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ART 1003. Se aplican al objeto del contrato las disposiciones de la Sección 1ª, Capítulo 5, Título
IV del Libro Primero de este Código. Debe ser lícito, posible, determinado o determinable,
susceptible de valoración económica y corresponder a un interés de las partes, aun cuando éste
no sea patrimonial.
El código no define al objeto del contrato, remite a las normas del objeto del acto jurídico y
enumera las condiciones que debe reunir (lícito, posible, determinado o determinable, susceptible
de valoración económica y corresponder a un interés de las partes).
De acuerdo a Lorenzetti, fue una decisión de la comisión redactora de no dar una definición
respecto del objeto del contrato y reenviar al 279.
El art. 279 refiere al objeto del acto jurídico y si bien no lo define de su lectura se infiere que
puede consistir en hechos o bienes. Suprimiendo las referencias “prestación” que aparecía en el
CCivil, permitiendo superar la discrepancia doctrinaria que existía sobre estepunto. Por lo tanto el
objeto del contrato está constituido por bienes o hechos, permitiéndolo distinguir, de la
obligación, que es el efecto del negocio jurídico, y de la prestación, que es objeto de la obligación.
La noción queda reducida a una materia (hechos o bienes) evitando confundir objeto y causa del
negocio jurídico, como sucede con la teoría del objeto-fin elaborada por Spota. Lo cual es
distinguido correctamente por el CCyC, pues ésta se regula separadamente tanto en materia de
actos jurídicos como de contratos.
Ejemplo de la compraventa.
Debe ser:
Posible.
Lícito.
Determinado o determinable.
Susceptible de valoración económica.
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LICITUD
El contrato tiene como objeto un hecho ilícito cuando la conducta que constituye su materia o
realidad está prohibida. Por ejemplo: Aquellos en que se prometen servicios profesionales, para
los cuales se carece de título habilitante. También entran de esta noción genérica de ilicitud,
hechos que sean contrarios a la moral, las buenas costumbres, el orden público, lesionen derechos
de terceros o la dignidad humana.
POSIBILIDAD
… APLICADO A BIENES: Durante la vigencia del código de Vélez, se discutió si era aplicable este
requisito a los bienes. Este código parece limitarlo a los hechos. Del mismo modo resulta
evidente que si una parte se ha obligado a entregar una cosa imposible (terreno en la luna) la
otra no podría pretender el incumplimiento en especie ni las prestaciones sustitutivas. Desde otro
enfoque también tenemos la denominada
… APLICADO A HECHOS: Debe ser originaria, contemporánea al acto. Si ella sobreviene luego de
celebrado el acto, entraran en juego las disposiciones que afectan a la imposibilidad de pago.
La imposibilidad debe ser ABOSLUTA Y OBJETIVA, es decir ser imposible para todos por igual.
DETERMINABILIDAD
DETERMINADO: Cuando está precisado con rigurosa exactitud al tiempo de celebración del
contrato. Por ejemplo: un auto marca x patente x.
El CCyC agrega “criterios suficientes para su individualización”, que este es un estándar que tiene
que ser analizado en cada caso.
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ART. 1005. Determinación. Cuando el objeto se refiere a bienes, éstos deben estar determinados
en su especie o género según sea el caso, aunque no lo estén en su cantidad, si ésta puede ser
determinada. Es determinable cuando se establecen los criterios suficientes para su
individualización.
ARTÍCULO 1006. Las partes pueden pactar que la determinación del objeto sea efectuada por un
tercero. En caso de que el tercero no realice la elección, sea imposible o no haya observado los
criterios expresamente establecidos por las partes o por los usos y costumbres, puede recurrirse
a la determinación judicial, petición que debe tramitar por el procedimiento más breve que
prevea la legislación procesal.
Pueden pactarlo las partes. Y en caso de que no la realice, sea imposible o no haya observado los
criterios expresamente establecidos por las partes o los usos y costumbres, puede recurrirse a la
determinación judicial (petición que se debe tramitar por el proceso más breve que prevea la
legislación procesal).
Quien no haya observado los criterios expresamente establecidos por las partes. No reconoce
antecedentes en el CCivil ni había sido propuesto en ninguno de los intentos de reforma.
Sea de (compraventa o locación) obligación de género: La elección por el deudor, salvo que se
convenga otra cosa y la calidad debe ser la media. (ART. 762)
Si la obligación es de género limitado, se aplican las reglas de las obligaciones alternativas, por las
cuales el deudor puede elegir cualquiera de ellas. (ART 769 Y 765)
VALORACIÓN ECONÓMICA
Bienes y conductas como objeto de los contratos, deben ser susceptibles de valoración
económica y responder al interés de las partes, aun cuando este no sea patrimonial. Con esto se
termina la discusión que planteaba el antiguo 1169, que decía “Susceptible de apreciación
pecuniaria”.
La teoría clásica, la prestación debe ser siempre un valor pecuniario, la crítica, sostenía que el
derecho no solo protege valores patrimoniales sino también los extrapatrimoniales. Por ende,
también pueden ser objetos de las obligaciones, valores éticos, morales y particulares.
La posición ecléctica, la prestación debe tener siempre valor patrimonial, pero el interés del
acreedor no es siempre valorado patrimonialmente y puede consistir en otros intereses
extraptrimoniales.
De modo que el objeto, hecho o bien, debe ser susceptible de valoración en dinero, y el interés de
las partes puede ser meramente estético, de goce o disfrute, etcétera.
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ARTÍCULO 1004. No pueden ser objeto de los contratos los hechos que son imposibles o están
prohibidos por las leyes, son contrarios a la moral, al orden público, a la dignidad de la persona
humana, o lesivos de los derechos ajenos; ni los bienes que por un motivo especial se prohíbe
que lo sean. Cuando tengan por objeto derechos sobre el cuerpo humano se aplican los artículos
17 y 56.
c) SUPUESTOS PARTICULARES
Art. 1007 Los bienes futuros pueden ser objeto de los contratos. La promesa de transmitirlos está
subordinada a la condición de que lleguen a existir, excepto de que se trate de contratos
aleatorios.
PRINCIPIO GRAL
MODALIDADES:
CASOS DONDE SE LIMITA O PROHÍBE QUE LOS BS FUTUROS SEAN OBJETO DE LOS CTTOS.
HERENCIA FUTURA: prohibición de contratación sobre esta. Salvo que verse sobre una
explotación productiva o participaciones societarias de cualquier tipo con miras a la conservación
de la unidad de gestión empresarial o a la prevención solución de conflictos.
COMPRA VTA COSA FUTURA: EL ART. 1131, impone al vendedor la obligación de realizar tareas y
esfuerzos que resulten del ctto. o de las circunstancias, para que la cosa llegue a existir en las
condiciones y tpo. convenidos.
DONACION: EL ART. 1151 establece que la donación no puede ser de cosas determinadas de las
que el donante no tenga dominio al tiempo de contratar (sigue el criterio del código de velez).
BIENES AJENOS
Art. 1008 Los bs ajenos pueden ser objeto de los contratos. Si el que promete transmitirlos no ha
garantizado el éxito de su promesa, solo está obligado a emplear los medios necesarios para
que la prestación se realice y, si por su culpa, el bien no se transmite, debe reparar los daños
causados. Debe también indemnizarlos cuando ha garantizado la promesa y esta no se cumple.
El que ha contratado sobre bs ajenos como propios es responsable de los daños si no hace entrega
de ellos.
PRINCIPIO GRAL
MODALIDADES
Debe distinguirse si se ha contratado sobre los bienes ajenos como tales o como propios.
BIEN AJENO COMO PROPIO: la parte asume la obligación de adquirirlo, por lo que es
responsable de los daños y perjuicios derivados del incumplimiento si no lo entrega.
BIEN AJENO COMO TAL: quien prometió su entrega asume una obligación de medios,
pues como establece el art. Está obligado “a emplear los medios necesarios para que la
prestación se realice”, Y RESPONDE POR LOS DAÑOS Y PERJUICIOS SI POR SU CULPA el
bn no se transmite. La cual consiste, en no haber empleado los medios necesarios para
que la prestación se realice.
COMPRA VTA SOBRE COSA AJENA: Es válida según 1132, en los términos del 1008.
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COSAS FUNGIBLES: Las reglas de los cttos sobre bs ajenos no se aplican a las cosas fungibles ni a las
obligaciones de género, pues el deudor siempre puede procurarse el objeto del negocio. El ctto
sobre cosa ajena es inoponible al dueño de la cosa o bn.
Art. 1009 Los bienes litigiosos, gravados, o sujetos a medidas cautelares, pueden ser objeto de
los contratos, sin perjuicio de los derechos de terceros. Quien de mala fe contrata sobre esos
bienes como si estuviesen libres debe reparar los daños causados a la otra parte si ésta ha
obrado de buena fe.
PPIO GRAL
ADQUISICIÓN DE UN BN EMBARGADO
Algunos procesalistas sostenían que los embargos y las inhibiciones impedían la disposición de las
cosas inmuebles alcanzadas por ellos, lo que en alguna medida ponía las cosas fuera del comercio.
La solución contraria, ajustada al texto del 1174 del cc y también adoptada por este art. 1009, fue
adoptada por un fallo plenario de la Cámara de apelaciones en lo Comercial de la Cap. Federal.
HERENCIA FUTURA
Art. 1010 La herencia futura no puede ser objeto de los contratos ni tampoco pueden serlo los
derechos hereditarios eventuales sobre objetos particulares, excepto lo dispuesto en el párrafo
siguiente u otra disposición legal expresa.
Los pactos relativos a una explotación productiva o a participaciones societarias de cualquier tipo,
con miras a la conservación de la unidad de la gestión empresaria o a la prevención o solución de
conflictos, pueden incluir disposiciones referidas a futuros dº hereditarios y establecer
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compensaciones en favor de otro legitimarios. Estos pactos son válidos, sean o no parte el futuro
causante y su cónyuge, si no afectan la legítima hereditaria, los dº del cónyuge, ni los dº de 3º.
PPIO GRAL
Los pactos dispositivos, por los cuales el futuro heredero dispone contractualmente de los
dº hereditarios que adquirirá a la muerte de su causante. (art.1010)
Los pactos institutivos, esto es, el involucrado en un testamento hecho por dos o más
personas, aun cuando sea recíproco. (art. 2465)
Los pactos renunciativos, la ley no autoriza la renuncia, ni la aceptación de la herencia
futura sea por un ctto o por un acto unilateral. (art.2286)
EXCEPCIÓN
El Código Civil y Comercial sorprende con una excepción a la regla de prohibición de los contratos
sobre herencia futura que parece estar dirigida a facilitar la gestión y mantenimiento de la unidad
de dirección de las denominadas empresas familiares.
Antecedentes La codirectora de esta obra, Graciela Medina, es la que informa en su trabajo sobre
" empresa familiar " acerca de los avances de la legislación comparada en la materia, ejemplo en el
derecho catalán y en Italia.
Ámbito de los pactos El nuevo Código alude a las participaciones societarias de cualquier tipo y a
las explotaciones productivas. La expresión " explotaciones productivas " no tiene un contenido
jurídico preciso; parece que el Código quiere referirse a la " empresa individual CONTRATOS o
familiar " en la que trabajan padres e hijos y eventualmente otros parientes, muchas veces de
manera informal, y que constituye la fuente del sustento familiar.
Contenido lícito Estos pactos pueden incluir disposiciones referidas a futuros derechos
hereditarios y establecer compensaciones en favor de otros legitimarios.
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Límites: Son válidos los pactos de esta naturaleza si no afectan la legítima hereditaria, los derechos
del cónyuge ni los derechos de terceros.
Art. 1002 “Disposiciones generales”. Se aplican a la causa de los contratos las disposiciones de la
Sección 2ª, capítulo 5, título IV, Libro primero del código.
El vocablo causa, según la RAE alude a varios significados “fundamento u origen de una cosa”, “la
que produce el efecto”, “motivo o razón de obrar”
Durante la vigencia del CC. Existió un intenso debate sobre los elementos del negocio jco. En
concreto el tema se trataba de determinar si la causa final es o no uno de sus elementos. Los
antiguos 500 al 502 dieron lugar a una disputa algunos sostenían que estos arts. Referían a la
causa fuente de la obligación y según otros a la causa final de la misma. La doctrina terminó
adoptando una posición francamente casualista aunque con los matices en cada uno de los
autores que trata el tema.
TEORÍA DE LA CAUSA
ANTICAUSALISMO: Desarrollada por el jurista Belga Ernst, fue perfeccionada por Planiol,
quien impugnó el la teoría del Causalismo por falsa e inútil.
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Ghersi, distingue la Causa DEL ctto. de la causa EN el ctto. La “causa del ctto” o de su existencia se
debe al “hecho económico” intercambio de bs y ss. ………
Nosotros hemos adherido al concepto de causa al dualismo sincrético, que identifica la causa con
la finalidad objetiva perseguida con el negocio jco. (Ej transmisión de la propiedad, del uso y goce)
que es uniforme en todos los negocios jcos de la misma especie y que sirve para identificarlos o
tipificarlos; también puede referirse a los móviles concretos que movieron a un contratante
individualizado. Es decir que la causa sirve para responder a las preguntas: para que se contrata y
pq se contrata.
El Art.281 dice que “La causa es el fin inmediato autorizado por el ordenamiento jurídico que ha
sido determinante de la voluntad” (definición claramente no normativa, según Rivera)
El segundo párrafo del mismo art. establece que “también integran la causa los motivos
exteriorizados cuando sean lícitos y hayan sido incorporados en forma expresa, o tácitamente si
son esenciales para ambas partes”
Una lectura inicial lleva a entender que los motivos individuales o personales constituyen causa
cuando son lícitos y han sido incorporados al acto de forma expresa; pero si han sido incorporados
sólo de manera tácita los motivos se convierten en causa si son esenciales para ambas partes. O
sea que habría un doble régimen según la incorporación de los motivos al negocio sea expresa o
tácita.
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NECESIDAD DE CAUSA
Art.1013 La causa debe existir en la formación del contrato y durante su celebración y subsistir
durante su ejecución. La falta de causa da lugar, según los casos, a la nulidad, adecuación o
extinción del contrato.
PRESUNCIÓN DE CAUSA
El art.282 consagra el ppio. de presunción de causa, o sea que se presume su existencia aunque
no esté explicitada en el negocio. El código no establece la presunción de licitud de la causa, sin
embargo la conclusión no puede sr distinta pq la causa en sí es de finalidad lícita. (Art 281)
La idea de presunción de causa establecida para los actos jcos, es aplicable a los cttos por la
remisión que hace el art. 1012.
Falsa causa, el mismo art.282 afirma que el acto es válido aunque la causa sea falsa si se funda en
otra verdadera. La falsedad de la causa no produce por si la invalidez del negocio jco, pero si
invierte la carga de la prueba. Esto es, acreditando la falsedad de la causa, quien quiere mantener
el acto debe probar --- que el neg jco tiene causa y que ella es lícita.
CAUSA ILÍCITA
b) ambas partes lo han concluido por un motivo ilícito o inmoral común, no tiene dº a invocar el
ctto ante la otra, pero está puede reclamar lo que ha dado sin obligación de cumplir lo que ha
ofrecido.
Concuerda con lo que disponía el código de Vélez. La causa ilícita produce la nulidad del acto jco.
Cuando el motivo ilícito o inmoral es común.
Art. 1090 La frustración definitiva de la finalidad del ctto autoriza a la parte perjudicada a
declarar su resolución, si tiene su causa en una alteración de carácter extraordinario de las
circunstancias existentes al tiempo de su celebración, ajena a las partes y supera el riesgo
asumido por la parte que es afectada. La resolución es operativa cuando esa parte comunica su
declaración extintiva a la otra. Si la frustración de la finalidad es temporaria, hay dº a
resolución sólo si se impide el cumplimiento oportuno de una obl. cuyo tiempo de ejecución es
esencial.
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La doctrina de la frustración de la causa fin en argentina, existe una tendencia marcada hacia la
admisión del instituto desde hace 20 años y varios de los intentos de reforma quisieron
incorporarlo.
La existencia de una Causa fin del ctto, es uno de los requisitos para la aplicación de este instituto.
Este instituto asume que el ctto tiene una causa fin.
Y desde luego que si dos o más cttos se encuentras vinculados por su causa, que los constituye en
conexos, la frustración de la causa en uno de ellos afecta la subsistencia de los demás (De
Lorenzo).
NOCIÓN
La forma es el conjunto de las prescripciones de la ley, respecto de las solemnidades que deben
observarse al tiempo de la formación del acto jurídico, por ejemplo la escritura pública que se
exige para ciertos contratos.
ART. 1015:"Sólo son formales los contratos a los cuales la ley les impone una forma
determinada"
El presente art. establece que solo son formales los cttos, cuando las partes deban sujetarse a una
forma concreta para su ejecución. Esto ocurrirá cuando alguna norma así lo prevea.
Dichos contrato se llaman formales y las formas establecidas son obligatorias así se establece
por principio general que rige libertad en cuanto a la formación de los contratos.
La forma escrita sigue siendo la forma residual por excelencia de la expresión de la voluntad en el
nuevo régimen, dicha forma puede ser cumplida a través de los instrumentos privados o públicos.
Respecto del supuesto en que las partes hayan provisto una formalidad específica nada dice,
entendemos que en virtud de lo establecido por el artículo 284 la forma específica establecida por
las partes es obligatoria para ellas y los contratos en esa categoría también pueden llamarse
formales. Continuando las clasificaciones clásicas.
Los pueblos primitivos se singularizan por un formalismo severo y rígido. Esta fue también
característica del derecho romano. Los actos estaban ligados inseparablemente a sus formas; la
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menor desviación en el cumplimiento de las prescripciones legales traía aparejada la nulidad del
acto, aun cuando el consentimiento de los otorgantes estuviera probado inequívocamente. La
forma no era un simple medio de prueba, sino que integraba el acto mismo como elemento
esencial. En un pueblo de cultura media poco desarrollada, y alto analfabetismo, el formalismo,
además de su sentido simbólico, se proponía impresionar fuertemente el recuerdo de los testigos,
que después habrían de servir de prueba de la realización del acto y del cumplimiento de las
formas.
Diversos factores influyeron para que, con el devenir de los siglos, el formalismo fuera perdiendo
aquella rigidez sofocante. Por de pronto, la Iglesia Católica luchó tenazmente contra aquel
sistema; la buena fe impone el cumplimiento de la palabra empeñada y no eludir las
consecuencias de los propios actos, so pretexto de la omisión de tal o cual detalle legal; media en
esto un problema de orden moral. En segundo lugar, cuando el tráfico comercial se hizo más
activo, resultó indispensable aligerar las transacciones de los obstáculos formales que pesaban
sobre ellas. Finalmente, el aumento de la cultura general trajo la difusión de la escritura como
medio de prueba, lo que hizo innecesarias las formalidades que tendían a impresionar el ánimo de
los testigos.
El viejo formalismo se ha batido en retirada y actualmente impera, como regla general, el principio
de la libertad de las formas en los actos jurídicos, para todos aquellos casos en que el legislador no
haya dispuesto, por razones especiales, el cumplimiento de ciertas solemnidades.
En el derecho moderno se ha advertido un renacimiento del formalismo. Las nuevas leyes exigen
con frecuencia la observancia de determinadas formas; este neo formalismo se funda en diversas
razones:
1. Las relaciones jurídicas se han hecho tan múltiples y complejas, que se siente la necesidad de
ponerles un orden y de evitar los inconvenientes de la imprecisión y la ligereza. De lo contrario, los
hombres de buena fe naufragarían entre los ardides de los contratantes inescrupulosos. Las
exigencias formales tienden hoy a cuidar de la seguridad jurídica.
2. Las formas que tienden a dar publicidad, como por ejemplo los registros, sea han mostrado
eficacísimas para proteger a los terceros contra las confabulaciones de quienes se oponen de
acuerdo para perjudicarlos antidatando actos o simulándolos
3. Finalmente, el intervencionismo estatal, cada vez más acentuado, exige que las convenciones
particulares tengan una exteriorización sin la cual el contralor oficial sería imposible. El
cumplimiento de la esta formalidad facilita, además, la percepción impositiva, porque los
escribanos actúan como agentes de retención de los impuestos y tasas.
Este neo formalismo es distinto al antiguo; las formas se imponen sobre todo en miras a la
PRUEBA del acto y a su publicidad; pero la omisión no afecta, en principio, el acto en sí. Pero este
nuevo formalismo es distinto del antiguo. Las formas se imponen, sobre todo en miras a la prueba
del acto y a su publicidad; pero la omisión no afecta, en principio, al acto en sí. Nada hay de la
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rigidez del viejo derecho. Como lo señala JOSSERAND, el moderno formalismo no hace a la
validez, sino a la oponibilidad; no es rito de la celebración, sino modo de advertencia a terceros.
Siguen vigentes las clasificaciones tradicionales existentes en el régimen precedente. Por ende, los
contratos también pueden ahora subsumirse en formales y no formales, y dentro de los formales,
se puede distinguir los formales solemnes y no solemnes.
Con frecuencia la ley se limita a exigir una cierta formalidad, sin expresar si lo hace ad
probationem o ad solemnitatem. En tal caso, hay que admitir que el acto es simplemente formal;
toda duda debe resolverse en ese sentido, que es el menos riguroso y el más favorable a la validez
de los actos. Sólo cuando la ley lo estableciera expresamente es posible reconocerle carácter
solemne
ART. 1016: Modificaciones al contrato. La formalidad exigida para la celebración del contrato
rige también para las modificaciones ulteriores que les sean introducidas, excepto que ellas
versen solamente sobre estipulaciones accesorias o secundarias o que exista disposición legal en
contrario.
o la estipulaciones menores, es decir aquellas que no tienen entidad como para alterar la
validez del contrato pueden no respetar la regla enunciada;
o y la disposición de la ley, que puede llegar establecer una forma diferente a la del contrato
para la modificación contractual.
a) los contratos que tienen por objeto la adquisición, modificación o extinción de derechos
reales sobre inmuebles. Quedan exceptuados los casos en que el acto es realizado mediante
subasta proveniente de ejecución judicial o administrativa;
b) los contratos que tienen por objeto derechos dudosos o litigiosos sobre inmuebles;
c) todos los actos que sean accesorias de otros contratos otorgados en escritura pública;
d) los demás contratos que, por acuerdo de las partes o disposición de la ley, deben ser
otorgados en escritura pública.
Regula los contratos que deben celebrarse mediante escritura pública. La escritura pública es
descrita como forma de los contratos a los efectos de darle una formalidad determinada a ciertos
actos que se entiende reclama formalidad especial.
Los incisos a,b,c coinciden con lo establecido antiguamente y el inciso d es una especie de cláusula
residual que otorga carácter obligatorio a otras disposiciones del código civil que requieran
escritura pública como medio de instrumentación, o bien a la voluntad de las partes. Esta cláusula
no se encontraba en el código anterior.
Los supuestos que el nuevo código no contempla directamente: las particiones extrajudiciales de
herencia, los contratos de sociedad civil, sus prórrogas y modificaciones, las convenciones
matrimoniales y la constitución de dote, etc.
Los supuestos antes vistos, con alguna excepción, siguen requiriendo escritura pública para su
instrumentación bajo el nuevo registro, pero la necesidad en ese sentido se establece en la
regulación específica. Por ejemplo: art.448 para las convenciones matrimoniales y una excepción
la encontramos en la partición extrajudicial de bienes (art, 2369) puede hacerse por vía que los
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herederos decidan si están todos de acuerdo, aunque si hubiera inmuebles en el acervo debería
hacerse por escritura pública a tenor de lo establecido por el artículo 1017.
El presente artículo establece la conversión del negocio jurídico, y dispone que el contrato
concluido sin la forma prevista o acordada valga como instrumento obligatorio de celebrarlo bajo
la forma debida, bajo apercibimiento de que el juez otorgue lleve adelante la tarea. Y ello si la
parte solicitante de la instrumentación asegurase el cumplimiento del contrato.
El remedio de conversión NO aplica en la nueva legislación cuando las partes o la ley establezcan la
pena de nulidad para la falta de respeto a la forma acordada o prevista. En dichos casos, los
contratos en cuestión serían formales solemnes absolutos y la conversión no puede ser la solución
a la falta de adecuación a la norma.
NOCION
La prueba constituyente un elemento de los contratos y en este sentido seria objetable la inclusión
de su estudio en este capítulo. Sin embargo, se encuentra tan estrechamente vinculada con la
forma, que se ha hecho clásico tratar una a continuación de la otra. Se trata claro está, de
conceptos distintos:
En cambio la prueba, se vincula con los medios de demostrar la existencia del contrato, cualquiera
haya sido su forma.
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La vinculación tan estrecha entre ambas deriva sobre todo de la circunstancia de que las formas en
el derecho moderno están principalmente constituidos con el objeto de facilitar la prueba sea a las
partes, sea a terceros.
Probar un contrato es demostrar que éste se ha celebrado, el tiempo en que ello ocurrió, que se
acordó y su contenido. La reconstrucción de éste será sencilla cuando se trate de un contrato
instrumentado, por documento público o privado, y será compleja cuando la forma sea una mera
exteriorización verbal.
Por su parte, puede ser fácil verificar las clausulas exteriorizadas, las explicitadas o expresas, y muy
difícil probar las consecuencias, implícitamente comprendidas, las bases negociables objetivas o
subjetivas que no se han volcado por escrito, lo sobrentendido pero no exteriorizado de manera
fehaciente.
a. prueba legal, según el cual, solo puede admitirse como prueba suficiente la que indica la ley.
Para algunos autores la inadmisibilidad de un determinado medio viene a ser, de alguna manera,
la contracara de las llamadas pruebas legales. Así, como en algunos casos, la ley atribuye a ciertas
circunstancias el carácter de una prueba legal, impidiéndole al juez revisar su fuerza convictora,
del mismo modo, en otras, establece que algunos medios de prueba no pueden ser utilizados por
él válidamente, para fundar su sentencia.
b. libre convicción, donde el juez puede admitir todo género de pruebas y tendrá como
suficientes aquellas que según su ciencia y conciencia sean suficientes para tener por acreditados
los hechos En el derecho moderno, el sistema imperante es el de la libre convicción; las
limitaciones al libre arbitrio judicial para la apreciación de la prueba tienen carácter excepcional.
ART.1019 medios de prueba. Los contratos pueden ser probados por todos los medios aptos para
llegar a una razonable convicción según las reglas de la sana crítica, y con arreglo a lo que
disponen las leyes procesales, excepto disposición legal que establezca un medio especial.
Los contratos que sea de uso instrumentar no pueden ser probados exclusivamente por testigos.
La enumeración establecida por el antiguo código resultaba más extensa que la actual.
El presente artículo establece una regla muy amplia, hace referencia a que la evaluación de la
probanza debe hacerse teniendo cuenta las normas de la sana crítica y de acuerdo a lo expuesto
por las normas procesales. Como única excepción establece que cuando se hubiere establecido un
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ASPECTOS CONSTITUCIONALES.
Los medios de prueba y sus modos de producción deben de encuadrarse dentro de la garantía
constitucional del debido proceso e inviolabilidad en juicio de la persona y de los derechos
(articulo 18 CN), de la legalidad y doble instancia; por ende, resultaran nulos los actos que
vulneren las garantías procesales y todas las pruebas que se hubieren obtenido como resultado de
ellos.
La expresión escrita puede tener lugar por instrumentos públicos o particulares, que abarcan un
amplio espectro de documentos.
b) los instrumentos que extienden los escribanos o los funcionarios públicos con los
requisitos que establecen las leyes;
c) los títulos emitidos por el Estado nacional, provincial o la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, conforme a las leyes que autorizan su emisión.
en cuanto a que se ha realizado el acto, la fecha, el lugar y los hechos que el oficial público
enuncia como cumplidos por él o ante él hasta que sea declarado falso en juicio civil o
criminal;
en cuanto al contenido de las declaraciones sobre convenciones, disposiciones, pagos,
reconocimientos y enunciaciones de hechos directamente relacionados con el objeto
principal del acto instrumentado, hasta que se produzca prueba en contrario.
Así, el instrumento público a diferencia del particular o privado, se prueba per se; se prueba a sí
mismo. Una serie de signos exteriores fácilmente identificables -timbres, sellos, firma del
autorizante- son presuntivamente suficientes para estar a lo que resulta del documento.
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Si el instrumento público aparece como regular en cuanto a sus formas, enseña Rivera que el
mismo se presume auténtico, y toda vez que la ley presume la autenticidad del instrumento
considerado en sí mismo, releva a la parte que lo presenta de probar su autenticidad. Llegamos
así entonces, a que el instrumento, como así lo indica el artículo, lisa y llanamente, hace plena fe.
Actas
Se denominan actas los documentos notariales que tienen por objeto la comprobación de hechos.
Valor probatorio
El valor probatorio de las actas se circunscribe a los hechos que el notario tiene a la vista, a la
verificación de su existencia y su estado. En cuanto a las personas, se circunscribe a su
identificación si existe, y debe dejarse constancia de las declaraciones y juicios que emiten.
Las declaraciones deben referirse como mero hecho y no como contenido negocial. El presente
artículo también sienta concordancias con el valor probatorio de los instrumentos públicos en
general. Habrá plena fe entonces, de los hechos que el notario tenga a la vista, con los alcances en
ese artículo referidos, al que se remite directamente.
Las declaraciones se vuelcan como meros hechos y no como contenido negocial, precisamente por
la propia naturaleza de las declaraciones, y por no revestir las solemnidades mínimas requeridas
por la legislación de fondo para que a través de las mismas se imponga el principio de seguridad
jurídica. Las declaraciones, como las manifestaciones de las partes, se someten a cualquier prueba
en contrario.
Si bien esto no es nuevo su incorporación al Código Civil resulta ser relevante y pone en jaque a la
doctrina tradicional que exige formalmente la prueba documentada de hechos y actos.
VALOR PROBATORIO
ART. 319 “El valor probatorio de los instrumentos particulares debe ser apreciado por el juez
ponderando, entre otras pautas, la congruencia entre lo sucedido y narrado, la precisión y
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claridad técnica del texto, los usos y prácticas del tráfico, las relaciones precedentes y la
confiabilidad de los soportes utilizados y de los procedimientos técnicos que se apliquen.”
Llambías y Rivera aclaran que los instrumento privados, se diferencias sustancialmente de los
públicos, porque NO se prueban per se, no se prueban a sí mismos. Reconocida la firma por el
autor, el instrumento privado adquiere la tan mentada fuerza probatoria entre las partes,
asemejando la misma al instrumento público. Si todo esto se aplica a los instrumentos privados,
¿Qué queda entonces para los instrumentos particulares? El presente artículo deja librada la
apreciación de su valor probatorio al juez.
OTROS
La confesión judicial es la forma típica; por lo general se la provoca, llamando a la parte contraria a
absolver posiciones bajo juramento de decir la verdad; pero también puede ser espontanea
La confesión extrajudicial tiene el mismo valor que la judicial siempre que se la acredite
fehacientemente: pero no se admitirá la prueba testimonial en ella salvo que hubiese principio de
prueba por escrito (CPCCN). Es la prueba decisiva y plena de ahí el adagio: a confesión de parte
relevo de prueba
Las presunciones son indicios que permiten inferir, con un cierto grado de certeza, la verdad de un
hecho o contrato.
Legales: consisten en que la ley, dados ciertos hechos, infiere consecuencias también
determinadas. Estas presunciones pueden admitir prueba en contrario –presunciones
iuris tantum- o no admitirla – presunciones iure et de iure-.
Judiciales: constituyen indicios que, apreciados libremente por el juez, forman su
convencimiento de la verdad de un hecho o acto jurídico. Por lo general no basta un
indicio –a menos que concurra con otras pruebas-; deben ser varios y coincidentes. Una
vieja regla, tendiente a asegurar la seriedad del pronunciamiento, quiere que las
presunciones sean graves, precisas y concordantes. Pero en definitiva, el valor probatorio
de las presunciones es cuestión que queda librado a la apreciación judicial.
MIR CECILIA
CONTRATOS CIVILES Y COMERCIALES.2017
Estrictamente solo las presunciones judiciales merecen ser calificadas como medios de prueba; las
llamadas presunciones legales no son sino reglas que invierten la carga de la prueba –pres. Iuris
tantum- o que imputan a ciertos hechos determinadas consecuencias legales –pres. Iure et de
iure-, sin admitir la prueba de que la realidad es distinta de como la supone la ley.
6. POR TESTIGOS
Cabe recordar, que estas personas físicas -no jurídicas- son distintas de las partes del proceso,
son llamadas a declarar acerca de hechos ya sucedidos que requieren ser acreditados y que han
llegado a su conocimiento.
Como sabemos, la prueba testimonial (más que el testigo, su declaración como tal), es prueba
histórica o por representación mediante el relato (memoria + lenguaje). Es decir, no siempre es
posible la constatación de un hecho en forma directa, y cuando la parte a quien se le atribuye su
existencia la desconoce, la fe en la palabra del hombre que ha presenciado el hecho es uno de los
pocos recursos que restan al juez para la averiguación y verificación de lo sucedido -adquirir
certeza- .
El testimonio se funda en una doble creencia: la de conformidad del conocimiento del testigo con
la realidad y la de su fundamento moral; es decir que al testigo no se le ha engañado y de que no
trata de engañar al juez.
Esta enumeración –antes hecha por el 1190- no es taxativa; existen también otros medios de
prueba no enunciados en esta enumeración, tales como la inspección ocular –el examen directo
hecho por el jue de ciertos hechos o del lugar en que se desarrollaron-; la prueba pericial,
consistente en el dictamen de peritos o expertos; la prueba hecha por peritos; la prueba de
informes, fotografías, etc.
Sin embargo como vimos en el artículo 1019 se establece un principio general donde se acepta
cualquier medio de prueba que satisfaga dos exigencias: 1) que sean razonables, 2) y sean acordes
a la sana crítica. Esta normativa se complementa con lo dispuesto por los arts. 284 a 319 del
Código en su nueva redacción, que regula la formas del acto jurídico y donde solo se hace
mención en cuanto a la prueba de los contratos de los siguientes:
Instrumentos públicos
Instrumentos privados y particulares
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EFICACIA PROBATORIA
ART. 330. “La contabilidad, obligada o voluntaria, llevada en la forma y con los requisitos
prescritos, debe ser admitida en juicio, como medio de prueba. Sus registros prueban contra
quien la lleva o sus sucesores, aunque no estuvieran en forma, sin admitírseles prueba en
contrario. El adversario no puede aceptar los asientos que le son favorables y desechar los que le
perjudican, sino que habiendo adoptado este medio de prueba, debe estarse a las resultas
combinadas que presenten todos los registros relativos al punto cuestionado.
Sin embargo, el juez tiene en tal caso la facultad de apreciar esa prueba, y de exigir, si lo
considera necesario, otra supletoria.
Cuando resulta prueba contradictoria de los registros de las partes que litigan, y unos y otros se
hallan con todas las formalidades necesarias y sin vicio alguno, el juez debe prescindir de este
medio de prueba y proceder por los méritos de las demás probanzas que se presentan.
La contabilidad es un medio probatorio, que puede ser presentado en juicio, sea a petición de
parte o de oficio por el juez, mediante la compulsa de determinadas partidas o asientos vinculados
con el litigio, sin que pueda ampliarse a los demás registros.
Se establece como presupuesto para su exigencia y presentación, que se trate de un pleito entre
quienes lleven contabilidad, sea obligada o voluntariamente, caso contrario sólo serán un principio
de prueba.
Prueba en contra del dueño: se da en todos los casos, estén o no en forma los libros, sin
admitir prueba en contra, pero siempre utilizando los asientos en forma completa, no
parcializada.
Prueba a favor del dueño: cuando lleve bien sus libros y la otra parte no los lleve o no los
presente, pudiendo el juez exigir prueba supletoria en función del resto de elementos del
proceso en que se hacen valer.
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Para revisar la prueba será necesario un perito contador. La obligación de presentar los libros solo
puede ser exigida para las partes y no para los terceros., y el estudio que se hace es parcial o
limitado al objeto de la contienda; solo será general en los casos previstos por la ley.
CONTEXTO
El Documento Electrónico existe y él trae aparejada la necesidad del legislador de otorgarle valor
probatorio. Se instituye como otra forma de los actos jurídicos, la escritura mediante la utilización
de elementos o medios técnicos que garanticen su autenticidad y la inalterabilidad de la
declaración.
Es evidente que las nuevas tecnologías inciden notablemente en las relaciones humanas,
fundamentalmente en todo lo relacionado con las comunicaciones y transmisiones de datos. Una
de las tantas se vincula con lo jurídico, y tiene influencia en lo notarial, y es el comercio electrónico
que nos lleva a utilizar términos tales como la: despapelización lo que significa el reemplazo del
papel, o lo que es lo mismo, la desmaterialización de los actos jurídicos y, la despersonalización en
las relaciones económicas. Esta desmaterialización, es doble: por una parte, el objeto de la
transmisión, la información es siempre inmaterial y por otra parte, esta transmisión tiende a
operar sin fijación durable y casi sin incorporación de la información a soporte material alguno.
CONCEPTOS
La ley 25506 de firma digital 2001 reconoce el empleo y eficacia jurídica de dos categorías distintas
de firma: la firma electrónica y la firma digital.
ii. genera las presunciones de autoría (la firma digital pertenece al titular del certificado digital
que permite la verificación de dicha firma) e integridad (el documento digital no ha sido
modificado desde el momento de su firma) y;
iii. los documentos digitales firmados digitalmente valen como originales y tienen el valor
probatorio de éstos.
Más allá de las consideraciones que puedan hacerse desde el punto de vista tecnológico,
jurídicamente es importante destacar que tanto la firma electrónica como la digital tienen en
común que la ley les reconoce eficacia jurídica, que no se pueden hacer valer respecto de los actos
excluidos expresamente por la propia Ley 25.506 (por ejemplo, aquellos que deban ser
instrumentados bajo exigencias o formalidades incompatibles con los procedimientos de firma
digital) y que los documentos digitales pueden ser firmados electrónica o digitalmente.
La prueba de los documentos informáticos debe ser valorada hoy por los jueces con arreglo a las
reglas de la sana crítica. Hace una década, doctrinarios destacadísimos de la talla de Héctor Alegría
ya sostenían que la interpretación de la prueba deberá basarse en la realidad de los negocios
sobre las bases del cálculo presuncional y en principios que favorezcan la acreditación de las
operaciones de un marco razonable de seguridad.
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En este sentido, es ilustrativo reseñar dos casos que han llegado a los estrados judiciales en los
últimos años.
En 2005 se resolvió un juicio en el que una de las partes demandaba la restitución de una suma de
dinero con fundamento en un contrato de mutuo celebrado con el demandado. Atento que el
contrato no se había instrumentado por escrito, dada la relación de amistad que unía a las partes,
el demandante acompañó como prueba distintos e-mails que había intercambiado con el
demandado.
Es conveniente tener en cuenta que el CCCN establece que el contrato de mutuo sólo puede
probarse por instrumento público (una escritura pública, por ejemplo) o por instrumento privado
firmado por las partes interesadas.
Habida cuenta de lo anterior el tribunal resolvió que, tratándose de una figura novedosa, la
equiparación de los e-mails con los instrumentos privados firmados de que habla el Código Civil se
encuentra obstaculizada por la ausencia de firma. No obstante lo cual, la omisión de este requisito
no impide que los e-mails puedan ser considerados instrumentos particulares no firmados o
principios de prueba por escrito, en los términos de la legislación civil, en cuyo caso podrán servir a
los fines de acreditar la existencia de un contrato en la medida que el juez pueda acordarles
autenticidad considerando el cúmulo de pruebas aportadas por las partes. (El e-mail no equivale a
un documento digital firmado digitalmente, de modo que no puede ser considerado como
instrumento privado a la hora de probar un contrato)
En otro caso de 2007 el demandante también intentó probar un contrato de mutuo mediante
copia de un fax en el que presuntamente constaba la firma del presidente de la empresa
demandada.
El tribunal resolvió contra el demandante arguyendo que en el caso concreto no se trataba de una
firma digital ni electrónica en los términos la Ley 25.506, no resultando aplicables la presunción de
estar en presencia de un documento digital íntegro, válidamente emitido conforme a las
prescripciones de la ley y de autoría del demandado, y que, como principio de prueba por escrito,
el fax debió haber sido corroborado por otros medios probatorios.
ART 1020 prueba de los contratos formales. Los contratos en los cuales la formalidad es
requerida a los fines probatorios, pueden ser probados por otros medios, inclusive por testigos, si
hay imposibilidad de obtener la prueba de haber sido cumplida la formalidad o se existe
principio de prueba instrumental, o comienza ejecución.
Se considera principio de prueba instrumental cualquier instrumento que nadie diga otra parte, y
su causante o de parte interesada en el asunto que haga verosímil la existencia del contrato.
El presente artículo establece que si bien existen contratos que tienen forma específica para ser
probados estos pueden ser acreditado por otros medios, produciendo la prueba testimonial, se
demostrará que fue posible obtener la prueba que acredite el seguimiento de la formalidad, y o si
hay principio de prueba por escrito o comienzo de ejecución del respectivo contrato.
Coincidentemente con lo establecido en el antiguo código.
Según la jurisprudencia predominante, el pago puede probarse por cualquier medio. Se admite
que no existiendo recibo, la prueba debe ser apreciada con criterio riguroso.
Los tribunales han aplicado con suma prudencia el principio de la libertad probatoria y solo han
prescindido del recibo cuando la prueba producida era inequívoca. En cuanto al pago consistente
en una obligación de hacer, de no hacer o de dar cantidades de cosas que no sean dinero no cabe
duda de que la prueba pueda hacerse por cualquier medio; con la salvedad de que si en
determinados supuestos se acostumbra el otorgamiento de recibo, la prueba no escrita debe ser
apreciada con criterio riguroso.
A diferencia de los códigos sustituidos este dedica capítulo completo la interpretación de los
contratos ordenado y actualizado las pautas de críticas hermenéuticas existentes en la materia.
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Ocurre con frecuencia que las partes han celebrado un contrato están en desacuerdo sobre el
significado de sus términos. Se presenta aquí el problema de interpretar sus cláusulas. En rigor
deben distinguirse dos problemas distintos:
PRINCIPIO BUENA FE
El artículo 1061 conserva el principio ético fundamental de la buena fe como regla básica de
interpretación de los contratos. Así, y en concordancia con el título preliminar, de que el artículo 9
consagra el principio buena fe para el ejercicio de los derechos, la última parte de la norma
comentada recepta expresamente esta regla como pauta hermenéutica primaria. CONTRATOS
Dice que el concepto de buena fe leal u objetiva, impone el deber de actuar con lealtad y rectitud,
tanto en las tratativas anteriores al negocio, cuanto en su celebración interpretación y ejecución, y
se aplica a ambas partes contratantes, esto es al declarante y al receptor de la declaración.
De esta manera, las normas morales continúan rigiendo no sólo el objeto de los contratos, sino
también la actividad contractual misma y, dentro de ella, la interpretación.
INTERES COMUN.
La labor del intérprete no es desentrañar lo que cada parte desea individualmente, sino que debe
buscarse desde una perspectiva superior al interés individual. Por lo tanto se debe indagar en el
consentimiento de las partes y es aquí cuando entra en escena el principio cardinal de la buena fe,
el cual os exige que le demos a esa manifestación común de voluntad el sentido y alcance que los
contratantes entendieron.
Ademas de que las partes deben expresarse con claridad, es decir a no inducir a error a la
contraparte con palabras o términos ambiguos, en los que no se perciba el verdadero sentido.
REGLAS DE INTERPRETACION.
ART. 961. “Los contratos deben celebrarse, interpretarse y ejecutarse de buena fe. Obligan no
sólo a lo que está formalmente expresado, sino a todas las consecuencias que puedan
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considerarse comprendidas en ellos, con los alcances en que razonablemente se habría obligado
un contratante cuidadoso y previsor. “
El juez, al dirimir una controversia, debe preguntarse cuál es el significado que hubiera atribuido a
su declaración, una persona honorable y correcta, obrando con cuidado y previsión.
EFECTOS
En la interpretación del contrato no se busca lo que quiere cada una de las partes individualmente,
sino que el intérprete debe colocarse en un punto de vista que esté por encima del interés
particular de cada una de ellas, para descubrir cuál fue la verdadera declaración. Es decir que hay
que investigar el consentimiento, la voluntad común de las partes, y entra aquí a jugar el principio
preliminar de la buena fe, el cual exige que se dé a la manifestación de voluntad el significado con
que la entendieron las personas que en ella confían.
INTERPRETACION RESTICTIVA
ART 1062: Cuando por disposición legal o convencional se establece expresamente una
interpretación restrictiva, debe estarse a la literalidad de los términos utilizados al manifestar
la voluntad. Este art. no es aplicable a las obl. del predisponente y del proveedor en los cttos por
adhesión y en los de consumo respectivamente.
las condiciones generales predispuestas por otra. En efecto, toda vez que los cttos de adhesión la
declaración ha sido preparada por la otra, ello debe ser tenido en cuenta para evitar que se incurra
en abusos.
ART 1063 Las palabras empleadas en el ctto deben entenderse en el sentido que les da el uso
gral. , excepto que tengan un significado especifico que surja de la ley, del acuerdo de las partes
o de los usos y prácticas del lugar de celebración conforme con los criterios dispuestos para la
integración del ctto.
Se aplican iguales reglas a las conductas, los signos y expresiones no verbales con los que el
consentimiento se manifiesta.
La regla es que siempre debe comenzarse y por el análisis gramatical o semántico del contrato,
pues se trata de una declaración de voluntad. Por ello, los términos empleados por las partes
deben tomarse en el sentido ordinario, en su significación corriente que surge de los usos sociales
es decir en el sentido que al vocablo dan los profanos (Belluscio –Zanoni). Ahora cuando existe
discordancia entre las partes acerca el verdadero alcance en los términos debe darse a las palabras
empleadas el sentido que les da el uso general. Se trata de los usos de que corriente y
uniformemente se observan en la práctica de los negocios jurídicos, en especial en los contratos.
La utilización de estos usos del tráfico intenta determinar la posible comprensión de los términos
empleados.
La excepción la constituye la hipótesis de que las palabras que deban ser interpretadas tengan un
significado específico (que surge de la ley, partes o usos y prácticas del lugar de celebración)
INTERPRETACION CONTEXTUAL
ART. 1064 las cláusulas del ctto se interpretan las unas por medio de las otras, y
atribuyéndoseles el sentido apropiado al conjunto del acto.
A la hora de interpretar el acuerdo de voluntades no puede soslayarse que aquél constituye una
unidad en su contenido. El sentido de cada clausula debe interpretarse dentro de un todo integral
que es el ctto. De lo contrario se corre el riesgo de cambiar el sentido de las declaraciones de
voluntad. Por ejemplo: las partes no pueden ampararse en aquellas cláusulas que consideran que
les son favorables a sus intereses, dejando de lado las que estiman perjudiciales a aquellos.
FUENTES DE INTERPRETACIÓN
las circunstancias de tiempo y lugar encuadran la actividad en las partes. Ellas pueden
servir así mismo para aclarar el sentido significado de las palabras. Las negociaciones
preliminares han de ser tenidas en cuenta, pues desde el mismo momento en que se
inicien las negociaciones previas al contrato quienes intervienen en esas que han
sometidos al principio buena fe.
La interpelación basada en la conducta de los contratantes es una forma de interpretación
auténtica o sea, realizada por las mismas partes. Cederá a las actitudes de las partes el
carácter de expresión tácita de la voluntad, ya que la impresión se demuestra a veces
mejor con los hechos que con palabras. Tiene que tratarse hechos inequívocos que
permiten inferir con fundamento real contenido de la acuerdo de voluntades.
La interpretación del acuerdo de voluntades debe lograr que se cumpla con la finalidad
económica perseguida por las partes al contratar.
ART. 1066. “Si hay duda sobre la eficacia del contrato, o de alguna de sus cláusulas, debe
interpretarse en el sentido de darles efecto. Si esto resulta de varias interpretaciones posibles,
corresponde entenderlos con el alcance más adecuado al objeto del contrato.”
PROTECCIÓN DE LA CONFIANZA.
ART. 1067. “La interpretación debe proteger la confianza y la lealtad que las partes se deben
recíprocamente, siendo inadmisible la contradicción con una conducta jurídicamente relevante,
previa y propia del mismo sujeto.”
ART.1068: Expresiones oscuras: pesar de las reglas contenidas en los artículos anteriores
persisten las dudas, el contrato a título gratuito se debe interpretar en el sentido menos gravoso
para el obligado y, si es a título oneroso, en el sentido que produzca un ajuste equitativo a los
intereses las partes.
Este artículo recepta lo ya señalado por la doctrina, en punto a que la cree que la regla del favor
debitoris sólo es justa en los contratos gratuitos pero no de los onerosos en los que debe estarse a
la equivalencia de las prestaciones como criterio rector de la interpretación. (Borda, Lambías poco)
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otra parte de la doctrina señala que, interpretación dinámica de la ley, el principio antedicho es de
utilidad en la actualidad y respecto de los contratos onerosos si se lo concibe como tuitivo de la
parte más débil de los contratos. (Rivera)
“Contratos conexos", que forman parte de un “grupo de contratos” o una “red contractual”, el
CCC contiene una regla novedosa en el derecho comparado codificado: “deben ser
interpretados los unos por medio de los otros, atribuyéndoles el sentido apropiado que
surge del grupo de contratos, su función económica y el resultado perseguido” (art. 1074).
Vale decir, en contratos celebrados por adhesión, la interpretación contra el predisponente opera
en caso de ambigüedad, mientras en los contratos de consumo es a favor del consumidor (“in
dubio pro consumidor”), haya o no cláusulas generales predispuestas .En este último ámbito,
en caso de duda, se aplica el principio de “favor libertatis”, esto es, la opción menos gravosa
para el consumidor.
ART.963 cuando concurren disposiciones de este código y de alguna ley especial, las normas se
aplican con el siguiente orden de prelación:
Las normas indisponibles que se aplican en sustitución de las cláusulas incompatibles con
ellas;
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La norma supletorias;
Los usos y prácticas del lugar de celebración, en cuanto sean aplicables porque hayan
sido declarados obligatorios por las partes o porque sean ampliamente conocidos y
regularmente observados en el ámbito en que se celebra el contrato, excepto que su
aplicación sea irrazonable.
La expresión "contenido del contrato" es equívoca y por ello da lugar a controversia en la doctrina.
Díez Picazo señala que NO constituyen contenido del contrato ni los sujetos, ni el objeto ni la
actividad que se ha desplegado para llegar a él; ellos son elementos cuya existencia precede lógica
y cronológicamente al contrato. Los presupuestos o requisitos del contrato, como ser la capacidad
de las partes o la licitud del objeto, tampoco forman su contenido; son situaciones previas
necesarias para que el contrato se celebre válidamente.
No son el contenido las obligaciones que se causan en el contrato; ellas son efecto del contrato.
Díez Picazo sostiene que el contenido del contrato son reglas de conducta. De este modo el
contrato tiene un contenido preceptivo reglamentario; todo contacto consiste en definitiva en la
formulación, más o menos complicada, de un deber ser y de un poder hacer. Los poderes y los
deberes son efectos del contrato; el contenido es la formulación, la regla que establece o estatuye
esos deberes y poderes.