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Introducción

Replantear las perspectivas y dimensiones de la historia

Mientras caminaba por una concurrida calle citadina, un campesino tomó del brazo a su amigo,
criado en la ciudad, exclamando: ¡Escucha el canto del grillo!
El hombre de la ciudad no escuchó nada hasta que su amigo lo llevó hacia una grieta en la fachada
de un edificio donde un grillo pregonaba su presencia sin que fuera escuchado por las multitudes que
pasaban.
¿Cómo puedes escuchar un sonido tan débil en medio de todo este ruido?, preguntó asombrado el
hombre de la ciudad.
¡Observa!, replicó su amigo mientras dejaba caer una moneda sobre la acera. Una docena de personas
se volvieron a escuchar el tenue sonido de la moneda. ¡Depende de las cosas en las que te han
enseñado a interesarte!"
(de Adamson Hoebel)

"La Máscara de Abya yala" (América, según el invasor de 1492) intenta


desenmascarar la seguridad de lo que no somos y, en lo posible, con la
participación del lector. Sabemos, aunque lo disimulamos mientras abrimos camino,
que la vida en sí, de todo hombre y de cada pueblo- -no importa cuanto dure, es un
drama con impulsos permanentes y de final

claro. Desde el nacimiento, poco a poco, nos vamos enterando y

convenciendo, aunque no todos, de que la muerte es irremediable.

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Pero al drama no lo constituyen las dos puntas del mismo sendero que todos
caminamos. Se inicia, en realidad, al expandirse el telón de la existencia que va
madurando con aplausos o con indiferencias del público y que finaliza cuando
alguien cierra suavemente el telón de nuestros ojos que, en ese viaje de la vida,
miraron lo de afuera o lo de adentro de la gente y de uno mismo.

El drama resulta casi un monólogo. Es la búsqueda obstinada de felicidad. De una


felicidad tangible, acompañada, estable, infinita si fuera posible, de cada uno de los
hombres que somos por dentro..., de africanos y asiáticos, europeos y americanos,
gordos y delgados, altos y bajos, de hoy y de siempre, desde que somos lo que
somos, Homo sapiens moderno en desarrollo ilimitado dentro de un cosmos que
eclosiona permanentemente, lejos de nuestra mirada. Quizá, en nuestro caso, hacia
la autodestrucción o hacia otra especie. Depende, en gran medida, de nosotros y de
la potencialidad del cosmos.

Por supuesto, nadie quiere que el telón se cierre! Por eso la humanidad, las
personas de aquí y de allá, tanto Herodes como Jesús, Buda y Mahoma, Atahualpa
y Pizarro, Cortés o Moctezuma, Rosas y Catriel, Gardel o Evita..., incluso usted y
yo..., en el fragor del drama personal que siempre se trasunta en lo social,
inventamos y creímos o creemos en un cielo, Nirvana, Waj Mapu, Pacha, Ivy marä
ey (la tierra sin mal) o el Kandire de los guaraníes. ¡Son sabios los hombres creando
estas mitologías que calman nuestra angustia existencial y nuestro cansancio de
caminar sin saber adónde! Es la sabiduría de cada persona y de cada pueblo que
van quedando en el sendero pero que deberíamos respetar más allá de las
apariencias, de algún tipo de poder o fascinación foránea interviniente y de
estrategias que, explícita e veladamente, disimulan u ocultan lo real que nos
permitiría construir lo original, diferente y propio a luz de experiencias genuinas, de
paradigmas de la humanidad milenaria de nuestro continente Abya yala, mal
llamado por extraños "América", por un invasor desconocido, hasta hoy.

Una barbaridad!... pero asumida, sin embargo, como el gran obsequio que Europa
nos hizo y hace en estos últimos dos siglos!

Muchas promesas, en la senda marcada por el fascinante intruso, que sedujeron y


aplastaron nuestros sueños y esperanza de salvación, civilización, evangelización y
progreso... el cielo eterno.

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Desde entonces, concretamente en la Argentina, por ejemplo, se habla mucho y
siempre de un cambio sustancial del Estado que busque el bienestar equitativo de
todos. También se proclama a cuatro vientos la necesidad de una reforma educativa
para los habitantes del Estado a remozar. Pero ¿qué cambio? ¿Qué reforma? ¿De
qué y para que? En todos los casos, hasta ahora, solo se han modificado fachadas,
aspectos de la metodología, algunas estructuras y, a lo sumo, ciertas formulaciones
de planes y contenidos... para que todo siga igual, en la misma senda que nos
trazaron los innombrables visitantes de allende el mar a partir de 1492.

Considero, y es lo que intentaré explicitar en estas páginas, que no amanece


todavía aunque si atisbos convincentes-una conciencia lúcida y razonable de
nuestro problema de fondo ni la intención, tanto de los habitantes y del colectivo
docente como de los Estados de Abya Yala, de activar una premisa insustituible, la
de enderezar el eje artificialmente curvado de nuestra historia que, en definitiva,
como veremos, es lo que nos mantiene sometidos o anclados, de forma
aparentemente invisible o sutil, y cerrados al cambio sustancial del enfoque y
contenido de nuestra historiografía continental.

Cierto complejo incubado durante cinco siglos por profundas influencias de una
filosofía y un sistema educativo foráneos, trasplantados y, en las últimas décadas,
impuestos por los medios masivos de comunicación que aparecen en la sociedad
como protagonistas excluyentes, nos hace sentir decadentes y trasnochados al
intentar bucear nuestros valores humanos, culturales y filosóficos propios de este
continente milenario. Paradigmas y valores contrapuestos, en algún sentido, a los
slogans del imperio económico tecnológico euroasiático occidental: (Tener, comprar,
adquirir, acopiar... para ser felices! Quizá nada de esto sea en sí mismo negativo,
pero su avalancha incontrolable opaca al extremo las aspiraciones más profundas
del hombre a las que parecería necesario renunciar si pretendemos sobrevivir.

Viene a mi memoria aquel memorable párrafo del entonces joven científico Charles
Darwin a su paso por el extremo sur argentino en el que compara la cultura y el
pensamiento de los pueblos nativos preexistentes de Abya yala con los de Europa y,
como podía ser de otro modo, los descalifica despectivamente mostran

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do así la hilacha centenaria de su soberbia del primer mundo a pesar de que el, en
aquel momento, era considerado todavía un científico modesto: "Son los hombres
más desgraciados del mundo (se refiere a Selk'nam, Yámana y Alakaluf de Tierra
del Fuego)... (a causa) de la perfecta igualdad que reina entre los individuos.
Actualmente, si se le da a uno de ellos una pieza de tela, la desgarra en pedazos y
cada cual tiene su parte. Nadie puede ser más rico que su vecino... Parece
imposible que el estado político de Tierra del Fuego pueda mejorar en tanto no surja
un jefe cualquiera, provisto de un poder suficiente... Por otro lado es difícil que surja
un jefe mientras esos pueblos no adquieran la idea de propiedad, que les permitiría
manifestar superioridad y acrecentar el poder. (Embarcado en el "Beagle" en una
"misión" inglesa. 1833)

Abundante tecnología y ciencia, pero también más divisiones entre miembros de


una misma especie; más hambre y guerras; más desconcierto y pesimismo en la
sociedad, a pesar del confort publicitado, de los inventos anunciados, del láser y la
energía nuclear, de la medicina atómica, de la informática, cibernética y aun
somatización... porque todo ello y mucho más, a medida que pasa el tiempo, llega
menos a la gente. Si nos llegan masivamente los ensayos nucleares, el SIDA, el
cólera, el coronavirus, la droga infiltrada y utilizada por los poderosos, la
contaminación del planeta y la proliferación de armamentos sofisticados, en acción
sobre millones de víctimas inocentes que no cuentan en los cálculos del "primer"
mundo.

El pesimismo suele estar latente con razón y, lógicamente, aflora. En mi mismo, al


revisar estas páginas, seguramente tan áridas como ingenuas, se hace presente la
desesperanza, la misma que sienten jóvenes dispersos por nuestro territorio con la
urgencia de abandonar el terruño si pretenden realizarse". Con la impotencia de
tener que dejarlo sin saber para qué, perdidos en atractivas urbes donde
probablemente serán fagocitados en el anonimato y

aislamiento en medio del cemento... o rechazados por saturación ¿Para que


estimular la conciencia de identidad, solidaridad y respeto por los derechos
humanos y la naturaleza? ¿Para qué si todo depende de los intereses y voluntad
omnímoda de cúspides piramidales de nivel internacional cada vez más descaradas
e

Carwin, Charles Diario de viaje de un naturalista alrededor del manila Editorial Aleph 200c En la Web
www.elaleph.com

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impunes que se asientan en una base o plataforma poblacional cada día más
numerosa, pasiva y funcional a sus intereses? Enorme plataforma humana llevada a
consumir lo novedoso o de moda, duradero u obsoleto. Plataforma necesaria para
los amos de la gran industria y los medios de comunicación que se instalan sobre
nuestra silenciada capacidad de pensar y la poca o mucha de comprar y consumir.
Base humana enriquecida de "cosas" por el consumo compulsivo que, además,
dictan mensajes subliminales que disimulan o destruyen la solidaridad, el asombro,
la creatividad, autoevaluación y autogestión posibles.

¿Para qué sumergirse en la filosofía y en los valores humanos propios de Abya yala,
expresivos de su compleja realidad cristalizada a lo largo de miles de años, si a
cualquier costo se la sigue masacrando o tapando? Es un por qué y para que
difíciles de explicar, pero vale la pena intentarlo sin pretensiones.

Millones de jóvenes y adultos van quedando lentamente cau tivos de pantallas que
reemplazan nuestras propias fantasías, nuestra propia cultura e historia y la pasión
por crear solidaria mente, emprender proyectos en común, distraerse y celebrar en
el marco de fiestas colectivas con sabor a nuestras, como se hizo, aunque se lo
disimula, en nuestro continente durante milenios. Cautivos y desubicados ante la
fascinante y admirable tecnología (admirable porque en definitiva es creación
humana) que se apropia del planeta-como lo hizo Europa con Abya yala, por ellos
llamada América- entre los siglos XV al XVIII gracias, precisamente, a su tecnología
diferente y más desarrollada en algunos aspectos, sumado a ello, justo es
reconocerlo, "otros" intereses y muchas "ayuditas de orden ideológico, religioso,
económico y virósico con que devastaron la población del continente.

Súmese a nuestra ingenuidad de intentar algún cuestionamiento a estos fenómenos,


aparentemente irreversibles, y a la de proponernos enderezar el eje curvo de la
historia continental, el hecho

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de que los Medios de Comunicación en especial la TV, Internet y, dentro de ella,
Google y otros instalados en la sociedad como "piedra filosofal" en todos los
hogares-nos sumerjan-salvo honrosas excepciones en la fantasía agresiva, en la
pasividad que paraliza y en el individualismo que envejece, disgrega, quiebra o
desdibuja, al menos por el momento, valores irrenunciables del Homo como tal en
sociedad. Valores que jóvenes y adolescentes, aunque los transgredan
circunstancialmente y en el aprendizaje -en general por causas contextuales-,
esperan reconocerlos encarnados en los adultos. Me refiero a valores como libertad,
responsabilidad, creatividad, asumir riesgos, transparencia, solidaridad dignidad,
respeto a sí mismos, a los semejantes y a la naturaleza...

Sin sobresaltos deberíamos pensar que el individualismo, la pasividad y el


consumismo compulsivo hacia dónde nos dirigimos, allanan el camino a quienes
desde el poder económico-político nacional y transcontinental, diluyen y globalizan
nuestra identidad y libertad de ser como queremos, transformándonos en
consumidores ciegos de su tecnología, ideología y mitología foráneas, tam bién
ellas cautivantes.

En tal sentido, el móvil y la propuesta principal de este volumen no es volcar


novedades y fórmulas mágicas desconocidas para resolver nuestros problemas
epistemológicos, de estructura historiográfica y cultural, sino simplemente brindar
contenidos de reflexión, de enfoque y de confrontación que nos permitan ampliar las
bases de nuestros propios conocimientos y, en lo posible, situarnos en el eje y
dimensiones correctas de nuestra historia y cultura, hábilmente disimuladas o
distorsionadas desde el 12 de octubre de 1992 hasta hoy, con una máscara ciega
impuesta häbilmente por un irrespetuoso y agresivo invasor. Reitero a lo ya
sugerido: el presente volumen (su tercera edición actualizada y debidamente
"purgada") no es tanto una propuesta de contenidos novedosos, que en cierta forma
lo es, cuanto de enfoque y perspectiva a revisar con consecuencias prácticas
educativas, políticas y sociales.

Los postulados, críticas y sugerencias que hilvanan estas páginas tampoco


constituyen el resultado de investigaciones y conclusiones absolutamente originales
en el ámbito de la arqueología. antropologia, etnologia y filosofia, aunque sí, quizá,
polémicas Intentan buscar e hilvanar un enfoque lógico y actualizado de la

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presencia histórica del hombre en Abya yala (América) con algunas referencias
específicas a la Argentina y de su significación en el contexto social y educativo al
que estamos acostumbrados en todo el continente. Esta óptica y el análisis de
ciertos conceptos considerados sagrados por el imaginario colectivo y el sistema
educativo-im puestos paulatinamente en el continente desde el siglo XV-involucran
severas críticas al contenido y métodos de la enseñanza tradicional y, seguramente,
a las convicciones del lector. Sin em

bargo el objetivo último no es la crítica al pasado reciente sino la

recuperación del verdadero eje de la historia y la suma de todos los

aportes de nuestra especie desde que habita el continente, nada

menos que desde hace alrededor de 40 mil años.

A lo largo del volumen, destacaré dos aspectos que considero fundamentales y


complementarios. Por una parte-aunque en esta ocasión lo haré implícitamente-lo
medular y característico de las culturas emergentes a lo largo de 40 milenios en el
continente Abya yala-tanto de las desaparecidas como de las sobrevivientes
aplicable a cualquier cultura de Abya yala; y, por otra, en qué sentido o perspectiva y
por que todos deberíamos involucrarnos en ellas, no como curiosos observadores
de una historia y cultura que no nos pertenecen, sino como "herederos y
protagonistas de las mismas en la medida en que reconozcamos, valoremos e
intentemos asumir sus genuinos paradigmas de nivel social e individual que fueron y
son las bases de un estilo propio solidario y respetuoso hacia la propia

especie y el entorno en el que vivimos. Me basaré tanto en el testimonio viviente de


las culturas nativas como en especialistas de envergadura con orientación
antropológica, arqueológica, etnográfica e histórica que, desde mi punto de vista, es
acertada y fecunda en cuanto a la reconstrucción de nuestro patrimonio histórico e
identidad

Para lo cual transitaba dos objetivos íntimamente relacionados: el análisis de


conceptos que delatan una clara distorsión epistémica y dicotomía en el sistema
educativo, inoculadas durante siglos en lo que a nuestro tema se refiere, y la
manifesta

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ción de lo característico de las culturas nativas de nuestro territorio Dos objetivos de
trabajo que nos permitan trascender la clásica imagen de culturas marginales,
primitivas o de "pobrecitos indios que suele brindar la literatura especializada, la
historia oficial, leyes, textos escolares y todas las instituciones benéficas y
protectoras públicas o privadas, tanto civiles como religiosas.

La intención subyacente y sustancial es intentar ubicarnos con relación a lo que


comúnmente se considera "nuestra" historia y cultura en textos clásicos, contenidos
curriculares, en el imaginario colectivo y en nuestra propia conciencia. En tal
sentido, todos (investigadores, docentes, padres, jóvenes, políticos, periodistas la
comunidad como tal) somos potenciales protagonistas de una revisión como la que
proponemos, herética para el oficialismo (no me refiero solo a lo político ni a una
determinada gestión de gobierno) y cierta epistemología inaugurada, de hecho, en
1492. Revisión dirigida en especial a los educadores, cuyo delicado rol asumido es,
entre otras dimensiones, transmitir y encarnar nada menos que el conocimiento del
contenido y sustento de nuestra identidad.

Se plantean frontalmente radicales cuestionamientos a la mentalidad y metodología


con que abordamos nuestra propia historia y la realidad del devenir milenario de la
humanidad continental anterior y posterior a la invasión europea. Desde allí se
esboza una amplia retrospectiva basada en el acontecer de ese proceso y, más
específicamente, del territorio argentino. Un proceso que nos involucra a todos en
tanto nativos, es decir, emergentes de aquí, con raíces en esta tierra, aunque es
innegable que en buena parte la población sobreviven algunas costumbres foráneas
no necesita de riamente negativas pero si negadoras o distorsionantes de una
realidad más amplia y profunda que la experiencia individual o

sectorial de haberse acogido a la generosidad de nuestra tierra. Todos sabemos, o


al menos intuimos que el paquete historiográfico y cultural propuesto todavía en la
educación formal por en

Entenderemos por nuestro territorios la actual división política, sin desconocer que al momento de la irrupción
europea la regionalización de las naciones y cultura era totalmente otra que por otra parte, en gran medida sigue
vigente pero absolutamente negada por el sistema educativo y políticas.

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Ensayos especializados, programas y textos oficiales u oficiosos, suele ser
recortada medularmente y desgajada de su contexto natural en el tiempo y en el
espacio que comprende nuestro actual territorio, tanto continental como argentino.
Este fenómeno-casi único en la historia de la humanidad se produjo en la hoy, y
todavía, llamada América, primero en forma compulsiva y cruel (siglos XV y XVIII)
luego metódica y sutilmente (XVIII al XXI) por una acción en abanico que aún tiene
vigencia. En tal sentido es justo reconocer que durante el siglo XX y lo que llevamos
del XXI ha disminuido significativamente la presión y control ideológico desde que
cobraron relevancia y difusión las investigaciones histórico-antropológicas y
arqueológicas en torno a la fecunda y muy prolongada etapa anterior al casual,
impactante y traumático arribo europeo.

Por móviles específicos, unos confesos (búsqueda de nuevas rutas hacia riquezas,
incorporación a estados europeos de cuánta tierra encontraran no gobernadas por
príncipe cristiano y, al poco tiempo de arribar, también evangelización), otros
implicites (expoliación sistemática mediante la utilización de los nativos y africanos
como fuerza bruta en beneficio exclusivo de Europa), se intentó negar o, al menos,
tapar el devenir milenario de fecundos y variadisimos logros culturales de aquella
humanidad ingresada al continente y al territorio hoy argentino alrededor de 40.000
y 20.000 años antes de ahora respectivamente.

A fin de perpetuar el sometimiento cultural y económico inicial, transmitido en la


literatura de época como el gran descubrimiento, y continuar usufructuando
descaradamente, estrategas y ejecutores de lo que terminaría siendo una compleja
invasión consumada en varias etapas-tal vez en algunos con cierta inconsciencia ya
que lo hacían en nombre de su dios y de su rey cristiano, avalados nada menos que
por el pontífice del catolicismo en la bula Inter

Existen varias hipótesis acerca del ingreso aparición del hombre en Abya yala y en la Argentina Todas cuentan
con indicios importantes pero relativos en cuanto a que en el futuro se harán, sin duda, nuevos descubrimientos
de vestigios arqueológicos La hipótesis predominante no excluyente de otras) es que grupos de cazadores en
aquel tiempo el hombre prácticamente no podía vivir otra modalidad cultural o estratégica habrían ingresado al
continente hace no menos de 40.000 años y no más de 80.000 por el Estrecho de Bering en la época de las
glaciaciones. Posteriormente y en diversas regiones habrían arriba de por vía marítima desde Oceanía, África y
Europa En cualquiera de estas hipótesis, o en nuevas por aparecer, debe destacarse quirel Hame saps
moderna-es decir hombre como nosotros inició la historia de este contraste en aquel lejano ingreso

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cartera con astucia y decisión mesiánica desplazaron el origen y el devenir
histórico-cultural de la humanidad de este continente hacia otro el "viejo" mundo, lo
llaman supuestamente "superior" al nuestro, curvando así el eje natural de la historia
humana local Mecanismo, éste, habitual en todo invasor compulsivo y alborotado,
como sucedió con los luso-ibéricos respecto de la mal llamada "América", pero que
ni siquiera los bárbaros -según denominación de su propia historiografía-llegaron a
ese extremo cuando invadieron partes de Europa.

En efecto, en el primer siglo de la invasión europea a nuestro continente


considerada antológica por españoles, portugueses el catolicismo y, más
exactamente, por toda Europa, se acuñó con violencia de todo tipo, con sangre,
sufrimientos indescriptibles desconcierto absoluto de los setenta o más millones de
habitantes que cubrían nuestra región del planeta, un perverso concepto vigente
aún en muchas conciencias, esto es, que en Abya yala, hasta el arribo casual de les
despistados navegantes occidentales, había muy poco o nada de "humano". Se
referían a la enorme y, hasta ese momento, difusa etapa que quedaría tras la
aparición e inesperado alud posterior que los historiadores y filósofos del viejo
mundo alegre y erróneamente llamarian y llaman prehistoria, o sea, de antes de la
historia. Mientras que, según ellos y sus objetivos mentirosos (civilización,
pacificación y evangelización), el 12 de octubre de 1493 se habría convertido
mágicamente en el comienzo de la verdadera historia y cultura continental. ¡Antes
nada! Dicotomía, o división contundente, del devenir humano local basada, como
veremos, en

argumentos con premisas y conclusiones absolutamente falsas. Expresado de otra


manera: oficialmente, antes de la invasión, aquí donde estamos parados, la gente
que Colón y sus tripulantes vieron con sus ojos, tocaron con sus manos, olieron con
sus narices y oyeron con sus oídos y que eran sumamente solidarios... no habrían
sido de la especie Homo sapiens sino algo así como simios simpáticos que se
compadecieron de verlos tan escuálidos y tan desesperados por no encontrar de
inmediato su alimento preferido el oro adobado con especias! Es decir, aquí, en
Abya yala, no habrían existido idiomas-a pesar de que florecían por entonces unas
150 familias lingüísticas y más de 1000 idiomas dialectos, entre ellos el Aymara,
Guaraní, Quechua y Náhuatl

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de una difusión territorial fabulosa ni cosmovisiones, mitos, y representaciones
rituales, tampoco arte, tecnología, organización social política y familiar, menos aún
música, juegos, sentimientos, amor... Es decir, para los europeos "aquí no había
hombres sino antropoides, seres tirando todavía a monos, auténticos primitivos.
bestias o salvajes parecidos a los humanos, según adjetivaron en sus escritos
posteriores aquellos invasores de "almas", riquezas y territorios ajenos. Pero, eso sí,
todo en nombre de su dios y de su civilización! (Todavía la mayoría no advierte esta
enorme confabulación!

Para los textos escolares, ensayos históricos (aún los de van guardia) y programas
curriculares solidamente estructurados desde la visión eurocéntrica del invasor,
TODO, aunque no se lo exprese de ese modo, habria comenzado con la llegada de
aquellos tres insignificantes barquitos arribados por casualidad a una isla de Las
Bahamas que, ya en ese instante y sin ellos imaginarlo, por taban el germen de la
destrucción, del genocidio y culturicidio más extenso, duradero y perverso que se
haya consumado hasta ahora en la humanidad. Lo cual, obviamente, no disminuye
la responsabilidad de horrorosas acciones de alcance masivo cometidas en Europa
y otros continentes y en todos los tiempos. Curiosamente, mientras las invasiones y
genocidios perpetrados en Europa son considerados por ellos mismos como lo que
fueron, al consumado en Abya yala se lo sigue asumiendo como "gesta heroica" en
el ámbito oficial y en gran parte de la población.

Es cierto que con la ciencia y tecnología bélica moderna del "primer" mundo se
llevaron a cabo guerras y genocidios de magnitud-en especial los dos últimos
conflictos del siglo XX llamados eufemísticamente "mundiales" porque se peleaban
entre poderosos-específicamente, por ejemplo, en Hiroshima y Nagasaki o más
recientemente en Vietnam, Irak, en Siria, Palestina y otros, pero estos son apenas la
sombra del accionar tenaz, envolvente y devastador realizado, primero por España,
el catolicismo y Portugal y luego por toda Europa durante más de 300 años. Sólo en
el siglo XVI asesinaron y esclavizaron a muchos millones de

4 Paul Ront registra 122 familias lingüísticas Walter Krickeberg, 1as y más de 1.000 idiomas L Pericot, 176
Powell, 29 solo en América del norte Thomas Y Swanton, 2 en América Central y Chamberlain 84 en América
del sur

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nativos de África y Abya yala cuyo único delito fue defender su territorio, cultura y
estilo de vida, tanto como lo hubiera hecho cualquiera de nosotros y los mismos
invasores.

Historiadores y etnógrafos difieren en las estadísticas pero es todos los casos


hablan de muchos millones.

Comercializaron también millones de esclavos africano para extraer riquezas que


llevaron a España, Portugal, Francia Inglaterra, Vaticano y otros estados de Europa,
con toda naturalidad, como si tuvieran derecho divino inapelable. El hecho es que
como consecuencia de aquella barbarie, ya sea que robaran aquí se piratearan
entre ellos en alta mar, todos tuvieron su rajada que se perpetuó en forma de
colonias extractivas o factorías.

Aquel irónico dicho popular de que los europeos "vinieron a hacerse la américa"
-ahora son los poderosos países del primer mundo, las corporaciones y empresas
transnacionales y los bancos-lamentablemente es una realidad desde aquel nefasto
12 de octubre de 1492. No había sucedido en el pasado a pesar de que otras
naciones desembarcaron en estas tierras dejando algunos rastros culturales.

Frente a este hecho consumado, nos toca a todos y especialmente a investigadores,


escritores, políticos, periodistas y educadores, cuestionar la historia tal como fue
escrita a partir de la invasión sin negar, por cierto, aportes transoceánicos. Nos
corresponde investigar en la mal llamada prehistoria de este continente
-cínicamente bautizado como América-que apenas conocemos y que sin embargo
está presente en nuestra vida, mucho más de lo imaginado. Metafóricamente
podríamos decir que nos corresponde correr el velo que esconde 40 mil años y
enderezar su eje, curvado por el invasor en su propio y exclusivo beneficio. Es
simple, pero hay que entenderlo correctamente "para actuar como correspon

de", para que no quede esta evidencia como mera teoría o folklore. Se trata de
descorrer el denso velo que disimula la curvatura de su eje histórico. Un trabajo
científico, en gran medida artesanal. Metódico y paciente de todos los habitantes del
continente, no solo de los académicos y docentes. Trabajo, por cierto, que no
consiste prioritariamente en "hablar más del pasado y de los indios", sino de
enderezar epistemológicamente el eje del devenir de los humanos desde su ingreso
a Abya yala hasta tomar conciencia de que la

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Juan Just Rough

irrupción fortuita de los europeos, jamás deseada por los habitantes nativos, fue, es
y será "invasión", aunque nos duela por causa de la perversión epistémica que nos
inoculó el invasor para que la naturalicemos en nuestras conciencias. Si lo
hacemos, el asombro y entusiasmo se multiplicarán fortaleciéndose nuestra
Identidad con relación al pasado, presente y el incierto futuro.

Esta es fundamentalmente la motivación del presente volumen, cuyo contenido


intenta aportar un análisis epistemológico crítico de la historia americana que se nos
transmite, además de perspectivas e informaciones concretas. No propone fórmulas
mágicas e indiscutibles para "repetir", como en gran medida se ha hecho hasta el
presente, sino simplemente constituirse en estímulo para la reflexión en el aula y
fuera de ella. En disparador para que cada habitante de este maravilloso continente
tome más conciencia de su milenario respaldo histórico-cultural y, desde allí, sin
prejuicios ni preconceptos, rastree y ponga en evidencia paradigmas, valores éticos,
morales, científicos, tecnológicos, filosóficos, religiosos y sociales que fueron
cristalizando en nuestro territorio desde que los hombres, tan Homo sapiens
moderno como nosotros y el resto de la humanidad hoy-aunque desarrollados de
diferente manera penetraron en él hace alrededor de 40.000 años. Una aventura
grabada en el tiempo y el espacio continental con paciencia, creatividad y tenaz
dedicación por miles de generaciones que nos precedieron a lo largo y ancho de
Abya yala. Grabadas en sus centenares de idiomas emergentes; grabadas en la
industria lítica, pintura rupestre, utensilios, inventos y, sobre todo, en las diversas
explicaciones e interpretaciones del universo y del mundo, originales y auténticas
con relación a las del resto del planeta Tierra.

El devenir humano de nuestro enorme territorio existió tanto como en los demás
continentes aunque los invasores hayan destruido u ocultado muchas (todas no
pudieron) evidencias histórico-culturales con el propósito, consciente o inconsciente,
según el caso, de satisfacer sus apetencias y expectativas materiales y simbólicas.

Por análisis epistemológico" entiendo aquí el análisis crítico de los principios teórica

mente universales o aplicables a todo grupo humano) y paradigmas con que se cons
truye la historia de un sector de la humanidad, en este caso de la población de Abya
yala (América) desde que aparece actuando en nuestro continente, hasta qué punto se
puede o se debe validar una determinada mirada y el relato de una propuesta historio
erifica como la que concretaron los cronistas de la invasión europea y sus comenta
Artistas posteriores hasta el presente.
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Me encantaría que entre el lector ocasional y el autor de estas concep páginas se
transparentara y convivieramos en un sencillo que, de no asumirse, en la primera
bifurcación de nuestra búsqueda podríamos involuntariamente equivocar la senda y,
en lugar de dar pasos adelante, retroceder al statu quo que nos amordaza desde
hace más de 5 siglos. Ser conscientes, usted y yo, de que la solución a la distorsión
impuesta a la historia del devenir humano de Abya yala no consiste en hablar más
de "los indios" de antes y de ahora (cuestión cuantitativa y anecdótica); y que
tampoco se trata de volver al pasado reproduciendo sistemas sociales, de creencias
o técnicas de producción, si bien en muchos aspectos podemos aprender de los
antiguos habitantes-tal como hacen los europeos con sus griegos, celtas o romanos
(no sólo de técnicas sino, sobre todo, de su sabiduría milenaria)-, en especial en lo
que se refiere a respeto y solidaridad entre todos los miembros de la especie y hacia
el entorno al que pertenecemos y es fuente de vida para todos, sin distinción de
ninguna naturaleza. Que nuestra mirada y senda correcta es aceptar "toda nuestra
historia", desde Bering en adelante, con sus claroscuros, con sus lagunas e
interrogantes y con un solo eje: la humanidad continental. Conocer y asumir todo el
patrimonio cultural que, en la medida en que lo conocemos e incorporamos "como
nuestro", refuerza nuestra identidad frente a nosotros mismos y el mundo, sin
dicotomías estratégicas inventadas por un invasor inescrupuloso.

Seguramente usted y yo hemos pensado con frecuencia que hurgar en el pasado y


reconocerlo, aunque más no sea con el sentimiento para ello no es preciso ser
historiador-nos enriquece, nos alienta a tener esperanza y seguir creando nuestro
presente.

Para el nativo de las altas montañas andinas donde florecieron maravillosas culturas
-tiwanaku, atacama, huarpe, diaguita, pehuenche, inca, chibcha, etcétera-"el pasado
está frente a nosotros y el futuro a nuestras espaldas porque, dicen, al pasado lo
podemos mirar y al futuro todavía lo desconocemos". Sabiduría que nos manifiesta
la madurez y profundidad del hombre y de la cultura de esta tierra, de "nuestra
cultura.

Mirar y escudriñar nuestro pasado no es añoranza como pretenden algunos filósofos


defensores a ultranza de la tecnología y ciencia de avanzada que, por otra parte, los
habitantes del Tercer

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mundo, en realidad, la mayor parte del planeta, no sabemos adónde nos conduce.
Más aún, creo que ni sus mismos creadores saben adónde conduce, pero no por
eso podemos negarla.

Sentir, conocer y abarcar todo el devenir estratégico de un continente o nación es


activar el motor humano que con su experiencia y sus logros paulatinos nos alienta
a luchar frente a dificultades concretas aparentemente insolubles, como la
dependencia y vil distanciamiento económico de nuestros países a los del
autodenominado "primer" mundo o las diferencias abismales entre naciones, grupos
e individuos de la especie. Mirar el pasado para recuperar y defender lo que la
ciencia, tecnología y cibernética-también logros humanos no nos pueden brindar por
sí mismas: libertad y creatividad, solidaridad, arte y poesía del ser humano, que
están en serio peligro y no debemos rescindir si es que queremos seguir siendo
hombres y no robots o tan solo "televidentes con muchas opciones de canales para
"matar" el tiempo y la propia creatividad.

Tecnología de punta sencilla y eficaz para aquellos días en que una mujer emana de
los canales fueguinos. perseguida por caras y terratenientes, teje su prenda en un
telar simple y eficaz que hace junge con su atuendo de piel de guanaco Matices de
muita historia republicana considerada sin embargo, como salvaje y enemiga!
Bandeja subyacente que terminas de hacer

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