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BOECIO Y CASIODORO

«Queridos hermanos y hermanas:


»Hoy quiero hablar de dos escritores eclesiásticos, Boecio y Casiodoro,
”que vivieron en unos de los años más tormentosos del Occidente cristia-
”no y, en particular, de la península italiana. Odoacro, rey de los héru-
”los, una etnia germánica, se había revelado, acabando con el imperio
”romano de Occidente (año 476), pero muy pronto sucumbió ante los
”ostrogodos de Teodorico, que durante algunos decenios controlaron la
”península italiana.

Boecio

»Boecio nació en Roma, en torno al año 480, de la noble estirpe de


”los Anicios; siendo todavía joven, entró en la vida pública, logrando ya
”a los 25 años el cargo de senador. Fiel a la tradición de su familia, se
”comprometió en política, convencido de que era posible armonizar las
”líneas fundamentales de la sociedad romana con los valores de los nue-
”vos pueblos. Y en este nuevo tiempo de encuentro de culturas consideró
”como misión suya reconciliar y unir esas dos culturas, la clásica y roma-
”na, con la la naciente del pueblo ostrogodo. De este modo, fue muy acti-
”vo en política, incluso bajo Teodorico, que en los primeros tiempos lo
”apreciaba mucho.
»A pesar de esta actividad pública, Boecio no descuidó los estudios,
”dedicándose en particular a profundizar en los temas de orden filosófi-
”co-religioso. Pero escribió también manuales de aritmética, de geome-
”tría, de música y de astronomía: todo con la intención de transmitir a
”las nuevas generaciones, a los nuevos tiempos, la gran cultura grecorro-
”mana. En este ámbito, es decir, en el compromiso por promover el
”encuentro de las culturas, utilizó las categorías de la filosofía griega para
”proponer la fe cristiana, buscando una síntesis entre el patrimonio hele-
”nístico-romano y el mensaje evangélico. Precisamente por esto, Boecio ha

Verbo, núm. 463-464 (2008), 183-187. 183


Fundación Speiro
”sido considerado el último repreentante de la cultura romana antigua y ”tirosa (Libro IV), y se manifiesta la naturaleza providencial de la adver-
”el primero de los intelectuales medievales. ”sa fortuna. Las dificultades de la vida no sólo revelan hasta qué punto
»Ciertamente su obra más conocida es el De consolatione philo- ”esta es efímera y breve, sino que resultan incluso útiles para descubrir y
”sophiae, que compuso en la cárcel para dar sentido a su injusta deten- ”mantener las auténticas relaciones entre los hombres. De hecho, la adver-
”ción. Había sido acusado de complot contra el rey Teodorico por haber ”sa fortuna permite distinguir los amigos falsos de los verdaderos y da a
”defendido en un juicio a un amigo, el senador Albino. Pero se trataba de ”entender que no hay nada más precioso para el hombre que una amis-
”un pretexto: en realidad, Teodorico, arriano y bárbaro, sospechaba que ”tad verdadera. Aceptar de forma fatalista una condición de sufrimiento
”Boecio sentía simpatía por el emperador bizantino Justiniano. De hecho, ”es totalmente peligroso, añade el creyente Boecio, pues «elimina en su
”procesado y condenado a muerte, fue ejecutado el 23 de octubre del año ”raíz la posibilidad misma de la oración y de la esperanza teologal, en las
”524, cuando sólo tenía 44 años. ”que se basa la relación del hombre con Dios» (Libro V, 3: PL 63, col.
»Precisamente a causa de su drámatica muerte, puede hablar por ”842).
”experiencia también al hombre contemporáneo y sobre todo a la nume- »La peroración final del De consolatione philosophiae puede con-
”rosísimas personas que sufren su misma suerte a causa de la injusticia ”siderarse como una síntesis de toda la enseñanza que Boecio se dirige a
”presente en gran parte de la «justicia humana». Con esta obra, en la cár- ”sí mismo y a todos los que puedan encontrarse en su misma situación. En
”cel busca consuelo, busca luz, busca sabiduría. Y dice que, precisamente ”la cárcel escribe: «Luchad, por tanto, contra los vicios, dedicaos a una
”en esa situación, ha sabido distinguir entre los bienes aparentes, que en ”vida de virtud orientada por la esperanza que eleva el corazón hasta
”la cárcel desaparecen, y los bienes verdaderos, como la amistad auténti- ”alcanzar el cielo con las oraciones alimentadas por la humildad. Si os
”ca, que en la cárcel no desaparecen. ”negáis a mentir, la imposición que habéis sufrido puede transformarse en
»El bien más elevado es Dios: Boecio aprendió –y nos lo enseña a ”la enorme ventaja de tener siempre ante los ojos al juez supremo que ve
”nosotros– a no caer en el fatalismo, que apaga la esperanza. Nos enseña ”y que sabe cómo son realmente las cosas» (Libro V, 6: PL 63, col. 862).
”que no gobierna el hado, sino la Providencia, la cual tiene un rostro. »Todo detenido, independientemente del motivo por el que haya aca-
”Con la Providencia se puede hablar, porque la Providencia es Dios. De ”bado en la cárcel, intuye cúan dura es esta particular condición huma-
”este modo, incluso en la cárcel, le queda la posibilidad de la oración, del ”na, sobre todo cuando se embrutece, como sucedió a Boecio, por la
”diálogo con Aquel que nos salva. Al mismo tiempo, incluso en esta situa- ”tortura. Pero es particularmente absurda la condición de aquel que,
”ción, conserva el sentido de la belleza de la cultura y recuerda la ense- ”como Boecio –a quien la ciudad de Pavía reconoce y celebra en la litur-
”ñanza de los grandes filósofos antiguos, griegos y romanos, como Platón, ”gia como mártir en la fe–, es torturado hasta la muerte únicamente por
”Aristóteles –a los que había comenzado a traducir del griego al latín–, ”sus convicciones ideales, políticas y religiosas. De hecho, Boecio, símbolo
”Cicerón, Séneca y también poetas como Tibulo y Virgilio. ”de un número inmenso de detenidos injustamente en todos los tiempos y
»La filosofía, en el sentido de búsqueda de la verdadera sabiduría, es ”en todas las latitudes, es una puerta objetiva para entrar en la contem-
”según Boecio, la verdadera medicina del alma (Libro I). Por otra parte, ”plación del misterioso Crucificado del Gólgota.
”el hombre sólo puede experimentar la auténtica felicidad en la propia
”interioridad (Libro II). Por eso, Boecio logra encontrar un sentido al
”pensar en su tragedia personal a la luz de un texto sapiencial del Antiguo Casiodoro
”Testamento (Sb 7, 30-8, 1) que cita: «Contra la Sabiduría no prevale-
”ce la maldad. Se despliega vigorosamente de un confin al otro del mundo »Marco Aurelio Casiodoro fue contemporáneo de Boecio. Calabrés,
”y gobierna de excelente manera el universo» (Libro III, 12: PL 63, col. ”nacido en Squillace hacia el año 485, murió ya anciano en Vivarium,
”780). ”alrededor del año 580. También él era de un elevado nivel social. Se
»Por tanto, la así llamada prosperidad de los malvados resulta men- ”dedicó a la vida política y al compromiso cultural como pocos en el

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”sido considerado el último repreentante de la cultura romana antigua y ”tirosa (Libro IV), y se manifiesta la naturaleza providencial de la adver-
”el primero de los intelectuales medievales. ”sa fortuna. Las dificultades de la vida no sólo revelan hasta qué punto
»Ciertamente su obra más conocida es el De consolatione philo- ”esta es efímera y breve, sino que resultan incluso útiles para descubrir y
”sophiae, que compuso en la cárcel para dar sentido a su injusta deten- ”mantener las auténticas relaciones entre los hombres. De hecho, la adver-
”ción. Había sido acusado de complot contra el rey Teodorico por haber ”sa fortuna permite distinguir los amigos falsos de los verdaderos y da a
”defendido en un juicio a un amigo, el senador Albino. Pero se trataba de ”entender que no hay nada más precioso para el hombre que una amis-
”un pretexto: en realidad, Teodorico, arriano y bárbaro, sospechaba que ”tad verdadera. Aceptar de forma fatalista una condición de sufrimiento
”Boecio sentía simpatía por el emperador bizantino Justiniano. De hecho, ”es totalmente peligroso, añade el creyente Boecio, pues «elimina en su
”procesado y condenado a muerte, fue ejecutado el 23 de octubre del año ”raíz la posibilidad misma de la oración y de la esperanza teologal, en las
”524, cuando sólo tenía 44 años. ”que se basa la relación del hombre con Dios» (Libro V, 3: PL 63, col.
»Precisamente a causa de su drámatica muerte, puede hablar por ”842).
”experiencia también al hombre contemporáneo y sobre todo a la nume- »La peroración final del De consolatione philosophiae puede con-
”rosísimas personas que sufren su misma suerte a causa de la injusticia ”siderarse como una síntesis de toda la enseñanza que Boecio se dirige a
”presente en gran parte de la «justicia humana». Con esta obra, en la cár- ”sí mismo y a todos los que puedan encontrarse en su misma situación. En
”cel busca consuelo, busca luz, busca sabiduría. Y dice que, precisamente ”la cárcel escribe: «Luchad, por tanto, contra los vicios, dedicaos a una
”en esa situación, ha sabido distinguir entre los bienes aparentes, que en ”vida de virtud orientada por la esperanza que eleva el corazón hasta
”la cárcel desaparecen, y los bienes verdaderos, como la amistad auténti- ”alcanzar el cielo con las oraciones alimentadas por la humildad. Si os
”ca, que en la cárcel no desaparecen. ”negáis a mentir, la imposición que habéis sufrido puede transformarse en
»El bien más elevado es Dios: Boecio aprendió –y nos lo enseña a ”la enorme ventaja de tener siempre ante los ojos al juez supremo que ve
”nosotros– a no caer en el fatalismo, que apaga la esperanza. Nos enseña ”y que sabe cómo son realmente las cosas» (Libro V, 6: PL 63, col. 862).
”que no gobierna el hado, sino la Providencia, la cual tiene un rostro. »Todo detenido, independientemente del motivo por el que haya aca-
”Con la Providencia se puede hablar, porque la Providencia es Dios. De ”bado en la cárcel, intuye cúan dura es esta particular condición huma-
”este modo, incluso en la cárcel, le queda la posibilidad de la oración, del ”na, sobre todo cuando se embrutece, como sucedió a Boecio, por la
”diálogo con Aquel que nos salva. Al mismo tiempo, incluso en esta situa- ”tortura. Pero es particularmente absurda la condición de aquel que,
”ción, conserva el sentido de la belleza de la cultura y recuerda la ense- ”como Boecio –a quien la ciudad de Pavía reconoce y celebra en la litur-
”ñanza de los grandes filósofos antiguos, griegos y romanos, como Platón, ”gia como mártir en la fe–, es torturado hasta la muerte únicamente por
”Aristóteles –a los que había comenzado a traducir del griego al latín–, ”sus convicciones ideales, políticas y religiosas. De hecho, Boecio, símbolo
”Cicerón, Séneca y también poetas como Tibulo y Virgilio. ”de un número inmenso de detenidos injustamente en todos los tiempos y
»La filosofía, en el sentido de búsqueda de la verdadera sabiduría, es ”en todas las latitudes, es una puerta objetiva para entrar en la contem-
”según Boecio, la verdadera medicina del alma (Libro I). Por otra parte, ”plación del misterioso Crucificado del Gólgota.
”el hombre sólo puede experimentar la auténtica felicidad en la propia
”interioridad (Libro II). Por eso, Boecio logra encontrar un sentido al
”pensar en su tragedia personal a la luz de un texto sapiencial del Antiguo Casiodoro
”Testamento (Sb 7, 30-8, 1) que cita: «Contra la Sabiduría no prevale-
”ce la maldad. Se despliega vigorosamente de un confin al otro del mundo »Marco Aurelio Casiodoro fue contemporáneo de Boecio. Calabrés,
”y gobierna de excelente manera el universo» (Libro III, 12: PL 63, col. ”nacido en Squillace hacia el año 485, murió ya anciano en Vivarium,
”780). ”alrededor del año 580. También él era de un elevado nivel social. Se
»Por tanto, la así llamada prosperidad de los malvados resulta men- ”dedicó a la vida política y al compromiso cultural como pocos en el

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”Occidente romano de su tiempo. Quizá los únicos que se le podían igua- ”sediento a escrutarlo sin cesar y a dejarme impregnar totalmente por esa
”lar en este doble interés fueron el ya recordado Boecio, y el futuro Papa ”dulzura saludable, después de haberme saciado de las innumerables
”de Roma san Gregorio Magno (590-604). ”amarguras de la vida activa» (cf. PL 70, col. 10).
»Consciente de la necesidad de que no cayera en el olvido todo el »La búsqueda de Dios, orientada a su contemplación –escribe
”patrimonio humano y humanístico, acumulado en los siglos de oro del ”Casiodoro–, sigue siendo la finalidadpermanente de la vida monástica
”Imperio romano, Casiodoro colaboró generosamente, en los más elevados ”(cf. PL 69, col. 1107). Sin embargo añade que, con la ayuda de la gra-
”niveles de responsabilidad política, con los pueblos nuevos que habían ”cia divina (cf. PL 69, col. 1131.1142), se puede disfrutar mejor de la
”cruzado las fronteras del Imperio y se habían establecido en Italia. ”Palabra revelada utilizando las conquistas científicas y los instrumentos
”También él fue modelo de encuentro cultural, de diálogo y de reconci- ”culturales «profanos» que poseían ya los griegos y los romanos (cf. PL 69,
”liación. Las vicisitudes históricas no le permitieron realizar sus sueños ”col. 1140). Casiodoro se dedicó personalmente a los estudios filosóficos,
”políticos y culturales, orientados a crear una síntesis entre la tradición ”teológicos y exegéticos sin una creatividad particular, pero prestando
”romano-cristiana de Italia y la nueva cultura gótica. Sin embargo, esas ”atención a las intuiciones que consideraba válidas en los demás. Leía con
”mismas vicisitudes lo convencieron de que el movimiento monástico, que ”respeto y devoción sobre todo a san Jerónimo y san Agustín. De este últi-
”se estaba consolidando en las tierras cristianas, era providencial. Decidió ”mo decía: «En san Agustín hay tanta riqueza que me parece imposible
”apoyarlo, dedicándole todas sus riquezas materiales y sus fuerzas espiri- ”encontrar algo que no haya sido tratado ampliamente por él» (cf. PL 70,
”tuales. ”col. 10).
»Tubo la idea de encomendar precisamente a los monjes la tarea de »Citando a san Jerónimo, exhortaba a los monjes de Vivarium: «No
”recuperar, conservar y transmitir a las generaciones futuras el inmenso ”sólo alcanzan la palma de la victoria los que luchan hasta derramar la
”patrimonio cultural de los antiguos para que no se perdiera. Por eso ”sangre o los que viven en virginidad, sino también todos aquellos que,
”fundó Vivarium, un cenobio en el que todo estaba organizado de mane- ”con la ayuda de Dios, vencen los vicios del cuerpo y conservan la recta
”ra que se considerara sumamente precioso e irrenunciable el trabajo inte- ”fe. Pero para que podáis vencer más facilmente, con la ayuda de Dios,
”lectual de los monjes. Estableció también que los monjes que no tenían ”los atractivos del mundo y sus seducciones, permaneciendo en él como
”una formación intelectual no se dedicaran sólo al trabajo material, a la ”peregrinos siempre en camino, tratad de buscar ante todo la saludable
”agricultura, sino también a transcribir manuscritos para contribuir a la ”ayuda sugerida por el salmo 1, que recomienda meditar noche y día en
”transmisión de la gran cultura a las futuras generaciones. Y esto sin detri- ”la ley del Señor. Si toda vuestra atención está centrada en Cristo, el ene-
”mento alguno del compromiso espiritual monástico y cristiano y de la ”migo no encontrará ninguna entrada para asaltaros» (De Institutione
”actividad caritativa en favor de los pobres. ” Divinarum Scripturarum, 32: PL 69, col. 1147).
»En su enseñanza , distribuida en varias obras, pero sobre todo en el »Es una advertencia que podemos considerar válida también para
”tratado De anima y en las Institutiones divinarum litterarum, la ora- ” nosotros. En efecto, también nosotros vivimos en un tiempo de encuen-
”ción (cf. PL 69, col. 1108), alimentada por la sagrada Escritura y par- ” tro de culturas, de peligro de violencia que destruye las culturas, y en el
”ticularmente por la meditación asidua de los Salmos (cf. PL 69, col. ” que es necesario esforzarse por transmitir los grandes valores y enseñar a
”1149), ocupa siempre un lugar central como alimento necesario para ” las nuevas generaciones el camino de la reconciliación y de la paz.
”todos. ” Encontramos este camino orientándonos hacia el Dios que tiene rostro
»Este doctísimo calabrés, por ejemplo, introduce así su Expositio in ” humano , el Dios que se nos relevó en Cristo.
” Psalterium: «Rechazados y abandonados en Rávena los deseos de hacer
”carrera política, caracterizada por el sabor desagradable de las preocu-
BENEDICTO XVI: Discurso durante la audiencia general.
”paciones mundanas, habiendo gozado del Salterio, libro venido del cielo L’Os s e rvatore Romano, edición semanal en lengua española, año
”como auténtica miel para el alma, me dediqué ávidamente como un XL, núm. 11, 14 de marzo de 2008.

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”Occidente romano de su tiempo. Quizá los únicos que se le podían igua- ”sediento a escrutarlo sin cesar y a dejarme impregnar totalmente por esa
”lar en este doble interés fueron el ya recordado Boecio, y el futuro Papa ”dulzura saludable, después de haberme saciado de las innumerables
”de Roma san Gregorio Magno (590-604). ”amarguras de la vida activa» (cf. PL 70, col. 10).
»Consciente de la necesidad de que no cayera en el olvido todo el »La búsqueda de Dios, orientada a su contemplación –escribe
”patrimonio humano y humanístico, acumulado en los siglos de oro del ”Casiodoro–, sigue siendo la finalidadpermanente de la vida monástica
”Imperio romano, Casiodoro colaboró generosamente, en los más elevados ”(cf. PL 69, col. 1107). Sin embargo añade que, con la ayuda de la gra-
”niveles de responsabilidad política, con los pueblos nuevos que habían ”cia divina (cf. PL 69, col. 1131.1142), se puede disfrutar mejor de la
”cruzado las fronteras del Imperio y se habían establecido en Italia. ”Palabra revelada utilizando las conquistas científicas y los instrumentos
”También él fue modelo de encuentro cultural, de diálogo y de reconci- ”culturales «profanos» que poseían ya los griegos y los romanos (cf. PL 69,
”liación. Las vicisitudes históricas no le permitieron realizar sus sueños ”col. 1140). Casiodoro se dedicó personalmente a los estudios filosóficos,
”políticos y culturales, orientados a crear una síntesis entre la tradición ”teológicos y exegéticos sin una creatividad particular, pero prestando
”romano-cristiana de Italia y la nueva cultura gótica. Sin embargo, esas ”atención a las intuiciones que consideraba válidas en los demás. Leía con
”mismas vicisitudes lo convencieron de que el movimiento monástico, que ”respeto y devoción sobre todo a san Jerónimo y san Agustín. De este últi-
”se estaba consolidando en las tierras cristianas, era providencial. Decidió ”mo decía: «En san Agustín hay tanta riqueza que me parece imposible
”apoyarlo, dedicándole todas sus riquezas materiales y sus fuerzas espiri- ”encontrar algo que no haya sido tratado ampliamente por él» (cf. PL 70,
”tuales. ”col. 10).
»Tubo la idea de encomendar precisamente a los monjes la tarea de »Citando a san Jerónimo, exhortaba a los monjes de Vivarium: «No
”recuperar, conservar y transmitir a las generaciones futuras el inmenso ”sólo alcanzan la palma de la victoria los que luchan hasta derramar la
”patrimonio cultural de los antiguos para que no se perdiera. Por eso ”sangre o los que viven en virginidad, sino también todos aquellos que,
”fundó Vivarium, un cenobio en el que todo estaba organizado de mane- ”con la ayuda de Dios, vencen los vicios del cuerpo y conservan la recta
”ra que se considerara sumamente precioso e irrenunciable el trabajo inte- ”fe. Pero para que podáis vencer más facilmente, con la ayuda de Dios,
”lectual de los monjes. Estableció también que los monjes que no tenían ”los atractivos del mundo y sus seducciones, permaneciendo en él como
”una formación intelectual no se dedicaran sólo al trabajo material, a la ”peregrinos siempre en camino, tratad de buscar ante todo la saludable
”agricultura, sino también a transcribir manuscritos para contribuir a la ”ayuda sugerida por el salmo 1, que recomienda meditar noche y día en
”transmisión de la gran cultura a las futuras generaciones. Y esto sin detri- ”la ley del Señor. Si toda vuestra atención está centrada en Cristo, el ene-
”mento alguno del compromiso espiritual monástico y cristiano y de la ”migo no encontrará ninguna entrada para asaltaros» (De Institutione
”actividad caritativa en favor de los pobres. ” Divinarum Scripturarum, 32: PL 69, col. 1147).
»En su enseñanza , distribuida en varias obras, pero sobre todo en el »Es una advertencia que podemos considerar válida también para
”tratado De anima y en las Institutiones divinarum litterarum, la ora- ” nosotros. En efecto, también nosotros vivimos en un tiempo de encuen-
”ción (cf. PL 69, col. 1108), alimentada por la sagrada Escritura y par- ” tro de culturas, de peligro de violencia que destruye las culturas, y en el
”ticularmente por la meditación asidua de los Salmos (cf. PL 69, col. ” que es necesario esforzarse por transmitir los grandes valores y enseñar a
”1149), ocupa siempre un lugar central como alimento necesario para ” las nuevas generaciones el camino de la reconciliación y de la paz.
”todos. ” Encontramos este camino orientándonos hacia el Dios que tiene rostro
»Este doctísimo calabrés, por ejemplo, introduce así su Expositio in ” humano , el Dios que se nos relevó en Cristo.
” Psalterium: «Rechazados y abandonados en Rávena los deseos de hacer
”carrera política, caracterizada por el sabor desagradable de las preocu-
BENEDICTO XVI: Discurso durante la audiencia general.
”paciones mundanas, habiendo gozado del Salterio, libro venido del cielo L’Os s e rvatore Romano, edición semanal en lengua española, año
”como auténtica miel para el alma, me dediqué ávidamente como un XL, núm. 11, 14 de marzo de 2008.

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