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Cultivando la Paciencia

Cuando pensamos en la práctica, la mayoría de las veces pensamos en zazen.


Pensamos en el tiempo y la preparación que precede a nuestro ir a la sangha o incluso
el tiempo que necesitamos para acomodar nuestro zazen en casa. Pero la práctica no
es sólo zazen. Para un practicante budista la práctica es todo en nuestra vida
cotidiana. Nada está excluido. Durante el día, junto con todas nuestras actividades,
¿cómo podemos practicar? Estamos esperando en el coche a nuestro cónyuge,
amigo, niños; empezamos a sentirnos impacientes: practicamos la respiración y
calmar nuestra mente. Podemos perfectamente aplicar la respiración de zazen y
conscientemente el dejar pasar o soltar que usamos en zazen. Estamos en una cita
médica. Hay un montón de gente o el médico aun no ha llegado. Empezamos a
enfadarnos, a ponernos inquietos: practicamos la observación de nuestros
sentimientos y sensaciones corporales. Respiramos y dejamos ir momento a
momento la ansiedad que parece estar comiéndonos dentro y fuera. Esperamos malas
noticias del banco, de la escuela, de nuestra entrevista para un trabajo. Nos ponemos
ansiosos; perdemos el control de nuestros sentimientos. De nuevo volvemos a
nuestra práctica. Fundamentalmente, no hay lugar o situación en la que nos
separemos de la práctica.

Pero se necesita algún entrenamiento para acostumbrarse al hecho de que el campo


de la práctica es nuestra vida entera.
Para nosotros budistas que vivimos fuera de una institución monástica, ¿qué
significado zazen si después de levantarnos, no continuamos practicando? Zazen es
la base fundamental para entrenar nuestra vida para que podamos seguir practicando
la respiración, el dejar pasar o soltar, la observación de nuestras acciones, palabras,
pensamientos, el mundo interno y externo, y dejar ir todo eso también.

Puesto que, en mi propia experiencia, he notado en mí y en los demás lo impacientes


que somos y cómo influye en nuestras respuestas o reacciones a los demás y las
situaciones, he tratado de trabajar disciplinadamente para practicar la paciencia en
todas las situaciones en las que la impaciencia parece surgir. Lo interesante es que
cuando nos preparamos de antemano, ni siquiera llegamos a ese lugar donde surge
ansiedad o impaciencia. Si tengo que ir al médico o al hospital, por adelantado sé
que no tengo control sobre el tiempo, aunque tengo una cita. Podría resolverse rápido
podría ir muy lento y tomar mucho tiempo. Sólo me preparo para pasar un buen rato
con un libro, o me permito hacer una media siesta mientras llaman mi nombre o
simplemente dejo que los pensamientos vayan y vengan como veo a la gente ir y
venir, sin hacer ningún especifico juicio o capturando los pensamientos que surgen.

Zazen no es la única práctica y es extremadamente importante para un practicante


budista e incluso practicante no budista, poder entrenar y traducir esa práctica de
zazen a cada aspecto de su vida. Así es como podemos captar realmente la esencia
de esta práctica maravillosa más allá del cojín.

¿Queremos cambiar el mundo? Cambie su respiración, reduzca la velocidad, incluso


cuando se ejecuta con un horario, la práctica de ser consciente de su cuerpo
(respiración, latidos del corazón, sudoración ansiosa, pensamientos locos corriendo
en su cabeza, el mundo a su alrededor). Esto le permitirá hacer una intervención a
su alrededor, que a su vez, como un efecto de ondas en el agua al tirar una piedra,
repercutirá en el infinito, incluso si no podemos ver cuán lejos.

¡El tesoro de nuestra práctica está por descubrir en todas partes, comenzando en la
vida inmediata de cada segundo de esta existencia infinita!

Kaikyo Roby
Delray Beach, agosto 30, 2017

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