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LA FESTIVIDAD DE LA VIRGEN DEL
CARMEN EN CHINCHA
A 200 kilómetros de Lima, la capital de la República del Perú se encuentra la
provincia de Ica. La región se caracteriza por el desarrollo de la industria
algodonera, la producción vinícola y el cultivo y exportación de productos
hortofrutícolas. Sin embargo, el turismo se ha convertido en una principal
fuente de ingresos
Los focos de atracción de la población africana en el Perú se concentraron en
los distritos de Piura, al norte del territorio peruano; en la región centro-sur se
situaron en la capital, Lima; y en el departamento de Ica. Y es en estos
espacios donde sigue predominando la presencia africana y afromestiza.
Hoy día la provincia de Chincha, conocida como la “cuna del folklore negro”,
presenta numerosas festividades en las que la población negra tiene una
participación muy activa y significativa. El rico calendario festivo, en el que se
mezclan lo religioso y lo laico, permite analizar el papel jugado por la población
afroperuana.
Chincha cuenta con 11 distritos y celebra a lo largo del año dos festividades
importantes en los meses de febrero y octubre. En febrero tiene lugar el
llamado “Verano Negro”, un festival anual que resalta la cultura negra desde
diversas temáticas: gastronomía, música, cultura, poesía, etc. Coincidiendo con
este festival se celebra el Congreso de Afro-descendientes, en el cual se
discuten temas relacionados con la identidad y el desarrollo de la raza negra en
Perú. En el mes de octubre tiene lugar el “Octubre Negro”, en el que se
conmemora la fundación política de la ciudad, el 26 de octubre de 1874.
Es el caso de la festividad de la Virgen del Carmen, que tiene dos momentos
claves en los meses de julio y diciembre. Esta fiesta aunque católica, es
acompañada por manifestaciones africanas expresadas fundamentalmente a
través de la música y el baile. Es por lo tanto, una clara muestra del sincretismo
religioso, cultural y social en el que el ámbito peruano está inmerso.
La advocación mariana de la Orden del Carmen tuvo su origen en el Monte
Carmelo (Palestina), donde un heterogéneo grupo de peregrinos y cruzados
coincidieron en llevar a cabo una vida eremítica, siguiendo la tradición de Elías
y  orden mendicante, alcanzando una rápida expansión por Europa en la
segunda mitad del siglo XIII.
La imagen de la virgen en la religiosidad popular viene a representar la figura
de la madre, y está fuertemente arraigada en la cultura latinoamericana. En el
caso de la Virgen del Carmen, ésta no es una imagen dolorosa o de
resignación ante la muerte del hijo, sino que es vista como reflejo de dulzura y
amor
Cuenta la tradición que fue la primera imagen que los carmelitas veneraron en
el Monte Carmelo, donde se había construido un primitivo oratorio, y que de

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ahí fue llevada a Italia. Nuestra Señora de Trapani (Sicilia), que alcanzó gran
difusión en España también se ha vinculado con la tradición carmelitana. Se
trata de una escultura de alabastro que se encuentra en la basílica de la
Annuziata de Trapani. Se cree que también pudo presidir el altar del
monasterio del Monte Carmelo en el siglo XIV, de donde pasaría a Sicilia.
Otras imágenes son el icono de la Kyriotissa de Nicosia, de finales del siglo
XIII.
En un contexto esclavista, las imágenes religiosas representaron el espacio
libre en el cual negros y mulatos podían manifestar sus costumbres, de modo
que la imagen religiosa pasa a ser uno de los objetos-signo del ritual. En este
tipo de representaciones se debía ser muy sutil si se quería llegar al fiel, de ahí
que se buscasen imágenes sugestivas, adecuando la imagen al gusto popular,
intentando que el fiel se identificase con ellas, lo que nos permite afirmar que
detrás subyace un fuerte simbolismo que penetra en el pueblo o en los fieles de
forma rápida y didáctica.
Los cultos carmelitas en Chincha se celebran a lo largo de los meses de julio y
diciembre. Se trata de una festividad alegre, bulliciosa y sobre todo popular. En
ella, los protagonistas son los negros, mulatos y zambos, quienes recorren con
la imagen de la Virgen del Carmen el distrito homónimo. El cancionero popular
recoge esta coplilla:
“¡Vamos a la fiesta del Carmen, negrita! ¡Vamos que se acaba ya la procesión!
¡Vamos a bañarnos en agua bendita a ver si logramos de Dios el perdón!”38
Hoy día, la festividad comienza con una Novena, que se celebra entre los días
7 de julio y finaliza la noche del 15, cuando durante “La Víspera”, el distrito de
‘El Carmen’ se llena de fiesta, bailes, fuegos artificiales, música, y recitales. Es
esa tarde-noche del día 15 de julio cuando la Virgen del Carmen sale de su
templo para recorrer las calles. Durante la procesión, la imagen es
acompañada por multitud de gentes, en su mayoría gente joven, que festejan a
su patrona a ritmo de bailes, como las pallitas y los negritos, de los que
hablaremos más adelante.
Todo el recorrido procesional está cargado de simbolismo. Las calles del
distrito de ‘El Carmen’ se convierten en lugares donde poder sentir una
experiencia con lo sagrado. En este sentido, la música y la danza afroperuana
contribuyen al análisis holístico de ésta.
Al día siguiente 16 de julio, festividad oficial de la Virgen del Carmen, tiene
lugar la solemne celebración eucarística en el atrio del templo. A ella acude
todo el
pueblo, lo que permite apreciar “el predominio de la gente de color, que lidera
la cofradía, las bandas, los coros, las mayordomía femenina, que desfilan con
fervor entorno a su patrona”39.
Y es que todo ritual requiere un espacio igualmente ritual, es decir, el espacio
es vital a la hora de analizar un ritual. La Iglesia-Santuario de la Virgen del

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Carmen se constituye como lugar de celebración de los ritos, espacio donde a
lo largo de todo el año se venera la imagen carmelitana, y donde el fiel devoto
recibe los sermones y los dones de los sacramentos.
Este escenario sacrosanto había que hacerlo estético, sensual, teatral y
efectista, para que el fiel lo admirase y se sintiese partícipe de él. La luz, la
música, el olor del incienso, las imágenes o los ritos muy ceremoniosos hacen
que el fiel se imbuya de lo sobrenatural del escenario y del templo. El templo,
como lugar de culto y espacio ritual por excelencia, extiende ese carácter
sagrado a las calles, “esto quiere decir que ciertos rincones de la ciudad
estarán estos días sobre determinados, sobrecargados de sentido”40.
Y es que por otro lado, las calles se convierten en escenario de toda la
parafernalia festivo-religiosa. Esto permite convertir al fiel y al que no lo es en
un elemento activo de la religión. En las procesiones, las imágenes salen del
templo para recorrer las calles, ser admiradas y devocionadas por el pueblo,
fomentando la religiosidad popular entre los fieles de dentro y fuera de la
localidad.
Al día siguiente cuando la imagen de la Virgen del Carmen, acompañada por
un séquito popular que la aclama entre aplausos y vivas, regresa a su templo,
finaliza la celebración, que se reanudará en los próximos cultos que se
celebran en el mes de diciembre cuando la festividad en honor a la patrona de
Chincha tienen una segunda fase con la celebración de nuevos cultos, que ver
con la fecha de fundación de la cofradía.

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Santa Efigenia en la América colonial
La llegada de los españoles a América y la instauración del orden virreinal en el
siglo XVI, traerá consigo toda la maquinaria estamental del viejo mundo. La
esclavitud será una de ellas y configurará un nuevo territorio donde, a pesar de
lo tormentoso de la cotidianidad, forjarán un nuevo espacio de cultura y
religiosidad. De esta manera, Santa Efigenia cumplirá un papel importantísimo
dentro de la construcción religiosa en la América colonial. Es importante
mencionar que, antes de que santa Efigenia adquiera presencia histórica en
Perú, otros países de América habían conformado diversas manifestaciones
religiosas-culturales en honor a Efigenia.
Con presencia histórica queremos decir que, se tomará en cuenta a partir de la
documentación de archivo que se pueda encontrar.
En relación a ello, se podría entender que la llegada masiva de esclavos
venidos de África a estas nuevas tierras, suponía también que, ante su
despojada humanidad, se le era necesario inyectar atención espiritual.
De Etiopía a La Quebrada: la nueva morada de Santa Efigenia En este punto
abordaremos el tránsito desde la instauración de culto a Santa Efigenia de
Cañete, desde el periodo colonial, hasta su reinvención de mediados de la
década de 1990. A su vez compartiremos algunas hipótesis que nos permitan
acercarnos a comprender las motivaciones que se tuvieron de reinstaurar
antiguas creencias africanas y también de aproximarnos a saber por qué el
culto fue olvidándose poco a poco una vez entrado a la vida republicana pero
que, gracias a la gestión cultural de algunos personajes de La Quebrada, el
culto pudo reinventarse y ganar un nuevo protagonismo en la provincia de
Cañete, llegándose incluso a internacionalizar dicha festividad.
Abordar a Santa Efigenia de Cañete, apoyándose desde un punto de vista
historiográfico, resulta complejo, debido a la escasa información de archivo; sin
embargo, aun así, las evidencias documentales nos han permitido poder
contrastar la tradición oral que se ha venido contando en las últimas décadas
en La Quebrada de Cañete sobre la llegada del culto de esta Santa africana a
las costas de Cañete.
Cussen (2010) refiere que era muy común, para la etapa colonial, ver que los
santos africanos figuraran como patrones de las cofradías de negros; y que las
órdenes religiosas, como por ejemplo Los Franciscanos, promovían
activamente la devoción negra. Para México sucede algo similar, ya que son
también los de la orden Franciscana quienes más se involucraron entre la

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población negra, a través de las cofradías y la devoción. Aunque, finalmente,
para el caso de Santa Efigenia de Cañete, será la orden de San Camilo, en el
siglo XVIII, quienes se encargarán de ser los principales promotores.
Es pertinente hablar, o al menos referenciar, a Santa Rosa de Lima, ya que su
canonización en el siglo XVII, reflejó el éxito que tuvo la evangelización
cristiana en el Nuevo Mundo, pues esto hizo que todos los sectores sociales
(afroperuanos, españoles, criollos, mestizos e indígenas) interiorizaran su
veneración; y de esta forma se dio pie a que nazcan otros cultos, como el de
Santa Efigenia. Para las primeras décadas del siglo XVIII, la hacienda de La
Quebrada era conocida como San Juan Capistrano. En 1741 dicha hacienda es
comprada por la orden religiosa de San Camilo, conocida también como la
Buena Muerte. Según las visitas al archivo de la Buena Muerte que ha
realizado Sánchez (2012), en uno de sus legajos menciona que, dicha Orden
para estar legalmente establecida en el Perú, debía poseer haciendas que le
generen ingresos propios y de esta manera mantener la administración de su
iglesia en Lima, por lo que la compra de la hacienda La Quebrada fue vital.
Pocos años después, en 1747, se promulga una Real Cédula donde se otorga
a los hacendados el permiso de utilizar esclavos en sus respectivas haciendas.
Morales (2008) manifiesta que, entre los años de 1747 a 1821, se va
construyendo las bases de las manifestaciones culturales afroperuanas en
Cañete. Tiene mucho sentido si lo relacionamos a Santa Efigenia, ya que
recordemos que la orden de San Camilo compra La Quebrada en 1741, unos
años antes de esta promulgación, y que la llegada masiva de esclavos,
posterior a esa fecha, habría configurado un escenario propicio de
efervescencia devocional y cultural.
La oralidad en La Quebrada es muy rica; diversas generaciones han puesto en
evidencia su acercamiento en torno a las historias de como el culto y la
escultura tallada enq madera de Efigenia arribó a La Quebrada de Cañete.
Ante ello, Arroyo (2008) nos manifiesta |que:
Según la tradición cultural religiosa de la población afroperuana de La
Quebrada, la imagen de la santa sería originaria de Etiopía (África) y que, luego
de pasar por los puertos de Cuba y Panamá, habría arribado de noche en La
Quebrada secretamente. Si bien esta cofradía no se creó en Cañete, sino en
Lima, es probable que cierto arraigo y popularidad haya sido suficiente para
que la orden de San Camilo decida instaurar una devoción más organizada en
Cañete. Ver
Cussen (2010).
Aún más para la curiosidad, el profesor Jaime Rojas, como buen caricaturista,
reseña la historia de la imagen de la Santa Efigenia y afirma que pasó
inadvertida por los grandes puertos del tráfico de los esclavos negros, incluso
cuando una gran parte de los esclavos iban desembarcando en los diferentes
puertos, como en Santa Bárbara de la costa central. Habrían conducido a la

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santa a escondidas hasta «San Juan Capistraño» o a La Quebrada de San Luis
de Cañete para proteger a sus hijos violentados. (p. 20)
Los relatos que mencionan que la imagen de madera fue traída de Etiopía,
pasando puerto tras puerto (África, Europa, América), gracias a la astucia de
sus fieles y que, ya establecidos en La Quebrada, de manera oculta cientos de
esclavos se reunían para rezarle y cantarle, de por sí contiene varias
inexactitudes históricas. Es imposible que uno o varios esclavos puedan
transportar una imagen tallada en madera, de buen tamaño, sin ser detectado
en los diversos puertos, la historiografía desmiente ese privilegio que pudieron
haber tenido los esclavos.
Lo común para la época colonial, con lo cual coincido con el análisis histórico
que hace Sánchez (2012), es que un propietario o propietarios de haciendas,
decidan construir
Una iglesia, templo o capilla y, en ella involucrar una imagen representativa de
su cultura, en este caso Efigenia, funcionaría como un mecanismo de control
ideológico, característico de la época, y que además tiene una fuerte carga
cultural; y ya en mis palabras, eso sería el horizonte más probable de la
conformación institucional de Santa Efigenia en La Quebrada de Cañete.
Existen buenas razones para considerar que quienes estaban a cargo de estas
haciendas fueron los principales impulsores de crear y consolidar la fe y
devoción, como sería el caso de Santa Efigenia de Cañete. ¿Y por qué Santa
Efigenia tuvo como morada La Quebrada? ¿Por qué no se asentó en otras
haciendas como Santa Bárbara, Casa Blanca, Hualcará o Arona? La respuesta
puede estar en las estadísticas. Según datos del Archivo Arzobispal de Lima,
trabajados por Morales (2008), muestra que la hacienda La Quebrada, entre los
años 1810 a 1813, es la hacienda que más esclavos poseía, entre 300 a 500
esclavos, superando a las haciendas ya mencionadas.

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NIÑO DIOS DE CHINCHA
EL CARMEN (Chincha) - Durante cinco días, la armonía de los violinistas,
aunada con los acordes de las guitarras, se escucha con regocijo en el frontis
de la iglesia Nuestra Señora del Carmen con motivo del encuentro esperado
para Navidad entre la Virgen Peregrina, la Virgen del Carmen y el Niño Dios.
Esta alabanza durará hasta el 28 de este mes, con la concurrencia de miles de
fieles y turistas que podrán apreciar las danzas del Hatajo de Pallitas y a los
zapateadores de negritos.

Hace algunos meses la Virgen Peregrina, como se suele hacer desde hace
décadas, salió desde el corazón del pueblo carmelitano a derramar sus
milagros por todos los centros poblados que existen en el único distrito moreno
que tiene la ciudad de Chincha, en Ica. El recorrido de la también denominada
“La Peoncita” se acaba cuando llega el mes de diciembre, pues en la iglesia
central de El Carmen se prepara su recibimiento, programado para el 24 de
diciembre, cuando se concentran todas las razas para esperar su llegada y
aguardar al 27 de diciembre, día central en la costumbre carmelitana, en que
será mostrada a los miles de visitantes que desde tierras lejanas llegan a
cumplir sus promesas con la Virgen del Carmen.

Para esta fecha (27 de diciembre) se reviven las añoranzas de los


afrodescendientes y se preparan las dos agrupaciones de danzas y cánticos de
Hatajo de Pallitas que existen y se hereda de generación tras generación en El
Carmen.

El Hatajo de Chamorro es uno de los primeros en mostrarse en escena. Sus


cantoras alaban al Niño Jesús y a la patrona de los carmelitanos. Le rinden
pleitesía a través de sus danzas y canciones que aprendieron de sus ancestros
y que ahora muestran con alegría al darse la fiesta religiosa más importante
para los afrodescendientes.

El Hatajo de Eliza Milani. Este grupo integrado por 23 mujeres, entre 6 y 49


años de edad, y que lleva un repertorio de más de 20 canciones, entre las que
resaltan “En el portal de Belén”, “Huyeron para Egipto” y “Todos van a ver al

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Niño”, danza bajo la dirección de Martha Palma, quien desde hace varios años
es la guía del elenco femenino.

Otros que se apoderan de la Plaza Mayor de El Carmen son los zapateadores


del Hatajo de Negritos. En total son cinco los agrupamientos de danzantes, con
vestimenta blanca y de gran ribete, que colman el centro de la plaza para atraer
a ocasionales viajeros que llegan para las fiestas de Navidad.

Las familias que siguen esta tradición son los danzantes del legado de Amador
Ballumbrosio, la familia Fajardo, los Perales, doña Margarita y la familia Vicente
del centro poblado más grande de El Carmen: Hoja Redonda.

Pero el cierre de la festividad solo es el inicio de una nueva preparación para


los danzantes, pues todavía deben esperar la tradicional Bajada de Reyes para
recién ir al descanso, que perdurará hasta los albores del nacimiento del Niño
Jesús.

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SAN MARTIN DE PORRES
El día de hoy, 3 de noviembre, la Iglesia Católica celebra a San Martín de
Porres, testimonio de humildad y sencillez, virtudes que revelan precisamente
la auténtica “grandeza” con la que vivió en este mundo.
“Yo te curo y Dios te sana”, solía decir San Martín de Porres, “el santo de la
escoba”, el humilde mulato perteneciente a la Orden Dominica, quien se
santificó, entre otras cosas, cuidando enfermos y menesterosos. Martín fue
nombrado por San Juan XXIII “Santo Patrono de la Justicia Social” y “Patrón
Universal de la Paz” en pleno siglo XX, un siglo marcado por la violencia. Su
fiesta se celebra universalmente cada 3 de noviembre.
San Martín nació en Lima, Perú, en 1579. Su nombre completo fue Juan Martín
de Porres Velázquez, hijo de un noble español de origen burgalés, don Juan de
Porres, y una mujer de raza negra liberta, doña Ana Velázquez, natural de
Panamá. Desde niño, Martín dio muestras de su corazón solidario y sensible
frente al sufrimiento de la gente. Solía manifestar su preocupación por quienes
estaban enfermos o sufrían pobreza. Aprendió el oficio de barbero y algunos
rudimentos de medicina. A los quince años pidió ser admitido como “donado”,
es decir, como terciario, en el convento de los Dominicos de la Ciudad de Lima.
Ya en el convento, trabajó como enfermero sin hacer diferencias entre pobres y
ricos, ni entre blancos, negros o indios. Atendía a cualquiera que se presentase
a la enfermería con cuidado y esmero. Aunque inicialmente hubo reservas
contra él entre los frailes por su origen, en 1603, hizo su profesión religiosa.
Con la ayuda de Dios, realizó numerosos milagros, especialmente curaciones.
Martín jamás se atribuyó portento alguno, por el contrario, recordaba
constantemente que él solo era sirviente, y quien devolvía la salud era Dios -de
ahí su hermoso “yo te curo y Dios te sana”-. Enfermos desahuciados se
reponían al solo contacto con sus manos o incluso con su sola presencia.
También acontecieron milagros de otra naturaleza por intercesión de Martín:
hubo quienes lo vieron entrar y salir de recintos que estaban con las puertas
trancadas, mientras otros aseguraron haberlo visto en dos lugares distintos a la
misma vez.
La ciudad entera se rindió ante la humildad y la caridad de este santo. Incluso
el virrey del Perú lo visitó en su lecho de muerte y besó su mano. Martín partió
a la Casa del Padre el 3 de noviembre de 1639, en presencia de sus hermanos
dominicos, entregando su alma a Dios con un beso al crucifijo.

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GASTRONOMIA AFROPERUANA
La cocina afroperuana viene de la fusión de la comida andina con la comida
afro, quienes fueron los principales pilares de estas comidas son las mujeres
afros que vinieron en calidad de cocineras en las grandes haciendas, ella era
amamantadora de los hijos de los grandes. La cocina afro nace del propio
sabor y sazón de la mujer negra, agarrando solamente dos o tres productos
hacían comidas deliciosas. Entonces fueron contratadas como cocineras, con
el paso de los años y siendo mujer creativa hacían fusiones con otros estilos de
comidas. Al principio se preparaba de los animales de los patrones ya que
“solamente los ricos podían comer carne” , entonces es ahí que estas mujeres
preparaban para sus hogares los huesos, las vísceras, las patas, los brazuelos
de los animales que se identificaba como comida inservible para los animales,
sin embargo su ingenio fue tan grande que ellas no los botaban y empezaron a
limpiarlo con un cultura de su pueblo de ahí viene la famosa papa
deshidratada, o también llamada “PAPA SECA” posteriormente con la mejora
de sabores vino a ser CARAPULCRA. Otro plato interesante viene hacer el
plato “LA TUCA” que viene hacer las vísceras del animal. El famoso CAU CAU
antes no se llamaba así que era del mondongo de los res, “LA PATITA” de las
patas de los res, del carnero, del cerdo. El escabeche lo preparaban de la pata
del cerdo o de la res. Otro producto muy utilizado por ellos fueron los frijoles
por ello que eran personas fuertes a pesar de ejercer los trabajos más duros
que podría existir, siendo bien alimentados también por el trigo, comían
bastantes hierbas que hoy en día han renacido, también hacían curaciones con
medicina natural. nosotros como peruanos debemos sentirnos orgullosos d los
anticuchos, las pancitas, la chanfaina, etc., sean paltos emblemáticos en el
país El arroz Atápala es un plato rescatado era un arroz rojo, con apariencia de
un tamal, que también se preparaban en una hoja del plátano, pero después se
empezó a preparar con el maíz
En los postres tenemos el “BERRANOT” siendo con frijoles, que no es lo
mismo que el frijol colado, pero con el tiempo, iban moliendo el frijol y de ahí
nace el nombre; también preparaban el “RANFAÑOTE” a base de pan seco o
frio que ya no era del día, estas negras lo hacían de una manera tan ingeniosa
un postre exquisito. Y nunca olvidarse de los turrones de “DOÑA PEPA”
siendo la morena DOÑA JOSEFA. Un tanto como los picarones, arroz con
leche, el famoso Zambito, Suspiro a la Limeña, entre más deliciosos postres
Siguiendo otro punto uno de los tragos que se puede definir fue el
“CHINCHIVI”, un trago “jaranero” ya que lo utilizaban en ocasiones especiales
o cada sábado que era el fin de semana laboral, entonces ellos se ponían
alegres y jaraneros.

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ATAJO DE NEGRITOS
El atajo de negrito es una danza practicada por las poblaciones afro peruanas y
mestizos de la costa central durante los festejos de la Navidad, es
tradicionalmente danzada por hombres. La particularidad de esta danza es la
base de zapateo, que en el distrito del Carmen se acompaña de un violín. Esta
danza está marcada por la devoción de sus intérpretes quienes la comprenden
como una muestra de su fervor religioso por el Niño Jesús y la Virgen del
Carmen, patrona del pueblo.
En la actualidad el atajo de negritos tiene como zona de influencia la costa
surcentral del Perú con especial incidencia en la provincia de Chincha, región
Ica. Dicha área coincide con grandes emplazamientos de poblaciones
afrodescendientes, cuya presencia se remonta a la época del Virreinato. Cabe
aclarar que la práctica de esta danza no es constante u homogénea en dicho
territorio; en algunos lugares es vigente mientras que en otros se ha dejado de
ejecutar. Asimismo, hay casos particulares como el de Tambo de Mora, en
Chincha, donde el Hatajo de Negritos se está recuperando gracias al trabajo
comunitario con niños.
Esta danza tiene una importancia fundamental para la población que la
práctica; da cuenta de una serie de saberes musicales y coreográficos de
diversa procedencia y larga data que se conserva hasta la actualidad,
constituyen una de las formas en que las poblaciones de la costa surcentral del
Perú muestra su devoción al Niño Dios durante los festejos de Navidad y en
tercer lugar, es un conjunto de prácticas musicales profundamente arraigadas
por la en identidad de dicha poblaciones. Por tales razones, el Hatajo de
Negritos conjuntamente con las Pallitas de la costa surcentral del Perú fueron
declaradas Patrimonio Cultural de la Nación el día 07 de junio del 2012.
Según el diccionario de la Real Academia Española, el término “Hatajo” tiene
dos acepciones: la primera es “ganado” y la segunda hace referencia a un
grupo de personas en tono despectivo. Estos no son de manera alguna los
significados que los portadores de esta danza atribuyen a esta palabra. Sea
cual fuere su origen, las poblaciones de la costa surcentral peruana se apropia
de la expresión “Hatajo” y le dan un nuevo significado, que ahora hace
referencia a las cuadrillas de zapateadores y zapateadoras.

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A)Comidas
1. Dulce de ancayota
Antiguamente, se preparaba el dulce de ancayota
para la celebración de la Virgen del Carmen.
La alcayota es una fruta pequeña y fibrosa en
forma de porongo parecida al zapallo. Se vendía
envuelto en panca seca de maíz.
2. Chapana
La chapana es un postre hecho de yuca. Para su
preparación, se ralla la yuca, se le echa clavo de
olor y la venden envuelta con panca de la hoja de
plátano.
3. Humita
Las humitas se preparan con choclo molido y se
envuelven en panca de maíz. Pueden ser dulces
o saladas.
4. Seco de gato
El seco de gato es una comida de todos los días,
no es especial para la fiesta pero también se sirve.
Para matarlo, lo ahogan, lo pelan y lo amaceran
de un día para otro con todos los condimentos y
pisco. Antes se utilizaba vinagre o vino en lugar
de pisco. En Chincha, existe el mito de que el gato
da juventud. Antiguamente, cuando se empezó a
cocinar gato, era porque no había comida, pero
sí gato, por lo que comenzaron a comerlo para
sobrevivir.
5. Carapulcra
La carapulcra es uno de los platos principales en
la fiesta de la Virgen del Carmen que se prepara

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debido a que para esta fiesta también se reúnen
personas del distrito de Chincha, donde se
prepara originalmente esta comida.
Según Cerrón Palomino, citado en Mayna
(2009), el nombre proviene del aimara qala
phurk’a ‘guiso preparado con piedras calientes’.
6. Cao cao
Cau cau. Este era uno de los platos principales de
la fiesta de la Virgen del Carmen, sin embargo,
hoy en día ya no se prepara. La base de este plato
es el mondongo de res.
Su nombre proviene del quechua can que
significa ‘menudencia’ (Fetzer, 2004).
7. Frejol colao
El frejol colado es un dulce típico de la región.
Su preparación es extensa: se empieza por poner
a hervir los frejoles negros en leña de huarango
hasta que se cueza; se cuela en un pedazo de tela
limpia; se vuelve a poner de nuevo a la olla, y se
le agrega azúcar, clavo de olor y canela.
8. Huarango
Su nombre científico es (Prosopis limensis),
y es un árbol que crece en Chincha. El tronco

es utilizado como leña para muchas comidas


chinchanas, puesto que le da un sabor
característico a sus comidas. Aparte de tener una
gran utilidad no solo en la cocina, también vive
más de mil años, por lo que se le conoce como
“árbol de la vida”.
Su nombre proviene del quechua huarancu que

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significa ‘a thorny tree with twisted and irregular
branches’ (Kany, 1960).

B) Personajes
 Hermandad
Son grupos de personas que organizan la fiesta de la Virgen del Carmen con
coordinación con la parroquia. La sede donde se reúnen estas hermandades es
al lado costado de la comisaría. Las hermandades pueden estar conformadas
por hombres o mujeres. En este último caso, hay dos que son de solo mujeres.
 Cargadores
Son las personas que cargan el altar de la Virgen del Carmen. Antiguamente,
cualquier persona podía hacerlo, sin embargo, ahora que existen las
hermandades, las personas que las conforman son las únicas que pueden
cargarlo. Debido a que hay varias hermandades, un grupo de ocho, 10 o 12
personas lo carga por dos cuadras, luego entra otro grupo perteneciente a otra
hermandad, así hasta que se termine la procesión.

C) Vestimenta
 Chicotillo
Pequeño látigo que los danzantes llevan en la
mano.
 Banda
La banda es la cinta ancha rectangular larga que
va sobre el torso de los danzantes del atajo de
negritos.
 Contrabanda
Banda en forma triangular y tiene tres puntas.

D) Instrumentos
Violín
Instrumento principal e indispensable, el cual es
utilizado por la persona encargada, para darle
musicalidad a la danza. Es un instrumento de
viento que produce sonido mediante la frotación
de sus cuatro cuerdas con el arco.

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Cajón
Instrumento característico de la cultura
afroperuana. Se utiliza en el atajo para generar

un sonido más fuerte al zapateo de los bailarines.


Es un instrumento de percusión, el cual produce
sonido mediante el golpeteo de las manos a la
parte trasera del cajón.
Guitarra
Instrumento de viento, el cual es
indispensable en la danza del atajo. Tiene
una reciente inserción en la danza, debido
a su buen acoplamiento en el sonido de la
música.

C) Danzas
Zancudito
Danza que trata de las picaduras
de zancudos y el mordisco de la
salamanqueja que se da mientras se
hace
el trabajo agrícola.
La canción tiene la siguiente letra:
I
Zancudito me pico
salamanqueja me mordió
malhaya sea aquel zancudo

malhaya sea que me picó.


II
Zancudito por aquí

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salamanqueja por allá
malhaya sea aquel zancudo
malhaya sea que me picó.

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(comp.) Tradición oral, culturas peruanas: una invitación al debate. Lima,
Fondo Editorial Co Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 2003, pp.
225-234.
Carmen. Origen e iconografía”, Advocaciones Marianas de Gloria.
SIMPOSIUM (XXª Edición), Madrid, San Lorenzo del Escorial, 2012, pp.
771-790.

Ver Castañeda (2015, p. 152) y La leyenda de oro (1853, p. 88).

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