6.

Sustratos para la producción en contenedores:

- Clasificación
- Origen
- Forma de comercialización (en bolsas, a granel)
- Desinfección
- Mezcla realizada
- Fertilización.
Los materiales más usados para producción de plantas forestales en esta región son la corteza
de pino compostada y la tierra, pero también otros materiales como la turba, diferentes
estiércoles, resaca de monte, cascarilla de arroz
La conformación de sustrato para la producción de plantas en contenedores se compone
básicamente de corteza de pino descompuesta y sin taninos. La corteza puede ser adquirida en
plantas productoras de taninos donde esta se produce como desecho, la cual debe ser
chancada y tamizada para obtener una granulometría homogénea. Entre cortezas de distinta
fuente comercial y distintas granulometrías las diferencias en crecimiento se notaron recién
después del tercer mes de cultivo en el vivero, y se debieron a variabilidad en la madurez de
los compost.
Existen variadas opciones de preparación de sustrato con corteza de pino. Una es combinar un
70% de corteza, 20% de arena y 10% de turba. La arena asegura un flujo de aireación adecuado
y la turba aumenta la capacidad de retención de humedad.
El compost de pino se suele comercializar en bolsas de 25, 50, 80 y hasta 120 lts. Por su parte,
la turba y la arena adecuadas para el sustrato son comercializadas igualmente en bolsa.
Independientemente del tipo de sustrato que se utilice, éste debe ser esterilizado previo al
llenado de contenedores para eliminar semillas de maleza, insectos y hongos (con bromuro de
metilo en pequeñas dosis). Además, se aplican fungicidas para prevenir el ataque de hongos
(Furadon y Captan)

En términos generales se recomienda aplicar un fungicida 8 días después de la siembra, como

por ejemplo Fenaminosulf en dosis de 1 g/m2 o Metiran (25 g/100 l de agua). Esta aplicación
se repite durante la emergencia de las plántulas y otros 5 días después de emergida la
totalidad de las plantas. Para evitar la infección por hongos, especialmente Dumping off, la
humedad relativa del vivero no debiera superar el 80%. El control químico de malezas se
realiza mediante la aplicación de herbicidas como Dinitro-butyl (19 l/ha) 3 días antes de la
emergencia, o Nitrofen (7 kg/ha), el que se aplica posterior a la siembra (Parra, 1986).
En relación a la fertilización, en general la aplicación de 1 gr de NPK (2:3:4) granulado por
planta suple los requerimientos nutricionales de todas las especies que se producen
comercialmente. Se aplica en tres ocasiones con intervalos de 6 a 8 semanas, iniciándose 8
semanas después de la siembra y en dosis de 0,2; 0,4 y 0,4 gr por planta. En contenedores la
aplicación debe hacerse cada 7 a 10 días con una dosis aproximada de 0,1 gr por planta
iniciándose 6 semanas después del repique.

8. Tipo de suelo en producción a campo

El Eucalipto es un árbol muy adaptable y resistente a suelos pobres o degradados, con
fertilidad media o baja. Presenta tolerancia a suelos salinos. No soporta bien los suelos de
textura muy pesada y de escasa profundidad. Crece en suelos de profundidad moderada a
delgada
En el suelo del lugar de plantación, debe haber una humedad cercana a la capacidad de
campo; el nivel de oxígeno, debe estar entre el 20 a 30 % del volumen del suelo a nivel de
raíces y la temperatura del mismo, debe estar por sobre los 5 ºC y no superar los 30 ºC, en los
primeros 15 cm de profundidad. Independientemente del área edafoclimática en la que se
esté plantando, si el suelo no está en los rangos dados anteriormente, para los diferentes
factores mencionados, está limitando el establecimiento de las plantas.
La preparación de suelo para la plantación tiene una gran influencia sobre la supervivencia y el
crecimiento de las forestaciones, y las labores recomendadas varían de acuerdo al tipo de
suelo. Para habilitación de tierras para forestar se realiza arado en toda la superficie, para
controlar malezas principalmente, y en las líneas de plantación se pasa una rastra de discos
con ancho de labor de 1,2 m a 1,5 m y posterior pasada de rastra liviana para roturado de
terrones; en suelos mestizos y arcillosos la preparación del suelo puede incluir, además,
subsolar y armar taipas o camellones en las líneas a plantar, con el objetivo de mejorar las
condiciones físicas (resistencia mecánica, humedad, drenaje).

13. Transporte. Condiciones ideales.

Una vez cosechadas y adecuadamente embaladas las plantas ya sea desde el vivero o del lugar
de almacenaje las plantas deben viajar en vehículos acondicionados para transportar este tipo
de producto. Durante el viaje, las plantas no deben viajar directamente expuestas al viento o a
la acción del sol, se debe cuidar al máximo el contenido de agua en el sustrato y al interior de
las plantas.
Previamente se las debe regar muy bien. Luego, la forma más común es el transporte a granel
en camadas, una sobre otra, con la precaución de colocar la planta en la intersección de las de
la camada inferior, evitando de esa forma el deterioro de las mismas. El número de camadas
está limitado por el peso que se ejerce sobre las macetas de abajo. Normalmente un camión
con acoplado puede transportar 60.000 plantas en ocho camadas (en macetas de 6 x 12 cm).
Durante el transporte se las debe cubrir con lona o plástico para impedir su deshidratación.
Una vez arribado al lugar se las vuelve a regar y conviene dejarlas en canteros unos días antes
de plantar para que se recuperen y se manifiesten los posibles daños ocasionados durante el
transporte.
Idealmente las plantas debieran ser transportadas a terreno totalmente protegidas del efecto
directo del viento y del sol en vehículos refrigerados. Embaladas en cajas especiales de manera
tal, que se asegure un total aislamiento de los efectos directos del viento y del sol. Junto con
ello, los cepellones debieran viajar protegidos con superabsorbente debidamente hidratado,
de manera de asegurar un alto contenido interno de agua en las plantas. El empleo de
superabsorbente en estas etapas del proceso de plantación resulta ser más eficaz que aplicarlo
en otras posteriores