DÍA 84 - UN TIEMPO PARA LOS MILAGROS

Rick Joyner

Y cuando fue la tarde, los discípulos se acercaron a él, diciendo: " El lugar está
desolado, y el tiempo ya pasó, así que despide a la multitud, para que
puedan ir a las aldeas y comprar comida para sí mismos".Pero Jesús les
dijo: "¡No necesitan irse, les das algo de comer!" (Mateo 14: 15-16)

Me dijeron que el próximo año iba a ser un año de milagros para nosotros, y
que íbamos a ver algunos de los milagros más grandes que hayamos
presenciado porque los vamos a necesitar.

Muchos quieren ver milagros, pero ¿cuántos están dispuestos a ser puestos en
un lugar donde lo necesitan? Los milagros no se dan para nuestro
entretenimiento, ni se dan para construir nuestra fe. Son el resultado de
tener fe. Casi todos los milagros fueron el resultado de una necesidad
desesperada. Cuanto mayor es la necesidad, mayor es el milagro.

¿Cuán grande hubiera sido el milagro de alimentar a los cinco mil si los
discípulos tuvieran cientos de peces y panes, y solo necesitaran un poco más?
Fue un gran milagro porque tenían muy poco en sus manos para hacer lo que
Dios les pidió que hicieran.

Cuando Dios nos llama a hacer una tarea, a menudo comenzamos a ver
qué recursos tenemos para llevarla a cabo. Este puede ser el comienzo de
nuestra caída de la fe que se requerirá para hacer las obras verdaderas de
Dios. Es en el momento en que vemos que se agotan nuestros recursos que
experimentaremos el poder de Dios. Lo que necesitamos para hacer las
verdaderas obras de Dios no se encontrará en nuestros propios recursos, ni en
nuestra propia sabiduría, sino en los recursos ilimitados de Dios.

Sabemos que "Dios se opone a los soberbios, pero da gracia a los

humildes" (véase Santiago 4: 6). Sin embargo, hay una humildad falsa que
es una ofensa a Dios, y puede evitar que seamos útiles para él. Fue este
tipo de falsa humildad que Moisés mostró cuando Dios lo llamó por primera vez
a la zarza ardiente.

Cuando el Señor le dijo a Moisés que lo estaba enviando de regreso para

liberar a su pueblo de la esclavitud, Moisés respondió diciendo que no era
adecuado para esta gran tarea. Esto parecía humilde, pero causó que la ira del
Señor se quemara contra Moisés. El Señor estaba enojado porque esta
aparente humildad era en realidad una forma suprema de orgullo y una
afrenta a Dios. Moisés estaba diciendo que su insuficiencia era mayor que
la suficiencia de Dios. Se estaba enfocando en sí mismo en vez del Señor.
Esta es la única cosa que puede haber causado que más personas no
cumplan con su vocación que cualquier otro factor individual.
Nunca seremos adecuados dentro de nosotros mismos para lo que el
Señor nos llama a hacer. En nuestra carne, que es nuestra fuerza natural,
no podemos lograr una cosa para el Señor. Es por eso que el Apóstol Pablo
les dijo a los hombres de Atenas que el Señor no es servido por manos
humanas. Solo el Espíritu puede engendrar lo que es espíritu. Somos
totalmente dependientes del Señor para hacer su trabajo. Nunca seremos
adecuados dentro de nosotros mismos para su obra, y si alguna vez
comenzamos a sentirnos adecuados, casi con certeza nos encontraremos
en medio de una caída en desgracia.

La verdadera fe no es un sentimiento de adecuación en nosotros mismos,

sino más bien de nuestro enfoque en la adecuación de Dios. La fe
verdadera no es una fe en nuestra fe, sino una fe en él. La fe más grande
es la que puede ver y creer en su provisión en el momento de la
necesidad más apremiante. Necesitamos ver cada circunstancia que está
más allá de nosotros mismos como una oportunidad para ver un milagro.
Si somos fieles en las pequeñas oportunidades, Él nos bendecirá con
otras más grandes. Y sí, esas bendiciones son pruebas .

Estamos a punto de ver grandes milagros, porque Él nos permitirá entrar

en lugares donde los necesitaremos. Vamos a determinar ahora que no
vamos a centrarnos en la necesidad, ni en nosotros mismos, sino en él.
Preparémonos para estas oportunidades centrándonos en Él hoy.

Cuídense, hermanos, para que ninguno de ustedes sea un corazón

malvado, incrédulo, al apartarse del Dios viviente.

Pero anímense mutuamente día tras día, mientras todavía se llame "Hoy", para
que ninguno de ustedes se endurezca por el engaño del pecado.

Porque nos hemos hecho partícipes de Cristo, si mantenemos firme el

comienzo de nuestra empresa de seguridad hasta el final;

mientras se dice: "Hoy si oís su voz, no endurezcáis vuestros corazones,

como cuando me provocaron" (Hebreos 3: 12-15)

Day 84 - A Time for Miracles

Rick Joyner

And when it was evening, the disciples came to Him, saying, "The place is
desolate, and the time is already past; so send the multitudes away, that they
may go into the villages and buy food for themselves."

But Jesus said to them, "They do not need to go away; you give them
something to eat!" (Matthew 14:15-16)
I was told that this coming year was going to be a year of miracles for us, and
that we were going to see some of the greatest miracles we have ever
witnessed because we are going to need them!

Many want to see miracles, but how many are willing to be put in a place where
they need one? Miracles are not given for our entertainment, neither are they
given to build our faith. They are the result of our having faith. Almost every
miracle was the result of a desperate need. The greater the need, the greater
the miracle.

How great would the miracle have been to feed the five thousand if the disciples
had hundreds of fishes and loaves, and just needed a little more? It was a great
miracle because they had so little in their own hands with which to do what they
were asked by God to do.

When we are called by God to do a task, we often begin to look at what

resources we have to perform it. This can be the beginning of our fall from the
faith that will be required to do the true works of God. It is at the point that we
see our resources running out that we will experience the power of God. What
we need to do the true works of God will not be found in our own resources, or
our own wisdom, but in the limitless resources of God.

We know that "God is opposed to the proud, but gives grace to the humble"
(see James 4:6). However, there is a false humility that is an offense to God,
and can keep us from being useful to Him. It was this kind of false humility that
Moses displayed when God first called him at the burning bush.

When the Lord told Moses that He was sending him back to release His people
from bondage, Moses responded by saying that he was not adequate for this
great task. This seemed humble, but it caused the anger of the Lord to burn
against Moses. The Lord was angry because this seeming humility was actually
an ultimate form of pride, and an affront to God. Moses was saying that his
inadequacy was greater than God's adequacy. He was focusing on himself
instead of the Lord. This is the one thing that may have caused more people to
fail to fulfill their calling than any other single factor.

We will never be adequate within ourselves for what the Lord calls us to do. In
our flesh, which is our natural strength, we cannot accomplish one thing for the
Lord. That is why Paul the Apostle told the men of Athens that the Lord is not
served by human hands. Only the Spirit can begat that which is spirit. We are
utterly dependent on the Lord to do His work. We will never be adequate within
ourselves for His work, and if we ever start to feel adequate we will almost
certainly be in the midst of a fall from grace.

True faith is not a feeling of adequacy in ourselves, but rather of our focus on
the adequacy of God. True faith is not a faith in our faith, but a faith in Him. The
greatest faith is that which can see and believe in His provision in the time of
the most pressing need. We need to see every circumstance that is beyond
ourselves as an opportunity to see a miracle. If we are faithful in the little
opportunities, He will bless us with greater ones. And yes, those blessings are
trials.

We are about to see great miracles, because He is going to allow us to come

into places where we are going to need them. Let us determine now that we are
not going to focus on the need, or ourselves, but on Him. Let us prepare for
these opportunities by focusing on Him today.

Take care, brethren, lest there should be in any one of you an evil, unbelieving
heart, in falling away from the living God.

But encourage one another day after day, as long as it is still called "Today,"
lest anyone of you be hardened by the deceitfulness of sin.

For we have become partakers of Christ, if we hold fast the beginning of our
assurance firm until the end; while it is said, "Today if you hear His voice, do not
harden your hearts, as when they provoked Me" (Hebrews 3:12-15).