Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Después de que el vuelo 1549 despegara, Sullenberger, Sully para su entorno laboral,
tuvo que realizar un amerizaje de emergencia sobre las heladas aguas del río Hudson, a
la altura de la calle 48 en Manhattan. Una bandada de gansos se "inmolaron" contra los
dos motores del avión sin que se pudiera hacer nada por evitarlo. Los motores se
devoraron a las aves pero, también, fueron perdiendo fuerza, se detuvieron, y el avión
fue perdiendo altura.
El estupor por ver un avión volar a tan baja altura paralizó los corazones de los
neoyorquinos, quienes ocho años antes habían sufrido el mayor atentado de la historia,
al ser derribadas las torres Gemelas. Nadie supuso otra cosa que no fuera una nueva
situación de terror.
El piloto pensó en volver a La Guardia pero sin motores resultaba imposible. "No
llegamos, quizás acabemos en el Rio Hudson", se oye la voz de Sully a la torre de control,
que hizo caso omiso a esa ¿extravagancia? y volvió a decirle que la pista 13 de La Guardia
estaba disponible. "No podemos", fue la respuesta lacónica del comandante.
"¿Qué necesita para aterrizar?", fue la pregunta ya nerviosa desde la torre. Silencio.
"Está el aeropuerto de Teterboro, en New Jersey, más cercano", llegó otro intento
desesperado de la TORRE DE CONTROL. "Ok", respondió Sully, quien concentrado en lo
que iba a realizar, les informó -escueto- a sus pasajeros: "Prepárense para el impacto".
¿No fue demasiado cruel este mensaje para el pasaje? "No, por protocolo debió hacerlo,
porque esas cuatro palabras motivaron a la tripulación a preparar a los pasajeros a
agachar la cabeza y agarrarse la nuca, para evitar lesiones importantes", remarca
Roberto Casasola, piloto de Austral y especialista en accidentes aeronáuticos. "Es más,
Sully tuvo la lucidez para consultarle a su copiloto si se le ocurría alguna otra salida".
Con más de tres décadas de experiencia por los cielos del mundo, Sullenberger tuvo que
hacer frente al desafío más importante de su vida. Debió resolver en segundos el destino
de 155 vidas. “Yo me daba cuenta de lo que estaba pensando. Sabía que sería la peor
situación de emergencia de mi vida. Pero al mismo tiempo nunca pensé que moriría
aquel día”, había explicado el piloto texano, hoy de 67 años.
"Sin dudas para mí fue la hazaña más importante de los últimos veinte años en la historia
de la aviación. Un evento como este, en el que un piloto debió decidir en minutos y con
la presión ahogándolo, me parece de una espectacularidad mayúscula", refiere
Casasola, un admirador de la sapiencia de Sully. "Él fue resolviendo inconvenientes a
medida que el problema mayor se agrava".
"Sabíamos que no teníamos tiempo para hacer todo lo que teníamos que hacer, así que
tuve que concretarme en las cosas realmente importantes. No tuvimos tiempo para
hablar. Sólo tuvimos algo más de tres minutos para tomar una decisión. Y fue la
correcta", fue otra de las respuestas de Sully cuando se enfrentó a la prensa.
Su frialdad a la hora de realizar esta proeza no solo evitó la tragedia, sino que
lo convirtieron en un héroe y una inspiración en todo el mundo, situación con la que
nunca se sintió cómodo, ya que el ex piloto de caza de la Fuerza Aérea de los Estados
Unidos, siempre se refirió a "hacer mi trabajo" y a "las exigencias que aparecen cada
tanto. Solo fui un profesional".
En tantas conferencias que dio alrededor del mundo, Chesley Sullenberger se mostró
vulnerable y menos frío que al momento de amerizar, y reveló que necesitó tres meses
para volver a dormir una noche entera, y otros siete meses para volver a pilotear un
avión. "Curiosamente la vida no me resultó sencilla, se me hizo cuesta arriba después de
haber atravesado la situación más compleja".
Pero también el film hace foco en un aspecto lateral al que debe hacer frente Sully: la
investigación que busca dictaminar si realmente se condujo de manera correcta ante la
emergencia. "Cuando me enteré de que se estaba investigando al piloto me indigné,
porque sólo él sabe lo que se vivió allá arriba, sólo él fue capaz de amerizar 60 toneladas
de hierro... y que se lo estuviera acosando a preguntas como si fuera un delincuente me
resultó insultante", señaló Casasola.
Sully fue agasajado por el entonces todavía presidente George Bush y recibido por
Barack Obama, quien asumió el 20 de enero de 2009. Y recibió "las llaves de Nueva York"
de parte del alcalde Michael Bloomberg. Hoy en día es un piloto retirado, experto en
seguridad e investigador de accidentes en Danville.
Un avión de la compañía aérea US Airways con 155 personas a bordo cayó ayer a las
aguas heladas del río Hudson, en la orilla de Nueva York.
Según la Policía, los 150 pasajeros y la tripulación --formada por cinco o seis miembros,
según la Administración Federal de Aviación (FAA)- pudieron abandonar a salvo el
aparato, que se mantuvo a flote durante varios minutos. La FAA dijo que el avión pudo
haber chocado con una bandada de pájaros. Inmediatamente, el Buró Federal de
Investigaciones (FBI), negó que se tratara de un ataque terrorista, según informó la
cadena Fox News. Laura Brown, vocera de la FAA, informó que el vuelo 1549 de US
Airways acababa de despegar del aeropuerto de La Guardia. Iba en ruta a Charlotte,
Carolina del Norte, cuando se produjo el accidente en el río. Sucedió cerca de la calle 48,
justo en la mitad de la isla de Manhattan.
Brown explicó que el avión, un Airbus 320, podría haber sido golpeado por pájaros. En
una información posterior confirmó que el avión estaba tratando de regresar al
aeropuerto, después de haber sido golpeado supuestamente por un pájaro que se coló
en uno de los motores. Fue por ese motivo que el piloto se vio obligado a realizar una
maniobra de emergencia para intentar "aterrizar" sobre el agua.
Según Ben Von Klemperer, un testigo citado por CNN, el avión "no iba demasiado rápido
y el contacto con el agua se produjo de manera suave", por lo que todo indica que el
amerizaje se realizó de manera controlada. La maniobra la confirmó Alberto Panero, uno
de los pasajeros del vuelo. "El avión comenzó a moverse. Comenzamos a oler humo.
Había fuego. Inmediatamente el aparato empezó a regresar" explica apenas pisó tierra.
"De repente, el capitán dijo 'preparados para aterrizar' y fue cuando supimos que
bajábamos", continuó sin dejar de mostrarse asombrado de que "todo el mundo esté
vivo".
"Ha sido un milagro. Se ha evitado un accidente que potencialmente podría haber sido
muy trágico", declaró poco después el gobernador de Nueva York, David Paterson,
durante una conferencia de prensa junto al alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg, en
un muelle del río cercano al lugar del incidente.
Personal del cuerpo de bomberos que atendió a los pasajeros confirmó a la agencia EFE
que algunos de ellos, con problemas menores, fueron enviados a la orilla neoyorquina
del Hudson, y que entre ellos hay algunos afectados por hipotermia debido a las bajas
temperaturas de las aguas del río. Otros heridos fueron llevados a Nueva Jersey, el
estado vecino de Nueva York, y, según la Oficina de Gestión de Emergencias de Nueva
York, todos estaban en buenas condiciones de salud, pese al susto que vivieron.