y no.
Si te sientes cómodo usando el ordenador para escribir las afirmaciones y
sientes que estás concentrado o concentrada y no va a haber interrupciones ni
distracciones puedes usarlo. De hecho, Sondra Ray, mentora de mentores en
el tema de las afirmaciones, utiliza su máquina de escribir porque dice que
escribe más rápido que a mano.
Sin embargo parece, y muchos autores coinciden en ello, que el escribir de
tu puño y letra fija más tu compromiso con la tarea.
En estos momentos, en Finlandia, uno de los países con la mejor
educación del mundo según los informes PISA, se está discutiendo eliminar
definitivamente la escritura a mano en favor de la escritura en ordenadores y
tablets. Por otro lado, en Silicon Valley (Valle del Silicio), cuna de las
grandes empresas tecnológicas del mundo cada vez son más las familias que
matriculan a sus hijos en colegios libres de ordenadores y wifi.
Desde mi punto de vista, habiendo experimentado con la escritura de
afirmaciones en todas sus formas, es una decisión que sólo tú puedes tomar
dependiendo de tu habilidad y práctica con un tipo de escritura u otra, pero si
tienes dudas, hazlo a mano.
Me considero una persona muy al día con los ordenadores, tablets, móviles
y nuevas tecnologías en general y no deshecho el uso de éstas para muchas
tareas en la consecución de los objetivo/intención pues son herramientas
fantásticas, pero hay que saber utilizarlas responsablemente.
Una cosa es una Olivetti mecánica y otra un ordenador o tablet del siglo
XXI repleto de estímulos en forma de coloridos iconos que te gritan “¡hazme
doble click!, ¡hazme doble click! Solo será un momentito para ver si te ha
entrado algún correo…”.
A mí me pasaba, y seguramente a muchos también, que si me levantaba y
encendía el ordenador, se me distraía la mente demasiado. Mientras arranca
el ordenador ya comienzas a pensar en el día que vas a tener hoy
(normalmente en los problemas que se avecinan), luego aparece tu escritorio
con un montón de iconos llamativos y uno muy tentador del navegador que te
empuja a pinchar cuanto antes para ver “sólo” cómo quedó tu equipo de
fútbol anoche. Pero ese minutito se convierte en dos horas. Quizá consigas
resistir la tentación de abrir tu navegador pero estarás en una constante
tensión, lucha por no abrirlo y en cualquier caso tu mente pierde valiosísimos
minutos de concentración.
Así que lo que yo hago, nada más levantarme, después de mis
afirmaciones en el baño, es sentarme frente a mi escritorio que despejé bien la
noche anterior (sin distracciones), enciendo el flexo y todo lo demás
permanece a oscuras. Es una situación muy tranquila, meditativa, relajada,
que propicia un estado mental receptivo. En mi escritorio el ordenador
permanece apagado hasta que acabo de escribir mis afirmaciones a mano. El
teclado y ratón no están en el mismo escritorio sino guardados para evitar
molestias sobre la mesa. Sólo los saco cuando voy a trabajar específicamente
en el ordenador y cuando acabo los vuelvo a guardar.
¿Para qué uso el ordenador en mi trabajo con la Ley de la Atracción? Pues
por ejemplo para pasar a limpio de vez en cuando mis objetivo/intención,
para hacer fotomontajes en photoshop de mí mismo frente a la casa o el
coche que deseo, para hacer resúmenes de los libros que me han inspirado y
subirlos a la página de facebook…
El móvil lo tengo sincronizado con el ordenador a través de la aplicación
gratuita “Evernote” que me ayuda a tener todas mis ideas y objetivo/intención
o deseos guardados en una “nube”. Es una buena aplicación porque no sólo
puedes apuntar notas sino grabaciones de voz, fotografías, páginas web… Y
funciona muy bien. Pero no es la única, puedes experimentar con cualquier
otra si lo deseas.
Pero para escribir por primera vez tus deseos o afirmaciones es
recomendable que lo hagas a mano.
Reconozco que escribí afirmaciones a ordenador con buenos resultados en
un trabajo de oficina que tuve, pero era un trabajo de funcionario bastante
ligero en el que simplemente daba asesoría recibiendo apenas una o dos
visitas al día con una duración de entre 5 y 10 minutos por lo que las
interrupciones eran mínimas. En cualquier caso, eran afirmaciones “de
refuerzo”, mi práctica diaria ya la había hecho por la mañana, nada más
levantarme. Por cierto, pese a que era un trabajo que muchos desearían, la
afirmación era para cambiar de trabajo por lo mucho que me aburría,
conseguí rápidamente un trabajo con mucha más acción y cobrando justo el
doble. Al final me cansé de “tanta” acción... y volví a cambiar a un trabajo
más relajado y cobrando otra vez el doble de lo que venía cobrando en el
último, pero eso es lo bueno que tiene la Ley de la Atracción, cuando te
cansas de algo haces los ejercicios aquí descritos y vuelves a cambiar y tu
vida se convierte en una aventura.
Así que te recomiendo más que las hagas a mano en casa, y si tienes
posibilidad de escribir en el ordenador de la oficina con tranquilidad, que
sean afirmaciones de refuerzo. Si te pasa como Sondra Ray que se siente
mucho más cómodo o cómoda a máquina que a mano te recomiendo que
antes de encender el ordenador quites el cable de red para no poder acceder a
Internet y mantengas el escritorio de windows (linux, OSX…) con el mínimo
de iconos y con uno que vaya directo a tus afirmaciones, para no tener que ir
buscándolo y minimizar así las distracciones.
Afirmaciones en Audio
Me refiero a la grabación de tus afirmaciones en un reproductor de MP3 (o
cualquier dispositivo que grabe y reproduzca audio) y escucharlas con tus
auriculares (o a través de los altavoces si no estás solo/a) mientras haces otras
tareas, como lavar los platos, hacer la comida, planchar, conducir, running, o
incluso mientras te quedas dormido.
Sondra Ray o Phil Laut («El dinero es mi amigo»), por ejemplo, las
recomiendan. Desde luego no son igual de efectivas que las que tú mismo
pronuncias, pero es una buena opción complementaria, no sustitutiva, de la
repetición de las afirmaciones tal y como las hemos estado viendo. Además,
es una opción de refuerzo especialmente interesante para los que tenemos una
mejor memoria auditiva frente a la memoria visual. No sabría cómo
explicarte la forma de descubrir si tienes una memoria más auditiva que
visual, a mí me regalaron una grabadora en primaria (de cintas, el MP3 aún
estaba en pañales) y descubrí que grabando las lecciones de la escuela en
audio y simplemente escuchándolas las recordaba muchísimo mejor que
leyendo sin parar. Y así acabé hasta la Licenciatura. Intenta averiguar si tú,
por ejemplo, recuerdas más las cosas que te han dicho o las cosas que has
visto para saber si eres más auditivo o visual, aunque todos tenemos un poco
de ambas así que no te hará mal reforzar tu atracción escuchando
afirmaciones en audio.
Hoy en día es mucho más simple hacer tus grabaciones, teniendo en
cuenta que prácticamente todos los móviles, tablets y ordenadores tienen
grabadora de audio. Recomiendo que te hagas una grabación de al menos
unos treinta minutos ya que es más difícil que se grabe en el subconsciente
que cuando tú la pronuncias.
Si vas a dormirte con la grabación puedes programar el dispositivo para
que se pare tras treinta minutos, que no esté repitiéndose toda la noche
porque podría despertarte cada nuevo cambio de ciclo de sueño y te
levantarás con jaquecas, malestar y/o somnolencia. Y procura que los
auriculares sean muy cómodos. Si eres de los que se mueven mucho mientras
duermen, intenta dejar el reproductor en el suelo o en algún lugar donde no
peligre.
Es muy efectivo grabarte la afirmación también en segunda y tercera
persona del singular (como recomiendan Sondra Ray, Philip Lautt y otros)
pues la orden dada desde el exterior, como en la hipnosis, puede resultar más
efectiva que dándosela uno mismo. Así, puedes grabar mensajes de esta
forma:
«Yo, Jack, me he independizado»
«Tú, Jack, te has independizado»
«Él, Jack, se ha independizado»
Y volver a empezar una y otra vez hasta tener al menos treinta minutos de
grabación.
Si te sientes cómodo, también puedes leer y escribir tu afirmación en
segunda y tercera persona, no sólo usarlo en los audios grabados.
El lugar donde afirmar
¿Dónde puedo afirmar? ¿Dónde es más recomendable?
Pocos hablan del lugar más indicado para leer, escribir o proclamar tus
afirmaciones. En realidad es porque en principio se podría afirmar en
cualquier sitio. Pero la realidad manda y hay algunos lugares más indicados
que otros para que tus afirmaciones tengan más efecto.
Para favorecer este estado de adormecimiento favorable a la impresión de
nuestras órdenes, hemos de buscar un momento de relax, de silencio, de
calma, de intimidad. Repetir y sentir tus afirmaciones, así como visualizar,
debe ser para ti como una Meditación. De hecho es una Meditación dirigida a
un objetivo. Por todo ello debes encontrar un lugar propio donde no seas
molestado de ninguna manera. Sin interrupciones. Sin gritos ni lloros de
fondo. Si no tienes despacho propio, los baños son muy buena opción
porque tienes espejo e intimidad. Tanto en casa como en tu lugar de trabajo.
Y por supuesto apaga móviles, alarmas, etc.
Como añadido diré que las filosofías y religiones orientales suelen
recomendar meditar (y por añadidura afirmar y visualizar) mirando hacia el
Este. Sin embargo, en sus años de experiencia e investigación, José Silva
asegura que en la Meditación orientada a conseguir objetivos de futuro es
más afectivo mirar hacia el Sur debido a que en este planeta el Sol trae al
nuevo día desde el Oriente y se lo lleva hacia el Poniente. Si miras hacia el
Sur, el Oriente estará a tu izquierda y el Poniente hacia tu derecha, y de esta
manera estarás supuestamente orientado en armonía con el flujo planetario
del tiempo.
El momento en el que afirmar
¿Cuándo puedo o debo afirmar?
Nuevamente nos encontramos en un apartado poco tratado en los
manuales de la Ley de la Atracción. Si bien casi ningún autor insiste
demasiado en la importancia de este punto, sí notamos cierta tendencia hacia
la recomendación de los primeros momentos de la mañana, justo después
de despertarse y los últimos de la noche, justo antes de dormirse.
También es particularmente interesante justo después de comer, cuando el
cuerpo y la mente se relajan y adormecen buscando echarse una siestecita.
Un autor que sí se manifiesta tajantemente es Joseph Murphy (El poder de
tu mente subconsciente) para el que el mejor momento del día sería justo
antes de quedarse dormido, reafirmándose en ello una y otra vez a lo largo de
sus libros y conferencias.
Segun Murphy, este es el momento en el que la mente consciente se
encuentra más pasiva, sin presentar resistencia a la idea que se desea
imprimir a la mente subconsciente. Tu subconsciente se pasará toda la noche
dándole vueltas a esa última idea que le has taladrado antes de apagar tu
conciencia.
Y nada más te levantes, antes de desayunar, antes de vestirse, antes
siquiera de lavarse la cara pues tu conciencia aún está medio apagada y tu
subconsciente medio despierto, medio abierto, con la guardia baja, por lo que
es mucho más impresionable que en mitad del día.
Además, las primeras y las últimas horas del día tienen una ventaja
añadida, la paz que reina alrededor. Intenta levantarte antes que el resto de
habitantes de tu casa, antes que los vecinos, e incluso antes que los pajarillos
y la tranquilidad y concentración serán absolutas. Entrarás más fácilmente en
el estado casi meditativo que buscamos.
La hipnosis funciona de manera muy similar. En los espectáculos que se
ven en la tele aparece un showman muy elegante y siempre vestido de negro
mandando unas órdenes al sujeto hipnotizado y éste cumple inmediatamente
a rajatabla, pero la realidad es que previamente ha habido un trabajo de
alteración del estado de la conciencia del sujeto. Primero se le ha inducido a
un estado de adormecimiento para luego poder imprimirle órdenes a su
subconsciente. Y como ya sabemos, el subconsciente es el que manda,
aunque no lo sepamos (aunque no seamos conscientes, valga la redundancia)
y el hipnotizado obedecerá e incluso será capaz de realizar proezas increíbles
que no podría realizar despierto, donde la conciencia intenta mantener su
control. Así pues, hemos de buscar esos estados cercanos al sueño donde
poder imprimir fácilmente nuestras órdenes en forma de afirmaciones.
Sondra Ray añade un tercer momento muy interesante en el que repetir tus
afirmaciones: cuando te sientes especialmente perezoso. A lo que yo también
añadiría, cuando te sientes alicaído, negativo, melancólico, estresado…
Cualquier adjetivo asociado a sentimientos indeseables. Tus afirmaciones son
expresiones de tus deseos en positivo y por lo tanto repetirlas te darán ese
sentimiento de alegría que necesitas para atraer más felicidad a tu vida.
Recuerda el principio básico de la Ley de la Atracción es que atraes más de lo
mismo, si sientes alegría atraerás alegría y si sientes tristeza...
Así que ese es, en definitiva el método más sencillo y con el que perderás
menos la concentración para recitar tus afirmaciones, tener un collar o
pulsera de cuentas e ir pasando tus dedos por cada cuenta con cada
afirmación que pronuncies hasta llegar al separador que te indique que has
finalizado tus cuentas, o si es una pulsera con pocas cuentas, por ejemplo,
que has hecho una ronda de cuentas y necesitas una o dos rondas más para
acabar tu objetivo de afirmaciones.
Pero tan incómodo es para las afirmaciones orales tener que ir marcando
números o puntos en una hoja como para las afirmaciones escritas tener que
pasar los dedos por unas cuentas. Así que considero, después de centenares,
sino miles, de afirmaciones escritas que la mejor solución para estos casos,
incluso mejor que la de ir marcando puntos en casillas, es hacerte una
plantilla de Excel o una tabla de Word con grandes celdas donde te
quepa toda la afirmación en la celda, dejando una celda más pequeña a
la derecha (o simplemente un buen margen) para anotar tus reacciones
mentales, tal y como ya hemos estudiado. Y haces el mismo número de
celdas que de afirmaciones vas a escribir. Intenta que te quepan todas en un
sólo folio, aunque sea imprimiéndolo por delante y por detrás. Pero si
escribes a mano y no te caben en un folio no pasa nada, puedes usar varios.
Cuando lo tengas impreso escribes las afirmaciones dentro de las celdas, una
afirmación en una celda y pasas a la siguiente. Cuando has acabado todas las
celdas has acabado todas las afirmaciones. Y no has tenido que contar nada.
Te recomiendo, para no perder el hilo antes de ponerte a escribir, que no
imprimas una sola hoja de celdas y al día siguiente otra sino que imprimas
muchas para varios días. O si no te queda mucha tinta o tu impresora gasta
mucha puedes imprimir una y hacer fotocopias.
Si escribes directamente en el ordenador no tendrás problema de espacio
pero también hazte una tabla de Word o Excel con el número de celdas
preestablecido con el mismo número de afirmaciones que vas a hacer y con
una columna contigua para cada reacción mental.
En cualquier caso, para facilitarte la tarea tienes una plantilla con celdas
vacías en el mismo Protocolo L.A. 20/80.
Por supuesto existen muchos más sistemas que he practicado para llevar
las cuentas de tus afirmaciones pero éstas son sin duda las más eficaces. Aún
así, te mencionaré algunas más bastante buenas si aún no has conseguido tu
collar o pulsera de cuentas o para según qué situación.
Para las recitadas en voz alta:
Con los dedos. Exactamente, como los niños. (Casi) todos tenemos diez
dedos en las manos así que simplemente es tener los puños cerrados e ir
separando cada dedito con cada afirmación. Cuando tienes las dos manos
abiertas has hecho diez, y vuelves a cerrarlos para hacer diez más. Este
sistema funciona con una o dos rondas pero luego empiezas a perderte.
Una cuerdecita con nudos. Menos estético que una pulsera o collar pero
igual de efectivo es coger una cuerdecita y hacerle el mismo número de
nudos que de afirmaciones. Cada nudo una cuenta. Así de fácil. Emilé Coué
utilizaba este sistema.
En la ducha o baño. Es difícil fregarte el cuerpo, enjabonarte, coger la
alcachofa, etc. y contar con los dedos. Y también es difícil pasar las cuentas
con una mano, así que aunque yo me meto en la ducha con mi pulsera de
cuentas, he llegado a la conclusión de que el mejor sistema en la ducha (y
curiosamente el primer sistema que se me ocurrió para llevar la cuenta
cuando empecé a afirmar ya hace 20 años) es el de contar las baldosas. Desde
luego en todos los baños no se podrá hacer pero en la mayoría sí. Cuenta las
baldosas que hay frente a ti y sabrás cuántas líneas de baldosas debes hacer
(más o menos, nunca será exacto pero no pasa nada) para hacer tu objetivo de
afirmaciones. Puedes ayudarte a llevar la cuenta también marcando las
baldosas con un poco de espuma de gel o champú. Dependiendo del tamaño
de tus baldosas harás una línea o varias. En mi casa actual, por ejemplo tengo
que contar toda la pared porque son baldosas grandes, cuando vivía con mis
padres tenía un baño de gresite (como las piscinas) y con una línea me
bastaba. Es fácil contar alguna dos veces. No pasa nada, no te preocupes. Es
preferible contar dieciocho o veintidós en lugar de las veinte que te proponías
que preocuparte por si has contado una dos veces o te has saltado otra.
Caminando hacia el trabajo. Si tu afirmación es muy corta puedes
simplemente contar un día los pasos que sueles dar y con cada paso recitas
rápidamente tu afirmación. Si vives muy lejos y tienes que caminar mucho
coge un par de puntos de referencia (la salida de tu casa, una panadería, un
bar, una determinada señal o farola…) cuyos pasos coincidan con el número
de afirmaciones. Si tu afirmación es demasiado larga para recitarla en un solo
paso (o caminas muy rápido), un día llevas la cuenta con los dedos y te fijas
dos puntos de referencia y ya sabes que de un punto al otro hay ese número
(aproximado) de afirmaciones. Si tu trabajo cada día es en un lugar diferente,
o no trabajas o prefieres afirmar mientras paseas o haces running, lo único
que tienes que hacer es controlar tu reloj y vas afirmando y llevando la cuenta
con los dedos. Cuando hayas acabado de contar te fijas otra vez en el reloj y
sabrás tu velocidad de afirmaciones. La próxima vez sólo tendrás que mirar el
reloj antes de empezar e ir echándole miraditas hasta llegar a la hora final.
En cualquier caso... insisto... no te obsesiones demasiado por ser exacto en
tu número de afirmaciones, concéntrate más en sentir las emociones positivas
derivadas de tu deseo.
Para las escritas:
Con un cuaderno de rayas. Es similar al sistema de la tabla, que creo, es el
más eficaz. Cuenta el número de rayas (renglones) que ocupa tu afirmación
(espero que sólo una, recuerda el requisito de la brevedad) y luego cuantas
rayas necesitas para hacer todo tu objetivo de número de afirmaciones. Te
haces una marquita donde se supone que debes acabar y ya está. Si por una o
dos rayas no acabas una hoja entera puedes hacer una o dos afirmaciones
más, no pasa nada. Si te faltan una o dos rayas para acabar tu objetivo no
hace falta que estrenes nueva hoja. Eso sí, recuerda dejar un espacio al
margen para anotar tus reacciones mentales.
Yo, por ejemplo, tengo una pulsera con 21 bolitas que uso a modo de
cuentas por lo que hago cada vez 21 afirmaciones, o 42 cuando hago dos
rondas porque mi afirmación es muy corta o tengo especial interés en su
cumplimiento o más tiempo libre. O como hemos visto 50 en la bañera que
coincide con mi número de baldosas. No pasa nada en hacer 20 o 21 o 30 o
40 o 45... Es un número aproximado entre 20 y 50, que no te quite el sueño la
cantidad, nadie puede decirte con exactitud un número porque cada objetivo
y cada persona son diferentes.
La Visualización
Lo que es y lo que no es la visualización
¿Qué es exactamente la visualización?
Es un término que lleva a confusión al tener su raíz en “video” (del latín,
“yo veo”) con lo que tendemos a relacionarla con el sentido de la vista. Se
suele creer que visualizar es “ver” con la imaginación. Pero visualizar (con
eficacia para obtener logros) es mucho más que eso.
Visualizar es RECREAR un momento. Es ver con tu ojo mental, pero
también es olerlo, es saborearlo, es tocarlo, es oírlo, es SENTIRLO ¿Qué
sentimientos percibes en esa situación? ¿alegría, orgullo, sonrojo? ¿a qué
huele? ¿qué sonidos escuchas? ¿alguien te habla? ¿hay tráfico? ¿hay perros
ladrando? ¿hay pajarillos? ¿sientes frío o calor?
Cuando ese momento que recreas no es pasado (un recuerdo) sino futuro
(algo que aún no ha ocurrido) estamos en el terreno de la visualización
enfocada a objetivos, que es de lo que tratamos aquí.
Pero tal vez estés demasiado enrabietado y esto no es lo que querías oír así
que tengo más opciones para ti.
¡Combínalos!
Y por supuesto puedes combinar varias de estas técnicas. Por ejemplo
puedes sentir que estás “alquilado” en ese tedioso trabajo mientras repites
afirmaciones. O puedes sentirte responsable como el Dr. Hew Len y a la vez
mantener una actitud positiva como los pescaderos de «Fish!».
Resultados
Pueden ser muy diversos y sorprendentes, no sabes cómo acabará la
historia. Lo más común es que al disolverse esa rabia que tenías por ese
hecho dejes de darle importancia sin más y quizá no vuelva a repetirse la
situación pero también puede darse algún curioso y agradable giro de los
acontecimientos. Por ejemplo, ahora recuerdo un par de situaciones que me
ocurrieron cuando trabajaba para otros en las que apliqué los ejercicios arriba
descritos.
En uno tenía que ir a una comida social a la que no me apetecía ir en
absoluto porque acudiría gente de la competencia que no me caía nada bien, y
porque, además, me parecía una pérdida de tiempo. Hoy me parece hasta
ridículo cuando pienso el inmenso odio que sentía hacia los que me obligaban
a ir a fuerza de contrato pero en aquel entonces me parecía “lógico” porque
no lo veía con perspectiva. Como ya estaba muy experimentado con la Ley
de la Atracción, pronto conseguí restarle importancia y calmarme con las
afirmaciones, sin embargo, eso no evitó mi obligación de acudir al evento,
que era lo que más deseaba, aunque resultó que no me pusieron en la misma
mesa de la gente que me repelía (algo muy fuera de lo común ya que en este
evento siempre sentaban en la misma mesa a los de nuestro gremio), me
pusieron junto a unos londinenses que me dieron con todo lujo de detalles los
mejores lugares donde acudir ¡en mis vacaciones en Londres que iban a
producirse un par de semanas después! Así que no sólo resultó una comida
agradable sino fructífera. Además ahorré mucho dinero en el viaje gracias a
sus recomendaciones.
En otra ocasión mi jefe me instó a hacer unas veinte llamadas de teléfono,
cosa que me daba mucha tirria. Y sí, ya habrás deducido que no estoy hecho
para trabajar para otros. ¿Se creía que yo era su telefonista? Tenía cosas
mucho más importantes que hacer. Así que me fui enrabietado dando un
portazo y me pasé la tarde intentando calmarme, tomándomelo con filosofía y
repitiendo las afirmaciones hasta tranquilizarme. Cuando llegué al día
siguiente mi compañero que trabajaba por las tardes ya había hecho las
llamadas. Resultó que a él le encantaba ese tipo de trabajo.
Como has visto, a veces los resultados dan un giro inesperado y muy
agradable a los acontecimientos.
Aunque otras veces el problema simplemente puede desaparecer como por
arte de magia. Hace poco mi antiguo empleo volvió a traerme dolores de
cabeza. resulta que a veces, aunque consigues desvincularte de algo que no te
gusta, vuelve a surgir de alguna forma en tu vida. Resultó que dos antiguos
empleados tuvieron un juicio y uno de ellos me solicitaba acudir a testificar
en su favor. Me lo suplicó de tal forma que no pude decirle que no, sin
embargo ello me ponía en una situación muy comprometida de la que no
quería ser partícipe y después de darle el sí me arrepentí sobremanera. Estuve
un par de días sintiendo el mismo malestar que sentía cuando trabajaba para
otros del que ya creía que me había librado para siempre. Pero eché mano de
algunas técnicas aquí descritas, cada vez que recordaba que tenía que acudir a
un juicio me sentía responsable de la situación, como si yo mismo la hubiese
creado y repetía la afirmación del Dr. Hew Len y pensaba en mi próximo
objetivo ya realizado y en cosas agradables. De repente recibí un mensaje al
móvil de mi antiguo compañero diciendo que en realidad no era necesario
que acudiera al Juicio. Simplemente Magia.
Las donaciones, el diezmo y el “Glad-Giving”
como máxima expresión de desapego al dinero
Para recibir hay que dar. Es así de sencillo y así de efectivo. “Dad y se os
dará” dice la Biblia.
Si realizas una donación de dinero volverá a ti multiplicado porque lo
estarás desestancando, haciéndolo fluir, circular. Pero es más, estarás
diciéndole al Universo que no eres un adicto al dinero, esto es, que tú
controlas el dinero en lugar de que él te controle a ti. Se trata de
conseguir un desapego al dinero. Recordemos lo perjudicial que puede
ser el apego. Dejas de centrarte en la carencia de dinero.
Un sacerdote visitó un convento francés en el que se atendían las
necesidades de numerosos niños. Sumamente desconsolada, una religiosa le
dijo: «no tenemos nada con lo que dar de comer a los niños, tendrán que
regresar a casa con el estómago vacío. No nos queda más que esta moneda de
cinco francos». El sacerdote tomó la moneda y la arrojó por la ventana
diciendo: «ahora confiaréis plenamente en Dios». Un rato después llegaron
unos amigos con numerosos donativos.
Esta historia que cuenta Florence Scovel Shinn muestra cómo, mientras las
monjas se aferraban al poco dinero que tenían, el dinero no fluía, estaba
estancado y permanecían adictas al dinero, el dinero las controlaba y, en
consecuencia, permanecían en la pobreza. Cuando no les quedó ni un franco
al que aferrarse sólo pudieron confiar en Dios, y fue cuando llegaron los
frutos.
Pero no es necesario que arrojes todo tu dinero por la ventana para vencer
tu adicción al mismo y dejarlo fluir. Hay un método más sencillo y que
seguro te asustará menos: el glad-giving, algo así como “donar-contento”.
Su creador es Víctor Boc («Cómo resolver para siempre todos sus
problemas de dinero») quien, a mi entender, es quien mejor ha explicado,
justificado y perfeccionado la cuestión de la dependencia hacia el dinero y
cómo librarse de ella. El glad-giving consiste en donar un porcentaje de tus
ganancias, como si fuera un diezmo pero con serias diferencias.
Antiguamente el diezmo era una donación del 10% de las ganancias a la
Iglesia para obtener la bendición de Dios, práctica que se fue tergiversando
hasta convertirse casi en un impuesto. Pero el glad-giving es una donación
feliz para convertir tu adicción o apego al dinero en una “simple” preferencia
y así atraerlo en abundancia, de hecho, Florence Scovel Shinn también dijo
que las donaciones deben ser «hechas con amor y alegría, pues Dios ama al
dador alegre».
Boc establece una serie de normas para donar eficazmente:
- Cuánto: Lo mejor es entre un 1% y un 5%. Es primordial que no estés
forzado a dar, que no resulte incómodo porque si lo estás perderá su sentido y
eficacia. Por eso empieza con un simple 1% de tu ganancia. Con eso ya basta
y empezarás a ver resultados, aunque si crees que necesitas dar más puedes
dar hasta un 5% pero no te excedas, no estás castigándote. Si das mucho
dinero el esfuerzo resulta demasiado difícil y el malestar aumenta lo que
puede suponer justo el efecto contrario. En caso de duda un 1% es suficiente.
- Cuándo: nada más lo recibas, así no lo olvidarás. No te molestes en
calcular deducciones de impuestos, deudas que han de pagarte en X días…
cuando recibas entonces paga inmediatamente un 1% y ya está.
- Dónde: A una organización que te interese de verdad, que creas que
hace una buena labor social, que coincida con tus ideales… Te hará sentir
mejor y hará que funcione mejor. No es un préstamo, no esperes devolución
alguna. Si recibes algo a cambio de la donación no es una verdadera
donación.
- Y yo añadiría una norma más que aprendí de Alejandro Jodorowsky:
que sea anónima. Así evitas la obtención de un agradecimiento del
beneficiario que vendría a ser una contraprestación. El glad-giving por el que
me siento más satisfecho lo realicé un día de lluvia a un vagabundo mientras
dormía en el suelo sobre unos cartones mojados, cubierto con sólo un
pequeño paraguas. ¿te imaginas la alegría del pobre hombre cuando se debió
ver la “milagrosa” donación después de haber pasado un día tan penoso? Eso
es suficiente pago y no necesitas en absoluto esperar que te dé las gracias. Te
demuestras a ti mismo que no tienes apego por ese dinero y lo donas con
alegría. Si haces la donación esperando una gratificación del que la recibe no
resulta tan efectiva.
La primera vez que usé este método obtuve resultados impresionantes, en
menos de 48 horas, en forma de ingresos inesperados. También he de decir
que aún era un joven estudiante sin más ingresos que una pequeña paga por
lo que cualquier ingreso era extraordinario. Hoy en día ya he adquirido la
costumbre de nada más recibo un ingreso hago un pago a una entidad que
siento que necesita la donación y para facilitarme la tarea, ya que todos los
ingresos los obtengo directamente en mi cuenta bancaria, busco
organizaciones cuya donación sea mediante Paypal o tarjeta de crédito (como
Save the Children y Amnistía Internacional), las tengo en mis “marcadores” o
“favoritos” del navegador e inmediatamente hago el ingreso.
En cualquier caso, no dones pensando en la recompensa que puedes
obtener gracias a la Ley del flujo del dinero, tienes que dar limpiamente, con
sentimiento, sin trampas, sabiendo que estás dando a alguien que lo necesita
y estás haciendo un bien.
Nuestro ya amigo Richard Wiseman, al autor que pretende desmitificar los
libros de autoayuda, menciona un estudio de Elizabeth Dunn para la
Universidad British Columbia en el que midió los patrones de felicidad según
si el dinero se invertía en regalos para uno mismo o en regalos para otros o
donaciones. Una y otra vez surgía el mismo patrón de resultados: los que
gastaban más en otros eran más felices que los que lo hacían en sí mismos.
Y no necesariamente estamos hablando de donaciones pecuniarias. Como
acertadamente apunta Jack Lawson, autor de «La mística del dinero» la
donación funciona también dando consejos, abrazos sinceros, tu tiempo… da
y recibirás.
La Rutina
La necesaria creación de un hábito
En estos momentos tu zona de confort (en la que no tienes lo que deseas)
es más fuerte que tu deseo. O si seguimos la teoría de Anthony Robbins
(«Pasos de Gigante», «Controle su destino», «Poder sin Límites»), es más
doloroso cambiar que quedarte donde estás, así que inconscientemente optas
por el “más vale malo conocido que bueno por conocer”. Así que debes crear
una rutina nueva en la que lo confortable sea atraer tus deseos en lugar de
rechazarlos, obtengas más placer persiguiendo tu deseo que quedándote en tu
actual situación.
Convertir la repetición de las afirmaciones y la visualización en un hábito
es una forma de programarte para el éxito. Si un día lo haces y otro no,
acabarás por dejarlo antes de conseguir tu logro y creerás que nada de esto
funciona ni ha valido la pena. En el mejor de los casos volverás a leer otro
libro de la Ley de la Atracción y comenzarás de nuevo, pero en el peor de los
casos no volverás a creer en la Ley.
Ciertamente será duro, esto no será una carrera de velocidad sino más bien
una maratón donde deberás tener más perseverancia y control mental que
fuerza física. Pero sólo será duro al principio, los primeros días, cuando aún
dependas sólo de la fuerza de voluntad, al cabo de unos días fluirás
automáticamente y será mucho más fácil llevar a cabo la rutina y después de
un tiempo hasta te sentirás incómodo ante la perspectiva de no hacer un día
los ejercicios, como aquel que cambia a una dieta vegetariana y al principio le
resulta muy difícil seguirla pero al cabo de un tiempo lo difícil ya es dejarse
llevar por la tentación de la carne roja.
Piénsalo de este modo ¿Acaso no cambiarás tu rutina habitual si consigues
esa nueva novia, ese nuevo empleo, esa nueva casa…? La vida está en
constante cambio y tú tienes que cambiar con ella o te quedarás estancado,
como en «¿Quién se ha llevado mi queso?» de Spencer Johnson, donde los
ratoncitos que se quedaban esperando que cambiaran las cosas (permanecían
en su rutina habitual, en su zona de confort) se morían de hambre y los que se
movían en busca de alternativas conseguían el éxito.
El problema suele ser que la gente primero quiere ver los cambios y luego
ya se adaptará, sin darse cuenta que es al revés, primero cambia tu actitud (y
tu rutina) y verás cómo llega el éxito.
Te lo ilustraré de la siguiente manera: imagina que quieres tener tableta de
chocolate en los abdominales y dices «Primero quiero la tableta y luego ya
adaptaré mi rutina para hacer ejercicios de abdominales». ¿A que es absurdo?
Pues así es como pensamos muchas veces.
Cuando dirigía la televisión observaba este suceso de forma alarmante en
los becarios, muchos ofrecían el mínimo rendimiento esperando que les
contratáramos y entonces dar lo mejor de sí. Querían tener la tableta antes de
hacer los abdominales. Lo más curioso es que el rendimiento era
inversamente proporcional al nivel académico, es decir, aquellos que llegaban
con más estudios que respaldaban sus (supuestos) conocimientos son los que
menos demostraban sus habilidades, esperando estar en nómina para “darlo
todo”, sin embargo, aquellos que conseguían la beca con los estudios
mínimos son los que más se esforzaba, más querían aprender, más horas se
quedaban, más se ofrecían para las tareas que los “Máster” de Universidades
privadas rechazaban. Y por supuesto, contratábamos a aquellos que
demostraban día a día su esfuerzo y su capacidad de aprendizaje, no a
aquellos que se guardaban lo mejor de sí. Sin embargo este fenómeno se
repetía una y otra vez, pese a las advertencias que siempre daba a los nuevos
becarios sobre nuestra política de contratación que premiaba la actitud más
que la aptitud (como me imagino que hacen la mayoría de empresas que se
precien). Hubo un caso que se me ha quedado especialmente grabado en la
memoria, un joven inmigrante que llegó solo al país y consiguió la beca con
los requisitos mínimos (incluso los requisitos mínimos de estancia en el país,
bordeando la ilegalidad) y que pagó su formación profesional y manutención
pidiendo dinero por las calles mientras tocaba su guitarra, tarea a la que
volvía cuando acababa su trabajo en la televisión. Este chaval fue, con
diferencia, el que más dificultades personales tenía para desempeñarse al
máximo y sin embargo fue, con diferencia, el que más aportó a la empresa y a
la vez más aprendió de ella.
No esperes ver los cambios y luego adaptarte, primero cambia tú y
entonces los cambios vendrán solos.
Por suerte a continuación os presento algunas ideas de cómo hacer fácil
los cambios, por ejemplo creando una rutina diaria personal.
Mi rutina diaria
Permíteme antes mostrarte cuál es mi rutina diaria. No pretendo que la hagas exactamente igual, ni
mucho menos, pero espero que te sirva de inspiración y la adaptes a tu estilo de vida. Has de saber que
esta rutina la he seguido tanto en épocas de intenso trabajo como en épocas sin empleo o ahora que
trabajo por cuenta propia, ya que es una rutina muy simple que se puede hacer en cualquier momento y
situación de la vida.
Me despierto temprano, antes que mi mujer y mi hijo para evitar interrupciones, unas dos horas
antes que ellos (y antes de entrar a trabajar cuando lo hacía por cuenta ajena y tenía que seguir un
horario) para ocuparme de mi desarrollo personal lo que incluye la escritura, que es mi vocación y lo
que me hace estar alineado con mi propósito. Por eso, aunque anteriormente tuviera un trabajo que no
“vibrara” con mi propósito, tenía al menos un par de horas de tranquilidad para sentirme vivo y
encauzar mi camino a lo que de verdad deseaba de la vida.
Nada más despierto me voy directo al baño sin hacer ruido y me encierro para no molestar ni que
me molesten. Enciendo una luz suave para que no me despeje demasiado y mantenerme un tiempo
medio adormilado, lo que es un estado cercano al alfa y cómo ya hemos visto, más propicio para la
Meditación y los ejercicios de la Ley de la Atracción. Las bombillas que he instalado en el espejo del
baño son cálidas y muy tenues, pero si tú no tienes esa posibilidad puedes guardarte en el armario del
baño una linterna o una lámpara a pilas que sea suave. También puedes guardar un trozo de papel
celofán de color amarillo o naranja y rodear la bombilla o la linterna si la que tienes es muy fuerte. No
recomiendo que utilices la linterna del móvil ya que si empiezas a meterte en el móvil te podrías
distraer y perder el estado “hipnótico” que necesitamos. Tienes que intentar que todo sea lo más fácil y
automático posible en esos momentos para no “despertar” del todo.
Tras encender la luz lo primero es sacarme de mi muñeca la pulsera de cuentas (o lo segundo si
necesito orinar) y mirarme a los ojos en el espejo mientras recito en voz alta mis afirmaciones (o más
bien en voz baja, para no despertar a nadie) y con cada afirmación golpeo mi pecho con los dedos
índice y corazón de mi mano dominante. Con la otra mano voy pasando las cuentas, en total hago dos
vueltas a la pulsera debido al número de bolitas que tienes ésta. Con cada afirmación intento visualizar,
vivir, el momento en el que se cumpliría ese deseo/intención, sintiendo que lo estoy recibiendo en ese
justo momento, como si fuera el presente.
Voy al despacho, mi lugar sagrado, cierro la puerta y enciendo una tenue luz de flexo. Me siento
frente a mi escritorio, el cual me he asegurado el día anterior que permanece limpio y despejado, en él
sólo hay un cubilete con un par de bolis verdes y algún marcador fluorescente. Saco mi carpeta de
anillas de desarrollo personal L.A. 20/80 y despliego mi tablón de logros y agradecimientos que está
hecho de cartulina y plegado en la tapa delantera del carpesano. Respiro profundamente unas cuantas
veces, sintiendo el aire cómo entra y cómo sale y procedo al repaso de todas y cada una de las
fotografías que contiene el tablón de logros y agradecimientos, dando gracias por tener cada persona o
cosa que contiene, mejor dicho, no doy gracias sino que siento verdadero agradecimiento. Entre las
fotografías que tengo están mi mujer, mi hijo, mis padres, mis mascotas, mi Universidad, billetes, una
imagen que representa los cinco sentidos, mi casa, mi cama, mi armario abierto (mi ropa), una ducha
caliente, algunos de mis libros… Y también las imágenes de mis deseos. En esos momentos cierro los
ojos para recrear mejor las situaciones donde “suceden” mis deseos e intento mantener los ojos 20
grados hacia arriba para favorecer el estado alfa. No me doy prisa en visualizar ya que quiero disfrutar
el momento, no tomarlo como un ejercicio que tengo que hacer por obligación. Intento variar de vez en
cuando la situación que visualizo, por ejemplo, cuando quiero una casa nueva, un día visualizo que
viene a recibirme a la entrada mi hijo con un buen abrazo, otro día visualizo que llego y estoy solo en
casa y me pongo música a todo volumen, otro día visualizo que mi mujer me llama al dormitorio y está
esperándome con lencería sexy… Y como siempre acabo leyendo la afirmación de arriba del tablón:
“Gracias por todas las bendiciones que tengo y por todas las que estoy recibiendo”.
Después procedo a sacar del carpesano fotocopias de mi plantilla para escribir afirmaciones, la
misma plantilla que te he adjuntado en el Protocolo L.A. 20/80. Siempre tengo muchas fotocopias para
no tener que quedarme sin ellas a mitad proceso. Cuando va bajando el nivel de fotocopias hago más.
Arriba de la plantilla lo primero que escribo, en lugar de una afirmación es «el seguro»: “Por favor,
conciencia universal y subconsciente míos, que esto o algo mejor se cumpla en su momento justo de
maneras que sean para mi mayor bien y el de todos los involucrados. Gracias”
Escribo las afirmaciones despacio y con buena letra. La letra es muy pequeña, tanto para que me
quepa la afirmación como para asegurarme una buena concentración. Procuro ser consciente de los
posibles signos de conflicto o cooperación así como de mis reacciones mentales y si siento algo lo
escribo en la columna de la derecha. Si se trata algún signo muy evidente intento también fijarme en
qué momento parece más presente cuando escribo la afirmación, para ver si se trata de alguna palabra
en concreto que entra en conflicto con mi programación subconsciente.
En ocasiones, dependiendo del momento en el que se encuentre mi deseo/intención, después de
escribir las afirmaciones realizo otros ejercicios de la Ley de la Atracción como un desbloqueo u otros
(carta al Universo, contrato con el Universo, ejercicios del Perdón…), ejercicios que iré colgando poco
a poco en la web que tantas veces ya te he mencionado www.facebook.com/atraccionmasefectiva.
Marco en mi plantilla de Rutina L.A. 20/80 todos los ejercicios que he realizado.
Cuando acabo todo esto me pongo a trabajar en mi vocación, la escritura, de modo que después,
cuando todos ya han despertado, puedo realizar tareas que conlleven menos concentración, o cuando
trabajaba para otro pues me iba a trabajar.
Hago una parada para desayunar y mientras preparo el desayuno aprovecho para pedir gracias por
todo lo que se me ocurre: la tostadora, el pan de molde, el café… y todo lo relacionado.
A lo largo del día he creado la rutina por la cual, cuando me apetece un café o beber agua o lo que
sea, antes voy al servicio, me encierro, saco mi tarjeta de afirmaciones y las leo.
Cuando salgo de casa, junto a mis llaves y mis monedas tengo mi tarjeta con la afirmación escrita
y mi piedra del agradecimiento y me lo meto todo en el bolsillo. La piedra del agradecimiento no la he
explicado aquí porque me parece un extra de refuerzo y no he querido liarte con demasiadas cosas para
que te concentres en lo esencial, así que guardo la explicación para mi página de facebook, aunque
como muchos sabréis por «El Secreto», básicamente se trata de llevar siempre una pequeña piedra en tu
bolsillo que te recuerde, cada vez que la tomes o la dejes, que tienes que sentir agradecimiento.
[Actualmente he refinado el proceso y utilizo una “goma de borrar del agradecimiento” ya que la goma
de borrar me sirve a las veces de piedra del agradecimiento y de herramienta de limpieza del Ho
´oponopono, pero eso es otra historia que como te he dicho está en mi facebook].
Después de comer hago Meditación. De la manera tradicional aunque, en ocasiones en las que me
apetece menos, utilizo la música con sonidos binaurales que ya he comentado.
Después de la Meditación, si estoy muy interesado en un deseo hago más afirmaciones escritas y/o
algún ejercicio más de refuerzo.
A última hora de la tarde hago running con un MP3 en el que escucho las afirmaciones grabadas
en audio durante media hora. Luego me quito los auriculares o escucho música inspiradora para algún
libro que esté escribiendo.
En la ducha tengo cincuenta baldosas seleccionadas que uso a modo de guía para hacer otro tanto
de afirmaciones. Para no perderme con un poco de espuma marco cada fila de baldosas cuando la
completo. En este caso hago cincuenta afirmaciones en lugar de veinte porque las afirmaciones
proclamadas tienen menos poder que las escritas, especialmente si mientras tanto estás duchándote y la
concentración es irremediablemente menor. Pero esas cincuenta “poco poderosas” hacen más que no
hacer nada. Y lo importante es que te has creado una rutina y al final del mes aunque sean “poco
poderosas” serán centenares.
Por la noche vuelvo al despacho a realizar el monitoreo de todo el día y me aseguro de tener el
escritorio limpio y despejado para el día siguiente.
Cuando me está entrando el sueño me voy rápidamente a la cama y repito la afirmación con mi
pulsera de cuentas. Si me he acostado demasiado tarde para mí, me duermo con la afirmación que
enseguida te explicaré: “que cada hora de sueño se multiplique por dos”. Hay temporadas en las que
también me pongo los auriculares con la grabación de las afirmaciones mientras duermo.
Y básicamente eso es lo que hago cada día.
¿Te parece una rutina muy estricta o compleja?
Quizá un poco sí, pero déjame que te diga dos cosas:
Esta rutina no se consiguió de la noche a la mañana, costó tiempo y relativo esfuerzo y, sobre todo,
prueba y error. Por eso yo tampoco te voy a pedir que consigas una rutina equivalente desde el
principio, entre otras cosas porque sería muy costoso e iría contra el principio de 20/80 que vengo
pregonando todo el libro. Sólo tienes que hacer los ejercicios más básicos que además están marcados
como columnas de color blanco en la plantilla de Rutina L.A. 20/80. Las columnas que aparecen
sombreadas son ejercicios extra que puedes saltarte o ir incorporando poco a poco a medida que tu
rutina de ejercicios básicos te resulte más cómoda.
¿Si te ofrecieran un empleo en el que tuvieras que hacer todo esto a cambio de hacer realidad tus
deseos no lo cogerías con los ojos cerrados? Piensa bien en ello. Te lo voy a repetir: ¿Si te ofrecieran un
empleo en el que tuvieras que hacer todo esto a cambio de hacer realidad tus deseos no lo cogerías con
los ojos cerrados?
En cualquier caso a continuación tienes una serie de estrategias para facilitarte la creación de una
rutina.
¿Cómo conseguir una rutina?
Vadim Zeland aconseja aprovechar un hábito ya creado como la salida
para fumar o ir al baño para hacer algunas afirmaciones o visualizar o como,
por ejemplo, cuando te contaba que aprovechaba mi descanso del café para ir
a leer mi tarjeta de cartón.
Así que ten presente que tienes a tu disposición una gran herramienta al
aprovechar tus hobbys o vicios para propulsarte hacia tu objetivo. Salvando
las distancias vendría a ser como las naves de exploración planetarias.
¿Nunca te has preguntado cómo pueden permanecer tantos años avanzando
por la galaxia con la misma energía? Es porque utilizan la propulsión de la
propia gravedad de los planetas (llamada asistencia gravitacional), no usan su
propia energía, pasan cerca de los planetas y éstos las “lanzan” hacia el
siguiente planeta. Tú también puedes usar tu propia propulsión natural o
inherente a ti para propulsar lo que te interese.
Un ejemplo práctico. Hubo una época en la que quise perder algo de peso
pero me ponía enfermo sólo pensar en ponerme a hacer gimnasia y no hacía
más que posponer el momento, o hacía dos días de running y lo dejaba.
¿Cómo utilizar mi propia propulsión inconsciente para propulsarme a hacer
algo que odio tanto? Una de las cosas que más me propulsaban eran los
videojuegos. Puedo estar años sin coger un mando pero si empiezo un juego
quizá no pare hasta acabarlo. Sabía que eso era buena “gasolina” para
avanzar, más fuerte incluso que el freno que supone hacer ejercicio. Fue tan
fácil como poner la bicicleta estática frente al televisor y coger un mando. Me
comprometí a jugar sólo haciendo bicicleta. Cuanto más quisiera jugar más
tendría que pedalear. Encendí la mecha y a partir de ahí, cada día estaba
ansioso por ponerme a pedalear para coger la partida desde donde la dejé.
En resumen, que te haces servir de una rutina o de un vicio que ya tienes
interiorizado en tu zona de confort para que sea más sencillo realizar otra
tarea que está fuera de tu zona de confort (como realizar los ejercicios aquí
descritos que te acercarán a tu deseo.)
Puede ser tan sencillo como lo que hace Keith Ellis («La lámpara
mágica») que aprovecha el camino en coche de su casa al trabajo para
realizar sus ejercicios de afirmaciones o visualización. Tú también puedes
crear tu propio hábito de visualizar o afirmar aprovechando una de tus rutinas
como la ducha, el cepillado de los dientes… Ahora bien, estas rutinas deben
ser un complemento, lo que nos interesa es crear una rutina de afirmar y
visualizar antes de ir a dormir y nada más levantarse ya que, como hemos
visto son los momentos del día en los que la Ley de la Atracción funciona
con más eficacia. Así que ¿Cómo “obligarnos” a una rutina tan específica?
Una manera de facilitar la creación del hábito es hacer lo que quieres
convertir en rutina siempre en el mismo lugar y a la misma hora, en este
caso deberíamos siempre acostarnos y levantarnos a la misma hora y realizar
los ejercicios en el mismo lugar, en el baño, en la propia cama… pero no ir
cambiando cada día.
Por supuesto, si tienes que ir a trabajar, levántate al menos diez minutos
antes de los normal para hacer las afirmaciones y la visualización, no te
despiertes a última hora y tener que irte a prisas y corriendo.
¿Qué te supone levantarte diez minutos antes de lo normal? Apenas
supone un esfuerzo y la recompensa final es mucho mayor. Si te dijeran que
levantándote diez minutos antes puedes conseguir tus sueños ¿no lo harías?
Acuéstate diez minutos antes de lo normal y ya está.
Ojo, usamos la frase “levantarse diez minutos antes” entendiendo que si de
normal te pones el despertador a las 08:00, te lo tendrás que poner a las 07:50
pero eso no significa que puedas estar 10 minutos tumbado en la cama hasta
las 08:00. Toma conciencia que levantarse a las 7:50 ya no es levantarse 10
minutos antes sino que a partir de hoy, levantarse a las 7:50 es “tu hora” de
levantarse. ¡Ah! y de lunes a domingo. Si te gusta el fin de semana levantarte
más tarde haz lo siguiente. Levántate a las 7:50 (o la hora que tengas
programada para cada día) haz tus ejercicios o afirmaciones y vuélvete a
acostar. Cogerás aún mejor la cama. Pero implícate en hacer los ejercicios o
no saldrás nunca de tu situación.
¡Es muy importante que no te saltes ni un sólo día! Es verdad, tu vecino
sale a correr todos los días excepto los domingos. Pero él ya tiene creada la
rutina y tú no. Quizá hasta los domingos se encuentre incómodo por no salir a
correr y el lunes cuando vuelva a correr sentirá que se ha quitado un peso de
encima. Yo tengo un amigo con un currículum impresionante como atleta de
élite y recuerdo de cuando compartíamos piso en la universidad que no se
saltaba su rutina de entrenamiento ni el día de año nuevo.
Así que si de verdad quieres ver cumplidos tus objetivos/intenciones tienes
que convertir los ejercicios en un hábito que consiga que te sientas más
cómodo haciéndolos que sin hacerlos.
El inicio de una nueva rutina es la parte más delicada. Cualquier pequeño
obstáculo puede echarla al traste, puede hacerte desistir, rendirte. Así que hay
que eliminar cualquier injerencia, por mínima que sea.
He aquí un truco que ideé para conseguir una rutina a la hora de
despertarme temprano y escribir un libro y que tú puedes usar para crear una
rutina de levantarte antes y hacer tus afirmaciones. Me pagaba por seguir
bien mi rutina, era un premio, lo hacía placentero. Hice una especie de
contrato laboral por el cual cobraba una “nómina” por levantarme a las 06:30
y ponerme a escribir un cierto número de palabras. Era como un escritor
asalariado de mí mismo. Todo el dinero que “ganaba” con mi “trabajo” de
escritor iba a una caja para pagarme la publicación y distribución del
mismo, es decir, para acercarme más a mi deseo final. Tú puedes crear
un contrato laboral por el cual tu empleador te paga si te levantas a “la
hora” y cumples con los ejercicios de la Ley de la Atracción. Además en
ese contrato puedes incluir un incentivo por objetivos y es que si cumples
con toda tu rutina ¡efectivamente conseguirás tu deseo! ¿no es ese acaso
el mejor incentivo? y ¿No es entonces el mejor trabajo del mundo? ¿por
qué no disfrutar haciéndolo?
Si vas a utilizar este truco te recomiendo que ese dinero que apartas para
pagarte lo saques del banco, lo toques, lo tengas físicamente para palparlo y
lo guardes en una caja con el nombre del deseo en el que vas a invertirlo,
eso lo hará más tangible, más real. Y por supuesto, el día en el que no
cumplas la rutina, sé inflexible contigo mismo y no te pagues, harás
doloroso el hecho de no cumplir. Sin darme cuenta estaba siguiendo la
teoría de que posteriormente conocí de Tony Robbins según la cual nuestras
decisiones se basan en perseguir el placer y evitar el dolor. Yo estaba
haciendo placentero el hecho de seguir una rutina (pagándome para conseguir
un deseo) y si no la seguía se hacía doloroso (pues no cobraba y me alejaba
de mi deseo de ver publicado y distribuido mi libro). Y no ha sido la única
ocasión, también vendrían a seguir la teoría placer/dolor de Robbins cuando
convertía hacer ejercicio en algo placentero con los videojuegos, o vinculaba
el placer de tomar café con las afirmaciones. Lo que vengo diciendo desde el
principio de este manual, todos los autores de todas las épocas al final dicen
siempre lo mismo con diferentes palabras.
Si eres de los que les cuesta levantarse de la cama
Si eres un lector habitual, una de las mejores recomendaciones que te puedo hacer es que no te
limites a una sola materia, que seas un lector heterogéneo porque descubrirás inesperadas joyitas que
podrían cambiarte la vida por arte de magia. Algo así me pasó con el diccionario de interpretación de
los sueños del español Javier Tapia, «El mensaje está en los sueños» Ediciones Abraxas (2004), en
cuya introducción ofrece, sorprendentemente, una afirmación (él lo llama programación de los sueños,
otro podía haber hablado de autosugestión, autohipnosis... el nombre es lo de menos) para levantarse
como si hubieses dormido el doble de tiempo, con resultados milagrosos. Se trata de repetirte
mentalmente, ya en la cama, mientras te estás quedando dormido:
(...)
¡Es mano de santo! funciona desde la primera o segunda vez que lo practicas. Yo casi he
convertido en una rutina esta afirmación mientras me duermo y me levanto cada mañana a las 6:30 con
gran vitalidad sin importar si el día anterior me acosté a las 23:00 o a la 1:00. Nunca duermo más de
siete o siete horas y media, y no lo necesito. Además muchos estudios científicos sobre el sueño
coinciden en que no se requieren más de seis o siete horas de buen sueño. Lo de las ocho horas es un
mito. Es mucho más importante despertar durante un cambio de ciclo.