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Mi Mejor Amigo (Primera Versión)
Mi Mejor Amigo (Primera Versión)
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Mi vida está llena de clichés. ¿Por qué? La respuesta es fácil:
Me enamoré de mi mejor amigo.
Enamorarte de tu mejor amigo es la cosa más común que escuchas o que lees en
las novelas de amor. Pero cuando te sucede te das cuenta que no es tan cliché
como creías. Cuando empiezas a sentir algo por esa persona que es tan cercana
a ti, tu mundo se pone de cabeza. Y es aún peor los acontecimientos que
acompañan a este «cliché» tiempo después.
Mi relación con él no fue precisamente el típico cliché, nos hicimos mucho daño,
daño inimaginable que al recordarlo me duele tanto en el pecho.
El dolor en mi corazón crece cada vez que recuerdo lo destruidos que quedamos
al final. Pero nosotros no fuimos los causantes de ese daño.
Mucha gente de mierda puede estar a tu alrededor.
Sin embargo, si me pongo a analizar y a recordar nuestra historia, siempre fueron
buenos momentos. Lo malo de las personas es que recordamos los momentos
que mayor dolor nos causaron, pero nunca recordamos los buenos momentos.
Recuerdo cada caricia, cada verso, cada palabra que me dijo; recuerdo como sus
labios besaban cada centímetro de mi cuerpo.
Años y años fuimos amigos. Fuimos algo más por semanas. Pero siempre nos
amamos con tanta intensidad.
Desde que todo lo que fuimos, somos y seremos, comenzó.
10 años antes...
—No puedo, es muy difícil —dije tratando de dibujar el árbol de manzanas que la
maestra nos ordenó que dibujáramos.
Tenía siete años en ese momento. Sí, lo sé, era una niñita y tranquilamente puedo
dejar omitir esta parte, pero deben saber cómo lo conocí, como me enamoré y
desde que momento sufrí ya que no era correspondido.
Volviendo al tema, allí estaba yo, tratando de dibujar algo que para mí era difícil.
Sentí la mirada de alguien en mi dibujo, levanté la vista y susurré: —¿Qué?
Me topé con unos ojos verdes muy lindos, no se parecían en nada a los míos que
son totalmente cafés.
—Quisiera ver tu dibujo —dijo el niño sentado a mi lado.
—¿Quieres copiarme? —pregunté inocentemente. Él rió y se acercó a mi.
—No, sólo quisiera ayudarte.
—Jane, Travis, manténganse ocupados por sus propios dibujos —la Srta. Parker
era muy mala como para educar a niños.
—Soy Travis, Travis Stone —me extendió su mano y la agarré en forma de
saludo.
—Soy Jane Beatle —me presenté.
—¿Beatle no es una banda? Papi tiene muchos posters y pone su música a las
seis de la mañana todos los domingos —confesó con orgullo infantil.
Me reí. —No tengo ni idea.
—¡Niños! —nos reprendió la Srta. Parker.
Volvimos nuestros rostros hacia las hojas para terminar de hacer el dibujo.
Tapamos ambos nuestras bocas para no reír y que no nos vuelvan a llamar la
atención. La señorita Parker salió al baño y nos dejó solos, nadie movía ni un pelo
mientras ella no estaba ya que le teníamos mucho miedo.
—¿Quieres ser mi amiga? —la dulce voz infantil de Travis llamó mi atención.
—¿Enserio? —pregunté sorprendida.
—Sí —se encogió de hombros—, no creo que las niñas son aliens ni nada así que
¿qué dices?
—Bueno, pero no robes mis dulces.
***
Una sonrisa se dibuja en mi rostro al recordar a Travis de niño, con las mejillas
sonrojadas y sus ojos verdes que en ese tiempo reflejaban inocencia. Algo que
perdió con el tiempo.
Quiero expresarle tantas cosas a la persona que un día fue mi mejor amigo, mi
cómplice, mi todo.
Lo amé desde ese momento, desde que vi sus grandes y hermosos
ojos. 9 años antes...
—¡Travis! ¡Baja de ahí! —grité, ya había pasado un año desde que Travis y yo nos
hicimos amigos.
Travis estaba escalando un árbol, era muy alto y tenía miedo de que se tropezara
y cayera. Hizo caso omiso a mi petición y siguió escalando.
—¡Travis! —grité nuevamente—. ¡Te vas a caer!
Me regresó a ver con una de sus características sonrisas burlonas. —Nunca voy a
caer. —¡Ah!
Hizo ademán de soltarse y yo grité lo más fuerte que pude. Se enderezó con una
risita burlona y yo respiré aliviada, pero estaba enojada.
—¡Travis! —grité nuevamente—. ¡Baja ahora! ¡Tú mamá nos va a matar si te
caes!
—Estás exageran- ¡AAAAHHH!
Y Travis se cayó al suelo, me tapé los ojos y escuché un ruido ensordecedor. Me
destapé la cara y me acerqué lentamente hacia donde él estaba tirado. Mis pasos
eran cortos y tenía miedo por lo que iba a ver.
Di un grito ahogado, Travis estaba ahí tirado en el césped, parecía esos dibujos
animados cuando alguien los aplasta, pero menos divertido. Sus ojos estaban
cerrados, su pierna estaba en una dirección contraria a la que normalmente era.
Dejé de mirarlo y salí corriendo de ahí, su casa quedaba a tan sólo una cuadra así
que corro lo más rápido que pude. Toqué su puerta como desesperada y un ¡Ya
va! Se escuchó desde dentro. La madre de Travis abrió al fin después de varios
agonizantes segundos.
—Cariño, creí que Travis estaba contigo —dijo lo que un día fue la Sra. Stone.
—Señora... —sollocé, lágrimas caían de mis ojos— Travis cayó de un árbol.
Sus ojos se abrieron como platos por mi confesión, se aclaró la garganta y dijo:
— Será mejor que entres, cariño. Yo iré a verlo.
Y se marchó a ver a su hijo. Era una madre tan buena, la echo de menos.
En fin, Travis se fracturó el brazo derecho, la pierna izquierda y un dedo del pie.
Desde ahí no ha escalado un árbol. A menos que yo no esté, claro.
***
El futuro es incierto, hicimos la promesa de ser mejores amigos por siempre
después de su accidente en aquel cuarto de hospital donde lo tenían, pero eso en
estos momentos nos resulta imposible. Hay algo más, mucho más y nunca me
imaginé que terminaríamos en esta situación tan comprometedora.
Recuerdo cada sonrisa, cada lágrima derramada por él. Recuerdo cuando abría
los ojos y lo único que veía era a él, con las pupilas dilatadas y devorándome
como una bestia... Pero también recuerdo todas las veces que nos hicimos daño.
Veces incontables que nos cambiaron como persona con el tiempo.
Sin embargo, decido no dejar que esos momentos dolorosos en los que sufría por
él, en el que ambos nos hicimos daño como dos locos desquiciados, el momento
en que me partió el corazón y yo volvía por más y viceversa me consuman.
Era mi mejor amigo, la persona que me conocía mejor que nadie, pero eso no
evitó que nos hiciéramos tanto daño... y que nos amáramos como locos.
¿Serias capaz de enamorarte de tu mejor amigo?
Bueno, yo si lo hice.
Bienvenido a mi historia.
Después de clases, me dirijo a mi casillero. El de Travis queda lejos del mío, pero
el de Kylie queda a mi lado, eso es realmente bueno para mí. Kylie está recostada
sobre su casillero, su cabello rojizo ocultando su rostro. Frunzo el ceño, es como si
estuviera ocultándose de alguien.
—¿Qué haces? —pregunto. Ella da un salto con un grito ahogado, creo que la
asusté, creo.
—¡Jane, joder! ¡Me asustaste! —bueno, si la asusté un
poquito. —¿Qué haces? ¿De quién te escondes?
—Yo haré todo lo que ella me pida —dice Jake mirando a Kylie con absoluta
admiración. Kylie pone sus ojos en blanco, pero una sonrisa indiscreta aparece en
sus labios.
—Pongan la película de maricas de una vez —gruñe Travis, él quiere ver una de
acción o porno pero no se salió con la suya.
Bueno eso pensé antes de poner la película.
La película empieza y la tensión sexual de los protagonistas se siente desde el
inicio. Todo estaba perfectamente bien, hasta que una escena de sexo aparece.
La chica empieza a gemir mientras el... le da duro. Travis se carcajea y Jake le
susurra a Kylie que eso harían algún día, pero más salvaje, hasta que Kylie le da
un puñetazo en sus cositas.
—Que buena película, chicas —nos felicita Travis riendo mientras otra escena de
sexo empieza. Lo fulmino con la mirada.
—Obviamente que te va a gustar —digo—. Sexo es en lo único que piensas.
—Algo así —hace ademán de pensar.
Me agarra la mano y siento que está temblando.
—¿Tienes frío? —pregunto viendo nuestros dedos entrelazados.
—No, sólo que tiemblo cuando me excito.
Descubrir que mi mejor amigo me gusta no es tan extraño como creí que sería. Le
conté a Kylie sobre eso y me dijo que era completamente normal, que ya se lo
imaginaba que me gustara ya que Travis es muy guapo y todo eso. Que no me
debo sentir mal ni nada por el estilo, me hizo sentir mejor conmigo misma y por mi
descubrimiento.
Estoy en la casa de mi mejor amiga, sentada su cama, viendo películas de amor y
comiendo palomitas de maíz.
-Tranquila, Jane -habla Kylie-. Sería raro si Travis no te gustara, es el sueño de
cualquier chica de nuestra edad.
Pongo los ojos en blanco. -Sí, pero no el mío. Sabes que los chicos como Travis
no me gustan... o no me deberían gustar.
Ella también pone los ojos en blanco. -Pero te gusta Oliver, y el es un chico como
Travis.
Tan sólo la mención de Oliver hace que se me dibuje una sonrisa en mi rostro, él
es tan hermoso con su cabello castaño, sus ojos marrones, su voz... su cuerpo.
Suspiro mentalmente.
¿Mentalmente? Suena muy raro.
Ash, mi subconsciente siempre cambiando de tema.
O tal vez soy sólo yo la que cambia de tema.
Oh, mundo cruel, ¿por qué me hiciste tan rara?
-¿Si ves? -Kylie me señala con su dedo índice-. Tan sólo te menciono a Oliver y
sonríes como una completa boba.
-Es que es tan lindo.
Sé que traigo una sonrisa tonta en mi rostro, pero es inevitable cada vez que
pienso en Oliver.
-A ver, vamos a comparar -dice agarrando mis manos y viéndome a los ojos
directamente-. ¿Quién te gusta más?
-¿Qué? -pregunto sin entender.
-¿Quién te atrae más físicamente? ¿Oliver o Travis?
Me quedo en blanco, quiero pensar seriamente en cuál de los dos me gusta más,
pero quiero hacerlo interesante. Hagamos como si tuviera voz de locutor:
«En está esquina se encuentra nuestro participante: ¡Oliver Timlin». Hay aplausos
y ovaciones por el público creado por mi mente. «¡Luchando! Contra su retador en
esta otra esquina: ¡Travis Stone!». Otra cantidad de aplausos alagan a Travis.
«¡Qué comience la pelea!». Oliver lanza el primer golpe al ser el chico que más
me ha gustado en mi vida, pero Travis contraataca con un rodillazo en el
estómago al ser mi mejor amigo y que lo conozco. Oliver yace en el suelo porque
nunca he hablado con él. Travis de acerca a lanzar otro golpe porque lo conozco
como la palma de mi mano, pero eso lo lleva a la perdición, porque al conocerlo,
conozco lo insufrible e imbécil que es con las chicas. Oliver agarra a Travis en una
llaves cuando analizó que él parece un completo caballero, porque nunca lo he
visto con ninguna chica. Y gana la pelea por rendición.
-Tierra llamando a Jane -grita Ky en mi oído.
-Oliver -digo decidida-. Oliver ha sido el amor de mi vida desde pequeña, y
Travis... creo que solamente es atracción física, nada más allá.
-Eso es lo que digo. Serias una tonta si no te dieras cuenta que Travis es guapo, y
tal vez dudara de tu sexualidad.
Abro mis ojos como platos.
-¡Kylie! -grito incrédula.
-¿Qué? -se encoge de hombros.
-Ay, mejor cambiemos de tema -recuerdo el hecho de que ella y Jake han estado
tan cercanos últimamente-. ¿Qué sucede entre Jake y tu?
Se tensa un poco y la sonrisa en mi rostro se hace más ancha.
-¿Qué...? Jake y yo... pssst que va... sólo nos estamos... ¿conociendo? Él y yo...
imaginas muchas cosas, Jane.
Y frente ustedes damas y caballeros mi mejor amiga acabó de tener un vómito
verbal. Típico de Kylie.
-Sólo pregunté que sucedía entre él y tu, más no si estaban saliendo -digo
divertida, me fulmina con la mirada por un segundo pero luego se relaja y me mira
avergonzada.
-Jake es... lindo, Jane -se cubre la cara con las manos mientras suspira, al
momento de quitarlas me queda viendo fijamente, como si me fuera a hacer la
confesión más grande del universo, como si me fuera a decir la fórmula secreta de
la cangre burger-. No eres la única que tuvo una revelación el día de la película en
tu casa.
-¿Revelación? Suenas bastante dramática.
-¡Jane! -me reta-. Pon atención, esto es importante -dice irritada.
-Lo siento, continúa.
-Cuando nos fuimos de allí, el insistió en llevarme a comer algo y sabes que no
puedo decirle que no a la comida gratis -una sonrisa tonta se escapa de sus
labios-. Llegamos a una pizzería y ahí estaba Cooper -abro los ojos como platos,
Cooper es el ex de Kylie. El la engañó a diestra y siniestra, sin embargo cada vez
que se encuentran pelean como si no hubiera un mañana, el es súper grosero con
ella, hasta tal punto que llegó a alzarle la mano-. Empezamos a pelear, lo mismo
de siempre, y el hizo el afán de querer golpearme como aquella vez -sonríe con
tristeza-. Pero Jake... Jake me defendió. Lo detuvo justo antes de que su puño
golpeara mi cara, Jake se le abalanzó encima y empezó a golpearlo como nunca.
En lugar de asustarme, me puso caliente el hecho que me defendiera, que se
preocupara por mí. La policía llegó y como vieron que Jake fue el que me defendió
sólo se llevaron a Cooper. Después de ese día hemos hablado más y más... se
podría decir que salimos.
Dice esto último con un brillo singular en sus ojos y una sonrisa sincera, sé que
ellos dos están destinados a estar juntos, de alguna u otra manera. La abrazo y
esto es correspondido al instante, al separarnos puedo ver que ella está tan
agradecida con Jake como yo.
-Me siento feliz por ustedes -digo con sinceridad-. Se nota que tú le gustas mucho,
dale una oportunidad.
-Eso quiero hacer, se nota que es un buen chico. Quiero ver hasta donde
alcanzaremos con esto -una sonrisa típica de enamorada se forma en sus
labios.
-¿Ya se han besado?
Mi pregunta aparece de repente tomándola por sorpresa, sin embargo la
decepción abre paso en su rostro.
-No -suspira pesadamente-. Todavía no, pero sé que pronto lo hará.
-Estoy segura de ello -la reconforto.
-¡Kylie! ¡Jane! -la madre de Kylie llama nuestros nombres desde abajo-. ¡Bajen a
comer!
Y eso fue todo lo que necesitamos para bajar y dejar nuestra conversación atrás.
***
-Joder...
El sonido vibrante nos paraliza a Travis y a mí.
-No te muevas tanto, Travis -digo tratando de tranquilizarlo.
-Mierda, esto se siente... ¡Auch! -se queja cuando el tatuador traza una línea recta
sin detenerse.
Estamos en un local de tatuajes en el centro comercial, Travis tuvo la brillante idea
de hacerse uno mientras me acompañaba a hacer compras para mi casa. Mamá
no pudo hacerlas por que estaba muy cansada y yo no soy tan mala como para
hacerla levantar después de una cirugía.
-Carajo, niño, quédate quieto un momento -dice el hombre algo irritado-. No se,
besa a tu novia o algo pero quédate quieto.
Nos miramos al instante de que el señor dice que somos novios, sin embargo
sonreímos, ya estamos acostumbrados a aquella situación. Travis hace una
mueca de dolor al sentir como las agujas se clavan en la piel de su antebrazo
izquierdo.
-Joder... -vuelve a repetir tapándose la boca con una mano en un puño mientras
mira al lado donde estoy yo, evitando ver al señor tatuaje.
-Es tu culpa -digo-. Tu quisiste hacerte un tatuaje.
-Pero siempre quise un tatuaje.
-Y este tiene un buen significado -puntualizo.
Me sonríe de una manera encantadora que hace que mi corazón latiera a mil por
hora. El tatuaje que Travis eligió hacerse es un árbol relacionado con el nombre de
su madre. Decidió también poner la fecha de nacimiento y la de su muerte para
rememorarla, es un tatuaje muy significativo y especial para él.
-Gracias por estar aquí en mi primer tatuaje -pone un mechón de mi cabello tras
mi oreja con su mano libre, le sonrío.
-No me lo iba a perder por nada del mundo, quería ver tu cara de sufrimiento
cuando te lo hagas -suelta una risa.
-Eres malvada, Gafitas.
Seguimos hablando mientras el hombre sigue tatuándolo, si nos dijo su nombre
pero no me acuerdo así que lo bautizo como señor tatuaje.
En fin, aunque quiero ver la cara de sufrimiento de Travis, no puedo. Se me hace
extremadamente difícil tener que ver su expresión mientras pequeñas gotas de
sangre caen al suelo, lo quiero demasiado como para eso. Así que es mi deber
distraerlo.
Señor tatuaje termina después de dos horas desde que llegamos, hace que nos
paremos de nuestros asientos y caminar hacia el espejo para visualizar mejor el
tatuaje. Al llegar al espejo, Travis se queda atónito. Es precioso. El tatuaje es un
árbol y tiene escrito «Marilyn» el nombre de su madre, junto con su fecha de
nacimiento y de muerte. Los ojos de Travis se cristalizan pero no suelta una sola
lágrima, sin embargo lo conozco demasiado como para que yo también sintiera el
nudo que se ha formado en su garganta.
-Es... -empieza a decir con voz quebrada pero no termina la frase.
-Simplemente perfecto -termino por él, me da una mirada tierna de agradecimiento
y le respondo con una sonrisa-. Gracias, hizo un muy buen trabajo -halago al
hombre que infla el pecho.
-Tranquilo, hombre -palmea la espalda de Travis-. Apuesto de que tu madre te
debe estar cuidando en algún lugar.
-Lo sé -dice mi mejor amigo.
Al pagar la cuenta salimos de ahí con una sonrisa imborrable en nuestro rostro. Es
el primer tatuaje de Travis y sé que va a tener muchísimos más después de este.
****
Después de dos días, todo el instituto habla del tatuaje de Travis. Bueno, en sí
Travis es el tema de conversación favorito de el instituto. Me río por el drama que
hacen, al ser un instituto pequeño los cotilleos llegan demasiado rápido. Se hacen
preguntas como «¿qué es lo que significa» o «¿quién carajos es Marilyn?» y así
sucesivamente, pero los únicos que sabemos su significado somos nosotros, sus
amigos. Las personas que estamos ahí para él.
Estoy arrimada en mi casillero mientras espero a Kylie para que retirara sus libros,
la relación entre ella y Jake a avanzado, ya se han besado y eso es una excelente
señal.
-Es demasiado bueno para ser real -dice Kylie sacándome de mis pensamientos,
suspira antes de cerrar su casillero y arrimarse en él.
-¿Qué es demasiado bueno? -pregunto.
-Jake -suspira y luego hace una pausa-. Él es... demasiado bueno como para ser
verdad.
Pongo los ojos en blanco pero una ola de tristeza se atraviesa en mi rostro al ver
el suyo, Kylie no se da una oportunidad en el amor desde Collin y eso fue cuando
teníamos quince años, ahora estamos al borde de los 17 ya va siendo hora de que
superara su horrible experiencia con él y que se diera una oportunidad.
-Kylie -la llamo para que me viera, al levantar la vista lo hace y le sonrío-. Jake no
es como Collin. Jake es bueno, amoroso y está loco por ti. Su situación no es
demasiado buena, sino que el te trata como te mereces. Él sabe que mereces ser
tratada como la persona hermosa y cariñosa que eres. Y Collin es un idiota por
nunca haber amado tan siquiera una de tus muchas cualidades, y se merece
pudrir en esa cárcel por alzarte la mano como lo hizo. No todos los hombres son
iguales, Kylie, y Jake es una buena muestra de ello.
-Es que... -sus ojos se cristalizan, mi pecho arde en una dura punzada-. Tengo
miedo. Tengo miedo de no ser suficiente para él. Tengo miedo de que algún día
me alcé la mano como Collin lo hizo.
-No lo hará -le aseguro, conozco la clase de persona que es Jake-. Él te aprecia
mucho y sabe como en verdad eres, sabe lo persuasiva que puedes ser y aún así
el te quiere, ¿qué no lo ves?
Abre la boca para decir algo pero la cierra inmediatamente al sentir a alguien
abrazarla desde atrás. Jake aparece dándole un sonoro beso en su mejilla, coloca
sus manos en su abdomen y ella se estremece al sentir sus manos en su cuerpo.
Me río entre dientes. Se los ve como esa clase de relación que quieres para ti.
Pero hay algo raro, la forma en que Kylie se estremece y jadea cuando Jake
acaricia su estómago es extraño. Es como si lo disfrutará y ansiara su tacto.
Entrecierro mis ojos, algo no me está contando.
-Hola muñeca -susurra Jake, le da la vuelta para que quedaran frente a frente.
-Ho-hola Ja-Jake -tartamudea Kylie al pegarse más al cuerpo de Jake, se ven
realmente bien juntos.
Jake mete un mechón rojo del cabello de Kylie tras su oreja. Se acerca a ella
lentamente y une sus labios con los suyos. Siento que un brazo me pasa por los
hombros, no tengo que levantar la vista para saber quien es.
-Se ven bien juntos, ¿verdad? -susurra Travis.
Apartamos la mirada para hablar mejor entre nosotros y dar un poco de privacidad
a la parejita.
-Si, en verdad se ven bien -susurro.
Travis besa mi mejilla como de costumbre. Nos alejamos de Kylie y Jake que
siguen compartiendo fluidos bucales y seguimos nuestro camino hacia la cancha
de fútbol americano donde ya están practicando las porristas y los jugadores están
reunidos en las gradas para silbarles y decirles cosas obscenas.
-Oh, mierda -murmura Travis al llegar a las gradas-. Que buena que se ve Jessica
hoy.
Pongo los ojos en blanco. Jessica ha sido el amor de la vida de Travis desde que
le vio en el campo cuando estaba animando al equipo en un repaso. Ella es rubia,
alta y delgada con suaves curvas en su cuerpo y grandes ojos azules. Jessica es
para mí lo que Oliver es para Travis. Ella siempre se mete conmigo y con mi
inteligencia, pero no es mi culpa que ella tuviera el coeficiente intelectual menor
que el de un chimpancé.
-Es una tonta -susurro, más para mí que para Travis.
-Es caliente -me responde-. Y es muy buena en...
-Cállate -lo corto-. Sabes que odió saber de tus intimidades y mucho menos con
la piernas de palo de Jessica.
Travis se echa a reír. Nos quedamos así viendo a las porristas practicar una y otra
vez la misma maldita rutina, o eso me parece a mí. Una irritante voz me devuelve
a la realidad para cuando estuve apunto de quedarme dormida.
-Pero miren que tenemos aquí -esa voz, esa horrible voz chillona que dañaría
cualquier tímpano, la voz de Jessica-. A nuestro hermoso y nuevo mariscal de
campo -mira a Travis con un rostro no muy tímido-. ¿Qué te trae por aquí,
guapo?
Enserio, su manera de ligar es terrible.
-Vine a verte... digo, a verlas.
Bueno, la manera de Travis tampoco es la mejor.
Al parecer se olvidaron de mi ya que empezaron a charlar descaradamente
mientras yo miro a otro lado. Estoy pensando en lo agradable que sería estar en
mi casa este preciso momento cuando alguien carraspea y me saca de mis
pensamientos.
-Oye, pulga, ¿te podrías mover? Quiero sentarme.
Parpadeo un par de veces para visualizar a Jessica con los brazos cruzados sobre
su pecho. Miro a Travis en busca de ayuda pero el sigue mirándola como si fuera
la chica más sexy del universo.
Mi mejor amigo.
-¿Disculpa? -susurro.
-Que te quites, que me estorbas, ¿qué no entiendes? ¿Hablas español?
-Oye, no le hables así -salta al fin Travis en mi defensa.
-¿Qué no le hablé así? Travis, cariño, tan solo mírala, no puedo creer que seas
amigo de alguien así.
-¿Y qué mierda significa eso? -Travis se para de la grada frunciendo el ceño, ya
está enojado.
-Que te hace ver mal estar con una chica como ella. Tan solo mírala -me mira de
pies a cabeza con una mueca de asco-. Su cara es fea, su cabello no tiene forma,
y su cuerpo... Parece una jodida ballena.
Antes de que pudiera tan siquiera detenerme, estampo mi mano en su mejilla. No
sé en que momento me paré, lo único que sé es que me metí en un gravísimo
problema que es imposible de remediar.
-¿Qué te pasa, estúpida? -grita caminando hacia mi en manera violenta, hace
ademán de querer golpearme pero la mano de Travis la detiene.
-Tu te lo buscaste, Jessie -y con eso suelta la mano de Jessica quien grita
maldiciones en mi dirección.
Travis agarra mi mano y salimos de allí en dirección a nuestras casas. No decimos
nada en el camino, no es necesario. Me gustó como Travis se comportó con
Jessica, resistió a sus encantos y saltó en mi ayuda.
El silencio entre nosotros reina en el auto de Travis, lo único que llena el ambiente
es la radio. Suena una canción horrenda que habla puras blasfemias pero es la
música que a Travis le gusta así que lo dejo pasar. Nunca habíamos sentido tanta
tensión entre nosotros y eso me desconcierta.
-¿Puedo cambiar de emisora? -pregunto rompiendo el silencio.
Ladea la cabeza para encararme, en sus ojos puedo ver algo de frialdad, cosa que
nunca muestra conmigo. Regresa su vista al camino sin decir ni pío, pero apaga la
radio y un silencio sepulcral se instala entre nosotros.
-Travis -digo su nombre cansada-. ¿Me puedes decir qué diablos te sucede?
Me mira con la misma frialdad de hace unos momentos y eso me exaspera.
-¿En verdad quieres saberlo?
Pongo los ojos en blanco. -Si no quisiera saber, no te lo preguntaría, ¿no crees?
Da un suspiro y se queda en silencio por un rato. -¿Sabes lo peligroso que fue el
hecho de golpear a Jessica? -dice mirándome de reojo-. Jane, no eres la persona
más popular del instituto, sabes cómo Jessica se vengará de ti.
Me río en una sonora carcajada, se detiene en un semáforo en rojo y me regresa a
ver con el ceño fruncido.
-Lo siento... me calmo... -dejo de reír mientras el semáforo cambia a verde-.
Travis, no te preocupes por mí. Sé lo perra y odiosa que puede llegar a ser
Jessica, pero no creo que pueda ser más mala que la vez que desechó mis libros
en la basura y me tocó meterme al bote para poder recogerlos.
Sonríe y lo imito, caemos en nuestras típicas carcajadas recordando ese día que
la muy desgranada me hizo pasar como el infierno.
-Tienes razón -dice con rastros de esa sonrisa burlona-. ¿Que es lo peor que te
puede hacer? Ahora vamos a tu casa, quiero comer.
***
Me. Quiero. Morir.
Enserio quiero morirme y enterrar mis restos en el patio de mi casa y que nadie
me recuerde.
Hay un gigantesco cartel en la entrada del instituto, es la foto de un cerdo pero con
mi cara puesta ahí en su cabeza y con una frase que dice: «Pero aún más gorda».
Hay igual recortes de los cerdos verdes de Angry Birds y dicen mi nombre en cada
uno. También hay frases que dicen: «Maldita cerda», «tu reflejo» «a parte de
gorda, fea» y muchas cosas más realmente hirientes.
¡La puta madre!
Las lágrimas no tardaron de salir de mis ojos. Mientras las personas pasan no
paran de decirme gorda o hacer el sonido de un puerco. Me siento del asco. Me
llaman cerda, pero no me permito llorar, no voy a llorar, levanto el rostro pero las
lágrimas caen. Las ignoro y miro con la frente en alto.
Si ignoras el daño, no está ahí, ¿verdad?
Doy asco... sé que doy asco.
-¡Ustedes, hijos de puta! ¡Lárguense de aquí o les cortaré la maldita garganta a
todos! -grita Kylie mientras se acerca a mí.
Me toma entre sus brazos y ese maldito gesto me hace perder mi compostura, la
fachada fuerte que quería aparentar. Rompo a llorar en los brazos de mi amiga.
Sé que dirán que hay cosas peores, pero cuando te sucede, cuando te lastiman
así, es imposible no querer llorar y maldecir a todos.
Me doy asco.
-Esa hija de su puta madre me va a escuchar -advierte Kylie.
-Kylie, no te metas en problemas -digo con la voz entrecortada por el llanto.
-Kilii ni ti mitis in priblimis -me remeda y me saca una sonrisa tenue-. Le voy a
partir su madre, se cree la muy zorra solo por qué sufre de anorexia y
gigantismo.
Abro la boca para contestar pero un sonido fuerte nos hace mirar al lugar donde
se encuentra el cartel. Fue arrancado de su lugar por Travis. Un Travis muy
molesto y enojado.
-¡Cualquiera que haya sido el hijo de puta que hizo esto, se las verá conmigo! -
nadie dice nada, nadie se mueve, se acerca mí y pasa un brazo por mi hombro y
me acerca a su cuerpo-. No lo volveré a repetir. ¡¿Quien putas fue?!
Su rostro está rojo de la ira, hasta el punto que parece Hell Boy, su respiración es
irregular y sus ojos lanzan dagas a las cabezas de todos los presentes. Nos
quedamos en silencio por un largo tiempo, todos están con miedo de lo que Travis
pudiera hacerles.
-¿Te gustó mi regalito, maldita cerda? -la voz de Jessica me hace voltear a verla,
está junto a Oliver y ver que trae la misma sonrisa burlona de Jessica me parte el
corazón en un millón de pedazos.
Travis da la vuelta y al ver a Oliver y Jessica se desconcierta.
-¿No dirás nada? -dice Oliver-. ¿Te comiste tu propia lengua, cerda?
Mis ojos se llenan de lágrimas, pero me rehusó derramar las y solo levantó mi
quijada desafiante; me deshago del agarre de Travis y tengo la tentación de irme a
mí casa y dejar toda esta mierda atrás, sin embargo, Kylie me vuelve a tomar
entre sus brazos. Ya no sollozó, pero las lágrimas siguen fluyendo.
En cuestión de segundos Oliver está en el piso retorciéndose para intentar
defenderse, mientras Travis golpea su rostro una y otra vez. Jessica cubre su
boca con sus manos mientras Kylie y yo miramos la escena. Jake aparece de un
momento a otro separando a Travis del cuerpo ya inerte de Oliver.
-Vamos, lo vas a matar -articula Jake, tratando de calmarlo.
-¡VUELVES A REFERIRTE A ELLA ASÍ Y TE JURO QUE TE MATO, HIJO DE
PUTA! -grita Travis, Jessica se acerca a él.
-Travis... -solloza de una manera poco creíble-. No tenía ni idea que estabas aquí.
Si lo hubiera sabido... yo no habría dicho nada y...
-¡CÁLLATE DE UNA PUTA VEZ! -grita Travis en su cara-. Crees que eres mejor
que Jane sólo por ser "más delgada" -enfatiza con comillas en sus dedos-. Pero la
verdad es que eres más vacía que un pozo sin fondo, para lo único que sirven las
chicas como tú es para follar. Y ni siquiera eso lo hacen bien -la boca de todos se
abre en forma de «O», nadie había hablado a Jessica de la manera que Travis lo
hace-. No eres nada a lado de Jane, nada. Por lo menos ella no es tan vacía e
hipócrita, como tu.
Los ojos de Jessica se llenan de lágrimas y me compadezco un poco por ella,
nadie merece ser tratada así como ella me trató pero las palabras de Travis fueron
muy duras. Hasta a mí me hicieron sentir mal. Seca sus lágrimas con brusquedad.
-¿En serio, Travis? ¿Me dices hipócrita a mí? -dice Jessica con esa voz chillona y
llena de rabia, los ojos de Travis se abren como platos, en alerta-. Tranquilo,
quarterback, no le diré nada a tu pequeña amiguita gorda... por ahora.
Ya volvió.
Travis la mira, con una expresión que no puedo leer. Sonríe y luego se ríe en una
sonora carcajada.
-No puedo creer que seas tan estúpida -dice entre risas-. Pero, ya en serio, la
próxima vez que se la vuelvan a acercar, te juro que cortaré la polla de el marica
de tu amigo.
Dicho eso, todos vuelven a clase. Después de eso la directora nos llama a su
despacho y confesamos todo, no castigaron a Travis de lo cual me alegra mucho
pero si suspendieron a Jessica y a Oliver un mes, aparte de que no pueden ir a
clases tienen que ir todos los sábados a limpiar los baños. Es un buen castigo.
Lo que me rompe el corazón en miles de pedazos fue ver a Oliver involucrado, yo
nunca le he hecho nada. Nunca he cruzado palabra con él. No sé la razón de su
arrebato y eso me hace sentir horrible.
Me gustaba un auténtico patán por años que en secreto me odiaba.
Cliché. *****
Kylie �� 16:35 pm
«Pequeña minion ¿dónde estás?»
Decido contestar el mensaje con algo de pesadez, aunque odio estar sola, en este
momento no quiero hablar con nadie.
Jane �� 16:50 pm
«Estoy en casa, sola, mamá salió y demora en venir.»
Me despierto con una incomodidad en mis piernas, algo me pesa en esa zona.
Trato de moverme pero un sonido horrible me despierta, es algo como papel
arrugado. Muy irritante.
—¡Jane! ¡Ten más cuidado! Casi votas el pastel.
La voz de Travis hace que mis ojos se abran como platos, me siento de golpe en
mi cama pero lo que veo me deja sin aliento.
Travis esta allí parado con un par de regalos y un pastel sobre sus manos, tal vez
lo recogió cuando se iba a caer ya que en su brazo está algo de crema. Sus ojos
caen sobre mí y me regala una sonrisa ladeada. Mi corazón empieza a latir de una
forma horrorizante que creo que se va a salir de mi pecho corriendo.
Es tan lindo y dedicado.
—Feliz cumpleaños, gafitas.
Se acerca a mi para abrazarme después de dejar el pastel en la mesa de mi
velador, su peso me empuja hacia atrás y él queda encima de mí en un profundo
abrazo. Nos quedamos así un tiempo, pero el empieza a separarse poco a poco.
Nuestros ojos se encuentran, su boca queda a solo centímetros de la mía. Sus
ojos bajan de mis ojos a mis labios y así sucesivamente.
¡Bésame!
—Gafitas... —susurra y su aliento choca contra mi rostro, huele a menta.
—Travis... —mis manos juegan con el corto cabello de su nuca.
¡Bésame, maldita sea!
Se va acercando aún más que tengo que cerrar mis ojos, sintiéndolo, apreciando
el momento, pero un carraspeo nos hace salir de nuestro trance.
¡Mierdaaaaaa!
—Enserio estoy pensando en ya no dejarte dormir con mi hija, Travis.
Nos paramos como podemos, Travis me ofrece su mano para que me parara con
él. Mi mamá nos mira divertida mientras eleva una ceja y cruza sus brazos sobre
su pecho.
¡Que vergüenza!
Mi madre debe estar pensando cualquier cosa. Aunque ya es una adulta, es muy
joven, en este momento tiene 33 años, me tuvo a los 16 y ella se las sabe todas.
Es una mujer muy sabia. O muy experimentada.
—No esta pasando nada mamá —digo aún con mi mano entrelazada con la de
Travis.
Cuando nos damos cuenta, nos soltamos rápidamente y hacemos afán de
limpiarnos la mano.
—Ignoraré que vi eso –dice mamá con una sonrisa, se acerca a mi y me da un
abrazo—. Feliz cumpleaños, cariño. Te amo mucho.
—Yo también mamá, yo también.
—Y yo tambien la amo, Cristy —volteamos a ver a Travis y este se encoge de
hombros. Mi madre y yo ponemos los ojos en blanco.
—En fin, el desayuno esta listo para que bajen. Dormiré un poco y luego celebraré
con mi hija como se merece.
Me da un beso en la frente y luego se va a su habitación, nos quedamos en
silencio por un momento, yo viendo al suelo y Travis viéndome.
—Hora de abrir tus regalos.
Su voz suena con algo como dulzura y felicidad. Asiento y nos dirigimos al pie de
la cama, nos sentamos en el suelo. Travis me pasa la bolsa grande y la empiezo a
abrir. Es un oso de felpa enorme que tiene nuestros nombres en sus patitas.
Agradezco con un abrazo y una sonrisa en mi rostro.
—Falta el otro, ábrelo.
Me extiende una caja rectangular pequeña. Es rosa pero un listón negro la adorna.
La abro y lo que hay dentro me deja en shock pero salgo de él tan fácilmente y
empiezo a dar saltitos sobre mis rodillas en el suelo. Son dos entradas para el
concierto de One DIrection en la ciudad. No me explico como las ha conseguido,
ya estaban agotadas.
—¡¿Como las conseguiste?! —grito mientras lo abrazo.
—Tengo mis contactos —me guiña un ojo y me lanzo sobre él para abrazarlo.
Caigo sobre él y nuestros ojos se encuentran en este momento. Pero no puedo
hacerlo, no puedo besarlo, no puedo confundirme más de lo que ya estoy.
—¿Irás conmigo? —pregunto parándome y ayudando a Travis a que se parara.
—¿Tengo elección?
El concierto...
¡Que nervios!
Enserio, estoy muy nerviosa de ver a mi banda favorita por primera vez.
Más nerviosa en que la vez en que papá me compro un unicornio de felpa y me
hizo creer que era una estufa cuando tenía cinco.
Me meto en la ducha y el agua caliente relaja mis músculos al caer sobre mi fría
piel. Al salir, elijo un vestido gris, unas converse rosadas y una chaqueta del
mismo color que los zapatos. Me visto temblando pero no por el frío, sino por mis
nervios. Arreglo mi largo y oscuro cabello en suaves ondas y me maquillo un poco,
lo normal sólo rímel, un poco de polvo y un labial rosa oscuro casi rojo.
-¡Jane! ¡Travis ya está aquí! -grita mi madre desde la sala en el piso de abajo.
Me miro en el espejo una vez más y arreglo un poco la falda de mi vestido. Estoy
tan nerviosa, es el primer concierto al que voy en mi vida y lo hace aún más
especial que Travis me haya regalado esta oportunidad única. No sé como pagarle
nunca.
-¡JANE! -grita nuevamente mamá.
-¡Voy! -grito de vuelta.
Me veo una última vez en el espejo antes de salir de mi habitación y bajar por las
escaleras.
-¡Jane, si no bajas ahora mismo iré a buscarte y no querrás que haga eso!
-¡Ya estoy aquí! -grito ya bajando el último escalón-. Por Dios mamá, los vecinos
que pensarán de nosotras.
-No te gritara si no fueras tan lenta, y si hicieras caso de vez en cuando.
Tengo el impulso de poner los ojos en blanco, pero no lo hago. Si lo hiciera, mi
madre es capaz de mandarme al convento por tres meses, y joder, que Dios me
mate si hace eso.
Perdón, Diosito, pero no estoy interesada en permanecer virgen toda la
vida. Iré al infierno.
Miro en dirección a Travis y sus ojos viajan desde mi cara, hacia mi pecho y luego
a mis piernas para regresar a mi rostro, muerde su labio inferior y sus mejillas se
tiñen de un rojo carmesí casi invisible pero yo lo noto porque conozco el color de
su piel tan bien. Creo que es por el calor primaveral que anuncia el verano que
hace hoy, sí, por eso debe ser.
Se ve bastante bien, trae unos vaqueros oscuros, una chaqueta de cuero negra y
una camiseta blanca que deja ver bien su muy formado cuerpo de Dios griego.
¿Cuerpo de Dios griego? ¿Qué me pasa? Soy una pervertida.
-Hola Trav -Me acerco a él para saludarlo, el sale de su extraño trance y se inclina
para darme un beso en la mejilla, pero el falla y termina besando la comisura de
mis labios.
¿Qué? ¡¿Queeeeeeé?!
Me sorprendo por dicho acto, se queda unos segundos allí, petrificado, besando
mi comisura, tal vez tan sorprendido como yo y por eso no se separa, pero no
quiero que lo haga, se siente increíble.
Un carraspeo nos hace salir de nuestra sorpresa, Travis se separa de mí y algo
como desilusión se implanta en mi rostro pero lo aparto de inmediato. No es de
que me desilucione que Travis no me haya besado ni nada, ¿verdad?
-No puedo creer que aun no se hayan acostado-se burla mi madre y me pongo
colorada por su atrevimiento, ella cree de que Travis y yo vamos a terminar
casados y con ocho hijos.
-Ya nos tenemos que ir -ignoro el comentario de mi madre y me recuerdo a mí
misma que Travis y yo tenemos un concierto al que asistir-. Te veo luego, se nos
hace tarde.
-Pero aún falta media hora, gafitas -dice Travis como si fuera lo más normal del
mundo.
-¡Por eso estamos tarde!
Jalo a Travis a la salida, nos despedimos de mi madre con un beso y ella bromea
que usemos condón o que compremos la pastilla del día después, me pregunto si
Travis sabe usar condón con las chicas con las que él ha estado, ¿como será el
sexo con él? ¿Es bueno?
¡Basta mente pervertida! ¡Se supone que soy virgen!
Pero ya no quieres serlo
Basta, pensamientos lujuriosos.
Mi cara ya no puede estar más roja. Nos subimos al auto y nuestro camino al
estadio. Aprieto los muslos, sintiendo un cosquilleo ahí que no me deja pensar
muy claramente.
-No estés nerviosa -me da un apretón en la pierna.
Mmm... dame un apretón un poco más arriba. Si sabes donde me refiero.
¡Basta! ¡Contrólate Jane!
-No... no estoy nerviosa -digo como si fuera una pregunta. Travis ríe y niega con la
cabeza.
-No sé por qué estas tan nerviosa, ni que fuera Bon Jovi o Guns N' Roses.
-Sabes que tenemos gustos diferentes, Travis. Yo soy una florecita pop y tu un
metalero malhumorado. Bueno, a veces, otras veces eres un rapero que ama las
canciones que hablan de sexo.
-Es excitante si te pones a analizar la letra.
Aprieto mis muslos, no sé porqué mi cuerpo está reaccionando de esta manera.
-Por Dios, somos tan diferentes-murmuro.
El baile...
Un lugar donde miles de adolescentes sudados se reúnen para festejar el final de
curso y el poder avanzar al siguiente. Pero para mi significa otra cosa: una
estupidez.
Es una estupidez porque no entiendo el objetivo de los bailes de final de curso. Ni
los otros bailes temáticos que hacen en el instituto. Es cuando las chicas
populares aprovechan para llevar solo una tela encima y que las normaluchas
como yo nos sintamos mucho menos atractivas de lo que ya somos.
Hablando de populares, Jessica volvió a la escuela hace un par de días, sin
embargo no ha cruzado palabra conmigo en todo ese tiempo, lo cual me alegra
hasta la médula. Por otro lado, Oliver también regresó a la escuela. Me regalaba
unas cuantas miradas que me ponen hasta los nervios, y unas sonrisas ladeadas
que me hubieran vuelto loca cuando supuestamente estaba enamorada de él.
Ahora ya no tienen ningún efecto en mí.
Travis y yo vamos a ir juntos al baile. Lo sé, suena muy extraño pero es lo que
todos los años hacemos, y por eso tampoco sé porqué le costó tanto pedírmelo.
Tal vez es porque no se quiere involucrar con otra chica que no sea yo. No
entiendo la razón de el porqué pero no me importa, más bien me alaga.
O tal vez me gusta que sea sólo para mí.
—¿Me estas escuchando?
La voz de Kylie me atrae de vuelta de mis pensamientos. Estamos sentadas en
una mesa de la cafetería, esperando a que Travis y Jake lleguen.
—No, lo siento... ¿Que decías?
—Que tendremos que buscar más opciones de vestidos para el baile.
—Kylie, ya me regalaste uno, ¿recuerdas?
—Cuantas veces tengo que repetirlo, Beatle —gruñe Jake apareciendo detrás de
Kylie, después de saludar a Travis—. Soy una persona muy celosa en lo que se
refiere a mi chica.
Kylie pone los ojos en blanco pero lo deja pasar.
—Eres celoso hasta conmigo —murmura Travis levantando una ceja.
—Ay, no seas marica —gruñe de nuevo el novio de Ky—. ¿Irán a la fiesta? —
pregunta.
—¿Fiesta?
—No. —contesta Travis, su voz chocando con la mia.
—No hablen a la vez, me confunden —se queja Jake haciendo una mueca.
—No iremos a la puta fiesta, Jake —gruñe Trav.
Al entrar a la casa, un grito ahogado escapa de mis labios. La razón es de que hay
chicas bailando en las mesas, chicos bebiendo chupitos de los cuerpos de las
chicas y un grupo de chicos que ponen dinero en los cuerpos de las otras chicas
bailando sobre la mesa. La casa tiene una pista improvisada de baile en el medio
de la sala, donde las personas bailan de una manera no muy apropiada para
menores. Travis me ofrece un vaso rojo con un contenido rosa, me tomo su
contenido y de inmediato el líquido quema mi garganta, deliciosa mente doloroso,
hago una mueca de desagrado. Travis toma también su vaso.
¿Qué pensaría mi tía Alice si me ve aquí?
—No tienes que quedarte si no quieres.
La voz de Travis me saca de mis pensamientos, me vuelvo hacia él y le doy la
sonrisa más falsa que pude poner en mi vida.
—Tranquilo, Trav. Me quiero quedar.
Su rostro pasa de la preocupación a la confusión y luego me da una sonrisa
radiante pero un poco coqueta.
—Gafitas...
—¡Hasta que al fin se corrieron!
La voz burlona de Jake nos hace mirar en su dirección, agradezco que haga su
mal chiste pero también lo maldigo porque me mata la curiosidad de lo que Travis
tiene para decirme.
—Cierra la puta boca. —gruñe Travis, pero un poco de diversión impregnada en
su voz.
Después de un momento donde Travis y Jake bromean sobre la fiesta, Kylie pone
los ojos en blanco una y otra vez, me recuerdo que tengo que hablar con ella
sobre si ya ha tenido sexo con Jake o no. Sé que no es de mi incumbencia pero
ella es mi mejor amiga y por sólo eso me mantengo involucrada en su vida, al
igual que ella en la mía. Tomo un trago más y me termino mi vaso antes de hablar.
—Ky, tengo que hablar contigo mañana —digo sin rodeos.
Ella pone una expresión de confusión.
—¿Por?
—Tranquilidad, no es nada malo.
Le sonrío y ella me la devuelve. Empezamos a hablar de cosas tribales, como el
diseño de nuestros vestidos. Ella se ve muy bien en un vestido rojo hasta la rodilla
que combinaba con su cabello. Me halaga por como aprendí a maquillarme con
sólo ver un vídeo en YouTube.
—Hey, no te rías tanto con mi chica, Beatle. —Jake le pellizca el trasero, levanto
una ceja pero ella me hace una señal suplicando para que no pregunte, por
ahora.
—Vamos a bailar, bebé. —sugiere Ky en dirección a su novio.
¿Bebé? ¿Kylie acaba de llamarlo "bebe"? ¿No lo odiaba hace sólo dos meses
atrás?
Jake le dice algo al oído que hace que ella lo golpeara en el hombro y se
sonrojara. Se despiden de nosotros con la mano y Jake no deja de manosearle el
trasero, cosa que no hace más que confirmar mis sospechas.
—Tal vez deberías seguir enseñándome como bailar. —propone Travis, lo cual
hace que mi corazón se atragante en mi garganta.
—La... la música es muy rápida y seguro que sabes bailar muy bien esto. —digo,
realmente deseo tener un trago en mis manos en este momento.
—O... te puedo enseñar yo a ti —se encoge de hombros y rasca su nuca—.
¿Sabes bailar esta clase de música?
Niego con la cabeza, no me molesta en absoluto que el me enseñara a bailar
música tan sexy como esta.
—Entonces... ¿Qué estamos esperando?
Toma mi mano y me jala hasta la pista de baile, o lo que sea que fuera eso. Travis
pone una mano en mi cadera y la otra en mi cintura.
—Déjate llevar por el ritmo —susurra en mi oído enviando escalofríos por todo mi
cuerpo con su aliento.
—E...está bien —digo con la respiración entrecortada.
Sigo su ritmo, moviendo mis caderas de la manera más sexy que puedo. Travis
sigue mi ritmo y bailamos así por varios minutos. Al terminar la canción que
bailamos suena otra más lenta y sensual que la anterior, no sé de donde agarro
valor pero me pongo de espaldas a él, uniendo mi trasero con su entrepierna.
Siento un bulto muy hinchado que me asusta pero no me atrae, más bien... lo
disfruto. Muevo mis caderas en círculos sintiendo más su erección, su respiración
es irregular pero eso me gusta mucho, tengo una especie de poder sobre él en
este instante.
—Gafitas... —gime en mi oído—. Joder, Jane... date la vuelta. —ordena y lo hago.
Mi respiración deja de existir cuando lo encuentro demasiado cerca de mi cara,
sólo unos cuantos centímetros separan a su boca de la mía.
—Joder, Jane... me muero por besarte, estoy duro como una roca.
¿Qué? Oh, Dios.
Su voz suena más gruesa de lo normal, ignoro su extraño comentario sobre cuán
duro está y sólo me fijo en el primero.
—Pues hazlo —digo y ni yo misma sé si las palabras han salido de mi boca o de
otra persona, pero en este momento me importa una mierda.
Yo también me muero por besarlo.
Sin esperar mucho, une sus labios con los míos. Es un sabor desconocido,
excitante, pero es mi nuevo sabor favorito; el sabor a Wiskey y a menta y a Travis.
Su lengua abre paso entre mis labios y nuestras lenguas se acarician, es la
sensación más genial que haya experimentado jamás. El aire se agota en mis
pulmones mientras su boca sigue atacando la mía, su lengua devorandome, pero
no me separo. Agarra mis caderas y me pega más a él para que sienta más su
excitación, empiezo a sentir fuego en mi bajo vientre; algo que nunca he sentido
pero me encanta.
—Jane... —jadea al separarse un poco de mí.
Vuelve a unir su boca a la mía en el mismo beso hambriento por probarnos el uno
al otro. Su lengua no tarda en hacer contacto con la mía, mi nuevo lugar favorito
son los besos de Travis, sus besos salvajes y llenos de pasión, una pasión que
hemos tratado de ocultar todos estos años pero hemos fracasado rotundamente.
Porque sí, esta clase de deseo ya estaba sobre nosotros desde hace ya tiempo,
solo que fuimos demasiado cobardes como para llevarla a cabo.
Nos separamos jadeantes, agotados por nuestro arrebato. Y es cuando me doy
cuenta de que estamos en medio de bastantes personas que parecen no
percatarse de nosotros pero me aterra ser el centro de atención. Como si leyera
mis pensamientos, Travis dice:
—¿Quieres ir arriba?
Asiento y me toma la mano para guiarme por las escaleras de la casa hacia los
cuartos.
***
—¿De quién es este cuarto? —pregunto al explorar la habitación. Tiene una cama
en el centro, al frente hay un televisor de pantalla plana, a los laterales están unos
muebles y hay un armario y junto a él una puerta que lleva a un baño, supongo.
—Mío —se encoge de hombros.
—¡¿Tuyo?! —pregunto exaltada, ¿como que suyo?
—Sí, es de un primo mío. Vengo aquí cuando las cosas con papá se ponen un
poco... violentas.
La vulnerabilidad en su rostro me destroza, estoy arta del padre de Travis. Desde
que lo golpeó aquella vez, se ha convertido en una especie de rutina. Me acerco
hacia él a paso lento pero firme, al llegar a él paso una mano por por su cabello y
la otra por su mejilla. Cierra los ojos ante mi tacto.
—¿Quieres hablar sobre eso? —le pregunto.
El también sube sus manos y acaricia mis mejillas. Niega con la cabeza mientras
acaricia mi labio inferior.
—No, quisiera hacer otra cosa.
—¿A que te..?
Me calla con su boca sobre la mía y no dudo en tomar yo la iniciativa y meter mi
lengua en su boca, gime en respuesta. Me acuesta en la cama sin separar nuestro
beso y se pone encima de mí, entre mis piernas.
—Travis... —gimo al sentir lo duro que está en mi entrada.
—Dios... te deseo Jane.
Sus palabras me tientan a seguir con mi toque pero me da un poco de miedo
llegar mas allá de solo los besos y las caricias encima de la ropa.
—Quiero hacerte tantas cosas —susurra en mi oído—. Cosas que ni te imaginas.
Oh por Dios. Siento un poco de humedad en mi sexo, necesidad de sentir su piel
contra la mía; algo que jamás he sentido. No sé ni lo que es eso.
Mi vestido esta levantado hasta alrededor de mi cintura, lo cual deja ver mis
bragas blancas simples. Travis desvía la mirada hacia esa parte de mi cuerpo, sin
disimulo.
Justo cuando empieza a juguetear con el elástico de estas, la puerta se abre de
golpe.
—¡Oh por Dios!
La voz de Kylie nos hace separarnos rápidamente, saltamos de la cama mientras
Travis se abrocha los botones de su camisa y yo me bajo el vestido.
—¡Jane! ¡Travis! —grita Kylie, la molestia se convierte en confusión
rápidamente—. ¿Jane? ¿Travis? ¿Qué..?
Esta mucho más que confundida al igual que yo.
—Aquí tengo los condones —Jake le da una nalgada a Ky, esta salta por el
impacto pero sigue mirándonos sin inmutarse—. Debes empezar a tomarte las
pastillas, odio usar esta cosa cuando follamos y...
Se para en seco al vernos a Travis y a mí, quienes estamos con la respiración
agitada y bastante despeinados. Regresa a ver a Kylie y luego a nosotros, lo hace
una y otra y otra vez. Pone ambas manos en sus mejillas como si hubiera visto a
extraterrestres o algo así.
—¡No puede ser! —Exclama después de varios segundos de silencio—. Pero...
ustedes... son mejores amigos y... ¿follan en secreto?
¿Qué?
—¿Qué? —pregunta Trav por mí.
—Obviamente lo hacen, dicen que son mejores amigos pero la verdad es que
follan a las espaldas de todos. Es muy cliché.
Kylie le da un codazo, no dice nada, ni una palabra. Sólo me mira esperando una
explicación por mi parte, bueno, no es la única que necesita una explicación por
parte de la otra.
—No tendré esta conversación contigo, idiota —espeta Travis—. Pero tu si puedes
venir a follarte a tu novia en mi habitación.
—Sólo la iba a tomar prestada una hora... o toda la noche —levanta las manos en
el aire en son de paz.
Me acerco a Kylie.
—Hablamos mañana... de todo. —dice y asiento, no sólo se refiere a lo mío con
Travis.
—Será mejor que nos vayamos, Gafitas. —dice Travis.
Nos despedimos de todos y al llegar a mi casa, Travis me despide con un beso
rudo en los labios que disfruto como una loca.
Al acostarme en mi cama, no puedo dejar de pensar en todo lo sucedido esta
noche.
Se deja llevar por mí hasta que llegamos a un lugar apartado de todo el sudor de
la gente del club, nos ponemos en un lugar obscuro alejado de la gente donde
podemos bailar sin ser interrumpidos. Justo cuando llegamos empieza a sonar
Often de The Weeknd, sonrío para mis adentros. Lo que quiero en este
momento es seducir a Travis y no sé la razón.
Empiezo a mover mis caderas y me pongo de espaldas para restregar mi trasero
en su entrepierna, sonrío cuando ya lo siento levantado, así de fácil fue poner a
Travis al cien. Sus manos se transportan a mis caderas y me apretan más cerca
de él, sus dedos se clavan en el vestido hasta que puedo sentir su tacto bajo mi
piel. Siento un calor en mi columna vertebral hasta el medio de mis muslos, la
sensación es cada vez más conocida para mí.
—Joder, date la puta vuelta. —gruñe.
Obedezco sus palabras y me doy la vuelta, me aprieta más contra el para que
pueda sentir su erección en mi estómago y acerco más mi pecho al suyo para que
pueda sentir mis pechos.
Justo en este momento su boca asalta la mía y su lengua se adentra en mi boca.
Su lengua sigue haciendo magia en mi boca, estoy sin respiración tan siquiera.
Sus labios son excesivamente irresistibles y no puedo parar de morder su labio
inferior. Un gruñido sale desde el fondo de su garganta y yo me deleito de tan sólo
escucharlo, escuchar como su corazón late rápidamente, escuchar su respiración
entrecortada, escuchar como suspiraba contra mis labios, amo todos estos
sonidos celestiales para mis sentidos.
—Mierda... —Exclama Travis al separarnos—. Dios... besas tan bien.
Me río y lo llevo nuevamente hacia mis labios, en un beso carnal que no puedo
resistir. Quiero todo de él, y no me apetece besarlo suavemente como en las
novelas de amor. Lo que realmente quiero es atraerlo hacia mí en cualquier
ocasión, meter mi lengua en su boca o viceversa, pasar mis manos sobre su fuerte
y esculpido torso desnudo, sentirlo, quiero sentirlo de la forma más cruda y poco
sensata posible. Al separarse de mí, esta jadeante y sus hermosos ojos verdes
parecen negros por la dilatación de sus pupilas. Posa una mano en mi espalda
baja y me atrae más hacia él.
—Mira cómo me pones, gafitas. —susurra en mi oído, pegandome más a él para
hacerme sentir su erección—. No podemos ser amigos... no después de
probarte.
Ignoro su último comentario. El ser amigos es lo que nos une desde el principio,
desde que teníamos 7 y 8 años. No quiero ni pensarlo.
"¿Todo cambiará?" Pregunta mi subconsciente. No quiero imaginarlo. No puedo
pensar con claridad en ese momento por todo el alcohol ingerido en mi sistema. O
tal vez estoy en negación de que la amistad que tenemos haya desaparecido por
el deseo mutuo.
—Sí supieras todas las cosas que pasan por mi cabeza en este momento... Tu
sobre mí... ¡Joder! Se suponía que no debía decir eso, perdona. —se echa a reír y
yo hago lo mismo. Si no tuviera este deseo inexplicable por él, me hubiera
molestado. Pero no puedo ni pensar cuando él anunciaba su deseo por mí, más
bien me halaga de que alguien en el universo pensara en mí de esta manera.
—Travis... —susurro, no soy capaz de decir nada más que no fuera su nombre.
Sonríe, pasa su lengua por mi labio inferior y sus manos bajan más hasta darme
un apretón en el trasero. Doy un pequeño saltito por su atrevimiento, nadie me ha
tocado así, de esta manera. Culpo al alcohol por mi comportamiento y por el
hecho de que me gusta que me toque.
—Te gusta que te toque, ¿verdad? —pregunta sobre mis labios.
Niego con la cabeza y me aprieta un poco más hasta que un gemido traicionero
escapa de mis labios, eso parece gustarle porque de nuevo asalta mi boca, sin
dejar de masajear mi trasero.
—Dilo —dice jadeante sobre mí, muerde mi labio inferior y gimo en respuesta—.
Di que te gustaría que te toque como ningún otro lo a hecho, di que te gusta la
manera en que te toco, dime cuán mojada te pongo con sólo decir estas palabras.
Dilo.
¿Cómo sabe que estoy mojada?
No respondo, no puedo decirlo en voz alta y él quiere que lo haga. Aún no me
siento preparada para hablar de esta manera con Travis, al parecer diez años de
amistad no te preparan para hablar sobre sexo con esa persona. Me da un azote y
gimo en respuesta, luego me da otro y siento que mi piel pica bajo el vestido.
Es mucho peor que las cosquillas.
—Estoy mojada... muy mojada... —digo levantando la pierna un poco para que él
ponga su pierna entre mis muslos, el sonríe y me empieza a besar detrás de mi
oreja—. Me gusta como me tocas, me gustaría que me hagas lo que nunca nadie
ha hecho conmigo, me gustaría de que tu mano se quedara aquí. —agarro su
mano derecha y la subo a mi pecho, empiezo a jadear cuando él empieza a
masajearme y sus ojos se oscurecen aún más—. Pero no aquí. —separo sus
manos de mi cuerpo y él protesta en respuesta—. No enfrente de todo el mundo.
Me separo completamente de él y empiezo a caminar, apenas doy unos pasos
cuando su mano apreta mi muñeca y me hace voltear. Apenas volteo y sus labios
chocan con los míos, su lengua no pierde tiempo en entrar en mi boca mientras la
mueve en círculos. Jadeo y Travis hace lo mismo cuando mis manos se esconden
de bajo de su camisa y empiezo a tocarlo, su cuerpo está mejor de lo que había
imaginado jamás. Su fuerte y esculpido abdomen se tensa bajo mi tacto. Me
agarra del trasero nuevamente y me separo de él de manera brusca.
—Ya te dije que aquí no.
Pone los ojos en blanco y me acompaña a la salida. Llegamos a su auto en
cuestión de segundos, sin decir ni una sola palabra. Nuestra respiración acelerada
habla por nosotros.
***
Llegamos a mi casa después de diez minutos. Travis saltó dos luces rojas y
condujo en exceso de velocidad. Lo entiendo, yo también quería llegar lo más
rápido.
Salimos del auto y caminamos a la puerta mientras atravesamos el jardín donde
flores muertas y resecas lo adornan. Mamá no tiene tiempo para cuidarlas y a mí
no me gustan las malditas flores. Las odio rotundamente. Entramos a la casa y
enciendo las luces.
—Mamá está de turno hoy. —explico, tratando de entablar un tema de
conversación, odio el silencio.
—Mucho mejor.
En cuestión de segundos Travis me alza en sus brazos, pasando un brazo por mis
piernas y otro por mi espalda. No soy la persona más liviana del mundo, me
agarro de su cuello y nos empezamos a besar mientras él sube las escaleras
hacia mi habitación. Abre la puerta sin dejar de besarnos ni un sólo segundo. Me
tumba en la cama y se pone encima de mí, entre mis muslos. Empieza a mover
las caderas en círculos, yo no puedo estar más empapada de lo que estoy. Gimo
cuando sus grandes manos atrapan mis pechos y los masajean como si fueran
plastilina.
—Mierda... —gime—. Tus tetas son mucho más grandes de lo que creía. Son
enormes.
Me río porque Travis nunca me ha visto con ropa apretada. Siempre me cubría las
zonas de mi cuerpo que destacan tanto. No me siento bien con mis caderas ni con
mis senos porque son demasiado grandes, si tuviera el vientre plano o una cintura
de 60 centímetros, esa clase de cuerpo estaría bien para mí. Pero no lo tengo, así
que lo que hago es ocultarme.
—Sácate el vestido. —dice mirando mi escote.
—Ayúdame.
Asiente y se para para que yo hiciera lo mismo, me pongo de espaldas a él para
que me baje la cremallera del vestido. El cierre se baja tan lentamente que mi
respiración se entrecorta en cuestión de segundos. Sus labios besan mi hombro
izquierdo y se abren paso hacia el derecho, dejando húmedos besos en el camino.
Jadeo y me acerco más a él.
—Deseo tanto follarte sobre tu cobertor de One Direction. —dice besando mi nuca
y mi cuello—. Deseo tanto que te corras sobre la cara de Harry Styles. —me río
pero me entra un poco de miedo cuando pronuncia sus palabras.
No estoy lista. No, por supuesto que no lo estoy. Hace una semana nos besamos
por primera vez y después de eso no cruzamos palabra en toda la semana, a
menos para saludarnos. ¿Qué pasaria si le entrego lo más preciado que tengo?
Me pregunto. ¿Se portará como el idiota que es? O ¿Apreciaría lo que le
ofrezco?
—Pero no lo haré ahora. —dice dándome la vuelta. Rompiendo el silencio que
aproveché para debatirme si hacer esto con él o no.
—Pero... —empiezo—. ¿Q...qué me harás ahora?
Sonríe con malicia y me desliza completamente el vestido, hasta que este cae al
suelo. Sus ojos contemplan mi no muy bien formado cuerpo, no puedo evitar
cubrirme con las manos el sujetador y las bragas de corazones que traigo puestas.
Me gusta la ropa interior a juego, pero este no es el juego más sexy.
Se acerca a mí dando un par de zancadas y toma mis manos entre las suyas,
apartándolas de mi cuerpo. Su rostro se suaviza y me mira con... ¿ternura? No lo
sé, sin embargo, ya no hay rastro de la lujuria anterior.
—No te cubras. —se lleva mi mano hacia su boca y besq mi palma, suspiro en
respuesta—. Tienes un cuerpo hermoso, Jane. No dejes de que nadie te diga lo
contrario. Que nadie te diga que no eres suficiente, porque lo eres. Eres incluso
mucho más que cualquier persona, significas para mí mucho más que cualquier
persona.
Posa mi mano en su mejilla y acurruca su cabeza en ella mientras me guía más
cerca de él. Sus labios encontraron los míos y me sorprende lo diferente de este,
no es un beso posesivo y carnal como los otros, sino es suave, hasta cierto punto
tierno. Su lengua empieza a bailar con la mía, no a pelear y luchar para ver quién
tiene el control sobre el otro. Paso mis manos sobre sus hombros, llego a su cuello
y empiezo a desabotonar su camisa. Me empuja al colchón sin dejar de besarme
ni un sólo momento hasta que mi espalda toca la cama. Se separa de mí y
protesto por su falta de tacto.
—Quiero hacerte muchas cosas, Jane. Pero hay una que quiero hacerte primero.
Capítulo +18
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—¿Qué quieres hacerme? —pregunto con mucha preocupación.
¿Y si quiere hacerme algo malo? Carajo, tiene sólo diecisiete años, no creo que va
a azotarme con un látigo como Christian Grey. Aunque si puede pasar por él, sólo
que Travis es una versión más joven y...
Mierda, ¡siempre tengo que darle tantas vueltas a todo!
Volviendo al tema, sus ojos brillan con algo que nunca he visto jamas; pasión,
deseo, lujuria, yo que sé. Pero me asusta y me intriga un poco.
—Quiero hacerte muchas cosas, Jane. No sabes cuanto tiempo te he
deseado. ¿Qué?
No me deja responder, sus labios asaltan los míos en el momento en que abro la
boca para replicar algo. Su lengua baila con la mía mientras sus manos me topan
cada centímetro de mi piel. Sus labios dejan los míos y bajan por mi mandíbula
hasta mi cuello para dejar húmedos besos en él. La humedad en mi entrepierna
aumenta. Y su erección se siente enorme sobre la tela de sus pantalones.
Su mano se coloca tras de mi espalda para que yo pudiera levantar mi cuerpo un
poco, se traslada al seguro de mi sujetador y lo desabrocha de un sólo esfuerzo.
Lo miro a los ojos mientras deslizo las tiras por mis brazos y dejo al descubierto
mis senos para él.
—Mierda... —susurra antes de atraparlos en su boca.
Lame mi pecho mientras masajea el otro con una mano. Es demasiado, ya no
soporto más.
—Travis... —gimo su nombre y lo siento sonreír contra mi pezón.
Su asalto me esta llevando al límite de la excitación, es demasiado para cualquier
persona, sobretodo si nunca he tenido una experiencia sexual ni conmigo misma.
La mano con la que masajea mi ceno lo deja y va bajando por mi vientre hasta el
elástico de mis bragas, dejando suaves y seductoras caricias a su paso.
Su mano se adentra en mis bragas hasta llegar a mi sexo.
Que bueno que me depilé.
—Estás tan mojada, Jane. Tan mojada y lista para mí.
Sus palabras y lo que hace con su mano me hacen sentir de una manera
seductora y pecaminosa. Empieza a trazar pequeños círculos en mi clítoris. Un
gemido escapa de mi boca. Nunca me he tocado a mí misma, así que no sabía a
que sonarán mis gemidos. Pero ahora que los estoy experimentando se escuchan
bastante extraños, pero me gusta ver el rostro de Travis cada vez que yo gimo.
—Imagina que es mi boca la que hace esto. Imagina mi polla entre tus muslos.
Imagina como te penetro mientras gimes de esta manera.
Grito, gimo su nombre mientras me dice esas palabras. Mi mente empieza a
trabajar y lo imagino con su cabeza entre mis muslos, con su lengua en mi
entrepierna, llevándome al cielo.
—Dios, Travis... Ah... —no puedo parar de gemir mientras sus manos seguen
acariciando mi vagina.
Siento una corriente eléctrica atravesando mi columna vertebral, mientras su mano
y sus dedos aceleran el movimiento sobre la parte más sensible de mi cuerpo.
Gimo tan alto que me da vergüenza que los vecinos puedan escucharme. El
nombre de Travis no para de salir de mi boca mientras que el orgasmo me
atraviesa el cuerpo y se lleva toda mi energía con él.
Termino en su mano. La retira de mis bragas y se lleva los dedos a la boca para
saborearlos.
—Sabes muy bien, gafitas.
Mi respiración sigue pesada. Nunca he sentido algo así, no he tenido ninguna
sensación de este tipo.
Se tumba a mi lado y se baja los pantalones junto con el bóxer. —¿Q...qué
haces? —pregunto, tratando de no ver su enorme y grueso miembro.
Su mano empieza a bajar por su miembro, no puedo apartar los ojos de su pene,
es enorme y esta tan erecto que me da miedo que se desprenda de su cuerpo y
salga corriendo.
¿Tendré que devolverle el favor? Es decir, él me acabó de dar la mejor sensación
que he sentido en mi vida. Era lo último que debo hacer por él.
Y quiero hacerlo.
—Déjalo, yo lo hago. —cojo su mano y la aparté de su miembro.
La sorpresa aparece en su rostro por un segundo, pero luego esboza una sonrisa
seductora que me derrite, nunca me ha sonreído de esta forma, amo esa sonrisa
traviesa.
Mi mano empieza a bajar y a subir sobre toda la extensión de su piel
aterciopelada. Un gruñido escapa de su boca mientras mi mano sube y baja
nerviosa por su gran pene.
—¿Sabes, Jane? Me imagino a ti encima de mí, cuando te lleves mi polla a tu
coño y lo metas dentro de ti —el calor vuelve a mí con solo escucharlo—. Me
imagino como me pides que te de más mientras te follo tan duro que no pudieras
cerrar las piernas en dos semanas. Me imagino corriéndome dentro de ti, tus
piernas temblando y corriéndote sobre mí.
¿Cómo es posible que pueda volver a excitarme con sólo decir esas blasfemias?
Me imagino cada una de sus palabras. Su cuerpo empieza a temblar, su abdomen
se contrae y su pene empieza a latir en mi mano. Sus manos se ubican en mis
senos mientras se corre, asalta mi boca y me besa de una manera tan apasionada
para que ahogara sus gemidos. Un líquido caliente inunda mi mano, sin embargo
nunca dejo de acariciarlo hasta que vota todo lo que tiene.
Dejo su pene, sus ojos verdes y hermosos encuentran con los míos y nos
quedamos mirando hasta que nuestra respiración se estabiliza.
—Creo que tengo que ir a limpiarme —digo cuando recupero el aliento.
Me paro de la cama, agarro mi sujetador del suelo y me lo pongo, y entro en el
baño de mi habitación.
Me apoyo en la puerta al cerrar, tapo mi cara con mis manos, haciéndome un
montón de preguntas que no tienen respuesta alguna.
¿Qué hice? ¿Ahora somos novios? ¿Le gustó a Travis tanto como él me gusta a
mí?
Lavo mis manos y me aseo. Arrojo agua a mi cara para ver si me despierto de
este sueño húmedo, pero nunca llego a despertarme, así que es real.
Seco mi rostro con una toalla blanca antes de alcanzar la perilla de la puerta.
Tranquila, Jane. Acabaste de hacer con él algo tan íntimo. No te debes sentir
nerviosa. Inhala, exhala...
Después de repetir unas palabras de aliento para mí, giro la perilla y salgo del
cuarto de baño.
Lo que me sorprende y me da una punzada en el pecho es ver a Travis ya vestido.
Su camisa esta abotonada y hasta incluso trae sus zapatos. Lo veo peinarse el
cabello con sus manos.
No se va a ir, ¿verdad? Se quedará esta noche conmigo, ¿no?
—Tengo que irme —anuncia sin mirarme a la cara. Al parecer su celular es mucho
más entretenido que yo.
—Oh... —es lo único que puedo decir.
El silencio en la habitación se intensifica aún más, la tensión se puede cortar con
un cuchillo. Se termina de amarrar los cordones de los zapatos y se levanta de la
cama; mientras el hace eso, yo me pongo un vestido de pijama.
—Creía que... —digo cortando el silencio pero me interrumpe.
—¿Qué me quedaría? —pregunta en un tono tan frío, un tono que no he
escuchado jamás.
—S...sí, yo... —paso un mechón de mi cabello tras mi oreja—. Creía que... tal vez
pudiéramos dormir juntos hoy.
Patética. Me siento patética al momento que termino de pronunciar esas palabras.
Levanta el rostro con una sonrisa burlona y arrogante, una sonrisa que no me ha
mostrado jamás.
—Jane... —suspira—. Hago esto todo el tiempo. Deberías conocerme y saber que
no duermo con las chicas que me causan un orgasmo. Lo lamento, Jane. Como te
dije no podemos ser amigos después de esto, pero si me quieres tener de alguna
manera, sería de esta. Podemos corrernos sin compromisos y te aseguro que eso
será mejor que no tenerme por completo. —no supe que lágrimas bajan por mis
mejillas hasta que una cae sobre mis labios y siento el sabor salado de las
lágrimas. Su rostro sigue mostrando frialdad—. Sé que no te gusta escucharme
decir esta clase de cosas. Sé que tenías otra visión sobre mí. Pero esto es lo que
soy, me gusta jugar y follar y si quieres que siga en tu vida, será de este modo, o
mejor será que ya no tengamos ningún contacto.
Las lágrimas siguen recorriendo mis mejillas, me las seco con mis manos. Este no
es mi mejor amigo, el Travis Stone que yo conozco desde hace diez años se ha
ido a la mierda junto con todo mi respeto hacia él. Las lágrimas siguen
amenazando con caer pero las detengo para que ya no me vea llorar, para que ya
no vea lo vulnerable que soy a su lado.
—De acuerdo —levanto la vista a su precioso rostro, una sonrisa de superioridad
adorna su cara. Sólo quiero borrar esa sonrisa con el golpe de una escoba—.
Vete, Travis —su sonrisa decae y la confusión la suplanta—. Dijiste que esta era
la única manera de tenerte, pero la verdad es que ahora sé que no eres el chico
que yo creía que eras. Así que prefiero borrarte de mi vida por completo.
Sus ojos parecen salirse de sus órbitas, al parecer no esperaba una reacción así
de mi parte.
—¿Estás jodiendome? —pregunta a la defensiva—. ¿Prefieres que me vaya de tu
vida?
Asiento, tengo miedo de que si hablo me echaría a llorar.
—¿Te das cuenta que por la única razón por la cual Jessica no te ha jodido es por
mi? —lanza una risa amarga, junto con sus palabras venenosas—. ¿Quién te
crees que eres tú, Jane? ¿Te crees que estas buena? Pues no. Agradece que fui
capaz de tocar tu cuerpo sin vomitar ni...
No acaba la frase, mi mano estampa en su mejilla haciendo un tremendo
estruendo por toda la habitación.
Decepción.
Una horrible palabra, pero eso es lo que siento por él. No rabia. No ira. Sólo
decepción.
Él sabe lo mal que me siento con mi cuerpo y viene y hace un comentario tan
horrendo sobre mí.
Su mano atrapa su mejilla y un sollozo involuntario escapa de mi garganta.
Cuando sus ojos se enfocan en mí, su rostro se suaviza y puedo ver el
arrepentimiento arrollándolo como un camión.
—Gafitas...
—¡Lárgate! —grito—. ¡Vete a la mierda, Travis!
—Yo no quise decir eso... ¡Lo siento!
—¡¿Entonces que querías decir?! Si crees que puedes venir a mi casa e
insultarme, ¡pues estas jodidamente equivocado!
—Jane, lo lamento tanto. Yo no...
—¡Vete de aquí, hijo de...!
No me deja terminar la frase, sus labios chocan con los míos. Empujo su pecho
fuertemente pero ni se inmuta.
—Bésame, Jane —ruega pero cierro mis labios como si estuvieran pegados y
fuera imposible abrirlos—. Por favor, Jane... por favor —su vez se rompe en la
última frase, pero no voy a seder, ya no.
No se de donde, pero agarro mis últimas fuerzas y lo empujo tan duro que lo
obligo a apartarse. Limpio mi boca con la manga del vestido de pijama, eso parece
dolerle porque se encoge.
—Vete, Travis —ya no grito, ya no tengo fuerzas—. Se acabó. Y no solo hablo de
lo que sea que tengamos. Se acabó nuestra amistad, se acabó todo. Diez años
fueron tirados a la basura y todo esto es culpa tuya. Es tu culpa porque no puedes
manejar el rechazo, pero también quieres herir a las personas que están ahí para
ti.
—Jane, perdóname, lo que dije no es lo que realmente pienso, yo...
Levanto una mano para que se callara y me deje terminar.
—No te quiero volver a ver nunca más, Travis. Vete con Jessica, con las chicas
que no te da asco tocarle y a mí déjame en paz.
Sus ojos se cristalizan, es un muy buen actor, tal vez cuando sea adulto vaya a
Hollywood y gane un oscar.
—Y te agradezco por tocarme y no haber vomitado ni lo otro que hubieras dicho.
Gracias, Travis por destruir la poca autoestima que me quedaba. En serio te
agradezco —me seco las lágrimas con fuerza y una risa amarga me acompaña—.
Y sal de mi casa. Ve con tus chicas delgadas y tus fiestas de mierda, que al
parecer eso no te traerá nada de felicidad.
—Jane... por favor... perdóname —suplica, no sabe como dejarme en paz—. Eres
mi mejor amiga, Jane... eres mi alma gemela.
La rabia vuelve a mí como un camión, arrollando la poca calma que me queda.
—¿Almas gemelas? ¿Es enserio, Travis? —pregunto con incredulidad, es más
estúpido de lo que creí—. Las almas gemelas no se tratan así, no se insultan así.
Y hay mucha diferencia entre tu y yo, ¿Quieres saber cuáles son? —no dice nada
así que continuo—. Que yo, gorda y todo seré feliz, encontraré a alguien que me
ame como soy y realmente me aprecie. Pero tu no lo harás, tendrás una vida
vacía, porque lo único que te importan son las apariencias, tu popularidad y el
físico.
Sin decir nada más, me acuesto en la cama y me tapo con las cobijas hasta la
cabeza. Diez minutos después escucho la puerta de mi cuarto cerrarse y la puerta
principal hace lo mismo. Es el momento donde me permito llorar
desconsoladamente.
Travis
Bajo las escaleras, escuchando sus sollozos. Me siento como la mierda, incluso
peor que eso, ella es la chica más hermosa y sexy que he visto en toda mi puta
vida y yo voy y le digo esas estupideces.
Jane siempre me ha gustado, siempre. Desde el primer momento que intenté
copiar su dibujo el día que nos conocimos. Cuando creció y se convirtió en esta
chica sexy, el deseo hacia ella me acorrala, no pude hacer nada era mi mejor
amiga.
Era... qué horrible que suena eso pero yo la perdí.
Salgo de su casa dando un portazo, quería que ella me escuchara, no me gusta
dejarla sola, no me gusta verla llorar. Pero yo lo hice, jamás la he escuchado llorar
así, ni siquiera cuando su padre se desapareció el día de su cumpleaños, ni
siquiera cuando su gato horrendo Riley murió por tragarse un hueso de pollo, ni
siquiera cuando mi madre murió.
—Por Dios, soy un imbécil.
Ella siempre ha estado ahí para mí, siempre.
Yo sé que ella tiene el autoestima demasiado bajo, mi intención era hacerle ver lo
hermosa y sensual que es.
No sé por qué dije eso, la toqué porque realmente quería, siempre me había
imaginado como sería tocarla de esta forma en esa zona, como sonarían sus
gemidos cada vez que le toco ahí. Pero como soy Travis Stone siempre tengo que
cagarla.
Mi cerebro no conectaba con mi boca al momento de decir esas palabras.
Tocarla fue la sensación más increíble del mundo, incluso más que cuando ella
me tocó. Provocarle placer y que yo sea el primero que lo haya provocado, me
llenó de orgullo a mi ego. La manera en que cerraba sus ojos cuando se corría,
como sus labios se entre abrían cada vez que gemía, como gritaba mi
nombre...
¡Dios! Eso fue lo más placentero que haya experimentado, y eso que el placer fue
suyo más que mío.
—Tengo que alejarme...
Eso es lo más coherente, ¿verdad?
Alejarme de ella suena bien, suena muy bien. Tengo que alejarme para que así
ella pueda pensar y tal vez decida perdonarme.
Ahora que lo menciono, suena tan jodidamente estúpido.
Me subo a mi auto y arranco el motor para alejarme lo más rápido que puedo de la
casa de la chica que llevo enamorado toda la puta vida.
Por esta razón odio a Oliver con todas mis ganas. Por esta razón no dejo que
ningún chico se la acerque. Por esta razón follo con tantas chicas, porque cada
vez que penetraba a alguna y cerraba los ojos veía el rostro de Jane; porque estoy
tan jodidamente enamorado de Jane Beatle.
Enamorado. No hay otra explicación.
La amo como a nadie, incluso más que a mí mismo.
Y lo peor de todo es que me doy cuenta de ello en el momento que me estoy
alejando de ella. Es lo mejor.
No puedo arrastrarla a lo patética que es mi vida, a cómo mi padre me empezó a
golpear noche tras noche y estoy pensando en irme a vivir a la casa de la
fraternidad, no puedo hacerle eso.
Alejarme de ella es la mejor opción.
Aunque sé que siempre voy a amarla y alejarme me destruirá como persona, pero
no puedo destruirla, ya no.
Jane
Cuatro días después.
—No sé porqué Alice tiene que llamarme siempre que algo va mal en su vida, para
recordarme lo patética que es la mía —se queja mi madre mientras corta la carne
con tanta fuerza que parece que va a romper el plato.
—Cariño, tu vida no es patética —dice su novio Bruce, tratando de
reconfortarla. Mamá pone sus ojos azules en blanco.
—Imagina que tu hermano te llame y te venga a reclamar por qué tuviste una hija
a los dieciséis años —sus rizos castaños se mueven cada vez que habla... o
grita—. No tiene por qué hablarme así, ella se casó a los 18 porque estaba
embarazada. No tiene ningún derecho de hablarme de esa manera. Jane es mi
bendición, la persona que me salvó y no me arrepiento de nada.
Bruce coloca un mechon de cabello de mi madre tras su oreja. Ella parece
calmarse y le da un pequeño beso en los labios.
Bruce es un buen hombre, tiene 35 años y se divorció un mes después de haberse
casado. Es alto, rubio pero tiene ojos cafés, musculoso y siempre que lo veo esta
vestido con traje de oficina. Trabaja mucho, y desde que sale con mamá nos ha
ayudado económicamente, aunque mi madre se niega hasta el momento a aceptar
su dinero, pero él es persistente y pagó la hipoteca de la casa y los servicios
básicos.
Se conocen desde los catorce años, el era el nerd de la escuela y mamá también
lo era, sin embargo papá era popular y puso el ojo en mamá, mis padres se
hicieron novios, y cuando mi mamá quedó embarazada de mí, mis padres se
mudaron juntos. Al cumplir los dieciocho se casaron, sin embargo se divorciaron
dos años después porque papá engañaba a mamá como un loco. Se reencontró
con Bruce hace seis años cuando él fue al hospital por un malestar en el
estómago, mamá fue la que lo atendió ya que él necesitaba una operación para
extraer un tumor que se estaba formando en su estómago, la operación fue
exitosa y con el tiempo se hicieron Buenos amigos, have cuatro años el invitó a
salir a mamá, y por eso el esta aquí ahora, es como mi padre, aunque no llevo su
apellido el me trata como su hija y nos llevamos muy bien. Estos cuatro años que
no he visto a mi padre, el ha estado allí para mí, es un buen padre aunque no
tiene hijos propios. Me gustaría vivir una historia de amor como la suya.
Lo que más me gusta de Bruce es como ve a mamá, sus ojos se iluminan cada
vez que mamá entra en la habitación, una sonrisa tonta siempre aparece en su
rostro cuando mamá esta enojada, como ahora.
Quiero encontrar a alguien como él. Que sonría cada vez que me vea, que sus
ojos se iluminen cada vez que hable, que me ame...
Pero eso nunca va a pasar. Nunca voy a tener un novio, nunca nadie va a estar
orgulloso de estar conmigo ni feliz que yo seaa su novia, nunca nadie va a
agarrarme la mano en público, nunca nadie va a decirme que me ama, nunca
nadie va a estar enamorado de mí.
Mierda... ni siquiera sé si le voy a gustar a alguien.
—Voy a mi habitación. —digo cuando empezaron a meterse la lengua hasta las
amígdalas.
Mi madre hace un sonido nasal de afirmación sin dejar de babear la boca de mi
casi-padrastro, subo a mi cuarto y cierro la puerta con seguro.
Tengo sentimientos encontrados por lo de Travis. Ya han pasado varios días
desde que pasó lo de mi habitación. No debía terminar así, de hecho no debió
haber ocurrido, pero ya no puedo hacer nada para cambiar el hecho de que mi
primera experiencia sexual y la primera vez que me rompieron el corazon hayan
sido con mi mejor amigo. No puedo cambiar nada, ni la manera en como me trató
después.
Travis ha llamado una y otra vez, no agarré ninguna de sus llamadas.
Mi celular suena en la mesita de noche, me entra el pánico y veo que llegó un
mensaje de él, de Travis.
Me ha mandado cientos de mensajes pero no he leído ninguno. No me hará
ningún daño leerlos ahora, ¿no?
Abro el mensaje y me quedo sin aire al leerlos.
El: gafitas, por favor contéstame, lo siento.
El: Por el amor de Dios, Jane, contesta.
El: CONTEEESSSTTTAAAAAAA.
El: CONTESTA EL PUTO TELÉFONO.
El: Ay, perdón me alteré xD.
El: Ya que no me contestas y al parecer ni lees mis mensajes, te voy a usar como
lista para ir a la tienda: azúcar, pan, leche semi descremada (para cuidar la linea),
shampoo, jabón, condones, café, chocolate en polvo, Froot loops, malvaviscos.
Una risita escapa de mi boca al momento de leer ese mensaje, es un idiota.
Sigo leyendo sus mensajes, llego al último que llegó hace unos veinte minutos,
con manos temblorosas lo leo, pero me arrepiento al instante de haberlo
hecho.
El: Se que soy un idiota, Jane. Nunca creí que llegaríamos a besarnos, ni que yo
iba a poder tocarte de esa manera. Sin embargo debo ser sincero contigo; me
gustas desde hace tiempo, desde la primera vez que te vi dibujando ese árbol de
manzanas, aunque eras una niña ya dibujabas de maravilla pero ahora lo haces
mejor, claramente. Me has gustado todo este tiempo, y crecer juntos fue lo mejor
de todo esto. No soy romántico, Jane, mucho menos el chico que tú te mereces,
pero quiero que sepas que te quiero mucho, que a fin de cuentas tu has estado
ahí para mí y viceversa, que somos almas gemelas...
Lanzo el móvil en la cama, este rebota y cae al suelo. Ya no puedo seguir leyendo
el resto del mensaje, es tan doloroso que siga diciendo que somos almas
gemelas. No me había dado cuenta que estoy llorando hasta que un sollozo
escapa de mí, llenando el silencio de mi habitación.
No puedo creer que las palabras más bonitas que alguien me ha dicho sean
consecuencias de algo tan horrible.
Me acuesto en la cama y cierro mis ojos, solo quiero olvidar.
Se atora con lo que creo es su propia saliva, empiezo a darle unos golpecitos en
su espalda para que pueda respirar, al momento que termina su ataque empieza a
reír y lo acompaño.
—¿Diecisiete? Me pueden llevar a la cárcel, ¿lo sabías?
—No hay razón alguna —el silba como si estuviera pensando sólo para él, pongo
los ojos en blanco—. Y tu ¿Qué edad tienes?
—Diecinueve —se encoge de hombros.
—Hay, perdón, testigo de los dinosaurios, hijo de Cristobal Colón, mejor amigo de
Abraham Lincoln —me burlo porque hace drama de una diferencia de edad casi
inexistente.
Así pasa nuestro viaje a mi casa, aparca justo afuera de esta e insiste en
acompañarme hasta la puerta.
—No es necesario —me apresuro a decir.
—Tranquila, solo quiero que llegues a salvo.
Sonrío y bajamos del auto. Al alzar la vista me paro en seco, justo a tan sólo unos
metros de él, de su verde mirada que penetra la mía.
—¿Qué sucede, muñeca?
Casi me había olvidado que Logan está a mi lado. Travis se ve bastante bien con
sus pantalones deportivos, su camiseta blanca ceñida y su piel parece más
bronceada, se ve precioso. Y me enojo conmigo misma por pensar que se ve
hermoso.
—¿Travis? —pregunto el momento que se acerca hacia mí.
—¿Quién mierda es este? —escupe con rabia.
Oh, oh...
Travis
El viaje en avión fue muy largo, venir desde Grecia hasta mi ciudad es cosa seria,
y mi cuerpo se siente devastado.
Tal vez también me siento devastado porque no he escuchado la voz de Jane en
dos putos meses.
Ya no sé si estoy enamorado de ella o no, es decir, la quiero pero estar
enamorado es una cosa totalmente diferente.
Tal vez me precipité al momento en que pensé estar enamorado. No voy a negar
de que me muero de ganas por meterme en su falda, que quiero volverla a besar y
sentir sus jadeos cada vez que meto mi lengua en su boca, volver a tocar su dulce
y no experimentada piel mojada bajo mis dedos... me estoy volviendo loco; quiero
escucharla gemir de nuevo y que su cuerpo tiemble cada vez que mi boca atrapa
sus dulces pechos. No. No voy a negar eso.
Lo que sí voy a negar es el hecho de que creí que estaba enamorado.
Pero tampoco conozco la razón por la cual la veo en todas partes. Follé con una
chica en Grecia y cada vez que cerraba los ojos la cara de Jane venía a mi mente,
los gemidos de aquella extraña que ya ni siquiera recuerdo su nombre no tenían el
mismo efecto en mí que los gemidos de Jane. Tuve que imaginar los gemidos de
Jane para poder terminar lo que había empezado. Aunque al terminar me entraron
unas ganas tremendas de vomitar.
Desde ahí no he follado con nadie, a parte de mí mismo, claro.
—Papá ya llegué —grito cuando atravieso la puerta de mi casa.
Nadie responde así que me encojo de hombros aunque, secretamente, empiezo a
festejar en mi interior.
Odio las despedidas.
El viaje de Grecia me sirvió para pensar mucho, también fue el hecho de hablar
con mi tía y que papá me haya golpeado tan fuerte que tuve que escapar para que
no me matara.
Mi tía está dispuesta a tenerme en un departamento que ella compró para cuando
venga de visita, me lo ofreció y no pude negarme. Joder, odio a papá tanto que
estoy dispuesto a dejarlo que muera solo con su alcoholismo.