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INDICE

1. Introducción
2. Bienes inciertos
2.1. Ejemplos
3. Bienes fungibles y bienes no fungibles
4. Conclusiones
5. Bibliografía.
1. Introducción
De acuerdo con el artículo 1142 del Código Civil (en adelante CC):

Los bienes inciertos deben indicarse, cuando menos, por su especie y cantidad.

El objeto de la obligación debe ser determinado (o determinable), pues solo así es


posible que exista consentimiento. Sin determinación no se puede saber qué le
debe el deudor al acreedor. La determinación puede ser general, no señalando
todos los caracteres del objeto que lo distinguen perfectamente. Aquí existe una
determinación incompleta. Estas son las obligaciones genéricas. Ejemplo: una
vaca, un caballo, cuatro fanegas de frijoles.

Lea también: Derecho civil: Obligaciones de dar (artículo 1132 del Código Civil)

En cambio, si las cosas se determinan en forma perfecta, señalando sus


caracteres peculiares que las hacen inconfundibles, la determinación es
específica. Estas son las obligaciones específicas o de especie o cuerpo cierto.
Ejemplo: El caballo Lucero, el automóvil marca Toyota, chasis 50207, motor 3780,
placa 3840, etc. (Escobar Fornos, 1997, p. 208)

Recordemos que de acuerdo con el artículo 140 del CC, para la validez del acto
jurídico se requiere que el objeto sea física y jurídicamente posible. Y que de
conformidad con el artículo 1403 del mismo cuerpo normativo, la prestación en
que consiste la obligación y el bien que es objeto de ella deben ser posibles. De lo
dicho se desprende que si se celebra un contrato que genera obligaciones de dar
para una de las partes, pero cuyo objeto es un bien que no está señalado tanto en
su especie como en su cantidad. Desde el punto de vista del acto jurídico y del
contrato ese acto resultará inválido por tener un objeto jurídicamente imposible.
2. Bienes inciertos

Cuando procedemos a mencionar a los bienes inciertos, nos referimos


exactamente a que, esta procede a darse solo si el acreedor y por otro lado el
deudor tiende a tener, las mínimas condiciones para reconocer el bien a entregar.

Este reconocimiento mínimo, se procede a darse por dos factores, que es la


identificación del género y la cantidad.

Tenemos que dejar en claro que, ambos deben indicarse, ya que no tienden a ser
factores de requisitos a elección

La obligación de dar bienes inciertos solo es posible si el acreedor y el deudor


tienen condiciones mínimas para identicar el bien a entregar.

Esta identicación mínima reside en la indicación del género y de la cantidad.


Téngase presente que ambos deben indicarse, ya que no se trata de requisitos
alternativos, en la medida en que la presencia de uno solo de ellos no permitirá la
“elección” o “concentración” (acto por el cual se identica la cosa incierta), que, a
partir de este momento, se torna cierta y pasa a regirse por las reglas aplicables a
las obligaciones de dar bienes ciertos. (Bdine Júnior, 2010, p. 194)

Bástese imaginar que la obligación de entregar cien bolsas de café sea


considerada una obligación de dar bienes inciertos, aún cuando no se haya
especicado el tipo de café que se entregará, de modo tal que cualquier clase de
café podría representar el cumplimiento de la prestación. En consecuencia, no es
suciente armar que el objeto de la prestación sean cien bolsas (cantidad), sin
especicar el género del producto, pues en ese caso la obligación resultaría
inexigible. Del mismo modo, no es suciente decir que se entregarán bolsas de
café colombianas (género), sin indicar la cantidad de ellas. Dado que la prestación
no es determinable -por el género y por la cantidad- esta será causal de invalidez
del negocio jurídico según los términos que indiquen los respectivos Códigos
Civiles. (Ídem)

Como observa una doctrina nacional, nuestro ordenamiento jurídico exige como
requisitos mínimos para los bienes inciertos o determinables, el que estos estén
especicados —cuando menos— en su especie y cantidad. Estas exigencias se
justican en razón de que cuando se genera una obligación, la prestación debe
ejecutarse, y el deudor debe estar comprometido seriamente a cumplirla. En tal
sentido —como lo arma claramente la doctrina francesa— si no se estableciesen
al menos la especie y la cantidad, podría un deudor estar obligándose y estar en
aptitud de desobligarse, a su mero arbitrio, de lo pactado o prescrito por la ley.
(Osterling Parodi y Castillo Freyre, 2008, p. 173)
Para ilustrar lo mencionado vamos a citar dos ejemplos de una autorizada
doctrina nacional y luego pondremos algunos nuestros.

2.1. Ejemplos

(a) Si el deudor se obligase a entregar «dos animales» a cambio de 1,000 nuevos


soles, no habría contraído una obligación seria, al no señalar la especie de dichos
animales, ya que podría «cumplir» entregando dos insectos de ningún valor, con
lo que estaría burlando a su acreedor, quien sí le tendría que pagar los 1,000
nuevos soles prometidos.

(b) Igual falta de seriedad ocurriría si el deudor se obligase a entregar «gallinas» a


cambio de 4,000 nuevos soles. En este caso, si bien se habría señalado la
especie, nada se habría dicho acerca del número o cantidad de dichas gallinas,
razón por la cual, de permitirse un pacto de estas características, el deudor podría
satisfacer su prestación entregando al acreedor dos gallinas, a cambio de los
4,000 nuevos soles prometidos. (Osterling Parodi y Castillo Freyre, 2008, p. 173)

Pongamos un tercer ejemplo, una casa editorial se obliga a entregar “50 libros de
derecho” a la biblioteca de una prestigiosa casa de estudios limeña a cambio de
5000 soles, pero en este caso el objeto de la obligación sería jurídicamente
imposible ya que si bien se ha señalado el número o cantidad de libros no se ha
mencionado la especie. Si es que son libros de derecho civil, administrativo,
penal, procesal, ambiental, tributario, etc.

Veamos un cuarto y último ejemplo, en este, la misma casa editorial se obliga a


entregar “libros de derecho administrativo” a la misma biblioteca a cambio de
5000 soles, esta vez precisándose la especie, pero callándose respecto al número
o cantidad de libros de derecho administrativo. Esta también sería una obligación
con un objeto jurídicamente imposible.

3. Bienes fungibles y bienes no fungibles

En este punto debemos diferenciar a los bienes inciertos (susceptible de


determinación) de los bienes fungibles. Fungibles son aquellos bienes
susceptibles de sustituirse unos por otros, siendo esta situación indiferente para el
cumplimiento de la prestación, ya que en el caso de los bienes fungibles,
cualquier individuo es prácticamente idéntico a otro y no hay forma de identificar o
distinguir a uno de otro. En los bienes fungibles no se realizará una elección en
sentido estrictamente jurídico, sino una “individualización” en el sentido común de
la palabra. Entonces la diferencia esencial entre lo incierto y lo fungible es que en
el primer caso habrá que “elegir”, porque los individuos de la especie son
diferentes; en lo fungible, en cambio, no hay que elegir, lo único que hay que
hacer es individualizar el bien antes de realizar el pago, lo que puede tener una
enorme injerencia en la teoría del riesgo. (Castillo Freyre, 2018, p. 35)

Los bienes no fungibles son, por el contrario, aquellos que presentan una
individualidad tal que los hace extraños a cualquier sustitución. La Gioconda, obra
maestra de Leonardo Da Vinci es un bien no fungible, desde que no puede ser
reemplazado por otro cuadro, por parecido que fuera. (Arias Schreiber Pezet,
2011, p. 57)

Al igual que con los bienes corporales e incorporales, el Código Civil no clasifica
los bienes en fungibles o no fungibles. Sin embargo, el criterio de la fungibilidad
está recogido en algunas de sus disposiciones como son los artículos 1256[3],
1288[4], 1509[5] y 1923[6]. (Avendaño Arana, 2003, p. 38)

Por tanto, los bienes fungibles son aquellos que siempre tendrán un reemplazo en
el mundo jurídico (comunes) por lo que cuando sean objeto de una obligación
(contrato) siempre serán posibles de encontrar para cumplir la misma, mientras
que los bienes no fungibles son aquellos que nunca tendrán un reemplazo en el
mundo jurídico (únicos) por lo que cuando sean objeto de una obligación y se
deterioren, extingan o pierdan ello dará lugar al incumplimiento de la obligación
(contrato).
4. Conclusiones
Los bienes inciertos son aquellos determinados al menos en su especie y
cantidad (determinables) que pasarán a convertirse en bienes ciertos una
vez que se haya practicado sobre ellos la “elección”. Teniéndose en cuenta
que los requisitos mencionados (especie y cantidad) deberán presentarse
de manera copulativa, de lo contrario el acto jurídico resultará inválido por
tener un objeto jurídicamente imposible.

Los bienes ciertos son aquellos determinados o especificados.

Los bienes fungibles son aquellos que siempre tendrán un reemplazo


(sustituibles) en el mundo jurídico (comunes) por lo que cuando sean objeto
de una obligación (contrato) siempre serán posibles de encontrar para
cumplir la misma. Asimismo, sobre esta clase de bienes se aplicará una
“individualización” y no una “elección”, término reservado exclusivamente
para el caso de los bienes inciertos.

Los bienes no fungibles son aquellos que nunca tendrán un reemplazo


(insustituibles) en el mundo jurídico (únicos) por lo que cuando sean objeto
de una obligación y se deterioren, extingan o pierdan ello dará lugar al
incumplimiento de la obligación (contrato).
5. Bibliografía

ARIAS SCHREIBER PEZET, Max (2011). Exégesis del Código Civil Peruano de
1984. Derechos Reales. Tomo III, Lima: Normas Legales.

AVENDAÑO ARANA, Francisco (2003). “Comentarios a los artículos 885 y 886 del
Código Civil”. En: Código Civil Comentado por los 100 mejores especialistas,
Tomo V, Lima: Gaceta Jurídica, pp. 35-46.

BDINE JUNIOR, Hamid Charaf (2010). Código Civil Comentado. Doutrina e


Jurisprudência. Comentario al artículo 243, Coordinador: Cezar Peluso, São
Paulo: Manole, pp. 194-195.

ESCOBAR FORNOS, Iván (1997). Derecho de obligaciones. Colombia: Hispamer.

CASTILLO FREYRE, Mario (2018). Derecho de las obligaciones. Colección “Lo


Esencial del Derecho”, 13, Lima: Pucp.

OSTERLING PARODI, Felipe y CASTILLO FREYRE, Mario (2008). Compendio de


derecho de las obligaciones. Lima: Palestra.

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