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IMPLICACIONES DE SER HIJOS AMADOS EN EL REINO DE DIOS

Mat.3:13-17

Mat 3:13 Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él.

Mat 3:14 Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?

Mat 3:15 Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda
justicia. Entonces le dejó.

Mat 3:16 Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le
fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él.

Mat 3:17 Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo
complacencia.

Introducción:

1. Ser hijos amados es ser apreciados sin condiciones ni por méritos

En nuestra sociedad y cultura no es muy normal que nos amen sin condiciones. No es fácil
escuchar que somos amados en un mundo lleno de voces que gritan: “No eres atractiva. Eres un
ser repulsivo; no vales nada; eres un ser despreciable, no eres nada mientras no seas capaz de
demostrar lo contrario".

Estas voces negativas son tan fuertes y constantes que es muy fácil darles crédito. Es más fácil
creer que no somos amados que creer que lo somos. Es la trampa del auto-desprecio.

La trampa más peligrosa en nuestra vida cristiana no son los pecados por buscar el éxito, o la
popularidad o el poder. Es cierto que el éxito, la popularidad y el poder pueden convertirse en
pecado pero la fuente de estas grandes tentaciones es sentir que no somos amados por Dios. Las
tentaciones seductoras proceden mayormente de una tentación más compleja, que es la del auto-
desprecio.

Cuando hemos llegado a creer en las voces que nos dicen que somos despreciables, que no
servimos para nada, que somos inútiles, que no somos amados, entonces la tentación por el
éxito, la popularidad y el poder son percibidos fácilmente como soluciones atractivas para llenar
ese vacío.

La verdadera trampa de Satanás es la del auto-desprecio. Yo personalmente me sorprendo


constantemente al comprobar con qué facilidad caigo en esa tentación. En cuanto alguien me
acusa o me critica, en cuanto soy rechazado, me sorprendo a mí mismo pensando: «Está claro.
Esto prueba una vez más que no soy nadie”.

¿Por qué el auto-desprecio es el enemigo mayor de la vida espiritual? Porque está en


contradicción con la voz sagrada que nos llama “tu eres mi hijo amado en quien tengo
complacencia”. Ser amado por Dios expresa la verdad más profunda y necesaria de nuestra
existencia.

Vemos en este texto que la primera afirmación pública de la identidad de Jesús ocurrió en su
bautismo, antes de que hubiera hecho ninguna cosa. Vino una voz del cielo que dijo: “Este es mi
hijo amado, en quien tengo complacencia”. En este punto de vista estriba toda la verdad con
respecto a la importancia y la primacía del ser sobre el hacer.
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Jesús aún no había multiplicado los panes, no había transformado el agua en vino, ni purificado
a los leprosos, no había resucitado a los muertos, ni predicado a las multitudes, no había
calmado a los vientos, ni caminado sobre las aguas, ni había confrontado la tiranía de los
hombres. No había hecho nada de eso. ¡Pero ya era! Era el hijo amado del Padre, en quien él se
complacía.

Dios se complace no en lo que nosotros hacemos sino en lo que somos. Porque el hacer tiene
que ocurrir siempre como resultado espontáneo del ser. No creo en nadie que sea y no haga.
Pero creo que sí hay mucha gente que hace sin ser. La única manera sana de vivir es siendo, y
dejando fluir el ser en un hacer genuino.

Ilustración:

Tomás de Aquino en Roma.

Papa: “Hoy yo, en mi carácter de sucesor de Pedro, ya no puedo decir como él, “No tengo plata
ni oro”, porque aquí hay templos, monumentos, plata, oro, poder y abundancia”.

Tomás de Aquino: Sí, su Santidad, pero usted tampoco puede decirle al paralítico, “En el
nombre de Jesús, levántate y anda”.

Aplicación: Nuestra identidad como cristianos nunca debe depender en lo que hacemos, ni
siquiera para Dios mismo, sino en lo que somos: Hijos amados por Dios.

2. Ser hijos amados es tener a Dios como Padre

"Estoy convencido de que es necesario seguir sustentando en esta iglesia, la creencia en la


enseñanza de la Biblia acerca de la imagen correcta de Dios, no en las imágenes distorsionadas
que hayamos formado desde nuestra niñez. Seguiremos siendo fieles a las enseñanzas de la
Biblia acerca de Dios porque esto es lo más importante para sus hijos y para aquellos que están
buscando un padre perfecto en medio de su orfandad.

Cuenta una historia de un padre que tenía su hijo en el hospital gravemente enfermo. “Me
incliné sobre mi hijo mientras yacía sobre la camilla en la sala de emergencias, y cuando lo miré
nuevamente debajo de la sábana azul esterilizada, vi el drama que se representaba entre Padre e
hijo, entre Dios y tu. Tu eres el niño, y Dios el Padre que se inclina sobre ti para consolarte y
alentarte en tus recurrentes heridas, dolores y necesidades. Sería inconcebible que yo
abandonara a mi hijo durante este tiempo de necesidad. Dios es mi Padre. No me abandona
cuando cometo el mismo insensato error y termino lesionado una y otra vez.

¿Cuántas veces no hemos dudado acerca del amor paternal de Dios?

¿Cuántas veces hemos empequeñecido su amor y degradado su grandeza y cuidado paterno


imaginándonoslo como un Padre menos bueno que yo para con mis hijos?

¿Cuántas veces me lo he imaginado como alguien que rápidamente me rechaza por la más
mínima falta y que no tolera mi inmadurez espiritual?

¿Cuántas veces he hecho esencialmente la apreciación de que soy un mejor padre para mis hijos
que Dios para mí?

En nuestro papel de padres tenemos el privilegio repetidamente de echar un mejor vistazo al


corazón de Dios como Padre para nosotros.
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Dios tiene que ver más con sus hijos de lo que nos damos cuenta. Aunque Él es trascendente,
omnipotente y el incomprensiblemente Santo, eso no hace que sea insensible e inconmovible.
Dios también es inmanente; está cerca de, con, y morando en su pueblo.

¿Ha visto alguna vez a un padre cantarle a un niño para amarlo y consolarlo? Los padres y
madres siempre han arrullado con canciones a sus bebés. El lenguaje de Sofonías 3:17 recuerda
esta clase de amor entre padres e hijos: “Use gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se
regocijará con cánticos." La imagen nos recuerda a un padre o una madre confortando a su hijo.
La primera frase dice "se gozará "sobre ti con alegría". La palabra gozarse significa también
"deleitarse". De manera similar, el salmista declara: "Porgue Jehová tiene contentamiento en su
pueblo; hermoseará a los humildes con la salvación. Regocíjense los santos por su gloria"
(Salmo 149:4-5).

Aunque Dios se deleita con nuestra obediencia, y aunque se puede desagradar por nuestras
acciones y actitudes, debemos percibir que su actitud general hacia sus hijos es positiva. Dios
tiene contentamiento en ti. Él se deleita en ti y te aprecia como su tesoro. ¿Sabías que Dios te
aprecia personalmente? ¡Qué honor ser apreciado por el Dios Todopoderoso!

Aplicación

Hace algunos días me sentía particularmente sombrío y escéptico, recuerdo pensar que Dios me
amaba sólo porque tenía que hacerlo, porque Cristo había muerto por mí, y porque yo había
puesto mi fe en él. Pensaba: “Dios me ama porque él es amor y sencillamente tiene que amar.
Trataba de entender las implicaciones del amor personal de Dios para mí.

Lo sorprendente de esta verdad es que Dios el Padre sí nos ama a cada uno de nosotros. Se
agrada de nosotros porque así lo quiere. Es importante que te des cuenta de que Dios tiene una
actitud favorable hacia sus hijos.

3. Ser hijos amados es la síntesis y el origen de la experiencia cristiana

‐ “La primera vez que comprendí el significado de la palabra «ser cristiano» fue leyendo este
pasaje de Mateo sobre el bautismo de Jesús de Nazaret. “«Tú eres mi hijo amado» porque revela
la verdad más íntima sobre el amor incondicional de Dios. El amor de Dios hacia sus hijos sin
distinción”.

“Esta voz que nos llama «mi amado» nos ha llegado por infinitos caminos. Nuestros padres,
amigos, maestros, estudiantes y personas que se han cruzado en nuestro camino, y que nos han
discipulado en el Evangelio de Jesucristo.

Muchas personas nos han cuidado con ternura y amor. Nos han enseñado y educado con mucha
paciencia y perseverancia. Nos han animado a seguir adelante cuando estábamos a punto de
echarlo todo a perder y nos han insistido con amor a que lo intentemos de nuevo cuando hemos
fallado.
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Pero de alguna manera todos esos signos de amor no fueron suficientes para convencernos de
que éramos amados sino, la voz de nuestro Padre que nos ama sin condiciones. La voz de
nuestro padre que entregó a su Hijo por amor.

Como hijo amado de Dios estás bendecido. En las Escrituras se han dicho muchas palabras de
amor sobre ti, palabras que dicen la verdad. Las maldiciones, por muy ruidosas, turbulentas,
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dichas a gritos que puedan ser, no dicen la verdad. Son mentiras. Mentiras fáciles de creer, pero,
al fin y al cabo, mentiras.

Nada nos separará del amor de Dios en Jesucristo. Siempre que oigas con gran atención la voz
que te llama «eres amado», descubrirás el deseo de escucharla en una actitud de humildad y
para siempre.

Es como hallar un pozo en el desierto. En cuanto descubras humedad en la tierra seguirás


cavando más profundamente. He cavado mucho últimamente y sé que empiezo a ver que de la
arena seca comienza a brotar el agua. Pero tengo que seguir cavando porque esa agua procede
de una enorme fuente situada bajo la superficie del desierto de mi vida.

Quizá la palabra cavar no sea la más adecuada porque sugiere un trabajo duro y penoso, que me
va a ayudar a llegar al lugar donde podré saciar mi sed. Quizá todo lo que tengamos que hacer
sea, simplemente, remover la tierra que cubre la boca del pozo. Quizá haya un montón de arena
seca en nuestras vidas, pero el que quiere apagar nuestra sed nos ayudará a quitar de en medio la
arena que estorba. Todo lo que necesitamos es un gran deseo de encontrar el agua y beberla. Y
sabemos quién es esa agua: Jesús.

Ilustración
La señora que había construido su vida sobre la idea que Dios la amaba porque le servía y no
porque era su hija.

Aplicación
¿Qué tan consciente eres del amor de Dios por ti? De esta respuesta depende la calidad de tu
vida cristiana.

4. Ser hijos amados, es ser elegidos


Para llegar a ser amados debemos, primero, afirmar, estar seguros de que hemos sido elegidos
por Dios ¿Cuando sé que he sido elegido? Cuando soy consciente que Dios me ha visto como a
una persona amada. Como alguien que se ha fijado en mí y ha expresado el deseo de conocerme
y de amarme.

Mucho antes que tus padres te admiraran, que tus amigos reconocieran tus dones, o tus
maestros, o tus compañeros de trabajo y empleados te animaran, ya eras un elegido. Los ojos del
amor de Dios te habían visto con un amor eterno. Y cuando el amor elige, lo hace con un
perfecto conocimiento único del elegido, y lo hace, consiguiendo al mismo tiempo que ninguno
de sus hijos se sienta excluido.

Aplicación

¿Cómo podemos entender nuestra condición de elegidos cuando estamos rodeados de rechazos?
¿Hay algo que nos pueda ayudar en esta lucha? Voy a formular unos pocos medios.”

Primero, tienes que desenmascarar al mundo que te rodea; hacerle patente en su condición de
manipulador, dominador, ansioso de poder, y, a la larga, destructor. El mundo te dice muchas
mentiras sobre quién eres. Sé realista y no pierdas de vista nunca esto. Siempre que te sientas
herido, ofendido, o rechazado, tienes que atreverte a decirte a ti mismo: Estos sentimientos,
aunque sean fuertes, no me dicen la verdad sobre mí mismo. La verdad, aunque en estos
momentos no la sienta, es que soy un hijo elegido de Dios, precioso a sus ojos, llamado a ser
amado desde toda la eternidad y a salvo en sus abrazos eternos.
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En segundo lugar, debes buscar personas y lugares en los que la verdad sea dicha, y donde se te
recuerde tu identidad más profunda como elegido de Dios.” (Nouwen,
1992: p.38).

Sí, debemos optar conscientemente por nuestra condición de elegidos, y no permitir que
nuestras emociones, sentimientos o pasiones nos seduzcan y nos lleven al auto-desprecio.”
(Nouwen, 1992: p.38).

En tercer lugar, debemos celebrar nuestra condición de elegidos constantemente. Eso significa
decir gracias a Dios incansablemente por habernos elegido, y gracias por recordarnos su
elección. La gratitud es el camino más fructífero para profundizar en tu convicción de que no
has sido un accidente, sino una elección divina.” (Nouwen, 1992: p.39).

Aplicación:

Lo más importante 
Lo más importante no es: 
Que yo te busque, 
Sino que tu me buscas en mi camino (Gen.3,9) 
Que yo te llame por tu nombre, 
Sino que el mío está tatuado en la palma de tu mano (Is. 49,16) 
Que yo te grite cuando me faltan las palabras,
Sino que tú gimes en mí (Rm. 8,26) 
Que yo tenga proyectos para ti,
Sino que tú me invitas a caminar contigo hacia tu proyecto (Mc. 1,17) 
Que yo te comprenda,
Sino que tú me comprendas en mi último secreto (1 Cor.13, 12) 
Que yo hable de ti con sabiduría, 
Sino que tú vives en mi, y te expresas a tu manera (2 Cor. 4,10) 
Que yo te ame con todo mi corazón y todas mis fuerzas, 
Sino que tú me amas con todo tu corazón y todas tus fuerzas (Jn 13,1). 
Que yo trate de animarme y planificar, 
Sino que tu fuego arde dentro de mis huesos (Jer. 20,9) 
Porque, ¿cómo podría yo buscarte, llamarte, amarte,... 
Si tu, no me buscas, llamas y amas primero? 
El SILENCIO AGRADECIDO, ES MI ÚLTIMA PALABRA,
y mi mejor manera de encontrarte.
(Benjamín González Buelta)

Conclusión

Una vez que hemos profundizado en nuestra condición de seres amados a los ojos de Dios,
somos capaces de reconocer esa misma cualidad en los demás, su sitio único en el corazón de
Dios.

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