La educación ateniense estaba organizada de forma diferente la vida económica
en Atenas no era tan cerrada como en Esparta. En Atenas se había establecido la propiedad privada de los esclavos. Durante los siglos V y IV antes de nuestra era, la cultura tuvo un gran desarrollo en Atenas. Engels señalaba que en las variadas formas de la filosofía griega estaban en embrión todas las concepciones del mundo que aparecieron después. En los puntos de vista de algunos filósofos de este período se destacaban elementos del materialismo y de la dialéctica. Se desarrollaron los conocimientos sobre la naturaleza, la matemática, la historia, el arte, la literatura, la maravillosa arquitectura griega y la escultura. El hombre ideal de los atenienses debía ser hermoso en lo físico y en lo moral, y se aspiraba a la combinación de la educación intelectual, moral, estética y física. Pero este ideal se refería solamente a la clase social de los esclavistas. El trabajo físico era considerado como un deber sólo para los esclavos. Sin embargo, como resultado de un proceso de estratificación entre los esclavistas surgió un grupo significativo de personas pobres, pero que nacieron libres, que se veían obligados a practicar los oficios y otros tipos de actividades, incluyendo la enseñanza. Los esclavistas ricos mostraban una actitud despreciativa hacia estas actividades La educación ateniense establece grandes diferencias con respecto a la perspectiva educativa del hombre espartano; pues la preocupación máxima en Atenas la constituye el enriquecimiento personal. La vida de la polis ateniense se va a regular, a partir del siglo VI, fundamentada en los derechos comunes a todos los ciudadanos y a todos los hombres libres de la ciudad. Atenas considera ser el propio bien de la ciudad, fruto espontáneo de la perfección de todos sus miembros, razón por la cual se cultivan en ella el pensamiento y la palabra. A esto debemos agradecer el incremento del acervo cultural de la humanidad debido a las realizaciones de poderosas invenciones y creaciones que se suscitaron en Atenas. El ideal ateniense de perfeccionamiento humano ha recibido el nombre de "kalokagahtía"; este ideal es una muestra de la preocupación del ateniense por alcanzar el equilibrio entre los diversos aspectos de la personalidad: hermosura física, dignidad moral, sumándose el proceso perfectivo de su cultura, la cual exige una preparación intelectual, de tender a la sabiduría. La transformación de la estructura política ateniense, arrastra tras de sí la exigencia de una educación al alcance de cualquier ciudadano. Si todos han de participar en la vida y el gobierno de la ciudad, todos han de ser preparados para hacerlo, por lo que se requiere a la escuela como institución colectiva. Esto no era aceptado por igual entre todos los atenienses.
Algunos aristócratas juzgan que la educación sólo es eficaz cuando la recibe un noble; criterio desbordado por la fuerza de los hechos. Cada día aumentaba el número de los que deseaban adquirir cultura, y aunque la enseñanza individual continuaba existiendo, la escuela como centro colectivo de educación se difunde y perfecciona. Por lo tanto el Estado suministraba los locales, pero garantizaba la libertad de la enseñanza. Cabe destacar, como diferencia entre la pedagogía espartana y la ateniense, que para Atenas el papel de la preparación militar en la formación es secundario y escaso, pues se requiere sobre todo de un cambio de mentalidad y, por tanto, en el contenido didáctico. Los primeros atenienses (según Tucídides), abandonaron la costumbre de andar armados, evolucionando de una cultura de guerreros a una cultura de escribas. Por lo que en el siglo V, la educación tiene una educación marcadamente civil. Esto no quiere decir que el elemento militar dejara de existir, puesto que era necesario defenderse de los ataques de otros pueblos, pero esto no condicionaba la vida cultural e intelectual de la polis. El niño ateniense se desarrolla en el ambiente familiar hasta los seis o siete años y su ocupación en esta época es fundamentalmente el juego. Las niñas se dedicaban a jugar con las muñecas y el aro mientras que los niños organizan grandes batallas con generales y soldados de arcilla, y hacen partidos de pelota y balanceo en los columpios. Posteriormente, el niño se integra a la comunidad escolar, donde recibe la enseñanza de maestros profesionales. Un pedagogo particular (comúnmente esclavo) se encarga de acompañar al pequeño en el trayecto a la escuela; la cual no cuenta con pupitres, sino sólo bancos; en donde los alumnos mantenían sobre sus rodillas el rollo de la lectura. Existían escuelas amuebladas elegantemente, algunas con adornos como estatuas de dioses y héroes.