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TIEMPOS CON DIOS

LUNES 1 DE FEBRERO

PON TU FE EN ACCIÓN

TU FE TE HA SANADO” (Lucas 17:19 NVI) Lucas nos relata: “Y aconteció que yendo Él a
Jerusalén, pasaba por medio de Samaria… Y vinieron le al encuentro diez hombres
leprosos, los cuales se pararon de lejos. Y alzaron la voz, diciendo: Jesús, Maestro, ten
misericordia de nosotros. Y como Él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y
aconteció, que yendo ellos, fueron limpios” (Lucas 17:11-14 RV Antigua). En la época
de Cristo, los leprosos eran marginados sociales, por lo que vivían apartados de la
sociedad. El problema es que no puedes mejorar si sigues rodeado de personas que
adolecen de lo mismo que tú. Por eso necesitas llevar el problema a Jesús. Fíjate en las
palabras “pasaba por medio”. Jesús no fue al campamento de los leprosos, sólo pasaba
por allí. ¿Qué haces cuando estás perdiendo la vida, a tu familia, tu gozo, tus Finanzas,
etc. y pareciera como que Jesús no está mirando en tu dirección? Te frustrarás cuando
sientes que Dios está bendiciendo a todos menos a ti, y te preguntas: ‘¿Señor, cuando
es mi turno? Te he servido fielmente, y sin embargo parece que le prestas atención a
todo el mundo menos a mí.’ Es hora de clamar: ‘¡Jesús, ten misericordia de mí!’ Deja
de lado tu dignidad y tu decoro; las personas desesperadas hacen oraciones
desesperadas, y Dios las responde. Notemos que cuando Jesús pasaba por medio de
los leprosos, éstos no gritaron ‘¡Inmundo!’ como indicaba la ley, sino que se saltaron el
protocolo. Cuando estás en una situación crítica, a veces tendrás que saltarte algunas
convenciones y hacer lo que hizo David: “A gritos pido ayuda al Señor y Él me contesta
desde su monte santo” (Salmo 3:4).

Pastor Carlos Valdés

MARTES 2 DE FEBRERO

FE NO ES DUDAR

TU FE TE HA SANADO” (Lucas 17:19 NVI) Lucas nos relata: “Y aconteció que yendo Él a
Jerusalén, pasaba por medio de Samaria… Y vinieron al encuentro diez hombres
leprosos, los cuales se pararon de lejos. Y alzaron la voz, diciendo: Jesús, Maestro, ten
misericordia de nosotros. Y como Él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y
aconteció, que yendo ellos, fueron limpios” (Lucas 17:11-14 . En la época de Cristo, los
leprosos eran marginados sociales, por lo que vivían apartados de la sociedad. El
problema es que no puedes mejorar si sigues rodeado de personas que adolecen de lo
mismo que tú. Por eso necesitas llevar el problema a Jesús. Fíjate en las palabras
“pasaba por medio”. Jesús no fue al campamento de los leprosos, sólo pasaba por allí.
¿Qué haces cuando estás perdiendo la vida, a tu familia, tu gozo, tus finanzas, etc. y
pareciera como que Jesús no está mirando en tu dirección? Te frustrarás cuando
sientes que Dios está bendiciendo a todos menos a ti, y te preguntas: ‘¿Señor, cuando
es mi turno? Te he servido Fielmente, y sin embargo parece que le prestas atención a
todo el mundo menos a mí.’ Es hora de clamar: ‘¡Jesús, ten misericordia de mí!’ Deja
de lado tu dignidad y tu decoro; las personas desesperadas hacen oraciones
desesperadas, y Dios las responde. Notemos que cuando Jesús pasaba por medio de
los leprosos, éstos no gritaron ‘¡Inmundo!’ como indicaba la ley, sino que se saltaron el
protocolo. Cuando estás en una situación crítica, a veces tendrás que saltarte algunas
convenciones y hacer lo que hizo David: “A gritos pido ayuda al Señor y Él me contesta
desde su monte santo” (Salmo 3:4).

JUEVES 4 DE FEBRERO

Fe No es Deseo

Hebreos 11. Todos deseamos cosas. Nadie puede decir que no desea nada, porque es
natural querer tener o lograr cosas. Como seres humanos, buscamos
permanentemente satisfacer nuestros deseos. Aunque muchas veces, no nos
detenemos a pensar si son deseos que realmente buscamos alcanzar, verdaderos o
genuinos. Podemos desear cosas, pero nunca confundir deseos con fe. Si hablamos de
deseo no hablamos de fe y viceversa Si alguien dice: “Vamos a brindar, pidamos tres
deseos”. Esto no es fe. Si alguien dice: “Tengo ganas de que mi hijo venga a la iglesia”.
Esto no es fe. Si alguien dice: “Te deseo lo mejor del mundo”. Esto no es fe. El deseo,
generalmente, muere en deseo. No hay quien lo sustente. Al deseo nadie lo acciona.
La palabra deseo no es una palabra del mundo de la fe, no es una palabra de acción.
Porque la fe es lo certero y el deseo está librado al azar. Es como cuando, de repente,
tenemos ganas de algo y… ¿qué hacemos nada. Porque con las ganas no alcanza. Tener
“ganas” tampoco es fe. Si deseaste algo en el mundo de la fe, ¡nada va a pasar! Porque
lo que esperas no lo activa tu deseo, sino tu fe. Tener fe es tener certeza, seguridad,
determinación, sobre lo que estás esperando; es la convicción de lo que no se ve. Fe es
certeza y convicción. Por eso, necesitas moverte en lo que sabes que es así, que es lo
que Dios dijo y nada más. Cuando un hijo de Dios, un día cree y al otro día no, significa
que no tiene certeza. Porque certeza, es decir: “Yo sé que sé que sé, que Dios me va a
bendecir abundantemente”. Si una persona te pregunta: ¿cómo haces vos para estar
motivado siempre?, seguramente esa persona con la cual te encontraste ha estado
viviendo su vida en pos de deseos frustrados. Y si le decís que siempre estás motivado,
te puede llamar loco, pero a vos esas palabras no deben importarte. Sabes bien que
motivos hay para estar en carrera.

El motivo es empujado por la misma fe, es el motor que te mantiene en acción, y que
te hace mantener seguro que el motivo que esperas te va alcanzar sí o sí: “Mi familia
estará toda en Cristo”. Esto es fe. “Dios me dará prosperidad”. Esto es fe. “Tendré mi
casa propia”. Esto es fe. “Tendré los mejores contactos para mi negocio”. Esto es fe. El
motivo es empujado por la misma fe. Un motivo gigante es una automotivación
gigante. Lo más poderoso que puede tener un ser humano es un motivo, es decir, algo
grande por lo cual esperar. “Yo estoy esperando cosas grandes y sé que vienen en el
Nombre del Señor, tengo la certeza y la convicción que será así en el nombre de
Jesús”. ¿Cuál es tu motivo? ¿Qué estás esperando? Como dijimos, el deseo no puede
ser comparado con la fe. Nunca podrán caminar juntas. La fe resiste donde el deseo
muere. Hoy puedes desear algo y al cabo de unos días, cambiar de deseo, con esto te
darás cuenta que no era algo realmente verdadero aquello que deseabas. Pero cuando
descubrís algo por lo cual vivís o morís, encontraste no un deseo sino una pasión, un
motivo; entonces, llénalo de fe. No lo pierdas. Cuando tienes motivos grandes, habrás
puesto en tu futuro un imán poderoso que te absorberá. Es como levantarte cada
mañana sabiendo que hay un futuro que te está esperando, al cual le pusiste nombre.
Hay una fe que se mantiene en desarrollo por ese motivo que está delante tuyo. Es
grande y poderoso y te mantiene vivo. Síguelo, no te detengas… La fe resiste donde el
deseo muere.

Extracto del libro “60 Principios de Fe”

VIERNES 5 DE FEBRERO

FE, ESPERANZA Y AMOR

1º Corintios 13. Sabemos que Dios se mueve por fe. La fe es el lenguaje que Dios
entiende. Pero no el único, ya que para Dios antes que la fe, está el amor. Jesús no se
entregó por fe, sino por amor. Y Dios, así como nos dio fe, puso también el amor en
nosotros.

El amor es lo más importante que los seres humanos tenemos.

Ahora bien, para muchos su signicado puede estar distorsionado. Hay gente que dice:
“Robé por amor”, “Soporto los golpes de mi pareja porque lo amo”. ¿Conoces a
alguien en esta situación? Estas personas piensan que hacen las cosas por amor, pero,
en realidad, tienen una confusión de lo que es el amor y como tal, lo usan de manera
equivocada. Dios va a enseñarnos el verdadero amor.

El verdadero amor siempre es inteligente.

El verdadero amor siempre es inteligente. En el libro de 1 Corintios: 13 Pablo lo


describe diciendo lo siguiente: “El amor no es un sentimiento, no es lo que las
canciones ni la cultura de hoy dice. El amor para funcionar tiene que ser inteligente”
(parafraseado). Y agrega: “Hoy tenemos la fe, la esperanza y el amor, pero el mayor de
los tres es el amor.”
La fe es la capacidad sobrenatural de la cual Dios nos provee para mover las
montañas.

La esperanza es lo que espero, es la capacidad de visualizar un sueño, es sobre aquello


que pongo mi fe. Entonces: “La fe es poderosa porque mueve montañas, la esperanza
es poderosa porque da perseverancia, pero el que abre la puerta a estas dos, es el
amor”, dijo Pablo. Una persona que se mueve con amor inteligente puede llevar una
palabra de fe o sembrar un sueño con mucho más resultado que una persona sin
amor. El amor inteligente es el hermano mayor que abre la puerta a la fe y a la
esperanza. Mateo 9:20-22. Conocemos la historia de la mujer que sufría una
hemorragia. Había gastado todo su dinero en los mejores médicos, a cambio de ser
sanada. Hacía doce años que esta mujer sangraba, pero no sólo físicamente, sino
emocionalmente. En su mente había una compulsión por dar, por derrochar.

¿Sabías que el dinero es símbolo de los afectos Se maneja afectivamente? El avaro es


avaro de afectos; el derrochador, es derrochador de afectos. Si tu corazón no está
sano, los afectos serán el patrón que manejarán las finanzas. La persona que no puede
tener dinero, ya sea porque lo derrocha o lo atesora, difícilmente experimenta amor
en su corazón. Pero ¡tranquilo! Con Jesús tienes la paz suficiente para disfrutar de lo
que tienes, sin guardarlo ni tampoco derrocharlo. Por eso, nos va a enseñar dos cosas
importantes:

1º Aceptación:

Una persona que gasta mucho, en el fondo espera ser amada. Generalmente, en este
grupo encontramos a las mujeres que piensan en todos y le dan todo a todos, dado
que necesitan ser reconocidas. Esto le pasaba a la mujer que padecía ujo de sangre
(Mateo 9), cada vez se sentía más vacía física y emocionalmente. Pero un día se enteró
de que Jesús pasaría por donde ella estaba y creyó que, si tocaba el manto de Jesús, se
sanaría. Y así ocurrió, porque poder había salido de Jesús. En esa época, a una mujer
en esas condiciones se la considerada inmunda y la Biblia decía que lo inmundo
contamina lo santo. Cuando ella tocó a Jesús, éste se detuvo y preguntó: “¿Quién me
tocó?” Los discípulos respondieron: “¿La multitud te aprieta y dices quién te toca?”
Jesús dijo: “Poder salió de mí.” Por primera vez, ella recibió sanidad en sus emociones.
Cuando Jesús dijo que nadie lo había contaminado, sino que algo bueno había salido
de Él, ella dejó de dar, se sintió valiosa, y la sangre cesó. Lo primero que Dios nos da
cuando nos acercamos a Él, es riqueza afectiva. Dios nos ama tal como somos. Amor
inteligente es aceptar al otro como es. Dios pondrá en tus manos todo lo perdido:
Jesús la bendice por segunda vez: “Vete en paz. Te devolveré todo lo que perdiste,
recuperarás la fe y caminarás en abundancia sin culpa, condenación, ni opresión de
nadie.” Es decir, disfrutarás de todo porque la paz de Dios estará siempre en tu vida. La
mujer dijo: “Si toco el manto, seré sana”. Habló fe primero. Todo lo que digas será para
tu bendición, ahora te toca hablar y soltar fe a vos. La aceptación interior se logra por
fe y una vez que ésta se revela a tu vida, vas a vivir por siempre prosperado y en
victoria. Jesús la sanó en dos fases. En primer lugar, la sanó física y emocionalmente,
en segundo lugar, le dio prosperidad y paz en el corazón. Lo hizo de esta forma para
que no olvide que Dios es Dios de segundas oportunidades. Quizás hayas recibido un
toque de fe, pero recibirás un segundo toque. En un encuentro con el Señor, siempre
hay una nueva oportunidad. Si estuviste buscando aceptación, hoy Dios te quiere
revelar su amor. Todo volverá a tu mano. El amor inteligente pone límites. Cuando
sepas dar, sabrás recibir. Y Jesús te dará más. Y de lo recibido, volverás a dar.

Extracto del libro “60 Principios de Fe”

LUNES 8 DE FEBRERO

FE NO ES EMOCIÓN

Génesis 16. Emoción es la agitación del ánimo, ya sea por un recuerdo, una idea o
conmoción orgánica, por algo que nos dijeron o una circunstancia que activa el ánimo.
Dios nos creó con emociones para sentir, de lo contrario seríamos robots; pero no
debemos confundir emociones con fe.

La emoción está en la mente, la fe en el espíritu. Nos expresamos mal cuando decimos:


“Yo siento que tengo fe”, porque la fe no se siente, se cree. Al nacer, Dios nos pone
emociones en la mente y fe en el espíritu, por eso no tenemos que pedir fe sino que
esa fe sea aumentada a la medida en que se nos otorgó. La fe crece y se alimenta
oyendo la Palabra de Dios. (Romanos 10:17). Fe es para ser creída, no es para una
emoción sentida, por eso, no importa si “no sentimos nada”. La fe está en el espíritu,
en lo más profundo del ser, es por eso que Jesús dijo que es como un grano de
mostaza que hay que sembrarlo, para que crezca, de lo contrario, se ahogará por la
emoción. Cuando las emociones negativas nos atan a una persona o a una situación,
nuestra fe se ahoga y si no funciona, nada funcionará, ya que en el Reino nada
funciona sin fe. Cuando Agar levantó al muchacho, el ángel le dijo: “Haré de ti una gran
nación”. (Génesis 17:20) ¡Eso fue extraordinario! Un minuto atrás Agar estaba triste y
deprimida y al minuto siguiente había una promesa grande de parte del Señor para su
vida. Aprendamos a ver a través de la fe… ¿qué significas eso?

Significas que de la manera en la que te sientes es como interpretas la realidad. Por


ejemplo, si tienes miedo, tendrás miedo a casarte, miedo a ir al trabajo, miedo a todo;
si estás enojado te molestará todo; y si tienes baja estima creerás que todos se burlan
de vos y que nadie te valora, etc. Si ves las cosas de forma negativa es porque estarás
utilizando el mecanismo de la visión. Por ejemplo: Si llueve o si hace calor, ambas
cosas pueden ser negativas o positivas según tu modo de ver las cosas. ¿Dónde estás
poniendo el foco? Por eso, siempre recordemos que nuestra fe puede contaminarse. Si
la alimentamos negativamente, la fe muere. Cuidemos lo que oímos, lo que hablamos,
alimentemos nuestra fe con pensamientos positivos. Recuerda que fe no es emoción,
por ende, todas las soluciones a nuestros problemas están en nuestros pensamientos,
en lo que creemos, en lo que estemos confiando. Dios siempre hará todo lo posible
para mudarte del lugar de la carencia y del dolor para llevarte al lugar donde las cosas
suceden, tan sólo con una Palabra. Sin embargo, Dios no puede obrar en nuestras
vidas si no le permitimos que lo haga.

Dios no es emoción… hoy estoy bien y le creo, mañana me levantaré mal y no le


creeré tanto y pasado no le creo nada y después estoy mejor y le vuelvo a creer. Dios
es sí y amén, Dios es el Principio y el Fin, Dios no cambia ni se arrepiente de nada de lo
que te haya dicho. Por eso, serás libre si tu mente y tu espíritu son llenos de fe y no de
emoción.

¡Sé libre de la gente porque tu fuente no son las emociones, sino Dios! Entonces,
comencemos:

Hablemos positivamente, motivémonos positivamente, pensemos positivamente,


nunca te compares con nadie, sólo busca ser lo mejor de vos mismo. Dios quiere abrir
tu cabeza y tu corazón para que seas libre. Hay un plan divino diseñado para vos, sólo
tienes que descubrirlo. Tienes que ser un detective de tu propia vida, las personas
inteligentes antes de hacer un planteo buscan en su interior porqué piensan lo que
piensan y sienten lo que sienten. Confia en tu potencial, tienes talento y habilidad,
voluntad y dominio propio para ser vos quien maneje las circunstancias y no sean ellas
las que te manejen a ti. Recuerda todas las veces que te propusiste algo y lo lograste.
No importa lo complejo que sea el sueño de tu corazón, hay un plan de Dios y si le
obedeces, nunca va a fallar.

Extracto del libro “60 Principios de Fe”

MARTES 9 DE FEBRERO

La Fe Viene Por Vivir en la Normalidad de Dios

¿Hasta dónde es el límite de lo normal y lo anormal? Esa es la gran pregunta de


nuestra sociedad, porque lo que para una persona es normal para otra puede ser
anormal, y lo que alguien considera represivo, para otro puede ser liberal. Debemos
tener en cuenta que el objetivo del enemigo siempre será confundirnos entre lo
normal y anormal. Nuestra normalidad se basa en lo que Dios dice en su Palabra,
porque esa es nuestra fe. Todo lo que Dios promete es lo normal para nosotros y todo
lo que condena es anormal. Para los que creemos en Dios, la normalidad pasa por
nuestra fe. Por ejemplo, si venís de una familia donde todos eran alcohólicos o pobres,
ésta ya no será tu realidad, es decir “tu normalidad”, porque para los que estamos en
Dios, todas las cosas son hechas nuevas, toda nuestra vida es hecha nueva. Dios te
prometió: “Si alguno está en Cristo nueva criatura es, las cosas viejas pasaron son
todas hechas nuevas.” El gran desafío de Jesús fue tomar a doce “cabezas duras”
(como eran los apóstoles), modicar su normalidad cultural, familiar, moral, estadística
y enseñarles la normalidad de Dios. Muchos pastores creyendo enseñar esa
normalidad, trasmitieron sus valores personales, mezclando la cultura con la fe, pero al
leer la Biblia, nos damos cuenta cuándo se trata de un valor cultural o cuándo de un
principio de fe. La Biblia dice: “Todo lo que pidas, Dios te lo dará”. Tu normalidad es
que Dios responda a todas tus oraciones, que todo lo que hagas te salga bien y
camines de gloria en gloria. Sin embargo, es necesario que sepas que existen grupos de
los que tienes que salir física, emocional y espiritualmente; amigos de los cuales tienes
que separarte. El Salmo 1 dice: “Feliz el que no anduvo en consejos de malos, en
camino de malvados”. Es decir, feliz el que no hace conexión, que no se junta con
ciertos grupos, con los examigos que te arrastraban a lo malo. Debes salir de allí y
juntarte con aquellos que añaden valor a tu vida. El libro de Proverbios cita: “No te
juntes con la gente que habla de más”. Ahora declara: “No tengo mentalidad de grupo
para lo malo sino para lo bueno, y mi normalidad no es lo que hacen todos, Dios me
cambió”. Párate para hacer valer tu derecho de fe, determina sobre tu vida: “Ustedes
hagan lo que quieran, pero yo hago lo que dicta mi corazón, y esa decisión merece
respeto”. En ciertos grupos es necesario poner límites; pero de otros, es mucho mejor
irse. Únete a grupos de fe, porque, así como lo malo quiere enfermarte y contagiarte,
también la fe se contagia, te libera y te sana. Las bendiciones más grandes vendrán en
grupo, y nos unimos en la iglesia para que pasen cosas grandes y dejemos huella en los
próximos años.

Extracto del libro “60 Principios de Fe”

JUEVES 11 DE FEBRERO

¿SIENTES QUE PIERDES LA FE?

Que gran problema por el que atraviesas en estos momentos de tu vida… En verdad
que SI lo es… No ves nada, únicamente situaciones altamente imposibles y difíciles que
te cercan por todos lados… ¡Cada vez te aprietan más… YA NO SOPORTAS…! Has orado
mucho, y has comenzado a dar pasos de fe, pero la oscuridad aumenta en intensidad
en derredor tuyo… Esto como que te esta afectando mucho… No ves perspectivas
favorables… No hay salida… Todo sigue igual o peor que antes… La verdad es que ya
todo este perdido… Que difícil te resulta creer cuando no hay salidas favorables y
además cuando el tiempo avanza vertiginosamente en tu contra… SIN EMBARGO… No
quieres dejar de creer a pesar de todo lo que está pasando, pero sientes que necesitas
un estímulo a tu fe que te impulse a seguir adelante en medio de la oscuridad…
Necesitas una LUZ en medio de la densa oscuridad que te rodea.

Necesitas una palabra del cielo que sacuda tu interior y te recuerde aquella promesa
que Dios te hizo en aquella ocasión, para que entonces vuelvas a tomar el impulso que
necesitas ahora… ¡Tu tienes la Palabra de Dios a tu alcance, medita en ella con calma y
deja que su acción poderosa estimule tu fe… QUE LAS PALABRAS FIELES Y
VERDADERAS DE DIOS TE ALUMBREN EN MEDIO DE LA OSCURIDAD… REALMENTE LAS
NECESITAS AHORA…! Sea la luz de Jehová nuestro Dios sobre nosotros… Salmo 90:17.

José Alfredo Lievano

VIERNES 12 DE FEBRERO

CRUZANDO EL LÍMITE DE LA FE

No se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de


casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad,
de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios. Romanos 4:19-
20 En los años que llevo viviendo por la fe, he aprendido a hacer algo que me ayuda a
recibir de Dios en las situaciones más difíciles: lo llamo «cruzar el límite de la fe». El
límite de la fe es lo que usted necesita cuando desea que Dios haga lo «imposible» en
su vida; es lo que necesita cuando desea estar firme en la fe pero no se decide ni por
su situación ni por las promesas de Dios: cree una cosa y después otra. Pero eso puede
hacerle semejante al el Abraham. Él tuvo que considerar los hechos naturales, así
como nosotros tenemos que hacerlo. Él sabía que no había forma natural de que la
promesa de Dios se cumpliera. Sin embargo, la Palabra dice que Abraham no consideró
su cuerpo, o sea, no hizo caso a los hechos naturales, sino que se limitó a creer la
promesa de Dios. En un momento dado, él cruzó el límite de la fe y tomó la decisión
firme y final de creer en la Palabra de Dios. Decidió dar un paso adelante y nunca más
mirar atrás. Si nosotros queremos que Dios haga lo imposible en nuestra vida,
tendremos que seguir el ejemplo de Abraham. Pero, ¿cómo se cruza el límite de la fe?
Pues, empiece con la Palabra de Dios. Busque las promesas de Dios y crea en su
corazón lo que Él dice en cuanto a su necesidad. Medite en esas promesas hasta que la
fe inunde su corazón. Luego, trace el límite de la fe; trácelo en su mente, en su corazón
y en el piso donde se pone de rodillas para orar. Luego diga: «En la presencia de Dios y
de todos los ángeles en este lugar y en la cara del diablo, cruzo el límite de la fe. Desde
este momento en adelante, considero resuelto este asunto y le doy a Dios la alabanza
y la gloria. En el nombre de Jesús». Desde ese momento, empiece a hablar como si ya
hubiera recibido su milagro. Dele la espalda a los problemas y a las dudas y vuelva los
ojos hacia Jesús. Dios hará lo imposible en su vida si usted se atreve a cruzar el límite
de la fe.
LUNES 15 DE FEBRERO

El valor viene de la fe

Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque
Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas. – Josué 1:9

La confianza en Dios produce valor. El valor no es algo que la mente produce, sino que
viene de creer en lo que Dios dice a pesar de las circunstancias. El valor viene de la fe.
¿De dónde viene el desaliento? Viene del temor y la incredulidad; viene cuando usted
presta atención a las mentiras del diablo acerca de lo que Dios no va a hacer por usted.
Como hijos de Dios, debemos desechar el desaliento y armarnos de valor. Debemos
dejar de fijarnos en nuestras habilidades, fallas y limitaciones y empezar a fijarnos en
Dios. Debemos levantarnos en el nombre de Jesús y en el poder del Espíritu y
establecer el reino de Dios en la tierra. Si usted se ha sentido desanimado
últimamente, deje de prestar atención a las mentiras de Satanás y a las malas noticias.
Si alguien le dice que Dios no va a liberarlo, dígale que Él ya lo hizo en el nombre de
Jesucristo.

Una vez que usted se dé cuenta de quién es y de lo que ha recibido por el poder de
Dios, no le permitirá más al diablo hacer lo que quiera con usted. Que usted se
esfuerce y sea valiente no es una sugerencia, sino un mandato de Dios.

MARTES 16 DE FEBRERO

NO SE APRESURE

Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón… hablarás de ellas
estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes… y
estarán como frontales entre tus ojos. – Deuteronomio 6:6-8.

Una de las razones por la que Gloria y yo hemos visto los resultados que tenemos en
nuestra vida y en nuestro ministerio es que cuando nos dábamos cuenta de lo que la
Palabra de Dios haría, literalmente nos sumergíamos en ella. Apagábamos el radio y el
televisor, poníamos a un lado el periódico, y pasábamos cada momento del tiempo
disponible, bien fuera leyendo la Palabra, escuchando grabaciones acerca de la Palabra
o meditando en ella. Al final, todo ese tiempo en la Palabra tuvo un poderoso efecto
en nosotros. Empezó a revolucionar todo lo nuestro y a convertir el fracaso en éxito.
Sin embargo, eso no sucedió de la noche a la mañana. Llevó tiempo. Muchos creyentes
no comprenden eso. Empiezan muy devotos en la Palabra, pero cometen el error de
esperar resultados milagrosos instantáneos y cuando no los ven, se desilusionan y se
apartan. No haga eso. Sea paciente. Dele tiempo a la Palabra para que haga su obra.
Jesús dijo una vez: «No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de
la boca de Dios» (Mateo 4:4). La Palabra de Dios alimenta el ser espiritual, así como el
pan alimenta el cuerpo. El alimento tiene que ser absorbido por el cuerpo. Las
vitaminas y los minerales que hay en los alimentos tienen un efecto acumulativo en el
cuerpo, ¿no es así? Además, casi todo lo que instantáneamente afecta a su cuerpo, se
considera peligroso. Mucho de esto es cierto con la Palabra de Dios. Ella tiene un
efecto acumulativo. Sí, a veces Dios actuará instantáneamente y hará un milagro, pero
sólo para enderezar las cosas. Su propósito realmente es que usted se alimente de su
Palabra para que crezca en fortaleza y fe y dé fruto a su tiempo. Así que, no se
apresure tanto. Permanezca en la Palabra. Sea paciente. Los resultados vendrán.

JUEVES 18 DE FEBRERO

UNA FE INQUEBRANTABLE

Que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas
de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron lo de espada, sacaron fuerzas de
debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros»
Hebreos 11:33-34

Hebreos 11 abunda en ejemplos acerca de la fe, como no mencionar a personas que


obtuvieron grandes cosas solo por fe, ellos no eran mejor que tu o yo, ellos cometieron
errores, en ocasiones se desviaron, no era su sabiduría, tampoco su conocimiento
teológico, ni se te ocurra pensar que había algún gen en ellos que los llevaba a la fe,
ellos eran hombres y mujeres comunes, como tu y yo, con todas sus virtudes y
defectos, pero la virtud en común que ellos tenían eran que aprendieron a confiar
(tener Fe) en Dios. Algunos ejemplos en la Biblia: · Josué, Caleb, Gedeón, Josafat,
David, Salomón, ellos conquistaron reinos. · Débora, Jefte, Elías, ellos nos dan el
ejemplo de hacer justicia. · Daniel y sus amigos, taparon bocas de leones y apagaron
fuegos impetuosos. · Esdras y Nehemías, evitaron lo de espada. · David, saco fuerzas
de su debilidad frente al gigante. · Eleazar, Joseb-basebet y Sama (los valientes de
David) se hicieron fuertes en batalla y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros.

(2° Samuel 23:8-11) Podríamos seguir enumerando a personajes bíblicos, pero lo


importante es que tú tomes un ejemplo, aunque sea un ejemplo y te dispongas a
ejercer esa fe que Dios te dio. No se cual sea tu desafío, Si tienes que conquistar algo, o
necesitas fe para hacer justicia, ignoro si hay fuegos impetuosos o bocas de leones
espirituales que tapar, quizá tu situación amerite que saques fuerza de toda tu
debilidad, recuerda que Dios dice en su palabra «diga el débil, fuerte soy». No sé el
tamaño de tu problema, pero si se el tamaño de tu Dios, y el quiere que hoy, no
mañana, ¡HOY!, lo enfrentes en fe. Dile a Dios esta oración: Señor, TU eres más grande
que cualquier problema que puedo tener, lo declaro y confieso que en ti tengo lo
Victoria, en el nombre de Jesús» Dios te bendice.

Pastor Jorge Lucero

VIERNES 19 DE FEBRERO

¿QUÉ ES LA FE?

La fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. Romanos 10:17.

Pierre Valdo Era piadoso y hacía mucho bien a su entorno. Contaba con sus obras para
ser salvo. Pero una noche en que estaba a la mesa con algunos amigos,
repentinamente uno de ellos cayó muerto. Sobrecogido por el pensamiento de ser
súbitamente llamado a comparecer ante Dios, Valdo sintió que no estaba preparado
para encontrarle. Entonces buscó en las Sagradas Escrituras la respuesta a las
necesidades de su alma. Al haber hallado la paz con Dios, se sintió obligado a anunciar
a otros la buena nueva de la gracia de Dios. En aquel entonces sólo se disponía de la
versión latina de la Biblia, llamada Vulgata. Valdo no se desanimó y tradujo a la lengua
local varias partes de las Escrituras. Consagró todos sus bienes y energía para hacerlas
copiar, para distribuirlas de lugar en lugar y hacerlas leer aunque muchos en esos
tiempos eran analfabetos. Lo hizo a pesar de todo, aun de las persecuciones. Conocía
el valor de la Palabra de Dios y la trajo a muchos. Hoy en día es fácil encontrar la
Escritura traducida a muchos idiomas. Por medio de ella Dios nos revela que la
salvación está al alcance de cada uno de nosotros; Dios sólo nos pide una cosa: “Cree
en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hechos 16:31). “Justificados, pues, por la fe,
tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también
tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes… Y no sólo esto, sino
que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo” (Romanos 5:1-2,
11).

LUNES 22 DE FEBRERO

Una fe segura

Y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría,


sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en
la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios» (1 Corintios 2:4, 5).

Los escritores H.G. Wells y George Bernard Shaw eran hombres brillantes, pero,
rechazaron el mensaje de las Escrituras. Colocaron su confianza en sus propios
sistemas de convicción, que eran basados en la razón humana. Sin embargo, ellos no
conseguían encontrar la verdadera y duradera paz y, poco a poco, perdieron la
confianza en aquello en que creían. La obra literaria final de Wells, por ejemplo, fue
adecuadamente llamada de «un grito de desesperación». Y, poco antes de Shaw morir
en 1950, él escribió: «La ciencia a cual yo jé mi fe es quebrada. Ella debía haber
establecido paz y dicha, pero acabó acarreando al suicidio en Europa. Creí en ella una
vez. En su nombre ayudé a destruir la fe de millones. Ahora, miran para mí y testifican
la grande tragedia de un ateo que perdió su fe.» Como es privilegiado y feliz aquél que
puede «fijar» su fe en Dios. En el Señor experimentamos una paz que las circunstancias
no pueden hacer desaparecer, un amor que las actitudes egoístas no consiguen
destruir, una alegría que no saldrá de nuestros corazones mismo delante de luchas y
aflicciones. Cuando jamos nuestra fe en otros lugares, las dudas nos envuelven, las
inquietudes nos atormentan, el día soleado parece cubierto de una densa niebla, los
sueños se transforman en pesadillas, y caminamos sin saber si conseguiremos llegar a
algún lugar. Quien entregue la vida al Señor Jesús Cristo jamás perderá la fe, jamás
gritará de desesperación, jamás se arrepentirá de las decisiones tomadas. Caminará
siempre con la certeza de estar yendo para el lugar cierto, pues, no empezara a andar
sin pedir la dirección y la protección de su Señor.

MARTES 23 DE FEBRERO

MI FE ESCLARECE MI RAZÓN

Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios.


Hebreos 11:3. Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre,
son las que Dios ha preparado para los que le aman…Dios nos las reveló a nosotros por
el Espíritu.

1 Corintios 2:9-10.

El Dios eterno, todopoderoso, vino a esta tierra como un niño… luego fue un modesto
carpintero… Sufrió una muerte atroz en la cruz… Y después resucitó… ¿Por este medio
Dios podría declararme justo?

¿Por la muerte de su Hijo? Mi razón se resiste: ¡Imposible! Sin embargo, estas


armaciones atestiguan la existencia de un Dios digno de este nombre. No es un Dios a
mi medida, ni el producto de mis ideas. Él es el Dios cuyos pensamientos superan
totalmente lo que puedo imaginar. Entonces abandono mi pretensión de hacer de mi
razón el juez final. Humildemente escucho a Dios, quien habla en la Biblia e incluso
propone pruebas a mi inteligencia: el milagro de la creación, el de la resurrección de
Jesucristo y tantas profecías cumplidas… Así mi fe esclarece mi razón. Transforma mis
pensamientos más recónditos, mis secretas creencias, y todo mi comportamiento
afectivo e intelectual. No creo sin comprender, sino que creo a Fin de comprender y
aceptar los pensamientos de Dios. Así mi inteligencia se activa en el descubrimiento
del plan de la gracia de Dios que se concretiza en Jesucristo. Él es “el primero y el
último”, el hombre humillado y el Hijo de Dios. Desde que lo acepté como Salvador
personal, su presencia de amor me esclarece y me consuela cada día.

JUEVES 25 DE FEBRERO

Solo la fe puede dormir sin preocupaciones

Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron:


«Maestro, no tienes cuidado que perecemos. Marcos 4:38

Ya conoces la historia. El mar tranquilo y seguro. La calma daba a los discípulos una
sensación de seguridad mientras navegaban sobre el mar de Galilea. No sentían ningún
temor. La serenidad de la superficie de las aguas les transmitía sentimientos de
completa paz. No sentían ninguna preocupación. Pero de repente todo cambió
dramáticamente. La frágil embarcación se vio agitada por una de las típicas y
repentinas tormentas del mar de Galilea. Los fuertes vientos levantaron grandes olas
que pusieron inmediatamente en peligro la embarcación. La paz y la seguridad
desaparecieron. El terror se apoderó de los doce discípulos. Los gritos de temor se
mezclaron con los gritos de frenética actividad para tratar de salvar la barca y sus
vidas. Lucharon como siempre lo habían hecho, para salvarse. En su lucha y
desesperación para salvarse a sí mismos, olvidaron que Jesús iba con ellos en la barca.
Pero Jesús dormía tranquilamente. ¿Has pensado alguna vez en esta circunstancia?
¡Dormir en medio del fragor de los truenos, los relámpagos las olas y los gritos de
aquellos doce hombres! ¡Y de la espuma producida por el agua que azotaba a la
embarcación y que sin duda lo mojaba a él! Pues sí, a pesar de todo eso, Jesús dormía.
Solamente la fe es capaz de dormir sin temor ni preocupaciones. La fe se aferra a la
seguridad de Dios. La fe le toma la palabra a Dios. La fe mira más allá de las
circunstancias. La fe ve una salida más allá del oscuro túnel del dolor y la prueba. Los
discípulos estaban aterrorizados mientras Jesús dormía. Solamente la fe es capaz de
vencer el temor. La fe de Daniel venció el temor a los leones. La fe de José venció el
temor al pozo de la desesperación, a la prisión y a la muerte, que eran la suerte de un
esclavo. La fe de David venció el temor al gigante Goliat. La fe de la viuda de Sarepta
venció el temor al hambre y a la muerte. El cristiano de fe no depende de las
circunstancias. Cree cuando el mar está sereno y las condiciones son favorables; y cree
cuando sopla airada la tempestad. El cristiano dice «En paz me acostaré, y así mismo
dormiré; porque sólo tú, Jehová, me haces vivir confiado» (Sal. 4:8). En el caso de
nuestro Señor, ese pasaje podría parafrasearse así: «Aunque sople airada la tempestad
y retumben los truenos y me moje el agua, en paz me acostaré y así mismo dormiré».
Digamos nosotros lo mismo hoy, no importa la tempestad que nos amenace.

VIERNES 26 DE FEBRERO
EL GRANO DE FE

Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que, si tuviereis fe como
un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os
será imposible. – Mateo 17:20

Una vez alguien dijo que la razón por la cual yo vivía como lo hago es porque tengo fe
especial. Eso en realidad no es cierto. Yo no tengo fe especial. Dios me ha dado la
misma medida de fe que le ha dado a usted y a todo creyente. La única razón por la
cual mi fe parece dar más resultados es porque la pongo en práctica.

Si usted ha estado viviendo a la sombra de una montaña, esperando que Dios le dé cierta
clase de fe especial, haga un cambio hoy mismo. Empiece a poner en práctica la medida
de fe que ya tiene; ¿cómo? Dé un paso de fe y deshágase de los obstáculos espirituales,
físicos, psicológicos y económicos que Satanás le ha puesto. Romanos 12:3 dice que Dios
repartió la medida de fe a cada uno. ¡Créalo! Dé ese paso de fe en la fe y diga: «Padre
celestial, te doy gracias que por la fe en Jesucristo me has hecho partícipe de tu
naturaleza y tu Espíritu. Estoy muy agradecido por la medida de fe que me ha sido dada
como creyente. Hoy tomo la decisión de andar en esa fe y de ponerla en práctica en mis
circunstancias. Me comprometo a vivir según la fe que mueve montes, porque sé que
sin fe es imposible agradarte, Señor (Hebreos 11:6)». «Al sembrar este grano de fe y
regarlo con tu Palabra (Romanos 10:17), confío en que crecerá y moverá montes en mi
vida y en la vida de aquellos por quienes intercedo. Gracias, Padre, porque al hacer esto,
nada me será imposible. En el nombre de Jesús. Amén».

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